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El Nuevo

Nacimiento:
¿Qué es, cómo se
produce y cuáles
son sus frutos?

Julio C. Benítez
El Nuevo nacimiento: ¿Qué es, cómo se produce y cuáles son sus frutos?

Autor: Julio C. Benítez

Fecha: Julio de 2018

Medellín, Colombia

Este libro contiene una serie de predicaciones que el Pastor Julio C.


Benítez compartió en la Iglesia Bautista Reformada la Gracia de Dios en
el último semestre del año 2015 y 2018

Prohibida su copia o reproducción sin autorización previa del autor.

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Contenido
El Nuevo nacimiento: Condición fundamental para entrar al
Reino de Dios. Juan 3:1-8 ............................................................ 4
El Nuevo nacimiento: ¿Cómo se produce? Juan 3:1-8 .............. 23
El Nuevo nacimiento: Sus efectos y la Soberanía del Espíritu al
producirlo. Juan 3:1-8 ................................................................ 40
El Nuevo nacimiento: Una doctrina celestial, del maestro
celestial. Juan 3:1-8 ................................................................... 58
El Nuevo nacimiento: Su fuente, Agente, provisión y
consecuencias. Juan 3:14-15 ..................................................... 78
El amor infinito de Dios: La esencia del Evangelio. Juan 3:16 ... 96
BIBLIOGRAFÍA .......................................................................... 126

3
El Nuevo nacimiento: Condición fundamental para
entrar al Reino de Dios. Juan 3:1-8

Introducción:

La Biblia está llena de afirmaciones y enseñanzas


doctrinales, las cuales tienen como propósito que nosotros,
los creyentes, seamos perfectos, enteramente preparados
para toda buena obra. Es posible ser salvo y no conocer en
profundidad algunas de estas enseñanzas. Pero hay doctrinas
o verdades que son fundamentales para nuestra salvación;
desconocerlas, significa la perdición eterna.

Juan capítulo 3 es uno de esos pasajes fundamentales, donde


Cristo mismo nos enseña dos verdades esenciales, si es que
queremos ser salvos: el nuevo nacimiento y la salvación por
la fe en el Hijo de Dios. Todo aquel que se llame creyente
debe estar muy familiarizado con este capítulo.

Aquí Jesús enseñará lo que es esencial para entrar a Su reino


de Luz y salvación. Por tal razón, dedicaremos todo el
tiempo necesario para exprimir las salvadoras verdades
contenidas allí. Además, podremos ver que, aunque el

4
acercamiento inicial a Cristo sea débil y titubeante, cuando
hay sinceridad, Dios lo convertirá en un creyente fuerte y
decidido.

La sección que va desde el verso 1 hasta el 8 puede ser


dividida en tres partes: En la primera parte (v. 1-3) Jesús le
habla a Nicodemo de la condición fundamental de todo aquel
que desee entrar al Reino de Dios: El nuevo nacimiento. En
la segunda parte (4-6), Jesús le explica cómo se da el nuevo
nacimiento, qué lo produce; y en la tercera parte (v. 7-8),
Jesús le explica a Nicodemo la Soberana obra del Espíritu de
Dios produciendo el nuevo nacimiento

Iniciemos con la primera parte: La condición fundamental de


todo aquel que desee entrar al Reino de Dios: El nuevo
nacimiento.

“(Y, o, ahora bien) Había un hombre de los fariseos que se


llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos” (v. 1). La
escena anterior, de la purificación del Templo, fue la ocasión
para que Cristo revelara algo de su origen celestial ante las
multitudes reunidas en ocasión de las fiestas de la Pascua.
No sólo el pueblo pudo ver las señales milagrosas que hacía
con su poderosa mano, sino que los líderes religiosos del
pueblo se acercaron para verlas y escuchar su discurso

5
profético. Posiblemente esta mirada era a la distancia, en
oculto, pues, los líderes religiosos debían ser cuidadosos de
no identificarse con cualquiera que aparecía en la escena de
Israel anunciando cosas nuevas.

Es en este contexto que Juan nos presenta a un líder judío


buscando a Jesús. La Biblia nos da el nombre de este varón:
Nicodemo, su filiación religiosa: Fariseo y su posición
social: Principal entre los judíos. En otro lado se nos habla,
posiblemente, sobre su condición económica (19:39), era un
hombre rico

Su nombre, Nicodemo, es griego, aunque él es judío, hebreo.


Significa: Vencedor del pueblo. Recordemos que unos siglos
antes la nación judía fue invadida por los griegos, y desde
los Macabeos se había vuelto costumbre mezclar los
nombres hebreos con los griegos.

Juan nos dice que Nicodemo pertenecía al partido religioso


de los fariseos. Aunque los lectores del Nuevo Testamento
quedamos con la impresión que éste no era más que un grupo
de personas fanáticas formalistas, escrupulosos legalistas de
la religión judía, hipócritas externalistas, vacíos de amor y
vida; la verdad es que los fariseos profundizan sus raíces 2
siglos antes de la venida de Cristo como una respuesta

6
conservadora y ortodoxa frente a la introducción de las
costumbres idolátricas de los griegos en el pueblo de Dios.
En el siglo II a.C., Antioco Epífanes, persiguió a los
practicantes de la religión judía, y trató de introducir el culto
a los ídolos en Israel. Muchos sucumbieron ante esta presión,
pero los que la resistieron, y no abandonaron su fe,
recibieron el nombre de Hasidhim, es decir, pietistas o
santos. Este grupo fue el precursor de los que luego serían
llamados los fariseos, es decir, los separatistas, cuyo nombre
empezó a conocerse durante el reinado de Juan Hircano
(135-105 a. C.). Fue algo muy similar a la situación de la
Inglaterra del siglo XVII, donde aparecieron los separatistas
o no conformistas, es decir, los puritanos, quienes se oponían
al sistema de religión oficial y ritualista impuesto por la
Iglesia Anglicana.

Los fariseos se convirtieron en una escuela teológica o secta


dentro del judaísmo. Eran fundamentalistas en la doctrina y
práctica. Creían doctrinas correctas: el decreto divino, la
responsabilidad moral del hombre, la existencia de ángeles,
la resurrección de los muertos, recompensa y castigo en la
vida futura. Ellos dieron hombres de gran renombre como
Gamaliel, Pablo y Josefo. Pero este grupo había convertido
a la religión en algo meramente externo. Enfatizaban la

7
obediencia externa a la Ley, pero Cristo los condenó por
olvidar el espíritu que guiaba a la Ley de Dios. La tradición
oral de los ancianos era más importante que la Ley escrita.
Jesús los confrontó en muchas ocasiones porque eran
exhibicionistas de la religión. Ellos trataban de que el resto
los vieran como personas superiormente santas. Eran,
literalmente, santurrones. Ellos creían que la Ley de Dios
debía regular cada uno de los aspectos de la vida, por lo
tanto, siendo que la Ley tiene principios generales, ellos
deducían una cantidad de reglas adicionales para cada
aspecto minucioso de la vida: “cambiaron la Ley de los
grandes principios en un legalismo de reglas adicionales
interminables”1. Enfatizaban la conducta y las cosas externas
como el vestido, las comidas, los ritos de purificación; y, en
especial, tenían numerosas reglas relacionadas con el
sábado, inventadas por el hombre, como: “las mujeres no
debían mirarse en el espejo el sábado, pues, podían verse
alguna cana y sentir la tentación de arrancársela, lo cual sería
trabajar. Estaba permitido tragar vinagre en sábado, para
curar el dolor de garganta, pero no se podían hacer gárgaras.
El colmo, quizá, era aquella regla que permitía comer un

1
Barclay, William. Comentario al Nuevo Testamento. Página 397
8
huevo puesto en sábado siempre que se tuviera la intención
de matar la gallina”2.

Nicodemo se identificaba con un grupo que creía en la


salvación por obras.

Él era un principal o magistrado del pueblo, miembro del


Sanedrín, el cual se constituía en la máxima autoridad
religiosa de Israel. Escriba, experto en la Ley, teólogo,
maestro de Israel y profesional en las Sagradas Letras. Era
un hombre académico. Todo lo contrario del personaje que
Juan nos menciona en el capítulo 4: una mujer de mala vida,
adúltera, pobre e insignificante para la sociedad. Cristo está
interesado en salvar a toda clase de personas. ¡Qué buena
noticia para nosotros!

“Este vino a Jesús de noche”. ¿Por qué Nicodemo se fue a


entrevistar con Jesús en la noche? A esta pregunta se han
dado varias posibles respuestas: Primero, Nicodemo tenía
temor de que los demás miembros del Sanedrín descubrieran
su interés en conocer más sobre Jesús. Aunque en este
momento de la historia Jesús aún no era muy conocido, con
la limpieza del templo y las señales durante las fiestas de
Jerusalén, es probable que algo se comentara de él entre los

2
Hendriksen, William. Juan. Página 122
9
líderes religiosos. Recordemos que la Biblia nos dice que
“aún de los gobernantes muchos creyeron en él; pero a
causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser
expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de
los hombres que la gloria de Dios” (Juan 12:42-43). Pero,
segundo, otros afirman que Nicodemo vino a Jesús de noche,
no por temor, sino porque él sabía lo ocupado que Jesús
estaba y en la noche sería más fácil encontrarlo y conversar
con él tranquilamente sin la interrupción de las multitudes
que le seguían.

Aunque Nicodemo, al principio, tenía una fe débil y,


posiblemente, tenía muchos temores de lo que fueran a
pensar sus compañeros fariseos; Jesús no lo condenó ni lo
rechazó, antes, viendo la necesidad espiritual de este hombre
y la sinceridad de su búsqueda, le respondió con amabilidad.
En todo esto Jesús enseñó a los ministros del evangelio “a
ser amables y animar a los principiantes, por débiles que sean
o parezcan”3.

“Y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como


maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú
haces, sino está Dios con él” (v. 2). Al parecer, entre los

3
Henry, Matthew. Comentario Bíblico de Matthew Henry. Página 1364
10
líderes del pueblo, no sólo Nicodemo, sino otros, estaban
inquietos sobre Jesús. Es por eso que él dice “nosotros
sabemos”. Ellos tenían la convicción de que Jesús no era un
hombre común y corriente. Él debía ser un profeta, como los
del Antiguo Testamento. Jesús debía tener una comunión
especial con Dios, y sería bueno conocerlo.

A estas alturas Nicodemo no sabe si él es el Mesías o si es el


Hijo de Dios; pero como consecuencia de su conocimiento
bíblico, él llega a una deducción teológica: este hombre debe
ser un maestro o doctor (Rabí) enviado por Dios. Hacía más
de 400 años que no sucedía esto, por lo tanto, hay que
conocerlo.

Aquí vemos el cumplimiento del propósito por el cual Cristo


hacía señales, según el Evangelio de Juan: Para que todos
crean que Él es el Hijo de Dios. Cristo mismo dijo: “Porque
las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las
mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el
Padre me ha enviado” (Juan 5:36).

Esa es la razón por la cual Nicodemo viene a Jesús de noche.


Él quiere saber más sobre él. Su conocimiento sobre Cristo
aún es muy poco. Él lo reconoce como su maestro.
Nicodemo desea que Jesús le explique más sobre quién es él.

11
Él es un hombre académico, pero también honesto, y no se
atreve a llegar a conclusiones hasta que no haya investigado
profundamente. Él no es como la multitud entusiasta del
capítulo 2, la cual abraza emotivamente una causa sin antes
conocerla; es por esa razón que él viene a Cristo e introduce
su conversación con estas declaraciones: eres un maestro de
Dios, quiero que me hables más de ti. No me dejes con las
dudas. Pero la respuesta que Cristo da a este buscador no era
la esperada.

Juan nos dijo que Jesús conocía el corazón de todos los


hombres, por tal razón, él no se fiaba de los emotivos y
apasionados buscadores del capítulo 2; mas, ahora, él confía
en otro buscador, más cauto, más lento, pero un honesto
buscador, como Natanael, con dudas, pero con sinceridad.

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que


el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”
(v. 3). Aunque Nicodemo aún no había formulado una
pregunta, Juan dice que Jesús le dio una respuesta.
¿Respuesta a qué? Recordemos que los dos últimos
versículos del capítulo 2 son, realmente, una introducción al
capítulo 3 y al 4. Juan nos dijo que Jesús conocía a todos los
hombres, los pensamientos y necesidades más profundas de
la existencia humana.
12
Nicodemo no formuló pregunta alguna con su boca, pero
Jesús conocía su corazón y sabía que Nicodemo, aunque un
líder religioso del pueblo, un teólogo connotado, quería
saber, de este maestro venido de Dios, si él mismo entraría
al Reino de Dios. Nicodemo no estaba conforme con su
religión, ni con su obediencia a la Ley. Sólo un maestro
venido de Dios podía aliviar la carga de su conciencia. Así
que Jesús responde a la necesidad interna de este varón.
Algunos creen que Nicodemo era un hombre mayor de edad,
algo así como un “viejo rico”, quien, como el “joven rico”
viene a Cristo con la misma necesidad.

En el evangelio de Juan encontramos una constante en las


conversaciones entre Jesús y algunas personas. “Aquí lo
vemos muy claro. El interlocutor dice algo (versículo 2),
Jesús contesta de una forma que resulta difícil de entender
(versículo 3), el interlocutor lo toma en otro sentido
(versículo 4). Jesús se lo dice de otra manera que es todavía
más difícil de entender (versículo 5), y sigue a continuación
una exposición e interpretación. Juan usa este método para
que veamos cómo llegaban las personas a comprender por sí
mismas, y para que nosotros hagamos lo mismo”4.

4
Barclay, William. Comentario al Nuevo Testamento. Página 398
13
Cristo empieza su respuesta con la habitual introducción:
Amén, Amén. De cierto, de cierto. En verdad, en Verdad. Es
decir, Jesús quiere llamar la atención sobre lo que sigue,
porque es una verdad muy importante y fundamental: “el que
no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios”. Esta
respuesta dejó perplejo al pobre Nicodemo. Era un nuevo
mashal, algo así como una adivinanza, a lo cual estaban
acostumbrados los judíos académicos, como Nicodemo. Este
pasaje también puede ser traducido: “el que no naciere de
arriba”, pero es más probable que el significado contextual
sea “nacer de nuevo”, pues, Nicodemo luego responderá:
¿cómo es posible entrar en el vientre de la madre para nacer
de nuevo? Es como si Jesús le dijera: “Nicodemo, tú has
venido a mí buscando enseñanza, pero lo que en realidad
necesitas es nacer de nuevo. Es por ahí que debes empezar.
Has de nacer de lo alto. Si no es así, nunca podrás ver el reino
de Dios”5, del cual tanto interés tienes.

¡Qué confusión generó esto en la turbada mente de


Nicodemo! ¿Nacer de nuevo? “¿Cómo puede un hombre
experimentar otro nacimiento, sea en el sentido que sea? Por
supuesto, nosotros sabemos lo que Jesús quiso decir; a saber,

5
MacDonald, William. Comentario Bíblico de William MacDonald.
Página 661
14
que para ver el reino de Dios es necesario que una persona
nazca de arriba; o sea, que el Espíritu Santo debe implantar
en su corazón la vida que tiene su origen no en la tierra sino
en el cielo. Que no se imagine Nicodemo que las dignidades
terrenales o nacionalistas le capacitarán a uno para entrar en
este reino. Que tampoco piense este fariseo que un
mejoramiento de la conducta externa – una conducta en
completa concordancia con la Ley- es todo lo que se
necesita. Tiene que haber un cambio radical. Y a menos que
uno nazca de lo alto, no puede siquiera llegar a ver el Reino
de Dios; es decir, no puede experimentarlo y participar de él;
no puede poseerlo y disfrutarlo (Cf. Lc. 2:26; 9:27; Jn. 8:51;
Hch. 2:27; Ap. 18:7)”6.

¿Qué es el Reino de Dios, al cual no se puede entrar sin nacer


de nuevo o de lo alto? Indudablemente el Reino de Dios es
la salvación o poseer la vida eterna. “El reino de Dios es el
ámbito en que su dominio se reconoce y obedece, y en el que
prevalece su gracia. Antes de que alguien pueda ver ese
reino, antes de que alguien pueda tener vida eterna en
cualquier sentido, es necesario que nazca de lo alto. Se ve,
pues, claramente, que hay una acción de Dios que precede a
toda acción del hombre. En su etapa inicial, el proceso de

6
Hendriksen, William. El Evangelio Según San Juan. Página 143
15
cambiar a una persona en hijo de Dios precede a la
conversión y a la fe (véase también 1:12)”7.

Nicodemo, siendo conocedor de la Ley y las tradiciones de


los judíos, esperaba que el Mesías diera inicio al reino de
Dios, pero ellos lo entendían como un reino terreno y
material, al cual se pertenecía por haber nacido de padres
hebreos, donde los judíos serían librados de todos sus
enemigos y ellos se convertirían en la cabeza del mundo.
Nicodemo, posiblemente, estaba pensando en esta
perspectiva escatológica; pero Jesús le corrige y le deja ver
que el Reino de Dios que vendrá con el Mesías es espiritual,
y a él sólo se entra por un nacimiento espiritual.

Para entender bien qué significa el Reino de Dios, es


necesario mirar la definición que Cristo da en el Padre
nuestro: “Venga tu Reino; hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra”. “Estar en el Reino del Cielo
es, por tanto, llevar una vida en la que lo sometemos todo
voluntariamente a la voluntad de Dios; es haber llegado a
una situación en la que aceptamos la voluntad de Dios de una
manera perfecta y completa”8.

7
Hendriksen, William. El Evangelio Según San Juan. Páginas 143, 144
8
Barclay, William. Comentario al Nuevo Testamento. Página 398
16
Nicodemo debe entender que su apego a la Ley, su
moralidad, su conocimiento correcto de la doctrina y la
dignidad de sus funciones eclesiásticas no podían ser
consideradas como un reemplazo del nacimiento espiritual.
¡Con cuánta facilidad los seres humanos que nos acercamos
a la iglesia somos engañados por nuestro corazón!
Pretendemos ser aceptados por Dios a través de nuestra
conducta, una reforma de las cosas externas, llenarnos de
mucho conocimiento doctrinal, someternos a reglas estrictas,
que incluso van más allá de lo que la Biblia dice de una
forma clara, convertir el día del Señor y el Evangelio en una
serie de prohibiciones, verter la vida cristiana con un color
gris; en fin, todo esto es producto del fariseo que llevamos
dentro, del Nicodemo que piensa entrar al Reino de Dios por
sus propias fuerzas; pero Jesús le dice: ¡NO! Si al Reino de
Dios deseas entrar, de nuevo has de nacer. Este es un
nacimiento de arriba, porque no puede ser producido por el
hombre. No se trata de un cambio superficial y pasajero, “No
es una mera reforma, una corrección, un cambio moral o una
alteración exterior de la vida. Es un profundo cambio del
corazón, de la voluntad y del carácter. Es una resurrección.

17
Es la implantación en nuestros corazones de un nuevo
principio procedente de lo alto”9.

Este nacimiento viene del Espíritu Santo, es un don de Dios


(Ef. 2:8), el cual produce un sincero arrepentimiento, un
cambio de mente, y nos lleva a la fe real en Cristo. Se trata
de traer a la existencia una nueva vida, un nuevo ser, un
nuevo corazón, caracterizado por nuevos pensamientos,
nuevos hábitos, nuevos gustos, nuevos apetitos, nuevos
juicios, nuevas opiniones, nuevas esperanzas, nuevos
temores, nuevas inclinaciones, nuevos deseos, nuevos
objetivos, nuevos amores, nueva vida.

Cuando se da el nuevo nacimiento, lo viejo queda atrás,


como dijo Pablo. “De modo que si alguno está en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas
son hechas nuevas” (2 Cor. 5:17). Pedro dice que somos
renacidos por la gran misericordia de Dios (1 P. 1:3), y que
somos renacidos no de simiente corruptible sino de
incorruptible (1 P. 1:23). Santiago también afirma que Dios
nos hizo renacer por la Palabra de verdad (Stg. 1:18).
Asimismo, Pablo, habla del lavamiento de la regeneración
(3Tito 3:5). En ocasiones la Biblia presenta esto como la

9
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los evangelios. Juan 1-6. Página
160
18
resurrección que le sigue a la muerte, muerte al pecado y
resucitados o re-creados en Cristo para andar en vida nueva
(Ro. 6:1-11). “En el reino de Cristo sólo pueden entrar
aquellos cuyas vidas han sido cambiadas. Ya que Su reinado
será en justicia, sus súbditos han de ser también justos. Él no
podría reinar sobre gentes que permaneciesen en sus
pecados”10.

Nacer de nuevo puede ser visto como una nueva creación,


ser partícipes de la naturaleza divina (1 P. 1:4), una
vivificación del alma. “Es un nacimiento de arriba, porque
se nace a una vida celestial y divina. Notemos que la vida
celestial es una vida bienaventurada. Por consiguiente, nacer
de nuevo es absolutamente necesario para nuestra eterna
felicidad. Es, pues, perfecta la ecuación entre felicidad y
santidad”11.

Aplicaciones:

Usualmente las personas se impresionan más con los


milagros o cosas extraordinarias, que con la doctrina bíblica.
En el caso de Nicodemo, él empezó la conversación

10
MacDonald, William. Comentario Bíblico. Página 662
11
Henry, Mattew. Comentario Bíblico de Matthew Henry. Página 1364
19
centrándose en los milagros y lo espectacular; pero Cristo
desvía la conversación hacia lo más importante: la salvación,
el cambio radical de la vida. Igualmente, los hombres de
todos los tiempos, cuando se interesan por Cristo, casi
siempre buscan conocer aquellas cosas que no son
fundamentales para su salvación. Quieren hablar de
milagros, del color de su piel, de su estatura; y de cosas que
satisfagan la curiosidad de una mente inquieta; pero los
ministros y creyentes no debemos caer en el juego de estas
personas, siempre debemos orientar la conversación hacia la
necesidad espiritual que ellos tienen: la salvación de sus
almas.

“La historia de Nicodemo tiene el propósito de enseñarnos


que jamás debiéramos “(menospreciar) el día de las
pequeñeces” en la religión (Zac. 4:10). No debemos
determinar que un hombre carece de gracia porque sus
primeros pasos hacia Dios sean tímidos y vacilantes y los
primeros movimientos de su alma inciertos, titubeantes y
marcados por la imperfección. No quebró la caña cascada ni
apagó al pábilo que humeaba ante Él (cf. Mateo 12:20). Igual
que hizo Él, tomemos de la mano a los que nos preguntan y
tratémosles con cuidado y afecto. En todo hay siempre un
primer paso. No son los que hacen la profesión religiosa más

20
fogosa en primera instancia los que resisten durante más
tiempo y demuestran mantenerse firmes. Judas Iscariote era
apóstol cuando Nicodemo tan solo se acercaba a tientas
evitando la luz del día. ¡Sin embargo, posteriormente,
cuando Nicodemo estaba ayudando valerosamente a sepultar
a su salvador crucificado, Judas Iscariote le había traicionado
y se había ahorcado! No deberíamos olvidar este hecho”12.

Estás interesado en conocer más del Evangelio de Cristo,


pero tienes temores del qué dirán tus familiares o amigos; no
temas, ven a Cristo, él te recibirá, te enseñará y te dará lo que
tu alma necesita. Deja el resto a su Gracia y verás como tú
vida es transformada por completo y luego, las
preocupaciones que ahora tienes, serán cosa del pasado.

Así como Nicodemo, muchos hombres y mujeres están


confiados en su moralidad, en su poder, en su inteligencia y
dominio del mundo académico; incluso, muchos nobles
según el mundo tienen un buen concepto de Cristo, lo ven
como un gran maestro, un líder moral, hasta como un
revolucionario; otros lo ven como un gran profeta o un gran
ángel; pero nada de esto es de verdadero valor si no se viene
a él, con un corazón humillado, esperando en Su gran

12
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los evangelios. Juan 1-6.
Página 159
21
Salvación, entregando a él todo el ser y esperando Su gran
salvación.

El nuevo nacimiento no es algo que los hombres puedan


producir. Esto se deja ver en que Cristo le llama “nacer de
arriba”, o “volver a nacer”. “Nadie es autor de su propia
existencia y nadie puede avivar su propia alma. Esperar que
el hombre natural se vuelva por sí mismo espiritual es como
esperar que un muerto se proporcione vida a sí mismo. Es
necesario que se ejerza un poder de lo alto, el mismo poder
que creó el mundo (cf. 2 Cor. 4:6). El hombre puede hacer
muchas cosas; pero no conferirse vida a sí mismo ni dársela
a otros. Dar vida es una prerrogativa específica de Dios.
¡Bien puede declarar nuestro Señor que necesitamos “nacer
de nuevo”!13

13
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los evangelios. Juan 1-6.
Página 161
22
El Nuevo nacimiento: ¿Cómo se produce? Juan 3:1-
8

Introducción:

Aunque los hombres traten de aplacar el llamado de sus


conciencias, negando la existencia de Dios y rechazando
cualquier idea relacionada con una responsabilidad moral
frente a un Ser superior, es imposible suprimir totalmente
estas ideas, pues, la conciencia misma es una prueba
irrefutable de que fuimos creados con el propósito de
cumplir la voluntad perfecta de Aquel que nos diseñó.

Es por esta razón que desde el comienzo mismo de la historia


los hombres han creado sistemas religiosos a través de los
cuales propenden por aliviar la carga de sus acusadoras
conciencias y buscan ser aceptados por la divinidad,
entiéndanla como la entiendan.

La situación no ha cambiado en el mundo postmoderno,


pues, el mismo concepto se practica hoy a través de la nueva
era (tan popularizada en las intelectuales generaciones de
relativistas), el uso de la luz y el cuarzo, la meditación
trascendental, el yoga, la veneración a la madre naturaleza;
entre otros. Además, hoy día persisten los antiguos sistemas
religiosos cargados de ritos, ceremonias y sacrificios; a
través de los cuales se pretende limpiar la conciencia y
limpiar el alma con el fin de ser aceptados por Dios.

23
Los hombres, en el fondo de su ser, saben que la divinidad
no los aceptará tal y como son, por lo tanto, requieren de
algunas ceremonias de limpieza y purificación.

Aunque no están tan errados en la comprensión de que el


Dios creador es santo y no los puede aceptar en la condición
impura que les caracteriza; los medios de limpieza y
purificación que buscan son totalmente inadecuados,
ineficaces e infructuosos.

Este es el tema central de la conversación entre Cristo y


Nicodemo ¿Cómo puede el hombre ser capacitado para tener
comunión real e ininterrumpida con Dios? ¿Cómo puede el
Dios Santo y Creador tener comunión con sus criaturas y
darles la plena aceptación en Su reino de gozo, justicia y paz?
¿Cómo puede el ser humano disfrutar de la presencia de Dios
y obtener de él el favor espiritual que le conduzca a reflejar
sus atributos en esta vida y a gozar de su misericordia por
toda la eternidad? ¿Cómo puede el hombre salir del estado
de miseria espiritual en el que se encuentra?

Jesús le dijo a Nicodemo: Os es necesario nacer de nuevo.


No se trata de tener buena disposición, ritos de limpieza,
ceremonias de purificación, o el pertenecer a cierta religión,
o el creer determinados preceptos, o el nacer en una
nacionalidad particular; no, Cristo le dice a Nicodemo que la
condición principal y fundamental para que alguien pueda
disfrutar del Reino de Dios, es decir, de la salvación eterna
y la comunión gozosa con el Dios Creador es una sola:
experimentar un nuevo nacimiento, espiritual, de lo Alto,
proveniente del cielo y obrado totalmente por el mismo Dios.
Algo que el hombre no puede producir ni hacer.
24
Mas Nicodemo no logra comprender esto que Cristo dice, así
como el hombre natural tampoco lo entiende. Es por esa
razón que la conversación entre los dos prosigue, y ahora, en
los versos 4 al 6, Cristo le enseñará a Nicodemo, y a
nosotros, que el nuevo nacimiento es una cosa sobrenatural,
celestial; es un milagro de la gracia de Dios.

“Nicodemo le dijo: ¿cómo puede un hombre nacer siendo


viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de
su madre, y nacer?” (v. 4). Indudablemente Nicodemo no
comprendió las palabras de Cristo. Él las tomó en un sentido
material y quedó perplejo de que el maestro venido de Dios
diga cosas tan absurdas. La respuesta que él espera de Cristo
es un rotundo “no”. Igualmente, la mujer samaritana
entendió de una manera material las palabras de Cristo sobre
el “agua viva”, los judíos también tomaron materialmente,
en muchas ocasiones, las enseñanzas espirituales de Cristo:
cuando dijo que él destruiría el templo o cuando habló de él
mismo como el pan del cielo que todos debían comer. Es
difícil para el hombre natural entender las verdades
espirituales del evangelio, “porque para él son locura, y no
las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente” (1 Cor. 2:14). Muchos que leen la Biblia
tratan de interpretarla de una manera natural, pero ella está
llena de enseñanzas que son esencialmente espirituales, las
cuales se deben interpretar y entender bajo la iluminación del
Espíritu. Pero conviene aclarar que la correcta interpretación
de la Biblia no consiste es espiritualizar lo que ella dice, o en
alegorizar, como hicieron los padres de la iglesia; más lo que
si se está diciendo es que ella está inundada de enseñanzas
esencialmente espirituales.

25
Cuánto temor debemos tener a la hora de leer e interpretar
las Sagradas Escrituras, no importa si somos doctos en las
Sagradas Letras o si apenas estamos empezando la vida
cristiana, siempre existe la tentación de interpretarlas
inadecuadamente; esto sucede especialmente cuando vamos
confiados en nuestros conocimientos técnicos y las
interpretamos sin la dependencia total del Espíritu Santo.
Cuántos teólogos, cual Nicodemo, se creen doctores en
Biblia, pero sus almas y sus mentes están lejos de lo que Dios
quiso decir, pues, tienen una confianza carnal en su ciencia
humana.

Algo digno de admirar en este maestro de Israel es que,


aunque las palabras de Cristo le parecieron difíciles de
comprender, él sabe que éste es un hombre especial enviado
por Dios, y prosigue en preguntarle. “Siempre que en las
cosas de Dios nos encontremos con algo que nos resulta
oscuro y difícil de entender, hemos de continuar en estudio
y oración, hasta que el Espíritu Santo nos ilumine y nos guíe
a toda la verdad”14.

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no


naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino
de Dios” (v. 5). En esta segunda respuesta, la cual es una
ampliación de la primera que Jesús dio en el verso 3,
nuevamente se incluyen términos que no pueden ser tomados
materialmente. Jesús está hablando de cosas espirituales,
utilizando un lenguaje simbólico. Aunque Nicodemo no ha
entendido la verdad del nuevo nacimiento, Jesús continúa
hablándole sobre el mismo. “Es una necedad querer evadirse

14
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1364
26
de la obligación de los preceptos evangélicos, bajo el
pretexto de que son difíciles de comprender”15.

En esta ocasión Jesús explica el nuevo nacimiento como el


nacer de agua y del Espíritu. Estas declaraciones de Cristo
han sido tomadas como fuente de divisiones y controversias,
evidenciándose así que nosotros, como Nicodemo, somos
torpes para entender el propósito principal de las palabras de
Cristo.

En primera instancia, algunos toman estas palabras para


decir que Jesús está hablando del bautismo (agua), es decir,
que existe una relación estrecha e inseparable entre el
bautismo cristiano y la regeneración espiritual. Ellos afirman
que lo que Jesús le dice a Nicodemo es lo siguiente: “Si
deseas pertenecer a mi Reino, debes nacer de nuevo, como
ya he dicho; y si deseas nacer de nuevo, la única forma de
obtener este gran beneficio es bautizarse. El que no se
regenere o nazca de nuevo por medio del bautismo, no puede
entrar en mi Reino”16. Esta fue la interpretación de algunos
padres de la Iglesia (Patrística), los autores católicos
romanos, los luteranos y muchos anglicanos. Ellos, para
llegar a estas conclusiones, abandonan la doctrina de la
perspicuidad de las Sagradas Escrituras, y deben ahondar en
muchos argumentos extraños y rebuscados, creando
telarañas de deducciones.

Otros afirman que Jesús está hablando, en parte del bautismo


y en parte de la regeneración. El agua se relaciona con el

15
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1364
16
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los Evangelios. Páginas 171-
172
27
bautismo, y el espíritu con la regeneración. Pero es difícil
encontrar sustento bíblico para ello.

Pero otros autores, no tan mayoritarios, pero sí de gran


renombre en la historia de la iglesia como Calvino, Zuinglio,
entre otros; sostienen que en este pasaje no hay ninguna
mención del bautismo cristiano. Jesús está hablando de la
regeneración del corazón del hombre. “Nuestro Señor
explica a Nicodemo por medio de una figura lo que quería
decir cuando habló del “nacer de nuevo”. Quería que
Nicodemo supiera que un hombre necesita que el Espíritu
limpie y renueve completamente su corazón igual que se
limpia y purifica el cuerpo por medio del agua. Debe nacer
del Espíritu obrando en su naturaleza interior, igual que obra
el agua en el cuerpo material. En resumen, es preciso que se
cree un “corazón limpio” en él si quiere pertenecer al Reino
del Mesías”.

Aunque el bautismo cristiano es una señal externa que indica


la regeneración interna previamente obrada por el Espíritu
de Dios en el corazón del hombre, Jesús en este pasaje no
está hablando del bautismo en agua, sino de la regeneración
o limpieza inicial del alma, comparándola con la función del
agua en limpiar y purificar las cosas materiales; es decir, así
como el agua limpia de toda suciedad los objetos, cuando el
alma nace de nuevo o es regenerada, el Espíritu de Dios
limpia el alma, quitando las impurezas que le han
caracterizado.

En las Sagradas Escrituras se utiliza la metáfora del agua


para hablar de la limpieza del alma o la vivificación de la
misma: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame y seré
28
más blanco que la nieve. Crea en mí, oh Dios, un corazón
limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Sal. 51:7,
10); “Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos
sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu
generación, y mi bendición sobre tus renuevos” (Is. 44:3);
“Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas
salva” (Jeremías 4:14); “Esparciré sobre vosotros agua
limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y
de todos vuestros ídolos os limpiaré” (Ez. 36:25).

Respecto a la obra del Espíritu Santo en la regeneración o el


nuevo nacimiento, la Biblia usa varias metáforas; por
ejemplo: Juan dijo que “Él os bautizará en Espíritu Santo y
fuego” (Mt. 3:11). Esto no se refería a las lenguas de fuego
de Pentecostés, sino a la obra del Espíritu purificando el
alma, así como ahora Jesús relaciona la obra del Espíritu con
el agua, cumpliendo la misma función. “Los hombres deben
bautizarse “en Espíritu Santo” purificando sus corazones de
la corrupción, como el fuego purifica el metal; y deben nacer
“del Espíritu”, limpiando sus corazones igual que el agua
limpia el cuerpo. La utilización del fuego y el agua como los
grandes instrumentos de purificación era familiar para los
judíos (cf. Números 31:23, donde ambos se mencionan
juntos). Bien señala Crisóstomo: “La Escritura relaciona en
ocasiones la gracia del Espíritu con el fuego y a veces con el
agua”17. Es más, Jesús habló del Espíritu Santo como una
fuente de agua, agua que sacia la sed, agua que limpia y
purifica, agua que da poder: “El que cree en mí, como dice
la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto

17
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los Evangelios. Juan 1-6.
Página 174
29
dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en
él” (Juan 7:39).

En consecuencia, Jesús no le está diciendo aquí a Nicodemo


que el requisito fundamental para entrar al reino de Dios es
el bautismo en agua, aunque, como hemos dicho, el bautismo
es la señal externa y el rito ceremonial requerido para ser
unido a una iglesia local, como muestra de que internamente
ha sido regenerado y bautizado por el Espíritu Santo al
cuerpo místico de Cristo; puesto que si el bautismo es de lo
que Cristo habla aquí, entonces, el ladrón en la cruz y
muchos creyentes que han muerto sin ser bautizados hoy día
estarían en el infierno, o los niños elegidos que mueren sin
ser bautizados no tendrían esperanza alguna de salvación;
puesto que la declaración de Cristo es absoluta y universal:
sino naciere de agua y del Espíritu no puede, ni siquiera, ver
el reino de Dios.

Además, si Jesús estuviera diciendo que el bautismo es lo


que nos regenera, entonces el reino de Dios estaría invadido
de personas renacidas sin frutos de conversión. Pero la Biblia
es clara en afirmar que el nuevo nacimiento viene seguido de
unos frutos o señales que demuestran la nueva vida recibida
de lo alto.

En la Biblia también se compara a la acción del Espíritu


Santo limpiando el alma humana, a través de la
instrumentalidad de la Palabra, con el efecto que produce el
agua quitando la impureza. Jesús le dijo a sus discípulos: “Ya
vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”
(Juan 15:3); “santifícalos en tu verdad; tu palabra es
verdad” (Juan 17:17); “Maridos amad a vuestras mujeres,
30
así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por
ella, para santificarla, habiéndola purificado en el
lavamiento del agua por la palabra” (Ef. 5:25-26); “Siendo
renacidos no de simiente corruptible, sino de incorruptible,
por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”
(1 P. 1:23).

Pero, el agua también representa a la gracia o el don de Dios,


la cual nos es dada por el Espíritu Santo desde el momento
en el cual nacemos de nuevo: “Esparciré sobre vosotros
agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras
inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré
corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros;
y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un
corazón de carne, y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y
haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos,
y los pongáis por obra” (Ez. 36:25-27). Este es uno de los
pasajes que Nicodemo debió recordar cuando Cristo le habló
de la necesidad del nuevo nacimiento. Ezequiel está
dirigiéndose al pueblo visible de Dios, al Israel según la
carne, y les dice que ellos necesitan experimentar un
nacimiento espiritual, totalmente nuevo, pues, sus corazones
son malos, perversos, incrédulos, llenos de ídolos, sucios y
corruptos. Para esta tragedia sólo existe una solución: nacer
del Espíritu, ser habitados por él, ser transformados por él,
ser limpiados por él.

“…no puede entrar en el Reino de Dios”, no puede entrar, ni


le convendría entrar, pues, si pudiera ser que al Reino de
Dios entrara una persona natural o no nacida del Espíritu,
sería más tolerable el sufrimiento de los que yacen en el
infierno que el de este miserable. En el Reino de Dios no
31
tendría gozo, pues, el máximo gozo es la obediencia al
Señorío de Cristo; no tendría tranquilidad, pues, la santidad
de Dios le sería contraria. Esa es la razón por la cual muchas
almas no regeneradas se complacen en ir a iglesias donde la
santidad de Dios no es predicada de manera clara o
contundente, o iglesias donde aplican la disciplina
eclesiástica.

“Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido


del Espíritu, espíritu es” (v. 6). Jesús va explicando a
Nicodemo con mayor claridad la necesidad y lo qué es el
nuevo nacimiento. No se requiere sólo un cambio moral, sino
algo radical y procedente del cielo.

Nicodemo le había dicho a Jesús que era imposible para un


hombre volverse a meter en el vientre de su madre para nacer
de nuevo; pero Jesús le deja ver que aún si esto fuera posible,
de nada serviría para entrar al Reino de Dios, puesto que no
cambiaría en nada el estado de la persona, ya que continuaría
siendo de la misma naturaleza de sus padres. Aunque nazca
cien veces nuevamente, continuaría siendo un humano
pecador, depravado y con una naturaleza espiritual muerta y
corrupta. El que nace de la carne, es decir, de padres
humanos, carne es; hereda una naturaleza corrupta que no
puede agradar a Dios: “Y los que viven según la carne no
pueden agradar a Dios” (Ro. 8:8). “Una zarza nunca puede
dar uvas, no importa cuánto se le cuide; y un hombre natural
jamás será un hombre piadoso sin el Espíritu. Para que la
naturaleza del hombre sea verdaderamente espiritual y se

32
adecue al Reino de Dios, es preciso que entre en ella un
poder exterior: Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”18.

La naturaleza humana depravada, produce naturaleza


humana depravada: “¿Quién hará limpio a lo inmundo?
Nadie” (Job 14:4). Por eso el salmista dijo que la herencia
recibida de sus padres fue la maldad interna “He aquí, en
maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”
(Sal. 51:5).

Nacer de la carne, carne es. El nacimiento de padres


humanos, así sean judíos, fariseos o cristianos piadosos, no
transforma la naturaleza espiritual humana ni la prepara para
entrar al Reino de Dios, el cual es un reino de obediencia y
servicio al Señor, porque Pablo dijo: “los designios de la
carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la
Ley de Dios, ni tampoco pueden” (Ro. 8:7).

Es necesario nacer de nuevo, de lo alto, porque hay una


imposibilidad en el alma humana, tal y como viene de sus
padres, para someterse a la voluntad del señorío de Cristo.
“La naturaleza humana está tan completamente caída, y es
tan corrupta y tan carnal, que por generación natural no
puede salir de ella más que un fruto caído, corrupto y carnal.
No hay capacidad de autocuración alguna en el hombre. Se
reproducirá asimismo perennemente. Para volverse
espiritual y apto para la comunión con Dios no basta nada
que no sea la entrada del Espíritu de Dios en nuestros
corazones. En pocas palabras, debemos experimentar ese

18
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los evangelios. Juan 1-6.
Página 180
33
nuevo nacimiento del Espíritu que nuestro Señor describe
dos veces a Nicodemo”19.

Es necesario nacer de nuevo, de lo alto, a causa de la santidad


de Dios. Nos resultaría imposible tener alguna comunión con
el Santo Dios, al menos que una naturaleza santa y espiritual
nos sea dada por él mismo, esto es lo que sucede en el nuevo
nacimiento.

Nacer de la carne, nos lleva a ser carnales, es decir, tener una


naturaleza pecaminosa (excepto Cristo quien fue guardado
de heredar la naturaleza pecaminosa de sus padres por el
poder del Espíritu Santo); igualmente, nacer del Espíritu
Santo nos lleva a tener una naturaleza espiritual nueva.
Todos los hijos de Adán son carnales, todos los nacidos del
Espíritu son espirituales.

Esto es lo que afirma Cristo cuando complementa su frase


diciendo: “Y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”.
Además del nacimiento natural, se requiere un nacimiento
espiritual si es que entraremos en el Reino de Dios. No hay
otra forma de ser salvos. El nuevo nacimiento es engendrado
en el alma por el Espíritu Santo, quien transforma nuestra
condición caída y depravada en una condición espiritual,
celestial, santa y redimida.

19
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los Evangelios. Juan 1-6.
Página 180
34
Todo aquel que desee ser reconciliado con Dios, primero
debe nacer del Espíritu Santo. Sólo de esta manera somos
unidos a Cristo: “Pero el que se une al Señor, un espíritu es
con él” (1 Cor. 6:17). Solo de esa manera sabemos que
somos hijos de Dios: “Porque todos los que son guiados por
el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis
recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por
el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Ro. 8:14-15). Somos
renacidos del Espíritu para que el pecado no nos gobierne
más: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal,
de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni
tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como
instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos
a Dios como vivos de entre los muertos (renacidos por el
Espíritu), y vuestros miembros a Dios como instrumentos de
justicia” (Ro. 6:12-13). Nacer del Espíritu es necesario para
no andar conforme a los principios de la carne o la naturaleza
pecaminosa: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne” (Gál. 5:16). “Los valores
e intereses celestiales han de prevalecer sobre los de este
mundo”20.

20
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1364
35
El nuevo nacimiento es llamado “espiritual” porque todo
aquel que es objeto de esta regeneración experimenta un
despertar real y verdadero hacia Dios, hacia Su Palabra,
hacia su santidad, hacia su Ley, hacia Cristo, hacia la Iglesia,
hacia el pueblo de Dios. Ahora odia lo que amaba, y ama lo
que odiaba. Ahora disfruta lo que antes aborrecía, y aborrece
lo que antes disfrutaba. Ahora llora por lo que antes le
causaba alegría, y se alegra por lo que antes le causaba
tristeza. La mente, el corazón, los afectos, las emociones, la
voluntad, los deseos; que antes estaban inclinados hacia el
mal, ahora son llevados a lo celestial, a lo espiritual, a lo
verdadero, a Cristo.

El nuevo nacimiento o la regeneración es una de las cosas


más portentosas que el Espíritu de Dios realiza a diario en la
vida de miles y miles de personas en todo el mundo.
Diariamente los muertos en sus delitos y pecados están
siendo resucitados para la vida en el reino de Dios. Mientras
cientos de miles buscan milagros para la salud de sus cuerpos
o la prosperidad económica, el Espíritu está mayormente
interesado en producir el milagro que nos preparará para la
eternidad: el nuevo nacimiento. Cuán pocos de los millones
que domingo tras domingo acuden a las iglesias están
interesados en este milagro vital.

36
Aplicaciones:

Hermanos y amigos, la verdad del nuevo nacimiento, del


nacer espiritual, de la regeneración producida por el Espíritu
y la transformación radical de nuestro corazón, no es algo
meramente abstracto, no es simplemente la letra de una
doctrina que profesamos con nuestra mente; es una realidad
tangible que puede ser descubierta en nuestra alma. No te
deleites escuchando estas predicaciones, como un alimento
más para tu mente inquieta; no, que estas verdades te lleven
a profundizar en el escrutinio de tu corazón, de tu conducta,
de tu mente. Que puedas revisar las evidencias de tu nuevo
nacimiento: ¿todavía te deleitas mirando en lo que el hombre
carnal o natural se deleita?, ¿todavía en tu boca se encuentran
las mismas palabras y mentiras que se hayan en el hombre
impío?, ¿todavía en tu mente anidan los mismos
pensamientos del hombre sin Cristo?, ¿todavía vistes de la
misma manera que las mujeres u hombres vanidosos y
exhibicionistas usan?, ¿todavía malgastas el tiempo viendo
o haciendo cosas que en nada edifican tu alma?, ¿todavía
haces lo mismo que los impíos en el santo día del Señor y te
quedas en casa o te vas de paseo o te vas para un fiesta,
haciendo en él lo que no es apropiado?, ¿todavía continúas
37
con la misma forma de hacer negocios del impío? ¿Crees que
eres salvo? ¿Crees que has nacido de nuevo cuando aún
continúas con la vida antigua? ¿No te estarás engañando a ti
mismo? Una equivocación en este punto será fatal para ti, en
esta vida y en la eternidad.

Padres, nunca den por sentado que sus hijos son creyentes
por el hecho de haber nacido en un hogar cristiano, o porque
durante algún tiempo tienen un comportamiento acorde con
las normas cristianas; ellos nacen siendo pecadores
depravados, muertos espiritualmente y con una mente
carnal. Ellos también necesitan nacer de nuevo. No
descuides un solo día en compartirles el Evangelio,
recordemos que el Espíritu utiliza a la Palabra de Dios para
dar el nuevo nacimiento.

Amigo, ya entiendes por qué te es tan difícil entender la


Biblia, aceptar las narraciones milagrosas que allí están
contenidas, o comprender la necesidad que tienes de
entregarle a Cristo tu vida. Tú alma es carnal, vendida al
pecado y en oscuridad espiritual. A pesar de tus muchos
conocimientos adquiridos a lo largo de tu vida, todavía no
tienes aquello que es necesario para comprender y aceptar
las verdades eternas que podrán transformar tu miserable
vida por completo: nacer de nuevo, nacer de lo alto. Clama
38
a Dios por misericordia, pídele que te convierta y él tendrá
piedad de ti.

Aunque Cristo le ha dicho ya dos veces a Nicodemo que le


es necesario nacer de nuevo, esto no es un mandamiento, no
es una orden que el hombre debe cumplir, sino, más bien,
algo que le tiene que suceder a todo aquel que entre al Reino
de Dios. Así como nadie decide nacer de sus padres terrenos,
tampoco nadie puede decidir nacer espiritualmente. Esta es
una obra soberana del Espíritu, como luego veremos en los
versículos 7 y 8.

39
El Nuevo nacimiento: Sus efectos y la Soberanía del
Espíritu al producirlo. Juan 3:1-8

Introducción:

Con cuánta frecuencia el corazón humano, tan engañoso


como es, le hace pensar a su poseedor que las cosas con Dios
están arregladas. Que no hay nada de qué preocuparse,
puesto que Dios puede ser contentado con cualquier
sacrificio que hagamos, así sea con el más mínimo intento.
Otros se engañan pensado que dedicarán toda su vida a hacer
de las suyas, pecar y disfrutar de los placeres de la carne; y
al final, con toda seguridad, cuando se aproximen al
momento de la muerte, arreglarán cuentas con él, pondrán su
fe en Cristo, y asunto solucionado.

Estamos acostumbrados a pensar de la salvación como algo


que el hombre hace u obtiene por sus esfuerzos. Pero, ¡Cuán
lejos de la realidad estamos!

La verdad es que la salvación, aunque es un don gratuito de


Dios, no es algo que el hombre decide tener así como decide
comprar una camisa. No, el hombre realmente no quiere la
salvación, porque ella implica aceptar el señorío de Cristo
sobre todos los aspectos de la vida. El hombre no quiere la
salvación, porque eso implica crucificar y abandonar sus
pecados más amados. El hombre no quiere la salvación

40
porque eso implica morir a sí mismo, vivir en santidad,
ejercitarse en la piedad y ser odiado por el mundo.

En la conversación que Cristo tiene con Nicodemo, tal vez


uno de los hombres más religiosos y moralistas que ha
pisado esta tierra, le deja ver que, aunque él se esfuerce en
ser y hacer todo lo que la Ley de Dios manda, él no puede
obtener la salvación, pues, ésta requiere, en primera
instancia, una transformación espiritual radical: El nuevo
nacimiento.

En los versos 3 al 4 Cristo le dijo que nacer de nuevo era la


condición espiritual fundamental para ser salvo, luego, en los
versos 5 y 6 le dijo en qué consistía el nuevo nacimiento, y
ahora en los versos 7 al 8 le enseña que este nacer de lo alto
es una obra soberana del Espíritu, produciendo los efectos
naturales de Su presencia.

No hay nada más trágico que el que una persona se pase toda
la vida estudiando la Biblia y la doctrina cristiana, pero al
final se pierda en el infierno.

“No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de


nuevo” (v. 7). Nicodemo, no te estés maravillando por esta
verdad que te he dicho. Él estaba acostumbrado a pensar en
la salvación como algo que se alcanza por la obediencia a la
Ley y el cumplimiento de los ritos judaicos, es decir, por
algo que hace el hombre. Pero ahora Cristo le ha destruido
todo el sistema doctrinal que tenía sobre la salvación y le ha

41
enseñado que ésta es un don de Dios, la cual empieza con un
acontecimiento en el cual el hombre es totalmente pasivo.

Si la salvación comienza con el nuevo nacimiento, entonces,


ella es un don de Dios, así como el nacer de padres humanos
también lo es. Nadie hizo nada para nacerse así mismo
físicamente, nadie puede hacer nada para nacerse así mismo
espiritualmente. Esta es una obra totalmente de Dios. Pero,
Jesús le había dicho a Nicodemo “Os es necesario nacer de
nuevo”. “Con frecuencia, en la predicación de nuestros días,
se interpreta mal la expresión es necesario. Se debe entender
claramente que, en concordancia con todo el contexto, no se
refiere a la esfera de la obligación moral sino a la del decreto
divino. Cuando Jesús dice: “Os es necesario nacer de
nuevo”, no significa, “haced todo lo posible para nacer de
nuevo”. Por el contrario, lo que quiere decir es: “Algo tiene
que sucederos: El Espíritu Santo debe poner en vuestro
corazón la vida de lo alto”21.

Nacer de nuevo no es una obligación, es una necesidad que


se debe dar en el alma para que pueda entrar al Reino de
Dios. Pero este nacimiento proviene soberanamente del
Señor. Nicodemo se maravilla de esto porque él sabe que no

21
Hendriksen, William. Juan. Página 145
42
puede producir la regeneración, y que, por lo contrario, su
corazón es corrupto. “Os es necesario nacer de nuevo” es un
absoluto, es decir, sin el cumplimiento de esta condición
universal nadie podrá entrar al Reino de Dios.

Aunque Nicodemo tenía muchas dudas, esto no le llevó a


querer abandonar la conversación, antes, tiene un corazón y
una mente que sinceramente buscan la verdad, y no desea
dejar escapar esta oportunidad de aprender del Maestro
venido del cielo. Él no era como el resto de fariseos, los
cuales no querían entender, no querían ver y no querían
creer. Más adelante, el Evangelio de Juan nos muestra a
Nicodemo como un gran defensor de Jesús ante el Sanedrín
(Juan 7:50-51) y en el día de la crucifixión lo encontramos
llevando mirra y aloes para la sepultura de Cristo (Juan
19:39).

“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni


sabes de dónde viene, ni a donde va; así es todo aquel que
es nacido del Espíritu” (v. 8).

Cristo le explica a Nicodemo que la regeneración es una obra


Soberana del Espíritu, produciendo efectos automáticos en
la persona receptora, y para ello usa el ejemplo del viento.
Ya Cristo comparó a la acción de la limpieza del Espíritu con

43
el agua, y ahora compara su acción soberana y los efectos
que produce con el viento.

Es importante aclarar que en griego, el idioma original en el


cual se escribió el Nuevo Testamento, se usa la palabra
pneuma para significar espíritu o viento. En este pasaje, la
primera vez que se usa pneuma debe ser traducido viento, y
la segunda, espíritu. Nadie es nacido espiritualmente del
viento, pero sí del Espíritu. Aquí Cristo hace una
comparación entre la autonomía del viento y los efectos que
produce, y la Soberanía del Espíritu dando el nuevo
nacimiento, así como los efectos que éste produce en el
creyente.

“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; pero no


sabes de dónde viene, ni a dónde va”. El viento es un buen
símil del accionar del Espíritu y del nuevo nacimiento,
primero, porque es invisible. Nadie puede ver el viento, así
como nadie puede ver al Espíritu Santo. Y segundo, porque
ningún hombre lo dirige. Él es autónomo en sus
movimientos. Sabemos que él está allí por los efectos que
produce, porque lo sentimos acariciando nuestro rostro, o
porque mueve las hojas de los árboles.

44
Cristo luego dice, así es todo aquel que es nacido del
Espíritu. El Espíritu actúa de una manera soberana,
incomprensible y misteriosa. “!Qué gran lección era ésta
para un hombre que se había criado en la creencia de que una
persona podía y debía salvarse a sí misma mediante una
obediencia perfecta a la Ley de Moisés y a una multitud de
preceptos fabricados por el hombre!”22. Pablo mismo afirma
esta verdad cuando dice: “En él asimismo tuvimos herencia,
habiendo sido predestinados conforme al propósito del que
hace todas las cosas según el designio de su voluntad” (Ef.
1:11); “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia
conforme a la medida del don de Cristo” (Ef. 4:7).

Nadie puede controlar al viento, nadie puede controlar al


Espíritu. Nadie le puede ordenar que haga así o de otra
manera, que convierta a uno y no al otro, Él es soberano al
dar el nuevo nacimiento y producir un crecimiento en la
gracia. Al Espíritu “nadie lo puede encadenar, monopolizar,
ni manipular; es totalmente libre y otorga el influjo de Su
gracia y de Su poder dónde, cuándo y a quién quiere, y en la
medida y los grados que le place; es poderoso en grado
infinito, y Sus efectos se hacen sentir como los del viento;
aunque las causas quedan ocultas, los efectos son

22
Hendriksen, William. Juan. Página 146
45
manifiestos; y es misterioso, porque sus caminos son ocultos
e incomprensibles para la mente humana; cómo reúne y
esparce, cómo levanta y abaja, resulta para nosotros un
enigma”23.

Esta analogía ratifica la doctrina de la Gracia Soberana,


electiva y eficaz de Dios. Nadie puede creer en Cristo
(evidencia del nuevo nacimiento), si el Espíritu de Dios no
lo trae a Cristo, y de la única manera que alguien es traído a
Cristo es si primero nace de nuevo. El nuevo nacimiento no
es el resultado de la fe o la oración de conversión de la
persona, sino que la fe y el arrepentimiento son producidos
en el alma que antes estaba muerta por el Espíritu de Dios al
dar el nuevo nacimiento.

En una ocasión los judíos murmuraron contra Cristo porque


había dicho que Él era el pan del cielo, del cual todos debían
comer, ante lo cual Jesús respondió: “No murmuréis entre
vosotros. Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió
no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan
6:43-44). El nuevo nacimiento es fundamental para poder
creer en Cristo, y así obtener la salvación. Por eso Cristo le
dice a esta misma gente: “Pero hay algunos de vosotros que

23
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1365
46
no creen… Por esto os he dicho que ninguno puede venir a
mí, sino le fuere dado del Padre” (v. 64-65).

Todos los hombres tenemos un corazón hostil a Dios, pero


con el nuevo nacimiento, producido soberanamente por el
Espíritu Santo, nuestros corazones son transformados, de tal
manera que ahora miramos a Cristo y su cruz en una belleza
irresistiblemente atractiva, allegándonos a él de manera
indefectible. El Espíritu de Dios no nos obliga a venir a
Cristo, sino que adapta nuestro corazón para que quiera
buscarlo a Él. En el Antiguo Testamento Dios le había
preguntado al pueblo: “¿Mudará el etíope su piel y el
leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros
hacer bien, estando habituados a hacer el mal?” (Jer.
13:23), la respuesta obvia es, ningún hombre podrá cambiar
su condición depravada que le lleva siempre a querer hacer
lo contrario de lo que Dios manda, pero ahora Cristo le dice
a Nicodemo que esa condición de maldad y antipatía hacia
Dios si puede ser cambiada, por el Soberano nuevo
nacimiento producido en el alma por el Espíritu Santo.

A través de la analogía del viento Jesús le enseña a


Nicodemo que el nuevo nacimiento no consiste en una
experiencia mística visible, en algo que el hombre hace, o
algo sensorial que impacta los sentidos. El Nuevo
47
nacimiento puede ser conocido por los efectos que produce.
Es por esa razón que Cristo lo compara con el viento. Nadie
puede ver el viento. No tiene color, no tiene una forma; es
invisible; pero puede sentirse por los efectos que produce:
mueve las hojas de los árboles, puede destruir una casa o
puede hacer girar las poleas de un molino de viento.
Igualmente, el nuevo nacimiento no es algo que se pueda ver,
pero sí sus efectos en la vida del corazón regenerado.

Hoy día se habla mucho de “cristianos nacidos de nuevo”, el


evangelicalismo moderno ha popularizado mucho este
concepto. En Estados Unidos de América la mayoría de
personas se consideran nacidas de nuevo; y en
Latinoamérica se ha vuelto muy popular la idea de que la
persona nace de nuevo cuando repite una oración de
conversión. Cuando muere el familiar de algún creyente, lo
primero que le preguntan es: ¿era salvo? ¿Hizo la oración de
fe?, si decimos que si hizo la oración de fe, entonces todos
dan por sentado que nació de nuevo y entró al Reino de Dios.

Pero el nuevo nacimiento nada tiene que ver con estos


conceptos populares. Jesús dice que éste es como el viento.
No se puede ver como un acto particular en un momento
particular, pero si se pueden ver sus efectos. No se trata de
una oración, no se trata de una electricidad que sacude el
48
cuerpo, o de una visión, de llanto; no, es un cambio que se
evidencia en los efectos que produce por el resto de la vida.
Richard D. Philips dice que muchos americanos se
consideran nacidos de nuevo porque tuvieron alguna
experiencia, pero “en la mayoría de ellos no ha habido real
cambio en sus vidas. Cuando ellos practican cosas como el
pecado sexual, malas conductas en el matrimonio, mal uso
del tiempo y del dinero, y malas ambiciones en la vida”, esto
evidencia que entre los que se llaman nacidos de nuevo y los
mundanos no hay diferencia alguna. “Esto es un problema
porque, según la Biblia, si no hemos cambiado, (entonces)
no hemos nacido de nuevo, a pesar de cualquier experiencia
que hayamos tenido. Nacer de nuevo, dijo Pablo, es ser
“creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”
(Ef. 4:24)”24. Nicodemo se maravilla de todo esto, porque él
mismo no había nacido de nuevo, y para el inconverso es
extraño el gran cambio que el Espíritu produce en la persona
regenerada: “A éstos les parece cosa extraña que vosotros
no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y
os ultrajan” (1 P. 4:4).

24
Phillips, Richard. Reformed Expository Commentary. John. Página
155
49
Ahora, ¿cuáles son los efectos del nuevo nacimiento? ¿Cómo
se evidencia? La Biblia menciona varios efectos de este
cambio espiritual: Primero, se evidencia en una real fe en
Cristo y en el Evangelio. Todos los que han nacido de nuevo
vendrán, indefectiblemente, a Cristo buscando la salvación,
creerán todo lo que la Biblia dice, defenderán la doctrina que
la Biblia enseña.

Segundo, se evidencia en el sincero arrepentimiento del


pecado. Hay lamentación por los pecados y estos son
abandonados. Los nacidos de nuevo odian el pecado, no sólo
por las consecuencias que trae, sino por el pecado mismo.
Sus corazones se compungen, lloran y se lamentan de haber
pecado contra el Santo Dios.

Otra evidencia es la oración. Una de las primeras cosas que


hizo Pablo, luego de haber sido regenerado, fue orar: “pues,
he aquí, él ora” (Hech. 9:11).

El nuevo nacimiento produce el efecto de la posesión de una


nueva vida, con nuevos deseos, un interés en Dios, un amor
por Su pueblo, un gozo en la adoración y un hambre por la
Palabra de Dios.

Ezequiel dijo que un efecto inmediato y contundente de


haber sido renacidos por el Espíritu es el surgimiento
50
profundo de un amor por la Ley de Dios: “Y pondré dentro
de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos,
y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ez.
36:27).

Además, el mismo Juan, escribiendo su primera epístola, nos


indica cuáles son las marcas de la salvación o de la
regeneración: “Si sabéis que él es justo, sabed también que
todo el que hace justicia es nacido de él” (1 Juan 2:29);
“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado,
porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede
pecar, porque es nacido de Dios” (3:9); “Nosotros sabemos
que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los
hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en
muerte” (3:14); “Amados, amémonos unos a otros; porque
el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios,
y conoce a Dios” (4:7); “Todo aquel que cree que Jesús es
el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que
engendró, ama también al que ha sido engendrado por él”
(5:1); “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al
mundo” (5:4); “Sabemos que todo aquel que ha nacido de
Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado
por Dios le guarda, y el maligno no le toca” (5:18).

51
Juan no se refiere al nacido de nuevo como alguien que no
tiene pecado, pero si, alguien en cuya vida el pecado es cada
vez menor. En otras palabras, todo aquel a quien el Espíritu
Salva, a éste también santifica. Esto toma toda la vida, pero
ellos crecen progresivamente en santidad, sin la cual nadie
verá al Señor (Heb. 12:|14). Todos los que han nacido del
Espíritu desarrollan el fruto del Espíritu, porque ellos
aprenden a caminar en el Espíritu: “Amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza” (Gál. 5:22).

Todo aquel que ha nacido de nuevo, de lo alto, amará las


cosas del cielo, así de sencillo. Si alguien ama más las cosas
de este mundo que las cosas celestiales, entonces, es una
evidencia de que no ha nacido de lo alto.

En alguna ocasión un joven llegó a una iglesia cristiana, y


estuvo allí por algún tiempo. Pero una vez fue regenerado
por el Espíritu, él se acercó a uno de los ancianos y le dijo:
Wau, ¡No puedo creer cuánto ha cambiado la iglesia en las
últimas semanas!, ¿Por qué dices eso?, le preguntó el pastor;
a lo cual respondió el joven: Ahora los himnos tienen un
contenido más especial y los amo, la adoración ahora es
significativamente maravillosa, incluso, hasta la predicación
es mejor. Bueno, esto es lo que sucede cuando alguien ha
52
nacido de nuevo. ¿Has experimentado algo como esto?
¿Amas a Dios? ¿Buscas complacerlo a él? ¿Son las
realidades espirituales una realidad en ti? ¿Es la sangre de
Cristo tú única confianza? ¿Deseas ser santo así como Dios
es santo? Si la respuesta es afirmativa, entonces la nueva
vida está en ti. Puede que todavía seas débil, pues eres un
niño recién nacido, pero has nacido de nuevo, y puedes
regocijarte en este bendito acto.

El nuevo nacimiento no es algo meramente para ser


explicado, sino experimentado. Es imposible entender lo qué
es el nuevo nacimiento si nosotros mismos no hemos nacido
de nuevo y no mantenemos una relación íntima con
Jesucristo, nuestro Salvador.

“así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. Esto significa


que todo el que nace de nuevo, aunque ha experimentado
algo invisible, tiene el efecto del Espíritu dentro de sí dando
testimonio de que algo sobrenatural ha ocurrido: “El Espíritu
mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios” (Ro. 8:16); “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a
vuestros corazones el Espíritu de Su hijo, el cual clama:
¡Abba, Padre!” ( Gál. 4:6).

53
Aunque no vemos el viento, no se puede negar su presencia,
por los efectos que produce; igualmente, aunque no podemos
ver una marca externa visible en los que han nacido de
nuevo, los demás pueden ver los frutos de la presencia del
Espíritu y del nuevo nacimiento. Así como el viento, cuando
sopla, no puede ser ocultado, el nacido de nuevo no puede
ocultar su nueva realidad espiritual.

Ahora, muchos pueden preguntarse: Pero si el nuevo


nacimiento es producido soberanamente por el Espíritu, y el
hombre no puede hacer nada para obtenerlo; entonces, ¿Por
qué en la Biblia muchas veces se nos ordena creer o venir a
Cristo, como si esto fuera un acto de la voluntad y la decisión
humana? La respuesta es sencilla: Dios le ordena y exige al
hombre que actúe tal y como vino de su mano. Dios nos creó,
en Adán, con la capacidad de hacer el bien espiritual, de
creer en él y buscarlo. Esta capacidad se perdió cuando Adán
pecó. Pero esto no significa que Dios rebajó sus estándares
para con el hombre. Dios le sigue ordenando que lo busque,
que haga el bien espiritual y que se arrepienta. Este es su
deber moral. Más, como ya dijo Cristo, nadie vendrá a él, al
menos que el Padre, por el Espíritu Santo, lo trajere. Dios
llama a todos al arrepentimiento, pero sólo se arrepentirán
aquellos a los cuales él llama eficazmente por el Espíritu

54
Santo. Esta es una obra de gracia y misericordia para con
algunos, y de condenación para con los que no creen. Pero
es deber de todos creer.

Aplicaciones

Jesús nos dice a todos “Debes nacer de nuevo”. Tú no puedes


hacerte nacer de nuevo a ti mismo. Pero si Dios está
llamándote a través de Su Palabra, lo que tú debes hacer es
abrir tu corazón a Jesús en fe, recibirlo a él como tú Señor y
tú Salvador. A través de la fe en Él, tú verás y entrarás al
Reino de Dios, al reino de la salvación, porque entonces,
habrás nacido de nuevo. Cristo lo dijo así: “El que cree en el
Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36), esta es una verdad
absoluta que se cumple en todo aquel que cree de corazón en
Cristo, recibe la vida eterna, lo cual significa, entra al Reino
de Dios. ¿Crees esto?

Amigo, aunque la regeneración o el nuevo nacimiento es una


obra Soberana del Espíritu, Cristo te manda a que vengas a
él, que creas en Él, que le sigas como tu Señor. Hazlo, cree
en él, síguele, escucha su voz. No te preocupes por saber si
el Espíritu te ha regenerado o no, esto es una obra de él, no
tuya. Tu deber es creer, y si crees y sigues a Jesús, es porque
el Espíritu te ha dado el nuevo nacimiento.

55
Hermano, ya sabes que si creíste en Cristo es porque el buen
Espíritu, de manera Soberana, tomó tu corazón corrupto, lo
transformó en un corazón sensible y te dio el nuevo
nacimiento. Esto debe conducirte a caer, constantemente,
postrado ante el Dios de la salvación, suplicando de él más
gracia para que el fruto del nuevo nacimiento, de la presencia
del Espíritu, sea más evidente en ti. Hemos pecado contra
Dios, hemos sido perezosos en nuestra lucha contra el
pecado, hemos sido indolentes en usar los medios de gracia
para crecer en santidad y en el carácter de Cristo; pero el
mismo Dios que nos llamó soberanamente, también nos dará
las fuerzas para crecer en Cristo. Ven a él constantemente y
entrégale tu vida, tus debilidades, tus pecados, tus fracasos,
tus vicios, tus luchas; y Él hará.

56
57
El Nuevo nacimiento: Una doctrina celestial, del
maestro celestial. Juan 3:1-8

Introducción:

El hombre lleva miles y miles de años tratando de encontrar


respuesta a las preguntas más trascendentales de la
humanidad: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Para
dónde vamos? ¿Cuál es el propósito de nuestra existencia?
Y en este indagar y elucubrar se han dado variadas y
contradictorias respuestas. Sólo basta con ver la historia de
la filosofía, y nos daremos cuenta que el hombre ha
tropezado siempre con las mismas preguntas, pero no logra
encontrar una respuesta satisfactoria. Esto no es cosa de los
antiguos griegos o de los escolásticos, no, el hombre de
ciencia de los siglos 19 y 20 también trató de encontrar una
respuesta en la materia, en la evolución y en el método
científico para sus necesidades trascendentales; pero todas
las respuestas seguían siendo confusas e insatisfactorias.

La humanidad postmoderna del siglo XXI es una de las más


confusas en la historia de la humanidad, pues, ahora
convergen las antiguas filosofías, las religiones de misterio,
58
una resurrección del animismo, del espiritualismo y de la
superstición; al lado de la ciencia, la psicología y la
tecnología. En todo esto el hombre intenta hallar una
respuesta válida para sus necesidades espirituales.

El hombre que busca la sabiduría para vivir en este mundo y


cumplir el propósito de su existencia, siempre repetirá la
misma pregunta de Agur “¿Quién subió al cielo, y
descendió?” (Prov. 30:4), ¿Quién nos dará las respuestas
apropiadas, sino sólo alguien que venga del cielo?
Igualmente, la necesidad humana de conocer la verdad
trasformadora y realizadora se deje ver en la declaración del
libro apócrifo de Sabiduría: “Nos cuesta conjeturar lo que
hay sobre la tierra, y lo que está a nuestro alcance lo
descubrimos con esfuerzo; pero ¿quién ha explorado lo que
está en el cielo?” (9:16).

Pero este Creador increado no se dejó sin testimonio entre


los hombres. Durante miles de años envió profetas a un
pueblo particular: Israel, dando respuesta a sus necesidades;
y luego, en el cumplimiento del tiempo, Dios mismo bajó a
este mundo para mostrarnos y enseñarnos las reales verdades
que nos llevarán a cumplir el propósito por el cual estamos
en esta tierra. Jesús, el Hijo de Dios, Dios de Dios y
verdadero hombre, Él, con su persona, su doctrina y sus
59
obras, nos trae la respuesta válida y satisfactoria que dará
sentido completo y eterno a nuestras vidas.

Este es el tema de conversación entre él y Nicodemo. ¿Cómo


puede el hombre hallar la plena realización de su vida?
Entrando en el Reinado de Dios y viviendo para él. ¿Cómo
puede esto hacerse? Experimentando un nuevo nacer, un
nacimiento espiritual y transformador.

En los pasajes de hoy, Jesús le mostrará a Nicodemo que


todo lo que le ha dicho sobre el nuevo nacimiento es la
verdadera doctrina del cielo.

Este pasaje puede ser estructurado de la siguiente manera:

1. Incredulidad persistente de Nicodemo sobre la doctrina


del nuevo nacimiento (v. 9)

2. Reprensión de Jesús a Nicodemo por su lentitud de


aprendizaje (v. 10-12)

3. Autoridad de Jesús como maestro celestial para enseñar


sobre el nuevo nacimiento (v. 13)

1. Incredulidad persistente de Nicodemo sobre la


doctrina del nuevo nacimiento (v. 9)
60
“Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse
esto?” (v. 9). Nicodemo no ha entendido que la conversión,
la regeneración, no es algo que el hombre hace, sino que es
una cosa sobrenatural, imposible para el hombre, pero
posible para Dios. Por esa razón sus preguntas empiezan
siempre con: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?,
¿Puede acaso?, ¿Cómo puede hacerse esto? “Se ve
claramente que este líder religioso carecía del más elemental
conocimiento del camino de salvación. Su preparación
farisaica parece haberle hecho inmune a la percepción
espiritual. ¿Seguía todavía pensando que las palabras de
Jesús se debían entender en un sentido completamente
literal?”25. Cuánto peligro se encuentra en el conocimiento
teológico, cuando éste es fundamentado en las
interpretaciones de hombres alejados del Espíritu, los cuales
cada día se apartan de las verdades básicas del Evangelio.

Cristo ha repetido la misma lección cuatro veces, y ha usado


elementos de la tierra que dan claridad a su doctrina.
Primero, Jesús le enseñó a Nicodemo el principio absoluto
de que todo hombre debe nacer de nuevo para entrar al Reino
de Dios. Segundo, le repitió la misma verdad acompañado
del símil del agua como ejemplo de la obra de limpieza

25
Hendriksen, William. Juan. Página 146
61
efectuada por el Espíritu Santo. Tercero, le mostró la
necesidad del nuevo nacimiento a causa de la corrupción
moral del hombre. Cuarto, ejemplificó la obra Soberana del
Espíritu usando la analogía del viento. No obstante,
Nicodemo sigue sin comprender, no por alguna debilidad en
el maestro o en la doctrina, sino por la incapacidad innata del
hombre y su falta de deseo en aceptar las verdades
espirituales de Cristo. “No hay nadie más ciego que el que
no quiere ver. Cuando uno se deja dominar por sus ideas
preconcebidas, se estorba mucho la adquisición del
conocimiento. Literalmente, uno tiene que vaciar su mente
antes de poder recibir nueva verdad”26.

Al parecer, Nicodemo era de esa clase de hombre


“científico” que sólo acepta lo que puede entender, “esto es
lo que sucede con muchos; profesan creer porque
comprenden; pero son… impostores al hablar así. No hay un
solo hombre en el universo que pueda comprender
completamente una operación ya sea de Dios o de su
instrumento, la naturaleza; y sin embargo, tienen que creer,

26
Robertson, A. T. Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento.
Página 206
62
creen aunque jamás hayan podido comprender,
perfectamente, o juzgar el objeto de su fe”27.

2. Reprensión de Jesús a Nicodemo por su lentitud de


aprendizaje (v. 10-12)

“Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú (el) maestro de Israel


y no sabes esto?” (v. 10). La respuesta de Cristo es muy
confrontadora. Los expertos en griego dicen que tanto
maestro como Israel llevan un artículo definido antes, de tal
manera que Jesús quiere decirle a Nidocemo: “Y tú, el tan
conocido e importante maestro del muy favorecido pueblo
de Israel, quieres realmente decir que tú eres ignorante en
cuanto a estos asuntos?”28 Jesús no está hablando con ironía,
sarcasmo o desprecio. Él está confrontando a este líder
religioso.

Cristo le está diciendo: Tú, te has levando como maestro


espiritual para guiar a los ciegos en el camino de la verdad,
cuando en realidad ni siquiera tú andas en él. “¿Ordenas a
los prosélitos que se bauticen con agua, lo cual es símbolo

27
Clarke, Adam. Comentario de la Santa Biblia. Tomo III. Página 167
28
Hendriksen, William. Juan. Página 146
63
de un nuevo nacimiento y tú todavía ignoras la causa,
necesidad, naturaleza y efectos de ese nuevo nacimiento?29”

Nicodemo debía conocer estas cosas, pues, todo esto estaba


escrito en el Antiguo Testamento. Allí se hablaba de “un
corazón limpio”, de la “circuncisión del corazón”, de “un
nuevo corazón”, de “un corazón de carne”, en vez de un
corazón de piedra. Además, Juan el Bautista había hablado
de esto.

La mente de este teólogo todavía está cerrada para entender


las verdades espirituales. “Cristo no podía haber hablado
más claro, pero Nicodemo no entiende; la corrupción
congénita de nuestra naturaleza, que hace necesario el nuevo
nacimiento, y el poder del Espíritu que lo hace posible,
siguen siendo para Nicodemo tan misteriosos e
incomprensibles como la cosa misma. Ésta es la razón por
las que muchos no creen las verdades del cristianismo ni se
someten a las normas de Cristo; no están dispuestos a
deponer sus prejuicios. No tienen inconvenientes en que
Jesús sea el “Maestro”, con tal de que ellos escojan el
programa y el método de las lecciones”30.

29
Clarke, Adam. Comentario de la Santa Biblia. Tomo III. Página 167
30
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1365
64
Indudablemente, estas palabras de Cristo son también un
reproche para todos aquellos que tienen el oficio de enseñar
a otros las verdades del Evangelio, pero ellos mismos son
ignorantes de ellas y no las han experimentado en sus vidas.
Estas palabras también son un reproche “para los que gastan
el tiempo en nociones y ceremonias de religión o en
minucias y curiosidades acerca de la Palabra de Dios, pero
descuidan lo esencial y lo práctico”31.

¿Si los líderes espirituales no han nacido de nuevo, qué se


espera del pueblo que los sigue y escucha? Indudablemente,
Nicodemo era una muestra del estado de muerte y miseria
espiritual en el que se encontraba Israel, algo muy parecido
a lo que sucede hoy en el grueso de la llamada Iglesia
Cristiana, donde, de nuevo, ni los líderes ni los feligreses
comprenden lo que es el nuevo nacimiento; y mucho menos,
lo han experimentado en sus vidas. Como dijo Juan Carlos
Ryle: “Por desgracia, la ignorancia de Nicodemo es
demasiado común en la Iglesia de Cristo. Jamás debe
sorprendernos encontrarla en sectores donde esperaríamos
razonablemente encontrar conocimiento. La cultura, la
posición y los altos cargos eclesiásticos no son prueba alguna
de que un ministro sea enseñado por el Espíritu. En todas las

31
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1365
65
épocas, el número de sucesores de Nicodemo es mucho más
elevado que el de los sucesores de S. Pedro. No hay punto en
el que la ignorancia religiosa sea tan común como en la obra
del Espíritu Santo. Ese viejo escollo con el que tropezó
Nicodemo sigue siendo tan ofensivo hoy en día como en
tiempos de Cristo: “El hombre natural no percibe las cosas
que son del Espíritu de Dios” (1 Corintios 2:14). Afortunado
aquel a quien se ha enseñado a probar todas las cosas con la
Escritura y a no llamar maestro a nadie en la Tierra”32.

Por lo tanto, Jesús, quien es misericordioso, y conoce la


necesidad de Nicodemo y su deseo de aprender estas
verdades, decide darle un discurso que va desde el verso 11
hasta el 21. Discurso con un contenido profundo respecto al
Evangelio y con declaraciones que han sido usadas por el
Espíritu Santo para impactar a cientos de miles de personas
y traerlas a la fe en Cristo.

“De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos;


y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro
testimonio” (v. 11). Jesús dice que él sabe algo, lo cual está
fuertemente soportado por lo que ha visto. Nicodemo ya
había dicho en el verso 3 “Nosotros sabemos”, pero este

32
Ryle, J. C. Meditaciones sobre los evangelios. Juan 1-6. Página 184
66
saber era muy débil, pues, estaba siendo influenciado por las
interpretaciones terrenas, humanas y defectuosas de una
teología que no estaba basada en la comunión real con Dios.
Por el contrario, Jesús tiene un conocimiento profundo y
certero de las realidades espirituales porque no sólo era un
conocimiento abstracto en su mente, sino que él mismo la
había visto.

¿Qué había visto él? Jesús responde: “Porque el Padre ama


al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace” (Juan 5:20.
Cristo tiene una doctrina más firme y segura que la de
Nicodemo, porque él la escuchó directamente del Padre. Él
no es como el resto de los maestros religiosos que han pisado
el planeta, no, Cristo hablaba con la autoridad del que ha
oído y visto de manera directa la verdad. Incluso, los judíos
reconocían que Cristo no era un maestro más, pues, Marcos
dice: “Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba
como quien tiene autoridad, y no como los escribas” (1:22).

Para Cristo, la fuentes del conocimiento son muy


importantes, éste debe estar fundamentado en algo real
(espiritual o celestial). Él “no es un soñador, no emite
suposiciones, ni especulaciones. Está dando testimonio en
base a un conocimiento personal, por extraño que ello pueda

67
parecerle a Nicodemo”33. El gran comentarista anglicano,
Juan Carlos Ryle, dice que el significado de este versículo
parece ser el siguiente: “Declaro con autoridad y doy
testimonio de verdades que he visto y conocido desde toda
la eternidad como Dios junto al Padre y al Espíritu Santo. No
hablo (como todos los ministros terrenales deben hacer) lo
que otros me han enseñado. No testifico de cosas que haya
recibido como siervo de Dios, como han hecho los profetas
comunes, y que no habrían conocido sin la inspiración de
Dios. Doy testimonio de lo que he visto con mi Padre y he
sabido desde antes del comienzo del mundo”34.

Nicodemo debía entender que su falta de comprensión sobre


el Reino de Dios, el nuevo nacimiento y la soberanía de Dios
al otorgar la salvación, no producían dudas en Cristo, pues,
su doctrina es verdadera y celestial. Por eso Jesús le responde
usando las palabras: Amén, Amén (En verdad, en verdad; de
cierto, de cierto; Así es, Así es). Lo que continúa es un
discurso de la doctrina celestial, de las verdades espirituales
que todo hombre debe conocer, si es que un día desea
disfrutar de la presencia eterna del Padre, lo cual producirá

33
Robertson, A. T. Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento.
Página 207
34
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los Evangelios. Juan 1-6.
Página 192
68
la verdadera e inextinguible felicidad, la plena realización de
nuestra existencia.

Es interesante observar el paralelismo que usa Cristo aquí:


Primero se refiere a “lo que sabemos” y luego, “lo que hemos
visto”, dando así más fuerza a sus palabras. Luego dice:
“hablamos”, reforzado por el “testificamos”. Jesús habla en
plural, muy probablemente incluyendo a Juan el Bautista,
quien habló conforme a la verdad que había visto y oído.

“Y no recibís nuestro testimonio”. Con todas estas preguntas


y estos ¿Por qué? ¿Puede?, Nicodemo estaba mostrando que
no aceptaba las enseñanzas de Cristo, eran demasiado
confusas y elevadas para él. Jesús conocía su corazón y sabía
el rechazo que la doctrina de la regeneración y la soberanía
de Dios en la salvación estaban produciendo en su inquieta
mente. Los líderes del Sanedrín y los fariseos no aceptaron
el mensaje de Juan, así como ahora tampoco aceptan el de
Jesús.

Pero no sólo Jesús es testigo de estas cosas, todos los


verdaderos creyentes, los que han nacido de nuevo, también
pueden afirmar con total contundencia y convicción:
nosotros sabemos, no sólo porque un día oímos, sino porque
también lo hemos vivido, hemos sido regenerados por el

69
Espíritu, un día pasamos de muerte a vida. A pesar de los
millones de testigos que pueden afirmar esto, el hombre
natural no puede ni quiere recibir este testimonio, pues, para
él es muy duro reconocer que está muerto en sus delitos y
pecados, que es totalmente depravado, que sólo un milagro
soberano del cielo lo puede salvar. Cuando el hombre oye
que la salvación es totalmente de Dios, se siente ofendido y
rechaza ese mensaje. La incredulidad en la mayoría de las
personas frente a la predicación del Evangelio no es algo que
nos deba sorprender, es lo usual entre los hombres, sea que
les prediquemos en nuestra debilidad, o sea que Cristo
mismo les predique, como en el caso de Nicodemo y los
miles de Judíos mencionados en los Evangelios.

3. Autoridad de Jesús como maestro celestial para


enseñar sobre el nuevo nacimiento (v. 13)

“Si os he dicho las cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo


creeréis si os dijere las celestiales?” (v. 12). Todo lo que
Jesús ha estado hablando a Nicodemo, aunque son cosas que
provienen del cielo, realmente se dan o se realizan en la
tierra. La regeneración es algo que sucede en la tierra,
además, Cristo la comparó con el viento, algo terreno, con el
agua y con el fuego; cosas que se dan y comprenden en la
tierra.
70
Estas verdades ya se conocían entre los hombres, pues,
estaban escritas en el Antiguo Testamento; pero los líderes
religiosos y eruditos de Israel no lograban comprenderlas,
por eso no las aceptaban. Con cuánta frecuencia los que se
consideran eruditos en Biblia desprecian o manipulan
algunas doctrinas bíblicas, como la creación, la entrada del
pecado en el mundo, el diluvio universal, los milagros, la
resurrección de Cristo, la doble naturaleza unipersonal de
Cristo, entre otras; y las interpretan como mitos o leyendas
usadas por los escritores bíblicos para enseñarnos algunas
lecciones morales.

Muchos, como Nicodemo, al no poder comprender ciertas


verdades bíblicas, concluyen que no pueden ser ciertas. La
razón se convierte en el juez a través del cual se determina
la veracidad y realidad de todas las cosas. Pero nuestra razón
es defectuosa y está dañada por el pecado, especialmente, en
lo que tiene que ver con las verdades espirituales. “Muchos
se empeñan en no creer lo que, a juicio de ellos, no se puede
probar”35.

Las cosas terrenales se refieren, especialmente, a aquellas


cosas que se relacionan con la experiencia humana, aunque

35
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1365
71
no sea una experiencia consciente, como el nuevo
nacimiento o la conversión. Estas cosas suceden dentro del
hombre. Nicodemo debió ver su propia necesidad del nuevo
nacimiento. Pero si estas cosas son rechazadas, cuánto más
aquellas que son celestiales, por ejemplo, el Decreto divino,
el pacto de gracia o de redención en el cual Dios el Padre
envía al Hijo al mundo para redimir a un pueblo para él
mismo. “Estas cosas celestiales están completamente fuera
del alcance de la experiencia del hombre. Son tan
majestuosas y trascendentes en su concepción y origen que
nunca hubieran pasado por la mente finita del hombre. Si,
pues, las cosas terrenales han sido rechazadas, ¿cómo se
puede esperar que se acepten las cosas del cielo que son
mucho más misteriosas?36” O como dice el comentario de
Matthew Henry: “Si no estás dispuesto a creer algo que es
experimentable aquí abajo, mediante el cambio radical de
una persona, ¿cómo estarás dispuesto a creer misterios
invisibles, al dar crédito únicamente a mi palabra?37”

Esta fue una dura exhortación para este ilustre y académico


líder religioso. Cristo le está mostrando su torpeza intelectual
y la inhabilidad de su lógica humana para comprender las

36
Hendriksen, William. Juan. Página 147
37
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1365
72
verdades básicas y también las sublimes de la fe. Era un
doctor en ignorancia. Es posible conocer las lenguas
bíblicas, las normas exegéticas, los contextos históricos y
culturales en los cuales se escribió cada libro de la biblia; es
posible ser un versado en los manuscritos bíblicos, doctor en
Biblia; y con todo eso, tener la incapacidad espiritual para
comprender y aceptar las verdades más elementales de la fe,
las cuales les pueden guiar a la salvación. ¡Qué lástima que
algunos se la pasen estudiando sobre la Biblia en esta tierra,
y al final estarán eternamente separados del Dios de la
Biblia, al cual no conocieron personal e íntimamente!

“Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo


del Hombre, que está en el cielo” (v. 13). Jesús tiene
información de primera mano, como testigo presencial, de
las cosas celestiales tocante a la salvación de los hombres,
porque él mismo estuvo presente y participó, en la eternidad,
en el salón del Trono de Dios cuando se dictó el decreto
divino y cuando se estableció el Pacto de Gracia o el Pacto
de Redención entre las tres personas de la Santísima
Trinidad. Este decreto está fuera del alcance de la
comprensión humana porque es totalmente celestial y eterno,
salvo, que sea revelado al hombre por Aquel que vino desde
el cielo para darnos a conocer estas cosas. “¿No había

73
realmente nadie con el Padre cuando se trazó el plan que se
centra en el decreto de enviar al Hijo al mundo para
sobrellevar la maldición y libertar a los hombres? Sí, había
uno, el que descendió del cielo, a saber, el Hijo del
Hombre”38.

Jesús es el Maestro del Cielo, porque él estuvo en el “seno


del Padre” (Juan 1:18), y vino para darnos a conocer lo que
está en el Padre. ¡Cuán misericordioso es el Señor! Nadie
podía ascender al seno del Padre para descubrir su mente y
sus planes, pero a él le plació enviar a Aquel que habitaba
con él, para que, en un lenguaje comprensible para el género
humano, y usando muchas veces figuras o símiles de la
tierra, nos diera a conocer las verdades divinas tocante a
nuestra salvación. “Ningún hijo de Adán ha alcanzado jamás
los elevados misterios del cielo y ha conocido sus elevadas
y santas verdades por medio de su entendimiento natural.
S{olo el salvador encarnado, el Hijo de Dios que ha
descendido del cielo, posee semejante conocimiento. Si
quieres conocer la verdad espiritual debes sentarte a sus pies
y aprender de Él”39.

38
Hendriksen, William. Juan. Páginas 147-148
39
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los evangelios. Juan 1-6.
Página 194
74
Nicodemo vino a Jesús llamándole maestro, pero Cristo,
ahora, se da el título de Hijo del hombre, un apelativo claro
en el Antiguo Testamento para referirse al Mesías. Además,
este título habla del Verbo hecho carne. Nicodemo no podía
entender la verdad del nuevo nacimiento, mucho menos
comprendería que el Dios eterno, invisible, Espíritu puro e
infinito; se haya encarnado en un hombre.

Ahora, este Hijo del Hombre está en la tierra, pero también


está en el cielo. Esto es una clara evidencia de la divinidad
de Cristo, y de su doble naturaleza. Mientras él estaba
hablando con Nicodemo, en la esfera terrena y sujeto al
tiempo; él también estaba en el cielo, como Dios eterno,
infinito y omnisciente.

Aplicaciones:

Amigo, tú estás en la misma situación de Nicodemo. A lo


mejor te has preocupado poco o mucho por tu estado
espiritual, pero tienes la misma necesidad. Estás muerto en
delitos en pecado, te aborreces a ti mismo y eres aborrecible.
La ira de Dios está sobre ti y lo único que puedes dar es
basura y miseria espiritual. Pero el maestro venido del cielo,
Cristo, el Dios hecho hombre, trae la respuesta divina para
tu necesidad: nacer de nuevo, nacer espiritualmente, por el

75
Espíritu, a través de la fe en él. No sigas en esa crasa
ignorancia espiritual en la que yaces, escucha a Jesús,
síguelo, cree en él, confía en él, obedécelo, ámalo; y
encontrarás el camino seguro que te llevará a la felicidad y
realización eterna que sólo produce la presencia de Dios.

Muchos hombres son como Nicodemo, reconocen en Jesús


a un gran maestro, pero no quieren aprender de él. Afirman
que Jesús fue un gran hombre, pero no lo imitan. Dicen que
fue un gran profeta, pero no escuchan ni obedecen su
mensaje. Él es más que un profeta, más que un maestro y
más que un buen hombre: Él es Dios, humanado, venido del
cielo para traernos el mensaje de redención. ¿Escucharás a
Cristo? ¿Creerás en Su palabra? Si no lo haces, sólo te espera
la eterna condenación.

Hermano, Cristo y el resto de testigos que escribieron el


Antiguo y el Nuevo Testamento traen el mensaje de vida y
trasformación para nuestras vidas. Nicodemo y el resto de
fariseos se especializaron en conocer lo que los doctores de
la Ley y la tradición decía sobre la Biblia, pero ellos mismos
no la conocían. Igualmente, hoy día, muchos cristianos
prefieren aprender sobre la Biblia a través de libros, revistas,
Facebook, blogs, radio, televisión, whatsapp, YouTube; y
son especialistas en conocer lo que los más reconocidos
76
predicadores dicen sobre ella; pero pocos realmente van de
manera constante y fiel a la fuente sagrada, a la voz de Cristo,
a la voz directa y sin error de Dios. ¿Tal vez será por eso que
conocemos poco, de manera personal, al Salvador? ¿Será por
eso que aún somos mediocres en la manifestación del fruto
del Espíritu? ¿Será por eso que damos poco testimonio de
Cristo y de su Evangelio? ¿Será por eso que nuestra vida de
oración es estéril? ¿Será por eso que somos muy débiles
frente al pecado? ¿Será por eso que entre nosotros y los
inconversos no hay ninguna diferencia en la forma como
actuamos? El Señor tenga misericordia de nosotros y nos
conceda recuperar ese amor hacia él y Su palabra.

77
El Nuevo nacimiento: Su fuente, Agente, provisión y
consecuencias. Juan 3:14-15

Introducción:

En la literatura universal se han escrito muchos libros


presentando algunos de los diálogos más famosos y
productivos que se han dado en la historia de la humanidad.
Algunos de estos diálogos se enfocan en la política, la
filosofía, las ciencias, los problemas sociales, los anhelos
trascendentes de la humanidad, el futuro económico, la paz,
entre otros.

Indudablemente, cada uno de estos temas tiene cierta


importancia. Pero, el diálogo que tuvo Cristo con Nicodemo
supera con creces cualquier tema de interés mundial.
Nicodemo quería saber cómo es posible que el hombre sea
reconciliado con Dios, cómo se puede entrar al Reino de
Dios, cómo el hombre puede ser salvo de su estado de
miseria y condenación. Jesús le respondió que esto sólo se
puede dar a través del nuevo nacimiento, pero este era un
concepto desconocido para Nicodemo. Él no podía entender
qué era este nuevo nacimiento, cómo se podía dar, en qué
consistía. Pero, en la continuación de éste, tal vez uno de los
más importantes diálogos que se han registrado en la
literatura universal, Jesús, con paciencia, conduce a
Nicodemo a comprender esta verdad fundamental, usando
varias metáforas: el nuevo nacimiento es un nacer del
78
Espíritu, quien, como el agua, limpia nuestra naturaleza; es
cómo el viento, quien libremente sopla y produce sus
efectos, aunque no se le pueda ver. El nuevo nacimiento,
aunque es un hecho que se da en la tierra, es celestial en su
origen, y pertenece a la Soberanía de Dios.

A pesar de todas estas explicaciones, Nicodemo aún tenía la


misma pregunta: Si, ya sé que el nuevo nacimiento es
fundamental para entrar al reino de Dios, ya sé que es una
obra soberana del Espíritu, ya sé que es una transformación
radical del alma, ya sé que es una conversión total del ser;
pero, ¿cómo es posible que Dios haga esto? ¿Cuál es la causa
de que Dios quiera hacer esto? ¿Por qué Dios está interesado
en dar el nuevo nacimiento al hombre pecador? ¿Qué origina
esto en Dios? ¿Cómo puede dar Dios el nuevo nacimiento
espiritual a hombres que están bajo su ira?

Ahora, entre los versos 14 y 21 Jesús responderá a Nicodemo


el cómo estos cómos pueden ser hechos. Jesús le dice que el
nuevo nacimiento es posible, primero, porque Jesús fue
levantado en la cruz (v. 14-15), él satisfizo las demandas de
la ira de Dios y abrió el camino para la salvación del hombre;
segundo, por causa del amor eterno de Dios al mundo
pecador (v. 16-18); y, tercero, porque Cristo ilumina los
corazones a través de la obra del Espíritu Santo usando la
Palabra de Dios (v. 19-21).

Nicodemo había pensado que la enseñanza de Jesús sobre el


nuevo nacimiento era algo que sobrepasaba la comprensión
79
humana, era algo maravilloso; pero Jesús, al responder su
¿cómo puede ser esto?, le muestra que es mucho más
maravilloso de lo que él pensaba. El nuevo nacimiento, la
salvación, es la vida a través de su muerte, es el amor que
viene del corazón de Dios, es la luz brillando en la Palabra
de Dios a través de la obra del Espíritu Santo. El nuevo
nacimiento es la obra poderosa de la Santísima Trinidad.

Los versos 14 al 21 constituyen el corazón y centro del plan


de redención que Dios diseñó desde antes de la fundación del
mundo para salvar al hombre de su condición espiritual de
ruina y muerte. Jesús le ha estado declarando a Nicodemo la
verdad fundamental del nuevo nacimiento, como requisito
inicial para entrar al Reino de Dios, es decir, para ser salvos.
Y ahora, a través de una última figura o símil, le mostrará el
corazón de esta verdad. Jesús le enseñará que el concepto del
nuevo nacimiento no es algo totalmente nuevo, sino que ya
había sido parcialmente revelado en muchos tipos del
antiguo testamento. Uno de ellos fue la serpiente de bronce
que Moisés levantó en el desierto.

a. Fuente y provisión del nuevo nacimiento (v. 14 a)

b. Agente de esta provisión (v. 14 b)

c. Apropiación de la provisión a través de la fe (v. 15)


80
a. Fuente y provisión del nuevo nacimiento (v. 14 a)

“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es


necesario que el Hijo del hombre sea levantado” (v. 14).
Jesús se remonta al relato del libro de Números, capítulo 21,
donde el pueblo de Israel había murmurado duramente
contra Dios y contra Moisés, diciendo que el camino hacia
la tierra prometida (expresión del Reino de Dios) era muy
duro y que, en realidad, Dios los estaba conduciendo a la
muerte cruel en medio del árido y caluroso desierto. En
consecuencia, Dios les envió serpientes ardientes del
desierto, las cuales son mortalmente venenosas y causaron la
muerte a miles de Israelitas. Cuando ellos vieron el juicio y
la ira terrible de Dios volcada hacia ellos, proceden a
arrepentirse, y le suplican a Moisés ore por ellos. En
respuesta a esta intercesión de Moisés (quien es tipo de
Cristo), Dios le dice que levante en medio del campamento
una serpiente de bronce. ¿Para qué? Para que todo aquel que
encontrándose en estado de muerte, por la mordedura de las
serpientes ardientes, al mirar la serpiente de bronce, fuese
curado y restaurado a la vida.

81
Esto era un símil del nuevo nacimiento. Los israelitas
estaban prácticamente muertos, sólo les esperaba la tumba,
no tenían posibilidad alguna de curación. Todo el que era
mordido por la serpiente ya era reo de muerte y estaba
condenado a sufrir las dolorosas consecuencias de esta
infección mortal. El germen de la muerte estaba creciendo
en ellos y poco a poco iban muriendo. Era una muerte lenta,
pero segura. Así como todos los hombres han sido mordidos
por la serpiente antigua y ahora sufren bajo los estragos
deformadores y dolorosos del pecado, que es el contenido de
su poción venenosa; y sólo les espera la tumba y la eterna
condenación. “La naturaleza mortífera y destructiva que
posee el pecado… se implica aquí. La culpa del pecado es
como la mordedura de una serpiente venenosa; el poder
corruptor del pecado es ese veneno que se difunde por toda
la persona del pecador. Las maldiciones de la Lay son como
feroces serpientes, pues, todas ellas son señales de la ira de
Dios”40.

Así como fue necesario que Moisés levantara una serpiente


de bronce para la salud del pueblo de Israel, también fue
necesario que el Mesías Redentor fuera levantado en la cruz
para la salvación de su pueblo. “Esta es la causa del nuevo

40
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1366
82
nacimiento. Cristo fue levantado para nuestra salvación. Hay
dos es necesario en Juan 3. Jesús dice, “Es necesario nacer
de nuevo” (Juan 3:7). Pero él añade, “Así es necesario que el
Hijo del Hombre sea levantado” (3:14). Estos dos necesarios
van juntos”41.

Debemos ser cuidadosos en no tratar de encontrar prolijas


comparaciones entre el tipo y el antitipo. El antitipo, el
cumplimiento, supera con creces al tipo que le representa, y
no necesariamente todo lo que el tipo era, representaba
analogías del antitipo. Hacer esto es abusar de la tipología
bíblica. Creo que en el caso de la serpiente de bronce y la
obra de Cristo al dar vida al pecador hay algunas analogías
claras que se pueden hacer, con base al texto mismo: “A. En
ambos casos (Nm. 21 y Jn. 3) la muerte amenaza como
castigo del pecado. B. En ambos casos es Dios el mismo que,
en su gracia soberana, provee un remedio. C. En ambos casos
el remedio consiste en algo (o alguien) que debe ser
levantado a la vista de todos. D. En ambos casos todos los
que, con corazón creyente, miran a lo que (o, a aquel que) es
levantado, son curados”42.

41
Philips, Richard. Reformed Expository Commentary. John I. Página
163
42
Hendriksen, William. Juan. Página 149
83
Lo representado por el tipo, es trascendido con creces por el
antitipo, el cumplimiento. En el caso de la serpiente de
bronce los beneficiarios se enfrentaban con una muerte
física, pero en el caso de los beneficiarios del nuevo
nacimiento, con una muerte espiritual y eterna. En el caso de
los moribundos del desierto, sólo se les requería una mirada
física hacia la serpiente de bronce, pero en el nuevo
nacimiento se requiere una mirada espiritual; la cual el
hombre no puede hacer sino es por la gracia de Dios que lo
regenera. La serpiente de bronce no tenía poder real para
curar, pero en el caso del antitipo, Cristo, es quien tiene el
real poder para curar le herida mortal que el hombre lleva.

Ahora, el levantamiento del Mesías, así como fue levantada


la serpiente, indica dos cosas: En primera instancia, que
Jesús debía ir a la cruz. Él sería levantado en un madero,
donde derramaría su sangre, soportaría la ira de Dios y
sufriría el castigo eterno por los pecados de su pueblo. Y, en
segundo lugar, Jesús, luego de pasar los dolores de la muerte,
resucitaría en victoria y sería levantado o exaltado hasta los
cielos. “Para Jesús la Cruz era el camino a la gloria. Si la
hubiera evadido o evitado, como podría haber hecho
fácilmente, no habría sido glorificado. Y lo mismo nos
sucede a nosotros. Podemos, si queremos, escoger el camino

84
fácil; podemos, si queremos, evitar la cruz que nos
corresponde a todos los cristianos; pero si lo hacemos,
perdemos la gloria. Es una inquebrantable ley de vida que
sin cruz no hay corona”43.

Analicemos estos dos aspectos. Era necesario que Jesús


fuese levantado en la cruz, porque éste era el único remedio
para la necesidad espiritual del hombre. Sólo en la cruz, por
la muerte del Hijo del Hombre, se podía satisfacer las
demandas de la justicia y la santidad de Dios, y también, las
demandas de Su amor. Aunque en las otras ocasiones que el
Nuevo Testamento utiliza la palabra “levantamiento”,
aplicado a Jesús, casi siempre se refiere a su glorificación y
exaltación a los cielos, Juan, el evangelista, lo usa con
frecuencia para referirse a la cruz de Cristo: “Les dijo, pues,
Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre,
entonces conoceréis que yo soy” (8:28); “Y yo, si fuere
levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. Y decía
esto dando a entender de qué muerte iba a morir” (12:32-
33). Es en la cruz donde resplandece con más brillo la gloria
de los atributos de Dios en Cristo.

b. Agente de esta provisión (v. 14 b)

43
Barclay, William. Comentario al Nuevo Testamento. Página 400
85
Es importante resaltar que Jesús usa aquí el título Hijo del
Hombre para referirse a él mismo. Muchos creen que este
título resalta la humanidad de Cristo, pero realmente su
significado incluye mucho más. Este título es usado en el
libro de Daniel con una connotación muy prominente. Daniel
tuvo el privilegio de mirar cosas en el cielo, así como Juan
recibió la revelación en Apocalipsis. Él vio al “Anciano de
Días”, una clara referencia a Dios el Padre, sentado en su
trono celestial. Luego, dice el texto: “Miraba yo en la visión
de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como
un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de Días; y le
hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio,
gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y
lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que
nunca pasará, y su reino uno que no será destruido” (Dan.
7:13-14). Daniel vio la ascensión de Jesús al cielo, luego de
su resurrección. Por lo tanto, “Hijo del hombre” es un título
para el Príncipe glorioso del cielo, quien se humilló a sí
mismo cuando bajó a la tierra y tomó la carne humana por
morada, y quien, habiendo completado la obra de nuestra
salvación, ascendió al cielo en una nube de gloria para recibir
Su reino del Padre.

86
Ahora, es interesante observar que el remedio para el mortal
veneno que afectaba a los israelitas era parecido a lo que
causaba su mal: serpientes les mordían y a través de la
mirada a una serpiente serían sanados. Igualmente, Jesús
vino en semejanza de carne de pecado, más sin pecado (Ro.
8:3; He. 4:15; 7:26). La serpiente de bronce no tenía veneno,
así como Cristo hombre no tenía pecado. “Lo que
debiéramos ver especialmente en Cristo crucificado es
nuestro pecado depositado en él, y Él contado como pecador,
tratado como pecador y castigado como pecador para nuestra
Redención. De hecho, en la Cruz vemos nuestros pecados
castigados, crucificados, soportados y llevados por nuestro
Redentor”44. “¡Qué gran misterio! Dios el inmortal
muriendo en la cruz entregó su ser; ni mente humana ni
angelical jamás lo pueden comprender. Inexplicable es el
infinito amor que demostró mi salvador”45.

Las serpientes fueron enviadas por Dios, eran una


manifestación de su ira; y la serpiente levantada como
remedio también fue ordenada por Dios. En esto vemos que
el Hijo del Hombre, quien también es Dios, es ofrecido como
la respuesta divina para aplacar y satisfacer su ira santa en

44
Ryle, Juan Carlos.. Meditaciones sobre los evangelios. Juan 1-6.
Página 199
45
Wesley, Charles. Celebremos Su Gloria. Himno 166
87
contra del pecador. ¡Qué glorioso plan de redención! Dios es
el centro del mismo y no el hombre. La gloria de Dios brilla
salvando a miserables pecadores.

c. Apropiación de la provisión a través de la fe y sus


consecuencias (v. 15)

Ahora, aunque la muerte de Cristo en la cruz es el único


medio de salvación para los hombres que llevan dentro de sí
el veneno mortal de la serpiente antigua, ésta, sin embargo,
no salva a todos los hombres, sino, como en el caso de la
serpiente de bronce, sólo a los que miran a él con fe: “para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida
eterna” (v. 15). Esta es la verdad central a la que Cristo
quería conducir a Nicodemo: Es solamente a través de la fe
en la obra y persona del Hijo del Hombre que se obtiene la
garantía de entrar al Reino de Dios. Hay que mirarlo a él, con
fe, con confianza y dependencia absoluta. Nicodemo no
podía seguir confiando más en sus ceremonias o ritos
religiosos, o en la obediencia externa a la Ley, o en su cargo
eclesiástico o en sus conocimientos teológicos.

Es sólo a través de la fe en el Hijo del hombre, levantado en


la cruz, que se puede obtener la reconciliación con Dios y la
entrada a su reinado de paz, justicia y amor. “También aquí,

88
como en Números 21:5-9, tenemos todos los elementos que
integran el proceso de la salvación: el pecado que nos
domina, el necesario cambio de mentalidad o
arrepentimiento para reconocer la perdida situación en que
nos hallamos, alzar a Dios los ojos en demanda de socorro,
la provisión del remedio por parte de Dios y la utilización de
dicho remedio por parte de todo aquel que, compungido en
su corazón por la operación del Espíritu Santo (comp. Con
Hch. 2:37), suspira por la salvación y recibe con alegría la
Buena Noticia de que hay salvación para el perdido, por
medio de la fe viva en Jesucristo como único salvador
necesario y suficiente (v. Hch. 4:12) y único Mediador entre
Dios y los hombres (v. 1 Ti. 2:5)”46.

Luego, en el verso 16, Juan, interpretando las palabras de


Jesús, dirá que el levantamiento de Cristo en la cruz, es
resultado del amor de Dios hacia la humanidad caída; por lo
tanto, la fuente final del nuevo nacimiento, es el amor de
Dios. “Cuán simple, profundo y poderoso es esto. La razón
por la que nosotros nacemos de nuevo, recibiendo la vida
eterna, es porque Dios ama al mundo. El nuestro no es un
mundo bueno. La Biblia muestra que tan pronto el pecado
entró en el mundo, la gente empezó a odiar, pelear y matar

46
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1366
89
los unos a los otros. Cada cosa en este mundo muere, y las
multitudes sufren todo el tiempo. Esta es la razón por la cual
los filósofos se desesperan, porque no hay esperanza dentro
de este mundo. Mucha gente culpa a Dios por la tiranía e
injusticia y sufrimiento, pero la verdad es que nosotros
somos culpables. Dios mismo ha condenado al mundo por
causa de su pecado. En los tiempos de Noé “vio Jehová que
la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo
designio de los pensamientos del corazón de ellos era de
continuo solamente el mal” (Gén. 6:5). La humanidad no ha
mejorado desde entonces, y Dios todavía mira al mundo y ve
gran y continua maldad”47.

Muchas personas están muy engañadas por sus corazones y


creen que cuando Dios los mira no encuentra maldad en
ellos, pero la verdad es lo contrario. Cuando Dios mira
nuestros corazones sólo halla pecado y rebeldía contra él, por
eso el salmista escribió: “Oh Jehová, tú me has examinado y
conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
has entendido desde lejos mis pensamientos. Has
escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te
son conocidos” (Sal. 139:1-3). ¿Qué encuentra Dios en

47
Philips, Richard. Reformed Expository Commentary. John I. Página
163
90
nuestros pensamientos o en nuestras palabras? ¿Qué mira
Dios en nuestra forma de hacer negocios? ¿Qué observa Dios
en nuestro diario andar? Indudablemente, iniquidad y
perversión. Mas, el amor de Dios por la humanidad es tan
grande que decidió darnos la gracia inconmensurable del
nuevo nacimiento, de la salvación, enviando a su Hijo
Amado para que fuera levantado, como la serpiente de
bronce de Moisés, en una despreciable cruz, la cual se
convierte en la fuente y agencia del nacer espiritual, a través
del cual entramos al reino de Dios.

El amor de Dios es la causa primaria del nuevo nacimiento,


el cual se manifestó en el sacrificio de Cristo en la cruz. Por
lo tanto, el Hijo del hombre levantado en la cruz es símbolo
de esperanza para el mundo pecador, es símbolo de
esperanza para ti. Tú puedes tener una vida nueva, ¿cómo?,
recibiendo el amor de Dios manifestado a través de Cristo,
mirándolo a él levantado en el madero y creyendo en su obra
de salvación.

Ahora, Jesús dice que el nuevo nacimiento, causado por su


muerte en la Cruz, conduce al que ha sido objeto de esta gran
misericordia, obrada en el alma por el Espíritu Santo, quien
aplica la obra de la cruz en los elegidos por gracia, a un acto
de creer: “Todo aquel que en él cree”. Esta fe no es
91
simplemente conocimiento, aunque lo implica. No es sólo un
asentir de la mente, aunque se requiere; no es sólo un acto
emotivo, aunque las emociones están involucradas; esta fe es
“una mirada angustiosa, como la del que sabe que en el mirar
le va la vida, y no una vida como la de este mundo, sino que
es cuestión de vida eterna o muerte eterna: vivir plenamente
y para siempre, sin el temor de morir jamás, o estar siempre
muriendo, sin la esperanza de terminar jamás de morir. He
ahí el tremendo dilema con que nos confronta la Cruz de
Jesucristo, ante la cual nadie puede pasar indiferente, como
si no tuviera que ver con todos y cada uno de los seres
humanos. Hay que recibir, por fe viva, al Salvador, o
rechazarle con todas las consecuencias”48.

La recompensa para los que miran con fe a Jesús, levantando


en la cruz, es la vida eterna, es decir, “vida sin edad o sin fin,
comenzando ahora y durando siempre. Es más que sin fin,
por cuanto es compartir de la vida de Dios en Cristo (5:26;
17:3; 1 Jn. 5:12”49. Así como el israelita, cuando miraba a
la serpiente, no sólo era librado de la muerte, sino que la
completa salud le era dada; “así el pecador que mira a Jesús
no solo escapa del infierno y la condenación, sino que recibe

48
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1366
49
Roberson, A. T. Comentario al texto griego del Nuevo Testamento.
Página207
92
de inmediato en su corazón una semilla de vida eterna, recibe
la acreditación plena para una vida eterna de gloria y
bienaventuranza en el cielo y entra en esa vida tras la muerte.
La salvación del Evangelio es sobremanera plena. No es
meramente ser perdonado. Es ser considerado
completamente justo y hecho ciudadano del Cielo”50.

Aplicaciones:

Amigo, cuán misericordioso es Dios. Él envió a las


serpientes que causan la muerte, a causa de tu rebeldía y
maldad contra él; pero esto lo hizo con el fin de que te
arrepientas y pongas tu mirada de plena confianza en Su Hijo
Eterno, quien fue enviado a morir en una cruz para darte
salvación. ¿Pondrás tu mirada en él? O seguirás
argumentando que el remedio enviado por Dios es ilógico,
que no lo puedes entender o aceptar. Sólo una mirada de fe
y sincera confianza en el que fue clavado en la cruz, y el
veneno mortal de la serpiente antigua dejará de actuar en ti.
Solo una mirada de confianza en Jesús y la vida plena correrá
por todo tu ser, vida eterna, vida abundante en él. ¿Lo
mirarás en la cruz? ¿Acudirás a él en búsqueda de perdón y
salvación? Amigo, mira con fe, búscalo, él está allí, en la

50
Ryle, Juan Carlos. Juan 1-6. Página 201
93
cruz ¿Quieres saber si él te ama? Cree en él y verás que te
salvará de tus pecados.

Sólo con mirar a la serpiente el efecto del veneno mortal


desaparecía y la vida nueva corría por las venas del pecador.
“Todo aquel que miraba a la serpiente se curaba, no
importaba cuán enfermo estuviera ni cuán débil fuera su
mirada. Igualmente, todo aquel que mira a Jesús por fe,
recibe el perdón, no importa cuán grandes hayan sido sus
pecados y lo débil que sea su fe. ¿Miraba el israelita? Esa
era la única pregunta en lo referente a ser curados de la
mordedura de la serpiente. ¿Cree el pecador? Esa es la única
pregunta en lo referente a ser justificados y perdonados. El
israelita que hubiera sido mordido no sería curado mirando
a Moisés, mirando el Tabernáculo o mirando el poste del que
colgaba la serpiente o a cualquier cosa a excepción de la
serpiente de bronce. Igualmente, el pecador no se salvará
mirando a ninguna cosa a excepción de Cristo crucificado,
no importan lo santo que sea el objeto que mire”51. Hermano,
si has mirado a Cristo lo tienes todo. Si has puesto tu fe en
él, así aún sea débil, tienes la vida eterna. Gózate en su
poderosa Salvación. Nosotros somos débiles, pero él es
fuerte. Nuestra fe es tambaleante, pero él es poderoso para

51
Ryle, Juan Carlos. Juan 1-6. Página 201
94
darnos la salvación completa. No más dudas, si hay
confianza sólo en él.

95
El amor infinito de Dios: La esencia del Evangelio.
Juan 3:16

Todo aquel que desee tener una comprensión fundamental


de lo que es el evangelio, necesariamente debe escudriñar el
capítulo 3 de Juan. Aquí se condensan las verdades
fundamentales que debe creer todo aquel que desea entrar al
Reino de Dios. Sin esto no hay salvación.

En primera instancia, Jesús enseña que nadie puede ser salvo


sino no nace de nuevo. La condición perdida y depravada del
corazón humano, imposibilitan que en esa condición él
pueda, si quiera, creer en Dios de corazón sincero. Todo
intento de acercamiento a la divinidad será impulsado por
motivos y objetivos incorrectos.

En Segunda instancia, este nacer de nuevo es una obra


soberana del Espíritu Santo, obrando en los corazones cómo
él quiere.

Tercero, esta obra de regeneración y adaptación del alma


para la comunión con Dios, sólo es posible porque Cristo, el
Hijo de Dios, fue levantado en un madero, siendo crucificado
96
y proveyendo así el remedio efectivo para nuestra condición
deplorable.

Cuarto, la salvación o la conversión, que es resultado del


nuevo nacimiento, sólo es posible porque hay una fuente
última y máxima, de la cual procede toda bendición
espiritual: El Amor de Dios.

Nicodemo ha estado preguntando el ¿cómo?, ¿cómo es


posible que Dios haga tanto bien al hombre perdido y
rebelde? La respuesta última es: porque él amó de tal manera
al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que cree en él, no se pierda más tenga vida eterna. Y así
llegamos al corazón del Evangelio, que es, hacia donde
Cristo deseaba conducir a Nicodemo .

Aunque el contenido de estos versos, primeramente, fue


dicho a un hombre particular, en un tiempo particular; la
verdad es que su contenido está dirigido a todos los hombres
de todos los lugares y épocas. La necesidad del nuevo
nacimiento es de todos los seres humanos, pues, todos hemos
pecado contra Dios y, en consecuencia, estamos muertos
espiritualmente, reos del infierno. Por eso, el Espíritu Santo,
inspiró a Juan para que escribiera las palabras del verso 16,
las cuales presentan la intención de este evangelio: que todos

97
puedan creer que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, el
Redentor. Su propósito de alcance es universal, y no sólo se
enfoca en una etnia o en un tiempo determinado. El
evangelio es la buena nueva de salvación para todos los
hombres.

Lutero dijo que Juan 3:16 puede ser considerado el


compendio de la Biblia, la Biblia en miniatura. En este corto
versículo aparece la historia de la redención condensada,
“arrancando desde la eterna y soberana iniciativa divina,
llena de amor y de misericordia para salvar a la humanidad
perdida, hasta la consumación en la gloria eterna, de la
salvación adquirida”52.

El tema principal de este bien conocido verso es: el infinito


amor manifestado de una forma infinitamente gloriosa. Y el
título del sermón: El amor infinito de Dios: la esencia del
Evangelio.

Estructuraremos el pasaje de la siguiente manera:

1. El carácter de este amor infinito

2. El autor de este amor infinito

52
Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Página 1367
98
3. El objeto de este amor infinito

4. El don o la expresión de este amor infinito

5. El propósito de este amor infinito

1. El carácter de este amor infinito

“Porque de tal manera”, indica un grado tan infinito y


glorioso que no puede ser comprendido con la mente. Es un
amor que va más allá del más grande amor jamás expresado
en la tierra. El aoristo usado en griego “muestra el amor de
Dios en acción, el cual se remonta hasta la eternidad y
fructifica en Belén y en el Calvario, se considera como un
hecho grande, central y único. Aquel amor era rico y
verdadero, lleno de comprensión, ternura y majestad”53.

No sólo en el evangelio de Juan se habla del amor de Dios


como algo grande e infinito, los otros escritores de la Biblia
también lo afirman: “Pero Dios que es rico en misericordia,
por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros
muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia sois salvos)” (Ef. 2:4-5). El amor de Dios sobrepasa
cualquier entendimiento que tengamos de la palabra “gran”,
no es como cuando decimos que tuvimos una gran emoción,

53
Hendriksen, William. Juan. Página 150
99
o un gran éxito, o una grande experiencia. El amor de Dios
es infinito, eterno, perfecto, santo, práctico, de una clase
superior al más grande amor que se pueda expresar en la
tierra. Por eso Pablo oró al Señor para que los creyentes sean:
“plenamente capaces de comprender con todos los santos
cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,
y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo
conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de
Dios” (Ef. 3:18-19).

2. El autor de este amor infinito

El texto dice: “Porque de tal manera amó Dios”. El artículo


que acompaña a la palabra Dios en el griego original indica
que “Dios es plenitud de vida y plenitud de amor. Tómense
todas las virtudes humanas; eléveselas entonces al infinito, y
se percibirá que por muy grande y gloriosa que sea la imagen
total que se forme en la mente, no será más que una mera
sombra del amor y la vida que existen eternamente en el
corazón de aquel cuyo mismo nombre es amor. Y el amor de
Dios siempre precede a nuestro amor (1 Jn. 4:9, 10, 19; cf.
Ro. 5:8-10), y lo hace posible”54.

54
Hendriksen, William. Juan. Página 151
100
Amar es propio de la naturaleza de Dios, pues, “Dios es
amor” (1 Juan 4:16). Para él es imposible no amar. Él no
tiene que hacer esfuerzos para hacerlo. Como dijo Spurgeon:
“Esta corriente de amor fluye de su propia fuente secreta en
la Deidad Eterna, y no le debe nada a ninguna lluvia
procedente de la tierra, ni a ningún riachuelo; brota de debajo
del Trono eterno, y se abastece de las fuentes del infinito.
Dios amó porque él quiso amar. Cuando nos preguntamos
por qué Dios amó a este hombre o a ese, tenemos que
regresar a la respuesta de nuestro Salvador a esa pregunta:
“Sí, Padre, porque así te agradó”55.

El amor en Dios es uno de sus atributos, y como tal,


acompaña y está en armonía con los demás. En nuestra
imperfección humana tendemos a poner algunos atributos de
Dios como opuestos de otros: El amor vs ira, la misericordia
vs santidad; pero, realmente, en Dios no se da eso. Muchos
preferimos el amor de Dios a la santidad de Dios, pero esto
no puede ser, pues, la santidad de Dios es una santidad
amorosa, y el amor de Dios es un amor santo. Su amor está
siempre unido a sus propósitos santos, y su amor por

55
Spurgeon, Charles. El Amor sin medidas. Extraído de:
http://www.spurgeon.com.mx/sermon1850.html, En Marzo 18 de
2016
101
nosotros siempre tiene como último propósito llevarnos a
una gloriosa condición santa.

Dios es el Altísimo, por lo tanto él tiene un amor Altísimo.


Esto significa que él es capaz de hacer todo lo que su amor
desea para nosotros, por lo tanto, cuando él desea salvar a un
pecador nada detendrá el deseo de su amor y nada en este
mundo, físico o espiritual, podrá impedir que Dios lo salve:
“¿Quién nos separará del amor de Dios? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o
espada?... Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la
vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente,
ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra
cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en
Cristo Jesús Señor nuestro” (Juan 8:35, 38-39).

Siendo que Dios es inmutable, su amor también lo es. John


Owen escribió: “Aunque nosotros cambiamos todos los días,
su amor no cambia. Si alguna cosa en nosotros o en nuestra
parte puede detener que Dios nos ame, entonces hace mucho
tiempo él se hubiera apartado de nosotros. Es porque su amor
es fijo e inmutable que el Padre nos muestra su infinita

102
paciencia y tolerancia. Si su amor no es inmutable,
podríamos perecer”56.

Dios es eterno, por lo tanto su amor también lo es. Pablo


escribe: “Según nos escogió en él desde antes de la
fundación del mundo” (Ef. 1:4). El amor de Dios hacia
nosotros se originó en la eternidad pasada, y fluye hasta la
eternidad futura. Dios dijo: “Jehová se manifestó a mí hace
ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado;
por lo tanto, te prolongué mi misericordia” (Jer. 31:3).

Dios es Soberano, su amor también es soberano. Pablo dice


al respecto: “en amor habiéndonos predestinado para ser
adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el
puro afecto de su voluntad” (Ef. 1:5). James Montgomery
Boice escribió: “El amor de Dios es un amor soberano… Su
amor no puede ser influenciado por alguna cosa en la
criatura. Y si esto es así, entonces podemos decir que la
causa del amor de Dios yace solamente en él mismo… En la
Escritura no hay ninguna otra causa para el amor de Dios que
su voluntad electiva”57. Esto fue lo que Dios le dijo al pueblo
de su amor: “No por ser vosotros más que todos los pueblos

56
Owen, John. Communion with God (Edinburgh: Banner of Truth,
1991). Pgs. 29-30
57
Philips, Ricihard. John, Volume I. página 170
103
os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros eráis
el más insignificante de todos los pueblos: sino por cuando
Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a
vuestros padres” (Deut. 7:7-8).

El amor de Dios es un amor tan grande que no consistió solo


en enviar a Su Hijo en el cumplimiento del tiempo, sino que,
el don de Su hijo fue decretado en la eternidad, en el consejo
eterno de Dios. Este amor incluyó la creación del mundo, la
creación del ser humano, la promesa de Génesis 3:15 luego
de la caída del hombre en el pecado. Un plan que tomó miles
y miles de años en los cuales Dios envió patriarcas, profetas,
videntes; constituyó a una nación para sí, los soportó por
miles de años, los preservó, de tal manera que un día, de una
virgen judía naciera el Cristo. Su amor diseñó un plan que
tomó miles de años, evidenciándose con esto que es un amor
muy grande. A pesar de las malas reacciones de los hombres
y del pueblo que Dios escogió, y del largo tiempo
transcurrido, su amor no cambió. Él se mantuvo en el mismo
propósito.

Ahora, el amor de Dios por el mundo es un amor que da.


“Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio…”. En
el idioma griego hay cuatro palabras que se usan para
“amor”: storgé, se refiere al amor familiar; eros, es el amor
104
romántico o sexual; philos, es el amor de la amistad o la
atracción; este es un amor que recibe, es basado en lo que
podemos recibir o en cuán bien nos hace sentir el objeto o
ser amado. Pero, el Nuevo Testamento, cuando habla del
amor de Dios hacia su pueblo usa la palabra agape. Este es
un amor que da. No se basa en lo que puedo recibir sino que
en lo que se da. El amor ágape tiene su definición clásica en
Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que
dio…”

El amor de Dios no es un sentimiento vago ni pasajero, es un


amor comprometido, “que tiene un precio, Dios dio lo que
más amaba”58. O como dijo Spurgeon: “Los hombres que
aman mucho están listos para dar mucho, y usualmente
puedes medir la verdad de ese amor a través de sus
sacrificios y renuncias. Ese amor que no guarda nada para sí,
sino que se agota en ayudar y bendecir a su objeto, es el
verdadero amor, y no un amor solamente de nombre. El poco
amor se olvida de traer el agua para lavar los pies, pero el

58
Morris, Leon. El Evangelio según San Juan. Vol. I. Página 271
105
amor grande quiebra el vaso de alabastro y derrama su
valioso perfume”59.

3. El objeto de este amor infinito

Juan dice que el objeto del amor infinito de Dios es el mundo.


Debemos preguntarnos ¿A cuál mundo ama Dios con este
amor glorioso y salvador? Esto es importante determinarlo,
pues, de lo contrario, se deducirían doctrinas erróneas y
contrarias a la enseñanza de la totalidad de la Palabra de
Dios.

Obviamente, mundo no hace referencia a todas las cosas,


animales, plantas y planetas; pues, según el contexto, Jesús
y Nicodemo vienen hablando de la salvación o redención del
hombre. El mundo, se refiere a la humanidad, Dios ama con
amor glorioso a la raza humana, pero no en el sentido de su
pecado y rebeldía, ya que Dios no ama el mal. “Tal como
aquí se usa, el término mundo significa la humanidad que,
aunque cargada de pecado, sujeta al juicio, y necesitada de
salvación, sigue siendo objeto del cuidado de Dios. La
imagen de Dios se refleja todavía, hasta cierto punto, en los

59
Spurgeon, Charles. Amor sin medida. Extraído de:
http://www.spurgeon.com.mx/sermon1850.html en Marzo 18 de
2016.
106
hijos de los hombres”60. Aunque esta imagen gloriosa que
Dios puso en los seres humanos, luego fue distorsionada por
causa del pecado en el que cayó, El Señor aún sigue viendo
en ellos su obra de arte. Pero la palabra “mundo” no debe ser
interpretada como diciendo que Dios amó con amor glorioso
y eterno a todos y cada uno de los seres humanos, sino que
Dios amó a los hombres en un sentido internacional, es decir,
Dios amó a hombres y mujeres de todos los pueblos, lenguas,
naciones, entre otros. Luego, Juan aclarará que el amor
Salvador de Dios al entregar a Su hijo está limitado a los que
creen, pues, los incrédulos están excluidos, mientras que los
creyentes están incluidos.

Nicodemo y los judíos creían que la salvación traída por el


Mesías era solamente para los judíos, pero Jesús contradice
esa errónea interpretación y le deja ver que el amor Salvador
de Dios no es sólo para judíos sino para personas de todo el
mundo. “Nuestro Señor… declara aquí que Dios ama a todo
el mundo sin excepción; que el Mesías, el Hijo unigénito de
Dios, es el don del Padre para toda la familia de Adán; y que
todo aquel que crea en él para salvación, ya sea judío o gentil,
puede tener vida eterna. ¡Es imposible imaginar afirmación
más asombrosa para los oídos de un fariseo! ¡No se puede

60
Hendriksen, William. Juan. Página 151
107
encontrar un versículo más maravilloso en toda la Biblia!
Que Dios ame a un mundo malvado como éste en lugar de
odiarlo; que le ame como para proporcionar la salvación…
¡Todo esto era ciertamente maravilloso! Esta era ciertamente
una cosa celestial”61. Como dijo Spurgeon: “¿Qué había en
el mundo para que Dios lo amara de esa manera? No había
nada amable en él. Ninguna flor fragante crecía en ese árido
desierto. Enemistad en contra de él, odio hacia su verdad,
desprecio hacia Su Ley, rebelión en contra de sus
mandamientos; esas eran las espinas y zarzas que cubrían la
tierra baldía; ninguna cosa deseable florecía allí”62.

“Mundo” debe ser interpretado aquí como la raza humana en


general. Dios mira con compasión a todas sus criaturas
racionales. Como dice el Salmo 145:9 “Bueno es Jehová
para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras”,
o como declara Ezequiel 33:11 “Diles: Vivo yo, dice Jehová,
el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se
vuelva el impío de su camino, y que viva”. Creo que cuando
Cristo dice que Dios amó al mundo, se refiere a los hombres

61
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los evangelios. Juan 1-6.
Páginas 201-202
62
Spurgeon, Charles. Amor sin medida. Extraído de:
http://www.spurgeon.com.mx/sermon1850.html en Marzo 18 de
2016.
108
en general, a los hijos de Adán, así como Pablo afirma en
Tito 3:4: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios
nuestro Salvador, y su amor para con los hombres”, o como
dice 2 Pedro 3:9: “El Señor no retarda su promesa, según
algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para
con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que
todos procedan al arrepentimiento”. El Señor amó a los
hombres de tal manera que envió a Su hijo Jesucristo, para
darlo en sacrificio y propiciación. Eso es la muestra de amor
más grande para con toda la humanidad. Jesús es un don del
cielo para la tierra, específicamente, para los hombres que
habitan la tierra.

Ahora, esto no significa que Dios ha amado con amor


Salvador y eterno a todos y cada uno de los hombres, pues,
la Biblia dice que Dios “está airado contra el impío todos
los días” (Salmo 7:11), además, aquí en Juan 3, dice que el
que no cree ya ha sido condenado, y la condenación no es
precisamente amor eterno, sino, odio e ira eterna. Pero,
cuando Dios mira a la raza humana, en su generalidad, la
mira con compasión y amor. Por eso envió a Jesús.

Pero, también es preciso aclarar que este pasaje no está


afirmando que la muerte de Cristo en la cruz fue efectuada
por todas y cada una de las personas que habitan este mundo.
109
Afirmar eso es ir más allá de lo que el texto dice. Si fuera
que Cristo murió por todos, entonces, indefectiblemente
todos serán salvos, porque Dios, quien es justo, no
demandará dos pagos o penas por la misma deuda. Si Cristo
pagó la deuda por todos, entonces nadie en el mundo podrá
ser condenado, puesto que, con toda justicia, ellos podrán
reclamarle a Dios: No puedes condenarme, porque mi deuda
ya ha sido pagada por Cristo. No puedes enviarme al infierno
de tu ira eterna, porque Cristo ya lo soportó por mí.

Por lo tanto, el mismo pasaje aclara que aunque en su amor


a la raza humana Dios envió al Hijo como don precioso para
el mundo, su sacrificio en la cruz sólo es hecho por, y es
eficaz, en los elegidos, en aquellos que como ya dijo Cristo,
son objeto de la acción soberana del Espíritu produciendo el
nuevo nacimiento.

Pero, algo que quiero resaltar aquí, es que si Cristo vino


como regalo de Dios al mundo, entonces, el Evangelio es
para todo el mundo; por lo tanto, debemos invitar a todos los
hombres a que conozcan y crean en Cristo. La doctrina de la
expiación limitada o la elección soberana para salvación, no
debe conducirnos a ser selectivos en la predicación del
Evangelio. Los cristianos tenemos el deber de anunciar el
Evangelio a toda criatura (Mr. 16:15), y Pablo dice que Dios,
110
a través del mensaje del Evangelio, “manda a todos los
hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hch. 17:30). Es
deber de todos los hombres creer en el Evangelio, por lo
tanto, es nuestro deber hablarles del gran sacrificio del amor
de Dios.

Pensemos un poco en el primer receptor de este glorioso


mensaje, Nicodemo, él estaba acostumbrado a pensar que
Dios lo miraría con Su gracia porque él era un hombre bueno
y justo, pero Cristo le enseña que si somos salvos, en esencia,
es por una cosa: por el amor eterno de Dios. “Y este fin debe
ser observado cuidadosamente, pues, tal es la ambición
malvada que identifica a nuestra naturaleza, que cuando
preguntamos sobre el origen de nuestra salvación, nos
formamos una rápida imaginación diabólica sobre nuestros
propios méritos. En consecuencia, nos imaginamos que Dios
se reconcilia con nosotros, porque él nos ha visto dignos para
fijarse en nosotros. Pero la Escritura en todas partes ensalza
su pura misericordia, lo que deja a un lado todos los
méritos”63.

4. El don o la expresión de este amor infinito

63
Calvin, John. Calvin´s Commentary on the Bible. John. Extraido de:
http://www.studylight.org/commentaries/cal/view.cgi?bk=42&ch=3
En Marzo 19 de 2016
111
“… que ha dado a su Hijo Unigénito”. Es interesante ver que
en la redacción original, en el griego, dice: “Que a su Hijo,
el Unigénito, dio”64, enfatizando la calidad del don del amor
de Dios: Su Hijo; pero no uno entre muchos hijos, sino su
único, su unigénito. Dios no dio a la humanidad caída un
ángel de entre miles, sino que él quiso mostrar el amor más
grande entregando a su Único Hijo. Aquí parecen resonar las
palabras de Génesis 22:2 “Toma ahora tu hijo, tú único,
Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí
en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”; esta
escena tipificó lo que Dios hizo con Cristo. Su amor hacia la
humanidad lo llevó a entregarlo a estos mismos hombres que
quería salvar, para que lo despreciaran, lo humillaran y
trataran como al peor criminal; y por último, lo sacrificaran
en el Monte Calvario sobre una cruz. ¡Incomprensible amor
el del Padre Dios! “El don del Hijo es la culminación del
amor de Dios”65.

La redención del hombre causó en el seno de la Divinidad


una separación que no podemos entender, pues, Dios el
Padre, quien ama al Hijo como a sí mismo, lo abandonó en
la cruz del Calvario a causa de Su amor hacia este mundo

64
Hendriksen, William. Juan. Página 152
65
Hendriksen, William. Juan. Página 152
112
malo. En la eternidad, el ser del Padre encontraba el máximo
deleite en la comunión íntima y perfecta con Dios el Hijo. El
padre experimentaba la máxima complacencia en Su Hijo
eterno. Dios habló muchas veces del amor que tenía hacia su
Hijo, y el Hijo habló en muchas ocasiones del amor que tenía
por el Padre. Pero su amor fue tan grande que no escatimó
esa relación eterna, sino que lo envió para hacerse como uno
de nosotros, mas sin pecado. “Por lo cual debía ser en todo
semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso
y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar
los pecados del pueblo” (Heb. 2:17). “He aquí el infinito
amor de Dios hacia la humanidad y el amor de Jesucristo
que, antes de querer ver a los hijos de los hombres perecer
eternamente, Él quiso enviar a su Hijo para tomar nuestra
naturaleza sobre Él y así sufrir cosas terribles. En esto Dios
muestra su amor… Le plació al Padre quebrar a su Hijo y
derramar Su sangre. Aquí está el amor de Dios y de
Jesucristo”66.

Que un padre, por salvar a sus enemigos de la muerte,


entregue a su único hijo para que muera en lugar de ellos, es
incomprensible para nuestros egoístas corazones, y es la

66
Burroughs, Jeremiah. Gospel Worship (1648; repr., Morgan, PA: Soli
Deo Gloria, 1990), Página 353
113
muestra de amor más grande jamás expresada. Dios quería
dar el mejor regalo a la humanidad, un regalo eterno y
divino, “El Hijo es el regalo que Dios hace al mundo; es el
regalo por antonomasia. No hay más regalos divinos aparte
o fuera del Hijo”67. Spurgeon lo puso en estas palabras: “Si
deseas ver el amor de Dios en este gran procedimiento, debes
considerar cómo dio él a su Hijo. Él no entregó a su Hijo,
como tú lo podrías hacer, a alguna profesión en la
consecución de la cual podrías gozar de su compañía; sino
que mandó a su Hijo al exilio entre los hombres. Lo envió a
la tierra a aquel pesebre, unido en una perfecta humanidad,
que al principio estaba contenida en la forma de un infante.
¡Allí dormía, donde se alimentaban unos bueyes de largos
cuernos! El Señor Dios envió al heredero de todas las cosas
para que trabajara en el taller de un carpintero… Lo envió en
medio de escribas y fariseos, cuyos ojos astutos lo vigilaban
y cuyas lenguas viperinas lo azotaban con viles calumnias.
Lo envió a la tierra para que sufriera hambre, y sed, en medio
de una pobreza tan terrible que no tenía un lugar donde
apoyar su cabeza. Lo envió a la tierra para que lo azotaran y
lo coronaran de espinas, y le dieran de puñetazos y le

67
Morris, Leon. El Evangelio Según Juan. Vol. I. Página 270
114
abofetearan. Al fin lo entregó a la muerte: la muerte de un
criminal, la muerte del crucificado”68.

El estado de perdición en el que el ser humano se encontraba


era profundo, era reo de la ira eterna de Dios, condenado al
infierno de la perpetua separación del Padre. Sus maldades
habían colmado a la tierra. Por lo tanto, para ser rescatado de
este estado de infinita perdición, era necesario
proporcionarle una salvación igualmente infinita, profunda,
completa, eterna, que alcance la tierra y el cielo. Por eso la
calidad del don: el Hijo eterno de Dios, de su misma esencia,
Señor del mundo, Creador, Omnipotente. Sólo Dios mismo
podía salvar al hombre de la ira de Dios. Aunque la muerte
de Cristo fue hecha y es eficaz por los hombres electos de
todas las razas y naciones, su poder es tan grande y eficaz
que pudiera, si Dios así lo hubiera determinado, salvar a
todos y cada uno de los hombres que han habitado y
habitarán este planeta, y miles de planetas más. Jesús no sólo
fue el regalo infinito en valor, sino el don perfectamente
adecuado para nuestra gran necesidad.

68
Spurgeon, Charles. Amor sin medida. Extraído de:
http://www.spurgeon.com.mx/sermon1850.html en Marzo 18 de
2016.
115
¡Qué grandes verdades contiene este corto versículo! Dios
ama a la raza humana, y en consecuencia de su amor, envió
a su Hijo para darlo en propiciación por nuestros pecados.
“Notemos que el don de Cristo es resultado del amor de Dios
al mundo, y no su causa. Decir que Dios nos ama porque
Cristo murió por nosotros es ciertamente una lamentable
teología. Pero decir que Cristo vino al mundo a consecuencia
del amor de Dios es la verdad escrituraria”69. No obstante,
siendo que Dios odia al pecado y también al que lo comete,
¿cómo podían los hombres ver de una manera clara el amor
de Dios? Sólo hasta cuando se hubiese hecho expiación por
esos pecados a favor de los ofensores. Por tal razón, el amor
de Cristo debe intervenir para que Dios sea reconciliado con
nosotros, antes de que experimentemos la bondad del Padre.
Pero, no debemos olvidar que Cristo murió como resultado
del amor del Padre hacia nosotros.

Cristo es el gran don del cielo. Así lo presentan las Sagradas


Escrituras: “el cual fue entregado por nuestras
transgresiones, y resucitado para nuestra justificación” (Ro.
4:25); “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él todas

69
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los evangelios. Juan 1-6.
Página 205
116
las cosas?” (Ro. 8:32). Cristo le dijo a la Samarita que él era
“el don de Dios” (Juan 4:10); y Pablo exalta a Cristo
diciendo: “!Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Cor.
9:15). El apóstol Juan escribió un precioso himno que
contiene las más hermosas letras de exaltación de Cristo
cuando dijo: “En esto se mostró el amor de Dios para con
nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo,
para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a
nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros
pecados” (1 Juan 4:9-10).

También es importante resaltar que, así como en los versos


14 y 15 se requiere la fe en el Hijo del Hombre para entrar al
Reino de Dios, aquí en el verso 16 se requiere la fe en el Hijo
de Dios para tener la vida eterna. Entrar al Reino y tener la
vida eterna es la misma cosa. Para ser salvos hay que creer
que Jesús es el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios, es decir,
doble naturaleza (Divina y humana) en una sola persona. El
que no cree esto, no puede tener la vida.

5. El propósito de este amor infinito

“… para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas


tenga vida eterna”. Cuán maravilloso es el don, y cuán

117
maravilloso es el propósito de este don: para salvar a todos
los que creen en él, es decir, a los que vienen a él con
confianza y fe. Aunque el evangelio debe ser anunciado
diligente y persuasivamente a todo hombre de toda tribu y
lengua, sólo recibirán el beneficio de la muerte de Cristo en
la cruz aquellos que crean en él de corazón sincero. “La fe
en el Señor Jesús es la mismísima llave de la salvación. El
que la tiene, tiene la vida; y el que no la tiene, no tiene vida.
Podemos ayunar y lamentar nuestro pecado y hacer muchas
cosas buenas, seguir los mandatos religiosos y entregar todos
nuestros bienes para alimentar a los pobres y, sin embargo,
no recibir el perdón y perder nuestras almas. Pero si tan solo
venimos a Cristo como pecadores culpables y creemos en Él,
nuestros pecados serán perdonados de inmediato y todas
nuestras iniquidades serán completamente quitadas de en
medio. Sin fe no hay salvación; pero por medio de la fe en
Jesús, el más vil de los pecadores puede ser salvo”70.

Para tener la vida eterna y ser reconciliados con Dios sólo se


requiere la fe en Cristo. Aquí es necesario recalcar la gran
confesión de la Reforma: “Sola Fide”, porque solemos
confundir la doctrina de justificación con la de la

70
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los evangelios. Juan 1-6.
Página 187
118
santificación. La puerta de entrada al Reino de Dios es la fe
sola. Como dice Ryle “Cuidémonos de suponer que la fe
justificadora es algo más que la sencilla confianza de un
pecador en un Salvador… Cuidémonos de mezclar cualquier
cosa con la fe en lo referente a la justificación… Un hombre
justificado, sin duda, será siempre un hombre santo. La
verdadera fe va siempre acompañada de una vida piadosa.
Pero lo que hace que el hombre forme parte en Cristo no es
su forma de vivir, sino su fe. Si queremos saber si tenemos
una fe genuina, haremos bien en preguntarnos cómo estamos
viviendo. Pero si queremos saber si hemos sido justificados
por Cristo, solo podemos hacernos una pregunta. Esa
pregunta es: ¿Creemos?”71

A pesar del infinito y glorioso amor de Dios hacia la


humanidad, si el hombre no cree en Cristo y en su muerte
substitutiva, será condenado, y allí comprobará que el Dios
de amor, es también el Dios de ira. No basta con saber que
Dios ama a la raza humana, sino que es necesario acudir en
fe a Aquel quien es el don del amor de Dios. Muchas
personas, al escuchar las doctrinas de la gracia, se preguntan:
¿Murió Cristo por mí?, ¿Formo parte de los escogidos?,

71
Ryle, Juan Carlos. Meditaciones sobre los evangelios. Juan 1-6.
Página 188
119
¿Será que Dios me ama con amor eterno?, pero creo que la
Biblia no nos manda a estar preguntándonos eso, mas bien,
la enseñanza del Evangelio nos conduce a hacernos una sola
pregunta: ¿Creo en Cristo? Si algunos hombres se perderán
para siempre en la condenación eterna es por una sola cosa:
No creyeron en Cristo.

Las palabras del verso 15 se repiten nuevamente en el 16:


“Para que todo aquel que cree en él”, esta es la verdad
central que todo ser humano debe escuchar. Creer en Cristo
es la puerta de entrada al Reino, creer en Cristo es la
responsabilidad de todo hombre, creer en Cristo es el deber
de todo hombre, creer en Cristo, creer en él. Nadie tiene que
estar pensando si Cristo murió por él o no, si es elegido o no,
si ha sido regenerado o no, el deber de todo ser humano es:
CREER EN CRISTO. Esta es la verdad central del
Evangelio.

Ahora, es interesante notar que en la conversación con


Nicodemo, Cristo le habló primero sobre la necesidad del
nuevo nacimiento y luego del creer en él. Este es el orden
lógico de cómo Dios salva a una persona. Primero se
requiere una obra interna y soberana de la gracia de Dios a
través del Espíritu usando la Palabra del Evangelio,
concediendo el nuevo nacimiento espiritual; y luego, como
120
resultado de este acto soberano de Dios, la persona
beneficiaria del mismo es llamada a creer en Cristo; e,
indefectiblemente, aquel que ha nacido de nuevo, creerá
certeramente en el Salvador. “La obra de Dios dentro del
alma siempre precede a la obra de Dios en que el alma
coopera (véase especialmente 6:44). Y puesto que la fe es,
por consiguiente, el don de Dios (no sólo para Pablo, Ef. 2:8,
sino también en el cuarto Evangelio), su fruto, la vida eterna,
es también el don de Dios (10:28). Dios dio a su Hijo; Dios
nos da la fe para aceptar al Hijo; y él nos da la vida eterna
como recompensa por el ejercicio de esa fe. ¡A él sea la
gloria por siempre jamás!”72

Esta salvación evita que ellos se pierdan. “Las palabras “…


no se pierda” no significan simplemente: no pierda la
existencia física; ni tampoco quiere decir: no sea aniquilado.
Como indica el contexto (versículo 17), la perdición de que
habla este versículo se refiere a la condenación divina,
completa y eterna, de forma que el condenado queda
expulsado de la presencia del Dios de amor y mora
eternamente en la presencia de un Dios de ira, estado que, en
principio, empieza ahora aquí pero que no alcanza su

72
Hendriksen, William. Juan. Página 153
121
completa y terrible culminación, tanto para el cuerpo como
para el alma, hasta el día de la gran consumación”73.

Lo contrario de la vida eterna es perderse, y la vida eterna es


gozar para siempre de la felicidad perfecta de estar en
completa comunión con el santo Dios. La vida eterna es ver
a Dios y gozarse de él para siempre. Cristo dice que el que
cree en él tiene vida eterna. No se trata solamente de que
tenga vida eterna en el futuro, sino que ahora recibe la cuota
inicial de esta vida plena. Esta vida es eterna porque es
diferente en calidad de la vida que pertenece a este mundo
presente, y también porque es una vida que nunca termina.
“Esta vida es salvación, y se manifiesta en la comunión con
Dios en Cristo (17:13); en la participación del amor de Dios
(5:42), de su paz (16:33), y de su gozo (17:13)”74.

En conclusión, podemos afirmar que este corto verso nos


muestra, en primera instancia, el precioso valor de nuestras
almas, y cómo las valora Dios, de tal manera, que estuvo
dispuesto a entregar a la muerte a su propio Hijo con el fin
de salvarlas. Esto nos debe llevar a ser perseverantes y
constantes en la presentación del evangelio a toda criatura,

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en el discipulado y la misericordia hacia los demás. Somos
testigos del amor infinito de Dios.

Segundo, si Dios nos dio a su Hijo, entonces debemos tener


la confianza de que Dios nos dará con él todas las otras
ayudas y misericordias que necesitamos para fortalecer esta
nueva vida y arribar seguros al puerto celestial (Ro. 8:32). Si
sabemos esto, tendremos paz en medio de las pruebas más
duras y en cada tormenta que debamos enfrentar. Dios no se
reservará ninguna cosa que necesitamos, si él no se reservó
a Su propio Hijo para darlo en favor de la salvación de
nuestras almas.

Tercero, si el gran amor de Dios se manifestó en dar a su


Hijo Unigénito al mundo, entonces, podemos afirmar que la
maldad más grande y grotesca consiste en rechazar y
despreciar a Cristo. Unos lo rechazan abiertamente, pero
otros, lo rechazan sutilmente. Algunos asisten a las iglesias
cada domingo y cumplen con ciertos deberes espirituales en
sus casas, pero, realmente, no le han dado su vida a Cristo,
no le creen a Cristo y no lo siguen de corazón. Esta es la
maldad más grande. Si él se entregó por nosotros, lo mínimo
que podemos hacer, es entregarnos a él. Jesús nos dio su vida
preciosa, santa y eterna; nosotros, en cambio, le damos
nuestra vida llena de maldad, miseria y desprecio.
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Aplicaciones:

Hemos visto cuán grande es el amor de Dios hacia la


humanidad. Él nos dio a Su Hijo como el don perfecto y
completo para nuestra redención. ¿Pensabas que Dios no te
podría amar debido a que has sido muy malo y perverso?
Pues, yo te invito hoy a que compruebes su infinito amor por
la humanidad, cree en él, cree en Cristo, acepta su sacrificio
substitutivo en la cruz, míralo allí, el Gran Dios Eterno,
muriendo en una cruz para darte vida. El gran Dios dueño de
todos, dejándose matar en una cruz para darte salvación.
Cree que él murió por ti ¿Por qué no habrías de creerlo? Y
serás salvo. ¿Rechazarás el gran regalo que la Divinidad dio
al género humano como la muestra máxima de su infinito
amor? ¿Aumentarás esta terrible, última y destructiva
maldad a todos los pecados que ya has cometido? Recuerda,
creer en él te da la vida plena, no hacerlo, la muerte eterna.

Hermano, ¿te habías visto así amado por Dios? Los amigos
inconversos aún no pueden ver en sus propias vidas la
manifestación del amor infinito de Dios hacia ellos, porque,
aunque Cristo fue dado a la humanidad, ellos aún no creen
en él, y no reciben los beneficios de este divino regalo; pero

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tú, amado y débil hermano, tú, que a lo mejor estás
empezando la vida cristiana, con trémulos y lentos pasos; tú,
has sido objeto del amor más grande e incomprensible. Para
ti fue dado este don del cielo. Eres la persona más favorecida
del mundo. Ni siquiera los ángeles santos que habitan en los
orbes celestiales han recibido un don tan excelso: Dios
mismo se dio como regalo para ti. ¿Comprendes esto? Eres
la persona más dichosa del mundo. No importa si no tienes
una profesión, sino vives en un barrio lujoso, sino tienes
auto, si no posees las cosas que los seres humanos más
buscan; eres muy favorecido. Tienes el mejor regalo y la
mejor posesión que cualquier criatura pueda tener: A Dios
mismo, quien se te entregó en una cruz. Esposa, ¿te sientes
triste porque tu esposo no te ama como debiera ser?,
consuélate saber que el esposo eterno manifestó el amor real
y práctico más puro al dar su vida por ti.

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BIBLIOGRAFÍA
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Editorial Clie. Barcelona. 1999. 1257 páginas.

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