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A donde dirijamos nuestra mirada, encontramos la presencia casi omnipresente del azúcar
en nuestra cocina diaria. Si bien ahora existen diversas alternativas saludables (y otras no
tanto) de este condimento dulzón, no podemos negar que los alimentos adquieren un
diferente sabor cuando lo agregamos a esos platillos. Sino, ¿qué sería de los deliciosos
panecillos, pasteles, merengues, frutas en almíbar y demás gustos culposos?
No obstante, en la última década, la ciencia se ha encargado de demostrarnos los daños
que el azúcar produce en nuestro cuerpo: enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes,
adicciones, y sólo por mencionar algunos. Según esos investigadores, estos son
resultados de estudios que se realizaron últimamente… Pero, ¿y si te dijéramos que desde
hace 40 años se sabían ya las consecuencias negativas de la sacarosa, sin embargo se
optó por evadir ese conocimiento y a su investigador?
En 1972, John Yudkin, fundador del departamento de nutrición del Colegio Queen
Elizabeth, de la Universidad de Londres, publicó su libro Azúcar: pura, blanca y mortal, en
el cual mencionaba los efectos nocivos de la sacarosa. No fue bien recibido por el público
científico ni por la industria de la alimentación. Fue realmente una buena combinación, ya
que bombardearon la credibilidad del profesionalismo de Yudkin y aumentaron el uso del
azúcar en los alimentos.
¿Cómo Lo Lograron?
De acuerdo con el libro del profesor Yudkin, el azúcar no sólo engorda y provoca caries,
sino que también puede causar otras enfermedades crónicas como: cáncer, Alzheimer,
diabetes y del corazón. Además, es un elemento adictivo, que interfiere con el apetito
creando una urgencia casi irresistible a seguir comiendo.
Fuente: Ecoosfera