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Ensayo.

“Ojalá pudiéramos caer


Como las flores de cerezo en primavera,
Tan puros y tan radiantes.”
Poema de un joven kamikaze.
Algunos han visto en la risa un símbolo de la juventud: ligera, un tanto
despreocupada, brota tímida de los labios, como pidiendo perdón por ser,
como avergonzada. Lo cierto es que es siempre inoportuna. Ocurre, tiene que
ocurrir, cuando no debe. Es así que reposa en los desdichados registros
fotográficos de la segunda guerra mundial una instantánea sorprendente:
minutos antes de emprender vuelo, cinco jóvenes kamikazes contemplan,
risueños, un cachorro. Como aliviados por un minuto de la carga de sus trajes,
que pesan lo que una guerra y una vida, parecían olvidar que su muerte estaba
ya atada a una hora, un lugar y un objetivo. El viaje, esa milenaria metáfora de
la vida, era, para ellos, sin retorno. La humanidad, cuyo vicio predilecto es la
guerra, ha visto en el mal irrestricto el odio de los dioses e incluso su derrota:
En Las Troyanas de Eurípides, el primer manifiesto antibelicista, Poseidón
contempla, abatido, a su Troya en llamas y a sus mujeres despojadas de su
cabellera y de su dignidad.
La risa de esos jóvenes japoneses, terminantemente triste y trágicamente
griega, era entonces provocada por esa desconexión, absurda hasta el
desconcierto, que existe entre la aparición súbita de un ruido y el silencio
absoluto que imperaba, entre un día lluvioso y desteñido y la salida del arcoíris.
“¿Qué hace aquí un perro?, ¿de dónde viene tanta vitalidad en tiempos donde
la vida parece ser un error o una excusa que la muerte tiene para
aparecérsenos tras el hierro furioso de las balas y el estruendo ruin de los
morteros infernales que son, realmente, la obertura de una aciaga sinfonía
cuyas notas no merecen ser tocadas?”
Kamikaze significa “viento divino”. Inquiero, entonces, a esta particular
manifestación de ese absurdo mayor llamado guerra: ¿Qué causas pueden
llevar a un joven, cuya vida es a la vez una promesa y un intenso
descubrimiento, a morir voluntariamente? Hayan sido héroes, asesinos o
sencillas piezas del engranaje bélico, este ensayo busca estudiar el fenómeno
que los ocasionó

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