Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Santisteban Antoni 2009
Santisteban Antoni 2009
1. Fundamentos teóricos de la
didáctica de las ciencias sociales
1.1. Presentación
En este primer capítulo se realiza una posible definición de la didáctica de las
ciencias sociales, se revisan los aspectos de la construcción de su teoría y se analiza
su evolución en las últimas décadas, en el proceso de configuración como disciplina
tecnocientífica autónoma. Se relaciona con el contexto reciente de la construcción de
la ciencia y del conocimiento social. Se realiza una reflexión sobre las diversas
clasificaciones de las ciencias sociales, su presencia en los programas escolares y
sobre el concepto de interdisciplinariedad. Este primer apartado acaba con una
revisión de las tendencias del pensamiento científico actual, con una especial atención
a las aportaciones del paradigma de la complejidad.
Nos hacemos una serie de preguntas sobre la DCS, su origen y su naturaleza científica
Fundamentos teóricos de la
didáctica de las ciencias sociales
20
1.2. Una definición de la didáctica de las ciencias sociales
21
(Guanci, 2004), así como en otros trabajos (Deiana, 1999; Brigadeci, et.al., 2001).
Todos los estudios y revisiones de la situación, coinciden en la necesidad de definir
conceptos y metodologías comunes, cuestionar los puntos de interés claves de la
didáctica de las ciencias sociales y ayudar, en la medida de lo posible y con la
investigación, a la mejora, a la innovación, a la renovación urgente de la enseñanza de
la historia, de la geografía y de las ciencias sociales, en especial en la escuela
primaria.
En España la situación es parecida y existen coincidencias importantes con otros
países. La didáctica de las ciencias sociales se caracteriza por la búsqueda o por la
reivindicación de un espacio académico y científico, proceso en el cual se están
realizando avances muy importantes, aunque todavía falta mucho camino por recorrer
(Pagès, 1997a; Prats, 2001; 2002; González Gallego, 2002; Travé, 2001). Mientras
unos muestran su pesimismo o un optimismo muy moderado, otros vislumbran
campos de investigación emergentes, por ejemplo desde una didáctica del patrimonio
y de las fuentes (Hernández, 2003; Guzmán, 2004; Ávila, 2003; Tribó, 2005; Anadón,
2006). Por otro lado, la situación de la enseñanza de las ciencias sociales en la
escuela reclama, sin duda, un campo de conocimientos específicos que ayude a
superar una situación de estancamiento, a partir de la investigación y de sus
aportaciones a la práctica. Otra problemática para la didáctica de las ciencias sociales
está en su situación ante la formación del profesorado, ya que todavía no se ha
emprendido una reforma en profundidad (Pagès, Estepa y Travé, 2000; Estepa, de la
Calle y Sánchez, 2002; Benejam, 2002; Gómez Rodríguez y Núñez, 2006), aunque la
convergencia europea parece que puede provocar cambios y mejoras importantes
(Sánchez Agustí, 2006).
Este es el punto de partida. En el momento de abordar una definición debemos
atender tanto a la realidad como a aquello que pretendemos en el futuro.
22
En un sentido parecido a cómo la antropología es deudora de la sociología o la
física de la matemática, o la tecnología de la física, la didáctica de las ciencias sociales
es deudora de la psicología, de la pedagogía y de la sociología, así como de la historia
o de la geografía. De unas adquiere los componentes relativos a la enseñanza y al
aprendizaje, de otras el origen del conocimiento escolar. Así, la didáctica de las
ciencias sociales representa la construcción de un sistema nuevo, comparte
conocimientos con otras ciencias y construye nuevos conceptos, y sobretodo nuevas
preguntas. Comparte también metodologías de investigación o de análisis con otras
ciencias de la educación, pero también plantea nuevos enfoques sobre la enseñanza
y el aprendizaje de las ciencias sociales.
En un momento en el que la ciencia antepone los objetivos a los métodos, la
didáctica de las ciencias sociales se diferencia del resto de ciencias de la educación
en que su interés se centra en el conocimiento de lo social, en la construcción de lo
social en las personas. En este sentido también se diferencia de las ciencias
referentes, ya que éstas investigan y construyen los significados expertos y complejos
de la realidad social, mientras la didáctica de las ciencias sociales se centra en los
procesos de enseñanza y aprendizaje que las personas realizan para acercarse a
esta realidad compleja, desde sus representaciones cotidianas. Con este objetivo
construye modelos didácticos específicos. Así, la investigación de la didáctica de las
ciencias sociales es claramente diferente de la investigación histórica o antropológica,
porque se plantea preguntas o hipótesis diferentes, aunque en ocasiones se
compartan métodos o técnicas, como la biografía o la etnografía.
Aunque la didáctica de las ciencias sociales se ha representado a partir del
triángulo enseñanza, aprendizaje y conocimiento, podríamos pensar que una figura
con volumen, como una pirámide, representaría mejor la complejidad de su reflexión y
de su acción, ya que podríamos incorporar la sociología de la educación o contexto
socio-histórico. Un vértice de esta pirámide correspondería a los modelos sobre la
enseñanza, otro a las teorías generales sobre cómo y a qué edades aprenden los
niños y niñas, otro vértice al conocimiento social que se quiere enseñar, histórico,
geográfico, económico o político, y, por último, un vértice correspondería al contexto
socio-histórico que, desde la ciencia crítica, tiene una gran importancia para explicar y
para cambiar la realidad social, en este caso a partir de propuestas didácticas
concretas. En realidad, para la práctica educativa el contexto es crucial. Podríamos
pensar que el análisis del contexto está incluido en el concepto de enseñanza, pero
también podríamos decir esto del aprendizaje. En un modelo que explica la didáctica
de las ciencias sociales, tener en cuenta el contexto socio-histórico o las aportaciones
de la sociología de la educación, es esencial.
23
Profesorado
Enseñanza
(Pedagogía)
Conocimiento escolar
(ciencias referentes)
Transposición didáctica Contexto socio-
histórico
(Sociología)
Alumnado
Aprendizaje
(Psicología)
24
“¿Es suficiente su existencia para poder hablar de un saber específico dedicado
a hallar respuestas a estas preguntas y soluciones a estos problemas? ¿Es suficiente
la formulación de preguntas y la constatación de unos problemas para pensar que
estamos ante un cuerpo de conocimientos con teorías e investigación?” (38-39).
25
• propiciar el debate con otras didácticas específicas sobre las relaciones
interdisciplinares que se pueden establecer entre las ciencias sociales y
otras ciencias o áreas presentes en el currículo escolar;
• analizar los métodos y estrategias de enseñanza y aprendizaje de las
ciencias sociales, así como realizar propuestas de mejora en función del
contexto y de las problemáticas educativas específicas;
• analizar y valorar los materiales curriculares y los recursos educativos
que se utilizan en la enseñanza de las ciencias sociales, y diseñar nuevos
materiales que faciliten la consecución de los objetivos educativos para el
conocimiento social;
• establecer los criterios para la evaluación del proceso de enseñanza y
aprendizaje de las ciencias sociales, teniendo en cuenta todos los
elementos que intervienen y proponer, en cada caso analizado, las
regulaciones que sean necesarias para la mejora de la práctica;
• fomentar el debate de la innovación – investigación en la enseñanza de
las ciencias sociales;
• fomentar el debate de las relaciones teoría – práctica en la enseñanza de
las ciencias sociales, desde la interdependencia entre las partes de un
mismo proceso general sobre el conocimiento social y su contexto.
• fomentar el debate de las relaciones universidad – escuela, desde las
necesidades de formación inicial y permanente del profesorado.
26
social en las personas, un proceso de gran complejidad que necesita de la creación de
modelos explicativos.
La didáctica de las ciencias sociales utiliza su metodología para comprender y
explicar problemas concretos y particulares de la enseñanza, desde la racionalidad y
la lógica científicas, contrastando los resultados y comprobando su validez en la
práctica. En sentido contrario, opina, por ejemplo, Rozada (1992), que categoriza la
didáctica de las ciencias sociales como una “no disciplina”, basándose en algunos
postulados de Toulmin sobre la filosofía de la ciencia, de tal manera que niega la
existencia de conceptos y procesos propios del comprender el conocimiento social, así
como la realidad de las preguntas de carácter científico específicas de la enseñanza y
del aprendizaje de las ciencias sociales.
Basándose también en Toulmin, González Gallego (1991) defiende otra postura,
ya que este autor considera que la didáctica es una ciencia aplicada, que se ha
convertido en un campo de conocimientos que comienza a plantear sin complejos
debates y problemáticas propias. Según González Gallego (2000, 2002a), la didáctica
de las ciencias sociales combina conocimientos metodológicos propios con otro tipo de
conocimientos:
“... de las materias sobre las cuales pretende actuar: las ciencias de la
educación, en cuanto el objetivo didáctico es el educar, y las ciencias sociales, en
cuanto el instrumento utilizado para educar es la instrucción en estas ciencias” (492).
Para Benejam y Pagès (1997) la didáctica de las ciencias sociales cuenta con un
campo de reflexión que le es propio, definido en sus relaciones con el conocimiento
social y pedagógico:
27
“...se distingue del conocimiento científico en que integra lo pedagógico, y se
diferencia de lo pedagógico en que integra la lógica, la semántica y la metodología de
la ciencia referente. La Didáctica de las Ciencias Sociales también cuenta con un
campo práctico único, que es el de la enseñanza y aprendizaje de esta materia en el
contexto concreto del aula” (11).
28
de las ciencias sociales, del paradigma científico-social y de las ideas acerca del
aprendizaje de los alumnos, dentro de un contexto político determinado. Entienden la
didáctica de las ciencias sociales como teoría y práctica, una intersección de unas
políticas educativas, de unas prácticas institucionales, de unas disciplinas para
enseñar y de la psicología. Finocchio y García (1993a) insisten en la necesidad de
establecer unos criterios para revisar la enseñanza de las ciencias sociales. Analizan
la problemática de la selección de los contenidos y el papel del profesor y del alumno.
Proponen un nuevo paradigma basado en el constructivismo y la teoría crítica del
currículo Finocchio y García (1993b).
De manera diferente a los autores anteriores opina Rozada (1992), según el cual
la didáctica de las ciencias sociales no tiene carácter de disciplina. Al igual que
Aliberas (1989), Rozada sigue a Toulmin (1972), en su reflexión sobre la ciencia, pero
hace una interpretación distinta. Según Rozada, la cuestión fundamental es la
inexistencia de finalidades compartidas que puedan resultar operativas para construir
una disciplina,
“...lo cual explica el hecho de que resulte irreconocible un colectivo profesional
de didactas de las ciencias sociales” (Rozada, 1992, 6).
Para él, la didáctica de las ciencias sociales -de la que analiza las variaciones
conceptuales y procedimentales- no puede ser considerada ni una disciplina ni una
disciplina científica, ni una tecnología, sino que hay que considerarla como una “no
disciplina”, es decir: “una empresa racional que será de orden ético y socio-político”
(8). Dicha “no disciplina”, sin embargo, puede ser objeto de atención por un mismo
colectivo de personas a condición, según este autor, de que se cumplan tres
requisitos:
“...en primer lugar, hacerse cargo de nuestras diferencias, y situarse para un
debate que no se debe intentar extinguir, sino avivar racional y democráticamente. En
segundo, se trata de conocer las variaciones conceptuales y procedimentales que se
han hecho a lo largo de la historia de la didáctica de las ciencias sociales (o de las
disciplinas que hoy integran esta área), relacionándolas con sus presupuestos
científicos, filosóficos e ideológicos, así como con el contexto de su surgimiento y lo
que haya sido de ellas en el sistema escolar y por qué. Y, en tercer lugar, se trata de
incorporarse a los agentes de innovación, no para constituir una disciplina, sino todo lo
contrario, para evitar la creciente tendencia a “disciplinar” lo que pertenece al debate
sociopolítico, es decir, para contrarrestar las fuerzas que tienden a restringir el
pluralismo, la confrontación, el debate y, en definitiva, la democracia, mediante la
entrega a los expertos de parcelas que no pueden ser ‘disciplinadas’ ” (Rozada, 1992,
9).
29
tiene en cuenta para su descripción de la didáctica de las ciencias sociales, por
ejemplo la inexistencia de científicos bajo el mismo paradigma, como un elemento
natural y necesario para el desarrollo de una ciencia social. En este aspecto también
está cambiando mucho la situación, sobretodo por el crecimiento de los
investigaciones.
Se hace necesario construir una ciencia, todas las ciencias, para un mundo
desigual y en continua transformación. Guarracino y Ragazzini (1991), por ejemplo,
consideran que la construcción de la didáctica de la historia requiere el dominio de
competencias pluridisciplinares:
“Teorizzare e organizzare un’ azione di didattica de la storia non è come fare la
spesa al supermercato delle scienze, guiando un carrello didattico che sceglie e
immagazzina per assemblare” (1).
epistemología de la Geografía
e.h.: evolución de las concepciones
de la racionalidad del espacio
e.c.: construcción de los conceptos y reversión débil
del discurso geográfico
epistemlogía de las
ciencias de la educación
e.h.: evolución de las concepciones del
niño que está aprendiendo, evolución de
las concepciones de la enseñanza
e.c.: constitución de los conceptos y del
discurso pedagógico
ruptura
epistemología de la sociología
e.h.: evolución de los proyectos
sociales de la enseñanza
e.c.: constitución de los conceptos
y del discurso pedagógico
30
En los tres sectores coexisten una epistemología histórica (e.h.) y una
epistemología científica (e.c.). Existen contradicciones evidentes entre la
epistemología de la geografía y de las ciencias de la educación, y también rupturas
entre estas dos y la epistemología de la sociología. La construcción de la didáctica de
las ciencias sociales y de su epistemología es, como afirma Moniot (1993), una
cuestión que está más allá del debate sobre si es o no una disciplina científica, ya que
en la actualidad lo que importa es saber cuáles son los problemas para solucionarlos.
Los problemas de la didáctica de las ciencias sociales no obstaculizan su teoría, sino
que sus problemas son el eje de su epistemología, en la propia reflexión sobre estos
problemas, en las preguntas y en las respuesta está su teoría. Además, como afirma
Pagès (2000), el hecho de existir una diversidad de líneas de pensamiento, no sólo es
positivo, sino que enriquece el campo científico de la didáctica de las ciencias sociales.
31
1.3.1. Algunos aspectos de la evolución de la didáctica
de las ciencias sociales
32
profesoras que se atrevieron a experimentar en su aula para superar la situación del
currículum de ciencias sociales. Las críticas que en su momento se realizaron sobre
este grupo, por ejemplo las de Luis (1982) y sobre los modelos didácticos existentes
durante la década de los setenta, Luis y Urteaga (1982), en otros grupos surgidos bajo
unas condiciones parecidas, hacen referencia a su concepción metodológica y
prescriptiva de la enseñanza de las ciencias sociales. Estas críticas ayudaron a
desarrollar el debate de la enseñanza de las ciencias sociales en España,
configurando diferentes posiciones ante la reforma educativa de los años 80.
Las propuestas teóricas o la filosofía del currículum que se defendieron,
necesitó un profesorado dispuesto a experimentarlas, que merece un reconocimiento.
Esta cuestión supone no olvidar las relaciones teoría - práctica en la reflexión científica
de la didáctica de las ciencias sociales. Por este motivo, la construcción de nuestra
área ha sido una realidad en aquellos contextos donde no se ha olvidado su auténtica
función: provocar el cambio y la mejora de la enseñanza de las ciencias sociales en
las aulas, a través de propuestas que hagan real un aprendizaje significativo y crítico.
Para esta empresa se necesita algo más que reflexión teórica, análisis de la práctica o
propuestas curriculares, se necesita la base sólida de conceptos y metodología
científica, así como la participación y el realismo crítico de quien enseña.
Para la educación primaria existe un trabajo importante de esta época, también
de personas cercanas al entorno de Rosa Sensat (Casas, Janer y Masjuan, 1979), que
a pesar de las críticas anteriores que se le pueden también aplicar, y el paso del
tiempo que envejece las propuestas, es uno de los primeros trabajos en España que
propone un cambio en esta etapa educativa para la enseñanza de las ciencias
sociales. Con unas características diferentes el grupo de Historia 13-16 (1990), sigue
la propuesta inglesa y marca una diferencia esencial en el enfoque de la enseñanza de
la historia, hasta ese momento (Grupo Historia 13-16, 1983, 1988). La coincidencia en
sus inicios tanto de estos grupos con propuestas surgidas en otros países, como el
“éveil” en Francia, el “Movimento de Cooperazione Educativa” en Italia, la “New
History” en Inglaterra o los “Social Studies” en Estados Unidos, pueden ayudar
también a entender la evolución de un período en la enseñanza de las Ciencias
Sociales. Estas coincidencias requieren un estudio detallado que no se ha realizado
(Pagès, 1993a). Otra aportación importante la constituyen los trabajos de los grupos
de la enseñanza secundaria, porque han contribuido a la construcción de una teoría de
la didáctica de las ciencias sociales, también desde una reflexión sobre el
conocimiento y la experimentación práctica, trabajos como los del Grupo Cronos
(1991), Grupo Aula Sete (1993), Grupo Ínsula Barataria (1994), entre muchos otros.
Se pueden destacar los eventos celebrados en Cataluña, en la ciudad de Vic
en 1988 y Bellaterra de 1991, ya que la gran asistencia que mantuvieron y la gran
cantidad de trabajos que se presentaron, dan cuenta de la evolución y de la situación
en cada momento de la enseñanza de las ciencias sociales (Burgaya, Cànoves y
Figuerola, 1988; Batllori, Pagès y Pons, 1991). Cabe destacar en este contexto los
trabajos sobre el estado de la cuestión de la enseñanza de la historia de Pagès
(1989c) y de González Mangrané (1991). En una línea parecida hemos de mencionar
las actas de las primeras Jornadas sobre el currículo de ciencias sociales en las
comunidades autónomas en 1991 1.
Atendiendo a aspectos concretos creo importante remarcar el trabajo de
Benejam (1987), sobre las aportaciones de las distintas escuelas geográficas a la
enseñanza de la Geografía, que marca un tipo de relación con las ciencias referentes
de gran repercusión para trabajos posteriores. Este trabajo tiene un especial interés
por cuanto la didáctica de las ciencias sociales, que nace en un estado de gran
1
AAVV.: Espacio y sociedad en el ámbito autonómico. Actas de las Primeras Jornadas sobre los
Currículums de Ciencias Sociales en las Comunidades Autónomas. Valladolid: Junta de Castilla y León.
33
dependencia con respecto a las ciencias referentes, busca encontrar el tipo de relación
que tiene que establecer con estas ciencias, de las cuales extrae, a partir de su
análisis epistemológico, los criterios que han de regir la selección y la secuenciación
de los contenidos. Esta misma autora, en trabajos posteriores (Benejam, 1993), así
como también Pagès (1994a), han insistido en la importancia del análisis
epistemológico de las ciencias referentes, para conseguir responder a la cuestión de la
selección de los contenidos, en la conversión del conocimiento científico en
conocimiento escolar. En este sentido, tuvieron gran influencia autores franceses,
como Audigier (1988a, 1991, 1994) o Clary (1988). Así, la evolución que estamos
tratando sobre la conceptualización de la didáctica de las ciencias sociales, comienza
a plantearse como un campo específico de análisis del proceso de enseñanza y
aprendizaje de las ciencias sociales, independiente ya de las ciencias referentes.
Este tipo de evolución, que construye poco a poco una ciencia, una teoría y
unos conceptos propios, se puede seguir con gran claridad analizando y comparando
dos obras esenciales de la didáctica de la geografía, como son la editada por la
UNESCO (1966, en castellano) y otras obras donde también aparece Graves, como
autor en solitario (Graves, 1985), o como compilador en una nueva obra, que revisa el
trabajo editado por la UNESCO en los años sesenta (Graves, 1989). La evolución de
estos años de la didáctica de las ciencias sociales en otros países se puede consultar
en las obras de Mütter (1982) y Von Staehr (1993). Estos autores ponen de manifiesto
el proceso de la didáctica de las ciencias sociales en Alemania. De una concepción
dependiente de las ciencias referentes se va evolucionando a una didáctica de las
ciencias sociales teórico-práctica, es decir, una disciplina independiente, de naturaleza
científica. Von Staehr (1993), además de ocuparse de la evolución, señala las
tendencias más importantes en ese momento. Dentro de estas tendencias deberíamos
destacar los trabajos de Rothe (1986) y Jung (1993) que exponen las características
principales de la didáctica de la historia desde el punto de vista de la teoría crítica.
En otros países, existen también obras de síntesis de la evolución de esta
etapa. Una obra importante es la coordinada por el grupo Chamonix-Serignan
(CHAM'S, 1991). En esta obra encontramos análisis de la evolución de la enseñanza
de la geografía en Francia (Audigier, 1991; Huber, 1991), en Gran Bretaña (Graves,
1991) y en Portugal (Claudino, 1991). Para el caso de la geografía en Italia existe el
trabajo de Dematties (1989), y de Guarracino (1983, 1987, 1991) para la historia. Para
el caso de la historia en Francia su evolución fue analizada por Giolitto (1986). En
España existieron en esta época una serie de personas y grupos, importantes para la
construcción de la didáctica de las ciencias sociales. Las personas que destacaron en
este proceso se pueden seguir por la misma bibliografía. Los grupos algunos ya se
han nombrado: “Rosa Sensat”, Historia 13-16, Clarión, Germanía, Cronos, Asklepios,
Aula Sete o Ires, por citar los más destacados.
34
porcentaje son investigaciones hechas desde los problemas y desde metodologías
que son vigentes en disciplinas que tienen que ver con la didáctica, como es el caso
de la psicología. Los esfuerzos por incorporar todos los elementos que están
presentes en el proceso de enseñanza y aprendizaje, así como sus contextos
institucionales y organizativos y la propia naturaleza del conocimiento enseñado (y
aprendido), son más difíciles de encontrar” (247).
35
Etapa Referentes Referentes Metodología de la
epistemológicos psicopedagógicos investigación empírica
Adisciplinar Variados Variados No hay investigación empírica
1880-1995 (positivismo lógico) (pedagogía activa)
Tecnológica Positivismo lógico Neoconductismo Investigación evaluativa
1955-1970 teoría de la instrucción (cuantitativa); no hay
de Bruner investigación básica
Protodisciplinar (casi no tiene) Modelos de Piaget y Cuantitativa y cualitativa;
1970-1980 de Ausubel centrada en el aprendizaje
Emergente Epistemologías Modelos cognitivos y Mayormente cualitativa;
1980-1990 postkuhnianas constructivistas investigación sobre
enseñanza, aprendizaje y
contenidos
Consolidada Epistemologías Modelos Casi exclusivamente
1990- actuales; constructivistas cualitativa; paradigma
epistemología metodológico constructivista
escolar
36
científico, por cuanto crea modelos propios cada vez más específicos, de
representación de la realidad, que constituyen su cuerpo teórico. Se configura así una
visión tecnocientífica de la ciencia, de las didácticas específicas y de la didáctica de
las ciencias sociales. Se construye así poco a poco, pero de manera irreversible, una
disciplina autónoma.
2
Es de destacar el crecimiento de las obras que dan una visión global de la didáctica de las ciencias
sociales para la educación primaria (no se citan las de secundaria), con diversos resultados, pero con una
consolidación progresiva de los marcos de referencia, por ejemplo: García Ruiz, A.L. (dir.) (1993); Friera,
F. (1995); Galindo, R., Ramírez, S. y Rodríguez, J.M. (1995); García Ruiz, A.L. (2003); Pozuelos, F.J. y
Travé, G. (eds.) (2001); Domínguez, M.C. (coord..) (2004).
37
problemáticas de la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias sociales, tiene como
problemas fundamentales en un futuro próximo cinco grandes cuestiones.
a) La pertinencia conceptual en la literatura del área, que marque
claramente las diferencias con otras ciencias de la educación.
b) La construcción de modelos explicativos de la realidad educativa en
referencia a la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias sociales, en
general de una teoría educativa propia.
c) Las relaciones con la práctica y con la definición científico tecnológica
de la naturaleza de la didáctica de las ciencias sociales, es decir, la
importancia de relacionar investigación con innovación educativa en la
enseñanza de las ciencias sociales.
d) La pertinencia metodológica en la investigación de didáctica de las
ciencias sociales, con la mejora de los métodos cualitativos y las
temáticas investigadas.
e) Las relaciones con las otras ciencias de la educación y con las ciencias
referentes, para mantener un diálogo constante, imprescindible, pero
para marcar claramente también la autonomía del área. En todo caso
estas relaciones deben converger en las finalidades de la investigación
social, en los valores y en los objetivos para la mejora de la educación.
Según Echevarría (1998) la ciencia positivista separó el ser del deber ser, es
decir, separó la ciencia de los valores, pero hoy día sabemos que la ciencia no puede
separarse de los valores democráticos, ya que la ciencia es elaborada desde una
38
determinada concepción del mundo, protegida o fomentada por una sociedad y está al
servicio de las personas. Así, nos interesa una idea de la ciencia que reconozca que
las teorías y las metodologías científicas son formas de ver la realidad, convenciones
sociales, que cambian en el tiempo. Nos interesa una concepción de la ciencia en
continuo desarrollo, por razones que hacen referencia a la libertad de las personas, a
la concepción de las ciencias sociales y a la misma enseñanza y aprendizaje de las
ciencias sociales.
a) En primer lugar, porque la ciencia como convención nos permite
avanzar en las ideas, que en definitiva buscan mejorar la realidad
social, democratizarla, hacerla más justa. Es, por ejemplo, la idea de
una ciencia política que se oponga a la consideración de la democracia
como el sistema político más difundido y afianzado en el mundo
occidental. Por el contrario, la idea de ciencia política que debería
defenderse es aquella que considera la democracia como un proceso
de construcción, siempre inacabado, como una aspiración continua.
b) En segundo lugar, porque esta concepción de la ciencia facilita la
comprensión de las ciencias sociales, ya que éstas son en sí mismas
una forma de ver el mundo y de interpretarlo. Además, ayuda a
entender que no existe una forma neutral de interpretar la sociedad, el
posicionamiento inicial ya marca la adopción de una postura. El
sociólogo que analiza los hábitos de compra de los habitantes de una
ciudad se diferencia, en su intencionalidad, del científico social que
analiza los efectos nocivos de la incitación al consumo en la juventud.
c) En último término, porque la ciencia en construcción entiende el proceso
de aprendizaje, acepta por tanto el carácter científico de su estudio. De
esta manera coincide con una concepción de la enseñanza de las
ciencias sociales que nos interesa, porque es la que se plantea una
construcción conceptual continuada. Sin dejar de dar una gran
importancia a los hechos, son los conceptos los grandes ejes de lo que
debe ser el aprendizaje desde las ciencias sociales. Los conceptos
entendidos no como palabras o representaciones simbólicas del
lenguaje, sino como construcciones personales, interiores, pero que se
forman a través de la interacción social, que necesitan una gran
variedad de procedimientos para su aprendizaje, y que son
inseparables de los valores.
El convencionalismo de Popper (1994)3 cambió de forma sustancial la
concepción de la ciencia, superó el inductismo y el empirismo, que se hicieron fuertes
en el positivismo y en el positivismo lógico del Círculo de Viena. Una de sus grandes
aportaciones fue explicar de manera lógica el gran aumento del conocimiento humano,
sin recurrir a los argumentos tradicionales de acumulación del saber, sino atendiendo
al proceso de elaboración del conocimiento científico y a la necesidad de la creación
de teorías.
Para la didáctica de las ciencias sociales acercarse el conocimiento social no
quiere decir acumular información, sino construir conocimiento de manera lógica,
analizando parcelas de la realidad de forma coherente. El conocimiento científico no
es sinónimo de conocimiento, que tiene un significado mucho más amplio y que hace
referencia a las posibilidades de los seres humanos de mejorar su comprensión de la
realidad, no sólo a través de la ciencia. Como afirma Genovés (1987):
“El conocimiento, conocimiento serio, es un concepto más amplio que el de
conocimiento científico, el cual, a pesar de todo, es la mejor herramienta que tenemos
a mano hoy día para conseguir más y mejor conocimiento concreto” (156-157).
3
La primera edición en inglés es de 1934, aunque la más utilizada es la edición modificada de 1959.
39
Popper nos descubre que la ciencia es una construcción humana, controlada por
cada sociedad y que construye teorías perecederas. La ciencia cambia porque
cambian las sociedades y las personas que las componen. Por lo tanto, la mejor
manera de superar el continuo crecimiento de conocimientos científicos, es analizando
la ciencia en su dimensión mutable, no se trata de buscar aquellas teorías más
excluyentes, más verdaderas, sino de valorar aquellas otras que favorezcan una
mayor contrastación, que estén siempre pendientes de revisión:
“La base empírica de la ciencia objetiva, pues, no tiene nada de ‘absoluta’; la
ciencia no está cimentada sobre roca: por el contrario, podríamos decir que la atrevida
estructura de sus teorías se eleva sobre un terreno pantanoso, es como un edificio
levantado sobre pilotes. Estos se introducen desde arriba en la ciénaga, pero en modo
alguno hasta alcanzar ningún basamento natural o ‘dado’. Cuando interrumpimos
nuestros intentos de introducirlos hasta un estrato más profundo, ello no se debe a que
hayamos topado con terreno firme: paramos simplemente porque nos basta que
tengan firmeza suficiente para soportar la estructura, al menos por el momento”
(Popper, 1994, 106).
40
Las obras de Kuhn (1971) y Lakatos (1974) significaron la superación de las
contradicciones del método hipotético-deductivo de Popper, sobretodo en su
naturaleza falsacionista. Buscaron caracterizar las teorías como estructuras bien
definidas. Kuhn además asume los factores sociológicos como esenciales. Para este
autor en cada sociedad existen comunidades de personas que coinciden en unas
teorías, metodologías, normas y problemas científicos, a los que Kuhn llama
paradigmas. Los paradigmas existentes en una misma sociedad son incompatibles
entre ellos, ya que cada uno tiene una visión diferente del mundo, es más, cada uno
concibe una realidad diferente.
El lenguaje, las palabras como representación de los conceptos científicos, son
construcciones propias de cada paradigma, por lo tanto la neutralidad no existe
tampoco en el lenguaje, lo que hace imposible el diálogo entre diferentes científicos de
paradigmas distintos. Este hecho es de fácil ejemplificación desde las ciencias
sociales, ya que la multiplicidad de significados de sus conceptos, según el entorno
social, las ideologías o las propias experiencias, añade una problemática todavía más
compleja a la falta de entendimiento entre paradigmas.
Esta misma problemática se traduce en la educación en modelos tan
contrapuestos y enfrentados como son, por ejemplo, la enseñanza tradicional y el
aprendizaje por descubrimiento, que utilizan conceptos como el de memorización o el
de creatividad desde perspectivas opuestas, haciendo buena la afirmación de Kuhn
sobre la incomunicación entre paradigmas.
A pesar de todo el término paradigma es utilizado con reservas por una gran
cantidad de autores. Para Shulman (1989), Kuhn se equivoca cuando considera a las
Ciencias sociales como ciencias inmaduras y preparadigmáticas, como una debilidad
de desarrollo. La premisa marcada por Kuhn para definir una ciencia era que estaría
siempre dominada en un momento determinado por un solo paradigma. Sin embargo,
las Ciencias sociales difícilmente cumplen esta condición, como también es difícil que
lo cumplan las ciencias de la educación o la didáctica de las ciencias sociales, lo que
no debe significar en todo caso una propiedad negativa, que sitúe a las ciencias
sociales en un estadio por debajo de las ciencias naturales:
“Sin duda, es mucho más posible que para las ciencias sociales y la educación la
coexistencia de escuelas divergentes de pensamiento sea un estado natural y
bastante maduro” (Shulman, 1989, 14).
41
Schwab, 1960/1978). Estas escuelas de pensamiento operan de manera muy similar a
los paradigmas kuhnianos o a los programas de investigación lakatosianos en la
medida en que son relativamente aisladas y predeciblemente uniformes. Sin embargo,
de ningún modo los campos de las ciencias sociales están necesariamente dominadas
por una sola escuela de pensamiento” (13-14).
Desde las ciencias sociales, las teorías de Toulmin son muy importantes para
configurar un cuerpo de conocimientos comunes. Aplicando su sentido de la
racionalidad, podríamos decir que una de las finalidades que debe estar en el punto de
mira de estas ciencias, ha de ser la búsqueda de coincidencias entre ellas y entre los
paradigmas conceptuales. La mayoría de ciencias sociales tienen un origen común,
las coincidencias a nivel metodológico son evidentes y las posibilidades de intercambio
son un problema de actitud del científico o del intelectual.
La necesidad de dar una explicación del mundo social desde la didáctica de las
ciencias sociales conduce a la interdisciplinariedad, a la mirada abierta del científico.
En educación, el didacta que observa la Educación Primaria como ámbito de acción,
que debe acercar la realidad social al aula y analizarla a través de un método
coherente, ve en las ideas de intersección de las ciencias sociales una salida
coherente a su problemática, sin desestimar las cualidades explicativas de la realidad
por parte de cada disciplina y los elementos que definen cada campo. La obra de
Toulmin ofrece una perspectiva justificada en este sentido.
Las aportaciones de Feyerabend (1990) acompañan a las teorías de Popper,
Kuhn, Lakatos y Toulmin en su crítica del positivismo. Pero este autor se aleja de
algunas ideas sobre el convencionalismo falsacionista de Popper o el
convencionalismo revolucionario de Kuhn. Para Feyerabend las claves de la
epistemología de la ciencia son la inexistencia de un método científico, la
inconmensurabilidad de la ciencia y la necesidad del individualismo radical, para luchar
contra la falta de humanismo de la ciencia vigente en nuestra sociedad.
La crítica al convencionalismo anarquista de Feyerabend podemos buscarla, por
ejemplo, en la obra de Chalmers (1993). Este autor considera que en el análisis que
Feyerabend hace del método científico, con unas reglas preestablecidas, olvida que la
opción de una teoría para llegar a una nueva forma de conocimiento, conlleva la
adopción de métodos inherentes a las teorías. Pero donde Chalmers pone más
objeciones a Feyerabend es en lo referente a las teorías de este último sobre la
libertad individual. Chalmers utiliza, como ejemplo para su crítica, el argumento de
Feyerabend sobre la enseñanza de la ciencia:
“Mientras un americano puede escoger ahora la religión que más le guste, no se
le permite todavía exigir que su hijo estudie magia en lugar de ciencia en la escuela.
Hay una separación entre la Iglesia y el Estado, pero no la hay entre el Estado y la
ciencia (...). Lo que tenemos que hacer es liberar a la sociedad del dogal de una
ciencia ideológicamente petrificada, del mismo modo que nuestros antepasados nos
42
liberaron del dogal de la Única Religión Verdadera (...). Un ciudadano maduro en una
sociedad libre es una persona que ha aprendido a pensar con su cabeza y que se ha
decidido entonces a favor de lo que piensa que le conviene más” (Chalmers, 1993,
199).
Desde las ciencias sociales y desde el ámbito educativo, algunas de las ideas de
Feyerabend (1990), tienen una gran utilidad. Por ejemplo, cuando considera esencial
para la ciencia el contacto entre ideas científicas. Es necesario que los científicos no
se cierren en nichos ecológicos y acepten el diálogo con otros puntos de vista, incluso
aquellos que no son científicos. La ciencia ha de ser consciente de sus limitaciones, no
debe querer ser el único saber existente, verdadero e infalible, debe enriquecerse con
otras formas de conocimiento. La ciencia no debe ser dogmática, al contrario, debe
favorecerse la creación, la proliferación de teorías en un diálogo continuo como
antídoto del dogmatismo. Hemos de alejarnos de los que creen que el método
científico es una receta de pasos fijos que nos conducen inexorablemente al saber.
Hodson (citado en Aliberas, 1989), reflexiona sobre este hecho y lo relaciona con la
creación artística y con la educación:
“Teniendo presente la libertad de la anarquía que Feyerabend defiende, la
ciencia debería tener muchas más cosas en común con las artes de lo que
corrientemente se supone. En estas condiciones la ciencia se convertiría en algo más
estimulante y recompensador , y no sería el asunto rutinario descrito por muchos
metodólogos y muchos profesores de ciencias. Cuando se reflexiona sobre la cantidad
de niños que optan por dejar la ciencia a la primera oportunidad porque la encuentran
pesada e impersonal, podría ser muy bien que hubiera un importante mensaje para los
profesores de ciencias en esta aproximación anarquista.” (Aliberas, 1989, 32).
Este planteamiento nos recuerda las ideas de Moles (1986) sobre las relaciones
existentes entre la creación científica y la creación artística. Para este autor no existen
diferencias entre una y otra, ya que la aparente oposición entre artista e investigador
procede de supuestos equivocados, o que han variado en el tiempo, cuestiones como
la arbitrariedad de la creación artística en la obra acabada, o la independencia del
método para el artista. Para Moles estas diferencias son superficiales:
“Desde el punto de vista estrictamente heurístico que nos interesa, estas
diferencias son superficiales: el arte moderno tiende por demás a atenuarlas: en él se
conoce, cada vez más la obra colectiva (cine, teatro, dibujos animados,
radiodifusión...) que, al igual que en la obra científica, transforma el concepto creador
recurriendo también al genio colectivo. Por otra parte, la experimentación adquiere en
el arte, por ejemplo en la música, un espacio de los más importantes con el objetivo
explícito de modificar arbitrariamente el campo fenomenal a fin de hacer surgir en él
perspectivas nuevas.” (Moles, 1986, 351).
43
Para Stenhouse (1987) la enseñanza es un arte y el artista es siempre un
investigador. Defiende la figura del profesorado como investigador que mejora su arte
en la práctica, investigando, reflexionando sobre su práctica y comunicando sus
resultados. El instrumento ideal que este autor considera que debe guiar la
investigación en la acción es el currículum, como un sistema de toma de decisiones
que relacionan la teoría y la práctica, en definitiva, como el elemento esencial de la
formación del profesorado:
“El problema central del estudio del curriculum es el vacío existente entre
nuestras ideas y aspiraciones y los intentos por hacerlas operativas” (Stenhouse
(1987, 3).
44
(1987, 1995), dentro de la Psicología cognitiva, siguiendo en parte experiencias
realizadas por John Dewey a principios de siglo.
Aportaciones imprescindibles sobre la creatividad, la ciencia y la enseñanza, con
referencias básicas a las ciencias sociales, son también las de Egan (1991, 1992,
2000). Para este autor el proceso de creación científica y de construcción de la ciencia
en la historia de la humanidad, sigue un proceso parecido a la construcción de la
comprensión científica del alumnado. Veamos un esquema a partir de su reflexión
teórica y de su aplicación práctica en la enseñanza.
Romanticismo Empirismo
Ciencia mítica Racionalismo Positivismo Ciencia actual
Construcción de la ciencia
Paralelismos entre la construcción de la ciencia y la comprensión científica por parte de las personas
45
cada vez con debates y controversias propias, que reflejan un proceso de adquisición
de significado y consistencia, por ejemplo entre positivismo y hermenéutica o entre el
racionalismo crítico y la teoría crítica, entre Popper y Adorno o Habermas (Mardones,
2003). Aunque estos debates no están superados, sí que podemos optar por alguna
de las definiciones que se han realizado y que, como opción, defienden la autonomía y
la necesidad de una ciencia social para producir cambios sociales. Por ejemplo, en la
obra de Hillman (2005) se define las ciencias sociales como:
“El nombre común para cada una de las ciencias empírico – teóricas que, a
diferencia de las ciencias naturales y de las teorías especulativo – dogmáticas,
investiga de forma sistemática fenómenos reales de la vida social. El concepto de
ciencias sociales se entremezcla cada vez más con denominaciones parcialmente
sinónimas, como ciencias del espíritu, ciencias humanas y ciencias de la cultura (...).
La investigación sistemática de problemas sociales complejos exige cada vez más un
trabajo interdisciplinario de distintas ciencias sociales” (118).
46
Veamos algunos ejemplos de clasificación y una nueva propuesta a partir de
otros parámetros.
4
Autores Criterio de clasificación Ciencias sociales
Duverger Objeto de estudio Demografía, Geografía humana,
(1962) Sociología (económica, política,
jurisprudencia, moral, religiosa, del arte,
de grupos, etnología, Historia*).
Foucault Epistemología Psicología, Sociología, Lingüística,
(1966) Economía, Historia*.
Grawith No clasifica Sociología, Antropología, Etnología,
(1975) Historia, Psicología social, Geografía,
Demografía, Economía, Ciencia
política, Lingüística.
Piaget Según su capacidad de Psicología, Sociología, Etnología,
(1976) formular leyes Economía, Demografía, Historia*,
Jurisprudencia.
Bernal Método de estudio Arqueología, Antropología, Sociología,
(1979) Economía, Derecho, Ciencia política,
Ciencia de la educación, Historia*.
Aportaciones a una Elementos Ciencias sociales y campos de
teoría de las ciencias epistemológicos y estudio diversificados, pero
sociales en la referencias científicas integrados en una posible teoría
actualidad para el estudio de la sociedad
Diversos autores Interdisciplinariedad, teoría Historia, Historia de la Cultura,
(Moscovici, 1976; Bell, de sistemas, fenomenología, Religiones y Creencias, Geografía,
1984; Luckmann, 1986; paradigma de la complejidad Sociología, Antropología, Economía,
Habermas, 1988; y teoría del caos Política, Derecho, Psicología social,
Giddens, 1990; Ciencias de la Educación,
Luhmann, 1996; Pizarro, Sociolingüística, Comunicación,
1998; Morin, 2001; Ecología social, Medicina social
Hillmann, 2005)
Cuadro de las disciplinas que integran las Ciencias Sociales. El asterisco señala las
propuestas que dan un trato especial a la historia
4
En la actualidad sería muy difícil destacar una clasificación de las ciencias sociales, ya que la tendencia
es hacia la interdisciplinariedad y hacia la integración de teorías, con la intención común de explicar la
realidad. Por este motivo se han englobado en una última propuesta diversas aportaciones que van desde
la psicología social (Moscovici, 1976) a la sociología de sistemas (Luhmann, 1996) o al estudio de
alternativas críticas, en lo que se ha aceptado en llamar el mundo de la vida (Habermas, 1988).
47
fenomenología, pero en este caso se han utilizado como complementarias, ya que
esta posición es mucho más funcional desde la didáctica de las ciencias sociales.
La sociología parece la ciencia social más avanzada, aunque como señala Elias
(1988), debe aclarar su papel en la solución práctica de problemáticas sociales y en la
mejora de las sociedades. Por otro lado, la historia no ha llegado, según Piaget
(1976), a una fase nomotética, pero está en camino al dar entrada a los análisis
estadísticos y económicos. A pesar de ello, su interrelación con la sociología o con la
economía puede convertir la historia en una especie de síntesis, que recoja la
dimensión dialéctica de todas las ciencias humanas. Esta visión de la historia fue
defendida por historiadores de la Escuela de los Anales y de la Nueva historia
(Braudel, 1984; Le Goff, et.al., 1988), pero también dentro de la historia marxista (Vilar,
1982, 1983; Fontana, 1982, 2001, 2004), que la considera una más de las ciencias
sociales y la herramienta fundamental para el cambio social. Veamos por ejemplo las
siguientes palabras de Fontana (1992):
“Todas las actividades humanas han de valorarse, en última instancia, por los
servicios que rinden al conjunto de los hombres. De entre las ciencias sociales, la
historia tiene el privilegio de ser la más cercana a la vida cotidiana y la única que
abarca todo lo que es humano en su globalidad. Es también aquella que , cuando se lo
propone, tiene la virtud de ser la más inteligible para un mayor nombre de receptores
de su mensaje. Vale la pena, en consecuencia, que nos esforcemos en recoger del
suelo esta espléndida herramienta de conocimiento y crítica que se nos ha confiado, y
que nos pongamos conjuntamente a repararla y a ponerla a punto para hacer frente a
un futuro difícil e incierto” (123).
48
y la historia. En realidad, en nuestro país, nunca existió este área en la práctica, sino
como distintos temas de geografía y de historia.
En otros países, como es el caso de Estados Unidos, se ha optado
tradicionalmente por el término de estudios sociales, sin que haya diferencias
importantes en sus contenidos. Aunque no se puede hablar de currículum nacional sí
que se acepta en general que los estudios sociales deben favorecer la educación
cívica. En Estados Unidos los estudios sociales acostumbran a incluir la Psicología e
incluso la filosofía (por ejemplo, Gross et al., 1983; Wronski y Bragaw, 1986).
En Inglaterra la concepción es más disciplinar, aunque son corrientes las
propuestas de currículos basados en conceptos clave de las ciencias sociales, que
cada disciplina aporta, pero que forman un conjunto aceptable para su enseñanza
como ciencias sociales.
En Francia el debate sobre el currículo estuvo muy influenciado por las
propuestas de abolición de las Activités d’Éveil5, de la escuela elemental, y su
substitución por la geografía, la historia y la educación cívica, en un sentido mucho
más disciplinar, así como por el refuerzo de la historia cronológica en secundaria. En
este país existe un debate teórico renovador, con un crecimiento importante de las
investigaciones, pero la tradición disciplinar parece imponerse en el currículo. Este
hecho es común también a otros países en la actualidad, sobretodo en el momento de
proponer reformas educativas.
En Italia existe un sistema educativo muy centralizado, con la especial influencia
que este hecho tiene para la enseñanza de las ciencias sociales, lo cual es posible
que haya sido la causa de la existencia de una importante corriente de análisis y de
reflexión sobre la práctica, al margen del currículum oficial, sobretodo con la aparición
del Movimento de Cooperazione Educativa. Esto explica además que Italia sea uno de
los países que produce más literatura sobre la didáctica de las ciencias sociales. El
currículo italiano está organizado en disciplinas, aunque con la reforma de 1985 se
crea una área que incluye la geografía, la historia y las ciencias sociales, y por primera
vez deja en manos del profesorado el desarrollo del currículum.6
No parece relevante la distinción entre estudios sociales y ciencias sociales,
como áreas del currículum escolar, ya que los intentos de diferenciación no han dado
un resultado aceptable, en la práctica. Los estudios patrocinados por la misma
UNESCO optan por la denominación de estudios sociales para la enseñanza
(Mehlinger, 1987), pero mantienen el de ciencias sociales para otros trabajos o
publicaciones. En definitiva, también en nuestro país, la denominación de ciencias
sociales ha consolidado una cierta experiencia y una cierta tendencia, que debe
respetarse, hacia la consideración de esta área como una parte de la enseñanza que
sitúa al alumnado de educación primaria, en la comprensión de la sociedad y en la
adquisición de unos valores democráticos.
5
Parecido al Conocimiento del Medio, incluía historia, geografía y ciencias naturales.
6
Para esta breve reflexión sobre los contenidos de los programas escolares de ciencias sociales en los
distintos países, se ha utilizado la obra de Pagès (1993), los trabajos presentados en los distintos
simposios organizados en España por la AUPDCS y en Francia por los INRP, así como las conclusiones
de dichos simposios.
49
comentaba en el apartado anterior es un buen ejemplo de cómo puede acometerse el
futuro, no cerrando disciplinas y proponiendo una mayor especialización, sino
favoreciendo el intercambio y la aparición de híbridos, entendido como un método y no
como una finalidad, en las ciencias sociales. Es la evolución actual y es lógico, ya que
nos interesa solucionar problemas, dar respuestas, explicar la sociedad, no construir
ciencias definidas en sí mismas, sino ciencias que dan respuestas y aportan preguntas
a la sociedad, para su mejor conocimiento y para construir el futuro. La geografía y la
historia están interrelacionadas, como lo están el tiempo y el espacio, en cualquier
tema de estudio. De la misma forma que la historia y la geografía no pueden ignorar
las aportaciones de la sociología o de la antropología cultural a las ciencias sociales,
igualmente absurdo es que se ignoren la política y la economía. En las conclusiones
finales del Simposio de Venecia, celebrado por la UNESCO sobre las problemáticas
de la ciencia, se establecieron algunos criterios para incorporar la interdisciplinariedad
a cualquier tipo de conocimiento, de manera que de seis apartados de estas
conclusiones, dos hacen referencia directa al intercambio y al trabajo conjunto entre
disciplinas:
“ (...) 3. Sin querer intentar un enfoque globalista ni establecer un sistema
cerrado de pensamiento, ni inventar una nueva utopía, aceptamos la necesidad
urgente de una investigación transdisciplinaria a través de un intercambio dinámico
entre las ciencias naturales, las ciencias sociales, el arte y la tradición (...). Así la
investigación conjunta de la naturaleza y la imaginación, del universo y del hombre,
nos podría acercar más a la realidad y nos permitiría afrontar los diversos retos de
nuestros días (...).
5. (...) La magnitud de los retos de hoy requieren, por un lado, un flujo fiable y
constante de información hacia el público y, por otro, el establecimiento de
mecanismos multi- y transdisciplinarios que guíen e incluso lleven a término la toma de
decisiones” (UNESCO, 1987, 12).
Según Sills, citado por Dogan (1994) la palabra interdisciplinariedad aparece por
primera vez en 1937, y su inventor es el sociólogo Louis Wirtz. En la gran obra de la
UNESCO (Piaget; Mackenzie; Lazarsfeld, et.al., 1976) este problema es tratado en el
capítulo de Piaget, en el que se dedica sólo dos páginas a este tema, aunque se
proponen los conceptos importantes de “recombinación genética”, respecto a las
“nuevas ramas del saber”, y el concepto de “hibridación” (Piaget, 1976, 280-282).
Para Dogan, siguiendo la reflexión de Piaget y sus propuestas:
“...el progreso científico se consigue en su mayor parte mediante la
recombinación de las especialidades resultantes de la fragmentación de las
disciplinas. Las ciencias sociales están genéticamente programadas para dar a luz a
mestizos. Se establece así una red variada y compleja de nuevos sectores híbridos,
que hacen irreconocible el antiguo mapamundi de las ciencias formales. La mayoría de
los especialistas híbridos no están situados en el centro de la disciplina, lugar
reservado más bien a los generalistas monodisciplinarios, sino que aparecen en la
periferia de la disciplina, en contacto con otros científicos, también transgresores de
fronteras” (Dogan, 1976, 51).
50
monolíticas, no han servido para solucionarlo. En este sentido, los trabajos de García y
de Fernández, en la obra compilada por Leff (1994), son un buen ejemplo.
La resolución de problemas como sistemas complejos y lo que antes se ha
argumentado sobre la interdisciplinariedad, no nos debe hacer olvidar que las
diferentes disciplinas sociales tienen, por ellas mismas, la entidad suficiente para
proponer temáticas de estudio que, únicamente, pueden resolverse a través de la
interpretación conceptual y la aplicación metodológica de estas mismas disciplinas.
Como afirma García (1994):
“...ni la condena a la ‘especialización excesiva’ conduce, por oposición, a la
interdisciplina, ni es posible prescindir de los especialistas aún en la investigación
interdisciplinaria. Se trata de un problema mal formulado. No toda la investigación es
interdisciplinaria, ni todo profesional necesita ocuparse de interdisciplina” (89).
51
1.4.5. El paradigma de la complejidad desde la didáctica
de las ciencias sociales
52
a) principio sistémico u organizativo, sobre la relación de las partes con el
conocimiento del todo;
b) principio hologramático, sobre la inclusión de las partes dentro del todo
y del todo dentro de cada parte;
c) principio retroactivo, sobre que cada causa actúa sobre un efecto y
cada efecto sobre una causa;
d) principio recursivo, sobre la auto-producción y auto-organización, por
encima del principio de regulación de los sistemas;
e) principio de relación entre la autonomía de los seres humanos y su
dependencia del medio;
f) principio dialógico, sobre la integración de lo antagónico y lo
complementario;
g) principio de incertidumbre, como consecuencia de la construcción
mental del conocimiento.
53
Nacida de las matemáticas, la física y la meteorología, la teoría del caos se ha
extendido a las ciencias sociales, ya que nos sirve para explicar comportamientos de
las personas y de la sociedad que de otra manera son imposibles de comprender. Las
estructuras ordenadas de los sistemas sociales pueden sufrir cambios imprevisibles,
por cambios en el entorno o por contacto con otros sistemas. Estos hechos pueden
llegar a ser objeto de la predicción si se repiten con cierta regularidad o, también, se
pueden controlar mejor si siguen un proceso de desarrollo similar a otros o se
distinguen ciertas regularidades.
“Hoy no existe ningún campo --ciencias físicas, humanas, creación artística,
instituciones jurídicas, vida económica, debates políticos- cuyos problemas no
parezcan apelar a las nociones antagonistas del orden y del desorden, o a aquellas,
más flexibles pero no por ello menos antinómicas, del equilibrio y del desequilibrio.
Todo nos lleva a creer que estas nociones son indispensables para interpretar el
conjunto de las realidades que se presentan en nosotros o en torno a nosotros”
(Starobinski, 1983, citado por Prigogine, 1993, 81).
7
Proyecto financiado por el Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya. Los Campos de
Aprendizaje de Cataluña son centros especializados en aspectos relacionados con algún tema en el que
destaca alguna comarca o ciudad, por ejemplo existe uno especializado en el mundo romano en
Tarragona o en el vulcanismo en la comarca de La Garrotxa. El proyecto de investigación y formación
está dirigido por las profesoras Rosa Maria Pujol y Neus Sanmartí, del área de Didáctica de las Ciencias
Experimentales de la Universitat Autònoma, y Antoni Santisteban del área de Didáctica de las Ciencias
Sociales.
54
educativas desde una perspectiva transdisciplinar, a partir de un nuevo planteamiento
de las temáticas, que debe tener en cuenta los siguientes criterios para el tratamiento
de la complejidad.
a) La relación entre el todo y las partes.
b) Las relaciones entre elementos naturales.
c) Las relaciones entre elementos sociales: organización / poder; interrelación /
conflicto; diversidad / desigualdad; culturas / valores.
d) Las relaciones entre elementos naturales y sociales.
e) La multicausalidad y el multiefecto.
f) Las relaciones temporales (pasado – presente – futuro).
g) Las relaciones entre dimensiones o escalas.
h) La complementariedad (equilibrio estático / equilibrio dinámico, cambio /
continuidad, determinismo / azar).
i) Y por último, las relaciones entre el pensamiento y las emociones.
55
Estas relaciones y la evolución hacia la autonomía se da en sus intersecciones
con la psicología de la educación (Coll, 1993), con la sociología de la educación
(Fernández Enguita, 1992) o con los estudios curriculares de la didáctica (Pérez
Gómez, 1993). Estas relaciones no deben perjudicar la definición de un sistema
didáctico para el área, sino todo lo contrario, debe ayudar en el tratamiento de la
complejidad real de la empresa. Como se ha apuntado, la didáctica de las ciencias
sociales es un híbrido legítimo, una recombinación genética de otras disciplinas
(Piaget, 1976). La mayoría de los conceptos de la didáctica de las ciencias sociales,
así como de todas las didácticas específicas, corresponden a combinaciones o
recombinaciones, en planos diversos, de conceptos de otros campos de conocimiento,
como causa evidente de su naturaleza interdisciplinar y de su historia reciente.
56
cambia de área de enseñanza y de que los alumnos responden independientemente
de cada uno de los escenarios” (91).
Así, la didáctica de una disciplina puede ser considerada como la disciplina que
estudia, en un campo de conocimientos particulares, los fenómenos de la enseñanza,
las condiciones de transmisión de la cultura y las condiciones de la adquisición de un
conocimiento por un aprendiz. A diferencia de la didáctica general, la didáctica
específica pone el énfasis en la enseñanza y aprendizaje de unos contenidos
concretos y no en los procesos de enseñanza / aprendizaje en sí mismos. La didáctica
surge y tiene validez en el terreno mismo de la enseñanza, en la práctica de las aulas.
La realidad de las aulas debe ser en opinión de Bronckart (1989), el centro de los dos
tipos de intervenciones que pueden hacer aumentar el conocimiento de las didácticas
específicas: la teorización y la modificación de las prácticas.
Para analizar la práctica, modificarla o para proponer prácticas alternativas es
fundamental averiguar las ideas, las teorías y los propósitos que contiene el currículum
y las ideas y los criterios que utiliza el profesorado para implementarlo en la práctica.
De esta manera, la didáctica tiene un papel fundamental en el campo de la formación
del pensamiento práctico del profesorado (Pérez Gómez y Gimeno, 1988), ya que al
analizar los problemas de la enseñanza ofrece al profesorado conocimiento de la
acción, al intervenir para modificar una situación, ofrece reflexión en y durante la
acción y por último, al valorar los resultados de su intervención, ofrece reflexión crítica
sobre la acción. Para conseguir alcanzar estos objetivos debe modificarse de manera
radical la relación teoría-práctica en la didáctica, de manera que se analice la realidad
del proceso de enseñanza y aprendizaje y se desarrollen nuevas posibilidades de
mejora (Contreras, 1990).
La mejora de la práctica necesita tener en cuenta todos los elementos que
intervienen en el proceso: enseñanza, aprendizaje, conocimientos y contexto. La
importancia de considerar el saber, que se enseña y se aprende, en este caso el
conocimiento de las ciencias sociales, transforma de manera radical las relaciones
binarias que se establecen en la interpretación educativa de la didáctica general –
enseñanza / aprendizaje -. Así, estas relaciones se establecen teniendo en cuenta el
conocimiento científico y su conversión en saber escolar. Un tercer elemento que
actúa sobre los anteriores es el contexto socio-histórico, que matiza las relaciones y
las prioridades. Estas relaciones dan sentido a las didácticas específicas y constituyen
la base del sistema didáctico. Este sistema está condicionado en cada época por las
concepciones imperantes sobre la ciencia, la construcción del conocimiento, la
educación formal y los valores que predominan en cada sociedad, y que dan lugar a
unas determinadas finalidades.
A continuación se presenta un esquema de este sistema didáctico que se ha
descrito en las líneas anteriores.
57
Modelo de representación del sistema didáctico. Relaciones de interdependencia
58
través de las tres aristas de cada vértice. Al mismo tiempo, cada elemento es
autónomo y tiene su propio sistema, y responde a un modelo particular.
En cuanto a la enseñanza, existe una referencia que son las ciencias de la
educación y el sistema educativo, pero que se sitúa fuera del sistema propio de la
didáctica específica, es decir, no es objeto directo de su estudio. Sí que lo son la
enseñanza de las ciencias sociales y el pensamiento y acción del profesorado. En
cuanto al aprendizaje sucede lo mismo, con un nivel externo de influencia de las
teorías del aprendizaje y la psicología y con elementos internos del sistema didáctico,
como es el proceso de aprendizaje del conocimiento social que realiza, en un último
nivel de influencia, el alumnado. Por lo que respecta al conocimiento científico
producido por las ciencias referentes, permanece interrelacionado, pero fuera del
sistema didáctico, pero con una influencia a través de la transposición didáctica y de la
transformación en conocimiento escolar. Por último, el contexto socio-histórico se
refleja en el proceso de la educación social en un contexto educativo concreto que, a
su vez, condicionará los valores sociales del currículo y las finalidades educativas.
En la figura anterior aparecen los elementos fundamentales del campo de
conocimientos y de investigación de la didáctica de las ciencias sociales, y en general
de las didácticas específicas. Cada uno de los vértices de la pirámide triangular del
modelo del sistema didáctico que se ha descrito, tiene una cierta autonomía en el
análisis epistemológico que podemos hacer, pero, al mismo tiempo los cuatro vértices
están interrelacionados. No podemos separar la enseñanza y el aprendizaje, así como
tampoco podemos separar las concepciones sobre la ciencia o las concepciones sobre
la sociedad y sus valores, no podemos separar el conocimiento escolar del contexto
socio-histórico. La progresiva consolidación del campo científico de las didácticas
específicas, pasa por definir la complejidad de este sistema o sistemas. Por este
motivo debemos reinterpretar cada grupo de los elementos por separado y algunas de
sus problemáticas esenciales, entre otras:
a) el análisis epistemológico de las ciencias sociales, la transposición didáctica, el
análisis social de las funciones del conocimiento, las aportaciones de las
disciplinas al desarrollo de las personas y a la educación democrática, los
valores imperantes en las explicaciones científicas que se utilizan en la
enseñanza;
b) el profesorado y sus concepciones sobre el conocimiento y sus ideas sobre la
enseñanza, sus capacidades de análisis de los contenidos de enseñanza y del
alumnado que aprende estos contenidos, su capacidad para analizar sus
propias creencias, describir finalidades, emitir juicios, tomar decisiones sobre el
qué y cómo enseñar;
c) el aprendizaje del alumnado, sus ideas y la manera como representa el
contenido de la enseñanza, su predisposición para aprender, sus aportaciones
al proceso, su desarrollo en función del aprendizaje de unos contenidos
concretos, su actitud ante la sociedad y su actitud ante el conocimiento;
d) el contexto social de aprendizaje y su influencia en el conocimiento escolar, y
en la enseñanza y el aprendizaje, las funciones de la enseñanza de la sociedad
en la escuela, la organización social y la democracia, los valores sociales y su
reflejo en la enseñanza, la mejora de las condiciones de vida.
59
1.5.2. Ciencias de la educación y didáctica de las ciencias sociales
60
las “comunidades de aprendizaje” experimentadas por el grupo CREA de la
Universidad de Barcelona (Flecha y Gómez, 2001). Se trata de promocionar en las
escuelas que tienen un alto grado de exclusión social, actuaciones que impliquen a
toda la comunidad educativa en la enseñanza, para paliar las dificultades y las
diferencias con otros contextos sociales y económicos.
La sociología de la educación en España se consolida en los años 80, con
aportaciones a la enseñanza de las ciencias sociales importantes, como la obra de
Subirats sobre la igualdad de géneros en la escuela (Subirats y Brullet, 1992), que
tendrá continuidad en propuestas diversas, como la de Fernández Valencia (2001),
desde la didáctica d las ciencias sociales. Otros autores, desde la sociología, como
Fernández Enguita (1990, 1992), han defendido que desde una perspectiva crítica las
temáticas que deben prevalecer en el currículo escolar de ciencias sociales son las de
los problemas sociales, problemas visibles en la vida cotidiana del alumnado y de
todas las personas. Su posición crítica es coincidente, en algunos aspectos, con
algunas propuestas curriculares innovadoras de los últimos años desde la didáctica de
las ciencias sociales.
Entre la sociología y la pedagogía algunos autores intentan aplicar a su reflexión
la teoría general de sistemas de Luhmann, la teoría del caos y las teorías de la
comunicación de Habermas, con diversos análisis sobre las interacciones educativas y
los procesos sociales particulares del proceso de enseñanza. Estas teorías dan una
gran importancia al aprendizaje como hecho sociológico, así como también a la
influencia de las nuevas técnicas comunicativas (Colom, 2002). Estas teorías, algunas
de las cuales se sitúan en el paradigma de la complejidad, han sido adaptadas a
propuestas didácticas desde la didáctica de las ciencias experimentales (Pujol, 2003),
en especial a propuestas de educación ambiental, ya que la teoría de sistemas ayuda
a elaborar modelos de enseñanza, así como también modelos de acción social. En la
didáctica de las ciencias sociales no existen propuestas concretas, que expliciten una
deuda clara con estas teorías, aunque sí se han realizado algunas aproximaciones a
partir de los autores principales (Benejam, 2002).
61
y práctica educativa. Alguna de sus propuestas, llevadas a cabo por sus
colaboradores, se han traducido en programas educativos de una gran trascendencia,
por ejemplo sobre la enseñanza para la comprensión (Wiske, 1999).
62
explicativos, en una red conceptual cada vez más amplia y compleja, diversificada y
explicativa.
Algunas de la aportaciones más importantes que se han hecho desde la
didáctica de las ciencias sociales al constructivismo, son las de Maestro (1991, 1992,
1993, 1994), desde la didáctica de la historia, y Benejam (1991a, 1991b, 1993b), y
Benejam y Comas (1994), desde la didáctica de la geografía. Tanto Maestro como
Benejam han buscado una coherencia entre el constructivismo, la epistemología de la
ciencia referente y la racionalidad crítica. Para Benejam (1993b) considera que las
principales aportaciones del constructivismo a la didáctica de la geografía permiten la
exploración de las ideas previas del alumnado, la introducción de nuevos conceptos
geográficos y el trabajo progresivo sobre problemas sociales. Maestro (1991), se
preocupa ante todo por la relación que se establece entre los contenidos específicos
de una materia y los procesos de aprendizaje de la misma. Su análisis le lleva a optar
por un proyecto curricular claramente disciplinar. Pretende conjugar la teoría del
aprendizaje con la concepción del objeto de conocimiento, en este caso la Historia.
Maestro rechaza la posibilidad de unas ciencias sociales integradas, y opta por un
enfoque disciplinar que contemple los esquemas de conocimiento de los alumnos, y
por una concepción de la ‘actividad’ muy vinculada al uso del pensamiento creativo y
divergente por los alumnos.
“(...) Coincidimos plenamente con el planteamiento constructivista en un punto
fundamental: El proceso de construcción del aprendizaje escolar se define siempre en
relación con el aprendizaje de materias concretas y no presenta pues rasgos
generales aplicables del mismo modo a cualquier objeto de conocimiento, o
capacidades uniformes en el alumno que le permitan transferir conocimientos de una
materia a otra automáticamente” (Maestro, 1994, 67).
63
de primaria. En Italia, Bombi y Ajello (1988) analizaron las representaciones de los
estudiantes sobre la historia. Clary (1987), en Francia, analizó las ideas previas del
alumnado sobre la escala espacial. También se han desarrollado trabajos sobre
aspectos concretos de la actualidad social, como el de Knowles (1993), sobre la
percepción de los niños y niñas americanos sobre la Guerra del Golfo, o el de Berti y
Calogero (1994) sobre la comprensión de los procesos políticos por el alumnado de 8
a 14 años. En España resultan interesantes los trabajos que realizaron Navarro y
Enesco (1993), sobre la representación de los niños sobre las guerras.
Abundan también los trabajos sobre aspectos puntuales de la utilización de las
ideas previas para el aprendizaje de diversos contenidos sociales, como el de Calaf
(1988) sobre la imagen del barrio que tienen los alumnos, el de Aparicio (1994), sobre
la imagen que tienen los alumnos norteamericanos sobre España, el de Gatell y
Quinquer (1995), sobre las ideas previas de los alumnos de secundaria sobre la
Prehistoria, y también los trabajos de quien presenta este proyecto sobre las
representaciones del alumnado de ciclo superior sobre las fuentes históricas
(Santisteban, 1991), y la utilización de las representaciones del alumnado de
educación primaria sobre la propia comarca (Santisteban, 1992).
Tal vez, sea necesario acabar este apartado haciendo referencia a la utilización
de las ideas previas o representaciones sociales para la enseñanza y el aprendizaje
de las ciencias sociales. Durante un tiempo su estudio ha parecido que se limitaba a
una constatación evidente, que era la de que los alumnos tenían ideas sobre la
sociedad, sin encontrar después mecanismos para rentabilizar este conocimiento, era
necesario extraerlas, pero ¿cómo utilizarlas? En principio, debe apuntarse la
necesidad de no mitificar el constructivismo en este sentido, por otro lado, las ideas del
alumnado requieren mecanismos de transformación, por lo tanto, lo más importante no
es descubrirlas, sino como apuntan Giordan y de Vecchi (1988), desde la didáctica de
las ciencias, y Clary (1989a) desde la didáctica de las ciencias sociales, transformarlas
o reconstruirlas.
Según Benejam (1993b), el constructivismo nos permite tener en cuenta las
ideas previas del alumnado, pero al mismo tiempo nos permiten también el tratamiento
conceptual que pone en juego el pensamiento del profesorado y cuestiones
relacionadas con los materiales de trabajo. Por último, la aplicación del conocimiento a
la resolución de problemas pone la comprensión en relación con la voluntad. De esta
manera podemos llegar a formular un proceso de enseñanza y aprendizaje de las
ciencias sociales, desde una perspectiva constructivista y crítica.
64
en 19928, dedicado a las relaciones entre la psicología y las didácticas específicas,
psicólogos y didactas intercambiaron intereses mutuos, los psicólogos por el
conocimiento y los didactas por las teorías constructivista del aprendizaje. Se sentaron
así las bases de futuras colaboraciones. Coll (1993) planteó en la presentación de las
sesiones algunos posibles criterios de reflexión y de colaboración::
“Desde la Psicología se ha tendido tradicionalmente a dar prioridad a los procesos de
aprendizaje y de desarrollo primero, a los procesos encubiertos subyacentes al
desarrollo y al aprendizaje después; una suma a los factores y procesos individuales
internos de los alumnos casi siempre, prestando más bien una atención secundaria,
cuando no nula en ocasiones, a los factores y procesos externos que inciden sobre el
aprendizaje y el desarrollo de los alumnos, y muy especialmente a la enseñanza y la
influencia educativa que ejercen los profesores y profesoras como exponentes
máximos de la misma (...) Desde la didáctica se ha tendido a dar prioridad a los
factores y procesos externos susceptibles de incidir sobre el aprendizaje y el desarrollo
de los alumnos, y muy especialmente a la enseñanza y a la influencia educativa que
pueden ejercer los profesores y profesoras como exponentes máximos de la misma,
prestando una atención secundaria, cuando no nula en ocasiones, a las variables y
procesos internos que mediatizan la posible incidencia de dichos factores externos”
(Coll, 1993, 66).
Por otro lado, planteó los ocho aspectos siguientes como ilustración de
posibles tendencias compartidas:
1) La integración de las cuestiones relativas a la enseñanza y las
cuestiones relativas al aprendizaje, en el estudio de los procesos
escolares de enseñanza y aprendizaje;
2) La integración plena, en el estudio de los procesos escolares de
enseñanza y aprendizaje, de las cuestiones relativas a los
contenidos;
3) La autonomía y la independencia creciente respecto a las disciplinas
de referencia que ejemplificó en el concepto de transposición
didáctica para ilustrar la búsqueda de autonomía e independencia de
las didácticas específicas;
4) El rechazo explícito del aplicacionismo y los intentos por elaborar
sistemas conceptuales y explicativos propios;
5) Una visión disciplinar que integra aspectos propositivos y de
intervención con aspiraciones teóricas;
6) Un modelo conceptual de los procesos de enseñanza y aprendizaje
que subraya las interrelaciones entre el alumno, el contenido de
aprendizaje y el profesor;
7) Un modelo teorético de los procesos de enseñanza y aprendizaje
que concibe el aprendizaje como un proceso de construcción del
nuevo conocimiento sobre la base del conocimiento actual y la
enseñanza como una intervención sobre un proceso en marcha de
construcción del conocimiento;
8) La tendencia a atribuir una importancia creciente al contexto
situacional en el que tienen lugar los procesos escolares de
enseñanza y aprendizaje, así como a las dimensiones
sociohistóricas, socioculturales y sociopolíticas de los mismos.
8
Las ponencias y las conclusiones fueron publicadas en la revista Infancia y Aprendizaje, 62-63, 1993.
65
psicología y la didáctica de las ciencias sociales. Parece posible avanzar y profundizar
en las relaciones entre la psicología y las didácticas específicas. Sin embargo, y como
también se puso de manifiesto en el mismo encuentro, son dos tradiciones y dos
producciones distintas. La didáctica de las ciencias sociales necesita de la psicología
para dar respuesta a una serie de preguntas sobre las finalidades, sobre las
capacidades, sobre el conocimiento social, sobre cuándo hay que enseñar, sobre qué
tipo de intervención didáctica es más conveniente y cuándo, y sobre como evaluar el
conocimiento y el proceso de enseñanza y aprendizaje.
En la síntesis del debate entre psicología y didáctica de las ciencias sociales,
Benejam (1993c) centró la discusión en la necesidad de reflexionar sobre la naturaleza
específica del conocimiento social, que es donde se sitúa, por otro lado, la aportación
más interesante que puede hacer la didáctica a la psicología, en cuanto incide de
manera especial en el proceso de enseñanza y aprendizaje, con una metodología
diferenciada y con una gran importancia de los valores sociales. Sobre las
aportaciones de la psicología a la didáctica destacó las teorías del aprendizaje, la
demanda de estructuración del conocimiento, las ideas previas, los procesos de
interacción y comunicación, la causalidad y el relativismo histórico, y la intencionalidad
en el aprendizaje de las ciencias sociales. Sobre las posibles líneas de colaboración
apuntó cuatro aspectos básicos:
a) el estudio de los procesos de construcción del pensamiento social de
orden superior;
b) el análisis de los problemas de comunicación, la evaluación de los
métodos y estrategias que favorecen un adecuado aprendizaje
social;
c) la consideración del campo de la afectividad y de los valores
sociales.
Desde la psicología Carretero y Limón (1993) consideran que la finalidad de la
colaboración entre psicología y didáctica de las ciencias sociales es sin duda la mejora
de la enseñanza de las ciencias sociales:
“En cualquier caso, creemos que el trabajo complementario (aunque
independiente) de psicólogos y didactas puede conducir a conseguir que los alumnos
aprendan más eficazmente” (Carretero y Limón, 1993, 164).
Las teorías psicológicas de Piaget (1970, 1972, 1973) han tenido un gran
impacto en la enseñanza de las ciencias sociales, supeditando el aprendizaje al
desarrollo cognitivo, hasta que no se ha planteado la interdependencia entre desarrollo
y aprendizaje (Vigostki, 1984). A pesar de todo, muchos de los aspectos del
constructivismo que ahora se tienen en cuenta, por ejemplo los procesos de
reconstrucción, fueron planteados por Piaget (Gómez-Granell y Coll, 1994). Por otro
lado, la atención de Piaget no se centró en contenidos específicos y la mayoría de
aspectos provenían de campos que no eran propios de las ciencias sociales. Como
afirman Carretero y Limón (1993):
”No puede olvidarse tampoco que la teoría de Piaget —que tanta influencia ha
tenido en las tendencias constructivistas— se ha elaborado utilizando exclusivamente
tareas procedentes de las Ciencias Naturales, la Lógica y las Matemáticas. Algo
similar ha sucedido con la investigación cognitiva e instruccional de los años setenta y
ochenta. En realidad, sólo muy recientemente parece haberse despertado un interés
real por el tema desde un punto de vista cognitivo (Kuhn, 1991; Voss, 1991). No
obstante, una buena parte de los trabajos realizados, sobre todo en el Reino Unido,
tenían una base psicológica de corte piagetiano (por ejemplo, el proyecto 13-16 que
tanta influencia ha tenido en España)” (Carretero y Limón, 1993, 3).
66
Calvani (1986, 1988) considera que se ha interpretado de una forma mecánica
las teorías de Piaget, y Booth (1987), incluso, ha calificado de “manipulación” la
extensión de algunas de sus teorías al campo de comprensión de la historia (Hallam,
1989; Zaccaria, 1982). Luis (1982) y Luis y Urteaga (1982) han analizado las
aportaciones de Piaget en la enseñanza de la geografía. A pesar de la divulgación
más o menos discutible y discutida de sus teorías (Aebli, 1973; Hannoun, 1977), la
aportación piagetiana ha sido esencial para la enseñanza de las ciencias sociales. En
uno de sus primeros trabajos Piaget (1933)9 ya reclamaba el conocimiento de las
representaciones de los niños y niñas sobre el pasado. Piaget investigó sobre el
espacio (Piaget e Inhelder, 1977), el tiempo (1978), la causalidad (Piaget y García,
1973), el juicio moral (1972, 1984) o sobre la epistemología científica, haciendo
aportaciones fundamentales a la cultura educativa del siglo XX.
Las aportaciones de Dewey (1985, 1989) se sitúan sobretodo en la formación
del pensamiento social. Dewey defiende el pensamiento reflexivo en la enseñanza de
la geografía y de la historia, para la resolución de problemas de sociales. Con sus
propuestas pretendían luchar con una situación de estancamiento de las enseñanzas
sociales, debida al abuso de la memorización y al distanciamiento de los contenidos
escolares de la vida real del alumnado.
Taba (1971) hace una propuesta de conceptos clave, de los cuales se deducen
ideas esenciales para la comprensión general del mundo social, así como la
posibilidad de realizar estudios de casos. Los conceptos clave se constituyen en el eje
vertebrador de la secuencia a través de su desarrollo en espiral en los diferentes
cursos. Otros autores han continuado sus teorías y han desarrollado propuestas
curriculares con diferentes conceptos claves.
Bruner (1960) introdujo la idea de currículo en espiral para elaborar una teoría
de la instrucción (1972), a partir del principio que todas las disciplinas pueden ser
enseñadas en su estructura básica, a todas las personas y en todas las edades. Los
niños y niñas pueden construir estructuras de conocimiento si se les permite descubrir
sus elementos esenciales, adaptando los contenidos escolares a sus características,
pero sin perder el carácter intelectual de estos (Bruner, 1988, 2002). Este tipo de
aprendizaje puede ser directo, icónico o simbólico. La idea de descubrimiento en el
aprendizaje tuvo una gran repercusión en propuestas curriculares innovadoras en los
años 60 y 70, paralelamente a los Nuevos Estudios Sociales (NSS) norteamericanos.
Otra aportación importante de la psicología a la enseñanza de las ciencias
sociales son las taxonomías de Bloom y sus colaboradores (1975), desde el
positivismo y el conductismo, que dieron lugar a lo que se ha llamado la pedagogía por
objetivos y la obsesión por la eficacia, debido a la jerarquización que realiza de las
capacidades cognitivas, motoras y afectivas. Para la enseñanza de las ciencias
sociales Orlandi (1975) hizo una propuesta que pretendía precisar los objetivos de los
estudios sociales, ya que consideraba que estaban poco definidos. No se trata de una
aplicación literal de las taxonomías de Bloom, sino que diferencia dos tipos de
objetivos para el aprendizaje:
a) los objetivos cognoscitivos que hacen referencia al conocimiento de
hechos y a la comprensión de conceptos, y a las habilidades, que
incluyen interpretación de la información, colaboración democrática y
pensamiento crítico;
b) los objetivos afectivos que incluyen el aprendizaje de actitudes sociales
deseables, así como de valores democráticos.
Es muy interesante la propuesta de Orlandi para la historia, que divide en seis
bloques de objetivos relacionados con diferentes aspectos temporales, metodológicos
9
PIAGET, J. (1933). Psychologie de l´enfant et enseignement de l´histoire. Bulletin Trim. de la Conférence
Internationale pour l´Enseignement de l´Histoire, 2, 1-18.
67
e interpretativos de la historia. Este tipo de propuestas sobre los objetivos de la
enseñanza de las ciencias sociales, produjo un debate entre los partidarios de las
taxonomías en la enseñanza de las ciencias sociales (Coltham y Fines, 1982) y los
contrarios a ellas (Gard y Lee, 1982). Si bien es cierto que la obsesión por la eficacia,
a través de objetivos pormenorizados, no conduce a la mejora de la enseñanza
(Gimeno, 1982), autores como Guarracino (1983) consideran que las propuestas como
las de Orlandi o la de Coltham y Fines son útiles para el diseño de actividades, así
como para tomar decisiones curriculares.
“Questa serve all'insegnante per rendere trasparente, attraverso l'analisi dei
resultati e dei meccanismi dell'apprendimento, la logica interna alla sua attività
educativa e non deve diventare una trappola che la rende arida e meccanica”
(Guarracino, 1983, 141).
Las obras de Ausubel y sus colaboradores (1983) nos han llegado a partir de
las propuestas de psicólogos españoles (Coll, 1986; 1990; Coll, et.al., 1993), Carretero
(1993), Pozo (1989). En el constructivismo actual los contenidos tienen mayor
importancia que la que le dedicó Piaget en sus estudios (Mauri, Valls y Gómez, 1992).
Para Ausubel y sus colaboradores (1973, 1983), aprender es sinónimo de comprender
(Carretero, 1993) y el aprendizaje por repetición ofrece resultados muy pobres. El
aprendizaje debe ser significativo en cuanto a la lógica del conocimiento, a la
adecuación de los contenidos para edad del alumnado y significativo en cuanto a la
motivación. Para aprender los nuevos conocimientos deben relacionarse con
conocimientos previos del alumnado, a través de los organizadores previos, que el
profesorado debe preparar para presentar los contenidos.
El aprendizaje significativo de Ausubel ha dado lugar a nuevas propuestas de
sus seguidores, como Novak (1982) y Novak y Gowin (1988), que proponen trabajar
con representaciones gráficas de las estructuras conceptuales: los mapas
conceptuales. Éstos se han convertido en auténticas estrategias de enseñanza y
aprendizaje. Otros autores plantean instrumentos parecidos, como los mapas
semánticos para el estudio de la historia (Heimlich y Pittelman, 1990). En España se
han realizado varios trabajos sobre los mapas conceptuales en secundaria, pero pocos
en primaria (por ejemplo, Sánchez Iniesta, 1993).
Debemos a Vigotski (1979, 1988) el análisis de los aspectos socio-históricos
del conocimiento y, además, conceptos como el de zona de desarrollo próximo o zona
de construcción del conocimiento. Newman, Griffin y Cole (1991) han aplicado este
concepto en una unidad sobre los indígenas americanos, pero es difícil valorar los
resultados cuando no tenemos a penas referentes en la enseñanza de las ciencias
sociales del concepto de zona de desarrollo próximo.
Las teorías psicológicas que se han analizado hasta ahora han tenido una gran
repercusión sobre la psicología española, así como sobre los diseños curriculares. En
este sentido el currículo de ciencias sociales ha sido tratado desde el campo de la
psicología constructivista por autores como Carretero y Voss (2004) o Asensio (1993,
1994). Otras temáticas concretas de las ciencias sociales, como el aprendizaje a
través de los juegos de simulación y la construcción del concepto de espacio, también
han sido tratados por la psicología de la educación en España (Martín, 1986, 1989;
Piñeiro y Gil, 1984; Gil y Piñeiro, 1989).
En cuanto a la investigación psicológica del aprendizaje de las ciencias
sociales en España se ha dirigido, en primer lugar, al aprendizaje de la historia, sobre
el pensamiento relativo (Asensio, Carretero y Pozo, 1986), la comprensión de
conceptos históricos en la adolescencia (Carretero, Pozo y Asensio, 1983) o las
explicaciones históricas (Pozo, Asensio y Carretero, 1986; Pozo, Carretero, 1989).
Carretero con otros autores investigaron sobre las causas del descubrimiento de
América en alumnos de diferentes edades y universitarios, así como las diferencias
68
entre novatos y expertos historiadores (Jacott y Carretero, 1993; Carretero, et.al.,
1994). Otro tipo de investigación psicológica se dirigió hacia las opiniones que un
grupo de personas tenía sobre las causas de la crisis de la Unión Soviética (Voss,
et.al., 1994). Más actual sobre las aportaciones de la historia al pensamiento social
(Carretero y Voss, 2004). Los problemas sobre la enseñanza del espacio y el
aprendizaje de la geografía, han sido investigados con detenimiento por la psicología,
en especial en referencia a los mapas cognitivos (Aragonés, 1983; Marchesi, 1984;
Martín, 1985).
La investigación sobre el tiempo histórico ha sido uno de los temas de
investigación de la psicología (Jahoda, 1963; Rigutti y Santaniello, 1985; Arto y Asaro,
1988a y 1988b). En España también se ha investigado el aprendizaje del tiempo
histórico (Pozo, 1983, 1985; Asensio, Carretero y Pozo, 1989; Asensio y Pozo, 1987;
Bueno, 1993). Desde la psicología se han investigado también los conceptos de
tiempo y espacio de manera conjunta, dos conceptos interrelacionados y básicos en el
currículo de ciencias sociales (Pontecorvo, 1988; Pontecorvo y Pontecorvo, 1986). En
esta línea existe una investigación dirigida a niños y niñas de 4 a 6 años, sobre el
grado de comprensión de diversos conceptos espacio-temporales (Carranza, Brito y
Torrecilla, 1984).
Otra investigación realizada desde una perspectiva diferente es la de Valls
(1990, 1993), sobre la enseñanza y aprendizaje de los contenidos procedimentales,
centrada en el área de historia. En este caso el psicólogo se acerca al conocimiento de
las ciencias sociales y de la historia, para hacer propuestas útiles que se puedan
reflejar en un currículo del área. Esta investigación se sitúa en la psicología, pero trata
el conocimiento histórico y su estructura científica como eje central de la investigación.
La investigación psicológica sobre el aprendizaje de las ciencias sociales
aporta elementos muy valiosos, pero olvida a veces aspectos del contexto y de la
enseñanza recibida, el papel del profesorado o del diseño curricular. Por este motivo
las investigaciones realizadas desde la didáctica aportan, en muchas ocasiones, una
perspectiva diferente. Si en un principio estas investigaciones ofrecían poco más que
la descripción de una situación deficitaria del aprendizaje, de conceptos sociales o de
habilidades, en la actualidad participan de la elaboración de propuestas curriculares
alternativas, así como sobre las aportaciones de las ciencias sociales a la formación
de la ciudadanía, por ejemplo Carretero y Voss (2004).
Un campo de trabajo con expectativas y de investigación colaborativa, entre la
psicología y la didáctica de las ciencias sociales, puede ser el de las dificultades de
aprendizaje que tienen su origen en las relaciones sociales, así como la temática de la
inadaptación social (Romero, 1993; Ruiz y López-Aranguren, 1993). La enseñanza de
las ciencias sociales y las necesidades educativas especiales, como una forma de uso
del conocimiento psicológico, lo hemos tratado en un trabajo sobre la formación inicial
del profesorado (Gavaldà y Santisteban, 1998). Según López Melero (1993) los
objetivos del área de Conocimiento del Medio, teniendo en cuenta el alumnado con
necesidades educativas especiales, deberían ser:
“Uno, que los alumnos con necesidades educativas especiales adquieran la
autonomía personal para orientarse, desplazarse autónomamente en el tiempo y en el
espacio, así como el uso adecuado de los servicios de la comunidad;
Dos, que las personas sean capaces de identificar a los grupos sociales de
pertenencia (familia) y de referencia (escolares, comunidad);
Tres, que sean capaces de la higiene y el aseo personal, de la alimentación y
el uso de restaurantes, hoteles, bares, cines o farmacias, o cualquier otro tipo de
servicio de la comunidad” (López Melero, 1993, 54).
69
Otro autor nos propone una reflexión conceptual sobre el aprendizaje de lo
social, donde aparecen los conceptos más importantes de lo que llamamos cognición
social:
“...el concepto de cognición social incluye a la percepción y al conocimiento
social (que representan tanto la habilidad para hacer inferencias sociales, es decir,
acerca de las características, pensamientos, percepciones, emociones, intenciones y
motivos de las otras personas, como la comprensión y el uso de conceptos y sistemas
sociales tales como amistad, familia, escuela, etc.). Ello lo distingue del concepto de
relaciones sociales que empleamos para referirnos a las relaciones concretas que
unas personas mantienen con otras, y que nos remite a nociones tales como estatus
social, interacción social (modos y estrategias de interacción) y habilidades de
comunicación, todas ellas interrelacionadas y, conjuntamente, determinando el grado
de competencia o habilidad social para lograr unos efectos deseados en los demás.
Las relaciones sociales de las personas nos permiten hacer inferencias acerca de sus
cogniciones sociales, y ambas, relaciones y cogniciones, determinan el ajuste social,
es decir, la adaptación al medio.” (Romero, 1993, 88).
Este cuadro nos permite pensar diferentes tipos de relaciones entre la didáctica
de las ciencias sociales y la psicología, en un terreno muy poco explorado hasta la
actualidad, pero que requerirá sin duda un trabajo detenido en el futuro (Gavaldà y
Santisteban, 1998). Otra aportación interesante es, por ejemplo, la de Ochaíta,
Huertas y Espinosa (1991), sobre el estudio de los factores que determinan el
70
conocimiento y la representación del entorno en personas invidentes. A partir de las
relaciones entre desarrollo y aprendizaje se analiza el proceso de aprendizaje de un
entorno desconocido. La investigación hace aportaciones interesantes a la instrucción
de la orientación, de la movilidad y del conocimiento del entorno en los invidentes,
pero también sirve de referente para el conocimiento general del proceso de desarrollo
de las habilidades espaciales en todas las personas. Las conclusiones dan una cierta
importancia a la edad y sobretodo al aprendizaje específico.
71
Ante la diversidad del conocimiento social y la amplitud de las disciplinas
sociales, algunos autores han propuesto un currículo de ciencias sociales integrado, a
partir de criterios generales o conceptos clave ( Bruner, 1972; Taba, 1971), que
surgieran de las mismas ciencias sociales, pero que significaran una concepción
integradora del currículo, con una tendencia a establecer interrelaciones conceptuales
(Gross, et.al., 1983). A partir de estas propuestas son muchos los currículos de
ciencias sociales que se han basado en la integración de los diferentes saberes
sociales, ya sean conceptos clave o problemas sociales relevantes (Fisher y Hicks,
1985; Pike y Selby, 1988; Steiner, 1993).
En la investigación que dirigió Pilar Benejam desde la Universidad Autónoma
de Barcelona, donde participaron varias universidades españolas10 y donde tuvo la
oportunidad de participar el autor de este proyecto, se hizo una propuesta de
conceptos clave para la enseñanza de las ciencias sociales, que provienen de un
análisis epistemológico de las ciencias sociales: identidad / alteridad, racionalidad /
irracionalidad, continuidad y cambio, diferenciación, valores y creencias, interrelación y
organización social. En todo caso, los conceptos clave son una forma de transposición
didáctica, aceptada por las ciencias referentes y que ayuda a construir la teoría
didáctica. El currículo basado en conceptos clave responde a una perspectiva
constructivista desde la racionalidad crítica (Benejam, 1999b).
Los conceptos clave son un instrumento excelente para construir un currículo
de ciencias sociales:
a) permiten un análisis epistemológico coherente, de acuerdo con las
disciplinas de las ciencias sociales;
b) son unos grandes organizadores del currículum, ya que son una
solución a la pregunta de cuáles son los contenidos que debemos
enseñar, dando como resultado diseños curriculares coherentes con
la epistemología de las Ciencias Sociales;
c) aceptan su interpretación desde una gran mayoría de estas
disciplinas, por ejemplo, interrelación como concepto económico o
espacial-geográfico, de manera que podemos aceptar una
aproximación a un área con una cierta unidad llamada Ciencias
Sociales;
d) tienen un gran poder explicativo, permiten el planteamiento de un
currículum en espiral, progresivo, de construcción conceptual, que
hace los esquemas de conocimiento del alumnado cada vez más
diversificados y complejos, aceptando la perspectiva constructivista;
e) permiten ser aplicados sobre realidades muy diversas en el espacio
y en el tiempo, a la familia, a una nación, en la sociedad del 1900 o
en un posible futuro de nuestra ciudad, sobre realidades alejadas o
sobre la vida cotidiana, lo que permite el enfoque crítico.
10
Universitat Autónoma de Barcelona, Universitat de Barcelona, Universitat Rovira i Virgili, Universitat de
Girona, Universitat de Lleida, Universidad de Murcia, Universidad de Navarra. “Los conceptos clave de las
ciencias sociales”, 1994-1996.
72
1.7.1. La historia, las aportaciones del análisis epistemológico
a la enseñanza
73
la Asociación Universitaria del Profesorado de Didáctica de las Ciencias Sociales, con
artículos, por ejemplo, de Miquel Barceló o Josep Fontana.
Desde la didáctica de la historia ha habido una extensa producción sobre la
epistemología de la historia y la enseñanza, sobre qué debe enseñarse de la historia o
qué historia enseñar, como utilizar las fuentes históricas y como, en conjunto, nos
situamos en una determinada corriente historiográfica. En primer lugar debe citarse la
obra de reflexión de Maestro (1991, 1993, 1994, 1996, 1998, 2000). Esta profesora ha
indagado en los procedimientos históricos, en el tiempo histórico y en los fundamentos
epistemológicos de la historia que se enseña y que se debería enseñar. Otros autores
también han realizado aportaciones interesantes, como es el caso de Domínguez
(1987, 1989, 1993), Pagès (1989a, 1989b, 1994b, 1997b, 1999), Pagès y Santisteban
(1994, 1999), Valls y Santisteban (1994), Sobejano (1993b), Trepat (1995, 1998),
Trepat y Alcoberro (1994), Hernández y Trepat (1991), Hernández y Santacana
(1995), Prats (por ejemplo, 1997, 2001), Valls (2000), Anadón (2002, 2006). La
mayoría de estas aportaciones se sitúan en la educación secundaria, pero existen
pocas referencias a la educación primaria, por ello se han escogido aquellas que
pueden ser más útiles a esta etapa.
Domínguez, y Maestro fueron pioneros en introducir en España algunos trabajos
de Inglaterra sobre la enseñanza de la historia. Pagès ha reflexionado sobre las
relaciones entre la historiografía y el currículo de historia (1994b, 1995), el tiempo
histórico (1988, 1989a, 1997), los procedimientos de ciencias sociales y
procedimientos históricos (1989b). Pagès y Santisteban (1994) analizaron la
enseñanza de la historia a partir de procedimientos con fuentes primarias, así como
sobre el tiempo histórico y su enseñanza (Pagès y Santisteban, 1999). Trepat (1995)
ha trabajado en propuestas extensas sobre la enseñanza de los procedimientos en
historia y sobre el tiempo histórico (1998), también con Alcoberro (1994). Hernández y
Trepat (1991), Hernández, Ordeix y Santacana (1992), Hernández y Santacana (1992
y 1995), han hecho propuestas de enseñanza de los procedimientos históricos
siguiendo los modelos ingleses, desde la causalidad, la intencionalidad y estrategias
para la adquisición del conocimiento histórico. El autor de este proyecto aportó
algunos trabajos sobre los procedimientos en historia (Santisteban, 1991) y sobre el
tiempo histórico (1999, 2005). Valls y Santisteban (1994) analizaron también la
literatura relativa a los procedimientos históricos, para su reconsideración en la
enseñanza. Prats (1997, 2001) ha aportado numerosas reflexiones sobre la
epistemología de la historia, desde la didáctica, y su traducción en el currículo. Valls
(2000) ha analizado la evolución de los contenidos escolares de la historia y ha
reflexionado sobre la configuración de la conciencia histórica desde la enseñanza de la
historia. Anadón (2002, 2006), sobre la historia del presente, las fuentes históricas y la
historia familiar.
Las aportaciones a la reflexión epistemológica y su reflejo en la enseñanza, por
parte de la historiografía y por parte de la didáctica de las ciencias sociales, es
necesaria y fructífera, pero también escasa en colaboraciones. Otros países tienen
problemáticas parecidas y experiencias que es necesario conocer. En la actualidad
Francia está proponiendo un debate epistemológico sobre la didáctica frente a la
historia, con interacciones interesantes. Por otro lado, Alemania tiene una gran
tradición de reflexión sobre las aportaciones de la historia y de la geografía a la
enseñanza, pero continua en un proceso difícil para conseguir la autonomía de la
didáctica. En Italia la reflexión de los didactas sobre el uso de las fuentes históricas es
muy amplia y participa, en colaboración, con el debate mismo de la historiografía. En
Estados Unidos el debate sobre qué historia debe enseñarse está afectando de
manera directa, ideológicamente, al debate sobre qué y cómo debe enseñarse. Y en
todos estos países, la investigación en didáctica de la historia no acaba de marcar las
líneas básicas de futuro, que no son otras que la búsqueda de la propia naturaleza de
74
la didáctica, y su participación en los cambios de las prácticas de enseñanza de la
historia.
La didáctica de la historia debe tener en cuenta los cambios que se están
produciendo en la historia, primero, para cambiar los currículos de historia en la
dirección que la renovación científica apunta en la actualidad, segundo, para que la
investigación en didáctica de la historia indague en aquellos aspectos más
representativos y fundamentales para la construcción del conocimiento histórico. Los
procesos de cambio que se están produciendo en la historia y que afectan de manera
más directa a la didáctica de la historia son los siguientes:
a) en general, la superación de la historia positivista;
b) la multiplicidad de los tiempos históricos;
c) la multiculturalidad y la importancia de la historia cultural;
d) la interdisciplinariedad en el análisis social;
e) las aportaciones de la historia conceptual y su relación con la historia social;
f) el resurgir de la narración;
g) las relaciones entre el pasado, el presente y el futuro;
h) la conciencia histórica;
75
ya que la interdisciplinariedad contempla que sean comunes los objetivos, pero que
cada ciencia aporte las preguntas específicas desde diferentes ángulos de visión.
e) En este sentido, la historia conceptual y su relación con la historia social son
un ejemplo de las nuevas posibilidades desde una nueva concepción de la ciencia
(Koselleck, 1993, 2004). La didáctica debe recoger estas posibilidades en los
programas, de tal manera que la reflexión conceptual sobre los problemas sociales y
su perspectiva histórica, deben ser piezas clave de la enseñanza. En todo caso, la
historia debe incluirse en un proyecto global de estudio de la realidad social del
alumnado, aportando aquellos conceptos y aquella metodología propia para la
formación del pensamiento histórico y social.
f) El resurgir de la narración en la historia es un hecho que adquiere fuerza en
nuestros días, ya que una nueva idea de narración lejos del historicismo, es un
instrumento único de construcción de la historia a partir de la investigación (Ricoeur,
1992, 1999). La narración no se aleja de la ciencia, sino que es una forma de construir
conocimiento científico propia de la historia, más allá de otro tipo de narraciones de la
vida cotidiana (White, 2003).
g) Los cambios que se están dando en la historia, uno de los más importantes es
una nueva dimensión de las relaciones entre el pasado, el presente y el futuro, como
eje central de la reflexión histórica. La historia reivindica su función social, por ejemplo
Hobsbawm (1998):
“Lo que es más, la mayor parte de la acción consciente de los seres humanos
que se basa en el aprendizaje, la memoria y la experiencia constituye un inmenso
mecanismo que sirve para afrontar constantemente el pasado, el presente y el futuro.
Intentar prever el futuro interpretando el pasado es algo que las personas no pueden
evitar. Tienen que hacerlo” (53).
76
La geografía es una ciencia social fundamental para construir un paradigma de
la sostenibilidad (Araya, 2005). La geografía debe permitir al alumnado pensar en la
gestión del espacio, para solucionar los problemas que surgen de la organización del
territorio, por lo tanto sin duda la educación geográfica es educación política
(Schramke, 1980). La geografía educa en valores de respeto por el medio ambiente y
de comprensión de la interdependencia entre el medio natural y social, local y global.
Existen numerosas aportaciones a la reflexión sobre el conocimiento geográfico
escolar, sobre qué geografía enseñar y qué contenidos deben formar parte del
currículo. Estas reflexiones provienen sobretodo del campo de la didáctica, aunque
también existen las que provienen de la investigación geográfica. Entre los geógrafos
que se han dedicado a reflexionar sobre la enseñanza de la geografía destacan Capel
(Capel, Luis y Urteaga, 1984 y 1989; Capel y Urteaga, 1989), y Ascón (1990). Desde
la didáctica de las ciencias sociales, destacan los trabajos de Benejam (1976, 1977,
1978, 1987), Luis (1986), y Souto (1987, 1990, 1998).
Capel, Luis y Urteaga (1984, 1989) y Capel y Urteaga (1989), han analizado el
papel de la geografía en la enseñanza y su evolución. Estos autores han realizado
propuestas curriculares basadas en una serie de conceptos o núcleos conceptuales,
habilidades y objetivos terminales para la enseñanza y el aprendizaje de la geografía.
Sus propuestas han tenido una repercusión importante en la enseñanza de la
geografía, generando siempre un debate que ha favorecido la renovación didáctica.
Las relaciones entre las corrientes del pensamiento geográfico y la enseñanza
de la geografía han sido analizadas por Benejam (1976, 1977, 1978 y 1987), Luis
(1986) y Ascón (1990). En los trabajos de los años 70 de Benejam (1976, 1977 y
1978), se propuso superar las propuestas de la geografía regional, que marcaban el
ritmo de la enseñanza hasta ese momento, ofreciendo una alternativa desde la
“nueva” geografía o geografía teorética. En otro trabajo, Benejam (1987) ha analizado
las aportaciones de la geografía regional francesa, de la “nueva” geografía, de la
geografía humanista y de la geografía radical o democrática, para la didáctica de las
ciencias sociales. También ha realizado un estudio sobre la didáctica de la geografía
en el contexto del postmodernismo, sobre conceptos como el relativismo científico y la
reconsideración del pensamiento crítico, así como sobre los valores democráticos
(Benejam, 1996). Por otro lado, Ascón (1990), en su tesis doctoral, propone aplicar los
principios de la geografía crítica a la enseñanza secundaria.
Para Luis (1986), la didáctica de la geografía cae en demasiadas ocasiones en
un cierto reduccionismo, ya que incorpora, por ejemplo, la geografía cuantitativa como
una simple técnica de aprendizaje. Por este motivo, este autor propone que los
programas escolares tengan una sólida fundamentación científica, con todas las
consecuencias que este hecho significa. Un enfoque disciplinar es defendido por
Souto (1987, 1990, 1998), en la misma línea que se ha descrito para la historia de
Maestro para la historia (Maestro y Souto, 1988).
Se han analizado algunos de los trabajos más representativos, aunque existen
muchos más trabajos que podían haber aparecido en estas líneas. En todo caso, los
estudios que se han apuntado indican la trascendencia y el estado del debate sobre la
epistemología de la geografía y su reflejo en la enseñanza, aunque es evidente que
esta tarea está más del lado de los didactas que no de los geógrafos. A pesar de todo
vemos como las diferentes corrientes geográficas que aparecen a partir de los años
50, por ejemplo la nueva geografía o la geografía cuantitativa, tienen un reflejo en la
enseñanza des del análisis epistemológico. Los rasgos fundamentales de esta nueva
geografía son, entre otros, la aceptación de la influencia de las ciencias
socioeconómicas, una nueva lectura de la geografía regional, y la definición de la
geografía como ciencia social (Rodríguez Ratia, 2004).
La búsqueda de alternativas a los métodos cuantitativos, que alejaban a la
geografía de las ciencias sociales, provocó una crisis en la geografía que llevaría a la
77
adopción de metodologías relacionadas con la acción y el cambio social (González
Gallego, 2001). La gestión del espacio se convierte en elemento fundamental del
estudio de la sociedad (Calaf, Suárez y Menéndez, 1997). La geografía se relaciona
con la crítica social y la búsqueda de alternativas a las desigualdades (Rodríguez
Ratia, 2004). Este tipo de estudios aportará a la didáctica las interrelaciones entre
diferentes escalas en el espacio, así como la necesidad de un discurso crítico-
argumentativo que oriente la acción (Batllori, 2002).
Una de las corrientes geográficas que han aportado una nueva dimensión a la
enseñanza es la geografía de la percepción, que se basa en la imagen que las
personas tienen del espacio y que es diferente en cada caso, según las características
de quien lo percibe, según la edad, el sexo o el origen social o cultural. En la infancia
el espacio se representa según las experiencias vividas y, en parte, los
comportamientos de los niños y niñas depende de su imagen del espacio (Aranda,
2003). Un instrumento de la geografía de la percepción utilizado en la escuela son los
mapas cognitivos o mapas mentales. Las raíces de este tipo de geografías están en la
geografía humanista, basada en las vivencias y en la observación (Estébanez, 1982).
Otra perspectiva que tiene una aplicación clara en la escuela es la
medioambiental, que apoya la teoría social crítica en geografía para la gestión
consciente del espacio (Lois, 2004; Araya, 2005). En esta perspectiva es
imprescindible evitar la separación entre geografía física y humana, entre el estudio de
la naturaleza y la sociedad, además de fomentar la interdisciplinariedad o la
integración entre disciplinas como la economía, la antropología, la sociología, la
ciencia política y la historia (Capel, 1998). Todos los instrumentos son válidos y
necesarios en un mundo globalizado, el debate de las finalidades de las ciencias
sociales son básicas, cómo favorecer el tratamiento de la diversidad en el aprendizaje
del espacio geográfico, cómo situar en el centro de la enseñanza las cuestiones
ambientales para un desarrollo sostenible, cómo trabajar para una gestión más justa,
más igualitaria y más democrática del espacio.
78
Para la educación primaria la historia del arte aparece, en primer lugar, como
patrimonio histórico-artístico de la localidad donde vive y, en este sentido, la
enseñanza de la historia del arte es también fuente de valores democráticos y de
conciencia social o histórica. El trabajo escolar sobre el patrimonio debe aportar,
además de conocimientos de situación espacio – temporales, capacidades de análisis
crítico de la realidad social, alrededor de conceptos como conservación, restauración o
integración en el medio (Del Tura, 2001). Al mismo tiempo, el patrimonio es una
excelente entrada a los contenidos históricos y al aprendizaje del tiempo histórico, al
lado de la historia personal y familiar.
Pocos historiadores del arte han reflexionado sobre el papel de esta disciplina
en la enseñanza, entre los que destaca Ramírez (1987, 1995). Así, la reflexión
epistemológica se ha realizado sobretodo desde la didáctica de las ciencias sociales o
desde la perspectiva de la educación (Barreiro, 1992; Guzmán, 1991, 2004; Pol, 2006;
Calaf, 2006). Además, en los últimos años han proliferado las propuestas curriculares
o metodológicas sobre la enseñanza a partir de las obras de arte (por ejemplo, Balada
y Juanola, 1987; Fernández Valencia, 1994; Altarriba y Baluja, 1992, 1994; Calaf,
Navarro y Samaniego, 2000), sobre el patrimonio histórico-artístico y el medio social,
como finalidad y como instrumento de enseñanza (Ordeix y Santacana, 1993;
Ballesteros, et.al., 2002; González Monfort, 2006), sobre el arte en los museos como
recurso didáctico reconsiderado (Asensio y Pol, 2002; Estepa, Domínguez y Cuenca,
2001; Santacana y Serrat, 2005), como aprendizaje de valores, por ejemplo las
mujeres en la historia del arte (Porqueres, 1995).
Ramírez (1989) considera que la historia del arte en la escuela puede ser un
punto de encuentro entre diferentes disciplinas sociales: “...la historia del arte puede
actuar como punto mediador entre la geografía y la historia, especialmente en los
escalones docentes más bajos que requieren una dosis mayor de ‘globalización’ ”
(Ramírez, 1989, 253). Guzmán (1991, 2004) propone una educación artística en la
educación primaria y secundaria, educar en la infancia para impedir que las personas
adultas adolezcan de instrumentos culturales imprescindibles para la comprensión de
la realidad. Hay que inculcar y favorecer la capacidad de observación, admiración y
entusiasmo por la obra de arte.
Para que la historia del arte tenga una mayor repercusión en la enseñanza, es
necesario que forme parte de la formación inicial del profesorado, con un peso
específico desde la didáctica de las ciencias sociales. Sobre esta problemática se han
realizado diferentes estudios que han aportado elementos de análisis, para la
renovación de los currículos universitarios, en especial en referencia al patrimonio
histórico-artístico (Ávila, 2001, 2002; Cuenca, 2002; González Monfort, 2006). Su
tratamiento en la escuela o en la formación del profesorado debe hacerse desde la
interrelación con otras ciencias sociales, con las cuales comparte elementos espacio-
temporal comunes.
La historia del arte debe atender a aspectos relacionados tanto con la estética
como con la propia ejecución de la obra artística (Guzmán, 2004). El método
biográfico, el método historicista y el formalismo establecieron las bases
metodológicas de la historia del arte en el siglo XIX. Las obras artísticas comienzan a
formar parte del contexto cultural general de la época, así como también de la
enseñanza. La creación de los grandes museos en las naciones europeas abren las
puertas a una nueva ciencia social, se necesita describir y clasificar el arte, identificar
al artista (Guzmán, 2004). En el siglo XX la Escuela de Viena desarrolla una tendencia
formalista, que considera el arte como un lenguaje que se interpreta como forma y
color. El procedimiento y la forma desplazan al contenido de la obra de arte, el
análisis iconológico del arte aporta instrumentos esenciales para su comprensión.
La psicología de la Gestalt propone un estudio del arte que tendrá una gran
influencia en la enseñanza. Autores como Gombrich o Arnheim marcarán las líneas de
79
observación de la obra artística según determinadas leyes. La teoría crítica y la
sociología del arte analizan el arte en paralelo a la sociedad, mientras que el
estructuralismo explica la obra de arte como un todo o como una unidad de
significados, la estructura está por encima de la forma. El arte se concibe como
comunicación, como signos, como lenguaje-objeto. Con el postmodernismo el arte
forma parte de la vida cotidiana, el arte se aplica a todo tipo de procedimientos,
prevalecen los híbridos en las metodologías y las nuevas tecnologías se extiende en
las manifestaciones artísticas (Fontal, 2003).
Desde las perspectivas señaladas, la historia del arte aporta a la enseñanza
elementos imprescindibles para la formación humanística de las personas, aunque
como también señala Eisner (1987), el aprendizaje de la creatividad no solamente
influye en las personas que lo reciben, sino en toda la sociedad. Una cultura que
relegue el arte relega la creatividad, y no sólo en el arte, sino también en la ciencia y
en la tecnología. La historia del arte aporta a los niños y niñas en la escuela elementos
que han sido descritos cuando se apuntaban algunos aspectos de la evolución del
pensamiento artístico: el aprendizaje de los símbolos, de las emociones, de las
estructuras y de los significados parciales y globales, de la comunicación, de valores
estéticos y de la capacidad crítica de análisis del entorno.
1.8. Conclusiones
1.9. Bibliografía
80
ALIBERAS, J. (1989). Didàctica de les ciències. Perspectives actuals. Eumo. Vic.
ALIBERAS, J.; GUTIÉRREZ, R.E.; IZQUIERDO, M. (1989). La Didàctica de les
Ciències: una empresa racional. Enseñanza de las Ciencias, 7 (3), 277-284.
ALTARRIBA, E.; BALUJA, J. (1990): “Els monestirs del císter: una eina de treball”.
Perspectiva Escolar, 147, septiembre, 37-42.
ALTARRIBA, E.; BALUJA, J. (1992): “Los Monasterios del Cister. Aportaciones a una
práctica pedagógica”. Apuntes de Educación, 4,1992, 13-15.
ANADÓN, J. (2002). Lenguajes de la historia. Palabra e imagen al servicio de la
enseñanza: documentos escritos, orales e iconográficos, en González Gallego, I.
(Dir.). La Geografía y la Historia, elementos del Medio, 147-174. Madrid: MECD.
ANADÓN, J. (2006). Fuentes domésticas para la enseñanza del presente: la
reconstrucción de la memoria histórica dentro del aula. Íber. Didáctica de las
Ciencias Sociales, Geografía e Historia, 50.
ANDERSON, P. (1996). Los fines de la historia. Barcelona: Anagrama.
APARICIO, J. (1994). Una experiencia con alumnos norteamericanos: qué conocen de
España. Íber. Didáctica de las CCSS, Geografía e Historia, 1, julio, 127-133.
APPLE, M.W. (1986). Ideología y currículo. Madrid: Akal.
APPLE, M.W. (1987). Educación y poder. Madrid: Paidós-MEC.
APPLE, M.W. (2002). Educar “como Dios manda”. Mercados, niveles, religión y
desigualdad. Barcelona: Paidós.
APPLEBY, J., HUNT, L. y JACOB, M. (1998). La verdad sobre la historia. Barcelona:
Andrés Bello.
ARAGONÉS, I. (1983). Marcos de referencia en el estudio de los mapas cognitivos en
ambientes urbanos”. Estudios de Psicología, 14,15, 36-46.
ARAYA, F. (2005). Educación geográfica sostenible: la UNESCO y la declaración de la
década para la sostenibilidad (2005-2014). Íber. Didáctica de las CCSS,
Geografía e Historia, 44, 68-86.
ARMENTO, B.J. (2003). Conceptos sobre el trabajo y aspiraciones de niños y niñas de
un barrio del centro de la ciudad y de un barrio periférico. Enseñanza de las
Ciencias Sociales, 2, 13-25.
ARÓSTEGUI, J. (1985). ¿Qué historia enseñar?. Apuntes de Educación, 17, 2-7.
ARÓSTEGUI, J. (1989). La historia reciente o del acceso histórico a realidades
sociales actuales, en Rodríguez, J. (Ed.). Enseñar historia. Nuevas propuestas.
Barcelona: Laia, 33-52.
ARÓSTEGUI, J. (1992). Enseñar historia en el marco de las ciencias sociales
(problemas de la reforma del bachillerato), en Monclús, A. (coord.). La
enseñanza de la Historia, la Geografía y las Ciencias Sociales, 145-162. Madrid:
Editorial Complutense.
ARÓSTEGUI, J. (1995). Historia: conciencia de lo social y temporalidad. Tarbiya, 10,
91-100.
ARTO, A.; ASARO, R. (1988a). Lo sviluppo del concetto di tempo. Studio sperimentale
lungo l'arco evolutivo. Prima parte: quadro teorico e panoramica generale.
Orientamenti Pedagogici, 35, 596-618.
ARTO, A.; ASARO, R. (1988b). Lo sviluppo del concetto di tempo. Studio sperimentale
lungo l'arco evolutivo. Seconda parte: presentazione della ricerca. Orientamenti
Pedagogici, 35, 799-831.
ASCÓN, R. (1990). La introducció dels conceptes de la geografia crítica a
l'ensenyament secundari. Documents d'Anàlisi Geogràfica, 16, 79-91.
ASENSIO, M. (1993). Secuenciación del aprendizaje del conocimiento histórico. Aula,
10, 15-22.
ASENSIO, M. (1994). Los autómatas de Hefesto o el procedimiento para crear seres
procedimentales. Iber, 2, 79-98.
81
ASENSIO, M.; CARRETERO, M., POZO, J.I. (1986). La comprensión de la historia:
pensamiento relativista. Cuadernos de Pedagogía, 133, enero, 24-27.
ASENSIO, M.; CARRETERO, M.; POZO, J.I. (1989). La comprensión del tiempo
histórico, en Carretero, M.; Pozo, J.I.; Asensio, M. (comp.). La enseñanza de las
Ciencias SocialesLa enseñanza de las Ciencias Sociales, 103-137.Madrid: Visor.
ASENSIO, M. y POL, E. (2002). Nuevos escenarios en educación. Aprendizaje
informal sobre patrimonio, los museos y la ciudad. Buenos Aires: Aique.
ASENSIO, M.; POZO, J.I. (1987). El aprendizaje del tiempo histórico, en Álvarez, A.
(comp.). Psicología y Educación. Realizaciones y tendencias actuales en la
investigación y en la práctica, 429-433. Madrid: Visor/MEC.
AUDIGIER, F.; CRÉMIEUX, C.; TUTIAUX-GUILLON, N. (1994). La place des savoirs
scientifiques dans les didactiques de l'histoire et de la géographie. Revue
Française de Pédagogie, 106, 11-23.
AUDIGIER, F.; TUTIAUX-GUILLON, N. (2005). Regards sur l’histoire, la géographie et
l’éducation civique à l’école élémentaire. INRP.
AUDIGIER,F. (1988a). Savoirs enseignes-savoirs savants. Autour de la problématique
du colloque, en Marbeau, L.; Audigier, F. (ed.). Troisième Rencontre Nationale
sur la Didactique de l'Histoire, de la Géographie, des Sciences Économiques et
Sociales. Actes du Colloque: "Savoirs enseignes-Savoirs savants", 55-69. Paris :
INRP.
AUDIGIER,F. (1988b). Représentations des élèves et didactiques de l'histoire, de la
géographie et des sciencies économiques et sociales. Revue Française de
Pédagogie, 85, 11-19.
AUDIGIER,F. (1991). Enseigner la société, transmettre des valeurs. Revue Française
de Pédagogie, 94, 37-48.
AUDIGIER,F. (1994). Les didactiques de l'histoire et de la géographie. Introduction.
Revue Française de Pédagogie, 106, 5-9.
AUSUBEL, D.P. (1973). Algunos aspectos psicológicos de la estructura del
conocimiento, en Elam, S. (comp.). La educación y la estructura del
conocimiento, 211-238. Buenos Aires: El Ateneo.
AUSUBEL, D.P.; NOVAK, J.D.; HANESIAN, H. (1983): Psicología educativa. Un punto
de vista cognoscitivo. México: Trillas.
ÁVILA, R.Mª (2001). Historia del arte, enseñanza y profesores. Sevilla: Díada.
ÁVILA, R.M. (2002). El interés de la sociedad por la protección y conservación del
patrimonio histórico-artístico, en Galán, E.; Zezza, F. (eds.) Protection and
Conservation of the Cultural heritage of the mediterranean Cities, 533-537. Lisse:
The Netherlands: Swets-Zeitlinger B.V.
ÁVILA, R.M. (2003). Dificultades, obstáculos y necesidades formativas de la
enseñanza y el aprendizaje del patrimonio histórico-artístico, en Ballesteros, E.
et. al. El patrimonio y la didáctica de las ciencias sociales, 163-177. Cuenca:
UCLM / AUPDCS.
BALADA, M.; JUANOLA, R. (1987). La Educación Visual en la escuela. Barcelona:
Piados.
BALLESTEROS, E. et al. (Coords.) (2003). El patrimonio y la Didáctica de las Ciencias
Sociales. Cuenca: AUPDCS / Universidad de Castilla-La Mancha.
BARREIRO, C. (1992). La historia del arte en el bachillerato, en Monclús, A. (coord.).
La enseñanza de la Historia, la Geografía y las Ciencias Sociales, 89-100.
Madrid: Editorial Complutense.
BATLLORI, R.; DEL CARMEN, L. (2001). Nuevos retos para las didácticas específicas,
en Perales, F.J. et. al. (eds.). Congreso Nacional de Didácticas Específicas. Las
Didácticas de las Áreas Curriculares en el siglo XXI. Vol.1, 315-327. Granada:
Grupo Editorial Universitario.
82
BATLLORI, R.; PAGÈS, J. (1988). El disseny curricular en Ciències Socials. Estat de
la qüestió, en Burgaya, J.; Cànoves, G., Figuerola, J. (coord.). Actes del Primer
Simpòsium sobre l'ensenyament de les Ciències Socials, 35-70.Vic : Eumo.
BATLLORI, R.; PAGÈS, J.; PONS, M. (coord.) (1991). Actes del Segon Simpòsium
sobre l'ensenyament de les Ciències Socials. Vic: Eumo.
BENEDITO, V. (1987). Introducción a la Didáctica. Fundamentación teórica y diseño
curricular. Barcelona: Barcanova.
BENEJAM, P. (1976). Aproximació a la “Nova Geografia”. Perspectiva Escolar, 5, 8-14.
BENEJAM, P. (1977). La nova geografia a EGB. Guix, 1, 35-38.
BENEJAM, P. (1978). El pensamiento geográfico y la didáctica de la geografía en
EGB. Cuadernos de Pedagogía, 45, 14-17.
BENEJAM, P. (1987). Les aportacions de les diverses escoles geogràfiques a la
Didàctica de la Geografia. Documents d'Anàlisi Geogràfica, 11, 83-95.
BENEJAM, P. (1991a). La didáctica de la geografía y las aportaciones del
constructivismo. Benejam, P., et.al.: Aspectos didácticos de geografía e historia
(geografía) 6. ICE de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza. 9-15.
BENEJAM, P. (1991b). La proposta curricular i la didàctica de les ciències socials, en
Batllori, R.; Pagès, J.; Pons, M. (coord.). Actes del Segon Simpòsium sobre
l'ensenyament de les Ciències Socials, 29-33. Vic: Eumo.
BENEJAM, P. (1993a). Los contenidos de la Didáctica de las Ciencias Sociales en la
formación del profesorado, en Montero, L. y Vez, J. M. (eds.). Las didácticas
específicas en la formación de los profesores (I). Conferencias, ponencias,
sesión simultánea, 341-347. Santiago de Compostela, Tórculo.
BENEJAM, P. (1993b). La didàctica de la geografia des de la perspectiva
constructivista. Documents d'Anàlisi Geogràfica, 21, 35-52.
BENEJAM, P. (1993c). Síntesis de la discusión de las ponencias sobre Psicología y
Didáctica de las ciencias sociales. Infancia y Aprendizaje, 62-63, 167-70.
BENEJAM, P. (1996). La didáctica de la geografía en el contexto del pensamiento de
finales del siglo XX. La influencia del postmodernismo. Íber. Didáctica de las
CCSS, Geografía e Historia, 9, pp. 7-14.
BENEJAM, P. (1997). La selección y secuenciación de los contenidos sociales, en
Benejam, P. y Pagès, J. (Coords.). Enseñar y aprender Ciencias Sociales,
Geografía e Historia en la Educación Secundaria, 71-95. Barcelona : Horsori.
BENEJAM, P. (1999a). El conocimiento científico y la Didáctica de las Ciencias
Sociales, en AUPDCS (ed.) (1999). Un currículum de Ciencias Sociales para el
siglo XXI: qué contenidos y para qué, 15-25. Sevilla: Díada / Universidad de La
Rioja / AUPDCS.
BENEJAM, P. (1999b). La oportunidad de identificar conceptos clave que guíen la
propuesta curricular de ciencias sociales. Íber. Didáctica de las Ciencias
Sociales, Geografía e Historia, 21, 5-12.
BENEJAM, P. (2002). La didáctica de las ciencias sociales y la formación inicial y
permanente del profesorado. Enseñanza de las Ciencias Sociales, 1, 91-95.
BENEJAM, P. (2003). La enseñanza de la Geografía en la sociedad actual: problemas
y propuestas, en Marrón, MªJ., Moraleda, C. y Rodríguez, H. (Eds.). La
enseñanza de la geografía ante las nuevas demandas sociales. Toledo: Grupo
de Didáctica de la Geografía (AGE)-Universidad de Castilla-La Mancha, 551-559.
BENEJAM, P.; COMAS, P. (1994). ¿Nuevas coordenadas para la enseñanza de la
geografía?. Íber. Didáctica de las CCSS, Geografía e Historia, 1, 106-116.
BENEJAM, P.; PAGÈS, J. (1997). Introducción, 11-13, en Benejam, P. y Pagès, J.
(coords.). Enseñar y aprender Ciencias Sociales, Geografía e Historia en la
Educación Secundaria. Barcelona: ICE/Horsori.
BERGER, P.; LUCKMANN, T. (1986). La construcción social de la realidad. Buenos
Aires: Amorrortu.
83
BERNAL, J.D. (1979). Historia social de la ciencia. 2/ La ciencia de nuestro tiempo.
Barcelona: Península.
BERNAL, J.D. (1979): Historia social de la ciencia. 2/ La ciencia de nuestro tiempo.
Península. Barcelona.
BERTI, A.E.; CALOGERO, M. (1994). La comprensione di processi politici in bambini
dagli 8 ai 14 anni: unioni e disgregazione di stati. Scuola e Città, 1, 19-28.
BHOM, D. (1987). El paradigma holográfico. Barcelona : Kairós.
BLOOM, B. et al. (1979). Evaluación del aprendizaje. Buenos Aires: Troquel.
Boletín de Didáctica de las Ciencias Sociales, 2, 1990. Asociación Universitaria del
Profesorado de Didáctica de las Ciencias.
BOMBI, A.S.; AJELLO, A.M. (1988). La rappresentazione della storia nei bambini.
Orientamenti Pedagogici, 205, 17-27.
BONIL, J.; SANMARTÍ, N.; TOMÀS, C.; PUJOL, R.M. (2004). Un nuevo marco para
orientar respuestas a las dinámicas sociales: el paradigma de la complejidad.
Investigación en la Escuela, 53, 5-19.
BOOTH, M. (1987). Ages and Concepts: A Critique of the Piagetian Approach to
History Teaching, en Portal, C. (ed.). The History Curriculum for Teachers, 22-38.
London: The Falmer Press.
BRAUDEL, F. (1984). La Historia y las Ciencias Sociales. Madrid: Alianza.
BRIGADECI, C., et. al. (2001). Il Laboratorio di storia. Milán: Unicopli.
BRONCKART, J-P. (1989). Du statut des didactiques des matières scolaires. Langue
Française, 82, 53-66.
BROPHY, J.;VANSLEDRIGHT, B.; BREDIN, N. (1993). What do Entering Fifth Grades
Know About U.S. History? en JSSR, vol.16-17, 2-19.
BRUNER, J. (2002). Acción, pensamiento y lenguaje. Madrid: Alianza.
BRUNER, J. S. (1960). The process of education. Cambrigde: Harvard University
Press.
BRUNER, J. S. (1972). Hacia una teoría de la instrucción. México: Uteha.
BRUNER, J.S. (1988). Desarrollo cognitivo y educación. Madrid: Morata.
BUENO, M.B. (1993). El desarrollo del conocimiento humano sobre el tiempo. Infancia
y Aprendizaje, 61, 29-54.
BUFFET, F. (1993). Quina geografia ensenyar?. Documents d'Anàlisi Geogràfica, 21,
53-72.
BUNGE, M. (1985). Seudociencia e ideología. Madrid: Alianza.
BURGAYA, J.; CÀNOVES, G., FIGUEROLA, J. (coord.). Actes del Primer Simpòsium
sobre l'ensenyament de les Ciències Socials. Vic : Eumo.
BURKE, P. (2006). Formas de historia cultural. Madrid: Alianza.
CALAF, R. (1988). ¿Qué imagen se tiene del barrio de la escuela?”. Cuadernos de
Pedagogía, 164, noviembre, 30-32.
CALAF, R. (1991). L'ensenyament de la geografia a l'escola. Barcelona: Barcanova.
CALAF, R. (1994). Didáctica de las Ciencias Sociales: didáctica de la historia. Vilassar
de Mar: Oikos-Tau.
CALAF, R. (2006). La voz del artista, el silencio de la obra y el relato de la exposición.
Íber. Didáctica de las CCSS, Geografía e Historia, 49, 38-46.
CALAF, R.; NAVARRO, A.; SAMANIEGO, J.A. (2000). Ver y comprender el arte del
siglo XX. Madrid: Síntesis.
CALVANI, A. (1986). L’insegnamento della storia nella scuola elementare. Firenze: La
Nuova Italia.
CALVANI, A. (1988). Il bambino, il tempo, la storia. Firenze: La Nuova Italia.
CAMILLONI, A.R.W. DE (1994). Epistemología de la didáctica de las ciencias sociales,
25-41, en Aisenberg, B. y Alderoqui, S. (comps.). Didáctica de las ciencias
sociales. Aportes y reflexiones. Buenos Aires: Piados.
84
CAPEL, H., LUIS, A. y URTEAGA, L. (1984). La geografía ante la reforma educativa.
Geo-Crítica, 53, 77p.
CAPEL, H.; URTEAGA, L. (1989). La geografía en un currículum de Ciencias Sociales,
en Carretero, M.; Pozo, J.I.; Asensio, M. (comp.): La enseñanza de las Ciencias
Sociales, 75-102. Madrid: Visor.
CARDOSO, C.F.S. (1981). Introducción al trabajo de la investigación histórica.
Barcelona: Crítica.
CARPENA, A. (2003). Educación socioemocional en la etapa de primaria: materiales
prácticos y de reflexión. Barcelona: Octaedro.
CARR, W.; KEMMIS, S. (1988): Teoría crítica de la enseñanza. La investigación-
acción en la formación del profesorado. Martínez Roca. Barcelona.
CARRANZA, J.A.; BRITO, A.G.; TORRECILLA, G. (1984). Un estudio sobre la
comprensión de términos espacio-temporales en niños de 4 a 6 años. Infancia y
Aprendizaje, 26,111-117.
CARRETERO, M. (1993). Constructivismo y educación. Madrid: Edelvives.
CARRETERO, M. et al. (1994). Historical Knowledge: Cognitive and Instructional
Implications, en Carretero, M.; Voss, J. F. (ed.) (1994): Cognitive and
Instructional Processes in History and the Social Sciences, 357-376.. Hillsdale:
Lawrence Erlbaum.
CARRETERO, M., POZO, J.I. y ASENSIO, M. (comps.) (1989). La enseñanza de las
Ciencias Sociales. Madrid: Visor.
CARRETERO, M.; LIMÓN, M. (1993). Aportaciones de la psicología cognitiva y de la
instrucción a la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales. Infancia y
Aprendizaje, 62-63, 153-167.
CARRETERO, M.; VOSS, J.F. (comp.) (2004). Aprender y pensar la historia. Madrid:
Amorrortu editores.
CARRETERO, M.; VOSS, J.F. (ed.) (1994). Cognitive and instructional processes in
history and the social sciences. New Jersey: LEA.
CARRETERO, M.; VOSS, J.F. (ed.) (1998). Learning and Reasoning in History.
London-Portland: Woburn Press.
CARRETERO,M.; POZO,J.I.; ASENSIO,M. (1983). Comprensión de conceptos
históricos durante la adolescencia. Infancia y Aprendizaje, 23, 55-74.
CASAS, M.; JANER, O.; MASJUAN, J.M. (1979). Les ciències socials a la primera
etapa d'EGB. Barcelona: Rosa Sensat/ Ed.62.
CASTELLS, M. ; FLECHA, R.; FREIRE, P.; GIROUX, H.; MACEDO, D.; WILLIS, P.
(1994). Nuevas perspectivas críticas en educación. Barcelona: Paidós.
CASTELLS, M. (1999). La era de la información I. La sociedad real. Madrid: Alianza.
CHALMERS, A.F. (1993). ¿Qué es una cosa llamada ciencia?. Madrid: Siglo XXI.
CHAM'S (Groupe Chamonix-Serignan) (coord.) (1991). Enseigner la géographie en
Europe. Paris : Anthropos-Reclus.
CLARY, M. (1987). Les différents degrés de l'échelle spatiale: représentations et
images a l'école élémentaire. Marbeau, L.; Audigier, F. (ed.). Seconde Rencontre
Nationale sur la Didactique de l'Histoire et de la Géographie. Actes du colloque,
267-280. Paris: INRP.
CLARY, M. (1988). Outils d'analyse de la transposition didactique. Exposé introductif,
en Marbeau, L.; Audigier, F. (ed.). Troisième Rencontre Nationale sur la
Didactique de l'Histoire, de la Géographie, des Scineces Économiques et
Sociales. Actes du colloque: "Savoirs enseignes-Savoirs savants", 144-185.
INRP. Paris.
CLARY, M. (1989a). Evaluation de concepts à l'école élémentaire, en Marbeau, L.;
Audigier, F. (eds.). Quatrième Rencontre Nationale sur la Didactique de l'Histoire,
de la Géographie, des Sciences Économiques et Sociales. Actes du colloque:
"Savoirs enseignes-Savoirs acquis", 171-202. Paris: INRP.
85
CLAUDINO, S. (1991). L'évolution de l'enseignement de la géographie au Portugal à
partir du XIXe siècle, en Groupe Chamonix-Serignan (CHAM'S) (coord.).
Enseigner la géographie en Europe, 141-165. Paris : Anthropos-Reclus.
COLL, C. (1990). Aprendizaje escolar y construcción del conocimiento. Barcelona:
Paidós.
COLL, C. (1993). Psicología y didácticas: una relación a debate. Infancia y
Aprendizaje, 62-63, 59-75.
COLL, C. et..al. (1993). El constructivismo en el aula. Barcelona: Graó.
COLL,C. (1986): Marc curricular per a l'ensenyament obligatori. Barcelona:
Departament d'Ensenyament, Generalitat de Catalunya.
COLOM, A.J. (1979). Sociología de la educación y teoría general de sistemas.
Barcelona: Oikos-Tau.
COLOM, A.J. (2002). La de(construcción) del conocimiento pedagógico. Barcelona:
Piados.
COLOM, A.J. (2003). La educación en el contexto de la complejidad: la teoría del Caos
como paradigma educativo. Revista de Educación, 332, 233-248.
COLOM, A.J.; MELICH, J.C. (1993). La educación sin hombres. A propósito de Niklas
Luhmann. Enrahonar, 21, 77-84.
COLOM, A.J.; MELICH, J.C. (1993). Después de la modernidad. Barcelona: Paidos.
COLTHAM, J.B.; FINES, J. (1994). Los objetivos educativos para el estudio de la
Historia, en Pereyra, M. (comp.). La Historia en el aula. Estudios sobre la
enseñanza de la Historia, 137-165. La Laguna: ICE de la Universidad de la
Laguna.
CONTRERAS, J. (1990). Enseñanza, currículum y profesorado. Madrid: Akal.
CRESPO, J.; RODRÍGUEZ, J.C. (1989). La innovación didáctica en la enseñanza de la
geografía en España. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 21-47.
CRUZ, M. (ed.) (2002). Hacia dónde va el pasado. El porvenir de la memoria en el
mundo contemporáneo. Barcelona: Paidós.
CUENCA, J.M. (2002). “El patrimonio en la Didáctica de las Ciencias Sociales. Análisis
de concepciones, dificultades y obstáculos para su integración en la enseñanza
obligatoria”. Huelva: Universidad de Huelva. Tesis Doctoral.
CUESTA, R. (1988). La enseñanza de la historia en España. Grupo Cronos (coord.).
Reflexiones sobre la enseñanza de la geografía y la historia en el Reino Unido y
en España, 99-118. Salamanca: ICE-Universidad de Salamanca.
CUESTA, R. (1993). La historia como profesión docente y como disciplina escolar en
España, en Asociación Española del Profesorado de Historia y Geografía (ed.). II
Simposio sobre historia, geografía y profesión docente (ponencias y
comunicaciones), 27-55. Madrid.
CUESTA, R. (1994). Lo que la historia nos enseña sobre la enseñanza de la historia,
en Armas, X. (coord.). Ensinar e aprender historia na educación secundaria, 11-
39. ICE-Universidade de Santiago de Compostela.
DALONGEVILLE, A. (2006). Enseigner l’histoire à l’école. París : Hachette.
DEIANA, G. (1999). La scuola come laboratorio. La ricerca storica. Florencia: Progetto
Chirone, Polaris.
DEL TURA, M. (2001). El paisaje urbano de la ciudad histórica o la historia del paisaje
de la ciudad. Íber. Didáctica de las CCSS, Geografía e Historia, 27, 7-16.
DELVAL, J. (1981). La representación infantil del mundo social. Infancia y Aprendizaje,
13, 35-67.
DELVAL, J. (1987). La construcción del mundo económico en el niño. Investigación en
la Escuela, 2, 21-37.
DELVAL, J. (1989). La representación infantil del mundo social, en Turiel, E.; Enesco,
I.; Linaza, J. (comp.). El mundo social en la mente infantil, 245-328. Madrid:
Alianza.
86
DELVAL, J.; DEL BARRIO, C. (1982). Un estudio piloto sobre la comprensión del
concepto de país. Anuari de Psicologia (Homenatge a Piaget).
DELVAL, J.; ECHEITA, G. (1991). La comprensión en el niño del mecanismo de
intercambio económico y el problema de la ganancia. Infancia y Aprendizaje, 54,
71-99.
DEMATTEIS, G. (1989). Potenzialità e limiti del discorso geografico, en Caldo,
C./Dematteis, C.L. (a cura di). Didattica della geografia nella scuola dell'obbligo,
3-18. Firenze: La Nuova Italia.
DEVELAY, M. (1991). Discipline et "matrice disciplinaire". Cahiers Pédagogiques, 298,
25-27.
DEVELAY, M. (1991). La face cachée des disciplines scolaires. Cahiers
Pédagogiques, 298, 9-13.
DEVELAY, M. (1995). L'indispensable réflexion épistémologique. Cahiers
Pédagogiques, 334, 25-26.
DEWEY, J. (1985). Democràcia i escola. Vic: Eumo/Diputació de Barcelona.
DEWEY, J. (1989). Cómo pensamos. Nueva exposición de la relación entre
pensamiento reflexivo y proceso educativo. Barcelona: Paidós.
DOGAN, M. (1994). Disgregación de las ciencias sociales y recomposición de las
especialidades. RICS (Revista Internacional de Ciencias Sociales), 139, marzo,
37-53.
DOMÍNGUEZ, J. (1986). Enseñar a comprender el pasado histórico: conceptos y
empatía. Infancia y Aprendizaje, 34, 1-21.
DOMÍNGUEZ, J. (1987). La historia local en la escuela, en Domínguez, J. y
Vidaechea, T. (coord.). El entorno en la enseñanza de las Ciencias Sociales.
Madrid: MEC, 63-74.
DOMÍNGUEZ, J. (1993). “Conceptos interpretativos y procedimientos metodológicos
en la explicación histórica y sus implicaciones en el aprendizaje de la historia”.
Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona. Tesis doctoral.
DOMÍNGUEZ, M.C. (2004). Didáctica de las Ciencias Sociales para Primaria. Madrid:
Pearson.
DURPAIRE, F. (2002). Enseignement de l’histoire et diversité culturelle. Paris:
CNDP/Hachette
DUVERGER, M. (1962). Métodos de las Ciencias Sociales. Madrid: Ariel.
ECHEITA, G. (1988). El mundo adulto en la mente de los niños. La comprensión
infantil de las relaciones de intercambio. Madrid: MEC.
ECHEVERRÍA, J. (1998). Filosofía de la ciencia. Madrid: Akal.
EGAN, K. (1991). La comprensión de la realidad en la educación infantil. Madrid,
Morata/MEC.
EGAN, K. (1994). Fantasía e imaginación: su poder en la enseñanza. Madrid, Morata.
EGAN, K. (2000). Mentes educadas. Cultura, instrumentos y formas de comprensión.
Barcelona: Piados.
EISNER, E.W. (1987): Procesos cognitivos y currículum. Una base para decidir lo que
hay que enseñar. Martínez Roca. Barcelona.
EISNER, E.W. (1995): Educación de la visión artística. Paidós. Barcelona.
EISNER, E.W. (1998). El ojo ilustrado: indagación cualitativa y mejora de la práctica
educativa. Barcelona: Piados.
ELIAS, N. (1988). El proceso de la civilización: investigaciones sociogenéticas y
psicogenéticas. Madrid: FCE.
ELIAS, N. (1989). Sobre el tiempo. Madrid: FCE.
ELLIOTT, J. (1990). La investigación-acción en educación. Madrid: Morata.
ELLIOTT, J. (1993). El cambio educativo desde la investigación-acción. Madrid:
Morata.
87
ESTEPA, J.; DE LA CALLE, M.; SÁNCHEZ AGUSTÍ, M. (eds.) (2002). Nuevos
horizontes en la formación del profesorado de Ciencias Sociales. 373-379.
Palencia: ESLA.
ESTEPA, J., DOMÍNGUEZ, C. y CUENCA, J.M. (eds.) (2001). Museo y patrimonio en
la didáctica de las Ciencias Sociales. Huelva: Universidad de Huelva.
FERNÁNDEZ ENGUITA, M. (1990). Educación, formación y empleo en el umbral de
los noventa. Madrid: CIDE.
FERNÁNDEZ ENGUITA, M. (1992). El aprendizaje de lo social. Educación y Sociedad,
8, 7-24.
FERNÁNDEZ PÉREZ, M. (1994). Las tareas de la profesión de enseñar. Práctica de la
racionalidad curricular. Didáctica aplicable. Madrid: Siglo XXI.
FERNÁNDEZ VALENCIA, A. (1994). La pintura como fuente histórica e instrumento
didáctico. Íber. Didáctica de las CCSS, Geografía e Historia, 1, 89-98.
FERNÁNDEZ VALENCIA, A. (coord.) (2001). Las mujeres y la enseñanza de las
ciencias sociales. Madrid: Síntesis.
FEYERABEND, P. (1990). Diálogo sobre el método. Cátedra. Madrid.
FINOCCHIO, S. (coord.) (1993). Enseñar Ciencias Sociales. Buenos Aires: Troquel.
FINOCCHIO, S.; GARCÍA, P. (1990a). Qué enseñamos cuando enseñamos ciencias
sociales, en Finocchio, S. (coord.): Enseñar Ciencias Sociales, 33-52. Buenos
Aires: Troquel.
FINOCCHIO,S.; GARCÍA,P. (1993b). Construyendo un paradigma para la enseñanza
de las ciencias sociales, en Finocchio, S. (coord.): Enseñar Ciencias Sociales,
53-135. Buenos Aires: Troquel.
FISHER, S.; HICKS, D. (1985). World Studies 8-13. A Teacher's Handbook. Edinburg:
Oliver & Boyd.
FLECHA, R.; GÓMEZ, J. (2001). De la formación para la exclusión a la formación para
la igualdad, en Perales, J., et al. (eds.) (2001). Congreso nacional de didácticas
específicas. Las Didácticas de las Áreas curriculares en el siglo XXI. 2 vols., 139-
148. Granada: Grupo Editorial Universitario.
FONTAL, O. (2003a). La educación patrimonial. Teoría y práctica en el aula, el museo
e internet. Gijón: Trea.
FONTANA, J. (1975). Para una renovación de la enseñanza de la Historia. Cuadernos
de Pedagogía, 11, 10-13.
FONTANA, J. (1982). Historia. Análisis del pasado y proyecto social. Barcelona: Críti-
ca.
FONTANA, J. (1983). Notas en torno a la enseñanza de la Historia, en Fontana, J.
et.al. Enseñar historia, 11-21. Cáceres: El Brocense.
FONTANA, J. (1988). L'ensenyament de la història, en Burgaya,J.; Cànoves, G.,
Figuerola, J. (coord.). Actes del Primer Simpòsium sobre l'ensenyament de les
Ciències Socials, 21-33. Vic: Eumo.
FONTANA, J. (1989). Sobre l'ensenyament de la història, encara. Perspectiva Escolar,
139, 4-9.
FONTANA, J. (1992). La historia después del fin de la historia. Reflexiones acerca de
la situación actual de la ciencia histórica. Barcelona: Crítica.
FONTANA, J. (1993). Conversa amb ... L'Avenç, 166, 50-54.
FONTANA, J. (1994): Europa ante el espejo. Barcelona: Crítica.
FONTANA, J. (2001). La historia de los hombres. Barcelona, Crítica.
FONTANA, J. (2004). Historia y proyecto social. Jornadas de debate del Institut
Universitari d’Història Jaume Vicens Vives. Barcelona.
FOUCAULT, M. (1966). Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias
humanas. México: Siglo XXI.
FRIERA, F. (1995). Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia. Madrid:
Ediciones de la Torre.
88
GADAMER, H.G. (1993). El problema de la conciencias histórica. Madrid: Tecnos.
GALINDO, R., RAMÍREZ, S. y RODRÍGUEZ, J.M. (1995). El conocimiento del medio
en la educación primaria. Bases teóricas y propuestas didácticas. Toledo: Koiné.
GARCÍA RUIZ, A.L. (2003). El conocimiento del medio y su enseñanza práctica en la
formación del profesorado de educación primaria. Granada: Natívola.
GARCÍA RUIZ, A.L. (dir.) (1993). Didáctica de las Ciencias Sociales en la Educación
Primaria. Sevilla: Algaida.
GARCÍA, R. (1994). Interdisciplinariedad y sistemas complejos, en Leff, E. (comp.).
Ciencias Sociales y formación ambiental, 85-124. Barcelona: Gedisa.
GARD, A.; LEE, P.J. (1994). Los objetivos educativos para el estudio de la Historia
“reconsiderados”, en Pereyra, M. (comp.). La Historia en el aula. Estudios sobre
la enseñanza de la Historia. 167-190. La Laguna: ICE de la Universidad de la
Laguna.
GARDNER, H. (1994). Educación artística y desarrollo humano. Barcelona: Paidós.
GARDNER, H. (1996). La mente no escolarizada. Cómo piensan los niños y cómo
deberían enseñar las escuelas. Barcelona: Piados.
GARDNER, H. (2000). La educación de la mente y el conocimiento de las disciplinas.
Barcelona: Paidós.
GAREAU, F.H. (1987): “Expansión y creciente diversificación del universo de las
ciencias sociales”. RICS (Revista Internacional de Ciencias Sociales), 114,
diciembre, 161-172.
GARZ, D. (1993). Paradigms Lost. Erosion of paradigms and sense of crisis in the
contemporary science of education. The case of the Federal Republic of
Germany. Revista Española de Pedagogía, 195, mayo/agosto, 291-310.
GASCÓN, J. (1998). Evolución de la didáctica de las matemáticas como disciplina
científica. Recherches en Didactique des Mathématiques, 18 (1), 7-34.
GASCÓN, J. (1998). Evolución de la didáctica de las matemáticas como disciplina
científica. Recherches en Didactique des Mathématiques, 18 (1), 7-34.
GATELL, C.; QUINQUER, D. (1995). Prehistòria a l'alumnat de secundària. L'Avenç,
190, març, 55-56.
GAVALDÀ, A.; SANTISTEBAN, A. (1998). La Didáctica de las Ciencias Sociales en la
formación inicial del profesorado de Educación Especial. Boletín. Teoría y
didáctica de las Ciencias Sociales. Grupo de Investigación en Teoría y Didáctica
de las Ciencias Sociales. Universidad de los Andes. Facultad de Humanidades y
Educación. Mérida-Venezuela, núm.3, 34-61.
GENOVÉS, S. (1987). El vol humà: la ciència, la tecnologia i l'humanisme, la seva
evolució, cronologia i interrelació respecte a la cultura”, en UNESCO. Simposi de
Venècia: La ciència i les fronteres del coneixement, 151-157. Barcelona: La
Magrana.
GÉRIN-GRATALOUP, A-M.; TUTIAUX-GUILLON, N. (2001). La recherche en
didactique de l’histoire et de la géographie depuis 1986, essai d’analyse, en
Tutiaux-Guillon, N. (coord.). 15 ans de recherche en didactique de l’Histoire-
Géographie, 5-11. Monográfico de Perspectives Documentaires en Éducation,
53. INRP.
GIDDENS, A. et.al. (1990). La teoría social, hoy. Madrid: Alianza.
GIL, P.; PIÑEIRO, R. (1989). El pensamiento geográfico en la edad escolar: La
simulación como recurso didáctico, en Carretero, M.; Pozo, J.I.; Asensio, M.
(comp.). La enseñanza de las Ciencias Sociales, 263-284. Madrid: Visor.
GIMENO, J. (1982). La pedagogía por objetivos. Obsesión por la eficiencia. Madrid:
Morata.
GIMENO, J.; PÉREZ, A. (1992). Comprender y transformar la enseñanza. Madrid:
Morata.
89
GIMENO, J.; PÉREZ, A. (eds.) (1983). La enseñanza: su teoría y su práctica. Madrid:
Akal.
GIOLITTO, P (1986). L'enseignement de l'Histoire aujourdd'hui. A. París: Colin.
GIORDAN, A. (1983). L'élève et/ou les connaissances scientifiques. Berne: Peter
Lang.
GIORDAN, A.; DE VECCHI, G. (1988). Los orígenes del saber. De las concepciones
personales a los conceptos científicos. Sevilla: Díada.
GIROUX, H.A. (1990). Los profesores como intelectuales. Hacia una pedagogía crítica
del aprendizaje. Barcelona: Paidós/MEC.
GIROUX, H.A. (2001). Cultura, política y práctica educativa. Barcelona: Graó.
GÓMEZ RODRÍGUEZ, E. Y NÚÑEZ, P. (2006). Formar para investigar, investigar para
formar en didáctica de las ciencias sociales. Málaga: AUPDCS.
GOMEZ-GRANELL, C.; COLL, C. (1994). De qué hablamos cuando hablamos de
constructivismo. Cuadernos de Pedagogía, 221, 8-10.
GONZÁLEZ GALLEGO, I. (1991). La didáctica de las ciencias sociales, su
consideración científica y las razones y los objetivos del congreso, en Espacio y
Sociedad en el Ámbito Autonómico, I, 13-27. Zamora: Junta de Castilla y León.
GONZÁLEZ GALLEGO, I. (2000). Metodología de la enseñanza de las ciencias
sociales: teoría y práctica, en Pagès, J., Estepa, J. y Travé, G. (eds.). Modelos,
contenidos y experiencias en la formación del profesorado de Ciencias Sociales,
491-516. Huelva: Universidad de Huelva/AUPDCS.
GONZÁLEZ GALLEGO, I. (2001). La formación inicial y permanente del profesorado
de Geografía. Una necesidad y un reto en el momento actual, en Marrón, MªJ.
(ed.). La formación geográfica de los ciudadanos en el cambio de milenio, 673-
701. Madrid: Grupo de Didáctica de la AGE, Asociaçao de Professores de
Geografía de Portugal y Universidad Complutense de Madrid.
GONZÁLEZ GALLEGO, I. (2002a). El conocimiento geográfico e histórico educativo: la
construcción de un saber científico, en González Gallego, I. (dir.). La Geografía y
la Historia, elementos del Medio, 9-100. Madrid: MECD.
GONZÁLEZ GALLEGO, I. (2002b). Las didácticas de área: un reciente campo
científico. Revista de Educación, 328, pp. 7-63.
GONZÁLEZ MANGRANÉ, I. (1991). Crónica de una década: notas para una historia
de la didáctica de la Historia en Catalunya. Studia Paedagogica, 23, diciembre,
25-31.
GONZÁLEZ MONFORT, N. (2006). “L’ús didàctic i el valor educatiu del patrimoni
cultural”. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona. Tesis doctoral.
GONZALEZ, M.C.; MARTIN, J.G. (1989). La enseñanza de la geografía en el
bachillerato desde 1970. Boletín de la Asociación de Geográfos Españoles, 58-
71.
GRAVES, N. (1985). La enseñanza de la geografía. Madrid : Visor.
GRAVES, N. J. (1991). Géographie et idéologie en Angleterre et au Pays de Galles, en
Groupe Chamonix-Serignan (CHAM'S) (coord.). Enseigner la géographie en
Europe, p. 117-128. Paris : Anthropos-Reclus.
GRAVES, N.J. (coord.) (1989). Nuevo método para la enseñanza de la Geografía.
Barcelona: Teide/UNESCO.
GRAWITZ, M. (1975). Métodos y técnicas de las ciencias sociales. Barcelona:
Hispano-Europea. vol.1.
GROSS,R.E. et.al. (1983): Ciencias Sociales. Programas actualizados de enseñanza.
Limusa. México.
GRUPO AULA SETE (coord.) (1993). Proyectos curriculares de ciencias sociales
(educación secundaria obligatoria). Universidade de Santiago de Compostela.
GRUPO CRONOS (coord.) (1991). Proyectos de enseñanza de las Ciencias Sociales
(Educación Secundaria Obligatoria). Salamanca: Amarú.
90
GRUPO HISTORIA 13-16 (1983). Hacer Historia; un balance. Cuadernos de
Pedagogía, 98, febrero, 42-44.
GRUPO HISTORIA 13-16 (1988). Diez años de experiencia. Historia 16, 144, abril,
117-118.
GRUPO HISTORIA 13-16 (1990). Taller de Historia. Proyecto Curricular de Ciencias
Sociales. Madrid: Ediciones de la Torre. Col. Proyecto Didáctico Quirón.
GRUPO INSULA BARATARIA (coord.) (1994). Enseñar y aprender ciencias sociales.
Algunas propuestas de modelos didácticos. Madrid: Mare Nostrum.
GUANCI, V. (2004). Una nuova fase di ricerca. Bolletino di Clio, 14, anno V, 3-5.
GUARRACINO, S. (1983). Guida alla storiografia e didattica della storia. Per insegnanti
di scuola media e superiore. Editori Riuniti. Roma.
GUARRACINO, S. (1987). Guida alla prima storia. Per insegnanti della scuola
elementare. Editori Riuniti. Roma.
GUARRACINO, S.; RAGAZZINI, D. (1980). Storia e insegnamento della storia.
Problemi e metodi. Feltrinelli. Milano.
GUARRACINO, S.; RAGAZZINI, D. (1990). La formazione storica. Metodi storiografici
e criteri didattici. La Nuova Italia. Firenze.
GUARRACINO, S.; RAGAZZINI, D. (1991). L'insegnamento della storia. Operazioni
storiografiche e operazioni didattiche. La Nuova Italia. Firenze.
GUERZONI, T.; TELMON, V. (eds.) (1986). Le scienze sociali nell'scuola oggi.
Contributo ad una prospettiva nella scuola. Bologna: Cappelli.
GUZMÁN, M. (1991). Orientaciones didácticas para la enseñanza y el aprendizaje de
la historia del arte. Revista de Educación de la Universidad de Granada, 5.
GUZMÁN, M. (2004). Fundamentación conceptual y metodología didáctica para el
estudio de las creaciones pictóricas, en Domínguez, M.C. (coord.). Didáctica de
Ciencias las Sociales para Primaria, 299-359. Madrid: Pearson.
HABERMAS, J. (1987). Teoría de la acción comunicativa. Racionalidad de la acción,
racionalización social. Madrid: Taurus.
HABERMAS, J. (1988). La lógica de las ciencias sociales. Madrid: Tecnos.
HALLAM, R.N. (1983). Piaget y la enseñanza de la historia, en Coll, C. (comp.).
Psicología genética y aprendizajes escolares, 167-181. Madrid: Siglo XXI.
HANNOUN, H. (1977). El niño conquista el medio. Las actividades exploradoras en la
escuela primaria. Buenos Aires, Kapelusz.
HEIMLICH, J.E.; PITTELMAN, S.D. (1990). Los mapas semánticos. Estrategias de
aplicación en el aula. Madrid: Aprendizaje/Visor.
HERNÀNDEZ, F.X. (2000). Epistemología y diversidad estratégica en la didáctica de
las ciencias sociales. Íber. Didáctica de las CCSS, Geografía e Historia, 24, 19-
31.
HERNÀNDEZ, F.X. (2003). El patrimonio como recurso en la enseñanza de las
ciencias sociales, en Ballesteros, E. et. al. El patrimonio y la didáctica de las
ciencias sociales, 455-466. Cuenca: UCLM / AUPDCS.
HERNÀNDEZ, F.X.; ORDEIX, L.; SANTACANA, J. (1992). De la causalidad a la
causalidad histórica. La construcción de procedimientos en Historia. Aula de
Innovación Educativa, 3, 45-50.
HERNÀNDEZ, F.X.; TREPAT, C. (1991): “Los procedimientos en Historia”. Cuadernos
de Pedagogía, 193, 60-64.
HERNÀNDEZ,F. X.; SANTACANA, J. (1995). Ideas, estrategias y recursos. Cuadernos
de Pedagogía, 236, 12-25.
HILLMANN, K-H. (2005). Diccionario enciclopédico de sociología. Barcelona: Herder.
HOBSBAWM, E.J. (1998). Sobre la historia. Barcelona: Crítica.
HUBER, B. (1991). Didactique de la géographie et enseignement primaire. Analyse ou
synthèse?, en Groupe Chamonix-Serignan (CHAM'S) (coord.). Enseigner la
géographie en Europe, 43-55. Paris : Anthropos-Reclus.
91
IZQUIERDO, M.; ESPINET, M.; GARCÍA, P.; PUJOL, R.M.; SANMARTÍ, N. (1999).
Caracterización y fundamentación de la ciencia escolar. Enseñanza de las
ciencias, Número especial extra. 79-92.
JACOTT, L./CARRETERO, M. (1993). La comprensión de los agentes históricos en el
"descubrimiento" ("Encuentro con") de América. Substratum, vol. I, 2, 21-36.
JAHODA, G. (1963). Children's concepts of time and history. Educational Review, 2,
vol. XV, 87-104.
JOHSUA, S.; DUPIN, J-J. (1993). Introduction a la didactique des science et des
mathématiques. Paris: Presses Universitaires de France.
JUNG, H. W. (1993). "Tiempo final" y aprendizaje histórico-político. Una didáctica entre
los frentes, en AAVV. Aspectos didácticos de geografía e historia (historia). 7,
71-114. Zaragoza: ICE-Universidad de Zaragoza.
KEMMIS, S. (1988). El currículum: más allá de la teoría de la reproducción. Madrid:
Morata.
KNOWLES, T. (1993). A missing Piece of Heart: Children's Perception of the Persina
Gulf War of 1991. Social Education, enero, 19-22.
KOSELLECK, R. (1993). Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos.
Barcelona: Paidós.
KOSELLECK, R. (2004). Historia de los conceptos y conceptos de historia. Ayer, 53,
27-45
KUHN, Th. (1971). La estructura de las revoluciones científicas. México: FCE.
LAKATOS, I. (1974). La metodología de los programas de investigación científica.
Madrid: Alianza.
LAUTIER, N. (2001). Les enjeux de l’apprentissage de l’histoire, en Tutiaux-Guillon, N.
(coord.). 15 ans de recherche en didactique de l’Histoire-Géographie. Monogràfic
de Perspectives Documentaires en Éducation, 53. INRP. 61-68.
LAWTON, D. (1987). Fondement des études sociales, en Mehlinger, H.D. (dir.).
Manuel de l'UNESCO pour l'enseignement des programmes d'études sociales,
41-68. Paris : UNESCO.
LE GOFF, J.; CHARTIER, R. i REVEL, J. (dir.) (1988). La nueva historia. Bilbao: Men-
sajero,
LE ROUX, A. (1995). Enseigner la géographie au collège. Paris: Puf.
LE ROUX, A. (2006). La articulación investigación – formación en Francia en las
posiciones actuales de integración de los IUFM en la universidad: perspectivas
históricas en historia y geografía, en Gómez, E. y Núñez, P. Formar para
investigar, investigar para formar en didáctica de las ciencias sociales, 223-240.
Málaga: AUPDCS.
LEFF, E. (comp.) (1994). Ciencias Sociales y formación ambiental. Barcelona: Gedisa.
LIPMAN, M. (1991). Filosofia a l’escola. Vic: Eumo/IREF.
LIPMAN, M. (1997). Pensamiento complejo y educación. Madrid: Ediciones de la
Torre.
LIPMAN, M. (2004). La descoberta de l’Aristòtil Mas. Vic: Eumo.
LÓPEZ MELERO, M. (1993). De la reforma educativa a la sociedad del siglo XXI. La
integración escolar, otro modo de entender la cultura. López Melero, M.;
Guerrero, J.F. (comp.). Lecturas sobre integración escolar y social, 33-79.
Barcelona: Paidós.
LOWENTHAL, D. (1998). El pasado es un país extraño. Madrid: Akal.
LUHMANN, N. (1983). Fin y racionalidad en los sistemas. Madrid: Editora Nacional.
LUHMANN, N. (1990). Sociedad y sistema: La ambición de la teoría. Barcelona:
Paidós.
LUHMANN, N. (1995). Poder. Barcelona: Anthropos.
LUHMANN, N. (1996). Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría general.
Madrid: Alianza.
92
LUIS, A. (1982). ¿Didáctica o metodología? Algunas reflexiones críticas acerca del
grupo de trabajo de Ciencias Sociales de Rosa Sensat. Cuadernos de
Pedagogía, 89, mayo, 51-55.
LUIS, A. (1985). La geografía en el bachillerato español (1836-1970). Universitat de
Barcelona. Barcelona.
LUIS, A. (1986). La enseñanza actual de la geografía cuantitativa en España o un
nuevo reduccionismo de la didáctica a una mera técnica de aprendizaje con
limitado valor formativo, en Grupo de Métodos Cuantitativos (AGE) (ed.).
Geografía teórica y cuantitativa. Conceptos y métodos, 273-280. Oviedo:
Universidad de Oviedo.
LUIS, A. (1988). Revolución curricular, didácticas especiales y profesionalización de la
docencia de la geografía en España. GRUPOS CRONOS (coord.). Reflexiones
sobre la enseñanza de la historia en el Reino Unido y España. ICE/Universidad
de Salamanca. Salamanca. 129-171.
LUIS, A.; GUIJARRO, A. (1992). La enseñanza de la Geografía. Guía introductoria.
Universidad de Cantabria. Santander.
LUIS, A.; ROZADA, J.M. (1989). La Renovación de la Enseñanza de la Geografía
Española en la EGB (1970-1984): Nuevos proyectos y viejos problemas.
CARRETERO, M.; POZO, J.I.; ASENSIO, M. (comp.). La enseñanza de las
Ciencias Sociales. Visor. Madrid. 241-261.
LUIS, A.; URTEAGA, L. (1982). Estudio del medio y Heimatkunde en la geografía
escolar. Geocrítica, 38, 48.
MAESTRO, P. (1991). Una nueva concepción del aprendizaje de la Historia. El marco
teórico y las investigaciones empíricas. Studia Paedagogica, 23, 55-81.
MAESTRO, P. (1993). Epistemología histórica y enseñanza. Ayer, 12, 135-181.
MAESTRO, P. (1994). Procedimientos versus metodología. Íber, 1, 53-72.
MAESTRO, P. (1996). Historiografía y enseñanza de la historia. Alicante, Universidad
de Alicante. Tesis doctoral.
MAESTRO, P. (1998). Enseñar Historia ayer y hoy. Calendura. Revista Anual de
Historia Contemporánea, 1, 21-56.
MAESTRO, P. (2000). Didáctica de la historia, historiografía y enseñanza. Íber, 25, pp.
91-111.
MAESTRO, P.; SOUTO, X.M. (comp.) (1988): ¿Qué geografía e historia enseñar?.
Valencia: Generalitat.
MARBEAU, L.; AUDIGIER, F. (ed.) (1990). La formation aux didactiques. Cinquième
Rencontre Nationale sur la Didactique de l'Histoire, de la Géographie, des
Sciences Sociales. Actes du colloque. Paris: INRP.
MARCHESI, A. (1984). Conceptos espaciales, mapas cognitivos y orientación en el
espacio. Estudios de Psicología, 14,15, 85-92.
MARDONES, J.M. (2003). Filosofía de las ciencias humanas y sociales. Materiales
para una fundamentación científica. Barcelona: Anthropos.
MARKER, G. Y MEHLINGER, H.D. (1992). Social Studies, en Jackson, P. (ed.).
Handbook of research on curriculum, 830-851. New York: Macmillan.
MÁRQUEZ, C.; ROCA, M.; GÓMEZ, A.; SARDÀ, A.; PUJOL, R.M. (2004). La
construcción de modelos explicativos complejos mediante preguntas
mediadoras. Investigación en la escuela, 53, 71-81.
MARTÍN, E. (1985). La representación espacial de los niños: los mapas cognitivos.
Cuadernos de Pedagogía, 125, mayo, 45-50.
MARTÍN, E. (1986). Los juegos de simulación en EGB y BUP. Madrid:
Cantoblanco/ICE de la UAM.
MARTÍN, E. (1989). El desarrollo de los mapas cognitivos y la enseñanza de la
Geografía, en Carretero, M.; Pozo, J.I.; Asensio,M. (comp.). La enseñanza de las
Ciencias Sociales, 179-196. Madrid: Visor.
93
MARTINAND, J-L. (1986). Connaître et transformer la matière. Berne: Peter Lang.
MARTÍNEZ BONAFÉ, J. (1991). El "Humanities Project". Una historia curricular.
Cuadernos de Pedagogía, 194, 16-21.
MARTÍNEZ-SHAW, C. (2004). La historia total y sus enemigos en la enseñanza actual,
en Carretero, M.; Voss, J.F. Aprender y pensar la historia, 25-46. Madrid:
Amorrortu editores.
MAURI, T.; VALLS, E.; GÓMEZ, I. (1992). Els continguts escolars. El tractament en el
currículum. Barcelona: Graó.
MEC (1987). La Geografía y la Historia dentro de las Ciencias Sociales. Hacia un
curriculum integrado. Madrid: MEC.
MEHLINGER,H.D. (dir.) (1987): Manuel de l'UNESCO pour l'enseignement des
programmes d'études sociales. UNESCO. París.
MOLES, A. (1986). La creación científica. Madrid: Taurus.
MONIOT, H. (1993). Didactique de l'histoire. París: Nathan.
MONTERO, L. Y VEZ, J.M. (1993) (eds.). Las didácticas específicas en la formación
de los profesores (I). Conferencias, ponencias, sesión simultánea. Santiago de
Compostela: Tórculo Edicións.
MORIN, E. (1984). Ciencia con conciencia. Barcelona: Anthropos.
MORIN, E. (1994). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa.
MORIN E. (2000). Els set coneixements necessaris per l’educació del futur. Barcelona:
UNESCO.
MORIN, E. (2001). La mente bien ordenada. Repensar la reforma, reformar el
pensamiento. Barcelona: Gedisa.
MOSCOVICI, S. (1976). Sociedad contra natura. Madrid: Siglo XXI, en Bell, D. (1984).
Las ciencias sociales desde la Segunda Guerra Mundial. Madrid: Alianza.
MOSCOVICI, S. (1988). Les représentations sociales. Expose introductif, en Marbeau,
L.; Audigier, F. (ed.). Seconde Rencontre Nationale sur la Didactique de l'Histoire
et de la Géographie. Actes du colloque, 31-42. Paris : INRP.
MÜTTER, B. (1982). Consideraciones sobre la relación entre ciencia de la Historia,
didáctica de la Historia y enseñanza de la Historia: La tesis de la "independencia
de la Historia". PEREYRA,M. (comp.). La Historia en el aula. Estudios sobre la
enseñanza de la Historia. ICE de la Universidad de la Laguna. La Laguna. 55-76.
NAGEL, E. (1989): La estructura de la ciencia. Paidós. Barcelona.
NANNI, A.; ECONOMI, C. (1997). Didattica interculturale della storia. Bologna: Editrice
Interculturale Italiana.
NAVARRO, A.; ENESCO, I. (1993). ¿Por qué hay guerras? La representación de los
conflictos sociales en los niños. Signos. Teoría y Práctica de la Educación, 10,
(4), 54-61.
NELSON, J.L. (1990). Charting a course backward: A reponse to the National
commission’s nineteenth century social studies program. Social Education, 54
(7), 434-437.
NEWMAN, D.; GRIFFIN, P.; COLE, M. (1991): La zona de construcción del
conocimiento. Madrid: MEC/Morata.
NOVAK, J.D. (1985). Teoría y práctica de la educación. Madrid: Alianza.
NOVAK, J.D.; GOWIN, D.B. (1988). Aprendiendo a aprender. Barcelona: Martínez
Roca.
OCHAÍTA, E., HUERTAS, J.A. y ESPINOSA, A. (1991):. Representación espacial en
los niños ciegos: una investigación sobre las principales variables que la
determinan y los procedimientos de objetivación más adecuados. Infancia y
Aprendizaje, 54, 53-79.
ORDEIX, L.; SANTACANA, J. (1993): El patrimoni artístic i cultural. Graó. Barcelona.
ORLANDI, L. R. (1975). Evaluación del aprendizaje en los estudios sociales de la
escuela secundaria, en Bloom, B. et al. Evaluación del aprendizaje. Educación
94
preescolar / artes del lenguaje / estudios sociales de la escuela secundaria, 243-
319. Vol. 2. Buenos Aires: Troquel.
PAGÈS, J. (1989a). Aproximación a un currículum sobre el tiempo histórico, en
Rodríguez, J. (Ed.). Enseñar historia. Nuevas propuestas, 107-138. Barcelona:
Laia.
PAGÈS, J. (1989b). Los procedimientos en la enseñanza de la Ciencias Sociales I y II.
Quima. Revista de Educación de Cantabria, 20 y 21, marzo/junio, 8-15 y 3-9.
PAGÈS, J. (1989c). L'ensenyament de la història a Catalunya: balanç i perspectives.
Perspectiva Escolar, 139, 10-17.
PAGÈS, J. (1993a). “El disseny, el desplegament del currículum i el pensament del
professor: el cas de l'experimentació del currículum de Ciències Socials del Cicle
Superior d'EGB a Catalunya”. Tesi Doctoral. Universitat Autònoma de Barcelona.
PAGÈS, J. (1993b). Psicología y Didáctica de las Ciencias Sociales. Infancia y
Aprendizaje, 62-63, pp. 121-151.
PAGÈS, J. (1994a). La Didáctica de las Ciencias Sociales, el currículum y la formación
del profesorado. Signos. Teoría y Práctica de la Educación, 13, octubre /
diciembre, 38-51.
PAGÈS, J. (1994b). Els continguts d'història del currículum de la Generalitat: una
anàlisi crítica. L'Avenç, 177, 49-52.
PAGÈS, J. (1997a). Líneas de investigación en Didáctica de las Ciencias Sociales, en
Benejam, P. y Pagès, J. (Coords.). Enseñar y aprender Ciencias Sociales,
Geografía e Historia en la Educación Secundaria, 209-225. Barcelona.
ICE/Horsori.
PAGÈS, J. (1997b). El tiempo histórico". Benejam, P.; Pagès, J. (coord.). Enseñar y
aprender ciencias sociales, geografía e historia en la educación secundaria, 189-
208. Barcelona: ICE Universitat de Barcelona/Horsori.
PAGÈS, J. (1999). El tiempo histórico: ¿qué sabemos sobre su enseñanza y su
aprendizaje?, en Autores varios. Aspectos didácticos de Ciencias Sociales. 13,
241-278. Zaragoza: ICE-Universidad de Zaragoza.
PAGÈS, J. (2000). Un punto de vista sobre la Didáctica de las Ciencias Sociales.
Didáctica de las Ciencias Experimentales y Sociales, 14, 3-21.
PAGÈS, J., ESTEPA, J. Y TRAVÉ, G. (eds.). Modelos, contenidos y experiencias en la
formación del profesorado de Ciencias Sociales. Huelva: UH/AUPDCS.
PÉREZ GÓMEZ, A. (1985). Paradigmas contemporáneos de investigación didáctica,
en Gimeno Sacristán, J.; Pérez Gómez, A. (ed.). La enseñanza, su teoría y su
práctica, 95-138. Madrid: Akal.
PEREZ GÓMEZ, A.; GIMENO, J. (1988). Pensamiento y acción en el profesor: de los
estudios sobre la planificación al pensamiento práctico. Infancia y Aprendizaje,
42, 37-63.
PÉREZ GÓMEZ, A.I. (1993). La función social y educativa de la escuela obligatoria.
Signos. Teoría y Práctica de la Educación, 8,9, enero/junio, 16-27.
PIAGET, J. (1970). La construcción de lo real en el niño. Buenos Aires: Proteo.
PIAGET, J. (1972). El juicio y el razonamiento en el niño. Buenos Aires: Guadalupe.
PIAGET, J. (1973). La representación del mundo en el niño. Madrid: Morata.
PIAGET, J. (1976). Problemas generales de la investigación disciplinaria y
mecanismos comunes, en Piaget, J.; Mackenzie, W.J.M.; Lazarsfeld, P. et.al.
Tendencias de la investigación en las ciencias sociales. 199-282. Madrid:
Alianza/UNESCO.
PIAGET, J. (1978). El desarrollo de la noción de tiempo en el niño. México: FCE.
PIAGET, J. (1984). El criterio moral en el niño. Barcelona: Martínez Roca.
PIAGET, J.; GARCÍA, R. (1973). Las explicaciones causales. Barcelona: Barral.
PIAGET, J.; INHELDER, B. (1977). La représentation de l’espace chez l’enfant. Paris:
P.U.F.
95
PIAGET, J.; MACKENZIE, W.J.M.; LAZARSFELD, P. (1976). Tendencias de la
investigación en las ciencias sociales. Madrid: Alianza/UNESCO.
PIKE, G.; SELBY, D. (1988). Global teacher… Global learner. Londres: Hodder &
Stoughton.
PIÑEIRO, M.del R., GIL, P (1984). Los juegos de simulación en la EGB: una
investigación en el área de las Ciencias Sociales. Infancia y Aprendizaje, 27-28,
185-204.
PIZARRO, N. (1998). Tratado de metodología de ciencias sociales. Madrid: Siglo XXI.
POL, E. (2006). La recepción del arte. Íber. Didáctica de las CCSS, Geografía e
Historia, 49, 7-25.
PONTECORVO, C. (1988). Spazio e tempo in una prospettiva pscopedagogica, en
C.I.D.I. di Firenze (a cura di). Tempo e spazio, dimensioni del sapere. Dalle
ipotesi teoriche alle practiche didattiche, 30-47. Milano: Mondadori.
PONTECORVO, C.; PONTECORVO, M. (1986). Psicologia dell’educazione.
Conoscere a scuola. Bologna: Il Mulino.
POPKEWITZ, T.S. (1985). Los valores latentes del currículum centrado en las
disciplinas, en Gimeno Sacristán, J.; Pérez Gómez, A. (ed.). La enseñanza, su
teoría y su práctica, 306-321. Madrid: Akal.
POPKEWITZ, Th. (1990). Formación del profesorado: tradición, teoría y práctica.
Valencia, Universidad de Valencia.
POPKEWITZ, Th. (1994). Sociología política de las reformas escolares. Madrid, Morata.
POPPER, K.R. (1994). La lógica de la investigación científica. Madrid: Tecnos.
PORQUERES, B. (1995). Deu segles de creativitat femenina. Una altra Història de
l'Art. Barcelona: ICE-UAB/Institut Català de la Dona.
POZO, I. (1985): El niño y la historia. Madrid: MEC.
POZO, J.I. (1983). El desarrollo de la noción de era histórica y de la duración histórica.
Madrid. ICE, Universidad Autónoma de Madrid.
POZO, J.I. (1989). Teorías cognitivas del aprendizaje. Madrid: Morata.
POZO, J.I.; ASENSIO, M.; CARRETERO, M. (1986). ¿Por qué prospera un país? Un
análisis cognitivo de las explicaciones en historia. Infancia y Aprendizaje, 34, 23-
41.
POZO, J.I.; CARRETERO, M. (1989). Las explicaciones causales de expertos y
novatos. Carretero, M.; Pozo, J.I.; Asensio, M. (comp.). La enseñanza de las
Ciencias Sociales, 139-163. Madrid: Visor.
POZUELOS, F.J. Y TRAVÉ, G. (eds.) (2001). Entre pupitres. Razones e instrumentos
para un nuevo marco educativo. Huelva: Universidad de Huelva.
PRATS, J. (1997). La selección de contenidos históricos para la educación secundaria.
Coherencia y autonomía respecto a los avances de la ciencia histórica. Íber.
Didáctica de las CCSS, Geografía e Historia, 12, pp. 7-18.
PRATS, J. (2001). Hacia una definición de la investigación en Didáctica de las
Ciencias Sociales, en Perales, F.J. et. al. (eds.). Congreso Nacional de
Didácticas Específicas. Las Didácticas de las Áreas Curriculares en el siglo XXI.
Vol.1, 245-259. Granada: Grupo Editorial Universitario.
PRATS, J. (2001b). Enseñar Historia: notas para una didáctica renovadora. Mérida,
Junta de Extremadura.
PRATS, J. (2002). La ‘Didáctica de las Ciencias Sociales’ en la Universidad española:
estado de la cuestión. Revista de Educación, 328, 81-96.
PREISSLE-GOETZ, J. ; LE COMPTE, M.D. (1991). Qualitative research in social
studies education, en Shaver, J.P. (ed.). Handbook of research on social studies
teaching and learning, 56-66. New York : Macmillan.
PRIGOGINE, I. (1991). El nacimiento del tiempo. Barcelona, Tusquets.
PRIGOGINE, I. (1997a). El fin de las certidumbres. Barcelona: Taurus.
96
PRIGOGINE, I. (l997b). ¿Tan sólo una ilusión? Una exploración del caos al orden.
Barcelona: Tusquets.
PUJOL, R.M. (2003). Didáctica de las Ciencias en la Educación Primaria. Madrid :
Síntesis.
RAMÍREZ, J.A. (1987). La Historia del Arte entre las ciencias sociales: estatuto
epistemológico y sugerencias didácticas para la enseñanza media, en MEC: La
Geografía y la Historia dentro de las Ciencias Sociales: hacia un currículum
integrado. 247-258. Madrid: MEC.
RAMÍREZ, J.A. (1995). El arte en la sociedad de masas. Vela Mayor, 6, (II), 57-63.
REIGELUTH, Ch.M.; MERRIL, M.D. (1980). The Elaboration Theory of Instruction: A
Model for Sequencing and Synthesizing Instruction. Instructional Science, 9, 195-
219.
RICOEUR, P. (1992). Tiempo y narración. El tiempo narrado. Madrid: Siglo XXI.
RICOEUR, P. (1999). Historia y narratividad. Barcelona: Paidós/ICE-UAB.
RICOEUR, P. (2003). La memoria, la historia y el olvido. Madrid: Trotta.
RIGUTTI, M.; SANTANIELLO, M.A. (1985). La nozione di tempo nei ragazzi dagli 11 al
14 anni. Annali della Pubblica Instruzione, 4, XXXI, 438-450.
RODRÍGUEZ DE LAS HERAS, A. (1989). La enseñanza de la historia asistida por
ordenador. Las posibilidades de hipertexto-set, en Rodríguez Frutos, J. (ed.).
Enseñar historia. Nuevas propuestas, 141-180. Barcelona: Laia/Cuadernos de
Pedagogía.
RODRÍGUEZ DE LAS HERAS, A. (1983). Los obstáculos para una didáctica de la
historia, en Fontana, J. et.al.: Enseñar historia, 55-62. Cáceres: El Brocense.
ROMERO, J.F. (1993). Las relaciones sociales de los niños con dificultades de
aprendizaje, en Marchesi, A; Coll, C; Palacios, J. (ed.). Desarrollo psicológico y
educación, III Necesidades educativas especiales y educación. Alianza. Madrid:
Editorial.
ROSA SENSAT, Grup de Ciències Socials (1981). Les Ciències Socials a la Segona
Etapa d'EGB. Barcelona: Rosa Sensat/Ed.62.
DE ROSNAY, J. (1996). El hombre simbiótico. Madrid: Cátedra.
ROTHE, V. (1986). Teoría Crítica y didáctica de la Historia. Revista de Educación, 280,
105-113.
ROZADA, J.M. (1992). La enseñanza de las Ciencias Sociales: una cuestión
“indisciplinada", necesariamente. Aula de Innovación Educativa, 8, noviembre, 5-
9.
RUIZ, L. y LÓPEZ-ARANGUREN, L. (1990). La escuela ante la inadaptación social, en
Marchesi, A; Coll, C; Palacios, J. (ed.). Desarrollo psicológico y educación, III
Necesidades educativas especiales y educación, 197-208. Alianza. Madrid:
Editorial.
SAHLINS, M. (1997). Islas de historia. Barcelona: Gedisa.
SALMURRI, F. (2004). Libertad emocional. Estrategias para educar las emociones.
Barcelona: Paidós.
SALVADOR, F. (1991). Estatuto científico de la glotodidáctica. Enseñanza, 8, 51-64.
SÁNCHEZ AGUSTÍ, M. (2006). El espacio europeo de educación superior. Retos e
interrogantes en la formación de maestros, en Gómez, E. y Núñez, P. Formar
para investigar, investigar para formar en didáctica de las ciencias sociales, 287-
302. Málaga: AUPDCS.
SÁNCHEZ INIESTA, T. (1993). Aplicación de los mapas conceptuales a la elaboración
de secuencias en el área de Conocimiento del Medio. Aula de Innovación
Educativa, 10, enero, 9-14.
SANTACANA, J.; SERRAT, N. (2005). Museografía didáctica. Barcelona: Ariel.
97
SANTISTEBAN, A. (1991). Reconstruir i interpretar la història: els procediments, en
Batllori, R.; Pagès, J.; Pons, M. (coord.). Actes del Segon Simpòsium sobre
l'ensenyament de les Ciències Socials, 347-360. Vic: Eumo.
SANTISTEBAN, A. (1992). Investigar la comarca: aventuras de lo cotidiano. Apuntes
de Educación, 4-1992, 6-9.
SANTISTEBAN, A. (1999). Aprender el tiempo histórico: deconstruir para reconstruir.
Historiar, 1, 141-150.
SANTISTEBAN, A. (2000). Aprender a enseñar el tiempo histórico: esquemas de
conocimiento y perspectiva práctica en el alumnado de formación inicial, en
Pagès, J., Estepa, J. y Travé, G. (eds.). Modelos, contenidos y experiencias en
la formación del profesorado de Ciencias Sociales, 355-369. Huelva: Universidad
de Huelva/AUPDCS.
SANTISTEBAN, A. (2005). “Les representacions i l’ensenyament del temps històric.
Estudis de cas en formació inicial de mestres de primària en Didàctica de les
Ciències Socials”. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona. Tesis
Doctoral.
SANTISTEBAN, A. (2006). El tiempo histórico: representaciones y enseñanza. Estudio
de casos de estudiantes de formación inicial, en Gómez, E. i Núñez, P. (eds.).
Formar para investigar, investigar para formar en Didáctica de las Ciencias So-
ciales, 129-139. Málaga: Asociación Universitaria del Profesorado de Didáctica
de las Ciencias Sociales.
SCHRAMKE, W. (1980). La Geografía como educación política. Elementos de un con-
cepto didáctico. Geocrítica, 26, en <http://www.ub.es/geocrit/geo26.htm> (consul-
ta: 3-1-2006).
SEGAL, A.; IAIES, G. (1993). Las ideas de los adolescentes en la enseñanza de las
ciencias sociales, en Finocchio, S. (coord.). Enseñar Ciencias Sociales, 137-155.
Buenos Aires: Troquel.
SEIXAS, P. (1993). Parallel crises: History and the social studies curriculum in the
USA. Journal of Curriculum Studies, 25 (3), 235-250.
SEIXAS, P. (2001). Review of Research on Social Studies. Richardson, V. (ed.).
Handbook Of Research On Teaching. 4th ed., 545-565. Washington: American
Educational Research Association.
SHULMAN, L.S. (1987). Knowledge and teaching: Foundations of the new reform.
Harvard Educational Review, 57 (1), 1-22.
SHULMAN, L.S. (1989). Paradigmas y programas de investigación en el estudio de la
enseñanza: una perspectiva contemporánea, en Wittrock, M.C. (ed.) La
investigación de la enseñanza I. Enfoques, teorías y métodos, 9-91. Barcelona:
Paidós/MEC.
SHULMAN, L.S. (1993): Renewing the Pedagogy of Teacher Education: The Impact of
Subject-Specific Conceptions of Teaching, en Montero, L./Vez, J.M. (eds.): Las
didácticas específicas en la formación del profesorado (I), 53-69. Santiago de
Compostela: Tórculo.
SOBEJANO, MªJ. (1993a). Epistemología y didáctica de las Ciencias Sociales: estado
actual. Zaragoza, ICE.
SOBEJANO, MªJ. (1993b). Didáctica de la historia: fundamentación epistemológica y
currículum. Madrid: UNED.
SOUTO, X.M. (1987). ¿Qué geografía enseñar?, en Maestro, P.; Souto, X.M. (comp.).
¿Qué geografía e historia enseñar?. Valencia: Generalitat.
SOUTO, X.M. (1990). Proyectos curriculares y didáctica de la geografía. Geocrítica,
85, 47.
SOUTO, X.M. (1998). Didáctica de la Geografía. Problemas sociales y conocimiento
del medio. Barcelona: Ediciones del Serbal.
98
STEARNS, P.N., SEIXAS, P. & WINNEBURG, S. (2000). Knowing, teaching and
learning history. New York: New York University Press.
STEINER, M. (1993). Learning from Experience: cooperative learning and global
education. World Studies in the Primary Curriculum (A World Studies
Sourcebook. 8-13). London: Trentham Books.
STENHOUSE, L. (1987). La investigación como base de la enseñanza. Madrid: Morata.
STENHOUSE, L. (1991). La investigación del currículum y el arte de los profesores.
Investigación en la Escuela, 15, 9-15.
STODOLSKY, S.S. (1991). La importancia del contenido en la enseñanza. Actividades
en las clases de matemáticas y ciencias sociales. Madrid: Paidós/MEC.
SUBIRATS, M.; BRULLET, C. (1992). Rosa y azul: la transmisión de los géneros en la
escuela mixta. Madrid: Instituto de la Mujer.
TABA, H. (1971). Elaboración del currículo. Teoría y práctica. Buenos Aires: Troquel.
THÉMINES, J.-F. (2006). Enseigner la géographie: un métier qui s’apprend. Paris:
Hachette.
THORNTON, S. (1994). The social studies near century’s end: Reconsidering patterns
of curriculum and instruction. Review of Researhc in Education, 20, 223-254.
TODOROV, T. (2000). Los abusos de la memoria. Barcelona: Paidós.
TOMACHEWSKI, K. (1966). Didáctica general. México: Grijalbo. Primera edición de
1966.
TOULMIN, S. (1972). La comprensión humana I. El uso colectivo y la evolución de los
conceptos. Madrid: Alianza.
TRAVÉ, G. (2001). Líneas de investigación en Didáctica de las Ciencias Sociales, en
Pozuelos, F.J. y Travé, G. (Eds.). Entre pupitres. Razones e instrumentos para
un nuevo marco educativo, 173-239. Huelva: Universidad de Huelva.
TREPAT, C.-A. (1995). Procedimientos en historia. Un punto de vista didáctico.
Barcelona: Graó/ICE.
TREPAT, C.-A. (1998). El tiempo en la didáctica de las ciencias sociales, en Trepat,
C.A.; Comes, P. El tiempo y el espacio en la didáctica de las ciencias sociales, 7-
122. Barcelona: ICE/UB-Graó.
TREPAT, C.-A. y ALCOBERRO, A. (1994). Los procedimientos en historia.
Secuenciación y enseñanza. Íber. Didáctica de las CCSS, Geografía e Historia,
1, 31-52.
TRIBÓ, G. (2006). Enseñar a pensar históricamente. Los archivos y las fuentes
documentales en la enseñanza de la historia. Barcelona: ICE-UB/Horsori.
TUTIAUX-GUILLON, N. (2003). L’histoire enseignée entre coutume disciplinaire et
formation de la conscience historique: l’exemple français, en Tutiaux-Guillon, N.;
Nourrisson, C. (coord.). Identités, mémoires, conscience historique, 27-41. Saint-
Étienne: Publications de l’Université de Saint-Étienne.
UNESCO (1966). Método para la enseñanza de la geografía. Barcelona:
Teide/Unesco.
UNESCO (1983). Interdisciplinariedad de las ciencias humanas. Madrid:
Tecnos/UNESCO.
UNESCO/Simposi de Venècia (1987). La ciència i les fronteres del coneixement.
Barcelona: La Magrana.
VALDEÓN, J. (1988). En defensa de la Historia. Valladolid: Ámbito.
VALDEÓN, J. (1989). ¿Enseñar historia o enseñar a historiar?, en Rodríguez Frutos, J.
(ed.). Enseñar historia. Nuevas propuestas, 19-31. Barcelona: Laia/Cuadernos
de Pedagogía.
VALDEÓN, J. (1993). El lugar de la Historia. Cuadernos de Pedagogía, 213, 15-18.
VALDEÓN, J. (1994). Enseñar Historia. Todavía una tarea importante. Íber. Didáctica
de las CCSS, Geografía e Historia, 1, 99-105.
99
VALLS, E. (1990). Ensenyança i aprenentatge de continguts procedimentals. Una
proposta referida a l'Àrea de la Història. Tesi doctoral. Universitat de Barcelona.
VALLS, E. (1993): Los procedimientos: aprendizaje, enseñanza y evaluación.
ICE/Horsori. Barcelona.
VALLS, E.; SANTISTEBAN, A. (1994). Materiales bibliográficos sobre los contenidos
procedimentales en Historia. Íber. Didáctica de las CCSS, Geografía e Historia,
1, 99-105.
VALLS, R. (2000). Enseñanza de la Historia y conciencia histórica. Valencia: Universi-
dad de Valencia.
VALLS, R.; RADKAU, V. (1999). La didáctica de la historia en Alemania: una aproxi-
mación a sus características. Íber. Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía
e Historia, 21, 89-105.
VIGOTSKY, L.S. (1977). Pensamiento y lenguaje. Teoría del desarrollo cultural de las
funciones psíquicas. Buenos Aires: La Pléyade.
VIGOTSKY, L.S. (1979). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores.
Barcelona: Crítica.
VIGOTSKY, L.S. (1988). Pensament i llenguatge. Vic: Eumo.
VILAR, P. (1982). Introducción al vocabulario del análisis histórico. Barcelona: Crítica.
VILAR, P. (1988). Les ciències socials I l’ensenyament, en Burgaya, J.; Cànoves, G.,
Figuerola, J. (coord.). Actes del Primer Simpòsium sobre l'ensenyament de les
Ciències Socials, 11-19. Vic : Eumo.
VON STAEHR, G. (1993). Didáctica de la historia en Alemania. Historia y situación
actual, en ICE de la Universidad de Zaragoza. Aspectos didácticos de geografía
e historia (historia). 7, 11-69. Zaragoza: ICE de la Universidad de Zaragoza.
VOSS, J. F. et al. (1994). The Collapse of the Soviet Union: A Case Study in Causal
Reasoning, en Carretero, M./Voss, J. F. (ed.) (1994): Cognitive and Instructional
Processes in History and the Social Sciences, 403-430. Hillsdale: Lawrence
Erlbaum.
WHELAN, M. (1992). History and the social studies: A response to the critics. Theory
and Research in Social Education, 20 (1), 2-16.
WHITE, H. (2003). El texto histórico como artefacto literario. Barcelona: Paidós.
WILSON, S.M. (2001). Research on History Teaching, en Richardson, V. (ed.).
Handbook Of Research On Teaching. 4th ed., 527-544. Washington: American
Educational Research Association.
WISKE, M.S. (comp.) (1999). La Enseñanza para la Comprensión. Vinculación entre la
investigación y la práctica. Barcelona: Piados.
WORLDWATCH INSTITUTE (2006). Signos vitales 2006-2007. Las tendencias que
configuran nuestro futuro. Barcelona: UNESCO.
WRAGA, W.G. (1993). « The intercisplinary imperative for citizenship education ».
Theory and Research in Social Education, 21 (3), 201-231.
WRONSKI, S.P.; BRAGAW, D.H. (1986): Social Studies and Social Sciences: A Fity-
Year Perspective. National Council for the Social Studies. Washington.
ZABALA, A. (1999). Enfoque globalizador y pensamiento complejo. Una respuesta
para la comprensión e intervención en la realidad. Barcelona: Graó.
ZABALZA, M.A. (2001). El sentido de las Didácticas Específicas en las Ciencias de la
Educación, en Perales, J., et al. (eds.) (2001). Congreso nacional de didácticas
específicas. Las Didácticas de las Áreas curriculares en el siglo XXI. 2 vols., 25-
46. Granada: Grupo Editorial Universitario.
ZACCARIA, M. A. (1982). El desarrollo del pensamiento histórico: implicaciones para
la enseñanza de la historia, en Pereyra, M. (comp.). La historia en el aula, 191-
207. ICE-Universidad de La Laguna.
100