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EPISTOLARIO

Primera carta de Samuel a Johana


Santiago, 18 de octubre de 1976

Tierna y dulcísima Johanna, locamente estás en mi corazón como si fueses yo,


me arrepiento que seas igual a mí, te escucho, te veo danzando con una alegría que
quisieras compartir, quizás, un día conmigo, yo ya no sé donde te encuentras, porque
huisteis hace mucho de mi lado, pero te atrape no se cómo, que aún entonas las mismas
canciones de antaño, los vestidos te sientan bien, son un hilo dorado alrededor de tu
figura celeste, ese, como cuando te ceñías el turbante de Madagascar en la cintura.
Todavía recuerdo cuando elevamos cometas en el palacio de aquel señor, que te amaba,
pero su amor no te alcanzaba. Era distraído, se detenía a observar las torres de un
castillo en la otra ribera alejada, estaba allí desde las cruzadas. Tú no te rendías a su
amor, porque mi mente te tenía conmigo. En ese entonces te confesaste ante mí con tu
mirada:

Quiero un hombre que me ame, no un príncipe azul, y quizá llegue a tener un


hijo, y quizá mil cosas más ¡quizás!, tengo un secreto, una realidad que yo conozco y
nadie puede entender sino mis iguales, que no son tan anormales, no te equivoques, en
la realidad existe una entidad ajena a mí que mora como fantasía, que es en sumo
misteriosa, maligna, burlesca, mentirosa, embustera y desquiciada, es una identidad
ficticia que parece real, tiene el poder de convertirse en lo que la imaginación sea
capaz de concebir (claro todo es un fraude), es el infierno y el espejismo que son
imaginados, pero se siente tan real que firmaría con sangre la existencia de esta
entidad, este ser se convierte en muchos seres de inframundo, que no sabemos como
aniquilarlos de nuestras mentes, a veces ella está maniatada, atada, silenciada,
enmudecida con suerte un poco; está exigiendo ser liberada y esa entidad imaginaria
es la puerta a la sublime y a la vez terrible ilusión de un mundo sobrenatural
totalmente distorsionado y retorcido lleno de falsedad, a veces parece el paraíso y nos
engaña llenándome con ideas de grandeza, a la vez me tortura y amenaza llenándome
de paranoia, miedo incertidumbre, horror, pánico; ya se han ido de mi vida los ángeles
y demonios que tanto me hicieron sufrir, se han ido los supuestos ángeles que me
traicionaron cuando supuse que alcancé la iluminación y después se burlaron de mi, se
han ido los espíritus graciosos que me hablaban y escuchaba como entre ellos
dialogaban; yo aluciné, con todos los sentidos olí, vi, sentí, escuché, ellos podían
tocarme y manipular mi cuerpo, ellos podían empujarme, maltratarme; vivir con esto
es vivir con algo, que nunca encontraré una respuesta certera que me diga como pude
haber sentido tantas cosas fuera de toda racionalidad, decidida estoy a que mi mente
pierda el control y fascine de manera descomunal, de vez en cuando y no de manera
tan espaciada, si no frecuente; en mis sueños regresa la pesadilla que despierta y en
vigilia viví, y es escalofriante, ah… pero soy sociable, tengo tantas amigas y amigos
reales, la mayoría de ellos no son como yo y ellos jamás sospechan mi secreto, vivo
deteniendo una avalancha de sucesos totalmente disparatados, debo decir ya estoy bien
soy persona productiva, activa y proactiva, debo decir que mi agilidad mental y mis
facultades mentales antes eran sumamente activas, era una persona con una mente muy
alerta, muy ocurrente, muy ágil, muy despierta, con una enorme facilidad de palabra y
gusto por la escritura, todo eso aminoró y mis funcionen mentales se hicieron lentas,
como si le hubiesen puesto un freno a mi actividad mental, por que se pasó de la raya
supongo, creo que los neurotransmisores de mi cerebro perdieron el control y entré a
un mundo inexistente y disparatado a lo bestia, cuando regresé a la realidad regresó la
paz a mi mente, emociones, sentimientos y alma, no fue suficiente mi perdida de la
realidad, si no que mis estados anímicos estaban totalmente disparados de un extremo
al otro, la depresión más galopante, más agonizante casi me conduce al suicidio, y la
euforia más intensa casi me conduce a intentar volar, estaba tan feliz, que tanta
felicidad extrema no parecían soportarla mis emociones, tan intensamente dichosas
(una felicidad ficticia, pero al cabo un estado eufórico), era como estar drogada con
una altísima dosis de éxtasis, y si, saben mis conversaciones con las personas que están
dentro de mi circulo social son coherentes, ellas se lo creen y yo también; y si… en
muchos casos se puede regresar a una vida normal, solo que no olvido lo que me pasó
y cuando pienso en eso, mi duda eterna que pregunta ¿qué fue todo eso?

En aquel momento no comprendía nada, yo mismo estaba turbado con tu ser


dentro mío. No éramos más que amigos, pero yo sin pensarlo te poseía en mi vientre,
me dolía ese amor; hoy ya no. Me he serenado, aunque lamento este secuestro nada
intencional que perdura, pareciera, perpetuamente en mí en un recuerdo enamorado.

SEGUNDA CARTA MÁS UNA NOTA Y UNA MISIVA (EPISTOLARIO)

Segunda carta de Samuel a Johana


Santiago, 18 de octubre de 1976

Hola Cham, hoy te escribo desde ti mismo; siempre supe de tu amor por mí;
pero era imposible porque estábamos tan fundidos el uno con el otro que no habían
diferencias que pusieran la tensión que requieren los amantes. Huí, es cierto, pero
aparecías en cada uno de los hombres que se cruzaban en mi vida, en todos, en todas
partes. También, sentí la angustia de la separación y el abandono; yo no tengo
remordimientos, sino un vacío más hondo que el mar.

He estado rara desde hace ya varios años. Mi humor cambia mucho, a veces,
estoy feliz, inquieta; otras estoy como, paralizada, no hago nada, estoy absorta y
reconcentrada en misma. Río y no se que responder cuando alguien me pregunta el por
qué de mi comportamiento, sólo aflora una sola palabra de mis labios "nada"...
Conforme van pasando los años, me aíslo más de mis amigos... antes traía muchas
amigas y ahora viene un amigo como una vez al mes. Me baño a lo más una vez a la
semana porque me obligan, no me peino, no me maquillo y no me interesa comprar
ropa, siempre uso la misma ropa... Estoy muy reservada, nunca hablo de mis
sentimientos, no respondo a muchas preguntas, solo me ven con mi cara sin expresión,
me cuesta mucho dormir, nunca puedo terminar nada, como clases de gimnasia, cursos
de vacaciones, clases de teatro, nunca finalizo...

Leo mucho, detesto cualquier celebración, en mi cumpleaños, sólo quiero


dinero. Cuando mi familia comparte, yo no quiero estar, pero me obligan y solo me
siento a observar a todos y no hablo. Cuando conozco a alguien nuevo, soy tímida y no
hablo, o cuando saludo a los amigos de mi hermano es igual.

Me tiemblan las manos... y me toco el pelo, cuando hablo pocos entienden pues
parece que mi tono de voz es bajo, casi inaudible. También, a veces, me da por hablar
disparates. Hay muchos al mismo tiempo en mi cabeza expresándose, que desean hacer
sus cosas independientemente de mi voluntad, ciertas veces uno de ellos se impone. A
menudo me siento poderosa, Tengo sueños extraños, difíciles de explicar o que es
mejor no contarlos, prefiero o no quiero salir. Lo que si me encanta es pasear en el
coche con mamá, eso sí que por nada del mundo bajar de él.
Claro que conozco amistades que tienen dificultades similares a las mías; a
alguno de los cuales le he explicado que a veces, “no me siento aquí, o siento que yo no
soy yo, que sólo veo una película, y las personas alrededor, me parecen desconocidas
pero si sé quienes son, o todos los objetos a mi alrededor me parecen ridículos y sin
sentido... también, hay veces, voy por un vaso con agua y cuando regreso, siento que
eso nunca pasó, que nunca fui por el vaso, que sólo apareció, si recuerdo haberlo
hecho pero, no sé... no lo siento... no fue real". Además de voces, escucho conciertos, el
batir del viento,… y si le pregunto a alguien si oye lo mismo que yo, me contestan que
no. Ocurre que escucho los colores,… el médico dice que es sinestesia, veo comida en
la tele y siento su olor, si pronuncian "chocolate" siento su sabor,…

Me creo inteligente y la mayoría del tiempo me siento superior. Últimamente,


me noto más callada, más distanciada, más inerte. Me molesta que me den cariño,
estoy sofocada, y no hablo. Tenía una buena amiga, nos queríamos mucho, nos
visitábamos mutuamente, parecíamos hermanas y el año pasado, me empecé a alejar de
ella, dejé de hablarle y ya no siento lo mismo que antes. Nunca supe que me pasó, sé
que no nos peleamos porque ella me sigue buscando, pero ya no le quiero hablar, no
hay razón, no me lo explico. Ya tengo muchos años y nunca he tenido novio a quien
amar. También me pongo a hacer ruidos, o a gritar... invento palabras y casi siempre
estoy cantando... Tardo mucho en el baño... y no uso calzonetas...

Como puedes ver no he cambiado, besos y cariños, desde ti.

Johanna, amor de mi vida, este sentirte dentro de mí me está haciendo daño,


pues estoy atrapado con tu ser, quiero poder liberarme y volver a verte en carne y hueso,
tal vez se acabe este embrujo. Continuaré mientras pueda enviándote lo que sucede en
mi vida; yo hago llegar mis cartas a ese amigo que teníamos en común, Fabián; yo
confío en que tú las lees. Aun sin respuestas escritas de tu parte, yo sé lo que ocurre en
tu vida, no pienses que el me dice nada de ti, es un perfecto encubridor insobornable, si
no ya sabría como saltarme este molesto intermediario.

Esta extraña sensación de saber de tu vida por asirte involuntariamente en mi


ser, sé que finalmente no es verdad y espero que un día te atrevas a dirigirme una sola,
no más que una carta escrita, para saber que no sólo fueron ilusiones mías el haber
estado tanto tiempo juntos.

Como ves he perdido la esperanza de mirarte directamente a tus ojos y reconocer


el amor que persiste en mí y despejar mi duda de si tu a la distancia y por el fuego de mi
corazón se ha producido un vuelco en tus sentimientos, hacia mí, de amiga a
enamorada.

Ya llevo más de tres años escribiéndote sin ninguna respuesta en una esquela, en
un telegrama, en cualquier medio escrito ni ninguna palabra pronunciada por tu boca.
No quiero que lo tomes como un reproche, como te conozco bien debes tener una razón
valedera.
Dejo mis quejas de enamorado; me he dedicado a mi afición de dibujante
pasando a la etapa de pintor; son dibujos poco desarrollados, ingenuos e infantiles; no
obstante, el colorido, su complejidad y tonalidades son fantásticas; ya te haré llegar uno.
Ese es mi pasatiempo favorito. Ayer dibujé caballitos que parecían de madera, simples a
primera vista, pero nacían de una flor, la flor de la piedra de un zapato, y… todo
enrevesado sutilmente. Cuando me aburro de mis cuadros salgo al patio, le doy de
comer a los canes, observo las nubes, ellas me hablan de los sucesos del mundo porque
vienen desde lejos, altas impregnándose de todo lo que se emite y sucede en la faz de la
tierra. Sólo hay que aprender a descifrarlas. No creas que son predictivas, no, sólo se
puede recoger el pasado. Pero cuanto dice el pasado de lo que ocurrirá en el futuro, o si
no éste para que habría de existir.

No es locura, es sensibilidad, porque el universo entero pudiese estar en un


grano de arena, ¿qué somos cada uno de nosotros para el espacioso universo; menos que
una brizna de hierba? Dirán que son lugares comunes, pero por ello, no menos ciertos.
Lo complicado es desentrañar lo que las nubes anuncian, más que lluvias, figuras,
colores, y formas,…

Por ejemplo, durante las quemas agrícolas, las nubes se tornan pesadas,
apagadas, el ánimo decae como en días abochornados,… si en la tarde se ven rojizas en
el horizonte es porque contienen microscópicas partículas en su seno, los seres vivos
están siendo bombardeados por múltiples desechos lanzados al aire,… no es ningún
misterio ver que su belleza contiene al mundo entero.

Hoy me doy cuenta que lo que yo vislumbré en tu mirada antes de marcharte y


lo que me has dicho desde lo profundo de mi conciencia, son la frustración de un amor
perdido inexorablemente que intenta reconfortarme de un duelo que no cesa y se
agudiza.

La carta que escribiste desde mi conciencia va también con ésta.

Un beso desde el corazón, siempre tuyo, Samuel.


===0===
Nota
Desde el hospital, 20 de octubre de 1976
Samuel querido, el próximo mes te escribiré. Sonrisas y besos, Johanny.
===0===

Misiva
Santiago, 10 de noviembre de 1976
Mi pequeña amada Johanny, al fin vuelvo a sentir alegría, imaginé que todo lo
vivido hasta ahora era una ficción que fraguaba desde, quien sabe, qué honduras de mí.
Lo que he esperado tanto tiempo, ahora que reconozco tu letra y que existes de verdad,
me paraliza y me pone ansiosamente expectante. Se que no tengo nada que perdonar, tu
eres libre, yo sólo puedo creer que estás en mí por una locura de apasionamiento, pero
ello no obliga nada a nadie.
Ya llegará tu carta, mis esperanzas, mientras tanto soñaré con tus gestos. Favor
no me condenes. De quien te ama, Samuel.
===0===

EPISTOLARIO
(Correspondencia entre Johana y Samuel – total 2 cartas)

Primera carta de Johana a Samuel


Desde el hospital, 19 de noviembre de 1976

Mi querido Cham, mi amigo, no te he escrito antes porque había olvidado todo;


estoy en un proceso de recuperación de la memoria. Por ahora, te resumiré algunos
eventos de estos tres últimos años. Ese día que nos vimos por última vez, yo no te dije
adiós; toda la familia tomaríamos unos días de descanso en la playa. Íbamos ingresando
a la autopista principal y luego desperté un mes después en la cama de un hospital sin
recordar nada del pasado, ni siquiera mi propio nombre.

Transcurrido un año en recuperación, alternaba con internados que llegaban y


luego la mayoría partía, así conocí a mucha gente; pero además de la amnesia he tenido
otras secuelas de las que aún no me permiten obtener el alta hasta no sanarme de
algunas de ellas. Cuando un día cualquiera aparece Fabián, que lo internan y el me
saluda por mi nombre y con ello empiezan los recuerdos a aflorar paulatinamente. A él
lo ingresan, lo operan de unos tumores y permanece por mucho tiempo en curación. Nos
hicimos muy cercanos, principalmente por el gusto musical, ambos tocamos el piano, yo
no lo sabía, gracias a que un día el hizo una demostración en un auditorio dentro del
recinto esa parte de mí se activó; así fui descubriendo que el era capaz de tocar dos
piezas, conciertos, sinfonías,… una con cada mano simultáneamente y posteriormente
irlas fundiéndolas en una sola; estuve anonada por días considerándolo inconcebible;
entonces me pidió que a nadie del hospital le revelara ese secreto, porque era probable
que lo perjudicaría más que lo beneficiaría; más tarde comenzamos a ampliar la versión
musical a tres conciertos, yo en un piano una sonata y él en otro, dos, hasta que
“aprendí” a que se fundieran los tres en una sola melodía; eso inició el éxtasis que viví
por muchos meses. Yo se que a ti, amigo, no te puedo esconder nada de lo importante:

Fabián me confesó amarme con toda su alma, y qué daría todo por que yo
sintiera lo mismo que él. Mi respuesta fue clara y precisa: te admiro pero no siento que
haya en mí la pulsión sexual que se requiere entre dos personas que quieren estar
románticamente unidas. Me respetó, pero batallaba, hasta que tuvo que darse por
vencido, que para mí era un genio brillante con el que tenía la oportunidad de compartir
tan estrechamente aficiones, pero en cuanto a emociones, ligadas únicamente a la
música. El se había cuidado muy bien de no pronunciar tu nombre.

Pero sabes amor incontestado, no es posible unirnos en aquello que tu sientes,


aunque yo también lo sintiera, porque somos como dos alas de una misma mariposa,
muy iguales y muy distintas a la vez, nos complementamos para hacer volar a la
palomilla; y dónde está la unión, ¡un imposible!

En este lugar, salvo Fabián en su momento, los demás me entorpecen el espíritu,


actitudes grotescas, repeticiones incansables, manías inauditas, demenciales, furias
espantosas, quietudes de estatuas, olores inauditos y repugnantes…; por lo cual a
menudo me aíslo y vivo en mis sueños

Después Fabián comenzó a venir cada cierto tiempo al doctor, para su revisión y
continuar su tratamiento fuera; así supe que se casó; y ya en el último mes supe de ti al
entregarme la primera carta. En un cerrar de ojos recordé toda nuestra relación, y te
escribí lacónicamente, no había más tiempo, pero me aseguró que vendría una nueva
vez y así yo podría enviar una más extensa.

Nadie me ha comentado nada sobre mis padres y si tengo o no hermanos; y no


han venido a verme, lo cual extraño; no se si sobrevivieron al virtual accidente que me
tiene aquí.

Voy aclarando parte de mi vida, pero posiblemente haya una parte importante de
ella que no la devele jamás. No se dónde vivía, como era, qué hacía allí, ni el menor
detalle. Quizás si vuelvo, se despeja esa porción, lo mismo si estudié: qué, dónde,
cuando, con quiénes; nada de nada.

Cuando se fue Fabián tuve un período ardiente, me paseaba desnuda, buscaba


ocasiones; y luego me deprimía y tenía un tremendo e insoportable sopor; me recluían.
Me explicaron que tenía síndromes traumáticos, que se manifestaban con períodos de
melancolía y excitación, pero que irían menguando con la terapia.

La carta la he releído, y no encuentro nada para comentar de ella en sí misma;


porque la única pregunta tuya es saber que ha sido de mí todo este tiempo; y creo haber
ido relatándolo en esbozos de esto y lo otro. Este es un círculo que habita una sola
temática sustantiva, salud: ingresos, internos, recuperación, altas, tratamientos,… a mí
me resulta la mayor parte del tiempo por decir lo menos, lúgubre, sin sentido, feísimo,

Así que tu carta me levantó el espíritu con nuevas ideas, sentimientos,


emociones, recuerdos,… estoy tremendamente agradecida de esta afinidad tan bien
construida entre tú y yo.

Eres al que más quiero, pero somos la imagen el uno del otro. Es como si yo
quisiera fusionarme con mi reflejo en el espejo, absurdo. Quizás exista un camino
desconocido, que gravite y entrelace nuestros espíritus en uno sólo; no hay que perder
las esperanzas; así es la vida.

Mi sueño es simple, irrealizable, porque significa volver el tiempo a los minutos


previos al accidente y desde ahí seguir hacia adelante. Esta vida no permite el retorno.
Mi esperanza es quedar medianamente sana como para enfrentar la vida por mi sola.
Ahora si nuestros corazones están hechos el uno para el otro no tengo dudas que de esa
avecilla que formamos parte emprenderá vuelo.

Sin embargo, no seas un Romeo, ni te formes falsas ilusiones que me he dado


cuenta que la vida es un laberinto muy intrincado para algunos, entre las que me cuento.

Toda ilusión encierra una mentira que daña ensombreciendo todo alrededor, le
pone velos a la realidad, se tropieza y se cae como lanzado al más insondable de los
abismos cuando se topa con la dura verdad, que más encima ahí está inmarcesible.

Ya tenemos 21 años, somos la luz y la sombra el uno del otro, esa es la imagen
que mejor entiendo. Yo estoy criogenizada en cuatro paredes, tengo la percepción de
encierro en un entorno pobre para desenvolverme en mi totalidad. No recomiendo que
nadie visite este lugar, porque quiera o no saldrá con heridas permanentes en su ánimo,
en ello se parece a lo que le ocurre a los veteranos de guerra al volver de la horrores
experimentados en el campo de batalla. Situaciones comunes verdaderas y aterradoras
desde que el hombre es hombre. ¿No será esta la transmutación de animal en hombre y
he ahí su inmensa bestialidad?

Hay doctores jóvenes y no tanto, que juegan el rol de galán seductor, que mal les
queda dentro de su profesión, ni siquiera como un mal chiste vale; prefiero la simpatía,
el buen trato, la gentileza, dentro de una ejecución impecable y profesional de su
cometido.

Una ya no puede confesarse con ruedas de carreta, cuando ha bajado a las


profundidades de la sobrevivencia, a un milímetro de morir. No es ponerse grave, pero
la vida se torna en una cuestión simple de gestos, momentos y afectos de marcado
significado cada uno de ellos. La vida toma una dimensión espiritual antes que
económica, es la relación entre los seres humanos y el entorno una sinfonía en que debe
haber gracia, sutileza, amor, generosidad,…

Ahora, he decidido concluir aquí. La próxima será más detallada.

Tu amiga que siente quizás lo mismo que tú, salvo ese hilo invisible que hace ir
más allá de la camaradería.
===0===

Tercera carta de Samuel a Johana


Santiago, 20 de noviembre de 1976

Hola querida Johanna, es una felicidad inmensa saber que estás tan cerca; sin
embargo, lejos a la vez. Esta carta la dirijo antes de haber leído la vuestra.

Cuando uno se hace dependiente del como le va a los demás, se siembran las
simientes de la tal agonía existencial: competencia con quién, para qué. Hacia allá
parece va a parar la historia de los próximos años. Sin embargo, el juego de la vida
continúa. Entre medio de este caos y muerte, sólo la ciencia y la tecnología tienen cierta
coherencia. La convivencia se ha tornado muy difícil, no se puede hablar amiga, es
peligroso.

Tu casa está habitada por gente desconocida. Nadie nunca me ha dicho nada de
ti y tu familia. Hay un hermetismo no sólo allí.

Estos años tenebrosos, si no hubiera sido porque lo inundas todo, habría


sucumbido a una parálisis de convivencia, de pensar, de perseverar, de vivir. No es que
tenga susto, sino que impotencia. Me limito a estudiar, mis contactos son superficiales.
Añoro contarnos los sentimientos hacia afuera y por dentro, como una caja de sorpresas
sin fin. Te recuerdas cuando me contaste que: —El zumbido de un zancudo te había
hecho escapar al descampado para dormir junto al sonido más armonioso de las hojas
agitadas por libélulas allá en las campiñas de tu abuelo, donde existía un inmenso
castaño que no soñaba. Era imposible que viviera de ilusiones por los nidos que
cobijaba, las visitas de la fauna nocturna, el sonido de aves, insectos y humanos en la
luminosidad del día.
Yo quiero hablarte de las palabras, esas intrusas de nuestra vida que pululan en
los sueños, pesadillas…; en sí son como los símbolos, cada uno de nosotros les damos
significados a partir de los primeros balbuceos; y juntas son capaces de formar un
libro. Pueden en sus extremos matar y producir éxtasis; sin embargo, están constituidas
por vacío, nada, inmaterialidad, inasibles, virtualidad, ficción, intangibles,…
conduciendo al pensamiento, a la acción…; en ciertos idiomas hay cuarenta términos
para referirse a los renos1, o para identificar estados de la nieve2…, según cuanto
dependa la existencia o subsistencia de esas comunidades de tales representaciones. Y
nosotros usábamos sólo gestos, más sutiles que los lenguajes de seña. Cuando hay una
inmensa conexión entre dos surgen infinidad de emociones desconocidas que se
transmiten simultáneamente, vibraciones, revelaciones, melodías extrañas del cuerpo y
la mente fluyendo en torrentes sin enunciar sonidos.

Las palabras son credos conteniendo más signos, son como dioses, abstracciones
distantes de sus designaciones. Son cada una, una fe distinta, he ahí los engaños, las
trifulcas, el odio y el amor,… Quién si no el afásico natural o autoimpuesto, se siente
alejado de los otros en un silencio mortal o angustiante. Los chinos escriben sin
despliegue del tiempo ni el espacio, cada carácter es un mundo en sí primitivo y actual.
Casi lo único que uno recuerda de sus seres queridos son sus palabras.

Yo-hany, amor, tú con voz cantarina y rítmica musitabas:3

Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir.


Voces antiguas que cercan voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir.

Antonio Torres Heredia, Camborio de dura crin,


moreno de verde luna, voz de clavel varonil:…

Antes sonaba hermoso; hoy es más real, un joven inocente, valiente, asesinado
en descampado en una emboscada siniestra. El colorido que se da en las escenas atenúa
poéticamente el vil homicidio del protagonista. Se esculpe una serenata de dolor y
muerte.

Leo tus cartas y te contesto, besos y cariños.


===0===

1
Lengua Samai - Laponia
2
Lenguas Inuit - Esquimales
3
Muerte de Antoñito el Camborio - Poema de Federico García Lorca
2 cartas entre Johana y Samuel
(EPISTOLARIO)

Segunda carta de Johana a Samuel


Desde el hospital, 20 de Diciembre de 1976

Cham, amigo querido,

La verdad es que te recuerdo, eso si tengo muchos vacíos; mí día a día aquí es
muy simple, es el comidillo entre pacientes de una diversidad enorme, el personal de la
institución en parte se ve obligado a participar para animar la jornada. No quiero
coartarte ni contrariarte, mis cartas serán sencillas.

Me extraña tu posesión de la imagen de mi interioridad, el lenguaje de gestos


entre ambos, me parece tan ajeno; estoy muy lejos de mi pasado, no recuerdo tu rostro
ni los de mi familia. Repito hay una vacuidad profunda en mi historia personal.

También reitero, recién supe como me llamaba al encontrarme con Fabián, antes
me nombraban Katita, porque una china al verme imitar las caras de las demás personas,
me nominaba Kalita. Y el resto lo transformó en Katita. Cuéntame más de ti que de
nuestra relación, pues me confundes más. No se dónde estoy parada ni por qué.

Hace muy poco, le confesé al doctor ante su necesidad de saber cuales eran mis
propios pensamientos para poder apreciar mi estado de salud, él en estas entrevistas pide
la verdad y toda la verdad como ante un tribunal, “mi relato fue así:

Me siento dividida, quiero decir mejor me interesaría, si pudiera hacerse,


haberme muerto con mi familia para posteriormente revivir cuando la sociedad sea
más racional, comunicativa, sin prejuicios y en un plano de iguales entre iguales, sin
importar, sexo, religión, color de piel, idioma,…

Por ejemplo, usted en ese entonces no podría hacerme exigencias de ningún


tipo, porque tendría claro cual es su rol. Hoy usted es juez y parte sin fundamento
sobre mi persona. He reconocido en todo momento mis cambios en los estados de
ánimo, mis ideas suicidas, mis lagunas de memoria, mis estados de euforia y de pánico,
pero yo creo que sigo siendo libre, aunque dibuje y pinte figuras escandalosas, porque
a su parecer exagero y repito los soles negros con sus rayos violetas, incrusto animales
donde nadie los espera, y están absolutamente alejados de la realidad. Su juicio y
experiencia es considerada en ello superior a la mía.

No, no se porque usted doctor no piensa y pinta igual que yo, ni siquiera se
como piensa ni menos como pinta, hay algo peor, me trata como un bicho de
laboratorio y yo creo no haberle hecho ningún daño a usted. Me pongo paranoica con
sus entrevistas, una vez terminadas veo conspiraciones en contra mi persona ordenadas
por usted, nadie se me acerca ni me habla, me espían en el baño, en los jardines, en el
casino, en la biblioteca,… y luego río, río, río de toda esta sucia mentira.

No se ni quien soy ni mi nombre ni el de mi familia y usted insiste que diga todo


sobre mi, ¿no es ridículo? Usted con sus gafas cubriendo unos ojos saltones, brumosos,
descoloridos muestra una inmensa singularidad; anota y anota lo que sale de mis
labios; ¿volverá a leerlos? Y si son sólo monitos para entretenerse, ¡qué se yo! Cómo
justifica esta cárcel; hay deficientes mentales obvios, otros que jamás hablan, gente que
permanece en su rincón en cuclillas o posición fetal, los más totalmente sedados
deambulando desorientados. ¡Ese espectáculo es ideal para mejorar!
A esto le llaman tratamiento terapéutico, nada más mágico. Yo no se qué sucede
más allá de estos muros, he perdido el contacto con la realidad. No es que esté loca,
sino que este lugar es una locura. Está diseñado para alienar; quien haya tenido
chispas de cordura es torturado con las entrevistas, los ansiolíticos, antipsicóticos,
litio, camisas de fuerza, aislamiento,… No existen parámetros de alta médica. Es un
barullo. Si pudiera saber a quien dirigirme allá afuera hace mucho tiempo habría
buscado la forma de escapar. Estoy perdida en este laberinto.

“Verdad” dolorosa, humillante, indigna...; sometimiento brutal. No me pida


más por favor decir lo que pienso, porque lo mío no es pensar, es regurgitar el espanto
que siento: la próxima vez enmudeceré sino es una entrevista cordial entre pares
humanos; sino es así, el poco respeto que pudiese tener a usted por haberme cobijado
se transformará en sentimientos muy negativos.

Que distinto sería, si hubiese cine del bueno, música, paseos al entorno,
conversaciones inteligentes, chocolates y juegos, como en un eterno carnaval.
Disfraces, saltimbanquis, bailes de máscaras, teatro, jugos de naranja, saltos altos,
guitarreo, juegos de muñecas y trompos, investigaciones serias,…

“¡Jajajajá!” así usted se reirá de mis incoherencias, ¿y si son hechas


conscientemente? ¿Dónde está su varita mágica para saber diagnosticar las”
enfermedades mentales”? Ya estoy harta de estar harta, hasta el hartazgo de pastillas,
exámenes para saber como está mi nivel de intoxicación por lithium, mariguana,
cocaína, anfetaminas, LSD, éxtasis, alcohol, cafeína, morfina, nicotina, heroína,
codeína, opio, psicofármacos…; sin mi consentimiento porque usted lo ordenó.

Siempre quiere saber sobre mi intimidad, como si aquello le ayudara en algo.


Usted está tanto o más perdido que yo. Yo al menos se que estoy extraviada, usted no
quiere ni pretende atender su propia perdición, su tiempo desbaratado, inútil y sin
sentido. Todo su diagnóstico, tratamiento, psicoanálisis, entrevistas, test,… son
charlatanería y medios de coerción atribuibles a instintos sádicos.

Y lo más tremendo es que usted lo sabe y persiste. Mitomanía institucionalizada


para manipular y controlar a los “distintos”. >>

Y así continué por otro rato hasta que le exigí que hablara o si no, no me
escucharía decir una palabra nunca más en sus famosas consultas. Usé la extorsión.

<<Psiquiatra:
- Johana o Katita, al fin se comienza a ver la luz al final del
túnel, ya no tienes tan acentuado el síndrome de identidad
disociativa asociada a trastorno de afectividad bipolar, al reconocer
tú en cierta forma tus estados mentales. Pediré bajar las dosis y así
no te sientas tan decaída. Y no la citaré hasta en dos meses más con
el resultado de nuevos exámenes. >>

<<Yo:
- En un tiempo más le mostraré mi correspondencia con un
joven amigo de infancia. Adiós, aunque quisiera decir hasta nunca.
>>

Como puedes ver, hay momentos y momentos en este territorio enemigo.

Hay una chica que le denominamos la Tarotina, invita a jugar a las cartas como
pretexto para interrogarte y señalar cuales son tus circunstancias pasadas, actuales y que
podrías evitar a futuro en caso riegos de daño. También usa una voz algo infantil para
atraerte hacia su “celda”, primero te dice que ella no está loca, su idea es tener una
clientela cautiva, y después agrega que como muy pocos en el mundo se interesan en
esta antigua arte adivinatoria, se instaló en este recinto donde, los llamados locos,
muchos de ellos son perspicaces. Primero me preguntó, mi nombre, la fecha y hora de
mi nacimiento. No quise argumentar mis aprehensiones respecto a la práctica de
vincular arbitrariamente imágenes dispuestas al azar con sucesos pasados, presentes y
futuros; cada mago tiene sus propias predicciones; charlatanería ambigua, interpretable,
… por ello hay predilección de algunos psiquiatras por el esoterismo. Me dejé llevar.

Me explicó que había múltiples corrientes en la distribución de las cartas, sus


significados,… teniendo en común los aciertos conforme a las facultades adivinatorias
del clarividente y, como en cualquier oficio, son relevantes el talento, perseverancia,
profundidad, extensión del saber más el seguimiento de las evaluaciones.

Iba bien, tenía lógica, le solicité el lanzamiento más simple posible: Barajó los
arcanos mayores, corte con la mano izquierda, extendió el naipe en forma de abanico y
tuve que sacar tres cartas sin abrir, la primera la puse a mi derecha, la segunda al centro
y la tercera a la izquierda de las anteriores. Formulé una pregunta: ¿Cómo es la relación
con Cham, un chico de mi misma edad?

Me hizo abrir la primera carta de mi derecha, el “loco”, me habló del pasado:

— Tú y yo sabemos perfectamente, cual es la relación tuya con él. Nacida de


una necesidad de vínculo por las particularidades de ambos, no de la chispa del amor,
una hermandad entre dos “etiquetados” de distinto signo, una fusión cuasi perfecta,
intrínsicamente incompatible, imposible desde el punto de vista de la pasión entre dos
sexos.

¡Ok!, ¡ok!, le dije para que se detuviera. Y abrí la del medio, la “emperatriz”.
Ahora se refería al presente:

— Estás sopesando el significado de esta ligazón ya extemporánea, diluida por


tu situación y los acontecimientos, mucho olvido e inconsistencia, sirve para
desahogos, sostener contacto con la realidad, tener un pie en la tierra.

¡Ya!, ¡ya!, nuevamente interrumpí. Y abrí la última, la “carroza”. Cómo vendría


el futuro “pastelito”:

— Quieras o no, las amistades de la niñez a menudo se desvanecen con el paso


del tiempo, porque aparecen los verdaderos intereses. Este es tu caso, lidiarás un
tiempo quizá prolongado más, donde las diferencias se harán notorias, produciéndose
un alejamiento paulatino sin el dolor de las grandes separaciones. Mantendrán el
código de amistad, éste no ha sido roto por voluntad propia de ninguno de los dos;
simplemente uno toma un camino obligado y el otro, uno distinto de acuerdo con sus
afinidades.

¡Es suficiente!, iba a cambiar de tema, entonces se ausentó por un instante,


volviendo con un disfraz de reina; diciéndome, ahora viene lo mejor, esta es la parte
actuada, para que reflexiones sobre esta conversación, y se puso a hablar en otro idioma,
una jerigonza. Yo escapé.

Bien Samuel, en una nueva carta remitiré más detalles de este entorno poco
convencional,…

Un beso de tu recordada amiga, Johanna.

PS.- Leeré tu próxima carta y sólo en ese instante contestaré ¡es lo mejor!
===0===
Tercera carta de Samuel a Johana
Santiago, 20 de enero de 1977

Querida amiga:

Me he puesto triste, otra desolación; pero con la inmensa alegría de saber que
estás ahí, donde quiera que sea; mientras yo estaba ilusionado, no sólo de saber de ti,
sino de algo más. Asumo, quizás así es perfecto, no hay la posibilidad de un
rompimiento doloroso para ambos, que sobreviene tantas veces, cuando habita el amor.

Ves ya estoy escribiendo desde la conformidad, en estos años y ahora, la


oscuridad se extiende por un vasto territorio, es la guerra fría entre dos caras
supuestamente de distintas medallas, democracia capitalista y comunismo totalitario; sin
embargo, los intereses apuntan hacia los mismos objetivos. Tras si, muerte, temor,… La
persecución de la población por las ideas es el edicto espurio, y todo tipo de atrocidades
inducidas por el estado están en movimiento hasta los confines del mundo, la fuerza
impera en esta polarización mundial desencadenante de las dictaduras en nuestro
continente dirigidas desde Washington. Como siempre uno está en medio del torbellino;
pero, sigo con mi vida; aunque esta pasividad sobre los acontecimientos que me
estremecen, se deben a mi incapacidad de conexión con actores relevantes para actuar o
simplemente dejadez. Me siento indefenso, arrastrado ante este alud de fuerza; sin duda,
la fragilidad de estos sistemas es grande, por ello también su armamentismo desmedido,
represión, miseria,… Antes me sentía vivo; pasé a la alienación; mírame imaginando tus
sentimientos y pensamientos; yo estoy en esta sociedad sumida en una locura colectiva
delictiva. Tú la cordura andando, estás retenida en un manicomio; quizás la mayoría de
los de ahí están cuerdos y han decidido marginarse de la sociedad, para gozar de gente
despreocupada y divertida. No se puede escudriñar la mente humana sin equivocarse.
Los filósofos concluyen esta forma de pensar en que “la otredad es imposible”. En
sencillo, nadie se puede poner en los zapatos de los demás.

La vida cambia de un momento a otro: iba de regreso a mi casa desde la facultad


en un asiento del bus, alguien desconocido ocupó un lugar al lado mío; lo escuche:
- usted es tal persona que vive en tal dirección, sí señor, qué desea, respondí.
Me la largó de una sola vez:
- usted es amigo de Johanna alias la TUKA, quien es buscada por los servicios
de seguridad del estado, lo esperan en el entorno a su casa para apresarlo,
interrogarlo y cante todo sobre ella, ocúltese cambiando constantemente de lugar
donde dormir, corren peligro usted por conocerla y ella porque la investigan.
Me bajé observando que nadie me siguiera, llamé desde un teléfono público a
unos vecinos preguntándoles si veían en las cercanías de mi casa algún vehículo
sospechoso, sin patente, con vidrios polarizados o cualquier otra señal que lo hiciera
poco confiable. Me respondieron que sí, que llevaba al menos dos horas en el
vecindario, se detenía, posteriormente daba vueltas y se estacionaba en otro punto
cercano a mi casa. Comencé a transpirar frío, tomé un taxi, me dirigí al centro de la
ciudad, compré algunos artículos de aseo, ropa para cambiar mi aspecto y más: zapatos
con tacos altos que usan las personas de baja estatura, poleras de manga larga de un solo
color no llamativas, un jockey blanco, anteojos ahumados y una prótesis dental que me
deformara un tanto el rostro, una chaqueta liviana de color gris con hombreras, un bolso
deportivo, cepillo y pasta de dientes, jabón y una toalla. Como en algunos lugares ponen
los carnets de identidad de personas que los dejaron olvidados o se les extraviaron,
solicité uno con la excusa que era de un cuñado y me lo cedieron. Ya tenía una
identificación y otro nombre; dónde dejaría el mío verdadero más el pase escolar, no lo
tenía resuelto. La foto del nuevo plástico estaba borrosa y era de un rostro joven, la
fecha de nacimiento era un año mayor que yo. Me aprendí de memoria el número,
nombre y fecha de nacimiento. Ese día me fui a un hotel a planificar mis próximos días
y lo qué debía decir en caso que me atraparan. Por suerte andaba con tu nota y carta en
mi poder, las quemé inmediatamente; la que había comenzado a escribirte dude en hacer
lo mismo; no lo hice. Me tendí en la cama, y decidí enfrentarme con los agentes, no
deseaba pasar huyendo de fantasmas. Hasta que me dormí.

En la mañana, la sorpresa y susto fue enorme, me encontré despertando en mi


cama de mi propia casa; no lo podía creer; revisé las cartas en el velador donde las
guardaba y ahí estaban, todo seguía en su lugar, nada de lo supuestamente comprado
existía. No sabía qué pensar, ¿alucino, soñé, estoy demente? Le pregunte a mamá cómo
era mi talante al llegar el día anterior, por suerte viernes, los sábados no tengo clases,
me respondió que un poco más ensimismado que de costumbre, abriste la puerta, faltaba
una hora para el toque de queda, saludaste con una gesto y subiste a tu cuarto. Me fui a
dar una ducha helada para saber si estaba en vigilia o soñando o enloqueciendo. Me
decidí conversar con mis padres al respecto.

Les leí mis propias cartas, les planteé sobre qué pensaban de lo que me estaba
ocurriendo, si eran sueños premonitorios o comenzaba a enloquecer. Se alegraron de
saber de ti, pero lamentaron y consideraron inconcebible que te tuviesen encerrada en
un sanatorio de salud mental. No son proclives a los “psicólocos”, me dieron sus
argumentos, pues les falta sustento comprobable científicamente a sus diagnósticos,
obtenidos de razonamientos especulativos. Fueron honestos, muchas personas incluidos
ellos consideraban que era un ser paradójico, excéntrico, no muy lejos sí de todo el
mundo. Exigí detalles y me los dieron: tendía a modular la voz en tonos altos y bajos en
una misma frase que terminaba casi inaudible, usaba ropas que no combinaban como
sandalias más short con camisa y chaqueta, que carcajeaba ostentosamente en
situaciones que a los demás no necesariamente les eran jocosas, mezclaba comidas de
forma poco usual en nuestras costumbres: porotos negros con mermelada, sándwich de
ají palta,… en la cara a veces tenía una expresión de persona ida, sabiendo que no era
adicto a las drogas ni a la mariguana. Tenía arrebatos de verborrea, algunas manías de
revisar unas tres veces que todo estuviese cerrado antes de acostarme y lavado de manos
frecuentemente; me aparecían tics nerviosos en los ojos y los hombros de vez en
cuando. Y qué me recomendarían terminé diciendo. Mi padre habló de auto observación
permanente seguido de autocontrol cuando se requiriera y mi madre de baños
relajatorios, comidas no excitantes, ni alcohol ni café. Más otras prácticas, andar vestido
comúnmente, hablar comedido, sonreír, evitar reír estridentemente, comer pausado,
dormir 8 horas, descansar y hacer otras actividades distintas a los estudios, pasear en
bicicleta, jugar tenis, divertirse.

No era fácil para mí tomar una rutina; soy cambiante, creativo, en momentos
retraído, no me hablaron de mis pinturas y dibujos. El resto del sábado preparé los
últimos exámenes de diciembre para el término del año académico. ¡Ah!, mi padre me
había aclarado que la observación consistía en atender mis propios pensamientos, por
ejemplo detenerme a una hora cualquiera a revisar qué ideas habían pasado por mi
mente antes y así unas dos o tres veces al día, me insistió, no se trata de una revisión
crítica de la conciencia que es más amplio y profundo sino que estar alerta a los propios
pensamientos durante el día para prevenir eventos desagradables y tomar un cierto
mayor control de sí.

Es poco creíble, pero el domingo vinieron mi hermana Sara, su esposo Abraham


e hijita Raquel, almorzamos y con mi hermana hicimos una sobremesa más larga que
los demás y le mostré lo que te estaba escribiendo con el fin de recibir sus buenos
consejos. Estaba muy feliz de que hubieses aparecido. Sorprendiéndome cuando me
señaló haber visto al entrar un auto con la descripción que yo tenía en la carta; con tres
tipos adentro que los observaron detenidamente; tanto así, que Abraham la había
calmado diciéndole que estaban admirando su belleza. Yo en la mañana de ese día
repasé lo ocurrido y no podía hallar fisuras, desde que tome el bus a la salida de la
universidad hasta quedarme dormido en el hotel. Volvía a sentirme extraño. Le pedí a
mi hermana esa noche poder pernoctar en su departamento, pues quería averiguar sin
riesgos lo que me pasaba. En la tarde, al comenzar a oscurecer salimos de mi casa, yo
usé una peluca de mi mamá y simulé ser una mujer con anteojos ahumados grandes y
los labios pintados; subí rápidamente en el auto en un momento que no se divisaba
ningún moro en la costa. Mi cuñado no cambió en nada su manera de conducir, llegando
a las inmediaciones del edificio, había como un operativo policial y decidimos volver a
mi casa. Esa noche finalmente fui a mi cama.

Para adelantarme a los acontecimientos, como a las 6 de la mañana, le pedí a


papá que me llevara en el auto hasta un lugar que no llamáramos mayormente la
atención para detectar si podía apreciar directamente a los que supuestamente me
buscaban. Aparecieron efectivamente alrededor de las 06:15 horas deteniéndose frente a
la casa ubicada a dos casas de la mía; pero, luego de 5 minutos se abrió la puerta, y un
vecino se subió al auto y partieron. Para mi alivio, me dije puede ser que me estén
haciendo una broma macabra. Descendí del auto de papá y me fui a dar los exámenes.

De todos modos al mediodía del lunes volví a casa con muchas precauciones; me
cercioré que nadie me siguiera, tomé un taxi hasta el centro, me bajé y subí a un bus
hasta mi barrio. Decidí bajar un paradero posterior al habitual. Me dí la vuelta e ingresé
a la calle por la parte que nunca solía hacerlo. Yo llevaba puestos jockey, anteojos
ahumados, una chaqueta que le había puesto las hombreras de un traje sastre de mamá y
el pelo peinado con una ligera chasquilla que me tapaba la frente. Andaba un auto
igualito al de la mañana, esta vez recorriendo lentamente el barrio, ingresé a un negocio
que hay en la esquina esperando que el auto desapareciera, y me fui rápidamente a la
casa. Desde ese día no saldría de mi reducto, ya había quedado de acuerdo con una
secretaria de llamarla cuando publicaran las notas para conocer los resultados. Estaba
medio paranoico. No comprendía aún mi estado mental. No conocía ningún psiquiatra
de confianza que tuviera la honestidad de reconocer que trabajaba en un terreno
pantanoso, donde lo único comprobable era el uso de remedios, sus niveles de
acumulación en la sangre, los posibles daños colaterales, las contra indicaciones y el
efecto en ciertos síntomas. Mi objetivo sería entonces averiguar qué me sucedía: si era
mi organismo, o una burla o la realidad u otra cosa. No haría más caso que a mi mismo,
sabiendo que uno es una multitud, hasta dónde me llevaría esta soberbia pseudo sabia y
cuasi ignorante, que hay en el interior de cada hombre. Si lograba establecer algún
punto de referencia y desarrollarlo hasta los últimos detalles me daría por satisfecho.
Quizás en ese momento iría con mis apuntes donde un hombre honesto y sabio, al cual
no conocía y que tal vez no existiera.
Comencé con lo más obvio para mí, hacerme análisis completos de sangre e ir a
un neurólogo para investigar mi cerebro y sistema nervioso en su totalidad con la
tecnología para detectar tumores, mal formaciones, síndromes, todo lo que la ciencia
médica pudiese hacer al respecto. Excluía a toda el área de la psiquiatría, psicología y
ramas afines que pudiese haber. Nada que no fuera demostrable científicamente, ya que
yo conozco mi historia, probablemente en gran parte subjetiva; pero intentaría cierta
objetividad en la medida de lo posible: hechos, datos, sucesos, evidencias,…

Estaba de lo más contento en la primera semana de enero pasado, había recibido


la confirmación de aprobación en todos los ramos, unos lindos regalos de Navidad,
habíamos celebrado en familia, ya tenía el resultado negativo de los análisis de sangre,
escáner, etcétera; no había nada de qué preocuparse. Y estaba un lunes solo en la casa
preparándome para dormir una breve siesta y relajarme, cuando en la radio comienzan a
dar noticias de un terremoto de características catastróficas en el borde costero con
epicentro frente a Valparaíso, provocando corte de energía desde Tunquén a Papudo y
hasta Casablanca por el oriente, se esperaba un tsunami; encendí la televisión en el
canal nacional, transmitían una teleserie, volví al dormitorio me recosté para continuar
escuchando los acontecimientos, cada vez transmitían noticias más alarmantes: muertos,
incendios, turbas, saqueo, iglesias, edificios públicos y otros tomados. También llamé a
mis padres y hermana, pero no me contestaron el teléfono. Me quedé dormido
escuchando la emisora, como a las siete de la tarde desperté, se oía música en la radio.
Me sorprendí por lo largo de la siesta, bajé para esperar a mis padres mientras me servía
un té con pan y mermelada. Como a las 19:30 horas llegaron juntos. Los saludé y les
pregunté sobre el sismo en Valparaíso, los dos me contestaron al unísono ¿qué sismo?
Les relate las noticias dadas en la radio y pusimos la televisión, pero la programación en
todos los canales era la habitual. Esperamos ver los noticieros de las 21:00 horas, y no
hubo ninguna referencia a ningún temblor siquiera. Comencé a sentir un nudo en la
garganta y que el corazón se me oprimía. Llamamos a mi hermana para preguntarle si
sabía algo, y nos dijo que no. Nos comunicamos con unos parientes de Valparaíso y nos
dijeron que todo era normal en la zona, mucho calor y veraneantes por todas partes,
playas llenas, tacos. Ya mis padres comenzaban a creer que yo era un mitómano
consumado. En ese momento recordé que había puesto un casete para grabar la tragedia.
Subimos a mi dormitorio, rebobiné, nos pusimos a escuchar y efectivamente transmitían
exactamente lo que yo había contado. Ya no dudaron de mi veracidad, lo que me alivió;
sin embargo, había que averiguar de donde procedía tal información: Tenía la
frecuencia de la radio, el nombre de la emisora y una grabación. Les dije a mis padres,
yo investigaré, no se preocupen.

Partí al día siguiente a la radioemisora con oficinas de transmisión en Valparaíso


y consulté con el encargado de la producción, ¿qué habían transmitido entre las 13:00 y
19:00 horas del día anterior?, me señaló: música; ¿y han habido interferencias en la
frecuencia que ustedes transmiten para Santiago? Me contestó que no habían sabido que
estuviera sucediendo. Le hice escuchar la grabación, y sólo se rió, comentándome, ¡vaya
broma! Agregué, ¿puede ser radioteatro parecido a “La guerra de los mundos de Orson
Wells”? Lo dudo me contestó. ¿Cómo puedo saber si hay interferencia, de dónde
proviene, su alcance, puede ser selectiva en distancia y dirección? Le sugiero que
converse con un ingeniero de sonido, recibí por respuesta. Lo último, ¿reconoce la voz
y/o ambientación? No, pero posiblemente posee estudios y prácticas de locución, un
aficionado no dura tanto transmitiendo con ese estilo, aunque lea un texto;
aparentemente no hay cortes, terminó diciéndome. Volví con más paranoia. Si me
quieren enloquecer, lo están consiguiendo, me dije.

No conocía especialistas en materia de sonidos o de interferencias de señales


casuales o con algún propósito. Corté por lo sano, continuar mi vida como si nada, así
me estabilizaría: no quería obsesionarme. No obstante fui a la facultad unos días
después a ratificar mis notas, retiras los exámenes corregidos y visitar la biblioteca.
Nuevamente como en el Proceso de Kafka, entraría en un túnel de sucesos,
denominados por mí como “desopilantes” para alivianarlos. La secretaria con quien me
había comunicado antes, no estaba en ese momento, entonces recorrí las oficinas de
varias secretarias, todas no tenían nada, volví a la primera oficina, esta vez tuve suerte.
Le pregunté sobre mis notas y los exámenes; escribió una notita y me la pasó. Ella decía
“espéreme en el casino estoy allí en 5 minutos”. Cuando estuvimos reunidos,
hablándome bien despacio me señaló que organismos de seguridad del estado se habían
llevado los archivos de algunos alumnos entre los cuales estaban los míos. ¡Esto era
insólito! En la misma semana obtuve una audiencia con el rector, nombrado por el
régimen de facto, a quien le expliqué los años en la universidad, que no pertenecía a
partido político ninguno y que posiblemente lo ocurrido pudiese tratarse de un alcance
de nombre. Me hizo dejar mis datos con la secretaria y se despidió. Al cabo de 7 días
recibí una llamada de una secretaria informándome que ya podía retirar mis exámenes.

Espero que en la próxima carta te pueda hablar de cosas lindas, Johana, de quien
te quiere, SAM.
===0===
ÚLTIMA CORRESPONDENCIA
(EPISTOLARIO)
Desde el Hospital, 20 de enero de 1977

Querido Sammy:

Como puedes ver no me aguanté, te escribo para contarte la “vida loca” que llevo,
estoy perdiendo las esperanzas de que me den de alta, aún tengo muchas lagunas
mentales, mi ánimo es estable, según mi parecer, los demás dicen que es por las
medicinas, yo no les hago caso, pues casi todos son extraños; no conocen mi historia ni
mi vida, apenas yo la sé con la memoria que tengo. Hasta el personal del asilo es
extravagantísimo.

Así y todo, son astutas estas loquillas; la navidad la celebramos con una humorada
en el pabellón, cinco grupos de 6 internas, otro de 3 débiles mentales, 2 no participaron,
una por su estado de excitación, fue sedada, y la otra por una depresión aguda. Más 7
auxiliares de enfermería. La idea fue representar dentro de cada grupo las manías de una
de las compañeras sin repetirse. De esta forma nadie salía de su “modo habitual de
vivir”, evitando ofender a nuestros custodios. Celebramos con té y torta de piña. Estuvo
divertido, pues se trataba que los que no formaban parte de cada grupo adivinara a quién
estaban imitando. Se dio un máximo de un minuto de actuación. Si el papel era
imposible de reconocer, “la actriz” tenía que repetir su rol; pero esta vez remedando a
cualquiera de los presentes. Al final todas pasamos el examen y nos dimos un aplauso
por el éxito obtenido. Fue tema de toda una semana, los días más alegres.

El año nuevo fue triste, porque en un descuido la compañera deprimida se suicidó


con medicamentos que había estado acumulando; no se pudo percibir porque
permanecía por alrededor de 20 días en posición fetal dentro de un cuarto con
ventanales. Un cura celebró misa por su eterno descanso, justificando ésta por la
enfermedad de la muerta exculpándola de responsabilidad. Este sacerdote parecía estar
fuera de sus casillas, porque su sermón consistió en señalar que cristo estaba loco, pero
de amor por sus semejantes. Al final lo ovacionaron y tuvo que callar dando por
terminada la ceremonia. Todas quedamos con un peso en el corazón, que repercutió en
varias internas cambiando sus estados anímicos; como que todo regresaba al pasado
repitiéndose.

A veces me olvido de mi rostro al despertar, voy a lavarme y al encontrarme


frente al espejo me sorprendo preguntándome quién es esa persona que está en el
espejo, no me reconozco por un largo tiempo; entonce alguien me saluda y vuelvo en sí.
Las demás me han puesto otro sobrenombre, “Halloween”, porque inconcientemente me
maquillo sólo la mitad de la cara. Aquí es realidad que mal de muchos, consuelo de
tontos.

Estos días han sido insoportables, compañeras histéricas, bochinche,


temperaturas sobre los 30° C, rencores desencadenados, médicos ausentes, personal
gritón, furia incontrolada, todas parecen locas de película. Yo te quiero confesar con voz
en murmullo, todos son extravagantes en este lugar; soy la única cuerda, tal vez ciertas
ausencias y uso, no frecuente, de frases surrealistas con intención, poquito como vez.
Claro que ni loca digo que no estoy loca, porque sería como declararse loca.
En momentos como éstos me acerco a alguna de las compañeras que está
pacífica, hago el rol de psicoanalista: porque no te recuestas por favor le digo: les doy
unos pequeños masajes con cariño, luego le hablo de mis sueños con voz cadenciosa,
llega al relajo y le pido que me cuente sobre su vida desde pequeñita.

A la que le apodamos la Payasita, me relato su niñez: vivía en un barrio donde


cada año se apostaba un circo, ella tenía mucha curiosidad, especialmente por los
payasos y trataba de imitarlos; un día, sin embargo, tuvo que escapar con un grupo de
amiguitas de un payaso que comenzó a mostrarles sus órganos sexuales antes de la
función vespertina. Ella quedó tremendamente impactada, no volvió a acercarse a la
carpa nunca más. Con el paso de los años había olvidado ese funesto evento para
muchachitas de su edad, me dijo yo era apenas un colibrí. Ya grande, adolescente tuvo
experiencias de tipo sexual horribles con un par de pretendientes: uno la quiso violar
en plena plaza pública de noche después de una fiestecita; otro la arrastró
violentamente al baño en la casa de una amiga también con intenciones de acosarla
sexualmente. Comenzó a desconfiar de los muchachos y poco a poco empezó sutilmente
a disfrazase de payasa para ahuyentar a los pretendientes y como una forma de no
olvidar a los malvados. Posteriormente adquirió el hábito, transformándose en una
manía. La familia se aburrió, encerrándola en el manicomio con la venia del
psiquiatra. Yo le dije, pero todo ello es coherente con los sucesos, por que no me
indicas ahora como te has sentido respecto a esa personalidad que adoptaste. Ante lo
cual relató: Yo me siento normal, esta máscara no es más que un escudo de defensa
ante la violencia del hombre hacia la mujer, no todas, sino a las más vulnerables, que
seleccionan tales psicópatas con sus bajos instintos. Yo igual pienso encontrar un día a
un hombre bueno. Yo tuve la mala experiencia; quería pasar los 21 años y retornar a la
normalidad con más herramientas en mi carácter y de defensa personal. Pensaba que
no volvería a sufrir y que antes lo sometería y lo presentaría a las autoridades en un
lugar público llamando previamente a una de las amigas que tuvimos cuando pequeñas
la mala dicha con el Payaso. Ojalá sí, que esto nunca tenga que ocurrir. Por eso
practico gimnasia siempre, muchas creen por mi atuendo que estoy ensayando para
una presentación. Ya luego, cumplo los 21 y me declararé sana, al salir ya no me verán
como hoy. Entonces lo más amable que pude, le pedí continuar más adelante con esa
liberadora conversación.

Lo que no sé es, si estas “imposturas” me conducirán al igual que los psiquiatras


a otras extravagancias. Anoche me puse a pensar y decidí, siempre que ella esté de
acuerdo, hacerme amiga de la Payasita. Hoy hablé con ella, la invité a la biblioteca, me
contó que le faltó cursar el último año del colegio y que ya nunca merodeaba donde
hubiera libros, aunque se le hacía fácil aprender. Entonces, le propuse, porqué no
estudiamos ambas francés agilizando la mente, luego vemos como aprendes historia,
física, matemáticas, biología, etcétera para que puedas dar los exámenes libremente,
mientras pedimos el programa de estudios, donde se dan los exámenes más los trámites
de inscripción, te queda justo una año para cumplir los 21 y tu me enseñas como
mejorar mi estado físico. Excelente le pareció. Nos miramos las caras sonriendo con una
alegría cómplice nueva; di un paso más, quitemos las pinturas de nuestras caras, veamos
como nos vemos, hacemos de francesillas, como que continuamos siendo un par de
deschavetadas; yo sería Nicole y ella Mireille, entre nosotras “Nous parlions français
seulement” y volvimos a reír. Me planteó: ¿si no creen en mi curación? Simplemente
nos fugamos.
Así nos hemos pasado hasta hoy, felices de tener horizontes y una amistad; ya
estamos preparando el escape como alternativa “B”, ella posee documentos en cambio
yo no. Tendremos que esperar hasta marzo para obtener los planes de estudio, y solicitar
para aproximadamente fines de noviembre rendir los exámenes. Pediremos las licencias
secundarias en marzo del próximo año; yo tengo los certificados de los cursos
aprobados en los años de carrera, en alguna parte que no recuerdo aún.

Hoy vinieron a fumigar para eliminar parásitos, infecciones y qué se yo;


mientras estaban en los jardines, nosotras Mireille y yo, nos refugiamos en la biblioteca.
Muy seria mi amiga alegó: nosotras no podremos escapar de aquí, he estudiado la
situación, es peor que una cárcel, estamos en medio de la nada, no hay acceso a los
vehículos que ingresan, no sabemos a donde van, si saliéramos a algún camino nos
reconocerían inmediatamente; es preferible también cambiar los apodos, porque nos
tildarán ligeras de cascos cayendo en lo que a mi más me molesta; yo propondría
Colegiala para mí y Maestra para ti. Está bien respondí, entonces más adelante le
pediré al doctor que nos permita hacer los tramites vigiladas usando los
transportes de la institución. Tú, a tu “Doctora No”, no le digas nada. El doctor
tendría que hablar con ella para la autorización. Adelantándome le dije, si nos va mal
les pediremos a tus padres que deseas contactarte con una amiga; que tu conozcas
dispuesta a ayudar con las diligencias. Yo por mi parte, no cuento con nadie, ni
amigos, amigas ni familia.

Aunque continuamos yendo juntas a la biblioteca, estamos un poco separadas


con la Colegiala, pues ella ha definido contarle en la próxima visita de sus padres los
planes de estudio, su mejoría y solicitar el alta para reincorporarse a la sociedad. Yo no
lo veo tan simple, para quienes etiquetan, para bien o para mal, sus prejuicios persisten.
Para hacerlos cambiar de parecer tendría que venir de la “Doctora No”, la cual responde
al alias. Estoy dispuesta mostrarle las cartas a mi doctor, en particular esta para que
influya en las juntas médicas que realizan regularmente o en forma extraordinaria. Hay
algo a favor, es que siempre hay mayor demanda por el ingreso de orates al asilo. Todo
el mundo está chiflado. Ojalá le den el alta, pues se lo merece. Yo no le he pedido que
realice ningún favor para mí allá afuera. No se lo toma muy bien, pero le he explicado
que recaigo con las visitas y así no saldré nunca de este lugar de locos. Además, los
demás ya la empiezan a respetar por su cambio de comportamiento, incluidas
enfermeras, el personal paramédico y de servicios. Yo la veo a ella como una luz de
esperanza ilusoria para mí por mis lagunas mentales. Ahora que se va no alimentaré más
esta amistad loca; las consecuencias anímicas me pueden llevar a un retroceso, y quien
más que yo quiere mejorarse. No hay que alentar a los fantasmas de la razón porque
ellos te dominan.

Le salió todo bien a mi amiga y estoy feliz porque me atribuyo parte del logro,
pues desde que comencé a acercarme a ella hace tres semanas, rápidamente optó por
una vida sana. No siento ninguna pena por su partida, este debiera ser el amor perfecto,
aún haya cariño, uno debe alentar y colaborar con la otra (el otro) para cumplir sus
propósitos, más tiempo mejor.

Iba tan bien; pero, nos están vigilando estrechamente a la hora de suministrarnos
los fármacos; estas son las consecuencias de la muerte por “sobredosis” de nuestra
compañera “bajoneada” que un poco antes te comenté. Me he recordado de un evento
relacionado con ella: la había visto contenta, y al pasar le dije, “nos trata bien la vida”, y
ella me contestó: ¿si supieras? Porque sucede que personal de investigaciones en
conjunto con seguridad nacional, han venido a esclarecer los hechos. ¿No será una
pantalla? Pues no había motivos para decaer tanto y luego suicidarse. ¿No sería un
asesinato por parte de algún agente de estado con complicidad de una auxiliar le hayan
ido suministrando una droga para provocarle la muerte? Digo yo, porque apareció en la
TV como el suicidio de una extremista escondida en un hospital, la foto y nombre dados
eran la de ella, con chapa de “la Marisela”. Esta vez estamos consternadas de miedo, no
vayan a inculpar a una inocente.

Chao amigo, lo último es lo primero, espero tus novedades, cariños, Johanny.

===0===
Santiago, 20 de febrero de 1977

Querida Johanna:

¡Han sido unas vacaciones delirantes! Me encontraba en pleno crucero por las
islas griegas con dos viudas agasajándome; finalmente gracias a Dios sólo me
adoptaron; ellas iban a gozar su libertad mientras yo intentaba desintoxicarme de los
últimos acontecimientos experimentando el presente y el pasado de Creta, Corfú, Rodas.
Pude percibir los pasos de Elisabeth la emperatriz austro-húngara con su
aparente cordura desencadenando su desencanto activo a los ritos de la nobleza, el sol
brillando con su luz diáfana, los terremotos que devastaron Creta, el asentamiento y
caída de las civilizaciones, el paso de filósofos y guerreros, el vasto comercio con sus
formas de organización, una comunidad animada. Mi mente comenzó a llenarse de
historias, pueblos, lenguas, arte, sus utensilios básicos, las celebraciones, mitos,
supersticiones, arquitectura, gente, animales, plantas, navíos.


Ya te envío la carta completa, porque…

Chao Johana, un beso, Samuel.

===0===
París, 18 de junio de 1977

Hortensia mi “ángel de la guarda”


Querida prima:

Si no fuera por ti, me habrían asesinado los esbirros. Es una deuda que no te
podré pagar ni con todo el oro del mundo. Gracias infinitas.
Favor avisa a mis padres que estoy con vida aquí en el “Quartier Latin” sentada,
al fin de la primavera, en el café “Le Sorbon” en la “Rue des Écoles” cercano a la
Universidad “La Sorbonne”, y como no a mis tíos y primo.
Ya te contaré más adelante, en detalle, las peripecias por las que tuve que
atravesar para estar aquí.
Por lo pronto, debo comenzar por dominar este idioma, trabajar y seguramente
estudiar. No podré convalidar el título sin todos los documentos que lo avalen. Tampoco
sé si se puede confirmar.
Pero siento una felicidad enorme, salir de la desesperación a este notable país, es
para no creerlo.
Hortensia querida, por la afinidad que tenemos me permitiré abusar de ti,
¡salvadora!, y pedir:

 Enviarme a través de la embajada de Francia en Santiago de Chile los certificados


acreditando mis estudios y título, será tedioso y posiblemente oneroso, pero mis
padres podrán, pienso, responder. Algo me reconocerán aquí.

 Retirar desde la misma Embajada un paquete de cartas fotocopiadas que tuve que
inventar para convencer a los médicos de mi virtual locura.

Leíste las noticias de “El Tertulio” que muestra una foto idéntica a mí, ahí
aparece la extremista del MIR, alias la “Fantasma”, que según se señala estaría en la
República Democrática Alemana (RDA). Ese reportaje me impulso a escapar del
“Opendoor”, donde me oculté todo este tiempo, y poder establecer, yo una
desinteresada de la arena política, que era perseguida por el régimen.
Esa misma información deberían leerla en detalle mis padres, porque ahora
entiendo de las grandes atenciones que recibieron durante el parto y mi nacimiento en
esa clínica privada tanto por parte del personal médico como del sacerdote.
Hay una posibilidad cierta que la “Fantasma” sea hermana gemela.
Prima, ‘faveur’ envíame un telegrama a la dirección que te indiquen en la
Embajada de Francia, dándome tu conformidad respecto a la recepción de esta misiva.

Sin más, tu eterna agradecida, muchos cariños de tu prima,

Charlotte Du Bos
p.s. Contacto en la Embajada: Marie Racine
Primita querida, en mucho tiempo más, te agradeceré pedirle a mi vecino, que tu
también conoces, publicar ese manojo de cartas.
=== F I N ===

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