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Juan Liscano
ANDRÉS ELOY BLANCO:
Un poeta y un hombre de bien
Juan Liscano
ANDRÉS ELOY BLANCO: Un poeta y un hombre de bien
Juan Liscano
Colección Claves
Ediciones MinCI
Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información
Final Bulevar Panteón, Torre Ministerio del Poder Popular para
la Comunicación e Información. Parroquia Altagracia, Caracas-Venezuela.
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Rif: G-20003090-9
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Un poeta y un hombre de bien
INTRODUCCIÓN
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UN POETA Y UN HOMBRE DE BIEN
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II
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1 Barco de piedra fue escrito en el Castillo de Puerto Cabello, cuando estuvo preso allí en
1928, pero se publicó más tarde, en 1937.
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III
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Renazco
nuevo, nuevo, nuevo,
casi divinamente caótico
cosmoide de gravitación cordial;
renazco frente al mar, casi de mar florecido
en el anzuelo del FIAT;
y mientras todavía cojea un poco la mirada,
me llegas en la palabra más digna de vestirme con ella
para decir, así de pronto, mi verdadero idioma,
donde el Odio no tiene cotización,
sino un verbo conjugado en tres tiempos acelerados:
Infinitivo: Amar
Imperativo: Amad
Gerundio sin horizontes: Estoy amando
(De “Limbo”, Barco de piedra)
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Madre, si me matan,
ábreme la herida, ciérrame los ojos
y tráeme un pobre hombre de algún pobre pueblo
y esa pobre mano por la que matan
pónmela en la herida por la que me muero.
(De “Canto de los hijos en marcha”, Barco de piedra)
En versos como los citados, concebidos cuando Andrés
Eloy quería adherir, inútilmente, a la vanguardia, rompiendo
con la preceptiva tradicional, no cabe apreciar francamente la
virtud de la escritura, sino del pensamiento, de esa vocación
de sacrificio, inspiración libre cristiana, con la que combatía
el horror de la cárcel, de una cárcel de la que no tiene nin-
guna idea la juventud actual, y con la que superaba el natu-
ral resentimiento, la carga de rencor que los revolucionarios
suelen cultivar.
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