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Identidad y Conflicto en Territorio Mapuche El Caso Pulmari PDF
Identidad y Conflicto en Territorio Mapuche El Caso Pulmari PDF
PULMARI”.
Introducción
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aclaración de que 24 personas recibieron parcelas que oscilaban entre las 200 y las 650.00
hectáreas (Páez 1970:111).
De esta manera los sobrevivientes del genocidio debieron elaborar una serie de
estrategias destinadas a sobrevivir en un contexto de persecuciones producidas en diversos
planos. Sus prácticas socioeconómicas sufrieron una sustancial modificación a partir de la
derrota militar produciéndose la incorporación de los territorios indígenas al sistema
capitalista a través de un doble mecanismo de extensión y profundización del sistema.
Como resultado de ello los productores mapuches “ (...) poseedores de características
particulares en lo que se refiere a sus formas culturales fueron subsumidos formalmente al
capital y (...) desempeñaron un papel específico en el funcionamiento y la reproducción del
sistema social” (Radovich y Balazote 1995:73).
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Cuadro Nº 1: Población y superficie de las agrupaciones mapuches del Departamento
Aluminé, Provincia de Neuquén.
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Este tipo de organizaciones, tal como analizábamos en un trabajo anterior
(Radovich 1992), comenzaron a incursionar paulatinamente en planteos etnopolíticos cuya
máxima expresión la constituye actualmente el derecho a la autonomía. Es necesario
destacar sin embargo, que esta demanda se manifiesta como una consecuencia de un
proceso que se inicia con la recuperación democrática de nuestro país en diciembre de
1983, y que paulatinamente se va potenciando al crecer la organización mapuche en la
región, de la mano de un fortalecimiento institucional logrado a través de la lucha y de la
creciente participación de representantes de comunidades y delegados de diversas
organizaciones. Asimismo han contado con el apoyo de instituciones diversas de la
sociedad nacional como así también de organismos internacionales, los cuales expresaron
su respaldo en los momentos de mayor agravamiento de ciertos conflictos ocurridos a nivel
provincial.
Cabe destacar especialmente, el papel desempeñado por las mujeres en esta nueva
situación, las que a través de la participación en diversas instancias organizativas lograron
transformar el rol de las mismas desempeñado usualmente en el medio rural y derivado de
la división sexual del trabajo. De este modo se está produciendo de manera intensa el
surgimiento de mujeres jóvenes en planos de liderazgo en el seno de las organizaciones,
desempeñándose en un plano de igualdad con los dirigentes varones. Esta generalización no
excluye obviamente las disputas por el poder que se manifiesta entre los géneros y que
suele expresarse de diversas maneras.
El territorio en disputa
La suerte del territorio de Pulmarí fue la misma que sufrieron otras áreas indígenas
de la Patagonia. Efectivamente, con la batalla de Pulmarí ocurrida en enero de 1883, en la
cual las tropas gubernamentales derrotaron a las diezmadas huestes del cacique Sayhueque
en la cordillera neuquina, comienza el sometimiento definitivo de las agrupaciones
indígenas de la región. Así fue como un año más tarde, el 23 de febrero de 1884, el cacique
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Manuel Namuncurá se rinde, entregándose en el Fortín Pulmarí conjuntamente con 331
miembros de su comunidad (Curruhuinca-Roux 1984).
La CIP se creó mediante la fusión de tierras fiscales provinciales por un lado y una
estancia de propiedad privada existente desde comienzos de siglo y que en el año 1948
fuera comprada por el Estado Nacional y cedida al Ejército Argentino para se utilizada
como haras para la cría de mulares. En 1984 el Estado Nacional y la provincia del Neuquén
deciden la creación de la CIP la cual se concreta en 1988. La CIP cuenta con una superficie
de 110.000 has. y fue creada con el objetivo de otorgar tierras adicionales a las reservas
indígenas del departamento para llevar a cabo la ganadería, principal actividad económica
de los pobladores mapuches. De las 6 agrupaciones del departamento Aluminé, 4 (Aigo,
Catalán, Currumil y Puel), fueron reconocidas como “reservas indígenas” por el gobierno
provincial en el año 1964, el cual cedió en usufructo un total de 23.505 has. con el
propósito de entregar en un futuro la propiedad de las mismas a los pobladores mapuches.
La entrega de las tierras bajo la forma de usufructo vitalicio constituían el punto de partida
de un proceso que debía finalizar con la mensura y entrega de las tierras en propiedad a las
agrupaciones. Ahora bien dicho régimen impone una serie de restricciones y
condicionamientos a los pobladores como la imposibilidad de obtener créditos, vender,
arrendar o dividir los campos ocupados. Hasta el presente, son escasas las reservas
mapuches de Neuquén que han recibido el título de propiedad de las tierras que ocupan.
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Cronología de los hechos
En el año 1984 durante el gobierno del Presidente Raúl Alfonsín, se crea la CIP. El
12 de septiembre de ese mismo año, en su visita a Neuquén el Presidente de la Nación
afirmaba: “Ahora, Pulmarí es para los Mapuches” (Ñancucheo 1998:20). En el tratamiento
legislativo de la cuestión se mencionaba que “(...) mientras al indio se lo margina en
terrenos yermos e ineptos, se hace por otra parte uso indadecuado de tierras que no
responden a ningún planteo estratégico del Ejército, un uso que no reporta ningún beneficio
a la Nación” (Congreso de la Nación 1985:166).
Entre los años 1984 y 1988, se discutió acerca de la manera en que se planificaría la
transferencia de Pulmarí a los indígenas. Con la creación de la CIP en 1987 2, los mapuches
comienzan a percibir irregularidades que entorpecerían la entrega de las tierras. Uno de los
reclamos más encendidos fue la escasa representación de los mapuches en el seno del
Directorio de la CIP: sólo un representante indígena sobre un total de ocho miembros.
A partir del año 1995 una serie ininterrumpida de conflictos se producen en torno a
los reclamos mapuches por las tierras de Pulmarí y las respuestas ofrecidas por el Estado
desde sus distintos niveles. Un detalle de los hechos puede consultarse en Carrasco y
Briones 1996, quienes cubren el desarrollo de los hechos hata el año 1996; y Ñancucheo
1998. Sintéticamente, el núcleo del conflicto estaba situado entre las organizaciones
indígenas de la región y la conducción de la CIP la cual era acusada de corrupta por
distribuir tierras a particulares ajenos a las comunidades.
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Decreto Nº 1.410 del 25/8/1987, ratificado por Ley Nº 23.612 de 1988.
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“Para volver a ser uno” en mapudungún.
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También eran muy variados los discursos y las apreciaciones valorativas que los
medios de prensa hicieron sobre el problema.
El diario “Río Negro” por ejemplo, en su edición del día 12/11/95 titulaba en una
nota que abarcaba dos páginas centrales: “Pulmarí no será Chiapas, pero...” (íbid.:29),
utilizando como título de la nota un testimonio conceptualizado como “(...) la acertada
definición de un viejo poblador de Aluminé” (ïbid:29). Más adelante calificaba al problema
como “(...) una complicada historia que parece arrancada de otros tiempos”, afirmando que
“ ´Huincas´ (hombres blancos) y ´paisanos´(mapuches que ocuparon la zona del paraje
Piedra Gaucha), que durante décadas convivieron en paz en un tranquilo y generoso
ambiente natural, dejaron de saludarse y se miran con desconfianza (...) Es que en este
laberinto de pasiones encontradas, las tierras que administra la Corporación Interestadual
Pulmarí rompieron la centenaria armonía de los pobladores de Aluminé” (íbid:29).
Evidentemente en las apreciaciones de este periódico no se perciben las centenarias
relaciones de desigualdad sufridas por los indígenas de la región, asumiendo la presunción
de una idílica armonía en el sistema interétnico regional.
Por otro lado, los mapuches que habían ocupado los cuadros defendían su actitud
con los siguientes testimonios:
“Este invierno fue muy pesado, murieron muchos animales, y necesitamos este
campo para alimentar la hacienda que nos queda, hubo compromisos que no se cumplieron
y no nos quedaba otra salida, porque nos estaban tijereteando toda la tierra y se estaban
perdiendo las pasturas” (dirigente de una agrupación de Aluminé en Río Negro
12/11/95:29). También enfatizaban el incumplimiento de una promesa del gobierno
provincial, liderado por el Gobernador Jorge Sobisch, cuando en mayo de 1995 los
mapuches ocuparon las oficinas de la Corporación. “Nosotros tomamos esa medida luego
de que se agotaron todas las vías administrativas, no nos quedaba otra salida” (dirigente de
la Coordinadora de Organizaciones Mapuche, íbid:29).
Respecto a las repercusiones del conflicto sobre la sociedad en su conjunto, fue muy
notorio el apoyo que las organizaciones indígenas recibieron de sindicatos como la
Confederación de Trabajadores de la Argentina (CTA), la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos (APDH), el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, como así
también de diversos diputados nacionales quienes solicitaron la aplicación de medidas que
favorecían a los indígenas ocupantes de las tierras de Pulmarí. La Iglesia Católica por su
parte, en la figura del Obispo de Neuquén Monseñor Radrizzani, también apoyó la actitud
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de las organizaciones mapuches, aunque en el caso del sacerdote con jurisdicción en una de
las comunidades involucradas, su apoyo se limitó a justificar el reclamo pero no la acción
ejecutada: “(...) el reclamo de los mapuches es justo (...) (pero) no estoy de acuerdo con las
formas, ellos están caminando por el filo de la navaja” (íbid:29).
Ahora bien, con relación al problema planteado por el territorio de Pulmarí , Becerra
señalaba que ante las denuncias de “usurpación” de las que fueron objeto diferentes
dirigentes de las organizaciones mapuches, al promover la ocupación de algunos cuadros de
los campos en disputa, los indígenas se encontraban ante una situación de “necesidad
justificante” dado que se trataba de tierras tradicionalmente ocupadas por las comunidades
mapuches, y que los principios de la reforma constitucional establecen la necesidad de
garantizar “(...) la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente
ocupan y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano (...)”
(artículo 75º, inciso 17º de la Constitución Nacional).
Vemos de este modo, como las propuestas del Defensor General de la Nación
contrastaban marcadamente con las decisiones procesales tomadas por los jueces federales
de Zapala, Neuquén, al tomar ciertas medidas como el desalojo y el procesamiento de los
“usurpadores” mapuches contemplando con estas acciones la defensa de los “derechos” de
la Corporación.
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Dicha reforma establece en su artículo 75°, inciso 17°, que corresponde al Congreso: “Reconocer la
preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos (...)” además de garantizar el respeto a su
identidad, reconociendo además diversos derechos, como el de la personería jurídica, a la educación bilingüe
e intercultural y a la propiedad de la tierra.
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postura liberal, que considera una supuesta igualdad de los ciudadanos ante la ley,
subsumiendo bajo un manto de neutralidad legal toda una serie de desigualdades originadas
muchas veces en situaciones relacionadas con el tratamiento de la diversidad.
Consideraciones finales
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productivos y de revalorización cultural en el área, en los cuales los mapuches tendrían una
plena participación en la toma de decisiones y en la ejecución de los mismos.
Por otra parte se están tratando de solucionar los conflictos existentes entre
representantes de organizaciones y agrupaciones diversas cuyos proyectos étnicos y
productivos difieren. En particular aquello relacionado con el discurso de la etnicidad y su
modo de expresión política. Algunas de las comunidades involucradas en el conflicto no
reconocen la autoridad y representatividad de las organizaciones que mayor nivel de
enfrentamiento tienen con las autoridades provinciales y de la Corporación. Este grupo, en
su gran mayoría adherentes al rito pentecostal y cooptados por el partido político que
gobierna la provincia en forma ininterrumpida desde 1983, adopta una actitud de
confrontación con las organizaciones mapuches más radicalizadas en sus reclamos, en
especial aquellos vinculados con el reclamo autonómico. Este último, entre otros,
constituye una de las claves a los fines de diferenciar los proyectos étnicos de los grupos
enfrentados. La autonomía del territorio mapuche planteada por los grupos más
radicalizados constituye el reclamo por el control de los recursos y la toma de decisiones
por parte de las comunidades sin que ello implique una reivindicación secesionista. Sin
embargo desde los sectores dominantes se utiliza este reclamo para descalificar la lucha de
las organizaciones mapuches al considerarlas como parte de un “proyecto imperialista que
socava las estructuras del Estado-nación y por ende su soberanía”.
Vemos así que a la represión inicial llevada a cabo por la justicia provincial y el
gobierno neuquino al producirse las acciones más radicalizadas de los mapuches, le siguió
una etapa signada por la negociación, en la cual fue muy importante la participación de
ciertos organismos nacionales (en especial el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas,
INAI), como así también de instancias jurídicas de suma relevancia como fue el accionar
del entonces Defensor de la Nación Nicolás Becerra, quienes lograron frenar las respuestas
más represivas desde el Estado, generando instancias de diálogo y negociación cuyos
resultados fueron muy productivos.
Bibliografia
10
Becerra, N. (1997) Derecho Penal y diversidad cultural. La cuestión indígena. Ed. Ciudad
Argentina, Buenos Aires.
Curruhuinca-Roux (1984) Las Matanzas del Neuquén. Crónicas mapuches. Ed. Plus Ultra.
Buenos Aires.
Ñancucheo, J. Pulmarí en la lucha del pueblo mapuche. Nosotros los otros. Año 2, Nº 3:20-
22. Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
Páez, J. (1970) La Conquista del Desierto. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires.
11
Radovich, J. y A. Balazote (1995) Transiciones y fronteras agropecuarias en norpatagonia.
En: H. Trinchero (Ed.) “Producción doméstica y capital. Estudios desde la antropología
económica”; pp. 63-79. Ed. Biblos, Buenos Aires.
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