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23 David Octavio S
23 David Octavio S
En relación a las prestaciones marcada con los incisos a), b), c), d)
niego lo solicitado por la parte actora.
a) FALTA DE PERSONALIDAD en relación a la parte actora, toda
vez que de conformidad con los artículos 1126, 1403, 114 del
código de comercio y 26, 27, 29 de la ley de títulos y
operaciones de crédito no cumplió con requisitos indispensables
del endoso en procuración al solicitar la legislación que como
requisito indispensable para ejercer la acción cambiaria en vía
ejecutiva mercantil deberá el acreedor endosar el documento
base de la acción al licenciado en derecho y en caso que nos
ocupa compareció el acreedor de forma directa de forma directa,
sin que la ley le faculte para hacerlo y al no cumplir con los
requisitos de la misma ley carece de personalidad para ejercer la
acción que pretende de anticipo
Tribunales Colegiados de Circuito Tomo IV, Civil, P.R. TCC Pag. 807 Tes
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Voto particular del Magistrado Sergio Eduardo Alvarado Puente: En primer lugar,
quiero precisar que el proyecto aprobado en definitiva por la mayoría contiene un
agregado sustancial en comparación con el proyecto que se había presentado
originalmente, pues se incorporan las consideraciones relativas a que los
demandados, ahora quejosos, no probaron la excepción personal encaminada a
evidenciar la posibilidad de que después de suscribir el pagaré existiría una
obligación con el banco, es decir, que existiera un convenio de emisión y, que tal
excepción, correspondía acreditarla a los quejosos, de acuerdo con la regla
contemplada por el artículo 1194 del Código de Comercio. Sin embargo, tales
consideraciones agregadas, lo único que demuestran es lo evidente de la falta de
sustento y motivación de los argumentos torales que sostienen el proyecto
aprobado, pues se pretende patentizar que con independencia de que el título de
crédito que se presente para su pago cumpla con las condiciones indispensables
que exige la ley para su validez, corresponde a la parte demandada excepcionarse
al respecto, con la consiguiente carga de probar su defensa; sin que se atienda a la
regla prevista por el artículo 1326 del Código de Comercio, que establece que
cuando el actor no pruebe su acción (en el caso la cambiaria directa), será absuelto
el demandado. Al respecto, las tesis citadas por la mayoría, de rubros: "TÍTULOS
EJECUTIVOS. CARGA DE LA PRUEBA DERIVADA DE LAS EXCEPCIONES OPUESTAS.
CORRESPONDE AL DEMANDADO." y "TÍTULOS EJECUTIVOS, EXCEPCIONES CONTRA
LA ACCIÓN DERIVADA DE LOS. CARGA DE LA PRUEBA.", que establecen
expresamente que corresponde a la parte demandada la carga de probar las
excepciones opuestas contra un título ejecutivo, no son exactamente aplicables al
caso analizado, dado que su aplicación, como deriva del propio texto, únicamente
opera cuando se plantean excepciones contra un título de crédito que reúne todas
las características de título ejecutivo y que, por esa razón, constituye prueba
preconstituida de la acción ejercitada; empero, en el caso no se atiende en la
ejecutoria aprobada por la mayoría, que el documento presentado como base de la
acción carecía de los requisitos legales de eficacia que establece el artículo 170,
concretamente en su fracción II, en cuanto que carecía de "la promesa
incondicional de pagar una suma determinada de dinero", como se explica más
adelante al abordar el tema específico en el presente voto particular. En tal
situación, al carecer el documento base de la acción de uno de los requisitos
indispensables para su validez, no contiene las características propias de
ejecutividad (literalidad e incorporación), lo que significa que no constituye prueba
preconstituida de la acción y, por ende, no se puede obligar a la parte demandada
a excepcionarse y probar la excepción, cuando la parte actora no ha probado su
acción (cambiaria directa), que es el orden lógico que precisa la regla contenida en
el citado artículo 1326 del Código de Comercio. Además, esas consideraciones
finales que se hicieron al proyecto de origen, no responden a las objeciones que el
suscrito formuló en las sesiones en que se discutió este asunto, en cuanto a la
inexistencia de título de crédito con aparejada ejecución, cuando no contiene uno
de sus requisitos de validez, como es la promesa incondicional de pagar una suma
determinada de dinero, que prevé expresamente el artículo 170, fracción II, de la
Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito; al igual en cuanto a que si bien el
artículo 15 de la propia ley autoriza a que las menciones y requisitos del título de
crédito se puedan satisfacer con posterioridad a su emisión hasta antes de la
presentación para su pago, ello sólo puede hacerse "por quien en su oportunidad
debió llenarlos", que sólo puede ser el suscriptor del pagaré, dado que se trata de
la persona obligada al pago de la suma consignada en el título. En la resolución de
la mayoría, se colige con la Sala responsable al interpretar los artículos 15 y 170 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito y, con base en la interpretación
que se hace, se establece que es permitida la emisión de documentos sin consignar
los requisitos para su eficacia, ya que pueden satisfacerse con posterioridad por el
tenedor, antes de la presentación para su pago; se dice que basta la suscripción del
pagaré para que tenga existencia; se afirma que el llenado posterior a la
suscripción no implica alteración del documento, porque si el tenedor se excede en
el llenado será responsable de daños y perjuicios, mas no se puede hablar de
alteración; se precisa que las partes, presumiblemente, convinieron en la cantidad
que como suerte principal se estipuló. También se establece en la resolución
mayoritaria que quien firma un documento en blanco se obliga a pagar en los
términos literales contenidos en él, según la naturaleza que deriva del artículo 5o.
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito; además, se sostiene en dicha
resolución que el pagaré suscrito sin contener la cantidad asentada de su valor, aun
así tiene el carácter de título ejecutivo, y constituye prueba plena preconstituida de
la acción ejercitada, conforme al artículo 1391, fracción IV, del Código de Comercio,
dado que goza de autonomía. Ahora bien, contrario a lo que determinó la mayoría,
se reitera por el suscrito que la cantidad a que se obliga el suscriptor de un título de
crédito como el que constituye el documento base de la acción, debe estar
determinada en el propio pagaré, no ser determinable, pues ello es uno de los
requisitos de existencia del documento que no puede quedar al arbitrio del
tenedor del título, sino que debe ser consignado expresamente por ambos
(suscriptor y beneficiario original) o, en su caso, por el solo suscriptor, por ser la
persona que se obliga a pagar el documento a su vencimiento y, por ende, en
términos del artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito es
"quien en su oportunidad debió llenarlos". Al respecto, cabe citar el contenido de
los artículos 14, 15 y 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito:
"Artículo 14. Los documentos y los actos a que este título se refiere, sólo
producirán los efectos previstos por el mismo cuando contengan las menciones y
llenen los requisitos señalados por la ley y que ésta no presuma expresamente. La
omisión de tales menciones y requisitos no afectará a la validez del negocio jurídico
que dio origen al documento o al acto.". "Artículo 15. Las menciones y requisitos
que el título de crédito o el acto en él consignado necesitan para su eficacia,
podrán ser satisfechos por quien en su oportunidad debió llenarlos, hasta antes de
la presentación del título para su aceptación o para su pago.". "Artículo 170. El
pagaré debe contener: I. La mención de ser pagaré, inserta en el texto del
documento; II. La promesa incondicional de pagar una suma determinada de
dinero; III. El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago; IV. La época y el
lugar del pago; V. La fecha y el lugar en que se suscriba el documento; y VI. La firma
del suscriptor, o de la persona que firme a su ruego o en su nombre.". De los
anteriores numerales, en principio se deriva que el pagaré es el documento por
virtud del cual una persona denominada suscriptor se obliga a cubrir a otra una
suma determinada de dinero, en el que se debe insertar la mención del título o
documento de que se trata, el nombre de la persona a quien ha de hacer el pago, la
época y lugar para ese efecto, la fecha y lugar en que se suscriba, así como la firma
del suscriptor o de la persona que firme a su ruego o en su nombre. Cumplidos
esos requisitos, se estará frente a un título de crédito, de conformidad con lo
dispuesto por el artículo 5o. de la propia ley, que establece que son los
documentos necesarios para ejercer el derecho literal que en ellos se consigna. De
acuerdo con lo anterior, es incuestionable que el pagaré es un título de crédito que
para producir sus efectos y ejercer el derecho que en él se consigna, es necesario
que se contengan en el documento todos los requisitos que específicamente señala
la ley citada en el artículo 170 transcrito; de manera que a falta de alguno de ellos,
el documento no produce sus efectos jurídicos ni cuenta con la calidad de título
ejecutivo. La fracción segunda del precepto 170 aludido, establece expresamente
que el pagaré deberá contener "la promesa incondicional de pagar una suma
determinada de dinero". Tal fracción no puede dividirse, sino que debe analizarse
en su expresión completa, lo que conlleva a establecer que la promesa
incondicional de pago es necesariamente por una suma determinada, no
determinable, de dinero. Así es, se debió considerar que los requisitos que debe
contener el pagaré, determinados expresamente por la ley son: la mención de ser
pagaré inserta en el texto del documento; la promesa incondicional de pagar una
suma determinada de dinero; el nombre de la persona a quien ha de hacerse el
pago; la época y el lugar de pago; la fecha y el lugar en que se suscriba el
documento; y la firma del suscriptor o de la persona que firme a su ruego o en su
nombre. De entre dichos requisitos es claro que algunos se estiman de eficacia por
ser los que harían que el título produzca sus efectos, y otros que dan la existencia
al documento crediticio, que son los requisitos que resulten imprescindibles al
tiempo de la creación del título, para considerar al documento un papel de
comercio. Por tanto, son necesarios para la existencia del título: la mención de ser
pagaré, la orden incondicional de pagar una suma determinada de dinero y la firma
del suscriptor. Luego, por exclusión, son requisitos que dan la eficacia al título de
crédito: el nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago; la época y el lugar
de pago; la fecha y el lugar en que se suscribe el documento. En esa tesitura, lo
expuesto permite colegir que el requisito contenido en la fracción segunda del
precepto, consistente en la promesa incondicional de pagar una suma determinada
de dinero, por ser la máxima voluntad de las partes en ese tipo de documentos,
debe interpretarse en el sentido de que es un requisito que necesariamente debe
contener el título de crédito para que surta sus efectos, de conformidad con el
artículo 14, que prohíbe su presunción y que, por tanto, la facultad que establece el
artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, debe aplicarse o
extenderse sólo tratándose de los requisitos de eficacia, entre los que no se
encuentra dicho rubro. Aun en el supuesto de considerar, como lo establece la
mayoría, que la suscripción de un pagaré basta para su eficacia y que la cantidad de
dinero es un requisito que se puede llenar con posterioridad, ello no significa que
dicha facultad le sea conferida al tenedor del documento como se resuelve, sino
que debe intervenir principalmente el deudor, ya que la obligación que se consigna
en el documento es a su cargo. Pensar que unilateralmente el tenedor del
documento firmado en blanco es a quien la ley autoriza para llenarlo con
posterioridad, desnaturaliza el tipo de obligación contenida en el pagaré. Es decir,
en la firma de una pagaré intervienen necesariamente el deudor, en su carácter de
suscriptor, así como el beneficiario, en su carácter de acreedor; como se ve, en la
elaboración del documento no existe unilateralidad, sino una convención mercantil
en términos del artículo 78 del Código de Comercio, que a quien obliga es
evidentemente al suscriptor, de manera que en el llenado posterior que autoriza el
artículo 15 de la citada Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, deberían
intervenir ambos, pero como el precepto alude a la frase "por quien en su
oportunidad debió llenarlos", sin duda que se trata del suscriptor, pues como la
propia expresión literal del concepto lo patentiza, es quien suscribió, elaboró,
emitió, expidió, giró, libró o cualquier otra denominación similar que implique que
expresamente se obligó al pago del documento. En otro aspecto, disiento también
de las consideraciones que se hacen en la ejecutoria aprobada por la mayoría, en
que se afirma que el llenado posterior a la suscripción no implica alteración del
documento, porque si el tenedor se excede en el llenado será responsable de
daños y perjuicios, mas no se puede hablar de alteración. No coincido con esa
afirmación, porque implica una evidente contradicción, ya que, por un lado, se dice
que si el tenedor se excede en el llenado del documento será responsable de los
daños y perjuicios y, por otro lado, se dice que el exceso en el llenado posterior no
significa que exista alteración; ello es contradictorio porque para que exista
responsabilidad objetiva derivada de la causación de daños y perjuicios,
necesariamente tiene que existir una conducta dolosa, intencional, que tratándose
del llenado unilateral de un documento que fue firmado en blanco, la constituye,
sin duda, su alteración. Existe otra afirmación más de la mayoría que no se
comparte, en cuanto se precisa que las partes, presumiblemente, convinieron en la
cantidad que como suerte principal se estipuló. Sobre ese tenor, como ya se
expresó con anterioridad en este voto, de conformidad con el transcrito artículo 14
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, los documentos y los actos a
que la ley se refiere sólo producen efectos cuando contienen las menciones y los
requisitos que ella establece "y que ésta no presuma expresamente"; en el caso, el
pagaré base de la acción fue suscrito sin expresar cantidad alguna, la que fue
llenada con posterioridad por el tenedor, lo cual no debe convalidarse porque esa
actuación es contraria a la naturaleza del título de crédito y no se subsana con la
presunción de que las partes convinieron en la cantidad que luego se incorporó por
el tenedor. En otro aspecto más es incuestionable, como se sostiene en la
resolución disentida, que en términos del artículo 5o. de la propia ley, quien firma
un documento se obliga a pagar en los términos literales contenidos en él, pues esa
es la naturaleza de los títulos ejecutivos; empero, en el caso, el documento carecía
de esa literalidad y de la incorporación, características propias de esa clase de
títulos, pues al momento de su suscripción no tenía incorporada la cantidad que el
obligado prometía pagar incondicionalmente, y esa falta de literalidad, al no
demostrarse que intervino el deudor en el llenado posterior del documento, hace
inaplicable lo dispuesto en el referido precepto. Los documentos de crédito que
tienen las características de ser títulos ejecutivos, autónomos, que dan lugar a
ejercitar el derecho literal en ellos contenido (incorporación y literalidad), sólo son
aquellos que reúnen los requisitos que la ley exige; en tratándose del pagaré,
evidentemente que son los que establece el artículo 170 ya analizado;
consecuentemente, al haberse emitido el documento base de la acción sin
contener en especial "la promesa incondicional de pagar una suma determinada de
dinero", requerida expresamente por la fracción II del multirreferido artículo 170
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, es evidente que no se está
ante un título ejecutivo que goce de los atributos de autonomía, incorporación y
literalidad, todo lo cual arroja como resultado que la privilegiada vía ejecutiva
mercantil en que se pretendió el cobro del documento sea improcedente. Por
resultar exactamente aplicable en apoyo de las consideraciones sustentadas, se
comparte el criterio emitido por el Primer Tribunal Colegiado del Décimo Primer
Circuito, en la tesis publicada en la página 339, Tomo VII, enero de 1991, de la
Octava Época del Semanario Judicial de la Federación, que dice: "PAGARÉ. LA
OMISIÓN DE CONSIGNAR LA SUMA DE DINERO AL MOMENTO DE SUSCRIPCIÓN
TRAE COMO CONSECUENCIA LA IMPROCEDENCIA DE LA VÍA EJECUTIVA
MERCANTIL. Si se prueba que el pagaré fundatorio de la acción no reunía el
requisito exigido por la fracción II del artículo 170 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, o sea, la promesa incondicional de pagar una suma de
dinero, es correcto declarar fundada la excepción de improcedencia de la vía
ejecutiva mercantil, en tanto que la obligación patrimonial a cargo de la suscriptora
no llegó a integrarse, porque al estampar su firma ignoró la cantidad materia de la
obligación, pues el artículo 15 del citado conjunto normativo establece que los
requisitos que deben contener los títulos de crédito pueden ser satisfechos por
quien en su oportunidad debió llenarlos, y de acuerdo con tal precepto, en relación
con los diversos 170 y 171 del propio ordenamiento, esa exigencia corresponde
satisfacerla al aceptante del título de crédito, toda vez que ésta demuestra el
consentimiento de la obligación.". También resulta aplicable, en lo conducente, el
criterio sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, en la tesis
visible en la página 589, Tomo II, octubre de 1995, de la Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, del rubro y texto: "PAGARÉ. CASO
EN EL QUE RESULTA IMPROCEDENTE LA VÍA EJECUTIVA MERCANTIL. Si
originalmente el documento fundatorio de la acción (pagaré) no tenía asentada
cantidad alguna a la que se hubiese obligado a pagar el suscriptor, ni el porcentaje
de intereses supuestamente convenido, aun cuando contenga la mención impresa
que diga 'Debo (mos) y pagaré (mos) incondicionalmente', carece del requisito
exigido por la fracción II del artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones
de Crédito, pues no contiene la promesa incondicional de pagar una suma
determinada de dinero, por lo que resulta improcedente la vía ejecutiva
mercantil.". Al igual adquiere aplicación, en lo conducente, el criterio sustentado
por el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Sexto Circuito, en la tesis visible en
la página 827, Tomo VI, agosto de 1997, de la Novena Época del Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, que establece: "TÍTULO DE CRÉDITO FIRMADO EN
GARANTÍA. INEXISTENCIA DE LA PROMESA INCONDICIONAL DE PAGO. Al firmar un
título de crédito en blanco y en garantía de posibles adeudos que con posterioridad
pudieran generarse, dicho documento no adquiere verdadera autonomía respecto
del acto jurídico que le dio origen y, por ende, no constituye un verdadero título de
crédito que contenga una promesa incondicional de pagar una cantidad
determinada de dinero. En consecuencia, la decisión de estimar improcedente la
vía ejecutiva mercantil intentada se ajusta a derecho, conforme a lo dispuesto por
el artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.". Desde otro
aspecto, considero que no se debieron estimar aplicables las tesis citadas en la
ejecutoria aprobada por la mayoría, de acuerdo con lo siguiente. La tesis del rubro:
"LETRA DE CAMBIO EN BLANCO.", si bien constituye jurisprudencia sustentada por
la anterior Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los
precedentes que la integran fueron emitidos entre el seis de septiembre de mil
novecientos cincuenta y siete (el primero) y el diez de agosto de mil novecientos
sesenta y dos (el quinto), y de acuerdo con su texto, interpreta el contenido del
artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, pero
concretamente en relación con una letra de cambio en blanco, que es,
evidentemente, un documento de diversa naturaleza al pagaré, dado que la ley
requiere requisitos diversos para la existencia y validez de un documento y otro, sin
que en la jurisprudencia aludida se analicen los relativos al pagaré, que es el
documento base de la acción en el juicio analizado. Por lo que hace a los criterios
de rubros: "TÍTULOS DE CRÉDITO SUSCRITOS EN BLANCO. NO PUEDE HABLARSE DE
ALTERACIÓN DE DOCUMENTO SI SE AGREGAN LOS DATOS FALTANTES.", "TÍTULOS
DE CRÉDITO FIRMADOS EN BLANCO." y "PAGARÉ. LOS REQUISITOS FALTANTES
PUEDEN SER LLENADOS POR SU LEGÍTIMOTENEDOR SÓLO HASTA ANTES DE LA
PRESENTACIÓN PARA SU PAGO.", por principio, constituyen tesis aisladas que no
son de observancia obligatoria, pero lo más trascendental es que se aplican
parcialmente, sin entenderse en su integridad en relación con los preceptos
aplicables al caso, en concreto con los artículos 15 y 170 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito. Así es, en el proyecto de la mayoría, al igual que
en los criterios aislados referidos, al analizar lo dispuesto por el artículo 15 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, se concluye, sin expresar
razonamiento legal del porqué, que es el tenedor del documento la persona a que
alude el precepto cuando establece "podrán ser satisfechos por quien en su
oportunidad debió llenarlos". Sobre el particular, como se explicó con antelación,
en la suscripción de un pagaré la obligación que se consigna en el documento es a
cargo del suscriptor, de manera que en el llenado posterior que autoriza el artículo
15 de la citada Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, en cuanto alude a
la frase "por quien en su oportunidad debió llenarlos", sin duda que se trata de él
(suscriptor), en la medida que es quien expresamente se obliga al pago del
documento en los términos que lo suscribe; es decir, de ninguna forma puede
quedar al arbitrio del tenedor o beneficiario del documento el llenado posterior de
los requisitos de eficacia, en razón de que debe intervenir principalmente el
deudor, a fin de no desnaturalizar el tipo de obligación contenida en el pagaré. En
esa clase de documentos no puede existir unilateralidad del beneficiario, sino una
convención mercantil en términos del artículo 78 del Código de Comercio, que a
quien obliga es evidentemente al suscriptor; circunstancias que no se consideran
en las tesis citadas como apoyo del proyecto aprobado, lo que hace evidente su
falta de aplicación íntegra en el caso. En las condiciones relatadas, ante la ilegalidad
del fallo reclamado y lo sustancialmente fundado de los conceptos de violación, se
debió conceder el amparo y la protección de la Justicia Federal solicitados.
CONTESTACIÓN A LOS
HECHOS
PRUEBAS