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I. La Figura Penal
Sólo los funcionarios y servidores públicos que actúen en razón de su cargo o por
comisión especial pueden ser sujetos activos. No puede ser autor por lo tanto
cualquier funcionario o servidor que carezca de las facultades específicas de decisión
que el tipo exige; sus aportes serán en todo caso de complicidad o asumirán
irrelevancia. La norma no crea un tercer sujeto en el comisionista.
Se puede actuar como autor o en coautoría siempre que, para este segundo título de
imputación, los funcionarios se hallen colocados en idéntica posición de vinculación
funcional con relación a las negociaciones o contrataciones en razón al cargo o
comisión especial. La presencia de otros funcionarios, incluso de mayor jerarquía, que
se hallen al margen de tal nexo, no legitima la coautoría.
Esta defraudación implica toda una flagrante violación de los deberes inherentes
al cargo o a los encargos de la comisión especial confiada a los funcionarios y
servidores públicos. Éstos se valen de las atribuciones poseídas para sustituir
ilícitamente los intereses y pretensiones estatales o paraestatales, a los que por
ley deben estar llamados a representar o cautelar, por sus pretensiones o
intereses particulares.
La defraudación al Estado tiene que ser producto del concierto confabulatorio con
los interesados, que por su naturaleza misma rebasa y contradice los términos de
entendimiento normales de toda concertación que acompaña la celebración de
negociaciones o contratos. La defraudación realizada por acto propio del sujeto
activo sin nexo de concertación con el contratista no es típica de este delito;
tampoco lo es la sola concertación entre funcionarios vinculados que deciden
defraudar y efectivamente vulneran los intereses del Estado, o aquella practicada
con un funcionario o servidor que se halla al margen de dicho nexo funcional. En
tales supuestos, no existiría la especial concertación que exige el tipo penal,
siendo ello suficiente para configurar una situación de atipicidad por delito de
colusión desleal, pudiendo articular hipótesis de cohecho pasivo o
subsidiariamente de enriquecimiento ilícito.
La concertación del agente público con los interesados implica un amplio margen
de pactos ilícitos, componendas o arreglos en perjuicio de los intereses estatales
en juego. Se puede concertar ilícitamente, mediante diversas modalidades
confabulatorias, para presentar precios simulados, admitir calidades inferiores a
las requeribles, o derivar directamente de las operaciones ventajas o intereses
particulares o para otros fines. El término “interesados” comprende a los
particulares, sean éstos personas jurídicas o personas naturales que negocian con
el Estado.
El tipo penal es abierto al respecto. Los negocios en los que tenga que intervenido
el funcionario o servidor público son:
1. Contratos
2. Suministros
3. Licitaciones
4. Concursos de precios
5. Subastas
6. Cualquier otra operación semejante
A diferencia del texto amplio y abierto de negocios jurídicos en los que le toca
intervenir al funcionario o servidor público, la ley restringe a cuatro las
operaciones administrativas susceptibles de ofrecer al marco adecuado para la
concertación entre los funcionarios y servidores con los interesados en su
propósito de defraudar al Estado:
1. Convenios
2. Ajustes
3. Liquidaciones
4. Suministros
V. Elemento Subjetivo
El delito es de resultado, es decir, requiere –ya que la norma penal así lo plantea-, que
se produzca la defraudación a los intereses del Estado u organismos sostenidos por él,
esto es, que se dé el perjuicio económico, lo que tendrá que establecerse
técnicamente. No se requiere necesariamente que el sujeto activo del delito obtenga
un beneficio o ventaja para sí mismo.
VII. Participación
Los “interesados”, término con el que se alude a los que siendo particulares negocian
con el Estado, tienen la calidad de partícipes primarios del delito de colusión, ya que
sin ellos, por la forma como está construido el tipo penal, sería impracticable la
tipicidad del delito. En tanto partícipe necesario, en sus modalidades de complicidad
primaria (tomando en cuenta para ello todas las exigencias de tipicidad para tal título
de imputación) y también abarcando la hipótesis de instigación, deberá el interesado
actuar dolosamente para que su conducta sea punible, vale decir, con el conocimiento
de los componentes del tipo y con la voluntad de infringir la norma.