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SENTENCIA DEL TC SOBRE LIBERTAD DE

EXPRESIÓN NO ES VINCULANTE PARA LOS JUECES

1. El fallo del Tribunal Constitucional sobre el Expediente Nº 00655-2010-


PHC/TC hace un pronunciamiento impertinente en materia de libertad de
expresión para resolver una causa planteada por Alberto Quimper, acusado en
el caso de los “Petroaudios”. Quimper demandó declarar nula la instrucción de
su contra alegando que se basa en una “prueba prohibida”: la afectación del
derecho al secreto e inviolabilidad de sus comunicaciones. Siendo que aún no
hay sentencia, el TC rechazó la pretensión porque solo puede pronunciarse
sobre procesos concluidos. Sin embargo, el TC se valió ilegítimamente de la
demanda para legislar sobre materias de libertad de expresión.

2. Al TC no se le pidió resolver si los medios de comunicación tienen amparo


constitucional para difundir audios de interés público obtenidos ilícitamente
por terceros. Tampoco podía determinar si el acto de difundirlos es delictivo.
La calificación de un hecho como ilícito la define el Código Penal y los jueces
penales ordinarios, nunca el TC, que es un juez constitucional. De modo que el
TC se extralimitó no sólo respecto del objeto del proceso, sino además sobre
sus competencias.

3. Trátase de un fallo no vinculante en lo que toca a la actuación de los medios. De


acuerdo con el Código Procesal Constitucional, para que haya un precedente
vinculante el TC debe decirlo así expresamente, lo que no ocurre. Y para que
haya jurisprudencia vinculante, debe producirse una sucesión de sentencias en
un sentido uniforme, reiterado y consolidado, y hasta ahora sólo existe este
fallo insólito en materia de sanción a medios y periodistas. Por otra parte, en
el Código Penal peruano no existe tipo penal alguno que sancione la difusión de
conversaciones telefónicas ilícitamente obtenidas por terceros, que revelan
asuntos de interés público. Por lo tanto, con esta sentencia los jueces peruanos
no están obligados a considerar ilegítima o delictiva la divulgación por los
medios de interceptaciones telefónicas sobre asuntos de interés público.

4. El fallo en cuestión cita sorprendentemente como sustento una sentencia de la


Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el Caso Escher y otros vs.
Brasil, del 6 de julio de 2009. Pero dicha sentencia sanciona al estado brasileño porque
interceptó ilícitamente las comunicaciones de dos organizaciones campesinas (tenía
autorización judicial pero no participó al Ministerio Público), y porque luego agentes
del Estado se encargaron de entregar a la prensa dichas comunicaciones. Esa es la

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divulgación ilegítima a la que se refiere la sentencia de la CIDH. Por ende, su campo de
análisis es la actuación indebida de los agentes del Estado, tanto por interceptar
ilegalmente, como por distribuir dichos contenidos a la prensa vulnerando la reserva
judicial. En ninguna parte la CIDH se pronuncia por la ilegitimidad de la actuación de
la prensa al haber divulgado conversaciones interceptadas ilícitamente por la policía.
Y no podría ser de otro modo, dado que la CIDH sólo juzga la conducta de los Estados,
con estándares que no pueden ser aplicados antojadizamente a los medios de
comunicación.
5. Esta amplitud de su pronunciamiento y la falta de cuidado en diferenciar la
difusión por los medios de conversaciones telefónicas privadas de aquellas de
interés público, determina que este fallo del TC sea contrario a la libertad de
expresión y a la garantía de prohibición de censura previa. De acuerdo a la
Constitución y a la Convención Americana de Derechos Humanos, no es posible
someter a ningún mecanismo de revisión o autorización previa, ni siquiera
judicial, los contenidos que los medios y periodistas difunden. Toda
responsabilidad por los eventuales excesos se juzga siempre con posterioridad
a la difusión de los contenidos.

6. El IPYS patrocina un uso responsable por los medios de la información que


puede afectar la intimidad, y repudia el involucramiento de la prensa en
actividades ilícitas para vulnerarla. Al mismo tiempo defiende las garantías
constitucionales para informar, que están plenamente vigentes a pesar del
dislate del TC. A la fecha, no existe en el Perú prohibición o limitación alguna
para que los periodistas o medios difundan conversaciones telefónicas que, a
su juicio, revelen asuntos de interés público y que hayan sido obtenidos
ilícitamente por terceros. El periodista sólo puede ser sentenciado penalmente
si ha intervenido en la interceptación o participado de una conspiración
criminal, independientemente del carácter público o privado de las
conversaciones.

Lima 9 de diciembre del 2010

Ricardo Uceda
Director Ejecutivo

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