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Publicitas Comunicación y Cultura

Vol. 2 - 1 Junio (2014) 58-68 e-ISSN: 0719-4005

La Semiótica de la Cultura desde la Perspectiva


de I. M. Lotman
1

The Semiotics of the Culture from the Perspective


of I. M. Lotman

Dr. Jorge Brower Beltramin.


Facultad Tecnológica. Universidad de Santiago de Chile
Artículo recibido: el 21 de marzo de 2014. Profesor Asociado del Departamento de Publicidad e Imagen
Artículo aceptado: el 23 de abril de 2014. Correo electrónico: jorge.brower@usach.cl

Resumen: la base conceptual desde la cual formu- Abstract: the conceptual basis from which to for-
lamos una teorización semiótica para la compren- mulate a semiotic theorizing for understanding
sión de la cultura, tiene como referencia inmedia- culture, immediate reference is to the work of IM
ta los trabajos de I.M. Lotman. A nuestro juicio, las Lotman. In our view, investigations of this Russian
investigaciones de este semiólogo ruso dan cuenta semiotician realize the basic principles for concei-
de los principios básicos que permiten concebir la ving culture as semiotic production in which the
cultura como producción semiótica en la que se structuralist and pragmatic visions are reconciled,
reconcilian las visiones estructuralista y pragmáti- allowing generation understands the different cul-
ca, permitiendo así comprender la generación de tural dynamics understood as forms of semiosis that
las diversas dinámicas culturales entendidas como give meaning to social structures including the va-
modalidades de semiosis que dan sentido a las es- rious levels of symbolic density. Our formulation of
tructuras sociales incluyendo los diversos niveles de cultural semiotics is established, thus, from the con-
su densidad simbólica. Nuestra formulación de una tributions obtained in investigations of Lotman, by
semiótica de la cultura se establece, de este modo, which a general theory of cultural signs is set, hin-
a partir de los aportes obtenidos en las investiga- ged from epistemological contributions including
ciones de Lotman, mediante las cuales se configura structuralism and pragmatism, which results in es-
una teoría general de los signos culturales, articula- tablishing the distinction -structure/context- as the
da desde aportes epistemológicos que incluyen al axis around which revolve all conceptual approa-
estructuralismo y el pragmatismo, lo que se traduce ches to Lotman’s semiotics of culture.
en el establecimiento de la distinción -estructura/
contexto- como el eje en torno al cual giran todos
los planteamientos conceptuales de la semiótica
general lotmaniana de la cultura.

Palabras clave: Semiótica, Cultura, I. M. Lotman, Keywords: postmodernism, spectacle, culture, con-
Contexto. sumption.

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La arquitectura teórico-conceptual de Lotman no, como la interacción de un conjunto de sistemas
como soporte de la Semiótica de la Cultura semióticos particulares. Este proceso interactivo,
que también podría denominarse, dimensión co-
Para iniciar el recorrido conceptual señalado, revisa- municativa en la que se disponen los sistemas se-
remos los postulados de Lotman, con el objetivo de mióticos, es un elemento central en torno al cual se

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afianzar nuestra propuesta semiótica de la cultura. desarrollan las sociedades humanas y los corres-
En el contexto de los aportes del estructuralismo lin- pondientes contenidos culturales que les dan un
güístico y el pragmatismo americano, los sistemas telos específico. Los investigadores de la Escuela de
sígnicos contenedores de una cultura se sitúan en la Tartu dirigidos por Lotman, resumen este plantea-
historia y en la sociedad. En tal sentido, estos siste- miento señalando que para “el funcionamiento de
mas, expuestos como formas discursivas, se comu- la cultura y, correspondientemente, para justificar la
nican entre ellos, a través de agentes interpretativos necesidad de una aplicación de métodos complejos
que los producen e intercambian. Para comprender en el estudio de la cultura, tiene fundamental im-
este proceso, clave en la formación de las culturas y portancia el hecho de que un único sistema semió-
el contacto entre ellas, Lotman recurre al concepto tico aislado, aunque esté perfectamente organiza-
de diálogo, contribución del teórico ruso M. Bajtin2 . do, no puede constituir una cultura: para este fin, el
Este concepto resulta ser un excelente puente teóri- mecanismo mínimo necesario está constituido por
co para comprender las unidades semióticas estruc- una pareja de sistemas semióticos interdependien-
turales desde una perspectiva que las vincula con tes.”(Segre, 1985: 152)
otras unidades de sentido en un contexto específi-
co de producción y condicionamiento. Para Bajtin, Esta interdependencia, interacción, o como señalá-
todo discurso-enunciado está lleno de dialogismo, bamos, dimensión comunicativa en la que se dispo-
no sólo por el hecho de que se transmita de un emi- nen los contenidos que dan forma a una cultura, es
sor a un receptor concreto, sino que en su estruc- la base a partir de la cual podemos proponer, junto
tura interna, mediante las influencias intertextuales a Lotman, una teorización semiótica que vincule a
que otros discursos ejercen sobre la producción de las unidades de significación en un espacio de senti-
los mensajes. Al respecto, el teórico ruso señala que do mayor que posibilita diversas formas de diálogo
los: “enunciados no son indiferentes uno a otro ni entre ellas.
son autosuficientes, sino que ‘saben’ uno del otro
y se reflejan mutuamente. Estos reflejos recíprocos Delimitada esta perspectiva, la trama de la cultura
son los que determinan el carácter del enunciado. “se construye como un sistema concéntrico, en cuyo
Cada enunciado está lleno de ecos y reflejos de centro se disponen las estructuras más evidentes y
otros enunciados con los cuales se relaciona por la coherentes (las más estructurales, por decirlo de al-
comunidad de esfera de la comunicación discursi- gún modo). Más cerca de la periferia, se sitúan for-
va.”(Bajtin, 1982: 282). maciones de estructuralidad no evidente o no de-
mostrada, pero que, al estar incluidas en situaciones
A través de esta definición de diálogo intertextual, sígnico-comunicativas generales, funcionan como
Bajtin entrega una clave vital a la formulación se- estructuras. En la cultura humana tales paraestruc-
miótica de Lotman respecto a la conformación de turas (kvazistruktury) ocupan, evidentemente, un
la cultura. Se trata, a partir de Bajtin, de contenidos lugar bastante importante.”(Segre, 1985: 152)
estructurados que se validan mediante un proce-
so dialógico continuo. La expresión de las culturas, La explicación sobre la forma en que se construye el
puede ser comprendida desde la lectura realizada sistema de la cultura, realizada por Lotman y su co-
por Lotman sobre el concepto de diálogo bajtinia- laborador más cercano, Uspenski, da cuenta en toda

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su extensión de nuestro proyecto semiótico para la nización (entropía).” (Segre, 1985:154) En el meca-
comprensión de dicho sistema. Este contiene en su nismo o ustroistvo regulador de la cultura, sin duda,
centro, las “estructuras más evidentes y coherentes”, el lenguaje natural ocupa un lugar central, pues, a
es decir, las unidades discursivas en tanto que ma- través de él se provee de estructuralidad a todo el
terialidad lingüística, entendidas como componen- sistema cultural, mediante su función de dar nom-
La semiótica de la cultura desde la perspectiva de I.M. Lotman.

te básico para su estructuración. Por otro lado, más bre y organizar la realidad dentro de un marco so-
“cerca de la periferia” se encuentran “formaciones cial y contextual determinado.
de estructuralidad no evidente” que en nuestra for-
mulación semiótica corresponden a todas aquellas La semiótica de la cultura que aquí proponemos,
variables translinguísticas que dan vida a los con- suscribiendo los postulados de Lotman, entiende,
textos de enunciación. Estas “paraestructuras”, en de esta manera, el lenguaje natural como eje o pivot
el metalenguaje de Lotman y Uspenski, cumplen la central de las diversas dinámicas culturales, funcio-
función de “validar” los contenidos estructurales y nando desde su materialidad lingüística en un pro-
denotados, asignando el espesor simbólico necesa- ceso de circulación que recorre todos los aspectos
rio que guía a las comunidades interpretativas. de la interlocución y las variables translinguísticas,
generando una retroalimentación permanente que
Nuestra formulación semiótica de la cultura, preten- enriquece la dimensión connotada del propio len-
de entonces, conocer este sistema concéntrico, des- guaje natural.
cribiendo su centro y periferia, (correspondientes al
eje estructura/contexto que ya hemos explicado), De este modo, la cultura, a través del lenguaje, or-
para posteriormente comprender las correspon- ganiza la existencia humana, como un sistema de
dencias y nexos que se establecen entre los com- signos cuya función prioritaria es producir orden
ponentes del sistema. sobre un fondo entrópico, delimitando al mismo
tiempo el eje cosmos/caos para moverse entre sus
A partir de la delimitación de las diversas formas de componentes en términos creativos (el cosmos re-
ensamblaje entre paraestructuras y estructuras presentado por la cultura se alimenta del caos, para
de un sistema cultural, podemos dar cuenta de una entregar movimiento a un proceso cambiante y que
visión de mundo, de una asignación de sentido, a por tanto se modifica de manera continua). Pero el
través de un discurso sobre el mundo que, antes de lenguaje, proveedor de estructuralidad a los siste-
ser nombrado, descrito e interpretado, no es más mas concéntricos de las distintas visiones de mun-
que caos. Este discurso sobre el mundo adquiere su do (culturas), se desarrolla en ámbitos específicos,
real dimensión en el proceso comunicativo o dialó- que nosotros hemos llamado contexto y que Lot-
gico, tal como lo explicábamos gracias al aporte de man (1996), define como atmósfera, socio-esfera o
M. Bajtin. Por tanto, dicho discurso, en su dimensión semiosfera.
comunicativa, se realiza dentro de una colectividad,
haciendo de la cultura un mecanismo o ustroistvo Para este semiólogo ruso, la socio-esfera o semioes-
mediante el cual podemos organizar las diferentes fera producida por la cultura “al igual que la biosfe-
dimensiones desorganizadas de la vida, haciendo ra, hace posible la vida, no orgánica, obviamente,
del caos propio del continuum de la existencia, la sino de relación.”(Lotman, Uspenski, 1979: 70) Al de-
materia prima que, incesantemente estamos mo- finir el ámbito en el que los agentes interpretativos
delando y sometiendo a contenidos reguladores y producen lenguaje natural, Lotman nuevamente
normativos. “Se puede afirmar, por tanto, que la cul- pone el énfasis en las relaciones que se establecen
tura es el ámbito de la organización (información) entre esos agentes y las variables propias de la pro-
dentro de la sociedad humana, frente a la desorga- ducción discursiva aportadas por la situación en

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que se gestan los discursos-enunciados. El vigoroso ción extensa de la cultura, cuyos límites son la pro-
manantial de estructuralidad producido por el len- ducción misma de sentido, más allá de la cual, sólo
guaje se vincula así con un ámbito situado más acá existe un fondo o espacio sin personalidad o con-
de lo orgánico o del mundo natural, para existir y figuración semiótica, que en la dinámica evolutiva
evolucionar. de toda cultura será nominado en algún instante.

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La existencia del ser humano no puede entender-
La semiosfera de Lotman (1996), “hace posible la se, desde esta perspectiva, sino es dentro de este
vida cultural”, en relación a las capacidades que espacio de lenguajes, signos y símbolos que otor-
requieren las comunidades interpretativas, para gan un perfil específico a la personalidad humana.
interactuar y significar. Se trata de la existencia de Este perfil es sometido a un vertiginoso proceso
un saber mutuo compuesta por información con- de cambios, a través de una reorganización conti-
textual entendida como la materia prima básica y nua de los códigos producidos. Esa reorganización
fundamental para la interpretación de los enuncia- continua es la que permite mantener el orden de
dos y la creación de los mismos. Este saber mutuo las comunidades, introduciendo nuevas reglas para
se conecta también con la memoria común del des- mantener en tensión el eje ordenado/no ordenado
tinador y el destinatario, memoria que permite la que reenvía finalmente a cultura/naturaleza. La es-
recreación de contenidos, pero también la produc- tructura jerárquica de la cultura se desarrolla enton-
ción de discursividad para proyectar el futuro de las ces, mediante la combinación armónica de diversos
sociedades. La semiosfera se convierte así, en una sistemas semióticos que, sin embargo, poseen un
atmósfera alusiva y referencial que permite estable- cierto grado de flexibilidad para soportar de mane-
cer un conjunto de órdenes, como ya señalamos en ra no sistematizada, contenidos con un alto grado
torno al eje cosmos/caos, que permiten diferenciar, de entropía o desorden. Esta permeabilidad, como
a partir de los grupos de base formadores de una ya hemos dicho, permite la convivencia entre los
cultura, lo íntimo/extraño, y lo próximo/lejano en- contenidos normados de una cultura, con otros que
tre otras muchas distinciones propias de una visión resultan exógenos, provenientes de otros sistemas
de mundo o weltanschauung particular. La atmós- semióticos con otras visiones de mundo. En térmi-
fera cultural creada por la semiosfera contiene el nos diacrónicos estamos frente a una construcción
conjunto total de los indicios semióticos que carac- no finita e incompleta, condiciones fundamentales
terizan a una sociedad. La forma en que se articula para su funcionamiento.
este conjunto de indicios con el lenguaje natural
que sirve como soporte fundamental de creación De este modo, la cultura entendida como semiosfe-
y nominación, permite hablar de una cultura me- ra o estructura semiótica extensa es capaz de incor-
dieval, renacentista, moderna, etc. De este modo, porar y codificar materialidades sígnicas inconexas,
el contexto atmosférico de naturaleza semiótica, trazos culturales exógenos y con sentidos diversos
contenido en otro mayor, la biosfera que da forma y toda suerte de residuos translinguísticos pertene-
al mundo natural, se hace indispensable para la ge- cientes a esa zona que hemos denominado caos. Se-
neración de nuevos sentidos dentro de un proceso gún Lotman, esta cualidad de las culturas respecto
en permanente cambio. a la coexistencia e incorporación de variables caó-
ticas tiene que ver con dos capacidades esenciales.
El concepto general de semiosfera propuesto por En primer término, toda cultura debe poseer “una
Lotman puede ser sintetizado, señalando que se alta capacidad modelizadora, es decir, debe descri-
trata de “aquel espacio semiótico fuera del cual bir el mayor círculo posible de objetos, incluido el
no es posible la existencia de la semiosis.”(Lozano, mayor número de objetos todavía desconocidos”
2002) En otras palabras, se trata de una concep- (Lotman, Uspenski, 1979: 84)

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En segundo lugar, la sistematicidad en la produc- del sentido haría peligrar seriamente la vida total
ción de códigos “ha de ser concebida por la colecti- del sistema. En otras palabras, la no incorporación
vidad que los utiliza como instrumento para atribuir de elementos extraños a los producidos desde el
un sistema a aquello que es amorfo.”(Lotman, Us- seno de una sociedad, llevaría a esa estructura so-
penski, 1979: 84) cial finalmente a una fase de extinción. Desde esa
La semiótica de la cultura desde la perspectiva de I.M. Lotman.

perspectiva, la estructuralidad de las lenguas na-


Estas dos capacidades aseguran en definitiva, la turales aporta un conjunto de reglas que tienden
constante actividad estructurante de los sistemas a eliminar las ambivalencias que se presentan en
culturales. Actividad que, como hemos podido la construcción de la trama general de la cultura.
constatar, se proyecta sobre dos ámbitos distintos. Esta función estructurante, sancionada sincrónica-
Uno es el del propio sistema de la cultura que, des- mente, funciona como un verdadero filtro sobre los
de su centro, funda y delimita los objetos a des- contenidos caóticos que, en la evolución diacróni-
cribir, valorizar y normar, estableciendo entre ellos ca de las dinámicas culturales, se van introducien-
relaciones más o menos invariables. El otro ámbito do como un aporte de informatividad que de una
tiene que ver con el de los elementos extrasistémi- u otra forma terminará siendo incorporado. En el
cos, que pueden reconocerse en primera instancia proceso dinámico de la cultura, los contenidos más
como inestables, irregulares e inconexos provenien- caóticos, no propuestos desde la estructura inter-
tes de la zona del caos. Frente a esta zona o ámbito, na de dicho proceso, “son redistribuidos estructu-
la actividad estructurante de la cultura reacciona de ralmente y adquieren, desde su nueva inserción...,
dos formas. Una opción es que incorpore, como ya un nuevo sentido unívoco.”(Lotman, 1996: 105) Se
hemos señalado, elementos extrasistémicos, apli- puede decir, por tanto, que el esfuerzo por aumen-
cándoles sus capacidades modelizadoras y siste- tar el grado de univocidad dentro del sistema de
matizadoras. Otra alternativa, aunque puramente la cultura, permite reforzar los equilibrios internos
teórica, consiste en la expulsión o rechazo de los en relación a la semiosis producida, como un todo
elementos extrasistémicos más allá de los límites es- coherente y comprensible para la mayor parte de
tablecidos por la propia semiosfera. Sin embargo, es la comunidad de agentes interpretativos. Por otro
necesario advertir que esta acción de rechazo nun- lado, la intervención deseada o no deseada de una
ca es tan pura o de distinción absoluta. No debemos gran cantidad de información no codificada y por
olvidar que los componentes del eje articulador de tanto caótica, deberá ser interpretada como el indi-
toda cultura; sistema/extrasistema correspondien- cio que advierte sobre un salto dinámico o cambio
te y equivalente al eje cosmos/caos, son comple- importante en los contenidos y relaciones que se
mentarios y están en una permanente coexistencia. establecen para la constitución de una cultura.
Por tal motivo y en directa relación con la vocación
evolutiva de todo sistema cultural, “el material ex- Podemos afirmar en consecuencia, que nuestra pro-
trasistémico puede convertirse en estructural en la posición de una semiótica de la cultura, recoge el
etapa siguiente de un proceso dinámico.”(Lotman, trabajo teórico de Lotman, situándonos frente a un
Uspenski, 1979: 97) Con esta afirmación, podemos sistema complejo que se desarrolla sobre la base de
decir que dentro de la dinámica real de la cultura, dos actividades fundamentales. Por un lado, produ-
el rechazo total de los elementos provenientes de ce bloques de sentido, mediante los cuales organiza
la zona caótica, es imposible. Siempre, en todo mo- una visión de mundo, y por otra, incorpora trazos
mento, el proceso codificador de la cultura, funcio- semióticos inconclusos y muchas veces incoheren-
na de manera flexible, permitiendo la incorporación tes, a los que hemos denominado caóticos. Como
de trazos de sentido distintos y distantes. El funcio- todo sistema semiótico, se desarrolla o evoluciona
namiento rígido de los mecanismos de codificación a través de un espectro estructural que combina

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sanciones sincrónicas de orden, provistas funda- dan forma a una cultura, entendidos como intérpre-
mentalmente por el lenguaje, con materialidades tes y productores de sistemas simbólicos que, en su
significantes que provienen de otras atmósferas condición de materialidad finalmente comunica-
culturales o que se presentan como residuos ya tiva, permiten el desarrollo de culturas concretas.
muy degradados en un proceso diacrónico de larga Este aporte del pragmatismo se ve enriquecido por

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data. Sobre esta tensión estructural que produce, el concepto lotmaniano de semiosfera, a través del
ordena y reordena permanentemente contenidos, cual quedan descritos todos los elementos que per-
se gesta una trama semiótica irreproducible en su miten y a la vez condicionan la generación, tanto
totalidad y complejidad: la cultura. de los contenidos que definen una cultura como la
adaptación de aquellos provenientes de otras visio-
Reconocidas así, desde una perspectiva semiótica, nes de mundo y que en mayor o menor medida se
las condiciones dinámicas de la cultura, podemos irán incluyendo en la estructura de sentido de una
afirmar, que este tipo de aproximación analítica y semiosfera, estructura cuya redundancia y perma-
comprensiva se enfrenta, más que a una estructu- nencia en el tiempo ayuda a definirla y distinguirla
ra delimitada y reconocible, a un verdadero campo de otras en un espacio mayor de coexistencia de
minado cuya densidad informativa excede toda múltiples cosmovisiones.
posibilidad de codificación exhaustiva o comple-
ta3 . Nuestra proposición de una semiótica para la De este modo, la semiótica de la cultura que aquí
descripción de la cultura se orienta al estudio de formalizamos, centra su interés en el discurso, en-
procesos explosivos de sentido, utilizando para tendido como objeto de estudio. A partir de la ca-
dicho estudio un dispositivo analítico estructural racterización conceptual que hemos realizado de
– pragmático cuya flexibilidad y apertura permite esta aproximación analítica, el discurso es compren-
comprender de la mejor forma posible, la densidad dido en su doble condición de sistema y de proceso.
semántica de la semiosfera estudiada. Entendido como sistema, el discurso manifiesta en
su propia materialidad, una estructura, dentro de la
En consecuencia, la metalectura realizada sobre las cual es posible visualizar niveles o dimensiones se-
investigaciones de Lotman, nos permite formular mánticas que, articuladas en su totalidad permiten
una semiótica de la cultura que avanza más allá de que dicha materia semiótica (discurso) se exprese.
la visión estructuralista o pragmática de la misma, En su condición de proceso, el discurso se nos pre-
integrando los aportes de estas dos perspectivas senta como una cadena sintagmática que se instala
epistemológicas y analíticas, para comprender fi- en circuitos comunicativos cuya dinámica está re-
nalmente la dinámica cultural, como un proceso gulada por los sujetos que intercambian discursos
constante de producción de sentido organizador sobre diversas temáticas propias de su universo cul-
de la vida del hombre en sociedad. Desde nuestra tural.
perspectiva semiótica, el estructuralismo linguísti-
co nos entrega un conjunto de categorías analíticas En consecuencia, una aproximación semiótica a la
por medio de las cuales podemos describir y expli- cultura, como la que definimos en este artículo, in-
car la organización del contenido de las lenguas na- tenta comprender el discurso como una “realización”
turales, entendidas como eje central en torno al cual de las unidades linguísticas, tanto en su dimensión
se articula una visión de mundo. estructural o paradigmática como en la dimensión
de proceso o sintagmática.
Por otro lado, el pragmatismo nos permite incorpo-
rar variables linguísticas y translinguísticas entre las En definitiva, creemos que todo discurso es relevan-
que adquieren un rol protagónico, los sujetos que te de ser estudiado, tanto por la forma en que or-

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ganiza contenidos de mayor o menor complejidad de la re-invención de los contenidos, relaciones y
(en su condición de sistema o estructura), como por normas establecidas en una atmósfera cultural.
su valor en el intercambio social de sentido, inter-
cambio que implica un encuentro semiótico entre El redescubrimento de las estructuras culturales,
los significados que en definitiva constituyen un sis- potencialmente explosivas y altamente cambiantes,
La semiótica de la cultura desde la perspectiva de I.M. Lotman.

tema social. desplaza definitivamente el concepto de conoci-


miento entendido como “la imagen o la representa-
De este modo, la semiótica de la cultura, aborda una ción de un mundo independiente del hombre que
semiosfera concreta entendida como construcción hace la experiencia.”(Watzlawick, Krieg, 1995: 19)
de sentido en directa vinculación con las condicio- El giro epistemológico propuesto, pone en el cen-
nes de producción de dicho sentido. Esta forma de tro de los procesos cognitivos al hombre encarnado
comprender la cultura (construcción de sentido y ligado finalmente al mundo natural y cultural, en
bajo ciertas condiciones productivas), nos conecta términos de Lotman, a la biosfera y la semiosfera.
finalmente con el constructivismo como paradigma “La reinserción del sujeto y del observador en el te-
epistemológico desde el cual comprendemos el co- jido final de los conocimientos, y una nueva inter-
nocimiento. pretación de las leyes de la naturaleza, convergen
en la perspectiva de un cambio epistemológico
en el pensamiento científico que podemos definir
El discurso epistemológico constructivista a grandes rasgos, como pasaje de una ciencia de
como clave comprensiva del conocimiento la necesidad a una ciencia del juego”. (Watzlawick,
aportado desde la Semiótica de la Cultura Krieg, 1995: 54) Ciencia del juego de las posibilida-
des o alternativas respecto de lo observado. Giro
Desde la perspectiva constructivista, el conocimien- epistemológico que renuncia a la necesidad de dar
to tiene que ver con el desarrollo de universos se- con la verdad, para contentarse con la exposición
mánticos que lejos de plantearse excluyentes, coe- de una pluralidad de “verdades” que coexisten y se
xisten y generan discursos explicativos que pueden retroalimentan.
ser comparados o fusionados como una forma de
comprensión mayor de los fenómenos en estudio. El paradigma epistemológico constructivista, pro-
La clave de esta forma de entender los procesos puesto desde su propia naturaleza, como el mejor
cognoscitivos, radica en el respeto de las diversas eje que explica el tipo de conocimiento generado
lógicas de observación puestas en juego, ya que sobre la cultura, desde una perspectiva semiótica
cada una de ellas tiene una historia, una carga ge- que contempla la reconstrucción de estructuras
nética y en definitiva, una estructura biológica en la narrativas expuestas en el discurso, y el re-cono-
que descansa el proceso de conocimiento global. cimiento de los contextos que condicionan dicha
producción discursiva, ha sido valorado como la
Dentro de este ámbito epistemológico, entendi- opción óptima para evaluar y dar valor a la genera-
do como escenario regulador de la comprensión ción de conocimiento en todas las áreas del saber.
semiótica de las dinámicas culturales, éstas apare- Así, desde la sociología actual, consciente del diag-
cen como creaciones de contenidos normativos, tal nóstico semiótico sobre la construcción semántica
como lo señalábamos en nuestra propuesta, que de las sociedades reguladas desde los contenidos
permiten hacer distinciones tales como pertinente/ aportados por las culturas, se asumen un conjunto
impertinente o correcto/incorrecto. Los sistemas de principios provenientes de la física cuántica que
observadores y en proceso de conocimiento entran establecen que el sujeto que conoce o mide y los
en la dinámica de la cultura, precisamente, a través instrumentos para conocer o medir son anteriores

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al objeto estudiado. Ya no se trata de conocer di- trucción del paradigma constructivista. Desde esta
rectamente el objeto, sino que el sujeto como cor- ciencia, los sistemas observadores son, antes que
poralidad y conjunto de competencias es parte del todo, sistemas vivientes “porque sus habilidades
proceso de conocer. “El sujeto y el objeto son efec- cognitivas son alteradas si su biología es alterada.”(-
tos del orden simbólico: el sujeto está sujetado y el Maturana, 1997: 14) Por tanto, con la afirmación

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objeto objetivado, por el orden simbólico.”(Ibáñez, de Maturana, los fenómenos sociales y no sociales
1994: 14) La afirmación de Ibáñez resume el princi- deben entenderse desde esta premisa. Observa-
pio básico del constructivismo. Todo conocimiento ción y conocimiento son un fenómeno biológico
está atravesado por el poder simbólico del lenguaje, operado por un observador que, en definitiva, es
mediante el cual se liga el observador con lo obser- un ser viviente. Los aportes de la biología vienen a
vado en una construcción cuya validez no puede ser radicalizar la postura general del constructivismo.
buscada en parámetros externos, sino que descansa La re-inserción del sujeto, adquiere desde esta disci-
en la propia estructura interna de esa construcción. plina una dimensión biológica que no acepta gene-
La sociología se alinea, de este modo, con el obje- ralizaciones respecto a este sujeto entendido como
tivo de nuestro proyecto semiótico para la com- observador (biológico) que conoce. En él y su praxis
prensión de la cultura, reconociendo en la base de de vida se fundamenta el valor de toda afirmación
su propia disciplina, al constructivismo como mejor y la calidad de toda explicación, entendido como
discurso explicativo del conocimiento de las socie- referente definitivo de cualquier proceso cognitivo.
dades humanas. En tal sentido, se afirma que los sis-
temas sociales no pueden ser cuantificados ya que El aporte de la biología a la fundamentación de una
no convergen hacia una medida reconocible como teoría del observador o constructivismo, implica del
valida y definitiva. mismo modo, un rechazo al racionalismo dominan-
te, también llamado objetivista, por considerarlo
El proceso de conocimiento de diversas culturas es como abstracto y desapegado respecto a la realidad
reemplazado por el de interpretación de esas cul- de los seres vivientes. Como señala Varela, lo central
turas, privilegiando en ese proceso el enfoque émic en este paradigma emergente es “la convicción de
según el cual podemos conocer el comportamiento que las verdaderas unidades de conocimiento son
de los agentes que interactúan en una comunidad de naturaleza eminentemente concreta, incorpo-
de una manera específica e intracultural. El enfoque radas, encarnadas, vividas; que el conocimiento se
émic 4 es el resultado de una perspectiva finalmen- refiere a una situacionalidad.” (Varela, 1996:14) Con
te constructivista, que asume el conocimiento des- la afirmación de Varela se refuerza nuestra opción
de un punto de vista interior, relativo e integrador. comprensiva de la cultura entendida como un en-
La opción émic para el conocimiento de las conduc- tramado estructural-contextual que es necesario
tas sociales no hace más que reforzar la opción por iluminar desde las situaciones de producción dis-
una teoría del observador como fuente única de co- cursiva, sin perder de vista que las descripciones es-
nocimiento entendido como invención o construc- tructurales y el diseño de los contextos, no son más
ción de mundos posibles. que reproducciones discursivas que, junto a otras,
van dando forma al tejido del conocimiento enten-
Pero no sólo la sociología ha puesto su énfasis en dido como múltiples construcciones de realidad
este paradigma como mejor explicanduum de los coexistentes y validadas por las comunidades inter-
mecanismos de investigación puestos en el juego pretativas. Así, la biología centra todo proceso de
del conocimiento. También, la biología ha sido una cognición en “los tipos de experiencia que provie-
fuente de argumentación importante y primordial nen del hecho de tener un cuerpo con varias habi-
para otorgar mayor espesor semántico a la cons- lidades sensori-motrices.” (Varela, 1996:18) A su vez,

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“estas habilidades sensori-motrices individuales se absolutos como los Dioses.”(Ibáñez, 1992: 27) A tra-
alojan… en un contexto biológico y cultural más vés de la reflexión de este investigador, podemos
amplio.”(Varela, 1996: 18) De este modo, la preocu- visualizar la redimensionalización del hombre en el
pación por las formas de recuperar el mundo desde mundo, que básicamente actúa como un intérpre-
el ámbito de las ciencias, debe poner su acento, más te de su entorno. El constructivismo en tal sentido,
La semiótica de la cultura desde la perspectiva de I.M. Lotman.

que en lo conocido o recuperado, en los principios se transforma en la alternativa actual al objetivismo


que vinculan el sistema sensorial y motor con un que consideraba los procesos cognitivos como una
mundo dependiente del que percibe. vinculación directa entre el hombre y el mundo, sin
tomar en cuenta las condiciones propias del obser-
A partir de la revisión de los postulados básicos vador. Como alternativa a ese objetivismo, “la epis-
del paradigma epistemológico que da cuenta del temología constructivista parte de la premisa de
constructivismo y de los aportes que disciplinas de que, exista o no una realidad externa al observador,
las ciencias físicas y sociales hacen para su funda- el significado de ésta es sólo accesible mediante la
mentación, podemos señalar que esta teoría sobre construcción de dimensiones de interpretación.”(-
el conocimiento representa la base reguladora del Botella, Feixas, 1998: 36)
conocimiento que podamos lograr desde una com-
prensión semiótica de la cultura, a través de la apli- Finalmente podemos agregar que el edificio episte-
cación de dispositivos analíticos que, en sus contex- mológico construido sobre las bases del constructi-
tos originales, se concebían como excluyentes, pero vismo, representa, sin duda, una concepción semió-
que re-instalados en este nuevo escenario episte- tica del conocimiento, en la que se ponen en juego
mológico, se exponen como flexibles y permeables, dimensiones de interpretación que se relacionan
poniéndolos al límite de sus capacidades explicati- e interactúan en una comunidad de agentes inter-
vas, en una exposición riesgosa que puede mostrar pretativos. En esa dirección, pensar la cultura desde
serias deficiencias y limitaciones. una postura semiótica, es un intento de compren-
sión, a través de la construcción y reconstrucción de
La opción epistemológica adoptada nos sitúa fren- los sistemas semánticos involucrados en el diseño
te al conocimiento humano, entendido como una de las sociedades humanas. Comprensión de los sis-
gran narración con tramos conexos y coherentes temas semánticos que entiende a los agentes pro-
y otros inconexos y faltos de sentido. Ibáñez nos ductores de sentido en una relación dialéctica con
aporta la siguiente reflexión sobre esta opción com- los entornos de producción dentro de un proceso
prensiva, señalando que “nos aleja de la pretensión dinámico mayor que nos informa, a través de otras
de poder emitir el discurso de la Verdad. Esto nos constelaciones sígnicas, de una actividad también
vuelve a situar como ‘simplemente humanos’ y pue- semiótica, que va más allá de las semiosferas cono-
de dañar la autoestima de quienes desean ser tan cidas y estudiadas.

NOTAS

1 Este trabajo ha sido de gran relevancia para la construcción del marco teórico de la Investigación:
Geografía dicursiva/ideológica de un movimiento social: la manifestación de los universitarios durante los
años 2011 y 2012 en Chile, código 031376BB financiado por el Departamento de Investigaciones Científicas
y Tecnológicas, DICYT, dependiente de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de
Santiago de Chile.(Período de investigación 2013-2014)

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2 Resultan particularmente interesantes los trabajos de M. Bajtin referidos a explicar la estructura dialógi-
ca de los textos que es posible identificar dentro de otros textos. En tal sentido su proposición del intertexto en
literatura ha resultado una gran contribución en el campo de las semióticas pragmáticas en general. Cf. Estética
de la Creación Verbal, México, Siglo XXI, 1982.

3 Consciente de la densidad semántica de los sistemas de significación simbólica sobre los que se arti-

Jorge Brower Beltramin


culan los procesos culturales, al igual que Lotman, creemos en la necesidad de establecer categorías de análisis
permeables y flexibles que incorporen el pensamiento complejo y la caoticidad inherente a dicho pensamiento.
Para una comprensión de esta temática y sus posibles conexiones con el planteamiento de una semiótica de la
cultura, véase el texto de E. Morin, Introducción al Pensamiento Complejo, Barcelona, Gedisa, 1994.

4 La noción émic fue propuesta por K.L Pike como parte del eje étic/émic. En este eje se considera el
enfoque étic como una forma de conocimiento externo respecto de una cultura determinada, mientras que el
enfoque émic se refiere a un conocimiento desde el interior de la cultura. Cf. K.L Pike, “Puntos de vista éticos
y émicos para la descripción de la conducta”, in Smith, Comunicación y Cultura I. Buenos Aires, Nueva Visión,
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