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DE DIEGO: “EL 80% DE NUESTRA

LEGISLACIÓN LABORAL NO TIENE


APLICACIÓN REAL PORQUE ES
ANACRÓNICA”
23/07/2019 JULIÁN ARTURO DE DIEGO

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El abogado laboralista Julián de Diego indica en una entrevista a iProfesional que la


normativa legal actual no representa a los nuevos trabajadores
Julián de Diego, uno de los máximos referentes en temas de
legislación laboral y relación entre empresas y sindicatos, no tiene
dudas: más allá de las diferencias políticas e ideológicas, la reforma
del marco legal será inexorable por un motivo muy sencillo: el cambio
tecnológico llevó a las normas actuales sean casi inaplicables.

A su entender, la legislación argentina necesita un marco regulatorio


ya que está prevista para un “modelo que desapareció en la década
del ’60”.

Entre sus antecedentes se destaca haber sido vicepresidente del


Departamento de Política Social de la Unión Industrial Argentina,
entre 2002 y 2005. Además es investigador de numerosos temas
laborales individuales y colectivos, y de la seguridad social,
contratado por el Banco Mundial, la OIT y las Naciones Unidas.
El siguiente es el resumen de su diálogo con iProfesional:
-¿Cómo ve hoy la situación laboral argentina?

-El escenario laboral sigue siendo muy complicado, en el sentido que


a pesar que se suele decir en los medios que podemos estar viviendo
un rebote tras tocar un piso, en lo que es la realidad de todos los días
sigue habiendo una buena cantidad de despidos, desvinculaciones y
cierres, tanto en empresas grandes y medianas como en los
pequeños establecimientos. Está clarísimo que no ha llegado la
reacción en la economía.

-¿En qué áreas observa la mayor parte de la crisis?

-Creo que la mayor parte de la crisis está en el sector industrial y


afecta en menor medida al área de servicios. Lo que sí está muy
afectado es el deterioro de la economía interna del país, que sigue
cayendo todos los meses, en especial la comercial. Además hay un
costo financiero muy alto. Por lo tanto, mientras los intereses estén a
esta gran altura y la inflación siga golpeando el nivel de actividad,
ésta va a seguir cayendo. Y lamentablemente va a redundar en el
empleo, donde se han perdido alrededor de 240.000 empleos en los
últimos 12 meses. Esa caída continúa pero con menos intensidad, y
probablemente ya estemos en más del 11% del desempleo pleno y si
se suma subempleo quizás ya estemos en el 25% de la actividad
laboral. Por lo tanto, uno de cada cuatro personas tiene grave
problemas para conseguir trabajo.
-Puntualmente, ¿qué sectores de la industria están sufriendo más la
crisis?

-Todo lo que es productos primarios son los más golpeados, las


primeras marcas alimenticias, toda la actividad textil, artículos
deportivos, calzado, indumentaria. Después sigue, en secuencia, la
venta de automotores y línea blanca, que más allá de los planes
especiales del Gobierno para promover las ventas, venía en caída
sistemática todos los meses.

Es decir, para que haya buena recuperación tiene que haber


recomposición salarial, que ese es otro tema, donde la mayoría de las
paritarias intentaron estar a la altura de la inflación pero todos están
detrás de la suba de precios. Por lo que el trabajador al recibir el
incremento salarial tiene un deteriorodo de no menos del 10% o 20%
vinculado con su poder adquisitivo real. Y cuando lo equipara, ya hay
otro golpe de la inflación que lo vuelve a retrasar. Entonces el poder
de compra de la persona se circunscribe a los artículos primarios de
segunda o tercera marca, que son los que todavía tienen un nivel de
actividad relativamente importante.
-¿Y cuáles están demostrando un crecimiento?

-Se debe destacar que hay actividades que, a pesar de ser de nicho,
están creciendo, como el área de informática, sistemas financieros
digitales, actividad agropecuaria, frigoríficos. También Vaca Muerta y
el sector petrolero, y la minería que tiene niveles de sustentabilidad.
Así que se sentirá la mejora en el mercado en la medida que el
mercado interno se reactive y las exportaciones adquieran nueva
dimensión, como ocurre ahora en Mendoza con el vino que se está
volviendo a exportar bien, o en Tucumán ocurre algo similar con el
limón, u otros productos regionales agropecuarios que están
creciendo. Sobre todo en el agro, que genera una situación de empleo
desde las personas menos calificadas hasta las más calificadas.

En cambio, en industria pesada o de capital intensivo como el


petróleo, el derrame a los niveles muchos más bajos de la población
demora mucho más. Estamos en un camino que va a ir mejorando,
pero con una lentitud tan grande que va a superar el tramo electoral
del segundo semestre.
-Cambiando de tema, se está hablando de la necesidad de realizar
distintas reformas. ¿Qué considera que se debería hacer en el plano
laboral?

-Creo que lo primero que hay que hacer, antes de pensar en una
reforma integral, algo que es necesario e imprescindible -no
necesariamente en materia laboral, sino también en materia
previsional y fiscal-, es que hay que implementar todo lo que tiene
que ver con la modernización en el derecho laboral. En el sentido que
no hay normas vinculadas a las nuevas tecnologías, a la robótica,
informática. Tampoco tenemos normativas para todos estos nuevos
modelos de trabajo, como Uber, Cabify, Glovo o Pedidos Ya, que están
ocupando en este momento varias decenas de miles de personas
trabajando como autónomos en Argentina.

Entonces, creo que para dar seguridad jurídica es imprescindible que


todos los segmentos nuevos de la actividad tengan una forma de
contención, y no pueden tenerla si no hay una norma que las regule.
Además, es fundamental este cambio para darle seguridad jurídica a
ambas partes: no sólo a los que brindan el servicio sino también a
aquellos que lo utilizan, para no tener consecuencias imprevisibles.
-A nivel general, cuando se piden reformas laborales, ¿qué medidas
considera que se deberían tomar?

-Lo primero que hay que hacer con la legislación laboral argentina es
actualizarla, porque está fundada en las bases de la posguerra,
cuando no existía ni siquiera el fax. Hoy con la inserción de las nuevas
tecnologías y modalidades de contratación, robótica, automatización
y muchas actividades nuevas que reemplazaron a otras, nuestra
legislación necesita un marco regulatorio ya que está prevista para un
modelo que desapareció en la década del ’60. Es decir, no hay que
pensar en flexibilidad o sacarles derechos a los trabajadores, sino
cómo hacer para que la legislación sea moderna y aplicable. El 80%
de nuestra legislación no tiene aplicación real, sencillamente porque
es anacrónica.
-¿Qué le diría a los empresarios que se quejan que los costos
laborales son altos?

-Sí, pero muchos no saben de qué se trata tampoco…

-Algunos mencionan puntualmente a la “industria del juicio” como


barrera…

-Dependiendo del caso, ésta es una patología que también se debe


enfrentar, porque la verdad es que no se puede tener un juicio por
despido donde aplicando estrictamente la ley tenga un valor por
“100” y en la sentencia se deba pagar “500”, y que eso no tenga
forma de ser previsto, ni siquiera como un costo hundido. La falta de
previsibilidad proviene de la incertidumbre que hay cuando existe un
juicio que pueda salir con una condena de cualquier monto. Y una
cifra grande para una Pyme implica la desaparición de la misma.

Es decir, para solucionarlo se deben aplicar reformas que introduzcan


más seguridad jurídica y mayor previsibilidad, sin comprometer los
derechos fundamentales del trabajador. Esto porque el trabajador
también necesita un marco de protección que evite que haya abusos
y no se debe tomar represalia con él, sino generar una legislación
eficiente y adecuada por la exigencia de los nuevos clientes.
-Se vienen las elecciones, ¿qué tipo de reforma laboral pueden llegar
a hacer las fuerzas políticas?

-Creo que a nivel político es mala palabra hablar en campaña de


reforma laboral, por lo que ningún candidato importante la va a
mencionar o profundizar sobre estas propuestas. Esto ocurrirá
después de las elecciones pero también es un problema semántico
porque, de hecho, la propia Constitución nacional en el artículo 14 bis
dice: “…el trabajo, en sus diversas formas, merece la protección de
las leyes”. Es decir, habla del trabajo en general, entonces es una
obligación del legislador darle cobertura a los que no están incluidos.
¿Cómo lo van a hacer? Lo harán después de las elecciones, y lo van a
tener que hacer inexorablemente porque Argentina está perdiendo
posiciones en Latinoamérica por tener una legislación anacrónica.
-¿Ve viable que pueda haber consenso con la posición dura de
algunos sindicatos?

-Los sindicatos también van a tener que reconocer, como muchos


hacen sin hacerlo público, que la reforma laboral es imprescindible,
porque hoy tenemos una legislación laboral que da miedo porque no
se acomoda con la realidad. Así que sindicatos, gobernantes,
empresarios y trabajadores van a tener que ponerse de acuerdo en
alguna forma para salir de esto.-

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