Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Alois Dempf - La Concepcion Del Mundo en La Edad Media (ESP) ( ) PDF
Alois Dempf - La Concepcion Del Mundo en La Edad Media (ESP) ( ) PDF
LA CONCEPCION
DEL MUNDO
EN LA EDAD MEDIA
BIBLIO TECA H IS P A N IC A DE FILO SO FIA
Dirigida por ANGEL G O N ZA LEZ ALVAREZ
Sv
*
A L O IS DEM PF
E D I T O R I A L G R E D O S
1,
I
I
f
U .F.H .J. - I.F.C.S.
. BIBLIOTECA
Coleção FiCÍ. Fi® De MESSBOffl
D r. A. D empf
I
i.
14 Forma de la concepción dei mundo
propia. Uh coxnplejo de realidades y proposiciones reveladas
asisíemáticamente, complejo, por Io dexnás, muy considerable,
^es posible exponerlo de otra manera que no sea mediante
la enumeradón completa de todas sus particularidades y de-
talles? <;No son precisamente las realidades dadas, tales como
«ei Dios crucificado», esencialmente irracionales ? i Cuáles son
los critérios para discernir Io esencial de lo que no lo es ? Ese
mismo conjunto de realidades <Jno deja entrever algún pun-
to de vista de integración orgânica, de imidad sistemática?
. i Existe quizá fuera de la revelación un sistema según el cual
pueda aquélla ser ordenada en forma apropiada? Todas estas
cuestiones y dificultades, de las que tuvo clara conciencia la
Escolástica —por ejemplo, San Buenaventura en el prólogo
a su Breviloquium—, y frente a las cuales le falta al homfcre
moderno el interés religioso, puesto que se halla orientado en
'sentido positivo e histórico, vinieron a convertirse bajo de
terminados presupuestos históricos y científicos en un proble
ma urgente y agudo, al que se contesto con la «suma».
El curso de la evolución no consistió, naturalmente, en
cobrar primero conciencia de las dificultades y encontrarles
después contestación, sino que los intentos de sistematiza-
ción han nacido, de múltiples maneras, de los intereses apun-
tados más arriba. Es conveniente, sin embargo, echar una
breve ojeada a la aporética de la formacíón de los sistenfias,
ya que, justamente por no ser consciente en un princípio, re-
sultaron varias fuentes de error en la sistematización: 1 9, por
deficiência de la fijación empírica mediante construcciones
prematuras, de suerte que no entraba en la exposición la to-
talidad dei contenido de la fe ; 2.9, respecto a la totalídad, me
diante una sistematización inapropiada y extrana, mediante
construcciones deformadoras de las realidades, mediante vio
lências y retorcimientos de la matéria impuestos por intereses
". Forma de la concepción dei mundo 15
. .«v
-A
.a . • v
Forma de la concepción dei mundo 19
*
II
«4
>
Período clásico de los Padres •£. v. ‘ 31
a-
observa aqui cierta dependencia de la cultura' romântica, en
cuanto, por ejemplo, el culto divino cristiano recoge la forma
típica de oración de la cultura ju d ia: los salmos, y en cuanto
en sus formas externas depende también de los mistérios he-
lenísticos (cf. A. B aumstark, Vom geschichtlichen Werden -
der Liturgie, págs. 13 y 21). Pero el maravilloso crecimiento'^'-^
de la liturgia de la Misa, con su profundidad y belleza verda-
deramente incomparables, hace olvidar casi por completo estos
princípios. En ella tomo forma y cuerpo la esencia dei cris
tianismo de la manera más sublime, especialmente gracias a la
armónica unidad de doctrina, sacrifício y piedad. A la doctrina
se anadió la predicación que ahora supero con mucho sus
modelos de la antigüedad o de la sinagoga; aí sacrifício se
juntó el perfeccionamiento de las formas de los sacramentos’;
a la piedad se agregó la historia dei nuevo canto cristiano. ^ ' :%■
De la reglamentación dei culto diyino nace la disciplina ecle-
siástica como derecho eclesiástico en vários sentidos: prime-
ro, en cuanto «derecho sacramental» de la liturgia propia-
mente dicha y de las personas consagradas al servicio divino;
después, en cuanto régimen dei estado sacerdotal, pues las con
veniências sociológicas de los obispos y sacerdotes debieron
' de estar ya juridicamente reglamentadas al menos desde el
.^no; 325. El desarrollo de la disciplina eclesiástica a partir de
' XidDidache y pasando por la Didascalia hasta llegar a las
_: Çonstitüciones apostólicas está íntimamente unido con el des-
. arrollo de la liturgia y contiene importantes apoyos para una
exposición;sistemática dei conjunto dei cristianismo.
• r - ‘ . Si se examina el contenido espiritual de los tres g r a n d e s ^ :1;
- • grupos de formas de la antigua ciência y literatura cristia->
nas,’,resulta desde el punto de vista de la metodologia y en -’'
ciclopedia actuales (cf. K ih n , Enzyklopddie und Methodolo-
gie der Theologie) el hecho sorprendente de que el stock ac-
32 Fundamento patrístico 'de laFEscolástica
tual de la teologia se 'ha conseguido ya en lo esencial por los
anos de 450. Según esto, la caractérística de la antigua teo
logia cristiàna y de la teologia escolástica y moderna no puede
consistir más que en la acentuación cuantitativamente distin
ta de lás disciplinas particulares y de su forma de agrupación."
^&>:"En elprimero de estos períodos resulta de la preponderância
de la apologética un doble contenido de casi todas las disci
plinas particulares. La teologia fundamental es ante todo apo
logética eh todos sentidos, y sólo en exigua medida filosofia
de la religíón o teologia natural. En la Edad Media la rela-
ción es justamente la inversa. La dogmática es predominante
mente tratado particular apologético. Historia de los dogmas
no la hay más que para las herejías. La teologia moral y la
"-ascética comienzan con la contraposición apologética de las
j, < éticas pagána y herética y la cristiana; y en lo que se refiere al
r régimen eclesiástico eticojurídico y a la doctrina acerca de los
\ diversos estados y profesiones, su sistematización no fué in-
tentada de un modo consciente hasta San Ambrosio y San
Agustin, y falta por completo una historia de la moral. La
liturgica es aún vida en pleno desarrollo y no ciência propia-
mente dicha. Como tal no comienza hasta el Pseudodionisio,
alrededor dei ano 500, como interpretación mística. Su sis
temática se desenvuelve lentamente con tratados sobre los sa
cramentos en particular; su historia.no se inicia hasta San'
Isidoro de Sevilla. La exégesis es sobre todo apologia en lur*'
cha contra los herejes. Sus posibilidades sistemáticas, en cuan-
to puede juzgar de la situación un profano en teologia, no'
■-i^parecen haber sido por completo desatendidas dentro de la
^ T exégesis alegórica. En cuento ciência historicogramatical se*
' • la cultiva desde el ano 400 aproximadamente; el conjunto de
su historia en cuanto historia de la ciência es todavia hoy, en
especial para el historiador de la filosofia y de la cultura,
Período clãsico de los Padres 33
un urgente desideratum, pues el peso principal dei desarrollo
espiritual en el primer milênio ha gravitado seguramente sobre
ella igual que el filosófico se ha centrado en los comentários
a Aristóteles. El derecho canônico se encuentra en el estádio
de la progresiva codificación en reglamentaciones eclesiásticas
y colecciones canônicas; pero faltan su sistemática y su his- ■
toria. La historia de Ia Iglesia está basada en puntos de vista
apologéticos y ha entrado en vias de continuo complemento.
Como sistemática histórica puede pasar la filosofia de la his
toria de San Ireneo y San Agustín. Además se halla repre
sentada toda una serie de disciplinas teológicas secundarias:
homilética, teologia pastoral, patrística (S an J erónimo, De
vins iUustribus, junto con sus continuadores) y arqueologia
bíblica (desde Orígenes hasta Beda).
El desplazamiento histórico de este antiguo conjunto de-,
la teologia cristiana hacia un complejo, predominantemente
filosoficosistemático, de las ciências teológicas constituye uno
de los presupuestos fundamentales para la plena inteligência ^
de la «suma». Habremos de ocupamos de ella en su lugar, y
pudiera también aclararse por el tercer desplazamiento dei
complejo en el histórico siglo xx. El hecho de que, en reali-
dad, todo el volumen de la ciência cristiana, a pesar dei in
significante perfeccionamiento de la sistemática en ciertos ca
sos particulares, se encuentre ya en la antigua época cristiana,
no sólo demuestra la pujante foerza creadora de aquel tiempo
—que la mitad, como máximo, de su admirable y rica funda-
.mentación y elaboración de las ciências se la debe al mundo
griego, único que en este aspecto puede comparársele—, sino-
también y al mismo tiempo pone de manifiesto la existência -' ..
de una sistemática inmanente de las ciências en ese tiempo,.
en cuanto dichas ciências constituyen la expresión armónica
de todas las necesidades científicas en el orden de la vida prác-
3
34 Fundamento patrístico de la Escolástica
LA ESCOLASTICA MEDIEVAL
2. L a fase concordística
p r e n d ió la t a r e a d e e x p o n e r el c o n ju n to d e 3a. d o c tr in a e r is -
t í a n a e n u n t r a t a d o a c e rc a d e los s a c ra m e n to s , te n ie n d o e n
c u e n ta el d e s a r r o llo s o te rio ló g ic o . C ie r to q u e p a r a ello h u b o
d e a m p lia r c o n s id e r a b le m e n te el c o n c e p to d e s a c r a m e n to h a s
t a el p u n to d e q u e d a r e n g lo b a d o b a j o e s a d e n o m in a c íó n ta m -
b íé n el m is té rio . P e r o la o b r a d e H u g o d e S a n V íc to r e r a
a s im ís m o u n a a p o r ta c ió n d e m a s ia d o g e n ia l p a r a q u e p u d ie r a
in f lu ir s o b r e e l d e s a r r o llo te o ló g ic o g e n e r a l d e la s F a c u lta d e s
d e .te ò lo g ía , c o s a q u e e s ta b a r e s e r v a d a a l a u tê n tic o t e x t o esco
l a r d e la E s c o lá s tic a , a lo s libri quatuor sententiarum, de P e
d ro L o m b ard o .
L a s ig n ific a c ió n d e H u g o d e S a n V í c t o r la s u b r a y ó a c e r-
ta d a m e n te el m á s g r a n d e d e su s c o n tín u a d o r e s , S a n B u e n a -
v e n tu r a , a l d e c ir q u e H u g o e r a u n te ó lo g o u n iv e r s a l y n o
e s ta b a o r ie n ta d o s o la m e n te , c o m o S a n A n s e lm o , c o n tin u a d o r
d e S a n A g u s tín , e n s e n tid o p r e f e r e n te m e n te filo só fico , s in o ,
c o m o S a n B e r n a r d o , c o n tin u a d o r d e S a n G re g o rio , e n se n -
^ r t i d o p r e f e r e n te m e n te a s c e tíc o m o r a l; n i c o m o R ic a r d o d e S a n
" V íc to r , c o n tin u a d o r d e i A r e o p a g ita , e n s e n tid o p r e d o m in a n
te m e n te m ís tic o , s in o q u e to d a s e s ta s f a c e ta s e s ta b a n u n id a s
èri la p e r s o n a d e H u g o . E s t a id io s in c r a s ia v m a n e r a p e r s o -
n a l d e H u g o d e S a n V í c t o r n o s re v e la a l m is m o tie m p o la
e la b o r a c ió n d e la p r im e r a « s u m a » a m p lia y a c a b a d a .
^ E n q u é c o n s is tia la t a r e a d e s ín te s is p a r a u n filó s o fo y
te ó lo g o u n iv e r s a l d e m e d ia d o s d e i s ig lo x n ? T e m a q u e u n i r
d o s c o s a s : la s d is c ip lin a s p a r tic u la r e s filo so fic o te o ló g ic a s y Ias
e sc u e la s p a r tic u la r e s . L a s d is c ip lin a s p a r tic u la r e s te o ló g ic a s
c r a n : d o g m á tic a , e x é g e sis, c a n o n ís tic a , litú r g ic a e h is to r ia
e c le s iá s tic a y u n i v e r s a l ; la s d is c ip lin a s filo só fica s s e g u ía n s ie n -
d o f u n d a m e n ta lm e n te la s s ie te a r te s lib e ra le s , c u y a s ín te s is
v a m o s a c o n s id e r a r c o m o a p ê n d ic e dei D id a sca lio n , d e H u g o .
L a s e sc u e la s p a r tic u la r e s p u e d e n c a r a c te r iz a r s e a p r o x im a d a -
Fase concordistica 137
m e n te s e g ú n la p r e p o n d e r â n c ia d e la s d is c ip lin a s p a r tic u la r e s .
L a E s c u e la d e L a o n e r a p r e d o m in a n te m e n te d o g m á tic a ; los
g r u p o s d e id e a s con q u e c o n tr ib u y ó a la f o r m a c ió n d e la
« su m a » v e r s a n so b re la d o c tr in a a c e rc a d e D io s , ía T r i n i d a d
y la E n c a r n a c ió n . L a E s c u e la d e C h a r tr e s e r a p r e f e r e n te m e n -
te e x e g é tic a , c o n su c a r a c te r ís tic a f u s ió n d e i h e x a e m e r o n y
el p la to n is m o ; a p o r to a la e ía b o rá c ió n d e Ia « su m a » la d o c
t r i n a a c e r c a d e la c re a c ió n . T e n d ê n c ia s e x e g é tic a s la s h u b o
a s im is m o en o tr a s p a r te s y g ru p o s , n o d e n tr o d e u n a e sc u e la
f o r m a l, s in o c o m o e x p o s ic ió n m ís tic a y m o r a l d e la E s c r it u r a
c o n fin és a sc é tic o s. E n e s te t e r r e n o e n c o n tr o H u g o u n m o d e
lo e sp e c ia l e n s u a m ig o S a n B e r n a r d o d e C la r a v a l; é l m is m o
f u é el f u n d a d o r d e la m ís tic a d e la E s c u e la d e los V ic to r in o s .
H u g o f u é in flu íd o , d e s d e el p u n t o d e v is ta d e la c a n o n ís tíc a ,
p o r I v ó n d e C h a r tr e s . S u m é r i t o en e ste p u n to c o n s is te e n
h a b e r a c o g id o e in c o r p o r a d o a la « s u m a » el d e r e c h o m a t r i
m o n ia l y el d e re c h o dei s a c r a m e n to d e i o r d e n j u n t o co n el
p r im a d o . E l m é r ito d e H u g o e n e ste t e r r e n o r a d ic a en q u e
e n s a m b ló e n el ed ifício to ta l d e la « su m a » la in te r p r c ta c ió n
m is tic o a le g ó ric a d e Ia Ig le s ia , d e los o fício s e c le siá stic o s y d é
lo s s a c r a m e n to s . L a h i s t o r i a d e la I g le s ia y u n iv e r s a l se e n -
c o n tr a b a u n ic a m e n te en o b r a s p a r tic u la r e s . E n e s ta e s f e r a
H u g o d e S a n V íc to r a b r ió n u e v a s r u ta s m e d ia n te su co n c ep -
c ió n h isto ric o filo só fic a d e i m u n d o y d e ía re d e n c ió n , q u e c o n -
v ir tió en m a rc o d e s u s is te m a .
L o e x tr a o r d in á r io en la a p o r ta c ió n y la b o r s in té tic a d e
H u g o es q u e su p o c o m b in a r to d o s e s to s m ú ltip le s y p o lif a -
c é tic o s m o v im ie n to s e s p iritu a le s e n u n s is te m a e s tr ic ta m e n te
u n íta r io . E l p e n s a m ie n to b á s ic o y a g lu tin a n te d e q u e se s ir -
v ió p a r a el lo g ro de su e m p re s a f u é u n c o n c e p to la to d e s a
c r a m e n to ; y a sí, ti tu l a s u s u m a D e sa cra m e n tis christiava-e
138 La Escolástica medieval
f
Fase concordística 139
3. La f a s e s is t e m á t ic a
infiemo
5
Fase sistemática 1S9
j
í
!:•
4
>
í;
l■
índice de nombres propios
Abelardo: 52, 86, 87, 108, 111, Aristóteles: 33, 69, 70, JJ4, 75,
113, 122, 123, 124, 126, 146, 75, 118, 119, 120, 122, 124, 125,
149, 201, 224. . 126, 147, 153, 156, 161, 162,
Adelardo de Ba th: 118, 119. 164, 165, 167, 168, 169, 171,
Agustín, San: 25, 32, 33, 34, 41, 173, 174, 178, 205, 207, 210,
42, 43, 45, 43, 48, 49, 50, 51, 212, 219, 220, 222, 223, 224,
60, 63, 65, 66, 77, 78, 80, 81, Arrio: 67.
82, 89, 90, 104, 120, 130, 134, Asclepio: 69.
136, 146, 151, 156, 165, 166, Atanasio, San: 59, 130.
173, 174, 184, 190, 191, 192, Averroes: 165, 173.
195, 198, 201, 216, 220, 222, Avicena: 156.
223, 224, 227. Azo: 112.
A hrhardt, A.: 145.
Alano de Lila: 174. Bacon, F.: 172.
Alberto Magno: 86, 124, 148, 155, Bacon, Rogério: 86, 88, 158, 164,
161, 162, 164, 165, 166, 167, 172, 206.
168, 170, 218. BaeumHer: 7, 102, 133, 174.
Alcuino: 76, 90. Barach: 121.
Alejandro de Hales: 172, 174, Bardenhewer: 35, 174.
189. Bartolcmé Anglico: 172.
Alfarabí: 156, 157. Basilio, San: 63.
A lger de Lieja: 109, 111, 122. B aum gartner: 7,
A m alar: 142. Baum stark, A.: 31, 153.
Ambroslo, San: 32, 50, 51. Baur, L.: 144, 155, 168, 1S4.
Ammonio Saccas: 54, 69. Beda el Venerable, San: 33, 45,
Anselmo, San: 101, 103, 104, 77, 78, 89.
105, 106, 108, 128, 129, 130, Berengario de Tours: 99.
131, 132, 133, 134, 135, 136, Bernardo, San: 79, 86, 88, 136,
144, 173, 189, 201, 202„ 228. 137, 149, 201, 225.
Anselmo de Laon: 108, 134. Bernardo de Chartres: 120.
Antonino de Florencía: 211, 225. Bernardo Silvestre: 121.
232 índice de nombres propios.
Bernholdo de Constanza: 87, 109, Eckeharf: 86.
111, 122. Egidio Romano: 159.
Bcrthier, P. J.: 209. E h rard t: 35.
Boecio: 75, 76, 78, 89, 90, 124, Epicuro: 118.
125, 156. Epifanio de Salamina: 52.
Bucnaventura, San: 14, 15, 19, Erígena, Juan Escoto: 76, 90, 92,
47, 65, 86, 88, 105, 119, 134, 101.
136, 144, 148, 152, 155, 174, Escoto, Miguel: 159.
175, 179, 181, 182, 183, 184, Escoto, Juan Duns: 86, 88, 148,
1S5, 187, 188, 189, 191, 192, 174.
193, 194, 195, 196, 198, 202, Espinosa: 127.
206, 219, 225, 228. Esteban bar Sudhaile: 72.
Burckhardt de Worms: 106, 107, Eusebio de Cesarea: 29, 54.
108, 205. Eutiquio: 76.