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DIOS Y SATANAS

En el Génesis se describe al ser representante del antipoder como un Leviatán

(enrollado), esto es, una bestia marina del Antiguo Testamento creada por

Dios. Y en el Apocalipsis, Satanás tiene forma de Dragón rojo.

Satanás es una criatura horrible.  Es repugnante a la vista, con cuernos, cola,

un tridente, etc.  Esta imagen de Satanás es con la que estamos más

familiarizados. Sin embargo, si vemos lo que dice la Biblia acerca de él, vemos

que nada podría estar más lejos de la verdad.

De hecho, esta es una tergiversación muy peligrosa.  En Ezequiel 28: 12-19

tenemos una imagen real de Satanás. “Tú eras el sello de la perfección, lleno

de sabiduría, y acabado de hermosura… Tú, querubín grande, protector, yo te

puse en el santo monte de Dios… Perfecto eras en todos tus caminos desde el

día que fuiste creado…”

Esto no se parece en nada a la típica imagen de Satanás que muchas

personas tienen. De hecho fue un querubín, pertenecía a la orden más alta de

los ángeles. Se sentó en el cielo, un ser del más alto rango y de posición

exaltada. Creado por Dios, acabado de hermosura.

En el Antiguo Testamento al adversario de Dios se le llama «Satán», que

significa literalmente enemigo u opositor. Paradójicamente, el Satán reflejado

en los estratos más antiguos de la Biblia nada tiene que ver con ángeles

caídos, ni con demonios corrientes, ni con el origen del mal... simplemente es

un ángel a las órdenes de Yahvé encargado de ciertas tareas desagradables.

Es más adelante cuando Satán ocupa en la narración el puesto del antipoder


frente al Dios Creador, aunque la existencia de este antipoder se intuye ya en

el Génesis.

En el Nuevo Testamento, a Satanás se le nombra como «Diablo», que viene

del verbo griego «diaballo» (acusar). Otros apelativos que recibe Satanás son

Legión, Príncipe de los demonios, Beelzebub, Mentiroso, Padre de la mentira,

Pecador desde el principio, Tentador, Maligno, Espíritus malignos, Espíritus

inmundos o impuros, Homicida desde el principio, Señor de la muerte, Dragón,

Serpiente antigua, Belial, Dios de este mundo, Poder de las tinieblas, Seductor

del mundo entero, Ángel de Satanás o Acusador.

La caída de Satanás

Pero Satanás alejo sus ojos de su Creador y comenzó a admirar la creación;

por sí mismo. “Corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor.” (Ezequiel

28,17) Se volvió orgulloso y se exaltó a sí mismo, y el deseo de gobernar

nació en él. Anhelaba él mismo sentarse en el lugar de Dios. Susurró mentiras

hasta que tuvo a la tercera parte de los ejércitos celestiales de su lado.

“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra,

tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo;

en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del

testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes

subiré, y seré semejante al Altísimo.” Isaías 14:12-15.

El problema comenzó con este “yo haré”. Satanás se alejó de escuchar la voz

de Dios y comenzó a buscar su propia voluntad. Poner otra voluntad sobre la

voluntad de Dios es lo mismo que decir que la voluntad de Dios no es perfecta.


Cuando Satanás dijo: “Yo haré”, el pecado comenzó. Dios se llama a sí mismo

por nombre, “YO SOY”. (Éxodo 3:14) Él no da este nombre a nadie más. Quien

quiera ser algo en sí mismo está por lo tanto en conflicto con Dios, y es

expulsado.

“Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban

contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni

se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la

serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo

entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con

él.” Apocalipsis 12:7-9.

Satanás como el príncipe de este mundo

Así fue Satanás expulsado del cielo, y ahora nunca más debe ser cuestionada

la absoluta bondad, sabiduría y amor de Dios. Debe ser demostrado que la

voluntad de Dios es lo único bueno y perfecto. Por eso Satanás recibió dominio

sobre la tierra, y su propósito es establecerse a sí mismo como el dios de este

mundo. La tierra no está bajo el control directo de Dios, sino de Satanás, que

recibió prácticamente carta blanca para hacer lo que quisiera. Jesús llama a

Satanás “el príncipe de este mundo.” Juan 12:31. El Apóstol Pablo lo llama “el

dios de este siglo.” 2 Corintios 4:4. Este es el plan de Dios para revelar

completamente la falsedad y engaño del pecado. Debe demostrarse más allá

de toda duda que el camino de Satanás sólo conduce a la muerte y

destrucción.
La mayor parte del mundo no está consciente que están “bajo el maligno.” 1

Juan 5:19. Satanás utiliza su orgullo inherente para que ellos se ocupen de sí

mismos y su grandeza, y esto ha afectado todos los aspectos de la humanidad.

Su meta es que los hombres estén tan seguros de sus habilidades humanas

que prescindan de toda necesidad de Dios. Él no está interesado en hacer mal

al mundo, solamente llevarlos a todos bajo su dominio. Todavía susurra sus

mentiras en cada oreja, y siembra orgullo y duda, de igual forma que hizo

mientras estuvo en el cielo.

Los adversarios de Satanás

Igualmente Dios extiende la mano e impide que Satanás lleve a cabo sus

planes por completo. Envió a Jesús para abrir un nuevo camino que la

humanidad pudiera seguir. Sobre toda la tierra se encuentran personas que

han renunciado a su propia voluntad para seguir a su Salvador, y que creen en

la perfecta voluntad de Dios. Estas almas fieles juntas forman la Iglesia de

Dios. Este grupo es la espina en el ojo de Satanás. Él trabaja para introducir

duda, orgullo, división, o lo que sea para alejar el corazón de los hombres

de Dios.

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león

rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.” 1 Pedro 5:8. Él busca

desesperadamente; quiere tener control completo sobre esta tierra, y ataca

donde sea para llevar a cabo su plan. Pero para todos aquellos que tienen

un corazón para Dios, es posible resistirlo.


“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su

fuerza… Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en

el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.” Efesios 6: 10-17.

Debido a este poder que está disponible, es posible encontrar hombres en todo

el mundo que se oponen al engaño de Satanás, que vencen sobre el pecado, y

que brillan como una luz en este mundo oscuro y malo. Estos son los que a

través de su fidelidad demuestran que el camino de Dios es perfecto, mientras

que el resto de la humanidad demuestra que el camino de Satanás, este

orgulloso “yo haré”, sólo lleva a la destrucción. Cuando este mundo haya

pasado, será la voluntad de Dios lo que permanecerá por toda la eternidad.

Satanás, el gran engañador, será finalmente lanzado en el lago de fuego por

los siglos de los siglos.” Apocalipsis 20:10″

Jesús dijo acerca de Satanás: “. . . el príncipe de este mundo . . . nada tiene en
mí” (Juan 14:30). Las Escrituras establecen un marcado contraste entre Dios y
Satanás que nos ayuda a entender mejor las profundas diferencias que existen
entre el carácter, motivaciones, metas y acciones de ambos.

Mucho de lo que sabemos acerca de Satanás está resumido en su nombre,


que significa adversario. Pedro lo llama “vuestro adversario el diablo” (1 Pedro
5:8). Las acciones y motivaciones de Satanás son las de un enemigo. El
carácter de Dios, en contraste, está resumido por la palabra amor: “Dios es
amor” (1 Juan 4:8, 1 Juan 4:16).

En Juan 8:43-44 Jesús dijo que Satanás es homicida y mentiroso. De sí mismo


dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Como engañador y
homicida, Satanás es exactamente lo opuesto de “la verdad y la vida”.
Jesucristo es la verdad; Satanás es mentiroso. Cristo es la vida; Satanás es
homicida, alguien que quita la vida.

Como podemos ver, las Escrituras nos muestran que Satanás es totalmente lo
opuesto de Dios y de Jesucristo en sus intenciones, motivaciones y carácter.

Haciendo énfasis en los contrastes, Pablo hace una serie de preguntas en


2 Corintios 6:14-15: “. . . ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?
¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial?”
Hace énfasis en que los caminos de Cristo y Satanás son completamente
opuestos, como el día y la noche, la luz y las tinieblas (comparar Juan 3:19-21;
Juan 8:12; Efesios 6:12).

La esencia del carácter de Cristo está revelada en su oración en el huerto de


Getsemaní: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi
voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). La actitud de Satanás es diametralmente
opuesta. En lugar de someterse a la voluntad perfecta de Dios, se convirtió en
alguien que sólo quería hacer su propia voluntad y estaba decidido a hacer lo
que quería a toda costa. Esa actitud hizo que se rebelara en contra de su
Creador, tal como está descrito en Isaías 14 y Ezequiel 28. Desgraciadamente,
Satanás ha tenido un éxito increíble al infundir en la humanidad esta misma
actitud rebelde, egoísta y voluntariosa, con la única excepción de Jesús, quien
lo resistió perfectamente.

En Apocalipsis 9:11 encontramos otro marcado contraste. Leemos acerca de


un poderoso ejército que, como langostas, va a atormentar a la humanidad. “Y
tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es
Abadón, y en griego, Apolión”, nombres que significan “destrucción” y
“destructor”, respectivamente.

Podríamos decir que “destructor” es lo que es, y “destrucción” es lo que hace.


Estos nombres resumen el carácter de Satanás, sus metas y propósito;
resumen el resultado de todo aquello que él busca y por lo cual lucha:
destrucción absoluta. Si el diablo no puede tenerlo todo, entonces trata de
destruirlo todo.

Nuevamente vemos un contraste fundamental. Comparemos a Satanás, el


destructor , con Dios, cuyo mayor atributo es que es el gran Creador . Dios es
aquel que crea, construye, hace y da tantas cosas maravillosas. En cambio,
Satanás es aquel que destruye.

¿Qué destruye? Destruye básicamente todo lo que puede. Leamos Apocalipsis


9 y Apocalipsis 12:7-12; dondequiera que es mencionado, Satanás está
destruyendo, tratando de matar al pueblo de Dios, luchando contra Jesucristo,
lleno de ira porque sabe que su tiempo casi se ha acabado.

Aun después de perder la guerra y de estar encadenado por mil años, ¿acaso
aprende la lección? En absoluto. En Apocalipsis 20:7-10 leemos que tan pronto
es soltado de su prisión se va a engañar a las naciones nuevamente y a
reunirlos para luchar contra Jerusalén. Pero él y todos aquellos que lo sigan
serán aplastados. Finalmente, será aprisionado para siempre sin poder ejercer
ninguna influencia sobre la humanidad. Todos sus esfuerzos habrán
sido inútiles.

Al final, toda cosa destructiva que Satanás haya tratado de lograr en la historia,
será revertida y destruida. Dios llevará a cabo su propósito. Esto es muy claro
en las Escrituras. Dios tiene el control absoluto de su creación y Satanás no
puede hacer sino lo que Dios le permite. (No deje de leer “¿Por qué permite
Dios que Satanás influya en la humanidad?”, p. 14.)

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