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Se renueva la Cámara de los Representantes (435 escaños) y un tercio del Senado (34 de
100), ambos bajo el control del Partido Republicano.
En la Cámara, los republicanos gozan de 30 escaños más que los demócratas, una
distancia difícil de salvar. La formación demócrata tiene más posibilidades de recuperar
el Senado, según los expertos, donde la ventaja del republicano Grand Old
Party (GOP) es de sólo diez asientos en el cómputo total. Pero únicamente son 34 los
escaños en liza estas elecciones: 24 están ocupados por senadores republicanos y diez
por demócratas.
Asimismo, una docena de estados y los territorios de Puerto Rico y la Samoa
Estadounidense celebran elecciones a gobernador. También se disputan la mayoría de
los asientos de los parlamentos estatales y hay comicios judiciales en buena parte del país
para elegir a figuras como jueces supremos estatales, por ejemplo. Incluso se votan
propuestas como subir el salario mínimo en Arizona o abolir la pena de muerte en
California.
37 estados permiten el voto por adelantado en las elecciones generales y en torno a 40
millones de personas ya han depositado su papeleta.
No. Si bien Donald Trump y Hillary Clinton representan a los dos grandes partidos tras
haber ganado sus respectivas primarias y ser coronados en sus convenciones nacionales,
hay otros aspirantes a presidir EEUU: Gary Johnson, del Partido Libertario; Jill Stein,
del Partido Verde; y el independiente Evan McMullin.
El presidente no se elige por voto directo, sino por medio de una estructura
llamada Colegio Electoral. En el año 2000, por ejemplo, Al Gore logró más papeletas en
el conjunto del país que su contrincante George W. Bush, pero éste ganó el Colegio
Electoral tras una decisión del Tribunal Supremo y se hizo con la presidencia.
Hay 538 'electores' -el resultado de sumar los miembros de la Cámara de Representantes
y el Senado-, que se reparten entre los estados atendiendo a su población. El número
mágico para convertirse en presidente es 270 votos electorales, por lo que los candidatos
pelean por conseguir una combinación de estados que los sitúe en ese umbral.
Aunque hay normas estatales al respecto, no existe legislación federal que prohíba a un
elector desobedecer al voto popular en su estado y respaldar a otro candidato. Sin
embargo, según el Archivo Nacional estadounidense, más del 99% de los electores han
votado por el candidato que les correspondía en la historia de la nación.
4. ¿Y si hay empate?
Sobre la 1 de la mañana llegarán los primeros resultados de la costa Este, entre ellos
Virginia. Una media hora más tarde saldrán Ohio y Carolina del Norte, estados clave.
En torno a las 2 estarán Florida, New Hampshire y Pensilvania. Una victoria de Clinton
en Florida podría granjearle la Casa Blanca si gana en los estados que se inclinan hacia
los demócratas, afirma la cabecera norteamericana Wall Street Journal. Después de
conocerse los resultados de estos estados competitivos, el pescado
podría estar básicamente vendido.
A las 3 conoceremos Colorado y otros estados del Medio Oeste y a las 4 Nevada y Utah,
que Trump podría perder. Sobre las 5 de la mañana, habrá resultados de la costa Oeste,
tradicionalmente demócrata. Tras ser declarado un ganador, llegarán los discursos de los
candidatos.
Donald Trump, sin embargo, ha amenazado con no reconocer los resultados de las
elecciones, lo que rompería con la tradición estadounidense de enterrar el hacha de
guerra tras los comicios y cerrar filas alrededor del nuevo dirigente.
Por parte de Trump, la lista es verdaderamente larga. Desde burlarse de un reportero con
discapacidad, a insultar a una Miss Universo, a un plétora de comentarios de corte
machista y xenófobo. También ha roto una tradición de décadas al no hacer pública su
declaración de la renta y su hoy difunta escuela de negocios Trump University afronta
una batalla legal por presunto fraude.
En octubre, el New York Times desveló que Trump había declarado una pérdida en 1995
de casi 1.000 millones de dólares que le permitiría evitar pagar impuestos federales
durante 18 años. Trump ha admitido no haber pagado impuestos durante años.
“Estas cosas que hubieran hundido a cualquier candidato tradicional parecen ser
simplemente otro problema más para Donald Trump. ¿Acaso alguna de ellas ha acabado
con él por ahora?”, decía a principios del mes pasado a EL ESPAÑOL Tobe Berkovitz, un
profesor de la Universidad de Boston con una extensa carrera como consultor de
campañas políticas, sobre la capacidad del republicano de superar escándalo tras
escándalo.
El mayor golpe a la candidatura del republicano, sin embargo, llegó pocos días después
del jaleo de los impuestos con la publicación de un vídeo de 2005 donde el magnate se
jacta de poder hacer lo que quiera a las mujeres sin preguntar porque es una estrella. La
grabación supuso una caída en los sondeos, llevó a decenas de republicanos a desertar e
impulsó a varias mujeres a denunciar que el magnate se había sobrepasado
supuestamente con ellas.
Por la parte de Clinton, aunque hay varias controversias, la palabra clave es 'correo
electrónico'. La polémica por el uso de un servidor de correo privado en vez de uno
gubernamental cuando era secretaria de Estado de la Administración Obama la ha
perseguido desde el minuto uno y ha terminado de estallar hace apenas días,
arrebatándole su ventaja en los sondeos y devolviendo a un empate técnico en algunas
encuestas a ambos candidatos o reduciendo notablemente la ventaja de Clinton en otras.