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Junto a María, San José también tuvo que sufrir que no los quisieran
recibir en Belén, que el amor de su vida diera a la luz en un establo y el
tener que huir a Egipto, como si fueran delincuentes, para que Herodes
no mate al niño. Pero supo afrontar todo esto confiando en la Providencia
de Dios.
“Quiero pedirles su oración durante los días que corren porque ayer sábado 23
de febrero comencé mi retiro espiritual, en que a solas con el Señor oro también
por todos ustedes y por todos y cada uno de quienes formamos nuestro pueblo”,
se lee en la carta escrita por Castillo Mattasoglio.
En otra parte de la misiva, Carlos Castillo recordó que la Iglesia Católica vive
uno de los momentos más difíciles de su historia y que el Papa Francisco ha
iniciado una etapa de liderazgo. “Nuestra Iglesia, en uno de los momentos más
difíciles de su historia, gracias al papa Francisco, está queriendo renovar
completamente su vida desde Dios, para ser testimonio vivo de Jesús en el hoy
de nuestra compleja época ”, señaló en su carta abierta.
“‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu
pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis
meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible’. María
contestó: ‘Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’. Y
la dejó el ángel” (Lc. 1, 35 - 38).
Desde aquel momento María tuvo en su vientre a Jesús, no a los tres meses o
cuando el embrión tenía forma humana, sino desde el momento de la
concepción. He aquí una razón más por la que la Iglesia defiende al bebé desde
el primer instante de su vida.
Miércoles de Ceniza