Está en la página 1de 3

3.

El alma vegetativa

Es el principio más elemental de la vida, cuyos fenómenos más elementales son la generación, el
crecimiento, la nutrición, al tiempo que el alma vegetativa es el principio que rige las mismas
(generación, etc.). En esto se oponía a los presocráticos, que argumentaban que la causa de estos
procesos era la materia (fuego, por ejemplo). Así se instaura una relación mecánica que se explica por el
alma en tanto principio, y no a través de la materia, que hace posible tales procesos: lo que se nutre,
aquello de lo que éste se nutre, y lo que lo nutre. Lo que nutre, esta última, es el alma, lo que se nutre es
el cuerpo que posee esta alma, y aquello de lo que se nutre esta es el allimento. EL objetivo de la vida
presidida por el alma vegetativa es la reproducción sometida a la vida finita en el tiempo.

4. EL alma sensitiva

Los animales además de poseer las funciones del alma vegetativa, poseen sensaciones, apetitos y
movimiento (de las que será necesario suponer un principio ulterior que rija tales funciones), a saber el
alma sensitiva.

Así, la primer función del alma sensitiva es la de la sensación, que sería la más característica entre las
tres mencionadas. Nuevamente para explicar esta función del alma como sensación, recurre al
pensamiento metafísico de su sistema, a la clave de potencia y acto. LA facultad, porque de lo que
hablamos es de facultades de cada parte del alma, del alma sensitiva es lisa y llanamente recibir
sensaciones, potencia; cuando tiene contacto con el objeto que afecta a su sensación, adviene en acto,
siente en acto. En el estadio animal sensitivo, recibimos en impacto de la acción de un agente activo
sobre nuestra receptividad pasiva de sensaciones; hay un agente que está en acto. Una vez recibido el
impacto de lo sensorial, la facultad sensitiva deja de ser mera potencia, y adviene acto semejante a lo
que conmovía; la sensación se asemeja a lo sensible, la potencia al acto. Y esto es importante para
diferencia del alma vegetativa. El alma vegetativa asimila la materia durante los procesos que
mencionábamos (nutrición); en la sensación, se asimila la forma. Cada sensación tiene su objeto
correspondiente, su "sensible propio" de Reale; mientras que hay sensible comunes que no tienen un
órgano predilecto ni existe alguno que lo aprehenda tal cual (movimiento, reposo, figura, magnitud,
número).
Aristóteles habla de un "sentido común" que sería como un sentido general no específico, una suerte de
"sentido que actúa de forma no específica" dicen comentaristas. La sensación aprehende de manera no
específica los sensibles comunes.

De la sensación se derivan la fantasía, que es la producción de imágenes; y la memoria, que las conserva
y acumula los hechos mnemónicos derivados de la experiencia.

Las otras funciones del alma sensitiva que mencionamos eran el apetito y el movimiento. El apetito nace
como consecuencia de la sensación. Es decir que incluye la facultad nutritiva del alma vegetativa, posee
sensación, y si posee sensación consecuentemente tiene apetito: deseo, voluntad de algo. Todos los
animales, dice Arist., poseen al menos un sentido en común, a saber, el tacto. A través de este
experimentan la sensación descrita anteriormente, y donde hay sensación, hay placer y dolor, como lo
agradable y lo doloroso. El apetito tras la sensación, tiende a lo agradable. Más aún, el movimiento,
conectando lo anterior, deriva del deseo, la facultda apetitiva motoriza el movimiento. El principio motor
es el objeto deseable.

El deseo no es puesto en movimiento más que por el objeto deseado que el animal aprehende mediante
la sensación, o que se representa en la sensación. Con lo que el apetito y el movimiento dependen de la
sensación.

5. El alma racional

Así como el alma sensitiva no se reduce a la vegetativa porque contiene algo más que no se puede
explicar si no es por la primera, que posee un principio adicional (sensación); así también el
pensamiento, las operaciones de este tipo son irreductibles a la vida sensitiva y sensibilidad, puesto que
contienen algo más que las explica: el alma racional.

El acto intelectivo es análogo al acto perceptivo-sensorial, en cuanto que el primero es una recepción o
asimilación de las formas inteligibles, al igual que el acto perceptivo asimila la forma sensible, solo que la
primera no está mezclada (como esta última) con el cuerpo, o con lo corpóreo.

Ahora, si el pensar es como el sentir, ha de padecer la acción de lo pensado, así como los órganos
padecían la materia de lo sensible. Pero estrictamente, no debe padecer nada sino más bien recibir la
forma. EL intelecto en tanto que piensa y solo piensa, está exento de cualquier mezcla. Ello es necesario
para que el intelecto pueda conocer, la no mediación de obstaculos o materia más exactamente. En tal
sentido, la parte del alma llamada nous (a través de la que el alma piensa, opina), no existe previamente
como existe una cosa compuesta, hylemórficamente, hasta su pensar efectivo. Por esa razón, no es
coherente que esta parte del alma esté mezclada con el cuerpo, porque de hacerlo tendría las
propiedades cualitativas del cuerpo, casi que se asemejaría a un órgano cualquiera.

El alma es donde residen las formas ideales, dice Aristóteles dando razón a su maestro Platón, pero no
existen allí en acto, sino solo en potencia. EL órgano no existe separadamente del cuerpo, no obstante la
inteligencia existe por su cuenta. Cuando la inteligencia adviene en acto, lo cual ocurre cuando tal actuar,
tal pensamiento depende de sí mismo, ahí la inteligencia está en cierto modo en potencia, aunque no en
el mismo sentido que estaba antes de haberse descubierto. Ahora el intelecto puede pensar por sí
mismo.

La inteligencia así es capacidad y potencia de conocer las formas puras (las formas están en potencia en
la sensación, la fantasía, etc.).

A) De la distinción en el alma, tenemos la que sería el intelecto en potencia y el intelecto en acto,


podríamos decir en palabras de aristóteles, paciente y agente. Es decir se trata de un intelecto que tiene
la potencialidad de ser todos los objetos, y el intelecto que produce todos. LA esencia de este último es
en acto, separado de toda mezcla. Separado del cuerpo es lo que es, inmortal y eterno. Aristóteles
compara esta con la luz, diciendo que el principio activo opera como la luz haciendo posibles los colores
que solo existen en potencia; del mismo modo las formas contenidas en las cosas sensibles no podrían
ser aprehendidas por el intelecto en potencia, sin la luz inteligible que permite al intelecto inteligir
(Platón). Aristóteles explica esto a partir de la imagen de la luz porque no hay algo superior o ulterior a
ella que arroje luz sobre el intelecto agente.

B) El intelecto en acto o agente, está en el alma. Reside en ella misma, es decir en el alma, y no en Dios.
Si hay una connotación de exterioridad del alma para Aristóteles (como en la Gerenación de los
Animales), es para denotar su trascendencia, su eminencia en esencia respecto del cuerpo, una alteridad
de esencia frente a lo corpóreo, una dimensión metaempírica, espiritual, es realidad divina presente en
el hombre.

También podría gustarte