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DISCAPACIDAD INTELECTUAL E INTERVENCIÓN PSICOLOGICA EDUCATIVA

La discapacidad intelectual es un trastorno del neurodesarrollo que puede aparecer antes de

que él bebe nazca, después del parto o debido a una enfermedad, sin embargo, esto ocurre

antes de los 18 años. El DSM V (2014), define la discapacidad intelectual (DI) como un

déficit de las capacidades mentales generales, como el razonamiento, la resolución de

problemas, la planificación, el pensamiento abstracto, el juicio, el aprendizaje académico y

el aprendizaje de la experiencia. Menciona que la DI incluye limitaciones del

funcionamiento intelectual como también del comportamiento adaptativo en los dominios

conceptual, social y práctico.

Para llevar a cabo la intervención es necesario realizar una evaluación que defina el

diagnóstico y permita como tal identificar las limitaciones del individuo en dimensiones a

nivel de la capacidad intelectual, la conducta adaptativa, la participación social, su estado

de salud y el contexto donde se encuentre, para luego, definir cuáles serán los apoyos

necesarios en diferentes áreas, tales como: vida en el hogar, conductual y social, protección

y defensa, salud y seguridad, así como, enseñanza y educación la cual será nuestro enfoque

en esta ocasión; para que su calidad de vida sea más significativa.

La intervención en el área educativa supone la actuación y acompañamiento de la familia

los maestros y los compañeros de estudio. Los maestros serán los pilares para la ejecución

de actividades inclusivas y especiales para los niños y jóvenes con DI que en conjunto con

nosotros como psicólogos, se atenderán los procesos conductuales básicos, así como

aptitudes generalizadas y la capacidad fundamental: aprender a aprender. Los padres serán

los pilares emocionales, quienes realizarán prácticas de apoyo en cuanto al cuidado

personal para que se logre la mayor autonomía posible. Los compañeros deben ser vistos
como promotores de la interacción social, para que las habilidades comunicativas sean

reforzadas. Esto, teniendo en cuenta el grado de discapacidad que presenta el joven o el

niño, así como sus limitaciones. El proceso de intervención requiere de objetivos claros y

alcanzables teniendo en cuenta el diagnostico ya establecido.

Ahora bien, la intervención se realiza desde diferentes puntos, empezamos por el contexto,

específicamente el salón de clases o el lugar donde se realizan las actividades académicas,

con la modificación del ambiente se buscan cambios en la conducta ya sean de crear o

modificar, para lo cual se pueden utilizar técnicas operantes que tienen el principio de que

toda conducta esta controlada por sus efectos o consecuencias, por tanto, la conducta va a

generar un cambio en el medio ambiente y esto a su vez va generar una consecuencia en el

sujeto ya sea de refuerzo o estimulo aversivo. Entonces, lo que se busca con este tipo de

técnicas es producir en la persona con DI una serie de conductas deseadas por medio de

contingencias consistentes de refuerzo y de castigo, estas conductas están encaminadas al

aprendizaje de habilidades básicas sobre el autocuidado, la comunicación social lingüística

o gestual, así como la comunicación social. Para el logro de estas conductas deseadas en la

persona con DI, es necesario organizar sistemáticamente un proceso cuidadosamente

programado según las limitaciones y alcances de la persona diagnosticada.

Los estímulos que la persona con DI presencia deben dejar una huella psíquica, debe haber

calidad y no cantidad en estos estimulos

http://www.papelesdelpsicologo.es/resumen?pii=61

http://www.psie.cop.es/uploads/murcia/Intervenci%C3%B3n%20Discap%20Intelectual.pdf

https://www.plenainclusion.org/discapacidad-intelectual/la-discapacidad-intelectual-en-cifras

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