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Introducción
Se cuenta que cierto emperador chino, cuando le avisaron que en una de las provincias de
su imperio había una insurrección, dijo a los ministros de su gobierno y a sus jefes militares
que lo rodeaban: “Vamos, síganme. Pronto destruiré a mis enemigos”. Cuando el
emperador y sus tropas llegaron a donde estaban los rebeldes, él trató afablemente a éstos,
quienes, por gratitud, se sometieron a él de nuevo. Todos los que formaban la escolta del
emperador pensaron que él ordenaría la inmediata ejecución de todos aquellos que se
habían sublevado en su contra; pero se sorprendieron al ver que el emperador trató
humanitariamente y hasta con cariño a quienes habían sido rebeldes. Entonces, el primer
ministro preguntó con enojo al emperador: “¿De esta manera cumple vuestra excelencia
su promesa? Dijo que veníamos a destruir a sus enemigos, pero los ha perdonado a todos, y
a muchos hasta con cariño los ha tratado. Entonces el emperador, con actitud generosa,
dijo: “Les prometí destruir a mis enemigos; y todos ustedes pueden ver que ya nadie es
enemigo mío, a todos los he hecho mis amigos”.
Conclusión
Como a Mateo, Jesús está diciéndole a muchos el día de hoy: SÍGUEME… para lo que
basta únicamente con evaluar una vida sin Dios, una vida de indignidad y compararla con
una vida al lado del Señor y con la dignidad recobrada, además de una recompensa en esta
vida y la vida eterna en el Reino futuro. La Biblia dice que solo los valientes han de
arrebatar este precioso don, solo los valientes podrán decirle a Jesús: te seguiré Señor, a
donde quiera que vallas… Pues vale más una renuncia a lo pasajero por seguir al Rey
eterno que aferrarse a lo que pasará en un suspiro…
20
Pedro
Un seguidor con carácter
Mateo 4:12-25. 10:1-4. 16:13-20. Juan 18:1-11.
Introducción
Este no es un hombre con tantas posesiones como Mateo, sólo posee habilidades para
pescar, un carácter firme, y un ímpetu que aún debe ser moldeado.
Se cuenta que Cuando Mazarino, señor de Francia un tiempo, se sintió llegar a las puertas
de la muerte, mandó que le trajesen todos sus tesoros para verlos por última vez. Su
aposento se convirtió en un museo de arte. Mirándolo todo con ojos desencajados, crispaba
sus manos sobre la ropa de su cama, y gemía: ¡Y pensar que lo pierdo todo! ¡Y pensar que
lo he de dejar todo! Y así murió Mazarino, el avaro.
Sin duda, Pedro, cuando murió, no exclamó lo mismo; Jesús le dijo que si perdía su vida
por causa de él, de hecho la ganaría. De modo que cuando Pedro murió por la causa de
Cristo, cuando Pedro perdió la vida por la causa de Cristo, Pedro lo ganó todo…
Pedro fue un hombre con un carácter firme, un carácter que fue útil para muchos
momentos en el ministerio de Jesús, pero también un carácter que fue útil para ser
moldeado a través de la pruebas.
Conclusión
La dinámica de su vida le había otorgado un carácter firme a Pedro; llegó a ser ese hombre
que siguió a Jesús cuando debió, lo defendió a como pudo, y le confesó como debía. Un día
supo que si su Señor podía caminar sobre las aguas también él lo haría tan pronto como el
Señor lo ordenara, un día supo que debía volver a su Señor aunque lo hubiese negado
cobardemente, un día supo que su Señor había resucitado de entre los muertos y que había
vuelto por él al lugar donde antes había renunciado a las redes por seguirle…nosotros hoy
día sabemos mucho, pero la marcada diferencia en Pedro es que no solo lo supo…
21
Pablo
Un ciego que vio a Jesús
Hechos 5: 17-429:1-19. 2 Timoteo 2: 1-13.
Introducción
Esto es simple: Pablo sabía mucho, era un excelente conocedor de la ley, pero estaba
ciego…
Un día, en el tiempo de Mario el perseguidor, llegó uno de sus agentes a la casa de una
mujer cristiana que había ocultado a uno de los siervos de Cristo, y le preguntó: ¿En dónde
está ese hereje? La mujer cristiana dijo: Abra aquella petaca y verá usted al hereje. El
perseguidor abrió la petaca y sobre la ropa vio un espejo. ¡No hay aquí ningún hereje!,
respondió enojado. ¡Ah!, le dijo ella, ¡observe usted el espejo y verá allí al hereje!
Cuando nos miramos en el espejo de la Palabra de Dios, no vemos a otros que han
desobedecido las leyes divinas; nos vemos a nosotros mismos, culpables de pecado; pero
esa es la realidad ante la que siempre nos hacemos ciegos.
En nuestro contexto, es del conocimiento el dicho popular que dice: “el que no sabe es
como el que no ve”; sin embargo, Pablo sí sabía, y aun así no veía. Tres cosas bastarán para
darnos cuenta cómo este hombre orgulloso fue transformado solo en un instante ante la
majestad de Jesús resucitado.
I. Ciego experto.
Pablo había recibido la mejor instrucción religiosa de su tiempo pero no podía ver
el cumplimiento de todas las cosas que ya sabía. Y no es que las personas que enseñaron a
Pablo no le hubieran guiado a la verdad sino que Pablo simplemente necesitaba de ese
encuentro poderoso con Jesús. Gamaliel, maestro de Pablo, fue un fariseo doctor de la ley
venerado por los judíos; a diferencia de Pablo, sí pudo reconocer que el progreso del
cristianismo era de Dios y que por tanto no podía ser destruido. Pablo, por su lado, necesitó
no solo de darse cuenta que estaba dándose contra el aguijón, sino que necesitó de un
poderoso encuentro con el Señor. La vida de Pablo nos enseña en primer lugar que aparte
de todo lo que podemos saber, necesitamos del poder de Dios para ser transformados en
personas piadosas y temerosas de Dios.
Conclusión
Una de las cosas que podemos recalcar de Pablo es que sabía que si deseaba cosechar
alguna recompensa de sus penalidades debía primero sufrirlas, debía ser paciente, debía
luchar legítimamente, y que , además, no debía contenderla solamente sobre “palabras”
sino trazando bien la Palabra de verdad, evitando las palabrerías que conducen a la
impiedad.
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Felipe
Alguien que te lleva a ver a Jesús
Juan 1:43-51. 6:1-15. 12:20-26. 14:1-14. Hechos 8:26-40.
Introducción
La Biblia dice que contender sobre opiniones conduce al error, las discusiones hacen más
daño que bien. Lo que hace que una persona entregue su vida a Cristo es que alguien pueda
mostrarle a Cristo en lo que dice.
Se cuenta que a finales del siglo XIX, el gran agnóstico Huxley era parte de un club de
amigos (los agnósticos creían que el conocimiento acerca de Dios era inaccesible). Llegó el
domingo, y la mayor parte de los miembros se prepararon para ir a la iglesia; pero,
naturalmente, Huxley no tenía intención de ir. Se dirigió a uno que se sabía que tenía una fe
cristiana sencilla y radiante, y le dijo simplemente: Supongamos que usted no va hoy a la
iglesia, supongamos que se queda usted en casa y me dice sencillamente lo que significa
para usted la fe cristiana y por qué es usted cristiano. Pero, contestó el hombre, usted podría
deshacer mis razones en un momento. Yo no soy bastante listo para discutir con usted.
Huxley contestó cortésmente: No quiero discutir con usted, sólo quiero que me diga lo que
quiere decir para usted la fe cristiana. El hombre se quedó en casa y le expuso su fe a
Huxley con toda sencillez. Cuando terminó, había lágrimas en los ojos del gran agnóstico.
Daría con gusto la mano derecha, dijo, por tener una fe como la suya.
Mucha gente necesita, más que nuestros argumentos, que los llevemos a ver a Jesús…
Sin duda, Felipe era una de aquellas personas que observaba con detalle las cosas, que
hacía cálculos precisos de las cosas de su religión. Tenía la capacidad de ver adónde y lo
que otros no podían…
I. La Biblia es el fundamento.
Felipe estaba atento del cumplimiento de las promesas acerca del Mesías, era un hombre
que cuidadosamente observaba su Biblia (la ley y los profetas) al grado que, en el momento
preciso, esto le abrió los ojos ante Jesús, hijo de José, de Nazaret. No se trataba del lugar de
dónde venía el Cristo, se trataba de que era la persona de quien ya habían hablado Moisés y
lo profetas. Sin duda, una persona puede avivar su capacidad de ver en la medida que ve a
través de las Escrituras; una persona que ve es una persona que puede llevar a otras a ver;
pues ya no es ciega sino que ve. La vida de Felipe fue marcada por Jesús de tal modo que
no sólo pudo llevar a Natanael a ver a Jesús, sino que personas intelectuales (griegos)
buscaron a Felipe para que las ayudara con su sed de ver a Jesús; la clave, Felipe veía a
través de la Biblia. Pero Felipe quería más, un día le dijo a Jesús: muéstranos al Padre, y
nos basta. Notemos no únicamente el hecho de que Felipe no se había dado cuenta a
profundidad de quién era Jesús, sino que para él le bastaba sólo con una cosa más en su
vida: ver al Padre…
II. Una persona analítica desentrañada por Jesús.
En la narración de la alimentación a las cinco mil personas en el evangelio según Juan,
encontramos de nuevo a esa persona observadora, analítica, calculadora; y de quien Jesús
conocía los pensamientos. Jesús sabía que Felipe ya se había puesto al corriente respecto de
cuántas personas habían, y de con cuánto se les podría alimentar; así que, como a Felipe
los cálculos se le daban con facilidad porque era una persona observadora y detallista,
Jesús preguntó para probarle: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Para
Felipe, 200 denarios no serían suficientes, pero Jesús quería que Felipe tuviera un poco más
claro lo que Jesús podía hacer aún sin los 200 denarios.
Conclusión
Cuando hay fe, no hay más cálculos que hacer, no existen más detalles que observar, la fe
es suficiente…pero sólo cuando es de todo corazón. Un día, Felipe se encontró con otro
detallista como él, el etíope, alguien que después de haber escudriñado las Escrituras y de
haber escuchado a Felipe pudo ver a Jesús y dijo: aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea
bautizado? Para el etíope, con un poco de agua era suficiente para ser bautizado, pero
Felipe, después de sus experiencias con Jesús, lo ayudó en sus cálculos y le hizo ver que su
cálculo sería una realidad completada si le sumaba la fe de corazón en Jesucristo. El etíope
solo dijo: creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
23
Juan
Alguien que pesca y remienda con amor
Mateo 4:12-25. 17:1-13. Hechos 3-4. Gálatas 2:1-10.
Introducción
¿Qué es mi Diezmo?
Es, más que una cantidad, monedas, billetes o un cheque…
Inversión a favor de una sociedad mejor.
Ayuda a la juventud cristiana.
Expresión de fe en el futuro.
Demostración de buena voluntad.
Contribución para la educación cristiana.
Cooperación para sanar y educar a otros por medio de la obra misionera.
Voto para que tengamos un mundo cristiano.
Algo santo, dedicado a Dios para servir a las personas.
Por lo tanto, procuraré siempre el privilegio y la oportunidad de dar mi diezmo. Pues es mi
colaboración para rescatar almas perdidas y traerlas a Cristo Jesús nuestro Salvador. —The
Word and Way (adaptado).
Una de las cosas que llaman la atención en la vida de Juan es el momento cuando fue
llamado. Es verdad que otros discípulos fueron llamados mientras estaban en sus
ocupaciones cotidianas, pero Juan estaba en un momento crucial, “remendando las redes”;
estaba en perspectiva de continuar con su trabajo. Por lo que su encuentro vocacional lo
tomaría realmente por sorpresa.
I. Un hombre los llama a voces para pescar humanos para el Reino de los Cielos.
Juan sabía que junto con su hermano eran el respaldo para la labor de su padre,
y que, al aceptar el llamado de Jesús, estaría dejando a su padre; todo eso le era
claro, pero una cosa no, no sabía que llegaría a ser un elemento valioso de la
iglesia cristiana, ni que su participación en la naciente iglesia quedaría registrada
en el libro de los Hechos. El que remendaba las redes, llegó a ser capaz de
hablar con denuedo el evangelio para salvación de los hombres, sanando
enfermos e instando a obedecer a Dios antes que a los hombres; y todo, a pesar
de las persecuciones.
II. Un hombre los llama a dejar esas redes, pues hay algo más que remendar.
A Juan le fue común remendar no sólo una vez, sino muchas veces sus propias redes. Pero
estaba en perspectiva, aunque no lo sabía todavía, de remendar la vida de seres humanos.
Un día, a la puerta del Templo, dejaría de usar sus herramientas para remendar redes y
comenzaría a usar el amor y poder de Cristo para restaurar vidas; fue usado para restaurar la
salud física en un pobre hombre que vivía a expensas de lo que la gente pudiera darle. El
amor y el poder que operaban en Pedro y Juan eran tales que no solo aspiraron a cambiar un
momento de la vida de un hombre cojo, sino cambiar la vida misma en un momento; sin
duda, nada volvió a ser igual en ese hombre; todo fue mejor. En otro momento, Pedro
hablaría del amor diciendo que este cubre multitud de pecados. Estos hombres sabían
remendar redes con sus herramientas de pescadores, pero Jesús hizo que remendaran vidas
con su amor, no sólo sanando una enfermedad física sino también las del alma. Haciendo
caminar al cojo y dándole paz al pecador…
III. Ver una red llena de peces es agradable, pero no tanto como ver a Dios y verlo
transformando personas.
Un día, Jesús decidió llamar a Juan invitándolo implícitamente a dejar sus redes y las
muchas glorias de pescador. Pero, otro día lo invitó a un lugar particular para mostrarle una
gloría sinigual, la gloria de Dios. Dejar las redes fue relativamente fácil, pero dejar de
contemplar la gloria de Dios no fue algo tan fácil. Esto fue crucial para que un día, Jacobo,
Pedro y Juan, llegaran a ser considerados columna de la iglesia; nadie podrá negar que la
gloria de Dios sobre ellos fue crucial para que tal cosa fuese realidad.
CONCLUSIÓN
INTRODUCCIÓN
En el año 1633, el Papa Urbano VIII, presuntuoso de ser el sapientísimo e infalible vicario
de Cristo, y alardeando de su “sabiduría”, mandó encarcelar a Galileo Galilei porque éste
enseñaba que la tierra giraba sobre sí misma y a la vez alrededor del sol. Para salvarle la
vida al gran G. Galilei, después de haberlo hecho sufrir durante muchos meses en los
calabozos de la Inquisición, los inquisidores hicieron salir de la prisión pensando que tales
penalidades habían quebrantado la fe de él en las “herejías” que había estado enseñando.
Pero como Galileo conservaba las ideas que antes había expuesto, el Papa lo mandó a la
cámara de tormento, donde el pobre anciano sufrió muchas veces. Al fin, quebrantado y
vencido por los sufrimientos físicos y morales, G. Galilei fue obligado a abjurar en esta
forma: “Yo, Galileo, a los setenta años de edad, arrodillado ante sus eminencias y
teniendo ante mis ojos los Santos Evangelios que toco con mis propias manos, abjuro,
detesto y maldigo el error y la herejía del movimiento de la tierra.”
La justicia divina y la sabiduría que Dios ha transmitido a los hombres, han exaltado a
G. Galilei colocándolo entre los sabios más ilustres que el mundo ha conocido, y han
humillado al altivo Papa Urbano VIII colocándolo entre los hombres más presuntuosos e
ignorantes de la tierra.
A veces es difícil creer, pero más difícil es creer y confesar cuando se tiene a todo su propio
mundo en contra. Respecto del caso de Galileo Galilei, nos queda la amarga experiencia de
su abjuración, pero la historia nos regala una experiencia diferentes que tiende a ser dulce,
la historia, breve, del Centurión Romano que vio morir a Jesús en la cruz; esta pequeño
momento en la historia, comparado con un grano de arena en la orilla del mar, nos deja una
experiencia poco explotada por los creyentes: se puede confiar en Jesús aun cuando
“parece” que no es él quién se ha dicho que es…
III. Es extraño, pero real, que hombres tan religiosos puedan burlarse de Jesús. ¿Qué
habría pensado el Centurión de aquellos hombres religiosos que habían injuriado tanto a
Jesús? Yo, en su lugar, simplemente quedaría desilusionado. De hecho, decepcionamos a
otras personas cuando de alguna manera negamos a Jesús siendo tan “religiosos”
CONCLUSIÓN
La muerte de Jesús fue muerte real, pero no fue común. Expiró de tal manera que fue
concluyente para el Centurión, el cual, viendo que después de clamar había expirado así,
dijo: verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios. Tu vida, como tu muerte, pueden ser
instrumentos para que otras personas sean cambiadas.
25
José de Arimatea
Un hombre fiel a sus convicciones:.
Mateo. 27.57-61. Lucas 23.50-56. Juan 19.38-42.
INTRODUCCIÓN
José de Arimatea no se dejó dominar por las opiniones erradas del pueblo y de muchos
religiosos de su entorno. Simplemente se dejó llevar la convicción de lo que esperaba…
II. Una persona que espera el Reino de Dios es una persona justa. Son
bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán
saciados. ¿Saciados? ¡Sí! Saciados. José de Arimatea fue un hombre saciado de
justicia, tuvo sed y hambre de ella, se unió a la persona correcta y fue saciado.
Qué bendición es ser una persona saciada de este bien. Jesús lo dijo así.
III. Una persona que espera el Reino de Dios es una persona que sigue a Jesús. Quizá
juzguemos a José de Arimatea por haber seguido en secreto a Jesús por miedo a los judíos.
Tal vez pensemos que debió dejar su lugar tan importante en el concilio. Tal vez pensemos
que fue discípulo de Jesús desde el lugar equivocado y de la manera equivocada. Pero
no, él estaba en el lugar perfecto solo que con personas equivocadas…
CONCLUSIÓN
A un hombre que no podía leer, y que se ganaba la vida remendando zapatos viejos, un
ministro impío le preguntó cómo sabía él que Cristo era el Hijo de Dios. Pregunta difícil
para los hombres no regenerados.
—Señor —contestó—, siento mucho que me haya usted hecho esta pregunta delante de mis
hijos, aunque creo que puedo darle una contestación satisfactoria. Pues, señor, cuando
comencé a interesarme por mi espíritu, y a entristecerme por causa de mis pecados, acudí a
usted pidiéndole su consejo, y usted me dijo que me asociara con otras personas y pasara el
tiempo tan alegre como pudiera.
—Es cierto —contestó el ministro impío.
—Seguí su consejo —continuó el remendón sin letras; pero mientras más me divertía, más
aumentaba mi miseria. Al fin me persuadieron a que oyera a uno de aquellos ministros
evangélicos que vinieron al pueblo predicando a Jesucristo como el Salvador. En la
tremenda agonía de mi alma oré a él, pidiéndole que me salvara y me perdonara mis
pecados; y ahora tengo la convicción de que me los ha perdonado de gracia; y por esto yo
sé que él es el Hijo de Dios.
Nada puede cambiar tan bondadosamente una vida como la historia de Jesús…
26
Las mujeres que seguían a Jesús
Su piedad necesitaba de un cambio de fe
Juan 20:1-18. Lucas 24:1-12. Marcos 16:1-13. Mateo 28:1-15.
INTRODUCCIÓN
Cuando Policarpo era obispo de la iglesia de Esmirna, fue llevado ante el tribunal. El
procónsul le preguntó si era Policarpo, y le contestó que sí. Luego, empezó el procónsul a
exhortarlo, diciendo: —Ten piedad de tu avanzada edad; jura por la fortuna de César;
arrepiéntete; di: quítense los ateos (los cristianos).
Policarpo miraba solemnemente a la multitud y señalándolos con la mano, alzó los ojos
hacia el cielo y dijo: —Quítense esos ateos —los que estaban en su derredor. El procónsul
lo trató de persuadir diciendo:
—Jura y te soltaré; renuncia a Cristo.
En la hora de su martirio daba gracias a Dios porque se contaba entre los mártires de Cristo.
II. Huir no es la actitud correcta de personas de fe. No nos explicamos por qué
huyeron las mujeres al enterase de la resurrección, lo único que sustenta una posible
explicación es esto: incredulidad.}
III. Lo correcto a veces surge en lo más natural. Si alguien acaba de ver a Jesús
resucitado, lo más natural es precisamente abrazarle, besar sus pies, no separase nunca más
de él ni dudar de que vive; lo inaudito, lo más bajo, lo más burdo es decir que es una locura,
sin embargo, algunos pensaron que era una locura.
Conclusión
El mundo ciertamente considera una locura la resurrección, tanto como el hablar de ella;
pero nosotros sabemos que es poder de Dios.
Es el mismo poder que nos cambia de incrédulos a creyentes.
Es el mismo poder que transformará nuestros cuerpos mortales a inmortales.
Es el mismo poder que nos sana, nos consuela, y nos ayuda a crecer.
Recordemos siempre que Jesús les dijo: no temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para
que vayan a galilea, y allí me verán. Testifiquemos de Jesús resucitado.