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DOCUMENTO DE LA RED DE LEGISLADORAS RADICALES

Las mujeres radicales hemos sido a lo largo de la historia un actor político clave en la
conquista de nuevos derechos. Ya a comienzos del siglo pasado, fueron decisivas en la pelea
por la consagración del derecho al voto, empujando a los correligionarios a presentar las
primeras iniciativas de ley tendientes a consagrarlo. El reconocimiento de los derechos
políticos fue sólo el inicio de una amplia agenda reivindicativa, que persigue la construcción
de una verdadera democracia paritaria, sostenida bajo el principio de igualdad.

En la transición democrática, fue el divorcio vincular, la patria potestad compartida,


la creación de la primer Dirección Nacional de la Mujer, entre muchas otras acciones que
protagonizaron la agenda de ampliación de derechos. A comienzo de los ´90 fue la ley de
cupo femenino, primera en el mundo, un proyecto impulsado por las diputadas radicales
Florentina Gómez Miranda, María Teresa Merciadri de Morini, Norma Allegrone de Fonte y
Margarita Malharro de Torres. En la Reforma Constitucional de 1994, el radicalismo fue
impulsor del artículo 37 que consagró la igualdad real de oportunidades entre varones y
mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios. En 2017, fue la ley de paridad para
la integración de las listas al Congreso de la Nación.

En las conquistas de los últimos años está sobradamente probado que si no estamos
en los espacios de toma de decisiones hay temas que, más allá de su importancia o urgencia,
no se tratan. Desde la Ley Micaela, pasando por la Ley de protección integral contra la
violencia, hasta los aspectos más progresistas de la reforma del Código Civil y Comercial de
la Nación, a las ya mencionadas leyes de cupo y paridad, que se concretaron gracias al
accionar conjunto y transversal de las legisladoras en los Parlamentos. Esto demuestra
el enorme potencial que tenemos las mujeres cuando trabajamos de manera articulada.

Si bien existen muchas herramientas que buscan romper las inequidades que
enfrentamos, todavía queda camino por recorrer.
La participación política de las mujeres es, tal vez, una de las herramientas más
importantes para avanzar en el logro de una igualdad sustantiva. Necesitamos estar y
garantizar la presencia de las voces de aquellas que aún están invisibilizadas.

Pensarnos en red, es el primer paso para potenciar esa fuerza, construyendo un


diálogo, un vínculo visible, que articule, comunique, contagie iniciativas en cada instancia
legislativa de nuestro país. Reproducir las mejores prácticas, co-crear iniciativas, articular las
adhesiones a las leyes nacionales para federalizar las agendas, son algunas de las tantas
oportunidades que abre el trabajar de modo colaborativo. El objeto de la creación de esta red
de legisladoras es potenciar al máximo las capacidades de liderazgo de la representación
política colectiva de nuestro partido. El método en red fomenta justamente la interacción
transversal y fortalece a las actoras, evitando la atomización de liderazgos.

La experiencia colectiva y la horizontalidad que pretende alcanzar entre sus


integrantes es un valor agregado para una estructura política tradicional como la de nuestro
partido. Además, agrega dinámica y fluidez a las acciones. Queremos que exista un
enriquecimiento grupal alcanzado por conocimientos personales, y que la puesta en común
de consejos individuales y políticos puedan ayudar en el proceso de construcción. Los nodos
de las redes son la interacción entre sus integrantes. Se produce una dinámica propia que
contempla un tiempo y un espacio propio en sus acciones con respecto al resto de la Red.
Esto puede suceder porque los nodos son menos resistentes que las estructuras
tradicionales. Permite así poner en valor las acciones de sus integrantes y su crecimiento.

Una red tiene sentido por sí misma, pero aún más si tenemos claro qué objetivo
persigue, además de la riqueza en la propia interacción. En este punto, creemos necesario
reivindicar la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas como una
buena guía para apalancar iniciativas legislativas y la promoción de políticas públicas. La
agenda, a través de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, va desde la eliminación de la
pobreza hasta el cambio climático, la educación o el diseño de nuestras ciudades. En
particular, el objetivo 5 sobre Equidad de Género, sigue siendo, un horizonte al que debemos
aspirar. La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas son centrales
para el desarrollo sostenible, garantizando los derechos humanos y trabajando sobre las
inequidades que hoy existen. En particular la autonomía económica de las mujeres y el
fortalecimiento del concepto de democracia paritaria en todos los ámbitos públicos y privados,
son ejes sobre los que es necesario construir políticas públicas más eficaces. En materia de
salud sexual y reproductiva debemos propender a un enfoque integral y federal y promover
la concientización y el reconocimiento de los distintos tipos de violencia contra las mujeres
que coexisten en nuestra sociedad, para así lograr prevenirlos y erradicarlos.
Tenemos que seguir pensando en las inequidades que aún persisten y diseñar las
políticas adecuadas para superarlas en cada ámbito, tanto hacia el interior de nuestro
partido como en la sociedad en su conjunto.

Esta Red de Legisladoras Radicales procura crecer de forma sólida, afianzando


paulatinamente su proceso de institucionalización. El impulso e interés por el trabajo en red
estará dado por su propia dinámica de participación e intercambio, profundizando un
verdadero trabajo colectivo. Creemos también que es un primer paso para dos instancias
posteriores que vamos a promover: la red de mujeres en gestión y la red de mujeres en
cargos de representación partidario, sindicales, estudiantiles.

Vale decir que la generación de espacios de participación política femenina han


sido históricamente complejos. En primer lugar, la desigual distribución de tareas de cuidado
y tareas domésticas no remuneradas, provoca lo que estudios recientes denominan “pobreza
de tiempo” al tener que cumplir varias jornadas laborales y además querer tener una
participación profesional y política activa sin desatender estos roles. Así, los espacios
informales se reducen y las posibilidades de incrementar nuestro capital social y político
disminuyen notablemente en relación a los varones.

En segundo lugar, hay dos mitos que condicionan la participación de las mujeres
en la política. El primero, aquel que procura instalar la idea de que las mujeres no podemos
trabajar juntas y que sólo existe competencia entre nosotras. Este ha sido un mecanismo
eficaz de dinamitar espacios de cooperación. El segundo mito es que las mujeres sólo
hablamos de temas que nos atañen por nuestra condición de tales y no de la amplia agenda
de la representación política. Sabemos que no es así, y estamos dispuestas a desmontar los
prejuicios y estereotipos que construyen esta idea y que socavan la permanencia de las
mujeres en la larga vida política de nuestro partido. Venimos a dar cuenta que podemos
trabajar de modo cooperativo para hacer nuestra voz y nuestra acción más potente y también
a poner de manifiesto nuestra vocación de discutir la agenda global que afecta a nuestro país,
trabajando en las construcción de propuestas superadoras. Venimos a disputar y construir
poder institucional, que es también poder real.

El espíritu de este espacio es alentarnos a tender puentes de diálogo para potenciar


las propuestas que tenemos las legisladoras radicales en todo el país pero también, y sobre
todo, para fomentar e impulsar el liderazgo de la mujeres en sus ámbitos de acción, como
una forma de abrir camino para las demás, ocupando lugares de toma de decisiones.

Ya lo decía Florentina, cuando una mujer entra a la política, cambia ella; cuando
muchas mujeres entran, cambia la política. Por nuestra historia, por nuestro presente, pero
sobre todo por nuestro futuro vamos por más mujeres en la política, para una mejor
democracia. Nuestra fuerza colectiva, más que nunca la potenciamos en Red.

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