QUIEN FUE HOMERO.

¿Quién fue Homero? Para mucha gente, Homero será Homer Simpson en su versión latina. Y
razón no les falta. No obstante, muchos siglos antes, hubo un Homero más grande aún que el
dibujo animado creado por Matt Groening. En concreto, hay que remontarse a la Grecia del 800
a.C. para dar con este poeta, cuyas obras cumbre fueron La Ilíada y La Odisea, que ya hemos
comentado. Ambas son consideradas creaciones cumbre de la literatura y base de las historias
posteriores de la civilización occidental

Lo curioso es que, con el paso de los años, la existencia del autor se empieza a poner en duda.
A la pregunta de quién es Homero, hay quien responderá: nadie. Según la historia, el autor
murió en el año 701 a.C. en su Grecia natal. A los 99 años. O ésa es la creencia más extendida.
Otros datos menos fidedignos, sitúan a Homero en una franja de nacimiento entre 1.200 a.C. y
750 a.C. Cuando el margen es de 550 años, es que algo no cuadra. Incluso su región de
nacimiento es disputada por varias islas griegas
Pocos datos más se encuentran sobre Homero, al menos, verificables. Tal es el misterio que
envuelve a la figura del autor, que se ha venido a denominar la Cuestión Homérica.
La Cuestión Homérica defiende dos opciones para definir la identidad de Homero. La primera
le sitúa como un prisionero de guerra que no iba a la guerra, por las altas posibilidades de
traición que arrastraban. En vez de la opción bélica, les enviaban a recitar las glorias de los
héroes de guerra. Esta figura era conocida como el Homaro, de ahí que la derivación terminara
en Homero.
La segunda teoría tiene como base un juego de palabras: ho me horón. En castellano antiguo,
‘el que no ve‘. Y es que, según algunos escritos, Homero era ciego. Esta teoría de la discapacidad
visual se apoya en un personaje: Demodoko. Su aparición en uno de los cantos de La Odisea, es
considerado como autobiográfico por los expertos. Los mismos que no saben cifrar su fecha de
nacimiento.
Obviamente, de lo que no cabe duda es de la calidad e influencia de sus obras. Homero, existiera
o no, naciera antes o después, es una figura brillante que marcó un antes y un después en la
Literatura universal. La Ilíada y La Odisea fueron pioneras en la historia épica y la novela
occidental. No sólo eso. Ambas novelas son un retrato fidedigno y perfecto de la civilización
helénica: desde su organización política, a su cultura, pasando por sus creencias religiosas.
Por tal motivo, a Homero se le considera el padre de la cultura occidental. Gracia a él, las bases
de aquella civilización se han perpetuado a través de los siglos, sirviendo como referencia a las
nuevas culturas y civilizaciones. Es decir, el papel de Homero, además de literario, fue social e
histórico. Su figura sigue siendo un referente, decenas de siglos después de su nacimiento, fuera
cuando fuera.