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1.

Formulación del problema

Desde el comienzo de la humanidad el hombre ha buscado diversas maneras de suplir sus


necesidades básicas, entre ellas el acceso a la energía, inicialmente para lo fundamental, cocinar y
generar calor. No obstante, a medida que el hombre fue evolucionando nuevas necesidades salieron
a flote y la energía comenzó a jugar un papel fundamental en su supervivencia, pues estaba
involucrada en casi todas sus acciones cotidianas a pequeña, mediana y gran escala. Situación que
trajo consigo nuevos retos y a su vez una serie de problemáticas.

Tradicionalmente la generación de energía en el mundo ha sido a partir de la quema de


combustibles fósiles (gas natural, carbón y petróleo); sin embargo, a través del tiempo la demanda
energética ha incrementado significativamente, debido en gran parte al crecimiento exponencial
de la población, lo cual representa un problema, ya que los combustibles fósiles son un recurso
finito y cada vez su extracción es más compleja y estos no alcanzan a suplir la demanda mundial.
Del mismo modo, esta forma de generación de energía resulta ser altamente contaminante debido
a la emisión de gases de efecto invernadero, a la acidificación de suelos, la contaminación del
recurso hídrico, entre otros.

En las últimas décadas el ser humano empezó a ser consciente de los efectos nocivos que
tenía sobre el planeta y sobre él mismo, el uso indiscriminado de los recursos y la contaminación
de estos. Es por esto por lo que diferentes países alrededor del mundo se han ido encaminando en
pro de un desarrollo sostenible. El desarrollo sostenible se define como la satisfacción de “las
necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras
para satisfacer sus propias necesidades” (Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo, 1987). De allí la obligación del ser humano de generar una relación equilibrada entre
hombre, naturaleza y sociedad que permita garantizar la supervivencia de él y del planeta en
óptimas condiciones. Algunas de las acciones para cumplir este objetivo han girado en torno a la
de generación de energía limpia, como la energía hidroeléctrica, eólica, solar y geotérmica. Países
como Colombia demuestran que la transición energética es posible y rentable, pues actualmente
alrededor del 65% de la energía producida en este país proviene de centrales hidroeléctricas
(Carvajal & Jiménez, 2012), gracias a su abundante recurso hídrico. Sin embargo, según (Castillo,
y otros, 2014) el 37% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la quema de
biomasa y de combustibles fósiles, lo cual evidencia que Colombia tiene un buen panorama
energético, pero aún hacen falta esfuerzos para potenciar las energías renovables, como la solar y
la eólica. Al 2018 Celsia generaba 3.534 kWp a partir de energía solar gracias a sus granjas solares
ubicadas en los departamentos de Valle del Cauca y Bolívar. Así mismo, la energía eólica se abrió
paso en Colombia en el año 2004 con la inauguración del parque eólico Jepírachi, ubicado en el
departamento de La Guajira, el cual le entrega al país 19,5 MW. El camino de las energías
renovables en Colombia ha sido trazado, pero aún debe afrontar una serie de retos que involucran
el factor económico e inherentemente a sus habitantes y las problemáticas asociadas a estos.

Según el Ministerio de Minas y Energía alrededor de 470.000 viviendas en Colombia no


tienen acceso a la energía y, varias de las zonas que se encuentran conectadas a la red eléctrica,
como en algunos municipios del Chocó, el suministro de energía presenta fallas constantes y en
repetidas ocasiones entran en racionamiento; razón por la cual estas comunidades han optado por
instalar plantas Diesel para suplir sus demandas de energía; sin embargo, esta alternativa resulta
ser altamente contaminante debido a las emisiones de gases de efecto invernadero que la
combustión genera y, estas plantas de generación requieren de un mantenimiento regular para que
funcione de manera óptima, sino funcionará intermitentemente, que es lo que generalmente ocurre.

“Colombia se divide energéticamente en dos tipos de zonas: las Zonas Interconectadas (ZI)
y las Zonas No Interconectadas (ZNI); las ZI son aquellas que tienen acceso al servicio de energía
eléctrica a través del Sistema Interconectado Nacional (SIN) y las ZNI son aquellas que no tienen
acceso al SIN. Las ZNI están ubicadas en lugares de difícil acceso, a largas distancias de los centros
urbanos; carecen de infraestructura física y no cuentan con vías de acceso apropiadas” (Gómez,
2011).

Las energías renovables resultan ser una de las alternativas óptimas para estas zonas no
interconectadas, ya que permiten que las comunidades tengan un flujo de energía constante e
independiente de la red eléctrica y a su vez, el impacto ambiental se disminuiría significativamente.
Por otro lado, la energía eólica resulta ser una alternativa limpia y relativamente económica, pues
los materiales para su construcción pueden variar significativamente, en peso y costos. Además,
los impactos al medio ambiente son muy reducidos en comparación con otras alternativas. Este
tipo de energía no ha sido muy implementado en Colombia, debido principalmente a las bajas
velocidades de viento del país por lo que instaurarla representa un reto para la ingeniería
colombiana, pero a su vez el panorama es prometedor, ya que para la generación eólica en pequeña
escala no se pretende obtener grandes cantidades de energía, pues se espera instaurar en zonas de
baja densidad demográfica y el uso de materiales alternativos también contribuiría a simplificar su
incorporación. De ahí la importancia de ¿Cómo generar energía eólica en el departamento del
Chocó con bajas velocidades de viento y a un bajo costo?

2. Justificación
La seguridad energética y la reducción de las emisiones de CO₂ crearán nuevos retos
ambientales, económicos y estratégicos (CEPAL, 2016). Es de vital importancia comenzar a tomar
acciones al respecto para que Colombia como país en desarrollo sea capaz de transformarse para
afrontar los retos medioambientales y sociales relacionados a la generación de energía que se vive
actualmente y de esta manera asegurar un desarrollo y un futuro sostenible.

“Una mayor contribución de energías renovables a la matriz de generación energética


permitirá mejorar la seguridad de suministro eléctrico en la región (reduciendo la exposición a la
volatilidad de los precios del petróleo y las sequías), así como limitar la emisión de gases de efecto
invernadero (GEI) y contribuir a la reducción del coste de energía en la región” (Banco Mundial,
2017). Generar energía eléctrica sostenible en las poblaciones rurales es una manera de comenzar
con la transición que está naciendo en el país hacia las energías renovables. Esta transición parte
de la necesidad de dejar la dependencia energética que hay actualmente en recursos no renovables.

Según el Banco Mundial, para 2016, el 19.554% de la población total de Colombia


pertenecía a población rural y por su ubicación poco estratégica, estas poblaciones no están
conectadas a la red eléctrica nacional.

Energía asequible y no contaminante es uno de los objetivos de Desarrollo Sostenible de


la ONU; justificando que: la energía es fundamental para casi todos los grandes desafíos y
oportunidades a los que hace frente el mundo actualmente; ya sea para el empleo, la seguridad, el
cambio climático, la producción de alimentos o para aumentar los ingresos. El acceso universal a
la energía es esencial; sin embargo, el avance en todos los ámbitos de la energía sostenible no está
a la altura de lo que se necesita para lograr su acceso universal y alcanzar las metas de este objetivo,
es por ello, que son necesarias las inversiones públicas y privadas en energía, así como también
mayores niveles de financiación y políticas con compromisos más audaces, además, es primordial
que haya buena de los países para adoptar nuevas tecnologías en una escala mucho más amplia
(ONU, s.f.).

“La zona rural en Colombia se encuentra en una etapa de transición demográfica rezagada,
en comparación con la zona urbana y con el agregado nacional; la disminución de la tasa de
fecundidad en la zona rural ha sido menos acelerada y la esperanza de vida al nacer es menor”
(Meza & Junca, 2011). Este rezago en la transición demográfica pone en desventaja a la población
rural, por un lado, altas tasas de dependencia demográfica están estrechamente correlacionadas
con niveles de pobreza más elevados; de otro lado, la baja proporción relativa de población
potencialmente activa que aún cuenta con bajos niveles de escolaridad, contribuyen a perpetuar
menores niveles de crecimiento y productividad, a lo que se suma una oferta insuficiente y
desarticulada de servicios públicos y privados de calidad (Cepal, 2016).

Generar energía para la población rural en Colombia que no está conectada a la red eléctrica
no debe ser visto como un problema, sino como una oportunidad para dar una solución óptima
mediante la implementación de energías renovables. La energía, evidentemente, es el pilar del
desarrollo de los procesos productivos, del progreso social de los países y elemento fundamental
del avance tecnológico mundial (Suarez, 2016); por lo anterior, es de gran importancia llevar
energía a toda la población del país; Llegar a alcanzar un 100% de cobertura eléctrica permitirá
que los habitantes de las comunidades rurales aisladas mejoren de forma radical su calidad de vida,
podrían acceder a mejores herramientas para educarse, podrían refrigerar alimentos y vacunas,
además de poder emprender proyectos productivos que les permitan soñar con un mejor presente
y futuro (Suarez, 2016). Por ejemplo, según Las Naciones Unidas, las montañas son el hogar de
915 millones de personas aproximadamente, representando el 13 por ciento de la población
mundial, Sin embargo, uno de cada tres habitantes de las montañas en los países en desarrollo es
vulnerable a la inseguridad alimentaria, y se enfrenta a la pobreza y al aislamiento.
Las poblaciones de las zonas montañosas, al igual que el resto, tienen derecho a recibir los
beneficios que ofrecen la ciencia y la tecnología, para ello se les debe facilitar el acceso a la energía
eléctrica que en gran medida es generada en las montañas; el acceso a la electricidad y
comunicaciones, más educación, dará el «empoderamiento» para que estas poblaciones puedan
decidir sus destinos y utilizar mejor sus recursos, eso también les elevará sus autoestimas de tal
manera que no estarán esperando la oportunidad para emigrar a las tierras bajas (Cordova, 2009).

Analizar el potencial y las implicaciones de la implementación de energías renovables en


zonas alejadas y de difícil acceso como los son las zonas rurales colombianas, debido a la
topografía o a la poca presencia del Estado, es de gran importancia no sólo para la población sino
para el medio ambiente. La energía eólica para el caso de las poblaciones rurales en Colombia
resulta ser ideal porque es de bajo costo y la tecnología necesaria para su instalación es sencilla,
además los espacios usados para generar este tipo de energía no afectan la actividad agrícola, la
cual es una de las principales actividades en las zonas rurales y por supuesto, no tiene un impacto
ambiental negativo. Entre algunos otros beneficios que podría traer el uso energía eólica está la no
generación de residuos y la no utilización de baterías contaminantes como las usadas con la energía
solar, además, una zona rural es bastante apta para la implementación de este tipo de energía,
debido a que los vientos pueden circular libremente sin grandes obstáculos, gracias a la poca
infraestructura existente en estas zonas.

El departamento del Chocó está en el tercer puesto en demanda energética de zonas no


interconectadas, solamente superado por el Archipiélago de San Andrés y por Amazonas, además
según los mapas de viento del IDEAM cuenta con la velocidad del viento viable (5 a 6 m/s) para
la producción de energía eléctrica a través de la energía eólica, es por ello que determinar la manera
más eficiente de generar energía eólica en el departamento del Chocó según sus necesidades
energéticas y sus condiciones geográficas permitirá llevar energía limpia y económica a
poblaciones que no tiene un fácil acceso a la red eléctrica.
3. Objetivos del proyecto
3.1. Objetivo General
Analizar diferentes parámetros que optimicen la generación de energía eólica con bajas
velocidades de viento y bajo costo para llevar energía al departamento del Chocó.

3.2. Objetivos Específicos


 Comparar diferentes materiales para la fabricación de los generadores eólicos para seleccionar
aquel que resulte más liviano y económico.
 Definir qué tipo de perfil aerodinámico es más adecuado a la hora de trabajar con bajas
velocidades de viento y que alcance al menos una eficiencia del 35% para que represente una
alternativa viable.
 Simular diferentes tipos de generadores eólicos que sean óptimos para bajos vientos, tomando
como parámetros de análisis: el twist del elemento, la geometría, la eficiencia, las viscosidades
del fluido y aprovechamiento de las corrientes.

4. Marco de referencia

4.1 Antecedentes

Colombia se ha comprometido con reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en


un 20% para 2030. Para lograr esto una de las políticas creadas fue la ley de Energía Renovable
lanzada en 2014, que apunta a “promover el desarrollo y uso de fuentes de energías no
convencionales” con incentivos indirectos, como la reducción de impuestos o exenciones.

“El consumo de energía eléctrica anual del país está cerca de alcanzar los 70.000 GWh/año
y para los próximos 11 años, según las proyecciones realizadas por la UPME, se espera un
incremento promedio del 2% anual, teniendo en cuenta las expectativas de dinámica del sector
industrial, la electrificación de la economía y un incremento en el número de vehículos eléctricos,
que para 2030 se estima sean 400.000 en circulación en las vías colombianas” (Bancolombia,
2019).

Para lograr suplir el aumento de la demanda energética es necesario que se expanda la


infraestructura de generación de energía, siendo la energía eólica una alternativa viable ya que los
vientos que se presentan en el país son considerados los mejores de Sudamérica, es por ello que a
nivel nacional cada vez se realizan avances en este tema, tanto así que de los 425 iniciativas que
ya tienen el aval de la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME) 12 son proyectos eólicos
(REVE, 2019).

Según la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (SSPD, 2018) el 51% del


territorio nacional es zona no interconectada (ZNI), de las cuales hacen parte 70 municipios y 36
cabeceras municipales, en donde el servicio de energía es deficiente y costoso.

Las ZNI en su gran mayoría no cuentan con la ventaja de tener velocidades de vientos altas,
por lo cual es de gran importancia potencializar tecnologías como los aerogeneradores de bajas
velocidades; ya que son una gran alternativa de implementación en estos lugares.

“Sáenz de Miera argumenta que será imprescindible que la tecnología eólica alcance la
competitividad plena en el mercado, y que se asiente el marco regulador, incentivar las mejoras de
eficiencia y la reducción de costos, y redefinir la planificación energética para compatibilizar el
fomento de las renovables con la seguridad y la eficiencia en el sistema eléctrico” (Barranco &
Albarracìn, 2013).

Según un estudio realizado en la Universidad de La Frontera en Chile, la energía eólica se


perfila como una solución adecuada para territorios aislados con la cual es posible contribuir al
autoabastecimiento energético. Se utilizó un sistema de control que permite maximizar el
rendimiento a bajas velocidades, entre 6 y 10 m/s; con el cual se obtuvo una generación alrededor
de 20 KW (Universidad de la Frontera, s.f.).

Conforme a una investigación realizada por la Universidad Nacional de Colombia


(UNAL,2019) se dictamina que la capacidad instalada de viento será 8 veces mayor para el año
2030 con respecto a la inicial, además que la rentabilidad de esta será casi el triple de lo que es
actualmente.
4.2 Marco Teórico

“El término «energía eólica» describe el proceso por el cual el viento se usa para generar
energía mecánica o eléctrica. Las turbinas eólicas convierten la energía cinética del viento en
energía mecánica, esta se puede usar para labores específicas (tales como moler grano o bombear
agua), o bien, un generador puede convertir esta energía mecánica en electricidad” (Molina, 2016).

“La energía eólica mueve una hélice y, mediante un sistema mecánico, hace girar el rotor
de un generador que produce energía eléctrica. Los aerogeneradores suelen agruparse en
concentraciones denominadas parques eólicos con el fin de lograr un mejor aprovechamiento de
la energía, lo que reduce su impacto ambiental. Las máquinas tienen una vida útil de veinte años”
(Secretaria de Energia de Argentina , 2008).

A comparación de las demás energías renovables, la energía eólica tiene grandes ventajas
para desarrollarse a nivel mundial, cuenta con características que la hacen amigable con el medio
ambiente, ya que no emite sustancias toxicas, ni contaminantes al aire; de igual forma no genera
residuos y tampoco contamina el agua; lo que conduce a un desarrollo sostenible.

Actualmente, la energía eólica tiene dos limitaciones que impide que se potencialice como
fuente principal de producción eléctrica, la primera es el rendimiento energético de los
generadores, mientras que la segunda es el impacto eléctrico que los parques eólicos provocan
sobre el sistema de potencia al cual inyectan generación (Gimenez & Gómez, 2011); lo anterior,
termina siendo un inconveniente ya que por los altos costos de instalación y operación es necesario
obtener el máximo rendimiento. Lo anterior se ve reflejado en el parque eólico más grande de
Colombia (Parque eólico de Jepirachí); el cual tiene una capacidad estimada para producir 21GW
que equivale a satisfacer aproximadamente dos veces la demanda nacional, sin embargo, solo se
ha instalado 19,5 MW explotando solo un 0,4% del potencial teórico (Molina, 2016). Aun así, este
parque eólico es considerado un laboratorio para conocer la viabilidad de la implementación de
este tipo de energía alternativa en el, lo que significa un gran avance para en temas de energías
renovables.
El interés por parte de gobierno nacional de desarrollar este tipo de alternativas termina
siendo fundamental para disminuir la brecha que existe entre beneficio y costo, ya que reduce la
carga tributaria para este tipo de proyectos, que a largo plazo termina siendo un ahorro y un
progreso en la transición de energías fósiles a energías renovables.

Referencias

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