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El Derecho Administrativo y

sus instituciones (Lopa)


Introducción

Antes de entrar al estudio de lo que significa y del papel que juega el silencio en el
Derecho Administrativo, es necesario dar una idea de lo que se entiende por Silencio
Administrativo en el Derecho; si se examina en forma amplia la actividad jurídica se
verá que al lado de las manifestaciones ostensibles de la voluntad creadora de efectos
jurídicos, se encuentran espacios que llena el silencio, jugando un papel parecido al
aire en un cuerpo poroso; si un comerciante recibe una mercadería, guarda silencio y
no reclama de ella, pasado algún tiempo, se estima que está conforme o que ha
renunciado a lo que se creía con derecho de hacer; si el dueño de un predio deja
vencer el plazo de la conducción y quince días más, guardando silencio, se estima que
el arrendamiento seguirá como de plazo indefinido; si un empresario ha tomado una
opción por determinado plazo y deja que pase todo el término pactado, se entiende
que la abandona y libera al otro de su compromiso; por último, si un heredero permite
que transcurra el plazo fijado por la Ley, guardando silencio, se presume que ha
aceptado la herencia; lo mismo puede decirse en derecho procesal; si el que
comparece a confesar guarda silencio respecto a una pregunta, se declara que la ha
respondido afirmativamente; y así, en cualquier rama del derecho se verá al silencio
como llenando los espacios de la inactividad jurídica.

Por último, el silencio administrativo tiene una triple perspectiva; económica – jurídica;
dado que busca proteger los intereses, obligaciones y derechos de los administrados
frente a la inactividad de la Administración Pública, (silencio positivo); otra perspectiva
seria de gestión pública que viene a ser herramienta de gestión que permite a la
administración poner en conocimiento a los administrados sobre una situación
concreta de manera rápida y eficiente, sin que ello afecte los derechos
constitucionales y fundamentales de los administrados (silencio negativo) y por último
tenemos la procesal que permite abrir indefinidamente la vía judicial en tanto la
administración no resuelva de manera motivada y bajo el respeto irrestricto del debido
procedimiento en el caso concreto.
El Silencio Administrativo

El silencio administrativo es una de las formas posibles de terminación de los


procedimientos administrativos. Lo característico del silencio es la inactividad de la
Administración cuando es obligada a concluir el procedimiento administrativo de forma
expresa y a notificar la resolución al interesado dentro de un plazo determinado.

Se denomina silencio administrativo al hecho de que cuando un ciudadano solicita


algo a la Administración Pública (Estado, Ayuntamiento, Gobierno…) puede darse el
caso de que ésta no responda.

El silencio administrativo podría ser definido como una “ficción jurídica” creada con el
fin de proteger a los particulares frente a una Administración poco diligente.

Fundamento Legal

Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, articulo que da base legal a los


silencios administrativos:

Artículo 4. En los casos en que un órgano de la administración pública no resolviere un


asunto o recurso dentro de los correspondientes lapsos, se considerará que ha
resuelto negativamente y el interesado podrá intentar el recurso inmediato siguiente,
salvo disposición expresa en contrario. Esta disposición no releva a los órganos
administrativos, ni a sus personeros, de las responsabilidades que le sean imputables
por la omisión o la demora.

Parágrafo único: La reiterada negligencia de los responsables de los asuntos o


recursos que dé lugar a que estos se consideren resueltos negativamente como se
dispone en este artículo, les acarreará amonestación escrita a los efectos de lo
dispuesto en la Ley de Carrera Administrativa, sin perjuicio de las sanciones previstas
en el artículo 100 de esta ley.

En resumen se refiera a que si la solicitud de algún asunto no es respondido en el


lapso de tiempo establecido en la ley presente, se dará por entendió que su resultado
es negativo, sin embargo el solicitante podrá apelar al último recurso para intentar
cambiar el resultado.

El Silencio Administrativo en Otros Países

En Colombia

En materia contencioso administrativa la omisión de respuesta de las autoridades


estatales a las solicitudes presentadas, es conocida como silencio administrativo y
dicha figura jurídica puede ser de carácter positivo o negativo, tal como puede
observarse en la Ley 1437 de 2011 ya que en su artículo 83 explica lo que se conoce
como silencio administrativo negativo al disponer que una vez presentada la petición,
si han transcurrido tres (3) meses sin que se haya notificado la decisión que la
resuelve, se entenderá que la respuesta es negativa.
Si la ley señala un plazo superior a los tres (3) meses antes mencionados para
resolver una petición sin que haya sido decidida, el silencio administrativo se produce
al cabo de un (1) mes contado a partir de la fecha en que debió ser tomada la
decisión; así mismo se puede observar en la Ley 1437 que en caso de configurarse el
silencio administrativo negativo, este suceso no genera una exoneración de
responsabilidad a las autoridades, tampoco las excusa del deber de decidir sobre la
petición inicial a menos que el interesado haya hecho uso de los recursos contra el
acto presunto, o que habiendo acudido a la jurisdicción de lo contencioso
administrativo se haya notificado auto admisorio de la demanda.

Por regla general el silencio administrativo es negativo, pero en determinados casos


expresamente previstos por la ley hay lugar a que el silencio de la entidad equivalga a
una disposición positiva para el interesado; los términos para que se entienda
producida la decisión positiva presunta deben ser contados a partir del día en que se
presentó la petición o recurso, pero también es posible que el acto positivo presunto
pueda ser objeto de revocatoria directa, por parte de las mismas autoridades que los
hayan proferido o sus inmediatos superiores jerárquicos, de oficio a solicitud de parte,
como lo dispone el artículo 93 de la Ley 1437 de

2011:

Cuando sea manifiesta su oposición a la Constitución Política o a la ley.

Cuando no estén conformes con el interés público o social o atente contra él.

Cuando con ellos se cause agravio injustificado a una persona.

En Argentina

El régimen de la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos relativo al silencio


está contenido en su artículo décimo que dispone:

“El silencio o la ambigüedad de la Administración frente a pretensiones que requieran


de ella un pronunciamiento concreto, se interpretarán como negativa. Sólo mediando
disposición expresa podrá acordarse al silencio sentido positivo. Si las normas
especiales no previeren un plazo determinado para el pronunciamiento, éste no podrá
exceder de SESENTA días. Vencido el plazo que corresponda, el interesado requerirá
pronto despacho y si transcurrieren otros 30 días sin producirse dicha resolución, se
considerará que hay silencio de la Administración”.

En el marco de las precedentes categorizaciones, el sistema argentino atribuye a la


inactividad administrativa las características del silencio derecho de efectos negativos.
El artículo 10 de la ley establece dicha caracterización de forma clara al disponer que
el silencio o ambigüedad de la Administración se interpretaran como negativa y que la
modalidad positiva es excepcional y condicionada a que una norma jurídica
expresamente prevea ese carácter.

El artículo 10 LNPA establece de modo general y en ausencia de normas especiales


los requisitos para que se configure el silencio. En primer lugar la demora de la
Administración por el plazo de 60 días computado de conformidad con el artículo 1,
inciso e, ap. 2º y desde la recepción del escrito del interesado, para que la
Administración resuelva la petición del administrado. La fecha inicial de planteamiento
de la solicitud es la que origina la iniciación del cómputo para la consumación del
silencio desde la recepción por el órgano administrativo competente de la petición del
particular que determinará la obligación de resolver, exceptuando los supuestos en
que la administración deba suplir deficiencias o se requieran trámites técnicos.
Vencido el mencionado plazo, el interesado requerirá pronto despacho como medio de
denunciar la mora administrativa. Transcurrido un nuevo plazo de 30 días y si la
inactividad resolutiva persiste, se considera que existe silencio de la Administración.
De modo sintético puede concluirse que el instituto en estudio requiere para su
configuración de: a) el transcurso del plazo establecido, b) la denuncia de la mora
administrativa y c) cumplimiento del plazo complementario. Esto sin prejuicio de los
requisitos contenidos en normas específicas como las que prevé el Reglamento de la
LNPA para los recursos de reconsideración, jerárquico y alzada para los que se
prescinde del pronto despacho (artículos 86 y 87, 91 y 98 respectivamente)

La LNPA se limita a regular el modo en que configurado el silencio el particular accede


a la vía impugnativa. Sin embargo, no establece precisiones sobre la subsistencia o no
de la obligación de resolver a cargo de la Administración. El texto del artículo 3º y la
jurisprudencia que lo ha interpretado establecen la obligatoriedad de pronunciamiento
expreso, aun cuando se produzca fuera del plazo fijado dando lugar a las
denominadas resoluciones extemporáneas o tardías.

Silencio Administrativo Positivo y Negativo

La figura del Silencio Administrativo, la que supone una ficción legal que permite al
particular obtener una respuesta o contestación de la Administración del Estado ante
su petición o presentación, sin que éste necesariamente se haya pronunciado de
manera expresa.

De acuerdo a lo señalado en los artículos 65 y siguientes de la Ley

N°19.880 de Bases de los Procedimientos Administrativos, en adelante

LBPA, ante una presentación o petición de un particular a algún Órgano de la


Administración del Estado, y habiendo transcurrido los plazos previstos sin que se
hubiere resuelto dicha petición planteada, operarán los efectos del Silencio
Administrativo. Estos efectos constituyen una verdadera ficción legal, la que permite
que, cumpliéndose los requisitos.

Silencio Positivo.

El Silencio Positivo ha sido definido como “aquella ficción legal que produce todos los
efectos jurídicos de una resolución estimatoria de la solicitud del interesado”.
Se encuentra regulado en el artículo 64 de la LBPA, que dispone los elementos que
deben concurrir para su operatividad, teniendo presente que es siempre la actividad
del interesado la que gatilla sus efectos. Ello no significa que se produzca a voluntad
de éste, sino que el interesado puede o no invocar los efectos jurídicos a que da lugar
el silencio administrativo.

Para que opere el silencio positivo, es necesario que se den los siguientes requisitos:

1. Debe haber transcurrido el plazo que la ley establece para resolver una solicitud que
haya originado un procedimiento administrativo, sin que la Administración se hubiere
pronunciado sobre ella. Es importante destacar que la Contraloría General de la
República ha señalado que la ficción legal del Silencio administrativo positivo no rige
en cualquier tipo de peticiones, sino solamente en aquellas que dan lugar a un
procedimiento administrativo, esto es, una sucesión de actos trámite vinculados entre
sí, emanados de la Administración y de particulares, que tiene por finalidad producir un
acto administrativo terminal.

2. El interesado debe acudir ante la autoridad que debía resolver el asunto


correspondiente, denunciando el incumplimiento de dicho plazo y requiriéndole un
pronunciamiento acerca de su solicitud.

Silencio Negativo

El silencio negativo es aquella ficción legal que entiende producido el rechazo o


desestimación de la solicitud del interesado, facultándolo para interponer los recursos
que procedan en contra del acto.

El silencio negativo se ha establecido con el objeto de dar cumplimiento a los


principios de eficiencia, economía procesal y celeridad, contemplados en la Ley N. º
18.575 (Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del
Estado), y N. º 19.880 ya citada, para que los funcionarios de la Administración del

Estado, adopten las medidas necesarias para que la emisión de los actos
administrativos se realice dentro de los plazos establecidos por la ley; generando
responsabilidad administrativa el incumplimiento de los plazos para los involucrados.

Su regulación se encuentra en el artículo 65 de la LBPA, que dispone que el Silencio

Administrativo Negativo procede en los siguientes casos:

1. Si la solicitud afecta al Patrimonio fiscal. En la práctica, se entiende para este caso


por patrimonio fiscal a todo el patrimonio público Si la solicitud afecta al Patrimonio
fiscal. En la práctica, se entiende para este caso por patrimonio fiscal a todo el
patrimonio público incluyendo órganos descentralizados como las Municipalidades o
Gobiernos Regionales. Además, así lo ha confirmado la Contraloría General de la
República en su Dictamen N. º 58.899 de 2011.

2. Casos en que la Administración actúa de Oficio. Lo que es de toda lógica porque


sería insólito que la Administración se solicite a sí misma la aplicación de las normas
del silencio positivo. Cabe señalar que tratándose de procedimientos iniciados de
oficio por la administración la inactividad se sanciona mediante otra institución: el
abandono de procedimiento.

Conclusión

El Silencio Administrativo sin calificar si es positivo o negativo, es una técnica


administrativa por la cual se entiende o se puede entender cuando la ley manda que
sea así, o se puede entender si es el ciudadano el que se acoge al Silencio.

Sustituye la misión que tiene la administración en resolver por una voluntad


establecida por la ley, es una técnica que permite concluir el procedimiento
administrativo pero sustituyendo la misión en que incurre la administración por una
voluntad supuesta que el legislador crea a priori para los casos de inercia en la
administración o es un castigo a la administración.

Puede ser en sentido favorable o en sentido negativo; podemos decir que el silencio
administrativo es una ficción legal siempre en favor del particular, en el que trascurrido
un plazo establecido por norma ante la negativa o no pronunciamiento de la
Administración Pública, se da por denegado o aceptado lo solicitado por el
administrado.

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