A lo largo de las últimas décadas la comunidad científica, impulsada por
una controvertida exposición mediática, ha puesto en tela de juicio la realidad o, en su defecto, la ficción del cambio climático antropogénico, teniendo ambas caras de la discusión respaldadas por extensos estudios basados en la ciencia. Esto, sin duda, genera confusión e inquietud en el público que es informado por los anuncios, las propagandas, los documentales, los reportajes que divulgan las cadenas de radio y televisión sobre la cuestión climática, además de las declaraciones y las posiciones tomadas por los líderes políticos más influyentes. Entonces, ¿qué es verdad?, ¿somos o no la causa del estado del planeta?, ¿a quién debemos creer?, si los estudios que niegan la afectación del planeta Tierra en manos del hombre están basados en investigaciones fundamentadas, al igual que los que comprueban la severidad del daño ecológico actual causada por el hombre. ¿Qué tanto impacto ha tenido la actividad del ser humano en el cambio climático? Según los críticos del calentamiento global antropogénico, no mucho pues se le es atribuido otros factores como los cambios cíclicos del Sol, los ciclos de la Tierra o la acción de rayos cósmicos. La evidencia histórica revela que han existido infinidad de períodos en donde hacía más calor y más frío que hoy en día, como el Máximo del Holoceno y el período Holoceno, respectivamente. Y es que sí ha habido un aumento en la temperatura del planeta, pero este no supera más de medio grado Celsius en los últimos 150 años, años en los que la humanidad atravesó los tiempos de la guerra, la posguerra, el boom industrial y las recesiones económicas. No es el dióxido de carbono lo que ha aumentado la temperatura de la Tierra sino la actividad solar; se determinó una correlación increíblemente directa entre lo que ocurría en el Sol y los cambios de temperatura de la Tierra. Sin embargo, se debe rescatar que la presencia del dióxido de carbono en la atmosfera es interminable, puesto que implica el ciclo natural del proceso de fotosíntesis de las plantas y, además, que está siendo absorbido naturalmente por los océanos, las rocas y los suelos desde hace millones de años. Entonces, si han sido actores ajenos al hombre quienes están causando su deterioro, ¿qué se puede hacer? Según el científico y meteorólogo británico James Lovelock nuestro planeta, o Gaia como él lo denomina, es un sistema que se autorregula para mantenerse vivo, por lo tanto, Gaia podrá vivir sin el hombre pues, aunque el hombre llegase a extinguir masivamente la Tierra y sus formas de vida, los microorganismos prevalecerán y se seguirá, como en la era primitiva, el curso normal de la evolución. Sin embargo, Lovelock es radical a la hora de juzgar el papel del hombre en medio de la problemática y su posición ante ella, pues lo condena y no vacila ante la idea de su extinción para asegurar la existencia de Gaia. Sugiere la alimentación del hombre en manos de la industria química y la biotecnología para evitar el uso de grandes extensiones de suelo para el cultivo de los alimentos, y la transición a la energía nuclear que, según él, es buena y es la única fuente de energía que no daña la atmosfera, no provoca daños solo supone una amenaza para las personas y no la Tierra. En mi opinión, partiendo del planteamiento de James Lovelock, discuto lo siguiente: si la Tierra se autorregula, ¿por qué seguimos observando desastres ecológicos en distintos puntos del mundo? Es decir, ¿por qué no se ha autorregulado para evitar el agravamiento de la situación? En cuanto al carácter antropogénico del cambio climático considero que sí se ha desarrollado de esa manera puesto que el hombre se ha aprovechado de los recursos naturales y los ha dispuesto a su servicio con fines principalmente económicos, potenciados por la política y los medios de comunicación. Para mí no tiene cabida comparar la industrialización del siglo pasado (argumento de los científicos negacionistas de la condición antropogénica del cambio climático) con la actual para juzgar el aumento o no de la temperatura de la Tierra. El nivel tecnológico presente no ha surgido por sí solo, requiere la intervención de algún elemento proveniente del medio ambiente. La explotación de los recursos por parte de los gigantes de las industrias es, en mi opinión, indiscutible. Sin embargo, opino que no ha sido exclusivamente el hombre el culpable del problema ambiental dado que algunos factores externos y ajenos a este, como los gases invernadero, las partículas de la atmósfera (de los volcanes, por ejemplo) y los cambios en la energía que llega del propio Sol, han afectado también la situación del planeta. No creo, por otro lado, que debamos ser tan radicales al momento de idear soluciones como lo hace el científico británico James Lovelock, pero sí debemos partir de un consenso formal, realista y lograble entre las distintas naciones que esté enfocado a la mitigación del daño realizado por el hombre al medio ambiente.