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Tecnología Educativa (Plan 2012) / Seminario sobre Tecnología Educativa (Plan 1993,

Plan 1996)

PRIMER PARCIAL
INVESTIGACIÓN:
“De la brecha digital a la
brecha psico-digital: Mayores y
redes sociales”

Profesora Adjunta Regular a cargo de la cátedra: María Fernanda Hidalgo


Carrera: Ciencias de la Educación

2019

Para el desarrollo del siguiente trabajo tomamos como referencia la investigación


denominada “De la brecha digital a la brecha psico-digital: Mayores y redes sociales”. En la
misma, se analiza la evolución del concepto de la brecha digital para los mayores desde la
perspectiva del envejecimiento activo y en el contexto de la utilización de las redes sociales
como instrumento de comunicación. El objetivo de este trabajo es cuestionarse el estereotipo
de los mayores respecto a la brecha digital. Su justificación viene determinada por la
heterogeneidad de los mayores en su comportamiento con las nuevas tecnologías. La
definición tradicional de brecha digital diferencia a los usuarios en función de características
socio-demográficas, sin embargo, la utilización de estas variables pueden ser insuficientes
para entender en mayor profundidad las motivaciones que llevan a los mayores a utilizar las
TIC (Dabholkar & Bagozzi, 2002). Se cree que la brecha digital sigue existiendo, pero
evolucionando hacia otros aspectos más inherentes al individuo. Es por ello, que en esta
investigación, se proponen criterios psicológicos que revelen mejor las diferencias existentes
entre los mayores, en concreto en la influencia sobre el empleo de las redes sociales. Los
factores psicológicos explican el desarrollo de competencias y habilidades en los mayores
que favorecerá la utilización de las redes sociales, y que permitirá optimizar y prolongar su
empleo a medida que envejecen, puesto que suponen un instrumento de comunicación que
permitirá alcanzar niveles de bienestar y beneficios para el cuidado de la salud y mejora de la
autosuficiencia.
En el análisis de las diferencias individuales se seleccionaron las relacionadas con las
características demográficas, como el sexo y la edad, y las características psicológicas, dentro
de estas últimas se ha profundizado en la edad cognitiva. Debido a que es una variable
habitualmente empleada en estudios sobre mayores y que revela la existencia de diferencias
entre edad cronológica y cognitiva. Por otra parte, las otras variables psicológicas propuestas,
fueron la ansiedad tecnológica y la audacia.
Para realizar este trabajo se tomó como muestra a un grupo de alumnos matriculados en el
Aula de la Experiencia de la Universidad de Sevilla. Los datos fueron recogidos durante los
meses de noviembre y diciembre de 2013 mediante una encuesta realizada durante las horas
de clase.
Para comenzar con este trabajo, tomamos la definición de brecha digital según los aportes de
Cabero (2003) que refiere a la misma, como aquella diferenciación producida entre personas,
instituciones, sociedades o países, que pueden acceder a la red, y aquellas que no pueden
hacerlo; es decir, puede ser definida en términos de desigualdad de posibilidades que existen
para acceder a la información, al conocimiento, y a la educación mediante las nuevas
tecnologías. siendo en consecuencia estas personas marginadas de las posibilidades de
comunicación, formación, impulso económico, etc. que la red permite. Y por tanto son
excluidas y privados de las posibilidades de progreso económico, social y humano, que al
menos teóricamente las nuevas tecnologías nos ofrecen. En otras palabras esta brecha se

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refiere a la ausencia de acceso a la red, y a las diversas herramientas que en ella se
encuentran, y a las diferencias que ella origina.
Siguiendo a Cabero y analizando un poco su investigación podemos ver que esta separación
de países, según el acceso “más fácil”, “fácil”, “medio” o “difícil”, tiene que ver por las
condiciones económicas de cada país y repercute con mucha fuerza la aparición de una nueva
clase social, estamos hablando de los excluidos o “interclase”.
Ahora bien, si hablamos de brecha digital podemos encontrar dos grandes tendencias. Una es
considerada “blanda” y la otra “dura”. Dentro de la blanda podemos encontrar al problema
de infraestructuras de tecnologías de telecomunicaciones e informáticas, la otra dimensión, es
decir “dura” considera que el problema es consecuencia de la desigualdad social y económica
que se genera en una sociedad capitalista (calidad de educación, servicios mediáticos y por el
grado de utilización de TICs). Haciendo referencia a esto podemos decir que una
consecuencia de esta brecha digital es la formación y situación educativa de las personas, ya
que, no estará capacitado para obtener los supuestos beneficios que surgen de su utilización.
Esto esta fundamentado por los dichos que caracterizan al “ciudadano del futuro”, ya que,
cuando llegue ese momento tendrá que estar alfabetizado digitalmente, no tan solo por la
lectoescritura. Esta alfabetización llamada digital debe facilitar la creación de personas
competentes al menos en tres aspectos básicos, manejar instrumentalmente las tecnologías,
como así también renes actitudes positivas y realistas para su utilización y saber evaluar sus
mensajes y sus necesidades de utilización.
Además de el grado de formación que tenga el ciudadano, también se tiene que tener en
cuenta el “para qué”; en esto también coincidimos con Wolton (2000,37) cuando expone “la
igualdad de acceso al conocimiento, no es la igualdad ante el conocimiento” su uso debe
responder a la inclusión en la Sociedad de la información, requiriendo un grado de madurez
cognitiva por parte de los alumnos.
Con respecto a la brecha digital generacional, podemos afirmar que si tiene un impacto en la
educación, debido a que, los jóvenes son grandes consumidores de tecnologías de la sociedad
del conocimiento, multimedias y los telemáticos, mientras que los adultos son más de
tecnologías de la sociedad postindustrial.
Uno de los problemas aquí, es la utilización de las TICs en los procesos de enseñanza-
aprendizaje, viene por parte de los profesores y estos a sus vez se encuentra inseguros por
esta falta de dominio y por consecuencia desestimará las habilidades cognitivas que presentan
los estudiantes antes de interaccionar y decodificar los mensajes establecidos por estos
medios.

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Interesante nos pareció también, para enriquecer el análisis de esta investigación, el aporte
que realiza Beatriz Fainholc (2004) a través de lo que ella define como mediaciones. Estas se
sustentan en el concepto de “acción mediada” al referirse a las acciones personales,
organizacionales y simbólicas que se producen dentro y fuera de una propuesta. Están
formadas por herramientas culturales de diverso grado de artificialidad y materialidad,
histórica y culturalmente situadas para provocar o no, a través de la interacción, dominios en
la estructuración cognitiva y el desarrollo de las funciones socio-psicológicas superiores de la
persona. Son estas mediaciones, este empleo de herramientas culturales que realizan los
adultos mayores lo que configura también la brecha psico-digital. Es decir, el uso que cada
persona le atribuye a distintos elementos, las acciones mediadas que realiza según lo que se
describe en el proyecto como “ansiedad tecnológica”, aquella que se manifiesta en las
primeras fases del proceso de adopción de una nueva tecnología además caracterizada por ser
el principal determinante a nivel individual del uso de las tecnologías la “edad cognitiva” que
forma parte del autoconcepto que las personas tienen de sí mismas, su percepción está
influida por la edad cronológica, pero también por las experiencias de la vida y por los
cambios en los roles sociales. Influye positivamente en la autoestima y en la confianza en las
capacidades que uno cree que tiene. Finalmente “la audacia” presente en los sujetos que
exhiben un comportamiento más atrevido, pero son conscientes de que hay un riesgo
implicado en sus decisiones. El deseo de probar cosas nuevas y excitantes está asociado con
las motivaciones intrínsecas del individuo hacia la estimulación, el conocimiento y el logro.
Estos distintos componentes se encuentran ubicados dentro de los factores psicológicos de
cada persona, influyendo en la existencia las llamadas brechas digitales.
Fainholc (2004), además, propone una clasificación de las mediaciones, entre ellas
encontramos la mediación cultural, comunicacional, semiológica y tecnológica. Para
continuar con el análisis tomamos la mediación cultural y tecnológica que consideramos que
se encuentran acordes a lo desarrollado.
La mediación cultural, está compuesta por bienes materiales y simbólicos, regula la
interacción con el ambiente y entre los sujetos. Posee un efecto recursivo y multidireccional,
porque toda acción mediada pertenece a una cultura que lo modifica al mismo tiempo al
sujeto y al ambiente. Lo que genera cambios evolutivos a partir de lo acumulado por las
generaciones anteriores, para organizarse en sistemas muy complejos. Pueden presentarse en
dos variantes: el primero, se encuentra compuesto de herramientas culturales que permiten
mediar nuestras acciones, ya que constituye, nuestras representaciones mentales al mediar
nuestro modo de construir los significados y dar sentido a la vida.

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El segundo apunta a la competencia comunicativa y cultural como conjunto de experiencias,
que incluye la diversidad de grupos subculturales, género, étnias, etc. son matrices
comunicativas a partir de las cuales elaboran, leen y comprenden los contenidos o mensajes.
Dentro de esta Perspectiva, toda mediación forma parte de una cultura, entendida como el
espacio compuesto por representaciones simbólicas compartidas que les brindan a los sujetos
su identidad al conformar su mente y emoción.
El sujeto, en este caso hablamos de los adultos mayores, recrean y reciben diversas
herramientas culturales por las cuales interpretan, comprenden y resignifican la realidad para
volverlas a incorporar como generadoras o matrices desde donde protagonizará procesos
variados. Esto explica la heterogeneidad que presentan estos grupos, en el uso de los diversos
dispositivos tecnológicos, dadas las diferentes características con las que están conformados
cada uno a nivel individual influidos por los diversos factores enumerados anteriormente. En
donde se agrega además el universo cultural del que forman parten, como un determinante a
la hora de la producción de significaciones en relación al dominio de un medio tecnológico,
es decir, sus fines, objetivos y características.
Agregamos por último la noción, de mediación tecnológica. Determina que el medio es un
artefacto, en este caso el uso de redes sociales, compuesto por un hardware y software pero
para que funcione bien necesita del mindware, o sea el conjunto de habilidades y
competencias que articula el sujeto para operar con las dos anteriores. Lo que implica la
existencia de competencias complejas respaldadas en el desarrollo de la “cultura
tecnológica”, concebida como la capacidad de captar y aprovechar las oportunidades para
transformar la realidad. Esto quiere decir que no se trata sólo del uso instrumental que se
haga de alguna plataforma digital, sino las diversas capacidades que la persona pone en juego
en la misma. No todos los sujetos ven en ellas una herramienta que sea capaz de producir
transformaciones, ya sea a nivel colectivo o individual, esto dependerá, como se dijo
nuevamente, de las condiciones a nivel psicológico con las que cuenta una persona.
Por otro lado, nos pareció oportuno referirnos al término “Inmigrantes Digitales”, es decir,
aquellas personas que nacieron en la era predigital, antes de los años 90, que han tenido que
aprender a utilizar los medios digitales proviniendo de un mundo analogico de la
informacion. Y al contrario de los “nativos” (jóvenes que han crecido con las tecnologías
digitales, apropiándose de una nueva forma de comunicarse y siendo consumidores y
productores de contenidos en red) suelen comunicarse y escribir de manera correcta y
siguiendo las reglas ortográficas.

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Los Inmigrantes Digitales se caracterizan por estructuras mentales moldeadas por el proceso
paso a paso y por resolver un problema a la vez.
Con esto, inferimos que a los adultos mayores les cuesta más lograr adaptarse a los avances
tecnológicos y, por ende, no logran integrarse por completo en esta nueva sociedad, lo cual,
contribuye a que aumente dicha brecha digital. Estas personas mayores crecieron en una
época totalmente distinta y de repente deben sumergirse en estas nuevas tecnologías y
adaptarse además a los cambios propios de la edad. Muchas veces las personas mayores
también muestran cierta resistencia a este cambio, por la falta de conocimiento sumado a
ciertas limitaciones como; la edad, la visión, el equilibrio y la coordinación de sus dedos. Es
importante mencionar aquí la edad cognitiva y cómo esta influye en su autoestima y en la
confianza de sus capacidades. Los mayores cognitivamente jóvenes son más aventureros,
confían más en sí mismos y son innovadores selectivos, ya que aceptan prácticas o productos
nuevos cuando sienten que les va a beneficiar. Por ello, la menor edad cognitiva puede
significar para los mayores un antecedente sobre la intención de uso y aceptación de
tecnologías.
Hay que entender que para ellos comunicarse era tan simple como levantar el teléfono y
hacer una llamada, ahora, deben aprender a desbloquear una pantalla, comprobar la conexión
para ingresar a algún sitio web, y aprender el uso de las redes sociales para así conectarse con
sus familiares y amigos.
Siguiendo a Prensky, quien plantea, los términos de “Nativos e Inmigrantes digitales”,
planteamos su afirmación a partir de las investigaciones realizadas por él, según la cual, las
personas que crecen en el seno de diferentes formas culturales no sólo piensan en múltiples
conceptos, sino que en realidad piensan de forma diferente; lo cual viene a decir que el
entorno y la cultura en que las personas desarrollan su vida afectan, e incluso determinan,
muchos de los procesos de pensamiento.
“Nosotros solíamos pensar que todos utilizamos las categorías de idéntica manera;
que la lógica juega el mismo tipo de papel para cada individuo en la comprensión de la vida
cotidiana; que la memoria, la percepción, la aplicación de reglas, etc., son iguales, pero ahora
sostenemos que los propios procesos cognitivos son mucho más maleables de lo que la
psicología tradicional suponía”.
Ahora sabemos que las personas que reciben distintos estímulos de la cultura que las rodea
piensan de otra manera. Los niños que se han criado y se han desarrollado a la par que el
ordenador “piensan de forma diferente al resto de las personas. Desarrollan mentes
hipertextuales. Saltan de una cosa a otra. Es como si sus estructuras cognitivas fueran

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paralelas, no secuenciales”. Por el contrario, las personas mayores pertenecen a una
generación con maneras de aprender diferentes a la de la actualidad, por lo cual necesitan
mayor tiempo para adaptarse a este cambio, y hay que guiarlos y ayudar a involucrarlos en
este nuevo mundo tecnológico, y que sepan que este nuevo recurso puede ser de gran ayuda
en sus actividades, a la vez, que pueden ser más independientes. En consecuencia, la
interacción social que logran los mayores cuando participan en redes sociales los mantiene
comunicados, activos y en constante aprendizaje para ir resolviendo retos tecnológicos, de
manera individual, o apoyados en los consejos de familiares y amigos de menor edad, más
experimentados en el contexto digital.

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