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Platón

(Atenas, 427 - 347 a. C.) Filósofo griego. Junto con su maestro Sócrates y
su discípulo Aristóteles, Platón es la figura central de los tres grandes
pensadores en que se asienta toda la tradición filosófica europea. Fue el
británico Alfred North Whitehead quien subrayó su importancia afirmando
que el pensamiento occidental no es más que una serie de comentarios a
pie de página de los diálogos de Platón.La circunstancia de que Sócrates no
dejase obra escrita, junto al hecho de que Aristóteles construyese un
sistema opuesto en muchos aspectos al de su maestro, explican en parte la
rotundidad de una afirmación que puede parecer exagerada. En cualquier
caso, es innegable que la obra de Platón, radicalmente novedosa en su
elaboración lógica y literaria, estableció una serie de constantes y
problemas que marcaron el pensamiento occidental más allá de su
influencia inmediata, que se dejaría sentir tanto entre los paganos (el
neoplatonismo de Plotino) como en la teología cristiana, fundamentada en
gran medida por San Agustín sobre la filosofía platónica.
Nacido en el seno de una familia aristocrática, Platón abandonó su inicial
vocación política y sus aficiones literarias por la filosofía, atraído por
Sócrates. Fue su discípulo durante veinte años y se enfrentó abiertamente
a los sofistas (Protágoras, Gorgias). Tras la condena a muerte
de Sócrates (399 a. C.), huyó de Atenas y se apartó completamente de la
vida pública; no obstante, los temas políticos ocuparon siempre un lugar
central en su pensamiento, y llegó a concebir un modelo ideal de Estado.
Viajó por Oriente y el sur de Italia, donde entró en contacto con los
discípulos de Pitágoras; tras una negativa experiencia en Siracusa como
asesor en la corte del rey Dionisio I el Viejo, pasó algún tiempo prisionero
de unos piratas, hasta que fue rescatado y pudo regresar a Atenas. Allí
fundó en el año 387 una escuela de filosofía, situada en las afueras de la
ciudad, junto al jardín dedicado al héroe Academo, de donde procede el
nombre de Academia. La Academia de Platón, una especie de secta de
sabios organizada con sus reglamentos, contaba con una residencia de
estudiantes, biblioteca, aulas y seminarios especializados, y fue el
precedente y modelo de las modernas instituciones universitarias.
En ella se estudiaba y se investigaba sobre todo tipo de asuntos, dado que
la filosofía englobaba la totalidad del saber, hasta que paulatinamente
fueron apareciendo (en la propia Academia) las disciplinas especializadas
que darían lugar a ramas diferenciadas del saber, como la lógica, la ética o
la física. Pervivió más de novecientos años (hasta que Justiniano la mandó
cerrar en el 529 d. C.), y en ella se educaron personajes de importancia tan
fundamental como su discípulo Aristóteles

Obras de Platón
A diferencia de Sócrates, que no dejó obra escrita, los trabajos de Platón se
han conservado casi completos. La mayor parte están escritos en forma
dialogada; de hecho, Platón fue el primer autor que utilizó el diálogo para
exponer un pensamiento filosófico, y tal forma constituía ya por sí misma
un elemento cultural nuevo: la contraposición de distintos puntos de vista y
la caracterización psicológica de los interlocutores fueron indicadores de
una nueva cultura en la que ya no tenía cabida la expresión poética u
oracular, sino el debate para establecer un conocimiento cuya legitimación
residía en el libre intercambio de puntos de vista y no en la simple
enunciación.

Platón y Aristóteles en La escuela de Atenas (1511), de Rafael


Los veintiséis diálogos platónicos probadamente auténticos (de los cuarenta
y dos transmitidos por la Antigüedad) pueden clasificarse en tres grupos.
Los diálogos del llamado período socrático (396-388), entre los que se
incluyen la Apología, Critón, Eutifrón, Laques, Cármides, Ión, el Hipias
menor y tal vez Lisis (que quizá sea posterior), revelan claramente la
influencia de los métodos de Sócrates y se distinguen por el predominio del
elemento mímico-dramático: comienzan abruptamente, sin preámbulos
preparatorios. Todas estas obras son anteriores al primer viaje de Platón a
Sicilia, y en ella dominan los diálogos investigadores a la manera socrática.
Dentro de los diálogos del siguiente período, llamado constructivo o
sistemático, pertenecen a una fase de transición Protágoras, Menón (que
anunció la doctrina de las Ideas), Gorgias, Menéxenes, Crátilo y Eutidemo.
Los grandes diálogos de esta etapa son el Fedón, cuyo tema es la
inmortalidad del alma; El banquete, en el que seis oradores debaten sobre
el amor; La República, el texto platónico más sistemático, fruto de largos
años de trabajo, que presenta tres líneas principales de argumentación
(ético-política, estético-mística y metafísica) combinadas en un todo; y
el Fedro, que mediante la forma de diálogo dramático debate aspectos
relativos a la belleza y el amor, y contiene momentos de honda poesía.
Estos diálogos, en los que se muestra en su apogeo la fuerza expresiva de
Platón, no son ensayos filosóficos propiamente dichos, sino obras literarias
que tratan temas filosóficos, y por ello no se limitan a un solo tema o
asunto.
Los diálogos del período tardío o revisionista, por último, fueron escritos a
partir del momento de la fundación de la Academia. Si bien carecen de los
méritos dramáticos y literarios que caracterizaron a los diálogos
precedentes, presentan en cambio una mayor sutileza y madurez de juicio,
ya que en ellos se expresa más el pensador decidido a presentar la
definitiva exposición de su pensamiento filosófico que el artista. En
el Parménides, Platón revisa la doctrina de las Ideas; en
el Teeteto combate el escepticismo de Protágoras acerca del conocimiento,
al tiempo que exalta la vida contemplativa del filósofo; en el Timeo expone
el mito de la creación del mundo por obra del Demiurgo; en el Filebo trata
las relaciones entre el Bien y el placer, y en Las leyes intenta adaptar más
a la realidad su doctrina del Estado ideal, tomando como referencia las
constituciones y legislaciones de varias ciudades griegas.
Una característica del estilo platónico que revela una admirable conjunción
entre pensamiento y expresión es su empleo del mito para hacer más
evidente el pensamiento filosófico. Sin duda el más célebre de ellos es el
mito de la caverna utilizado en La República; pero también son conocidos el
del juicio de ultratumba, que aparece en Gorgias, y el de Epimeteo,
en Protágoras.

La filosofía de Platón
El conjunto de la obra de Platón, cuya producción abarcó más de cincuenta
años, ha permitido formular un juicio bastante seguro sobre la evolución de
su pensamiento. De las obras de juventud consagradas a las
investigaciones morales (siguiendo el método socrático) o a la defensa de
la memoria de Sócrates, pasó Platón a desarrollar sus ideas filosóficas y
políticas en los diálogos constructivos o sistemáticos, y luego a revisar y
completar sus propias teorías en las difíciles obras de su etapa final.

El contenido de estos escritos es una especulación metafísica, pero con


evidente orientación práctica. Dos son los temas permanentes que
prevalecen sobre los demás. Por un lado, el conocimiento, esto es, el
estudio de la naturaleza del conocimiento y de las condiciones que lo
posibilitan. Y por otro, la moral, de fundamental importancia en la vida
práctica y en la realización de la aspiración humana a la felicidad en una
doble vertiente individual y colectiva, ética y política. Todo ello se resuelve
en un verdadero sistema filosófico de gran alcance ético basado en la teoría
de las Ideas.

La teoría de las Ideas

La doctrina de las Ideas se fundamenta en la asunción de que más allá del


mundo de los objetos físicos existe lo que Platón llama el mundo
inteligible (cósmos noetós). Tal mundo es un reino espiritual constituido
por una pluralidad de ideas, como la idea de Belleza o la de Justicia. Las
ideas son perfectas, eternas e inmutables; son también inmateriales,
simples e indivisibles.

El mundo de las Ideas posee un orden jerárquico; la idea que se encuentra


en el nivel más alto es la del Bien, que ilumina a todas las demás,
comunicándoles su perfección y realidad. Le siguen en esta jerarquía
(aunque Platón vacila a veces en su descripción) las ideas de Justicia, de
Belleza, de Ser y de Uno. A continuación, las que expresan elementos
polares, como Idéntico-Diverso o Movimiento-Reposo; luego las ideas de
los Números o matemáticas, y finalmente las de los seres que integran el
mundo material.

El mundo de las Ideas, aprehensible sólo por la mente, es eterno e


inmutable. Cada idea del mundo inteligible es el modelo de una categoría
particular de cosas del mundo sensible (cósmos aiszetós), es decir, del
universo o mundo material en que vivimos, constituido por una pluralidad
de seres cuyas propiedades son opuestas a las de las Ideas: son
cambiantes, imperfectas, perecederas. En el mundo inteligible residen las
ideas de Piedra, Árbol, Color, Belleza o Justicia; y las cosas del mundo
sensible son sólo imitación (mímesis) o participación (mézexis) de tales
ideas, es decir, copias imperfectas de estas ideas perfectas.
El mito de la caverna

En su obra La República, Platón ilustró esta concepción con el célebre mito


de la caverna. Imaginemos, dice Platón, una serie de hombres que desde
su nacimiento se hallan encadenados en una cueva, y que desde pequeños
nunca han visto nada más que las sombras, proyectadas por un fuego en
una pared, de las estatuas y de los distintos objetos que llevan unos
porteadores que pasan a sus espaldas. Para esos hombres encadenados,
las sombras (los seres del mundo sensible) son la única realidad; pero, si
los liberásemos, se darían cuenta de que lo que creían real eran meras
sombras de las cosas verdaderas (las Ideas del mundo inteligible).
Sólo el mundo inteligible es el verdadero ser, la verdadera realidad; el
mundo sensible es mera apariencia de ser. Dado que el mundo físico, que
se percibe mediante los sentidos, está sometido a continuo cambio y
degeneración, el conocimiento derivado de él es restringido e inconstante;
es un mundo de apariencias que solamente puede engendrar opinión
(doxa) mejor o peor fundamentada, pero siempre carente de valor. El
verdadero conocimiento (epistéme) es el conocimiento de las Ideas. En
este punto es patente la influencia de su admirado Parménides.
En el Timeo, Platón explicó el origen del mundo sensible a través de la
figura de un poderoso hacedor, el Demiurgo, una divinidad superior que,
feliz en la perenne contemplación de las Ideas, quiso, por su misma
bondad, difundir en lo posible el bien en la materia. El Demiurgo,
disponiendo del espacio vacío y partiendo de la materia caótica y eterna,
modeló poliedros regulares de los cuatros elementos (la tierra, el fuego, el
aire y el agua, conforme a la formulación de Empédocles), y,
combinándolos, formó los distintos seres del mundo sensible tomando las
Ideas como modelos; tales seres, obviamente, no podían ser perfectos por
las mismas limitaciones de la naturaleza de la materia. Hay que subrayar
que el Demiurgo, partiendo de la materia, formó cosas materiales; el alma
humana, que es inmaterial, no es obra suya.

El alma

Existe pues un mundo inteligible, el de las Ideas, que posibilita el


conocimiento, y un mundo sensible, el nuestro. Esa misma dualidad se da
en el ser humano. El hombre es un compuesto de dos realidades distintas
unidas accidentalmente: el cuerpo mortal (relacionado con el mundo
sensible) y el alma inmortal (perteneciente al mundo de las Ideas, que
contempló antes de unirse al cuerpo). El cuerpo, formado con materia, es
imperfecto y mutable; es, en definitiva, igual de despreciable que todo lo
material. De hecho, la abismal diferencia entre el nulo valor del cuerpo y el
altísimo del alma lleva a Platón a afirmar (en el Alcibíades) que "el hombre
es su alma".
Frente a la tosca materialidad del cuerpo, el alma es espiritual, simple e
indivisible. Por ello mismo es eterna e inmortal, ya que la destrucción o la
muerte de algo consiste en la separación de sus componentes. Las diversas
funciones del alma confluyen en sus tres aspectos: el alma racional (lógos)
se sitúa en el cerebro y dota al hombre de sus facultades intelectuales; del
alma pasional o irascible(zimós), ubicada en el pecho, dependen las
pasiones y sentimientos; y de la concupiscible (epizimía), en el vientre,
proceden los bajos instintos y los deseos puramente animales.

Platón (óleo de José de Ribera, 1637)

Platón explicó el origen del alma mediante el mito del carro alado, que se
encuentra en el Fedro. Las almas residen desde la eternidad en un lugar
celeste, donde son felices contemplando las Ideas; marchan en procesión,
cada una de ellas sobre un carro conducido por un auriga y tirado por dos
caballos alados, uno blanco y otro negro. En un momento dado el caballo
negro se desboca, el carro se sale del camino y el alma cae al mundo
sensible. Es decir, las almas se encarnaron en cuerpos del mundo sensible
por una falta de su aspecto concupiscible (el caballo negro; el blanco
representa el pasional o irascible), que la razón (el auriga) no pudo evitar.

El alma, pues, se halla encarnada en el cuerpo por una falta cometida; de


ahí que el cuerpo sea como la cárcel del alma. La unión de alma y cuerpo
es accidental (el lugar natural del alma es el mundo de las Ideas) e
incómoda. El alma se ve obligada a regir el cuerpo como el jinete al caballo,
o como el piloto a la nave. Sin embargo, su aspiración es liberarse del
cuerpo, y para ello deberá aplicar sus esfuerzos a purificarse. Las almas
que logren tal purificación regresarán al mundo de las Ideas tras la muerte
del cuerpo; las que no, irán a la región infernal del Hades, donde, tras un
período de tormentos (específicos para cada alma según las faltas
cometidas), se les permitirá elegir un nuevo cuerpo en el que reencarnarse.

Ética y política

El hombre sólo puede conseguir la felicidad mediante un ejercicio


continuado de la virtud para perfeccionar y purificar el alma. "Purificarse
-escribió en el Fedón- es separar al máximo el alma del cuerpo."
Dominando las pasiones que la atan al cuerpo y al mundo sensible, el alma
va desligándose de lo terrenal y acercándose al conocimiento racional,
hasta que, inflamada en el amor a las Ideas, logra su completa purificación.
Este amor a las Ideas es el sentido original del amor platónico, muy distinto
del que le daría la tradición literaria posterior y del que tiene la expresión
en nuestros días.
Practicar la virtud significa, ante todo, practicar la virtud de
la justicia (dikaiosíne), compendio armónico de las tres virtudes
particulares que corresponden a los tres componentes del alma:
la sabiduría (sofía) es la virtud propia de la razón; la fortaleza (andreía) de
la voluntad ha de modular el alma pasional o irascible hacia los afectos
nobles; y la templanza (sofrosíne) ha de imponerse sobre los apetitos del
alma concupiscible. El hombre sabio será, para Platón, aquel que consiga
vincularse a las ideas a través del conocimiento, acto intelectual (y no de
los sentidos) por el cual el alma recuerda el mundo de las Ideas del cual
procede.

Sin embargo, la completa realización de este ideal humano sólo puede


darse en la vida social de la comunidad política, donde el Estado da
armonía y consistencia a las virtudes individuales. El Estado ideal de Platón
sería una República formada por tres clases de ciudadanos (el pueblo, los
guerreros y los filósofos), cada una con su misión específica y sus virtudes
características, en correspondencia con los aspectos del alma humana: los
filósofos serían los llamados a gobernar la comunidad, por poseer la virtud
de la sabiduría; los guerreros velarían por el orden y la defensa,
apoyándose en la virtud de la fortaleza; y el pueblo trabajaría en
actividades productivas, cultivando la templanza. De este forma la virtud
suprema, la justicia, podría llegar a caracterizar al conjunto de la sociedad.
Las dos clases superiores vivirían en un régimen comunitario donde todo
(bienes, hijos y mujeres) pertenecería al Estado, dejando para el pueblo
llano instituciones como la familia y la propiedad privada; al carecer de
ellas las clases dirigentes, se evitaría su corrupción, ya que no podrían ni
necesitarían obtener riquezas, ni tendrían familiares a los que favorecer; tal
esquema (y otros aspectos de sus concepciones) fue revisado en Las leyes,
obra de vejez en la que desaparecen estas restricciones. El Estado se
encargaría de la educación y de la selección de los individuos (en función
de su capacidad y sus virtudes) para destinarlos a cada clase. La justicia se
lograría colectivamente cuando cada individuo se integrase plenamente en
su papel, subordinando sus intereses a los del Estado.
Teorizó también sobre las distintas formas de gobierno, que según Platón
se suceden en un orden cíclico en el que cada sistema es peor que el
anterior. La monarquía o la aristocracia (gobierno de un solo hombre
excepcionalmente dotado o de una minoría sabia y virtuosa, que aspira
solamente al bien común) es para el filósofo la mejor forma de gobierno.
De la monarquía se pasa a la timocraciacuando el estamento militar, en
lugar de proteger a la sociedad, usa la fuerza para obtener el poder. En
la oligarquía, una minoría de ricos gobierna a un pueblo empobrecido. El
descontento lleva a la democracia o gobierno del pueblo, de la que tiene
Platón un pésimo concepto: se elige como gobernantes a los más ineptos y
reina la anarquía. Finalmente, la tiranía, encabezada por un demagogo que
suprime toda libertad, restaura el orden; es la peor de las formas de
gobierno.

Platón intentó plasmar en la práctica sus ideas filosóficas, aceptando


acompañar a su discípulo Dión como preceptor y asesor del joven rey
Dionisio II de Siracusa, hijo de aquel Dionisio I el Viejo al que ya había
aconsejado en vano antes de fundar la Academia; con el hijo, el choque
entre el pensamiento idealista del filósofo y la cruda realidad de la política
hizo fracasar de nuevo el experimento por dos veces (367 y 361 a. C.).

Su influencia

Sin embargo, las ideas de Platón siguieron influyendo (por sí mismas o a


través de su discípulo Aristóteles) sobre toda la historia posterior del
mundo occidental: su concepción dualista del mundo y del ser humano
(materia-espíritu, cuerpo-alma), la superioridad del conocimiento racional
sobre el sensible o la división de la sociedad en tres órdenes funcionales
serían ideas recurrentes del pensamiento europeo durante siglos.
Al final de la Antigüedad, el platonismo se enriqueció con la obra
de Plotino y la escuela neoplatónica (siglo III d. C.). El cristianismo,
empezando por Agustín de Hipona (siglo IV), encontró en Platón muchos
puntos afines (el desprecio del mundo terrenal, la primacía del alma) en
que sustentar sus concepciones religiosas, y la teología cristiana fue
básicamente agustiniana hasta que una profunda reelaboración de Santo
Tomás de Aquino (siglo XIII) incorporó el pensamiento aristotélico. En los
siglos XV y XVI, la admiración hacia la filosofía antigua que caracterizó al
Renacimiento europeo llevó a un último resurgir del platonismo.
Filosofía política: el Estado ideal
Las ideas filosóficas de Platón tuvieron muchas implicaciones sociales,
particularmente en cuanto al estado o gobierno ideal. Hay discrepancias entre sus
ideas iniciales y las que expuso posteriormente. Algunas de sus más famosas
doctrinas están expuestas en La República. Sin embargo, con los estudios
filológicos modernos se ha llegado a implicar que sus diálogos tardíos
(Político y Las Leyes) presentan una fuerte crítica ante sus consideraciones
previas, esta crítica surgirá a raíz de la enorme decepción de Platón con sus ideas
y a la depresión mostrada en la Carta VII.
Para Platón lo más importante en la ciudad y en el hombre sería la Justicia. Por
tanto su Estado estará basado en una necesidad ética de justicia. La justicia se
conseguirá a partir de la armonía entre las clases sociales y, para los individuos,
en las partes del alma de cada uno.
Platón decía que las sociedades debieran tener una estructura tripartita de clases
la cual respondía a una estructura según el apetito, espíritu y razón del alma de
cada individuo:

 Artesanos o labradores – Los trabajadores correspondían a la parte de


“apetito” del alma.
 Guerreros o guardianes – Los guerreros aventureros, fuertes, valientes y
que formaban el “espíritu” del alma.
 Gobernantes o filósofos – Aquellos que eran inteligentes, racionales,
apropiados para tomar decisiones para la comunidad. Estos formaban la
“razón” del alma.
De acuerdo con este modelo, los principios de la democracia ateniense, como
existía en aquella época, eran rechazados en esta idea y muy pocos estaban en
capacidad de gobernar. Este desprecio a la democracia podría deberse a su
rechazo frente al juicio a Sócrates. En lugar de retórica y persuasión, Platón dice
que la razón y la sabiduría (episteme) son las que deben gobernar. Esto no
equivale a tiranía, despotismo u oligarquía. Como Platón decía:
Hasta que los filósofos gobiernen como reyes o, aquellos que ahora son llamados reyes y
los dirigentes o líderes, puedan filosofar debidamente, es decir, hasta tanto el poder político
y el filosófico concuerden, mientras que las diferentes naturalezas busquen solo uno solo de
estos poderes exclusivamente, las ciudades no tendrán paz, ni tampoco la raza humana en
general.
Platón describe a estos “reyes filósofos” como aquellos que “aman ver la verdad
esté donde esté con los medios que se disponen” y soporta su idea con la analogía
de un capitán y su navío o un médico y su medicina. Navegar y curar no son
prácticas que todo el mundo esté calificado para hacerlas por naturaleza. Gran
parte de La República está dedicada a indicar el proceso educacional necesario
para producir estos “filósofos reyes”, de hecho el Estado ideal platónico será en
gran medida un ente dedicado a la educación.
Se debe mencionar, sin embargo, que la idea de la ciudad que se describe en La
República la califica Platón como una ciudad ideal, la cual se examina para
determinar la forma como la injusticia y la justicia se desarrollan en una ciudad.
De acuerdo a Platón, la ciudad “verdadera” y “sana” es la que se describe en el
libro II de La República, que contiene trabajadores, pero no tiene los reyes-
filósofos, ni poetas ni guerreros.
En todo caso, para Platón el Estado ideal (Monarquía) devendrá en una corrupción
triste pero necesaria. Así establece Platón las categorías de los diferentes estados
en un orden de mejor a peor:

 Aristocracia
 Timocracia
 Oligarquía
 Democracia
 Tiranía
La aristocracia o monarquía corresponde al Estado ideal con su división de clases
tripartita (Filósofos-Guardianes-Trabajadores).

Cosmología
Es presentada principalmente en el Timeo, si bien hay elementos cosmológicos en
otros textos (por ejemplo, en el Fedón y, de modo más particular, en las Leyes).
La introducción al Timeo da a entender que la presentación no garantiza exactitud,
lo cual muestra el reconocimiento de Platón de la debilidad propia de los saberes
orientados al mundo sensible y alcanzable a través de nuestras sensaciones.

Influencia posterior
Respecto a la influencia histórica de Platón es difícil exagerar sus logros. El trabajo
platónico siembra las semillas de
la filosofía, política, psicología, ética, estética o epistemología. Al abarcar esta
materia hay que considerar también a su alumno, Aristóteles, que postula los
inicios de la lógica y la ciencia moderna.
La teoría política de Cicerón tiene a Platón como referencia. Diversos autores
cristianos y musulmanes encontraron gran afinidad entre el pensamiento de Platón
e ideas de la nueva fe, lo que les sirvió para articular éstas filosóficamente, como
por ejemplo es el caso de San Agustín.
Sin embargo, pese a que su influencia sea enorme no por ello ha sido considerada
siempre positiva. Karl Popper criticaba a Platón por ser el precursor ideológico de
los totalitarismos. Pero definitivamente, odiado o amado, Platón es hasta la fecha
un punto de partida para las ciencias y la filosofía de las ciencias. Cada época ha
interpretado con sus propios valores su obra -no muy diferente a lo sucedido
con Roma, Aristóteles o tantos otros autores–. Platón propone el comunismo (no
confundir con el comunismo marxista) y la monarquía, pero a su vez terminó
defendiendo las leyes como sistema de gobierno -más como sometimiento a las
circunstancias que por una verdadera preferencia–. Igualmente, es quizás el
primero en defender la igualdad entre los sexos, a diferencia de su
discípulo Aristóteles.
En la filosofía es Platón referencia para el racionalismo y el idealismo.

Aristóteles
La filosofía occidental se asienta en la obra de los tres grandes filósofos
griegos de la Antigüedad: Sócrates, Platón y Aristóteles. Pese a la singular
relación que los unió (Sócrates fue maestro de Platón, quien lo fue a su vez
de Aristóteles), la orientación de su pensamiento tomó distintos caminos, y
correspondería a Aristóteles culminar los esfuerzos de sus maestros y
ejercer la influencia más perdurable, no sólo en el terreno de la filosofía y la
teología, sino prácticamente en todas las disciplinas científicas y
humanísticas. De hecho, por el rigor de su metodología y por la amplitud de
los campos que abarcó y sistematizó, Aristóteles puede ser considerado el
primer investigador científico en el sentido moderno de la palabra.

Aristóteles

Algunos ejemplos pueden dar idea de hasta qué punto Aristóteles


estableció las bases que configurarían el pensamiento europeo: las
teologías cristiana y musulmana del Medioevo asumieron su metafísica; la
física y la astronomía aristotélicas se mantuvieron vigentes hasta el siglo
XVII; sus estudios zoológicos, hasta el XIX; la lógica, hasta el siglo XX; sus
apenas cincuenta páginas sobre estética se siguen debatiendo en nuestros
días.

Su incuestionada autoridad, reforzada desde la Baja Edad Media por el


aristotelismo eclesiástico, llegó incluso a frenar el desarrollo de la ciencia.
De tomarse este hecho como una acusación, habría que dirigirla no al
filósofo sino a sus dogmáticos seguidores; pero más razonable es tomarlo
como ilustración de la sobrehumana magnitud de su impronta y del abismal
adelanto que representó su obra.

En la Academia de Platón
Aristóteles nació en el año 384 a.C. en Estagira, una pequeña localidad
macedonia cercana al monte Athos; de su población natal procede una
designación habitual para referirse al filósofo: el Estagirita. Su padre,
Nicómaco, era médico de la corte de Amintas III, padre de Filipo II de
Macedonia y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno. Nicómaco pertenecía a
la familia de los Asclepíades, que se reclamaba descendiente del dios
fundador de la medicina y cuyo saber se transmitía de generación en
generación. Ello invita a pensar que Aristóteles fue iniciado de niño en los
secretos de la medicina, y que de ahí le vino su afición a la investigación
experimental y a la ciencia positiva. Huérfano de padre y madre en plena
adolescencia, fue adoptado por Proxeno, al cual podría mostrar años
después su gratitud adoptando a un hijo suyo llamado Nicanor.
En el año 367, es decir, cuando contaba diecisiete años de edad, fue
enviado a Atenas para estudiar en la Academia de Platón. No se sabe qué
clase de relación personal se estableció entre ambos filósofos, pero, a
juzgar por las escasas referencias que hacen el uno del otro en sus
escritos, no cabe hablar de una amistad imperecedera. Lo cual, por otra
parte, resulta lógico si se tiene en cuenta que la filosofía de Aristóteles iba
a fundarse en una profunda crítica al sistema filosófico platónico. l
Ambos partían de Sócrates y de su concepto de eidos, pero las dificultades
de Platón para insertar en el mundo real su mundo eidético, el mundo de
las Ideas, obligaron a Aristóteles a ir perfilando términos como «sustancia»,
«materia» y «forma», que le alejarían definitivamente de la Academia. En
cambio es absolutamente falsa la leyenda según la cual Aristóteles se
marchó de Atenas despechado porque Platón, a su muerte, designase a su
sobrino Espeusipo para hacerse cargo de la Academia: por su condición de
macedonio, Aristóteles no era legalmente elegible para ese puesto.
Preceptor de Alejandro Magno
A la muerte de Platón, acaecida en el 348, Aristóteles contaba treinta y seis
años de edad, había pasado veinte de ellos simultaneando la enseñanza
con el estudio y se encontraba en Atenas, como suele decirse, sin oficio ni
beneficio. Así que no debió de pensárselo mucho cuando supo que Hermias
de Atarneo, un soldado de fortuna griego (por más detalles, eunuco) que se
habla apoderado del sector noroeste de Asia Menor, estaba reuniendo en la
ciudad de Axos a cuantos discípulos de la Academia quisieran colaborar con
él en la helenización de sus dominios. Aristóteles se instaló en Axos en
compañía de Jenócrates de Calcedonia, un colega académico, y
de Teofrasto, discípulo y futuro heredero del legado aristotélico.
El Estagirita pasaría allí tres años apacibles y fructíferos, dedicándose a la
enseñanza, a la escritura (gran parte de su Política la redactó allí) y a la
vida doméstica. Primero se casó con una sobrina de Hermias llamada Pitias,
con la que tuvo una hija. Pitias debió de morir muy poco después y
Aristóteles se unió a otra estagirita, de nombre Erpilis, que le dio un hijo,
Nicómaco, al que dedicaría su Ética. Dado que el propio Aristóteles dejó
escrito que el varón debe casarse a los treinta y siete años y la mujer a los
dieciocho, resulta fácil deducir qué edades debían de tener una y otra
cuando se unió a ellas.
Alejandro Magno y Aristóteles

Tras el asesinato de Hermias, en el 345, Aristóteles se instaló en Mitilene


(isla de Lesbos), dedicándose, en compañía de Teofrasto, al estudio de la
biología. Dos años más tarde, en el 343, fue contratado por Filipo II de
Macedonia para que se hiciese cargo de la educación de su hijo Alejandro,
a la sazón de trece años de edad. Tampoco se sabe mucho de la relación
entre ambos, ya que las leyendas y las falsificaciones han borrado todo
rastro de verdad. De ser cierto el carácter que sus contemporáneos
atribuyen a Alejandro (al que tachan unánimemente de arrogante, bebedor,
cruel, vengativo e ignorante), no se advierte rasgo alguno de la influencia
que Aristóteles pudo ejercer sobre él. Como tampoco se advierte la
influencia de Alejandro Magno sobre su maestro en el terreno político: años
después, mientras Aristóteles seguía predicando la superioridad de la
ciudad-estado, su presunto discípulo establecía las bases de un imperio
universal sin el que, al decir de los historiadores, la civilización helénica
hubiera sucumbido mucho antes.
El Liceo de Atenas
Poco después de la muerte de Filipo (336 a.C.), Alejandro hizo ejecutar a
un sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, a quien acusaba de traidor.
Conociendo el carácter vengativo de su discípulo, Aristóteles se refugió un
año en sus propiedades de Estagira, trasladándose en el 334 a Atenas para
fundar, siempre en compañía de Teofrasto, el Liceo, una institución
pedagógica que durante años habría de competir con la Academia
platónica, dirigida en ese momento por su viejo camarada Jenócrates de
Calcedonia.
Los once años que median entre su regreso a Atenas y la muerte de
Alejandro, en el 323, fueron aprovechados por Aristóteles para llevar a
cabo una profunda revisión de una obra que, al decir de Hegel, constituye
el fundamento de todas las ciencias. Para decirlo de la forma más sucinta
posible, Aristóteles fue un prodigioso sintetizador del saber, tan atento a las
generalizaciones que constituyen la ciencia como a las diferencias que no
sólo distinguen a los individuos entre sí, sino que impiden la reducción de
los grandes géneros de fenómenos y las ciencias que los estudian. Los
seres, afirma Aristóteles, pueden ser móviles e inmóviles, y al mismo
tiempo separados (de la materia) o no separados. La ciencia que estudia
los seres móviles y no separados es la física; la de los seres inmóviles y no
separados es la matemática, y la de los seres inmóviles y separados, la
teología.
La amplitud y la profundidad de su pensamiento son tales que fue preciso
esperar dos mil años para que surgiese alguien de talla parecida. Después
de que, en el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino integrase sus doctrinas en
la teología cristiana, la autoridad del Estagirita llegó a quedar tan
establecida e incuestionada como la que ejercía la Iglesia, y tanto en la
ciencia como en la filosofía todo intento de avance intelectual tendría que
empezar con un ataque a cualquiera de los principios filosóficos
aristotélicos. Sin embargo, el camino seguido por el pensamiento de
Aristóteles hasta alcanzar su posterior preeminencia es tan asombroso que,
aun descontando lo que la leyenda haya podido añadir, parece un
argumento de novela de aventuras.
La aventura de los manuscritos
Con la muerte de Alejandro en el 323, se extendió en Atenas una oleada de
nacionalismo (antimacedonio) desencadenado por Demóstenes, hecho que
le supuso a Aristóteles enfrentarse a una acusación de impiedad. No
estando en su ánimo repetir la aventura de Sócrates, Aristóteles se exilió a
la isla de Chalcis, donde murió en el 322. Según la tradición, Aristóteles
cedió sus obras a Teofrasto, el cual las cedió a su vez a Neleo, quien las
envió a casa de sus padres en Esquepsis sólidamente embaladas en cajas y
con la orden de que las escondiesen en una cueva para evitar que fuesen
requisadas con destino a la biblioteca de Pérgamo.
Muchos años después, los herederos de Neleo las vendieron a Apelicón de
Teos, un filósofo que se las llevó consigo a Atenas. En el 86 a.C., en plena
ocupación romana, Lucio Cornelio Sila se enteró de la existencia de esas
cajas y las requisó para enviarlas a Roma, donde fueron compradas por
Tiranión el Gramático. De mano en mano, las obras fueron sufriendo
sucesivos deterioros hasta que, en el año 60 a.C., fueron adquiridas por
Andrónico de Rodas, el último responsable del Liceo, quien procedió a su
edición definitiva.
A Andrónico se debe, por ejemplo, la introducción del término «metafísica».
En su ordenación de la obra aristotélica, Andrónico situó, a continuación de
los libros sobre la física, una serie de tratados que agrupó bajo el título
de Metafísica, rótulo anodino que significaba literalmente "después de la
física" y que pasaría posteriormente a designar esta rama fundamental de
la filosofía. Aristóteles nunca empleó ese término; los tratados así titulados
versaban sobre lo que el Estagirita llamaba «filosofía primera».
Con la caída del Imperio romano, las obras de Aristóteles, como las del
resto de la cultura grecorromana, desaparecieron hasta que, bien entrado
el siglo XII, fueron recuperadas por el árabe Averroes, quien las conoció a
través de las versiones sirias, árabes y judías. Del total de 170 obras que
los catálogos antiguos recogían, sólo se han salvado 30, que vienen a
ocupar unas dos mil páginas impresas. La mayoría de ellas proceden de los
llamados escritos «acroamáticos», concebidos para ser utilizados como
tratados en el Liceo y no para ser publicados. En cambio, se ha perdido la
mayor parte de las obras publicadas en vida del propio Aristóteles, escritas
(a menudo en forma diálogos) para el público general.
Virtudes
Aristóteles sostuvo lo que hoy se llama una ética de las virtudes. Según
Aristóteles, las virtudes más importantes son las virtudes del alma, principalmente
las que se refieren a la parte racional del hombre. Aristóteles divide la parte
racional en dos: el intelecto y la voluntad. Cuando el intelecto está bien dispuesto
para aquello a lo que su naturaleza apunta, es decir para el conocimiento o
posesión de la verdad, se dice que dicho intelecto es virtuoso y bueno. Las
virtudes intelectuales perfeccionan al hombre en relación al conocimiento y la
verdad y se adquieren mediante la instrucción. A través de las virtudes, el hombre
domina su parte irracional.
Existen dos clases de virtudes: virtudes éticas y virtudes dianoéticas. Ambas
expresan la excelencia del hombre y su consecución produce la felicidad, ya que
esta última es "la actividad del hombre conforme a la virtud".
Las virtudes éticas son adquiridas a través de la costumbre o el hábito y consisten,
fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma (sensitiva) y
regular las relaciones entre los hombres. Las virtudes éticas más importantes son:
la fortaleza, la templanza, la justicia.
Las virtudes dianoéticas se corresponden con la parte racional del hombre, siendo,
por ello, propias del intelecto (nous) o del pensamiento (nóesis). Su origen no es
innato, sino que deben ser aprendidas a través de la educación o la enseñanza.
Las principales virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la prudencia.

 La templanza es el Punto medio entre el libertinaje y la insensibilidad.


Consiste en la virtud de la moderación frente a los placeres y las penalidades.
 La valentía es el punto medio entre el miedo y la temeridad.
 La generosidad es el punto medio entre el uso y posesión de los bienes. La
prodigalidad es su exceso y la avaricia su defecto.
Prudencia: el hombre prudente es aquel que puede reconocer el punto medio en
cada situación. Cuando uno hace algo virtuoso, la acción es buena de por sí. La
prudencia no es ni ciencia ni praxis, es una virtud.
La definición tradicional de justicia consiste en dar a cada uno lo que es debido.
Según Aristóteles, existen dos clases de justicia:

 La justicia distributiva, que consiste en distribuir las ventajas y desventajas


que corresponden a cada miembro de una sociedad, según su mérito.
 La justicia conmutativa, que restaura la igualdad perdida, dañada o violada,
a través de una retribución o reparación regulada por un contrato.
Filosofía política
Aristóteles considera que el fin que busca el hombre es la felicidad, que consiste
en la vida contemplativa. La ética desemboca en la política. Aristóteles concibe
al Estado como una comunidad de iguales que aspira a la mejor vida posible; una
especie de ser natural que no surge como fruto de un pacto o acuerdo, sino que
tiene sus raíces en la naturaleza de las cosas. El hombre es un animal social
(«zoon politikon») que desarrolla sus fines en el seno de una comunidad. La
política del hombre se explica por su capacidad del lenguaje, único instrumento
capaz de crear una memoria colectiva y un conjunto de leyes que diferencia lo
permitido de lo prohibido.
Aristóteles expuso en la Política la teoría clásica de las formas de gobierno, la
misma que sin grandes cambios fue retomada por diversos autores en los siglos
siguientes.
La célebre teoría de las seis formas de gobierno se basa en el fin del régimen
político (bien común o bien particular). Los regímenes políticos que buscan el bien
común (puros) son:37

 Si gobierna una sola persona: monarquía


 Si gobiernan pocas personas: aristocracia
 Si gobiernan muchas personas: democracia
Y las degradaciones de estos regímenes políticos se traducen en: 38

 La degradación de la monarquía es la tiranía


 La degradación de la aristocracia es la oligarquía
 La corrupción de la democracia es la demagogia
Aristóteles define la monarquía como el gobierno de una sola persona, la más
virtuosa y noble de la polis; la aristocracia como el gobierno de unos pocos (los
más virtuosos) y la república como la mezcla entre una oligarquía (gobierno de los
ricos) y una democracia (gobierno de los pobres).
Existe para Aristóteles una gradación entre las formas de gobierno. El más
«divino» por lo justo pero también por la dificultad de su realización, es la
monarquía. Le siguen la aristocracia y la república. La desviación del primer
régimen es la peor forma de gobierno: la tiranía, seguido de la oligarquía. La
desviación más moderada en cuanto a su corrupción es la democracia. 39
Cada una de las seis formas de gobierno es analizada en un contexto histórico
particular, por lo que presenta muchas variantes reales de cada una.
Como es obvio, en política es posible encontrar muchas formas de asociación
humana. Decidir cuál es la más idónea dependerá de las circunstancias, como, por
ejemplo, los recursos naturales, la industria, las tradiciones culturales y el grado
de alfabetización de cada comunidad. Para Aristóteles, la política no era un estudio
de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien un examen del modo en
que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en
los casos reales. Así, aunque aprobaba la institución de la esclavitud, moderaba su
aceptación aduciendo que los amos no debían abusar de su autoridad, ya que los
intereses de amo y esclavo son los mismos. La biblioteca del Liceo contenía una
colección de 158 constituciones, tanto de estados griegos como extranjeros. El
propio Aristóteles escribió la Constitución de Atenas como parte de la colección,
obra que estuvo perdida hasta 1890, año en que fue recuperada. Los historiadores
han encontrado en este texto muy valiosos datos para reconstruir algunas fases de
la historia ateniense.

Ciencia
Física
Artículo principal: Física aristotélica

Aristóteles desarrolló una teoría física que se mantuvo vigente hasta la revolución
científica. Según su teoría, todo está compuesto de cinco elementos: agua, tierra,
aire, fuego y éter. Cada elemento tiene un movimiento natural. El agua y la tierra
se mueven naturalmente hacia el centro del universo, el aire y el fuego se alejan
del centro, y el éter gira en torno al centro. Estos principios servían para explicar
fenómenos como que las rocas caigan y el humo suba. Además explicaban la
redondez del planeta, y las órbitas de los cuerpos celestes, que están compuestos
de éter.
Astronomía

Aristóteles según un manuscrito de su Historia naturalis de 1457.


Aristóteles sostuvo un sistema geocéntrico, en el cual la Tierra se encontraba
inmóvil en el centro mientras a su alrededor giraba el Sol con otros planetas.
Aristóteles habló del mundo sublunar, en el cual existía la generación y la
corrupción; y el mundo supralunar, perfecto. Esta teoría de la Tierra como centro
del universo —que a su vez era considerado finito— perduró por varios siglos hasta
que Copérnico en el siglo XVI cambió el concepto e introdujo una serie de
paradigmas, concibiendo el Sol como centro del universo.
En astronomía, Aristóteles propuso la existencia de un Cosmos esférico y finito que
tendría a la Tierra como centro (geocentrismo). La parte central estaría compuesta
por cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. En su Física, cada uno de estos
elementos tiene un lugar adecuado, determinado por su peso relativo o
«gravedad específica». Cada elemento se mueve, de forma natural, en línea recta
—la tierra hacia abajo, el fuego hacia arriba— hacia el lugar que le corresponde,
en el que se detendrá una vez alcanzado, de lo que resulta que el movimiento
terrestre siempre es lineal y siempre acaba por detenerse. Los cielos, sin embargo,
se mueven de forma natural e infinita siguiendo un complejo movimiento circular,
por lo que deben, conforme con la lógica, estar compuestos por un quinto
elemento, que él llamaba aither ('éter'), elemento superior que no es susceptible
de sufrir cualquier cambio que no sea el de lugar realizado por medio de un
movimiento circular. La teoría aristotélica de que el movimiento lineal siempre se
lleva a cabo a través de un medio de resistencia es, en realidad, válida para todos
los movimientos terrestres observables. Aristóteles sostenía también que los
cuerpos más pesados de una materia específica caen de forma más rápida que
aquellos que son más ligeros cuando sus formas son iguales, concepto equivocado
que se aceptó como norma durante aproximadamente 1800 años hasta que el
físico y astrónomo italiano Galileo Galilei llevó a cabo sus experimentos con bolas
sobre planos inclinados.[cita  requerida]
Biología
Aristóteles fue un gran observador, estudioso y considerado padre de la biología,
describió más de 500 «vivientes». Describió a los delfines, su anatomía,
comportamiento, resaltó su naturaleza social, su inteligencia, su respiración
pulmonar, su reproducción placentaria y con lactancia, comparándola con los
cuadrúpedos y con el mismo hombre.40
Aristóteles abordó el tema del alma como biólogo, porque consideraba al alma el
principio vital. Lo que está vivo, lo está gracias al alma, no a la materia. El alma es
la forma del cuerpo, y hay tres tipos de alma:

 El alma vegetativa (vegetales): nutrición y reproducción.


 El alma sensitiva (animales): nutrición, reproducción, percepción,
movimiento y deseo.
 El alma racional (humanos): nutrición, reproducción, percepción,
movimiento, deseo y razonamiento.
Según Aristóteles, la unión del alma con el cuerpo es también beneficiosa para el
alma, porque sólo así cumple sus funciones. Alma y cuerpo no son dos sustancias
distintas, sino que son dos componentes de una única sustancia. Por definición,
entonces, Aristóteles no podrá sostener que el alma es inmortal, pero sí que hay
una parte del alma que sobrevive a la muerte.
Generación espontánea
La generación espontánea es una teoría sobre el origen de la vida. Aristóteles
escribió acerca del origen espontáneo de peces e insectos a partir del rocío, la
humedad y el sudor. Explicó que se originaban gracias a una interacción de fuerzas
capaces de dar vida a lo que no la tenía con la materia no viva. A esta fuerza la
llamó entelequia.
La teoría se mantuvo durante muchos años; en el siglo XVII Van Helmont, la
estudió y perfeccionó. Tan sólo sería rebatida por los experimentos de los
científicos Lazzaro Spallanzani, Francesco Redi y en última instancia Louis Pasteur.
Botánica
Aristóteles sistematiza el reino vegetal dividiéndolo en dos grandes grupos:

 Plantas con flores


 Plantas sin flores (estas serían: musgos, helechos, algas, líquenes, etc.)
Zoología
Los comienzos de la zoología deben buscarse en la obra aristotélica,
concretamente en los estudios sobre la generación y la anatomía de los animales,
si bien con anterioridad ya habían existido estudiosos hindúes que influyeron poco
o nada en la ciencia griega occidental. Aristóteles realizó observaciones de
verdadero rigor científico acerca de la reproducción de los animales, y en anatomía
sentó las bases del conocimiento sistemático del reino animal. Este autor
distinguía dos grandes grupos: anaima (animales sin sangre) y enaima (animales
con sangre). El primer grupo corresponde aproximadamente a los invertebrados, y
el segundo, a los vertebrados.
Entre los anaima distinguía cuatro subgrupos:

 moluscos, que correspondían únicamente a los actuales cefalópodos


 malacostráceos, que comprendían la mayor parte de
los crustáceos superiores
 eutoma, que incluía los gusanos y los insectos
 ostracodermos, que reunían todos los animales provistos de caparazón
como bivalvos, gasterópodos, equinodermos, etc.
Los animales con sangre los dividió en:

 cuadrúpedos vivíparos (mamíferos)


 cuadrúpedos ovíparos (reptiles y anfibios)
 aves: ocho especies; divide según extremidades o según alimentación
 peces
Aristóteles llamó a estos grupos «géneros máximos», sus divisiones se llamaban
«géneros», los cuales se dividían a su vez en «especies». Esta clasificación se
mantuvo vigente durante la Edad Media y el Renacimiento, hasta Carlos Linneo en
el siglo XVIII.

Estética
Las artes
Aristóteles pensó largamente sobre las artes, cuyo estudio filosófico es parte de
la estética; en este sentido su texto más importante, especialmente por la
relevancia futura, es la Poética, que fue interpretado como dogma en el siglo XVI.41
42
Se considera además el primer autor en escribir sistemáticamente sobre la
estética, aunque ésta, como disciplina, apareció en la actual Alemania ya en la
Edad Moderna.41 Su pensamiento se centra en las artes, materiales y concretas, y
no tanto en el concepto abstracto de belleza como había planteado Platón. Define
como arte cualquier actividad humana de producción consciente basada en el
conocimiento y realiza la siguiente clasificación:41

 Imitativas: La imitación como medio y fin. Ésta es algo natural en el ser


humano y produce placer. El término imitación era para él diferente al actual;
así, escribió que el arte debía representar lo universal frente a lo particular, y
que importaba más la armonía de lo representado que su fidelidad con el
modelo real.
 No imitativas: Las que no expresaban emociones. Ejemplo de ello es un
tratado científico. Nótese que, aunque un tratado no se consideraría arte hoy
en día, cabía en la definición aristotélica y en la conciencia griega antigua en
general.
La belleza
A pesar de su fijación por el arte concreto dedicó algunos escritos hacia el
concepto más general de belleza. Así, para Aristóteles el conocimiento es
placentero, luego conlleva un disfrute estético, y es bello lo que gusta por medio
de la vista y el oído. Dividió estos sentidos en función del disfrute que generaban
al captar algo bello: la vista placer intelictivo, el oído placer moral. 43 Para él la
belleza era una unidad de partes que tenían las siguientes condiciones formales:43

 Táxis: Distribución en el espacio de las partes componentes del objeto


bello.
 Symmetría: La correcta proporción de esas partes.
 To horisménon: La extensión o tamaño de lo bello. No debe excederse ni
verse fatalmente mermado en sus dimensiones.

Influencia
La influencia que Aristóteles ha tenido en el mundo es extraordinaria. Toda la
antigüedad se hace cargo o dueña de su ingente enciclopedia. Su Metafísica será el
basamento filosófico de la posteridad.
Fueron los árabes los que redescubrieron a Aristóteles y a través de ellos pasó a la
filosofía escolástica.
En el Renacimiento su filosofía se ve opacada por un eclipse histórico
momentáneo. Los nuevos conceptos científicos lo llevan a un segundo plano. Pero
su influjo, aunque ya no en la física, seguirá vigente en el pensamiento filosófico
en sentido estricto en todos los grandes pensadores, en Leibniz, en Hegel, etc.
.

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