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RESEÑAS

Peligros de la oralidad conocimiento; las gradaciones del ser; cluye nada y se desboca en opiniones
el error en la definición del sofista; la sustentadas en sus múltiples saberes
filosófica teoría de las causas; el silogismo y el -psicoanálisis, estética, economía, his-
razonamiento deductivo (págs. 5-8). El toria, pedagogía y derech~ tratando
Lógica y crítica (edición a cargo de método expositivo de Zuleta se susten- de relacionar a la fuerza el tema con la
Alberto Valencia) ta, primero, en una introducción temá- "realidad práctica". La exposición se
Estanislao Zuleta tica basada en ejemplos coloquiales, desordena: glosa las ideas de ciencia
Ed. Universidad del Valle, Fundación anotaciones históricas o referencias a que aparecen en El teeteto; asume la
Estanislao Zuleta (FEZ), Cali, 1996, otros filósofos que han escrito sobre el función de antropólogo aficionado y
320 págs. tema. Luego cita algún fragmento de la trae a colación el papel crítico que la
obra estudiada (generalmente tomado ciencia cumple en la transición de las
de la problemática traducción castella- sociedades mágicas a las sociedades ci-
Este libro compila una serie de confe- na de la obra de Platón hecha por Edi- vilizadas; se hace preguntas sobre el
rencias que Estanislao Zuleta (Me- torialAguilar) y por último lo glosa con avance industrial de Angloamérica en
dellin, 1935-Cali, 1990) pronunció en comentarios personales. relación con el de Latinoamérica; re-
Cali entre febrero y octubre de 1976. cuerda que la educación es síntoma fun-
El libro se editó con base en grabacio- damental del progreso de una sociedad,
nes magnetofónicas -no sobre un ma- y que por eso la nuestra es atrasada, pues
nuscrito- y su adecuación escrita no enseña a dudar; divaga sobre el he-
corresponde al editor-discípulo, quien cho de que en nuestro medio estamos
advierte que "el estado de las trans- habituados a creer que lo sabido da po-
cripciones no siempre es el deseable", der cuando, al contrario, Platón reco-
por lo que debió en diversos casos adap- mendaba desaprender, pues nuestros
tar "el discurso oral a las exigencias del "archivos están llenos y hay que comen-
texto escrito" (pág. 10). Los abruptos zar a vaciarlos"; después anota que el
saltos y vacíos del curso -sobre todo conocimiento está íntimamente relacio-
en la segunda parte, dedicada a los Ar- nado con el amor, y por eso de allí vie-
gumentos sofísticos de Aristóteles- los ne el nombre de mayéutica ("dar a luz");
excusa bajo el criterio de que no apare- recuerda que se le olvidó señalar algo
cen las grabaciones de julio y agosto, sobre la educación y recalca que ella
por lo que solicita al "lector que las ten- nos invita a memorizar y retransmitir,
ga las proporcione a la FEZ para incluir- Pero desde el comienzo el lector ad- pero no a interpretar o a criticar y... ter-
las en la segunda edición de este libro" vierte que el tropezón filológico ya no mina el acápite (págs. 35-37).
(pág. 283). será un mero accidente, sino una cons- Al llegar aquí, el lector está marea-
Salvado el primer tropezón filo- tante caída. Zuleta advierte que la lógi- do de tanta idea vaga, tantas acotacio-
lógico --que la obra se haya recons- ca nació en un momento de crisis de la nes azarosas, tanta opinión caprichosa,
truido sobre charlas magnetofónicas, re- sociedad griega (pág. 21) y que tanto tanto desatin.o con el ánimo de asom-
tocadas, anotadas y complementadas Sócrates como Platón y Aristóteles qui- brar paisanos. ¿Qué pensar entonces?
por el editor-, nos enfrentamos al sieron revisarla a partir del presupues- ¿Qué quiso demostrar Zuleta? ¿Por qué
corpus de la obra. Zuleta se propone to de una "desconfianza fundamental se perdió? ¿Divaga o ha descubierto
responder preguntas como: "¿En qué que obligaba a los griegos a preguntar- algo? ¿Cumplen sus intuiciones algún
consiste la lógica y cuándo se produce se cómo estaban pensando" (pág. 22). papel en el trabajo metódico habitual
como disciplina? ¿En qué circunstan- Aunque no lo dice, Zuleta quiere de- de la discusión filosófica? ¿Será que está
cias se convierte en una necesidad? ¿En mostrar que intuitivamente ha descu- utilizando el método leninista de la es-
qué medida puede responder a los pro- bierto que los métodos de la lógica tructura y la superestructura, según el
blemas que se le plantean en los dife- idealista, esto es, los propagados por las cual la filosofía refleja las condiciones
rentes momentos de su desarrollo?" escuelas de los sofistas y los preso- materiales de una sociedad determina-
(pág. 15). Para el efecto, se basará en cráticos, habían ganado demasiado da? ¿Leyó mal, descubrió un sentido
tres diálogos de Platón -El teeteto, El terreno en la sociedad helénica, y oculto del texto que no percibieron los
simposio, El sofista- y en los cues- Sócrates vendría a desterrarlos. La bata- oyentes de sus conferencias?
tionables, filológicamente hablando, lla tendría que darse, entonces, a partir Las páginas siguientes del libro de
Argumentos sofisticas de Aristóteles. de la revisión del concepto mismo de Zuleta se leen como un carrusel loco.
De forma ambiciosa -anuncia el índi- ciencia discutido en El teeteto, diálogo En ocasiones cita mal e inventa (su idea
ce- se trabajarán, entre otros, los si- que según Zuleta seria "la primera teoría de que Husserl en Crisis de la ciencia
guientes temas: ciencia, lógica y ver- de la ciencia en Occidente" (pág. 29). europea [1935] politizó su trabajo fi-
dad; verdad y opinión; el debate con la Sin embargo, cuando uno esperaría losófico debido a la persecución nazi),
filosofía presocrática; el contraste en- la discusión académica de un proble- llega a conclusiones chocarreras ("La
tre el político y el filósofo; el amor y el ma filosófico, de pronto Zuleta no con- lógica es una pócima amarga", pág. 31 ),

Boletín Cultural·y Bibliográfico: Vol. 33, núm. 42, 1996 69


RESEÑAS

o dice babosadas como que Platón en rarse y se citarán los casos ejem-
plificantes de Cayetano Betancur, Ra-
Florescencia, cosecha,
El Simposio "reunió al máximo" sexo
más conocimiento (pág. 162), cuando fael Carrillo, Rafael Gutiérrez Girardot, semillas y siembra
hubiera podido consultar -¡en caste- Danilo Cruz Vélez, Rubén Jaramillo, )

llano!- la clásica obra de Werner Carlos Másmela. por citar algunos. Pero Las cuatro estaciones
Jaeger Paidea (la traducción en 1942) no es cierto. Con profesores de filoso- Mitología y estructura social entre los u'wa
y saber que ninguna lectura herme- fía a destajo, a cinco mil pesos-hora, Ann Osborn
néutica permite concluir semejante no hay que esperar mucho. O tal vez sí: (traducción de Fabricio Cabrera Micolta)
exabrupto. También anuncia con pom- lacanismo-roldanismo, abellismo- Banco de la República, Museo del Oro,
posos títulos temas que nunca desarro- empirismo, dexubirismo-leninismo, Santafé de Bogotá, 1995, 269 págs., ilus.
lla o lo hace de forma deficiente: De la etc. Es decir, una universidad pública
ciencia a la política (pág. 91), La meta- destruida en beneficio del fortaleci-
física de Platón (pág. 193), El proble- miento de la privada, incapaz de pro- El libro Las cw;ztro estaciones es el pro-
ma de la educación (pág. 242), y en ducir pensamiento, conceptos, según las ducto de una paciente investigación
otros casos, por evadir la bibliografía reglas internacionales de trabajo en se- etnográfica iniciada en 1964 por la
especializada, explica con tonos "meta- minario, investigación, publicaciones, antropóloga inglesaAnn Osborn (1933-
intelectuales" lo obvio, como cuando etc. 1988) en la comunidad u'wa, grupo in-
habla sobre la relación entre la filoso- Es probable --como lo sugieren sus dígena comúnmente conocido como los
fía y la política, pasando por alto el li- discípulos Fabio Giraldo, Jaime Ga- tunebos, perteneciente a la macro-
bro de Danilo Cruz Vélez, El mito del larza, Fabio Jurado, Jaime Mejía Du- familia lingüística chibcha, que habi-
rey filósofo (1989), que estudia los ca- que, William Ospina y en los últimos tan las zonas aledañas a la Sierra Neva-
sos de Platón, Marx y Heidegger, y que tiempos María Mercedes Carranza, da del Cocuy, entre los 450 y los 2.000
el editor-discípulo debió considerar al quien lo declaró "intelectual de verdad" m sobre el nivel del mar, en climas que
ordenar las conferencias del maestro. (cf. Semana, núm. 745, agosto de van de húmedo tropical a subtropical
1996)- que a Estanislao Zuleta lo ali- lluvioso, en el departamento de Boyacá.
mentaran altos ideales democráticos de
divulgación del conocimiento -tal vez
ello explique su voracidad autodidacta
y el interés en abordar múltiples temas
de la filosofía, la economía. la literatu-
ra, el derecho, etc., etc.-, pero estos
ideales de ninguna manera justifican la
acientífica manera de Zuleta de enfren-
tar el conocimiento, sus ínfulas de in-
telectual "renacentista", sus conclusio-
nes cantinflescas, su método educativo
recargado en intuiciones azarosas y el
yoísmo petulante que le impidió cono-
cer las obras filosóficas en su lengua
original, discutir con la bibliografía pri-
Sólo es posible pensar en Estanislao maria y secundaria especializada, y pro-
Zuleta como un vulgarizador de conte-
nidos en medio de un ambiente acadé-
ducir una obra ~scrita, por favor-
de algún valor posterior.
/
mico atrasado, burocratizado, notable- Un trabajo sobre la sociología de los
mente simulador, que no ha alcanzado intelectuales colombianos del-siglo XX
la "normalidad filosófica" (Francisco --que, por supuesto, debe incluir un
Romero). Es importante cuestionarse capítulo sobre Zuleta- debería repa-
por qué la universidad politizada de los rar, por decirlo orteguianamente, en la
60 y 70, y una parte de la elite intelec- "circunstancia" que lo definió, en la
tual de izquierda que después se influencia que tuvo en la formación de El trabajo comprende unos inieiales
derechizó durante los gobiernos de una generación universitaria de cientí- y ligeros contactos'\ en 1970-1971, de
Betancur a Gaviria, ascendió a Zuleta ficos sociales, abogados y literatos, en Osbom con uno de' los seis clanes, el
al pináculo de superprofesor y docente su vanidoso interés de pasar por alto la de los kaibakay, que conforman la es-
oral sabio, según lo llama William "nomialidad filosófica" (Romero) y en tructura social de los u'wa, así como
Ospina (cf. Un álgebra embrujada, la persistente --delirante, diría yo- una vivencia mucho más profunda, en-
Editorial Norma, 1996, pág. 111). Se prolongación de su imperio magisterial. tre 1971 y 1974, con el clan kubaruwa,
dirá que ese problema de la normali- que le permitió, tras un largo prooeso
dad filosófica está en trance de supe- CARLOS SANCHEZ LOZANO de reflexión y análisis, comprender,

70 Boletín Cultw'al y Bibliográfico, Vol. 33, ·nóm. 42, 1996

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