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Funcion contra forma y otros escritos sobre arquitectura madrilefia, 1927-1935 José Moreno Villa Introduccion, seleccién y notas de Humberto Huergo Cardoso Prélogo de José Maria Tomas Llavador , 21. Algo sobre la arquitectura de Fernandez Balbuena! Sin titulo profesional que me sostenga en estas péginas, pero a peticién de los que organizan conmigo este néimero conmemorativo, diré lo mas sencillamente que pueda lo que para mf representaba Gustavo Fernandez Balbuena? Como persona, primeramente, un haz de nervios. El fuego y el carbén en los ojos, Yen los ojos también la iron‘a y la adhesiGn, en répidas alternativas, para todo lo que iba oyendo a los demés. Nada orgulloso, nada humildoso, enérgico y recto. Pedfa pareceres, escuchaba, pero, sin poder contenerse, discutia, pedia orden a si mismo y, a lo largo del dislogo, vivo y tirante, se apartaba por completo del objetivo. En mis conversaciones con él siempre me fue preciso traerle otra vez al terreno inicial. A sus cuarenta y cuatro afios resultaba con fogosidad juvenil y carne demasiado trabajada, Poco cuerpo ya para su vitalidad interior. Incesante en el trabajo y miiltiple en su actividad. Si este ntimero persigue algo, ante todo es el presentarle en sus varias facetas. Fue urbanista, arquedlogo, arquitecto activo y conferenciante. Como personalidad social, ejercfa evidente respeto.Y ello por la rectitud de su conducta como por el esmero que ponfa en sus obras. Nadie sabe hasta qué punto las sobrecargaba de preocupaciones y cuidados. Pero la misién mia no es hablar de estos aspectos suyos, sino de su significado dentro de la arquitectura contempordnea, Papeleta dura de enjaretar. Me inclino a decir que sabia demasiado para ser adalid de una tendencia. Porque casi todos los"ismos” piden simplicidad, eliminacién de muchas cosas, Funaidn con forma yotos esartas lequierda: Casa de 0. Robe : tura, Nim, 153 (enero de 1932), p. 10, drecha: «Para mi, sus mejores obras estan al arincipi y al fin de s ina de Leon y a para su hermanos. Casino de Ledn (1918-1919), Fuente ra, Nam, 153 (enero de 1932), 9.2 adhesién sorda y ciega a unos preceptos intangibles. Siendo asi, quedaba un poco, o un mucho, sin eso que llamamos aire de la época.Y él -tan critico de todo y de si mismo ante todo- se daba cuenta.Y era dramatico ver en su obra el aceptar y apetecer lo nuevo al mismo tiempo que el rechazarlo. Temperamentalmente fue un barroco, y si no hubiese sido dotado de tanta capacidad critica y de una sevendad que podriamos llamar" protestante”o“refor madora”, hubiese dejado obras del mas desenfrenado barroquismo. Pero, al fin de para Le Corbusier y los secuaces, buscaba cada vez més la limpieza en las facha suentas, pesaban sobre él algunos conceptos del dia. Y, a pesar de sus mofas das. Acept6 los grandes ventanales y las grandes lineas tendidas, pero aun en sus Ailtimas obras mezcl6 estas normas con elementos de verdadera protesta barroca Bjemplo: los aleros, que en él adquirfan proporciones casi monstruosas He visto cémo levantaba ya en sus tiltimos aftos delante de mi ventana una de {ltimas obras.Y he asistido a ese dramatismo que dije antes: porque la orde naci6n de huecos en una de las fachadas fue tan laboriosa, que llegué a dudar de su terminacin. Me refiero al hotel particular para el Sr. Sacky.* Su preocupaci primera fue la de no respetar simetrias ni ejes, sino abrir allf donde lo pedia la distribucién interna. Pero esto —que, desde luego, es preocupacién muy moder- 192 na~ no le resultaba una ver llevado a la préctica. No me interesa saber si en los {iltimos tiempos pudo mas la opinién ajena en la solucién definitiva. Para mi, sus mejores obras estén al principio y al fin de su carrera: el Casino de Le6n* y la casa para sti hermano.’ En ellas, a fuerza de querer y de refrenarse, consigue una evidente ponderacién, mayor claridad y grandeza de voliimenes que en otras obras A Gustavo F. Balbuena le alcanzé de leno el cambio de concepto arquitect6- nico que sobreviene del afio diez al veinte, apuntando aproximadamente. Eso no hay que olvidarlo para juzgar su gusto; porque si por temperamento se inclinaba a lo barroco, por el ambiente que le rode6 en los primeros afios de su carrera, también. aqui viene lo interesante: a pesar de todo eso, sus primeras obras no caen jamés en el profuso adoro “latiguillesco” ni “foreal” que abochorna en la parte primera de la Gran Via, por no citar més. Balbuena iba més adentro que los adomistas de fachada. Se sostuvo y logré enlazar con nuesttos arquitectos més j6venes por haber tomado en serio“eso” de la construccién y del urbanismo, que son los problemas del dfa.Y si miré con esti- mulo hacia el extranjero, no fue para fijarse en tal o cual figurén, sino en tal o cudl arquitecto alemén que trabaja el ladrillo casi tan sabiamente como los antiguos y modemos espaiioles anénimos, los de los pueblos. Balbuena tenfa hechos largos 193 Fnoidn contra forme les estas estudios, en sus correrias por Castilla y norte de Espaha, acerca de este modo, tan nuestro, de construir.Y le regocijaba la impresién que hacian a los extranjeros algunas obras de rasilla que vefan ejecutar, sin acabar de entender como podian resultar resistentes y estables. Las bévedas fabricadas para escaleras, por ejemplo. El acabamiento y perfeccién en sus obras de ladrillo es sencillamente magistral§ Estamos seguros de que mafana serdn consideradas como modelos. Porque han de resistir al mafiana, El ladrillo en sus manos se convierte en piedra, y toda la construceién en duro bloque, de perfiles netos. Algunas veces hacen duras, de puro afiladas que son, las aristas de sus obras. Véase como caso tipico el hotel particular de 1a calle de Valdivia, al que antes me he

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