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CULTURA

ZYGMUNT BAUMAN »

La advertencia póstuma del


pensador Zygmunt Bauman
Dos nuevos textos del pensador, un
fenómeno en las redes sociales,
analizan la búsqueda de la utopía en
un pasado idealizado ante un futuro
falto de esperanza

Zygmunt Bauman, en San Sebastián. JAVIER HERNÁNDEZ

ANTONIO PITA

Madrid · 25 ABR 2017 - 10:32 CEST

¿Se han fijado en que las


películas y novelas de Zygmunt Bauman’s
ciencia ficción se warning from the
grave: don’t fear the
catalogan cada vez más
future
a menudo dentro de las
secciones de cine de
terror y literatura gótica, es decir, en un
futuro tenebroso en el que nadie preferiría
vivir? Puede parecer una anécdota, pero
para Zygmunt Bauman, uno de los
pensadores más influyentes del siglo XX, es
el reflejo de que hemos empezado a buscar
la utopía en un pasado idealizado, una vez
que el porvenir ha dejado de ser sinónimo de
esperanza y progreso para convertirse en el
lugar sobre el que proyectamos nuestras
aprensiones. El sociólogo y filósofo polaco
dejó desarrollada esta tesis de la retrotopía
(la búsqueda de la utopía en el pasado) en
dos escritos, los primeros traducidos al
español tras su muerte el pasado enero con
91 años. Son el ensayo Retrotopía, publicado
este mes por Paidós, y el texto Síntomas en
busca de objeto y nombre, parte de una obra
colectiva sobre el estado de la democracia,
El gran retroceso (Seix Barral), que llega a
las librerías el próximo día 27 y cuenta con
nombres como Slavoj Žižek, Nancy Fraser o
Eva Illouz.

"El futuro es, en principio al menos,


moldeable, pero el pasado es sólido, macizo
e inapelablemente fijo. Sin embargo, en la
práctica de la política de la memoria, futuro
y pasado han intercambiado sus respectivas
actitudes", señala. Bauman habla del temor
a perder el empleo, a la multiculturalidad, a
que nuestros hijos hereden una vida
precarizada, a que nuestras habilidades
laborales se vuelvan irrelevantes porque los
robots sepan hacer -mejor y más barato-
nuestro trabajo. En definitiva, miedo porque
todo lo que era sólido (parafraseando a
Antonio Muñoz Molina) es ahora "líquido",
usando el adjetivo que popularizó (e hizo
popular a) Bauman.

"Hay una creciente


MÁS INFORMACIÓN
brecha abierta entre lo
que hay que hacer y lo
que puede hacerse, lo
que importa de verdad y

“La posibilidad de lo que cuenta para


que Reino Unido quienes hacen y
funcione sin Europa deshacen; entre lo que
es mínima”
ocurre y lo deseable",
Zygmunt Bauman: señala. Bauman
“Las redes sociales defiende que hemos
son una trampa”
regresado a la tribu, al

Nueve frases
seno materno, al mundo
memorables para despiadado que
recordar al filósofo describía Hobbes para
justificar la necesidad
TEST | ¿Cuánto sabes
acerca de Bauman? del Leviatán (El Estado
fuerte que evite la guerra
Análisis | 'Conciencia de todos contra todos) y
moral de la
a la más flagrante
globalización', de F.
VALLESPÍN desigualdad, en la que
"el 'otro' es una
amenaza" y "la
solidaridad se le antoja al ingenuo, al
incrédulo, al insensato y al frívolo una
especie de trampa traicionera". "El objetivo
ya no es conseguir una sociedad mejor, pues
mejorarla es una esperanza vana a todos los
efectos, sino mejorar la propia posición
individual dentro de esa sociedad tan
esencial y definitivamente incorregible",
lamenta. La filósofa Marina Garcés,
profesora en la Universidad de Zaragoza,
alaba la capacidad de Bauman para "asumir
el fin del pensamiento utópico y sus
consecuencias". "No pretende embaucarnos
con nuevas y falsas promesas de futuro, sino
que intenta comprender qué pasa y qué está
pasando tras la era de las revoluciones y sus
diversas derrotas", asegura.

Ad

Pensador de inspiración marxista, Bauman


cita en Retrotopía al filósofo alemán en un
par de ocasiones, carga contra los señuelos
de la sociedad de consumo de masas y no
renuncia al análisis científico de las
contradicciones del capitalismo, pero
también "recurre a otras herramientas" para
ofrecer "una visión en gran angular", explica
el catedrático de Filosofía en la Universidad
de Barcelona y diputado socialista Manuel
Cruz. "La idea de que la materialización de la
utopía se ha dejado pasar es un runrún en el
pensamiento del siglo XX", pero "en la obra
de Bauman hay un esfuerzo por reconocer lo
nuevo que trae 'lo nuevo". "Los pensadores
que ahora consideramos que supusieron
una revolución fueron recibidos con un 'esto
ya lo sabíamos'. Hace falta tiempo para que
la sociedad entienda lo que tenían de
novedad", señala.

En los dos textos póstumos, el filósofo


plantea un reto y una -abstracta y poco
desarrollada- respuesta. El reto es "diseñar -
por primera vez en la historia humana- una
integración sin separación alguna a la que
recurrir". Hasta ahora, argumenta, lo que ha
funcionado es la división entre 'nosotros' y
'ellos' y seguimos empeñados en buscar un
'ellos', "preferiblemente el extranjero de
toda la vida, inconfundible e incurablemente
hostil, siempre útil de cara a reforzar
identidades, trazar fronteras y levantar
muros". Sin embargo, esta dicotomía
histórica "no termina de encajar" con la
"emergente 'situación cosmopolita". ¿Cuál
es entonces la única respuesta posible? "La
capacidad para dialogar", concluye Bauman
tras citar de forma elogiosa al papa
Francisco.

Garcés se reconoce "sorprendida" tanto por


la llamada al diálogo ("¿de quién con
quién?", se pregunta) como por la
invocación de la figura del Papa. "Creo que
es una llamada de socorro" de un Bauman
que "intenta dibujar un escenario para la
palabra compartida" porque sabe que "ya no
hay soluciones parciales a ninguno de los
problemas de nuestro tiempo". Es la
advertencia final del pensador polaco:
"Debemos prepararnos para un largo
período que estará marcado por más
preguntas que respuestas, y por más
problemas que soluciones (...) Nos
encontramos (más que nunca antes en la
historia) en una situación de verdadera
disyuntiva: o unimos nuestras manos o nos
unimos a la comitiva fúnebre de nuestro
propio entierro en una misma y colosal fosa
común".

LOS ANTIDEPRESIVOS Y LA
CEGUERA
A. P.

Desde su plaza de profesor en Leeds


(Inglaterra), Bauman habría podido lanzar
una mirada complaciente al presente,
después de haber vivido la invasión nazi
de su país, la Segunda Guerra Mundial
desde el frente, el antisemitismo y las
purgas en la Polonia comunista. En
cambio, su análisis en Retrotopía es
rotundo: "Resulta practicamente
inevitable que respiremos una atmósfera
de desasosiego, confusión y ansiedad y la
vida sea cualquier cosa menos agradable,
reconfortante y gratificante". En este
contexto, los cada vez más consumidos
tranquilizantes y antidepresivos
proporcionan alivio, pero también
"contribuyen a cegar a los propios seres
humanos ante la naturaleza real de su
padecimiento, en vez de ayudar a
erradicar las raíces mismas del
problema".

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