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(188). “Rellesonando sobre ol sexo: nots para luna teois radial do la sexaiiad” En: Vance, pelo: explorando a sexwaéadfemenia Masi: Revoluis, Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoria radical de la sexualidad Gayle Rubin J, Las guerras del sexo “AL peditsele consejo, el doctor J. Guerin afirms que, des- ppués de haber fracasado con todas fos demas tratamientos, ha bia conseguido curar a las adolescentes afectadas por el vicio el onanismo, quemndoles el clitoris con un hierso caliente Aplicoel punto caliente tres veces encada uno de los labios ma- yores y otra en el clitoris. Tras a primera operacién, de cus fenta a cincuenta veces en un dia, el nlimero de espasmos vO- luptuosos se reduciaa tres 0 cuata...Creemoas, pus, que en ca 05 similares alos que ustedes estudian, no debe dudarse en te iral hicrro caliente, yen una etapa temprana, para comba- tir el onanismo elitoridano y vaginal en las adolescentes” Demetrius Zambaco! Ha llegado el momento de pensar sobre el sexo, A algunos, " Demisins Zamibaco, “Onanism and Nerous Disord in Two Lite 413 I sexualidad quiza solo les parezca un t6pico sin importancia, tun escape frivolo de los problemas més criticos de fa pobreza, Ta guerva, Ia enfermedad, el racismo, el hambre o la aniquila- cin nuclear. Pero es precisamente en épocas como ésta, en la {que tenemos que convivir con la posibilidad de una destruc- ‘idn inimaginable, cuando ¢s més probable que la gente se vuel- va peligrosamente desquiciada en lo referente a la sexualidad, Los actuales conflictas sobre los valores sexuales y la conducta cerética tienen mucho en comin con las disputas religiosas de siglos pasados. Adquieren un inmenso valor simblicn. Las dis- putas sobre la conducta sexual se convicrten a menudo en ins- trumentos para desplazar las ansiedades sociales y descargar la intensidad emocional concomitant a ellas, En consecuencia, fa scxualidad debe tratarse con especial interés en épocas de fuer- te tensidn social El reino de la sexualidad posee también su propia politica interna, sus propias desigualdades y sus formas de opresion es- pecifica. Al igual que ocurre con otros aspectos de la conducta humana, las formas institucionales concretas de la sexuatidad ‘en cualquier momento y lugar dados son productos de la a vidad humana, Estin, por tanto, imbuidas de los confictos de interés y la maniobra politica, tanto fos deliberados como tos inconscientes, En este sentido, el sexo es siempre politico, pero hay periodos historicos en los que la sexualidad es més inten- samente contestada y més abiertamente politizada, En tales pe todos, el dominio de la vida erdtica es, de hecho, renegociado. En Inglaterra y los Fstados Unidos, fas postrimerias del si- glo XIX fueron una época de este tipo. Durante aquellos aos, {vertes movimientos sociales centraron su atencién en los «vi- cing» de toda clase. Hubo campaiias educativas y politieas para alentar la castidad, eliminar lx prostitueidn y reprimir la mas- turbacién, en especial entre Jos jovenes, Los “eruzaxos” de fa moratidad atacaron la literatura obscena, los desnucdos en la 1 Frangis Perali (ed), Poemzaiy Semiooue), W, 0° igs. 31,36 981, pintura, las salas de masica, ef abort la informacién sobre con- trol de natalidad y los bailes pablicos'. La consolidacién de la moralidad vietotiana y de su aparato de enercién scial, médi- ‘ay legal fue el resultado de un largo perioda de lucha cuyos féfectos han sido amargamente contestados desde entonces. Las consecuencias de este gran paroxismo moral del siglo XIX perviven todavia, Han dejado una profunda huella en las ‘actitudes‘sobre el sexo, en la prictica médica, en la educacién infantil, en las preocupaciones de los padres, en la condueta de la policia y en las leyes sobre el sexo. La idea de que la masturbaci6n cs una practica perniciosa para fa salud es parte de esta herencia. Durante el siglo XIX fra ereencia comtin que un interés “prematuro” por el sexo, la ‘excitacidn sexual y, sobre todo, el orgasmo daftarian Ia salud y maduracién de un nifo, Los tedricos diferian en sus opiniones sobre las consecuencias reales de la precocidad sexual. Algu- nos pensaban que Hlevaba a la locura, mientras que otras sim- plemente predecfan un menor crecimiento, Para proteger @ los jovenes de un despertar “prematura”, los padres ataban a sus hijos por la noche para que no se tocaran; los médicos extir- paban cl clitoris de las nifias que se dedicaban al onanismo”, ‘Aunque lis técnicas més burdas han sido abandonadas, kas a= titudes que las produjeron ain persisten. La idea de que el sexo Lina Gordon y len Dubois, *Secking Etsy on the Batol: Dan ger and Pleasure in Nineteenth Century Feminist Seaual Thought". Feminist Suis, vl 9, 1, primavera de 1985: Steven Marcus, The Osher Victorians, New York, New Anerican Library, 197; Maty Ryan, "The Power of Women's ‘Networks A Case Study of Female Moral Reform in America” Feminist Ste dies, vol 3, n° 1, 197%; ugh R. Walkowic, Proiuion and Vicoiam Ste, Cambri, Cambridge University Pres. 1980, Judith R. Walkowtz, “Male \Viee and Feminist Virus: Feminism and the Pots of Prostitution in Nine teenth: Century Bian History Workshop Zour n° 13, primavera de 1982: Jelicy Weeks Sex, Plies and Socey: The Regulation of Sexuality Since 1800, New York. Langan, 1981 " Gil, Barker Bentik, The Hors of the HulpKnown Life, New York, Harper Colophon, 1976; Marcus, op. it; Weeks, op. cit, cm especial ls pg pas M8 52; Zambuco, op. ct us ‘er se es perjudicial para los jovenes ha quedado inserta en tructuras sociales y legeles que tienen por objeto alsfar los m nores del conocimiento y experiencia sexvale. Gran parte de la legislacidn sexual todavia vigente data tam- bién de las eruzadas morales del siglo XIX. La primera ley fe- deral contra la obscenidad en los Estados Unidos fue aproba- da en 1873. La Ley Comstock —llamada asi por Anthony Comstock, un viejo activista anti pornografia y fundador de la Sociedad de Nueva York para la Supresin del Vicio— con- vertia en delito federal la fabricacién, publicidad, venta, pose- si6n, envio por correo e importacién de libros o imagenes con- sideradas obscenas. La ley prohibia también los aparatos y dro- gas anticonceptivos y abortivos y la informacién sobre ellos. A Ia sombra de esta legislacion federal, la mayoria de fos estados aprobaron sus propias leyes anti-obscenidad. El Tribunal Supremo comenz6 a derogar la legisiacién Com- stock, tanto la federal como las estatales, durante los ios cin- cuenta. En 1975, la prohibicién que afectase a materiales 0 in- formacién relacionados con la contracepcion y el aborto ya era considerada anticonstitucional. Sin embargo, aunque las dispo- siciones anti-obscenidad han sido modificadas, su constitucio- nalidad basica se ha mantenidio. Asi, continia siendo un dito la fabricacién, venta, envio por correo o importacién de matc- rial cuyo nico propdsito ses la exctacidn sexual” ‘Aunque las leyes sobre la sodomia datan de tiempos mas an- tiguos, cuando algunos elementos de ta ley candnica fueron in- corporados a los cédigos eiviles, la mayor parte de la legisla- cid utilizada para arrestar a los homosewuales y a las prosti- tutas surgié de las campaias victorianas contra la “esclavitud bianca”. Estas campafias tuvieron como resultado centenares de prohiibiciones contra la provocacién, la conducta indecente, “ Sarah Senelckd Besera, String G. Franklin y Norma Clevenger (edo res), Sx Cade of California, Sacrament, Panne Pareto Alfiliates of Cie Tori, 197% psig. 113 pigs 11317 el merodeo con propésitos inmorales, el abuso de menores y Jos burdeles. En su tratado sobre el temor de los britinicos a la * tud blanca’, la historiadora Judith Walkowitz comenta: vestigacién reciente demuestza las enormes discrepancias entre Jos espeluznantes relatos periodisticos y la realidad de la pros- titucién, La evidencia de una supuesta red de prostitucidn que atrapa a gran nimero de j6venes britanicas, en Londres y en el extranjero es escasa”™. Sin embargo, la furia pablica sobre este problema: “Fores la aprobacién de la Lay sobre la enmionda del C5- digo Criminal (Criminal Law Amendment Act) de 1885, espe- cialmente detestable y perniciosa, La ley de 1885 subia de 133 16 afios ls edad de consentimiento para las mujeres, pero pro- porcionabs también a la policia un poder legal mucho mayor sobre las mujeres nos dela clase obrera. nluia una cl sula que eonvertia en delito los actos indecent realizados vo luntariamente entre hombres adultos, confocmando de esta for ima la base para la perseeucn legal de los varones homosexu tes en Gran Bretana hasta 1967.. as eldusulas del nuevo pro yecto de ley ban diigidas principalmente conta as mujeres de te clase obrora y reguaban ls conducta sexual de los adultos mis que la de los jovenes™. En los Estados Unidos, la ley Mann, también conocida como White Slave Traffic Act (ley del Trifico del Esclavo Blanco), fue aprobada en 1910, después de to cual todos los estados de la unién aprobaron leyes contra.la prostitucibn. En la década de los cincuenta, en os Estados Unidos, se die~ ron cambios importantes en la organizacidn de la sexualidac: En lugar de centrarse en la prostitucién o la masturbacidn, las ansiedades de los cineuenta tuvieron como tema central ka ima * Walkowitz, “Male Viee and Feminist Viaue" 0. ct pip 83. ‘Tod clans de Walkonite del Maidan Tht of Madam Bayon & pa ticultrmente esclarocdor. ‘Waikowite, "Male Viee an Feminist Virtue" op. ct pp * Beserta et al, op. et pigs 1007. 47 gen de la “amenaza homosexual” y el ambiguo fantasma.del “delincwente sexual”. Antes y después de la Segunda Guerra Mundial, el “delincuente sexual” se convirtio en objeto de te mor y de bisqueda piblica. Muchos estados y ciudades, incl dos Massachusetts, New Hampshire, New Jerscy, el estado de New York, la ciudad de New York y Michigan, lanzaron inves tigaciones para recogerinformacin sobre esta amenaza ala se- guridad publica’. El término “delincuente sexual” se aplicaha cen ocasiones a los violadores, otras a los “pederastas” y, de he- cho, funcionaba como clave para referirse a los homosexuales. En sus versiones buroeritica, médica y popular, el discurso so bre el delincuente sexual tendia a bortar las distinciones entre el asalto sexual violento y Jos actos ilegales, pero voluntarios, tales como ta sodomia. El sistema de justicia criminal incorpo: 16 estos conceptos cuando una epidemia de leyes sobre el psi pata sexual se extendi por tocios los euerpos legislativos es- {atales", Estas leyes proporcionaron a las profesiones psicold- gicas mayores poderes policiales sobre los homosexuales y otros *desviados” sexuales Desde finales de los afios cuarenta hasta principios de los se- senta, las comunidades erdticas cuyas actividades no encajaban en el sueio amerieano de fa posteuerra fueron objeto de inten- sa persecucién. Los homosexuales fueron, junto con los comu= * Commonwealth de Massachusetts, Zone prelninar dela Comisn pecial de Investigacion de CromonesSexuaes, 1947 Estado ce New Hpi, Informe de la Comision Inerna del Estado de New Hampshire para estar ta ‘aus y prevencion de fos enimenesserales ves, 1949. Cudad de New York, Informe del Comlé Municipal para el estan detox dios sexual, 193% Eta ‘dods New York, Informe al Gobermador de un extuto de 122deincuentes ea les del penaf de Sing Sing 1950; Samuel Hartel Manual de anormalidades sewalesyef metodo de la Higene Merl para su previncin, Estado de Mich fan, 1880; Eaado de Michigan, dnfonme de la Coma Gubeamenta de ES tudo del Delnewerte Seruel Desvinda, 195. Esta os solamente una pequea stole B, Freedman, “Uncontoled Desite™ The Theat of the Serta Pycopath in America, 1835-1960", documento preentado 3 fr Convencion ‘Anual del Ainetcan Historical Asocaton, San Francie, deme, 198 us nistas, objeto de las purgas y cazas de brujas en todo el pals Se sacedieron las investigaciones del Congreso, las disposicio- res gubernamentales y los relatos sensacionalistas en Tos me dios de comunicacién, oon objeto de despedir a los homosexua- Jes que trabajaban para el gobierno. Miles de ellos pesdieron sus trabajos, y las restrcciones a la contratacién estatal de ho- :mosexuales persisten hasta hoy dia'". El FBI comenz6 la vigi- Janeia y aeoso sistemitico sobre los homosexusles.que se pro~ Jongé como minimo hasta fos aos setenta’ ‘Muchos estados y ciudades importantes realizaron sus pro- pias investigaciones y as cazas de brujas federales se vieron re: flejadas en una variedad de enérgicas medidas locales. En Boi- s¢, Maho, en 1955, un maestro se sent6 a desayunar con su pe~ riddico matutino ¥ ley6 que el vicepresidente del “Idaho First National Bank” habia sido arrestado bajo la acusacin de so- domi; et fiscal local afirmaba que su intencién era elimina par completo la homosexualidad de aquella comunidad. EI maestro jams termind aguel desayuno. “Salié de su asiento, saeé las maletas, hizo ef equipaje lo mas rapido que pudo, Se metid en el coche y se march a San Francisco... los huevos frios, el café y la tostada permanecieron en su mesa durante dos dias hasta que alguien de Ia escucla Hlegé alli a ver qué le habia ocurrido”’. En San Francisco, la policfa y los medios de connunicacién se lanzaron a la guerra contra los homosexuilles durante toda la década de los eincuenta. La policia llevd a cabo redadas en bares, patrulld y realiz6 arzestos masivos en las calles y aun " Allan Hera, “Hohn the Specteof Son Franco”, Body Polis, ail ‘de 198K, Allan Deru, Marching to a Diferent Drummer, Adbeeas. 15 de ‘etre de 1981; Join DE, Sexual Polites, Sesual Commies. The Ma ing of he Hamoreauat Mono he United Sates, 1940-197, Chicago, Unk versity of Chicago Press, 198%; Jonathan Katz, Gay American History, New York, Thomas ¥- Crowell, 1975 " DEmili, op ct, pigs. £657; Allan Bérubs,comunicacién personal "Joh Gezuss. The Bos of Bowse, New York, Cal, 196, pag. 1. Estoy ‘en deuda con Alan Bevubs por haber rao yi atncion soe este incident 19 blicidad contraria la ayuda financiera de Rockefeller al Insti- tuto Kinsey terminé en 1954%. Hacia 1969, la extrema derecha descubria al Sex Informa- tion and Education Couneil of the United States (SIECUS, Consejo de Informacién y Educacién Sexual de los Estados Unidos). En libros y pantletos, tales como El jaleo de la educa- cidn sexual: fa pomografia en las escuelas y ef SIECUS: comup- tor do fos jovenes, la derecha atacaba al SIECUS y a la educa~ cién sexual, elifiedndolos de complot comunista para destruir fa familia y debilitar la voluntad nacional”. Otro panfleto, Los nifos de Pavlov (Padrian ser los suyos),afirma que la UNES- CO esti compinchada con el SIECUS para eliminar los tabiies religiosos, promover la aceptacion de relaciones sexuales anor- males, degradar las normas morales absolutas y “destruir la co- hhesidn racial", al exponer a los blancos (en especial a las mu- jeres) a las normas sexuales Supuestamente “inferiores” de los negros®. “Tn ieologia neaconscrvadara ya Nuova Dezeca han puss to al dia todos estos tomas y utiliza intensamente la vinculacin de la conducta sexual “inmoral” con el presunto declive del po- der nortcamericano. En 1977, Norman Podhoretz escribié un ensayo en el que culpaba a los homosexuales de la supuesta in- ® Pau H. Gebhard, “The Festi", en Sex Resear: Studies fam de Kine sy rst, evi de Matin S. Weinberg, New Yor. Oxford Unversity Press, 176, "Phoebe Courtney, The Se Education Rackets Pamogrepy a the Schools {an Bspose), New Orleans, Frce Men Speck, 196, Di. Gordon V. Dra, SIE: ‘CUS: Comupter of Youth Tulsa, Oklahoma, Chestion Crusade Publistions, 1969, ° Pavts's Chiron: (Dhey May Be Yous), Impact Publishers, Los Angeles, Cetitornia, 1969, 126 capacidad norteamericana para mantener Ia paridad eon Ru- sia’, De este modo, vinculaba “la lucha anti-gay en la arena do~ méstica con las batallas anticomunistas en la politica exterior” La oposicin de derechas a la educacidn sexual, a la homo- sexualidad, a la pornografa, al abortoy al sexo prematrimonial pass de fos mérgenes al centro de la escena politica despus de 1977, cuando los estrategss derechistas y los eruzados del fundamentalismo religioso descubrieron que estos temas resul- taban ser de interés masivo, La reaccién al tema sexual jug6 wn papel muy importante en el éxito electoral de Ia derecha én 1980", Organizaciones tales como Ia Mayoria Moral (Moral Majority) y los Ciudadanos en pro de la Decencia (Citizens for Decency) hran adquirido mimeros muy elevados de sepuidores, inmensos recursos financieros y una influencia inesperada. La Enmienda por fa Igualdad de Derechos (Equal Rights Amend- ment) ha sido derrotada, se ha aprobado una legislacion que establece nuevas restricciones al aborto y la financiacién de programas, tales como el Planned Parenthood (Pateraidad Pla nifeada) y la educacion sexual ha sutrido reducciones dri cas, Se han. promulgada leyes y disposiciones administrativas que hacen més dificil alas adolescentes conseguir anticoneep- tivos 0 abortar. Los fructieros ataques al Programa de Estu- Norman Podhoretz, “The Cltre of Appeasement” ("La cultura del apa iguamiento"), Harpers, octubre de 1977 "alan Wolfe y Jerry Sanders, "Resutgent Cold War Meulogy: The Case ‘of the Committe onthe Preseat Danger, on Capualim ae he Sia im US. Latin American Rlaions, Richard Fagen (editor), Stanford, Stanford Univer: sity Press 197. Timmy Breslin, “The Moral Majoriy in Your Motet Room”, Som Fran cisco Chronic 22 de enero de 1981, pig 41; Linda Gordon y Alien Hurter, “Sex, Family, and the New Right, Radical Americ, iver de 1977-78; Ss Iu Gregory Lewis, “The Neo-Right Political Apparat" Advocai, 8 de feb. ro de 1977, Sasha Gregor-Lenis,"Rigth Wing Finds New Organizing Tati’ Advoase, 3 de junio de 1977 Sasha Gregory-Lows,"Vuravellig the Ani ‘Gay Network”, Adhocate, 7 de scpiembre de 197%, Andrew Kopin, “AME: rie’ New Right”, Now Tones, 0 de septcmbre de 197%, Rosalind Pollack Pet chest, “Ant Abortion, Amit Feminism, and the Rise af the Now Right", Fe ‘mins Seuts, xo. 7, 2, eran 1581, 127 dios sobre la Mujer de la Universidad Estatal de California de Long Beach estuvieron inspirados por cl retroceso sexual La iniciativa legisladora derechista més ambiciosa ba sido ka Family Protection Act, FPA (Ley de Proteccin de la Famili), introducida en el Congreso en 1979. Esta ley €s un asalto muy amplio contra el feminismo, los homosexuals, las Familias no tradicionales y la intimidad sexual de los adolescentes®. La FPA. tno ha sido —ni probablemente lo sca— aprobada, pero os miembros conservadores del Congreso contintian trabajando en favor de su programa con una estrategia mis fragmentada. Qui- 2 el signo més manifesto de los tiempos que corren sca et Adolescent Family Life Program (Programa para la Vida Fa miliar de los Adolescentes). También conocido como ‘Teen Chastity Program (Programa para la Castidad Adolescente), re- ibe unos 15 millones de dlares det Gobierno Federal para su tarea de alentar a la gente joven a que se abstengan de man- tener relaciones sexuales, o de utilizar anticonceptivos sil ti nen, 0 de abortar si quedan embarazadas. En los dltimos afos se han sueedido innumerables disputas en distintos lugares del pais sobre los derechos de los homosexnates, fa educacién sexual, el derecho al aborto, ls librerfas para adultos y los po: gramas de las escuelas piiblicas. No es probable que la ree: ign anti-sexo haya finalizado, ni incluso que haya llegado a su maximo. A menos que algo cambie radicalmente, es probable {que los préximos aflos nos traigan més de lo mismo. En periodos tales como la década de 1880 en Inglateray fos ahos 50 en Estados Unidos se da, de hecho, una reorganiza cidn de las relaciones sexuales. Las batalla fbtadas dejat) un residuo en forma de leyes, practicas sociales ¢ ideotogias de la sexualidad que a su vez afectardn a las maneras en que se per- ciba a la sewualidad durante mucho tiempo después. Todos los indicios apuntan a que la era actual es otra de este tipo en po- litica sexual, Los resultados de las huchas en los ais 80 deja > Rhona Brown, “lueprnt for a Moral America", Nason, 23 de mayo do 1981, 128 ran sus huellas durante mucho tiempo, Por lo tanto, es impe- rativo comprender qué es lo que esté pasando y qué es lo que std en juego pare poder decidir adccuadamenic qué politicas debe apoyarse y a que politicas hay que oponerse. _Es dificil adoptar estas decisiones si se earece de un pensa- rmiento radical completo, coherente e inteligente sobre el sexo. Desgraciadamente, el anilisis progresisa sobre la sexualidad std Telativamente subdesarrollado. Gran parte de la aporta- ci6n del movimiento ferinista no es sino un aiiadido a la mis tificacién que rodea al tema, Existe una urgente nevesidad de desarrollat_ unas perspectivas radicales sobre la sexualidad. Paraddjicamente, durante estos tristes afios se ha producido tuna explosion de estimulantes escritos politicos y ensayos so- bye el sexo, En los aos cincuenta, el entonces joven movimien- {o por los derechos de los homosexuals inieiaba su andadura Y prosperaba a ta vez que la policia hacia redadas en los bares Y se aprobaban leyes anti-homo sexuales. En los tltimos seis afios se han desarrollado nuevas comunidades erdticas, nuevas alianzas potiticas y andlisis; todo ello en medio de la represion. En este ensayo quiero proponer algunos clementos de un mar- co descriptivo y conceptual que sirva para rellexionar sobre el ‘eX0 ¥ su politica. Con ello espero conteibuir a la acuciante ta- rea de erear un pensamiento preciso, humano y auténticamen- te liberador sobre el sexo. IL, Pensamiento sobre el sexo “Verés, Tim —djo Philip de pronto-—, tw argumento no &s razonable. Supongamos que admito tu prince panto de que Ja hhomosexualidad es jutificable en ciertos casos y bajo ciestos controles. Entonces viene la trampa: idénde termina la justi cacin y donde empieza la degeneracidn? La sociedad debe ‘condenar para poder proteger, Cancedimosle el espeto iach 50 al homosexval intelectual y la primera barrera haba caido. Despugs caeré la siguiente y la otra hasta que el sidico, el que ‘azote y el loco criminal exijn lo mismo, y la sociedad dejar ie exist. Asi que pregunto otra vez: édénde colocar ta fronte- 129 Durante los itimos cineo aos, una eseuela de pensamiien- to historia y teria ta desafiado al esencialismo sexual, tanto cexplicta como implicitamente. La historia gay, en especial el trabajo de Jeffrey Weeks, ha estado a la cabeza, al mostrar que la homosexualidad tal y como la conocemos és un comnlein ins- titucional relativamente moderno. Muchos historiadores ban “legado a considerar las formas insitucionales eontemporaineas die la heterosexualidad como un proceso histérico aim mis re= cicnte”. Una importante personalidad de ests nueva escuela de ppensamiento es Judith Walkowitz, cuya investigacion ha mos- trado hasta qué punto experiments la prostitucién profundas transformaciones durante cl cambio de siglo. Esta autora nos presenta descripciones muy meticulosas de la forma en que el juego combinado de fuerza sociales tales como Ia ideologia, cl {emor, la agitacion politica, las reformas legales y la practic médica pueden modificar la estructura de la conducta sexual y allerar sus consecuencias”. 1La Historia de la Semualidad, de Miche! Foucault, ha sido el texto mis influyente y emblemético de esta nueva escuela de pensamiento sobre el sexo, Foucault critica Ia visibn tradicio- nal de la sexualidad como impulso natural de la ibido por I beratse de las limitaciones sociales Foucaull argumenta que los deseos no son entidades bioldgieas preexistentes, sina que, mis bien, se constituyen cn el curso de pricticas sociales his- tsricamente determinadas.|Foucault hace hincapié en los as- poctes de la organizacidn social generadores de sexo, mas que ra? ED6nde comienza la degeneraci6n, sino en el comionzo de la tic bertad individual en estos asumntos?” (Fragmento de una discusion entre das komosewuates que intentan decidir si deben amarse, de una novela publicada en 1950)". Una teoria radical del sexo debe identifica, describit,expli- cat y denunciar la injusticia erdtica y la opresion sexual. Nece- sita, por tanto, instrmentos conceptuales que puedan mostrar- nos el objeto a estudiar. Debe construir deseripciones ricas so-* bre la scxualidad, tal y como ésta existe en la sociedad y en la historia, y requiete un lenguaje eritico eonvincente que trans- rita la crucldad de la persecucién sexual. Ciertos rasgos persistentes del pensamiento sexual inhiben el desarrollo de una teoria de este tipo. Tales supuestos estin tan profundamente enraizados en la cultura occidental que ra- Famente son cuestionados. Por tanto, tienden a reaparecer en diferentes contextos politicos, adoptando nucvas expresiones ret6ricas, pero reproduciendo los mismos axiomas fundamen- tales Uno de tales axiomas es el esencialismo sexual: la idea de aque el sexo es una fuerza natural que existe con anterioridad a Ja vida social y que da forma a insttueiones. FI esenciaismo sexual esta profundamente arraigado en el saber popular de las sociedades occidentales, que consideran al sexo como algo etet- namente inmutable, asocial y transhistérico. Domtinada duran- te mas de un siglo por la medicina, la psiquiatria y Ia psicolo- tia, cl estudio académico del sexo ha reproducido el esencia- lismo. Todas estas dsciplinas elasifican al sexo como wna pro- piedad de 10s individuos, algo que reside en sus hormonas 0 en sus psiques. El sexo puede, indudablemente, analizarse en ter. :minos psicoligicos 0 fisiolégicos, pero dentro de estas catego- ctnocientficas, la scxualidad no tiene historia ni determi- nantes sociales significativos. Este concent fv aticulad por pimera vez por Mary Metntst, "The Homosenoal Role" Soria Problems vl 6, n° 2 toto de 196K La ies ha sido desirolada por Jlfiey Wesks en Coming Out: Homosexual Pisin Br lain Jom the Ninaeendh Cerio the Present, New York, Quartet, 1977, y Weeks, Sex, Flies and Scien, op. cit: wease también Emilio, Sexual Pol- ‘ie, Seas! Commis, op. etsy Gasle Rubin, "Intoduction” a A Woman Appeared to Me, de Renée Vsicn, Weatherby Lake, Mo. Naiad Press, 197%. "Dent Haven, “The Hisorcal Construction of Homosexuals", Radical Hoey Reve, 2, PrinaverayVerano de 197, *Walkowite,Prsvdon and Vicionan Soe, op. cit, y Wallowite, Male ‘Vie and Female Vite", op. i > James Quatefll, New York, Greenberg, 195, pig 310. 130 1 en sus elementos represivos, al sefalar que se estén producien- do constantemente sexvalidades nuevas, y sefata la existencia de una falta de continuidad importante entre los sistemas de sexualidad, basados en el parentesco y las formas més mo. dernas” EI nuevo pensamiento sobre la conducta sexual le ha dado al sexo una historia y creado una alternativa constructvista al esencialismo sexual. BI supuesto de que la sexualidad se cons- tituye en la sociedad y en la historia y que no est univocanten te determinada por la biologia subyace a todos los trabajos de esta escuela”. Ello no significa que las capacidades biologicas no sean prerrequisitos d la sexualidad humana, significa sim- plemente que ésta no puede comprenderse en téeminos puta- mente bioldgicos. Los cuerpos y los cerebros son nvcesarios para las culturas humanas, pero ningtin examen de estos puede ‘explicar la naturaleza y variedad de los sistemas sociales. El hhambre del estmago no proporciona indicios que expliquen las complejidades de la cocina. El cuerpo, el cerebro, los geni- rales y el lenguaje son todos necesarios para la sexualidad hu- ‘mana, pero no dcicrminan ni sus contenidos, ni las formas co cretas de experimentarlo, ni sus formas institucionales. Mas ai, nunca encontramos al cuerpo separado de las mediacio- nes que le imponen los significados culturales. Parafrascando 4 Levi Strauss, mi_posicidn en lo referente a la relacién entre biologi y scxualidad es un “Kantismo sin libido trascen- dental”. % Michel Foucault, The Hit of Seman, New York Pantheon, 1978. (NT, Hay traducion castllna: Hisbvia de fa sewualdad 8. XXT ed. ade, 1980) “Puede encontease un andiss muy sil de esos temas en Robert Pad ug, “Sonal Matters: On Conceptalizing Sexuality in History, Radical Bis fon Review, n° 20, PrimaveraVerano de 1979. * Claude Lévi Straus, “A Confontation” New Left Review, n° 62. jlin ‘agosto de 1970 En esta conversa, Lev Strauss denomina a su propia os tua “un kanismo sin sujet rascendena 132 Es imposible pensar con claridad sobre la politica de las ra- zzas 0 de los géneros, micntras los consideremos como entida- des biokigicas y_no’ como construcciones sociales. De igual modo, la sexualidad es impermeable al anilisis politico, micn- tras se la conciba como un fendmeno biol6gico 0 como un as- pecto de la psicologia del individuo. La sexualidad es tan pro- ‘ducto humano como Jo son las dietas, los medios de transpor- te, los sistemas de etiqueta, fas formas de trabajo, las diversio- nes, los procesos de produccin y las formas de opresion. Una vez que se comprends el sexo en tErminos de anilisis social ¢ historico sera posible una politica sexual més realista. Podri, entonces, pensarse sobre ella en términos de fendmenos, tales como las poblaciones, las barriadas, las pautas de asentamien- to territorial, las migraciones, los conflictos urbanos, la epide- miologia y la tecnologéa poliial. Son estas categorias de pen- samiento més fructiferas que las tradicionales de pecado, en- fermedad, neurosis, patologfa, decadencia, polucién o del de- clive y caida de fos imperios. ‘Al detallar las relacfones ente las comunidades erdticas es- tigmatizadas y las fuerzas sociales que las regulan, trabajos ta- les como los de Allan Bérubé, John D'Emili, Jetfrey Weeks y Judith Walkowitz contienen categorias implictas de anilisis y a, Sin embargo, la perspectiva constructivist ha imostrado ciertas debilidades politicas, que se han hecho espe- cialmente evidentes en algunas interpretaciones crréneas de las posturas de Foucault, Debido al énfasis que puso en las formas en que se produ- cia la sexualidad, Foucault ha sido muy vulnerable a interpre- taciones que nicgan o minimizan fa realidad de la represion sexual en el sentido mas politico. Foucault actara repetidamen- te que no niega la existencia de la represién sexual, sino que Ia inscribe dentro de una dinémica més amplia”. La sexualidad en las sociedades oocidentales ha sido estructurada dentro de ‘un marco social estrechamente punitivo y se ha visto sujeta a Foucault op. cit, pg. U 133 controles formales e informales muy reales. Fs necesario reco- ocer los fendmenos represivos sin caer por ello en las suposi- ciones esencialistas del lenguaje de la libido, y es importante el estudio de las précticas sextales represivas, aunque las situe- ‘mos dentro de una totalidad diferente y empleando una termi- nologéa mis refinada”, La mayor parte del pensamiento radical sobre el sexo se ha rmovido dentro de un modelo cuyos cjes eran Los instntos y las limitaciones impuestas @ ellos. Los conceptas sobre opresién sexual han sido encajados en esa visim mes, bininica de la seaualidad: a menudo es mas facil volver a la do natural sujeta a fa represion inhumana que reformular con- ceplos de injusticia sexval en un marco més constructivsta, pero esto tiltimo es absolutamente necesario. Neccsitamos una Critica radial de las précticas sexuales que posea le elegancia conceptual de Foucault y la pasién evocadora de Reich, ET nuevo pensamiento sobre el sexo ha trafdo consigo un bienvenido énfasisen la idea de que los términos sexwales de- ben referrse a sus contextos historiens y sociales propios, ade- mas de un cauto escepticismo frente a las gencralizaciones. Pero es importante poder indicar agrupamientos de conducta erdtica y tendencias generales en la diserciGn sobre el erotis- mo. Ademas del esencialismo sexual, existen como minimo otras cinco escuelas ideoldgicas cuya influencia en el pensa- miento sobre el sexo es tan fuerte que dejar de critcarlas equi- vale a quedar enredados en ells. Son le negatividad sexual, ka falacia de la escala extraviada, la Valoracién jerdrquica de los actos sexuales, la teoria del domin6 del peligro sexual y la au- sencia de un concepto de variedad sexual benigna. De estas cinco, la més importante es la primera. Las cultu- ras ocidentales consideran gencralmente al sexo como algo pe~ ligroso, destructivo, como una fuerza negativa®, La mayor par- te de la tradicin cristiana, siguiendo a San Pablo, mantiene * Véase el andlss en Weeks, Sex, Paitcs an Scie, op. cit » Vease Weeks, Sex, Poies and Soke, op tpg. 22 4 134 que el sexo €s en si pecaminoso, Puede redimirse si se realiza dentro del matrimonio para propésitos de procreaciéa, y siem- pre que los aspectos mis placenteros no se disfruten demas do, A su ver, esta idea descansa cn la suposicién de que los ge- nitales son una parle intrinscamente inferior del cuerpo, mu ccho menos sagrada que la mente, el “alma”, el “coraz6n” 0 in- cluso la parte superior del sistema digestivo (el estatus de los Esta cultura mira al sexo siempre con sospechas, Juzga siem- pre toda prictica sexual en términos de su peor expresién po- sible. El sexo es culpable mientras que no demuestre su ino- cencia, Pricticamente toda conducia erotica se considera mala ‘a menos que exista ura razin especilica que la salve, Las ex- ‘eusas mas aceptables son ef matrimonio, la reproduccién y el tumor. En ocasiones pueden servr a curiosidad cientifia, 1a ex- periencia estética 0 una relacién intima prolongada, pero el ejercicio de la capacidad erdtica, inteligencia, curiosidad 0 crea~ tividad erdtica requieren todas pretextos que son innecesarios ppara otros placeres tales como el disfrute de la comida, fa fie ‘ign o la astronomia ‘Lo que yo llamo la falacia de la escata extraviada es un co- rolario de la neyatividad sexual, Susan Sontag coments en una ‘ocasion que desde que el cristianismo centr6 su atenei6n “en la conducts sexual como fuente de la virtud, todo lo relaciona do con el sexo se ha convertido en ‘caso especial’ en nuestra * Ver, por ejemplo, “El Pape alas a las pajas por su autocontel”, San Francisco Croce IS de cctbre de 1980, pp. 5" Papa ce qu la exc- tackin seni aes peed ses ia”, San Prancico Chronic, 6 He novien bre de 1980, pag. 28; “El Papa conden la ujria carnal’ como un abuso de libertad humana”, San Francisco Chronicle, 13 de enero de 1981, pt. 75 1 Papa da otvo golpe al aborto. Control de Ja natalia, San Feancscop Conte, Wo de enero de WSK, pag 13, “Sonali, No hay sono on elec 10 Sar Francie Crick 3d dre 181 ph, 30 Ver también ‘ote 62 me bo, 135 cultura” Las leyes sobre el sexo han incorporado la actitud re- ligiosa de que el sexo erdtico es un pecado especialmente atroz, que merece fos castigos mas duros, Durante gran parte de la historia europea y americana, un simple acto voluntario de pe~ netracién anal era motivo de ejecucién. En algunos estados a sodomia todavia hoy supone condenas de 20 anos de pris, Fucra del terreno legal, el sexo es también una categorta mat- cada. Las pequetas diferencias en valores o en conducta se con- templan a menudo como amenazas césmicas. Aungue la gente puede ser intolerante, tonta 0 quisquillosa sobre qué es una di ta adecuada, las diferencias en los ments raramente provocan Tas iras, ansiedades y terror que acompanan normalmente as diferencias en los gustos erdticos. Los actos sexuales estén gra- vvados con un exceso de importancia Las sociedades occidentales modernas evalian los actos sexvales segtin un sistema jerirquico de valor sexual, Bn la cima de la pirdmide erética estan solamente fos heterosexuales re- productores casados, Justo debajo estn Jos heterosextales mo- nggamos no casados y agrupados en parejas, sepuidos de la ma- yor parte de los dems heterosexuales. El sexo solitario flota ambiguamente. Fl poderoso estigma que pesaba sobre la mas- turbacién en cl siglo XIX aiin permanece en formas modifica- das mas débiles, tales como la idea de que la masturbacién es una especie de sustituto inferior de los encuentros en pareja, Las parejas estables de lesbianas y gays esti en el bord de la respetabilidad, pero los homosexuales y lesbianas promiscuos revolotean justo por encima de los grupos situados en el fondo mismo de la pirimide. Las castas sexuales més despreciadas in- cluyen normalmente a los transexuales, travesti, fetichistas, Sa- domasoquistas, trabajadores del sexo, tales eomo los prostit tos, las prostitutas y quienes trabajan como modelos en la por- nografiay la mas baja de todas, aquellos cuyo erotismo trans- _grede las fronteras generacionales, ™ Susan Sontag, Sls of Redical Will New York, Farrar, Strauss & Gi- rou, 1969, ig. 46 136 Los individuos cuya conducta figura en fo alto de esta jerar- ‘quia se ven recompensados con el reconocimiento de salud imental, respetabilidad, legalidad, movilidad fisia y socal, apo- yo institucional y beneficios materiales. A medida que descen- ‘demos en la escala de conductas sexuales, los individuos que las practican se ven sujetos a la presuncidn de enfermedad men- tal, a la ausencia de respetabilidad, criminalidad, restriceiones su movilidad fisica y social, pérdida del apoyo institucional y Un estigma extremo y punitivo mantiene en bajo status a al- gunas conductas sexuales y, de hecho, constituye una sancién contra quienes las practican. Las raices de la fuerza de este es- tigma sc encuentran en las tradiciones religiosas oveidentales, pero la mayor parte de su contenido contemporineo es resul- ado del oprobio médico y psiquiatrico. ‘Los viejostabiesreligiosos procedian en un principio de for- mas de organizacién social, basadas en el parentesco. Su fun- cidn era fa disvasion de uniones no apropiadas y la difusin de relaciones adecuadas. Las leyes sexuales derivadas de fos pro- nunciamientos biblcos tenfan por objetivo impedir el encuen- tro de compatieros con relaciones incorrectas: consanguineidad {incesto), el mismo género (homosexualidad) 0 la especie equi vocada (hestialismo). Cuando la medicina y la psiquiatria lo- graron adquirir un amplio poder sobre la sexualidad, les preo- Cuparon menos fos compaiteros incorrectos que las formas de deseo sexual no apropiadas. Mientras que 10s tabvies contra el incesto earacterizaban de forma Sptima a los sistemas de orga nizacién sexual basados en el parentesco, cl cambio hacia el én- fais en los tabiies contra la masturbaeién era mas conveniente alos nuevos sistemas organizados en tormo a las cualidacies de Ia experiencia erética”. La medicina y fa psiquiatria multiplicaron las categorias de conductas sexuales err6neas. El capitulo sobre desérdenes psi- cosexuales del Diagnostic and Staistical Manual of Mental Di- * Vease Foucault op. cit, pigs. 1057 137 sorders, DSM (Manual de diagndstic y estadistica de desérde- nes mentales), de la American Psychiatric Association (APA), ne a Ser un mapa bastante fiable de la jerarquia moral ac tual de las actividades sexuales. La lista del APA (Asociacién Psiquidtrica norteamericana) estd mucho mis elaborada que las condenas tradicionales a ta prosttucién, la sodomia y el adul terio, La Gltima edicién, DSM-IN, excluia la homoscxualidad de la categoria de desérdenes mentale, tras una larga lucha po- litica. Pero el fetichismo, el sadismo, el masoquismo, la tran- sexvalidad, cl travestismo o el exhibicionismo, el voyeurismo y la pedofita estén firmemente clasificados como disfunciones psicoligicas”. AGin se siguen escribiendo libros sobre la génc- sis, etiologia, tratamiento y cura de estas supuestas "pa- tologtas”. La condena psiquidtrica de tas conductas sexuales utiliza ‘conceptos de inferioridad mental y emocional, en vez de eate- orias de pecado sexual, Las précticassexuales de mas bajo sta- tus son denigradas y tachadas de enfermedades mentales 0 de sintomas de una defectuos: integracién de la. personalidad, dems, los términos psicoldgicos empleados vinculan las diti- cultades de funcionaniiento psicodindmico con diversas formas de conducta erética, Igualan el masoquismo sexual alos carac- teres de la personalidad autodestructva, cl sadismo sexual con la agresién emocional y el homoerotismo con la inmadure2, Es- tos revotijos terminolégicos se han convertido en poderusos es- tereotipos que se aplican indiscriminadamente a los individuos cnt base a su orientaciGn sexual La cultura popular esta imbuida de ideas tales como que la variedad erdtica es peligrosa, insana, depravada y una amena- 2a a casi todo, desde los nifios pequefios hasta la seguridad na- cional La ideologta sexual popular es un nocivo brebaje hecho de ideas de pecado sexual, conceptos de inferioridad psicolé- * American Pachiatic Association, Diagnostic and Staical Maral of Meal and Physical Diorder, tetcero econ, Washington DC, Ameria Payciatis Assocation 138 ica, anticomunismo, histeria colectiva, acusaciones de bruj ¥y xenofobia, Los medios de comunicacién alimentan estas ac- titudes a través de una propaganda incesante. Yo denominatia a este sistema de estima erstieo la tltima forma de prejuicio socialmente respetable, sino fuera porque as viejas formas muestran una obstinada vitalidad y porque continuamente si guen apareciendo formas nuevas. ‘Todas estas jerarquias de valor sexual —religiosas, psiquid- tricas y populares— funcionan de forma muy similar 4 Tos sis- temas ideol6gicos del racismo, el etnocentrismo y el chovinis- mo religioso. Racionalizan el bienestar de: los sexualmente pri vilegiados y la adversidad de la “chusma” sexual. Fig. 1. — La jerarquia seal ircula migica versus los 139 La figura 1 es un diagrama de una versién general del sis- tema de valores sexuales. Segtin dicho sistema, la sexualidad “buen”, “normal” y “natural” seria idealmente heterosexual, marital, monégama, reproductiva y no comercial. Seria en pax fejas, dentro de la misma generacién y se daria en los hogares. Excluye Is pornograffa, los objetos fetichistas, los juguetes sexuales de todo tipo y euslesquiera otros papeles que no fue- sen el de macho y hembra, Cualquier sexo que viole estas re- les ¢5 “malo”, “anormal” o “antinatural”. El seo malo es el homosexual, promiscuo, no procreador, comercial o el situado fuera del matrimonio, Sera la masturbacién, las orgias, el en- cuentro sexual esporddico, el eruce de fronteras generaciona- Jes y el realizado en “paiblico” o af menos en los arbustos 0 en las bafos pablicos. Utilizara la pornogratia, los objetos fetichis- tas, los juguctes sexuales 0 roles distinlos a los tradicionales (ver figura 1). ‘Sexo “malo “anor Antal “ines” Dating, pesaminos, fence "tenemos cared None Ac] ‘ettacn tomas Moog oe Tecate Enea et Tessar enn oe ‘pins cose Trin ey fy" Tere 1 ‘x Vo mejor Figura 2.— La jerarquia sexual: la lucha por inde trazar la Hines divisors, 140 La figura 2 es un diagrama de otro aspecto de Ia jerarquia sexual: la necesidad de trazar y mantener una frontera imagi- naria entre cf sexo bueno y malo. La mayor parte de 10s dis ‘cursos sobre sexo, ya stan religiosos, psiquidtricas, populares 0 politicos delimitan a una porcidn muy pequefia de Ta capacidad sexual humana y le calfican de segura, saludable, madura, san- ta, legal o politicamente correcta. La “frontcra” separa a éstas del resto de las conductas erdticas, a las que se considera pe- ligrosas, psicopatoldgicas, infantis, politicamente condenables wobra del diablo, Las discusiones por tanto versan sobre “dén- de trazar la nea divisoria” y determinar a qué otras activida- des se les podria permitireruzar la frontera de la aceplabilidad. ‘Todos estos modelos asumen una teoria del domins del pe- ligeo sexual. La frontera parece levantarse entre el orien sexual yl caos, y es una expresién del temor de que si se le permite 4 algo erucarla, la hartera levantada contra cl sexo peligroso se ddesrumbara y ocurrita alguna catéstrofe inimaginable. La mayoria de los sistemas de enjuiciamiento sexual —ya sean religiosos, psicologicos, feministas o socialistas—intentan determinar a qué lado de Ia linea esté cada acto sexual concre to, Sdlo se les concede complejidad moral a los actos sexuales situados en el “lado bueno”. Por ejemplo los encuentros hete- rosexuales pueden ser sublimes 0 desagradables, libres o forza dos, curativos o destructivos, romnticos © mercenarios, Mien- tras no viole otras replas, se le concede a la heterosexualidad la plena riqueza de la experiencia humana. Por el contrario to- ds los actos sexual del lado malo son contemplados como re- pulsivos y carentes de cualquier matiz emocional. Cuanto més separado esté el acto de la frontera mas regularmente se Ie ‘muestra como una experiencia mala ‘Como resultado de los conflictos sexuales de la década pa- sada, algunas conductas cercanas ala frontera estén comenzan- do a rchasarla lentamente. Las parejas no casadas que viven juntas, la masturbacion y ciertas formas de la homosexvalidad se mueven hacia la respetabilidad (ver figura 2). La mayor par- te de las conductas homosexuales permanecen todavia en ef 141 ado malo, pero si es en parejas mondgamas, la sociedad esti empezando a reconocer que posee toda la riqueza de la inte- raccién humana. La homosexualidad promiscua, el sadomaso- quismo, el fetichismo, la transexualidad y los encuentros que traspasan_ la barrera generacional son todavia vistos como horrores incontrolados incapaces de incluir afecto, amor, libre eleccidn, gentileza o transcendencia, CEste tipo de moralidad sexual tiene més en comiin con ideologfas racistas que con la verdadera ética. Concede la vit- tud a los grupos dominantes y relega el vicio a los no privlegia dos Una moralidad demoeritica deberia juzgar los actos soxua- Jes por la forma en que se tratan quienes participan en la re- lacién amorosa, por el nivel de consideracisn mutua, porla pre- sencia o ausencia de coerciGn y por la cantidad y calidad de pla- ceres que aporta. El que los aetos sean homosexuales o no, ea parejas o grupos, desnudos 0 en ropa interior, libres o comer- ciales, con o sin video, no debiera ser objeto de preocupacin tica Es dificil desarvollar una ética sexual pluraista sin un con- cepto de variedad sexual benigna, La variedad es una propie- dad fundamental de toda forma de vida, desde los organistuos biolégicos més simples hasta las formaciones sociales humanas ‘mas complejas y, sin embargo, se supone que la sexualidad debe adaptarse a un modelo tinico. Una de las ideas més tenaces so- bre el sexo es que hay una forma de hacerlo mejor que todas las demas, y que todo el mundo deberta practiearlo en dicha forma, ‘A la mayor parte de ta gente le resulta dificil comprender ‘que cualquier cosa que a ellos pueda gustarles hacer sexual- mente puede serle totalmente repulsiva a otra persona, y que lo que pueda repelerles sera quizs el placer més apreciado de ‘otra. A nadie tiene por qué gustarle, ni nadie esté obligado a hacer un acto sexual concreto para poder reconocer la libertad de otra persona para realizarlo, y que esta diferencia no indica ninguna ausencia de buen gusto, nf de salud mental, ni de in- teligencia en ninguna de las partes. La mayor parte de la gente 142 toma equivocadamente a sus experiencias sexuales por un sis: tema universal que debe o deberia funcionar para todos. Esta idea de una tinica sexualidad ideal es caracteristica de la mayoria de los sistemas de pensamiento sobre cl sexo. Para ta religion, el ideal es el matrimonio procreador, Para la psico: logia, la heterosexualidad madura. Aunque su contenido varia, el formato de una dniea norma sexual se reconstituye continua~ mente en otros marcos retiicos, incluidos el feminismo y el so- cialismo. Es igualmente objetable insist en que todo el mun- do deba scr lesbiana, no mondgamo, como creer que todo el mundo deba ser heterosexual o estar easado, aunque este tilti- mo grupo de opiniones esté respaldado por un poder de coer ‘ign considerablemente mayor que el primero. Progresistas que se avergonzarian de mostrar su chovinismo ‘cultural en otros temas, lo exhiben rutinariamente en To refe- rente a las diferencias sexuales. Hemos aprendido a amar las diferentes culturas como expresiones tinicas de la inventiva hu= mana, no como los habitos inferiores y repulsivos de Tos salva jes. Necesitamos una comprensién antropoligica simitar dc kas diferentes culturas sexuales. La investigacidn seaual empitica es el tinieo campo que in- corpora un eoncepto positivo de la variedad sexual. Alfred Kin- sey abord6 cl estudio del sexo con Ia misma curiosidad desin- hibida con la que habia examinado antes a una especie de avis- pas. Su distanciamiento cicntitico did a su trabajo una relkes- ante neutralidad que provocs as iras de los moralistas, ade- mas de una fuerte controversia", De entre los scguidores de Kinsey, John Gagnon y William Simon han sido los pioneros cen Ia aplicacidn de los Conceptos sociol6gicos@ la variedad ex6- Allred Kinsey, Wandell Pomeroy y Clyde Marin, Sexual eho in de Human Mate, Philp, WB, Saunders, 18: Allred Kinsey, Wardell Po- ‘roy, Cyde Mutiny Paul Gebhard, Seal Behavoirin the Huma Female, Philadeiphis, W.B. Sounders, 1953. (N-T- Amos obras an so tradueidas at cella: Conde ecu el hombre Conducta sexual de ta mayer, S. XX, Buenos Ais, 1967) 13 tica”. Incluso parte de la vieja sexologia es de uilidad. Aunque Su trabajo esta imbuido de ideas eugenésieas muy poco atrac- tivas, Havelock Ellis fue un agudo observador. Su monumental Studies in the Poychology of Sex (Estudios en la Psicstogia del Sexo)es prolifico en detalles®, Gran parte de los escritos politicos sobre la sexualidad re- velan una ignorancia completa tanto de la sexologia como de la moderna investizacién sexual. Quiza sea ésta la raz6n por la {que tan pocas escuelas y universidades se preocupen de ensc- jar sexualidad humana, y la de que tantos estigmas aparezcan cn las investigaciones mismas sobre el sexo, Ni la sexologia ni | investigacién sexual han sido inmunes al sistema de valores sexuales imperante, Ambas incluyen supuestos ¢ informaciones que no debieran ser aceptadas sin critica, pero proporcionan a Ja vex abundantes detalles, una bienvenida calma y la capaci- dad de tratar la variedad sexual como algo que existe, y no como algo a exterminar. Fstas dos ‘reas pueden proporcionar el fundamento empirico necesario para una teoria radical de la sexualidad, mis itil que la combinacin de psicoanalisisy prin- ipios feministas a la que tantos textos recurren III Transformacién sexual “Segin los antiguos c6digoscivles y candnices, ka sodomia era uma categoria de actos prohibides, por tanto el que la per petraba no era mis que el sujeto juridico de éstos. El homo: sexual del siglo XIX se convettia én un personaje, un pasido, lun caso y una infancia, ademas de ser ua tipo de vide, una for? mma de vida y una motfologia de indiscrets anatomia y posible= “ John Ganon y Willen Simon, Sexual Deviance, New York, Harper & Row, 1967 John Gagnon y William Simon, Te Serual Scene, Cicag, Tran section Books, Aldine, 197; John Gagnon, Haman Sotalies Glen, I nos, Scott, Foresmaa, 1977 Havelock Fis, Saudis i the Pycholags of Ser (dos wokimenes), Now York, Random House, 193 14s ‘mente misteriosafsiolopa... El sodomits habia sido unaaberra- cin temporal, el homosexual era ahora una especie.” Michel Foucault A pesar de numerosas continuidades con formas ancestra- les, la organizacidin sexual modema posce un cardeter que le distingue de todos los sistemas preexistentes. En Europa Occi dental y en los Estados Unidos, la industrializacion y la utba- nizacién remodelaron a las poblaciones rurales y campesinas convirtigndolas en una nucva fuerza de trabajo industrial y ur- bana, Generd ademds nuevas formas del aparato estatal, Feor- gniad las relaciones familiares, altero los roles de zénero, hizo posibles nuevas formas de identidad, produjo desizualdades s0- ciales nuevas y cte6 nuevos campos para el conflicto politico © ideol6gico. También dio origen a un nuevo sistema sextal ca racterizado por tipos distintos de personas, poblaciones, estra- tificacion y conflictos politica sexuales Los escritos de la sexologia del sigto XIX sugieren la apari- cidn de algo asi como una estratificaciin erotica, A pesar de lo extravagante-de sus explicaciones, los primeros sexslogos es taban testimoniando la aparicién de nuevos tipos de individues exéticos y los comienzos de su agrupacién en comunidades ru- dimentarias. El moderno sistema sexual contione varias de es tas poblaciones sexuales, estratificadas por medio del funcio: namiento de una jerarquia ideologica y social. Las diferencias en la estima social crean fricciones enire estos grupos, que s tembarcan en batallas politicas para alterar o mantener su lugar en el ranking. La politica sexual contemporinea debe ser re- conceptualizada en términos de a aparicién y desarrollo de este sistema, de sus relaciones sociales, de las ideologias que to in- terpretan y de sus formas especificas de conflict. La homosexualidad es cl mejor ejemplo de este proceso de estratlicuciOn erdtica. La conducta homosexual ha estado siem- pre presente entre los humanos, pero en las diferentes socie- © Faueault op. cit us dades y épocas ha sido recompensada o castigada, buscada 0 prohibida, expericneia temporal o de toda la vida. En algunas sociedades de Nueva Guinea, por ejemplo, las actividades ho- osextales son obligatorias para todos los hombres. Los actos hhomosexuales son considerados completamente masculinos, los roles se determinan por la edad y los eompaiteros por status de parentesco”. Aunque estos hombres tienen conductas homo- sexuales y pedofilicas extensas, no son ni homosexuales i pederastas “Tampoco el homosexual del siglo XVI cra un sodomita, En 1631, Mervyn Touchet, Conde de Castlchaven, fue juzgado y ejecutado por sodomia, De las aetas del juicio resulta claro que cl Conde no se veia ni era visto por nadie como una especie particular de individuo sexual. “Mientras que desde el punto de vista del siglo XX Lord Castlehaven sufria obviamente de problemas psicosexuales que requerian los servicios de un ana- lista, desde fa dptica del siglo XVI, habia infringido delibera- damente la Ley de Dios y las leyes de Inglaterra, y lo Gnico que necesitaba era los servicios de un verdugo™. EL Conde no se ponia su ropa més ajustada para dirigirse a la taberna gay més tercana a mezclarse con sus compafieros, Se queduba en casa y sodomizaba a sus sirvientes. La conciencia gay, los pubs gays, Ul sentido de pertenencia a un grupo o incluso el término ho: ‘mosexual no eran parte del universo del Conde, El soltero de Nueva Guinea y el noble sodomita solo esti relacionados tangencialmente con el gay moderno, que qui © Gert Herd, Guardians of the Flues, New York, MeGaw-til, 198 [Raymond Kelly, "Witceraft and Sexual Relations”, en Paula Brown y Geor fea Buctbinder (etores), Mon and Woran inthe New Guinea Highlands, Washingion DC, American Aathropologial Association, 1975; Gave Rubin, “Coconuts Aspects of Male/Female Relationships in New Guinea”, sin pubi> car, 19M: Gayle Rubin, comentario 4 Guardian of the Flues, Advocate 23 de tilemine de 1982; 3. Van Baal, Demi, La Haya, Nib, 166; FE, Wim, Pepaars ofthe Trans, Oxf, Clarendon, 193, Carcling Bingham, “Sevenicenth-Century Atitudes Toward Deviant Sex", Jounal of Intrdnciplinary Histon, pemavera de 197), pig. 65 146 emigre det Colorado rural a San Francisco para vivie en un barrio gay, trabajar en un negocio de gay y participar en una ‘compleja experiencia que incluye una identidad consciente, una solidaridad de grupo, una literatura, una prensa y un alto nivel de actividad politica, En las sociedades occidentales industri Jes, la homosexualidad ha adquirido gran parte de la estructu- 1a institucional de un grupo étnico”” La reubicacién de! homoerotismo en estas cuasi-étnicas co- munidades sexuales fuertemente nucleadas es en parte conse- cuencia de las transferencias de poblacidn provocadas por lain dustrializacion. A medida que los trabajadores emigraban a tra- bajar en las ciudades aumentaban las oportunidades para la for- macién de comunidades voluntarias. Los hombres y mujeres con inctinaciones homosexuales, que habrian vivido aisiados y vyulnerables en la mayor parte de las aldeas preindustriales, co- menzaron a reunirse en pequetios rincones de fas grandes civ- dades. La mayoria de las ciudades del siglo XIX de Europa Oc- cidental y Norteamérica fenfan dreas en las que los hombres po- dian pasear para buscar otros hombres. Las comunidades les- bianas parecen haberse ido formando mas lentamente y @ me- nor escala. Sin embargo, ya en la década de 1890 existian va- rigs cafés en Pars, cerca de la plaza Pigalle, que reunfan wi clientela lesbiana, ¥ es probable que hubfese lugares similares en las demas ciudades importantes de Europa Occidental Las zonas de este tipo adquirieron mata reputacién, to que alert6 a otros individuos interesados sobre su existencia y loca~ lizacidn. En tos Estados Unidos habia territorios gays y lesbi nos bien establecidos en New York, Chicago, San Francisco y Los Angeles, en la década de los cincuenta. La migracién por motivos sexuales a lugares como Greenwich Village se habia convertido en un fendmeno sociolégico de importancia. A fi- rales de los afios setenta la migracin sexual se daba en escala Stephen O. Muay, “The Instron Elaboration of 2 Quasi-Ethnic Commumiy", Inforatonal Review of Modo Sociology, jlio-diiembre de 197, 147 tan grande gue comenz6 a tener un impacto notable en fa po- litica urbana de los Estados Unidos, siendo San Francisco el jemplo més notable y notorio". {Lu prostitucién ha experimentado una metaforss similar. La prostitucién empez6 a pasar de set una ocupacion temporal a ‘un trabajo més permanente como resultado de la agitacién, re- forma legal y persecucién policial del siglo XIX. Las prostitu- tas, que habian sido una parte més de ln poblacién obrera, co- rmenzaron a ser cada ver mas aisladas como miembros dé. un grupo proscrito”. Las prostitutas y ottos trabajadores sexuales ifieren de los homosexuales y demtds minorias de este tipo. El trabajo sexual es una ocupacién, mientras que la desviacién sexual es una prefereneia erética, aunque ambos compurten al- _gunos rasgos comunes «le organizacién social. Al igual que los homosexuales, las prostitutas son unia poblacién sexual crimi nal, estigmatizada en raz6n de su actividad sexual, Las pros tutas y fos varones homosexuales son la presa favorita de las bri- gadas antivicio de todo ef mundo, Al igual que los gays, tas prostitutas ocupan zonas urbanas perfectamente detimitadas y eben batallar contra la policia para defendertas y mantenet- fas, La persecucidn legal de ambas poblaciones se justfica me- diante una claborada ideologia que les califiea de indeseables peligrosos c inferiores que no tienen el derecho a que se les deje en paz. ‘Ademis de organizar a homosexuales y prosttutas en po- blaciones localizadas, fa “modernizacién del sexo” ha genera- 60 un sistema de etnogénesis sexual continua. Tambicn comen- * Vase Rérubé, “Behind the Spectre of San Pancisco” op, cits Berube “Marching to « Difeent Drummer", ap. ot: D Emin, Gay Polis, Gay Co ‘musty, op. it; DEmi, Seaual Pais, Sewal Comuiis, op. ci; Foocae, ‘op. ets Hansen, op. ct; Katz op. cit; Weeks, Coming Out, op. city y Weeks, Sex, Pals and Soci, op cc «Walkowitz,Prostinton and Vitorian Soca, op. ci © La pole atvcio host tambien a todo nee sexual ya ean bares ays, bates, lbverios de adulls,productorsy citribunores de arias ex thos o els. 148 «_vestidas y los transexuales est zaron a formarse otras poblaciones de disidentes ersticos, las, cominmente llamadas “perversiones” 0 las “parafilias”. La sexvalidad continia escapando de las paginas del Diagnostic ‘and Statistical Manual hacia tas de la historia social. Actual- mente otros grupos estan intentando emular los éxitos de los hhomosexuales. Los bisexuales, los sadomasoquistas, los indivi- dduos que prefieren fos encuentros intergeneracionales, los tra- en etapas distintas de forma- cidn de comunidades y de adquisicién de identidad, No es que las perversiones esten proliferando sino mas bien estén inten- tando adquirir espacio social, pequenos negocios, recursos Po- ltieos y algun alivio alos castigos impuestos a la hereifa sexual IV Estratificacién sexual “Haba nacido una subraza enter, diferente —a pesar de cietos laz0s de afinidad— a los libertinos del pasado. Desde fi nales dl siglo XVII hasta hoy dia citcularon por los poros de Ja Sociedad, siempre perseguidas, aunque no siempre por las fe- yes: a menudo encerrados, aunque mo siempre en prisiones; e5- fermos quizi, aunque escandalosos,vetimas peligrosas, presas de un extrafio mal al gue se Hamaba vicio y a veees crime, Eran nifios adelantados para su edad, jovencitas precoces, ‘colares ambiguos, sivientes y edueadores ducdosos, maridos ‘erucles o maniacos,coleccionistas soitarios, vagabundos eon impulsos estravaganies, Frecuentaban los correcionales, Ios pe es los teibunalesy fos asilos. Llevaban su infamia a tos doc totes y su enfermedad a los jueces. Era lt innumerable familia de los pervertidos que hacian buenas migas con los delincwen- tes y simpatizaban con los locos", Michael Foucault!” La tansformaciéa industrial de Europa occidental y Amé- rica del Norte trajo consigo nuevas formas de estratficacién so- cial, Las desigualdades de clase resultantes son bien conocidas y han sido exploradas con detalle durante mas de un siglo de © Poscul, op cit, pig. 40 149 estudios. La construccién de los modernos sistemas de racismo € injusticia étnica ha sido bien descrita y criticada. El pensa- miento feminista ha analizado la oganizacin imperante de lx opresién de géneros pero, aunque determinados grupos erdti- ‘0s tales como los homosexuales militantes y los tabajadores ddl sexo se han agitado contra el maltrato que reciben, no ha hhabido un intento similar de ubicar las dstintas formas de per- sccucién sexual dentro de un sistema mas general de estrati cacién sexual, Sin embargo, tal sistema existe y su forma con- ‘emporanea es consecuencia de fa industrializacién occidental Las leyes sobre el sexo son el instrumento més preciado de la estratificacién sexual y la persecucisn erdtica, El estado in terviene ordinariamente en Ia conducta sexual a un nivel que no seria tolerado en otras reas de la vida social. La mayor par- te de la gente desconoce la amplitud de las leyes sexuales, la ‘enorme cantidad y variedad de conduetas sexuales ilegales ¥ el cardeter punitivo de lis decisiones de los tribunales. Aunque las instituciones federales pueden en ocasiones involucrarse en los casos de prostitucién y obscenidad, la mayor parte de la le- aislacion sexual es promlgada a nivel esiatal y municipal y su cumplimiento queda en gran parte en manos de la policia Io- cal, Por tanto, hay una gran variedad de leyes que podrfan apli- carse a cualquier caso, ademés su aplicacién prictica varia cenormemente segiin el clima politico de turno. A pesar de este caos legal, es posible hacer algonas generalizaciones. Mi andl sis de la Iegislaci6n sexual no es aplicable a las leyes contra la coercién, el asalto sexual o la violacidn, sino que aborda los cen- tenares de probibiciones sobre relaciones sexuales voluntarias ¥ los delitos con “status”, como por ejemplo la violacién legal La legislacién sobre el sexo es muy severa. Las penas por in fringir estas leyes son todas completamente desproporcionadas « cualquier daito social 0 individual. Un solo acto sexual vohin- tario aunque ilfcito, por ejemplo, poner los labios sobre los ge- nitales de nna ardiente pareja sesual es eastigado en la mayor parte de los estados més severamente que la violaci6n, la agre- sion o el asesinato. Cada tno de estos besos genitals, cai ca- 150 ricia lasciva ¢8 un erimen en si mismo. Es por tanto doloros mente facil cometer miltiples delitos durante una sola noche de pasion ilegal. Una vez que alguien ha sido condenado por volar alguna de estas leyes, la repeticién del mismo acto es mo- tivo de procesamiento legal por reincidencia, en cuyo caso las, jpenas scrn mucho més severas. En algunos estados algunos i dividuos se han convertido cn eriminalcs reincidentes por ha- ber tenido relaciones homoseruales en dos ocasiones distntas ‘Cuando una actividad erética ha sido proscrita por la ley, todo el poder del estado fuerza a la conformidad con los valores que dicha ley defiende. La legislacion sexual resulta especialmente facil de aprobar, dado que los legisladores se oponen a ser be nignos en los asuntos referidos al “vicio”. Péro una vez en los libros es extremadamente dificil de eliminar. La legislacion sexual no es un reflejo perfecto de ta moral imperante sobre la conducta sexual. La variedad sexnal per se est mucho més ricamente administrada por los profesionales, de Ia salud mental, a ideotogia popular y la préctica social ex- iralegal, Algunas de las conductas erdticas més detestadas, como, por ejemplo, ef fetichismo y cl sadomasoquismo no es- ‘an tan reguladas por el sistema de justicia criminal como otras pricticas menas estigmatizacas, por ejemplo, la homosexuali- dad. Las conductas sexuales sc convicrten cn compctencia de la ley cuando llegan a scr motivo de preocupacién social v de agitacion politica. Cada histeria sexwal 0 campaia moralista de- positan nuevas disposiciones Iegales como una especie de re- gisiro fosil de su existencia. El sedimento legal es ms grueso =y la ey sexual més poderosa—en las conductas relacionadas con la obscenidad, el dinero, los menores y la homosexvalidad, Las leyes sobre obscenidad refuerzan el poderoso tabi s0- bre la representacidn directa de las actividades erdticas. El ac- tual interés en las formas en que la sexualidad se ha convertic do en un foce de atencion social no deberé utitizarse para de- bilitar la critica a esta prohibicién, Una cosa es crear discurso sewwal en forma de psicoandlisis 0 durante una eruzada moral Yyootra muy distinta mostrar grdficamente actos sexuales 0 ge- 1st nitales. La primera actividad goza de uta permisividad social de la que carcce la segunda. Se empuja al discurso sexual, a la reticencia, al cufemismo y la deshonestidad. El discurso libre sobre el sexo es una flagrante excepcidn de la Primera Enmien- dda, que no se aplica al discurso puramente sexual Las leyes antiobscenidad son parte de una legislaci6n més amplia que convierte en ilegal a la préctica totalidad del co- mercio sexual. Las leyes del sexo prohiben severamente la mez- cla de sexo y dinero, excepto via matrimonial. Ademas, otras leyes que cubren el comercio sexual son las anti-prostitucién, las referentes a bebidas aleohdlicas y las disposiciones que re- gulan la ubicacién y funcionamiento de tos negocios “para adul- tos”. La industria del sexa y In economia gay han conseguido F parte de esta legislacién, pero el proceso no ha sido facil sencillo, La criminalidad que siempre se presume vinculada al comercio orientado al sexo condena esta actividad a la mar- ginacién, el subdesarrollo y la deformacisn. Los negocios rela- cionados con el sexo solo pueden operar en los vacios legales. Ello hace que la inversién sea baja y que gran parte de la ac- tividad se dirija a salvarse de la cdreel, en vez de al suministro de bienes y servicios, Have ademas a sus trabajadores mis vul- nerables 2 la explotacién y a tas malas condiciones de trabajo. Si el comercio sexual fuera legal, su mano de obra tendria ms posibilidades de organizarse y luchar por mejores salatios ycon- diciones de trabajo, un mayor control sobre éste y por aliviar el estigma que pesa sobre ellos ‘A pesar de lo que pueda pensarse de las limitaciones del co- mercio capitalist, una exclusién tan extrema del mercado di- ficilmente seria aceptable socialmente en otras drcas de actvi- dad, Imaginen, por ejemplo, que el intereambio de dinero por cuidadas médicos o por consultas psicolégicas o farmacologi cas fuese ilegal. La préctica médica tendria lugar en condicio- res mucho menos satisfactorias si los médieos, enfermetas,Far~ macéuticos y terapeutas pudiesen ser encerrados en prisién capricho de la “policfa de salud” local, Esa es en esentia la si 152 P aciéin de las prostitutas, trabajadores y empres: fos del sexo El propio Marx consideraba el mercado eapitalista como una fuerza revolucionaria, aunque limitada, Afirmaba que el capi- lalismo era progresivo en cuanto que disolvia los prejuicios y supersticiones precapitalistas y los lazos de los modos de vida tradicionales. “De ahi la gran influencia civilizadora del capi- tal, su produccién de un tipo de sociedad frente a la cual todas las etapas anteriores aparecen como simple progreso local e idolatria de Ia naturaleza’®. Apartar al sexo de los efectos po- sitivos de la cconomia de mercado dificiimenmte lo convierte cen socialist. La ley es especialmente fiera en la tarea de mantener la fron- tera entre Ja “inocencia” infantil y le sexuatidad “adulta”. En vvez. de reconocer la sexualidad de los jovenes intentar ocu- parse de ella con carifo y responsabilidad, nuestra cultura nie gay castiga el interés y actividad erdtica de todo aquel que esté por debajo de la edad dé consentimiento. La cantidad de leyes dedicadas a proteger a la gente joven de una prematura expo- sicién a fa sexualidad resulta sosprendente EI mecanismo principal para axegurar la separacién de ge- neraciones sexuales son ias eyes sobre la edad de consentimien- to, Estas leyes no hacen distincién entre Ia violacién més bru- tal o el romance mas eilido. Una persona de 20 afios conside- rada culpable de contacto sexual con una de 17 afios habré de cargar con una severa sentencia précticamente en todos los es- tados, independientemente de la naturaleza de la relacidn”, ‘Tampoco sles permiten a los menores otras formas de acceso ala sexualidad “adolta”. Se les prohibe ver libros, peliculas o programas de television, en los que La sexualidad sea retratada “demasiado” gréficamente. Es legal que los jovenes vean horro- rosas exhibiciones de violencia, pero no To es ver imigenes ex- © Kal Marx en The Grande, David MeLellan (eitor), New York, Har por & Row, 197, pig, 94 Clark Norte, "Sex in America", Inguin. 5 de octubre de 1981. Pste ar. ticla es un magnifico resumen de gr pate del lgislacion actual sobre sexo Yau lecturer obligads para cisquer person inleresada en el tems 153 plicitas de los genitales. Los jovenes sexualmente activos son a menudo encerrados en correccionales 0 castigzados de otros mo. dos por su “precocidad”” ‘Los adultos que se desvian demasiado de los modelos con- vencionales de la conducta sexual ven emo se les nicga, a me- rudo, cl contacto con los jévenes, ineluso con sus propios bi- jos. Las leyes sobre custodia de hijos permiten al Estado robar- Te sus nfios a cualquiera que sus actividades erdticas parezcan ccuestionables a un juez de fo familiar. Un sinntimero de lesbia- nas, hombres gays, prostitutas, heterosenuales promiscuos, tra- bajadores del sexo y mujeres “promiscuas” han sido declaradas no aptos como padres por medio de estas leyes. Se vigila ¢s- trechamente en los miembros de las profesionales de la ense- fanaa cualesquiera signos de conducta sexual fuera de 10 ¢0- :nin, En la mayor parte de los estados existen leyes por las que los maestros arrestados por delitos sexuales pierden sus traba- jos y acreditacion profesional. En ocasiones se ha despedido a lun profesor porque su estilo de via no convenciona lega 2 of dos de sus superiores. La depravacién moral es una de las po- cas razones por las que puede perderse una plaza académica” ‘Cuanto més influcncia tiene un individuo sobre fa generacién siguicnte, menos libertades se permiten a su condueta y opinio- nes. Por medio de este tipo de controles sobre padres y profe- sores, cl poder coercitivo del estado ascgura la transmision de los valores sexuales conservadores. La tinica conducta sexual adulta legal en todas partes €s co- locar el pene en la vagina en el matrimonio, Algunas leyes que incluyen el consentimiento adulto alivian algo esta situacién en ‘menos de la mitad de los estados. La mayoria de ellos impo- nen, sin embargo, severas penas a la sodomia y contactos h mosexuales voluntarios sin sodomfa, al adulterio la seduccién yee incesto adulto. Las leyes sobre sodomnia varian mucho. En algunos estados se aplican igualmente compaferos homo- sexuales 0 heterosexuales, eon independencia de su condicign > Hever otal, op ci, pigs 1682. 154 marital, Algunos tribunales estatales han dietaminado que las parejas casadas tienen derecho a cometer sexiomia en privado. Unicamente la sodomia homosexual es ilegal en algunos esta- dos. Varias leyes sobre sodomia prohben el sexo anal y el con- tacto oral-genital. En otros estados, ta sodomia se aplica sola mente a la penetracidn anal, y el sexo oral esté regulado por varias leyes independientes’” Leyes como éstas criminalizan conductas sexuales ibremen- tc elegidas y avidamente buscadas. La ideologia en ella enca- rada refleja las jerarqufas de valores anteriormente deseritas. Es decir, algunos actos sexuales se consideran tan intrinseca- mente malos que a nadie debe permitirsele realizarlos bajo nin- guna circunstancia, El hecho de que los individuos consientan en ello 0 incluso los prefieran es considerado como evidencia adicional de su depravacién, Este sistema de legislacién sobre el sexo es similar al racismo legalizado. La prohibicién sobre la penetracién anal, cl sexo oral y el contacto sexual entre varo- nes vonvierte a fos homosexuales en un grupo criminal al que se niegan los privilegios de la ciudadanta plena. Con tales le- yes, el procesamiento es persecucién. Ineluso aunque no se vi gile estrictamente su cumplimiento, como normalmente ocurre, fos miembros de las comunidades sexuales criminalizadas guen siendo vulnerables a la posibilidad de arresto arbitrario 0 4 convertirse en las iras del pinivo social durante ciertos perio- dos. En estos altimos, las eyes se hacen funcionar y la accién policial es rapida. La puesta en préctica esporadica de esta le- gislacién sirve para recordar alos individuos que son micmbros de un grupo perseguido. El arresto ocasional por sodomnia, sexo oral, conducta lasciva 0 provocacién mantiene a todo el mun- do nervioso, atemorizado y eauto, © Sarah Senofeld eserra, Ney M, Jewel Melody West Matthews ¥ E> zabeth Ke Gatov (editors), ex Cade of California, Public Education and Ris arch Commitee of Califa, 173, pigs. 165168. Esta edici6n del Sex Cade (of Cakfara era anterior ls leyes de eansenso adulto ds 1976 y, en conse ‘acid una vision mis general def egacion sone sedomi, 455 El Estado sostiene a la jerarquia sexual también por medio. de la reglamentacién burocratica. La politica de inmigracién 4 prohibe la admisién en fos Estados Unidos de homosexuales y otros “desviados” sexuales. Los reglamentos militares impiden a los homosexuales servir en fas fuerzas armadas, El hecho de que fa gente gay no puedan casarse legalmente significa que no pueden disirutar de los mismos derechos legales que los hete- rosexuales en muchos aspectos, incluida ta herenca, los im- puestos, el derecho a negarse a declarar en contra del conyuge y la adquisicién de ciudadania por matrimonio. Estas son s6lo algunas de las formas en las que el Estado tefieja y mantiene las relaciones sociales de la sexualidad, La ley refuerza y apun- tala Ia estructura de poder, los exsigos de conducta y los pre- juicios. En sus peores extremos, las leyes sexuales son pura y simplemente apartheid sexual ‘Aunque cl aparato legal sobre el sexo ¢s inmenso, ka mayor parte del control social cotidiano es extra-legal, Se imponen sanciones sociales menos formales, pero muy efectivas, a los miembros de poblaciones sexwales “inferiores” En su maravilloso estudio etnografico sobre fa vida gay en {os atios 60, Esther Newton observaba que la poblacisn hiomo- sexual estaba dividida entre los que ella liamaba fos “abicrtos” y los “ocultos”, “Los abiertox pasan la rotalidad de su tiempo Taboral en ta comunidad (gay) los segundos vven la totlidad de su tiempo de ocio dentro de ella”, En los arios de estudio de Newton, la comunidad gay proporcionaba muchos menos trabajos que ahora y el mundo del trabajo no gay era casi to talmente jntolerante frente a la homosexualided. Habia algu- nos individuos afortunados que podian ser abiertamente gays y ganar salarios decentes, pero la inmensa mayoria de los homo- sexuales debia escoger entre la pobreza honesta y la tensin de mantener una identidad fala. eather Newton, Mother Camp Female Impersonator in Americ, Eagle wood Chis, New Jevsey, Prentice-Hall, 1972, pg. 21 (el subrayado es del ‘orginal. 156 Aunque esta situacién ha cambiado bastante, existe todavia tuna discriminacién general contra la gay. A la iamensa mayo- rfa de la poblacién gay le es imposible manifestarse abicrta- mente en el trabajo. Por lo general, cuanto més importante y mejor pagado el trabajo, menos tolerara la sociedad la desv cidn erética abierta. Resulta dificil a la gay encontrar un em- pleo en que no tengan que fingr, y la dificultad es doble o t ple para los individuos de orientaciones sexuales mis exdticas. Los sadomasoguistas dejan sus ropas fetiche en casa, y saben que deben tener especial euidado en ocultar su identidad real, Si un pedsfilo fuese descuiierio por sus compafieros de tray jo. posiblemente saldria a pedradas de su ofieina, Tener que ‘mantener un secreto tan absoluto es una carga considerable. In- cluso quienes estin satisfecos eon mantener el secreto pueden ser descubiertos accidentalmente, Los individuos no convencio- rales erdticamente se arriesgan no poder encontrar trabajo 0 no poder seguir sus vocaciones profesionales. Los funcionarios y cualquier persona que ocupe una posi- cin socialmente signifiativa son especialmente vulnerables. Un escdndalo sexual es el método més seguro para echar @ al- auien del gobierno o destruir una carrera politica. El hecho de que se espere que foda persona importante se ajuste & las nor- mas mas estrictas de conducta erstica desalienta a pervertides sexuales de todas clases a buscar estos puestos. Por el contra- rio, los disidentes erdticos son canalizados hacia posiciones de ‘menor impacto en la corricnte de actividad y opinién sociales. ‘La expansin de la economia gay durante la dltima década ha proporcionado alternativas de empleo y alg alivio a la dis- criminacién laboral contra 10s homosexiales, pero lx mayor parte de los trabajos que proporciona son de bajo status y Si- lario eseaso. Los eamareros, los empleados de ls casas de baiio y los dise jockeys no son precisamente funcionarios, bancarios ni ejecutivos de empresa, Muchas de los emigrantes, par razo- nes Sexuales, que acuden en masa a lugares como San Francis- co enfrentan un proceso de empobrecimiento y han de afron- tar una fuerte competencia en el mercado de trabajo, Este flux 157 jo de inmigrantes sexuales proporeiona una masa de trabajo ba- Tato y explotable a muchos de los negocios de la ciudad, tanto {gaY5 como heterosexuals. ‘Las familias juegan un papel crucial en fa tarea de imponer la conformidad sexual. Hay mucha presin social dirigida a ne- it a los disidentes erdticos las comodidades y recursos que tuna familia proporeiona. La ideologia popular mantiene que las familias no deben producir o albergar a este inconformis- mo erdtico, Muchas responden a éste intentando reformar, cas- tigaro desterrar a los miembros sexualmente delineuentes’ Mu- ‘tos de los emigrantes sexuales han sido rechazados por su fa- milia y muchos otros estin huyendo de la amenaza de institu- cionalizacién, Cualquicr muestra al azar de homosexuales y tra- bajadores sexuales u ottos desviados puede mostrarmos tristes y-erueles historias de rechazo y malos tratos por parte de fami- lias horrorizadas. La Navidad es la gran fiesta familiar en Es- tados Unidos y, en consccuencia, una época de tensién consi- erable en la comunidad gay. La mitad de sus habitantes re- ‘gresan a ver a sus familias y muchos de quienes se quedan en Tos guetos gay no pueden hacerlo y reviven asi su resentimien- to y dolor. ‘Adems de las sanciones econémicas y la tension en las re- laciones familiares, el estigma de la disidencia erdtica crea fric- ‘ign en todos los demés aspectos de la vida cotidiana. El pui- blico en general ayuda a penalizar 1a a0 conformidad erética ‘cuando, siguiendo los valores que les han sido ensefiados, los ccaser0s niegan el alojamiento, los vecinos llaman a la poliia y Jos gamberros golpean con Ii aprobacién de la sociedad. Las ‘ideologias de interioridad erética y peligro sexual reducen el poder de las y los desviados y trabajadores del sexo en los en- ‘cuentros sociales de todo tipo. Disfrutan de menos proteceién frente a las conductas criminales 0 carentes de escripulos,tie- nen menos acceso a la proteccién policial y menos recursos le- gales, Las relaciones con las instituciones y burocracias —hos- pitales, policia, tribunales, bancos, funcionarios piblicas— son mds ditcites. 158 El sexo es un vector de opresion, EI sistema de opresién sexual atraviesa otros modos de desigualdad social, separando a individuos 0 grupos segin su propia dinimica interna. No es ‘educible ni comprensible en términos de clase, raza, grupo ét- nico 0 géncro, La riqueza, la piel blanca, el ser vardn, los pri- vilegios pueden mitigar los efectos de la estratificacién sexual Un blanco rico y pervertido se vera por lo general menos acc: tado que una mujer negra igualmente perieneciente a una mi- noria sexual, pero inciuso los mis privilegiados no son inmu- nes a opresién sexual, Algunas de las consecuencias del sis- ‘tema de jerarquia sexual son simples motestias y otras son bas- tante graves. En estos tiltimos casos, el sistema sexual es una pesadilla kafkiana, en la que las desgraciadas vietimas se con- Vierten en rebafos humanos cuya identificacién, vigilaneia, de- {encidn,trato, encarcclamiento y castigo producen trabajo y au- tosatisfaccién para miles de policias anti vicio, funcionarios de. prisiones,psiquiattas y trabajadores sociales” ¥ Confictos sexuales “EL pinico moral erstaliatemores y ansiedades muy exten- dios y, a menudo, se enfrenta a ells, no buscando las causas teales de tos problemas y las caracteristicas que muestra, sino esplazindolos a los ‘tipas diabélices’ de algiin grupo socal conereto (a menudo los “iamorales’o los ‘degenerados’. La sexualidad ha jugado un papel particularmente importante en tales panics, y los ‘desviadas' sexuales han sido los chivas ex- piatotios omnipreseates.” Jefrey Weeks* © Emi, ew! Poles, Serual Commute, op. it pis. 40-5. Te- ne un ans eacelente de i opresion gay” que cubren muchos de los temas «que he meneionado en la dead ks 3. La dindmic represna que dest ‘ie opera con algunas modiiaciones sabre otras poblasines erties ye ots petfods. El esqucma de I ores sabre las hamosewuses debe generalize: para aplicrlo, con ls oportunas meaiicaiones «ols grupos sxuiles Weeks, Sex, Plies ard Src, op. ct, pag. 1 159 El sistema sexual no es una estructura omnipotente ni mo: nolitica. Se producen constantemente batallas sobre las defi ciones valoraciones, acuerdos, prvilegios y costes de la conduc- (a sexual, La lucha politica relacionada con el sexo asume for- ‘mas caracteristicas. La ideologia sexual juega un papel crucial en la experiencia sexual. En consecuencia, las definiciones y valoraciones de la conducta sexual son objeto de amargas luchas. Los enfrent ientos entre el temprano movimiento de liberacién gay y cl establishment psiquidtrico son el mejor ejemplo de este tipo de luchas, aunque las escaramuzas son constantes, Periddicamen- te, se dan también batallas entre los principales productores de ideologia sexual —las iglesias, a familia, los medios de comu- nicacién piiblica y los psiquiatras—y los grupos cuya experien- cia es clasficada, distorsionada y puesta en peligro por tos primeros. ‘La regulacién egal de la conducta sexual es otro campo de batalla. Lysander Spooner diseecion6 el sistema estatal de coer- cidn moral hace aproximadamente un siglo en un texto inspi- rado prineipalmente por las campafas antialcohéticas. En Vi ces Are Not Crimes: A Vindication of Moral Liberty (Los vicios no son crimenes: una reivindicacién de ta libertad moral), Spoo- ner argumentaba que el gobierno debia proteger a sus ciuda- ‘danos del erimen, pero que es estipido, injusto y tirnico le- aislar contra el vicio. Analiza dems las racionalizaciones que todavia hoy se escuchan en defensa del moralsmo legalizado: {que los “vicios” (Spooner esté refiriéndose a a bebida, pero po- diamos sustituirla por la homosexyalidad, la prosttucién 0 el uso de drogas como diversién) conducen al crimen y por tanto deben evitarse: que aquellos que practcan los “cis” son non ‘compos mentis* y por tanto el Estado debe protegerles de su propia autodestruccién a través de la rina, ¥ que debe prote: zgetse a los nis de conocimientos supuestamente daninos”. EL * No son duehus des» mente (NT). Lysander Spooner, Pices ee Not Crimes: Vndiation of Moral Liber, 160 iscurso sobre delitos sin vietima alguna no ha cambiado mu- - cho. La lucha legal sobre las leyes sexuales continuara hasta ‘que no estén garantizadas las libertades bisicas de aceién y ex presién sexual, lo que exige el rechazo de todas las leyes sobre Sexo, con excepcién de las pocas que tratan con una cocrcién real, Exige ademas la abolicign de toda policia antivici, ecuyo ‘abajo cs hacer cumplir la moralidad legislada ‘Adomas de las guerras legales y sobre definiciones, existen otras formas menos obvias de contlicto politico sexual a las que yo llamo guerras territoriales y de fronteras. Los procesos de ereacién de comunidades por parte de minorias eréticas y las fuerzas enfrentadas a esta creacién producen batallas sobre la naturaleza y fronteras de las zonas setuales. La sexualidad disidente es mas rara y estd mucho més estre- chamente vigilada en los pueblos pequeos y en las areas ru- rales. En consecuencia la vida metropolitana atrae constante- mente a jovenes pervertidos. La migeacién sexual crea reservas concentradas de compaiieros, amigos y asociados potenciales. Permite alos individuos creat redes de adultos con caracter ticas de parentesco donde pueden vivir. Pero son muchas las boarreras que deben vencer los emigrantes sexuales, Sogtin el prejuicio mas extendido en los medias dle com cacién y en la idcologia popular, los mundos sexuales margin les son tristes y peligrosos. Son retratados como empobrecids, desagradables y habitados por psiedpatas y delincuentes. Los rnucvos emigrantes deben estar lo bastante. motivados como para resistir cl impacto de tales imagenes desalentadoras. Los intentos de contrarresta la propaganda negativa por medio de informacién més realista se topan normalmente con la censu- ra, y se dan batallas ideol6gicas continias sobre qué represen- taciones de las comunidades sexuales iran a los medios de co- ‘municaciin més populares. Se suprime también la informacién sobre cdmo encontrar y vivir en los mundos sexuales marginales. Las gufas de orienta- opectina, CA, Tasstaal Press 1977 161 cién son escasas € inexactas. En el pasado, los rumores, el eo- | lleo la mala publicidad eran ls pstas mis disponibles para la localizacion de comunidades exoticas subrepticias. Durante finales de los 60 principios de los 70 se hizo accesible una me- jor informacién. Actwalmente, grupos como la Mayoria Moral intentan volver a fevantar los tzur0s ideolGgicos en torno a es- tas comunidades, y dificultar lo més posible el transito en am- bas direcciones, ‘La migracién es cara. Los costes de transporte y mudanza, y ta necesidad de encontrar casa y trabajo nuevos son dificul. {ades econémicas que los emigrantes deben superar. Estas barreras son especialmente dificil para los jovenes, que a me- rnudo son los que mas desesperadamente necesitan el cambio, Existen, sin embargo, cutas a fas comunidades erdticas que con- siguen atravesar el muro de propaganda y proporcionar ade- mids un refugio eeondmico. La educacién superior puede ser tuna de ellas para jovenes de posicidn elevada, A pesar de sus setias limitaciones, la informacién sobre conducta sexual que se favilta en la mayoria de colegios y universidades es mejor que cualquier otra, y la mayor parte de colegios y universida- des cobija a pequefias redes erdticas de todo tipo. Para los chieos mas pobres, el ejgreito es a menudo Ia for- ‘ma ms faci de poder escapar de donde quicran que estén. Las prohibiciones militares a la homosexualidad facen que ésta sea tuna ruta peligrosa. Aungue los jévenes homoxexuales intentan continuamente utilizar las fuerzas armadas para escapar de si- tuaciones intolerables en sus pucblos y acercarse a comunida- des gays, deben afrontar los riesgos de ser descubiertos, del tri- bunal militar o de la expulsién deshonrosa. Ya en las ciudades, las poblaciones erotics tienen a nuclear- se ya ocupar regularmente algtin terrtorio visible. Las iglesias ¥ otras fuerzas anti vicio presionan constantemente las auto= ridades locales para que limiten tales reas, reduzcan su visibi lidad o expulsen a sus habitantes de la ciudad, Periddicamente se adoptan medidas enérgicas: se lanza a las policias antivicio locales contra las poblaciones a controlar. Los homosexuales, 162 {os y las prosttutas y, en ocasiones, las y los travestidos son To bastante territoriales y numerosos como para poder librar in- tensas batallas con los poliefas en defensa de calles, parques © callejones. Normalmente estas guerras de fronteras no tienen resultados definitivos, peto producen abundantes baja. Durante la mayor parte de este siglo los submundos sexua- les han sido marginales y miserables, sus residentes se han vis- to sujetos a la tensin y la explotacion. El espectacular éxito conseguido por los empresarios gays en la ereacién de na eco~ nomia gay variada ha modificado la calidad de vida dentro de ‘gueto. El nivel de comodidad material y organizacién so- cial aleanzados por la comunidad gay en 1s dltimos quince anos carece de precedente, pero es importante recordar lo ocurrido con otr0s mifagros similares. Fl erecimiento de la poblacién ne jra de Nueva York a prineipios de siglo condujo al Renaci- miento de Harlem, pero aquel periodo de creatividad se extin ‘2ui6 con la Gran Depresidn, La relativa prosporidad y floreci- imiento cultural del gueto gay podria ser igualmente fragil. AL igual que los negros que escaparon del Sur al Norte metropo- Titano, quiza los homosexuales hayan simplemente eambiado problemas rurales por problemas urbanos. Los pioneros gays ocuparon barriadas situadas en lugares céniricos aunque en ruins. En conseeuencia lindan con barrios pobres. Los homosexuales, en especial fos que tienen rentas bax jas, terminan compitiendo con otros grupos econsmicamente desfavorecidos por la limitada oferts de casas baratas. En San Francisco, esta competencia ha exacerbado el racismo y la ho- rmofobia, yes una de las causas de la epidemia de violencia ca- Tejera contra los homosexuales. Fn lugar de estar aislados y ‘ovultos en los ambientes rurales, fos homosexuales de la cit dad son ahora blancos obvios y abundantes de las frustraciones urbanas, En San Franeiseo, la construecién desenfrenada de rase losy residencias de aito caste en ef centro de la ciudad esti pro- vocando la desaparicidn de casas @ precios asequibles. La cons- 163 truccién de estos enormes cdificos esta exeando una presién sobre fodos los residentes de fa ciudad. En Tos barrios de ren- tas bajas estan los inquilinos gays pobres, no los contratistas multimillonsarios, El espectro de la “invasién homosexual” es tun chivo expiatorio apropiado que desvia Ia atencién, de tos bancos, la comisién de planificacion, el “establishment” pol ‘co y los grandes constructores. En San Francisco, el bienestar de la comunidad gay se ha convertido en asunto de la politica urbana, Esta expansidn afecta a todos los submundos eréticos terri toriales. Tanto en San Francisco como en Nueva York, ka coas- truccién con altas inversiones y la renovavion urbana se han in- troducido en las principales areas de prostitucién, pornogratia y bares leather*. La ideologia antisero, las leyes sobre obsceni 4dad, sobre prostitucisn y las regulaciones de bebidas aleohsl ‘eas estin siendo todas uilizadas para desalojar a negocios poco rentables, trabajadoras del sexo y hombres leaer. Dentro de diez afos, la mayor parte de estas éreas habran sido barridas por las palas excavadoras, y convertidas en lugares seguros para ‘centros de convenciones, hoteles internacionales, sedes de mul- tinacionales y casas para los rcos. El tipo de conilicto sexual mas importante y de consecuen

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