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(Graves, 2012, p.141). Es necesario recalcar que Edipo, con el fin de evitar la
predicción del oráculo, decidió alejarse de Corinto; obviamente sin saber el futuro que
le aguardaba. Ya que Peribea ni Pólibo no eran sus verdaderos padres. Es por ello
que las deidades realizaban advertencias, para que los personajes controlen sus
actitudes y tenga la posibilidad de cambiar.
Además, Los dioses enviaban representantes para que cumplan el castigo. “Hera la
había enviado recientemente para castigar la ciudad de Tebas porque había raptado al
niño Crísipo. Habiéndose establecido una esfinge”. (p. 142). Esta esfinge proponía a
todos los caminantes de Tebas un acertijo, y si ellos no lograban resolverlo, los
devoraba. Vale la pena resaltar, que la esfinge representa otro castigo que recibió
Layo al raptar a Crísipo, pero dado por Hera. Por ello, se afirma que los dioses
mandaban representantes para corregir las actitudes de los caminantes de Tebas.
Sin embargo, los castigos de las deidades a Tiresias no muestran eficacia en su
totalidad. “Hera estaba tan exasperada por la sonrisa triunfal de Zeus que cegó a
Tiresias, pero Zeus le compensó con una visión interna y vida extendida a siete
generaciones, ya que sus palabras de Tiresias dejaban triunfante a Zeus”. (p.143). Por
lo tanto, se observa que los dioses decretan castigos según sus beneficencias, en este
caso es ver que Zeus salió triunfante en la discusión, y es contradictorio el castigo
dado a Tiresias. En consecuencia, se afirma que las deidades se dejan influenciar para
imponer sus castigos, y estos no muestran eficacia en su totalidad.
En conclusión, los dioses son un medio regulador de actitudes, ya que ellos controlan
las malas actitudes de los personajes principales con el fin de hacer prevalecer la
justicia. Además, los dioses realizaban advertencias, para que los personajes
controlen sus actitudes y tenga la posibilidad de cambiar. Por otro lado, mandaban
representantes para corregir las actitudes de los caminantes de Tebas. Estos ejemplos
antiguos sirvan para indicar que la especie humana no ha cambiado. Y justamente
porque sigue siendo la misma de siempre hay que poner coto a sus desmanes. La
violación ha sido castigada por los dioses sin contemplaciones, y de manera terrible,
por ser un atentado intolerable contra la dignidad y la libertad de las personas y contra
las propias leyes divinas ancestrales. Los hombres no podemos ser más que los
dioses y consentirla con leyes que permiten a un adulto sexual, menor de edad penal,
violar impunemente. Nos castigarán también a nosotros por complicidad con los
violadores. Las sociedades antiguas y modernas confiaban en la bondad humana,
porque existe, y la ponían como ejemplo en sus códigos morales; pero no confiaban en
que la maldad iría desapareciendo con los ejemplos éticos y legislaban en
consecuencia. El mal legislador debe ser castigado, si tolera el delito, con más terribles
penas que las decretadas en el Olimpo contra los violadores.
Referencias bibliográficas:
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