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Entre todos los regalos que recibió en

su cumpleaños. Gustavo encontró un


extraño paquete.

Lo olió y se
acordó de las
Los miró y le
hojas secas
gustaron sus
del parque.
olores.

Lo tocó y le
pareció que Lo escuchó,
tenía un pero parecía
tacto suave. dormido.
-¡ Será un paraguas en los días de lluvia! ¡Mi sombrero cuando salga el sol! –dijo Gustavo-. O
no… ¡mucho mejor! Será mi escalera para subir alto, alto… hasta la caja de bombones. ¡Tengo
una idea! Lo utilizaré para correr… ¡será mi patinete, coche, barco o tren!

Su madre lo interrumpió, sentó a Gustavo a su lado, abrió el regalo y le susurró misteriosamente: -


¡Es mágico! Escucha y verás…
Y mientras su madre leía, Gustavo sintió que la habitación se llenaba de palabras que jugueteaban y
se enredaban a su alrededor, llevándolo lejos… lejos… muy lejos…
Viajó al país de los monstruos y dragones.

La ballena azul lo paseó por el


fondo del mar.
Pasó mucho calor en el desierto…

Se abrió camino entre la


espesa selva…
Casi queda helado en el polo sur.

En la gran ciudad, se sintió


pequeño y perdido…
Pero lo salvó la luna, tendiéndole una
escalera, por la que subió y subió hasta
alcanzar las estrellas…

Y así Gustavo viajó de planeta en planeta, y cuando regresó, supo que su regalo
servía de paraguas, sombrero, skate, auto, barco, tren y más, muchísimo más…

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