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ISCR SAN PABLO (MÁLAGA)

Resumen del libro


GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR
De LUIS MALDONADO

DIEGO MANUEL FERRERA AYLLÓN

Asignatura: EP15 - Evangelización y religiosidad popular


Profesor: Pedro Castón Boyer
Curso 2017/2018
INTRODUCCIÓN

En este trabajo vamos a realizar un resumen del libro Génesis del


catolicismo popular1 de Luis Maldonado para conocer el desarrollo de la
piedad popular a lo largo de la Edad Media, donde veremos el sentimiento
religioso del pueblo que se inicia en el siglo XII. A lo largo de la historia
podemos comprobar cómo va desapareciendo poco a poco la figura
mayestática de Cristo como rey supremo, ya que al pueblo le llega de mejor
manera el dulce o doloroso Jesús, y a su lado María y los Santos. Pero todo
esto no se hace de manera meramente histórica, como un acontecimiento
ocurrido en el pasado, sino que todo ello se refleja hoy día.

El libro está desarrollado en dos partes. Una primera parte titulada


Carácterísticas y etapas de una arqueología con cuatro capítulos: en el
primer capítulo trata sobre el Final de un largo camino y comienzo de una
nueva época (s. X); el segundo capítulo, que es en el que nos vamos a centrar
tiene la siguiente estructura:

II. La entrada en la plenitud del Medievo (s. XI)

a) Fisionomía del siglo XI.

1
L., MALDONADO, Génesis del catolicismo popular. El inconsciente colectivo de un
proceso histórico, Cristiandad, Madrid 1979, 38-100, 127-132; 166-167; 170-171.
4 RESUMEN GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR

b) Sobrevivencias paganas.
c) Sobrevivencias judaicas.
d) Sobrevivencias germánicas.
e) La imagen de Cristo y de María.
f) La imagen de Dios.
g) La cruz.
h) La imagen del hombre. Obsesión por la salvación.
i) Los Santos
j) Reliquias.
k) Peregrinaciones.
l) Las Cruzadas.
m) Movimiento comunitario.

El capítulo III trata de La plenitud de la Edad Media (ss. XII-XIII),


donde incidiremos en el apartado que trata sobre otro monumento de la
religiosidad popular: Francisco de Asís. El último capítulo de la primera
parte se titula El otoño medieval (ss. XIV-XV), y de él extraeremos lo más
relevante que se nos presenta en el apartado sobre los Nuevos movimientos
colectivos y comunitarios, en concreto Órdenes Terceras y cofradías y Los
flagelantes.

Finalmente, la segunda parte del libro titulada Una cristología popular


desarrollada en cinco apartados que son los siguientes: I. Línea iconográfica;
II Líneas catequético-teológica; III. La teología de la liberación; IV. Las
influencias de la historia teológico-litúrgica en Oriente y Occidente; y V.
Raíces polémicas de la religiosidad española.
CAPÍTULO I
LA ENTRADA EN LA PLENITUD DEL MEDIEVO (S. XI)

Comenzamos el capítulo II echando una mirada a la fisionomía del siglo


XI. Nos encontramos ante un panorama crudo en Europa que trata de
liberarse de manera lenta de la barbarie reinante, primero ante los bárbaros
que sembraban de pánico los lugares que dominaban, y luego los
musulmanes. El viejo continente se encontraba ante dificultades ya no solo
bélicas sino en cuestión social, epidemias, hambre, etc., que se fueron
venciendo a medida que estas invasiones iban desapareciendo, sobre todo
destacando la invención de nuevas tecnologías agrícolas y un significante
aumento de la población gracias al retroceso de las guerras.

No existen fronteras, la población es nómada, se van desplazando de un


lugar a otro en busca de una vida pacífica; unas localizaciones donde nos
encontramos con una misma lengua, una misma fe, unos mismos ritos. En el
fondo aparece el prestigio de Roma y la reforma gregoriana.

Se nos presenta ahora un contexto de sobrevivencias paganas, para ir


configurando lo que será la piedad popular de la época. El autor nos explicita
que estas sobrevivencias paganas nos las podemos encontrar incluso hoy día
–teniendo en cuenta que el libro fue escrito en 1979, aunque si bien es cierto,
también en el siglo XXI podemos encontrarnos aún algunas de ellas, de
6 RESUMEN GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR

múltiples maneras–. Hablamos de las supersticiones, como miedos a hechos


concretos; y también hablamos de religiosidad cósmico-natural, esta vista de
manera positiva pues hay una unión entre el universo y lo natural, lo terrenal,
lo mundano, lo palpable.

El autor nos habla también de hierofanías en cuanto a lo sagrado,


aquellas manifestaciones en las que se hace presente algo sagrado, en
capillas, fuentes, árboles antes venerados, que creían conectados con lo
divino. Todas estas expresiones de veneración, idolatría, etc., se prohibirán
y se combaten algunas de las supersticiones, como las ofrendas junto a los
árboles, piedras o fuentes. Más adelante, en el Concilio XVI de Toledo se
establecerá que dichas ofrendas sean llevadas luego a la Iglesia en presencia
del oferente. En cuanto a dichas supersticiones podemos encontrarnos con el
uso de talismanes para protegerse; los astros, la luna, son relevantes, tratando
los eclipses como una desgracia; nos encontramos con dioses antiguos
venerados; días fastos y nefastos, días para viajar, meses privilegiados para
determinados rituales; celebraciones encima de tumbas para apaciguar las
almas; adivinaciones; prácticas mágicas para hacer bien o mal al prójimo,
etc. Como podemos ver aún muchas de estas prácticas nos las podemos
encontrar hoy día con personas que buscan respuestas a sus preguntas vitales
y de existencia, personas que, pienso, no han tenido ese encuentro personal
con Cristo que todos necesitamos para tener una guía y respuesta a todas esas
preguntas existenciales.

En el siguiente apartado nos encontramos con sobrevivencias judaicas,


donde se nos presenta el hecho y conciencia judíos en la sociedad con la
observancia a las leyes, en la que se daba más importancia y obediencia a los
obispos antes que a la fe; donde los mandamientos de la Iglesia parecen
primar sobre los de Dios; donde practica el diezmo y hay una moral sexual
CAP.I. LA ENTRADA EN LA PLENITUD DEL MEDIEVO 7

estricta; donde existe un legalismo rígido y una multiplicación de


prohibiciones. En definitiva, se observa una recaída veterotestamentaria.

Seguidamente nos encontramos con las sobrevivencias germánicas


donde el punto clave será la magización, la instrumentalización de lo divino
mediante las obras del fiel. Es un intento de domesticación de la divinidad,
donde la imagen de Dios todopoderoso está sujeto a acciones mágicas. Ante
esta situación nos encontramos con un señor de las leyes que puede
cambiarlas si se le pide insistentemente. Se da también algo muy típico de la
época, el feudalismo, en el que el señor y el vasallo se muestran una fidelidad
mutua. Esto es comparable con la relación Dios – creyente. Una lealtad
recíproca donde el cumplimiento de las obligaciones por parte del creyente
le da derecho al feudo prometido. Un aspecto germánico-mágico que se
transpone al cristianismo es la ordalía o juicio de Dios. Consiste en la
premisa en que el más fuerte tiene razón, y el más fuerte es Dios;
consecuentemente quien tiene a Dios de su parte tiene razón, por tanto, gana.
La ordalía tuvo que se prohibida en el Concilio IV de Letrán pues fue
validada por el cristianismo de la época, pues ante este modo de obrar de
Dios, deja de ser Trascendente, pues solo se revela cuando y como quiere su
libertad soberana. Se comparan los milagros con la magia, son algo
maravilloso. San Francisco de Asís (del cual hablaremos más adelante) tuvo
que salir al paso e introducir un correctivo crítico sobre ello.

A continuación, el autor va a tratar en concreto conceptos e ideas que


se tienen sobre Dios, Cristo, María, la cruz, el hombre, las reliquias, etc.
Vamos enumerando cada una de ellas.
8 RESUMEN GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR

1. La imagen de Cristo y María

Se nos presenta a madre e Hijo recibiendo un trato familia. Tenemos


que tener en cuenta que en esta época está muy presente la lucha contra el
arrianismo entre los siglos V y VIII, que insiste en la divinidad del Hijo,
llegándolo a confundir Hijo y Padre. También está presente la época
carolingia, que es proclive a las manifestaciones de poder más que la
humildad.

En cuanto al Cristo que venera el pueblo, nos encontramos con el Cristo


mayestático, sublime y teológico que nos presentan los Santos Padres y la
expresión de la consubstancialidad. Es a raíz de las cruzadas cuando el
pueblo empieza a formarse una imagen de carne y hueso. La humanidad
parece olvidada y se da mayor importancia a las manifestaciones de poder
que nos transmiten los evangelios.

La figura de María tiene tanta importancia que antes del siglo XI se


invoca como madre de Dios, revestida también de majestad. Y su virginidad
de expresa a través de los episodios del Antiguo Testamento como la zarza
ardiente (Ex 3) o los jóvenes en el horno (Dn 3).

2. La imagen de Dios

La imagen de Dios es como la de un señor feudal y un rey germánico,


hecho este que también se extiende a Cristo. Las catequesis que se
encuentran en los templos mediante imágenes, esculturas y pinturas llegan
al pueblo. Es con el arte cómo el pueblo se abre a la trascendencia a finales
del siglo XI. Se produce un cambio total en cuanto a representación de
imágenes, se pierde el temor a los ídolos y se colocan esculturas en las
fachadas de los templos. Como punto de referencia tenemos Cluny, donde se
coloca la imagen de Dios en el umbral de la Iglesia. También tenemos
CAP.I. LA ENTRADA EN LA PLENITUD DEL MEDIEVO 9

representaciones de la parusía, que muestra un Dios eterno, a veces terrible


y siempre en la majestad de su omnipotencia. La colocación de estas
esculturas en los dinteles de los templos no es peregrina: su función es la de
transmitir que dentro del templo no puede entrar el mal, este queda fuera,
parece como escrutar lo bueno y lo malo. La figura que se presenta es el
Todopoderoso sentado en su trono de juez. Esto se extiende a Cristo que
aparece como juez y figura central en los pórticos. Aunque también nos
encontramos figuras aberrantes que nada tienen que ver con la teología
pascual del Pantocrátor, donde se esconde la imagen de un Dios violento y
reivindicativo, un juez en su acepción negativa.

Ante estas concepciones de un Dios Todopoderoso, mayestático y juez,


surge entre el pueblo la idea de un Dios pobre, y ello se constata ante tres
hechos que influyen el cambio: a) la crisis de Cluny, que es criticada por su
suntuosidad ante la proliferación de monasterios deseosos de austeridad; b)
la teología de san Anselmo, que plantea como cuestión básica la encarnación
del Hijo de Dios; c) y los movimientos de piedad popular suscitados por las
peregrinaciones y las cruzadas.

3. La cruz

Desde la época de los Padres, la cruz era signo de victoria, de gloria, de


triunfo. Ayudaba a tomar conciencia del poder de Dios. Se produce un
cambio significativo: de la cruz al crucifijo, de la cruz desnuda a la cruz con
la figura de Cristo crucificado en ella, con un Cristo triunfante, coronado y
viviente, a veces con los ojos abiertos, como invulnerable a la muerte; esta
manera de representar a Cristo en la cruz sirve para mostrar que el suplicio
que pasó fue absorbido y negado por la gloria.
10 RESUMEN GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR

A finales del siglo X, obispos germánicos rompen esta tradición y


exponen un crucifijo con un Cristo ajusticiado, se produce un giro decisivo.
En el siglo XI llevar un crucifijo era un privilegio; ahora se vulgariza. En
1095 los que parten a Tierra Santa son marcados con la cruz, llevan la cruz,
serán los llamados Cruzados.

4. La imagen del hombre, obsesión por la salvación

Se trata aquí la cuestión relativa al destino último del hombre y la


humanidad. Dios y Cristo aparecen como jueces poderosos y terribles, a la
vez que se atraviesan tiempos de imágenes sombrías, terribles o pavorosas.
Algunos autores opinan que uno de los rasgos dominantes de la piedad
medieval era contemplar el mundo como un caos con la permanente
intervención de Dios. Esto daba lugar a la sensación de que sus vidas estaban
dirigidas por fuerzas terribles, irresistibles, por lo que el único remedio era
la súplica y los actos piadosos. Según san Bruno, fundador de los Cartujos,
el diablo se movía en el aire y dentro del polvillo de los rayos de la luz.
También se nos presentan otras concepciones como el diablo en animales
salvajes, o detrás de cualquier pensamiento impuro. Otros autores hablan de
que el hombre está desconcertado por las catástrofes y los fenómenos
terrestres que se producen. Todas estas concepciones presuponen el universo
como un recinto cerrado donde el bien y el mal se encuentran luchando.
Aunque otras veces podía ser lo contrario. Las desgracias son enviadas por
Dios, un Dios violento. Ante este panorama que se le presenta al hombre de
la época, nos encontramos dos motivos del sentimiento de angustia religiosa
muy específicos: a) la creencia difundida por el clero de la inminente llegada
del fin de los tiempos −milenaristas−; b) la salvación tras la muerte es difícil,
imposible para los mortales.
CAP.I. LA ENTRADA EN LA PLENITUD DEL MEDIEVO 11

5. Los santos

La figura de los santos aparece en todo este contexto en el que se


presenta un Dios juez e igualmente a Cristo juez, por lo que esta situación
hace que el pueblo se sienta cohibido. Por ello recurren a los santos. Estos
vienen a ocupar ese espacio vacío que había dejado la persona de Cristo al
ser despojada de su realidad mediadora, teándrica, convertido en una figura
teísta. Por ejemplo, san Miguel Arcángel empieza a gozar de gran
popularidad, como guardián del paraíso e intercesor en el momento del
juicio.

El culto de los santos no es cosa nueva ni siquiera en el siglo X. Ya en


el VI-VII aparece como manifestación de la piedad cristiana. Pero es en el
siglo X cuando el propio pueblo «canoniza», aunque la iniciativa
corresponde a las iglesias locales. Es en el siglo XI cuando se crea un
procedimiento canónico. Los santos son reconocidos en su propia tierra por
aclamación popular y por la influencia del clero local. Normalmente el poder
de autorizar el culto estaba en manos del obispo. Desde el siglo V se prohibió
a seglares y clero locales establecer relicarios sin la correspondiente
autorización episcopal. El culto a un santo se realizaba con la «elevación» de
las reliquias desenterradas del santo y colocarlas en un altar. Durante los
siglos X y XI se producen traslados de reliquias y la consiguiente
construcción de santuarios para cobijarlas, lo que conlleva a la aparición de
las peregrinaciones. También se produce un incremento del culto a los
Apóstoles por la difusión de la leyenda de Santiago apóstol, y la política de
los papas buscando fomentar el prestigio de san Pedro. Aunque la cusa
determinante es el redescubrimiento de la Iglesia primitiva con sus valores
evangélicos.

La desaparición de Almanzor permite rehacer los caminos de la ruta de


Santiago e intensificar la devoción al Apóstol; proliferan la vida de los santos
12 RESUMEN GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR

de modo escuchado, como un recitado, donde se contaban las «virtudes» del


santo. Al llegar la reforma gregoriana se insiste en la virtud de la obediencia
al papa y a los obispos, en el pago de los diezmos, etc. Luego por el contrario,
se subrayará la pobreza del santo como crítica al lujo eclesiástico.

Ante este movimiento popular, un tanto peregrino −como si una moda


se tratara− solo Roma, Jerusalén y Santiago resisten como centros de
veneración de los Apóstoles.

La mejor propaganda para un santo eran sus milagros, pero la principal


era la que recibía el pueblo cuando visitaba las iglesias donde estaban
enterrados sus santos, pues la gente venía cargada de presentes pidiendo
curación, liberación. Los enfermos pasaban la noche cercanos al santo, por
ello fue necesario construir un espacio subterráneo o capilla inferior dedicada
para ello. Estas capillas subterráneas constituyeron las primeras experiencias
abovedamiento y, por tanto, de arquitectura románica. A lo largo del siglo
XI la bóveda construida se traslada a iglesias porque son buenas para la
acústica del canto litúrgico. Las líneas curvas, cúpulas, cimborrios, evocaban
ante el pueblo la intemporalidad, la eternidad, ese mundo celeste hacia el que
ascendían sus ofrendas desde las profundidades de la tierra. Así al entrar a
los santuarios se producía un paso de lo sensible a lo trascendente. Ahora
aparecen modelos de la fenomenología religiosa del medievo.

a) El «deus otiosus» y la especialización de los santos

Habla aquí el autor sobre el deus otiosus de Mircea Elíade, que es la


Divinidad suprema que se ha ido alejando de sus fieles. Empieza en algo tan
remoto y elevado que resulta irreal e inútil. El pueblo llena su vacío con
dioses menores. En el catolicismo popular medieval, se refleja en Dios Padre
lejano o Cristo juez solemne y terrible, que hace surgir la figura de los santos
como intermediarios entre el hombre y la Divinidad. Volviendo a esos dioses
CAP.I. LA ENTRADA EN LA PLENITUD DEL MEDIEVO 13

menores que utiliza el pueblo para llenar el vacío de la Divinidad que se ha


alejado, nos encontramos con personificaciones especiales de la fuerza o
fuerzas «divinas» encerradas en las realidades creadas, y que poseen una
doble función: suplir al deus otiosus y ser concreción simbólica de la realidad
múltiple y particularizada.

El santo es presentado como un intermediario de doble dirección. Es


manifestación, oráculo de la voluntad de Dios respecto del fiel y, portavoz a
la vez del fiel que se dirige a Dios. Son, como dice Huazinga, figuras tan
esenciales, tan presentes y familiares en la vida cotidiana del pueblo que con
ellos se conectaban todos los impulsos religiosos.

b) El héroe

Revestido de funciones o tareas especializadas. Frecuentemente son


hombres que, a casusa de sus grandes hazañas, alcanza el rango de dioses.
En el Medievo predomina una piedad del heroísmo. El cristiano es invitado
a un estilo de vida heroica, ambos están conectados. Ambos luchan contra
las fuerzas del mal, cada uno a su manera, pero con un esfuerzo prodigioso,
pues se enfrentan a tentaciones, luchas y mortificaciones espantosas.

c) El eremita

Incluso dentro de la vida cenobítica, viene a ser como un héroe, el héroe


del monasterio. El ermitaño permanece cercano a la gente y comparte con
ella su espiritualidad que es profundamente humana. El ermitaño habita en
parajes de algún modo inhumanos: cuevas, gargantas, precipicios, islas
salvajes, y sobre todo, bosques impenetrables; y en muchos de ellos hay el
deseo explícito de imitar a Cristo en su pobreza.

El ser pobre del eremita consistía, entre otras cosas, en ser un solitario,
pues lo propio de la época era la vida en grupo. El eremita estaba cerca de
toda la gente que vivía al margen de la sociedad. Con su vida y predicación,
14 RESUMEN GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR

con su toma de posición en pro de la humildad y la pobreza, son un elemento


contestatario en la Iglesia de entonces. Y suponen cierta revolución en la
religiosidad de la época. Algunos llegarán a enfrentarse con la Jerarquía. Y
mas adelante serán condenados como heréticos. A veces el eremita se hace
nómada y va predicando de lugar en lugar. El tema predominante es esa
predicación era el de la penitencia y la conversión. Parece que es en esta
época cuando la predicación comienza a dividirse en dos géneros diversos:
una de tipo universitario o clerical y otra mucho más popular. El de tipo
universitario o clerical es más dogmático y está reservado a los clérigos; el
más popular, podía correr a cargo de laicos, como los ermitaños.

La predicación de los eremitas de los siglos XI y XII constaba de contar


a los oyentes el episodio de la Biblia que acaba de leer y meditas. Es así
como se realiza la evangelización a través de ellos. Cuando mueren son
enterrados en su «ermita», que rápidamente se transforma en lugar de
veneración de sus reliquias y de peregrinación. Con el paso del tiempo y la
extensión de la devoción mariana, estos lugares de veneración se
transforman en centros de culto a la Virgen.

d) Las reliquias

Por un lado es signo de la cercanía del santo, de lo santo, y en general,


de los poderes numinosos. Es expresión de una religiosidad concreta,
vinculada a lo material y de una fe encarnatoria que huye de la abstracción y
rechaza todo espiritualismo. Así es el cristianismo que se vive y se realiza a
través de mediaciones simbólicas.

Por otro lado, la veneración de las reliquias nos recuerda esa atmósfera
cargada y tensa a causa de la obsesión por la salvación y tan angustiada por
los problemas materiales; uno de ellos, la salud corporal. La medicina se
CAP.I. LA ENTRADA EN LA PLENITUD DEL MEDIEVO 15

encontraba entonces en un estado lamentable, los tratados de ciencias se


habían perdido o no eran traducidos.

Bizancio, en el siglo V, poseía una extraordinaria colección de reliquias.


Poco a poco se fue permitiendo el desmembramiento de los cuerpos de las
personas veneradas, que facilitaba la difusión y extensión del culto.
Seguidamente se permitió también los «brandea», paños pasados por el
cuerpo del santo, que se pensaban impregnados de santidad.

Dos factores influyeron en la creciente demanda de reliquias: su empleo


cada vez más extendido en la consagración de iglesias; y su acumulación en
forma de enormes colecciones privadas. Los príncipes de Europa invirtieron
gran cantidad de dinero en ellas. En algunos monasterios incluso había
guardia de monjes por la noche para custodiar los relicarios de sus iglesias.

Otro aspecto importante era el procedimiento de verificar la


«autenticidad» de las reliquias, que consistía en una profesión dramática de
fe más que en un examen científico. Y también mencionar la ordalía. Se
arrojaban las reliquias al fuego y si no se quemaban eran verdaderas. El
Concilio II de Zaragoza sancionó esta práctica.

La cuestión de las reliquias del cuerpo de Jesús es la distorsión que se


produjo de ellas. La jerarquía enseñaba que la fe en la resurrección no es
compatible con este tipo de devoción. La sangre de Cristo, en frascos, fue
venerada de forma creciente después del siglo XI. También a partir del siglo
XI, cuando el culto a la Virgen empezó a hacerse popular aparecieron
innumerables restos suyos, como frascos de leche de sus pechos. Debido a la
presión popular de estas prácticas, la actitud eclesial sobre ella debía de ser
tolerante, aunque muchos acusaron a la propia Iglesia de fomentar todo esto,
si bien el clero estaba de alguna manera extorsionado por el pueblo para
aceptarlo. A los peregrinos no se les permitía tocar las reliquias; los enfermos
16 RESUMEN GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR

acudían en las festividades de los santos esperando una curación, que a veces
no llegaba.

e) Peregrinaciones

Es un modo de adquirir la amistad con Dios, de asegurarla, pero


también es un gesto de la fe cristiana en lo que tiene de camino hacia la tierra
prometida. Marchar hacia un lugar santo, el lugar del santo y de lo santo,
aunque también es un modo de ser. Fue la forma más perfecta de ascesis
propuesta por el cristianismo heroico del siglo XI. Encerraba un simbolismo
fundamental: el peregrino imitaba la marcha del pueblo de Dios hacia la
tierra prometida. La procesión como forma privilegiada de la piedad popular,
cuenta con una larga historia y con una diferentes formas, como las célebres
procesiones intraurbanas en la época de Gregorio Magno de iglesia a iglesia
recitando las letanías o rogativas. Luego se transforman en las stationes de
la Cuaresma. También nos encontramos con las formas de penitencia pública
difundida por los misioneros irlandeses. A veces los peregrinos eran antiguos
condenados a muerte e iban cargados de cadenas.

Todo el siglo XI es un tiempo de gran intensidad espiritual. En Europa


se produjo ese giro espiritual por la evolución política, que permitió que
grandes masas de gente pudiera hacer viajes largos por tierra, que eran más
baratos que los marítimos. Aunque en la parte negativa, en los siglos IX y X
en Europa se produjeron las invasiones bárbaras que arrasaban con todo a su
paso y las iglesias no eran menos. Las más ricas contenían tumbas de metales
preciosos incrustados en joyas y eso era una tentación para las bandas árabes,
vikingos y magiares; ello hizo que muchas reliquias fueran trasladadas de
iglesia en iglesia para salvarlas del expolio.

Se produce un ascenso de la importancia del gran santuario de Santiago


de Compostela. El declive del Califato en Córdoba deja el norte de España
CAP.I. LA ENTRADA EN LA PLENITUD DEL MEDIEVO 17

en paz y libre el camino de Francia a Galicia. Construyen hospicios a lo largo


del camino de Santiago para los peregrinos. Alfonso VI reparó los puentes;
Diego Gelmírez tuvo como preocupación principal mantener abierto el
camino de los franceses, reedificó ciudades y cubrió el norte de España con
iglesias y «mansiones» para uso de los peregrinos.

Es durante el reinado de Alfonso VI cuando el monasterio de Cluny


ejerció una gran influencia sobre el noroeste de España hasta el punto de que
en 1094 un monje de Cluny ocupó la sede episcopal de Santiago. Santuarios
y monasterios dependían de Cluny, incluso dejó huella en la literatura
promocionando Compostela, donde se escriben los milagros de Santiago que
difundían la peregrinación compostelana.

Este siglo XI verá surgir grandes corrientes populares para una toma de
conciencia de pueblo cristiano, de Europa cristiana. Se tratará de un ideal
casi inaccesible, de una mística cuasimítica: la del Cuerpo Místico de Cristo.
En la mentalidad de los peregrinos hay como un talante mesiánico y
escatológico, se espera una renovación del mundo. Se produce cierta
institucionalización del peregrinar. La Iglesia impone la peregrinación como
penitencia, para exigir del fiel una penalidad dura físicamente. El peregrino
antes de partir ha de hacer restitución de bienes, así como voto de
continencia. Deberá viajar pobremente y comportarse con espíritu
penitencial. Iban en grupos y caminaban por etapas visitando santuarios en
el camino, y si iban descalzos gozaban de gran estima.

Los que iban a Jerusalén consideraban su peregrinación como una


imitatio Christi, y llegados a la Ciudad Santa se bautizaban en el Jordán, que
se imitó después en Santiago de Compostela: se lavaba los pies a los pobres,
se flagelaban y hacían el vía crucis. Muchos expresaban el deseo de morir en
Jerusalén y ser enterrados en el valle de Josafat para participar en la
resurrección del último día.
18 RESUMEN GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR

Este espíritu peregrinante es nexo de unión entre monacato y pueblo.


Los monjes celtas-irlandeses y escoceses de identifican su vocación
monástica con la vocación peregrinal. Será san Jerónimo el que verá en las
comunidades eremíticas del desierto egipcio la verdadera realización del
espíritu cristiano. Su espiritualidad tiende a peregrinar sin rumbo fijo, aunque
poco a poco va cambiando a unos objetivos fijos, influido por la
reorganización de la vida monástica en el siglo IX asociada a san Benito de
Aniano.

f) Las Cruzadas

El acto de peregrinar tiene una deformación: La Cruzada. La


peregrinación alterará radicalmente su carácter. Los cruzados se sentían
peregrinos y lo eran a los ojos de sus contemporáneos.

La primera Cruzada, proclamada por Urbano II en el Concilio de


Clermont (1095) es uno de los eventos centrales de la cristiandad medieval.
La proclamación de la guerra santa por el Papa se hace en sintonía directa
con el sentimiento de angustia entonces reinante por la salvación. El Papa
promete la salvación a un mundo obsesionado por su pecaminosidad.
Durante dos siglos, la Cruzada ofrecerá una ruta de salvación, este
movimiento producirá un envenenamiento de los valores cristianos. Entre los
primeros cruzados iban no solo peregrinos armados sino una multitud de
gentes del pueblo sin armas, que viajaban con una convicción: Dios
recompensará su piedad entregándoles Jerusalén sin necesidad de luchar. A
la primera Cruzada se la suele llamar Cruzada popular y de los pobres,
dirigido por Pedro el Ermitaño acompañado de campesinos sin armas. El
cambio de una peregrinación pacífica que termina en Cruzada tiene su
respuesta en el clima de violencia que envuelve la época. El monje se sentía
guerrero, y aunque a estos servidores de Dios les estaba prohibida la guerra,
muchos no resistían el placer de combatir con el pretexto de defender sus
CAP.I. LA ENTRADA EN LA PLENITUD DEL MEDIEVO 19

santuarios, sus reliquias, etc. Para la Iglesia oriental será un permanente


escándalo. En cuanto a las armas utilizadas, la espada del guerrero es algo
santo, porque emplea en las causas santas. Se convierte así en instrumento
profético y habla en nombre de Dios. Muchas veces la espada lleva reliquias
en espera de llega a ser ella misma reliquia.

g) Movimiento comunitario

Es catolicismo popular de la época tenía un sentido comunal y


comunitario. A causa de la gravitación de la vida cristiana en torno al eje
monástico, las agrupaciones populares parecen apoyarse en lo que podríamos
llamar la oblatura, mundo de oblatos que pululaban alrededor de los
monasterios. Hay múltiples formas de ser oblato: unos sigen casados, otros
interrumpen su vida conyugal. A veces viven fuera del monasterio, otras
dentro. En ellos aparece ya el espíritu de confraternidad y cofradía. Ciertos
rasgos de lo que será la cofradía a comienzos de la Alta Edad Media aparecen
aquí: la obligación del ayuno, la limosna, la oración, los derechos de
enterramiento, sufragios, indulgencias, etc. Se reúnen periódicamente y
celebran comidas especiales de unión. Poseen una sede social, realizan obras
de carácter social, etc. Hay otras asociaciones independientes de los
monasterios, reúnen laicos y clérigos. Aunque a veces se producen abusos.
Algunos obispos prohíben ciertos ágapes fraternales, cambiando el ambiente
en torno a ellos y surgen tumultos. Hay casos en el que hablan de una caridad
exclusivamente hacia dentro. La reforma gregoriana colocará al clero a parte
y le impide asociarse con los laicos.

También hay que señalar los movimientos colectivos que se dan dentro
del pueblo, multitudes todavía no organizadas que emprenden una acción
colectiva con el orgullo de sentirse unidos. Se buscan reivindicaciones así
como la realización de un ideal moral. Dos ejemplos característicos: el
movimiento de la «paz de Dios» y el movimiento comunal.
20 RESUMEN GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR

- El movimiento «la paz de Dios»: animado por el sentimiento de la


injusticia y la crueldad de las guerras, pero también de la espera
escatológica de la paz navideña y de la justicia entendida en el
sentido de la antigüedad cristiana y de san Agustín, un sentido más
místico que jurídico.
- El movimiento comunal: cargado de una fuerte espiritualidad
popular. Muchas comunas surgieron como fruto natural de las
asociaciones de paz constituidas en el siglo X.
Se reestablecieron las elecciones papales desde la reforma
gregoriana, el pueblo tomó conciencia de su responsabilidada en la
Iglesia. Ahora los laicos podían denunciar pecados públicos de sus
jerarcas. Y fueron impulsados por Gregorio VII a movilizarse contra
los malos pastores.
En general, todos los movimientos comunales tienen como
característica básica el evangelismo: buscan vivir y realizar el
evangelio del «Cristo según la carne», más ético que dogmático.
Muestran una preferencia clara por las Bienaventuranzas de Lucas
aunque acuden también al evangelio de Mateo; parecen ignorar el
de Juan, del que alguno de sus capítulos importantes solo será
descubierto al final de la Edad Media, cuando el sentimiento
religioso alcance un alto grado de interiorización.
CAPÍTULO II
LA PLENITUD DE LA EDAD MEDIA (SS. XII-XIII)

1. San Francisco de Asís

En san Francisco de Asís nos encontramos con la máxima expresión del


optimismo jubiloso, el amor por la creación, el sentido de la encarnación de
Cristo, la solidaridad con los pobres y la pobreza, la identificación con el
pueblo en sus valores y sufrimientos, etc.

San Francisco y los franciscanos proviene del laicado de las ciudades.


Francisco en su juventud se entregó al goce de la cortesanía, anduvo en
aventuras caballerescas. Luego sintió el impacto de las inquietudes
espirituales de la época: el Cristo crucificado que le hablaba. Francisco
permaneció en la Iglesia, despojándose de todo, siendo mendigo. Se hizo
juglar de Dios. Predicaba la penitencia a la vez que la belleza del mundo.
Los jóvenes, sus amigos, le siguieron.

Inocencio III aprobó su regla, compuesta por fragmentos del evangelio.


Pronto los Hermanos Menores se extendieron por todas partes, se organizó
una Orden Tercera. En la era franciscana, la Iglesia va realizando una serie
de intuiciones del santo, no es el primero en orientar a las gentes hacia los
misterios de la humanidad de Cristo. Francisco realiza el primer Belén. Toma
como única regla el evangelio, sencillo y al alcance del pueblo, al que invita
22 RESUMEN GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR

a imitar a Cristo hasta la cruz. Le propone la cruz como símbolo de la nueva


cruzada, la cruzada interior.

Los Menores son los predicadores de esta nueva cruzada. Practican una
elocuencia popular, con un gran realismo y una preocupación moral. Busca
la «penitencia»; emplean la lengua del pueblo, con imágenes que captan su
atención y con anécdotas adaptadas a las características de cada público.
Recurren a los exempla, historias, fábulas, proverbios, etc. Los sermones son
ocasión para denunciar todos los vicios e invitar a los pecadores a
convertirse. El núcleo de la piedad o espiritualidad popular que proponen es
el seguimiento de Cristo llevando su cruz. La imitación de Cristo debía llegar
hasta la cruz. Francisco recogió el programa de la milita Christi y de las
Cruzadas, pero transformándolo a fondo. Había que desistir del propósito de
ir a Tierra Santa. Lo urgente era abrazar la cruz de cada día. Roma consiente
al fin en otorgar una indulgencia.

Son multitudes pacíficas. Con Francisco la oración litúrgica deja


espacio al «laude» en lengua vulgar. El pueblo no captaba la poesía religiosa
latina. El «laude» es creación típicamente franciscana, que avanzará luego
hacia una dramatización. En medio de los laudi Francisco introduce a la
naturaleza. Se dirige a las criaturas inanimadas como a hijos de Dios. San
Francisco influye en la creación de un arte popular e inicia a la vez lo que
será un día el Renacimiento. Despierta un nuevo sentido de lo maravilloso,
que es siempre acompañamiento de lo real. Domina un sentido místico de
totalidad, de comunión. Nos hallamos ante un universo fraternal. El
franciscanismo actualiza y renueva el sentido de lo «maravilloso»,
rodeándolo de una especie de ingenuidad religiosa y espíritu de infancia. Y
ante el misterio de la encarnación, Francisco suscita un sentimiento religioso
que no se limita a la adoración, sino que abarca toda la gama de emociones
humanas.
CAPÍTULO III
EL OTOÑO MEDIEVAL (SS. XIV-XV)

1. Órdenes Terceras y cofradías

Los movimientos comunitarios discurren fundamentalmente por el


cauce ya conocido de las Órdenes Terceras (franciscanos y dominicos) y las
cofradías. Ahora la Iglesia las mira con menos desconfianza que antes. Las
fomenta, vigila y dirige. Agrupadas en torno a la imagen de un santo
protector, las cofradías pululan por todas partes.

Hay cofradías de oficios, de profesiones «liberales», de artistas, de


barrios, de parroquias, etc. Otras son asociaciones hospitalarias y caritativas,
leproserías, escuelas, catequesis, … Las hay que constituyen grupos de
penitencia. Sus miembros se disciplinan ritualmente. Otras consisten en
agrupaciones celebrativas, como las compañías de los laudesi en Italia,
dedicadas a la puesta en escena de los pasajes centrales del evangelio. Es la
sacra rappresentazione, cuyo fin estriba en la edificación de las cofradías.
De aquí nacerán los primeros «oratorios» al final del siglo XI.

Esta multiplicación de cofradías revela la necesidad sentida por los


fieles de vivir en agrupaciones o comunidades y de saborear una especie de
intimidad o experiencia personal. Aunque también conlleva un peligro: la
24 RESUMEN GÉNESIS DEL CATOLICISMO POPULAR

dispersión y la disolución de la gran comunidad cristiana en pequeños


grupos. Así se multiplican las capillas en las iglesias; cada cofradía tiene la
suya. En estas comunidades convivían clérigos y laicos, así como gentes de
distinta condición social. Eran un lugar de acercamiento y reconciliación.

2. Los flagelantes

Su principal ejercicio consistía en flagelarse públicamente, marchando


en grupos dentro de grandes procesiones, frecuentes en el siglo XIV, que
evocaba con precisión los sufrimientos de la Pasión. Se azotaban con correas
de cuero que tenías unas puntas con bolas de hierro.

Los flagelantes eran peregrinos. No permanecían más de un día en el


mismo sitio. Marchaban de ciudad en ciudad en procesión, de dos en dos,
precedidos de la cruz, los estandartes y los cirios. Cantaban como suele
hacerse en las procesiones. Les embargaban un sentido agudo del pecado.
Imploraban el perdón de sus faltas. Buscaban obtener la conversión moral de
las ciudades que visitaban. Reclutaban entre todos los grupos sociales. Lo
único que se pedía era la fidelidad a Cristo. Había clérigos y monjes, nobles
y pobres, mujeres y niños.

Tenían jefes elegidos democráticamente, poseían una regla que


prohibía penitencias excesivas. Vestían una cruz roja sobre un traje negro, el
capicum y los pies desnudos. Deben llamarse hermanos unos a otros. Si hay
litigios internos se recurre al confesor. Se exige la conversio, es decir,
restituir lo adquirido irregularmente y pagar las deudas. Se prohíbe llevar
armas. Una variante de los flagelantes surge en Italia, los «biachi», pero más
dulcificados. Su peregrinación sólo dura una semana, es más un movimiento
de paz. Invita a sus ciudadanos a incorporarse a la procesión, piden que todo
el mundo haga las paces y la reconciliación de adversarios políticos.
ÍNDICE

Capítulo I. La entrada en la plenitud del medievo (s. XI)............................. 8


1. La imagen de Cristo y María .................................................................. 8
2. La imagen de Dios .................................................................................. 8
3. La cruz..................................................................................................... 9
4. La imagen del hombre, obsesión por la salvación ................................ 10
5. Los santos .............................................................................................. 11
a) El «deus otiosus» y la especialización de los santos ......................... 12
b) El héroe .............................................................................................. 13
c) El eremita ........................................................................................... 13
d) Las reliquias ....................................................................................... 14
e) Peregrinaciones .................................................................................. 16
f) Las Cruzadas ...................................................................................... 18
g) Movimiento comunitario ................................................................... 19

Capítulo II. La plenitud de la Edad Media (ss. XII-XII) ............................ 21


1. San Francisco de Asís ........................................................................... 21

Capítulo III. El otoño medieval (s. XIV-XV) ............................................. 23


1. Órdenes Terceras y cofradías ................................................................ 23
2. Los flagelantes ...................................................................................... 24

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