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...............ISSN: 1794-9998 / Vol. 3 / No. 1 / 2007 / pp. 121-139...............

Poder e institucionalización en el bachillerato


clásico: ecos de una investigación psico-social

Power and institutionalization in the classic high


school: echoes of a psychosocial investigation

La suma de los beneficios individuales es el empobrecimiento colectivo


(Gergen, 1996)

Óscar Enrique Cañón Ortiz* Resumen


Universidad Santo Tomás,
Se realiza un recorrido por el poder en la institución
Bogotá, Colombia
educativa, sin la pretensión de evidenciar una espe-
cie de genealogía de éste; más bien, se le sigue la
pista en espacios institucionales y cotidianos, como
la escuela, combinados con una mirada teórica inspi-
Recibido: diciembre 12 de 2006
rada en el construccionismo social. El poder se com-
Revisado: enero 21 de 2007
prende aquí como un dispositivo relacional que atra-
Aprobado: febrero 10 de 2007 viesa lo educativo a través de la narración del agente
educador que pone entre paréntesis la narrativa del
estudiante.

Palabras clave: socialización, educación, relación,


poder, instituyente, instituido, resignificación, ideo-
logía, joven, déficit.

Abstract
A route by the power is made in the educative
institution, without the pretension to demonstrate a
species of genealogy of this one, rather, the track in
institutional and daily spaces like the school is followed
to, combined with a theoretical view inspired by the
social Construccionism. The power is understood here
like a relational device that crosses the educative

* Correspondencia: Óscar Cañon, docente investigador, Facultad de Psicología, Universidad Santo Tomás, Bogotá, Colombia. Correo
eletrónico: oeco91@hotmail.com. Dirección postal: Cra. 9 No. 51 -11.

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as a whole through the narration of the educating agent who puts between parentheses the
narrative of the student.

Key words: socialization, education, relation, power, instituted, resignification, ideology,


young person, deficit.

Introducción sulta de las prácticas sociales que le fue-


ron constituyendo. No se puede dar cuenta
Se indaga aquí el poder institucional en la educa- de un fenómeno si no se dilucida tam-
ción, poder que utiliza a la ideología como dispo- bién su proceso de constitución (pp. 218-
sitivo y que, de forma literal, impone un estilo de 219).
vida al joven, a partir de discursos que sobre él
circulan en la sociedad. Se establece desde la afir-  En este sentido, en las páginas siguientes se na-
mación anterior que: “Es la ideología (ideología rra, especialmente y en buena medida, el presen-
como conciencia falsa, según la comprensión te cotidiano y situado del poder.
marxista) que, infiltrándose en lo más hondo de
nuestro ser, reprime todo aquello que molesta al La escuela (entendida como un espacio educativo
poder” (Ibáñez, 1982, p. 84). formal destinado no sólo a la educación primaria)
pone al descubierto desde su microespacio los
Se describe de manera específica también el po- procesos de socialización que reproducen los idea-
der de los agentes que educan, es decir, los acto- les de la sociedad y, por consiguiente, tienden a
res sociales que imparten conocimiento y de for- mantener sus ideologías; a la vez, la escuela es
ma indirecta de quienes lo administran, ya que un hervidero de ideas, acciones y formas de ver
utilizan una legión de estrategias con las cuales
el mundo que posibilitan cambios. Así la escuela,
el joven recoge e interpreta el mundo. Este po-
como espacio moderno, físico y simbólico para la
der se cuestiona como un orden que representa a
educación, es un mundo paradójico, lleno de pro-
una de las partes de la relación en la educación;
mesas, de encuentros y desencuentros, de encie-
es decir, el docente. Se cuestiona, además, la no-
rro, de imposición, de vínculos, de orden, de se-
ción de individuo que ha atravesado a los actores
guridad y de creación.
sociales de la educación.
Cuando se habla de lo institucional se asume como
La exploración sobre el poder en la educación for-
fenómeno que atraviesa las organizaciones edu-
mal ha sido una tarea llena de incertidumbres y
de hallazgos. Esto implica que su comprensión, cativas y que encarna la norma social; se habla
como la de cualquier otro fenómeno, requiere entonces de un orden establecido, de un modo de
observar cuidadosamente sus orígenes y su for- pensar y de hacer las cosas. Podríamos hablar tam-
mación como concepto, lo cual se constituye en bién del poder que los agentes educadores ejer-
una limitación para este trabajo, ya que hace alu- cen mediante la palabra y la acción amparados
sión solamente a las reflexiones de Foucault con- en la racionalidad del sistema social y educativo.
signadas en el libro La genealogía del poder. La
disquisición anterior desea hacer justicia a una pre- Aunque el título de este trabajo alude al bachille-
ciosa expresión construccionista de Ibáñez (1988): rato clásico, se han utilizado aproximaciones tanto
teóricas como aplicadas, con apoyo en documen-
Las características presentes del fenó- tos, que narran un espectro más amplio de espa-
meno no son independientes de su ge- cios educativos y que apuntan a la comprensión
nealogía, es decir, su forma actual re- del poder en la escuela.

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Este artículo nace de algunos hallazgos de la in- La mirada construccionista social puesta en circu-
vestigación denominada “Estudio sobre los pro- lación en este escrito aborda el tema desde el pos-
cesos psico-sociales en relación con niveles de ac- tulado “cuestionar lo incuestionable”, con el cual
ción desde la educación experiencial en jóvenes se pone en evidencia que el énfasis en el yo, en el
escolarizados de estratos socioeconómicos 4, 5, y individuo1, en estos espacios llamados escuela,
6 de la ciudad de Bogotá”. Ésta se realizó gracias debe ser reevaluado por inconsistente, y que las
a la consolidación de un Convenio entre la Uni- narraciones que construimos sobre los fenómenos
versidad Santo Tomás —USTA— y la Asociación Cris- escolares deben relativizarse.
tiana de Jóvenes —ACJ—: Participaron en ella otros
dos docentes investigadores de la Universidad Los medios masivos de comunicación muestran con
(Martha Patricia Peláez Romero y Néstor Mario claridad la reproducción del individuo: hay, por
Noreña Noreña), una trabajadora social de la ejemplo, una canción que se titula “una isla para
—ACJ— (Ana María Donato) y estudiantes de no- dos”; la radio indica “destaque su personalidad”
veno grado de básica secundaria, de colegios pri- usando tal o cual producto, o “distíngase fuman-
vados. do…”. Todas estas narrativas comerciales dan
cuenta de personas aisladas que alcanzan como-
A lo largo de su desarrollo se fue presentando, de didad solas, en detrimento de sus vínculos con
manera sutil en un comienzo, pero luego de ma- otros; también veremos, a lo largo de este docu-
nera dramática, el hecho de que las narrativas de mento, que el énfasis en el individuo propicia, en
los estudiantes quedaban “atrapadas” en los re- parte, relaciones en las que se impone el poder
latos de los agentes educadores. Así surgió la idea institucional. Una concepción de individuo, en
de explorar de manera más sistemática lo que términos generales, está dada para consumir, para
sucede en la relación estudiante-docente a partir producir y para competir, valores muy preciados
de los relatos que ambos construyen, sobre todo para el modo de producción capitalista.
de la institucionalidad “sembrada” en los relatos
del docente. Como el proceso de institucio- A través del corpus de este trabajo se hace un
nalización no era el objetivo último de la investi- acercamiento teórico al poder como dispositivo
gación, no se encuentran alusiones significativas relacional; luego, se plantea el poder circulando
sobre el tema. en la educación y se hace un recorrido por la
institucionalización de los espacios en la
Cuando exploramos al joven, nos encontramos con cotidianidad educativa; de igual forma, se explo-
los imprescindibles escenarios por los cuales he- ran relatos del educador y la institución sobre el
mos pasado tantos seres humanos. A través del joven, el papel del educador en los conflictos del
escenario escuela circula un poder generado por aula y, finalmente, se exponen algunas alternati-
la sociedad, asumido y reproducido por los suje- vas para trascender el poder que ha sido asumido
tos a los cuales va dirigido: los estudiantes. Este como un discurso exclusivo de una de las partes.
poder no se entiende aquí como una sustancia Los anteriores aspectos tratan de responder a las
aparte, como una esencia, sino como un “disposi- preguntas: ¿qué hace que lo establecido por la es-
tivo relacional” que todos los seres humanos uti- cuela se naturalice como verdad?; es decir, ¿cómo
lizamos. el poder deviene verdad para quien lo ejerce?

1
Comprendido el individuo como la persona aislada y sometida por la racionalidad impersonal de la sociedad. Es un discurso creado por
el modo de producción capitalista. La categoría de individuo es contradictoria con la categoría sujeto. Esta última es caracterizada por
González (2002) cuando expresa que: “El individuo, en calidad de sujeto, define cada vez mayores responsabilidades dentro de los
diferentes espacios de su experiencia social, generando nuevas zonas de significación y realización de su experiencia personal. La
condición de sujeto es esencial en el proceso de ruptura con los límites inmediatos que el contexto social parece imponer…”. Así, un
sujeto es consciente de su condición histórica y de su realidad vincular o relacional (p. 209).

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Poder como relación frente a poder ciegos para comprender ese magma saturado que
como disposición individual son las relaciones. Este entramado es reconocido
por Ibáñez (1982, p. 89) al afirmar que:
Es preciso desalojar al individuo de la producción
de poder para comprender este concepto como la Hallamos efectos de poder en todos los
expresión de las relaciones significativas entre las lugares, en todos los intersticios del
personas. El poder entonces no debe entenderse tejido social, porque el poder nace, bro-
como una producción individual, ni en el caso del ta, existe en cualquier fragmento del
gobernante más encumbrado, ni en el de alguien tejido social siéndole consustancial. El
que orienta procesos en un pequeño grupo de per- poder no habla desde arriba. Por lo
sonas. No se asume aquí como producido en ins- menos no es exclusivamente eso. El
tancias superiores y dirigido o impuesto a instan- poder se confunde con lo social simple-
cias inferiores; circula a lo largo y ancho del tejido mente porque lo social, sea cual sea el
social, creándose y recreándose en las relaciones nivel de expresión que se observe, des-
cotidianas; de esta forma, aparece y desaparece. de sus manifestaciones macroscópicas
más generales hasta sus aspectos más
El desplazamiento del individuo a las relaciones elementales y particulares, siempre es
indica que el poder puede ser comprendido como relación, siempre es producto y expre-
producción cultural, como un entramado de sig- sión de una relación que lo instaura y lo
nificaciones que pre-existe al individuo y que, a constituye en su especificidad.
su vez, es construido por él de acuerdo con su
contexto. En este sentido, el poder subyace a los Así mismo, el poder como construcción social no
microespacios, pero también a contextos amplios escapa a la conectividad de la acción humana; es
en los que hay una creciente producción de signi- necesario significarlo trascendiendo la individua-
ficados, que por cierto son móviles, dinámicos e lidad. De esta forma:
incluso imprevisibles. Si el individuo es una pro-
Cualquier teoría del significado que sea
ducción particular, tendríamos que reconocer que
incompatible con la posibilidad del sig-
el poder se impone sin que haya mayores posibili-
nificado compartido no sólo nos deja-
dades para que el sujeto establezca narrativas de
ría la conclusión insatisfactoria de que
un orden distinto, en tanto que se agotaría en sí
la comprensión social es algo imposi-
mismo. Cuando el individuo se relaciona con el
ble, sino que también nos dejaría con
poder de manera solipsista, el otro se pierde, está
la desgraciada paradoja de que no po-
soslayado; de esta manera, el contacto significa-
demos comprender la propia teoría
tivo y la comunicación se empobrecen, los víncu-
(Gergen, 1996, p. 310).
los son poco reconocidos. Los puentes o conexio-
nes son esenciales en la constitución del ser hu- Alguna vez Piaget dijo que el dilema sobre quién
mano, de allí la necesidad de incorporarlos a las fue primero, si el huevo o la gallina, se resolvía a
narrativas, además de propiciarlos. través del polluelo, declaración desconcertante
pero que contiene la sustancia de lo relacional;
El énfasis en el individuo, auspiciado por las so- no es uno de los dos extremos (huevo o gallina) lo
ciedades modernas, inhibe la posibilidad de com- que nos ayuda a descifrar el acertijo, sino la ex-
prender la riqueza del intercambio humano, de presión de lo vincular, de la síntesis, de la inte-
reconocer la trascendencia y significado del con- gración -el polluelo-.
texto para el sujeto, de advertir la circulación
del significado que se construye y deconstruye de Cuando clasificábamos la naturaleza desde los rei-
manera permanente. La visión individual nos deja nos animal, vegetal y mineral, respondíamos a un

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paradigma que aceptaba las grietas, las separacio- más y no como la expresión de un estado interno
nes, los compartimentos separados; ahora sabe- de la mente.
mos que existen seres que son una mixtura de ve-
getal y animal, ese tejido relacional aparece diáfa- Así las cosas, el poder se muestra en el lenguaje
no donde antes sólo advertíamos separación. utilizado por los sujetos con una doble connota-
ción. Bien sea desde una disposición individual que
En las relaciones sociales lo vincular se evidencia no reconoce el carácter interactivo; en otras pa-
con más claridad, siendo los dispositivos ideológi- labras, como proceso ideológico. O como disposi-
cos los que parecen alejarnos de la posibilidad de tivo que reconoce la complejidad, la riqueza del
entender los intercambios, las fusiones. Un equi- intercambio y el reconocimiento del otro: el po-
po de fútbol es un desafío para sus miembros, der expresado con un carácter performativo.
dado que entre mayor intercambio, entre más mo-
vimientos conexos, mejores resultados se obten-
drán.
Poder y educación
No obstante, pareciera que tenemos más facili-
dad para dar cuenta del individuo, nos sentimos Algunas preguntas que podrían orientar la com-
más seguros así que reconociendo la trama vincu- prensión del poder en este contexto particular
lar Gergen (1996) afirma al respecto que: “Es como serían las siguientes:
si tuviéramos a nuestra disposición un lenguaje
enormemente elaborado para describir torres, • ¿Cómo cobra una importancia tan desbordan-
te el poder del agente educador en nuestra
peones y alfiles, pero que es incapaz de caracte-
cultura?
rizar el juego del ajedrez” (p. 263). Posiblemente
la simplicidad en el conocimiento abrió las puer-
• ¿Cómo comprender la distancia que media
tas de un conocimiento fundamentado en el aná-
en la escuela entre el discurso educativo y
lisis, en el desglose de las partes, lo que impide la práctica?
comprender la realidad como un todo en sus múl-
tiples conexiones. • ¿Cómo es que el “criterio de verdad” de la
organización educativa se impone de una ma-
Paradójicamente esa visión individualista, tan nera tan contundente?
arraigada que pareciera generar disposición a cier-
tas modalidades de satisfacción y que responde a • ¿Por qué la metáfora de la educación termi-
la lógica de la propiedad privada como la manera na siendo la verdad del que educa?
más usual de comprender y establecer intercam-
bios con otros en la sociedad occidental, es la • ¿Cómo es que en el ejercicio educativo se
que nos arrastra, según Fromm (1985), al senti- pierde la reciprocidad para transformarse en
miento más insoportable de todos: la separatidad la imposición sutil, inteligente, sistemática
o aislamiento. Esto podría ayudar a comprender y arrolladora del agente educador?
en parte el sufrimiento cotidiano en la vida mo-
derna.  Estos interrogantes pueden comenzar a
dilucidarse a partir de la afirmación foucaultiana
Las relaciones sólo se activan a través del lengua- de que el poder es seductor, pues genera “ciertos
je que es un puente comunicativo y principalmente saberes”. Para nuestro caso, a esos saberes se afe-
transformador; de esta forma, Gergen (1999, ci- rran los diferentes agentes educativos; en otras
tado por Álvaro, 2003) señala que lo dicho tiene palabras, hay una “economía de la verdad” en las
una función performativa; es decir, debe ser con- instituciones Foucault (1984), añade que el poder
siderado como una forma de relación con los de- no reprime, sino que le inocula al sujeto ciertos

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saberes. “…el poder no es sólo algo mitificador y fiere a todos ellos una apariencia de poder que los
distorsionante. Su impacto más peligroso reside agota en la posesión de una verdad incontrastable,
en su relación positiva con la verdad, en los efec- indiscutible y que afianza la instituciona-lidad.
tos de verdad que produce” (Giroux, 1986, p. 38
citando a Foucault). Sin embargo, el poder no actúa necesariamente de
arriba hacia abajo como determinando su totali-
De la anterior afirmación se puede establecer que dad. Así:
en la educación actual se manejan micro-poderes
que reproducen las normas estatales y las normas  …está claro que si el poder es inmanen-
institucionales; este poder hace que el sujeto edu- te a todos los dominios de lo social, si la
cador ostente la verdad de su saber y se sienta escuela y la familia están tejidos por re-
respaldado para imponerse al estudiante. Sin este laciones de poder que son literalmente
conocimiento difícilmente podría el docente es- constitutivos de su propia organización,
tar tan seguro de su discurso. Es la conciencia de difícilmente se puede aceptar en su to-
un saber apropiado desde lo institucional que lo talidad la concepción “representativa”
faculta para legitimar su papel. Es necesario acla- con la ayuda de la cual se pensaban las
rar que el docente es un agente que reproduce la relaciones entre estas instituciones por
ideología del poder, no se puede calificar como una parte y la sociedad y el Estado por
responsable particular de esa imposición. Si así se otra (Ibáñez, 1982, p. 91).
entendiese, se partiría de una visión individual, la
cual se ha cuestionado a lo largo de este escrito. El docente no representaría al Estado como fotoco-
piando y reproduciendo mecánicamente sus man-
Los fenómenos, por consiguiente, no se dan en datos, ya que en los espacios de la escuela se gene-
abstracto, siempre están en relación con algo. ran condiciones particulares independientes del
Cajiao (1994, p. 44), a propósito, reconoce la ne- Estado. El Estado tiene grietas a través de las cua-
cesidad de reconocer los espacios contextuales, les circulan diversos poderes; por consiguiente, éste
cuando señala que: no es monolítico. Por ejemplo, el poder considera-
do en el espacio educativo que es la familia, no es
…no parece razonable recaer en una sin- una simple reproducción de los mandatos de la so-
dicación de los maestros como perso- ciedad, sino que:
nas individuales. Más bien es sugestivo
explorar el origen histórico de las prác- Hay en la relación familiar relaciones de
ticas escolares que hoy siguen siendo fuerza, efectos de conjunto que el Esta-
preponderantes y preguntarse por qué do utiliza estratégicamente para conso-
maestros jóvenes, formados en nuevas lidar su propia existencia, a la vez que
teorías pedagógicas y en un mundo ideo- produce efectos de retorno que afectan
lógico completamente diferente al de a la institución familiar. Pero el Estado
hace 50 ó 60 años, actúan en forma muy está lejos de poder conformar a su anto-
similar a la de aquellos que ejercían jo la relación familiar y ésta dista mucho
medio siglo atrás. de reproducir simple y fielmente el po-
der del Estado. Debe quedar claro, pues,
 Son las relaciones sociales y culturales las que que la institución familiar tiene su pro-
configuran un cuadro amplio educativo en el cual pia producción endógena de relaciones de
existen diferentes actores sociales con sus parti- poder (Ibáñez, 1982, p. 91).
culares y variados quehaceres. Lo mismo sucede
con otros actores sociales, como los del nivel ad- El poder se torna instituido cuando se mantiene a
ministrativo, agentes estatales con funciones de ultranza, cuando es irreflexivo, cuando tiende a
regulación educativa. Este complejo sistema con- eternizarse, cuando es impositivo, cuando tien-

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de a agotarse en sí mismo, cuando no lee los cam- fuera.


bios de la realidad; este estado de hechos conlle-
va la configuración dialéctica de poderes institu- Para el sentido común se ha desvelado esta dispo-
yentes que se le oponen y que construyen nuevos sición frente al disenso cuando se expresa “el que
paradigmas, nuevas formas de interpretar la rea- no está conmigo está contra mí”, las organizacio-
lidad, es un poder emergente que se convertirá, nes por lo general encarnan este prejuicio y tie-
a su vez, en instituido. nen poca tolerancia respecto a los posibles
instituyentes, pues generan incertidumbre. El
Un paradigma dominante no permite que se pien- instituyente involucra una de las metáforas más
se la realidad de manera distinta. Es una forma fuertes de nuestro tiempo, el cambio, y quizá su
de proteger una especie de legado de la humani- inminencia produce resistencias fuertes por lo
dad; las divisiones que otrora se hacían en el aula amenazante que parece.
de clase ubicando a los niños como buenos, regu-
lares y malos son una muestra que permite man- Cuestionar, preguntar y disentir son ejercicios que
tener unas reglas de juego; quien no se acoge a contrarían lo establecido y se vuelven peligrosos
ellas está literalmente por fuera, está en el exi- y, por ende, son proscritos. Foucault habla de lo
lio. Desde una lógica similar, la iglesia católica, excluido, de lo que se hace invisible. En este mis-
apostólica y romana recogió de manera alegórica mo orden de ideas, Ibáñez, (1982) señala que “Im-
en su doctrina la existencia de tres escenarios: el pedir la transgresión, situándola, ya no fuera de
cielo, el purgatorio y el infierno. Estar fuera de lo lícito, sino fuera de lo “normal”, puede resul-
lugar es algo tormentoso. Así, existe un sitio de- tar aún más eficaz” (p. 93). De esta manera, si no
seable denominado cielo, y otro, el infierno, en basta la sanción legal, entonces poner a alguien
el que difícilmente alguien querría estar; el pur- como anormal es una estrategia con una carga
gatorio, cuya misma existencia ha estado en dis- simbólica tan fuerte que proscribe de manera con-
cusión últimamente, sería un lugar poco deseable tundente al “infractor”. Sin embargo, como la es-
para habitar también. cuela no está aislada, estos ejercicios de poder
son contrastados y susceptibles de cambiar y de
Aparecen, de acuerdo con lo anterior, unos acuer- ser transformados. Giroux (1997) señala, de acuer-
dos tácitos y explícitos en las organizaciones que do con lo anterior, que:
forman esa economía de la verdad señalada por
Foucault, los cuales envuelven y presionan con Más que instituciones objetivas aleja-
una especie de red de pescar a los actores socia- das de la dinámica de la política y el
les que piensan diferente, a los que no caminan poder, las escuelas son de hecho esfe-
al compás del colectivo, a los que disienten y que ras debatidas que encarnan y expresan
resultan finalmente “afuera” física o simbólica- una cierta lucha sobre qué formas de
mente. autoridad, tipos de conocimiento, re-
gulación moral e interpretaciones del
Fals Borda ha hablado de muchas Colombias, ex- pasado y del futuro deberían ser legiti-
presión que denota la diversidad regional, étnica madas y transmitidas a los estudiantes
y cultural; sin embargo, nuestra riqueza se ha con- (p. 177).
vertido en una calamidad. En el plano educativo,
los exámenes del ICFES, bien elaborados en el pla- Hemos sido formados en general para aprender a
no estrictamente técnico, no reconocen las dife- escribir con el método del silabeo las conexiones
rencias regionales y resultan evaluando con los parecen no importar, el contexto en que apren-
mismos parámetros a un estudiante de un colegio demos tampoco. La misma lógica se da en el des-
de estrato alto de Bogotá con uno de una región tan conocimiento de los procesos en comparación con
apartada como la del Putumayo. Ser de otra región los resultados; cuando vemos álgebra en el bachi-
distinta a Bogotá, en cierta forma, es estar por llerato, por ejemplo, al docente parece impor-

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tarle más los números y/o las letras que indican un de espacio indiscutible de rituales, ideas y accio-
resultado “correcto” que todas las acciones que el nes.
estudiante ha realizado para poder llegar a ese re-
sultado. Así, parece importar más un frío número al Actualmente los nuevos poderes invitan a esca-
final del camino que todo el esfuerzo, todo el sentido par a los determinismos naturales (es decir, a aque-
que tiene el ejercicio para el estudiante. Presos de llos determinismos propios de culturas locales, de
los resultados en muchos procesos educativos, lo im- quehaceres cotidianos que no se acogen a la lógi-
portante es llegar a la meta, no importa cómo, el fin ca del cambio que la racionalidad capitalista pro-
parece justificar los medios. mueve) que siguen representando, especialmen-
te en Occidente, el énfasis en el individuo. De
La institución atraviesa la acción del docente de este modo, se justifica un proyecto de vida per-
manera intensiva, en tanto que el espacio educa- sonal exento del compromiso social, de compar-
tivo desarrolla unas dinámicas propias en sus tir con el otro, y esto contribuye, infortunada-
microespacios. Según Batallan (2003): “…el po- mente, a la ruptura del tejido social. El poder,
der del docente no sólo se vincula con los recur- por lo que se ha visto aquí, está instalado en to-
sos del conocimiento que puede movilizar en di- das partes, en todo el sistema social; de esta for-
cha interacción, sino también, y como se adelan- ma tiene un carácter seductor. Esto es claro para
tará, con el hecho de que exhibe un mandato de Ibáñez (1982) cuando sostiene:
la sociedad para conducirla” (p. 14). Sin embar-
go, afirma también que: La regulación social se ejerce cada vez
más a partir de un poder que realiza
…desde la perspectiva que los maestros distribuciones en torno a la norma, que
tienen de su propio trabajo, la “domi- controla, codifica, vigila, proporciona
nación” que ejercen sobre los niños les los instrumentos para efectuar reajus-
es asignada por los directivos inmedia- tes en torno a lo natural y que rara vez
tos quienes, pese a ser también docen- necesita reprimir, sencillamente porque
tes, invisten en el ámbito local de las la represión deja de tener sentido, se
escuelas el máximo poder que entrega torna extraña e inadaptada a la situa-
el “sistema” y ejercen su acción sobre ción (p. 93).
los maestros y maestras. Por lo tanto,
éstos se autoperciben como el eslabón Este poder sofisticado utiliza así a la educación,
más débil de la cadena, víctimas y lo que la hace coherente con lo que la sociedad
victimarios impotentes (p. 14). demanda de ella. Si la popular acepción “la letra
con sangre entra” se considera insostenible en la
El poder es una fuerza constitutiva de las relacio- actualidad, la sutileza para dominar es una estra-
nes humanas que da esa tremenda significación a tegia aceptada socialmente. Baste señalar con qué
los actos humanos. Está instalado en todo acto facilidad algunas organizaciones educativas justi-
humano, sólo que los hombres al crear las institu- fican su quehacer sin que reconozcan muchas ve-
ciones las utilizan como un recurso que justifica ces sus flagrantes inconsistencias. Reconocerlas
el poder y lo acrecienta, convirtiéndolo en un re- sería algo así como perder la “verdad” que la so-
finado artefacto. Así, la organización educativa ciedad ha depositado en ellas; parece que existe
multiplica su poder al disponer de instalaciones la creencia en la obligatoriedad de las organiza-
locativas, símbolos que le dan identidad, una his- ciones por no equivocarse, en tanto que el cono-
toria, condiciones de reconocimiento social, res- cimiento se asume muchas veces como una répli-
paldo estatal, facultad para conceder títulos y para ca fiel de la realidad y no como una significativa
aceptar o rechazar estudiantes, una misión y una relación con ella que la hace relativa, cambiante,
visión, un currículo, todo un conjunto de procedi- no dogmática, alternativa, y creativa.
mientos que constituyen “verdad”, una especie

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El poder, comprendido como una forma de relación plendor.


de carácter negativo, es colocado en medio de una
dualidad cuyo polo opuesto es lo positivo. El poder, Pero el espacio no es sólo físico. El estudiante pue-
al estar irradiado en los intersticios de las relacio- de tener el deseo de conocer ese amplio espacio
nes, es necesario e inmanente a los seres humanos. denominado realidad social, pero la
La economía de ese poder es la que está en discu- institucionalidad no lo permite. La realidad social
sión, puesto que circula dinámicamente en los diálo- se torna amenazante para un joven de estrato
gos del adulto y se transmite de manera dramática socio-económico alto en Colombia, dado que tie-
al estudiante. De esta forma, “El poder hace mucho ne ciertas limitaciones para movilizarse en su te-
más que imponerse al sujeto y modular sus conduc- rritorio, existen espacios restringidos para él, por
tas, el poder constituye literalmente al sujeto” ser potencialmente peligrosos para su seguridad.
(Ibáñez, 1982, p. 84). Así, la pobreza se convierte en una realidad que
no puede mirar de frente en tanto que no es su
destino. La concepción de país se torna borrosa,
pues parece haber en la educación formal una
La institucionalización de los espacios disposición para acceder a la acumulación de co-
nocimiento, afianzar los intereses de clase y pre-
El espacio cerrado parece favorecer el ejercicio de
servar el estilo de vida.
poder de modo directo. Este poder se reproduce o
se “lleva puesto” por el estudiante a múltiples es- Los anteriores tres procesos no son intencionales
pacios. El encierro crea condiciones de control por necesariamente; se puede pertenecer a una clase
parte del maestro, por lo que su ojo se encuentra sin que se tenga conciencia de ello. Sin embargo,
en contacto con el estudiante para controlarlo y el concepto de clase parece no ayudar a la com-
evaluarlo. Un cuerpo domesticado es una garantía prensión de relaciones de orden interpersonal.
de control, al igual que no poderse mover a placer Martín Baró (1988), citando a Dos Santos, 1974)
en el aula. El trabajo de aula va en contravía al da cuenta de esa limitación del concepto de cla-
movimiento espontáneo del niño y del joven, pre- se, pero a la vez lo reconoce como procesos que
parándolo a la cotidianidad no sólo en el aula, sino se presentan en microespacios, así:
en la vida. En este sentido, los estudiantes, en pa-
labras de Cajiao (1994): …las relaciones sociales no denotan sim-
plemente la existencia de clases, sino
…están en un solo espacio, pero en la que expresan la forma concreta que la
medida en que la escuela se expande y dialéctica de clases presenta en cada
los grados se definen, la escuela va sociedad (los diversos modos y formas
segmentando el espacio en aulas inde- de producción que ofrece cada forma-
pendientes y secuenciadas, pero ade- ción social concreta) y aún las diversas
más dentro de ellas el espacio se orga- vicisitudes y coyunturas de los proce-
niza de tal modo que pueda cumplir di- sos sociales. De ahí que no baste con
versas funciones de vigilancia y clasifi- referirse a las clases sociales, sino que
cación de los alumnos (p. 98). sea necesario ver las formas concretas
a nivel situacional y aun coyuntural para
El salón da seguridad a quien vigila en tanto que entender su impacto estructurador en
le permite controlar visualmente a los dirigidos. el psiquismo humano (p. 98).
Por lo general, el recreo es un espacio que genera
incertidumbre en el agente educador, puesto que el Por ende, para este caso, la visión económica debi-
control se pierde, las relaciones se hacen espontá- lita la conciencia social de identidad nacional en
neas y la dinámica de la vida está en todo su es- aras del interés reducido de la racionalidad de la

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propiedad privada. No sólo los prisioneros son tratados como


niños, sino que los niños son tratados
De acuerdo con lo anterior, el territorio nacional como prisioneros. Los niños sufren una
empieza a ser comprendido como un escenario infantilización que no es la suya. En este
de enriquecimiento económico familiar, y el ex- sentido, es cierto que las escuelas son un
terior se convierte en un espacio significativo de poco prisiones, y las fábricas mucho más
libertad y desarrollo del proyecto de vida, incluso (Foucault, 1984, p. 12).
como medio de esparcimiento, mientras que el
país se convierte, en parte, con la mirada com- La narración del docente se presenta en función de
placiente del plantel educativo, en un obstáculo la territorialidad en el aula, pues “posee” literal-
en tanto que el joven tiene limitaciones serias mente el salón de clases; a su vez, es una especie
para desarrollar su cotidianidad, para establecer de inquilino de las instalaciones y del aparato sim-
pertenencia. En una de las visitas que realizamos bólico que reina en la organización educativa. Es
a los colegios involucrados en la investigación, así como al abandonar éste el aula, los jóvenes,
una estudiante fue solicitada por sus padres dado por lo general, se desbordan asumiendo su “pro-
que se iban de paseo a Nueva York un fin de sema- piedad”, legitimando su pertenencia en contraste
na; así, como se ha visto, los espacios internacio- con la norma adulta. La posesión del salón es un
nales comienzan a ser más significativos, puesto juego de poder que generalmente está a favor del
que en el exterior los jóvenes y sus familias pue- docente, él señala quién debe ponerse de pie, quién
puede hablar, quién razona bien y quién no. El ruido
den sentir más seguridad que en el territorio na-
que se produce en ausencia del docente confirma
cional.
que los espacios tienen dueño y que sus preceptos
Cuando las estudiantes en uno de los colegios se- deben cumplirse.
ñalaban la necesidad de salir del aula, de buscar
De otra parte, el joven no busca la asepsia, busca
espacios amplios para poder trabajar con noso-
la espontaneidad, el fluir de la vida, en el palpi-
tros las comprendimos a partir de una economía
tante discurrir del ahora, del acontecimiento re-
de los espacios que deja ver claramente la postu-
ciente. Tal vez los jóvenes hagan eco a las pala-
ra frente al “encierro”. El aula es un lugar con
bras de Whitman (1970), quien cantó a su tierra
dueño y en el que hay que estar por largos perío-
de manera intensa:
dos; es el lugar en el que se pierde la posibilidad
del diálogo sobre los hechos cotidianos y el diálo- Nunca ha habido otro comienzo que
go espontáneo de los pares. El aula tiene una re- este de ahora,
glamentación prefijada que inhibe la posibilidad ni más juventud que ésta
de conversar; el campo abierto invita a la lúdica, ni más vejez que ésta;
a la disposición libre de los cuerpos, que en el y nunca habrá más perfección que la
aula están constreñidos a cierto tipo de movimien- que tenemos
tos que supuestamente favorecen el aprendizaje. ni más cielo ni más infierno
El conocimiento parece conseguirse en condicio- que éste de ahora (p. 28).
nes de asepsia, de un ritual del orden, del silen-
cio, de la disciplina, lo que desconoce la dinámi- El “campo abierto” es una metáfora de libertad
ca de la vida, de la sociedad, de las relaciones y para el joven; no es que desprecie las reglas por
del niño y del joven que están en función de crear, sí mismas, el problema es que llegan a él o a ella
de conversar, de preguntar, de construir aun atra- impuestas directa o sutilmente y así no tiene la
vesados por dispositivos ideológicos. Lo anterior oportunidad de ser partícipe en su construcción
parece coincidir con lo expresado por Deleuze en y, por ende, en su compromiso con ellas. Quizás
una conversación con Michel Foucault, al afirmar en el campo abierto el joven pueda desplegar sus
que: relatos con más propiedad, en tanto que, por lo
menos, ya es “copropietario” del espacio que en

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el aula pertenece exclusivamente al docente y a la como inferior. Como afirma Dussel (1987). “El maes-
organización educativa. tro dominador tiene como fundamento de su ethos
una profunda desconfianza de su discípulo. Por ello
Allí, el joven ejerce su poder en términos de satu- no logra inventar las mediaciones educativas en la
rar el ambiente con sus narraciones, de poner a libertad” (p. 93). Esta desconfianza resulta útil a la
prueba sus estrategias, de mover su cuerpo a pla- economía institucional, pues remite al control, a
cer, de acercarse a su par sin la restricción del aula; mantener todo en orden, pone a la institución en el
en fin, en hacer de la vida una celebración. El mis- centro de la educación, pero genera distancias a
mo autor expresó en sus versos algo parecido: veces irreconciliables con el estudiante.

 Vago… e invito a vagar mi alma. Los relatos de la mente adulta se imponen de tal
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra forma que el joven renuncia a su construcción de
sujeto social para “asegurarse” con el relato del
para ver como crece la hierba del estío. adulto. El conocimiento es un trofeo cuyo posee-
Mi lengua y cada molécula de mi dor, el docente, tiene las pistas del mismo.
sangre nacieron aquí,
Además, la institución, como norma que atravie-
de padres hijos de esta tierra y de sa y atrapa al sujeto, complementa el poder de la
estos vientos también (p. 25). mente adulta en términos de validar unos crite-
rios de verdad que “emanan” de ese sistema
relacional que es la organización educativa. La
organización educativa, con un agente mediático
El joven narrado por el adulto como lo es el docente, ha sido creada con la idea
educador y la institución de una verdad incuestionable que le da su identi-
dad; si esa verdad no está, la organización parece
El que narra tiene poder, mientras que, de mane- naufragar en la duda que se considera como una
ra permanente, el joven es narrado en los esce- debilidad que ha de ser contrastada por unas cla-
narios educativo-formales; esta narración es por ridades que la validan en un mundo en donde el
lo general anclada en el déficit; es decir, se habla éxito corona las realizaciones institucionales. La
de él como carente de conocimiento. El joven no reflexión se torna amenazante, pues conduce a
parece formarse en la idea de confiar en lo que la duda, al disenso, a la polémica, a la incerti-
construye a través de sus relatos; por el contra- dumbre que cuestiona las verdades mantenidas
rio, variados relatos parecen contener la verdad, con mucho celo. En palabras de Maturana y Dávila
los pertenecientes al docente o a los autores con- (2003): “El futuro no es de los niños, el futuro es
sultados en los libros. Mead (citado por Martín de los adultos que crían a esos niños, conviven
Baró, 1988) señala que hay un mí que se configu- con ellos y los relacionan con su entorno… Es ne-
ra ontogenéticamente y con fuerza en el proceso cesario reflexionar en torno a qué clase de adul-
de socialización; este proceso, en el caso del jo- tos somos”.
ven, es la opinión exclusiva del adulto sobre el
Hay en esta expresión un cuestionamiento a los
joven, literalmente éste resulta siendo lo que el
interventores, a aquellos que atienden al joven,
adulto dice de él. Los relatos contienen historias
pues el acento permanece en ellos; es decir, se le
interpretadas por quien habla; así el docente tie- responsabiliza de su futuro cuando el adulto tie-
ne un arsenal de dispositivos que confirman sus ne una cuota mayor en la construcción de ese
relatos de “verdad”. futuro. Ellos son los que “enseñan”, los que apo-
yan, los que evalúan; es decir, están situados al
El estudiante es leído desde la idea de que hay lado de la “verdad”. En estas condiciones, el agen-
algo por perfeccionar en él, su condición aparece te que educa debe ser repensado. Poner el futuro

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en el estudiante es también desconocerlo en el pre- nen 10.0 de una; a las regulares les re-
sente, invalidar sus ejecutorias, su potencial ac- visan y les revisan las previas, a ver
tual, para ponerlo en un futuro que no es todavía. cuántos errores cometieron para ba-
El agente educador, por fortuna, no transmite el jarle (p. 43).
conocimiento mecánicamente: lo interpreta, lo
media, lo construye en muchos casos, lo cuestiona, Las contradicciones son muchas. Así, apelando al
lo contextualiza, puede generar el dispositivo de pensamiento de Gergen (1996) se puede señalar
aprender a aprender. que “El destinatario del conocimiento recibe, así,
un doble mensaje: por un lado, se le describe des-
Al consultar a un docente de uno de los colegios apasionadamente lo que aparentemente son las
femeninos con los cuales trabajamos, nos decía cosas y, por otro, sutilmente se le prescribe lo
que las estudiantes eran “inmaduras” poco des- que es deseable” (p. 41).
pués, al consultarle a una estudiante sobre como
se veían ellas, nos decía que eran “inmaduras”;
así, la lectura del docente es asumida por los es-
tudiantes sin mayor mediación. La narración del
estudiante queda seducida por el relato adulto El papel del educador en los
que se valida por el poder institucional. conflictos del aula

La norma institucional se afianza también y se La investigación mencionada al comienzo ha mos-


valida como algo irrefutable. Kant (1961) mani- trado que en general los conflictos de la
fiesta, en su Crítica de la razón práctica, que la cotidianidad son amenazantes, de allí que los ac-
sociedad o el Estado tienen deberes imperfectos tores del conflicto (estudiantes y docentes) no
para con el ciudadano, pero a su vez éste tiene parecen autorizados para enfrentar los dilemas
deberes perfectos con el Estado. Esto, puesto a del aula que no reproducen directamente lo aca-
circular en la relación entre el discente y la insti- démico, o sea, los contenidos de la clase. De este
tución educativa señala que esta última se puede modo, los conflictos se consideran interrupciones,
dar el lujo de equivocarse, sin que esto la afecte disturbios, actos de indisciplina, cosas fútiles que
de manera sensible; sin embargo, la equivocación desvían la atención de lo verdaderamente impor-
del joven le acarrea consecuencias en muchos tante; o lo que quiere decir, el contenido de la
casos funestas. Jóvenes “indisciplinados” son ex- clase.
pulsados de los centros educativos saliendo a
multiplicar la estigmatización que la institución El protagonismo de los conflictos queda, en mu-
no asume poniendo en circulación dificultades que chos casos, en manos de un agente externo a la
solo se postergan al interior de la sociedad, pero clase: el (la) coordinador(a) de disciplina. Esto
naturaliza la idea de que los estudiantes no pue-
no se enfrentan.
den resolver sus dificultades y que el profesor no
El proceso de evaluación deja ver cómo los rela- está para resolver estos conflictos. De este modo,
tos del adulto se imponen al estudiante de mane- la rutina de la cátedra y los conflictos interper-
sonales, los pequeños malos entendidos, las dife-
ra intensa, dando a entender lo inamovible de las
rencias de opinión, los improperios, las discrepan-
condiciones académicas de los estudiantes, pues
cias, la competencia y todas esas confrontacio-
ellos terminan siendo irremediablemente “malos”
nes que alimentan el cotidiano de los(as) estu-
o “buenos”. Lozano y Cajiao (1995) nos brindan,
diantes (que para los estudiantes es algo signifi-
al respecto, el relato de una niña:
cativo) son leídos por la institucionalidad como
procesos al margen del proceso educativo formal.
La injusticia en las notas es casi siem-
Entonces, ¿cómo puede un joven reconocer sus po-
pre la misma: a las mejores alumnas
sibilidades mediadoras si no tiene el espacio para
casi no les revisan las previas y les po-

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hacerlo?, ¿cómo resolver diferencias con el otro si al derecho democrático (p. 6).
su propio docente, quien es su ejemplo, no lo pue-
de hacer?, ¿cómo es que las diferencias en el aula Así, un coordinador de disciplina al pretender re-
se tornan amenazantes cuando son parte de la vida?, solver un conflicto estaría atado a pensar en la
¿qué tipo de educación es ésta que pone las solu- reacción de los padres de familia, de los directi-
ciones de un conflicto en manos de agentes que no vos y a considerar la equidad que debe tener para
lo viven directamente y de paso desaprovecha la evitar sancionar o absolver injustamente a un es-
oportunidad de utilizarlo como ejercicio de vida? tudiante. La institución tiene un peso decisivo al
momento de resolver o enfrentar dificultades.
Un docente tiene el compromiso de ejercer una la-
bor mediática entre las demandas de los padres de Desde la lógica institucional es menester neutra-
familia y la organización educativa. Debe garanti- lizar el conflicto “atenuando” sus repercusiones.
zar la permanencia de los jóvenes en el colegio en Hay por lo menos dos alternativas. Por un lado, se
tanto que su continuidad permite el aumento de los espera por parte de los padres que ese recinto del
ingresos económicos del plantel educativo, y debe conocimiento resuelva de forma ideal los conflic-
cumplir con el desarrollo de los programas acadé- tos, “para eso pagan” un servicio. La educación
micos a su cargo. El papel del docente parece estar privada conlleva un contrato de orden económico
atado a la protección, a la incontaminación social que de alguna forma minimiza la responsabilidad
del joven; en otros términos, al control y a la vigi- paterna, pero que también libera a la organiza-
lancia. ción educativa. Deslindar responsabilidades no
conduce necesariamente a enfrentar los dilemas
El representante de la institución tiene el poder para humanos “en conjunto”, sino a silenciarlos. De
generar decisiones “acertadas”, lo que también otro lado, está la formación que los dispositivos
justifica su cargo; sería muy discutible el papel de pedagógicos aconsejan; es decir, involucrar al jo-
un coordinador de disciplina que no resuelve casos ven en la solución de sus dificultades sin desco-
coherentes con lo que se espera de él. nocer el contexto en donde se presentan. Se afian-
za así la idea de que los escenarios educativos
No obstante, la reflexión no queda allí, pues hay son lugares asépticos.
una situación paradójica en la organización edu-
cativa que lleva a un coordinador de disciplina a La cotidianidad se torna insignificante, el estu-
actuar casi ignorando a los protagonistas del con- diante pierde competencia para protagonizar su
flicto. En términos de Batallan, (2003): vida y el docente queda relegado a desempeñar
un papel que no responde al sujeto que habita en
La dignidad del cargo, su investidura y el estudiante. La cotidianidad ignorada es muy
los avíos que simbolizaban tradicional- significativa en tanto que es la fuente de
mente a la autoridad en la escuela han interrogantes, diálogos, concepciones, formación
perdido su condición naturalizada, pro- de identidad y relación con los pares. Reconocer
duciéndose un “conflicto de lenguas”, esa cotidianidad en la escuela posibilita que:
al decir de Geertz (1987), de incierto
desenlace. En el marco de la globaliza- El niño debe conocer la hidrografía en
ción neoliberal, este conflicto toma la el arroyuelo de su pueblo; la historia en
forma no de un choque de culturas (tal la vida de su padre y su abuelo; la len-
como éste se ha entendido clásicamen- gua en su lenguaje infantil. La juven-
te), sino de una incongruencia de códi- tud debe descubrir desde su realidad
gos y valores entre las condiciones local, económica, política, la realidad del
sociolaborales que permiten realizar la “li- mundo (Dussel, 1987, p. 103).
bertad” del mercado y las condiciones de
igualdad y libertad ciudadanas, inherentes La educación escolar no reconoce en toda su di-

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mensión que el acto educativo no se circunscribe a Para abordar la resignificación, es necesario darle
lo formal académico, sino que comprende la vida un contexto que ayude a comprender el carácter de
del joven en cualquier instante y que los conflictos lo que aquí se sustenta. En los procesos sociales
son una valiosa oportunidad para convivir, para hay una promesa implícita construida por el inde-
encarar situaciones en las que aflora la diferencia, clinable ideal del hombre de transformar lo que
en las que urge conversar con el otro, intervenir “toca”; así cada declaración, cada solución, cada
colectivamente para aclarar al menos el conflicto, avance, en fin, cada acción humana tiene implícito
si no se puede resolver. El conflicto debe ser con- un contradictor que aparece de manera irremedia-
versado, pues como dice Echeverría (1996, p. 228): ble.
“Cuando juzgamos que no podemos sostener una
determinada conversación con alguien, aún pode- Los relatos y las acciones que realizamos contienen
mos tener una conversación acerca del hecho de promesas, sentidos u orientaciones; perseveramos
que consideramos que no podemos tener esa con- en ciertas formas de interpretar la realidad y les
versación”. Relata una de las pares investigado- damos el mote de otras. Pero las acciones e inter-
ras, de acuerdo con la idea de Echeverría, que en pretaciones son efímeras, así porfiemos en
una sesión con las estudiantes dos de ellas estaban eternizarlas. La institucionalización tiende a per-
petuar miradas, estilos de acción, a “bendecir” cier-
discutiendo. Ella suscitó una conversación entre
tos saberes. Por el contrario, y en palabras de Dussel
todas las integrantes del grupo respecto al conflic-
(1987), es preciso pensar y actuar, sobre todo en el
to de las dos estudiantes. Al final, alguien del grupo
maestro, de otra forma:
expresó que era la primera vez que ellas podían con-
versar sobre sus problemas interpersonales en el
El maestro, en cambio, debe escuchar la
aula, pues por lo general eran remitidas a la coordi-
voz de la juventud, “dejarla ser”, darle
nación de disciplina.
tiempo, impulsarla a la acción construc-
tiva. Hacerla amar, trabajar intensamen-
Dialogando con un estudiante de bachillerato en Cali,
te, agotar la sobreabun-dancia generosa
planteaba su malestar con los docentes que no apli-
de su energía en el servicio al pobre, eso
can en su vida lo que enseñan. Añadía algo muy
es lo que ella quiere, pero el maestro do-
interesante y es que los docentes en el aula tienden
minador se lo impide (p. 53).
a extinguir el conflicto sin desarrollarlo; es decir,
se evade el conflicto. Al hablar de las organizaciones, Schvarstein (1992,
p. 26) aclara que lo institucional se opone al cam-
Los conflictos propios del ejercicio del poder se
bio, de esta forma “…las instituciones son aque-
evaden porque, entre otras razones, se corre el
llos cuerpos normativos jurídico-culturales com-
riesgo de tener que cederlo; entonces, se impone
puestos de ideas, valores creencias, leyes que de-
la institucionalidad y se niega el conflicto para
terminan las normas de intercambio social”. Es-
evitar lo que conlleva desarrollarlo, posiblemen-
tos cuerpos normativos tienden a permanecer y
te para evitar que el estudiante pueda abordarlos
el autor caracteriza “…lo instituido como aquello
y desde ahí se empodere. Una forma común de
enfrentar los conflictos es evitar el diálogo abier- que está establecido, el conjunto de normas y
to y utilizar en su reemplazo la estrategia de afian- valores dominantes así como el sistema de roles
zar la norma institucional; son los dispositivos que constituye el sostén de todo orden social”.
prefijados los mecanismos disciplinarios, los lími-
No obstante, las organizaciones humanas tienen
tes docente-estudiante los que se imponen.
un condimento que las hace mudables, de tal ma-
nera que lo instituido parece engendrar su propio
Resignificación de los relatos cambio. Así, el mismo autor postula que “…para
en la educación entender la dinámica del cambio social, es nece-

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sario reconocer la presencia de una fuerza De igual forma, dar cuenta de la realidad actual en
instituyente, constituida como protesta y como el aula y su contexto social, recogiendo los fenó-
negación de lo instituido” (p. 27). menos que les han dado vida, es recuperar la me-
moria del hecho educativo; esto permite la com-
La escuela ha de resignificarse desde el aula mis- prensión del aquí y el ahora de la educación. Lo
ma; pero también desde su contexto hacer exclu- contextual, como estrategia que evita el aislamien-
siva una de estas dos alternativas genera visiones to de las partes, va conjugado con la complejidad,
sesgadas. Hace algunos años en Colombia se en- la globalidad y lo multidimensional de la realidad
sayó la educación como tecnología haciendo én- social. En palabras de Morin (2000):
fasis en el aula como escenario privilegiado de
aprendizaje y a los métodos como protagonistas, El conocimiento pertinente debe enfren-
y relegando como actor pasivo al estudiante. Esta tar la complejidad… hay complejidad
forma instituida comenzó a superarse con el ac- cuando son inseparables los elementos
ceso al constructivismo en el que, al contrario de diferentes que constituyen un todo (como
la tecnología educativa, la realidad se construye, el económico, el político, el sociológico,
no se inventa o descubre. Las organizaciones en el afectivo, el mitológico) y que existe
determinadas coyunturas asumen paradigmas un tejido interdependiente, interactivo
instituyentes con principios transformadores que e inter-retroactivo entre el objeto de
luchan por imponerse. conocimiento y su contexto, las partes y
el todo, el todo y las partes, las partes
Privilegiar el contexto es una alternativa que per- entre ellas. Por esto, la complejidad es
mite tener una noción general, pero que no da la unión entre la unidad y la multiplicidad
cuenta de los pormenores del aula. Ejemplificando (p. 40).
en términos metafóricos, se trataría de unir la
mirada que tenemos de un bosque al observarlo En otro sentido, trabajar o reconocer el contexto
desde el aire con la de caminar a través de él. implica que el estudiante sea consciente de la
forma como accede al conocimiento, que existen
No obstante, el contexto es tan importante que diferentes accesos a la realidad y que esas mira-
el autor de este documento, al explorar prefe- das dan cuenta del tipo de ser humano que es y
rencias vocacionales en estudiantes que estaban del papel que como tal juega, ahí vemos un suje-
terminando el bachillerato a comienzos de la dé- to en construcción. Resignificar implica ver, por
cada de los 80, halló que los alumnos querían se- parte del sujeto, las cosas de otro modo; y cuan-
guir carreras cortas, fáciles de cursar y lucrati- do esto sucede, estamos mejor preparados para
vas. En ese entonces mis reflexiones quedaron actuar potencializando nuestros recursos.
ancladas en el ámbito inmediato de aquellos jó-
venes (mirada individual) y, en cierta forma, asu- Por ejemplo, el poder visto desde otra óptica no
mí aisladamente su realidad; años después com- está instalado como relato en una de las partes de
prendí que en los ochentas Colombia estaba de- la relación docente-estudiante, sino que está dise-
sarrollando, con vigor soterrado, la racionalidad minado en la relación, esto genera la promesa de
del narcotráfico que ofrecía a los jóvenes un mun- narraciones compartidas y recíprocas que se insta-
do con un “máximo” de comodidades por un “mí- lan en discursos en los que se visibiliza más al estu-
nimo” de esfuerzos y que los jóvenes estaban co- diante. Ibáñez (1982, p. 83) expresa que:
nectados, de alguna forma, con lo que estaba su-
cediendo en el país. De esta manera, los macro- En efecto, frente a la creencia de que
procesos amplios, subrepticios, complejos, imper- el poder radica en un lugar preciso, en
sonales, no deben descartarse en tanto que ayudan un nicho situado en las alturas y desde
a comprender e integrar los fenómenos sociales. donde se puede desplegar, irradiar, des-

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lizarse y aplicarse al sujeto para obligar- creativo tiende a leerse de esa forma y quizá leerá
le a cumplir sus deseos, es decir, frente a otros en sentido potencializador. Es sorprendente
a la creencia de que el poder radica en lo que, por ejemplo, una acción paradójica puede
los dioses y sus castigos, en el rey y sus hacer a favor de un estudiante tildado de indisci-
armas, o en el Estado y su policía, se ha plinado cuando es nombrado por su docente como
ido formando paulatinamente la idea de representante del curso, con la responsabilidad de
que el poder convive permanentemente generar relaciones de cooperación y mejoramiento
con nosotros, en nosotros y de que su académico. Esa acción conlleva un relato de reco-
lugar es, precisamente, aquel en el cual nocimiento, de confianza en el potencial del joven.
estamos (p. 83).
¿Por qué es necesario que el relato del joven se
De esta forma, se hace necesario contrastar en el destaque?, ¿cómo hacer del aula un espacio para
espacio de la escuela los relatos que se han construir narraciones en las que el estudiante
eternizado y que privilegian el relato institucional invente mundos posibles?, ¿cómo establecer en la
a ultranza. Reinventar una historia da nuevas lu- práctica del aula que el joven se sienta protago-
ces para encarar situaciones engorrosas. El pasa- nista de sus procesos?, ¿qué tipo de poder es el
do se puede modificar desde el presente según el que debe tener el estudiante?
momento y las circunstancias presentes; el pasa-
do es literalmente una interpretación, nunca vol- Seguramente no es un poder de verdad absoluta,
vemos a él, al igual que como narraba Heráclito sino un conocimiento que cambia, que requiere
nunca vemos el mismo río al mirarlo dos veces. El ser establecido cotidianamente —según la circuns-
pasado no tiene por qué regresar a nosotros de la tancia—, que no se petrifica, sino que se entien-
misma manera, podemos relatarlo de distinta for- de relativo, que es socialmente válido, es decir
ma. Así, el relato se constituye en un poderoso que tiene una utilidad compartida y no particu-
medio de cambio, de formación de sentidos. lar; un conocimiento que se siente finito, extin-
guible, que es construido con la participación de
Un joven que accede a la condición de sujeto da todos los sujetos involucrados. La bella metáfora
cuenta de la posibilidad de construir nuevas rea- de la película La guerra del fuego es justamente
lidades a través del lenguaje. Podría decirse con esa luz, hecha con mucha dificultad, que da calor
González (2002) que: a un grupo de seres humanos primigenios y que
resplandece como la adquisición desde un esfuer-
El sujeto expresa una alta movilidad zo colectivo y útil para todos.
psicológica comprometida con la pro-
ducción de sentido en campos diferen- Otra alternativa de resignificación puede inferirse
tes y simultáneos de sus prácticas so- de Antonio Beristain, abogado y sacerdote espa-
ciales que, en ocasiones, le llevan a ñol, cuando convocaba a los participantes de un
coexistir de forma simultánea con ro- seminario realizado en Bogotá, hace algunos años,
les diferentes que demandan de él/ella a generar símbolos que consolidaran la identidad
profundos cambios en procesos de entre varios grupos. La elaboración de símbolos
subjetivación (p. 221). es una estrategia conducente a un sentido de cons-
trucción mutua. El aula debería estar saturada de
La idea de sujeto da cuenta entonces de una per- acciones a través de las cuales el estudiante ge-
sona situada, que toma sus decisiones, que nere conversaciones que a su vez nutran acciones
problematiza la realidad, que es consciente de la propias, búsquedas que le den la confianza en sus
necesidad del otro para alcanzar sus metas; ese propias realizaciones. El poder del docente no debe
sería el sujeto deseable en el aula. estar en imponer discursos, sino en facilitar la cons-
trucción de relatos por parte del estudiante; si es
Un estudiante que es narrado por su docente como aquel que nutre de insumos el aula para que otros

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trabajen con ellos, el docente presencia el nacimien- gia del diálogo aparece, de tal suerte que “Cuando
to de variados conocimientos, mueve situaciones, no sabemos qué hacer, siempre podemos recurrir a
propicia condiciones, pero deja la iniciativa al es- la acción de explorar nuevas acciones, junto a otras
tudiante; éste debe saber que la responsabilidad personas o solos” (Echeverría, 1996, p. 227).
está en él, pero que cuenta con alguien que está
siempre “ahí”. En ese sentido, podríamos enten- A su vez, el docente y la organización educativa
der la anotación de Dussel (1987), cuando dice que: con todos sus estamentos debe reconocer el en-
torno social amplio en que se mueve, ya que la
El auténtico maestro primero escuchará sociedad configura tendencias que a la postre se
la palabra objetante, provocante, van instalando de manera significativa en los pro-
interpelante, aun insolente del que cesos educativos. Los cambios en la normatividad
quiere ser otro. Sólo el que escucha en educativa, la constitución nacional y su aplica-
la paciencia, en el amor de justicia, es ción, las políticas sobre juventud y las figuras que
la esperanza del otro como liberado, en los medios de comunicación destacan como fuen-
la fe de su palabra (p. 50). tes de emulación son, entre otros, hechos nota-
bles en la formación de los jóvenes, pero no es
Las preguntas problémicas son unas forma de claro su impacto.
mover el pensamiento y no de encontrar respues-
tas fáciles que puedan interferir con la construc- El poder circula por todo el tejido social e indica
ción de conocimiento; tienen ese sello al no bus- que el estudiante no sólo está sometido al siste-
car respuestas o soluciones inmediatas. Cuando ma educativo, sino que sus acciones generan mo-
preguntamos al estudiante, sin ánimo evaluador, vimientos de transformación a veces impercepti-
él hace sus búsquedas a través de nosotros, se bles. Lo mismo se puede decir del papel del edu-
expone, da pie a la incertidumbre, comparte sin cador, dado que las acciones que genera estable-
sufrir la imposición del discurso adulto. Conver- cen cambios que ayudan a solucionar la paradoja
sación y acción son procesos que no deben de una democracia por construir en el marco de
dicotomizarse a riesgo de generar salidas artifi- la escuela y de una sociedad que le demanda re-
ciales a los conflictos. El triángulo conversación- producir un conocimiento que avale el estatus quo.
significación-acción es un poderoso instrumento Pero, además, conversar, ser recurrentes en los
para transformar la realidad. Así: relatos, mencionar, denunciar, discutir, aclarar son
estrategias que permiten resignificar los fenóme-
Nos relacionamos con los demás cuan- nos. Foucault (1984) expresa la necesidad de:
do coordinamos acciones con ellos,
cuando juzgamos que tenemos un es- …designar los lares, los núcleos, denun-
pacio abierto y continuo para coordi- ciarlos, hablar de ellos públicamente,
nar acciones con alguien. El lenguaje es una lucha, no es porque nadie tuvie-
nos permite coordinar acciones con ra aún conciencia de ello, sino porque
otros para coordinar acciones con ellos. tomar la palabra sobre este tema, for-
Para tal efecto, hacemos peticiones, zar la red de la información institu-
ofertas, promesas, declaraciones y afir- cional, nombrar, decir quién ha hecho
maciones y, a través de estos diferen- qué, designar el banco, es una primera
tes actos lingüísticos, participamos con inversión del poder, es un primer paso
otros en múltiples juegos de lenguaje. para otras luchas contra el poder (p.16).
(Echeverría, 1996, p. 239).
El juego es una alternativa de acción que puede
La conversación es una herramienta muy poderosa apoyar procesos de resignificación, en tanto que
de resignificación, al punto que cuando parece que a través de él los jóvenes generan sus propias
las puertas están cerradas en una relación, la ma- normas, lo que les permite aceptarlas, e incluso

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....................Óscar Enrique Cañón Ortiz....................

reinventarlas, pero también comprender el valor de Foucault, M. (1991). Saber y verdad. Madrid: Las
normas ya establecidas. El juego en el joven, como Ediciones de La Piqueta.
en el niño, no sólo es una estrategia, es un estilo
de vida, una forma de relacionarse, una forma de Fromm, E. (1985) El arte de amar. México: Fondo
estar en el aquí y el ahora, una forma de construir de Cultura Económica.
futuro. El juego no tiene buen cartel en la escuela,
parece contradictorio con el estudio, parece dema- Gergen, K. (1996) Realidades y relaciones: Aproxi-
siado informal, demasiado espontáneo, muy ligado maciones a la construcción social. Barcelo-
a la incertidumbre, muy distante del orden, de la na: Paidós Ibérica S.A.
disciplina que exige la academia.
Gergen, K. (1995) La psicología social como histo-
El juego permite la elaboración de las reglas de juego ria. En Revista Anthropos.
a los participantes; de esta forma, se sienten pro-
tagonistas del proceso, pero también les permite Giroux, H. (1997) Los profesores como intelec-
enfrentar dilemas hipotéticos; esto los prepara para tuales. Hacia una pedagogía crítica del apren-
enfrentar dificultades reales. El juego tiene la ca- dizaje. Buenos Aires: Paidós.
racterística de parecer caótico, desordenado y po-
siblemente esto no seduzca la mente adulta. Giroux, H. (1986) Poder y conocimiento. Nueva
York: Orbis Press.
En síntesis, las posibilidades de resignificación son
múltiples y están ancladas en el lenguaje, en las González, F. (2002). Sujeto y subjetividad: una
conversaciones, en la mirada distinta del pasado, aproximación histórico cultural. México:
en la acción lúdica y en muchas otras estrategias Thompson.
que requieren para su constitución y expresión
procesos de orden democrático en la educación. Ibáñez, J. (1988) Nuevos avances en la investiga-
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