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La leucemia aguda linfoblástica (LAL)

La leucemia aguda linfoblástica (LAL) es una neoplasia maligna caracterizada por


una alteración citogenética producida en un ambiente inmunológico determinado,
que ocasiona la proliferación anormal monoclonal de células precursoras de la
serie linfoide y que infiltra más del 25% de la médula ósea. Es la neoplasia
maligna más frecuente en los niños y constituye el 25% de todos los tipos de
cáncer en los niños. En México, la LAL ocupa el séptimo lugar en cuanto a
mortalidad en niños de 1 a 4 años, con una tasa de 3.2/100,000 habitantes y en
los niños de 5 a 14 años ocupa la segunda causa de muerte.
Diagnóstico de la leucemia aguda linfoblástica
Causas y factores de riesgo
Factores genéticos, es decir, alteraciones de los cromosomas que
predisponen a la aparición de estas enfermedades.
Estar expuesto a los rayos X antes del nacimiento.
Estar expuesto a radiaciones ionizantes, como en el caso de la radioterapia
a altas dosis o la exposición a radiaciones nucleares no controladas.
Ciertas sustancias químicas, como por ejemplo benceno, sustancias
alquilantes, nitrosoureas o cloramfenicol.
Haber tenido un tratamiento anterior con quimioterapia.
Infecciones por algunos tipos de virus, concretamente ciertos retrovirus.
Tener ciertas afecciones genéticas, como las siguientes:
Síndrome de Down.
Neurofibromatosis tipo 1.
Síndrome de Bloom.
Anemia de Fanconi.
Ataxia-telangiectasia.
Síndrome de Li-Fraumeni.
Deficiencia constitucional para reparar errores de emparejamiento
(mutaciones en ciertos genes que impiden que el ADN se repare a sí
mismo; esto conduce a la formación de cánceres en una edad
temprana).
Tener un hermano o hermana con leucemia también aumenta el riesgo de
contraer la enfermedad.
También se consideran factores de riesgo en adultos ser varón, raza
blanca, y edad superior a 70 años.
Signos y síntomas
Los síntomas y signos que sufrirá una persona con una leucemia linfoblastica
estarán relacionados por un lado con el crecimiento
descontrolado de linfoblastos y por otro por la dificultad
o incluso fracaso total que ocasiona la enfermedad para
la producción de las células sanguíneas normales. De
esta forma una persona con leucemia linfoblástica
aguda puede tener los siguientes signos y síntomas:
Dolores en las piernas, los brazos o las caderas
Agrandamiento de los ganglios linfáticos (masas en el cuello, axilas,
estómago, o ingle, llamadas también adenopatías)
Fiebre sin causa aparente
Pérdida de peso sin explicación
Dolor de huesos o articulaciones
Vómitos
Pérdida de apetito
Moretones (hematomas) de fácil aparición sin causa obvia
Piel de aspecto pálido
Puntos rojos en la piel, del tamaño de una cabeza de alfiler, llamados
petequias
Sangrado prolongado por cortaduras leves
Falta de aliento al hacer actividades físicas
Cansancio, debilidad o falta de energía general
Pérdida de peso sin explicación
Diagnóstico
Para confirmar el diagnóstico definitivo de la LAL es necesario realizar sólo unas
pocas pruebas, que consisten en un análisis de sangre, un aspirado de médula
ósea (también llamado mielograma) y una punción lumbar. En estas muestras se
efectuarán una serie de estudios (observación al microscopio, estudios
inmunológicos y cromosómicos), que permitirán conocer la variedad de LAL que
se padece.
Tratamiento
El tratamiento de las LAL requiere hospitalización y se basa en la administración
de quimioterapia, es decir, fármacos que tienen la capacidad de destruir las
células tumorales (los linfoblastos). Junto a la quimioterapia, son importantes otros
aspectos como las transfusiones de sangre y de plaquetas o la administración de
antibióticos o de otros medicamentos que se necesitan para controlar las
complicaciones y los efectos secundarios derivados de la quimioterapia.

Complicaciones
La leucemia linfocítica crónica puede causar complicaciones, como las siguientes:
Infecciones frecuentes. Las personas con leucemia linfocítica crónica
pueden padecer infecciones frecuentes. En la mayoría de los casos, se
trata de infecciones frecuentes de las vías respiratorias superiores e
inferiores. Sin embargo, a veces las infecciones pueden ser más graves.
Una forma más agresiva de cáncer. Una pequeña cantidad de personas
con leucemia linfocítica crónica puede sufrir una forma más agresiva de
cáncer llamada «linfoma difuso de linfocitos B grandes». A veces, los
médicos se refieren a esta afección como «síndrome de Richter».
Mayor riesgo de otros tipos de cáncer. Las personas con leucemia
linfocítica crónica corren mayor riesgo de sufrir otros tipos de cáncer, entre
ellos, cáncer de piel (como el melanoma), y cáncer del pulmón y el tubo
digestivo.
Problemas del sistema inmunitario. Una pequeña cantidad de personas con
leucemia linfocítica crónica puede sufrir un problema en el sistema
inmunitario que hace que las células del sistema inmunitario que combaten
las enfermedades ataquen por error a los glóbulos rojos o a las plaquetas

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