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EJE 1 - La Ciudadanía en El Siglo XX
EJE 1 - La Ciudadanía en El Siglo XX
La ciudadanía política incluye los derechos relacionados con la posibilidad que todo
ciudadano y toda ciudadana tienen de participar de los asuntos públicos, ya sea
eligiendo representantes o postulándose él mismo para cumplir funciones públicas.
Desde principios de la década del 70, este rol activo del Estado sufrió severos
embates de diversos sectores y lentamente fue desmantelado en muchos países
(Argentina entre ellos), en un proceso que culminó en la década del 90. El debate
en torno al concepto de ciudadanía, a partir del desmantelamiento de la mayoría
de los Estados Latinoamericanos, se volvió a ubicar en el centro de la escena, sobre
todo en función de la enorme cantidad de excluidos que el proceso provocó,
poniendo en tela de juicio los mecanismos representativos de gobierno y la
relación entre la población civil y el Estado.
Este problema revela una tensión entre dos sistemas que deben convivir portando
valores que se oponen y se excluyen entre sí. Por un lado, la democracia postula la
igualdad, por otro el capitalismo incentiva la búsqueda de la ganancia, sin
preocuparse por los efectos negativos que puedan surgir de esta búsqueda, lo cual
genera necesariamente desigualdades. El desafío del siglo ha sido tratar de corregir
las desigualdades del capitalismo con la fuerza igualadora de la democracia. La
pregunta sobre las posibilidades de sana convivencia entre democracia y
capitalismo siguen, aun hoy, abiertas.
Responsabilidad cívica
Imagine que usted viaja en el asiento delantero de un colectivo y sube una mujer
embarazada. Como todos sabemos, hay en todos los colectivos un cartel (o varios)
que indican que los asientos delanteros están reservados para ciertas personas con
movilidad reducida, entre las cuales se encuentran las mujeres embarazadas. Esta
disposición fue establecida por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte,
que es un órgano estatal, y comporta una obligación. Usted, sentado en uno de
esos asientos, no puede decidir si lo cede o no, debe hacerlo; y el chofer del
colectivo puede hacer intervenir inclusive a la fuerza pública ante una negativa.
Pero supongamos que quien sube es un niño de seis años. Usted mira el cartel y ve
que los niños de seis años no están comprendidos en la normativa; sin embargo, se
levanta de su asiento y lo cede ¿Por qué lo ha hecho? porque aun sin estar
obligado, usted se siente responsable por el bienestar del niño en la misma medida
que se sentiría responsable por el bienestar de un hijo propio.
El simple planteo del ejemplo anterior nos permite ver la gran complejidad de la
cuestión de la responsabilidad y su importancia. De hecho, es a partir del concepto
de responsabilidad que debe abordarse la cuestión de la solidaridad.
Votar, pagar impuestos o alimentar y educar a los propios hijos son acciones
obligatorias; participar activamente en una organización política, colaborar
económicamente con causas que uno considera nobles o cuidar de niños que lo
necesitan, aun si no son hijos propios, son actos responsables y solidarios. Por
poner ejemplos concretos: ni las Abuelas de Plaza de Mayo, ni las personas que
aportan dinero a organismos tales como Acción Solidaria, ni los hombres y mujeres
que dirigen comedores comunitarios están obligados a hacer lo que hacen; pero su
acto solidario es una de las bases de la construcción de una sociedad justa, además
de resultar un aporte fundamental en materia de protección de los intereses de
quienes no cuentan con posibilidades de acceder a los beneficios de una
ciudadanía plena.
Por otra parte, la complejidad del análisis del concepto de responsabilidad se hace
más evidente si se tiene en cuenta que, en ocasiones, hay actos de responsabilidad
que directamente se contraponen a obligaciones. Hay varios ejemplos de esto, de
los cuales es muy significativo el accionar de las Madres de Plaza de Mayo durante
la última dictadura militar. En términos jurídicos, lo que las madres hacían era lo
contrario a las obligaciones que se les imponían desde el Estado. No obstante, y
aun a riesgo de morir, llevaron adelante un acto de responsabilidad ciudadana
como hay pocos ejemplos en la historia nacional, transformándose en bandera de
todos los que no tenían voz durante años terriblemente sangrientos.
Construcción de la ciudadanía
En países pobres como el nuestro, es cada vez más notorio que el Estado no está
logrando brindar respuestas a muchos de los problemas sociales a los que nos
enfrentamos los ciudadanos. Si se supone que el Estado es quien debe solucionar
problemas tales como la exclusión social, esta falta de esperanza en su capacidad
puede ser desoladora.