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Platón

Se supone que nació entre 428-427, quizás en 429. Al parecer, nació en Atenas, aunque
Diógenes Laercio, en Vidas y opiniones de los filósofos ilustres, recoge que, según
Antileo habría nacido en Colito, y según Favorino, en Egina, donde su padre había sido
enviado para crear una colonia. Pronto los lacedemonios expulsaron a los egineses, así
que Platón habría vuelto a Atenas al poco tiempo. De cualquier forma, su infancia y
juventud transcurrieron en Atenas.

Su familia era distinguida y adinerada; pertenecía a la aristocracia y estaba enraizada a


la tierra ateniense desde sus orígenes. Su padre era Aristón, descendiente de Codro, el
último rey de Atenas, hijo de Melanto, descendiente de Poseidón, según Trásilo. Su
madre, Perictione, era nieta de Drópidas, hermano de Solón; era hija de Glaucón,
hermano de Calescro, padre del tirano Critias, y hermana de Cármides (que inicia el
régimen de los Treinta Tiranos junto a Critias). Los hermanos de Platón fueron:
Glaucón, Adimanto y Potona. El hijo de Potona, Espeusipo, sucedió a su tío en la
academia. Todos estos personajes han pasado a la historia gracias a los diálogos de
Platón. A la muerte de Aristón, Perictione se casa con Pirilampo, amigo de Pericles.

Su formación fue muy esmerada, como correspondía a las clases aristocráticas. Estudió
matemáticas, música y pintura, compuso ditirambos, cantos y algunas tragedias (se dice
que las quemó cuando entró en contacto con Sócrates, pues consideró que no eran nada
frente a la filosofía de este). Luchó en los Juegos Ístmicos y se ejercitó en la palestra
bajo la dirección de Aristón Argivo, quien le cambió el nombre de Aristocles a Platón.
Se supone que este nombre respondía a la complexión de su cuerpo o a sus anchos
hombros, aunque otros dicen que a su ancha frente o la ampulosidad de su locución y de
su estilo.

En filosofía aprendió sus primeras lecciones de Crátilo, discípulo de Heráclito, a través


del cual conoció los poemas de Empedocles y las doctrinas de Anaxágoras. El mismo
Platón se explaya sobre su vida familiar y su educación en diálogos como Lisis y
Protágoras.

Hacia el 407 a.C, a los veinte años, trabó relación filosófica con Sócrates. El contexto
social entonces es complicado: luego de que Atenas derrotara a los persas se inicia el
siglo de Pericles, que fue de una gran prosperidad económica y artística. Floreció el arte
(arquitectura, escultura, pintura), la literatura (Esquilo, Sófocles, Eurípides,
Aristófanes), la historiografía (Heródoto, Tucidides), la filosofía (sofística: Protágoras,
Gorgias, Hipias, Antifonte…), etc.

En el 399 a.C, restaurada la democracia luego de la toma del espartano Lisandro y el


régimen de los Treinta Tiranos, Sócrates fue procesado y condenado. La visión más
extendida que se tiene de este personaje es en exceso idealizada, y esto se debe a Platón,
quien lo inmortalizó en varios de sus diálogos, mostrando la autenticidad del filósofo
frente a la impureza de, por ejemplo, los sofistas.
Platón no asiste a la muerte de Sócrates porque estaba enfermo. Luego de este hecho
inicia una etapa de viajes. En primer lugar, se refugió con otros socráticos en Megara,
cerca de Atenas. Después se dirigió a Cirene, donde conoció al matemático Teodoro,
que lo introduce en la matemática y la geometría. Pasó a Italia, donde se relacionó con
los círculos pitagóricos e incluso llegó a Egipto, pagando el viaje con aceite de sus
olivos, «para visitar a los profetas o adivinos», según Laercio.

Los viajes más relevantes fueron los que realizó a Siracusa, Sicilia, en 389-388 a.C.
Antes, pasó por Tarento para conocer al filósofo Arquitas, cuya figura intelectual fue
muy importante para el desarrollo filosófico de Platón.

Platón inicia estos viajes desencantado ante las posibilidades de actuar en la corte de
Atenas. En Siracusa gobernaba el general Dionisio I, que luego de expulsar a los
cartagineses en 405, había sido proclamado tirano. La corte siracusana era un gran
centro de acogida de artistas y personalidades. Se cree que Platón buscó influir en el
tirano con algunas de las ideas que estaba madurando para su diálogo fundamental, la
República. Su estadía allí terminó en 387, cuando, tras una pelea con el tirano, intentó
retornar a Atenas. Se dice que Dionisio lo vendió como esclavo y que un conocido lo
compró para liberarlo.

Llegado a Atenas en ese año, funda la Academia. Escogió un terreno situado junto al
gimnasio y los jardinees de Academos. En ese momento, para crear una institución esta
debía estar dedicada a una divinidad. Platón se la dedica a las Musas. Otorgaba una
formación filosófico-científica con una visión religiosa, ascética y dietética de la vida y
una orientación política. Una actividad esencial eran las comidas en común, donde
aunaban la alimentación sana con charlas filosóficas. Eran debates muy ricos, debido a
las múltiples disciplinas que allí se cultivaban, y muchos de ellos quedaron
representados en los diálogos.

A la muerte de Dionisio I en 367 a.C., se encarga del gobierno su hijo, Dionisio II. Su
tío, Dión, lo convence de que invite a Platón para poner en ejercicio sus ideales
filosófico-políticos. Nuevamente, el filósofo viaja a Saracusa, pero otra vez surgen
problemas. Una discusión entre Dión y Dionisio II, termina con la expulsión del
primero. Entonces, Platón también abandona la ciudad y ambos trabajaron juntos un
tiempo en la Academia de Atenas (365 a.C.). En el 361 a.C., Dionisio vuelve a llamar a
Platón para poner en práctica sus ideas y este accede, pues no puede resistir la presencia
de Arquitas de Tarento dentro de la corte. Se supone que viajó acompañado de
Esquines, Jenócrates, Eudoxo y Aristóteles.

Regresó a Atenas en 360 a.C., ya que siente que los viajes a Sicilia fueron fracasados.
Se dedica a la tranquilidad de la Academia. Muere en 348-347 a.C., a los ochenta y un
años, dejando una gran obra filosófica que ha influido en toda la filosofía posterior.
Diálogos

Las épocas históricas con sus ideologías y maneras de pensar generan sus propios y
específicos modos de expresión, la forma en que los pensamientos se expresan. Así, por
ejemplo, los pensamientos de los presocráticos se escribían en forma de literatura
religiosa o extensos poemas.

El paso del mito al lógos puede entenderse de dos maneras: una en cuanto al contenido,
otra en cuanto a la forma. El abandono del mito, esto es, la racionalización total, tiene
lugar cuando los pensamientos se racionalizan y la expresión se hace laica. Esto sucede
especialmente con los sofistas. Pero hay resistencias, una de ellas la de Platón. En los
siglos V y IV a.C. se entabla un debate sobre la preeminencia de la oralidad o la
escritura como mejor medio de la expresión.

En la Carta VII Platón escribió que la filosofía solo puede alcanzarse mediante las
conversaciones y la amabilidad de la vida en común. Todo lo escrito sobre filosofía
tiene escaso valor. En Fedro, introduce el mito de Theuth y Thamus para explicar que,
en la Antigua Grecia, la escritura se consideraba más como una ayuda de la palbra
hablada que como un sustituto de esta.

Platón escribe sus diálogos con la intención de que su filosofía se difunda a futuro.
Como se percató de que la escritura, aunque no le gustase, era el irreversible modo de
expresión, escribió abundantemente.

¿Por qué escribe diálogos?

- Lo considera un género literario más sutil, a diferencia de los discursos, tratados


y ejercicios literarios de los sofistas;
- Le permiten agrupar una galería de personajes de su tiempo, para ponerlos a
hablar, y en ese habla es que consiste la filosofía platónica;
- La suma de los discursos de estos interlocutores es canalizada a través de una
sabia dialéctica, que le permite imponer su ideología de forma silenciosa;
- Siendo discípulo de Sócrates, y este fundador de la mayéutica, el diálogo
también es una forma de hacer que el interrogado saque a la luz la verdad del
alma;
- El diálogo platónico refleja a la perfección la manera de filosofar de la
Academia. Intelectuales de variadas profesiones, venidos de toda la Hélade,
discutían sobre la esencia y la metodología de sus disciplinas. Con ellos, Platón
inmortaliza también el quehacer de la Academia.

Fedro

Pertenece a los diálogos de madurez, que van desde (385-370 a.C). Fue escrito hacia
370 a.C, Platón tenía cincuenta y siete años, antes de emprender su segundo viaje a
Sicilia.
La conversación entre Fedro y Sócrates que recuerda y narra el diálogo debió tener
lugar en torno a 403 a.C. Fedro era hijo de Pítocles, amigo de Demóstenes y Esquines.
También aparece en otros diálogos, como Protágoras y en el Banquete, pronunciando el
primer discurso sobre el Amor.

Los personajes se encuentran al salir de las murallas de la ciudad; Fedro viene de oír un
discurso erótico que ha pronunciado el orador Lisias; trae el escrito bajo el manto. A
orillas del río Iliso, Fedro lee a Sócrates el discurso. Luego de oírlo, Sócrates pronuncia
otro discurso erótico del mismo tenor para demostrar que también él sabe componer
discursos como los de los sofistas, pero lo pronuncia como avergonzado, con la cabeza
tapada, sabiendo que banaliza la esencia y la historia del amor. A continuación, Sócrates
pronuncia el verdadero discurso sobre el amor, ya a cabeza descubierta, donde incluye
el mito del carro alado.

La segunda parte del diálogo es una conversación entre Fedro y Sócrates sobre la
presencia y la eficacia de la retórica, que concluye con el mito de Theuth y Thamus. El
rey Thamus dice al gran inventor Theuth, quien pretendía que el artilugio de la escritura
ayudaría a la memoria de los hombres, que precisamente induce al olvido. Esto
demuestra la que la escritura es frágil. Para Platón, las palabras tienen vida, mientras
que las letras son imitaciones de las palabras. La escritura, como la pintura, pertenece al
género de lo sensible.

Se ha discutido mucho, ya desde la Antigüedad, sobre la unidad del Fedro; que si trata
sobre el amor, que si sobre la retórica, que si sobre el alma. La retórica filosófica del
texto comporta trasponer a su verdadero sentido de demonio filosófico del amor.

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