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a. Jurisprudencia
El Art. 2518 del Código Civil expresa que la demanda judicial no interrumpe la prescripción
extintiva en los casos enumerados en el Art. 2503, entre los cuales figura “si la notificación de
la demanda no ha sido hecha en forma legal” de lo que se deduce que si no interrumpe la
prescripción la demanda cuando está ilegalmente notificada, menos puede interrumpirla
cuando no está notificada de manera alguna. (C. Suprema, 9 Abril 2001, Rev. de Der., t 98,
Sec. 1°, Pág. 71, 26 Noviembre 1991, Rev. de Der., t 88, Sec. 1°, Pág. 102, En idéntico
sentido, C. Pedro Aguirre Cerda, 10 marzo 1997, Rev. de Der., t 94, Sec. 2°, Pág. 28; C. Punta
Arenas, 29 Agosto 1991, Rev. de Der., t 88, Sec. 2°, Pág. 101; C. La Serena, 7 Octubre 1910,
Rev. de Der., t 9, Sec.1°, Pág. 516).
“4º …No obstante ello, debe considerarse que si bien el demandante evidenció su voluntad de
ejercer la facultad de acelerar la exigibilidad del crédito al momento de ingresar su demanda a
distribución ante la Corte de Apelaciones de la capital, hecho verificado el 26 de febrero de
2015, sólo notificó la acción a la deudora el 13 de enero de 2016, de modo que a esta última
fecha ya había transcurrido el lapso previsto en el artículo 98 de la Ley N° 18.092 respecto de
aquellas cuotas cuyo vencimiento acaeció entre el 4 de agosto de 2014 y el 4 de enero de
2015, como acertadamente concluyen los jueces, ya que al tenor de lo que disponen los
artículos 2503 y 2518 del Código Civil, la interrupción del término de la prescripción extintiva de
la acción de cobro se verifica con la notificación de la demanda…”(Corte Suprema Rol 55.077-
2016)
“DECIMOCUARTO: Que de conformidad con lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 2518
del Código Civil, la prescripción extintiva o liberatoria se interrumpe por la demanda judicial,
pero – agrega la norma – salvos casos del artículo 2503, precepto que en la segunda parte de
su segundo numeral prevé que sólo el que ha intentado este recurso – entiéndase sólo el que
ha deducido demanda – podrá alegar la interrupción; y ni aún él si se desistió expresamente de
la demanda o se declaró abandonada la instancia;”
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liberatorio, puesto que el que pudo haber tenido se desvaneció, la conclusión irredarguible es
que en esos seis años y once meses alcanzó a correr completo, incluso, el plazo mayor de los
tiempos de prescripción que fueron planteados en autos por los demandados, esto es, aquel
de cinco años previsto por el ordenamiento civil común en el artículo 2515 del Código del
ramo.” CAUSA Nº 503-2012 (CASACIÓN). RESOLUCIÓN Nº 37772 DE CORTE SUPREMA,
SALA PRIMERA (CIVIL) DE 14 DE MAYO DE 2012
Relacionando estas dos disposiciones, sólo es dable concluir que para que exista dicha
interrupción civil no basta con la mera interposición de la demanda; también es necesario que
se haga debidamente su notificación y ésta se ajuste a las exigencias que la ley impone para
su validez.
Por lo demás, según fluye de los Títulos VI y VII de Libro I del Código de Procedimiento Civil,
relativos a las notificaciones y actuaciones judiciales, respectivamente, para que tengan valor
tales actuaciones es necesario, salvo poquísimas excepciones, que se lleve a cabo la
correspondiente notificación a la persona a quien se pretende que le afecte la diligencia. Y ha
de agregarse que el artículo 65 del citado Código señala, con más exactitud, que los términos
comenzarán a correr para cada parte desde el día de su notificación. Cierto es que esta norma
se refiere a los plazos procesales, pero no hay duda que patentiza el criterio del legislador en
cuanto a la importancia de ese trámite en los casos de diligencias relativas a las tramitaciones
judiciales, sobre todo cuando está en presencia de la demanda que, si es la primera actuación
en un proceso, debe ser notificada personalmente (C. de Procedimiento Civil, art. 40).
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de deuda, no es una demanda, sino el principio de una tramitación de carácter previo a una
acción judicial; no basta para interrumpir la prescripción. C. Suprema, 2 septiembre 1938. R., t.
36, sec. 1ª, p. 225.
a. Jurisprudencia
Que en el párrafo 4º del Título XLII del Código Civil, denominado De la Prescripción, que se
refiere a ciertas acciones que prescriben en corto tiempo, se dispone en el inciso 2º del artículo
2521 que prescriben en dos años los honorarios de jueces, abogados, procuradores, los de
médicos cirujanos; los de directores o profesores de colegios y escuelas; los de ingenieros y
agrimensores, y en general, de los que ejercen cualquier profesión liberal.
Más adelante, en su artículo 2523 se agrega que las prescripciones mencionadas en los dos
artículos precedentes se interrumpen: 2º desde que interviene requerimiento, y que sucede a
la prescripción de corto tiempo la del artículo 2515.
Por su parte, el artículo 2518 del mismo Código señala que la prescripción que extingue las
acciones ajenas se interrumpe civilmente por la demanda judicial, debidamente notificada
como se expresa en el artículo 2503 del Código Civil;
[…] En efecto, tales preceptos [artículos 2518 y 2503] constituyen la regla general respecto de
la interrupción de la prescripción de las acciones ajenas, al tanto que, el artículo 2523 del
Código Civil, es una disposición particular o especial para las acciones cuya prescripción es de
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corto tiempo y que se encuentran contenidas en sus dos artículos que le anteceden, los
números 2521 y 2522, incluyéndose en el primero el correspondiente al cobro de honorarios de
quienes ejercen cualquiera profesión liberal. En consecuencia y en virtud de lo dispuesto en el
artículo 13 del Código Civil, debió aplicarse al caso de que se trata en este juicio, la norma
particular, es decir, la del artículo 2523 ya señalado, porque ésta prevalece sobre aquellas
otras generales de la misma ley;
QUINTO. Que, a diferencia del artículo 2518 del Código Civil, la norma especial del artículo
2523 del mismo ordenamiento legal, aplicable a la acción deducida en estos autos, no exige,
para que proceda la interrupción de la prescripción, que la demanda judicial estando en su
inicio válidamente deducida y notificada, pueda después dejar de producir sus efectos
interruptivos por motivos ajenos a su esencia de expresar la oportuna voluntad de quien ejerce
la acción para obtener la prestación de lo que se le debe, en contra de quien está obligado al
pago. En efecto, para operar la interrupción del artículo 2523 del Código Civil no se necesita,
como en la prescripción de largo tiempo, notificación del recurso judicial, sino el simple
requerimiento, o sea, la comprobación auténtica y fehaciente de haberse dirigido el acreedor al
deudor cobrándole la suma adeudada, acto jurídico que puede ser judicial o extrajudicial,
bastando incluso, la presentación hecha ante juez incompetente o, como ocurrió en estos
autos, ante juez que sólo al final del pleito se entendió que se hallaba inhabilitado. (Revista de
Derecho y Jurisprudencia, T.X., pág. 315, sentencia Corte Suprema 14 de julio de 1967).
CAUSA Nº 4550/2003 (CASACIÓN). RESOLUCIÓN Nº 20729 DE CORTE SUPREMA, SALA
PRIMERA (CIVIL) DE 27 DE SEPTIEMBRE DE 2005.
a. Jurisprudencia
b) Del artículo 2503, Nº 1º del Código Civil se desprende claramente que es la notificación de
la demanda y no su interposición la que interrumpe civilmente la prescripción . C. Suprema, 7
noviembre 1958. R., t. 55, sec. 3ª, p. 17.
7. Comienzo de la interrupción civil. a) La disposición del inciso 1º del artículo 2503 del Código
Civil no puede interpretarse en el sentido demasiado amplio de que en virtud de la sola
interposición de recurso o demanda se produzca la interrupción civil de la prescripción, sino en
el más restringido de que la interrupción comience desde el momento en que el demandado
sea notificado, tome conocimiento en forma legal de aquel recurso o demanda. C. Santiago, 20
diciembre 1950. R., t. 48, sec. 2ª, p. 3.
b. Doctrina
Raúl Tavolari O, quien comentando una sentencia antigüa que sostuvo tesis contraria, expresa
que: “Con todo, lo inaceptable es que, por la vía de lo fallado, el artículo 2503 del Código Civil,
resulta parcialmente sin sentido: en efecto: si no hay interrupción de la prescripción cuando “…
la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal…” lo que supone que ha
existido una notificación imperfecta que, a pesar de haberse verificado no es idónea para
interrumpir, no se devisa de qué manera y bajo qué artilugio interpretativo se podría llegar a
afirmar que la falta completa de la notificación es capaz de producir más consecuencias
jurídicas que una notificación imperfecta realizada…” (Revista de derecho y jurisprudencia, T.
98, sec. 2°, Pág.124.)
a. Jurisprudencia
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No puede sostenerse, por tanto, que haya estado suspendido el plazo de prescripción. C.
Temuco, 23 marzo 1936. G. 1936, 1er sem., Nº 107, p. 459.
Noveno. Que, a juicio de esta Corte, la tesis propuesta por el arbitrio no tiene sustento en la
interpretación armónica de las normas legales referidas en el considerando precedente. En
efecto, la restricción prevista en la ley respecto de la aplicación de la suspensión de la
prescripción solo afecta a las acciones de corto tiempo que se encuentran dentro del párrafo
cuarto del Título XLII del Libro IV del Código Civil, sin que la norma prevista pueda ser
interpretada en el sentido de incluir a la prescripción de todas aquellas acciones especiales,
toda vez que lo único que refiere la disposición es que aquellas correrán contra toda persona,
reafirmando la regla general en materia de prescripción.
NOVENO. Que, en concepto de esta Corte, la disposición del artículo 2523 del Código Civil
que trae a colación el letrado del ejecutante en su escrito de fojas 24, resulta inaplicable en el
caso de la especie, ya que del tenor literal de su último inciso, aparece palmario que la
referencia a la prescripción del artículo 2515, que sigue a las de corto tiempo cuando estas se
han interrumpido, está referida únicamente a los casos de los artículos 2521 y 2522 del mismo
estatuto sustantivo, resultando inaplicables a las normas sobre cuentas corrientes bancarias y
cheques y a las de las letras de Cambio y pagarés que le son supletorias. Así lo dice por lo
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demás el artículo 2524 del Código Civil al precisar que las prescripciones de corto tiempo a
que están sujetas las acciones especiales que nacen de ciertos actos o contratos, se
mencionan en los títulos respectivos, y corren también contra toda persona; salvo que
expresamente se establezca otra regla.
b. Doctrina
Una sentencia señaló que “la acción... es de corto tiempo cuando su duración no es la general
fijada para las acciones ordinarias en el artículo 2515 del Código Civil, esto es, 5 años”. (C.
Santiago, 7 julio 1988, Rev. de Der., t. 85, sec. 2ª, pág. 63). Y participamos de ese criterio, de
forma que todas las prescripciones especiales de corto tiempo que no están tratadas en los
arts. 2521, 2522 y 2523 caben en la regla general del art. 2524. Por lo mismo a ellas no se les
aplica el art. 2523; cuando de su interrupción se trate, a falta de norma especial en el propio
texto que la establezca, no quedará sino recurrir a las prescripciones del art. 2518. 1
Además, a estas prescripciones no les son aplicables las reglas contenidas en el artículo 2523,
debiendo sujetarse, en cuanto concierne a la interrupción y su efecto, a las reglas generales de
los arts. 2518 y 2519, salvo que expresamente se establezca otra regla. Así lo han entendido
los autores1069 y es la doctrina de la jurisprudencia.
a. Jurisprudencia
1
DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón, “La prescripción extintiva, doctrina y jurisprudencia”, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago (2009), p. 363.
2
DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón, “La prescripción extintiva, doctrina y jurisprudencia”, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago (2009), p.364.
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“Quinto: …Lo anterior resulta también acorde, por cierto, con lo que se estatuye en el artículo
100 de la Ley N°18.092, aplicable al cobro de letras de cambio, de pagarés y asimismo al de
cheques (por remisión del artículo 11 de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y
Cheques), en orden a que "La prescripción se interrumpe sólo respecto del obligado a quién se
notifique la demanda judicial de cobro de la letra, o la gestión judicial necesaria o conducente
para deducir dicha demanda o preparar la ejecución", norma que, si bien trata sobre otros
instrumentos mercantiles, diversos al perseguido en este litigio, aborda idéntica situación a la
que se prescribe tratándose del título fundante de la presente acción, escenario éste que lleva
a colegir que si existe la misma razón, resulta procedente arribar a idéntica conclusión para el
caso de haberse iniciado un pleito con la gestión previa de NOTIFICACIÓN DE FACTURAS,
esta es, que la notificación de la gestión preparatoria interrumpe la prescripción de la acción
intentada.
Sexto: Que del análisis previo resulta indefectiblemente que el plazo de prescripción aplicable
en la especie que contempla el artículo 10 de la Ley N°19.983 y que debe computarse a partir
del vencimiento, se ha interrumpido con la notificación efectuada del mismo al obligado, es
decir, con la notificación de la gestión preparatoria de la ejecución .” Rol No 7309-2010.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema.
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Procedimiento Civil; CAUSA Nº 21768-2014 (OTROS). RESOLUCIÓN Nº 267405 DE CORTE
SUPREMA, SALA PRIMERA (CIVIL) DE 18 DE DICIEMBRE DE 2014
51. Interrupción civil del artículo 100 de la Ley Nº 18.092. No basta para que opere la
interrupción civil del artículo 100 de la Ley Nº 18.092, la que prevalece sobre las que señalan
los artículos 2503, 2518 y 2523 del Código Civil, un mero recurso o un simple requerimiento.
La ley exige que se trate de la notificación de la demanda judicial de cobro del pagaré, o de
gestiones judiciales necesarias o conducentes para deducir dicha demanda o preparar la
ejecución, carácter que no puede tener una medida prejudicial precautoria.
La interrupción civil que puede producirse por el ejercicio de "gestiones judiciales necesarias o
conducentes para deducir dicha demanda o preparar la ejecución", se está refiriendo a
aquellas cuestiones propias de los procedimientos especiales, como lo es la preparación de la
vía ejecutiva o en el caso de la acción hipotecaria la notificación previa a que se refiere el
artículo 758 del Código de Procedimiento Civil, porque esa gestión tiene por objeto "hacer
efectivo el pago de la hipoteca", o sea, cumple con ser una gestión necesaria conducente o
preparatoria de la ejecución, la cual no puede asimilarse a una medida prejudicial precautoria
que tiene otras finalidades, distintas a preparar una ejecución. C. Santiago, 6 diciembre 1993.
R., t. 90, sec. 2ª, p. 170.
b. Doctrina
Como esta prescripción de un año es para la acción cambiaria sin otra calificación, poco
importa si se trata de la acción ejecutiva o de la ordinaria, desde que no hay distinción en la ley.
Por lo mismo, no cabe aquí la interversión de la prescripción, según la regla del art. 2523 del
Cód. Civil.1175.3
3
DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón, “La prescripción extintiva, doctrina y jurisprudencia”, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago (2009), p. 403.
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VI. Artículo 10 de la Ley 19.983
a. Jurisprudencia
SEXTO. Que del análisis previo resulta indefectiblemente que el plazo de prescripción
aplicable en la especie, que prevé el artículo 10° de la Ley 19. 983 y que debe computarse a
partir del vencimiento, se ha interrumpido con la notificación efectuada del mismo al obligado,
es decir, con la notificación de la gestión preparatoria de la ejecución.
a. Jurisprudencia
11°.- Que desde la fecha referida en el número anterior y el 11 de mayo de 2005, cuando se
tuvo a la parte de don Jorge Enrique Sepúlveda Sepúlveda por notificado de la demanda de
autos, transcurrió con creces el lapso de prescripción de cinco años establecido en el Código
Civil para las acciones ordinarias por cuyo motivo la prescripción de la acción alegada por el
demandado debe acogerse. CAUSA Nº 1494-2007 (CIVIL). RESOLUCIÓN Nº 137450 DE
CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO, DE 29 DE JULIO DE 2009.
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Aclarado pues que existiría una responsabilidad aquiliana relativa a cada pago o devolución en
particular y precisado también la fecha de inicio del cómputo de la prescripción, resulta
necesario analizar a continuación de qué manera la prescripción liberatoria de ella se habría
interrumpido. Sobre el punto este Tribunal estima que si bien en la demanda se solicita
condenar a los demandados solidariamente al pago de una cantidad de dinero, fundándose en
la regla del artículo 2317 del Código Civil, no existe tal solidaridad mientras no exista sentencia
condenatoria ejecutoriada que declare la existencia de la responsabilidad solidaria, razón por
la cual la interrupción civil de la prescripción en los términos establecidos en el artículo 2503
del Código Civil ha de considerarse que obra independientemente para cada uno de los
demandados.
Sexto: Que los sentenciadores, al proceder del modo relacionado en el considerando tercero,
establecieron erradamente que el plazo se debía contar desde la inhumación ocurrida el año
1966, porque, conforme se razonó previamente, debe entenderse que el interés jurídicamente
protegido existió sólo cuando los actores tuvieron conocimiento del hecho que les produce el
daño, lo que ocurrió al intentar ejecutar la exhumación autorizada y al constatar que los restos
de su padre no se encontraban donde debían estar. Por lo tanto, teniendo presente que la
demanda fue notificada el 3 de septiembre de 2013 ha tenido el efecto de interrumpir la
prescripción y se debe concluir que la acción se encuentra instaurada y notificada dentro del
plazo a que se refiere el artículo 2332 del Código Civil. CAUSA Nº 42433-2016 (CASACIÓN).
RESOLUCIÓN Nº 114880 DE CORTE SUPREMA, SALA TERCERA (CONSTITUCIONAL) DE
23 DE MARZO DE 2017
d) Sólo la presentación de la demanda, siempre que ésta haya sido legalmente notificada (C.
Civil, art. 2503), es apta para producir la interrupción de la prescripción. C. Santiago, 15 julio
1937. R., t. 37, sec. 1ª, p. 179 (C. 7º)
14. Casos en que la demanda no se notifica en forma legal. Dirigida una demanda contra
varias personas, no se produce la interrupción de la prescripción si se deja sin notificar a
algunos de los demandados o se notifica a un incapaz en vez de hacerlo a su representante
legal, ya que en ambos casos la demanda no está notificada en forma legal. La interrupción
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sólo se produce cuando todos los demandados quedan debidamente notificados. C. Santiago,
26 septiembre 1932. R., t. 31, sec. 2ª, p. 33.
15. Notificación de la demanda; interrupción de la prescripción; ley posterior que acorta los
plazos de prescripción; derecho adquirido. La interrupción civil de la prescripción se produce
con la notificación de la demanda, único hecho que la ley exige para que obre la interrupción.
Esta constituye un derecho adquirido para el acreedor que ampara su crédito y que no puede
lesionarse por una ley de vigencia posterior que acorte los plazos de prescripción. No cabe,
pues, considerar la circunstancia de que la excepción de prescripción se formule después de la
vigencia de esta nueva ley. C. Suprema, 3 junio 1942. R., t. 40, sec. 1ª, p. 41.
8. […] De esta manera, para clarificar la extensión del término en que se produjo la interrupción
de la prescripción deberá, entonces, determinarse la duración de la instancia procesal
respectiva, precisando para estos efectos su comienzo o el momento en que se produjo el acto
interruptivo -a través de la notificación de la demanda- y la fecha en que aquella concluyó.
79.3. Sentencias que exigen requerimiento judicial. Se ha sostenido que “el vocablo
‘requerimiento’ usado por el Código Civil en el número 2 de su artículo 2523 involucra una
acción en movimiento, concepto que al referirse a la interrupción de la prescripción abarca dos
aspectos: uno previo, de petición, y el otro, consecuencia de aquél, que es poner en
conocimiento de la parte afectada aquel petitorio, o dicho en otras palabras: la demanda y la
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notificación de la misma”. Esa doctrina ha sido reiterada en otras sentencias. (1038 C.
Santiago, 31 diciembre 1990, Rev. de Der., t. 87, sec. 3ª, pág. 193; 5 diciembre 1990, Rev. de
Der., t. 87, sec. 3ª, pág. 188.)4
Por ello se ha resuelto que “la interrupción de la prescripción, según el artículo 2523, opera
mediante requerimiento al deudor, que implica la notificación de la demanda dentro del plazo
previsto por la ley”, (1040 C. Santiago, 5 diciembre 1990, Rev. de Der., t. 87, sec. 3ª, pág. 188.
En igual sentido, 31 diciembre 1990, Rev. de Der., t. 87, sec. 3ª, pág. 193; C. Talca, 18 mayo
1951, Rev. de Der., t. 48, sec. 2ª, pág. 12. argumento que se ha aplicado a una prescripción
de corto tiempo. En sentido similar, se ha fallado que “la expresión requerimiento refleja la
exigencia de dar noticia al demandado y eventual prescribiente de lo solicitado judicialmente.
Corrobora esta afirmación el significado que a esta expresión le otorga el Diccionario de la
Real Academia Española, según el cual ‘es el acto judicial por el que se intima que se haga o
se deje de ejecutar una cosa’ o ‘el aviso, manifestación o pregunta que se hace, generalmente
bajo fe notarial, a alguna persona exigiendo o interesando de ella que exprese y declare su
actitud o respuesta’. Como es evidente, sólo se puede intimar la ejecución de algo o exigir una
respuesta o actitud, cuando el requerimiento correspondiente ha sido puesto en conocimiento
del requerido” C. Suprema, 26 marzo 1993, Fallos del Mes, 329, Nº 3, pág. 175, contra esta
sentencia se interpuso recurso de queja, y la Corte Suprema lo desestimó). 5
SENTENCIAS PERJUDICIALES
4. Inaplicabilidad del artículo 2518 a la prescripción de las acciones de corto tiempo. Si bien el
artículo 2518 aplica el artículo 2503 a la interrupción de las acciones judiciales, en él no están
comprendidas las acciones que prescriben en corto tiempo, materia de otro párrafo. C. Tacna,
14 noviembre 1907. R., t. 6, sec. 2ª, p. 18 (C. 6º).
La presentación de la demanda, vale decir, el acto por el cual el acreedor reclama o persigue
su derecho en juicio, constituye el evento público y ostensible que pone de manifiesto el
propósito del titular del derecho de instar por su resguardo poniendo en conocimiento de la
justicia su pretensión en tal sentido.
Los efectos de la interrupción no pueden quedar expuestos a las artes y maniobras del deudor.
Este, una vez presentada la demanda interruptora, podría dilatar o dificultar la práctica de la
notificación más allá del plazo del vencimiento de la prescripción, evitando de esta manera que
ella quedara interrumpida con el recurso judicial del acreedor que precisamente tiende a
impedir su curso. C. Santiago, 29 octubre 1963. R., t. 60, sec. 2ª, p. 130.
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prescripción se interrumpe con cualquier recurso, no debe contarse la interrupción desde la
fecha de la notificación de la demanda, sino desde la fecha en que se entabló el recurso o la
demanda. Es cierto que sin la notificación no surte efecto la demanda, pero efectuada la
notificación se retrotraen sus efectos a la fecha en que se interpuso la demanda o el recurso.
De aquí ha nacido la práctica de poner “cargo” a los escritos” (Instituciones de Derecho Civil
Chileno, tomo II, Imprenta y Librería Ercilla, 1902, pág. 446). En la doctrina actual se inclinan
por esta interpretación los profesores D.P.A. (ob. cit., pág. 415) y R.D.A. (“La Prescripción
Extintiva. Doctrina y Jurisprudencia”, Editorial Jurídica, año 2004, pág. 260 y ss.), sin perjuicio
de otros autores que también han manifestado su conformidad con ella, como don R.A.M.
(citado por D., en ob. cit., pág. 264, nota 784).
Esta Corte, en un fallo reciente cuya línea adoptaremos, se ha inclinado por dicha
interpretación, sentando el criterio de que “la correcta doctrina es que la mera presentación de
la demanda interrumpe la prescripción, siendo la notificación de la misma una condición para
alegarla, debiendo circunscribir su efecto al ámbito procesal, pero no como un elemento
constitutivo de la interrupción de la prescripción”. (considerando 6°). Para llegar a esta
conclusión argumenta, fundamentalmente, que se han confundido los efectos procesales de la
notificación y los aspectos sustantivos en que descansa la prescripción, lo que ha llevado
erróneamente a exigir que la voluntad interruptiva se haga depender de su conocimiento por el
deudor, a pesar de que ella no tiene por qué tener un carácter recepticio; que el artículo 2503
N°1 del Código Civil no señala que deba notificarse dentro del plazo de prescripción para que
ésta se entienda interrumpida, sino sólo que para alegar la interrupción la demanda debe
haber sido notificada, sin indicar la época en que debe realizarse ni que deba tener lugar antes
de expirar el plazo; que la notificación no es un acto que se encuentre en la esfera única del
acreedor, por lo que queda supeditado a los vaivenes del receptor y no siempre fácil ubicación
del deudor; y que la sola presentación de la demanda parece satisfacer de mejor manera el
requisito de manifestar la voluntad de reclamar su derecho, socavando el fundamento mismo
de la prescripción, que estriba en sancionar la desidia o negligencia del acreedor en la
protección de su derecho. El fallo invita a variar el criterio mayoritariamente sostenido sobre el
punto hasta la fecha, sosteniendo que contradice el fundamento mismo de la prescripción y
privilegia una interpretación que no tiene asidero legal (Corte Suprema, 31 de mayo de 2016,
rol N°6900-15).
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exigir se le notifique– es añadir una exigencia que los textos no piden y que, en definitiva, no
hace a la esencia de la institución. En tal sentido se debe considerar que la interrupción es un
acto no recepticio. (P., ob. cit., pág. 415). Por otra parte, no es posible desentenderse del tenor
literal de las normas que rigen la interrupción, sea en el ámbito de la prescripción extintiva
(artículo 2518), o de la adquisitiva (artículo 2503); en el primer caso, se señala que la
prescripción se interrumpe civilmente por “la demanda judicial” y, en el segundo, que la
interrupción civil es “todo recurso judicial intentado” por quien se pretende verdadero dueño de
la cosa. Ninguna de las dos disposiciones exige que el recurso o demanda deba ser notificado
para producir el efecto interruptivo, y el hecho que el artículo 2503 en su numeral 1° –al cual se
remite también el artículo 2518 citado– establezca que no se podrá alegar interrupción “si la
notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal”, no quiere decir, sino, que para
producir efectos procesales y dar inicio al proceso, la demanda debe ser notificada, lo cual no
está en discusión, pero eso no significa, como advierte el profesor D., que la ley exija que la
notificación dentro del plazo sea el instante de la interrupción, sino la simple constatación de
que la nulidad de la notificación borra el efecto interruptivo que haya podido producirse (ob. cit.,
pág. 263). Interesa reiterar, también, que la interpretación que exige la notificación antes del
vencimiento del plazo parece haber surgido de la confusión o no distinción entre los efectos
sustantivos y procesales de la demanda, por lo que es útil tener presente, que ésta,
“sustantivamente, constituye la protesta ante el tribunal por custodiar el derecho;
procesalmente, inicia el juicio respectivo; con la notificación queda trabado el juicio y cobra
eficacia el acto interruptivo, pero que ya quedó configurado al presentarse la demanda” (ob.
cit., P., pág. 415). Desde esta perspectiva, estimamos que se pone en su justa dimensión el rol
de la notificación, que si bien es condición para que opere la interrupción, no determina el
momento en que ha de entenderse verificada. Esta distinción, fortalece la conclusión de que
basta que la demanda sea presentada dentro del plazo, aunque la notificación se practique
eficazmente después que este se haya cumplido. En cuanto a los aspectos prácticos que
contribuyen a dar sustento a la postura analizada, hay una antigua sentencia de la Corte de
Valparaíso que resume bien las distorsiones que se pueden producir de exigir la notificación
como condición previa, al advertir que “los efectos de la interrupción no pueden quedar
expuestos a las artes y maniobras del deudor, quien una vez presentada la demanda
interruptoria podría dilatar o dificultar la práctica de la notificación más allá del vencimiento de
la prescripción impidiendo de esta manera que ella quedara interrumpida con el recurso judicial
del acreedor que tiende precisamente a impedir su curso” (29 de octubre de 1963, RDJ; secc.
2°, pág. 130). Cabe consignar, además, que las dificultades en la ubicación del deudor,
efectivamente, generan una situación de desigualdad en los plazos reales a que el acreedor o
poseedor está sometido, lo que no resulta razonable. (Ver voto en causa Rol N° 47.649-2016,
que destaca este aspecto, señalando que al estimarse que para interrumpir la prescripción
basta que la demanda sea presentada antes de cumplirse el plazo, “todos los acreedores (y
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dueños en su caso) quedan en igualdad de condiciones para disfrutar del plazo que la ley les
confiere, con prescindencia de las diferentes dificultades que comparativamente tengan para
notificar a sus respectivos adversarios”).
En fin, para concluir, parece necesario recalcar que la tesis que se viene analizando es la que
más se aviene con el espíritu de la institución, ya que es la presentación de la demanda, esto
es, el acto de reclamar o perseguir su derecho en juicio por parte del acreedor, el evento
público y ostensible que pone de manifiesto el propósito del titular del derecho de instar por su
resguardo, poniendo en conocimiento de la justicia su pretensión en tal sentido.
Cuarto. Que, comentando la sentencia de esta Corte de 31 de mayo de 2016, rol N° 6900-15,
el profesor H.C. –que, en lo fundamental, manifiesta estar de acuerdo con la doctrina sentada–
advierte que “esta podría prestarse para abusos, porque si bien la gestión de notificación de la
demanda puede demorar por circunstancias ajenas al control del demandante, lo cierto es que
la omisión o retardo también puede deberse a su negligencia o incluso su mala fe”, a
consecuencia de lo cual se pregunta si habrá de entenderse que la prescripción podrá
permanecer indefinidamente interrumpida, bajo la condición de que llegue a notificarse, lo que
desde luego, iría contra los fundamentos de la prescripción.(“Interrupción Civil de la
Prescripción; ¿giro jurisprudencial”,en Derecho y Academia;
https://corraltalciani.wordpress.com/2016/06/26).
El problema planteado por el profesor Corral es real y pareciera ser aquel que inhibe a algunos
para entender que la interpretación que aquí se adopta es la correcta. Desde esa perspectiva,
resulta evidente que soluciones normativas como la prevista por el Código Civil de Québec
(artículo 2892) y destacada por el profesor P., conforme a la cual la demanda presentada antes
de cumplirse el plazo interrumpe la prescripción, siempre que se notifique dentro de los 60 días
siguientes al cumplimiento del plazo, serían deseables en nuestro ordenamiento (ob. cit., nota
618, pág. 414). Sin embargo, la ausencia de una salida de esta naturaleza, no impide que el
juzgador o juzgadora evalúe, en su momento y enfrentado al caso que preocupa, alguna
interpretación que permita encauzar la institución de la interrupción a la finalidad buscada,
como el mismo autor citado propone en el comentario en cuestión, al sugerir un alcance del
artículo 2503 N°1 del Código Civil que estima podría cumplir con ese objetivo.
[…]
Que la interrupción civil del curso del término legal necesario para declarar la prescripción
extintiva, según lo señala el artículo 2518 del Código Civil, se produce por la demanda judicial,
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salvo que concurran los casos enumerados en el artículo 2503 del mismo cuerpo legal, que
son los siguientes: 1° si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal; 2° si el
recurrente desistió expresamente de la demanda o se declaró abandonada la instancia; y 3° si
el demandado obtuvo sentencia de absolución.
Pues bien, a juicio de las disidentes, la interpretación correcta de dichas normas es aquella
que postula que es la notificación judicial de la demanda efectuada en forma legal la que
provoca el efecto de impedir que se complete el plazo de que se trata, porque pretender que
es la sola presentación del libelo, pero supeditada a su notificación judicial posterior,
significaría, en primer lugar, que quedaría al arbitrio del demandante la determinación de la
época en que la interrupción se consolidaría, lo que ocurriría sólo cuando decida que se lleve a
cabo la notificación, efectuando el encargo al ministro de fe competente, en segundo lugar, no
se entendería la excepción del número 1 del artículo 2503 ya que si no se produce la
interrupción en el caso de notificación ilegal de la demanda, menos se entenderá que la
interrumpe si no ha sido notificada de modo alguno y, en tercer lugar, porque con dicha postura
se estaría dotando a la referida actuación judicial de un efecto retroactivo que la legislación
nacional no le otorga ni reconoce, pues, en definitiva, habría que entender que si una
demanda, v. gr., se presentó con la data de la presente sentencia y se notifica el 25 de julio de
2028, la interrupción civil se produjo en la primera fecha, esto es, casi once años antes;
situación que sería plenamente factible, porque nuestra legislación no consagra una norma
similar a la del inciso primero del artículo 94 del Código General del Proceso colombiano, que
señala, lo siguiente: “La presentación de la demanda interrumpe el término para la prescripción
e impide que se produzca la caducidad siempre que el auto admisorio de aquella o el
mandamiento ejecutivo se notifique al demandado dentro del término de un (1) año contado a
partir del día siguiente a la notificación de tales providencias al demandante. Pasado este
término, los mencionados efectos solo se producirán con la notificación al demandado”, o a la
del artículo 2892 del Code Civil du Québec, que establece que el plazo para notificar una
demanda presentada antes de expirar el plazo de prescripción, es de sesenta días contados
desde el vencimiento de dicho término legal. Lo señalado, en opinión de las disidentes, se
traduce en desconocer el modo de extinguir las acciones judiciales a que se hace referencia,
con ello, sus instituciones afines, por las razones que se señalarán.
Además, no notificar la demanda constituye un obstáculo insalvable para que se inicie el juicio,
que no puede imputarse sino a la desidia del demandante, pues no es posible que se invoque
como argumento la imposibilidad de practicarla, por ser inubicable el demandado, dado que
existen herramientas procesales para superar dicho escollo –la notificación de que trata el
artículo 54 del Código de Procedimiento Civil y la designación de un defensor de ausentes-, y
es precisamente la pasividad o indolencia del acreedor el fundamento de una de las
situaciones a que alude el número 2 del artículo 2503 del Código Civil, a saber, el abandono de
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la instancia hoy del procedimiento, con la diferencia que ésta institución de naturaleza procesal
sanciona la negligencia del demandante por no realizar las gestiones útiles para hacer avanzar
el procedimiento hasta su conclusión normal. Tratándose de las otras situaciones que señala
dicha norma legal -desistimiento de la demanda y dictación de una sentencia absolutoria-, que
presentándose del mismo modo obstan a que opere la interrupción civil, implican,
necesariamente, que al demandado se le dio noticia que se interpuso una demanda en su
contra para obtener que cumpla su obligación y, obviamente, no puede provocar el efecto a
que se hace referencia por la actitud voluntaria asumida por el actor, ya que el desistimiento
genera, conforme lo establece el artículo 150 del Código de Procedimiento Civil, la extinción de
las acciones a que él se refiere, con relación a las partes litigantes y a todas las personas a
quienes habría afectado la sentencia del juicio a que se pone fin. En lo que concierne al
segundo caso, porque el actor no logró acreditar los presupuestos de su pretensión.
A lo señalado, se debe agregar la postura asumida por el legislador en el artículo 100 de la Ley
N° 18.092, que dispone “…que la prescripción se interrumpe con la notificación judicial de la
demanda…”. Obviamente, hay diferencia en la terminología que utiliza, en relación al artículo
pertinente del Código Civil, lo que no autoriza concluir que sólo en este caso el legislador
exigió la notificación judicial de la demanda, pues la utilización de una precisa y directa lo fue
para confirmar su criterio en orden a la necesidad de noticiar de la demanda para que se
interrumpa el término legal necesario para declarar la prescripción. Arribar a una conclusión en
sentido contrario, significaría que el legislador habría establecido una situación de excepción
respecto de aquellos deudores cuya acreencia consta en una letra de cambio o en un pagaré,
en relación a los cuya deuda está atestiguada en una escritura pública o privada, particularidad
que de igual forma se debería hacer extensible a los acreedores, según sea el título en que se
consigna el crédito. Asimismo, corrobora lo que se sostiene, en el sentido que es la notificación
de la demanda la que interrumpe el curso legal de la prescripción, los claros términos del inciso
2° del artículo 18 de la Ley N° 17.322, que establece normas para la cobranza judicial de
cotizaciones, aportes y multas de las instituciones de seguridad social, en la medida que
señala “…pero los plazos de prescripción se considerarán interrumpidos en todo caso por la
sola presentación de la demanda…”; pues significa que el legislador tratándose del cobro de
cotizaciones previsionales, alteró, dado el bien jurídico protegido, expresamente la regla que
estas discrepantes asumen que es la correcta, de lo contrario no se divisa la razón de sus
términos;
4. Que, no entenderlo de la manera como se postula, significaría que serían letra muerta las
disposiciones que consagran la interrupción natural de la prescripción y las obligaciones
naturales, como también la que autoriza al deudor a renunciar al derecho a alegar la
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prescripción extintiva, pues no obstante tener pleno conocimiento de la oportunidad en que
empezó a correr el término legal necesario para que opere la prescripción como medio de
extinguir las acciones y derechos ajenos, que no es sino a contar de la época en que la
obligación se hizo exigible, desconocería la oportunidad en que el plazo se interrumpió
civilmente, al entenderse que ello ocurre con la mera presentación de la demanda, por lo tanto,
nunca podría interrumpirlo naturalmente, ni tener la certeza si está solucionando una
obligación natural, menos renunciar al derecho a alegar en juicio el medio de extinguir a que se
hace referencia. Tampoco deducir una demanda en juicio ordinario solicitando que se declare
la prescripción extintiva, por haber transcurrido el término legal.
Como esta Corte ha señalado en sentencia de 31 de mayo de 2016, dictada en causal rol N°
6.900-2015, la correcta doctrina es que la mera presentación de la demanda interrumpe la
prescripción, siendo la notificación de la misma una condición para alegarla, debiendo
circunscribirse su efecto al ámbito procesal, pero no como un elemento constitutivo de la
interrupción de la prescripción. El artículo 2518 del Código Civil indica que: “Se interrumpe
civilmente por la demanda judicial; salvos los casos enumerados en el artículo 2503”. Desde ya
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es posible sostener que, excepción hecha de las hipótesis mencionadas en el artículo 2503, la
demanda judicial interrumpe civilmente la prescripción. Si se repara en el distingo entre el
efecto procesal y el sustantivo de la demanda, no parece adecuado exigir para la interrupción
la notificación de la demanda, la que si bien debe dotarse de consecuencias en el ámbito
estricto del derecho procesal al configurar el inicio del procedimiento, no cabría estimarla un
elemento constitutivo de la interrupción civil. Esto se refuerza si se considera que la
notificación no constituye un acto dentro de la esfera única del acreedor, pues queda
supeditada su realización a los vaivenes del acto procesal del receptor y la no siempre fácil
ubicación del deudor. A esto cabe agregar que el fundamento de la prescripción estriba en
sancionar la desidia o negligencia del acreedor en la protección de sus derechos o en el
reclamo de los mismos. La presentación de la demanda parece satisfacer este requisito dado
que ahí aflora la voluntad de hacer efectivo un derecho mediante la acción respectiva, sin que,
para ese menester, haya necesidad de notificarla. Según D.Á., “Habrá de reconocerse sin
embargo, que en el estado actual de la jurisprudencia ya es regla la que obliga a notificar la
demanda antes que el plazo de prescripción haya transcurrido; pero no porque tal sea la
jurisprudencia dominante podemos aceptar la doctrina sin otra consideración. Ella proviene
más bien de la confusión que generalmente existe entre los efectos procesales de la
notificación y los aspectos substantivos en que descansa la prescripción, y no separar unos de
otros determina aquí que se pretenda exigir que la voluntad interruptiva se haga depender de
su conocimiento por el deudor, a pesar que aquella no tiene por qué tener un carácter
recepticio. Es verdad que el Código exige luego para mantener el efecto interruptivo que haya
una notificación válida; pero no la pide para que ese efecto se produzca inicialmente” (La
prescripción extintiva, Santiago, Jurídica, 2004, p. 263). Queda todavía por considerar que el
artículo 2503 Nº1 no señala que deba notificarse dentro del plazo de prescripción para que
ésta se entienda interrumpida. Sólo indica que para alegar la interrupción la demanda debe
haber sido notificada sin indicar la época en que deba realizarse ni tampoco que deba tener
lugar antes de expirar el plazo.