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Narraciones extraordinarias
sobre la leyenda
Copa La Amistá
Narraciones extraordinarias sobre la leyenda
© Johnny Alexander Rodríguez Ardila
© Javier Alberto Barbosa Sánchez
Editores independientes –Grupo O’clock
grupooclock@hotmail.com
I SBN: 958-33-7409-1
Primera edición
Bogotá, 2005
Ilustración de portada
“El Guernicá” Luis Enrique Salcedo Martínez
luchodesign@yahoo.com
Diseño de portada
Javier Alberto Barbosa Sánchez
Johnny Alexander Rodríguez Ardila
Diagramación
Alejandro Medina
alejandromedina5@yahoo.com
Marcela Godoy Betancur
godoyio9@yahoo.es
Impreso en Colombia
Corrección de estilo Printed in Colombia
Ángela Marcell Cruz Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede
angelamarcellcruz@hotmail.com ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada
en o transmitida por, un sistema de recuperación de
Impreso por información, en ninguna forma ni por ningún medio,
Javegraf sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético,
electroóptico, por fotocopia, escrito a mano sin el previo
copalaamista@hotmail.com permiso por escrito de los autores.
A Alejo “el Negro”, a Carlos “Charly”,
a Mauricio “El Mauro”,
a Juan Carlos “El Chancho”.
Al Su Madre Fútbol Club.
Johnny
C O P A L A A M I S T Á
cuantos, o para nosotros– porque nadie va a quitarnos la sensación de haberlo hecho, y lo que 11
nos llevamos impregnado en el alma de esos años amables de la universidad, nos acompañará
hasta la tumba recordándonos que fuimos héroes de nuestra propia fábula.
Alguna vez una persona me dijo: “¿Te has dado cuenta de la responsabilidad social que
manejas con esto de La Copa?” –miré frunciendo el ceño, como si no entendiera, porque en
ese entonces no lo había analizado– ella continuó: “hay gente que viene a la universidad sólo
por esto, personas que vienen a esta cancha a almorzar mientras miran los partidos, amigos
que se hicieron aquí, amores que nacieron bajo el sol de este fútbol, anécdotas que necesitan
para sentirse vivos y a salvo de la inexistencia. Si les quitaras eso, les quitarías parte de sus
vidas, ya no es tu decisión hacer o no la Copa, es tu deber y tu responsabilidad social permitir
que todas estas personas tengan esto que le diste y de lo que se han convertido en adictos”.
Me sorprendí, sonreí, le di un pico y continúe divirtiéndome, dándole a la gente vida que me
hacía sentir vivo.
No quiero creer que es lo único importante que he hecho, pero La Copa La Amistá fue
grande, para mí y para muchos, fue tan trascendente, que mi vida corrió peligro; fui amenazado
con arma de fuego, fui perseguido por las instancias dirigentes de la universidad, fui conocido
por cientos; mi vida cambió gracias a ella, conocí a muchos, tuve amigos y enemigos. Pero
sobre todo, puedo decir ahora con la frente muy en alto, lleno de satisfacción, que me siento
plenamente orgulloso de haber creado la Copa La Amistá.
Escribo este libro mano a mano con Javito, mi más cercano y fiel secuaz, porque sentimos
la necesidad de dejar memoria sobre todo lo que allí se vivió, porque debemos compartir con el
1 Insistimos en este
resto del mundo la bendición de las historias que vivimos y conocimos, y porque hay verdades
punto. No nos motiva un
que necesitan oídos para perpetuarse. ánimo revanchista, así que
Todo lo que aquí contamos está basado en la realidad de esos seis años y más de 30 torneos todos los nombres, situa-
La Amistá diferentes. Algunas historias pueden tener una pizca de ficción, pues cada partido, ciones, hechos e institucio-
cada jugada, cada persona, será siempre recordada desde el punto de vista de quien se acuerde, nes que aquí aparezcan son
basados en la realidad y la
ya sea el protagonista, el hincha o quien sea, y eso hace que la verdad se pigmente con el color historia, pero no hacemos
de la memoria de quien rememora. el uso de nombres reales
Los nombres de los personajes son tomados del azar y la realidad, cualquier coincidencia en el 100% de los casos y la
será producto del avatar y no nos hará responsables de demandas por calumnia o cosa por ficción emotiva alimen-
ta parte de los relatos.
el estilo, pues esperamos no molestar a nadie, aunque los malos serán siempre malos y más
Cualquier coincidencia
cuando la verdad es cierta. No se trata de hacer una denuncia, ni de repartir culpas o señalar es producto del azar y no
malhechores; no, se trata de escribir un libro sobre nuestro amado torneo, y ya1 . compromete a los autores.
M i n i f ú t b o l d e b u e n o
12 Nos disculpamos antes de empezar por todas las historias y fascinantes personajes que
quedarán por fuera de nuestros relatos, pues es para nosotros imposible recordarlos a todos y
saber de la interminable cadena de anécdotas relacionadas con La Copa. También nos discul-
pamos si a alguien no le parece correcta nuestra versión y de paso invitamos a que, a manera de
diálogo, nos escriban sus relatos con sus interpretaciones, pues así es como lo recordamos, pero
nos gustaría saber y, por qué no, publicar los hechos como los recuerdan otros, en esencia, ni
más ciertos, ni menos veraces, simplemente diferentes, porque así es el fútbol y así es la vida.
Agradecemos a quiénes colaboraron y sepan los lectores que hay párrafos que no pertenecen a
los autores, sino que fueron tomados de personas con las que hablamos, espectadores de primera
fila de los hechos que contamos y en algunos casos protagonistas de esas mismas historias.
Creemos en el fútbol todo poderoso creador de la gloria y la derrota, creemos en la Amistá
y en haber trascendido gracias a los dos.
C O P A L A A M I S T Á
¿Que por qué?
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Introito exploratorium
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partidos que se jugaban, había una casilla para que el planillero escogiera 17
M i n i f ú t b o l d e b u e n o
18 recibíamos al son del célebre “We are the Champions” de Queen, el “Santa Maradona” de Mano
Negra, o el himno oficial de La Copa6 .
La Copa La Amistá, el trofeo, fue diseñado por uno de los jugadores del torneo, un es-
tudiante de la facultad de Bellas Artes, borracho, poeta y loco, primero rival, luego amigo:
Levy, y es una figura doblada en metal que representa a dos hombres que se abrazan mientras
disputan un balón con sus pies. Gracias Levy, gracias por darme algo que aún guardo como
el más preciado de mis tesoros, porque el campeón de cada versión recibía un trofeo distinto
y una placa que se incrustaba en la base de la Copa La Amistá para recordarle al mundo el
resultado de su valiente gesta.
Para no ser menos, cuando se creó la Copa La Amistá femenina también se creó un tro-
feo especial para ellas, otro símbolo de fierros retorcidos, éste, obra de Javito, mi compadre,
al que también se adicionaban placas con los nombres de las ganadoras y el que ocupa lugar
importante junto al trofeo de Levy.
Haciendo juego con el nombre de La Amistá, se bautizaron las canchas que manejamos,
porque con el crecer del torneo necesitamos más espacio para cumplir con todas las actividades
futboleras que nos demandaba el público. La primera, la emblemática, nuestro teatro de los
sueños, el referente y la piedra de la discordia con las directivas de la Universidad, finalmente
nuestro talón de Aquiles que una vez destruido nos acabó sin remedio: la “Vincent Van Gó”.
Siguiente en existir, pero primera en ser desaparecida a manos de quiénes no aman el fútbol,
reemplazada por un jardín mal hecho de malezas y escombros, trasladada a un potrerito que
queda en la parte de atrás del edifico de diseño gráfico: la “Pablo Picassó”. Y más retiradas de
nuestro cuartel general de operaciones, hacia los dominios del edificio de cine y televisión, las
que aún se mantienen en pie aunque ya nadie recuerda sus nombres: la “Toulusse Lautré” y
la “Joan Miró”.
Todos estos ingredientes hicieron que la receta de La Amistá fuera gustadora y apetecida.
Si es que alguna vez volvemos a organizar un torneo deportivo o si usted gentil lector piensa
6 Tomada de la versión hacerlo, no olvide lo que acabo de contarle, porque con seguridad el torneo, así dispuesto será,
cinematográfica de El libro como en su momento, glorioso, monumental y mágico como la Copa La Amistá.
de la Selva de Rudyard
Kipling adaptada por
Disney. Célebre tonada
interpretada por los buitres
para subir el ánimo al
descorazonado Mowgly.
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Nace La Leyenda
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llegó a nuestros oídos y esa soberbia, tan parte de nosotros, nos obligó a pensar en bajarles 21
los humos. ¿Quiénes jugarían? Sin saberlo la nómina estaba completa y pronto armamos un
equipo que los retaría. Es ahí donde yo digo que el destino azaroso me puso en posición inme-
jorable. Supongo que muchos pueden decir lo mismo, es decir no soy el único que debió estar
rodeado de amigos que jugaran muy bien al fútbol, pero éstos, mis amigos, eran de lo mejor.
He de reconocer que el más malo de todos era sin duda yo, bueno, el más malo entre los que
acudieron al llamado del fútbol, porque hubo en el grupo quiénes ni siquiera intentaron poner
en duda sus condiciones sabiendo que serían opacadas por los monstruos que allí jugarían.
Una vez más el destino escribió su guión para que mi libreto fuera claro, todos jugaban muy
bien, pero ninguno quería el arco, y yo, que me sabía notoriamente en desventaja si intentaba
jugar a su nivel, dije, el arco es mío.
¡Que buen combo! Charly, El Negro, Mauro, Manuel, el Chancho y Yo retaríamos a los
“Choches” en su juego; un partido de fútbol seis, con tiempos de treinta minutos, el viernes a la
1:00 p.m. Por treinta cervezas frías y deliciosas que no sólo quitarían la sed, sino que lubricarían
el orgullo de los ganadores mientras irritarían el derrotado espíritu de los perdedores.
Al llegar el viernes supongo que yo era el más asustado, no por la posibilidad de perder
el partido, sino por la necesidad de estar a la altura de mis compadres, además como dicen:
solo hay una oportunidad para causar una buena primera impresión, y eso era lo que iba a
pasar, yo iba a ser arquero por primera vez en la vida frente a mis amigos que dominaban al
dedillo las artes del fútbol y su parafernalia. Desde ese día y hasta hoy, luego de tantas batallas
futbolísticas cuya cuenta se ha perdido en el tiempo, siempre me pasa lo mismo: la excitación
de saber cercana la hora del combate causa un desperfecto nervioso con réplica digestiva, y las
ganas de cagar se hacen presentes a eso de quince o veinte minutos antes de empezar; ganas
que no son reales pues cuando llego al baño, nada… solo el ansia… pero eso sí, apenas llego
a la cancha las ganas se hacen nuevamente presentes11 . Con el tiempo he cambiado el popó
por el chichí y ahora las ganas son de miar e inevitablemente, tengo que desaguar o el dolor es
insoportable. Ese día con el susto y la cagada a bordo se escuchó el pitazo inicial; es un decir,
porque ese día no hubo árbitro –como en los duelos de caballeros el honor y la palabra son
más importantes– era un picao y las reglas para jugarlo son claras, no están escritas pero todo
el mundo las conoce y las respeta, y así se dio inicio a lo que se convertiría en una era.
Aún sin nombre, o mejor, llamándonos aún “Pécoras F.C.” último nombre del equipo
que conformaran otros manes de nuestro semestre, salimos a jugar contra los, también hasta Uy sí, yo también he
11
entonces, anónimos “Choches”, así debió sentirse la tierra y el aire cuando se enfrentaron por sentido eso.
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22 primera vez el Milán y el Inter, o el Arsenal y el Chelsea, Millos y Santafé, hermanos de patio,
compañeros de casa, nacidos con el mismo origen, pero tan enemigos como los más incom-
patibles extranjeros; ni siquiera hubo más público que los pocos aficionados de siempre, no
era en ese entonces un partido con más expectativa o promesa que cualquier otro partido de
viernes en la canchita de la veintiséis. Entonces, la intimidad del anonimato vistió calladamente
nuestra gesta, el transcurrir del juego en el que descubrimos que en esa película, seríamos
héroes. El marcador final ya no lo recuerdo, esos partidos a veces se jugaban a goles, a veces
a tiempo, pero lo que jamás olvidaré, es que ganamos y lo hicimos categóricamente, no por
el resultado, sino por la manera en que jugamos, dando una lección de buen fútbol, entrega,
sacrificio y garra. Bebimos a nombre de nuestros enemigos y como era de esperarse la charla
tuvo que ver exclusivamente con el partido, cada minuto, cada jugada, cada momento debe
revivirse en cámara lenta, con análisis y crítica, exaltándose en adjetivos y retórica para hacer
memorable, imborrable, lo fugaz.
Perder, y que bebiéramos con su dinero, tal vez no hubiera sido tan duro, ni de tanta im-
portancia para ellos, sino es por el tono insolente, el comentario constante y la mirada burlona
con que ofrendamos a nuestros rivales a partir de ese momento; no hay equipos invencibles y
perder es parte del fútbol, pero así como hay equipos que saben asumir sus derrotas, nosotros
fuimos uno de los que no saben asumir sus victorias y provocamos su ira y obvia necesidad
de revancha12 . Para entonces ya no era un secreto que el combo del árbol había vencido a los
“Choches” y que el viernes se jugaría la revancha.
Fue una semana larga, mi mente, y me atrevo a creer que la de mis compadres también,
estuvo ocupada esperando el momento, porque el sabor de la victoria y el de la derrota sólo
pueden ser opacados por el sabor del reto que nos llevará nuevamente a probarlos. Nuevamente
cara a cara por la misma apuesta se vieron los dos equipos. Por ellos, Juan Carlos, el caballero
de ese grupo, era un lord en la cancha y afuera; Moiso, quien parecía un tanque, era como
ver el estereotipo de un chofer de tractomula, buen tipo, ya conociéndolo un buen amigo y le
pegaba al balón como si sus piernas fueran de hierro; Diego, el malandro mayor, el payaso de
la clase, sin remordimientos ni conciencia; Andru, callado y melindroso, ¡pero qué arquero!;
12 Terrible, unos mucha- Fercho, taimado y pendenciero; Germán, el más correcto, el niño bien, y aunque no jugaba,
chitos pedantes que sólo se Santiak, el demonio detrás de la barbarie. Por nosotros, la misma nómina ganadora de ocho días
soportaban ellos mismos
y además se pensaban los
atrás. Esta vez sí que hubo público, todos en gráfico querían ver al equipo que había vencido
dioses del fútbol. Y lo peor a los “Choches” y confirmar si había sido suerte o éramos merecedores del respeto que por el
es que son amigos de uno. momento poseíamos. El partido no dejó a nadie en desacuerdo, fue lúcido y con entrega, un
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lienzo de pinceladas técnicas y colores fuertes, un excelente espectáculo de fútbol bravío que 23
nos dejó una vez más, por encima en el tanteador. El combo del árbol ratificaba su destreza y
nuevamente bebía a expensas del derrotado.
Pisamos fuerte y tomamos el lugar que antes los “Choches” poseían, éramos el equipo a retar
el viernes por cerveza. Nuestra agenda empezó a apretarse, los retos aparecían a granel y no
teníamos tiempo para atenderlos a todos, fue una época deliciosa, beber cada viernes después
de nuestro partido sin gastar un peso y engordando nuestro ego de invencibles luchadores. La
fama se expandió y equipos de otras latitudes venían de sus facultades a preguntar cómo era eso
del reto por cerveza, la cancha debió organizar sus horarios porque ya no éramos los únicos en
jugar por la recompensa, retos iban y venían, goles que valían tristezas, orgullos mancillados y
enemistades que se fortalecían con pundonor patadas y alcohol13 . Al interior de nuestro combo,
la personalidad arrogante de nuestra más flamante estrella empezaba a generar descontento
entre algunos otros no más humildes ni tranquilos, y aunque ganábamos sin cesar, la diversión
de hacerlo se volvía opaca y distante. Charly era un monstruo para el fútbol, de esos que se les
llena la boca diciendo, yo jugué con Santafé (o cualquier equipo, da igual), de los que untan
la esférica y humillan con gambetas y florituras, un goleador irrespetuoso por calidad, no sólo
por grosería. Era nuestro amigo y dado su encantador sentido del humor, centro y referente
del combo. Era una de nuestras garantías para seguir ganando, pero también el tipo al que hay
que tenerle paciencia cuando le daba la caprichosa. Mientras el Negro y Mauro eran de corte
indiferente, el Chancho era el encargado del show magicocómico, musical, la alegría de la fiesta;
Yo, como un búho, siempre allí pendiente de todo, pero en silencio; y finalmente Manuel, un
guerrero sacrificado y luchador en la cancha, pero con un ego de Argentino nacido en Italia y
con padres Ingleses, que a veces no cabía en si mismo. Manu y Charly no se la llevaban muy
bien y durante los partidos no faltaban los roces naturales que sacan chispas cuando dos per-
sonajes de este tipo se encuentran.
La cancha era un hervidero y los problemas por horario y tiempo empezaron a surgir.
Dios me vistió con esa molesta gana de organizarlo todo, de dar orden y poner a cada quien
en su lugar para que las cosas funcionen, así que en mi cabeza se empezó a generar la idea de
establecer equilibrio entre los equipos para que todos pudieran jugar y se respetara el status
quo de antiguos y nuevos, todos con derecho a la cancha. Mientras tanto seguíamos ganando
y bebiendo, mientras Charly y Manuel se soportaban con cada gol un poco menos. 13 Es inevitable, el fútbol
Un día de enero del 95 tomé la decisión, había que organizarle un campeonato a estos pobres sin tercer tiempo, sin
muchachos para darle sentido y orden al fútbol que allí se jugaba. Lo tenía todo, equipos, una cerveza, no es lo mismo.
M i n i f ú t b o l d e b u e n o
24 cancha, el gen organizativo, e incluso un equipo que podía ser campeón. Lo del premio también
estaba resuelto; si bien las medallas y los trofeos son parte de los campeonatos y no se puede
prescindir de ellos, mis seguidores jugarían por lo mismo que lo hacían cada viernes, ¡por alcohol!.
Sin demora y sin pedir permiso a nadie me autoproclamé organizador del torneo que ocuparía la
cancha de manera oficial, cosa que no molestó a nadie y por el contrario caló en la gente que con
entusiasmo empezó a inscribirse y pedir una pronta fecha de iniciación. Debía darle un nombre
a mi torneo, algo que le diera identidad, nada rebuscado, pero con algo de creativo, después de
todo, era un nombre de diseñador. Siempre he visto carteles de torneos de banquitas, microfútbol
y fútbol con el recurrente nombre de “Torneo Amistad del Sur”, o “Copa Amistad Panadera”, y en
esencia tiene sentido, un evento deportivo debe estar lleno de confraternidad, pero si ese concepto
era bueno, aún le faltaba condimento para cocinarse, así que de un momento a otro pensé en lo
que quería de mi torneo, quería algo organizado y serio, pero con ese toque sabrosón y autóctono
de pueblo, el torneo universitario con clase, pero de origen humilde, algo así como el “levantao”
que puede tener mucha plata para vestirse bien, pero que todo le queda como prestado: Copa
la amistá, si, sin “D” y con tilde en la “A”, como se dice, como suena, como se siente… cuando se
habla de manera retórica y acartonada se puede hablar de amistad, pero cuando se habla entre
amigos, los de juerga, los de parranda, los del alma, se habla de amistá. Sea éste el momento
de pedir disculpas por maltratar el castellano con aparente impunidad, pero en este caso tomo
del pragmatismo de su uso la licencia para hacerlo y la Amistá sin “D” y con tilde en la “A” es un
concepto tan fuerte que debía ser una palabra, con un nuevo significado, el que espero que cada
lector cuando termine este libro, pueda darle.
Todo en marcha, planillas de inscripción entregándose, publicidad la que se podía, la gente
preparándose y entusiasmada como pocas veces la había visto. Yo empezaba a convertirme
en un tipo popular14 . En nuestro combo las cosas no eran tan apacibles. Charly y Manu se
A todos nos pasó; La
14 soportaban cada vez menos y llegaron incluso a decir a los demás que si el otro seguía, se
Copa traía consigo ciertas retiraban del equipo. Vaya problema, perder a Manu, era perder pulmones y corazón, pero
ventajas y desventajas que perder a Charly era perder talento y magia, además de su incomparable y chabacano humor
traen la fama y popularidad.
de tertulia callejera, así que de a pocos y sin decirlo de frente fuimos alejando a Manu15 del
15 Lo que pasa es que equipo. Llenamos la planilla y no lo incluimos, y en una de esas amenas reuniones de siempre
Manu era un tipo compli-
empezamos a buscar el nombre que le daríamos al equipo. Risas, estupideces, chistes flojos y de
cado, con más energía que
destreza, y un ego que no
los otros, silencios… al final nada, no teníamos nombre, no uno que nos identificara, pues para
me explico cómo cabía en ese entonces ya teníamos la fama de equipo duro, poco humilde y con ínfulas de mejor origen,
su cuerpo humano. cosa que nos hizo ganar el desprecio de la facultad, por lo menos cuando nos parábamos en la
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cancha. Ricardo, uno de los que no jugaba, pero que siempre estaba ahí –buen amigo durante 25
un tiempo, luego no sé qué pasó…– dijo en tono zalamero, ¡pónganle “Su Madre”!. Más risas,
más estupideces, más chistes y ya, el tema quedó así, tampoco se le dio mucha importancia.
El problema era mío; ellos, mi combo, jugaban fútbol, el nombre era para los demás, no para
nosotros, así que no se discutió más. Como no hubo más propuestas y la planilla debía ser
diligenciada, pues se quedó “Su Madre F.C.”.
Así que este nombre, o mejor este equipo, tiene más importancia de lo que podrían imagi-
narse; si bien sus logros, títulos y posición en el ranking lo muestran como uno de los mejores,
su importancia no radica allí, sin él la Copa La Amistá no habría existido. Sólo por su origen
invencible fue que decidí organizar un torneo que nos confiriera en tono oficial el título que
ya poseíamos extra oficialmente de campeones.
Lo que no sabíamos es que el Dios del fútbol nos tenía preparadas sorpresas para ense-
ñarnos que el talento es mejor si va de la mano con la humildad. Manuel finalmente se enteró
de que no sería parte de nuestro equipo en el torneo y su sangre hirvió. El nos había hecho
crecer, el había dado su sudor y su sacrificio por hacernos grandes y ahora lo desechábamos sin
explicación, ni razón aparente, para nosotros la decisión fue ente él y Charly, y aunque pudo
no ser una buena idea, preferimos a Charly. Aún hoy en esas charlas de remembranza con el
Negro, volvemos al tema y repetimos que si tuviéramos que elegir otra vez, aún dudando de
si fue buena idea, volveríamos a escoger a Charly. Manuel vociferó y se marchó con veneno
por palabras y rabia que exigía venganza, mientras se alejaba prometió traer un equipo, su
equipo, para jugar La Copa y de paso ganarnos. Palabras con enojo a las que no dimos mayor
importancia y aunque en lo personal me dolió perder a Manu, pensé, “aquí estoy, ellos piensan
que es lo correcto y soy parte de ellos”, así que la vida continuó16 .
Doce equipos acudieron al llamado de la Primera Copa La Amistá, cuyo lema fue “Mi-
nifútbol del bueno” y como lo había vaticinado, Manuel inscribió un equipo al que bautizó
–muy apropiadamente– con el nombre de “Asesinos por Naturaleza”. Se hizo el sorteo y como
si fuera un presagio decidí que los “Choches”, los “Asesinos” y nosotros fuéramos los cabezas de
serie de los tres grupos que se formaron; ésto para evitar encontrarnos en la primera ronda,
como cualquier torneo que se respete que defiende las siembras principales en pos de buenos
partidos en las rondas superiores.
El 10 de febrero de 1995 se jugó el primer partido oficial de la Copa La Amistá, enfrentando
a los “Choches” –ahora “Vida Horizontal”, luego “Incubos” y finalmente “Ave Negra” – contra 16 Es
curioso, yo hubiera
“Tome pa´ que Chupe”, con resultado final de cinco a cero. Como árbitro, ¿quién más? ¡Yo!. tomado la misma decisión.
P a r a e q u i p o s d e a l t o r e n d i m i e n t o
26 Nadie estaba tan loco como para pararse a pitar el primer partido y aunque la regla inicial decía
que cada equipo debía proporcionar un juez que en teoría era su respectivo capitán para pitar los
partidos de los otros grupos, ésta no empezó a aplicar sino hasta la tercera fecha del torneo.
Qué bonito era aquello, fútbol organizado, equipos que pagaron inscripción y arbitrajes
para oficializar su desempeño, árbitros, planilleros y planillas que llevaban las estadísticas, goles
y público que se reunía feliz a contemplar las faenas de sudor y patadas. Como era de esperarse
“Vida Horizontal” ganó su grupo, al igual que los “Asesinos” y el “Su Madre”. La fístula y el camino
trazado de antemano por la vía de la eliminación directa llevaron a los “Asesinos por Naturaleza”
invictos y poderosos, hasta la final. El “Su Madre” hizo lo suyo, ganó todos sus partidos, con su
fútbol grosero pero vistoso, sumando no sólo los puntos sino el desagrado de la gente que viéndo-
nos invencibles también nos veía pedantes y temerarios. Cuánto daban por vernos perder, cómo
disfrutaban cuando mi arco era vencido, pero aún con su deseo, llegamos a la final.
Dos grandes enfrentados por el título, ambos invictos, ambos merecedores del recono-
cimiento y ambos con la idea clara que no era tanto la derrota sino la victoria del otro lo que
no podría permitirse.
Los asesinos:
Muyi, Gustavo, Victor17 , López, Levy y por supuesto, Manuel.
El Su Madre:
Mauro, Paulo, El Chancho, El Negro, Yo, y por supuesto, Charly.
Avasalladores, “Los Asesinos” iniciaron desde el vamos, como si el deseo del público agol-
17 Víctor, no
era estudian- pado alrededor de la Van Gó los alimentara; para Manuel, comandante de su ejército, más
te, era un trabajador del conectado que nunca, este partido era definitivamente personal, ya no éramos sus amigos,
edificio de diseño gráfico al
que el Dios del fútbol ben-
ni siquiera sus rivales, éramos su enemigo declarado y jurado a muerte; López no paraba de
dijo con una sorprendente correr, ¡que insolencia!.
habilidad e inteligencia Paréntesis arbitral. Nadie en toda la facultad se atrevió a pitar este partido, por más que
con el balón; militó en ofrecí a todo el mundo la oportunidad de estar en la final y así obtener reconocimiento y
muchísimos equipos de La
respeto; nadie se atrevió y es que pitarle al “Su Madre Fútbol Club” era suicidio. Yo me man-
Amistá, todos ellos equi-
pos de enconada alcurnia. tenía al margen, pero mis compañeros sufrían de repulsión a la autoridad; las expulsiones que
Víctor siempre fue de los recibimos no fueron por el juego fuerte o malintencionado sino por la conducta insolente e
mejores. insubordinada para con el juez. Ricardo, el mismo que había bautizado sin querer al equipo y
C O P A L A A M I S T Á
en ese entonces mi mejor amigo, fue el valiente que asumió tan pesada responsabilidad, y yo 27
sé que lo hizo más por compromiso conmigo que porque quisiera hacerlo. Cierra paréntesis18 .
Víctor patea y se cuela el uno a cero a favor de “Los Asesinos”, primer tiempo, gritos, regaños,
el “Su Madre” se desespera, López, carro loco, desborda se saca a todos, patea, ¡qué crack! Dos
a cero y todavía estamos en el primer tiempo. Descanso de mitad de partido. Segundo tiempo
y nosotros, perdidos, asustados, era la primera vez en nuestra carrera deportiva como equipo
que íbamos perdiendo un partido; desorden, caos.
El “Su Madre”, tenía a bordo a Alejo el Negro, un ángel oscuro creador de milagros futbo-
leros, que alguna vez rompió sus alas para volverse mortal y olvidar lo que pudo ser su vida. El
negro debió ser profesional, tenía el talento, la disciplina, la fuerza…; estaba también Mauro,
el soldado, el héroe silencioso que no cumple su labor por reconocimiento sino por convicción,
mi defensa, mi bastión de seguridad, sólo tenerlo en la cancha era aumentar mi confianza; El
Chancho, simpático y siempre jocoso, no tan técnico como los demás, pero con suerte y pun-
tería, nuestro goleador, porque eso también vale, puede que no le pegue bien al balón, o que
siempre haga la misma para sacarse un contrario, ¡pero goles son amores!; Paulo, el hermano
de Charly, ¡qué señor! era como ver a Andrés Escobar, porte, estampa, clase y señorío, un
caballero dotado de talento como el que más; y Yo, limitado técnicamente, sin entrenamiento,
pero eso sí dispuesto a morir si era preciso –mi equipo puede responsabilizarme de muchos
goles, pero nunca podrán culparme por no haberlo intentado, nunca podrán tacharme de no
ponerle garra y sacrificio a cada balón–. Con ese combo el partido podía y debía cambiar su
historia. Y así fue; El Negro tomó el control y empezó a sudar fútbol.
Salida desde el fondo, toque por el costado, El Negro recibe en el centro, regate, finta, fuerza,
deja atrás su marca, ve llegando a Charly y le pone un pase de los que valen medio gol, y Charly 18 El primer partido que
que sabe con el balón, pone el otro medio para el uno a dos. La confianza regresa, El “Su Madre” pité en La Amistá fue un
recuerda su estirpe gloriosa y pone el fútbol, López no para de correr, que alguien lo pare –ese encuentro de el “Su Madre”
contra algún otro equipo.
man nos está creando muchos problemas– Mauro que es un soldado, como si su superior estu- Me temblaban las piernas
viera pidiendo un voluntario para una misión suicida decide llevarse puesto a López; ambos por y apenas tenía aliento
fuera, uno por lesión, el otro expulsado. El “Su Madre” con un hombre menos y la preocupación para hacer sonar el silbato,
regresa, pero cuando un partido se pone difícil con visos de imposible es cuando los grandes afortunadamente quienes
jugaban eran mis amigos.
sacan su casta a relucir, y Charly se inventa una jugada de esas que valen placa conmemorativa y Al final el Negro sonrien-
faltando tres minutos para terminar el partido marca el empate. Silencio en la tribuna. do me dijo: “¿estaba como
En la cara de Manuel se veía la frustración, un equipo que remonta un dos a cero es un asustadito no?”. ¿Asustado?
equipo que va a ganar, eso se sabe. ¡Si casi me cago!.
P a r a e q u i p o s d e a l t o r e n d i m i e n t o
28 Nos vamos a tiempo extra, nosotros con un hombre menos y Ricardo pitando como mejor
puede, cosa que no es fácil en ninguna final. Charly hace una falta y recibe su segunda tarjeta
amarilla, es expulsión. Ahora somos cuatro contra seis. Ricardo es nuestro enemigo. Aguanta-
mos como guerreros heridos y logramos llegar a la mitad del extra tiempo, vamos al segundo,
Paulo y El Negro en la defensa; los “Asesinos” todo al arco; Dios está conmigo, en los partidos
difíciles me hago grande; El “Chancho” al ataque, solo contra el mundo, hace lo que puede.
A partir de ahora, todo va en cámara lenta, quedan dos minutos y los “Asesinos” lanzan
un nuevo ataque, El “Chancho” está jugado, Paulo va al cierre, pase al lado y dos fuera, balón
cruzado hacia la izquierda, recibe Levy, diagonal al arco, muy cerca, El Negro va a cerrarle, Yo
salgo a lo mismo, cayéndose Levy empuja el balón con más oportunidad que fuerza; El Negro
no llega, yo tampoco, deslizándose, rodando despacio el balón avanza girando bajo nuestros
cuerpos que se derrumban, hasta llegar a la línea de gol y entra lento, pero inexorable, es el tres
a dos cuando el reloj marca el tiempo completo; Levy intenta pararse a celebrar pero la mu-
chedumbre se abalanza sobre él como si todos fueran del mismo equipo y lo eran, pertenecían
al “NO Su Madre”, no eran “Asesinos” pero que importaba, el “Su Madre” no sería campeón y
eso era su mayor victoria.
Pitazo final.
19 Losdesignios del Desolados lloramos nuestra derrota. Manuel había cumplido su venganza19 , no solo ganó
Dios del fútbol son, en su la Copa, sino que nos impidió ganarla. 10 años después, el Negro y Yo recordamos aquel gol
mayoría, incomprensibles. del último minuto cuadro a cuadro y con nostalgia, porque ese día la gloria se nos escapó entre
Le quita la victoria a un los dedos como arena que el viento se lleva implacable y silenciosamente.
equipo jactancioso, con de-
masiadas ínfulas en el que
Así nace la Copa La Amistá, como un reto de honor y una búsqueda de recompensa que
por demás sus integrantes el perdedor ofrendara en alcohol, a su verdugo.
siempre fueron malos ga- El “Su Madre Fútbol Club” participó en nueve de las trece versiones y nunca pudo ser
nadores y se la da al equipo campeón de la Copa La Amistá.
de Manu, un man al que
se le escapa el ego por las
Suspiro.
orejas porque no le cabe en
el cuerpo. Sin duda alguna
los dos equipos enfrenta-
dos eran los mejores del
momento, entonces ¿bajo
qué parámetros se favorece
a quién? ¿sería recomenda-
ble un cursillo de teología?.
C O P A L A A M I S T Á
El honor pisoteado
C O P A L A A M I S T Á
Cuando los “Chuscas” ganaron su semifinal algo extraño empezó a suceder con la gente 31
de gráfico, seguían viéndolos distantes, agresivos y poco confiables, pero como en los casos
en que hay que escoger entre dos males el menos malo, la gente de gráfico –y me incluyo por
completo– quería verlos campeones antes que permitir que un equipo de ingeniería pisoteara
nuestro honor colectivo venciendo en nuestra cancha.
Llegó el viernes, –la tradición de La Amistá establecía que las finales siempre se jugarían
los viernes, pues el premio siempre obligaría al festejo etílico como parte inseparable de ser
campeón o de ser vencido en el intento–, todo se preparó para la gran final; los “Chuscas” de
artes lucharían a muerte contra “El Último y nos Vamos”, la Vincent Van Gó se llenó de aficio-
23 Así comenzaba La
nados al fútbol y a la guerra, los equipos en la cancha, los “Chuscas” con sus camisetas en batik
Copa, los jueces eran
multicolor, sucias y roídas, los de ingeniería concentrados y entonces el juez, que debía como
aquellos estudiantes locos
requisito ser valiente y loco23 , dio comienzo a la batalla. Como se esperaba, el encuentro fue que temerarios aceptaban
intenso, como debe ser una buena final; recuerdo muy bien a esos manes, sobre todo al “Flaco”, el reto de pitar partidos
el arquero de los “Chuscas”, era como ver a Slash, el guitarrista de los gunners ahora líder de los difíciles. Pero un juez que
no es juez no es garantía
Velvet Revolver –delgado, desgarbado, mechudo, con pantalones ajustados, siempre con botas
cuando el nivel de compe-
de cuero y una chaqueta sucia– pero sobre todo lo recuerdo porque era uno de los mejores tencia sube, La Copa no
arqueros que he visto, no sé si era su técnica, su actitud o lo que la bareta hacía en él, pero era tardó en contratar jueces
imbatible; hacerle gol al Flaco era una misión complicada, reservada para pocos, sin embargo, de verdad, gente que se ga-
en el minuto quince del primer tiempo, uno de esos pocos afortunados logró marcarle un gol naba la vida con el silbato
y que de alguna manera
y así el partido se fue calentando hasta que las expulsiones llegaron y después de patadas y repartía justicia en la arena
codazos por fin nos fuimos al descanso de mitad de tiempo. de juego. La Copa estaba
El público vibraba de emoción, era un partidazo y aquellos “Chuscas” que nadie quería se madurándose.
iban ganando de a poco la voluntad y el cariño de la gente24 . A escasos minutos de iniciar el 24 Es el amor de familia.
segundo tiempo,“Minga” anotó el tanto del empate y el calor del encuentro siguió aumentando. Los “Chuscas” pertenecían
El equipo de ingeniería respondió con un nuevo gol, a lo que la multitud agolpada alrededor de a ella como aquel primo
loco insondable, temerario,
la cancha contestó con gritos de ánimo para los “Chuscas” y como si se tratara de un compromiso
con la cabeza siempre
de gratitud, Molano volvió a marcar el empate transitorio que obligaría a los pénales. Éramos erguida y que por demás
felices, nuestro equipo jugaba bien y tenía vivas todas las posibilidades de brindarnos el título; lo mira rallado a uno; ese
pero el fútbol en su infinita sabiduría y con todas sus injustas decisiones tenía preparada una primo alejado del núcleo
familiar al que jamás per-
sentencia dolorosa a la épica batalla que libraban estos hombres. Los “Chuscalpiso” perdieron
mitiríamos que un extraño
el partido con un marcador final de cuatro a dos y la fiesta de amistad que les teníamos pre- abofeteara, porque cuando
parada empezó con la tristeza de la derrota, que de no ser por el encanto del alcohol, se habría tocan algo de uno es como
apoderado de todos impidiéndonos celebrar. si lo tocaran a uno.
P a r a e q u i p o s d e a l t o r e n d i m i e n t o
32 Ese día la Copa La Amistá vio su honor de anfitrión pisoteado por
los visitantes, pero ganó en seguidores y en confraternidad; la fiesta de
premiación con sancocho25 a bordo se institucionalizó y la leyenda del
torneo más grande e importante de la Universidad Nacional de Co-
25 De todos los personajes mágicos que conocí en mi
lombia escribiría un nuevo capítulo hacia su apogeo, porque una cosa
paso por la Universidad Nacional antes y después de era clara, habíamos perdido la batalla y con ella esta guerra, y la única
haber creado la Copa La Amistá, hay uno que recuerdo forma de reivindicar nuestro honor sería de la misma manera: peleando
con especial cariño: Jorge o “El Tío”, como le decíamos en la cancha para recuperar lo que habíamos perdido.
afectuosamente. El Tío había llegado a la Universidad
varios años antes de que yo me matriculara y permaneció
algunos años más, después de que me gradué, era en el
sentido estricto de la palabra, un veterano. Al principio,
cuando lo conocí, tenía ideas revolucionarias y pasaba por
los salones de clase dando a los primíparos como yo, esos
encantadores discursos contestatarios para convencernos
de estar en contra del sistema y luchar por los derechos
que la opresión estatal y el capitalismo nos había quitado.
Nunca me constó, pero se decía que El Tío era uno de
esos encapuchados típicos de la Universidad Nacional
que tiraba piedra y papas explosivas cada vez que quería
protestar por algo.
C O P A L A A M I S T Á
La copa fantasma
He conocido personajes e historias de personajes que nunca conocí, que se han querido
quedar en la Universidad, por lo menos en la Nacional, por más tiempo del que deberían, gente
que aplaza materias, incluso semestres, que esperan a terceriar materias viviendo siempre al límite
entre quedarse y ser expulsado. ¿Por qué? Tal vez por lo mismo que yo extendí mí tiempo en la
U.N. Porque ese lugar es increíble, porque siempre hay algo que hacer, algo que oír, se conoce
gente de todos los colores y sabores, porque la vida es breve cuando se tiene a mano el amor, el
sexo, el alcohol, la risa, la aventura, el drama y la tragedia. Es como una inversión a largo plazo,
me divierto mientras estudio y luego exhibo con gallardía y orgullo el título de profesional que
me hará respetable a donde me presente26 .
Tuve la idea de La Copa más tarde de lo que me hubiera gustado, por lo que necesité extender
mi tiempo de vida en la Universidad, cancelando materias que estaba pasando, incluso con buena
nota, para tener que verlas nuevamente el siguiente semestre; sin embargo, cuando llegó el tiempo 26 ... y se vuelve uno un
de la quinta Copa La Amistá, yo ya había terminado materias, había presentado trabajo de grado y dinosaurio, así le llamaban
a los estudiantes eternos en
no tenía motivos académicos para seguir allí, además, como la vida es dura, tenía que encontrar un diseño gráfico. Johnny narra
trabajo para mantenerme, y con la primera hoja de vida, se dio mi condena, así que me despedí con algo que suena bastante
nostalgia de mis amigos para empezar la esclavitud de ocho a seis y de lunes a viernes. familiar, al término de la
A unos días de mi retiro, se acercaron a mí, Mario y sus secuaces, los “Caribean Phantoms”, carrera, las directivas hacían
un inventario de los enseres
otro combo de gráfico puesto ahí con el mismo criterio cinematográfico al que me referí al prin-
del edificio, cientoveinte
cipio de este libro. Manes con identidad y carácter, de los que no le caen bien a todo el mundo, sillas, setentaidós mesas,
pero fieles a sí mismos y consecuentes en su actuar con su manera de pensar. Simplemente me veinte tableros, un Javito...
34 dijeron “queremos organizar La Copa, sabemos que usted se va, pero queremos su autorización
para utilizar el nombre” me causó sorpresa su petición, no eran para mí, de los manes que se me-
terían en el problema de organizar algo tan complicado, pero sin dudarlo les dije que lo hicieran.
Les encargué eso sí, que dieran a su torneo la misma fortaleza y mística que había tenido el mío.
Era como tener una franquicia de la marca que había creado. Y puse otra condición, me dejarían
inscribir al “Su Madre F.C.”27 completamente gratis para jugar todos nuestros partidos en viernes
por la tarde, busqué a mi gente y los convencí de jugar, en el trabajo dije que tenía que hacer las
memorias de mi tesis y que había tomado el horario del viernes después de la una de la tarde, así
sería libre para jugar fútbol y beber cerveza todas las semanas.
Los “Fantasmas” nunca tuvieron un gran equipo a pesar de no ser malos tampoco, David era
un buen arquero, Mario era un guerrero noble y luchador, Corchuelo tenía fuerza y talento, Jimmy
27 En cambio yo no tuve le metía ganas y coraje, en fin se merecieron mejor suerte, pues nunca ganaron nada, de nada.
problemas de ese tipo De todos los volúmenes de la Copa La Amistá, el quinto fue el más sui generis de todos, árbitros
con mi equipo, tal vez locos, permisiones reglamentarias absurdas, complicaciones y demandas, premiación de juguete,
debido a la inexperiencia
porque así fue, los fantasmas compraron un trofeo FIFA de plástico y copas que pintaron de pla-
de estos muchachos, mi
equipo pasó invicto por las teado y dorado para dar a los ganadores. Sin embargo su esfuerzo no fue en vano, La Copa siguió
instancias morosas, nunca vigente, ellos mismos reconocieron la dificultad de administrar ese monstruo y exaltaron mi valor
pagamos, nunca se dieron por haberlo hecho antes que ellos, hacia fuera, los equipos pedían mi regreso, pues La Copa era
cuenta, jugamos la primera
necesaria pero como la habían vivido antes, no con el tratamiento fantasmal de mis sucesores.
ronda exenta de deudas
y salimos eliminados con
Los “Fantasmas” siguieron jugando el torneo semestres adelante y nunca más se intere-
más pena que gloria. saron por formar parte de la organización, no quisieron ser planilleros o jueces, pero su vena
28 Ya sé que esto se trata organizativa no murió allí, a ellos se debe la creación de otro mítico proyecto del departamento
de historias de fútbol, pero de Diseño Gráfico, también manejado en el underground: los Premios “Galis” de la Academia,
los “Galis” merecen un para dar reconocimiento a esos trabajos de la facultad que dan vergüenza y hasta risa por su
reconocimiento especial, envenenadamente laxa forma de hacerlos; los “Galis”28 premian lo peor de lo peor, me extendería,
poco más tarde de que los
“Fantasmas” abandonaran
pero el tema no tiene que ver ni con fútbol ni con La Amistá y de eso es que escribo.
la universidad, otro grupo La quinta Copa La Amistá dejó como campeón a“Green Peace” un equipo que en otras versiones
de disidentes realizó una no ocupó ningún lugar, pero como les presté el nombre de mi campeonato, debía respetar lo que
versión magnífica de este ellos me regresaron después de usarlo y de hecho fue valioso, porque luego de renunciar a mi des-
evento. Hasta la fecha de
agradable trabajo conseguí dos nuevos empleos que me permitían estar en la Universidad siempre al
impresión del presente li-
bro se han realizado cuatro medio día y el viernes toda la tarde, para hacer de la sexta una de las mejores Copas que se vivieron.
versiones de los “Galis”, lo Regresé a la Universidad ya no como estudiante sino como el exalumno que amaba el fútbol y creía
peor de lo peor. en la responsabilidad social de seguir brindando a sus seguidores motivos para saberse vivos.
C O P A L A A M I S T Á
¿Equipogonías?
entonces todo un reto. Un equipo necesita un nombre, y encontrarlo no es cosa fácil. Lo que 30 Ese que lo muerde a
pasa es que uno tiene que ponerle al equipo un nombre con personalidad, los que no lo hacen uno en los primeros años
de vida inoculándole un
están destinados al fracaso, eso lo sabe todo el mundo, como las reglas de un picadito. Cuando virus cuyos síntomas son
un equipo con nombre mediocre lo contrata a uno, no se suda la camiseta de la misma ma- más severos a medida que
nera. Todo fue culpa de Zulma pues al ver nuestra discusión sobre el nombre, que ya llevaba pasa el tiempo
36 algo más de medio día, en un gesto de impaciencia con sus compañeritos dijo: “¡Eso póngale
cualquier mierda y ya!”. El nombre que tuvo mi primer equipo fue en demasía desafortunado,
tal vez es por eso que el “Cualquier Mierda F.C.” nunca figuró en las planas más destacadas de
La Amistá, pero sí en las más desventuradas y nefastas siendo el equipo más goleado de La
Copa en toda su historia, bajo un torrencial aguacero. No piense usted, estimado lector, que
fue que nos sobornaron por unas cuantas cervezas; la verdad es que no nos tranzamos por
nada, los trece goles en contra fueron todos virtud del contrario, ayudados con algo de suerte
e ineficiencia nuestra. Sólo con ese marcador trece a cero31 lograban pasar a la siguiente ronda
y descalificar al segundo de la tabla que con tanto sudor y lágrimas había casi logrado el sue-
ño. Yo aseguro en este renglón, en esta página, en esta publicación donde casi todos los datos
son sacados de la ficción histórica y cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia,
que el “Cualquier Mierda Fútbol Club” no se dejó untar con nada, que quienes nos vieron esa
noche bebiendo con el rival están mintiendo, que lo que pasa es que esas son envidias que nos
tienen, que pero es que jamás pero jamás me tomé no sé cuántas cervezas esa noche; y los que
me conocen saben que yo nunca me he dejado tranzar por una pizca de licor, ni lindas muje-
res han doblegado mi espíritu. Además desde que no se compruebe nada seguiremos siendo
inocentes. No me enorgullece decirlo, ni es una historia con moraleja para narrar a los nietos
cuando uno sea cuchito. No, el “Cualquier Mierda” jugaba tal como sonaba, su paso por la
copa tampoco fue en vano, tiene su récord, triste o no, pero récord, nunca se lo inmortalizará
por sus gestas heroicas en la Vincent Van Gó, como mucha gente recuerda al “Siquiera” (pal-
mas, sordos sonidos de ovación). Pero todavía no es tiempo de hablar del “Siquiera” (vítores,
31 En los más de treinta trompetas alegres) porque antes del “Siquiera” fue el “Airetupal”, y vuelve uno a hablar de los
torneos hubo goleadas, y nombres con personalidad e ingenio. Obviamente el “Cualquier Mierda” desapareció de la faz
muchas, pero nunca más se
de la tierra dejando entrever el carácter descarriado y errante de sus jugadores, por citar sólo
repitió ese marcador, jamás
fue superado. Trece a cero
un ejemplo: Omar fue fichado por el “Ave Negra”. A los amigos no se los abandona y se lo diji-
es la goleada más grande mos. Traidor, falsario, sacaculos, en la cancha nos encontraremos, rabón. Decidimos hacer una
de la que se tiene registro alianza estratégica con los de tercer semestre, dejando al descubierto la natural ineficiencia en
estadístico y como Juancho lo que respecta a mi alma de negociante. Más bien fue como una adhesión al equipo de los de
era uno de los protagonis-
tas de ese suceso, quedan
tercero. Ni siquiera tuve ingerencia en el nombre que siempre me pareció una estupidez, pero
las sospechas sobre el esas cosas son relativas, hay a quienes les parece un desborde de creatividad el nombre, yo ya
arreglo entre los equipos. lo había visto en uno o dos torneos de barrio: “Airetupal”32 . Este equipo no fue el más ni el
Solo adquiere significa-
32 menos goleado del grupo, salió eliminado en la primera ronda y a lo largo de toda mi carrera
do si se lo lee al revés. en los puestos administrativos de La Amistá, vi aparecer y desaparecer el mismo nombre en
C O P A L A A M I S T Á
distintos equipos siempre en primera ronda. El nombre de un equipo debe inyectar ganas de 37
driblar, tocar la pecosa, por lo menos besar la camiseta, pero no, me tuve que conformar con
ver el resto del campeonato desde la tribuna, así pasó la cuarta Copa La Amistá.
Luego viene el “Siquiera” y se me hinchan las venas cuando lo digo (aplausos, pompones)…
Omar, ¿como organizador y gerente de logística qué piensas?
Omar: La verdad se siente melancolía recordar todo esto. Pero sentiría más melancolía el
no haberlo vivido nunca.
Para todos aquellos que vivimos La Copa La Amistá, nos es grato citarla cada vez que tenemos
la oportunidad de contar la experiencia de lo que es un verdadero campeonato. En mi percepción
particular (un poco teñida de la nostalgia de saber que ya nunca más será) La Copa nos daba
la oportunidad de ser al menos por treinta minutos los más famosos de la universidad…qué de
la universidad… del mundo. No ve que La Copa manejaba ranking, valla menos vencida, go-
leador…jugador más valioso de la temporada y hasta celebración de clausura y premiación con
sancocho y trofeos diseñados por el diseñador de moda, así como en los reinados.
Tuve la oportunidad de ser jugador, arbitro, directivo y hasta comisionado para hacer fraude
comprando pitos y demás elementos que la organización de La Copa consideraba necesarios.
Además en fechas posteriores fui protagonista de un escándalo que rompió fronteras; escándalo
en el cual los autores de este panfleto al igual que los demás organizadores éramos acusados
quien diablos sabe porqué, “dizque” de enriquecernos con los pocos centavos que se recogían
de las inscripciones de los algunas veces más de cien equipos participantes, todo esto porque
la envidia como dice mi señora madre “está por doquier” ...falta ver quien sería el desadaptado
que acabó con tan noble sueño. ¿O lo sabemos? Lo cierto de todo esto es que, como decía al
comienzo de este cíclico comentario, La Copa La Amistá nos permitía jugar a creernos una
especie de jugadores de copa libertadores. Quién no recuerda por ejemplo a ese equipo “Ji-
juepuercas” que llegaba 6:00 a.m. a esperar su respectivo partido programado a la 1:00 p.m.,
mientras tanto jugaban a calentar, preparaban su estrategia, reconocían el campo de juego
–campo de juego que veían constantemente desde hacía siete años, dada la insuficiencia en el
estudio– y hasta jugaban a preparar la celebración en caso de un gol a favor. O aquellos equipos
con más huevos que técnica, felices y que como siempre volvían a sus casas más rascados que
oreja de perro y con sendas goleadas. También quisiera citar el valeroso y luchador equipo de
“Los Asesinos”, ¡qué muestra de entrega y fuerza!; está también el caso de “Los Mondacitos”
excelentes a la hora de dar pata; “Ave Negra” con Moisés, el Diego (no Maradona) Diego el
cunchoe’pola, el Germán “pastor eclesiástico Now”. “Su Madre” el equipo del organizador…y
P o r e l h o n o r p i s o t e a d o
38 por supuesto el equipé de quien escribé…el equipo más grande de todos los tiempos, fuego y
tierra pasarán más “Siquiera” no pasará33 . “Siquiera Rojo All Stars Fútbol Club”: equipo que
se vendía al mejor postor, sin dignidad alguna. Sus jugadores una vez eliminados jugaban con
cualquier equipo por pocas polas, Javito, Juancho, Iván, el Cauchola, Efrén, Gerardo, Elkin,
Ricardo “Afidro”, Yo, tú, él… ya dije que el equipo no tenía dignidad, éramos una suerte de
gitanos que apasionados por el fútbol no desperdiciábamos cualquier oportunidad que se nos
presentara. La verdad se siente melancolía recordar todo esto. Pero sentiría más melancolía al
no haberlo vivido nunca.
Javi: Es cierto, yo tampoco sé qué decir, es que son demasiados sentimientos de un solo
totazo, siento que se calienta y la verdad es que se me hiela la sangre de sólo recordarlo, o
tal vez viceversa. A los que lo vivimos nos gusta perpetuar los hechos en cada borrachera y
hasta se nos hincha la vena aorta de tanto que nos bulle la sangre. Ya no recuerdo en cuántos
equipos jugué hasta llegué a ser subcampeón de La Amistá –además de protagonista de uno
que otro escándalo. Cuando a uno le gusta mucho el fútbol y andar tras los engranajes de las
cosas, termina uno siendo parte de una organización como La Amistá, siendo Gerente de
Planinco, organizando una horda de planilleros dispuestos a dar lo mejor de sí para el buen
funcionamiento de La Copa. Pero la historia de PLANINCO34 también tiene su comienzo,
33 El amor a una mujer
como a un equipo nos
y está estrechamente relacionado con mi equipo el “Siquiera”.
vuelve ciegos, tontos, En el principio era Johnny, después fueron Javier Espinosa y Germán Díaz; ellos sólos
sordomudos. podían hacer las cosas cuando en La Copa no se inscribían más de sesenta equipos. Pero las
Planilleros y Compa-
34 cosas buenas están para perdurar, Javier tuvo que irse a completar su vida en otros asuntos,
ñía. Sociedad Anónima así que decidieron llamar a Omar y a Juancho, mis compadres, compañeros fundadores del
con mucho ánimo de “Siquiera” –dos torcidos por naturaleza– para que se hicieran cargo de la parte operativa de
lucro, bautizada así por
La Copa; ellos llamaron a Paula y Marcelita y entre los cuatro hicieron las labores de campo,
Juan Bernate, el maestro
del desastre. PLANINCO daba sus primeros pasos bajo el sol de la universidad. Después entré yo como
diligente planillero, metido siempre en lo que no me llamaban sólo por afiebrado, por andar
Tal era la despreo-
35
cupación de las cabezas metido en algo que me parecía el colmo de la diversión. En este período se originan los desfalcos
de la Suprema Organi- más grandes que sufrió La Copa35 cuya organización era aún incipiente. De esta época data un
zación Copa La Amistá período de borracheras memorables, con dinero que salía como de la nada. Tiempo después
por el dinero, que si los
Juanchito nos contaría las múltiples formas de hacer tumbes en La Copa en esa primera época;
culpables no confiesan
su felonía, nunca nos
la comunicación con la Central de Árbitros sufría daños inexplicables y éstos no llegaban a
hubiéramos enterado del pitar a hora alguna, Juancho y Omar muy amablemente se hacían cargo de la programación
dinero desaparecido de ese día y pitaban recogiendo el salario destinado para los honorables jueces; muchas veces
C O P A L A A M I S T Á
dejaban de anotar en planillas los tarjeteados, para cobrar luego para 39
P o r e l h o n o r p i s o t e a d o
40 pisó las canchas de La Amistá, el arquero del “Siquiera” un tipo extremadamente caballeroso
y gallardo. Al ver la necesidad de tener una cuadrilla de planilleros se crea el cargo Gerente de
PLANINCO, cargo que es ocupado por varias personas, Juancho, Marce, El Diablo38 , Yo. El
trabajo de un planillero era arduo, éste era la cara visible de La Amistá en todos los estamentos
universitarios. Era él o ella quien quince minutos antes de cada jornada, debía llegar a la cancha
en la bicicleta suministrada por La Suprema Organización, con su costal de elementos que
comprendía: un balón, cuatro tubos metálicos con sus respectivos banderines, dos mallas para
los arcos, una tabla de planillas, las planillas, un pito, un juego de tarjetas tricolor, una sobrilla
por si las moscas y por supuesto, debía portar el carnet que lo acreditaba como planillero
oficial de la familia, La Suprema Organización Copa La Amistá. Este planillero debía poner
las mallas en sus arcos, los banderines en las esquinas, inscribir los jugadores en la planilla,
incentivarlos con alegres argumentos a pagar sus deudas pendientes, dar la bienvenida al juez,
poner la cara por toda una organización durante el tiempo que durara su turno sin importar
las condiciones metereológicas; además debía estar dispuesto a pitar un partido en caso de
que la sólida infraestructura logística fallara. Y si pese a todo esto, le tocaba abrir canchas un
sábado a las 9:00 a.m. lo hacía, sin importarle el grado alcohólico o el guayabo de azufre que
cargara en ese momento. Pocos llegan a imaginar lo que significaba ser un planillero, el nivel
de responsabilidad que tenía a cuestas. Todo aquel que ingresó a la Suprema Organización
tuvo que pasar primero por estas instancias de la planillería oficial. Muchos de los planilleros
fueron grandes amigos, otros no tanto, la mayoría fue gente diligente a la que le gustaba el
trabajo, el fútbol, La Copa. Compañeros de rumba y de uno que otro exceso. Éramos un gran
equipo, una familia y los equipos a los que hacíamos parte lo eran también: “Los inquilinos”,
“Siquiera”, “Miami Gol Machine”39 , “Su Madre”, “IO”, “Ángeles”, en fin…
La Organización al finalizar la novena Copa La Amistá ya tenía el perfil con el que terminó,
sólo nos faltaba tener un equipo de minifútbol y lo hicimos cuando creamos la Conmebol;
38 Germán Gómez, la Organización creó su propio equipo con el fin de completar la llave, en aras del buen fun-
arquero de “Los Inquili-
nos”, El Diablo, dichara-
cionamiento del torneo y jugar uno que otro partido mientras salíamos eliminados, cosa que
chero, desfachatez en vilo, pocas veces sucedió. La verdad es que en equipo funcionábamos de maravilla.
burletas, apolítico, grosero,
sociólogo, culto, un tipo
divertido, un gran amigo.
39 Verapéndice: “Miami
Gol Machine”, disidencia
del “Siquiera”
C O P A L A A M I S T Á
¡Oiga! ¿quiere Jugar?
C O P A L A A M I S T Á
Toda esta larga introducción sirve para dar contexto a la historia de César, uno de esos 43
desprevenidos paseantes que se sentaba junto a la Vincent Van Gó para mirar los partidos.
César era un pelao del colegio de la Universidad, de unos dieciséis años41 la primera vez que
lo vimos, afiebrado al fútbol como pocos y poseedor de un don que pronto conoceríamos.
Cesarín –con añoranza y cariño– se sentaba junto al planillero día tras día viendo los
épicos encuentros que se libraban en la Vincent y era solo cuestión de tiempo para que alguien
le hiciera la pregunta, pues ya era un viejo conocido de planilleros, árbitros, y jugadores de los
equipos más célebres. Y así fue, César inició su carrera futbolística (en lo que a la Amistá se
refiere) con uno de los grandes, el 22 de abril de 1997 César saltó a la cancha tras la pregunta,
“¡chino! ¿Quiere jugar?” para ser parte de los “Ave Negra”.
César se vistió de fútbol por primera vez para nunca más dejarlo, él era un tipo con ante-
cedentes futboleros, de escuela, de esos que nacieron para jugar.
Era como ver en proporción de maqueta la vida de un futbolista juvenil que llega a la
profesional, arrancando con la humildad del novato, pero ganando arrogancia en proporción
directa al ascenso y los triunfos, llegando a ese nivel desagradable de quiénes se autodestruyen
creyendo más en su fama que en su talento.
Cuando César se volvió uno de los nuestros, es decir, un fervoroso creyente de la filosofía y la
magia de La Amistá, fue como adoptar un hijo, o mejor, como adoptar un hermano menor que
nos admiraba y nos seguía con entusiasmo. Un día, como tantos, salimos después del trabajo –La
Copa nos imponía duras jornadas y un ritmo demoledor de trabajo qué sólo soportábamos por
el amor al fútbol– a tomarnos unas cervezas, dulce elixir de los Dioses dado a los mortales para 41 La memoria a veces
nuestra perdición, César nos acompañaba, pero era un menor de edad que nunca se había entre- nos traiciona y olvidamos
gado al lúpulo y a su “sociabilizante” compañía, así que debíamos ser responsables y no permitir números y fechas exactas.
Creo que Cesitar en
una infracción. Los demás pedimos cerveza, César una malta, en su mirada se veía ese brillo casi
realidad atravesaba los 14
infantil de felicidad y respeto que sentía por estar sentado con nosotros, los universitarios reyes cuando el “Ave Negra” lo
del fútbol, haciendo chistes, hablando sucio y bebiendo desenfrenadamente. De pronto ya no lo convidó a jugar por prime-
soportamos más, uno de los nuestros, sentado a nuestra mesa no podía estar privado del elixir ra vez un picadito oficial.
de la felicidad y aunque era ilegal y hasta cierto punto irresponsable, César debía compartir una 42 Pero no fue una botella
cerveza con nosotros, así que montamos el operativo. El tendero no serviría cerveza a un menor completa, la llenamos sólo
de edad y no nos permitiría compartirle de la nuestra, entonces envasamos un poco de cada uno hasta la mitad. Confesán-
donos luego que no era
en su botella de malta y casi la llenamos, no fue sólo compartirle un chorro de alcohol, fue más la primera vez que por su
una ceremonia de bautizo, como si todos pusiéramos parte de nuestra alma en su botella y él garganta se deslizaba el
aceptara con cada sorbo unirse a nuestra confraternidad.42 dulce lúpulo.
P o r e l h o n o r p i s o t e a d o
44 César pasó de equipo en equipo, ya no como el que pasaba por el lado de la cancha, sino
como el primero en ser pedido en pica y pala, los mejores equipos de La Amistá se peleaban
su pase; entre más solicitado, menos humilde, pero igual de calidoso. Jugó con equipos de re-
nombre como “Siquiera”, “Su Madre”, “Ave Negra”, “Patio Bonito Me Sirve”, “La Organización”,
“Amigos de Moe” y no sé cuantos más.
César se hizo grande, no sólo en años, sino en esa grandeza que adquieren los que han sido
bautizados para el fútbol y han obtenido el reconocimiento a punta de mostrarse en la cancha
haciendo eso que saben hacer y que despierta en los demás, admiración o envidia. Bebió con
nosotros y con otros, y un día hasta creó su propio equipo con amigos de su colegio, craso error
de los que creían a primera vista que La Amistá era sólo otro torneo de fútbol, porque como
ése, muchos otros equipos probaron la inevitable dificultad de querer ser el campeón entre
más de cien que también lo intentaban, cayendo en las primeras rondas y llegando a ninguna
parte, a pesar de poseer buen fútbol o muchas ganas.
Una vez mientras César estaba en clase, “Patio Bonito”, en ese momento su equipo, jugaba
un partido43 y como otras veces estaban incompletos, así que Fernando –leyenda viva del
fútbol, socio fundador del “Patio Bonito Me Sirve”– decidió ir al colegio, al salón de clase,
interrumpir, hablar con el profesor y decirle “mire, hermano, necesito a César en la cancha, es
de los buenos y lo necesitamos, además píense en esto, es preferible que el chino haga deporte
a que esté por ahí pensando en la vagancia y el ocio, además habíamos pensado decirle una
mentira a usted para sacarlo de clase y llevárnoslo44 , pero preferí decirle la verdad directo y a
los ojos, entonces qué piensa, ¿nos presta al chino?” y estupefacto el profesor dudó, pero como
llevado por un hilo de titiritero movió la cabeza y le dio permiso a César para ir a jugar. Verlo
llegar a los partidos era un espectáculo, toda su indumentaria era de marca, guayos carísimos,
camisetas de equipos internacionales originales, medias, vendas, todo de primera, pero no era
sólo eso, siempre era acompañado por su séquito, de seis a ocho personajes entre manes y viejas
Partido del campeona-
43 que le cargaban la maleta, le ayudaban a cambiarse, le guardaban la ropa, le compraban el agua
to de fútbol de la Facultad y estaban pendientes siempre de él, era un príncipe y tenía el respaldo de su corte.
de Artes. César se hizo grande para el fútbol jugando con los universitarios, quienes los llamaron a
44 Además no creo que el jugar por estar mirando un partido y eso pasó en La Copa la Amistá, como sé que le pudo pasar
profe creyera que Fercho a muchos otros en muchos equipos cuyos nombres saben otros que también podrían contar
fuera el tío de César ni
que una urgencia familiar
sus historias. César llegó a jugar en primera “C” hasta cuando tuve noticias suyas, pero estoy
apremiaba la presencia del seguro que con un poco de suerte alguien le dará la oportunidad de probarse en la profesional,
muchacho en casa. tal vez diciéndole como antes, “¡oiga!, ¿Quiere jugar?”
C O P A L A A M I S T Á
De vikingos y guerreros
ya no como ese eterno alumno feliz, sino como profesor de alguna clase extraña inventada por partido correspondía a la
algún misterio o leyenda de esas que aún habitan entre las paredes del fabuloso edificio. El primera Copa Merco-
gráfico de la Amistá y el
Tío siempre fue un tipo futbolero, de esos a los que el Dios del fútbol gratifica con un amor resultado final fue uno a
extravagante por todo lo que realmente significa un equipo y toda su parafernalia, los mejores cero a favor del “Su Madre
nombres que alguien le pudo poner a un equipo son creación del Tío, de él son nombres tales F.C.” Gol de Javier Peña.
46 como: “Los Obeznos Glúficos” que en el momento del pitazo inicial gritaban “¡gráfico palman
y zum!”; o “El Kursk” recordando aquel submarino de guerra ruso que no volvió a ver nunca la
luz del sol; al Tío, el Dios del fútbol lo gratificó con un amor extravagante por el fútbol mismo,
pero castigado con una indescriptible torpeza a la hora de correr con un balón entre los guayos;
con todo y esto, su prontuario de jugadas y goles magnificados es maravilloso, porque al no ser
realmente muchos tiene la facultad de recordarlos cada una de ellos cada vez que se lo propone.
El Tío siempre fue un tipo que todo el mundo quería, un corazón noble siempre dispuesto a
ofrecer a sus amigos el último cuncho de su botella o una rumba como la que nunca nadie ha
vivido y es cierto, memorables son sus ágapes, quienes han estado en estos acontecimientos los
recuerdan con una sonrisa mística guardándose para sí los detalles escabrosos. El Tío siempre
fue un tipo chévere. Tal vez es por eso que Vicky no pudo evitar salir con él, pero El Tío era
un tipo demasiado bueno y como bien se sabe, y por alguna razón sacada de los cabellos, a las
mujeres les fascinan los chicos malos, los rebeldes sin causa.
Además uno comprende por qué el Tío le botó los perros a Vicky. Vicky era un lulito
en medio del yerto panorama de la universidad pública46 , claro que yo sólo caí en cuenta
aquél día en el paseo a Anapoima. ¡Qué cuerpazo señores! ¡Qué curvas! ¡Qué piernas! ¡Qué
talla! ¡Qué swing cuando nadaba! ¡Qué carajos! Uno nunca debe dejarse amedrentar por un
gran cuerpo, y además, como alguna vez lo dijo el ilustre Jorge Valdano: “Para los jugadores
pequeños el cuerpo es geografía de escamoteo, nunca un lugar de colisión”, un cuerpo pequeño
es espacio para el quiebre, para pasar de cero a cien y de cien a cero en un segundo con balón
dominado. Por eso nuca tuve temor de enfrentarme contra Adrián, una especie de guerrero
vikingo barbudo, como de dos metros de estatura en los que uno estaba seguro que habitaba un
demonio por la mirada loca que ponía cuando le llegaba el balón a sus pies y de tres zancadas
atravesaba la Van Gó de extremo a extremo. Adrián era una de esas personas con un tempe-
ramento violento natural, capaz de desarrollar una fuerza descomunal en cualquier momento
sin motivo aparente. Pero la vida es extraña, uno desde chiquito sabe que eso de las drogas
es malo, que entrar en el mágico mundo de la marimba es peligroso, porque fijo se convierte
46 Gráfico se caracterizaba uno en un mequetrefe badulaque, o viceversa. Sin embargo es increíble el cambio que operó
por la sequía desértica en en él, de ser ese jugador lleno de veneno y ardor rencoroso en el rostro, llegó al extremo de
cuanto a niñas lindas o bue- ser uno solo con la cancha y el balón, con plácida contemplación miraba el ballet del fútbol y
nas, por lo que la llegada de
una de esas primíparas bien
cuando a él llegaba el balón sonreía y seguía sonriendo, así su pase fuera un pasegol en meta
torneadas, nunca podía propia. Él era un jugador feliz, se quitó la barba, se cortó el pelo, era alguien como uno o casi.
pasar inadvertida. Adrián seguía siendo una especie de rebelde sin causa aparente que aceptaba los hechos de la
C O P A L A A M I S T Á
vida tal y como venían. Fue así como un día los caminos de Vicky y él se 47
desde el suelo lo ve levantarse. El partido es rudo. Charly, pendenciero y 48 Es legendaria la ocasión en que Adrián como
hábil, ya con sus dos pies bien puestos en la arena, con malicia observa tantas otras veces, eligió el respaldo de su tamaño para
arreglar con violencia una desavenencia futbolística,
dónde está el juez, apronta el gargajo y con puntería milimétrica adorna sin saber que había escogido mal a su víctima: Gokú le
la cara de Adrián50 . Los que lo vimos hicimos un hondo silencio. Todos decían, y con sólo quitarse la camisa para mostrar su
vimos por un instante el demonio que despertaba en el rostro del vikingo. torso de sayayín emberracado, Adrián prefirió dar paso
Seguro habría bonche. Así que decido hacer el cambio por Adrián antes al costado y por única vez en su vida dio la espalda a
una contienda de manos.
de que responda la agresión. Adrián va a la banca y desde allí, con moda-
les de hombre serio y circunspecto, sentencia a Charly: “Oye, cuando se 49 ¡Qué no! Que ese día como muchos otros el “Siquiera”
la novia a un amigo. Las personas que más estimaban al Tío en toda la 51 La frase que yo recuerdo es: “…te voy a matar”
P o r e l h o n o r p i s o t e a d o
48 Universidad se encontraban en las filas del “Su Madre”, las agresiones en el partido no fueron
fortuitas, el gargajo a Adrián escurriéndole por la mejilla tampoco. En el tumulto se veía una
mole agitando puños y siete hombrecitos intentando calarle un golpe; el Chancho tomó un
tubo y rodeaba la masa buscando una hendidura para asestarle su tubazo. Ese día vi cómo
Adrián le cascó a todo un equipo sólo con la ayuda de sus puños. Ni siquiera perdió el con-
trol de la batalla cuando trastabilló y cayó al suelo. En las duchas, los hermanos guerreros del
“Su Madre”, bromeaban sobre cómo Adrián los había zurrado a todos, magnificando el único
puño que Mauro, su más abyecto soldado, le había propinado; creo en lo personal, que no le
dolió mucho52 .
Dicen que sólo un guerrero sabe que la cancha no es sólo para jugar fútbol, también dicen
que la unión hace la fuerza, hay quienes lo aseguran. El Tío siguió siendo confidente de Vicky.
Vicky siguió andando con Adrián. Adrián siguió consumiendo tranquilidad a $1.000 el moño.
Dicen también que quien es de verdad un amigo lo es para siempre, que a un amigo no se lo
toca, dicen muchas cosas, dicen que un amigo de fútbol es diferente a cualquier otro amigo53 .
Yo así lo creo, me gusta creerlo.
C O P A L A A M I S T Á
La danza de los millones
C O P A L A A M I S T Á
Con la llegada del torneo femenino, debíamos dar premios de similar 51
L a ú l t i m a o p o r t u n i d a d p a r a d e m o s t r a r q u e n o s o n t a n m a l o s
52 la División de Deportes, esa vez recibí la increíble fortuna de $350.000 por la labor realizada
y el goodwill que poseía.
No sé si el resentimiento de algunas personas las vuelve ciegas a las realidades que se viven
a diario, las envidias59 entre vecinos, familiares, compañeros de estudio y de trabajo generan
chismes malintencionados que a veces destruyen a inocentes y que también pueden cubrir la
mala fe de los que si son culpables. Nunca hice La Copa La Amistá como un negocio y aun-
que debo reconocer en honor a la verdad que me sirvió para poder almorzar todos los días y
pagar los materiales que la academia obligaba en mi carrera, nunca dependí económicamente
de ella para subsistir. No soy millonario y nunca lo he sido, La Copa nunca cambió mi estrato
socioeconómico y siento una extraña mezcla entre lástima y risa por aquellos que considera-
ron o que aún hoy consideran que $200.000 es una cifra importante para cambiar la vida de
un estudiante universitario60 finalizando la carrera o de un profesional recién graduado, por
cuatro meses de trabajo, además bien hecho.61
Cómo datos adicionales, de postre al suculento plato que les he entregado, quisiera saber
si ustedes tenían idea de cosas como estas: los arcos con los que jugábamos fueron comprados
... como dice la señora
59
C O P A L A A M I S T Á
sin pensarlo todos dijeron que sí, era claro nosotros amábamos ese torneo, adorábamos esas 53
L a ú l t i m a o p o r t u n i d a d p a r a d e m o s t r a r q u e n o s o n t a n m a l o s
Traición
64 NUNCA JAMÁS
Parafraseado del original de Walter Saavedra
Cómo vas a saber lo que es el dolor
si jamás un zaguero te azotó la tibia y el peroné.
Cómo vas a saber lo que es el placer
si nunca ganaste un clásico barrial.
Cómo vas a saber lo que es llorar
si jamás perdiste un clásico sobre la hora cuando empe-
zaste ganando el partido.
Cómo vas a saber lo que es el cariño
si nunca acariciaste la redonda de chanfle
entrándole con el revés del pie en el cachete
para dejarla jadeando bajo la red.
Cómo vas a saber lo que es la solidaridad
si jamás saliste a dar la cara por un compañero
L a t r a i c i ó n e s u n a d e e s a s c o s a s que no puede verse como golpeado sin honor desde atrás.
blanco o negro, correcta o incorrecta, es toda una amalgama de matices Cómo vas a saber lo que es la poesía
si nunca tiraste una gambeta.
claroscuros tornasolados que depende del punto de vista de quien lo
Cómo vas a saber lo que es la humillación
mire. Para el traicionado, el hecho va de imperdonable hacia oscuro, para si jamás te hicieron un caño.
el espectador dependerá de su feeling hacia cualquiera de las partes, pero Cómo vas a saber lo que es la amistad
para el traidor, seguramente fue una difícil decisión, un sin salida en el si nunca devolviste una pared.
Cómo vas a saber lo que es un orgasmo
que se optó por lo más conveniente, a pesar del traicionado.
si jamás diste una vuelta olímpica de visitante.
Reza un poema del argentino Walter Saavedra64 “…cómo vas a saber Cómo vas a saber lo que es el pánico
lo que el odio si jamás viste a un amigo vestir la camiseta enemiga mien- si nunca te sorprendieron mal parado en un contragolpe.
tras celebraba con ella, un gol en tu cara...” y es que el fútbol exige a los Cómo vas a saber lo que es morir un poco
protagonistas, mantener cierta fidelidad, por lo menos aparente, con su si jamás fuiste a buscar la pelota adentro del arco.
Cómo vas a saber lo que es la izquierda
escuadra, el hincha considera parte de la familia a quien usa el apellido si jamás tiraste un cambio de frente para que rematara el zurdo.
del equipo, y uno no puede ir por ahí cambiando de apellido sin respeto Cómo vas a saber lo que es la xenofobia
por la genealogía que le ha visto crecer. si en ninguna cancha te gritaron « negro de mierda».
Son famosos casos como el de Luis Figo, a quien los azulgranas nunca Cómo vas a saber lo que es la soledad
si jamás te paraste bajo los tres palos a doce pasos
perdonarán, pues esa fue una traición épica; qué decir de Nesta a quien
de un fusilero dispuesto a acabar con tus esperanzas.
la Roma ofreció darle un contrato de por vida, para que a la siguiente Cómo vas a saber lo que es el barro si nunca te tiraste
temporada estuviera vistiendo los colores del Milán. Sin ir tan lejos, a los pies de nadie para mandar la pelota sobre un lateral.
65 ¿cómo es posible que Gabriel Omar fuera capaz de vestir la millonaria y
también la xeneixe?
En La Copa La Amistá, la traición era algo cotidiano. No esa traición
Cómo vas a saber lo que es el egoísmo que se hace por amor, deseo, pasión, dinero, poder o fama, no, la traición
si nunca hiciste una de más cuando tenías que dársela
al nueve que estaba mejor ubicado.
familiar para nosotros era aquella que olía a fútbol y que obligaba a preferir
Cómo vas a saber lo que es el arte la cancha a los amigos. Cuando en La Amistá un jugador cambiaba de
si nunca pintaste al contrario con una rabona, o una bicicleta. colores, no había dinero de por medio, su pase no valía un peso, no iba a
Cómo vas a saber lo que es la música si jamás cantaste ganar más sueldo ni iba a tener prestaciones adicionales, entonces, ¿por
un gol más que con la garganta, con el alma.
qué cambiar de equipo?, ¿por qué traicionar a los hermanos vendiéndose al
Cómo vas a saber lo que es la gloria
si nunca escuchaste a la hinchada gritar tu nombre a rabiar. que días antes era un rival encarnizado? La respuesta es a la vez tan simple
Cómo vas a saber lo que es la clandestinidad como compleja: por el fútbol. Porque cuando se es adicto, se consume del
si nunca te tiraron un pelotazo para que te que sea. Porque el fútbol es hermoso, pero se disfruta mejor su belleza
aguantés vos solo a toda la defensa rival.
desde adentro y si otro equipo me permite seguir jugando o durar más
Cómo vas a saber lo que es la injusticia
si nunca te sacó tarjeta roja un referee localista. rondas en el torneo, mejor el fútbol con desconocidos, que la compañía
Cómo vas a saber lo que es el insomnio de mis amigos en la tribuna distante de la escena.
si jamás te fuiste al descenso. Cuando Omar dejó el “Siquiera”65 para jugar con “Ave Negra”, la orden
Cómo vas a saber lo que es el odio al interior del equipo, era: “¡hay que romper a ese marica!” y fue uno de sus
si jamás viste a un amigo vestir la camiseta enemiga
mientras celebraba con ella un gol en tu cara.
más cercanos compadres, Juancho, quien se encargaría de resarcir la afrenta
Cómo vas a saber lo que es la derrota de su traición, firmando su enojo en la canilla. Jimmy66 a los “Jijuepuercas”,
si nunca hiciste un gol en tu propio arco. Wilches a la “Naranja”, Germán a “Ave Negra”, Tolo a los “Undertakers”,
¿Cómo vas a saber lo que es la vida, Echeverri a los “Consentidos”; son sólo algunas de innumerables traiciones
si nunca, jamás, VIVISTE EL FÚTBOL?
que tuvieron como escenario a La Amistá y sus canchas67 .
Que todavía no era el “Siquiera”, era el funesto “Airetu-
65
En contraposición a lo anterior, también hubo jugadores tan fieles a
pal”. Sólo al volver Omar retomaríamos el rumbo perdido.
sus equipos como el girasol a la luz del día, enamorados de su camiseta que
66 Es notable la cantidad de jugadores que alguna vez
preferían morir a defender colores ajenos que no significaban nada y no
formaron parte de la plantilla del “Siquiera”, Jimmy fue
les hacían correr sangre por sus venas. Revisando planillas de inscripción,
uno de estos afortunados al quedar eliminado su equipo
“Jijuepuercas”. Con su valiosa ayuda llegamos a la semifinal, se ven personajes siempre devotos al mismo nombre, que sin importar lo
día en que decidimos tomarle una foto a nómina tan bueno o malo de su desempeño, seguirían en ese barco hasta la muerte.
maravillosa... a la nómina de fábula del “Siquiera” se habían Es la suma de esas dos posiciones lo que da pie a este relato, porque
sumado, en calidad de préstamo, y sólo porque sus equipos
sólo alguien que amara y muriera por un equipo, sería digno de una
habían salido ya eliminados, El Negro y Jimmy. Pero a la
hora de lo de posar para la instantánea, Jimmy dio un paso
historia si algún día se atreviera a usar otra camiseta, traicionando a sus
atrás diciendo que no, que lo sentía mucho, que él era un más cercanos camaradas por un motivo tan fuerte, que hiciera tambalear
“jijuepuerca”. Siquiera nos tomamos foto sin Jimmy. sus arraigadas convicciones.
C O P A L A A M I S T Á
Alejo, el Negro, nació temprano para el fútbol. Bendecido con el don 57
que sólo algunos pocos reciben, y puesto desde muy niño en contacto con
la pelota, al llegar a la Universidad ya llevaba mucho del largo camino hacia
el profesionalismo, andado y a buen paso. Un tipo radical, de alma noble
y convicciones firmes, compañero en mil batallas desde aquel aciago día
de marzo en que perdimos hombro a hombro la final contra “Asesinos”
que nos convertiría en el primer subcampeón de La Amistá.
Durante aquel suceso en el que la balanza del fútbol y la amistad nos
hizo preferir a Charly, despreciando a Manuel y este sentenciara la mal-
dición que nos acompañaría hasta el final de nuestro tiempo futbolístico
en la Universidad, el arraigo y cariño que le tomamos a “Su Madre” fue
profundo. Afortunada o infausta la suerte de ese, nuestro equipo, sería la
nuestra misma y ahí estaríamos en la victoria, el empate o el fracaso. Las prostitutas de La Amistá. Una prostituta alquila
67
L a ú l t i m a o p o r t u n i d a d p a r a d e m o s t r a r q u e n o s o n t a n m a l o s
58 “Platoon”, aderezada ensalada compuesta por la mejor gente de “Asesinos”, “Su Madre”, “Ave
Negra”, “Sexo Oral” y otros que ya ni me acuerdo; no tuvo problema para abrirse camino hasta la
final del torneo. Por esos mismos días, Alejo, el Negro, presentaría pruebas para ser aceptado en
un equipo de la primera “B”, por lo que se preparaba con más tesón que nunca; se alejó un poco
del fútbol aficionado que podría causarle alguna molestia en su camino al estrellato y nosotros
sus compañeros, aunque le extrañábamos y necesitábamos en la cancha, entendíamos su paso al
costado y su reserva.
Día de final, estadio Alfonso López, el“Platoon” dispuesto a llevarse el título, pero al frente, un rival
con pergaminos e historia; no iba a ser nada fácil, pero así es mejor, a rivales grandes, mejores partidos,
así el sabor de la victoria es más dulce y menos amargo el de la derrota. Alejo nos acompañaría como
siempre, esta vez no en la cancha, pero a nuestro lado como uno más de los guerreros que librarían
la batalla. El primer tiempo dejó un crudo empate que no causaba gracia, pues lo apretado del en-
cuentro hacia presentir que perdería quien se equivocase. Era una final, el segundo tiempo presagiaba
rudeza y entrega. A pesar de las ganas ninguno de los dos equipos descifraba el acertijo y el tiempo
corría peligroso. Minuto setentaitres, gol contrario que se hundió en el corazón como filosa puñalada,
desespero, angustia, resignación que se va impregnando sin remedio hasta que ya no importa nada.
Desde afuera metemos ganas, y pensando bien las cosas, la situación requería una acción arriesgada
pero contundente. El Negro estaba reticente, en unas horas presentaría la prueba que podría cambiar
su vida para siempre, pero sus amigos lo necesitaban. Argumento va, argumento viene, “hágale Alejo,
quedan diez minutos” y el Negro pensativo sabía que podía ser héroe. La verdad, no hizo falta tanta
presión para ayudarle a tomar la decisión, en segundos se cambió y gritamos al juez la sustitución justo
en el momento en que pitaba una falta a favor, al puro borde del área. ¿Quién mejor que el Negro
para pegarle a ese balón y marcar el empate? Colocó el balón, volvió a colocarlo, tomó distancia, miró
al arquero, preparó su carrera de pasos cortos pero seguros y soltó ese latigazo que cortaba el aire para
pegarle a la redonda con el empeine, y mientras el balón se alejaba con destino al arco, un grito sangró
la tarde, Alejo calló al piso y en su rostro se dibujaba claro el dolor. Dios del fútbol, ¿por qué? ¿por qué
castigabas a uno de tus hijos predilectos con condena tan infernal?
“Platoon” perdió esa final.
Varios meses de inactividad y luego una larga terapia, fue el dictamen del doctor que aten-
dió al Negro por el desgarro en el músculo de su muslo derecho. ¡Ciao prueba para la “B”, ciao
carrera deportiva, ciao futuro en el fútbol profesional!. Después de eso, el Negro siguió jugando
con nosotros, ni siquiera mencionó el asunto, no tenía que perdonarnos nada, el fútbol es así y
defender la camiseta de “Su Madre” se convirtió en su pasión.
C O P A L A A M I S T Á
Pero la latencia del albur traicionero volaba en el aire. La Amistá 59
N o h a y q u i n t o m a l o
60 A mis años, me sentía en deuda con Alejo, los goles que entraron en mi arco fueron cul-
pables de no obtener el título69 , así que junté a los que pude y les pedí jugar juntos un último
torneo. Aunque éramos dinosaurios en un campeonato de jóvenes atletas, en octubre de 2004,
antiguos guerreros de La Amistá70 , resquicios del “Su Madre”, el Negro y Yo, nos coronamos
campeones del torneo de minifútbol organizado por el IDRD y la CICLOVIA.
El círculo se ha cerrado.
C O P A L A A M I S T Á
Mi suerte se fue al caño (literalmente) Por Caucholita
importa la base de una columna dórica, si la base de la columna vertebral terreno de arena con dos arcos de fútbol, pero se tornaba
en un barrial con arcos cuando llegaba el invierno. Todos
de un equipo no puede salir de clase? ¿Qué importa la máquina voladora
los que allí una vez jugaron, se convirtieron en “ídolos de
de DaVinci, si el arquero no llega a tiempo a volar a mano cambiada para barro”, no solo por lo efímero de sus florituras, gambetas,
atajar los disparos de gol del equipo rival? ¿Qué importan las ánforas de palomitas y demás, sino también porque todos en algún
barro, si no podemos convertirnos hoy en ídolos de barro71 en la Van Gó? momento sufrieron la inclemencia del invierno, mani-
No se diga más, la decisión es la correcta, hay que cumplirle al fútbol, festada en la humedad sobre sus uniformes y el barro
bajo sus pies. Aunque se vieron grandes sorteadores del
hay que cumplirle al equipo; ¡hoy jugamos la semifinal! nada mas y nada barro, nunca ningún grupo de jugadores pudo adaptarse
menos que contra la “Naranja Mecánica”, no la de Cruyff, no la de Kubrick; a él como tan magistralmente lo hacían los Camentsas
la de Chávez, Tayro, Wilches, Peña, Alejandro, Jorge !ay juemadre! (equipo de raza indígena y manejo inigualable del Molten
La maleta en la mano, el tarro de agua en la otra, el estudiante de en el barro). Mientras los demás luchaban por desente-
rrarse, ellos avanzaban de forma inclementemente por las
diseño deja de pensar en la obra pictórica de Vincent Van Gogh. ¡El ju-
huestes contrarias, eran prácticamente imparables en esta
gador de fútbol debe pensar ahora en el rectángulo delimitado con aceite instancia del terreno).
quemado de la Monumental Cancha Vincent Van Gó! 72 Tarde es un concepto único en el fútbol: tarde es llegar
Hay que correr, faltan diez minutos para iniciar el partido, voy tarde72 . a los diez minutos del primer tiempo, pero también un
Dispongo mi mente para el partido: No hay que dejar cabecear a Chávez, minuto antes de su inicio.
26 hay que hacerle disparos a ras de tierra a Tayro, no podemos dejar enga-
tillar a Peña, hay que gritar a Omar para que haga pases; y Javito, Javito
se baila a esa defensa, Iván hace gol hoy; vamos a ganarle a la “Naranja”.
La suerte está conmigo, está en mi maleta.
Llego a la Van Gó, el arbitro está listo, el planillero ya está tomando
73 el pantalón de la suerte: Cuando me estrené con el los datos de los jugadores, las mallas y los banderines están puestos; hay
“Siquiera F.C.” –casualmente en un partido que perdimos nueve jugadores vestidos de naranja haciendo calentamiento con balón;
cinco a dos contra los Camentzas– jugué uno de los partidos mi equipo también está listo, solo falto yo. Hoy es el día de gloria para
más desastrosos de toda mi vida porque tapé con pantaloneta.
Para el segundo partido –cuatro a uno superamos al equipo
el “Siquiera F.C.”, mi equipo, la nómina está completa. ¿La nómina está
de COTRAUNAL– llegó a mi vida el maravilloso pantalón completa? ¡No!. ¡Iván no está, tiene entrega final! ¡No! ¿Y ahora quién va a
de cuadritos. Este pantalón fue mi atuendo durante el 99% de hacer los goles?. No importa, la suerte está conmigo, está en mi maleta.
los partidos que defendí el arco de “Siquiera”. A ese pantalón Está bien, repongámonos de la ausencia de Iván; aunque el goleador no
no se le pasaba un balón, era mi pantalón de la suerte. Nunca
esté podemos hacer un gran partido y ganar –nada puede salir mal– me
me desamparó, nunca me descuidó, siempre estuvo conmigo;
desde la más innecesaria de las voladas, hasta la más asquero- voy a cambiar rápido para empezar a calentar. Saquemos el buzo, las
sa revolcada en un charco de lodo. medias, y el pantalón de la suerte73 … ¿y el pantalón de la suerte?
Mi pantalón se convirtió en un “Urban Legend”. Cuentan
¿Y el pantalón de la suerte?
que nunca lo lavé, que se paraba por sí mismo en el terreno ¡No, Maradona ayúdame!
de juego. Dicen que era mágico. Murmullan que sus fibras …Alguien présteme por favor una sudadera para tapar, porque no
habían sido tejidas con cabellos del gran Amadeo. En encuentro mi pantalón de la suerte….
verdad nunca lo lavé. Tapé con él, exponiéndolo al sol, a la
lluvia y al barro y aún así nunca lo lavé. Era mi pantalón de
La lluvia comenzó y con ella el partido. Las acciones estaban divididas,
la suerte, lavarlo era un acto de irrespeto y un riesgo que ambos equipos cargaban con toda su artillería, oportunidades de gol se
prefería no tomar. Al cabo de unos meses, era tanto el ba- presentaban en cada uno de los arcos –claro que las que se presentaban en
rro que había acumulado mi pantalón de la suerte que, de mi arco eran realmente peligrosas– yo no tenía mi pantalón de la suerte y
aquella tela de cuadritos no quedaba nada, ahora era una
por ello era medio arquero, sentía las piernas pesadas, las manos atrofiadas,
tela color caqui. Lo que en otrora fuera una suave y elástica
tela, se había convertido en un masacote asqueroso que ya los reflejos lentos y la confianza por el piso. Minuto catorce del primer
no se desdoblaba sino que se despegaba. Confieso que en tiempo aproximadamente (datos no verificados por Planinco). Wilches
varios partidos sentí comezón en mis piernas mientras lo desborda la lateral izquierda, mete un centro que no es interceptado por
usaba, pero aún así, nunca detergente alguno debía tocar
ninguna cabeza defensiva del “Siquiera”, yo me quedo atado al barro;
sus mágicas fibras. Este pantalón era el único que le podía
ganar el duelo a Chavez y su tropa; pero a diferencia de Chávez cabecea como lo dictan los cánones (al piso). Dios mío la debacle,
todo lo que él había hecho por mí, yo si lo descuidé. ahí comenzó el final de las aspiraciones de Título para mi equipo… No
Y lo descuidé de la forma mas tonta, lo dejé al alcance
quiero recordar más.
de la mano limpiadora de mi mamá… ¡ella lo lavó un día Mi mamá dice: Mijo, la suerte se labra
antes de la semifinal!, ella envió su magia por el sifón. Yo le digo: Mamá, la suerte se labra…. ¡Pero no se lava!
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Jerry y los dioses del fútbol
C O P A L A A M I S T Á
los unía empezó a romperse mientras veían sorprendidos cómo el otro equipo volvía a marcar, 65
para poner el marcador dos a cero. Llegamos al medio tiempo y Anderson, líder natural de
este equipo, permanecía en silencio, mientras los demás se recriminaban por la falta de luci-
dez para solucionar el entuerto en que se encontraban. Jerry no musitaba palabra, el no tenía
soluciones para lo que estaba pasando, no era mejor que ninguno de los titulares y tampoco
tenía la autoridad para dictarles un rumbo a seguir. El banco de los “Jijuepuercas” parecía más
una pelea de bar que un equipo de fútbol en entretiempo.
El arbitro llamó a la segunda parte y Los “Jijuepuercas” saltaron a la cancha iracundos y
desesperados, el partido continuó con trámite entrecortado, las faltas y el juego intenso fueron
la característica, y esa premura del reloj corriendo que obliga a jugar más rápido, dio al partido
ese toque dramático que pone a vibrar al espectador, y el fútbol se hace más batalla que nunca y
morir es una posibilidad más cercana que entregarse y perder. Pero las cosas iban a complicarse
aún más para los “Jijuepuercas”: ¡una tarjeta azul!78
Jimmy, uno de los jugadores más técnicos, más limpios y más buena gente que cualquiera,
había visto la azul, ¡Oh desgracia!, Oh calamidad la que les envolvía, nueve minutos por jugar y
Jimmy debía ser sustituído aún con el marcador doliendo por dos a cero; pero si eso era malo,
la perspectiva era aún más desoladora: ¡ Jerry lo reemplazaría!
En la cara de todos se vio el sinsabor, y el espíritu se desinfló un poco, pero igual,“Jijuepuer-
cas” caería luchando, si este era el día de perder, se perdería, pero nadie podría decir que no se
dejó el pellejo y no se mostró la sangre. El partido continuó, y Jerry fue dispuesto a jugar en la
delantera, después de todo, si no se podía ganar, por lo menos perder con la menor diferencia.
Pero como es bien sabido, héroe no es aquel más valiente que otro, no, héroe es quien hace lo
necesario en el momento preciso sin pensar en hacerlo aún a pesar suyo, héroe es quien salva
a alguien porque puede más que porque quiere y Jerry estaba ahí y nunca lo olvidaría, ni el,
ni los “Jijuepuercas”.
Pase cruzado a media altura que transita la cabeza del área y como una exhalación, más
con oportunidad que con talento, Jerry recibe, para, controla, cambia y patea... ¡Gol! ¡Gol de
Jijuepuercas!, dos a uno, y seis minutos por jugar, bien Jerry, palmada y ya.
Para Jerry esto debió ser casi la gloria, no todo el mundo marca gol en cuartos de final, 78 En la Copa La Amistá,
N o h a y q u i n t o m a l o
66 recto y fuerte que se cuela impune y el partido dos a dos, con tres minutos por jugar; Jerry en
la gloria, ahora si hubo tiempo para el abrazo, el grito, el júbilo, el afecto sincero entre hombres,
más allá del amor, sin embargo más distante que la indiferencia.
Lo increíble había sucedido, un partido que se vislumbraba perdido se había empatado y
no sólo eso, un suplente, el suplente que jamás hubiera jugado había convertido las dos dianas
que devolvían la vida a los “Jijuepuercas”.
Lo que nadie podía imaginar es que la tarde gloriosa de Jerry aún no había terminado,
porque cuando el otro equipo aún estaba en shock por lo sucedido, Jerry robó el balón, dri-
bló a su aturdido marcador y disparó al arco con esa convicción que sólo se tiene cuando la
certeza corre por las venas; y aún antes de que el balón entrara tras sobrepasar al guardameta
vencido, Jerry corrió con las manos en alto, el puño apretado y ese grito que pone vidriosos
los ojos mientras se quitaba, para besar con pasión, la camiseta del equipo que amaba. ¡Gol! Y
no cualquiera. ¡Qué buen gol! Anderson, Jimmy, Alejo, Mauro, todos, corrieron a saludar a su
amigo, el del alma, el más querido, a Jerry, quien escuchaba dentro de su cabeza un himno de
trompetas y gaitas que suena y sabe a la Gloria, la más sublime de todas, la que te pertenece
porque te la has ganado, la que será tuya por siempre porque quien la ha sentido, jamás olvidará
su suave tacto, su inconfundible aroma y ese rebosante placer que satura los sentidos más allá
de la estupefacción; ¡ Jerry estaba en el cielo!
Pitazo final y nuevamente la locura de la felicidad, pletóricos de dicha los “Jijuepuercas”
vitoreaban a su héroe y él, rabioso de júbilo sabía que se lo merecía, lo había hecho bien, ¡lo
había hecho..!
Los dioses del fútbol no regalaron a Jerry con talento, ni con goles, apenas si le dieron un
puñado de ganas, pero él estuvo ahí, en el momento justo e hizo lo que sólo podía hacer un
héroe, tuvo una de esas tardes inolvidables que lo acercó a la gloria y pintó su alma de alegría
pura, que nunca nadie le podrá quitar.
Los “Jijuepuercas” fueron campeones de la Copa La Amistá, pero Jerry no volvió a marcar un
gol79 , y de hecho, no volvió a pisar la cancha en ningún otro partido oficial. ¿Pero qué importa?
79 Para
el lector entendido Ya quisieran muchos siquiera imaginarse lo que sintió Jerry al alcanzar la gloria... Su gloria.
en filosofía teológica, será
muy fácil deducir que
este jugador agotó todo el
arsenal de goles y jugadas
magistrales que el Dios del
fútbol otorgó para su vida.
C O P A L A A M I S T Á
A sangre fría
Vouyer. (voz fr.) com. Persona que busca la excitación, ya sea sexual o no, mediante la mirada explícita
a otras personas bien sea en situaciones eróticas o a través de una ventanita mágica llamada televisión
(véase Gran Hermano).
Nadie sabe exactamente qué carajos estaba haciendo Oscar81 en ese momento en ese lugar
preciso. El caso es que puede que Oscar no sea exactamente un caballero ni el más gallardo de
los varones, pero eso sí, nadie puede decir que Oscar no es un buen amigo –legendaria es la
historia en que estuvo a punto de asesinar a un man por hacerle una falta malintencionada a
Diego82 . Tan buen amigo es, que observó todos los hechos desde un comienzo, y hasta le dio
a Gabriel la lógica posibilidad de responder al manotazo. Lo que es conocer bien a un amigo,
cayó en cuenta que debido a sus férreas convicciones éticas Gabriel desistiría de responder la
afrenta; todos en la U.N. escuchamos un rugido como de león o algo así, Oscar emergió de
las tinieblas propinándole senda trompada en la caja de de los mocos al agresor, puso cara de
Triana, el pornomonkey,
81 malo, de muy malo, buscó en su memoria el diccionario de groserías y encajó tres o cuatro de
un tipo de apariencia ruda, las que más le gustaban y ahí mismo las acuñó en la cara rota del mancito ese.
que espanta con la presencia,
y peor con su voz gutural Sangre f. Biol. Líquido de color rojo que circula por las arterias y las venas transportando oxígeno,
y recia. Jugó con “Rom- alimentos y otras sustancias hasta los tejidos, y recogiendo los productos de desecho de éstos para trans-
pecucos”, y fue campeón portarlos hasta los órganos encargados de su eliminación. A sangre fría. loc. adv. Con premeditación y
de la Conmebol con “La cálculo, una vez pasado el arrebato de la cólera. A sangre y fuego. loc. adv. Con excesivo vigor. También,
Organización” aunque
con violencia, sin ceder en nada, atropellándolo todo. Correr sangre. fr. Llegar en una riña hasta haber
nunca quiso ser parte de la
heridas. Lavar con sangre. fr. fig. Derramar la del enemigo en satisfacción de un agravio. Mala sangre. loc.
rosca dirigente.
fig. y fam. Carácter avieso o vengativo de una persona. Subirle a uno la sangre a la cabeza. fr. fig. Perder
82 Uno de los Arciniégas. la serenidad, irritarse, montar en cólera. Tener uno la sangre caliente. fr. fig. Arrojarse precipitadamente
Léase “Patio Bonito me sirve” y sin consideración a los peligros o empeños arduos.
C O P A L A A M I S T Á
Así terminó la cosa, o por lo menos eso creímos; Gabriel tomó una instantánea con sus 69
ojos y esa misma noche la clavó con un alfiler en el corcho de la cabeza donde se cuelgan
los asuntos pendientes. La rumba estuvo buenísima. Nos emborrachamos mucho, pero sin
exagerar, sólo hasta caernos porque, como dijo el sabio profeta loco, no es de caballeros andar
bebiendo por el suelo. Como siempre, la risa y la cerveza lo resuelven todo, rica cerveza, dulce
lúpulo, ah una solución temporal.
Uno no siempre siente cuando pasa el tiempo, sobre todo por acá que no cae nieve ni los
árboles deshojan memorias rojas en el suelo. Esperanza y Gabriel se amaban dulcemente,
escampando bajo una sombrilla y una sonrisa de Winnie Pooh. A todos nos parecía que eran
muy tiernos, sobre todo cuando Gabriel intentaba enseñarle a Espe los secretos que cada quien
desentraña sobre el fútbol. Como bien se sabe el Dios del fútbol es caprichoso, a éste tantas
filigranas, a éste tantos goles, a éste tantos pasegol, a éste un amor desaforado por el fútbol y
nada más83 . Igual siempre es bonito ver dos personas enamoradas. Mira Espe no escuches a
Jorge, al balón se le pega así; Espe cuando el balón esté allá, muévete para acá; Mira Espe ésta es
la forma correcta de cabecear; el balón es tu amigo Espe; te amo Espe; Espe hagamos castillos
de arena en la Van Gó. Sin embargo, esta no es la historia de las metáforas de los castillos de
arena ni de los amores esperanzados, aunque tiene que ver. Esta es una historia sobre el fútbol, 83 Espe jugó la Copa La
la cancha, el campo de batalla, estoy hablando de grandes gladiadores de corazón de acero. Amistá femenina con “Án-
Cuando llegamos ese día al partido, Esperanza tenía dos lindas trenzas crespas. No entendió geles”, fue cofundadora de
cuando Gabriel sentenció: “Me van a echar en este partido”. Yo tampoco. Personalmente confieso ese equipo, que a la postre
que me asusté un poco, pues según la tabla de puntos solo nos favorecía una victoria84 , con el se convertiría en un sólido
club y que aún hoy, abril
empate quedábamos indefectiblemente sin opciones, y como ya dije, Gabriel era el mejor bajo
de 2005 sigue vivo y con
los tres palos. Pero el fútbol, aunque no siempre parezca, es un deporte de caballeros donde proyección hacia el futuro.
cada quien se juega el pundonor a su manera, además nos sobraba lo que algunos llaman “garra Lamentablemente Espe
frijolera” o “garra felina”, que no es otra cosa más que amor, ganas y enjundia. El sol calentaba siempre tuvo más ganas
que talento, ya no juega al
presagiando los hechos, sobre la arena de la Van Gó se levantaba un vaho del que pocos sos-
fútbol pero siempre será
pechamos y así sonó el pitazo que daba comienzo a un partido más de La Amistá. parte de ese equipo.
84 Jugábamos la primera
Contragolpe. Ataque posterior a una jugada del equipo contrario, ejecutado rápidamente
para sorprenderle. Copa Conmebol, el equipo
se llamaba “La Organi-
zación” y el rival era “El
Sólo en estos momentos se ponen a prueba la sangre fría y las habilidades intrínsecas de último y nos vamos”. A la
un delantero y un arquero en el mismo momento. Sólo frente al arco. La zaga defensiva ha postre, “La Organización”
sido ingeniosamente burlada. Sólo es el arquero. Sólo es el arco. Sólo falta un amague. Una se proclamaría campeón.
N o h a y q u i n t o m a l o
70 brillante maniobra que engañe al portero. Es mejor escurrirse por los costados. Ahí está el
hueco, la hendidura que en su error ha dejado descubierta. Viene hacia acá. Es el momento.
Ya casi. Ya…
Pantalla en blanco.
Ruido Blanco.
Hizz.
El dolor es profundo.
Gabriel vio venir hacia él, como en otra noche, al mancito esta vez con balón dominado;
pero no era el momento para otra humillación, el balón del contragolpe realmente estaba de su
lado, el objetivo era claro como nunca antes y además venía hacia él. Es el momento. Gabriel,
olvidándose de proteger su arco invicto, extravió tres taches de su guayo derecho en la canilla
del agresor. Hubo bonche. A los dueños de la copa no se les toca. Nosotros lo éramos. Habría
una sanción para Gabriel, además de su expulsión inmediata del partido. Johnny al arco, El
fútbol debe continuar. Espe, deja de llorar85 . César, entre por mi que ya no veo media. Qué
lindo es el fútbol.
Ese día ganamos uno a cero.
Cada quién defiende el pundonor a su manera y en el lugar que quiera. Gabriel eligió para
su ajuste de cuentas una cancha. Muchos lo hacemos.
C O P A L A A M I S T Á
El partido de las estrellas y el jugador del milenio
C O P A L A A M I S T Á
Sé de un par de casos, y me supongo ignorante de otros más, en que el diploma de jugador 73
más valioso del torneo o el de convocado como estrella al partido sideral, está enmarcado y
colgado en la pared junto al diploma de bachiller o el de profesional, haciendo esa galería de
logros completa, y sobre todo, muestra de verdadero orgullo.
La que viene a continuación es la historia del más grande Partido de las Estrellas que
jamás hicimos y de su héroe máximo ante quien bajamos la cabeza pues de lejos resultó ser el
jugador del milenio.
Había pasado el año 2000 y todas esas conjeturas y predicciones del Apocalipsis, el virus
informático del milenio, la caída de los imperios habían cedido su lugar a las celebraciones y la re-
membranza de éxitos, ídolos y hechos del siglo y del milenio pasado. En las emisoras musicales, en
los programas de farándula, en los noticieros, se escogían las figuras, temas, personajes, canciones,
películas y cualquier cosa que pudiera enlistarse para darles el honroso pero muy inmediatista título
de lo mejor del milenio. La FIFA no fue menos e hizo su encuesta pública y privada para escoger
al mejor jugador de todos los tiempos, cosa por demás difícil pues los que ahora votamos no vimos
jugar, ni en televisión ni en vivo a figuras como Pelé, Cruyff, Eusebio, Garrincha, Diestéfano y mu-
chos otros, mientras nuestras mentes conservaban frescas las pinceladas magistrales de Maradona,
haciendo de la votación una forma no muy justa de selección. Igual, para mí El Diego es el más
Grande, lo que digan los demás es para ellos, mi verdad está clara y teniendo en cuenta que el fútbol
es mi Dios, creo en Diego todopoderoso creador del fútbol y la gambeta, aunque otros en él, no
crean. La FIFA se lavó las manos en el asunto y decidió dar un empate técnico entre el Rey Pelé y
Maradona; que así sea, ninguno mejor que el otro, simplemente grandes y diferentes.
En febrero del primer año del nuevo milenio, se acercaron a nosotros un par de tipos con una
idea que nos iba a parecer ¡de fábula!, tenían que hacer un trabajo para su carrera, eran estudiantes
ya casi profesionales de Cine y Televisión, y su proyecto costeado entre ellos y la Universidad era
transmitir en directo con varias cámaras y una unidad móvil, un partido de fútbol. El profesor
a cargo y las directivas de su facultad les habían sugerido tomar un partido del torneo “Hugo
López”, emblemático campeonato de fútbol de la Universidad Nacional, pero estos cuates no
estaban convencidos, ¿por qué transmitir un partido que no le iba a importar a nadie?, mejor era
buscar algo fastuoso, algo con magia, un partido que fuera una fiesta, que atrajera público y de
paso que mostrara buen fútbol, y aunque ellos no practicaban el deporte, si sabían, como sabía
todo el mundo, de la Copa La Amistá y de su Partido de las Estrellas.
La propuesta fue simple, nos dijeron, “organicen el mejor partido de las estrellas que hayan
hecho y nosotros los transmitiremos por televisión”.
V o l v i e n d o p o r s u s f u e r o s
74 ¿Qué había que pensar? Era justo, ellos tendrían lo mejor del fútbol universitario a su
alcance, nosotros daríamos reconocimiento y fama a nuestros jugadores, La Copa se mostraría
más allá de las fronteras de la ciudadela universitaria y cualquier cosa que sonara a aventura
futbolística ¡era con nosotros! ¡Trato hecho!
Pero las cosas no iban a ser tan fáciles. El primero en oponerse fue González –“el Ché”, de quien
me ocuparé más adelante–, que la Universidad esto, que la directivas aquello, que el poderío comu-
nista se vería afectado, la opresión en Chile y no sé que más pavadas mamertas, para disuadirnos
del proyecto; pero qué íbamos a esperar de alguien para quien no fueron revelados los secretos del
fútbol, un obtuso personaje que predicaba el socialismo, pero se hacía matar por recibir dos mil
pesos de más al momento de hacer una planilla. Sus palabras nos importaron un pito, y aunque
sabíamos que era canal directo hacia rectoría, bienestar universitario y la división deportes de la
U.N., decidimos arriesgarnos jugándonos las cartas por el lado de los manes de Cine y Televisión,
“las autorizaciones, permisos y demás papeleos son cosa de ustedes, nosotros nos encargamos de
llevarles las estrellas, uniformarlas, llenarlos de estadísticas y datos y poner a correr el balón, para lo
demás, no cuenten con nosotros”, y estos manes que entendían a la perfección la situación estuvieron
de acuerdo y procedieron sin demora. Cabe decir que González quedó como el burro amarado a la
puerta del baile, porque nadie pudo detener la transmisión de nuestro magno partido.
Para ese entonces nuestras canchas ya no tenían pasto y el honor que le hubiera correspondido
por derecho propio a la Vincent Van Gó, tuvo que ser cedido a una construcción televisiva en
una de las canchas de fútbol de la Universidad; trasteamos arcos, pintamos nuevas líneas sobre el
gramado, se llevaron graderías y un palco de comentaristas, se instalaron dos bancos para cuerpo
técnico y suplentes y pusimos a uno de los nuestros en la cabina de transmisión para que deleitara
a los teleescuchas con datos, estadísticas y anécdotas de los jugadores y de la Copa.
Convocamos a los más selecto de nuestro torneo, jugadores con palmarés que envidiaría un
profesional –exagero, está bien, lo acepto–, averiguamos sobre sus vidas e hicimos pequeñas
biografías que serían comentadas en la previa –¡muy argentino!– al encuentro; fueron llevados
a sesión fotográfica para hacer los créditos de presentación de las nóminas, conseguimos uni-
formes que lucieran bien frente a las cámaras, hidratación de marca para todos los invitados,
ese día echamos la casa por la ventana – dinero del nuestro, no del de la Copa, pues las finanzas
estaban a cargo de González, el pelele de bienestar– y así dimos paso al evento multitudinario
más asombroso que pudimos crear.
La gente de Cine y Televisión hizo hasta comerciales de invitación al partido que se pasaban
cíclicamente por el canal interno de la Universidad, nosotros llenamos de afiches el campus para
C O P A L A A M I S T Á
que nadie quedara ajeno a lo que iba a suceder y los equipos nos prestaron 75
cansando, no daba por perdida ninguna pelota así ya hubiera traspasado la línea 89 Tienen que admitirlo, el apodo le quedaba al pelo.
V o l v i e n d o p o r s u s f u e r o s
76 de fondo, no esperaba el pito del juez así supiera que el golpe que había recibido era una falta, no sentía dolor
aparente y ver sus rodillas ensangrentadas era como una firma a su forma de jugar, para que Federico se
tirara al piso y demostrara sufrimiento, ese man debía estar muriendo.
Estudiante de Historia, de la Facultad de Ciencias Humanas, la primera vez que llegó a La
Amistá fue para vestir los colores del “San Agustín y sus Vírgenes”, paupérrimo equipo conformado
por un bosque, David y Federico. La constante de sus partidos era que los golearan inclementemen-
te para que luego Federico empatara el solo, las acciones, David era su compañero de fórmula, el
90 Gabriel, el arquero de mi uno dos de cada pase, el pivote que hace posible la jugada, pero Federico era la garra, el corazón y
equipo, el “Siquiera”, siempre el talento que terminaba en gol, sus marcadores eran: seis a cinco, ocho a siete, cinco a cuatro, casi
quiso jugar en este equipo. siempre perdiendo, pero qué partidos los que este bárbaro nos brindaba, despidiéndose siempre con
Me lo confesó una noche
el aplauso de la parcial, que enardecía con su intensa manera de jugar. Un personaje así, merecía
de cerveza; la noche del día
en que “Los Asesinos” le mejor suerte y pronto lo sabría.
pidieron ocupar su arco. Manuel, el “asesino”, siempre en búsqueda de nuevos talentos con los cuales hacer más invencible
91 Cambio de apellido. su equipo, vio en Federico una oportunidad sin igual, y teniendo cercanía con él pues pertenecían
El día que quiera ser un a la misma facultad lo contactó para firmar la transacción mas importante de los “Asesinos por
jugador inigualable en Naturaleza” en toda su historia.90
cualquier posición del
Con Federico ya en la nómina los “Asesinos” ganaron nuevamente La Copa, fueron terceros en
terreno de juego donde
me coloquen, que nunca
dos oportunidades, fueron Campeones de La Copa Libertadores y de una Super Copa y se hicieron
me rinda, que caiga y los reyes de la montaña, pues en el ranking histórico de la Copa La Amistá son el indiscutible
vuelva a levantarme aun número uno, título que ya nadie podrá arrebatarles.
con una rodilla totalmente El partido siguió, los comentarios atinados y desatinados también, la narración cadenciosa
sangrante, que tenga el don
de llevar cualquier equipo
del locutor y los goles que son el orgasmo del fútbol nos deleitaron hasta el estupor, para gra-
a cuestas, que sea deseado bar en nuestras mentes, nuestros corazones y algunos en nuestras almas, uno de los mejores
por todos los equipos, que partidos de fútbol que hayamos visto.
sea la figura inobjetable En la cancha había dos prospectos a quedarse con el título, la cuestión se definiría entre
de un torneo durante mas
El Negro Medina del “Su Madre” y Federico de los “Asesinos”; la cosa estaba apretada, los que
de trece ediciones, que
trate a mis compañeros de los vieron jugar saben que la decisión no era sencilla, el uno era Pelé, “¡oh rey do futebol!” El
igual forma si juegan bien otro era como el Diego, talento presente en ambos, gambeta, fuerza, inteligencia y lo que al
o si juegan mal, que sea el final determinó la sentencia, ¡carisma!
mejor no solo dentro sino
Federico Benninghoff se coronó como el rey del fútbol de la Copa La Amistá al recibir de
también fuera de la can-
cha… ese día me cambio
manos de sus colegas, el título de Jugador Más Valioso del Milenio, un día de abril de 2001, a
el apellido… me lo cambio eso de las 4 de la tarde mientras el sol brillaba complacido con la ofrenda que otras estrellas
por Benninghoff. Caucho le hicieran al destellar pletóricos sobre esa cancha de fútbol.91
C O P A L A A M I S T Á
Equiponautas
C O P A L A A M I S T Á
Pelotillehue: Profanadores del orgullo de la Libertadores. Al ganar la Conmebol se 79
hicieron acreedores a una invitación para participar en la Libertadores y por un desliz del des-
tino vencieron a los grandes y se impusieron para ser los ganadores. En todos los años de ver
equipos triunfadores no recuerdo mayor festejo que el de este equipo al recibir su premio de
campeón. Aún retumba en mis oídos el grito incesante de su barra: Pelotilleeee, Pelotilleeeee,
Pelotillehue campeooón….
Atl. Condoricosas: Otro de esos equipos que nunca ganó nada. Ni siquiera se puede
hablar bien del fútbol que jugaban, pero su espíritu era digno de admirar, se divertían y eso, para
nosotros es tan valioso como jugar bien, porque hacían del balón pie algo fresco, sin irrespetar
al rival, sus goles se celebraban haciendo plop y algunos de ellos tenían plumas colgando de sus
pantalonetas como el célebre pajarraco.
Mondacitos: De los opositores al torneo, sus más fieles participantes. Críticos constantes,
agresivos, buscapleitos, malas pagas, pendencieros, pero siempre estuvieron. De sus figuras so-
bresalen Charly Papas, Andrés, “El Mono”, Alexis y Duarte. Palmarés: Terceros de La séptima
Copa y terceros del Open. Ocupan el puesto diecinueve en el ranking.
Ave Negra: Otro de los legendarios. Tan antiguo como la Copa misma, compuesto por
borrachos alegres de humor viscoso y ningún respeto ni por ellos, ni por nadie. Eran ellos:
Diego, Moiso, Juan Carlos, Atila, Andru, Germán y Fernando. Emblemática su manera de
beber y de pasarla bien. Palmarés: Campeones, subcampeones, terceros y cuartos de La Copa,
Subcampeones de la Libertadores. Terceros del ranking.
Inquilinos: De Ciencias Humanas, lo más representativo. Amigos de la casa, de esos
manes con quien es una maravilla sentarse a beber; de buen humor y mucha labia, jugadores
con ganas. ¿Emblema? El diablo y su camiseta de rayas. Palmarés: Campeones de la Liberta-
dores y Campeones de la Super Copa, ocupan el puesto once en el ranking.
Jijuepuercas: De andar callado, pero presencia firme. Recuerdo su aversión por el número
13, al que se referían como “el tales”. Jimmy, Johnny Forero, Anderson, Jerry, Mauricio, eran
algunos de los más reconocidos “Jijuepuercas”. En su palmarés cuentan con dos títulos de la
Copa, un cuarto lugar en la Libertadores y el sexto lugar del ranking.
Junior Tu Papá: No todos lo eran, pero era el típico combo de costeños en cachaco-
landia. Bullosos, buscapleitos, parranderos y corronchos; Vladimir, Felipe, Puello, José Luis,
eran algunos de sus integrantes. Fanáticos y acérrimos hinchas de sí mismos, barras bravas
de su propia escuadra. Tenían en el edificio de su facultad un lugar sagrado, un cubil donde
guardaban sus trofeos y lo veneraban antes de sus encuentros decisivos. Palmarés: Campeones
V o l v i e n d o p o r s u s f u e r o s
80 y Subcampeones de La Copa, terceros de La Libertadores, Campeones de la Conmebol –qué
gran honor. Quintos del ranking histórico. Últimos en poseer el excelso título.
Siquiera: Insignias de la carrera de Diseño Gráfico, no precisamente por sus aportes a la
comunicación visual. Divertidos, siempre alegres, toma trago y buenos amigos. Nómina tradicio-
nal: Gabriel, Gerardo, Ricardo, Elkin, Iván, Juancho, Omar, Javi, e incontables gitanos errabundos.
Palmarés: tercer puesto en La Copa La Amistá; Primer puesto Open La Amistá.
Nada que hacer, su jugador insignia siempre fue Omar –en el equipo y en el edificio. Qué
más decir... gracias a cada uno de ellos.
La Realeza: Sus jugadores insignia fueron Juan Pablo y Alejandro Fernández, dos
grandes amigos, en las buenas y en las malas. Siempre se quedaron con las ganas de jugar
la Libertadores de La Amistá; desafortunadamente los líos burocráticos con los estamentos
universitarios, impidieron este sueño. Nadie creía en ellos y con andar callado se hicieron al
título que muchos de los grandes no lograron. Palmarés: Campeones de La Copa. Puesto
quince en el ranking.
Tumaco: El logro de un buen cazador de talentos. Adrián, como buen agente, contactó
figuras de elevada alcurnia futbolera: Julián, Santiago, Vladimir, Javi Castellanos, él mismo;
era un equipazo. Dice la leyenda que se atrevieron a estrenar uniforme el día de su segunda
final –error craso– pues quien estrenaba indumentaria siempre perdía. Palmarés: campeones
y subcampeones de La Copa. Séptimos del ranking.
De corazón, disculpas pedimos, pues aunque la memoria puede, el tiempo y el papel se
hacen pequeños para darles a todos los que no nombramos, un párrafo.
Nombres y más nombres. Equipos y más equipos. Guerreros de una época inolvidable. Sus
frases, sus gritos, retumbarán eternamente en los oídos de quiénes tuvimos la fortuna de oírlos
en plena batalla: ¡chiquita!, ¡por la misma!, ¡si me estima!, ¡hágame famoso!, ¡consiéntame!,
¡no me la niegue!, ¡me proyecto!, ¡untadita!, ¡quiubo, quiubo!...
…Eco sordo del recuerdo de combates epopéyicos...!
C O P A L A A M I S T Á
Alcohol y fútbol
placer de jugar un picadito, mucho más si este picadito tiene dimensiones 94 Gabriel había pasado una noche de copas, una noche
de revancha. la Pablo Picassó sería testigo de esta revancha en una de las loca, tal vez la más loca de todas sus noches de copas.
Hoy sigue siendo un arquerazo, pero ya no bebe, atrás
últimas versiones de la segunda Mercográfico, última huella de La Amistá. quedaron noches como esa que no volverán.
Como ya dije, la rumba estuvo buenísima, al menos lo que cada uno
95 Oh, Conspi, querida Conspi, lugar de mil aquelarres,
recuerda es divertidísimo –secreta y oscuramente divertido– pero los alharacas y baraúndas. Cuartel secreto de puertas abiertas
detalles de esa rumba son otro asunto que no revelaremos nunca los que de uno de los escuadrones más ebrios de toda la Universi-
ahí estuvimos96 , a menos que alguna vez hagamos el libro de “historias dad. Lugar de pecado, bar de buena y mala muerte.
82 de bares y otras rumbas” hum, creo que el título podría variar. El caso es que cuando el
reloj dio las nueve y treinta de la mañana, nos reparamos prestos al partido, recogimos los
últimos vestigios de sobriedad, que no eran muchos, y en contra de todas las prescripciones
médicas formamos con un clásico 2-2-1 que dada la ocasión y el impulso etílico podía variar
de un 4-4-2 a un 1-1-1. Como bien se conoce, debido a las reglas de La Amistá que nosotros
mismos inventamos, podíamos parar un máximo de seis hombres en la cancha, en este caso seis
hombres borrachos. Los recuerdos de un borracho alegre siempre son divertidos y felices, más
aun cuando en ellos hay un balón de fútbol. Sin embargo, en estado de sobriedad la memoria
falla. Así que el trámite del partido tal como lo recuerdo es más o menos así:
A la Picassó llegan la parranda de amigos, trompetas invisibles, porristas etéreos, payasos,
narradores y tamborileros incorpóreos, en cada mano una botella. Mirada atónita del público.
Sonrisa socarrona de victoria prometida para el rival, beneplácito del señor juez que sabe que
las reglas de La Copa avalan este comportamiento ¡Viva La Amistá! Comentarios superfluos
pero graciosísimos del indiscreto grupo de borrachitos. Pitazo inicial, comienza el partido,
dominio azul –nuestro equipo juega de rojo– ahogo, falta de aire, disnea, ganas de vomitar,
fuerza, garra, coraje, corazón. Oscar97 cabecea pero no se da cuenta, el balón rebota en su bó-
veda craneana brillantemente rechazado al medio. Alguien recibe. Creo que soy yo. Me gusta
pensar en eso. Tras una brillante jugada, con tufo de estrella de balompié mundial, se infla la
malla. El corazón late vertiginosamente y con fuerza se quiere salir del pecho. Otro brindis.
La alegría es infinita. Nuestro equipo, el de los borrachos felices, va ganando uno a cero. Sin
embargo la celebración es excesiva. De nuevo la falta de aire pero esta vez con mayor intensidad.
El balón se mueve muy rápido, el equipo azul también, el ahogo es intenso. Afortunadamente,
como en la t.v. la caballería llega a tiempo: los Arciniegas, dos hermanos que no beben pero
que por alguna extraña razón juegan muy bien al fútbol, hacen su aparición en el momento
preciso. Ahora sí la victoria es segura, el triunfo sería del equipo con mayor porcentaje etílico
en la sangre. Sin embargo, y por esos misterios que sólo el Dios del fútbol sabe, faltando un
96 Como una logia minuto para el pitazo final, Diego Arciniegas pierde un balón en pleno contragolpe; el equipo
secreta, lo que pasa en
está jugado. Fercho, con ese amor protector de todo hermano mayor, intenta corregir el error
una borrachera es asunto
de los borrachos que allí
de su hermanito propinándole un guadañazo al aire, patada sin destino dejando al delantero
estuvieron, de nadie más. frente a Yeyo, que por esos azares del destino etílico era el encargado de nuestra valla invicta.
97 El
mismo Oscar otras
Yeyo, con ojos rojos y vidriosos de borracho feliz ve pasar lentamente al balón, acariciando
veces mencionado, el por- la raíz del palo derecho, empatando así un partido que los borrachos teníamos del lado de la
nomonkey, nuestro amigo. victoria a fuerza de honor y entereza antes que la caballería sobria llegara haciendo alarde de
C O P A L A A M I S T Á
sus pulmones de oro y su impermeable amor al fútbol. Pitazo final, fin de la agonía, abrazo 83
con el rival. Sin duda alguna merecemos un descanso y una cerveza. De nuevo comentarios
ingeniosamente divertidos. Los Arciniegas98 se despiden y otro abrazo, no pasa nada, así es el
fútbol, ellos irán ahora a escalar una montaña o atravesar una tupida selva machete en mano.
Así que nos despedimos mientras jugadores e hinchas fieles compartimos las incidencias del
partido, y nos preguntamos al tiempo dónde la vamos a seguir.
Esto es lo que recuerdo, o por lo menos lo que me gusta recordar, ahora que lo pienso
bien, creo que no era el alcohol solamente lo que nos tenía ebrios. Era también una borrachera
que todavía tengo y quiero tener toda la vida, si el dios del fútbol así lo dispone, morir ebrio,
intoxicado de fútbol, sobresaturado de goles, filigranas y amor por aquella que algunos llaman
la pecosa, la esférica, la consentida. Aquel día el campo de fútbol quedó sembrado de borrachos
felices con la boca abierta y un pedazo de cancha entre los dientes, dulce sabor, mejor que el
de la cerveza. Así me gusta recordarlo.
Léase nuevamente y
98
D e l a m a n o d e D i o s
85
y diversión como ese día. Decenas, pero qué digo decenas, centenas de
aficionados se agolparon en torno al sacrosanto campo del divino fútbol
para ver la final. Una final inédita.
–La vi jugando–
99 ¿De cómo y por qué comenzó La Copa La Amistá
–¿Y qué? Otros también me miraban– Femenina?
–Pero yo no la miraba por como juega, sino por como le queda ese
Luego de haber ganado el campeonato de banquitas de
uniforme– manera muy merecida para nosotras, e incomprensible
–Me queda bien, ¿no? – para otros, nadie nos quitaba ese orgullo. Pero como
–A usted cualquier cosa le queda bien– siempre después de haber ganado, uno quiere más y al ver
–¿Y qué tal jugué? – ese jugoso campeonato masculino, le pregunté a Johnny:
“¿cuándo vas a organizar una versión femenina de copa La
–Bien, usted juega muy bien… va bien al ataque, pero siempre regresa…
Amistá?”, y el me respondió sin mucho convencimiento:
hace perfecto los relevos… ¿qué quiere que le diga? Usted me gusta…– “consígame cuatro equipos y le armo su campeonato”…
Cuando corría el tiempo de la novena Copa La Amistá, se nos Una semana después, le entregaba a Johnny en sus
ocurrió la brillante idea de ampliar nuestro portafolio de productos, así manos unas veinte planillas de niñas que se morían por
demostrar su habilidad futbolística, otras sus ganas, otras
que decidimos crear una versión de nuestro egregio torneo, que acogiera
su uniforme, otras solamente por aprender a jugar fútbol.
en su seno a las mujeres99 . Con excepción de un par de campeonatos de Y así, con veinte equipos y muchas ganas, comenzó la
banquitas, ellas no tenían –por lo menos en la u.n. – ningún escenario primera Copa La Amistá Femenina… Paula Carrasco,
donde danzar con gracia y garbosa torpeza sus incipientes dotes fut- jugadora incansable de ÍO en la versión femenina.
86 boleras, así que la propuesta fue acogida con éxito. La Copa La Amistá, ahora sería también
femenina.
–¿Se atrevería a salir conmigo? –
–Mmmm… no sé… no creo…–
–¿Le da miedo? –
–No, no es eso… no es mi estilo salir con alguien comprometido…–
–Pero es que yo no le estoy diciendo que salga conmigo para que pase algo, solamente la estoy
invitando a charlar y tomarnos algo…–
–¿Y su novia? –
–¿Qué pasa con ella? –
–¿No le da cagada? –
–¿Si ve? Usted es la que quiere que pase algo…–
Manuel, el asesino, era un tipo de fútbol, buen jugador, enterado de la actualidad depor-
tiva; visitante asiduo de nuestras canchas. Participó de principio a fin en todas las Copas La
Amistá de la Historia. Un día, cuando se entero del adefesio de poner a jugar mujeres, se me
acercó y me dijo: “¿Mujeres, jugando fútbol? ¡Hummf! No le creo”. Lo miré con indiferente
despreocupación –¿A qué se refería? –
La primera Copa Femenina trajo consigo deleitantes momentos que aumentaron el rating
de nuestras transmisiones en vivo. Que agradable vista, que placentero momento… cómo
se conjugaba la deliciosa elocuencia de sus cuerpos con el cantar sonoro del balón entre sus
piernas… –conocí el amor de nuevo– “La Caleña” y su erótica delgadez; la adusta presencia de
Gabriela, composición de carácter y fogosa forma de jugar; la elegante indiferencia de Andrea,
sus ojos claros, su piel tersa, y su vigor… y su entrega; la insoportable hermosura de Paola,
conjunción de talento y radiante dulzura; aquellos cuerpos, aquellos rostros, el jugar del viento
con su pelo… A nuestra manera era conocer el cielo: ¡fútbol y mujeres!
–Dame otro beso…–
–Tómalo, tómame…–
–No puedo creer que sea cierto…–
–¡Lo es! aquí estoy y me gusta… me haces sentir como una princesa…–
–¡Quédate! –
–No puedo… no quiero encontrarme con ella…–
El fútbol continuó su cauce, entre todos, cuatro o cinco equipos femeninos, supieron poner
su nombre en alto, ganaron prestigio y respeto, sus movimiento dejaron de lado la sutil torpeza,
C O P A L A A M I S T Á
adquiriendo a patadas la gracia y la fuerza que ya quisieran poseer algunos hombres; “La Selección 87
–¡Esta bien! Ya sabes que no puedo resistirme…– 102 Ío: hija del dios del río
D e l a m a n o d e D i o s
88 Cuando unos manes juegan fútbol, pueden hacerlo hasta sin árbitro, el trámite del encuen-
tro será tratado bajo las normas del picao que todo el mundo conoce, de no haber consenso
en una decisión, alguien quedará rabón, pero el partido continuará y de ser necesario ir a los
golpes, todo terminará con el partido; incluso esos mismos equipos se podrán encontrar de
nuevo en la cancha y allí, habrá fútbol y nada más que fútbol. Pero cuando son mujeres las
que juegan el asunto toma matices insospechados, una agresión de jugadora contraria, así sea
pitada como falta por el árbitro, podrá ser motivo de intrigas con desenlace insospechado,
aplazar un partido por cualquier motivo, es un claro complot para hacerlas perder, un regaño
del juez central puede ser acoso sexual y así fue. Cartas dirigidas a la División de Deportes,
103Un error infantil de Bienestar Universitario, Rectoría, Cadenas Radiales, El Concilio Vaticano, hicieron evidentes
sumatoria elemental del sus denuncias y reclamos. Tanto alboroto llamó la atención de las directivas universitarias y
que se cae en cuenta a dada su repelencia hacia La Copa, el torneo femenino, no fue otra cosa que el florero de Llo-
mitad de la segunda ronda.
rente que desencadenaría el desastre103 .
Las llaves de eliminación
debieron quedar de forma –¡Ya no puedo más! –
diferente. ¿Qué hacer? –Cálmate… intentemos arreglarlo…–
¿Cambiar la llave a mitad –¡No! Estoy cansada… no quiero compartirte más…–
de torneo, con partidos
–De acuerdo… ¡al demonio! Estoy dispuesto a dejar todo por ti…–
jugados, goles a favor y en
contra y con vencedores y
–No… eso no está bien…–
perdedores? Obviamente –Entonces, ¿qué quieres? –
los equipos a los que les –Déjame en paz… aléjate de mí…–
convenía no demoraron –No te entiendo… estoy dispuesto a hacer cualquier cosa…–
en hacer sus demandas.
Los que no le convenía, en
–Si me amas, aléjate… no me busques…–
hacer contrademandas. El –No te entiendo…–
Ché se ofreció voluntaria- ¿Acaso alguien ha podido? Todo lo bueno que tienen y que comparten con nosotros tiene
mente a asesorar a aquellos en correspondencia, su precio. Entre más se dedique el tiempo a entender a las mujeres, más
equipos que necesitaban
lejos se estará de hacerlo.
elevar su voz de protesta
ante los altos estamentos La Copa La Amistá Femenina tuvo cinco versiones, una Copa Libertadores y dos Copas
universitarios debido al Conmebol. Y para cerrar su epopeya de gloria y destrucción, Manuel no sólo predijo que ven-
mal manejo que La Orga- cería al “Su Madre” quitándole el título, sino que “Las Asesinas por Naturaleza” equipo de las
nización Copa La Amistá
amigas, novias, hermanas y compañeras de clase de “Los Asesinos por Naturaleza” se quedó,
daba a su manipulado
torneo. El Ché siempre
al igual que ellos, con el primer lugar del ranking.
luchó por la causa de los Manuel también, a su manera, vaticinó la caída del imperio, de nuestra querida, divertida
desprotegidos. y alcoholizada Copa La Amistá.
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Ángeles no caen todos los días
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En los días posteriores al descubrimiento, cayó en un sopor del que pocos nos dimos cuenta 91
a pesar de las señales que eran más que obvias: sus chistes se volvieron cada vez más estúpidos,
contestaba a una pregunta ya cuando la respuesta estaba dada y la programación de La Copa
sufría de inexplicables alteraciones. Por ese entonces a uno le daba como rabia verlo abando-
nado a la noche, con la mirada perdida en un quizás, llorando de impotencia, como la que se
siente cuando se juega uno un partido decisivo de tú a tú contra una estrella del firmamento
balompédico; que porque Andreita, su ángel, apenas le daba la hora a él, a la cabeza de La
Suprema Organización de La Copa La Amistá, torneo en el que por demás ella jugaba y era
tratada como embajadora del cielo. Cómo era posible que se fuera así como así de rumba sin
él, vaya uno a saber quién sabe cuántos manes andaban detrás de ella y él ahí, con nosotros en
la Conspi, el bar de siempre, pidiendo más cerveza para encontrar esa feliz solución temporal
que sólo el alcohol, las mujeres efímeras y los amigotes otorgan. La vida era elemental. Esa
noche, en medio de las botellas y los amigos vacíos, con una verdadera convicción de borracho
solemne y con el corazón en la mano, Johnny tomaría una determinación que cambiaría, tal
vez para siempre, el curso de su vida. Como un guerrero de los que hablan las leyendas y si era
necesario contra el destino mismo, haría suyo ese ángel futbolista con guayos y todo; guayos
que seguramente andarían quién sabe con qué man bailando quién sabe qué canción en quién
sabe qué bar. Luego sonó la canción cuyo coro decía “Juancho es gay” y nos pusimos a gritar
desaforados. Como siempre Juancho se enojó y perdimos la cuenta de las cervezas.
De ahí en adelante una batalla con más porfía que otra cosa, ingeniosas conversaciones,
invitaciones a jugar El Partido de las Diosas105 , miradas furtivas hechas de profunda admiración 105 Versión femenina del
y en fin, toda la parafernalia absurda de adulaciones y cumplidos que aconseja hacer el Libro Partido de las Estrellas.
de las Conquistas Amorosas.106 Tiempo perdido, eso nos parecía, así que un día Johnny recibe 106 Ver“Míramequete
una invitación para que fuera con todo el equipo “Ángeles” y otros allegados a un barcito de Estoy Mirando” Cuentos
esos de música tropical. Invitación que él acepta emocionado, casi que se moría de las ganas para enamorar.
por bailar, ¡por bailar! ¡ Johnny, que la maldita genética lo castigó con animadversión para 107 Dada la reconocida
aquello de la habilidad rítmica necesaria para lo del baile! No es cierto, con el paso del tiempo, timidez y caballerosidad de
se ha convertido en un buen bailarín, así que decidió invitar a un amigo para no aburrirse en éste man, es necesario decir
este lugar guapachoso que soportaría estoicamente sólo por andar en plan de conquista. El que nunca le botó los pe-
rros a ninguna hembra, lo
elegido fue Gabriel, al que tampoco le gustaba mucho eso del bailoteo, aceptó ir a regañadien-
de él era un cortejo hecho
tes más por hacerle un favor a un amigo que por convicción propia. El resultado no pudo ser de suma galantería a una
mejor, Gabriel cayó víctima de un extraño hechizo celestial y no le quedó más remedio que dama única entre todas en
cortejar107 a Espe. Esperancita y Gabriel eran tal para cual, si, tal para cual, en todo el sentido el mundo.
N o e s l a o c t a v a m a r a v i l l a , p e r o p a r a a l l á v a
92 de la palabra, ninguno se atrevía a pedir el teléfono del otro o a hacer una invitación para salir a
solas. Por largo tiempo salimos los cuatro.
Y un día sucedió, llegó Johnny con una estúpida sonrisa en el rostro y todos compren-
dimos. Esa batalla llena de estratagemas que es el amor, había sido por fin, dominada. ¿Que
en qué momento Andreita se fijó por fin en Johnny? Tal vez eso nunca lo sabremos, si acaso
lo sabrá ella. Si acaso, porque las mujeres no siempre saben lo que hacen y muchas veces sus
decisiones son mas bien el resultado de un capricho que de un razonamiento concienzudo, lo
cual no es del todo equívoco. El fútbol es un deporte de resultados insólitos que no siempre
son coherentes con el trámite del partido, cada quien hace los quiebres a su manera y juega
con un estilo particular. Más tarde, con un empujón de Johnny y mío, por fin Gabriel y Espe se
cuadraron. Así que la normalidad en las programaciones de La Copa volvió a su estado natural,
los desfases eran ya cosa del pasado. La vida hay que vivirla intensamente, como un partido de
final de Copa en todo momento. Luego de un cortejo largo y unos pocos meses de noviazgo
radiante, la parejita feliz de nuevo nos sorprende con una invitación a un acontecimiento teme-
rario… “hemos consumado nuestro matrimonio que será el día tal…” No puede uno menos
que sorprenderse. “¿Pero por qué va a hacer eso, hermano? ¿Acaso se volvió loco?” “Es que esa
mujer me cambió la vida”. Que man tan pendejo, uno no se casa con tan poquitos meses de
noviecitos. No me parecen pocos, justo el día en que cumplíamos un año de noviazgo, nos casamos.
Ya dije que Johnny siempre ha sido un tipo porfiado en demasía, además una cosa es ver los
toros desde la barrera y otra enfrentarse a ellos frente a frente, el enamoramiento, lo que sucede
sólo lo comprenden los amantes, los que se miran y se sienten, esa propiedad de uno contra
uno mismo, el amor encarnado en ella. Así que esta historia tiene un gran final, al matrimonio
que tuvo feliz suceso fuimos los amigos más allegados, todos sentíamos que Johnny se acababa
de jugar un lindo partido, que lo había ganado por fin, que comenzaba la siguiente ronda que
jugaría junto a Andreita, su mejor momento, el motivo por el cual sucede, 4 años más tarde, la
madre de su hijo, Diego Armando. Ese ángel destinado del que un día se enamoró. El Diego,
vendrá pronto a nosotros, pues quedan aún cuatro meses para su arribo. Luego de cuatro años de
matrimonio feliz decidimos incorporar un nuevo delantero con juventud y talento que refuerce la
línea ofensiva y nos permita seguir jugando este torneo de ser una familia.
C O P A L A A M I S T Á
Transmisión satelital artificial108
Johnny: …. No importa, ¿el satélite viene más tiempo no? … creo que nos prestan otro satélite
a las 2:00 P.M.
Javi: ¿Qué? ¿El balón? ¡Tenga aquí!
Johnny: Sí sí, para ESPN, Caracol y RCN
¡El juez da el pitazo inicial!
(Sonido de fondo: ¡Pilas, pilas, vamos Fabiola, pilas!)
Johnny: ¡Y se mueve la esférica señores, la toca la numero ocho, se la pasan a Paola, Paola tira
al arco pero tiro desviado. Buen intento de las Ángeles con el patrocinio de Superley! 108 Una vez, sin intención
Javi: ¡Está grabando! premeditada, Javito llegó
Johnny: ¿Sí? ¡Uy sopas! con una grabadora de au-
dio digital, y cómo éramos
(…)
niños nos pusimos a jugar.
Johnny: Creo que van a repetir el saque… Nuestra verborrea fue
Gabriel: ¡Impresionante! utilizada en un trabajo de
Javi: ¡Estamos transmitiendo con sonido digital! yo no sé qué, de estudian-
Johnny: ¡Paola de nuevo con la esférica! Se saca una, se saca dos… tes de yo no sé qué, de la
facultad de yo no sé qué.
Javi: ¡Yo quiero que Paula se la saque! Lo que estamos publican-
(…) do fue un fragmento que
Gabriel y Johnny: (silencio absoluto) logramos recuperar.
94 Johnny: El comentario de baja ralea a cargo de Javito…
Gabriel: ¡Uych!
Johnny: ¡Atención, atención, está pasando algo que es irregular en los
partidos de Copa!109 ¡Parece que van a jugar con dos balones!... creo que
los dos equipos están perdiendo tiempo… eso debe convenir al árbitro,
creo…
Gabriel: ¡Eh, tenemos informaciones de compras ilícitas de jueces por
medio de algunos equipos! Parece tráfico de influencias.
Gabriel, Johnny, Javi: uuuuuuuuuuuyyych, ¡casi!
Johnny: Pues la verdad la información que nosotros tenemos es que no
es dinero lo que ha estado en juego. Parece que los jueces están siendo
convencidos de otra manera.
Gabriel: ¿Pero qué otras maneras puede haber compañero?
Johnny: ¡Yo no le puedo dar nombres aquí al aire, señor, por favor!110
Why and how La Copa La Amistá Femenina
109
Javi: ¡jejejejejejejejejeje!
has started?
Gabriel: ¡No, lo que pasa es que usted no puede referirse y echarle vainas
After winning the banquitas championship very deserved
a comentaristas de otras cadenas radiales! …Yo me acuerdo cuando….
to us and not much understanding for other, nobody
could take our pride away. But like always, after winning
En ese viaje que hicimos a Ibagué, que nos metimos ese chicharrón de
something you want more, so after watching the football sesenta patas…
games in the masculine championship of La Amistá I as- Johnny: ¡Sí, sí, claro, recuerdo, lo recuerdo! Estábamos con el Liso Ló-
ked Johnny: “when are you going to organize the French pez, ¿no?
version of La Amistá?”, and with a non very convinced
face he answer: “bring me four teams and I organize
Gabriel: El Liso López, aquél gran jugador del Santafé del 54!
you the championship”… A week later, I was putting Johnny: Que entre otras cosas, se encuentra en coma profundo, pues los
in his hands twenty lists of girls dying to show their saludos para la familia del Liso….
sport abilities, their will, their uniforms and other just (Interferencia. Problemas satelitales.)
to learn how to play football. So, with twenty teams and
Fin de la transmisión.111
good expectations the first Copa La Amistá Femenina
has started… Paula Carrasco untiring player of IO in the
female version.
110 Cómo record para la Historia; fuímos el primer
medio de comunicación periodística que entrevistó a un
jugador dentro de la cancha antes y durante el cobro del
tiro libre, y durante su carrera de celebración del gol.
111 ¡Cómo nos divertíamos!
C O P A L A A M I S T Á
La sagrada ceremonia del alcohol
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sacro silencio de esos que sin voces dicen todo lo que tienen que decir. Convencidos y con la 97
piel erizada, bebíamos de fondo blanco nuestras copas al filo de la realidad y de nuevo otro
chorro de dulce néctar al suelo que tanto amamos. ¡Brinda con nosotros, amada Vincent Van
Gó! De nuevo te damos, con el corazón, gracias.
Pensábamos que esta íntima ceremonia aseguraba otra Copa más, que si fallábamos, que si no
lo hacíamos con la solemnidad correspondiente –como si se tratara de una odiosa profecía– La
Copa llegaría indefectiblemente a su fin. Eso era mística, como La Copa misma, por eso hacíamos
uso de toda nuestra mística para tratar de perpetuar las cosas que tanto amábamos.
Y así llegó la noche infausta, una noche entre todas las de final de Copa, la última115 . Y
aunque no me gusta ser agorero, en el fondo pienso que nunca debimos convidarlas a ellas
a una ceremonia por la cual no sentían el mínimo respeto, más aún, su sacrilegio no conocía
límites, pues una sonrisa socarrona se asomaba como una especie de mueca burlona cada
vez que la superficie de la Vincent recibía un chorro del sumo cáliz, licor para sus ansias, el
sacrificio con el que la honrábamos y dábamos gracias a La Amistá. Pienso que para Marcela
y Claudia esto no pasaba de ser un juego insulso de grandes niños ebrios. Para nosotros, este
sagrado momento lo era todo en ese instante. De soslayo las miraba con mi copa rebosante en
la mano y veía cómo su falta de respeto con el rito lo dilapidaba todo. Pensé en aquella profecía,
en eso que todos sabíamos y ni siquiera nos atrevíamos a nombrar, como una maldición. La
Amistá no debería morir. Esa noche se profanó el templo, la falta de fe rompió el hechizo. Los
que saben de ceremonias dicen que éstas se deben hacer al pie de la letra, como lo dice el libro,
que si no se hace así es como si no se hiciera nada y peor aún, se puede ofender a la deidad
correspondiente. También dicen que la ignorancia es atrevida. Esa noche fue como haber hecho
nada, el chorro de licor era agua consumiéndose en el vacío, los duendes nos abandonaron,
las palabras sonaban a oquedades muertas, los labios se movían sin emitir significado alguno.
Sólo era el silencio y en la noche, la cúpula administrativa de La Amistá haciendo el ridículo
en la mitad de una cancha vacía. Ellas nunca comprendieron la importancia de agradecer en
un lugar sagrado. Perdónales ¡oh Vincent Van Gó! su criterio de gente incrédula. Después
de aquel ritual estéril cada uno volvió a su rumba y celebró a su manera. La Vincent Van Gó
brindó por última vez con nosotros ese trago desabrido.
Ya dije que no me gusta ser agorero, más bien soy algo escéptico; mi papá me inculcó
desde chiquito aquello del pensamiento científico, creo que finalmente me hizo algo de daño 115 Viernes15dediciem-
andar mirando a Carl Sagan con su pedagógica elocuencia hablar con fantástica claridad de los bre de 2000. El Apocalip-
misterios del universo y sus cosas sencillas. Ese sí que era un maestro. Pero no siempre puedo sis, el nuestro.
N o e s l a o c t a v a m a r a v i l l a , p e r o p a r a a l l á v a
98 dominar el demonio de las cosas lógicas y exactas que me nace adentro, tengo que confesar
que a veces me dejo llevar por la emoción y encuentro sensaciones extranaturales en detalles
simples como botar aguardiente en el piso de una cancha y hasta llego a creer en maldiciones
que nosotros mismos nos inventamos116 . No sé, a lo mejor fue mera casualidad, pero así pasó,
al llegar de vacaciones la amada Vincent Van Gó, la más hermosa, la mejor de todas, se encon-
traba agonizando, herida de muerte en su centro. Alguien detrás de un buró ordenó de forma
traicionera, en el silencio muerto de una universidad sin estudiantes, el exterminio de nuestro
lugar sagrado, la Vincent fue violada, ultrajada por no sé cuantas máquinas que dejaron al aire
libre sus entrañas de tierra viva y palpitante. En la Universidad Nacional hay personajes con
extraños tentáculos y poderes que van más allá de la perversión humana, siempre hay algún
desadaptado ocupando puestos directivos con su mano deforme de tanto andar señalando
sombras; personajes obtusos dictando clase o dirigiendo facultades enteras. Gente que nunca
comprendió el sortilegio del fútbol, que fue incapaz de vibrar con el encanto de quienes poseían
la magia. Así exterminaron parte de nuestro corazón un día.
C O P A L A A M I S T Á
Todos fuimos uno
C O P A L A A M I S T Á
una doble vida, e incluso jugaban La Copa, siempre nos acusaron en tono discreto pero directo por 101
C o n m á s v i d a s q u e u n g a t o
102 dispersos, la retroexcavadora y las volquetas permanecían allí para terminar su masacre, mientras
estupefactos sufríamos en silencio. La mañana se deslizó sobre nuestras cabezas y poco a poco
llegaron los estudiantes a contemplar la tragedia: murmullos, comentarios, ira, desesperación, pro-
119 Para algunos era más
testa. Al cabo de un rato fueron cientos, de colores diversos, de incongruentes tendencias, quienes
difícil. En esos momentos parados sobre los despojos, pedían justicia, pedían venganza, pedían a su dolor, clemencia.
me encontraba fuera de No era nuestro estilo tomar represalias, de hecho, no íbamos a quemar nada, a romper o
mi calidad de estudiante a pintar nuestra mortal pérdida, así que, aunque lo sabíamos inútil, fuimos por las palas que
universitario, pidiendo citas
y haciendo lobby en las ofi-
alguna vez sirvieran para distribuir la arena con que maquillábamos a nuestra reina y ante la
cinas donde las directivas de mirada lastimosa de los presentes empezamos a tapar los huecos.119
Diseño Gráfico me miraban Sumidos en la consternación no nos dimos cuenta, pero al cabo de unos instantes ya no
sobre los hombros al tiempo éramos los únicos en la utópica tarea, gente venida de otras facultades también paleaba inten-
que, con su mirada escruta-
dora, intentaban descifrar
tando expiar una culpa común que los liberara del amargo sentimiento.
qué tan inmiscuido estaba No pude más que dejar deslizar las lágrimas cuando desde la calle vi llegar al dueño del
yo en los estamentos y deci- chuzo de los crepes que quedaba por la veintiséis frente a la cancha, con su pequeño hijo120 , pala
siones internas de La Copa.
en mano para ayudar a tapar lo que la ira institucional había abierto con su retroexcavadora.
Ya habían comentado a
Gilbert, el de las fotocopias, Al norte los de la olla comunal también contribuyendo a la faena, hacia el sur aquellos que
que si seguía prestándonos nos habían criticado; al occidente empleados, gente de las fotocopiadoras; al oriente, amigos
el servicio se verían en la desconocidos que nos acompañaban en el dolor, y paleaban tierra para llenar de consuelo las
obligación de pedirle el local
y buscar otro arrendatario.
tumbas de la gloria hasta hace un tiempo, futbolera.
No es que estuviera mal Mayor fue la sorpresa cuando encapuchados llegaron a evitar que el operario de la retro si-
pertenecer a La Copa, era quiera se moviera, de un momento a otro las llantas de la volqueta estaban desinfladas sin causa
que los que estaban en ella diferente a su decisión de perder aire, por poco prenden fuego a la maquinaria, pero no, eso habría
o trabajaban para ella, no
eran vistos con buenos ojos
sido contestar el fuego con el fuego y nosotros no éramos así. Ojalá aquella hecatombe se hubiera
y hasta corrían el riesgo de podido arreglar con fútbol, pues habríamos dado la vida y más, por ganar ese partido.
no ser admitidos al interior Ese día de enero de 2002, la pena nos unió en torno a la fragilidad y la impotencia. Ese día
del edificio. Y ahí me en-
como mosqueteros, amigos y enemigos, fuimos uno, sólo uno y nada más que uno.
contraba yo, boliando pala,
posiblemente arriesgando Descansa en paz oh, Vincent, descansa llena de recuerdos, de gloria, de goles, victorias,
mi cupo sólo por intentar derrotas y ahora, de lamentos.
tapar con su misma tierra Tiempo después el terreno que ocupaba la monumental y legendaria Vincent van Gó fue
los desmanes en el suelo de
la Van Gó.
reemplazado por un “parque de aguas”, triste acopio de ladrillos y cemento.
Descansa en paz oh, Vincent Van Gó, que en algunos años dirá la leyenda, que por las
120 Ver apéndice: “El
C O P A L A A M I S T Á
El fútbol, la propiedad privada o el amor
vital de trabajo. Pocos llegan a tan siquiera imaginar todo lo que tenía que fue cedida, donada a la Copa. Nunca más salió de la
Universidad Nacional.
hacer un planillero. Todo aquel que ingresó a la Suprema Organización
tuvo que pasar primero por estas instancias de la planillería oficial123 , a 123 Elfundador de La Copa fue el primer planillero y
excepción del Ché quien desde un comienzo entró a ocupar un puesto ejerció el oficio hasta llegada la séptima versión. Por eso
los planilleros siempre fueron considerados como de la
con salario de directivo y aun así nunca estuvo contento. familia, su trabajo era duro y merecían todo el respeto y
Viene Claudia, viene Compota, viene compotita volando bajo y reconocimiento. En el caso de La Amistá, más curas que
con una sonrisa tierna me desarma entero. Me rearmo. Me sumerjo y obispos.
104 sueño los secretos. Un secreto. Las ansias que la acosan. Sé de dónde viene. Sé de su reino
de fantasía, pero esto es un secreto no revelado. Ayer venía con un balón de fútbol. Vino
Claudia. Adiós Compota.
Compota hacía rato estaba con nosotros, linda Compota. Todos sabíamos que tenía gran
debilidad por los problemas sociales y sus defensores. Era la época dura de La Amistá, la época
en que comenzó la persecución por parte de la rosca directiva de Diseño Gráfico. Fue una
linda batalla. La lucha por la causa, compañero. El problema comenzó a tomar visos legales y
fue Compota la que ofreció la ayuda de su novio: El Ché.
El Ché era un estudiante anacrónico de la facultad de Derecho de la Universidad, un tipo
completamente impedido para el fútbol, obtuso, como nunca lo entendió nunca supo jugar, nunca
supo qué carajos se sentía cuando uno formaba parte de un equipo; el agradecimiento con el
amigo que devuelve el pase o cuando el fraternal abrazo luego del gol celebrado. En cambio era
un individuo porfiado, lleno de argumentos sacados de los cabellos a la hora de una discusión
que en cualquier momento podría ser bizantina. ¿Javi, qué es una discusión bizantina?124
Así que al final de la novena Copa, Compota sugirió un “salario representativo” para su no-
124 Escélebre el colo- vio, por su “gran aporte al conflicto”, conflicto que al parecer comenzaba a tomar connotaciones
quio de Javito con varias políticas relacionadas con la sugerencias del Fondo Monetario Internacional, el Plan Colombia,
personas acerca de temas
irresolubles, que alguna vez
el proceso de privatización de la universidad pública, la protesta estudiantil, el usufructo del
fueron catalogados como patrimonio público y un sinnúmero de cosas terribles que al parecer tenían mucho que ver con
discusiones bizantinas, la Copa La Amistá. Nosotros siempre quisimos hacer fútbol. Queríamos jugar fútbol.125
esas que no conducen a Pero una cosa es el fútbol y otra el amor, aunque vayan cogidos de la mano y se confunda
ningún lado y los argu-
mentos de ambas partes
uno con el otro, el amor hace que la gente cambie y hasta modifique el horizonte en un mo-
son tan sólidos como mento dado. Es increíble la forma en que puede cambiar una mujer dependiendo del hombre
insensatos. que tenga a su lado. Uno de los cambios más visibles es la forma en que ésta enfrenta, por
125 ¿Es
tan difícil de ejemplo, una discusión; la mujer argumenta diferente, se expresa diferente, hasta su manera
entender? de razonar las cosas es diferente. Una mujer enamorada es diferente a cualquier otra mujer.
126 Claudia fue Gerente El cambio que esto representó en Compota fue drástico, de ser una acérrima defensora de
Financiero de la Copa, La Copa se convirtió en una de sus más avezadas detractoras126 de la mano con el Ché para
manejaba las finanzas, el quien el conflicto ya parecía ser algo personal. Compota dejó de ser Compota para conver-
control del dinero era suyo
tirse insensiblemente en esa desconocida nuestra llamada Claudia. Cuando las negociaciones
sin auditoría alguna, no
había por qué, confiábamos
culminaron con la absorción de La Copa por parte de la Universidad, el Ché logró un salario
en ella y ella en nosotros. por haber hecho no sé bien qué, al parecer cobraba por su asesoría jurídica de doble filo o
¿Qué pasó Compota? por reírse de los estúpidos chistes de Gloria, el monigote de la División de Deportes que la
C O P A L A A M I S T Á
Universidad tenía para supervisar los últimos ajustes de la desafortunada amalgama que La 105
Copa logró con la Universidad. Un semestre después, luego de tener la peor versión en toda
su historia, con los “Amigos de Moe” como flameantes campeones de la versión más truculenta
de la Conmebol; con una premiación sin sancocho ni licor127 , sin borrachos felices llorando
por la emoción del título obtenido, con unos tamales a medio tibiar calentados con el aliento
de los últimos vestigios, La Copa La Amistá hacía sonar sus últimas trompetas.
Como era de esperarse la vida debe continuar, los estudiantes no podíamos serlo todo una
vida, las febriles obligaciones de La Copa debían terminar, la eterna discusión con el Ché, faná-
tico de la discordia, también. Se hicieron varios informes y contra-argumentaciones, papelería
jarta. Se dijeron muchas verdades fundamentadas en mentiras, se hirió gente, se respondieron
afrentas. Claudia dejó de ser Compota y un abismo insalvable atravesó los recuerdos, esos que
algún día decidí proteger de las malas cosas.
Al parecer aquí termina la historia y el buen lector podría hacerlo sin remordimiento
alguno, sin embargo, como una revelación, como una aparición de un tiempo inerte, ayer me
encontré a Patricia, y entre un pocotón de frases que realmente no importan, restregó mi amargo
corazón abierto sin saberlo, ese que sabe a fútbol, a fútbol y a las cosas bellas y amargas que se 127 Esenciamisma de La
recuerdan en el alma. Afortunadamente como cuando era niño mi corazón supo alegrarse de las Copa, sin estos, la ceremo-
buenas cosas y calló en silencio mientras mi boca con ingeniosas frases estúpidas e inconexas, nia de premiación era la de
graciosísimas pero inconexas, creaba un brillante sofisma de distracción. Quedé frío, lelo. Tengo otro torneo, no el nuestro.
Afortunadamente si hubo
que admitirlo, Patricia me untó de nuevo esa tristeza vieja que creí expatriada, confinada a ese
por lo menos un borrachín
lugar oscuro que son los recuerdos amargos y la tiñó de azul profundo, a alegría ajena que lo que la emprendió ese día
alegra a uno. Mi Claudia, mi dulce y ajena Compota, hoy la vida crece en tu vientre y no sé contra el “Ché” porque no
más sino alegrarme de esa noble aventura. Debes andar popocha y voluptuosa brotando vida le dieron tamal y casi se
van a los golpes. ¡Maldita
por todos lados. Bella oportunidad que te da el destino. Retoño del amor tuyo128 . Luz que en
sea! ¿por qué lo detuvie-
la catedral encendiste un día. Compota. Ojalá la vida permita vernos como el primer instante, ron?
como el primer augurio, como dos amigos que se aman siempre cuando son niños.
128 Quiero creer que algún
día, cuando ella se lo pida,
Claudia recordará a Com-
pota, recordará sus días
bellos de Amistá rebosante
y compartirá una parte de
La Copa al responder la
pregunta: mamí, ¿me cuen-
tas un cuento? Johnny.
C o n m á s v i d a s q u e u n g a t o
Los Amigos de Moe
Todo lo que es almidón es harina. La caléndula es buena para todo. El MILO es maltoso
mientras que el CHOCOLISTO es chocolatoso. Los sabores del fútbol no siempre son discernibles
El Diablo periquero, que hasta marica será.
Como ya debes saber, amigo lector, la Copa Commebol de La Amistá era aquel torneo
para “equipos de medio pelo” al cual sólo llegaban las escuadras que no sumaban los suficientes
puntos para acceder a los privilegios de la segunda ronda del torneo principal. Para unos era la
tabla de salvación a la cual debían aferrarse, era más que una segunda oportunidad; si pretendían
conquistar algún título en su vida, era éste el único torneo que un equipo sin talento podría ga-
nar. Recordemos que el Dios del fútbol es caprichoso, que no otorga los mismos dones a todo el
mundo, estos parecen ser repartidos al azar, lo que pasa es que los mortales no comprendemos
los designios divinos. ¿Quién no ha sufrido la envidia de ver desde afuera un torneo? ¡Estos sí
son muchos troncos! ¡No hay justicia en el fútbol! En cambio para otros equipos era el deshonor
completo, era preferible dejar el cupo abandonado, el espacio en blanco a presentarse en una batalla
donde todo rival era inferior en linaje a su estirpe futbolera. Para nosotros no era más que la otra
copa, la complaciente concubina que accedía a todos nuestros caprichos.
Los problemas venían desde hace rato, esta decimotercera versión tenía inoculado el virus
de la desgracia y ya presentaba sus síntomas terminales. Como un enfermo optimista, de los
108 que sonríen aun ante la presencia inminente de la muerte, sonreíamos pese a todo; si hay fútbol
la alegría nunca termina. Presintiendo el final de los gloriosos días, nos dejamos llevar por la
emoción, desoímos las prescripciones del médico de turno y nos dedicamos a la alegría del
juego, como un niño que mientras más regañan más se ríe.
Cronología hasta el día cero:
Así recordamos los acontecimientos.
C O P A L A A M I S T Á
Lunes 12:00 m. 109
“Los Amigos de Moe” Aparecen programados para jugar nuevamente el próximo sábado.
Sábado 12:00 m.
Resultado final: “Amigos de Moe 2 – Dueños del Lupanar 0” ¡Victoria por “w”!
Así comenzó todo, una jugada magistral nos puso nuevamente en la Conmebol, ya no
como “Ave Negra”, sino con el sugestivo nombre de “Los Amigos de Moe” ¡qué nombre señores!
¡perfecto! ¿por qué nunca se nos ocurrió a nosotros? Recordemos que Moe es algo así como un
eterno surtidor de cerveza, y ser amigo de Moe era casi como estar en el paraíso de la vendimia
con el dios Baco de tu lado. Es cierto que no fuimos del todo reglamentarios al suplantar a un
equipo, sobretodo sin su consentimiento, también es cierto que obramos por el bienestar de
la Conmebol, pues se venían dando muchos doble “w” y el torneíto perdería su gracia, que por
demás no era mucha; así que si el caprichoso destino no hubiera movido todas sus fichas de
la manera en que lo hizo, tampoco hubiéramos podido concretar nuestra estratagema. Pero
una cosa llevó a la otra y como en un efecto dominó “Los Amigos de Moe” avanzaban ronda
tras ronda indestructibles.
Sintiéndonos seguros, pensando que nuestra artimaña era indetectable, nos presentamos,
ebrios como de costumbre, al encuentro contra “Acme” por un cupo a la semifinal; la nómina
de planilleros, organizadores, los primos de Juancho, y demás compañeros y hermanos de
bebetas, dio una muestra de buen fútbol y con su sudor y goles se ganó el derecho legítimo a
continuar su senda victoriosa. Pueden acusarnos de usurpar el cupo, pero jamás de ser des-
leales al espíritu del fútbol en una cancha, los partidos los ganamos con sudor y entereza, “Los
M á s q u e u n m a n d a m i e n t o
110 Amigos de Moe” era un equipo compacto hecho del mismo material de la alegría del dios Baco,
camaradería sincera. Desprevenidos nunca dimos importancia a ese ojo avizor y escrutador
que nos observaba desde lejos, que presenciaba cada partido como el más fiel de los hinchas y
parecía alegrarse con nuestros pequeños triunfos. Ese día ganamos como de costumbre.
Jactanciosos contábamos a quien pudiera saberlo de nuestra racha victoriosa y de cómo
habíamos llegado a tan altas instancias de la Conmebol. Todos sentían el deber de participar
en tan noble gesta atraídos por la esencia del equipo y la nómina comenzó a crecer desmedida-
mente. Para la semifinal, que paradójicamente jugaríamos contra “Kaizen”, ya éramos alrededor
de quince los amigos de Moe. El destino movía sus fichas de nuevo para que pudiéramos tomar
venganza de aquel día aciago en que “Ave Negra” fuera desterrado de la Conmebol tan prema-
turamente; Yeyo, con un gol de culo –el balón rebota en su culo y entra en el arco rival–, nos
daba el paso a la siguiente ronda. Fue otra admirable demostración del carácter futbolístico de
nuestro equipo con la que obtuvimos dos victorias, por un lado el paso a la final y por el otro
la cabeza en alto por el desagravio. “Kaizen” ya era historia.
Sin pagar un peso de inscripción, ni por las innumerables tarjetas amarillas, azules y rojas
a lo largo del campeonato –es bien sabido que los borrachos no respetan– llegamos a la final.
A una final siempre llegan todos los jugadores de una nómina, la cual hasta el momento no
sabíamos tan extensa, un escuadrón de patrióticas camisetas amarillas se hizo presente a
nombre de “Moe” cantando la barra alegórica del equipo: ¡Mou! ¡Mou! ¡Mou! ¡Mou! –en-
tiéndase Moe. Pero no, no era la fiel hinchada, era la plantilla completa que comprendía casi
como cuarentaicinco jugadores. Los primos de Juancho, Juancho, los planilleros, payaseado, los
Arciniegas, Cesarín (que estaba expulsado), Javi Castellanos (que horas más tarde jugaría la
final del campeonato principal), Omar (refuerzo extranjero), Tomás, Julián “el calvo” (borracho
feliz que odiaba el fútbol), la Cúpula Directiva de La Amistá en pleno (o sea nosotros), y dos
o tres amigos de un amigo que no conocíamos pero que, como también estaban borrachos,
jugaban con nosotros. Y así el juez dio el pitazo inicial. El buen fútbol no tardó en hacerse
presente, hicimos tantos cambios como la planilla lo permitía y, en medio de una fiesta que
parecía más un carnaval que un partido de fútbol, tocó meter a Cesarín pues el partido se nos
venía complicando, el único problema era que el muchacho tenía una tarjeta roja anterior que
le impedía jugar el partido de la final. Pero como es bien sabido, los borrachos no respetan, así
que hacemos el cambio y entra Cesitar al terreno con su uniforme de mil dólares a marcar el
gol que nos daría la victoria. Celebramos como si hubiésemos ganado la final de la copa mundo,
era la alegría de un niño que festeja una pilatuna bien hecha en donde la reprimenda parece
C O P A L A A M I S T Á
imposible. El extraño que tanto nos observaba se acerca con tanto júbilo como el nuestro, nos 111
abraza, canta la barra: ¡Mou! ¡Mou! ¡Mou! ¡Mou! Parece conocernos, ser nuestro amigo del
alma, el de siempre, así lo sentimos, el desconocido es más que un compadre al que brindamos
una cerveza con el corazón, brindamos por La Amistá, por la alegría, por el fútbol. El desco-
nocido era Jose, ese día lo supimos, era amigo de Moe antes que nosotros, él fundó el equipo,
él fue el genio detrás del nombre: ¡Mou! ¡Mou! ¡Mou! ¡Mou! Si no fue al partido, aquel “w”
que nos permitió suplantarlo, a él y su equipo, fue por estar borracho, tirado en el suelo frío
de una sala, con los miembros entumecidos e incapaz de pararse a encuentro alguno. Jose era
como de la familia, era más, si nosotros éramos los amigos, él era Moe mismo.
En los programas de Discovery Chanel dicen que no hay crimen perfecto, nosotros caí-
mos en el error de pensar que el nuestro sí lo era, aun sabiendo que las huellas eran más que
evidentes. Una serie de pistas dejadas en las panillas a lo largo de todo el campeonato nos
delataban y lo sabíamos, en realidad no nos importaba … sólo un enfermo se pondría en la
fastidiosa labor de revisar planilla por planilla para descubrir la falencia que nos descubriera
en nuestro crimen perfecto.
Así que por ahora no nos quedaba más que celebrar. La noche de la premiación, nos
hacíamos un homenaje nosotros mismos en la tarima frente a la comunidad de La Amistá,
los anfitriones del evento; proclamamos campeón a “Los Amigos de Moe” e inmediatamente
pasamos a formar parte de una larguísima fila de jugadores que subió al estrado a reclamar
la medallita que con tanto esfuerzo habíamos ganado: ¡Mou! ¡Mou! ¡Mou! ¡Mou!. Como la
planilla tiene únicamente diez casillas, sólo diez jugadores recibieron medalla, incluyendo a
Jose; hubiéramos querido que fueran más, sin embargo la alegría era tal que nos abrazábamos
eufóricos y exhibíamos orgullosos la presea dorada que nos acreditaba campeones. Minutos
más tarde, con las medallas al cuello y con un trofeo baboseado por tantas bocas que lo habían
besado; una voz preguntaba a todo pulmón: “¿Qué ganas cuando haces trampa?” veinte bocas
respondían elevando en un brindis, las botellas al aire: “¡la gloria!”
Meses después; sentados en una mesa de negociación, con el agua al cuello, sin ganas de
seguir haciendo La Copa, hastiados por completo de nuestra infortunada adhesión con la
Universidad el Ché, que llevaba ya alrededor de media hora haciendo descargos en contra de
los honorables miembros de la Suprema Organización Copa La Amistá, abrió muchísimo los
ojos como preparando el escenario para una revelación de suma importancia, golpeó fuerte-
mente con el índice las planillas sobre la mesa y dijo: “Además mire, doña Gloria, mire estas
planillas, el equipo “los amigos de Moé”...
M á s q u e u n m a n d a m i e n t o
112 Amigo lector, a lo largo de este relato habrá usted caído en cuenta que la forma correcta
de pronunciar: “los amigos de Moe” es: “los amigos de Mou”, no “de Moé”; sin tilde. Así, con
acento en la O y con profunda expresión de felicidad.
...el equipo “los amigos de Moé”...
Sonrisitas burlonas que no pudimos evitar.
... el equipo “los amigos de Moé” ... y a continuación una lista pormenorizada de toda suerte
de fraudes y chancucos raros que los “Amigos de Moé” –léase: La Organización– habíamos
consumado a lo largo de la Conmebol. Nunca nos habíamos dado cuenta de la cantidad de
irregularidades que habíamos cometido, eran brillantes, ingeniosas, evidentes, y no nos sen-
tíamos avergonzados. Sólo desenmascarados en nuestra travesura. Sabíamos que ahora sí el
asunto no tenía salida. En manos tan fraudulentas la Universidad no podía dejar un torneo
de tal envergadura y responsabilidad. Al salir de esa oficina, estaba todo muy claro, habíamos
sido derrotados en un campo de juego inhóspito: una mesa de negociaciones.
C O P A L A A M I S T Á
La caída del imperio o las invasiones bárbaras
Ahora que te busco y tu no estás, recuerdo, qué solo la tristeza quiere hablar conmigo…
Miguel Bosé.
C O P A L A A M I S T Á
El Ché sonríe victorioso, ha conseguido su objetivo, ahora es el patrón y va a recibir casi 115
un salario mínimo por organizar la Copa, que es más dinero junto del que nunca ha tenido
en su vida.
Solemnemente nos ponemos de pie, reconocemos nuestra derrota, sobre todo en el campo
burocrático –no somos buenos para las mesas de diálogo, las negociaciones y la política insti-
tucional. Nos vamos, pero nos llevamos nuestra Copa, nos llevamos La Amistá, con toda su
magia, les deseamos suerte en su nuevo torneo.132
La Amistá tuvo origen, tomó su nombre y adquirió su filosofía de la libertad misma, de la
esencia de la juventud impávida que cree en el honor, la competencia, el orgullo, que no teme
a las insolentes ganas de sentirse vivo; La Amistá nació de su madre la cerveza y su padre el
fútbol para convertirse en el legado que dejamos al mundo para que no nos olviden y compartan
nuestras intensas ganas de vivir o de morir en el intento.
Además ya teníamos listo el lema de la décimo cuarta Copa la Amistá: “Para que juguemos
fútbol sin cesar”.
¿Entienden? Si no nos librábamos de él, el lema no servía y entre dejar el lema o hacer la 132 A vecespienso que
Copa que ellos querían, preferimos quedarnos con el lema.133 hemos debido retirarnos
antes de hacer la desafor-
tunada alianza con la
Universidad, La Copa era
aún grande, con sancocho,
sin Gloria para el Ché.
133 Estelibro hace parte
de la última Copa, la que
nunca se jugó en la Uni-
versidad, la que se seguirá
jugando cada que alguien
lo abra y encuentre en sus
páginas la esencia de lo
que en ese entonces todos
fuimos, del inmenso amor
por lo que hacíamos. No
todos lo comprendieron
en su momento, los lazos
indisolubles que hacía a
su paso. Ya no me quedan
dudas, ¡vamos a jugar
fútbol sin cesar!
D u é l a l e a q u i e n l e d u e l a
Ranking histórico Copa la Amistá
C O P A L A A M I S T Á
119
COPA LIBERTADORES SUPER COPA
P r i m e r a C o pa : P r i m e r a C o pa :
Campeón: Su Madre 20 Campeón: Inquilinos 5
Subcampeón: Ave Negra 15 S e g u nda C o pa :
Tercero: Buenas Peras 10 Campeón: Asesinos por Naturaleza 10
Cuarto: Tornerai 5 Subcampeón: Naranja Mecánica 5
S e g u nda C o pa :
Campeón: Su Madre 20 CONMEBOL
Subcampeón: Tornerai 15
Tercero: Anfiteatro 10 Primera Copa:
Cuarto: El Último y Nos Vamos 5 Campeón: La Organización 5
T e r c e r a C o pa : Segunda Copa:
Campeón: Inquilinos 20 Campeón: Paila Gwon! 5
Subcampeón: Naranja Mecánica 15 Tercera Copa:
Tercero: Asesinos por Naturaleza 10 Campeón: Pelotillehue 5
Cuarto: Petacos 5 Cuarta Copa:
C ua r ta C o pa : Campeón: Junior Tu Papá 5
Campeón: Asesinos por Naturaleza 20 Quinta Copa:
Subcampeón: Naranja Mecánica 15 Campeón: Los Amigos de Moe 5
Tercero: Inquilinos 10
Cuarto: Petacombo 5 OPEN
Q u i n ta C o pa :
Campeón: Naranja Mecánica 20 Campeón: Siquiera 20
Subcampeón: Asesinos por Naturaleza 15 Subcampeón: Sex Men 15
Tercero: Junior Tu Papá 10 Tercero: Mondacitos 10
Cuarto: Jijuepuercas 5 Cuarto: Naranja Mecánica 5
S e x ta C o pa :
Campeón: Pelotillehue 20
Subcampeón: Saiayines 15
Tercero: Junior Tu Papá 10
Cuarto: Ave Negra 5
D u é l a l e a q u i e n l e d u e l a
120
LOS MEJORES DE LA HISTORIA TORNEO OFICIAL FEMENINO
C O P A L A A M I S T Á
121
COPA LIBERTADORES LAS MEJORES DE LA HISTORIA
M á s p o d e r o s a q u e n u n c a
Los lemas
4ª Copa La Amistá: “La última oportunidad para demostrar que no son tan malos”
Por una parte hacía alusión a la despedida que pronto tendría que hacer como organizador,
fundador y padre del torneo, y por otra, retaba a la gente a participar para demostrar, no por
competir, sino para dejar su nombre grabado para la historia.
C O P A L A A M I S T Á
7ª Copa La Amistá: “De la mano de Dios” 125
Influidos por Germán, un “Ave Negra” parte de la organización, nos dejamos llevar por su
onda religiosa y comimos cuento con eso de que el siete era un número bíblico.
13ª Copa La Amistá: “Lo que no nos mata, Nos hace más fuertes”
Sin resignarnos, pero ya con el agua hasta el cuello, mantuvimos la dignidad y sentenciamos
radicalmente la perspectiva: o ganábamos la pelea legal ó apague y vámonos.
Estos fueron los lemas de la Copa principal; los torneos alternos también tuvieron, en la
mayoría de los casos, sus propias frases de identificación.
M á s p o d e r o s a q u e n u n c a
126 1ª Copa Mercográfico: “A ver quien es quien”
¡Cómo nos divertíamos! La felicidad del fútbol corriendo por nuestras venas, la vida lenta
y despreocupada de la juventud dispersa, un balón, los amigos, la cerveza.
C O P A L A A M I S T Á
127
Apéndice
m. Cosa adjunta o añadida a otra de la cual es como parte accesoria. fig. Persona que sigue o acompaña
a otra. bot. Conjunto de escamas a manera de hojas que tienen en su base algunos pecíolos. biol. Parte
del cuerpo de un animal, alargada y estrecha, inserta en la principal: alas, patas, antenas. anat. Diver-
tículo del intestino ciego en forma de gusano y longitud variable. joh/jav. O sea: aquellas historias
de personas que nos acompañaron –nuestros amigos– que añadimos no como parte accesoria, sino
como parte alargada y estrecha, inserta en la principal. Divertículas historias intestinas de longitud
variable que adjuntamos para que sus autores no nos tilden de ciegos gusanos.
Ésta es una de esas confesiones que se pueden hacer después de muchos años cuando uno ya
sabe que su integridad personal no va a correr peligro.
Aquél que vivió La Copa La Amistá debe recordar quiénes fuimos los autores intelectuales
y materiales de la delicia gastronómica más ponderada de la Universidad: El Sancocho Copa
La Amistá. Este sancocho se caracterizó por lo artesanal de su cocción. ¿Quién en La Copa
puede decir que no gozó de tan espeso manjar? ¿Acaso algún jugador privó sus papilas de tan
delicioso plato? Muy posiblemente usted que está leyendo este texto fue comensal de nuestro
delicioso convite de final de torneo… a usted que disfrutó de nuestra sabrosa cocción le tengo
una confesión. Voy a revelar el toque secreto de tan deliciosa sopa.
Implementos:
– 4 viajes de madera de pupitres viejos
– 1 Olla gigante
– 1 Cucharón de palo
– Bisturí (uno para cada cocinero)
– Ladrillos (base para la olla)
M á s p o d e r o s a q u e n u n c a
128 – 5 libras de papa (pa’ que hagan bulto)
– 1 manotadita de cebolla
– 1 botellita de aguardiente (para los cheff )
– Caldo maggy al soco (pa’ que dé sabor)
– 4 chuspitas de cilantro
– 2 libras de arroz (pero del barato)
Cocción:
Dos horas antes del inicio de la final, diríjase con su equipo de cheff al baño de Diseño. Disponga
las papas en los lavamanos y pélelas con los bisturís –no es necesario lavar el bisturí– Pique las finas
hierbas (cilantro) en un vaso desechable. Tenga cuidado de recordar cual fue el lavamanos en el que
peló las papas, para allí mismo lavar la carne –cábala del buen sabor. Una vez todo lo que hay que
picar esté picado y lo que hay que lavar esté lavado, diríjase con movimientos lentos y zigzagueantes
–por el efecto aguardiente– hasta el lugar donde su equipo ha dispuesto la fogata. Tenga cuidado de
colocar en una parte segura los ladrillos porque alguna niña delgada, morena y de nombre Catalina,
podría regar sobre su pies la olla con agua caliente y habría que llevarla en hombros a la enfermería,
donde podrían diagnosticarle quemaduras de segundo grado, lo cuál le podría afectar ostensible-
mente sus vacaciones. Claro que esto es una mera suposición, no es que vaya a pasar siempre que
se prepare esta receta. Procuramos caracterizarnos por la seguridad en nuestros procesos.
Deposite todos los ingredientes en la olla –no importa el orden, recuerde: el orden de
los factores no afecta el resultado. Si y solo sí, es costumbre en su casa usar una olla limpia,
hágalo, lo importante en la cocina es la experimentación. Observe periódicamente el proceso
de cocción, si cerca de usted se juega un partido de fútbol, mejor mire el partido. Pero si va
a mirar el partido no deje cuidando la olla a alguna niña que se pueda llamar Catalina, ella
podría sufrir un accidente.
Una vez usted crea que el sancocho está listo para el consumo humano o una vez termine
la premiación del torneo –lo que primero suceda– sirva en vasos desechables a cada uno de los
comensales –recomendamos servir preferiblemente a hombres borrachos– las mujeres suelen
notar el “efecto lavamanos” en el sabor de la comida.
Recuerde no revelar el secreto de esta receta, sino hasta unos cinco ó seis años después de
su última preparación. Este secreto podría ocasionar disgusto en sus comensales, sobretodo
si son amantes de la limpieza en la comida.
Gabriel Pulido “Cauchola”
C O P A L A A M I S T Á
El tesoro perdido 129
“El joven Vladimir, proveniente de la costa, estudiante de derecho, hincha acérrimo del Ju-
nior de Barranquilla y Jugador del “Junior tu papá” salió esta mañana de su casa a jugar un
partido de fútbol, y en el partido…casi lo quiebran.”; ésta sería una excelente nota del diario
“El Espacio”.
Se jugaba la Final de Copa que enfrentaba a la “Naranja Mecánica” y a “Junior Tu Papá”
–éste era un juego de alto impacto, no solo por la calidad de los equipos, sino por la historia
bélica que de ellos se venía escribiendo. Se libraban tres guerras simultáneamente: la primera,
era futbolística –estaba en juego el titulo de campeón–; la segunda, era de egos masculinos
¿quién pega mas duro?; la tercera, la vivían las barras.
El ambiente era poco menos que hostil. Por un lado las barras de la “Naranja Mecánica”
lanzaban improperios –mas conocidos como hijueputazos– a los jugadores; y a la barra de
“Junior Tu Papá”. Por otro lado los hinchas de “Junior Tu Papá”, armados algunos con bate de
baseball, respondían airadamente a las ofensas de la parcial contraria. En cualquier momento
iba a ocurrir una catástrofe… y ocurrió.
Corría la segunda mitad del juego, las florituras y talento de los dos jugadores marcados
con el número diez, Chávez (Naranja Mecánica) Felipe Mora ( Junior Tu Papá), fueron
reemplazadas por toda suerte de patadas, codazos, escupitajos, insultos y empujones. No
recuerdo exactamente cuál fue la acción del juego que provocó la pelea, no recuerdo tam-
poco lo que sucedió durante la pelea, pero lo que sí recuerdo es ver a Vladimir –jugador
de “Junior Tu Papá” ausente de la formación de su equipo por tener una lesión en el cuello,
la cuál le obligaba a usar cuello ortopédico– calentando todas las acciones desde la línea
lateral. Cuando la pelea estalló, Vladimir se metió al terreno de juego, algo dijo o algo hizo,
que provocó que el arquero contrario tomara una botella rota y corriera hacia él para final-
mente rompérsela en la cabeza. Fue una acción totalmente desleal. Vladimir cayó al piso
y parecía estar convulsionando. En ese momento la pelea no importaba, en ese momento
lo importante era Vladimir. Todos los allí presentes acudieron en su ayuda, rápidamente
alguien solicitó la ambulancia del servicio médico de la Universidad… fueron momentos
realmente tensos.
Quien escribe, era en ese momento el encargado del cubrimiento gráfico de la Final de
Copa, es decir ¡tenía cámara… y con rollo!!! Yo sé que éticamente mi reacción ante tal suceso
debió ser atender a Vladimir, pero no, atendí a ese “yo” que siempre había querido hacer parte
L o q u e n o n o s m a t a , N o s h a c e m á s f u e r t e s
130 de la Crónica Roja del diario “El Espacio” y al ver a este hombre tendido en el suelo casi con-
vulsionando, al ver la algarabía de la gente, al ver la ambulancia, al ver la botella rota, hice lo
que debía hacer: ¡tomarle fotos al moribundo!
¿Castigo divino…? No sé, pero por alguna extraña razón nunca encontré ese rollo, ese rollo
es para mí un verdadero tesoro perdido.
Gabriel Pulido “Cauchola”
Sucedió a finales de la década del noventa, periodo de nuestra vida en el cual estudiábamos
sociología en la Universidad Nacional, y con varios amigos armamos “combo” para participar
en el campeonato de mini fútbol llamado Copa La Amistá.
De los aspectos más complicados como es de suponer, fue la definición del nombre del
equipo, pues para siete fanáticos del fútbol buscar el consenso para denominar el equipo en
el cual se va a jugar es tarea ardua y nada fácil. Como siempre y por factores de tiempo, se
eligió el nombre menos indicado y menos sonoro, además de haberse escogido de una manera
no propiamente democrática, pues esta tarea la concretaron los dos encargados de realizar la
inscripción: Paul y Hans –aunque ustedes no lo crean los nombres responden a la realidad y
no son de peluqueros. El nombre escogido por estos eméritos fundadores fue “Los Inquilinos
del 205” ya que este es el número de la placa que distingue el edificio de Sociología.
En aquel tiempo éramos un grupo de jóvenes desocupados, desgarbados y notoriamente
melenudos, que sobrellevábamos los duros días de ser primíparos mediante consumos com-
pulsivos de alcohol y “picados” de fútbol. Cualquier persona medianamente perspicaz podría
suponer que no precisamente ostentábamos el titulo de mejores estudiantes y mucho menos
de buenos amantes, cosa que por cierto y afortunadamente para nosotros, cambió gracias a
nuestros relativos éxitos en este torneo de minifútbol.
Lo que en principio comenzó como una alternativa ociosa para participar competitivamente
en un torneo de minifútbol, fue erigiéndose poco a poco en un fenómeno que logró convocar
grandes cantidades de personas de Sociología y en general de Ciencias Humanas, cosa por
demás bastante significativa si tomamos como referente lo que significa estudiar Sociología
dentro del espacio universitario. La “fiebre” para participar generó prontamente la creación de
nuevos equipos de la carrera de Sociología y Ciencias Humanas: “La Real Decadencia”, “El
L o q u e n o n o s m a t a , N o s h a c e m á s f u e r t e s
132 Último Intento”, “Los Jijuepuercas”, “Nordesia”, “Los Jeta Seniors”, entre otros, fueron equipos
que surgieron gracias a esta pasión.
El torneo se jugaba en principio en la cancha, o lo que muchos definían como el potrero
o la Vincent Fangó, ubicada en frente del edificio de filosofía por la entrada y salida de la calle
veintiséis. Posteriormente se jugó en la parte trasera de la facultad de Diseño Gráfico así como
también en los extramuros de la Universidad, cerca al colegio iparm y la facultad de Cine y
Televisión. Esta proliferación de canchas fue una situación obligada por el crecimiento de di-
cho torneo, ya que al final de éste participaban alrededor de cientoveinte equipos masculinos
y aproximadamente treinta equipos femeninos. Los partidos se realizaban en las horas del
mediodía, algunas veces después de las cuatro de la tarde y en ocasiones los sábados.
Los momentos previos a nuestros partidos, aunque parezca increíble estaban acompañados de
ansiedad y sensaciones de “gusano en la tripa”, porque para nosotros la participación en este torneo
tenía un gran significado. En las clases a las que asistíamos antes de los partidos, cuando asistíamos,
el estratega del equipo, Jorge, empleaba horas enteras en el diseño de la estrategia a desarrollar de
acuerdo con los rivales de turno. Como es de suponer en el desarrollo del encuentro se aplicaba la
estrategia contraria a la planteada o simplemente la estrategia desarrollada era no tener estrategia.
Jorge se graduó convencido que sus estrategias daban resultado, pero la verdad siempre fue otra.
Además del Campeonato Copa La Amistá se jugaban otros campeonatos tales como la Copa
Libertadores y la Súper Copa, torneos que reunían a lo más selecto del fútbol universitario. Tanto
una como la otra fueron copas ganadas por nuestro equipo. Claro está que, en aras de la verdad,
la invitación de nuestro equipo a La Copa Libertadores no se realizó en virtud de nuestro juego,
sino más bien gracias un intenso lobby y lagarteo que, en cabeza de Paul –el más lagarto–, realizó
la totalidad de los integrantes del equipo al organizador del torneo, “Joni” –pronúnciese como se
lee–, para que se dignará invitar al equipo a participar en esta Copa. No obstante, en la primera
invitación resultamos, para sorpresa de propios y ajenos, campeones del torneo en mención después
de derrotar al equipo “Naranja Mecánica” de la facultad de Economía, no sin antes jugar dos sendos
partidos con dicha escuadra. Este triunfo nos catapultó a la élite del torneo, completándose dicha
situación con el triunfo de la Súper Copa ganada a “Su Madre”, equipo bastante representativo
dentro del campeonato –no se crea, por cierto, que es una agresión al lector–.
Obviamente, como podrá suponer el lector, estos triunfos generaron en nosotros como
equipo y como personas un bienestar manifiesto en la no poca compañía de mujeres estu-
diantes, entre las que se contaban algunas compañeras sexuales, otras compañeras de alcohol
y otras, para los más estúpidos, compañeras de vida. También obtuvimos el reconocimiento
C O P A L A A M I S T Á
generalizado en la facultad y en la misma Universidad. Pero como todo lo que sube debe bajar, 133
la decadencia del equipo fue evidente en la seguidilla de derrotas propinadas hacia nosotros.
Tal vez la decadencia se debió a los desmanes del triunfo –más alcohol que mujeres–, pero
también por la incorporación de nuevos equipos competitivos dentro del torneo.
En últimas la vejez no llega sola, ¡que horror! Podría decirse que esta fue una época bastante
singular dentro de nuestra existencia universitaria; podría decirse que antes y después de dicho
torneo, esta vida estuvo acompañada de continuos fracasos sentimentales y deportivos; podría
decirse además que nuestra visibilidad la debemos al mediocre fútbol que practicamos; podría
decirse que cada persona que vivió La Amistá guarda en su retina un gol inquilino o en su
defecto un autogol; podemos decir con seguridad, que en nuestra memoria quedará grabada
dicha participación como una época maravillosa, digna de orgullo propio y colectivo, que
amerita un trago pa’ recordar.
Los Inquilinos:
Germán Gómez “El Diablo” (Arquero): Notoriamente extravagante y áspero en su aspecto
aunque de naturaleza noble, especialmente con las mujeres que nunca tuvo.
Elkín Sarria “Sisas” (Defensa): De paso fugaz por el equipo aunque de grata y jocosa recorda-
ción gracias a sus constantes borracheras.
Mario Quesada “Elvio” (Defensa). El de mayor espíritu...más allá del fútbol.
Ilmer Zabala (Defensa). Hombre sensible, sobretodo ante su propia tragedia.
Hugo Calderón “El Talibán” (Defensa). De ojos verdes o rojos, según la hierba que fumaba.
Jorge Ruiz “Yoryo” (Defensa). Un estratega fracasado. La cerveza, un amor consumado.
Hans Díaz “Hancho” (Medio). Terror de la hinchada femenina, aunque se dejó atrapar por el
peligroso sabor del almíbar del amor.
Juan Carlos Parra “Farrita” (Medio). Siempre cayó bien; todos lo quisieron y todas lo desearon.
Carlos Enrique Ruiz “Kiquin” (Medio). Arquitecto de profesión y también del amor; hace
poco se derrumbó su edificio más preciado.
Daniel (Medio). La raqueta número uno de la Universidad. Gran bebedor de whiskey.
Arturo Valiente (Medio). El más solitario del grupo, nunca supimos por qué.
John Torres “La Palmera” (Delantero). Nadie supo dónde vivía; nadie sabe dónde está.
Paul Caballero (Delantero). Según él, el mejor amigo de todos y el mejor amante de todas.
Germán Gómez y Jorge Ruiz
L o q u e n o n o s m a t a , N o s h a c e m á s f u e r t e s
134 El guardián del secreto de la Nutella
Tenían los “Jijuepuercas” una de las mejores nóminas del Torneo. Alejo, arquero de la selec-
ción de micro de la Universidad; Anderson, el eterno capitán; Jimmy Forero, goleador de La
Copa; Mauricio, el llamado en los bajos mundos “Gárgamel Jijuepuerca”, pero más conocido
134 AliMolina: A este por algunos como Alí Molina134 ; y Johnny Mendoza, uno de los mas hábiles número diez
hombre le ví uno de los que pisó la Van Gó.
goles más hermosos que he Uno de los más grandes equipos de la historia de La Copa era “Jijuepuercas”, pero ninguno de
tenido la oportunidad de
presenciar en vivo y en di-
estos jugadores tiene tan especial recordación en mí como lo era su más fiel hincha, el que nunca
recto, fue un tiro que pegó los abandonó, el que siempre lo siguió, el que llegaba primero a todos los partidos… “Crepito”.
en el travesaño rival y el Crepito era el heredero al trono del emporio más prominente de Crepes de la veintiséis. El
rebote tomó a Alí Molina pequeño guardián del secreto de la Nutella, aquél quién cuando sea viejo le van a decir “Viejo
a contrapié, él de espaldas
deCREPITO”…en fin. Sebastián era el verdadero nombre de Crepito, quien todos creíamos era
al arco acarició el balón
con un taco cuando éste hijo de Anderson, el capitán del equipo; creció con la Copa, vió campeón a su equipo los “Jijue-
descendía a la altura de su puercas”. Es la más bonita relación “hincha-equipo” que he presenciado, él adoraba al equipo,
cintura. El balón describió los apoyaba incondicionalmente y hasta lo vi revirar con algunos estudiantes universitarios
lo que llamaba mi profesor
defendiendo al azul de Ciencias Humanas ( Jijuepuercas). Los jugadores lo querían tanto que
de física de colegio –que a
propósito era el hermano
hasta querían inscribirlo en la planilla del equipo –mis estadísticas no pueden comprobar si
del central de Millonarios esta intención llegó a ser una realidad.
y la Selección Colombia, Los partidos de las 12:00 m. estaban incompletos sin su repuestita figura, de tanto
Oscar Cortés– como una comer Crepes.
“curva parabólica descen-
dente”, que logró bañar al Gabriel Pulido “Cauchola”
arquero….QUE PEPA!!!
C O P A L A A M I S T Á
Víctor es uno de esos jugadores que le aportan al fútbol las mieles de la veteranía, la sa- 135
biduría, la paciencia, y también, “la maña”… es más, algún día vi que le “aportó” un cabezazo a
un juez… ¡lo importante es aportar!
Jugué muchas veces a su lado, pero también lo enfrenté en repetidas ocasiones. Siempre
fue un jugador al cuál respetar. Tiene excelente manejo de balón, milimetrización de pases,
levanta la cabeza, dispara con potencia, combina “gambeta” con “cuca” y finaliza con gol. ¿Tempe-
ramental?... sí, un poco, pero ¿quién no es temperamental cuando se juega la final de un torneo
contra los “Jijuepuercas”, y su equipo juega como si tuviera peso en las piernas y no lo tuviera
en las pelotas?... ese día lo ví furioso, es más, lo ví decepcionado. Era un guerrero librando una
batalla que solo él estaba peleando.
Además de hombre de fútbol, era hombre de familia. Su señora y sus tres hijas han sido
siempre su orgullo… Era un hombre feliz, nada en la vida le hacía falta, lo tenía todo: talento y
amor. Pero esta felicidad que parecía completa, se aumentó el día que supo que en camino venía
un nuevo hijo… un hombre. Todos sabíamos lo que Víctor anhelaba tener un hijo “hombre”,
alguien a quien enseñarle a patear un balón, alguien a quien contarle historias de fútbol, alguien
que dijera: Mi papá es el mejor jugador del mundo!!!!... Y nació Cenizo.
La última vez que hablé con Víctor, recordamos momentos sublimes de La Copa, me
contó cómo dio “Cenizo” su primera patadita a un balón de fútbol y me dijo con nostalgia: “la
Universidad no es lo mismo sin Copa La Amistá”.
“…Si hay algo que recuerdo hoy con orgullo, es el penalti que le tapé a Víctor en un partido
oficial que terminó: Siquiera 3 – Su Madre 3… yo sé que él también lo recuerda”
Gabriel Pulido “Cauchola”
L o q u e n o n o s m a t a , N o s h a c e m á s f u e r t e s
Copa La Amistá
Narraciones extraordinarias sobre la leyenda