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3.3.1.1.

Cerebro 
        El cerebro humano es una muy compleja
maquinaria biológica que contiene millones de
neuronas (que son en cierto modo "procesadores"
elementales) y 100.000.000.000.000 (1014) conexiones
entre ellas, con idéntica capacidad en bits. 
        Esto es mucho más que el número de estrellas
que se estima que hay en la Vía Láctea (10 11) y
equivale a unos 20 millones de libros de 500 páginas,
¡ o sea la suma de todos los textos actualmente
contenidos en todas las bibliotecas de la Tierra!. El
cerebro es la computadora de mayor capacidad de
almacenamiento de información del mundo (280
trillones de
Bytes). La unidad
anatómica y funcional del cerebro es la
neurona (célula del sistema nervioso). El
cerebro humano pesa menos de 1 y ½
Kilogramo masa, y contiene unas 10.000
millones de neuronas, cada una de ellas
establece entre 10.000 y 50.000 contactos con
las células vecinas, y pueden recibir hasta
200.000 mensajes. 
   El cerebro corresponde a la porción más
desarrollada del encéfalo. Está dividido en dos
mitades, llamadas hemisferios cerebrales, uno
derecho y otro izquierdo.El encéfalo es la parte
del sistema nervioso central encerrada en la
cavidad craneal. 
Se divide en:

 Cerebro anterior.
 Cerebro medio.
 Cerebro posterior.

        El cerebro posterior o romboencéfalo se encuentra localizado en la parte


inmediatamente superior de la medula espinal y está formado por tres estructuras:
el bulbo, la protuberancia o puente, y el cerebelo. En él se encuentra, también, el
cuarto ventrículo. 
        El cerebro anterior o proencéfalo se divide en diencéfalo y telencéfalo. El
diencéfalo comprende: el tálamo, el hipotálamo, el quiasma óptico, la hipófisis, los
tubérculos mamilares y la cavidad llamada tercer ventrículo.  
        El teléncefalo está formado por los ganglios basales: núcleos caudado y
lenticular que forman el cuerpo estriado, y el cuerpo amigdalino y el claustro; el
rinencéfalo, el hipocampo y el área septal, que forman el sistema límbico; y la
corteza cerebral o neocortex. 
        El ensanchamiento del teléncefalo forma los hemisferios cerebrales que
constan de tres lóbulos: frontal, temporal y occipital. Externamente los hemisferios
tienen múltiples pliegues separados por hendiduras que cuando son profundas se
llaman cisuras. 
        Los dos hemisferios están unidos por el cuerpo calloso, formado por fibras que
cruzan de un hemisferio a otro. 
        La corteza cerebral es una capa de sustancia gris que se extiende sobre la
superficie de los hemisferios. 
        De estas estructuras del encéfalo sólo vamos a estudiar algunas que tienen
importancia más resaltante para comprender las bases fisiológicas de la conducta.  
        En el cerebro se distinguen tres estructuras fundamentales, que son: la corteza
cerebral, formada por una sustancia gris (los somas de las neuronas); la porción o
masa central, constituida por una sustancia blanca o cuerpo calloso (los axones de
las neuronas) y los núcleos debase, formados por agrupaciones o gránulos de
sustancias gris. 
     La corteza cerebral presenta ciertos pliegues y hendiduras. Los pliegues se
denominan circunvoluciones. En ella se producen las más complejas
interconexiones neuronales, que proporcionan al hombre su capacidad intelectual y
emocional. 
        Los hemisferios. El hemisferio derecho y el izquierdo controlan funciones
absolutamente diferentes. Mientras el primero manda sobre facultades como la
capacidad creativa, artística y la orientación espacial; el segundo lo hace sobre
otras, como el cálculo matemático, la comprensión verbal y la memoria. A pesar de
ello, ambos se complementan. 
    Cada hemisferio esta externamente dividido en
cuatro lóbulos estos son: frontal, parietal, occipital
y temporal. En ellos se encuentran áreas motoras y
sensitivas 
específicas. El control del cuerpo por parte de los
hemisferios es cruzado. Es decir, el hemisferio
derecho domina la mitad izquierda del cuerpo, y el
izquierdo, la derecha. 
    La actividad del cerebro consiste en procesar
miles de millones de impulsos eléctricos (impulsos
nerviosos) que viajan a través de las neuronas a una
velocidad que alcanzan los 300 Kilómetros sobre
hora (Km/h), y cuya frecuencia o número de
pulsaciones constituye el elemento variable del
mensaje codificado. Pero el impulso nervioso, no
puede saltar de una neurona a otra. Para salvar la
distancia, la neurona libera un auténtico 'mensajero
químico', llamado neurotransmisor. Se llaman neurotransmisor o neurohumor a
toda sustancia química liberada por cualquier terminación nerviosa que transmite
un impulso de una neurona a otra a un músculo o a una glándula. El lugar donde dos
neuronas se unen (no físicamente) se llama sinapsis. Los impulsos nerviosos pasan
por la sinapsis en una sola dirección, del axón de una neurona a la dendrita de la
otra neurona. 
    Nuestra salud mental depende en gran
medida de lo que le ocurra al neurotransmisor
en el camino. Si es destruido por enzimas
perjudiciales antes de llegar a su destino, o al
llegar al axón vecino no encuentra al
destinatario del mensaje, la comunicación se
corta. También puede suceder que las
neuronas del cerebro, por alguna tara genética
o alguna lesión exterior, no forman suficiente
cantidad de cierto neurotransmisor químico.  
    El cerebro es un órgano de enorme complejidad y los procesos bioquímicos que
intervienen en su funcionamiento son tan precisos y delicados, que diversas
sustancias ingeridas, aspiradas o inyectadas alteran su funcionamiento o lo dañan.  
El cerebro, que se presenta generalmente en forma de un grueso ovoide con la
extremidad posterior más amplia respecto a la anterior, ocupa gran parte del
cráneo, incluida la fosa craneal posterior. El volumen y el peso son variables según
la edad, la forma del cráneo etc., y además se distinguen claramente según el sexo.  
        En el cerebro distinguiremos una porción convexa, en relación con la calota
craneal, y una base que constituye su cara inferior. Una fisura longitudinal bastante
profunda divide parcialmente estas partes en los hemisferios, derecho e izquierdo.
En el seno de esta fisura ínterhemisférica se encuentra una prolongación de la
duramadre, hoz del cerebro, que llega a encontrar en la parte media de los dos
hemisferios una lámina de sustancia blanca que constituye el segmento de unión
entre estos últimos y que se conoce con el nombre de cuerpo calloso. En
correspondencia a esta formación en la cara basal del cerebro se aprecian como
medios de conexión de naturaleza nerviosa entre los dos hemisferios las partes de
sustancia blanca y gris conocidas como formaciones comisurales de la base. Otras
formaciones ínterhemisféricas están representadas por el quiasma de los nervios
ópticos, por las cintillas ópticas, por el tuber cinereum, formados en parte por
sustancia blanca y en parte por sustancia gris.  
        Toda la superficie del cerebro, como todas las otras formaciones contenidas en
el cráneo, presentan una serie de salientes (circunvoluciones) y de surcos más o
menos profundos (fisuras) que le confieren un aspecto muy característico y los
subdividen en lóbulos (frontales, temporales, occipital, etc.) de gran importancia,
especialmente las numerosas alteraciones patológicas que se dan en estas zonas. La
fisura lateral o de Silvio se inicia en la cara inferior de cada hemisferio cerebral,
formando una curvatura muy manifiesta y encontrándose luego también en la cara
lateral de éste en la unión entre el tercio medio con el tercio posterior. En la
profundidad del surco está contenida, además de la arteria cerebral media, rama de
la arteria carótida interna, una formación cortical muy importante denominada
ínsula de Reil o lóbulo de la ínsula. Por la presencia de la cisura de Silvio, la parte
basal de la extremidad anterior del hemisferio cerebral se divide en una parte pre-
Silviana, que contiene el complejo olfatorio (trígono, cintillas, etc.), y en una parte
post-Silviana, situada lateralmente a la silla turca del esfenoides. La cisura de
Rolando o circunvolución de Rolando, llamada también cisura central o
circunvolución central, se inicia en correspondencia a una ramificación (rama
posterior) de la circunvolución de Silvio y va hacia arriba y un poco hacia atrás,
alcanzando frecuentemente, después de un curso flexuoso, el nivel del borde
superointerno de cada hemisferio cerebral, dividiendo claramente el lóbulo frontal
del lóbulo parietal, donde la cisura de Silvio separa la parte inferior del lóbulo
frontal y del lóbulo parietal del temporal. Por último, la circunvolución
parietooccipital o perpendicular lateral se origina del margen superior del
hemisferio, yendo hacia delante y hacia abajo, para terminar cerca del borde lateral
del mismo hemisferio, dividiendo el lóbulo parietal del lóbulo occipital.  
        Cada lóbulo presenta además circunvoluciones menos profundas o surcos que
delimitan otras circunvoluciones, en las cuales están situados centros nerviosos de
importancia considerable y cuya lesión eventual lleva consigo daños específicos en
regiones bien determinadas del organismo. Se aprecia una circunvolución rolándica
o frontal ascendente, una circunvolución postrolándica o postcentral, una
circunvolución parietal inferior, una primera, segunda y tercera circunvoluciones
occipitales, etc...Otras cisuras o surcos se encuentran también en la cara media de
cada hemisferio (cisura calloso-marginal, calcarían, perpendicular media), junto a
los otros lóbulos y circunvoluciones (circunvolución del cuerpo calloso,
circunvolución frontal media, lóbulo temporoccipital), etc. 
        Grandes masas de sustancia gris están contenidas en el espesor del cerebro
(núcleos subcorticales): éstos forman el cuerpo estriado y el tálamo óptico. El
primero está a su vez dividido por fascículo de fibras mielinizadas en dos porciones,
que constituyen el núcleo caudado, en relación con el ventrículo lateral, y el núcleo
lenticular, colocado al exterior del ventrículo mismo. El tálamo óptico se encuentra
en correspondencia del suelo de cada ventrículo lateral, presentando una forma
ovoidal, estando constituido, desde un punto de vista estructural, por cuatro
núcleos principales de células nerviosas destinado a recibir fibras que provienen del
nervio olfatorio; al núcleo externo está en relación con la sensibilidad general, y,
por último, el núcleo interno recibe impresiones de la sensibilidad visual.  
        En la parte de delante y lateralmente al tálamo óptico, siempre en relación con
el suelo de los ventrículos laterales, se encuentra el núcleo caudado, que asume
conexiones con el pedúnculo cerebral, con el tálamo óptico, con el núcleo lenticular
y con la corteza cerebral. El núcleo lenticular, a su vez, se encuentra un poco al
exterior e inferiormente al núcleo caudado, separado de éste y del tálamo óptico
mediante una formación gris situada más externa. Las conexiones son análogas a las
del núcleo caudado. 
En una sección frontal del cerebro, efectuada a nivel de los tubérculos mamilares, la
cápsula interna aparece como una lámina de sustancia blanca, comprendida entre el
núcleo caudado y el núcleo lenticular, a través de la cual pasan fibras nerviosas de
diferente significado morfofuncional: son las fibras óptico-estriadas que unen entre
sí los núcleos talámico-caudado, lenticulares, de cada lado; las fibras que desde la
corteza cerebral (desde la calota craneal o desde el pie de la misma) alcanzan,
modificando sus relaciones con la cápsula interna, los únicos componentes de los
núcleos óptico estriados (fascículos léntico-talámicos, fascículos corticobulbares de
la motilidad ocular, filamentos nerviosos de las radiaciones talámicas posteriores,
en relación con las vías ópticas, filamentos nerviosos en relación con la corteza del
lóbulo temporal y en relación con sensaciones acústicas, etc.).  
        Mediante los estudios e investigaciones experimentales se ha alcanzado un
cierto conocimiento, tanto de los centros como de las vías a través de las cuales el
SNC, se pone en relación con el mundo exterior (esteroceptores, efectores
somáticos) o con los diferentes distritos del organismo (propioceptores,
intraceptores, etc.), habiéndose demostrado de forma clara que todas las zonas de la
corteza tienen una relación de interdependencia entre sí, por lo cual la destrucción
de un centro puede tener repercusiones sobre otro teóricamente independiente.  
        Los biólogos están probando muchas sustancias químicas, tales como
narcóticos y tranquilizantes, para saber como afectan a los sistemas enzimáticos y
otros compuestos químicos del sistema nervioso. Por ejemplo, ¿cómo afectan las
drogas a la química cerebral?. Se ha demostrado científicamente que drogas como la
cocaína obliga al cerebro a liberar de inmediato algunos neurotransmisores, sobre
todo dopamina, la serotonina y la norepinefrina. Este estímulo exagerado es lo que
causa la 'euforia' experimentada por el usuario.  
    Como la droga bloquea el retorno
de los neurotransmisores a las
neuronas para su utilización
posterior, el cerebro es finalmente
forzado al extremo y ansía el estímulo
compensatorio, es decir se produce un
trastorno de la química cerebral. Los
adictos a la cocaína se vuelven
dopamino dependientes y cada vez
necesitan mayores niveles de
dopamina para alcanzar su estado de euforia. No sienten placer con las cosas
normales de la vida como una buena comida, una relación sexual, sino que tienen
que utilizar drogas cada vez más fuertes para lograr los niveles de dopamina que le
produzcan placer. 
    El efecto de la cocaína o crack en el cerebro ha sido comparado con el retiro
excesivo de fondos bancarios más allá de la cantidad disponible, para gastarlos
caprichosamente. El conocimiento de la Química Cerebral es importante para
entender cómo funciona el cerebro y poder explicar ciertas enfermedades mentales
que aparentemente no tienen cura. Actualmente se está estudiando la posibilidad de
tratar con buen éxito algunas enfermedades mentales con sustancias químicas.

Las edades que marcan el desarrollo de nuestro cerebro  


    No existen etapas muy definidas pero, en líneas generales, de esta manera
comienza a formarse, evoluciona y envejece. 
 

Gestación 
Dos semanas: las células cerebrales inician su desarrollo.  
Cuatro semanas: comienza su división. 
Cuarto mes: se desarrollan las neuronas, a un ritmo de 250,000 células por minuto.  
Cuarto y quinto mes: las regiones cerebrales empiezan a intercomunicarse. Desde
ese 
momento hasta los 2 años, se forman los circuitos que rigen el movimiento.

Nacimiento y Progreción 
    Entre los 2 y 4 meses: el sentido de la vista experimenta su evolución más
espectacular. 
Cada neurona se conecta con otras 15,000. 
A los 2 años: comenzamos a adquirir nociones abstractas y se produce nuestra
explosión léxica. Así y hasta los 8 años, incorporamos y asimilamos, como media,
una palabra nueva cada hora. 
Hasta los 6 años: es como un libro abierto que lo absorbe todo. La estimulación
genera un mayor número de conexiones.  
Alrededor de los 7 años: ya somos capaces de ejecutar operaciones concretas.  
Hasta los 23 años: aproximadamente, el cerebro sigue desarrollándose.

Declive 
    A partir de los 40 se empiezan a perder entre 10,000 y 20,000 neuronas diarias,
como media. 
Alrededor de los 80 años: la muerte de las neuronas es compensada por el aumento
de la capacidad de contacto entre las que quedan.

Formaciones – Revestimiento – Liquido Del SNC.


Formaciones: Los ventrículos laterales se encuentran en los hemisferios cerebrales
y van desde el lóbulo frontal hasta el lóbulo occipital. Constituyen cavidades
anfractuosas por los salientes en su interior de protuberancias de la sustancia
cerebral más o menos pronunciadas. Los ventrículos laterales, así como las otras
formaciones cavitarias, están revestidos enteramente por células ependimales que
han conservado los caracteres propios del revestimiento ectodérmico de los
primeros períodos del desarrollo. Cada ventrículo lateral comunica con el
denominado III ventrículo mediante el foramen de Monro, de tal manera que el
líquido cefalorraquídeo contenido en ellos puede recorrer todo el tubo neural. El III
ventrículo, con un aspecto en embudo con su base hacia arriba y comprendido entre
los talámos ópticos, el fórnix y la coroides superior comunica con el IV ventrículo
descrito a nivel del bulbo mediante el acueducto de Silvio. De aquí el líquido
cefalorraquídeo traspasa al canal central del epéndimo, al centro de la médula
espinal, que alcanza hasta el nivel de la II vértebra lumbar.

Los plexos coroideos, la membrana coroidea superior y la membrana coroidea


inferior son estructuralmente pequeñas formaciones vasculares, recubiertas por la
piamadre y situadas en los ventrículos laterales (y, respectivamente, en el III y IV
ventrículo), encargadas, a través de los cuales el suero se extravasa a los espacios
perivasculares. La vía de circulación está constituida por determinadas formaciones
vasculares que se encuentran en la duramadre de la calota craneal, de las cuales
quedan testimonio sobre las paredes óseas internas de algunas huellas digitiformes
capaces de acogerlas (granulaciones de Pacchioni). Desde el punto de vista de su
composición, el líquido cefalorraquídeo difiere del suero sanguíneo sólo por la
distinta proporción de las sustancias en él contenidas.

Liquido Cefalorraquideo: se halla en el espacio subaracnoideo, delimitado por una


hoja parietal, adherida a la duramadre, y una hoja visceral, adherida a la piamadre.
En el conjunto forman la porción intermedia de las meninges encefálicas o
aracnoides. La duramadre representa la meninge externa y forma una membrana de
naturaleza fibrosa, que envuelve el eje encefaloespinal en toda su extensión y
adhiriéndose con su superficie externa más o menos íntimamente, según la edad, a
las paredes internas del cráneo y a lo largo del canal vertebral, estando separada de
las partes óseas mediante un espacio (espacio epidural) ocupado por tejido adiposo o
por plexos venosos intrarraquídeos.

Revestimiento: la duramadre acompaña, revistiéndolo completamente hasta la


altura de los orificios de conjunción, a los nervios espinales. En particular, hacia la
extremidad inferior de la médula espinal, la duramadre se estrecha formando un
fondo ciego, denominado como dural, y termina envolviendo el filum terminal.

La duramadre, a nivel del cráneo, se adhiere a su capa interna mediante segmentos


fibrosos que de ella parten y mediante formaciones vasculares que hacen la
superficie de ésta un tanto irregular. De la cara interna de la duramadre cefálica
salen septos fibrosos que van a constituir la hoz del cerebelo, que se insinúa entre
los dos hemisferios cerebelosos, y la denominada tienda del cerebelo, que separa
este órgano de los lóbulos cerebrales occipitales. La duramadre está constituida por
fascículos de fibras dispuestos de diferentes formas, y, por lo general, según el curso
de la hoja meníngea y de algunas fibras elásticas.

La piamadre, formada por fascículos fibrosos dirigidos longitudinalmente y en


sentido circular, se adhiere íntimamente y sigue con diferentes aspectos todas las
inflexiones de las circunvoluciones de la médula espinal y del cerebro, dando lugar a
algunas formaciones, (plexos coroideos, etc.).

Vascularización del SNC.


    La irrigación arterial cerebral está a cargo de las ramas de la carótida interna y de
las arterias vertebrales; de las carótidas internas provienen las arterias cerebrales
anterior y media, la arteria coroidea anterior y la arteria comunicante posterior; de
las arterias vertebrales provienen las arterias cerebrales posteriores, las cuales,
uniéndose con algunas ramas del sistema anterior, provenientes, forman el
denominado polígono de Willis, situado en la base del cerebro. Este, en su parte
anterior, está formado por las dos arterias cerebrales anteriores, unidas por la
arteria comunicante homónima, y, posteriormente, por las dos arterias cerebrales
posteriores anastomosadas mediante las comunicantes posteriores con la arteria
carótida interna. 
    La arteria cerebral media o arteria Silviana se encarga de la irrigación de la
corteza cerebral correspondiente a la superficie lateral del hemisferio del propio
lado; la arteria cerebral anterior irriga parte de la superficie medial del mismo
hemisferio; así, pues, resulta que el cerebro presenta una abundante red
anastomótica que explica la posibilidad de un mantenimiento funcional. Las venas
acompañan, por lo general, a las subdivisiones de las ramas arteriales. Por lo que
respecta a las vías linfáticas, se debe subrayar que la linfa, que como en otros
segmentos del neuroeje no posee una clara distribución, se distribuye de forma
variable a lo largo de los intersticios de las diferentes zonas encefaloespinales,
vecina a los vasos sanguíneos. 
    A la médula llegan las arterias espinales anteriores, posteriores y laterales, que
provienen todas ellas de las arterias vertebrales, con exclusión de las últimas, que a
nivel del tórax y de la región lumbar y sacra están irrigadas, respectivamente, por
las arterias intercostales, arterias lumbares y arterias sacras.

Los nervios encefálicos, aun


perteneciendo, por su curso, a la
porción periférica del neuroeje,
tienen sus propios núcleos de
origen o de terminación en el SNC:
el nervio olfatorio proviene de la
mucosa nasal y alcanza el bulbo
olfativo del encéfalo; el nervio
óptico, en conexión con la retina,
llega al lóbulo occipital; el nervio
oculomotor común tiene su propio
origen en los núcleos ventrales del
mesencéfalo, y en éste a la altura
del pie del pedúnculo cerebral; el
nervio oculomotor interno posee
los núcleos de origen en la
extremidad caudal del
mesencéfalo; el trigémino (motor y
sensitivo) tiene su origen a la altura del puente (los núcleos motores) y en el ganglio
semilunar de Gasser (los núcleos sensitivos); el nervio abductor u óculo motor
externo tiene también su origen en los núcleos situados, en el puente; el nervio
facial se origina en los núcleos del puente; el acústico (vestibular y coclear) se
origina en el ganglio vestibular y en el ganglio de Corti; el nervio glosofaríngeo
(sensitivo y motor) se origina del ganglio superior, del ganglio petroso y de los
núcleos situados en el bulbo; el vago (motor y sensitivo) se origina del núcleo
ambiguo del bulbo y de los ganglios nodal y yugular; el nervio accesorio tiene su
origen en la sustancia gris de la médula espinal (tramo cervical); el hipogloso tiene
su origen en los núcleos grises situados en la médula oblonga.
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