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Resumen
En el siguiente trabajo describimos el camino que hemos trazado en una investigación cuyo
objetivo principal se relaciona con conocer cómo significan, profesores y estudiantes del
nivel superior, las prácticas de inclusión educativa.
Se trabajó con entrevistas, encuestas semiestructuradas y grupos focales destinados a la
gestión directiva, a profesores y a estudiantes de carreras docentes del nivel superior.
Los primeros hallazgos de la investigación nos posibilitan afirmar la coexistencia de
diversos posicionamientos construidos en relación a la inclusión educativa. Para los
estudiantes entrevistados pensar la inclusión amerita generar espacios institucionales que
atiendan lo que hemos llamado los rasgos de la población estudiantil. Dicha significación es
atribuida tanto al propio proceso formativo en el nivel superior como a los procesos que
puedan generar (como docentes) en los contextos escolares futuros. En cambio, los
profesores formadores enfocan la mirada principalmente en las potencialidades que
encierran los saberes que se desarrollan en el marco de la formación del nivel superior para
pensar prácticas profesionales situadas. Asimismo, los entrevistados manifestaron el
desconcierto que genera lograr acuerdos para repensar las instituciones desde perspectivas
inclusivas.
Palabras claves: Inclusión educativa. Investigación. Formación Docente. Prácticas
pedagógicas. Nivel superior
Abstract
Keywords:
Primera parada. ¿Por qué nos interesó investigar acerca de la inclusión educativa en
la formación docente?
¿Por qué hablar de inclusión educativa hoy? ¿qué es incluir? ¿cómo desarmar esa
demanda instalada en las instituciones escolares desde las políticas públicas y que se
corporiza en las instituciones a partir de situaciones concretas? ¿Cómo delinear trayectos
formativos que colaboren al abordaje complejo de situaciones institucionales que van más
allá de lo esperado?
Son muchos más los interrogantes que nos invaden en nuestros escenarios de
formación, y que en un principio permiten la duda, el desconcierto, pero si no nos
detenemos a pensarlos en profundidad y a construir caminos colectivos de intervención
escolar pueden provocar más malestar que el que ocasiona, en algunos actores
institucionales, la misma demanda de inclusión.
Ese es en parte el nudo que intentamos desarmar. En un principio, como miembros
del equipo de investigación comenzamos a analizar los significados que iban construyendo
los actores institucionales sobre la “inclusión educativa”. Dicha indagación nos remitía a
pensar si las escuelas, las universidades, los institutos de formación docente estaban
pensándose como instituciones que favorecían el ingreso, la permanencia y el desarrollo de
las trayectorias de los sujetos que formaban parte de las mismas. Lo cual también nos
llevaba a analizar las instituciones “por dentro”. Es decir, pensar las instituciones como
espacios preparados para alojar la diversidad (en cuanto a las poblaciones que asisten en
relación a dimensiones culturales, económicas, familiares, etc).
Nos interesa reflexionar sobre estas discusiones en el marco de la formación
docente, porque sostenemos que, como formadores de formadores, debemos profundizar en
dichos planteos y generar nuevas reflexiones en pos de construir prácticas colaborativas en
las instituciones escolares.
Pensar las instituciones que forman docentes para luego pensar cómo esos docentes
construyen la idea de inclusión educativa no fue una tarea fácil porque aún hoy, el equipo
sigue debatiendo sobre qué significa hablar de inclusión en la formación docente. Para no
continuar el análisis sin algunas de las conclusiones a las que hemos ido arribando, a
continuación, acercamos algunas de los recorridos teóricos que el equipo viene realizando.
Durante este último tiempo, notamos así, que la inclusión y la diversidad es el tema
que aflora en el vocabulario de los agentes sociales y educativos. Concretamente, en el
campo pedagógico han entrado en escena hace poco tiempo, tras la implementación de
políticas que pretenden paliar la exclusión de grandes sectores sociales asediados por las
consecuencias de la ideología neoliberal.
Diversos autores sostienen que, a pesar de las políticas implementadas durante todos
estos años, tendientes a promover condiciones de equidad, el comienzo del siglo XXI sigue
presentando fuertes desigualdades sociales, económicas y educativas, ya que los
planteamientos integradores difieren en cuanto a la atención a la diversidad presente en
todos los discursos, toda vez que se sustentan en un entramado de construcciones sociales
basadas en la desigualdad y la exclusión.
Es así, que la UNESCO define la educación inclusiva en su documento conceptual
como el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los
estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las
comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación. Involucra cambios y
modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión
común que incluye a todos los niño/as del rango de edad apropiado y la convicción de que
es la responsabilidad del sistema regular, educar a todos los niño/as. Entendemos que el
desarrollo de prácticas colaborativas favorece el despliegue de acciones enriquecedoras
tendientes a mejorar las situaciones de inicio. La colaboración involucra una cuidadosa
negociación, la toma conjunta de decisiones, la comunicación efectiva y el aprendizaje
mutuo en un emprendimiento que se centra en la promoción del diálogo (Day, 2011).
Echeita y Ainscou (2011), destacan cuatro elementos determinantes de la inclusión.
La inclusión es un proceso. Hay que entender la Inclusión Educativa como un proceso de
cambio que requiere revisiones continuas y mejoras progresivas, no pudiendo reducirse
simplemente a una ley o discurso puntual con recorrido temporal limitado
Nos parece importante exponer también que hablar de inclusión educativa hace
referencia a un proceso, que implica inicialmente introducir algunos cambios relevantes en
las instituciones escolares que colaboren al logro progresivo de la inclusión. Tal como lo
afirma Rojas (2016):
Yuni y Urbano (2014) plantean que “investigar supone tomar decisiones acerca de
cómo resolver el problema de investigación. Para ello el investigador debe ponderar y
valorar diferentes caminos que le ofrecen las tradiciones científicas y los enfoques de
investigación desarrollados en cada campo del saber científico” (p. 7). En tal sentido,
como equipo de investigación fuimos asumiendo ciertas decisiones en relación con las
finalidades de la investigación.
En relación al tema de la investigación y al alcance de sus objetivos decidimos
trabajar con tres técnicas de recolección de la información íntimamente relacionadas:
entrevista semiestructurada a los equipos directivos de ambas instituciones de educación
superior, encuestas semiestructuradas a docentes y alumnos de carreras docentes y grupos
focales a ambos actores. En un principio, se abordaron las encuestas semiestructuradas para
conocer las significaciones construidas por dichos grupos en relación con la inclusión
educativa. También se adoptó esa decisión metodológica porque pretendíamos abordar la
totalidad de la población de ambas instituciones y luego seleccionar una muestra.
En cambio, con el equipo directivo, se decidió realizar entrevistas semiestructuradas
ya que al ser solo dos equipos (uno por cada institución formadora) conformados por tres
personas cada uno de ellos, fue factible dicho procedimiento. Además, porque los
entrevistados manifestaron, desde un principio, una gran predisposición al diálogo, actitud
que enriqueció enormemente el proceso investigativo.
Se decidió trabajar con grupos focales porque pretendíamos profundizar los
primeros análisis realizados en base a la información recolectada en las encuestas
efectuadas a docentes y alumnos.
El guión de las entrevistas y encuestas focalizó en diversos aspectos. El instrumento
indagó tres dimensiones generales:
Nosotras pudimos tomar la decisión de abordar los grupos focales con una base de
información obtenida previamente a través de encuestas, lo cual favoreció enormemente la
construcción de las preguntas que guiaron el diálogo. También abordamos el trabajo con
grupos focales porque los mismos “permiten considerable flexibilidad en cómo formular
las preguntas de grupo a grupo. Además, la naturaleza de las respuestas depende de los
participantes mismos”. (Mella, 2000, p.5).
La metodología seleccionada nos permitió generar una situación en donde se
pudieron pensar de manera colectiva las apreciaciones personales sobre el objeto de
estudio. También fueron muy enriquecedores los espacios de diálogo entre los
participantes, ya que emergieron algunas propuestas para alterar el camino formativo de las
carreras docentes.
En relación con las representaciones que las alumnas en formación han construido
sobre lo que ellas entienden por inclusión educativa se evidencian características que tienen
que ver con: el respeto por la diversidad de las poblaciones estudiantiles, el trabajo
colectivo de la docencia para el logro de los objetivos escolares, la elaboración de
propuestas de enseñanza significativas para el grupo de alumnos. En definitiva, la inclusión
se relaciona en líneas generales, con volver a formar parte de un proyecto educativo
significativo para los sujetos que participan del mismo.
Este planteo se define como uno de los desafíos a los que se enfrentan las futuras
docentes. Tal desafío se relaciona con volver a pensar la institución escolar, la
“naturalización” de sus prácticas, las resistencias que se evidencian por parte de algunos
actores, y las estrategias que delinean los docentes como los “encargados” de generar
prácticas inclusivas.
Las voces de las alumnas en formación expresan lo siguiente:
“Inclusión es la capacidad de incluir a un grupo de alumnos respetando sus
contextos, su cultura, su economía en un aula”. (Alumna 7 de la carrera
Profesorado en Educación Primaria).
“Tener en cuenta todas las necesidades educativas, más que nada escuchar
para que pueda estar en el aula. Hemos visto eso de que cuando un alumno no
sabe leer o escribir lo sacan del aula”. (Alumna 8 de la carrera
Profesorado en Educación Primaria).
“Inclusividad tiene que ver con esto del cuidado del otro”. (Alumna 10 de la
carrera Profesorado en Educación Primaria).
Son muy interesantes los análisis que realizan las futuras docentes en relación al
tema de la inclusión. En primer plano aparece la idea de la singularidad de los espacios
educativos, es decir, las docentes en formación identifican la importancia que reviste
construir escenarios escolares que tiendan al respeto de la diversidad. Desde ya que el
punto de partida en la formación tiende a debatir este tema, instalando nuevas visiones
sobre las características que adoptan los escenarios áulicos. Son las mismas alumnas que
explicitan la necesidad de abordar otras estrategias de enseñanza que tiendan a pensar la
diversidad desde los procesos formativos iniciales.
También es relevante remarcar las experiencias previas de las alumnas en formación
en cuanto a las acciones que tienden a repetirse en las instituciones escolares frente a
situaciones de aprendizaje de los alumnos. ¿Qué sucede cuándo un alumno no logra
alcanzar los objetivos previstos por la institución? ¿Cómo pensar la educación de todos sin
descuidar los procesos individuales? ¿Cómo pensarlo desde la formación docente inicial y
laboral futura? Estos son solo algunos de los interrogantes que inundan las preocupaciones
de la formación docente actual y que posibilitan abrir nuevos caminos de acción para
repensar las prácticas denominadas inclusivas.
Continuando con los fragmentos extraídos de los grupos focales podemos acercar
las siguientes líneas:
“Es como una habilitación que te dan para estar en un sistema. Si te ayudan a
quedarte continuas sino te vas”. (Alumna 1 de la carrera Profesorado en
Educación Inicial).
Las apreciaciones de las futuras docentes sobre las significaciones construidas sobre
la inclusión educativa se relacionan con las posibilidades que la institución educativa brinda
a las poblaciones estudiantiles (que circulan en ella) para continuar formando parte de la
misma. Es decir, a partir de las apreciaciones que explicitan se puede analizar claramente
que las poblaciones estudiantiles que asisten a las instituciones escolares están demandando
estrategias de intervención diferenciadas que atiendan precisamente la diversidad de
situaciones iniciales que afectan de manera notoria los procesos de aprendizaje y que
impiden por ende la continuidad de los estudios. Lo que reaparece en estas líneas es la
discusión sobre los sentidos que actualmente tienen los procesos de formación que brinda la
escuela actual. ¿Cómo hacer posible la inclusión educativa en los contextos actuales?
¿Cómo repensarla desde la formación docente inicial? ¿Qué acciones pueden instalar los
docentes en las instituciones escolares? ¿Cómo vincular la escuela con otras instituciones
que colaboran en la formación? Son algunas de las inquietudes que emanan cuando nos
detenemos a pensar nuestras prácticas de formación actual.
El trabajo aislado y solitario del docente es una de las características que
persiste en los contextos institucionales actuales.
Las instituciones del nivel superior también se hacen eco de los cambios que se
esperan en la formación docente actual traducidos en varias acciones que intentan brindar
nuevos giros, tales como, la constante revisión de los planes de estudios de las carreras
docentes, en un intento por actualizar el currículum en base a demandas, exigencias,
mandatos y preocupaciones de los actores institucionales; conformación de nuevos espacios
de formación continua destinados a docentes egresados que tiendan a repensar sus prácticas
profesionales; disponibilidad para gestar experiencias formativas en instituciones escolares
del nivel escolar para el cual se los forma a los futuros docentes, con la intención de
entablar diálogos entre la formación docente inicial y las prácticas situadas, entre otros.
Las alumnas consultadas dan cuenta de los cambios que las instituciones del nivel
superior están desarrollando, lo cual implica repensar en definitiva el rol que asumirán en
sus futuras prácticas docentes situadas:
“El cambio es del docente, acá nos están enseñando a hacer las cosas
diferentes. El tema es si vos llegas al aula y enseñas las cosas que te
enseñaban a vos, no hay cambio”. (Alumna 3 de la carrera Profesorado
en Educación Primaria).
“Puntualmente porque yo considero que un alumno está tan bien cuando se empodera del
saber acompañado por alguien (…) En la escritura, por lo menos, ya que es un problema
grave que tienen. Eso te da ganas de querer formar parte de una institución educativa
(Docente 2. Instituto de Formación de gestión privada).
“Por ahí una forma quizás de trabajar inclusivamente la práctica lectura y escritura, yo la
veo en el aula del secundario y también acá. Es tratar de no desacreditar ese conocimiento
que los chicos tienen del uso de la lectura y la escritura por fuera de la escuela; más allá de
que se corran de la lengua estándar, de la enseñanza de la normativa, sino más bien ofrecer
una alternativa para que puedan comunicarse eficazmente y lograr mejores propósitos en un
ámbito que no tenga que ver con su cotidianidad (Docente 4. Instituto de Formación de
gestión pública).
“También me parece importante acercarse en serio al que entra al instituto, estoy hablando
del que ingresa; tratar de aproximarnos nosotros que poseemos esta posibilidad de amplitud
y que tenemos este sesgo más académico en nuestra enunciación, tratar de visualizar y de
no perder el contacto con aquello que realmente están preguntando y acompañarlos y
asesorarlos y hacer más próximo a ser como un puente entre nuestra lengua académica y
ellos (…) Justamente trabajamos con una herramienta fundamental: la lengua, el lenguaje.
Esta mirada de prácticas de uso sobre la lectura y escritura se potencian, hacen foco,
justamente en la enseñanza al futuro profesor de educación primaria porque el recorrido que
hacen desde la lengua - que se hace desde alfabetización inicial - ahora se corre en la
currícula a un segundo año; allí es en donde se medita, se reflexiona, se estudia” (Docente
5. Instituto de Formación de gestión pública).
En definitiva, creemos que hay un punto de encuentro entre las apreciaciones manifestadas
por los alumnos en relación a la idea que subyace sobre la inclusión, como la habilitación
por parte de la institución formadora (flexibilidad en los tiempos, habilitación de espacios
para el desarrollo de trabajos, facilitación del material en versión digital, la contención
afectiva y académica de los espacios de tutorías, entre otras) y la gestación de prácticas
formativas por parte de los profesores responsables en cuanto a pensar en la diversidad de
las poblaciones estudiantiles que circulan por la educación superior.
Los profesores inicialmente piensan la inclusión desde el lugar del enriquecimiento de los
saberes de los futuros profesores, y desde allí piensan y diseñan nuevas propuestas que en
parte entran en sintonía con lo analizado por los alumnos: espacio de tutorías como un
espacio de reconocimiento de posibilidades de continuación de los estudios y de los
obstáculos que impiden la permanencia; el acercamiento de diversos textos para el
enriquecimiento de las prácticas de lectura y escritura del nivel superior; el trabajo
permanente en relación a los posicionamientos adoptados sobre “el otro”, el “diverso”, el
que “está allí circulando en el Instituto”.
Aparece una idea muy interesante en los análisis que realizan los profesores que se refiere a
otro tipo de hilado en relación a las prácticas inclusivas y que se vinculan con los saberes
que circulan en la formación inicial y que les posibilita el desarrollo de las prácticas
profesionales situadas en escenarios escolares. En palabras de un profesor de la carrera del
Profesorado de Primaria:
BIBLIOGRAFÍA