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¿Cómo funciona un láser?

Cualquier láser contiene al menos tres elementos fundamentales: un medio activo, un


sistema de bombeo y una cavidad resonante. El medio activo es el material (sólido,
líquido o gaseoso) que emite la luz. Para que emita luz el medio activo hay que excitarlo
de alguna manera, del mismo modo que el filamento de una bombilla necesita una
corriente eléctrica que pase por él; ese es el cometido del sistema de bombeo. El sistema
de bombeo puede consistir en otro láser, una lámpara convencional, o una corriente o
descarga eléctrica, dependiendo del tipo de láser. El medio activo se coloca entre dos
espejos que forman una cavidad resonante, esto es, la luz rebota entre los dos espejos y
ayuda a la amplificación del mismo modo que la caja de resonancia de una guitarra
amplifica las ondas acústicas. Uno de los espejos es semi-reflectante por lo que parte de
la luz amplificada sale de la cavidad resonante en forma de haz.

El secreto del láser está en el medio activo que, debidamente bombeado, debe posibilitar
la inversión de población y la emisión estimulada. Además de estos componentes
básicos un láser puede tener otros dispositivos intracavidad para modificar o controlar
las características de la luz emitida (longitud de onda, pulsación, etc.), o elementos
externos a la cavidad para amplificar la luz (a través de otro medio activo con su
correspondiente bombeo) o modificar la duración de pulso, tasa de repetición, longitud
de onda, polarización, etc.

Láser de rubí mostrando los componentes básicos de un láser.


Estos dos objetos tienen más cosas en común de lo que parece.

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