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La historia detrás de '1944', la canción que hizo ganar a Ucrania el

festival de Eurovisión 2016 – EFE.

Ucrania celebró casi como una victoria militar el triunfo de su cantante Jamala en el festival
de Eurovisión, donde se impuso al representante de Rusia, Sergey Lazarev, uno de los
principales favoritos, quien terminó en tercer lugar. "¡Bien! ¡Una presentación increíble y
victoria! ¡Toda Ucrania te lo agradece de corazón, Jamala!", escribió exultante en Twitter el
presidente ucraniano, Petro Poroshenko. El jefe del Estado afirmó desde esta red social que
con la voz de Jamala "habló todo el pueblo de Ucrania" y que, "como siempre la verdad, ha
vencido".

1944, el tema interpretado por la cantante ucraniana, trata de la deportación de los tártaros de
Crimea ordenada por el dictador soviético Iosif Stalin durante la Segunda Guerra Mundial y
levantó objeciones en Rusia, que la consideró un ataque velado al Kremlin.Y es que los
tártaros de Crimea han denunciado que después de que Rusia se hiciera con el control de la
península en 2014 la situación para ellos ha empeorado de manera significativa.

A finales de abril el Tribunal Supremo de Crimea prohibió las actividades del Medzhlis (la
asamblea popular tártara), al que calificó de organización extremista por negarse a aceptar la
anexión rusa de la península ucraniana. Según Jamala, hija de tártaros deportados de Crimea,
su canción no está vinculada con hechos recientes en la península, sino con su historia
familiar.

Felicitaciones de políticos ucranianos

"Si Dios quiere, un maravilloso día nos reuniremos todos en una Crimea libre de ocupantes
rusos, en la antigua y gloriosa ciudad de Bakhchysarai (capital histórica de los tártaros
crimeos)", escribió en Facebook el presidente del Medzhlis, Refat Chubarov, a quien las
autoridades rusas le prohibieron la entrada en Crimea hasta 2019. Chubarov recalcó que la
victoria de Jamala es "otro paso importante" en la consecución de ese objetivo.
"Bravo, Jamala. Brillante y merecida victoria. Ucrania vence y siempre vencerá. Crimea será
ucraniana", escribió por su parte en Twitter el ex primer ministro Arseni Yatseniuk.

En esa misma red social el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Pavlo Klimkin, publicó
la siguiente entrada: "La verdad siempre se impone, como Jamala y Ucrania lo han hecho
esta noche. Felicitaciones y muchas gracias. Y, por favor, no olvidéis que Crimea es
ucraniana".
Boicot si Rusia ganaba Eurovisión

Ucrania, que declaró a Rusia "país agresor" por la anexión de Crimea y su apoyo a los
separatistas prorrusos que actúan en el este del país, había amenazado con boicotear la
próxima edición del festival de Eurovisión en caso de que el cantante ruso ganara la final de
Estocolmo. Según las normas de Eurovisión, el país ganador organiza la siguiente edición
del festival. Hace dos años, nada más producirse la anexión de Crimea, Lazarev, el
representante ruso en Eurovisión, dijo en una entrevista con la televisión ucraniana que no
compartía la euforia de sus compatriotas por dicho acontecimiento y que, en su opinión, la
península pertenecía a Ucrania.

Sus palabras causaron controversia en Rusia y, poco después, el cantante aclaró que sus
afirmaciones habían sido sacadas de contexto durante la edición de la entrevista. Aun así, la
audiencia ucraniana valoró la presentación de Lazarev con la máxima puntuación, 12 puntos,
pero el jurado ucraniano no le concedió ni un solo voto. Medios rusos destacaron que el
nuevo sistema de votación en Eurovisión, que suma las preferencias del público y las de
jurados de los países que participan en el festival, perjudicó al representante de Rusia, que se
impuso a Jamala en votos de telespectadores.

"En parte, ha sido resultado de la guerra propagandística e informativa que se libra contra
Rusia", dijo al comentar el tercer lugar de Lazarev la vicepresidenta del Comité de Cultura
de la Duma o Cámara de Diputados de Rusia, Elena Drapeko, en declaraciones a la agencia
oficial rusa TASS. No obstante, la legisladora felicitó a Jamala por su voz e interpretación,
aunque opinó que su canción "no es un tema que los jóvenes vayan a cantar o a escuchar
muchas veces".
Exhibición en Berlín reabre heridas – Tristana Moore.

Incluso antes de abrir sus puertas, la exhibición titulada "Senderos forzados" atrajo
bastante controversia en los medios alemanes y polacos.

El objetivo de los organizadores de la exhibición en el Kronprinzenpalais de Berlín es


ambicioso: explorar el sufrimiento de millones de personas que se vieron obligadas a huir de
sus hogares en Europa durante el siglo 20. Hay docenas de ejemplos de civiles que fueron
expulsados de Europa, incluyendo la muerte masiva de armenios a partir de 1915-16, el
Holocausto, y los refugiados de Chipre y la antigua Yugoslavia.

Hay muchos objetos en exhibición, incluyendo maletas, álbumes fotográficos y otros enseres
personales que los refugiados llevaron consigo al exilio. Pero, controversialmente, la muestra
también se enfoca en el sufrimiento de alemanes expulsados de Polonia y Europa oriental
luego de la Segunda Guerra Mundial.

Víctimas alemanas

La exhibición fue organizada por una fundación que tiene vínculos cercanos con la
Federación de los Expulsados, que representa a los entre 12 y 14 millones de alemanes
étnicos y sus descendientes, que fueron desplazados de sus hogares. "Es claro que la
expulsión en el siglo 20 fue un instrumento común de políticos que no tenían preocupación
alguna por la suerte de humanos", dijo Erika Steinbach, presidenta de la Fundación Centro
contra las Expulsiones.

Para Steinbach, una política asociada al partido Demócrata Cristiano, esta exhibición es vista
como el primer paso hacia el establecimiento de un centro permanente en Berlín para recordar
a los millones de alemanes que fueron expulsados después de la Segunda Guerra Mundial.
Pero eso es altamente controversial, y muchos políticos y otros grupos en Alemania se
muestran contrarios a la idea.

Los organizadores están esperando que la exhibición concentre la atención en el sufrimiento


de alemanes étnicos que fueron desplazados de sus hogares, pero también en el sufrimiento
de muchos otros europeos. "Probablemente no es bien sabido por fuera de Alemania que al
final de la Segunda Guerra Mundial, cerca de 12 millones de alemanes tuvieron que
abandonar sus hogares en las antiguas provincias orientales alemanes y en otras partes", dijo
Wilfried Rogasch, curador de la exposición.

"Fue la mayor migración forzosa en la historia moderna de Europa. Mostramos eso en un


contexto europeo". Pero la exhibición ha molestado a muchas personas en Polonia y varias
docenas de polacos llevaron a cabo una manifestación a las afueras de la galería en Berlín
durante la noche de la apertura de la muestra.

"Reescribiendo la historia"

El primer ministro de Polonia, Jaroslaw Kaczynski condenó la exhibición como un "evento


muy malo, preocupante y triste", ya que "relativizó la historia de la Segunda Guerra
Mundial". Kazimierz Marcinkiewicz, alcalde encargado de la capital polaca, Varsovia,
canceló un viaje a Berlín diciendo que no podía visitar esa ciudad mientras la muestra
estuviera en curso.

"Mi visita a Berlín podría ser malinterpretada y objeto de abuso bajo esas circunstancias",
agregó. Los críticos sostienen que la exhibición es un intento por reescribir la historia,
alegando que los alemanes son mostrados principalmente como víctimas y el papel del
régimen nazi no es examinado debidamente.

"Creemos que la lucha contra el totalitarismo, el nazismo y el comunismo, y los movimientos


de resistencia, fueron las partes más importantes de la historia del siglo 20. La expulsión,
especialmente de alemanes, fue apenas una consecuencia de ello", dijo Slawomir Tryc, de la
embajada polaca en Berlín. Pero el curador de la exhibición dice que los alemanes deberían
poder examinar todos los aspectos de la historia.

"Me parece que es significativo mostrar que los alemanes fueron víctimas después de la
Segunda Guerra Mundial", advirtió Rogasch. "Sabemos que los alemanes cometieron
muchos crímenes, y eso está bien documentado. Más de 60 años después del final de la
guerra, podemos empezar a enfocarnos en el destino de 12 millones de alemanes que fueron
expulsados. Eso es una parte importante de nuestra historia nacional". Las relaciones entre
Berlín y Varsovia enfrentan tensiones, y dadas las reacciones a esta exhibición por parte del
gobierno polaco, es probable que la muestra profundice la desconfianza entre esos países
vecinos.
El regreso de los tártaros – Sebastián Serrano.

Un factor que contribuye a incrementar la tensión en Crimea es el regreso de los tártaros, los
conquistadores del territorio hace 500 años, que fueron deportados por Stalin en 1944. Hasta
1961 no se les permitió ni siquiera pisar tierra crimea y desde esa fecha podían legalmente
regresar, pero una orden secreta establecía la exclusión del partido comunista para aquellos
directores de empresa o de explotación agraria que contrataran a un tártaro.Las facilidades
que ahora concede Ucrania para favorecer el regreso de los tártaros son valoradas en general
como una compensación necesaria por un agravio histórico. Pero eso no impide que la
presencia de ese pueblo reavive los recuerdos de las matanzas nazi-tártaras.

Arkadi Visotski es un periodista judío que aboga por la buena convivencia de las distintas
nacionalidades que habitan Crimea, pero los acontecimientos de la II Guerra Mundial los
lleva grabados en el cerebro: "Fueron tártaros, colaborando con los ocupantes nazis, los que
mataron primero a los judíos, luego a los kraimes judíos de Crimea que hablan hebreo] y más
tarde a los krimchaki Budíos convertidos al islamismo]. Mi familia es un buen ejemplo de lo
que hicieron esos tártaros colaboracionistas. Mi padre tenía seis hermanos y sólo él salvó la
vida". En la familia de mi madre eran siete hermanos y sólo tres quedan vivos. Perdí a todos
mis abuelos y a mis bisabuelos". Visotski prosigue: "Recuerdo perfectamente que cuando
después de la liberación en 1944 los tártaros fueron reunidos en la estación para ser
deportados los soldados tenían que protegerlos de la gente, que les lanzaba piedras".

Esos tártaros -hombres, mujeres y niños, colaboracionistas y no colaboracionistas- fueron


cargados en vagones como si fueran ganado y transportados a Siberia y Asia Central. Durante
los viajes, de hasta dos semanas, la falta de agua y alimentos hizo que miles de ellos
perecieran. La deportación afectó a los 250.000 tártaros (el 19% de, la población) que vivían
en Crimea. Tras su regreso, los tártaros han reconstituido el Parlamento, que se ha
manifestado favorable a la autonomía dentro del Estado independiente de Ucrania y ha
proclamado la prioridad de la nacionalidad tártara en el territorio de Crimea.

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