Orar es hablar con Dios, nuestro padre celestial, para
adorarle, alabarle, darle gracias y pedirle toda clase de bienes. Habla a Dios con sencillez y naturalidad. Háblale con tus propias palabras, se puede orar con formulas ya hechas y espontáneas, y también repitiendo siempre la misma frase. La oración debe de hacerse con atención, reverencia, humildad, confianza, fervor, perseverancia y resignación con lo que a la voluntad de Dios desea. La oración debe de hacerse con fe muy firme de que si conviene nuestra petición, Dios confederal lo que pedimos pero no podemos anteponernos a su voluntad. Es necesario orar y orar a menudo, porque Dios así lo manda “pedid y recibiréis” y es necesario orar siempre sin desfallecer, la verdadera oración pone siempre en movimiento el corazón. No pedimos para obligar a Dios que cambie sus planes, ni para informarle lo que necesitamos pues El ya lo sabe. Pedimos porque El quiere que le colaboremos para lo que quiere concedernos. Ten la costumbre de acudir a Dios en todas tus penas y alegrías, para encontrar consuelo y ayuda, en tus alegrías para dar gracias, en tus penas para encontrar consuelo y ayuda, Dios esta siempre dispuesto a colmarnos de gracias, nosotros en cambio ni siquiera estamos dispuestos a recibirlas, la oración nos hace aptos para ellos. Jesús nació en un pueblo que sabia rezar, su costumbre era formar a los hombres en la oración desde sus primeros años, lo consideraban muy importante para su vida personal y comunitaria. En la época de Jesús los israelitas oraban al amanecer, a las 3 de la tarde y al ponerse el sol. En las horas de la mañana y en la noche recitaban el Sheman (Deum 6-4) acompañada de la thephillah, esta ultima consistia en una plegaria hímnica de 18 bendiciones y al final añadían las intenciones personales. Thephillah: Bendito seas el Señor, nuestro Dios y Dios de nuestros padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, Dios grande todo poderoso y terrible, nuestro escudo y escudo de nuestros padres, nuestro recurso en todas las generaciones, bendito seas Señor escudo de Abraham. Los habitantes de la cuidad santa acudían al templo para asistir al “sacrificio Vespertino”Hec 3-1 a las 3:00 PM fuera de Jerusalén los fieles se unían espiritualmente a la oración de la comunidad reunida en el templo. Los sacerdotes, levitas y algunos laicos subían por turnos (24 grupos) a Jerusalén para asegurar el servicio del templo y durante las semanas en que los sacerdotes de su clase estaban en su residencia habitual, se reunían en las sinagogas (especialmente el sábados), para leer la escritura y rezar, participando así de lejos en el sevicia del templo a las 3 de la tarde. Jesús pertenecía a una familia piadosa, Lucas 2-41,42 había aprendido a orar en casa con sus padres, en Nazareth. También asistía a la liturgia a la sinagoga los sábados, Lc 4- 16 como todos los israelitas recitaban el Shema, como lo apreciamos en Marcos 12-28,30. Podemos afirmar con certeza que Jesús no pasó ningún día de su vida sin orar. La oración nos hace vislumbrar algo de la vida secreta de Jesús, la oración es la fuente donde sacaba fuerzas día tras día. El evangelio es el que revela la necesidad de absoluta oración. Jesús nos enseña a orar en la madrugada Mc 1-35. Nos invita a orar en un lugar solitario Mc 1-35; Lc 5-16. Jesús con su ejemplo, lo mismo que su doctrina, no enseña el deber y el modo de orar. Su enseñanza se extiende en su manera de orar comenzando con el Padre nuestro, en Mt 6-9.13 y en Lc 11-2,4. La impresión dominante es la certeza de ser escuchados es fuente y condición de la oración. Mt 18-19; Mt 21-22; Lc 8,50 Marcos lo expresa en forma directa Mc 11- 24; Mc 9-23 debemos orar al padre con la seguridad de que somos escuchados por El Lc 11-13; Mt 7-11. La anterior se funda en la presencia del padre que ve en lo secreto Mt 6-6. Hay que orar sin cesar Lc 18-1; Lc 11-5,8 debe expresarse la vigilancia del corazón, de lo contrario nos dejaríamos sumergir en los problemas cotidianos. Lc 21-36. La oración ha de ser humilde sin pretensiones ante Dios, Lc 18-10.14, ni vanagloria ante los hombres, Mt 6-5,6 la oración del corazón más que de los labios. La oración debe de ser insistente. Hasta la inoportunidad, Sra. ciertamente escuchada si la hacemos con fe y en nombre de Jesús pidiendo cosas buenas como por ejemplo el Espíritu Santo. Lc 11, 13. hay que orar en todo momento siguiendo el ejemplo de Jesús que oraba en la montaña, oraba toda la noche, oraba cuando lo buscaban, oraba en compañía de sus discípulos, oraba cantando himnos, oraba con acción de gracias al padre incluso antes de ser escuchado, oraba en momentos de alegría y gozo, en el culto de las fiestas en el templo, en los momentos de las comidas, en las tentaciones, en los momentos de prueba y de sufrimiento, la oración de Jesús tiene que ver con su vida, su misión, y la educación de los discípulos, también oro en el bautismo, antes de elegir sus discípulos, en la transfiguración, Jesús intercede ante el padre por nosotros por medio de la oración.