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ENSAYO DE HUMANIDADES

ANDRES CABARCAS GONZALEZ

JAVIER LOMBANA ESPINOSA

DANAYS PORTO CONTRERAS

LOTHAR TEHERAN ALMEIDA

EVERGISTO MARQUEZ BARRERA

SEGUNDO SEMESTRE

ADMINISTRACIÓN INDUSTRIAL

UNIVERSIDAD DE CARTAGENA

CARTAGENA, BOLIVAR

2019
Situación política y social de Bolivia, Chile y Colombia

En los últimos días, con el simple hecho de tan solo ver las noticias por cualquier medio, nos
hemos dado cuenta de que algo está sucediendo en el espectro social, político, económico y
cultural de diferentes países en América Latina. Vemos cómo marchas, protestas, ataques,
censuras, muertes, entre otras situaciones, toman la primera plana de las noticias de la actualidad.
Se puede llegar a pensar que resulta irracional tratar de conectar todos estos acontecimientos
sufridos, empero, los diferentes sucesos experimentados tienen un común denominador.

Países como Ecuador, Argentina, Chile, Bolivia e incluso el nuestro (Colombia), son claros ejemplos
de lo anteriormente comentado. Los eventos se mantienen con más fuerza, vigor e ímpetu
actualmente en las últimas tres naciones mencionadas.

El caso de Bolivia ha dado, da y dará mucho de qué hablar: para colocarnos en contexto es
necesario saber que el pueblo boliviano fue gobernando por Evo Morales perteneciente al partido
MAS (Movimiento al Socialismo) desde el 22 de enero de 2006 hasta el 10 de noviembre de 2019,
cuando el líder presentó su carta de renuncia. ¿Pero por qué pasó todo esto? ¿Por qué a pesar de
que Evo renunció el pueblo sigue protestando? ¿Por qué antes había protestas a favor del
dirigente y ahora, en cambio, hay protestas que lo aclaman y lo piden de vuelta?

Para responder todos estos interrogantes hay que tener en cuenta de que Bolivia es una nación
democrática, así como la nuestra, posee su propia constitución: Morales gobierna Bolivia desde el
22 de enero de 2006. La Constitución boliviana dispone que solo dos mandatos presidenciales
continuos son permitidos, pero Morales ya iba por el tercero. El 20 de octubre, el presidente
buscaba asegurarse un cuarto mandato que le habría permitido gobernar hasta 2025. Para lograr
estos fines, tuvo que cobijarse en fallos del Tribunal Constitucional para habilitarse como
candidato. Y es que el 21 de febrero de 2016, más de la mitad del país votó en contra de una
posible nueva reelección del dirigente cocalero. Gracias al Tribunal Constitucional y al
reconocimiento del Tribunal Supremo Electoral, ambas entidades acusadas en Bolivia de ser
funcionales al gobierno, Morales logró ser candidato una vez más. A lo anterior se le suman más
diversas acciones detonantes: 1) los incendios forestales ocurridos entre los meses de julio y
octubre de este año en el bosque Chiquitano, ante los que se comportó de manera muy parecida
al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Es decir, no declara la emergencia nacional y por lo tanto no
llama a comparecer a las fuerzas de auxilio que tienen la obligación de presentarse y prestar
servicio ante una catástrofe de esas características; 2) la controversia en torno a la construcción de
la autopista TIPNIS, que Morales insistió en realizar pese a que la misma partiría en dos a una rica
selva en biodiversidad que es al mismo tiempo un área indígena y una reserva ecológica; 3)
irregularidades señaladas en las elecciones por la OEA en la que se determinó que era
estadísticamente improbable que Morales hubiese ganado por el margen de 10% que necesitaba
para evitar una segunda ronda electoral.

Todo lo anterior contribuyó a crear un ambiente rico y propenso, a mostrar, a través de


manifestaciones, el descontento de la población hacia el líder boliviano debido a su quiebre de
credibilidad y gobernabilidad.

En vista de esta situación la oposición política exigió la renuncia al presidente, mientras que


las Fuerzas Armadas y la policía emitieron un pronunciamiento sugiriendo dicha renuncia.

Existen grupos y sectores políticos y de la población que catalogan la exigencia de la renuncia del
presidente y la traición por parte de su cúpula militar y policial como golpe de estado, tesis que se
afianza en la medida en que vemos cómo estos reprimen las protestas, matan personas,
desconocen la raíz indígena de un pueblo multicultural como Bolivia, rechazan a todos los
simpatizantes que no compartan su ideología, y se instauraron en el poder promulgando su
doctrina de derecha y conservadora. Si bien lo anterior tiene tintes de razón, muchas personas
señalan que el único culpable de la situación que vive nuestro país hermano es el mismo Evo
Morales con sus actitudes fascistas. Se le critica al expresidente posturas en las que se reconoce
cierto talante autoritario y antidemocrático, evidenciado en que nunca buscó continuar su
proyecto político con otra persona con posiciones afines a las de él, por el contrario, ignoró el
referéndum y modificaba la constitución a su gusto para poder aspirar de nuevo.

Como hemos visto, Bolivia está sumida en una posición totalmente tensa, critica y llena de
violencia. Lo mismo sucede, obviamente por causas diferentes sucede, en Chile: se ha visto
alterada su acostumbrada paz debido a violentas protestas que han dejado ya un saldo de al
menos 15 muertos, centenares de detenidos y miles de dólares en pérdidas por saqueos y actos
de vandalismo.

Las protestas surgieron del sector estudiantil luego que el gobierno anunciara un incremento del 3
por ciento a las tarifas del transporte. Pero, según analistas, el incremento al transporte fue sólo la
chispa que desató un incendio que venía preparándose a fuego lento por el descontento de la
población con temas de fondo como las limitaciones para acceder a la educación y la salud, así
como lo que se perciben como históricas desigualdades sociales y económicas que no parecen
estar siendo atendidas.

El gobierno de derecha del presidente Sebastián Piñera respondió sacando a los carabineros a las
calles y luego de actos vandálicos y saqueos a empresas privadas, declaró un estado de
emergencia. Hasta ahora se registran centenares de detenidos, pero la acción policial no ha
logrado aún contener los actos de violencia o las protestas.

Por ahora el Parlamento aprobó congelar el incremento al costo del transporte. Piñera hizo por su
parte un llamado al diálogo para abordar los temas que afligen a los chilenos. Además afirmó que
están trabajando en una serie de medidas que incluyen reducciones a los precios de
medicamentos, mejoras en el sistema de espera para la atención médica, mejorías en las
pensiones y crear un nuevo “seguro catastrófico” para poder hacerle frente a las necesidades
médicas.
Tanto la situación chilena como boliviana tienen algo en común, todo surge a raíz del descontento
contra un gobernante, contra un gobierno y contra unas instituciones. Algo similar a lo que está
sucediendo en nuestra patria: razón por la cual ha sido convocado un paro nacional para este 21
de noviembre de 2019 que tiene como principal causa la inoperancia y la falta de resultados de
resultados de la administración de Iván Duque. A esto se le suma que el pueblo va contra de:

* La reforma laboral que busca la destrucción de la estabilidad laboral, 75% del salario mínimo
para los jóvenes, salario diferencial para las regiones, contratación por horas, eliminación del
salario mínimo.

* La reforma pensional que busca la eliminación de la pensión como derecho de todos los
trabajadores, convertir Colpensiones en un fondo privado, “pensiones” por debajo del salario
mínimo.

* El holding financiero que busca eliminar el control directo del Estado sobre los dineros de las
empresas financieras estatales y la masacre laboral en las entidades financieras del Estado.

*La corrupción que se roba 50 billones de pesos al año.

*La reforma tributaria que busca rebajar los impuestos a las grandes multinacionales y empresas y
más impuestos a la clase media y trabajadores

*El tarifazo nacional que subiría las tarifas de energía eléctrica en favor de Electricaribe para los
estratos 4, 5 y 6 en todo el país.

Además, se busca marchar por:

*Un salario mínimo que permita tener una vida digna y cubra la canasta familiar

*El cumplimiento de los acuerdos con los trabajadores estatales, FECODE y los estudiantes.

*El cumplimiento de los acuerdos con los distintos sectores sociales: agros e indígenas.

*La defensa del derecho a la protesta social y por el freno y estigmatización de la protesta social.

A raíz de todo lo anteriormente planteado se puede decir que, en suma, estamos ante una época
en que las clases políticas tiemblan, y se enfrentan a un pueblo que cada vez tiene menos miedo,
cobardía y terror ante los gobiernos de turno. El conjunto de población se une en contra de
personas que no buscan el bien común, por el contrario, buscan perjudicar a los ciudadanos
debido a su inoperancia e incapacidad para trabajar en pro de las personas que los catapultaron al
poder. Poco a poco, estamos despertando del terrible letargo que nos agobiaba, se está dando a
conocer la influencia del pueblo en una sociedad.

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