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siglo XX. fe sus principales destinatarios son los lice testa de la mater a espa il cusabls: Qué esa Historia! Fete ela 7 aTnexposiin isitvos del eonocimiento noe cueaere ommo una delag efencassocals o htanas, Los spitulos anializan el eureimlento deals, dela. ros das, tt re 3COmo se ha s primeros capitulos estan re su production enters F Shes eo Obra. Bjeticos de critica hstariognapic surges Las dimensiones inter sees, 2000) 9) (a (Barcelons, 2001), asc ia gore nm OP ae, ee 2 | 5 gg a Z o Q 45 Enrique Moradiellos LAS CARAS DE CLIO UNA INTRODUCCION A LA HISTORIA Enrique Moradiellos SIGLO VEINTIUNO DE ESPAIA EDITORES ry nique Monadiellos guaje comin, formas literati yartsticas einstinuciones yt ‘jones propias del grupo popular espectico del nacién: _ iene una nacién algo mis preciosa gue la lengua de sus pads? En lla eeside todo su universo de tadieisa, historia, religion y pinci= pias deexistenca, todo su corazény salina. ..] Puesto que el hom- brenace de uns rzay dentro de ella su cultura, edueacin y mental dad tienen un cater genéeo. De shi esos caraereresnacionales tan peculiares y tan profundamente impresos en los pueblos mis ant- gues que se perflan tn inequvocamente en toda su actuacién sobre [aera Asi coma la fuente seensiquece con los componente, foe 2 ativsy saborpropios del suelo donde brot6 asf ambi el cx rcter de los pueblos ansguos se origné de lo rasgoseacales, le dn que habitabanc sistema de via adoptido ylseducacién, coma también de ls ocupaciones preferidas yl hazaas de su temprana historia que le eran prepias™: * Como hemos de ver, el subsecuente nacionalismo politi co-cultural germano y esa concepcién organicista dela singula- tidad histérica de cada época y pueblo (solidaria de un concep- todel Vallsgest como espirita abjetivo que soplabs infatigable nis allé del efimeto trénsito de los individuos terrenales) ha brian de ser facores muy influyentes en la conformacién de la historiograia cientifica getmana del siglo xtx. Hagen Schule, The Conse of Gera Nationale. From Frederick ‘Be Great 1 Bismark, Cambridge University Pes, 199, especialmente 1p. 4353. E.Brisach, Historiography, pp, 222-224, john Wes, Conse "8 Europe, 1770199, Lone, Thames 8: Husa, 1977, pp. 10-1 E-Meinocke, Bl bstorcione yo géae, Maded, FCE, 1983 (iin lesan, 183), aps. 8 (Mise 99 (Herder). Véasela stein comentads ‘be ents de Herder en expat en F Sanchez Mateo, lune bors, ‘pp. 240265; yen Miguel Arcola, Teo owdamentlr prs le Hvis, a A Alane. 1979, p17 5. ALA SOMBRA DE RANKE: LA CRISTALIZACION DE LAS CIENCIAS HISTORICAS EN EL SIGLO XIX |. LAESCUELA HISTORICA GERMANICA ¥ LA IMPRONTA DEL ISTORICISMO En los primero ais de siglo x1, Alemania fue eseenetio del surgimiento de la moderna ciencia de la Historia sobre la base Recodo en Fa Sten, The Vertis of Histor. 5. Gsurd Na sil ba reotdado que a propio fundaor de a Universidd de Bsn, Wi Fim von Humboldt, habs prononcado una palsbr my sare de Ranke en 182: oa ten delist es exper ln que bn ocutido, So reli dee ators, Mads, Cites, 157, p36, | | Alaombin de Ranke ws co de investigacién archivistice la bisqueda de documen- xos-religuias-pruebas) permitiria establecer Jos hechos, que casi hublaban por s mistnos, y proceder a reconstruir una ima- zen realy verdadera, objetiv, del pasado tly como realmen tesucedisy. En otaspalabess, era una concepcién deudora de Iailusién de que el uso fl y contrastade de a docurmentaciéa legada por el pasado permit elimina, neutralizar, la subje vided del hstoriedor, ue atuasia como una suerte de notario _yofrectia un reatohistrica que fuese una reproducisn con ceptul,centifca del propio pasado, lbce de juicios valorati- ves, independicntey ana las opiniones ycreencias particu res del profesional. Enel caso de Ranke, fue precisamente la defensa del princ- pio de actiud impascal ante sus temas lo que le granjeé Ia ad- iniracin de sus calegas cantemporéncosy posteriores, sobre todo al resist el fuerte empaje de las correntesnacionaisas slemanas y propugnas una perspectiva bistéria europelitay universal. ¥ ello a pesar de que tal principio fuese mis bien proclamado que practicadoarajatabla: el consezvaduismo po- Inco rankeano (era amigo del rey de Pasi, que le eanoblecis 1865) se aprecia en su concentraién en la Historia polit: ‘o-diplomiticay de las dltes gobernantes, con excusién de as- pectos socio-econsmicos o populares, y en sus reflexiones so: bre el sentido relgioso de la Historia, rflejo de su inamovible fe peotestante Ess concepcién empirista de la prictia hstoriografice se fundamentaba en una flsofia dela historia que ha venido en llamarse hirtriciomo, a tenor de la cual wos hechos ystwacio- nes pasadas sn tinicos e irepecblesyno pueden comprender seen victud de categorias uaiversales sino en viztud desu con- textos propos y particulares», Sin duda, el origen de esta Filosofia se encontabs en los trabajos de la escuela de Gotinga 16 Envigue Motadillos yen las influyentes obras de Méser y Herdes, como una mani festaci6n de la reaccién conservadora frente al racionalismo universalisa de los iberalesiustrados que triunfs plenamente cen la Europa de la Restauracién (1815-1848). Dentro de esa tradicién, la nueva escuela hist6ricaalemana, con Niebuhr, Sa- vigny y Ranke, difundis la idea de la brstoriidad radical de to dos los fenémenos humanes,fueran indviduos privadoso ins tituciones culturales (Estados, religiones, etc). Todos ellos, Linicos e ierepetibles en el tiempo y en ef espacio, evoluc ban de acuerdo con sus propio princpios y, por tanto, debi ser comprendides hermenéuticemente en su singularidad y no explicados mediante eyes universals: eran resultado de lara 260 histrica y no de une atemporal rzén iustrada que conce: bia erréneamente el tiempo bistrico como una magnitud equ valente al tiempo fisico. Este énfass en la singulatidad de los fendmenos histéricos cafrent6 a a historiografa alemans con las correntespositivis- tes herederas del f6sofo francés Augusto Comte (1798-1857), uien habia propugnado el estudio de la sociedad (sociologia) «con el mismo espirtu que los fendmenosastrondmicos, fis cos y quimicos>, para descubrir las eyes generales(wtelaciones nnecesarias que se decivan de la naturaleza de las cosas») que ce- ¢gulaban la evolucin histrieay social y permitsfn predecir el ‘curso futuro. En este sentido, el historicismo que triunfs con Ranke no podia ser mis opuesto al positivismo filosico y so- "© G.G lagers, The Gomer Conception of Histor The National Tad ton of Heol Though from Herder to tbe Present, Middzown, Wessun ‘Univer Prem, 1968 H. Rue, «Hsin» ysPosivism» en Dictionary of Canc e Hoy Pievch Meineke, lirica 14 ges Mi ‘id, FE, 1985. [an Jone Caco, a historic lems en stacios sobre Hina de Epos. Homenaje 2 Manuel Tun de Lar, Madd UL Menéndes Plo, 19811002, pp. 627-02 Ala sombea de Ranke a7 . Y, ‘Gertamente, dicha tarea, en el cantexto europe dominance, tera esencialmente un asuato de orden politico y diplamético y fue resuelta mediante el recurso a tres guerras de Peusia con Dinamarea (1864), Austia (1866) y Francia (1870)". Dicho lo que precede, debe abadirse que la apreciacién de exe contexto socio-politico operante detris de esos estudios en neda disminuye la valia de los resultados positivos, cientiticos, {gve pudieron ser alcanzados (y lo fueron) en esas investigacio. nes. Sino bubiers sido as, deberiamos conchuir que se trataba de nuevas leyendas més sofisticadas,fabulassutles, ceedicio- nes de mitos de origen e identificacién o meros pantletos poli- ticos prusianos. ¥ es evidente que no son tal cose (exceptuan- do quiza’y en parte a Treitschke) y hay una diferencia fundamental, de orden, entidad, grado y calidad, cntte esos re: Tatos y los mitos. Aunque sus autores pretendiesen esos fines politicos ysus obras contribuyeran poderosamente a fomentar yeextender ef nacionalismo alemn, no cabe duda que en ellas habia también conocimiento histico positivo, verdadero (so brea Historia romana y moderna). Y que ese conocimiento, cen virtud desta racionalidad inmanentstay su apoyatura docu- ‘mental ingteuraba un nivel de eritica auténoma y regzesiva (es decir: independiente de las intenciones y propésitos del histo riador) potencialmente destructiva de los mitos yfaacins hist ricis, elas constsucciones ideol6gicas interesadas (incluyendo las presentes en el propio trabajo histico) "9 fall National Hirer ond Neon Historians, 1. GG. ages, “The Gorman Conception of History, pas. H. Br, a inaccele pas oleminn EI Corer dela Unac, abs 1990, pp. 49. 18 Enrique Morais ‘Abi residta la nueva practiced social de la moderna cien- ia histéria y su valor para las restantesdiscplinas humanist- ‘as: a partir de entonces seria imposible hablar sobre el pasado sin ener en cuenta Jos resultados de la investigacién bistorice positiva y empitica, so pena de hacer pura metafisics pscu- ddobistorica y meras fabulaciones arbiteavies. Esa novedosa Historia cientifica se erigia ast en un antidoto y corretiva insi- perable contra las falsficaciones interesadas y las mitificacio ‘nes halagadoras,impidiendo que Ia ignorancia ist6tca liber ty alimentara la imaginaci6n incontrolads itracional sobre elpasede, En otras palabras, el conocimiento centficoaleanzado por Ja escuela hist6rica germana brotabs necesariamente de un contexto socio-politico peculiar (como no podia ser menos), ppero no quedabs reducido a un mero y simple areflejo» inte. lectual 0 ideolégico del mismo que agotaba su valor en esa p0- «ey sociedad. Por el contratio, dicho conocimiento histérico se instalaba cn un plano de razonamiento critco dacumental y universal (en el sentido de supra-subjetivo y demostrativo) que posiilitaba una diferenciacién radical respecto de los dogmas ppscudo-histoticos de matriz mica, religiosa legendaria 0 no- velista. Haber alcanaaclo ese nivel de conocimiento histrieo critico, autGnomo e internamente racional y segresivo es un iérito indudable dela escuela alemana yes el ue permite pre cisamente, hoy en dia, diseriminar en ella Jo «vezdadero» y ain > valioso para la disciplina y lo eideolégico» y prescindible, En 2 2ste sentido, cabe alicmar que Niebuhr y Ranke, a pesar desu { nacionalsme getmanista y orientacin politica conserva ‘Siguen siendo colegis untecesores de los actuals histowiadorer de un modo que no puede predicatse de Herédoto 0 cides. Ala sombra de Ranke 18 I. PROFESIONALIZACION Y NACIONALISMO EN LAS BSCUELAS HISTORICAS DECIMONONICAS Luexpansién de la prictica historiogrfica basada en a invest gacién archivistica fue correlatva el proceso de institucional zacién y profesionalizacién de los estudios histSticos, comple tando el eje pragmético que esté siempre presente en la cristlizacién de una ciencia, ‘A partir de Niebuhr y Ranke, la premisa de que la Historia ces una disciplina cientfica cuyo método ha de ser ensefiado de modo regulado a los aprendices (basicamente a través del seminario de investigaci6n tutelado por un profesional) sirvi6 de plataforma pass la creacion de citedras y departamentos de Historia en las universidades alemanas (desde 1810), En Fran cia se siguié de cerea este desarrollo (en Ia Sotbona desde 1812] y ya en 1818 la Historia se convirtié en asignatura obi sgatoria (por poco tiempo, en verdad) dentro de la ensefianza secundaria, Por el contrario, en Gran Bretatia la tradicién histica lecatia resist los embates iniiales del empicismo positivist y sélo en 1850 la Universidad de Oxford conside- 16 a [a Historia como disciplina mereeedora de estudio acadé- ‘nico, Dentro de Expat, la veforma universitaria de 1845 po: sibiit la creacién de nuevas citedras de Histoci en el marco de las facultades de derecho (aparte de las cétedras de Histo +a eclesiistica que habia en las facultades de teologla). En los Estados Unidos, durante el iltimo cusreo del siglo XIX, el se minario de tipo rankeano fue importado en las universidades como método de ensefianza y formacién de historiadores, junto con las reglas metodolgicas dela escuela alemana. Una figura fundamental en ese proceso fue Herbert Baxter ‘Adams, profesor de la Johns Hopkins University en Baltimo- 164 Enrique Moraiclos re y uno de los fundadores de la Ametican Historical Asso- ation en 1884, ‘Alla par que la Historia se asentabs en las universidades, se sgeneralizal (Public Record Office de Gran Bretaia, 1838; Archivo Hist ico Nacional de Espatia, 1856) y de las bibliotecas nacionales (Cibrary of Congress de Washington, 1800), sienda ambasins- Uituciones sendos repositorias claves de la materia prima del trabajo histrico. En paralelo, se multplicaban las ediciones de fuentes documentales primarias en vastistnas coleeciones, En, 1819, con pattocinio oficial prusiano, se inicié la publicacién de los Monuomenta Germanise Historica, ecopilacién de docu: ‘menos medievales alemanes. En Francia, desde 1830, el histo. tiador y politico Frangois Guizot promovié las Collections det documents inédits sur Ubistoive de France. En Espatis, desde 1842, la Real Academia de la Historia (fundada en 1738) salié desu letargo secular con Ia publicaciéa dela Coleen de doc entos inéditos para la Bisteris de Espaia, que ya contaba con 49 vollimenes dos décadas despues. La tendencia a la profesionalizaci6n derivada del surgi- miento de puestos en las universidades ¢ instituciones de ense- fanaa secundaria dio origen al gremio profesional de los histo- “= Profession of History, en J. Cannan (el), Blake Diconay of iors pp 383°344, Cris Ara, «gard storia en eencan Corea del Unc, abe 199, pp. 21.8 Marwick, Phe Nate of His. ‘ony pp.92539.P.IUH Seale, Leareng and Liberal Pcton The Sty of Modern Flory ince Uniersties of Oxford, Cambridge and Moncestr, 1800-1914, Manchester, University Press, 1986, Dons 8. Glisten, «The Professioaalizatin of History im Britain inthe Late Nineteenth and Early “Twentieth Cente, Sion delle Stoica n°, 1983 pp. 3-27. M. Mo eno Alonso, Hitorogafie omdnonepatol, Sella, Universidad, 1979, ‘bp. 281-295]. Higham etn, Hit he Doelaprct of tral Ste isin he Ute Stes, Princeton, Unversity Pes, 955. spertura o creacién de los archivos estatsles Alesombra de Ranke 16 riadores, bien configurado en casi tode Europa a parts de me diados del siglo x1x. Al final dela centuia, Alemania contaba con 175 eitedias de Flistoria universtaria, Francia con 71 yEs- ia con mas de 60 (incluyendo Historia dela literstura y af losofi) Esa corporacién profesional fue eristalizando a me- dda que se regulaban los mecanismos de acceso a Ja funcién {cursos eximenes y oposiciones), as convenciones ténicas so bre ls ecia de libros v documentos, las reglas de citacion y referencia bibliografica, ls ériterios minimos de cientificidad Iistociogtifica(evaluados mediante la elaboracion de una tess de doctotedo), las sucesivasespecialidades dentro de la disc: plina ete. Sobte esa base sociolégica de historiadores profesio rales, surgieron las primerasrevistas especinlizadas destinadas al propio gremio: la alemans Historische Zeitscrift (1859), la fiancest Revie Historique (1876), el Boletin dela Real Acide- ‘mia Espatle de a Historia (1877), a English istorial Review (1886), la Revita StorcaTtaligna (1884) y la American Histor: cal Review (1895). El prologo de Gabriel Monod al primer a mero de la Revue Historique es bien representativo de los obje: tivos y postulados de la nueva comunidad profesional bistoriogrfca que cobrabs conciencia de sf misma, Segin Mo- nod, la revista s6l0 acogeria «trabajos originales y de primera mano» que respetasen eitrios «esritamentecientifices, don- de cada afirmacién esté acompaiiada de pruebas, de referen- ‘as allasEucotesy alas cits, excluyendo rigurosamente las ge- netalidades vagas y los cjercicios de oratorie». Ademés, y «aobre todo», la revista quecia «serie de vinculo entre todos, ‘aquellos que consagran sus esfuer2os« la vasta y miéltple in TE Bich, Hitorieepy,p.269.C. 0. Carboael Le itorogfs, 116. Moreno Alonso, ot, pp 29-38. «Prafesion of hor es J. Cannen (ed) siden. Gonzalo Psu Inacio Pers, Hitrogreliny price oil en Espasa, Zagora, Universidad, 187 16 avigue Moraillos vestigacion de que la Historia es objeto, hacigndoles sent su solidaridads", Ya s6lidamente constituida la profesin, fueron aparecien, dlo los primeros manuales docentes de introduecién al trabajo histérico, en los quela palabra «metodologia» seria tento para designar los propios métodos de trabajo como cuestiones de {indole filosdfica y metadisciplinar, De la mano de esos manta les, generaciones enteras de estudiantes universtaros fueron entrenadas en las tareas de la investigacin histérica y even: tualmente, en algunos casos, incorporados en el gremio para petpetuarla propia tradicién académica, El primer manual influyente se debié al alemén Johann Gustav Droysen: Grundiss der Histon (Elementos de Histo ria), esrito en 1858 y publicado en Berlin dee afios mis tarde, EB] segundo fue obra del briténico Edward A, Freeman (The ‘Methods of Historical Study, Los métodos de estudio hisérico, 1886), autor del memorable aforismo: «La historia es la politi: cade pasado, yla politica esa historia del presente». A dlesi- Buieron el germano Enst Bernheim (Lebrbuch der bistorischen ‘Methode, Lecciones de método hist6rico, 1889); los franceses (Charles Langlois y Charles Seignobos (Introduction aue études bistoriques,Introdueci6n 2 los estudios histérics, 1898), cuye dictum aim resuena en las aulas de ensedianas: «La historia se hhace con documentos [..] Nada suple a los documentos, y donde no los hay, no hay historia». Finalmente, cai al termina dl siglo (1898) comenzaron a celebrars los primeros congre- sos intemnacionales*™ "Chaco en Gérard Noel, Sobre arse le bona, Made, Ce ra, 1997, pp. 65 68 "eB Seerm, The Vnitr of istry, cap. 10. Rite, Method Dicto= say of Covers History A, Marwick, The Nature of History, p37. Fay Ata sombra de Ranke ro Si bien la institucionalizacién y profesionalizacién de la Historia es un fenémeno general en Europa y Norteamérica durante el siglo XIX (el siglo dela History, escribié en 1876 Gabriel Monod en el primer nero de la Revue Historique), también es cierto que ese proceso y a expansiéa del método documental-historicista no dejé de se paralelo al surgimien- to de nebulosas escuelas nacionales de Historia, Besta com: parar a Leopold von Ranke con las figuras més notables dela histosiografia inglesa o feances: Thomas Babington Macaulay (1800-1859) y Jules Michelet (1789-1874), En smbos cass, la pprédica rankeana del objetvismo y la neutralidad no fueron totalmente asumidas y se mantuve la tesis de la patcipacién interpretaiva del historiador en la construccién del relato his- térico ‘Aun cuando sus relatos eseuvieran basados en una exhaus- tivainvestigacin archivstca, Macaulay no desstendi6 nuns cl aspecto retérico heredado dela radicin literaiay fae sobre todo un excelente narcadot. Esa preocupacién por el efecto li ‘erazio continuari siendo una cuslided dstintiva del ittorio: ttafia brisdnica en el cantexto europeo. De igual modo, Me caulay, que fue diputado liberal en diversas ocasiones, es el ‘mayor exponente de a lamada incerpretacién whig liberal) de Ia Historia (con William Seubbs, Freeman, J. R. Seeley, Lord ‘Acton, et.) que juzgubs los procesos histicos desde el metro ofzecido por el presente liberal, prospero, seguro y compla- ciente, gradualista y construcionalista, de la Inglaterra de sa fépoca(coincidente con la primera parte del reinedo de la rena lictn expan de los snanuales de Drosten(Hidris. Leciones sabre a fnaidopedia'y metodologta de la Birtons, Barcelona, Aly, 1989) y Tanglois Seignobor roduc lar xaos ito, Baca is, ade, 1972, Ps orique Moradillos Victoria), Unos procesos que no se reducian a la Historia poi, ticay diplomatica al modo germano, sino que se extendian alo {que hoy dia lamasiamos «Historia sociabs y atin «culeuraby'y «cde las mentalidades», procurando abarcar todo el campo de las actividades humanas: (1 el progreso de las artes uilitaria y ornamentals, el ascenso de seca eligiosa y los cambio del gusta liters, ls costurmbres deat sucesvas generaciones, sn olvidar pos negligenci ls revoluciones «que han tenido lugar eel vestaato, el mobilai, ls cocina y lis de versiones pibicas Maclay lleva la prictica ese programa historiogréfico «en su famoso capitulo tercero (wlnglaterra en 1685») de su ain més famosa y popular Historie de Inglaterra desde la entroniza- consuciona (sinbzada e apa del Pramento ene la Cote tex ln derrota de Cats D- Robert Ashion, The Exlah Crd War Lond, Weidenfid & Neon, 1978, p74 "Cara de Mars Weydemeyer, 5 de marao de 1852, Reprodusdo en 1K, Mary, Soot lsc, selec eieroSoeiin de. B. Bot more yM, Rebel Bacon, Penisua 1918, 6.18. Ala ombrade Ranke 1 de Francia», aquel sector Iaborioso de la poblacién opuesto « Jos prvilegiados y acomodados e identificado con los sans Inter en palabras de Georges Lefebvee el aresano el tende- 10, el empleado, el pequefio cempesino propietari o agricul tor). El asalto ala crcl real de Paris el 14 de julio de 1789 signlicara, a tenor de Michelet, la primera irrupcisn de este protagonista popular en la historia nacional de Francia: laselo al Basta no fue razonable en modo alguno, fue un acta de fe, Nadel propuso, peo todos creyerony todos actwaron, Ao lao de as calles, de los puetesy de las avenids, la malteudgrtaba ala ‘uli «(A la Basta; la Botill, Y en medio del toque are bato, todos ofan: «(A la Basil's. Nad, repito, dio la orden C1 (Cia la hiza?: Los que tenn la devocién y le fuerza para hacer “amplir su fe ¢Quién?: El pucblo, toda el mundo. El nacionalismo romintico apreciable en grado sumo en Michelet contribuyé asimismo a fomentar el desarrollo de historiogeafias nacionales en casi toda Europe lo largo del si alo xIx. De hecho, el proceso de «construcci6n de naciones» ‘que llevaron a cabo los diferentes nacionalismos europeos de: cimondnicos fue parejo a la edaccién de historias nacionsles _guestvieron como pieza clave en la configuracién de esa nove: dosa conciencia de identidad de geupo «nacional» desarrollada comps de la expansin de la economia industrial, de! creci iento demogeifico y urbano y de la extensién dela allabetiza- én entre una poblacién hesta hacia poco rural eiletrada. De hecho, la expansién decimondnica dela historia fue un agente y un resultado de ese crucial proceso de sustitucién de ' Recoida en Stinson, TBe Fuses f Clo, ea. 13. Gs Leber, Ed nacional heriogfia moder, xp. 2. Chen ae, Miche Sel prota, E Cmeo dee Uneza abi 190, pp. 15-16. 7 Enrique Morals las tradicionales lealtades dindsticas y religiosas por la aueve lealtad y devocién a la Nacién como «comunidad imaginadas (en frase feliz de Benedict Anderson). En ese proceso de cons: ‘ructién de las nuevas identidades nacionals, las historiogra- fias correspondientes cumplieron uns funcién socio-politca y cultural inexcusable: «la necesidad de dar razén, através de una historia nacional eserta ordenadamente, de un pasado co- hherente y dotedo de sentido que presta significtcién al momen- to contemporineo» (en palabras de Jover Zamora). La Consti- tucidn revolucionaria francesa de 1791 establecié por vex primera la funcionalidad politica de ia historia nacional al est blecer que «la educacién deber dad entre los ciudadanos, apegaros asa constitucién, as pais y-asus leyes». Augustin Thierry, en 1820, también aprecis la necesidad de fandamentar sobre una conciencia histériea na dad nacional y divulgando esa creencia entre los restantes grupos sociales al compés de los procesos de escolasizacion, alfsbetizacin, urbanizacién y modemizacién socio. profesio. tal, El crucial y consciente protagonismo de los historiadotes ceuropeos en ese proceso puede apreciarse en el prélogo de Emest Lave a la popular Histoire de France dirigide por 61 en 1900: 4 ]a cnseftanza histéics le incumbe el gloriosa deber de hacer amar y comprender Is patia (1, auesros antepasads gales y los bosques de los druidas, Carlos Marly Poitiers, Rolando en Row cesalles, Godofredo de Boullon en Jerusalén, Juana de Arco, to dos nucsros héroes del pasado, aurcolados de leyenda (..J. Sie scolar no leva consiga el vivo recuerdo de nuestas gloss nacio rales, sino sabe que nuestros antepasade combatieron en mil campos de batalla por eausis nobles, sino aprende la sangre y el esfuerzo que costaron lograr la unidad de la patria y hacer surgir el caos de nuestrasinsitaciones envejecias las Leyes sagradas que nos hicieron libres, sino se converte en un ciudadano com: 6 Enrique Moradilas penerado con sus deberes xu sldada que ams In bandera, el maestro habeé perdido su tiempo ©. TIL LAINELUENCIA DEL MARXISMO. [ea segunda mitad del siglo x1, ala par que se ban constitu: vendo las diversas escuela historiogrficas nacionales, fue también escenario de la aparicin y difusién de a obra del fd sof revolucionaio alemin Kael Marx (Tivers, 1818 - Lon. res, 1883), Elmarxismo, entendiendo por tl nicialmente el cuerpo de escritoselaboredos por Mars, silo o a calaboracién con sa compatriots y amigo Friedtich Engels (1820-1895), conatiuye briscamente una filosofia materialist de claza implantacién politica y decidida vocacién revolucionaria, El dtigente bol chevique ruso Vladimir Hlich "Lenin" (1870-1924) apuntaria con bastante precsin as radiciones inteletuaes que se com binaron en la génesis del pensamiento marxiano: ala flosofia clisica alemana, la economia politia inglesa y el socalistno francés, unido a ls doctinasrevolucionaias francesa en ge- eral "Gado en). Le Gof, Pensa Hixon, .75-G.P- Gooden tito « bistoradoes en gl Xx exp, 2), CO, Canal en Le itorogafis (pp. 105-109); P M. Kennedy, Tbe Decne ofthe Nationale History in ‘he Wes, pp.77 91, Porlo qu espctas Expats vse: ML Moreno Alen +0, Histonoweficroménica expla, pp 12163 y 313318}. Move Ze ‘mor, Caractere del aacionlismo espa 18541874 em Aca del Sie oui Potlidads its de una bitoriogaia nein. Made CSIC, 1984, pp. 3553374 yG, Pasar eL Pa, Histogram Espo, 1987, pp. 13.20. V1 Lenin, «Casas Mar, en Obras eres, Mose, Progeso, Alasombra de Ranke 7 Enel contexto del gran despegue dela indusraiacion eu ropes, con su secuea de transformacionesecondmices, mig clones y dsarrago de comunidades campesins, extensin de Jemiseria social urbana ygeneracin de una nueva laseobres induscal (el proletariado fabri), Marx abords el ands crt 0 de esos catnbos radcales bien pertzechado por su forma in académicaflséfic. No en vano, habia sido estudiante de leyes y se baba doctorado en flosofia en la prestgiosa Univer sidad de Berlin, All habia recibido la profunda influencia del todo disléctico enseiado por el scién fallecido fil6sofo G.W.F Hegel (1770-1851, Su ails etic fue extendiéw dose desde el plano intelectual y politico (como redactor del, iaco Le Gacete Renana de Colonia y autor del libro Critica de lefilosfia del Estado de Hegel, en 1842 y 1803) hasta ambito de los fundamentos econémicosy de las consecuencias socia les de la implantacién del nuevo orden burgués y eapitaista (en os libros Analesfancoalemanes y Manascrits de Econ nia Filosofia, ambos de 1844). En dicho proceso de anilisisextico y diléctico de la tcansformaciones que se estaban operando en toda Europa, ‘Marx scabé formulando una flesfia de a historia que deno rind «concepeidn materalista de la historian (conocide luego 1970 vol p28: David Machel, Kar Mere Suside 5 ob, Barcelona, Gc, 197. MaLallan, La coneepeign materi dela isarion y Pier ilar «Mace lair ambor en AA. VV, Histo del marino. [El morioma om temps de Mare, Barcelona, Brupers, 1919, pp 89-1127 11161, Geonge Lichtin, EY maria, Un exe bistro yt, Bat elon, Anagrams, 197. Sains Jai, 1 materia histo: Marz, S Judy Av Matines, Teo hitoia dele vrtemar coils, Mads, URED, 191, cap. 7. Vt iguslent as contbucioés de. Fortann, J). Caters, § Jl yotor en El mason ylahistotis, AA. VW, Elmar ‘amoen Epa Madd FIM, 1984 v8 Enrique Moraicllos por sus seguidores como «materilismo histrico»).Ellibro Le ‘deologés semana, esrito en 1846 estando exliado en Brusclas con su familia y publicado péstumamente, ecogié la primera versinsisteritica de sus reflexiones sobre el tema. Partiend dela base de que le mera supervivencia del hombre yIa soci: dad humana exigia ebeber, comer, disponer de vviends, vestir. se y otras cosas parecidas, Marx conclia que ef hecho hist «0 fundamental era a produccién de los medios que permiten satisacer estas necesidades, la produce dela vida material en sin. Esa labor bisicae inexcusable era tealizada por las socie- dades humanas por medio de unas determinadas fueras pro dluctives(consituides por la fuerza de trabajo humane y pores de produccién disponibles: sles, recursos naturales, saberestecnolégicos, etc.) y dentro de un marco deteetinade de relaciones sociales de produec (as relaciones stablecids entre los miembros dela soviedad segin la naruraleza de la di- visién socal del trabajo, de laseparacién de funciones entre se- xosy generaciones dela condici6n de propietaro o no-propie tario de los medios de producciéa, del papel desempesado por ‘ada individu y grupo en la distibucién y consumo dela pro: duccién, et). La configuracion material concreta de esa com binacién entre el grado de desarrollo dels fverzas productivss y las correspondientes relaciones de produccin daba hugar a ‘un determinado modo de produccién. El modo de produccién constituido por a combinacién de fuerzas productivas y relat ciones de produceién condicionabaas restantes actividades de la sociedad humana, tanto poitcas, como juridices, clturaes, teligiosss 0 ideoldgicas. En esto consist la famose «vuete del revésw marsista del idealsmo hegeliano: «No es la conciencia Ja que determina la vida, sino la vida le que determina la con- ciencian, En otras palabras: le experiencia social derivada de las formas y condiciones materiales de produccién y reproduc- ‘Alasomba de Reske 19 ign de los grupos y comunidades humanas eran la fuente sgenerattz de la conciencia social caracteristica de esas socie dades. Las tess contenidas en La ideologia alemane fueron sintti ‘das de modo magisteal en el famoso prefaco a la Contribu- cima la critica de la economia politica, publicado en 1859 en Londres, donde Mars habia fijado su residencia definitiva tas clfracaso dela revolucin de 1848 en elcontinente: Mis investigaciones dion est resulted: que ls relaciones jis, ‘si como las formas de Estado, no pueden explicase ni pari mismas, nipor la llamads evolucin general del esprit humano; que org: nan mis bien en las condiciones materiales de existenca [13 que a anstomia dela sociedad hey que buscariaen la economia politica (1 $l resultado general 2 que legué y que, una vez obtenid, me sins de gua en mis estudios, puede formularse brevemente de este modo: en la produccién socal de su exstencia, fos hombres entan en tela clones determinadas, necesaris,independientes de sx volunad; es tas telaciones de produccin cozresponden sun grado determinado de desarrollo de sus fuerzos productivas materiales. El conjunto de css relaiones de produccin constiusela estructura econdimicn del sociedad, la base rea, sobve la cual se eleva una superesteucta ju dca y pote y la que corresponden formas sociales determinadas se conciencia. El modo de produecin del vida material condiciona ‘proceso de vida social, poltcaeiarleetual en general, Noes Ia onciencia de los hombres aque determina a realidad; porel eontea 1, la realidad sociales a que determina u concioncia ™, ©, Marx, Conmbucn a eet de a eonenri police, Madi, ‘A Cora, 1978, pp 42-43, fe In selccn deters sobre oa concen ‘materia dea horns procedentes de Ls ideo lemon y ote bse fea Mrs, Sco flail ein de Botomore M Rie!) Barcelona, Peninsula, 1978, p. 71-85, Una gus ti = cos bra de Mars esa dG: Bekerman, Vcbules bis del mario, | 130 Enrique Moradilos A jnicio de Marx, el desarrollo de las fuerzas productivas {sobre todo la aplicacisn prictica de los avances teenolégicos y ) El propio Marx fue bien consciente del dualismo de su cobra y procuré rechazar tanto la version del volunarismo sub- jetivista que hacfe abstraccién de las condiciones abjetivas {«jLa ignorancia nunca ha sido una ayude pera nadie!») como su altemativa opuesta la eteansformacin de mi explicacién de Jos origenes del eaptalismo en Europa occidental en una eoea histérico-loséies de un movimiento universal necesariamente mpuesto a todos los pueblos, cualesquiere que sean las crcuns- tancias en que se encuentran», No cabe olvidar este dualismo fehaciente al examinar cl desarrollo multiforme, heterogéneo y En gran medida, la Cambridge Modern History y la Revue le yntbese historique de Hen Bere (funda en 1900) fueron tanto sintomas de una instisfaccién profesional con esa ten ddencia ala especialzacin sslaionistay gratuita intentos de ) que carateizaia el tcbajo invetigador de los integrantes y colaboradores de Amel. Sa liso esudiaba exe amplio espacio geogrico en el siglo V1 Regio en Mare Fev, Cn cent Histon aos orem el mand entero, pp. 197-185; la mis obec un texto escolar jppanés {nein 545 de snag contenido mite y propagansc pp 379380), (Ce Gier W, Backhurs, cain oe he Tod Recs Race and Histor é ae TetBoks, Albany, State Univerty of New York Press, 198. Sobre a ‘edie nacional populist (Vols que preci a forulacion de lide logit na, vaseelexuio mapistral de George, Mose, Te Crist of Ger ‘noe Idolgs, Intletua! Ong of be Third Rach, Nueva You, Schocken Books, 1981 206 Enrique Moraillor stendiendo a tes tiempos/nivees distintos: «larga duracién, , que correspondia 4 as cei inmtablesrelaciones humanas con el medio, ola estructura acasi situada fuera del tiempon, ls «geo: histori» («cierios marcos geogiticos, cieras realidad bls sicas, certs limites de productivided, y hasta determinadas coacciones espiitualesy). Por encima sc hallaba cl tiempo de a dluracion media, «una Historia de ritmo lento», que correspon: dla ala coyuntura, entendiendo portal los procesos sociales, econdmicosy culturales que se tevean en ciclos: una curva de precios, una progresiGn demogeifica, el movimiento de sala: ros, as variaciones de la tasa de interés, ec, Finalmente, ea «cl tercer nivel, el tiempo corto y breve que correspondia al sindividuo y al contecimiento», a la Historia «episédice», ¥ ue isicamente ers una Historia polis tradicional Bsa jerarquia de iempos yplanostendia,por su propig na: tualeza, a privilegiar ef estudio de los dos primeros Srdenes, a practice: una «Historia estructural» 0 , que se ocupa de los acontecimien- tos. Las propies metiforas naturalistas wtlizadas por Braudel pars definir los acontecimientos acentian In profundidad de ese despreco:se trata de meras «espumas»,«crestas de ola gue sniman superficialmente el potente movimiento respiratorio de una masa oceinicay, adestellos luminosos que ataviesan Ia PE Braudel, El Meditersnco ye mando meiaréno o Space de Felipe l, Mico FCE, 1953, Ls has de Beal que spon e recog en lpriogo as ib. pp. XVILVIL, yea su aro La age draco, ‘nau obra Le tory lr ccs uae, Madi, Alana, 1968 pp. 74 498) Wae seri, P Burke «F Beebe], Cano fe) The Hitoran 12: Wor, Landes, illen & Ua, 1880; y ln vor «Bsc e J. Cannon, The Blackwell Dioner of Hitorion,pp. 3031. Cells y enovacisn 2 Historia, zolas que alzan las mareas en su potente movimien tow', La paradoja de la construccién braudeliana, a posar de su retorica de «Historia totaly, residia en la operacidn de eva cuscién de la bistoricidad derivads de su privilegio de la large duracion, En gren medida, la concepeién de Braudel de ua tiempo estacionario, semi-inmévil, sin disconsinuidad, reflejaba lara icalizacién extrema del matizado determinism geogrifico de ‘sus maestros: «una de las superioridadesfrancesas en las cin cias sociales es esa excale geogrfica»; «Geografiaen primer lu gar; ecetengamos i fagilidad congénite de los hombres frente as fuerzascolosales de la navuraleza»; asi se quiere compren: der la larga duraciin, lo ms facil es evocar la necesidad geo- atifican. Y esta radicalizacion J levaba a coincide con el fata lismo geogtfico del aleman Friedrich Ratze, que habia escrito censu tratado de Geografa politica (1897) palabras muy simila res ein esta poderosa acci6n del suelo hay algo mistetioso que ‘no deja de angustiar al espirta, porque la aparente libertad del hombre parece estar aniquiladan; «El suclo regula los destinos de los pueblos con ciega brutalidads. En consonancia con esas tesis, la obra sobre el Mediterrineo no presentaba y trataba a Jos acontecimientos (politicos, bélicos, diplomaticos) como sintomas de fenémenos més profundos en una dialéctica ts: partita con estructuras y coyunturas; més bien aparecfan como "> Braudel retonaba ast una metfora previa de Gabriel Monod en 1856 aLa mayor pare delos eco llmadosbitvcs no son, spect a ‘eras stra humana cera cost que oa ue sobre el navn pro Ted yconstite dela nae, clean en especie del ma, colo ‘enn por an ntate con tds ls refs Barina: despues, ‘Se lao, sn dsj nada ders de dls. Cado ex lena Soin, Lar eomino de ls itor Cusine de isnot, “Made, Sines, 19%, .20. i q 1 : : F ; i 208 avigue Moraielos apéndices sin nexo necesario, como «espuma superficial» can biante y desconcertnte, relatados de un modo tradicional sean confesién propia de Braudel: wen esta eercera parte) Leopold von Ranke reconoceria sus consejos, su manera deescrbie y de poser En esa persistente devaluacin de los acontecimientos pol ticos («La politica no hace otra cosa que calcar una realidad subyacente») la obra braudeine era legitima heredera de los fundadores de Annales. No en vano, el espacio yel tiempo bis- ‘tico de Braudel son dimensiones despoltizadas, En palabras desu discipulo més conservador, Petre Chau, cl «maravillo: s0 descubrimienta» de Braudel hubris sido wel espacio separa. do del Estado, [..] el dilogo del hombre con la terra yl clima, este combate secular del hombre y las cosas, sn el trasfondo del Estado», Desde una éptica mis exitica, Jean Chesneaux coincide en el juicio: «La langa duracién querida por la nueva Historia es una larga duracién despolitizada». Pero ello mismo es también una triste irdnica paradoja de la labor histariogt fica de Braudel y de los Annales. Ante todo, porque es teria y ss obra paradigmiética (La Mediterranée..) fueron concebidas mientras Braudel era prisionero de guerra en un campo de ‘concentracién aleman tra la caida y ocupacisn de Francia en 1940, En un momento en que decisiones politicas y milita +r parce de los dirigentes de la Alemania hitleriana habian acabado con un régimen francés de considerable «larga dura "Las diversas asexual de Bruel se ecogen en F Dose, La Hi {orien miss pp. 2, 140, 13 y 16, Vane tain ls eflenones de Braudel en La bitoiy kr coos soar, pp 71 104-105. Cl asus Reve, lista y encias sociales. Lor paruitasde nasi. ime ‘uel Wallerstein, etnand Bruel. Homme del Cononctren amos en 1N. Pagans yP.Bachbinder (comp), Le Biogas ance comtepor 65 pp 1011295 131131, Crissy enovnion 209 idm» y amenazaban con desteuir une tradicién politica occi dental de ain mayor duraci6n, la Historia de Braudel privile siaba una perspectiva temporal que rebajaba y devaluaba la Jmportancia de los «acontecimientos» politicos y militares y las decsiones humanas conscientes y meditadas. Antes de su eje- cucién, Bloch habia llamado laatencién contra el descuido cr minal de us colegas en el anise histdrico de los fenémenos fascistay nazi. Sin embargo, tas la derrota naz, tras el deseu: brimiento de lainconcebible barbarie perpetrada en los cam- pos de exterminio como Auschwitz, de la mano de Braudel se ‘operari el triunfo de una «perversaironia» definida asi recien ‘emente por lahistoriadora Gertrude Himmelfab: EE los aos posteriores ala guera, a medida que los historiadores trataban de asimilr la enormidad delosindividus cides responca bles por aquellos escontecimientos de breve duraciéns (conocidos como Segunda Guerra Mundial y Folocast), a teoris dela Histo- ria que minimizaba aindividuos, ideas, sobre todo, acontecimientos ¢ganaba influenciacreciente™™ En cualquier eato, siguiendo el paradigm historiogrifico braudeliano (basado en «férreaslimitaciones de malthusianis smo y ecologiay, seg la eitica del historiadorbritnico Law. rence Stone), la pleyade de histriadores de Anmales se vole a estudiar, con métodos innovadores, procesos de larga y media duracidn sobre marcos geogrficos preciso yasuntos poco tre dicionalesy metapoliics. En el plazo de dos décades, el fens: °° G. Hinman, The New Hato end se Ol, Cambridge, Harvard University Press, 1987, p11 Vee en el mismo seni el plog de Aro Mayer Woy Did che Hesons Not Darton? TBe final Solitons o ison, Londes, Verso, 1950 . wi Ls its previa de Braudel, Chasm, Ces easy Bloch proceden de E Deseo. pp. 6D, 14-1669 20 210 Enrique Moradiellos ‘meno habia producido, como minimo, das consecuencias dite rentes y conexas. En primer lugar, los analistas acudieron a la estadistica ‘como tnico medio para penetrar y descubrie la «larga dare- idm 0 la ecoyunturan,y aise constituyé la «Historia serial, ddefinida por Pierte Chaunu como «una Historia interesada me ‘nos por los hechos inviduales (..] que por los elementos que pueden ser integrados en une serie homogénea», Emmenuel Le Roy Ladutie, en una época el portavoz més exttemo de esta tendencia, express terminantemente el sentido de ese giro: ela historia que no es cuantficable no puede lamarse cienifican; «lls cuamtficeei6n) ha condenaciovietualmente a muerce la his toria narrativa de acontecimiencas y la biograffa individual; ‘] historiador del mafiena seré programader (de computado- tus) o no sexs nada», Elfetichismo del nimero yl sece produ jo sus mejores frutos en el campo de In Demografiay la Econo- ‘mia histética (bautismos,testamentos, produccién de ienes y mercancias, rentas, precios... para la época moderns (sempre aque se dispusiera de fuentes suficientes y minimamente fies pata confeccionar tales series). Pero también generé un uso imprudente y poco juicioso de la cusntificacicn en otros ambi- tos hist6ricos, con resultados de sentido absurdo, altos ce in- terés u oftecidos como estructuras histéricas de explicacién {nexistenteo inefable. Todo ello bajo una concepcisn histériea bien alejada del ideal braudeliano de la «Historia total, que Pierre Nora se ocupé de conceptuar en 1974; «Vivienos une Historia en mignjas, ecléctica, abierta a cutiosidades que no hay que rechazar»'". " F Dovse, La sori en mia p. 186210 Pierre Chauou, ei tore scl, Blane perspectives, Ree bora, vo. 29, 1p. 297320, Bmmanudl Le Roy Ladi, Le teri de Pirin, Crissy epovcion au {La segunda consecuencia del rumbo impreso por Braudel fucelredescubrimiento y ampliacin del emari de a Historia cultural bajo la rbrica de «Historia de las mentalidades». Este viraje se aoyaba en la diferencién establecda en 1932 por el sociélogo Theodor Geiger entre wideologia» (como sistema claborado de creencies yconceptos que explican el mundo 8 ‘quien sustenta) y que slo ‘operaban a modo de letaniasy salmodias dtigidas a creyentes y convertidos. Por otra parce la ensefianza de la historia en la ta5s cuvo formalmente un carécter doctrinario y propagan: Aistco bastante afin al de los toalterismos fascistas. Sein ohoson of al, Hace wna Historia, Barsona, Seba, 193, ]. Pore ‘ana, Historia pp 236244, Criss enoracibn 2 tuna Instruceién oficial de 1934 ditigida « los historiadores so- siticos: Uns buena enseianza dela Historia debe crear a conver de ine viable fracas de capitalism [1 y que enrodo, en el4bito dels cencis, de I agricultwa, dela industia, de Ia pa y de la guerc, el pueblo sovgtco marcha a Is eabees de las dems naciones, que sus importantes acciones no tienen igual en le historia. (..} Fs importan te insite sobre ls gucrasy ls problemas miltares para sostener el ptriotismo sovitico En otto orden, la histoviografia de tradcién mar Francia, bien representada en los studios sobre la evolucién de 1789 (Albert Sobou!) o la Historia social y econémics eu ropea (donde sobresale el hispanista Pierre Vilar y su monu: rental Cataluia en le Expaite moderna, publicada en 1962), fue seriamence limitada en su crecimiento y renovacin por el influ te6rico del filsofo Louis Althusser (1918-1990). Bajo su amparo, una forma escolistica de marxismo estructaraista se difundié por toda Europa occidental y América Latina, da ando seriamente el valor de las investigaciones hist6ricas| ‘mprendidas sobre sus presupuestos, Estos fueron resumidos pa uso y consumo general en el muy reeditado catecismo claborado por Marta Hamecker: Los conceptos elementales del mateiaismo bistérco, de 1969. En él se encuentran a smaciones tan dogmiticas y paraizantes para la investigacion historia como las siguientes: «1 materalismo hist6rico es = Giada en Mare Feo, mo sche la Mitr ls mos en eb undo enter, 9,239. G, Batrckigh, Main Tend in History pp 20-28 E Breisach,Fistoogrpy, cap. 25.8. Baron y NW. Hear y «superes: ‘ructurap, etc) nila aceptacion de unas eves generals y uni versales de evolucin histérics de las sociedades (las eyes de esarrollo de los cinco «modos de produccidin» sucesivos) que seencuentran fijadasenalgtin texto eanénico de los maestros 9 autoridades [La propia rquecs de la obra de estos historiadores marxis- tas britinicos posbilits su reciente influencia en el émbito de |ahistoriografia sci, europea y mundial, durante las décadas de 1960 y 1970, Desde luego, lo citculoshistoriogréficos mat- sistas occidentale recibieron el profundo influjo de esta escue- Ja. Asi se flea en el grupo organizado en Oxford por Raphael Samuel y Gareth Stedman Jones en torn0 al History Workshop Journal Revista dl aller de historia), una «revista de historia dotes socialists y feminitas» (como tera el subtitulo} publica- da desde 1976. Y también se reflejaen a revista norteamericana Radical History Review, editada desde 1973 por la asociacién MARHO (Marist and Radical Historians’ Organization). "© Raphael Samal, «History Workshop, 1966-1950 en R. Sarl (od) Peoples History ond Sect hear, Landes, Routledge and Kegan Pat iss enovaisn 29 ero al margen del influjo sobre circulos historingrficos iatxistas, el impacto global de la prictica historiogrfiea de ‘Hobsbawim, Thompson y los colaboradores de Past and Pre sont se pudo apreciar en las obras de los mejores historiado. res saciales (0 sociélogos historiadores), con independencia de su campo de especilizacién, Por ejemplo, es perceptible 30 influencia en Barringcon Moore Jr. y su Social Origins of the Dictatorsbip an Democracy: Lord and Peasant in the Making of the Moder World (Los origenes sociales de la dicta dura yla democracia: el sefior y el campesino en la formaci del mundo modemo), publicads en 1966. También pudiere rasttearse en ef nuevo enfoque de [a historia socio-econdmica de la Antigitedad que inauguré Moses I. Finley con su The Ancient Economy (La economia antigua, 1973). ¥ resulta in dispensable para comprender el lorecimiento de la Historie social critica en Alemania occidental durante la década de los afios sesenta bajo el impulso de [a llamada «escuela de la Universidad de Bielefeld» (Hans-Ulrich Wehler, Jurgen Koe- ke, ete), ¥. LA CLIOMETRIA NORTEAMERICANA ‘La ilkima de las grandes corrientes de investigacisn histérica saparecida después de la Segunda Guerra Mundial tuvo su 198I Hay eaduccin espaol pari deta obra, con pogo de. Font a Hisons popular yori seta, Baxelons, Cri, 1984 Sobre i flac del gro Pat and Prevent en Amie y eno mando acide, eases Harvey Kaye, Los bstorer marta bts, ph 201-211 9 R ArsellyM.Garela Bona. pp. 3645. 200 Envigue Mocadilos origen en los Estados Unidos. Se tata de la «Nueva Historia Econémica», también llamada Cliometria o Historia cvantia: tiva, que se define més por el método utilizado que por el ‘campo o material al que se aplica {ya que se ejerce igualmen- teen Historia econdmica, socal, demogrifica, familiar © pol tica). En este sentido, la investigacisn cliométrica consiste rmetamente en la utilizacién exhaustive de un método cunt: tativo y la aplicacién de unot modelos teéricos mateméticas cexplicitos en el tratamiento de los datos recogidos y elabora- dos" En sus inicis, la cliometra se nutrié des avances en la teo- ‘in econémica efectuada por John Maynard Keynes (1883-1946) y sus disefpulos, sabre todo gracias « las canceptos de medi cin macroeconémicos (contabilidad social, edleulo de pro- dluctividad, et). Del mismo modo, el avance espectacular de Ja recnologia informética que entonces se iniciaba fue condi: cién de poribilidad para el tratamiento explotacidn liométt- co de ingentes cantidades de informacién estadistica, Por lo {que respecta a su prescripcién del uso exclusive de la cuantifi- cacidn, es facil pereibir que una de las éltimas tendencias de Annales tienda confluir (o confundirse} con las premisas de a escuela cuzntitativa La fecha fundacional de la cliometsfa podria ser 1958, cuando los historiadores norteamericanos Alfred H. Conrady "Alberto Bacco y Renato Giannet, Comet, Bardon, Cita, 1997. Patrick OBrien, eLas principales corentes actuals del Histsin conden, Papler de conan eax 20,1984, pp. 385399. Rie ‘ex Cantiation, Quumitatve History, en Disonary of Concept ia is ‘ony pp. 351355. Lawrence Stone, «History and the Socal Seen in the XXth Cents, en The Pat end he Prevot, Landes, Routledge and Kegan Paul, 981, pp. 3240]. Fontana, Hora 1p. 190-199 G,Baracouh Mate Tend sn ator, pp. 8488. Cissy enonacin za John R. Meyer publicaron su estucio sobre «La economia es- ‘lavista en el Sur prebicom- En dls Fuentes estadtcas dis ponibles eran sometidas a distintas y exhaustivas téenicas de anslisis matemticos mediante ordenadores para obtener los resultados sobre Jos que fundamentaban su conclusi6n: en el momento de iniciars la guerra de Secesin en Norteamérica (1862), el exelavismo sureio era rentable econémicamente, pero su mantenimiento exgia la expansion dl sistema hacia losterstorios del sudoeste Robert W. Fogel utlizs las mismas tonicas, incluyendo la construccién de modelos contrafactuals, en su inflyente li bro Reloads and American Economic Growth (Los fervocatt- les yelctecimiento econdmico americano,aparecido en 1964), donde concluia que el efecto dinamizador de este medio de trangporte sobre la economia norteamericana del silo XIX era, suitancialmente menor de lo que habian crfdo los primeros historiadones econémices. Diez aos mas tarde, el mismo av ton en colaboracin con Stanley L. Engermann, presentaban «tra polémics obra cliométtca, Time on the Cross: The Econo ‘mics of American Negro Slavery (Tiempo la eruz: Ie econo tn de a ecavitud negra americana) Ea ella concluian que no slo la eslavitud habia sido rentable sino que las condiciones tatriales de los esclavossurefios no hubian sido peores que Ins de los asalsiads bres del Nowe Desde esas investgacionesiniciales de Fogel, los estudios de tipo cliomettico se han ido expandiendo en todos los eam pos donde exsten las minimas fuentes estadstica susceptibles de ttamientoinformtico y andlisis matemétieo: wabujos de Historia demogréfia que buscan la «ceconstruccn de fani- lias para detecar patrones locales 0 regionales de reprod clon y herencia;estudios de a enueva Historia politica» sobre las pautas de voto electoral o paslamentario en diferentes pat om Envigue Moradilos ses; analss de la «nueva Historia social» sobre las modalidades de uelgas aborales y sus paricipantes ete." Y¥ en paralelo a esa expancién fuera de los dominios de la Historia econémica, se han incrementado las llamadas de alae- 1a sobre los riesgos de esa uplicacin «inmoderada y sin juicio del uso de la cuantificacién» (palabras de Lawrence Stone), basdindose sobre todo en la falta de absoluta fiabilidad de las estadistcas hist6ricas existentes, en la necesidad de codificar uuniformemente masas de datos dstintos y a veces equivocos, y en los problemas de verificaci6n y contrasie de la inmensa cantidad de datos informiticos empleados y procesados. i _mencionar la progresiva dificltad de la mayotia de los histo siadores para leer y comprender unas obras donde el andlisis ‘matemitico prima sobre el razonamiento discursivo y el texto lingiifstco, Precisamente fue un historiador de la economia del prestigio de David S. Landes quien tempranamente (1972) ad: ‘contra el creciente fetichisme del nimero y le cuantif esumidas cuentas, no son mis que datos. Son, entre otras cosas una ayuda pare eonteasta hiptessy pars dar contenido cexacto a un andl. Pero ao son un sucedineo del ands: no poe den decienos lo que no les preguntamos:y no constituyen una expe 6a euténoma yntida de ningin tipo de eaidad objetiva™. "© Konrad H,Jrssch, «The Ral of Quantsative Methods in Histor. Decline or Reswkeing?», Stra della Sorigaia 18, 1980, pp. 9-0. ‘Sebustin Coll. meen Historie econémicaysuinuencia en Espn en G. Rueda ed), Doce etadion de bitorogafis contempordne, Savane, Univesd 1990, pp. 69-19. "DS. Landes, Ls estaditias como fant pare a Historia dl des troll econdmic de le Boropa occidentale, en D.S. Landes yee. Leal. ‘mensions dal poate Euudo de Histone casita Madi lan, 1974 Coss rene 2 Algo muy similar ha hecho otro historiador econémico, Carlo M. Cipolla, al parodiar con ironia las grotescas aberra- ciones implicitas en trabajos histéricos aparententemente se: rios y de pretensién cientifica ™. En cualquier caso, no cabe cduda de gue «la bisqueda dela cantidad»,al decir de Geoffrey Bartaclough, fue «la més poderosa de las nuevas tendencias en Historia, el factor supremo que distingue las actitudes histér cas dela década del setenta» Vi, TRADICION Y RENOVACION EN LAS DISCIPLINAS ISTORICAS, [Al margen y ala par que las tres grandes cortientes que hemos sefalado previamente, desde la década de los cincuenta se fue produciendo une renovacién notabilisima en los presupuestos y métodes de las especialidades hist6ricas que mis habian su frido el embate contra el mal llamado positvismo decimonéni- co: la Historia politica y diplomitica. Ciertamente, ambes espe: ialidades habian seguido practicandose en el gremio histrico ‘con gran dedicacién y éxito pablico, aun cuando no se viersn ‘Gite oral 172, pp. 188 (itp 33) Cae ere Gost dice ederenc oan coc see pals Crome pian Feri deo conn {SS yn operetta wv, ose combine ‘ewe crtesy conensncmete tery a tat dee Inapelfre docs cen soni tne cna modes ex plc once maton ca ir cin a Ip gut se pose en Minn Notanay oo Prelomer acter do Irs, Sara, ive, 19, pp 6982 akan. 2, EAC Cia Alero meno pa Baedoa, Cis 9% ns Enrique Morailos afectadas por las tendencias dela venguardia histoiogrifica y suftieran en gran medida su desprecio o menosprecio. Final mente, alo largo del decenio de os ais cincuenta, ls conexin ‘con los métodes y los modelos tesricos de las restantesciencias sociales también alcanzé a estas disciplinas. La Historia politice ddejé de ser la difamada Historia eiista y belicistaedel rambor y |i cometa», al igual que la Historia diplomatica superé el nivel de relato de «los entresijos cle ls cores y as cancilleriasn, Por ejemplo, la Storia dell politicnestera italiana dal 1870 af 1896. Le Premeste de Federico Chabod, publicada en 1951, presentaba un estudio dela diplomacia del nuevo Estado italia. ‘no uniicado de carécter casi sociolégico, donde los avatares de Is actividad estatal en el marco internacional se tallaban sobre tun trasfondo politico, cultural y social activamente operant". Tgualmente, en 1959 el histoiador marxista Arno J. Mayer (lu xemburgués afincado en Norteamética) publicabs Political Origins of the New Diplomacy (Los origenes politicos de la nueva diplomacia), sobre la respuesta de los gobiemos occ dentales ante la revolucidn bolchevique en 1917 y 1918, Esta obra esencial arrumbabe la perspectiva tradicional que consi- deraba la poltice exterior estatal como simbito aurénomo y de- mostrabs el modo en que su formulaci6ny ejecucién dependia no slo de los intereses del Esta en el escenario internacional sino también y fundamentalmente de las tensiones y correla- ci6n de fuerzas socio-politcas que se dabaa en el interior del propio Estado, En el mismo sentido, en 1961 aparecia Los ob- Jetivos de guerra de Alemania en la Primera Guerra Mundi, ddl profesor germano occidental Fritz Fischer. En esencia, el © Whiter Maruti, edesico Chabed, isoran of Ielen Foreign Po ley. em trade ingless de cade Chae ea Freon Poi Princctan, Princton Univers Pres, 1936 pp. avinens ris y enovain 2s teabsjorevelaba que las lites ditgentes permanas habian opt do por el recurso ala guerra en 1914 porque la expansisn en Europa central yorietal paeci el nico medio de preservar clorden social exabecido frente als presione reformistas y democraizadoras procedentes de las clases populares alema tas, La tesis consecuente de que el Reich (su élite drigenteysu sistema socio-palitco) habia sido en gran medida culpable del esulido de la guerra no sélo gener6 una acre discusin entre Jos bistoiadoresalemanes (la acontroversia Fischer», prfig radora dela «querella dels bistoriadores» de 1986-1987) sino aque tvo la vrtud de amortiguar severamente la esis rankeana Gel aprimado dela politica exterior» en beneficio del «prima dodela politica intern» (Print de Innenpottl) ™: ‘A partic de los tabsjos de Chabod, Mayer y Fischer, secun~ ados por otros historiadores entre fos cuales destacan cl fra cs Pierre Renowwa y su diseipulo Jean-Baptiste Duroselle, la Historia politica y diplomtica, enacida esta hima como His toris de las relacones intemacionales,retomaron su lugar en Ja vanguardia de larenovacién te6vieay metodoldgica de las discipinashistércas. Todo parece indicar que, como ha eseri- toal respecto el medievalisa Jacques Le Gof, la Historia po- Ica ya no ex el exquelero de a Historia, pero es sin embargo sunicleow'™ Pala niin ofthe New Diplomacy Nuc York, Vite, 195, Elite orga ello de Becher os reff nach er Wala Late tai pare obtener el poder muna) deat duc avers ingle Gem mans en be Fir World Wes Nueva York, Cato & Wins, 1967. Che ‘Dipl History. Facer en Canon, The Blakely of isan, pp. 109-Tty 133-134, John A. Mores, The Plies of Uason The Fiber Controversy in German Hitorograpy Lone, G. Pit. 17, 7 Juss Le Go «Ea poltic odva esgul dela Hira en Je Gol Lo mers yl ctidina on el Oriente mee, Barcelona 6 Enrique Moradilos Una renovacién «modemizantes similar a lade la Historia politica y diplomticacuvo lugar en el smbito de la Historia cul- tural e intelectual. En realidad, la tradiciSn adisidente» de Ja cob Burckhardt se habia perpetuado de la mano de cultivado- restan fecundos como el holandés Johan Huizinga (Elotoio de 1a Edad Media, de 1919, sobre la vida cortesana bajomedieval cn la Borgoda)o el alemén Friedrich Meinecke (La génesis del bistoriimo, de 1936, acerca de la conformacién de esa infla- yente filosofia hist6cica en Alemania), Sobre la base de esa ta- dici6n de Historia intelectual y de a ealta culturw> (que se per ppetud hasta la actualidad con los fecundos trabajos de Jacob L. ‘Talon, Fritz Stern, George Mosse, Ebetherd Fickel, Antoine Prost, Philippe Ariés, et), las nuevas corrientes surgidas des. pués de 1945 fueron reflejando progresivamente las tendencias fperantes en las restantes discipinas histSticas: el impulso in- contenible de la cuantificacién y la expansion de su campo te- _mtico hasta incuir (yen algunos casos prvilegiar las manifes- ‘taciones culturales de masas y populares, En ese proceso de reorientacién hacia la «cultura popu lar», la publicacidn de la obra del historiador italiano Catlo, Ginzburg, El queso y los gusanos, El cosmos segin un moline Ged, 1985, pp 163-178 (ca en p. 178) Donald Cameron Wat ly «hat is Diplomatic History en |. Gaels (ed), Wha Hiory Tao, Londes, Macmillan, 1988, pp. 131-42, Peer Cake, «Poel Hatori the 198059 ea Th abl y E Roberg (eda, The New Har, Princeton, nines Press 1982, pp. 45-47 > eCaltarl History, en H. Rite, Dictionary of Concepts Histor HLS. Hugues, Concowsness aed Soar, pp. 229 28. Cl Peter Burk, EL ‘excobrininto dela eltura popula en R Samu (ed) Hite peler ‘worst, Barcelo, Cae, 196, pp. 7892 Roger Chae ate ecu History or Social sto? The Pench Traore nD. Le Capra y 8.1. Kaplan (ed), Moder Ewopeor Intell! Hor hace, Corel Universi Peas, 1982, pp. B46. T Crissy enoncisn a 10 del siglo x11 (1976), fue quizis un bito crucial, Sencilla- mente, Is historia del proceso inquisitorial contra el molinero hnerético Menocchio informabn mucho mis sobre la sociedad yy cultura renacentisa en Italia que las historias sociales que ‘ limitaban a elaborar largas series de datos euantfcables. ‘dems, la obra de Ginzburg daba carta de osturalezs @ una singular pricticahistorigrafica llamada a tener una gran i fuencia en el futuro: la microbistoria. En escncia, esta pers pectiva y metodologa histérica consiste en la ereducién de In escala de observacin, en un andlisis microseépico y en un «studio intensivo del material documenta (palabras de Gio- vanpi Levi), Todo ello bajo el supuesto de que la mirada cereana permite atrapar cualquier cosa que escapa ala visin de conjunto» (Ginzburg) y que dicha observacién es un co srectivo imprescindible pare matizar las grandes construccio nes histricas abstractas, cuanticativas, suprasubjetivas y de protagonistas masivos y andnimnos ™. De igual modo, la expansin temitica de la Historia de la cultura popular posibilié la crecienteatencisn hacia el papel de la jer de las mujeres andnimas en la historia, al comps de la nivelaci6n del stazus civil y labora de las mujeres en las sociedades occidentales de postguerray del surgimiento del movimiento feminista. Buene prueba de esta conexién entre la nueva historiograia de la mujer y esas tcansformaciones socio-laborales reside en el hecho de que el primer trabajo pionero fuers obra de una nortesmericana, Mary Ritter Beard, "Vee lt imsoducisn de Ginabung as cea El ger os gests Barcelo, Much, 1961, Dsl vsme auto, lector: dos es cose (que at de ella, Manarrte (Barcelona), n° 12,194, pp. 1-42. Glow evi, eSabre mirahistorian, en P, Burke (ed), Former de buce ton,

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