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Serie de Manuales de Teología

La Liturgia
de la Iglesia
Julián López Martín

Sfc.. » M
PLAN GENERAL D E LA SERIE

I. Teología fundamental
1. Introducción a la Teología, por J. M.a Rovira Belloso.
2. Dios, horizonte del hombre, por J. de Sahagún Lucas. (Publi­
cado.)
3. Fenomenología de la religión, por J. M artín Velasco.
4. Teología de la revelación y de la fe, por A. González Montes.
5. Historia de la Teología, por J. L. Illanes e I. Saranyana.
6 . Patrología, por R. Trevijano. (Publicado.)

II. Teología sistemática


7. El misterio del Dios trinitario, por S. del Cura.
8 . Cristologia fundam ental y sistemática, por O. G onzález de
Cardedal.
9. Antropología teológica fundam ental, por A. Matabosch.
10. Teología del pecado original y de la gracia, por L. F. Ladaria.
(Publicado.)
11. Escatologia, por J. L. Ruiz de la Peña.
12. Eclesiología fundam ental y sistemática, por J. M.a Lera.
13. Mariología, por J. C. R. García Paredes.

III. Teología sacramental


14. Tratado general de los sacramentos, por R. Amau. (Publicado.)
15. Bautismo y Confirmación, por I. Oñatibia.
16. La Eucaristía, por M. Gesteira.
17. Orden y Ministerios, por R. Amau.
18. Penitencia y Unción de enfermos, por G. Flórez. (Publicado.)
19. Matrimonio, por G. Flórez.
20. La liturgia de la Iglesia, por Mons. J. López. (Publicado).

IV. Teología moral


21. M oral fundam ental, por J. R. Flecha.
22. M oral de la persona, I, por J. R. Flecha.
23. M oral de la persona, II, por J. Gafo.
24. M oral socioeconómica, por A. Gal indo.
25. M oral sociopolítica, por A. M.a Oriol.

V. Teología pastoral y espiritual


26. Pastoral catequética, por A. Cañizares.
27. Teología espiritual, por S. Gamarra.
28. Teología pastoral, por J. Ramos.
LA LITURGIA
DE LA IGLESIA
Teología, historia, espiritualidad y pastoral

POR

Mons. JULIAN LOPEZ MARTIN


OBISPO DE CIUDAD RODRIGO

SEGUNDA EDICION REVISADA

B IB L IO T E C A D E A U T O R E S C R IS T IA N O S
M AD RID 1996
Con licencia eclesiástica del Arzobispado de Madrid (22 VII 94)

© Biblioteca de Autores Cristianos Don Ramón de la Cruz, 57


Madrid 1994
Deposito legal M 24 984-1994
ISBN 84 7914-141-7
Impreso en España Pnnted ín Spain
INDICE GENERAL

Pags

INTRODUCCION XXI
B ib l io g r a f ía xxvi
S ig l a s y a b r e v ia t u r a s x x x ii

C 1 Ciencia litúrgica y formación litúrgica (Capitulo


a p it u l o

preliminar) 3
I Objeto de la ciencia litúrgica 4
II Reseña histórica de la ciencia litúrgica 4
1 Antecedentes 4
2 Los comienzos y el primer desarrollo 5
3 Las fases modernas y las tendencias dominantes 6
III Metodología de la ciencia litúrgica 9
1 Los contenidos 9
2 El método 10
IV La aportación de otras ciencias 11
V La form ación litúrgica 13
1 Nocion 13
2 Características 13
3 Objetivos 14
VI La form ación litúrgica de los pastores 15

PA R TE PR IM ER A

EL MISTERIO E N LA HISTORIA
C a p it u l o II La liturgia en la economía de la salvación 19
I De Cristo donante del Espíritu a la liturgia de la
Iglesia 20
1 Cristo resucitado, fuente de la salvación 20
2 La Iglesia, sacramento de Cristo 21
3 Pascua-Pentecostés permanentes 21
II La economía de la salvación 22
1 Las etapas de la historia de la salvación 22
2 La liturgia, síntesis de la historia salviflca 24
III La liturgia obra del Padre del Hijo y del Espíritu
Santo 24
1 La presencia y la obra del Padre 25
2 La presencia y la obra del Hijo Jesucristo 25
3 La presencia y la obra del Espíritu Santo 27
X Indice general

Pags

IV La liturgia salvación en la historia 28


1 El misterio pascual, ephapax de la salvación 28
2 Del acontecimiento a su celebración 28
3 El memorial 30
C a p it u l o III Plenitud del culto verdadero 31
I El culto 31
1 Nocion 32
2 Del culto «natural» al culto «revelado» 32
II La liturgia 35
1 La palabra liturgia 35
2 Definición de liturgia antes del Vaticano II 37
3 El concepto de liturgia del Vaticano II 39
III «Litúrgico» y «no litúrgico» 40
1 Acciones litúrgicas y ejercicios piadosos 40
2 Devoción y devociones 41
C a p it u l o IV La liturgia e n la historia 43
I Los orígenes (ss i iv) 44
1 Las primeras realizaciones 44
2 Espiritualización del culto 45
II El gran desarrollo local (ssiv-vi) 45
1 Crecimiento en libertad 45
2 La liturgia romana clasica 46
III El predominio franco-germ anico (ss v i - x i ) 47
1 Reformas y proceso de hibridación 47
2 Fisonomía definitiva de la liturgia romana 48
IV La decadencia bajomedieval (siglos xi-xiv) 49
1 La liturgia «según el uso de la C una romana» 49
2 La espiritualidad 50
V La uniformidad litúrgica (ss xv xix) 51
1 Universalización de la liturgia romana 51
2 Intentos de renovación 52
VI E l Movimiento litúrgico 53
VII E l Concilio Vaticano II y la reforma litúrgica postcon
ciliar 54

C a p it u l o V Ritos y familias litúrgicas 57


I Rito litúrgico particular e Iglesia local 57
II Las fam ilias litúrgicas orientales 58
1 Liturgia Sirio-Antioquena y Jacobita 59
2 Liturgia Maronita 60
3 Liturgia Asino-caldea o N estonana 61
4 Liturgia Sino-M alabar 61
5 Liturgia Bizantina 62
6 Liturgia Armenia 63
7 Liturgia Copta 63
8 Liturgia Etiope 64
Indice general XI

Pags

IV Las fam ilias litúrgicas occidentales 65


1 Liturgia Africana 65
2 Liturgia Romana clasica 66
3 Liturgia Ambrosiana 66
4 Liturgia Hispano-Mozarabe 67
5 Liturgia Galicana 69
6 Liturgia Celta 69

PARTE SEGUNDA

LA CELEBRACION DEL M ISTERIO

C a p it u l o VI La celebración 73
I La palabra «celebración» 73
1 Etimología y uso primitivo 74
2 En el latín cristiano 74
3 En los libros litúrgicos 76
II Aproximaciones al concepto de celebración 76
1 Desde la antropología 76
2 Desde la teología 77
III Definición y aspectos de la celebración 79
IV El misterio de Cristo en el centro de toda celebración 81
C a p it u l o VII La Palabra de Dios en la celebración 83
I La Sagrada Escritura en la liturgia 84
1 Fundamento 84
2 Significado 85
II La Palabra de Dios en la historia de la salvación 86
III La Iglesia bajo la Palabra de Dios 86
IV La liturgia de la Palabra 87
1 La liturgia, lugar de la Palabra 88
2 Estructura de la liturgia de la Palabra 88
3 Primacía del Evangelio 89
V El Leccionario de la Palabra de Dios 90
1 Signo de la Palabra 90
2 El Leccionano de la Misa en la historia 90
3 Organización del Leccionano de la Misa 92
C a p it u l o VIII La asamblea celebrante 95
I La Iglesia sujeto de la acción litúrgica 95
1 La Iglesia, «cuerpo sacerdotal» de Cristo 96
2 La liturgia, «de la Iglesia» y «para la Iglesia» 97
II La asamblea celebrante 98
1 La asamblea, signo sagrado 98
2 Dimensiones de la asamblea como signo 99
3 Asamblea litúrgica e Iglesia local 100
XII Indice general

Págs.

III. Antinomias de la asamblea litúrgica .............................. 100


IV. La participación litú r g ic a .................................................. 101
1 . La p a la b r a ........................................................................ 101
2. El c o n c e p to ...................................................................... 102
3. E x ig e n cia s........................................................................ 103
4. Ministerios litúrgicos y participación . : .................. 104

C apítulo IX. El canto y la música en la c e le b r a c ió n 107


I. El canto en la Biblia y en la litu r g ia .............................. 107
1 . Espiritualidad bíblica .................................................... 108
2. Testimonios de la historia ........................................... 108
II. La música litú r g ic a .............................................................. 110
III. Funciones del canto y de la música en la litu rg ia 111
1. C aracterísticas.................................................................. 111
2. Papel en la celeb ració n .................................................. 113
IV. Situaciones rituales y funcionalidad litú r g ic a ............... 114
1 . El h i m n o .......................................................................... 114
2. La ac lam ació n.................................................................. 114
3. Meditación ...................................................................... 115
4. Proclamación lír ic a ......................................................... 115
V. Pastoral del canto y de la música en la litu r g ia 115

C apítulo X. La plegaria litú r g ic a ................................................. 119


I. La plegaria litú r g ic a ........................................................... 119
1. Fundamento bíblico ....................................................... 120
2. Primeros testimonios .................................................... 120
II. Notas de la plegaria litú rg ic a ............................................ 121
1. Dimensión trinitaria ....................................................... 121
2. Dimensión cristo ló g ic a .................................................. 121
3. Dimensión eclesial ......................................................... 122
4. Dimensión a n tro p o ló g ic a .............................................. 123
III. Sacramentalidad de la plegaria litúrgica ........................ 123
1. Actitudes in te rn a s ........................................................... 123
2. Dimensión corporal ....................................................... 124
3. E fic a c ia ............................................................................. 125
IV. La eucología y los grandes géneros de la plegaria litúr­
gica ........................................................................................... 125
1. Eucología m a y o r............................................................. 126
2. Eucología m e n o r............................................................. 127

C apítulo XI. La comunicación y el lenguaje litú rg ico 129


I. La comunicación como hecho s o c i a l ............................... 129
1. Nociones ......................................................................... 130
2. Clases de co m u n ica ció n ................................................ 131
3. Proceso de la co m unicación.......................................... 132
II. Funciones de la comunicación en la litu rg ia ................. 133
Indice general XIII

Págs.

III. Códigos de comunicación usados en la celebración li­


túrgica ..................................................................................... 134
1. Comunicación s o n o r a .................................................... 134
2. Comunicación visual .................................................... 135
3. Comunicación mediante otros s e n tid o s ..................... 136
IV. E l lenguaje litú r g ic o ........................................................... 137
1. Distinción entre lenguaje y le n g u a .............................. 137
2. Claves y características del lenguaje litú rg ico 138

C a p ít u l o XII. El sim bolism o litúrgico ........................................ 141


I. N o cio n es.................................................................................. 142
1. El s i g n o ............................................................................. 142
2. El sím b o lo ........................................................................ 142
II. Origen del símbolo .............................................................. 143
1. Desde el punto de vista psicológico ......................... 143
2. Desde el punto de vista re lig io so ................................ 144
III. El simbolismo, de la Biblia a la liturgia ........................ 144
1. El simbolismo b íb lic o .................................................... 144
2. El simbolismo en la litu rg ia ......................................... 146
3. Dimensiones del signo litú rg ico.................................. 147
IV. Signos y símbolos en la litu r g ia ....................................... 147
V. El r i t o ...................................................................................... 148
VI. Características de los ritos cristianos ............................. 149
VII. E l gesto y la expresión c o rp o ra l....................................... 150

C XIII. El tiem po de la c e le b ra c ió n ...............................


a p ít u l o 153
I. El tiempo ................................................................................ 153
1. El tiempo cósmico ....................................................... 154
2. El tiempo s a g ra d o ......................................................... 154
3. El tiempo histórico-salvifico ..................................... 155
4. El tiempo litúrgico ....................................................... 156
II. La f i e s t a .................................................................................. 156
1. N o c ió n ............................................................................... 157
2. Estructura hum ano-religiosa......................................... 157
3. Notas específicas de la fiesta cristian a....................... 158
III. Los ritmos de la celebración ............................................... 158
1. El ritmo a n u a l ................................................................ 159
2. El ritmo d ia rio ................................................................ 159
3. El ritmo se m a n a l............................................................ 160
IV. El calendario litúrgico ........................................................ 160

C a p ít u l o XIV. El lugar de la celebración .................................. 163


I. El espacio c e le b ra tiv o .......................................................... 163
1. El espacio relig io so ....................................................... 164
2. El templo en la B ib lia ................................................... 164
3. El espacio litú rg ic o ....................................................... 165
II. E l lugar de la celebración en la h is to r ia ........................ 165
XIV Indice general

Pags

1 Configuración general 166


2 Aportaciones posteriores 1 66
III El arte al servicio de la liturgia 167
1 Estética 1 68
2 Idoneidad 168
IV Los lugares de la celebración ' j 69
V Insignias vestidos y objetos litúrgicos 170
VI Las imágenes 17 j

PA R TE T E R C ER A

LO S SIGNO S DEL M ISTERIO


C a p ítu lo X V La Eucaristía 175
I De la «Cena del Señor» a la «Eucaristía» (ss I-Hl) 175
1 Testimonios del Nuevo Testamento 176
2 Testimonios de los siglos ii-m 177
II La M isa de la basílica (ss iv-vii) 177
1 La liturgia divina en Oriente 173
2 La Misa en las liturgias occidentales 17 8
III Evolución posterior (ss vm-xx) I79
1 La Misa «dramática» y devocional 1 80
2 La Misa «de las rubricas» 180
3 La reforma del Ordo M issae 18 1
IV El actual «Ordo Missae» 181
1 Los ntos iniciales 182
2 La liturgia de la Palabra 182
3 La liturgia del Sacnficio 183
4 Los ritos de conclusión 184
V La concelebracion \ 84
VI El culto eucanstico 184
VII La pastoral de la Eucaristía 185
C a p it u l o XVI Los Sacramentos 187
I Los sacramentos en cuanto celebraciones 188
1 Celebraciones de la Iglesia 188
2 Elementos dinámicos 189
II El Ritual de sacramentos 190
III Los Rituales de la Iniciación cristiana 192
IV El Ritual de la Penitencia 193
V E l Ritual de la Unción y de la Pastoral de los Enfermos 194
VI El Ritual de las Ordenaciones 195
VII El Ritual del Matrimonio 195
C a p it u l oXVII Los sacramentales 197
I Sacramentales constitutivos en relación con lasperso­
nas 197
Indice general XV

Pags

1 La institución de ministerios 197


2 La consagración de vírgenes 199
3 La bendición del abad y de la abadesa 199
4 La profesión religiosa 200
II Sacramentales constitutivos en relación con las cosas 201
1 La dedicación de la iglesia y del altar 201
2 La bendición del agua bautismal 202
3 La bendición de los oleos y la confección del cris­
ma 202
III Bendiciones invocativas 203
IV Los exorcismos 204
V Las exequias 205
1 Significado 205
2 Contenido del Ritual de Exequias 206

parte cu arta

LA SANTIFICACION DEL TIEMPO

1 a S e c c ió n E l a n o l it ú r g ic o 209

C a p it u l o XVIII El año litúrgico 209


I Naturaleza del año litúrgico 210
1 El nombre 210
2 El concepto 21 1
II Formación del año litúrgico 211
1 De la antigua a la nueva Pascua 212
2 Desarrollo posterior 213
III Teología del año litúrgico 214
1 Presencia del Señor en sus misterios 214
2 Imitación sacramental de Cristo 216
IV La Palabra de Dios y el año litúrgico 216
V La Eucaristía y el año litúrgico 217
VI Valor pastoral del año litúrgico 218

C a p it u l o XIX El dom ingo 219


I Origen apostólico del domingo 219
1 Testimonios bíblicos 220
2 Pnmeros testimonios no bíblicos 220
II Originalidad cristiana del domingo 222
III Los nombres del domingo 223
1 En relación con Cristo 223
2 En relación con la Iglesia 225
3 En relación con el hombre 226
IV La celebración del domingo 227
XVI Indice general

Pags

C apitu lo XX El Triduo pascual y la Cincuentena 229


I Estructura del Triduo y de la Cincuentena pascual 230
1 El Tnduo 230
2 La Cincuentena 230
II Los datos de la historia 231
1 Vicisititudes del Triduo pascual 231
2 Evolución de la Cincuentena 232
III Teología y espiritualidad 233
1 El «santo Tnduo pascual» 233
2 La Octava pascual 237
3 Los domingos de Pascua 237
4 La «Ascensión del Señor» y el «Domingo de Pen­
tecostés» 238
5 Las ferias del tiempo pascual 239

C a p it u l o XXI La Cuaresma 241


I Estructura de la Cuaresma 241
II Los datos de la historia 242
III Teología y espiritualidad 243
1 El «miércoles del comienzo de la Cuaresma» 244
2 Los domingos de Cuaresma 244
3 Las fenas de Cuaresma 246
4 Las fenas de la Semana Santa 247

C a p it u l o XXII Adviento, Navidad y Epifanía 249


I Estructura del ciclo natalicio 249
II Los datos de la historia 250
1 Navidad y Epifanía 250
2 El Adviento 253
III Teología y espiritualidad 253
1 La «Navidad del Señor» y su Octava 254
2 La «Epifanía del Señor» 255
3 Los domingos y la fiesta del Bautismo delSeñor 256
4 Los días de la octava y las ferias de Navidad-Epi-
fama 257
5 Los domingos de Adviento 257
6 Las ferias de Adviento 259

C XXIII Tiem po durante el año. Solem nidades y


a p it u l o
fiestas del Señor 261
I Estructura del tiempo «durante el año» 261
II Los datos de la historia 262
III Teología y espiritualidad del tiempo «durante el año» 263
1 Paradigma del año litúrgico 264
2 Importancia del Leccionano de la Misa 265
3 El valor de lo «cotidiano» 266
IV Celebraciones del Señor móviles 267
Indice general XVII

Pags

1 Solemnidad de la Santísima Trinidad 267


2 Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de C nsto 268
3 Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús 269
4 Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo 270
5 Fiesta de Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote 270
V Celebraciones del Señor en días fijo s 271
1 Fiesta de la Presentación del Señor 271
2 Solemnidad de la Anunciación del Señor 271
3 Fiesta de la Transfiguración del Señor 272
4 Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz 272
5 Aniversario de la Dedicación de la Basílica de Le-
tran 273
6 F ena mayor de petición y de acción de gracias 273

C XXIV La memoria de la Santísima Virgen y de los


a p it u l o

Santos 2J 5
I Los datos de la historia 276
1 El culto a la Santísima Virgen M ana 276
2 La veneración de los santos 279
II Celebraciones de la Santísima Virgen 281
1 Solemnidad de la Inmaculada Concepción de Ma­
na 281
2 Solemnidad de la Asunción de la Virgen M ana 281
3 Fiesta de la Visitación de la Virgen M ana 282
4 Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen M a­
na 282
5 Fiesta de Nuestra Señora del Pilar 282
III Celebraciones de los santos de los angeles v de los di­
funtos 283
1 Solemnidad de San José 283
2 Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista 283
3 Solemnidad de los Santos Apostóles Pedro y Pablo 284
4 Solemnidad de Santiago Aposto!, Patrono de Espa­
ña 285
5 Solemnidad de Todos los Santos 285
6 Fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, G abnel y
Rafael 286
7 Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos 287

2 a S e c c ió n La l it u r g ia d e l a s H oras 289

C XXV Historia y Teología del Oficio divino


a p it u l o 289
I D el «Breviario» a la «Liturgia de las Horas» 289
II Antecedentes de la oración de las horas 290
1 La p leg aria ju d ia en la época del N uevo T esta­
mento 290
2 La oración de Jesús 291
XVIII Indice general

Págs.

3. La plegaria en la Iglesia p rim itiv a ............................. 292


III. Laliturgia de las horas en la h is to r ia ..................... 293
1. Los primeros intentos de organización (ss. i-v) . . . 293
2. Del Oficio completo y solemne al Oficio privado
(ss. vi-xv) ....................................................................... 294
3. Intentos de reforma (ss. x v i-x x )................................. 295
IV. Teología y espiritualidad de la liturgia de las horas . . 295
1. Oración al Padre, por Jesucristo, en el Espíritu Santo. 296
2. Oración en nombre de la Iglesia ............................... 296
3. Santificación del tiempo y de la e x iste n c ia 297
4. Valor pastoral ................................................................. 298
5. Dimensión escatológica ............................................... 299
C a p ít u l oXXVI. Las H oras del Oficio d i v i n o ................... 301
I. El Oficio divino como c e le b ra ció n .......................... 301
1. C om ponentes................................................................... 301
2. Superación de algunas an tin o m ia s............................. 303
II. Los Laudes y las V ísperas.................................................. 304
1. S im b o lism o ..................................................................... 304
2. Los Laudes como oración de la m a ñ a n a .................. 304
3. Las Vísperas como oración del final del d í a 306
4. Estructura de la c e le b ra c ió n ........................................ 307
III. El Oficio de lectura y la V ig ilia ............................... 308
1. Significado ..................................................................... 308
2. Estructura de la c e le b ra c ió n ........................................ 310
3. Las vigilias ..................................................................... 310
IV. La Hora intermedia y las C o m p le ta s....................... 311
C a p ít u l o XXVII. E lem entos de la L iturgia de las H oras . . . 313
I. Los salmos y los c á n tic o s .................................................. 313
1. Oración de Cristo y de la I g le s ia ............................... 313
2. Sentido cristológico ..................................................... 314
3. Orar con los salmos ..................................................... 315
4. Ordenación actual de la salmodia ............................. 315
II. Las lecturas bíblicas y sus responsorios ........................ 319
1. Leccionario bíblico del oficio de le c tu r a .................. 319
2. Las lecturas b r e v e s ........................................................ 320
3. Los resp o n so rio s............................................................ 320
III. Las lecturas patrísticas y hagiográficas.......................... 320
1. Leccionario p a trístic o ................................................... 321
2. Leccionario hagiográfico ............................................. 321
IV. Los h im n o s ............................................................................. 322
V. Las preces y las oraciones ................................................. 323
Indice general XIX

Págs.

PA R TE Q U IN T A

LA VIVENCIA DEL M ISTERIO

C apítulo XXVIII. Evangelización, catequesis y expresión li­


túrgica de la f e ................................................................................. 327
I. Evangelización y liturgia ................................................... 327
1. Perfiles de una problemática ..................................... 328
2. Unidad entre evangelización y liturgia ................... 328
II. Catequesis y litu r g ia ............................................................ 329
1. Relaciones entre catequesis y liturgia ..................... 329
2. Leyes de la catequesis litú rg ic a ................................ 331
III. La liturgia, expresión de la f e ............................................ 332
1. La liturgia y la confesión de la fe ............................ 332
2. La liturgia expresa la fe .............................................. 332
3. La liturgia locus theologicus y la teología litúrgica.
IV. La liturgia, mistagogia de la f e ........................................ 333
1. La mistagogia no es una « p edagogía» ..................... 335
2. Dimensión mistagógica de la c e le b ra c ió n ............... 335
C apítulo XXIX. Espiritualidad litúrgica, oración y ejerci­
cios p ia d o s o s..................................................................................... 337
I. La espiritualidad litúrgica ................................................. 338
1. Espiritualidad de la Ig le s ia .......................................... 338
2. C aracterísticas................................................................ 339
II. Espiritualidad litúrgica y oración p e r s o n a l.................... 339
1. Piedad litúrgica y piedad p riv a d a ............................... 340
2. Necesidad de la oración p e rso n a l.............................. 340
III. La liturgia, escuela de o r a c ió n .......................................... 341
1. Función mistagógica y oración ................................. 342
2. Medios para introducir en la o ra c ió n ........................ 342
IV. Los ejercicios p ia d o s o s ........................................................ 343
1. L eg itim id ad .................................................................... 344
2. C onveniencia.................................................................. 345
3. R e n o v a c ió n .................................................................... 345
C apítulo XXX. La Pastoral litú rg ic a .......................................... 347
I. La pastoral litúrgica en el conjunto de la pastoral de la
Ig le sia ....................................................................................... 347
1. Triple « fu n c ió n » ........................................................... 348
2. Unidad y relaciones m u tu a s ....................................... 348
II. Naturaleza y características de la pastoral litúrgica . . 349
1. El c o n c e p to .................................................................... 349
2. Las n o t a s ......................................................................... 350
III. Los agentes y los organismos de la pastoral litúrgica . 351
1. Las personas .................................................................. 351
2. Las instituciones y los organismos .......................... 352
XX Indice general

Pags

3 El equipo de animación litúrgica . 353


IV. El ámbito especifico de la pastoral litúrgica 354
1 La pastoral de los sacramentos y sacramentales 354
2 La pastoral de los tiempos litúrgicos 355
3 La pastoral de los ejercicios piadosos del pueblo cris­
tiano 356
V El derecho litúrgico, al servicio de la pastoral litúrgica 356
1 Nocion 356
2 Autoridad litúrgica 357
3 El espíritu del actual derecho litúrgico 358

Apéndice V o c a b u l a r i o l it ú r g ic o 359
INTRODUCCION

D esd e el m o m e n to en que acep té el h o n ro so en carg o de los re s­


p o n sa b les de la s e n e de m a n u ales de te o lo g ía S a p ie n tia F id e i, de
esc rib ir el v o lu m en d ed icad o a la L itu rg ia d e la Iglesia, m i p rin cip al
p re o c u p ació n ha sido o fre ce r u n a sín tesis co m p leta, clara y p rec isa
del sa b er litú rg ico actual, en lo que es co m ú n y b ásico en las cele­
b rac io n es de la Iglesia L os lecto res p o d rán ap re cia r si se h a lo g rad o
el p ro p ó sito P ero, en to d o caso, este v o lu m en se h a escrito con el
deseo de no d esm erec er del co n ju n to de un p ro y ec to ed ito rial del
q u e se ha h ech o carg o la p restig io sa B ib lio tec a d e A u to re s C ristia ­
nos, q ue rea n u d a su rec o n o cid a trad ició n de m a n u ale s te o ló g ico s p a ­
ra E sp añ a e H isp a n o am é rica
El estu d io de la litu rg ia in teresa hoy, afo rtu n ad a m e n te, a to d o s
los m ie m b ro s del p u eb lo de D ios, co n scie n tes de la n ecesid ad de
p o se e r u na fo rm a ció n am p lia y ac tu a liz ad a en to d o s los tem as que
afe cta n a la fe y a la vid a y m isió n de la Ig lesia C o n c lu id a h ac e
m u c h o tie m p o la etap a de la refo rm a litúrgica, q u erid a y d ise ñ ad a
p o r el C o n cilio V atican o II, y estan d o p en d ien te to d a v ía u n a tarea de
asim ilació n p ro fu n d a de los libros litú rg ico s p ro m u lg a d o s en las dos
ú ltim as d écad as, lo s p asto res, los relig io so s y los fieles laico s, m ás
se n sib les a lo que co n stitu y e la «fu en te p rim e ra e in d isp en sab le del
esp íritu cristian o » (SC 14), v ien en rec lam a n d o un as ce le b ra cio n e s
litú rg icas m ás estab les, m á s ac o rd es con el sen tid o del m isterio y
m á s d en sas esp iritu a líc e n te
La in tu ició n y, en m u ch o s casos, el interés ex p lícito de p asto re s
y fieles co in cid e con las o rien tacio n es que el M ag isterio p o n tific io y
ep isco p a l viene señ alan d o en o rden a u n a b u en a fo rm ació n b íb lica y
litú rg ica, com o m e d io p a ra p ro fu n d iz ar en el sentid o de los rito s y de
los te x to s litú rg ico s, p ara fo m en tar la d ig n id ad y la b ellez a de las
c e le b ra cio n e s y de los lugares de cu lto y, en defin itiv a, p ara lo g rar
u n a « p articip a ció n co n scien te, in te rn a y ex tern a, p len a y fru ctu o sa»
en la liturgia, a la que tiene derecho el pueblo cristiano (c f SC 14, 19,
etcétera)
B a sta ría citar, del S anto P adre Juan P ablo II, la C arta A p o stó lica
V icesim us q u in tu s a n n u s en el X X V an iv ersario de la C o n stitu c ió n
S a cro sa n ctu m C o n c ih u m so b re la sag rad a liturgia, de 4 -X II-1 9 8 8
y la E x h o rtació n A p o stó lica p o stsin o d al P a sto re s d a b o vo b is sobre

' En AAS 81 (1989), 897-918, trad españ Librería Ed Vaticana 1989 y E 48


(1989), 870-879, especialmente n 15
XXII Introducción

la fo rm a c ió n de los sa c e rd o te s en la situ a c ió n a c tu a l, d e 25-111-


1992 2. D e la C o n g reg a ció n p ara la E d u cació n C a tó lica, la In stru c­
ción D e in stitu tio n e litú rg ica in S e m in a riis, d e 3 -V I - 1979 3. D e la
C o n g reg a ció n p ara el C lero, el D ire cto rio p a r a e l m in isterio y la
vida d e los p re sb íte ro s, de 31-1-1994 4. Y de la C o n fere n cia E p isco ­
pal E sp añ o la, la E x h o rtac ió n c o le c tiv a La p a s to r a l litú rg ica en E s­
p a ñ a , a los ve in te a ñ o s d e la «SC », de 2 5 -X I-1 9 8 3 5, y las n u m e ro ­
sas cartas, n o tas, d irec to rio s y o tras ac cio n es re a liz a d a s o im p u lsad a s
p o r la C o m isió n E pisco pal d e L itu rg ia de E sp a ñ a d esd e h ac e v ario s
trien io s, en c am in ad a s a la fo rm a ció n de los re sp o n sa b le s de la v id a
litú rg ica de las p arro q u ias y de las co m u n id ad e s.
L a litu rg ia es u na d isc ip lin a te o ló g ic a que está p rese n te, co m o
asig n atu ra p rin cip al, en las F acu ltad e s te o ló g ic as, se m in a rio s, casas
de fo rm ació n de los relig io so s y ce n tro s de p re p a ra c ió n del laicado.
El n u m e ro so g ru p o de estu d io so s y p ro fe so re s de litu rg ia de E spaña,
fo rm ad o s en los Institutos S u p erio re s de L itu rg ia de R o m a, P arís,
T ré v eris y B a rc elo n a y ag ru p a d o s en p arte en la A so c ia c ió n E sp a ñ o ­
la de P ro fe so res d e L iturgia, fu n d a d a en 1977, h a g en e rad o u n a n o ­
tab le p ro d u cc ió n en lib ros, rev istas y otras p u b lic ac io n e s. E sta co n ­
trib u ció n , con p eso esp ec ífico p ro p io en el ca m p o d e la te o lo g ía, se
u ne a las m o n o g rafía s, estu d io s, c o lec cio n e s y o b ras co lec tiv a s de
te m a litú rg ico q u e se han m u ltip lic ad o en los ú ltim o s añ o s en E u ro p a
y en alg u n o s p aíses de A m érica.
El m o m e n to actu al del sa b er litú rg ico p erm ite fo rm a r u n a im ag en
global y arm ó n ica de la liturgia, aseq u ib le a to d o s, y ab o rd a r un a
ob ra sistem á tic a que ex p o n g a las p rin cip ale s cu e stio n es h istó ricas,
teo ló g icas, an tro p o ló g ica s y p asto ra le s de la ce le b ra ció n del m isterio
cristiano. E n este sentido, el p rese n te v o lu m e n p rete n d e reco g er, an ­
te todo, la ap o rta ció n d o ctrin al del C o n c ilio V atica n o II referen te a
la n atu ra lez a de la litu rg ia y a su im p o rta n cia en la v id a de la Iglesia,
y las g ran d e s líneas de la refo rm a litú rg ica p o stc o n ciliar. E sta ap o r­
tación se h a visto co n firm a d a y en riq u e cid a en no p o co s asp ec to s p o r
el C a tecism o de la Ig lesia C atólica, p ro m u lg a d o a fin ales de 1992,
que d ed ica la se g u n d a parte a la ex p o sició n de la d o ctrin a ca tó lica
sobre la litu rg ia y los sacram en to s 6.

2 En AAS 84 (1992), 657-804; trad españ Librería Ed Vaticana 1992, y en E 52


(1992), 624-675, especialmente n 48
3 En Typis Polyglottis Vaticanis 1979; trad española, en separata de Vocaciones
(Salamanca 1979).
4 Librería Ed Vaticana 1994
45 En PastL 133/134 (1983), 3-13, especialmente el n.8.
6 Véanse los estudios publicados en PastL 214 (1993), Ph 194 (1993), y los de
G e r v a i s , P , en NRT 115 (1993), 496-515; F a r n e s , P , en G o n z á l e z , O - M a r t í n e z , J.
A. (ed ), El Catecismo postconcihar Contexto y contenidos (Madrid 1993), 132-151;
L ó p e z G o n z á l e z , P., en Scripta Theologica 25 (1993), 627-662, L ó p e z M a r t i n , J., en
E n efecto, el C a tecism o ha v en id o a a c tu a liz ar y a o fre ce r una
n u ev a sín tesis o rg án ic a de los a ltio ra p rin c ip ia de la refo rm a litú rg i­
ca 7, cuyo co n o cim ien to es in d isp en sa b le p ara lo g rar u n a fo rm ació n
de la v id a esp iritu al b asad a en los sa cram e n to s y en la p le g aria de la
Iglesia, y p ara llev ar a cabo u n a ta re a e v a n g e liz a d o ra y de ed ifica­
ció n de la c o m u n id ad eclesial te n ien d o co m o fuen te y co m o cu m b re
la litu rg ia (cf. SC 1 0 , 42 y 105).
E n este sentido , la o rien tació n de to d a la o b ra es d ec id id a m e n te
te o ló g ic a, au n q u e sin o lv id a r los resta n te s asp ec to s d esd e los que se
h a de ab o rd a r el h ec h o litú rg ico cristiano: h istó rico , esp iritu al, p asto ­
ral y ju ríd ic o (cf. SC 16; O T 16). P or o tra parte, el estu d io de la
litu rg ia no so lam en te ha de ilu strar el c o n o c im ien to de la ce le b ra ció n
del m isterio en to d a s sus d im e n sio n e s, sino que h a de co n trib u ir ta m ­
b ié n al d esarro llo de la v id a in terio r y a la p rác tica p asto ral re la c io ­
n ad a con la sa n tifica ció n de los h o m b res y el cu lto a D io s (cf. SC 7).
El v o lu m e n está d iv id id o en cin co partes, a co n tin u ac ió n de un
ca p ítu lo p relim in ar, d ed icad o a la situ ac ió n de la c ien c ia litú rg ica y
a los o b je tiv o s de la fo rm ació n litúrgica. L a I parte, e l m isterio en la
h isto ria , trata de situ ar el estu d io de la litu rg ia en la p ersp e ctiv a de
la e c o n o m ía de la sa lv a c ió n , co m o p le n itu d del cu lto v e rd a d e ro
(cap. III), es decir, en el curso de la rev e lac ió n b íb lica (cap. II), y a
lo largo de las etap as de la h isto ria de la Ig lesia (cap. IV y V). El
p u n to de p artid a de la reflex ió n te o ló g ic a sobre el h ech o litú rg ico
c ristian o es la resu rre cc ió n de Je su cristo con la d o n ac ió n del E sp íritu
S anto, o rigen de la litu rg ia com o m isterio y m o tiv o cen tral y co n ti­
n uo de la litu rg ia co m o ac ció n y co m o vida.
L a II parte, la ce le b ra ció n d e l m iste rio , an a liz a la acció n ex p re ­
siva, rep rese n tativ a y actual izad o ra del m isterio sa lv ífico en sí m is­
m a (cap. V I) y en ca d a un o de los c o m p o n en te s esen ciales de la
celeb ració n : la P ala b ra d iv in a (cap. V II), la asam b lea o su jeto ce le­
b ran te (cap. V III), la resp u e sta del ca n to y de la p le g a ria litú rg ica
(cap. IX y X ), la c o m u n ica ció n y el le n g u aje en el in terio r de la
ce le b ra ció n (cap. X I), los signos, los sím b o lo s y el rito (cap. X II), el
tie m p o de c e le b ra r (cap. X III), y el esp acio cele b ra tiv o con los o b je­
to s q ue lo llenan (cap. X IV ). Q u izás el ca p ítu lo m ás n o v ed o so sea el
d ed ica d o a la co m u n ica ció n y el len g u aje litúrg ico , un v erd ad ero
reto p ara la litu rg ia actual.

TCat43/44 (1992), 391-413, L l a b r e s , P., en Communicació 75 (1993), 27-48; M a r l e ,


R., en Etudes 6 (1992), 689-695; P i a z z i , D , en RivPL 32/2 (1994), 51-57 y T r i a c c a ,
A. M , en Not 318/319(1993), 34-47.
7 Fueron definidos así por Juan XXIII en 1960, en AAS 52 (1960), 954, y consisten
en los «principios fundamentales» expuestos en la Constitución conciliar sobre la
sagrada liturgia y que, en palabras de Juan Pablo II, «es necesario mantener constante­
mente presentes y profundizarlos», en Carta Vicesimus quintus annus, op c it , n.5.
XXIV Introducción

La p rim e ra y la seg u n d a parte, ju n to con la q u in ta, co n stitu y e n lo


que algunos au to re s d en o m in an litu rg ia fu n d a m e n ta l, o ley es g e n e ­
rales de toda acció n litúrgica. En este sentido, las p arte s q u e sig u en
v ienen a ser la litu rgia e sp e c ia l o la e x p o sició n de las ce le b ra cio n e s
litúrgicas en concreto.
En efecto, la III parte, los sig n o s d e l m iste rio , trata de m a n era
m uy breve del asp ecto cele b ra tiv o de la E u ca ristía (cap. X V ) y de
los sacram en to s (cap. X V I) y sacram e n ta les (cap. X V II), p ara no
invadir el ca m p o de otro s m a n u ale s de esta m ism a co lecció n . E n un
estudio sistem ático de la litu rg ia no p u ed e n faltar la E u c a ristía y los
sacram entos, en to m o a los cu ales g ira to d a la v id a litú rg ica (cf.
SC 6 ).
La IV parte, la sa n tific a ció n d e l tiem p o o el m isterio en el tie m ­
po, trata de la p rese n cia y de la c e le b ra ció n del m isterio sa lv ífico en
la ex istencia de los h o m b res, ta n to en los tiem p o s d eterm in a d o s que
form an el año litú rg ico com o en la cele b ra ció n de las h o ra s del O fi­
cio divino. P o r este m otivo, esta parte co m p re n d e d o s seccio n es. L a
prim era, d ed icad a al año d e l S e ñ o r (cap. X V III), al d o m in g o (cap.
X IX ), a los tiem p o s litú rg ico s (cap. X X -X X III) y a la c e le b ra ció n de
la m em o ria de la S an tísim a V irg en y de los S an to s (cap. X X IV ). L a
segunda secció n ex p o n e la te o lo g ía y la h isto ria del O ficio d iv in o
(cap. X X V ), el sen tid o y la e stru c tu ra de cada h o ra (cap. X X V I) y
los elem entos que las integ ran (cap. X X V II).
La V y ú ltim a parte, la viven cia d e l m iste rio , fo rm a p arte de la
litu rg ia fu n d am e n tal, co m o se h a indicad o , y a q u e to c a asp ec to s
co m p lem en tario s de la situ ació n de la litu rg ia en la v id a de la Ig le­
sia, com o las rela cio n e s con la ev a n g eliza ció n y la fe (cap. X X V III),
la esp iritu alid ad litú rg ica y los actos de p ie d ad p erso n a l o c o m u n ita ­
ria (cap. X X IX ), y la ac ció n p asto ra l litú rg ica (cap. X X X ).
La ex p o sició n se c o m p leta co n un ap é n d ice, q u e o frece un vo c a ­
bulario litú rg ico de ca rácter básico, con los té rm in o s p ro p io s de la
liturgia en g en eral y del R ito R om an o en concreto. E n él se ex p lican
m uchas p alab ras té cn ic as que ap a rece n en el v o lu m e n y se rec u p eran
otras casi olvidadas. E ste v o ca b u la rio co n stitu y e ta m b ié n u n a co n tri­
bución a la cu ltu ra relig io sa y litú rg ica, que ac tu a liz a in clu so el sig ­
nificado de n u m ero sas p alab ras que se sig u en u san d o to d av ía, p ero
con m atices n u ev o s in c o rp o rad o s p o r la refo rm a litú rg ica p ro m o v id a
por el C oncilio V aticano II.
La lim itació n de espacio, in ev itab le en u n a o b ra de ca rácter m a ­
nual, h a o b lig a d o ta m b ié n a tratar tod o s los te m as co n la m a y o r c o n ­
cisión y b rev e d ad p osible, aun con el riesg o de d ejar m u ch o s p u n to s
reducidos a enu n ciad o s. N o o b stan te he p ro cu rad o to c ar to d o s los
contenidos de fo rm a esen cial, cu id an d o ta m b ié n de qu e la d iv isió n
de artículos, d en tro de ca d a ca p ítu lo , y la d istrib u c ió n de asp ecto s
Introducción XXV

p erm itan al le cto r y al estu d ia n te h ac erse u n a idea b ien e stru c tu rad a


y co h e ren te de to d a la m ateria.
P ara c o m p le ta r el estu d io se d isp o n e de u n a b ib lio g ra fía b ásica al
co m ien z o de c a d a ca p ítu lo , y de u n a b ib lio g ra fía m ás p a rticu la rizad a
en las n o ta s a p ie de p ág in a. T an to en u n a co m o en o tra b ib lio g ra fía
se h an p referid o los títu lo s al a lca n ce del le c to r es p añ o l, in c lu y én d o ­
se los de o tras len g u as cu a n d o faltan los p rim e ro s o se trata de estu ­
d io s m u y im p o rtan tes. A l co m ien z o del v o lu m e n se en c u en tra u n a
b ib lio g ra fía de ca rá c te r g en eral, con las p rin cip ale s fu en tes y o b ras
au x ilia re s de la c ie n c ia litú rg ica, y co n u n a rela ció n de o b ras siste­
m á tic as, m a n u ale s, d ic c io n a rio s de te m a litú rg ico e in tro d u c cio n e s
m ás o m en o s am p lia s a la liturgia, de a y e r y de hoy. C o n fío en q u e
las referen c ias b ib lio g rá fica s, m u y re d u c id a s si se tie n e en cu e n ta la
p ro d u cc ió n ex iste n te en los ú ltim o s d ec en io s en el ca m p o litú rg ico ,
p ero su fien tes p a ra los fin es se ñ ala d o s, sean ú tiles p ara los que q u ie ­
ran am p lia r sus c o n o c im ien to s en te m as d e term in a d o s de su interés.
A l re d a c ta r este v o lu m e n he te n id o en cu e n ta p u b lic ac io n e s m ías
an terio res, p ero m e he aso m ad o ta m b ié n a las d iv e rsa s o b ras siste­
m á tic as d ed ica d as a la litu rg ia p o r co leg a s y auto res co n sag rad o s, de
lo s q u e m e co n sid e ro d eu d o r. T am b ién lo soy de lo s alu m n o s d e los
d istin to s ce n tro s te o ló g ic o s en los q u e he en señ ad o , esp ec ialm en te
de la F acu ltad de T e o lo g ía de la U n iv ersid a d P o n tificia de S ala m an ­
ca. T an to p ara u nos — los p ro fe so re s y los cu ltiv a d o re s del sa b er
litú rg ico — co m o p a ra los o tro s — los alu m n o s y los resp o n sa b le s
ac tu a le s y fu tu ro s d e la litu rg ia de la Ig lesia— d eseo q u e el co n o c i­
m ie n to y la v iv e n cia de las c e le b ra cio n e s litú rg icas les sea altam en te
p ro v ec h o so en to d o s los sentidos.
Z am o ra, 21 de m a y o de 1994, v ísp e ra de P en teco stés.
El autor

PRESENTACION DE LA SEGUNDA EDICION


L a ac ep tac ió n q u e h a te n id o el v o lu m e n L a litu rg ia d e la Ig lesia ,
p ublicado por la B A C dentro de la colección Sapientia F idei-Serie d e
M a n u a les d e T eo lo g ía , p o r p arte de los p ro fe so re s y estu d ia n tes de
litu rg ia h a o b lig a d o a p re p a ra r u na se g u n d a edició n . P ara b en e ficio
de los lecto res he p ro cu rad o , sobre todo, ac tu a liz a r la B ib lio g rafía
g en eral, la de v ario s c a p ítu lo s y la de alg u n as n o tas, resp e tan d o el
d eseo del ed ito r de no alte ra r d em asiad o la m a q u eta ció n de la obra.
D eseo ag ra d e c e r ta m b ié n , m uy co rd ia lm e n te, la ac o g id a d isp e n ­
sada a esta obra.
C iu d ad R o d rig o , 25 de sep tie m b re de 1996
t Ju l iá n , O b isp o de C iu d ad R o drigo
BIBLIOGRAFIA GENERAL 8

1 DOCUMENTACION LITURGICA POSTCONCILIAR

R , E nchindion docum entorum instauratiom s hturgicae, 1


K a c z in s k i,
(1963-1973) (Casale M 1976), 2 (1973-1983) (Roma 1988), 3 (1984-
1993) (en p re p a r)
P a r d o , A , Enchiridion Documentación litúrgica posconcihar (Barcelona
1992)

2 FUENTES LITURGICAS, COLECCIONES DE TEXTOS

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A n d r ie u M , Le Pontifical Romain au M oyen-Age, 1-4 (Citta del Vaticano
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D e s h u s s f s , J (ed ), Le sacramentaire Gregorien Ses principales form es
d'apres les plus anciennes manuscrits Edition comparativ, 1-3 («Spici-
legium Fnburgense» 16, 24, 28, Fnbourg 1 9 7 1 -1 9 8 2 )
H a n g g i A - P a h l , I , Prex euchanstica Textus e varus liturgus antiquiori
bus selecti («Spicilegium Fnburgense» 12, Fnbourg 1968)
— Officium Divinum Liturgia Horarum n a ta Ritum Romanum, 1-4 (Ed
typica,Typis Polyglottis Vaticams 1 9 7 1 -1 9 7 2 , Ed typica altera 1986-
8 8 ), ed oficial española Oficio Divino Liturgia de las Horas según el
Rito Romano, 1-4 (Coeditores litúrgicos 1 9 7 9 -1 9 8 1 )
L o d i , E , Enchiridion euchologicum fontium hturgicorum (BELS 15, Roma
1979)
M artene, E , D e antiquis Ecclesiae rüibus, 1-4 (Lugdum-Rouen 1690-
1706, reimpr Hildesheim 1 9 6 7 -1 9 6 9 )

8 Son numerosas las publicaciones que incluyen boletines bibliográficos de


liturgia, mas o menos periódicos Entre otras veanse ALW, EL, ETL, Ph QL, RScPhTh
y RL Ademas pueden consultarse la Bibhographia Internationahs Spirituahtalis
(Roma 1966ss), el Catalogus (1964-1987) del Instituí Bibliographique de Liturgie de
la Abadía de Mont-Cesar (Bélgica), y J o h n s o n , M , Bibhographia litúrgica (BELS 63,
Roma 1992), T h o m p s o n , B , A Bibhgraphy o f Christian Worship (Metuchen N J
London 1982), Z i t n i k , M , Sacramenta Bibhographia Internationalis, 1-4 (Roma
1992)
Bibliografía general XXVII

M a r t in P i n d a d o , V - S á n c h e z C a r o , J M , La gran oración eucaristica


Textos de ayer y de hoy (Madrid 1969)
M issale Hispano-Mozarabicum (Conferencia Episcopal Española-Arzobis­
pado de Toledo 1991)
Missale Romanum (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1970, Ed
typica altera 1975) ed oficial española M isal Romano (Coeditores
Litúrgicos 1988)
M o h l b e r g , L C (ed ), Sacramentarium Veronense (Cod Bibl Cap Veron
LXXXV[80] (REDFM 1, Roma 1956, reimp 1978)
— Líber sacram entorum Rom anae Aeclesiae ordim s anm circuh (Cod
V atR eg lat 316/Paris, Bibl N at 7193) Sacramentarium Gelasianum
(REDFM 4, Roma 1960, reimp 1968)
V o g e l , C - E l z e , R , Le Pontifical romano-germanique du Xém e siecle, 1-2
(Citta del Vaticano 1963-1972)

3 AUXILIARES

B l a is e ,A , Vocabulaire latín des principaux themes hturgiques (Tumhout


1966)
— Lexicón latimtatis M edn Aevi, praesertirm ad res ecclesiasticas investí-
gandas pertinens (Tum hout 1975)
B o u r q u e , E , Etude sur les sacramentaires romains, 1-3 (Cittá del Vaticano
1949-1960)
C h a v a s s e , A , Le sacramentaire gélasien (París 1957)
— «Le sacramentaire gélasien du vme s Ses deux principales formes», en
EL 73 (1959), 249-298
C u v a , A , «I nuovi libn liturgia Rassegna documentaría», en Not 228/229
(1985), 394-408
D e l l ’ O r o , F , «Recenti edizioni cntiche di fonti liturgiche», en B r o v e l l i ,
F ( d ir ), Liturgia delle ore Tempo e rito (BELS 75, Roma 1994), 196-
303
D e s h u s s e s , J , «Les sacram entales, etat actuel de la recherche», en ALW
24(1982), 19-46
D i a m o n d , W (ed ), Dictionary o f Liturgical Latín (M ilwaukee 1961)
J o h n s o n , M , Bibhographia litúrgica (BELS 63, Roma 1992)
L o d i , E , Liturgia della Chiesa Guida alio studio della liturgia nelle sue
fo n ti antiche e recenti (Bologna 1981)
M a r t i m o r t , A G , Les ordiñes, les ordinaires et les ceremomaux Typolo-
gie des sources du M oyen Age occidentale (Tumhout 1991)
S c n i t k e r , T A - S l a b y , W A , Concordantia verbalia M issahs Romani
Partes euchologicae (Munster i W 1983)
P a l a z z o , E , Histoire des hvres hturgiques Le M oyen Age des origines au
X l l l e siécle (París 1993)
V o g e l , C , Introduction aux sources de l ’histoire du cuite chretien au M o­
yen Age (Spoleto 1966)
XXVIII Bibliografía general

4 OBRAS GENERALES, MANUALES, TRATADOS,


DICCIONARIOS Y ENCICLOPEDIAS

A bad, J A - G a r r i d o B o n a n o , Introducción a la liturgia de la Iglesia (M a­


drid 1988)
— La celebración del misterio cristiano (Parhplona 1996)
A l d a z a b a l , J , Vocabulario básico de liturgia (Barcelona 1994)
A l l m e n , J J v o n , E l culto cristiano Su esencia y su celebración (Sala­
manca 1968)
— Celebrer la salut Doctrine et pratique du cuite chretien (Geneve-Pans
1984)
Associazione Professon de Liturgia ( d ir ), Celebrare i mistero di Cristo
Manuale di liturgia 1 (BELS 73, Roma 1993)
A u g e , M , Liturgia Historia celebración teología espiritualidad (Barce­
lona 1995)
A z c a r a t e , A , La flo r de la liturgia renovada M anual de cultura v esptri
tuahdad litúrgica (Buenos Aires 1976)
B e r g e r , R , Piccolo dizionario di liturgia (Casale M 1990)
B o r o b i o , D (d ir), La celebración en la Iglesia 1-3 (Salamanca 1985-
1990)
B r a u n , J , Diccionario manual de liturgia (M adnd 1927)
C a s t e l l a n o , J et AA A A , Liturgia (Etica della rehgiosita) («Corso di
Morale» 5, Brescia 1986)
C a t t a n e o , E , II culto cristiano in Occidente Note storiche (BELS 13, Ro­
ma 1978, 2 d ed 1984)
C onté, N , Benedetto Dio che ci ha benedetti in Cristo Introduzione alia
liturgia (Palermo 1992)
C o s t a , E , Liturgia («Enciclopedia di Pastorale» 3, Casale M 1988)
C r i c h t o n , J D , Christian Celebration The Mass the Sacraments the Pra-
yer o f the Church (London 1988)
D a v i e s , J G ( d ir ), A New Dictionary o f Liturgy and Worship (London
1986)
D e l l a T o r r e , L , Celebrare il Signore Corso di liturgia (Roma 1989)
De P fdro, A , M isterio y fiesta Introducción general a la liturgia (Valen­
cia 1975)
E i s e n h o f e r , L , Compendio de liturgia católica (Barcelona 1940, reimpr
1963)
Fink, E , The New Dictionary o f Sacramental Worship (Collegeville 1990)
G a r r i d o B o n a n o , M , Curso de Liturgia Romana (BAC 202, M adrid
1961)
G e l i n e a u , J et AA AA , Nelle vostre assemblee Teología pastorale delle
celebrazioni hturgiche 1-2 (Brescia 1975-1976)
— Assemblea santa Manuale di liturgia pastorale (Bologna 1991)
G o m a y T o m a s , I El valor educativo de la liturgia católica 1 - 2 (Barcelo­
na 1945, 3 a ed )
J o n e s , Ch , W a i n w r i g h t , G y Y a r n o l d , E (d ir), The Study o f Liturgy
(London 1975, 2 a ed 1980)
K i l m a r t i n , E J , Christian Liturgy Theology and Practice 1 Systematic
Theology o f Liturgy (Kansas City 1988)
Bibliografía general XXIX

K lauser, Th , Breve historia de la liturgia occidental (Barcelona 1968)


L ang, J P , Dictionary o f the Liturgy (New York 1989)
L e b o n , J , Para vivir la liturgia (Estella 1987)
L e G a l l , R (d ir), La hturgie celebration de l Alhance 1-3 (Chambray-
les-Tours 1980-1982)
— Dictionnaire de Liturgie (París 1982)
— La hturgie de l Eghse M ystere signes et figures (Chambray-les-Tours
1990)
L ó p e z M a r t i n , J , Liturgia fundam ental 1-2 («Plan de Formación Litúrgi­
ca» del IITD, Madrid 1985, 2 a ed 1988)
— La santificación del tiempo 1-2 («Plan de Formación Litúrgica» del
IITD, Madrid 1984, 2 a ed 1990)
— La liturgia en la vida de la Iglesia (M adnd 1987)
— En el Espíritu y la verdad Introducción a la liturgia 1-2 (Salamanca
1993-1994)
M a r s i l i , S ( t ) - S c ic O L O N E I - C h u p u n g c o , A J (dir ), Anamnesis Introdu
zione storico teológica alia liturgia 1 7 (Casale M - Genova 1974-
1990)
— Los signos del misterio de Cristo Teología litúrgica de los sacramentos
(Bilbao 1993)
M a r t i m o r t , A G ( d ir ), La Iglesia en oración Introducción a la liturgia
(Barcelona 1987 nueva ed actualizada y aumentada)
M e y e r , H B ( d ir ), Gottesdienst der Kirche Handbuch der Liturgiewis-
senchafi 1-8 (Regensburg 1983ss)
M i s t r o r i g o , A , Dizionario litúrgico pastorale (Padova 1977)
N e u n h e u s e r , B , Storia della liturgia attraverso le epoche culturah (BELS
11, Roma 1983)
P r a d o , G , Curso fá c il de liturgia (Madrid 1941)
R i g h e t t i , M , La historia de la liturgia 1-2 (BAC 132 y 144, Madrid 1955-
1956)
S a l a v i l l e , S , Liturgies orientales (París 1 9 3 8 )
S a r t o r e , D - T r i a c c a , A M - C a n a l s , J M (d ir), Nuevo Diccionario de
Liturgia (Madrid 1987)
S c h m i d t , H A , Introductio in Liturgiam Occidentalem (Roma 1960)
V r i j l a n d t , M A , Liturgiek (Delst 1987)

5 INTRODUCCIONES A LA LITURGIA INICIACION LITURGICA

A l e s s i o , L , Una liturgia para vivir (Buenos Aires 1978)


— L uomo essere orante (Milano 1980)
A n d r o n i k o f , C , El sentido de la liturgia La relación entre Dios y el hom ­
bre (Valencia 1992)
A r a n d a , A , Manantial y cumbre Iniciación litúrgica (México 1992)
A r r i g h i , G et A A AA , Introduzione agh studi liturgia (Roma 1962)
Associazione Professon e Culton de Liturgia, Celebrare in Spirito e venta
(Roma 1992)
A u b r y , A , ¿Ha pasado el tiempo de la liturgia? (Madrid 1971)
B e a u d u i n , L , La píete de l Eghse Principes et fa its (Louvain 1914)
XXX Bibliografía general

B ernal, J M , Una liturgia viva para una Iglesia renovada (M adnd 1971).
B o n a c c o r so , G , Introduzione alio studio della liturgia (Padova 1990)
B if f i , I , Liturgia, 1 Rijlessioni teologiche e pastorah (Roma 1982)
B o u y e r , L , Piedad litúrgica (Cuem avaca 1957)
— El rito y el hombre Sacralidad natural y liturgia (Barcelona 1967)
C a s e l , O , El misterio del culto cristiano (San Sebastián 1953)
— Le mystere de la hturgie Choix de textes (París 1990)
C a s t r o , C , El sentido religioso de la liturgia (M adnd 1964)
C h a u v e t , L -M , Símbolo y sacramento Dimensión constitutiva de la exis­
tencia cristiana (Barcelona 1991)
C o l o m b o , G , Introduzione alio studio della liturgia (Leum ann-Tonno
1989)
C o r b o n , J , Liturgie de source (París 1980)
D a l m a i s , I H , Imtiation a la hturgie (París 1958)
Di S t e f a n o , A , Liturgia Introduzione ( C a s a l e M 1 9 9 1 )
Dix, G , The Saphe o f the Liturgy (W estminster 1945, reim pr 1981)
D o n g h i , A , A lode della sua gloria II mistero della liturgia (Milano 1988)
D o r a d o , G G , La liturgia hoy (M adnd 1987)
F e r n a n d e z , P Introducción a la ciencia litúrgica (Salamanca 1992)
F i l t h a u t , Th , La form ación litúrgica (Barcelona 1965)
G a n d a r a , M J , Introducción a la liturgia (Molina de Segura 1992)
G e l i n e a u , J , Liturgia para mañana (Santander 1977)
G u a r d i n i , R , El espíritu de la liturgia (Barcelona 1962)
G u z z e t t i , G B , Cristianesimo, culto e liturgia (Milano 1 9 8 8 )
H a m m a n , A , Liturgia y apostolado (Barcelona 1 9 6 7 )
H i l d e b r a n d , D v o n , Liturgia y personalidad (M adnd 1966)
J e a n N e s m y , C l , Práctica de la liturgia (Barcelona 1968)
J u n g m a n n , J A , E l culto divino de la Iglesia (San Sebastian 1959)
— Las leyes de la liturgia (San Sebastián 1960)
L e c l e r c q , J , Liturgia y paradojas cristianas (Bilbao 1966)
L u b i e n s k a d e L e n v a l , H , La educación del sentido litúrgico (M adrid
1967)
L l o p i s , J , Itinerari hturgic (Barcelona 1968)
M a g r a s s i , M , Vivere la liturgia (Nocí 1978)
— La liturgia evento, celebrazione, storia (Casale M 1979)
M a l d o n a d o , L , Iniciación litúrgica (Madrid 1981)
M a r s i l i , S , Mistero di Cristo e liturgia nello Spirito (Librería Ed Vaticana
1986)
M a t e o s , J , Cristianos en fiesta (Madrid 1972)
P a s c u a l A g u í l a r , J A , Liturgia y vida cristiana (M adnd 1962)
P r e c h , C h , Acción de Dios, fiesta del pueblo Fiesta de Dios, acción del
pueblo (Santiago de Chile 1981)
R a t z i n g e r , J , La jesta della fe d e (Milano 1984)
V a g a g g i n i , C , El sentido teológico de la liturgia (BAC 181, M adnd 1959)
V a n d e n b r o u c k e , F , Iniciación litúrgica (Burgos 1965)
V e r h e u l , A , Introducción a la liturgia Para una teología del culto (Bar­
celona 1967)
W i n t e r s w y l , L A , Liturgia para seglares (Madrid 1963)
Bibliografía general XXXI

6 REVISTAS DE LITURGIA EN LENGUA ESPAÑOLA


Y PORTUGUESA 9

Actualidad Litúrgica, Ciudad de México (México)


Amen, San Antonio TX ( U S A )
Boletim de M usita Litúrgica, Porto (Portugal)
Boletim de Pastoral Litúrgica, Aveiro (Portugal)
Celebrar, Quito (Ecuador)
CLAM, Montevideo (Uruguay)
Cuadernos Phase, Barcelona (España)
Dossiers del CPL, Barcelona (España)
Liturgia y Canción, Portland ( U S A )
Liturgia y Espiritualidad (antes Oración de las Horas), Barcelona (Es­
paña)
Liturgia e Vida, Rio de Janeiro (Brasil)
Nova Rivista de Música Sacra, Braga (Portugal)
Ora et labora, Mosteiro de Singeverga-Negrelos (Portugal)
Pastoral Litúrgica, M adnd (España)
Phase, Barcelona (España)
Revista Litúrgica Argentina, Abadía de San Benito-Buenos Aires (Argen­
tina)
Servicio, Santiago de Chile (Chile)

7 INSTITUTOS DE LITURGIA DE ESPAÑA E HISPANOAMERICA

Escuela Supenor de Liturgia «San Dámaso», M adnd (España)


Instituto de Estudios Visigótico-M ozarabes de San Eugenio, Toledo (Es­
paña)
Instituto de Liturgia Hispánica, San Antonio TX ( U S A )
Instituto de Liturgia «San Isidoro», Sevilla (España)
Instituto Supenor de Liturgia — Facultad de Teología— , Barcelona (Es­
paña)
Instituto Teológico Pastoral del CELAM — Sección de Liturgia— , Mede-
llín (Colombia)

8 ASOCIACIONES DE LITURGIA EN ESPAÑA


E HISPANOAMERICA

Asociación Española de Profesores de Liturgia (España)


Sociedad Argentina de Liturgia (Argentina)
Sociedad de Profesores de Liturgia (México)
Societat Catalana d ’Estudis litúrgics (España)

9 Este apartado y los siguientes recogen y amplían la información publicada en Not


286 (1990), 250-287,293 (1991), 716-721 Para otras areas lingüisticas vease la revista
citada
SIGLAS Y ABREVIATURAS

1 REVISTAS, DICCIONARIOS Y COLECCIONES

A AS Acta Apostohcae Sedis (Roma 1909ss)


ALW Archiv fur Liturgiewissenschaft — antes JLW— (Ratisbona
1950ss)
AsSeñ Asambleas del Señor, traducción de AssSeign I séne (M a­
dnd 1964ss)
AssSeign Assemblees du Seigneur (I séne, Pans 1964ss, II série, Pa­
rís 1970ss)
BAC Biblioteca de Autores Cnstianos (Madrid)
BELS Bibliotheca «Ephem endes Liturgicae» «Subsidia» (Roma
1975ss)
Burg Burgense (Burgos 1960ss)
Cath J a c q u e m e t , G (ed ), Cathohcisme, lss (Pans 1948ss)
CCL Corpus Chnstianorum -Senes Latina, lss (Tum hout-Pans
1953ss)
CFP F l o r i s t a n , C ( d ir ), Conceptos fundam entales de Pastoral
(Madrid 1983)
CFT F r í e s , H (d ir), Conceptos fundam entales de Teología, 1 - 4
(Madrid 1966, 1979 2 a)
CiTom La Ciencia Tomista (Salamanca 1910ss)
CivCat La Civilta Cattolica (Roma 1850ss)
Comm Communio (Madrid 1979ss)
CommLit C o m m u n a u te s et L itu rg ie — a n te s PLit— (O ttig m e s
1975ss)
Conc Concihum (Madrid 1965ss)
CSCO Corpus Scriptorum Christianorum O nentalium (Louvain
1903ss)
CSEL Corpus Scnptorum E cclesiasticorum Latinorum (Viena
1866ss)
DACL C a b r o l , F - L e c l e r c q , H - M a r r o u , H (ed ), Dictionnaire
d ’A rcheologie Chretienne et de Liturgie, 1-15 (Pans 1907-
1953)
DB V i g o u r o u x , F ( e d ), Dictionnaire de la Bible, 1-5 (Pans
1895-1912)
DBS P i r o t , L - R o b e r t , J A (ed ), Dictionnaire de la Bible Sup-
plement, lss (Pans 1928ss)
DCT E i c h e r , P ( d ir ), Diccionario de Conceptos Teológicos, 1-2
(Barcelona 1989-1990)
DCTC B e n i t o , A ( d ir ), Diccionario de Ciencias y Técnicas de la
Comunicación (M adnd 1991)
Siglas y abreviaturas XXXIII

DE A n c i l u , E (dir ), Diccionario de Espiritualidad, 1-3 (Bar­

celona 1983-1984)
DETM Rossi, L (dir ), Diccionario enciclopédico de Teología M o­
ral (Madrid 1974)
DHEE A l d e a , Q (d ir), Diccionario de Historia Eclesiástica de
España, 1-5 (Madrid 1972ss)
DPAC B f r a r d i n o , A d i ( d i r ) , Diccionario Patristico y de Anti­
güedades Cristianas, 1-2 (Salamanca 1991-1992)
DS D f n z i n g f r , H - S c h o n m í t z i r , A (ed ), Enchiridion Svmbo
lorum (Barcelona 1967)
DSp V i l l c r , M ( c d ), Dictionnaire de Spirituahte Ase etique et
Mystique, Iss (París 1937ss)
DTC V a c a n t , A - M a n g f n o t , E - A m a n n , E (ed ), Dictionnaire
de Theologie Cathohque 1-16 (París 1899ss)
DTC V a c a n t , A - M a n g l n o t , E - A m a n n , E (ed ), Dictionnaire
de Theologie Cathohque, 1-16 (París 1909ss)
DTDC S i l a n f s , N - P i k a z a , X (d ir), Diccionario Teológico del
Dios Cristiano (Salamanca 1992)
DTI P a c o m i o , L (d ir), Diccionario Teologuo Interdisaphnar
1-3 (Salamanca 1982-1983)
DTNT C o f n f n , L ( d i r ) , Diccionario Teológico del Nuevo Testa
mentó 1-4 (Salamanca 1980-1984)
DTVC A p a r i c i o , A C a n a l s , J M (d ir), D iccionano Teológico
de la Vida Consagrada (Madrid 1989)
DVatlI G a r o f a l o , S ( e d ), Dizionario del Concilio Vaticano II
(Roma 1969)
E Ecclcsia (Madrid 1941 ss)
EcclOr Ecclesia Orans (Roma 1984ss)
EL Ephemendes Liturgicac (Roma 1887ss)
EstE Estudios Eclesiásticos (Madrid 1922-1936, NS 1942ss)
EstT Estudios Trinitarios (Salamanca 1967ss)
ETL Ephem crides Theologicac Lovanienses (Louvain-Bruges
1924ss)
GLNT Grande Lessico del Nuovo Testamento (trad de TWNT),
lss (Brescia 1965ss)
Gre Gregonanum (Roma 1920ss)
Iren Irenikon (Chevcgtonc 1926ss)
JLW Jahrbuch fur Liturgicwissenschaft, 1-15 (M unster 1921-
1941)
LJ Liturgisches Jahrbuch (Muster 195lss)
LMD La Maison Dieu (París 1945ss)
LOS L’O nent Syrien (París 1956ss)
LQF Liturgiewissenschaftliche Quellen und Forschungen (M uns­
ter 1928ss)
LThK H o t f r , J - R a h n l r , K (ed ), Lexikon fur Theologie und Kir-
che 1-10 (Freiburg i B 1957-1965)
LumVit Lumen Vitac (Bruselas 1946ss)
MelScR Melangcs de Science Religieuse (Lillc 1944ss)
XXXIV Siglas y abreviaturas

MS F e i n e r , J y L o h r e r , M ( d ir ), M ysterium Salutis M anual


de Teología como historia de la salvación 1-5 (Madrid
1969-1984)
NDE F i o r e s , St de ( d ir ), Nuevo Diccionario de Espiritualidad
(Madrid 1983)
NDL S a r t o r e , D - T r i a c c a , A M - C a n a l s , J M (d ir), Nuevo
Diccionario de Liturgia (Madrid 1987)
NDM F i o r e s , S t de (dir ), Nuevo Diccionario de Mariologia (M a­
drid 1985)
NDT B a r b a g l i o , G (d ir), Nuevo Diccionario de Teología 1-2
(Madrid 1982)
Not Notitiae (Roma 1965ss)
NRT Nouvelle Revue Theologique (Toum ai-Pans 1879ss)
OCP Orientaba Chnstiana Periódica (Roma 1935ss)
OrH Oración de las Horas (Barcelona 1970ss)
PAF Parola per l’Assemblea Festiva (trad de AssSeign II sene,
Brescia 1970ss)
PastL Pastoral Litúrgica (M adrid 1966ss)
PastM Pastoral Misionera (Madrid 1965ss)
PG Patrologiae Cursus completus Senes graeca, 1-161 (París
1857-1866)
Ph Phase (Barcelona 1961 ss)
PL Patrologiae Cursus completus Senes latina, 1-221 (París
1844-1865)
PLit Paroisse et Liturgie (Bruges 1919ss)
POC Proche O nent Chretien (Jerusalem 1951 ss)
QL Questions Liturgiques (et Paroissiales) (Louvain 1921 ss)
RB Revue Biblique (París 1892ss)
RBen Revue Benedictine (Maredsous 1884ss)
RechSR Recherches de Science Religieuse (Pans 191 Oss)
REDC R e v ista E sp añ o la de D erech o C a n ó n ico (S a lam an ca
1944ss)
REDFM Rerum Ecclesiasticarum Documenta, Senes maior Fontes
(Roma 1955ss)
RET Revista Española de Teología (Madrid 1940ss)
RevEsp Revista de Espiritualidad (Madrid 1941 ss)
RevSR Revue des Sciences Religieuses (Strasbourg 1921 ss)
RHE Revue d ’Histoire Ecclesiastique (Louvain 1900ss)
RHPhR Revue d ’Histoire et de Philosophie Religieuse (Strasbourg
1921 ss )
RivPL Rivista di Pastorale Litúrgica (Brescia 1963ss)
RL Rivista Litúrgica (Finalpia 1914ss, NS 1964ss)
RScPhTh Revue des Sciences Philosophiques et Theologiques (París
1907ss)
RThPh Revue de Theologie et de Philosophie (Lausanne 1868-
1911, 1913-1950, NS 1951ss)
SacrEr Sacns Erudin (Steenbrugge-Brugge 1948ss)
Sales Salesianum (Tormo 1939ss)
Salm Salmanticensis (Salamanca 1954ss)
Siglas y abreviaturas XXXV

SalTer Sal Terrae (Santander 1912ss)


ScCatt La Scuola Cattolica (Milano 1873ss)
SelT Selecciones de Teología (San Cugat del Valles 1962ss)
SM R a h n f r , K ( d ir ), Sacramentum Mundi Enciclopedia teo­
lógica 1-6 (Barcelona 1972-1976)
StLeg Studium Legionense (León 1960ss)
StudTh Studia Theologica (Lund 1948ss)
TCat Teología y Catequesis (M adrid 1982ss)
TWNT K i t t e l , G - F r i e d r i c h , G ( e d ), Theologisches Worterbuch
zum Neuen Testament 1-9 (Stuttgart 1933ss)

2 OBRAS MAS CITADAS

Anamnesis 1-7 M a r s i l i , S (t)-ScicoLONE I - C h u p u n g c o , A J (d ir),


Anamnesis Introduzione storico-teologica alia liturgia 1-7 (Casale M -
Genova 1974-1990)
1 La liturgia momento nella stona della salvezza
2 La liturgia panoram a storico generale
3/1 La liturgia i sacramenti teología e sto n a della celebrazione
3/2 La liturgia Eucaristía teología e storia della celebrazione
4 Le hturgie orientah
5 Liturgia delle ore
6 L anno litúrgico Stona teología e celebrazione
1 I sacramentah e le benediziom

BOROBIO 1-3 B o r o b i o , D ( d ir ), La celebración en la Iglesia, 1-3 (Sala­


manca 1985-1990)
1 Liturgia y sacramentologia fundam ental
2 Sacramentos
3 Ritmos y tiempos de la celebración

Cat Catecismo de la Iglesia Católica (Asociación de Editores del Catecis­


mo 1992)

CDC E c h e v e r r í a , L ( d ir ), Codigo de Derecho Canónico Edición bilin­


güe comentada (BAC 442, Madrid 1983)

GELINEAU 1-2 G e l i n e a u , J et AA A A , Nelle vostre assemblee Teolo


gia pastorale delle celebrazioni hturgiche 1-2 (Brescia 1975-1976)

GUERRERO 1-2 G u e r r e r o , F (d ir), El Magisterio Pontificio contempo­


ráneo 1-2 (BAC maior 38-39, Madrid 1991-1992)
1 Sagrada Escritura Dogma M oral Sagrada liturgia Espiritua
hdad
2 Evangelización Familia Educación Orden sociopolitico
XXXVI Siglas y abreviaturas

LOPEZ MARTIN 1-2: L ó p e z M a r t í n , J., En el Espíritu y la verdad, 1-2


(Salamanca 1993-1994).
1 . Introducción teológica a la liturgia (2.a ed. ampliada).
2. Introducción antropológica a la liturgia.

MARTIMORT: M a r t i m o r t , A.G. (dir.), La Iglesia en oración. Introduc­


ción a la liturgia (Barcelona 1987: nueva ed. actualizada y aumentada;
2.a ed. 1967).

RIGHETTI: R i g h e t t i , M., La historia de la liturgia, 1 - 2 (BAC 1 3 2 y 144,


Madrid 1 9 5 5 - 1 9 5 6 ) .
1. Introducción general. El año litúrgico. El Breviario.
2. La Eucaristía. Los sacramentos. Los sacramentales. Indices.

3. OTRAS SIGLAS Y ABREVIATURAS 10

AA.AA. Alii Auctores.


ant antífona.
CE Ceremonial de los Obispos (ed. típica 1984).
col colecta.
dom domingo.
IFLS Instrucción sobre la Formación litúrgica en los Seminarios
(ed. típica 1979).
Laúd Laudes.
NUALC Normas universales sobre el Año litúrgico y el Calendario
(ed. típica 1969).
OGLH Ordenación general de la Liturgia de las Horas (ed. típica
1971).
OGMR Ordenación general del M isal Romano (ed. típica 1969,
etcétera).
OLM Orden de lecturas de la Misa (2.a ed. típica 1981).
or oración.
RBN Ritual del Bautismo de Niños (ed. típica de 1969).
RC Ritual de la Confirmación (ed. típica 1971).
RDIA Ritual de la Dedicación de la Iglesia y del Altar (ed. típica
1977).
RICA Ritual de la Iniciación cristiana de los Adultos (ed. típica
1972).
RO Ritual de Ordenes (ed. típica 1968; 2.a ed. típica 1990).
Vísp Vísperas.
VV.AA. Vari i Auctores.

10 Las siglas bíblicas y de los documentos del Concilio Vaticano II son las más
comunes y conocidas.
C a pit u l o I

CIENCIA LITURGICA Y FORMACION LITURGICA


(Capítulo preliminar)

La asignatura de la sagrada liturgia se debe considerar


entre las materias necesarias y mas importantes en los
seminarios y casas de estudios de los religiosos y entre
las asignaturas principales en las facultades teológicas
(SC 16)

BIBLIOGRAFIA

A G et AA AA , Introduzione agh studi liturgia (Roma 1962),


r r ig h i,

B artsch, E , «Ciencia Litúrgica», en N e u h a u s l e r , E , G o s s m a n n , E ( d ir ),


¿Que es teología9 (Salamanca 1969), 379-429, B o n a c c o r s o , G , Introdu-
zione alio studio della liturgia (Padova 1990), B r o v e l l i , F (dir ), II traste­
ro celebrato Per una metodología dello studio della liturgia (Roma 1989),
C o l o m b o , G , Introduzione alio studio della liturgia (Leum ann-Tonno
1988), F e r n a n d e z , P , Introducción a la ciencia litúrgica (Salam anca
1992), J u n g m a n n , J A , «Ciencia litúrgica», en SM 4, 347-353, L e n g e l i n g ,
E J , «Liturgia-Ciencia litúrgica», en DCT 1, 637-659, L ó p e z M a r t i n 2,
405-444, R e n n i n g s , H , «Objetivos y tareas de la ciencia litúrgica», en
Conc 42 (1969), 286-302, R i g h e t t i 1, 69-100, T a g l i a f e r r i , R , «11 progetto
di una scienza litúrgica», en Associazione Professon Liturgia ( d ir ), Cele­
brare il mistero di Cristo, 1 (BELS 73, Roma 1993), 45-120

L a litu rg ia c ristian a es u n a rea lid ad m u y ric a y p o liv a le n te q u e


pu ed e ser an a liz ad a b ajo n u m e ro so s asp ecto s E s in n e g ab le qu e se
trata de u na rea lid ad u n id a a la fe y a la e x p re sió n p erso n a l y so cial
de los m iem b ro s de la Ig lesia E sto h ace que la c ie n c ia qu e tien e
co m o objeto la liturgia, p ro cu re ab a rc a r to d o s los as p e c to s del h ech o
litú rg ico y de m an era p articu la r aq u e llo s que se refieren a su r e a liz a ­
ció n actual
A h o ra bien, el ca rá c te r d in á m ic o y vital de la litu rg ia co n d ic io n a
ta m b ié n la fin alid ad in m e d ia ta de la cien c ia litú rg ic a E sta no es u n
co n ju n to de co n o c im ien to s ab stra cto s d e sc o n e c ta d o s d el ac o n te ce r
de la co m u n id ad c ristia n a Si se o cu p a del h ec h o litú rg ico en su in­
te g rid ad es p o rque aspira, en tre o tros fines, a in flu ir p o sitiv am en te
en la realizació n de la litu rg ia y, a trav és de ella, en la v id a c n s tia n a
E n este sentido, la cien c ia litú rg ica tiene u n a fin a lid a d al serv icio de
la form ació n litú rg ica de tod o s los m iem b ro s del p u eb lo de D ios,
p asto re s y fieles
4 C .l. Ciencia litúrgica y form ación litúrgica

E ste ca p ítu lo p relim in ar se o cupa, en p rim e r lu g ar, del o b jeto de


cien c ia litú rg ica, de su h isto ria y m e to d o lo g ía, y del lu g a r q u e o cu p a
en tre las d em ás d isc ip lin as te o ló g ic as. Al final trata ta m b ié n de la
fo rm ació n litúrgica.

1. OBJETO DE LA CIENCIA LITURGICA

Por cien c ia litú rg ica se e n tien d e el cu erp o de c o n o c im ien to s o r­


den ad o s y sistem á tic o s so b re la litu rg ia en to d a su am p litu d . A h o ra
b ien, del co n cep to que se te n g a de litu rg ia d ep e n d en en gran m e d id a
los c o n ten id o s qu e se atrib u y en a la cien c ia litú rg ica y, so b re to d o , el
a sp ecto bajo el cual aq u é llo s son estu d ia d o s y exp u esto s. El c o n c e p ­
to de litu rg ia es esen c ialm en te te o ló g ic o , pero a b a rca tam b ién la d i­
m en sió n e x p re siv a y sim b ó lic a — es decir, an tro p o ló g ica— de la c e ­
lebración. En co n sec u en cia, se ce n tra tanto en el a c o n te cim ien to sal-
vífico (litu rg ia co m o m isterio ) co m o en la d im e n sió n form al de la
ritu a lid ad cristian a (litu rg ia co m o acción), sin o lv id a r su fin alid ad en
fav or de los h o m b res (litu rg ia co m o vida).
L a cien c ia litúrgica, b ajo to d o s esto s aspecto s, fig u ra en tre las
d isc ip lin as te o ló g ic as p rin cip ale s de las facu ltad es de T eo lo g ía y en
los se m in ario s 1.

II. RESEÑA HISTORICA DE LA CIENCIA LITURGICA

L a m oderna ciencia litúrgica com ienza en el siglo x v i con los p ri­


m eros estudios dedicados a la liturgia. Pero esto no quiere decir que
hasta ese m om ento no existiera reflexión teológica sobre la liturgia.

1. A n tec ed en te s

D e hecho, y a en el N u ev o T estam e n to se p u ed en v er los p rim e ­


ros atisb o s de un a noció n de los sa cram e n to s cristian o s en la p ers­
p ec tiv a de la h isto ria de la sa lv ac ió n y to m a n d o en co n sid erac ió n la
c e le b ra ció n m ism a. C o m o ejem p lo s p o d rían citarse 1 C o r 10,1-11;
R om 6,4-10; E f 5,22-33; 1 Pe 2,1-2; Jn 3,3-5, etc. Por su p arte, los
p rim ero s o rd en a m ien to s ec le siástic o s de la litu rg ia (D id a c h é , Tradi-
tio A p o stó lica de H ipólito, C o n stitu tio n es A po sto lo ru m , T estam en-
tum D om ini, etc.) no se lim itan a dar n orm as, sino que ju stific a n la

1 Cf. SC 16; OT 16; S.C. pro Institutionc Catholica, Ratio fundamentalis institu-
tionissacerdotalis, de 6-1-1970 (adaptada en 1985), n.79, en AAS 62 (1970), 370; Id.,
Ordinationes ad Const. Apost. «Sapientia Chrisüana» rite exsequendam, de 29-IV-
1979, n.51, en AAS 71 (1979), 513.
C.l. ' Ciencia litúrgica y form ación litúrgica 5

m a n era de p ro c e d e r alu d ien d o al sig n ific ad o de los ritos y a su im ­


p o rtan c ia y d ignidad. Lo m ism o o cu rre con las in te rv en cio n es del
O b isp o de R om a y de otro s o b isp o s p ara so lu c io n a r p ro b lem as litú r­
g ico s co n c reto s - ^ p o r ejem p lo , la ca rta de Inocen cio I a D ecen cio de
G u b io (4 1 6 ), la del p ap a V igilio a P ro fu tu ro de B rag a (5 3 8 ), etc.— .
L os S antos P adres c o m p u sie ro n las ca te q u esis m istag ó g icas y han
d ejad o en sus h o m ilías y tratad o s elem e n to s su ficien te s p ara un a au ­
té n tic a te o lo g ía de la liturgia.
D urante la E dad M edia se ad v irtió la n ecesid ad de ex p lica r los
ritos litú rg ico s al p ueblo, pero esto se hizo, al m en o s en O ccid en te,
ab u san d o de la aleg o ría — A m alario de M ezt ( t 850)— , con c o n se­
cu e n cias neg ativ as para la teo lo g ía, para la m ism a litu rg ia y p ara la
esp iritu alid ad . La refo rm a p ro testan te fue un aviso, p ero los esfu e r­
zos del ca to licism o h u m a n ista por o fre ce r las b ases o b je tiv a s de la
litu rg ia fueron insu ficientes.

2. Los co m ien zo s y el p rim er d esa rro llo

N o obstan te, es en este m o m e n to c u a n d o c o m ien z a una v erd a d e­


ra cien c ia litúrgica, d eseo sa de c o n o c er las fuen tes de la litu rg ia y la
h isto ria de los ritos. La creació n de la im p ren ta co n trib u y ó de m a n e­
ra d ec isiv a a la ed ició n , en el arco de los sig lo s x v i al x v m , de las
p rim eras fu entes litú rg icas im p resas de los ritos o rien tale s —-colec­
cio n es de G oar, R enaudot, A ssem an i, etc.— y de los o cc id en tales
— M enardo, M abillon, M arténe, B ian ch in i, T o m m asi, M u ratori, Les-
ley, etc.— . A p arecen tam b ién los p rim e ro s tratad o s sistem á tic o s de
liturgia, ligados a los n o m b res de P am eliu s, H ittorp, L ebrún, M orin,
Bona, el p ap a B en ed icto X IV , etc. 2. Sin em barg o , la esp iritu alid ad
b arro ca se m o v ió po r ca m in o s bien d istin to s de los d escu b ie rto s en
las fuen tes litúrgicas. En esta ép o ca fu ero n m ín im o s los in ten to s de
a c erca r la litu rg ia a la m asa de los fieles.
En el siglo de la Ilustración la ciencia litúrgica ex perim entó un
notable progreso a nivel de estudios y de publicaciones, pero las asp i­
raciones científicas sólo pretendían un cam bio en favor del ad o ctrin a­
m iento m oral del pueblo por la vía de la estética y de la suntuosidad.
N o se trató de penetrar en el m isterio de la liturgia. Por otra parte, el
intento m ás serio de una reform a a fondo de la vida litúrgica — el
S ínodo de Pistoya— se vio envuelto en algunos errores doctrinales.
El siglo x ix , d en tro del esp íritu del ro m an ticism o , co n o ció los
co m ien z o s del M o v im ien to litú rg ico ju n ta m e n te con la restau ració n
de la vid a m o n ástica p o r P. G u é ra n g e r en S olesm es (F ran cia). L ig a­

2 Véanse las referencias a estos autores en R i c í u f .t t i 1,81 ss.


6 C 1. Ciencia litúrgica y form ación litúrgica

dos a este m o n a ste rio están los g ran d e s in v e stig a d o re s de la h isto ria
de la litu rg ia C a g in , C abrol, F éro tin — ed ito r de los lib ro s de la L i­
tu rg ia H isp a n o -M o z árab e— , L eclercq, etc. D esp u és ap arecen o tro s
cen tro s de irra d ia ció n litú rg ica co m o las ab ad ías de B eu ro n y M aría-
L a a c h (A le m a n ia ), M a re d s o u s y M o n t C é sa r (B é lg ic a ), S ilo s y
M o n tserrat (E sp añ a), y el A lk u in C lu b y la H en ry B rad sh aw S o ciety
en Inglaterra. E n Italia co b ra n un gran au g e los estu d io s de a rq u e o ­
lo g ía cristian a (D e R ossi) y de h isto ria (D u c h esn e au ), m ie n tras qu e
en E sp añ a inician su labor d iv u lg a tiv a los PP. P rad o , A lam ed a , Su-
b ia n a s, S u ñ o l, el fu tu ro c a rd e n a l G o m á, so b re to d o d e s p u é s del
I C o n g reso litú rg ico de M o n tserra t de 1915.

3. L as fases m o d ern a s y las ten d en cia s d o m in a n tes

Y a en el siglo x x se p u ed e n d istin g u ir tres fases su c esiv a s en el


d esarro llo de la cien c ia litú rg ica, c a d a u n a p resid id a p o r u n a te n d e n ­
cia ep iste m o ló g ic a p red o m in an te . T o d as tie n en en co m ú n el ab a n d o ­
no de u n tratam ie n to de la litu rg ia m e ra m en te ru b ric ística o ju ríd ic o -
cerem o nial.
1. F a se h istó rica y filo ló g ic a . L os p io n e ro s del an álisis c ie n tí­
fico de la litu rg ia se m o v ía n en el ám b ito de la h isto ria de la litu rg ia,
cuyo m éto d o p erfec cio n a ro n . L a suya fue una etap a a to d as luces
im p rescin d ib le. A l m ism o tie m p o , la o b ra de los in v e stig a d o re s y
d iv u lg a d o res de la h isto ria de la liturgia p uso de m an ifiesto la n ec e­
sidad de u n a refo rm a a fondo, a la vez que ap o rta b a los elem e n to s
p ara lle v arla a cabo. D e esto s estu d io s se han b en e ficia d o ta n to las
refo rm as litú rg icas p arc iale s llev ad as a cabo p o r Pío X II en la d é c a ­
d a de los cin c u e n ta co m o la refo rm a general im p u lsad a p o r el C o n ­
cilio V atica n o II.
P ero la ta re a co n sistió ta m b ié n en c o m p arar las ex p re sio n es r i­
tu ales p articu la re s de la litu rg ia, co m o se v en ía h ac ien d o en el ám b i­
to de la h isto ria de las relig io n es. S u rg ió así el m éto d o d e la s litu r­
g ia s c o m p a ra d a s 3, que, al aclarar el p are n tesc o de unas litu rg ias con
o tras y o fre ce r el v erd a d ero perfil de la u n iv e rsa lid a d de los ritos,
facilitó el ca m in o al an álisis teo ló g ico .
C o m o o b ras rep rese n tativ as de lo que fue esta p rim e ra etap a de
la cien c ia litú rg ic a se p u ed e n citar el D ic tio n n a ire d ’A rch é o lo g ie
ch rétien n e et d e L itu rg ie 4, la H isto ria d e la L itu rg ia de M. R ighetti.
L os estu d io s de h isto ria de la litu rg ia han p ro seg u id o con el em p eñ o

3 B a u m s t a r k , A , Liturgie comparée (Chévetogne-Pans 1940).


4 Estas obras y las de los autores citados en este apartado aparecen supra, entre las
más citadas y en la bibliografía general.
C. 1. Ciencia litúrgica y form ación litúrgica 1

n u ev o de an a liz ar las d iferen tes etap as en rela ció n co n los m o v i­


m ie n to s cu ltu rales, p ara p o n e r de m a n ifiesto la esp iritu alid ad resu l­
ta n te de la sín tesis en tre el esp íritu litú rg ico y el g en io cu ltu ral d e los
p u eb lo s. L as o b ras m á s rep rese n tativ as de esta te n d en c ia llev an la
firm a de Th. K lauser, de B. N e u n h e u se r y de E. C attan eo .
P or su parte, la in v e stig a ció n filo ló g ica so b re el latín cristian o y
el latín litúrgico y la edició n crítica de las fu en tes de la litu r g ia 5 h an
ab ierto el cam in o a un a m ás c o m p leta y ju s ta co m p re n sió n del v o c a ­
b u la rio litú rg ico , a la v ez q u e h an p erm itid o d isp o n e r d e tex to s críti­
ca m e n te seg u ro s d e fó rm u las sacram e n ta les, p le g arias e h im n o s li­
tú rgicos.
2. F a se teológica. L o s resu ltad o s de la h isto ria de la litu rg ia y
de la filo lo g ía p la n te b a n no so la m e n te u n a ad e cu a d a in te rp re tac ió n
de los dato s h istó ric o s y literario s rela tiv o s a los rito s litú rg ico s, sino
ta m b ié n la cu estió n fu n d am e n tal sobre la ese n c ia d e la litu rg ia c ris­
tiana. E n el fondo ex iste no sólo el p ro b le m a h erm e n éu tico de la
le ctu ra de los dato s h istó ric o s del p asad o , sino ta m b ié n la g ran p re ­
g u n ta del p aso del sig n ific ad o h istó ric o de los rito s a la v erd ad p e r­
m a n en te de su e sen c ia y de su in se rc ió n en la rea liza ció n actu al del
d ise ñ o salv ífico de D ios en la v id a de la Iglesia.
D om B eauduin ( f 1960), im p u lso r de la dim en sió n p asto ral de la
liturgia, se interesó y a p o r el asp ec to te o ló g ico . P ero el p rim e r av a n ­
ce n o ta b le en este te rren o se prod u jo con los trab a jo s de O d o C asel
( t 1948). Su d o ctrin a d e los m isterios con trib u y ó a ren o v a r de m a ­
n era d ec isiv a la te o lo g ía de los sa cram e n to s, a la v ez que p o n ía de
m an ifiesto la n atu ra lez a de la liturgia 6. P o sterio rm en te C. V ag ag g i-
ni, de fo rm a ex p lícita, trató ta m b ié n de su p e ra r la fase h istó ric a de la
cien cia litúrgica, p reo c u p án d o se «de p ro fu n d iz a r en la litu rg ia a la
luz de la ú ltim a sín tesis del p en sam ien to , q u e sólo p u ed e d ar la te o ­
lo g ía sin tética g en eral, llam ad a h o y d o g m ática» 7. A h o ra b ien , el
v erd a d ero giro en la o rien tació n de la cien c ia litú rg ica se p ro d u jo en
el C o n cilio V atican o II, cu an d o in sistió en que los m isterio s de la
sa lv ació n sean e n señ a d o s — en la te o lo g ía d o g m á tic a— d e m a n era
que los alu m n o s « ap ren d an a re c o n o cerlo s p rese n tes y o p era n tes en
las ac cio n es litú rg icas» (O T 16).

5 Véanse las senes de colecciones, antologías y subsidios para estudiar las fuentes
en M., Bibhographia litúrgica (BELS 63, Roma 1992), 61-94.
Jo h n s o n ,
6 Cf. F i i t h a u t , Th., Teología de los misterios Exposición de la controversia
(Bilbao 1963), N e u n h e u s e r , B., «Odo Casel. A 25 anm della sua morte», en RL 60
(1973), 228-236; S a n t a n c . a d a , O. D., «Dom Odo Casel Contnbuto monográfico
generale delle sue opere, degli studi sulla sua dottnna e della sua influenza nella
teología contemporánea», en ALW 10 (1967), 7-77.
7 V a g a g g i n i , C , El sentido teológico de la liturgia Ensayo de liturgia teológica
general (BAC 181, Madrid 1959), 6.
8 C .l. Ciencia litúrgica y formación litúrgica

E n efecto, d esp u és del C o n c ilio se d e sa rro lló u n a v erd a d era y


p ro p ia teolo g ía litú rg ica en co n e x ió n co n la te o lo g ía b íb lica, co m o
u n a reflex ió n te o ló g ic a so b re el ac o n te cim ien to m ism o de la ce le b ra­
ció n en cuanto p rese n cia y a c tu a ció n de C risto (y de la Iglesia), en la
p ersp ectiv a de la h isto ria de la sa lv ac ió n y de la sa cram e n ta lid ad 8.
E n el cam p o ec u m é n ico cab e rese ñ ar la co n trib u ció n de J. J. von
A llm en, c e rcan a a los p la n tea m ie n to s del V atica n o II.
3. F a se p a s to r a l y a n tropológica. L a p reo c u p ació n p asto ral
ap areció desd e el m o m e n to en q ue el p a p a P ío X p ro p u so « la p a rti­
c ip ació n ac tiv a (de los fieles) en los sa cro san to s m isterio s y en la
p leg aria p ú b lic a y solem n e de la Iglesia» co m o la « fu en te p rim e ra e
indispensable» del esp íritu cristian o 9. E sta p reo c u p ació n se traslad ó
a los estu d io s litú rg ico s y a los co n g re so s y sem an as de litu rg ia, y
cristalizó en los ce n tro s de p asto ra l litú rg ica y en las rev istas d e d ic a ­
das a esta esp ecialid ad . E n tre los p rim e ro s im p u lso re s de esta n u ev a
te n d en c ia de la cien cia litú rg ica se e n c u en tra n L. B eau d u in ( f 1960),
R. G uardini ( t 1968) y J. A. Ju n g m a n n ( f 1974). L a te n d en cia cobró
fo rm a en lo q ue se llam ó ta m b ié n « ap o sto la d o litú rg ico » , alca n zan d o
su cu lm in a ció n en el C o n g reso In tern ac io n a l de L itu rg ia de A sís en
1956 10, casi en las vísperas del V atican o II. L a o b ra m ás rep rese n ta­
tiv a de la te n d e n c ia p asto ral, en la que co n v e rg en ta m b ié n las ap o r­
ta cio n es h istó ric as y te o ló g ic as an terio res, es L a Ig lesia en o ra ció n
de A. G. M artim o rt.
E n los años sig u ien tes al C o n cilio se in te n sific ó esta lín ea y se
o rien tó h acia u n a co m p re n sió n m ás a n tro p o ló g ic a de la litu rg ia. En
esta línea se sitú an D a n s vos a sse m b lée s de J. G elin ea u y las p u b li­
cacio n es del In stitu to de L itu rg ia pastoral de P ad u a (Italia). U n en fo ­
q ue sem ejan te lo co n stitu y e la o b ra de L. M. C hau v et.
4. ¿H acia una síntesis? La ciencia litúrgica se m ueve hoy entre
dos orientaciones de fondo, la predom inantem ente teológica, que parte
de los presupuestos dados por la revelación divina y puestos de m an i­
fiesto po r la tradición eclesial, es decir, la liturgia com o acción de
C risto y de la Iglesia que continúa la obra de la salvación por m edio
de gestos, palabras y sím bolos, y la predom inantem ente antropológica,
que quiere arrancar de la ritualidad tal com o es estudiada p o r las cien­
cias del hom bre, y en la cual se realiza el acontecim iento salvífico.

8 La obra que representa esta orientación es Anamnesis 1-7, dirigida inicialmente


por el P. S. Marsili ( | 1983), y en la que han colaborado los profesores del P. Instituto
Litúrgico de San Anselmo de Roma.
9 Motu proprio Tra le sollecitudini, de 22-XI-1903, en AAS 36 (1903-1904),
329-339; trad. españ. en G u e r r e r o 1, 621-629.
10 Cf. Junta N. de Apostolado Litúrgico, Renovación de la liturgia pastoral en el
pontificado de S.S. Pío XII. Crónica y discursos del I Congreso Internacional de
Liturgia pastoral (Toledo 1957).
C .l. Ciencia litúrgica y form ación litúrgica 9

Sin em b arg o , las o b ras de d iv u lg a ció n litú rg ica q u e se v ien en


p u b lic an d o d esde h ace v ario s añ o s se e sfu e rz a en in te g rar a rm ó n ica­
m ente to d o s los asp ec to s p ara fac ilita r u n a sín tesis, q u iz ás p o rq u e no
es p o sib le p riv ile g ia r una ú n ic a d im e n sió n de un h ech o tan co m p lejo
co m o la litu rg ia cristian a. En esta p e rsp e c tiv a se e n c u en tra n los m a­
n u ales de litu rg ia de los p ro fe so re s de litu rg ia de A lem an ia, E sp añ a
e Italia n .

III. METODOLOGIA DE LA CIENCIA LITURGICA

L a c ien c ia litú rg ic a d e sa rro lla su o b je to sig u ien d o un m éto d o


p ro p io . P o r co n sig u ie n te tien e unos co n ten id o s, u na m e to d o lo g ía y
un p ro ce so cien tífic o en el que in te rv ien e n ta m b ié n o tras cien cias
co n su co n trib u ció n .

1. L os con ten id o s

L a riq u ez a de la cien c ia litú rg ica le im pide lim itarse a un o solo


d e los ca m p o s q u e p u ed e abarcar. Se d ed ica tan to al estu d io d e la
litu rg ia del p asad o co m o al an á lisis de la c e le b ra ció n en el p resen te.
P ero te n ien d o siem p re en cu e n ta los asp ec to s fu n d am e n tales d e la
n o ció n de litu rg ia se ñ ala d o s antes.
1. L iturgia fu n d a m e n ta l. C on e sta d en o m in ac ió n se alu d e a
las cu e stio n es que se refieren a to d o el c o n ju n to de la litu rg ia. La
p rim e ra de to d as es el co n c ep to m ism o de liturgia, p ara d escrib ir su
n atu ra lez a y p ro p ied a d es, y an a liz ar su fun ció n en la v id a de la Ig le­
sia y su im p o rta n cia para el d esarro llo de la p erso n a lid a d cristian a.
L a litu rg ia com o m o m e n to de la ec o n o m ía de la salv ació n y acció n
de C risto y de la Ig lesia en la m e d iac ió n de los sig n o s es o b jeto
ta m b ié n de la te o lo g ía sa cram e n ta ría fu n d am e n tal, de m an era q u e
cab e un tratam ie n to co n ju n to de litu rg ia y sa cram e n to s en una so la
d iscip lin a. N o o b stan te, la cien c ia litú rg ica se fija e sp ec ialm en te en
el m o d o co m o el m isterio de la sa lv ació n se ex p re sa y se rea liza en
la sa cram e n ta lid ad y en los d em ás elem e n to s sig n ific ativ o s y e s té ti­
cos de la celeb ració n .
E n el estudio de la ce le b ra ció n , la c ien c ia litú rg ica an a liz a la re ­
lación en tre el a c o n te cim ien to que m o tiv a la ce le b ra ció n y el rito. En
esta p e rsp e c tiv a se inscriben el p apel de la P alab ra de D io s p ro c la ­
m ad a y ce leb rad a, y la im p o rta n cia de la S ag rad a E scritu ra p ara la
liturgia. L a cien c ia litú rg ica se d etien e ig u alm en te en la asam b lea

11 Dirigidas, respectivamente, por H. B. Meyer, D. Borobio y Associazione Profes-


sori Liturgia: véase la bibliografía general.
10 C .l. Ciencia litúrgica y formación litúrgica

cele b ra n te y en sus m in istro s, en la acción ce le b rativ a, en los sím b o ­


los y en los g esto s, en el can to y la m úsica, en el tie m p o y en el lu g a r
d e la ce le b ra ció n , etc.
O tras cu e stio n es que afectan tam bién a la to ta lid a d del h ech o
litú rg ico son las rela cio n e s en tre la fe, la te o lo g ía y la litu rg ia, y
en tre liturgia, ev a n g eliza ció n y catequesis; la e sp iritu a lid a d litú rg ica;
la p ie d ad p o p u la r y la p asto ra l litúrgica.
C a m p o s p ro p io s dentro de la ciencia litú rg ica so n ta m b ié n la h is ­
to ria de la litu rg ia y sus fuen tes, el análisis de los rito s y d e las
fam ilias litú rg icas de O rien te y de O ccidente, los lib ro s litú rg ico s, y
el d ere ch o litúrgico.
2. L itu rg ia e s p e c ia l Se llam a así al estu d io h istó rico , te o ló g i­
co y p asto ral, en la p ersp e ctiv a de la ce leb ració n , d e ca d a u n a d e las
accio n es litú rg icas específicas: la eucaristía, los d em ás sa cram en to s,
los sa cram e n ta les, la litu rg ia de las horas y los tie m p o s festiv o s. E n ­
tre esto s ú ltim o s se en c u en tra n el dom ingo, el año litú rg ico con sus
d iv isio n es, las so lem n id ad es, las fiestas, las m e m o rias y las ferias.
A u n q u e los sa cram en to s son ob jeto tam bién de la te o lo g ía d o g m á ti­
ca, de la m oral y del d erech o canónico, lo p ro p io d e la c ien c ia litú r­
g ic a en este ca m p o es ex p o n e r el sign ificad o de los sig n o s sa cram e n ­
tales tal co m o se en c u en tra n en los libros litú rg ico s y en o tras fu en ­
tes de la litu rg ia. A la cien c ia litúrgica co rresp o n d e in v e stig a r la
h isto ria de los rito s sa cram e n ta les y su situ ació n actu al, re flex io n ar
te o ló g ic am e n te sobre los elem e n to s de la ce le b ra ció n y p ro p o n e r el
resu ltad o de esta reflex ió n — verd ad era te o lo g ía litú rg ica— , sin o lv i­
d ar la d im e n sió n p articip a tiv a y espiritual p ara los fieles y las co n d i­
cio nes p a ra u n a ad a p ta ció n ju s ta y resp o n sab le

2. E l m étod o

El C o n c ilio V atica n o II reco m en d ó la en señ a n za d e la litu rg ia


b ajo los asp ec to s te o ló g ico e histó rico , esp iritu al, p asto ral y ju ríd ic o
e invitó a los p ro fe so re s de las restantes d isc ip lin as te o ló g ic as a te n er
en cu en ta la co n e x ió n de ca d a u n a con la litu rg ia (cf. SC 16; O T 16).
L a p lu ralid ad de asp ecto s o b lig a a co m b in ar las p la tafo rm as de ap ro ­
x im ació n al estu d io del hech o litúrgico. L a h isto ria de la cien c ia li­
tú rg ic a h a p u esto de m a n ifiesto tres m o d elo s sucesiv o s. D e ahí que
p u ed a h ab larse de tres vías d e acceso al o b jeto de su estudio: la v ía
h istó rico -etio ló g ica , la v ía a n tro p o ló g ica y la v ía teológica.
1. C on la vía histórico -etio ló g ica se acce d e al o rig en y a la
ev o lu ció n de los signos y de los actos litúrgico s, d istin g u ie n d o lo
q u e es su stan cial y lo que es accesorio, lo q ue es fru to de la v o lu n ta d
in stitu c io n al de C risto y de la Iglesia y lo q ue es resu ltad o de un a
C.L *Ciencia litúrgica y form ación litúrgica 11

sim b io sis en tre la fe c ristia n a y el g en io cu ltu ral de los p u eb lo s, lo


qu e es trad ició n y lo que son trad icio n e s, etc.
L as fu en te s p a ra el estu d io de este asp ec to de la cien c ia litú rg ica
son la S ag rad a E scritu ra en p rim e r lug ar, los d o cu m en to s p atrístico s,
co n c iliares, e c le siástic o s y los p ro p iam en te litú rg ico s, la arq u e o lo g ía
sag rad a, etc. C a d a tip o de fuente req u ie re el tratam ie n to ad ecu ad o .
P ero, en todo caso, la cien cia litú rg ica rec o rre el p ro ce so g en ético y
ev o lu tiv o de los rito s de fo rm a d ia cró n ica, etap a p o r etap a, o de fo r­
m a sin cró n ica, e x a m in a n d o el co n ju n to de las m a n ifesta cio n es p ara
e stab lece r las leyes de la ev o lu ció n o c o m p aran d o las m a n ife sta c io ­
nes p a ra d e te rm in a r la u n iv e rsa lid a d o la p articu la rid ad de un fen ó ­
m eno.
2. La vía teo ló g ica lleva a la c ien c ia litú rg ica a an a liz ar la litur­
g ia in te rp re tán d o la desd e la rev e lac ió n cristiana. E sta v ía, esp ecu la-
tiv o -h e rm e n éu tica , a c erca la cien c ia litú rg ica a la te o lo g ía sistem á ti­
ca y, en p articu la r, a la te o lo g ía sa cram en taría. Sin em b arg o , al no
ser la ú n ic a v ía de ap ro x im ació n a la litu rg ia y to m a r co m o o b jeto de
an álisis te o ló g ic o los dato s q ue e m erg en de la h isto ria y de la ce le­
b rac ió n en acto — o fre cid o s p o r las o tras dos v ías— , se ve libre del
riesg o de co n v e rtirse en u n a p u ra e sp ec u lac ió n a leja d a de la ex p e­
rien c ia viv a del p u eb lo de D ios.
E n este sentido, la reflex ió n te o ló g ic a sobre la litu rg ia d a la d e b i­
da im p o rta n cia a los o rd in es o ritu a les de la eu c aristía y de los sa cra­
m e n to s y sacram e n ta les y a los d em ás libros litúrg ico s.
3. La vía a n tro p o ló g ica co n siste en ten er en cu e n ta las clav es
an tro p o ló g ico -cu ltu ra les, p sic o ló g ic as y lin g ü ístic as de u n a ce le b ra­
ció n p ara c a p ta r su cap ac id a d relig io sa, ex p re siv a y co m u n icativ a.
L a c ien c ia litú rg ica se sirve de las a p o rta cio n e s de n u m e ro sa s cien ­
cias del h o m b re, desd e la a n tro p o lo g ía cu ltu ral y la etn o lo g ía, la fe­
n o m e n o lo g ía de la relig ió n , la p sic o lo g ía y la so c io lo g ía, la se m io lo ­
g ía y la lingüística. L os resu ltad o s de to d o este c o n ju n to de ap o rta ­
cio n es p erm iten co n o c er la m o rfo lo g ía de los rito s y su in c id en c ia en
la fo rm a ció n de los cre y en te s y de las co m u n id ad e s, la n ec esid ad de
u n a ad e cu a ció n en tre las form as litú rg icas y los p ro tag o n istas y b e ­
n efic iario s de las ce le b ra cio n e s, las co n d icio n e s p ara u n a a d e cu a d a
ac ció n p astoral.

IV. LA APORTACION DE OTRAS CIENCIAS

Se h an m e n cio n a d o y a alg u n as ram as del sa b er q u e se o cu p an de


asp ecto s del h ec h o litú rg ico cristiano. A h o ra bien , las cien c ias n o
d irec tam en te litú rg icas, cu an d o tratan de la liturg ia, lo h ac en d esd e
su p ro p ia p e rsp e c tiv a y co n u n a p reo c u p ació n no siem p re co in cid e n ­
12 C I Ciencia litúrgica v formación litúrgica

te con la de ésta N o o b sta n te , su ap o rta ció n resu lta im p re scin d ib le y


d ebe ser ap ro v e ch ad a
En efecto, la cien c ia litú rg ica se sirve d e la h isto ria y de o tras
cien cias aux iliares p ara ap reciar, en cada ép oca h istó rica, la relació n
en tre la vida eclesial y la ce le b ra ció n litú rg ica, y en tre los rito s y la
cu ltura de un pueb lo L a c ien c ia litú rg ica debe al d erech o los c rite ­
rios para ju z g a r los v alo res de unidad y de d iv ersid ad en las form as
celeb rativ as, y p ara en c o n trar el eq u ilib rio en tre lo u n iv ersal y lo
p articu lar. A unque d u ran te m u c h o tie m p o el tu b m m — la letra ro ja
o rú b ricas— p rev a lec ió so bre el m g ru m — el tex to litú rg ico — , el
asp ecto ju ríd ic o de la litu rg ia tiene tam b ién su v alo r co m o g aran tía
de la ec lesialtd ad de las c e le b ra cio n e s ( c f SC 2 2 , 26, etc ). En el
cam p o de las ciencias d e l h o m b re los resu ltad o s han sido p o sitiv o s
cu ando han tratado de c o m p re n d e r el h ech o litúrg ico en p ro fu n d id ad
y no sólo desde fuera, y cu an d o la liturgia, sin p erd e r su id en tid ad de
cien cia teológica, ha sabido in teg rar los dato s an tro p o ló g ico s en el
co njunto de su p ro p ia reflex ió n 12
P or últim o, la te o lo g ía no es u n a cien cia au x ilia r de la liturgia,
sino su verd ad era m a triz En efecto , la te o lo g ía, en cu an to reflex ió n
so bre el hecho litúrgico en la p ersp e ctiv a de la rev elació n y con el
ap o y o en la trad ició n viva de la Ig lesia — v erd a d ero lu g ar h erm en eu -
tico de la P alabra d iv in a— , co n v ierte a la cien c ia litú rg ica en la sede
de la au to co n c ien c ia de la Ig lesia sob re un a de sus fu n cio n es co n sti­
tu tivas com o sa cram en to de C risto en m edio del m un d o . La teo lo g ía
no sólo ofrece a la c ien c ia litú rg ica sus m é to d o s p o sitiv o y esp ec u la­
tivo para definir la n atu ra lez a y la m isió n de la liturgia, sino tam b ién
p ara enuclear la ex p resió n de la fe qu e se en c u en tra en los ritos y en
los textos no con vistas a la fo rm u lació n d o g m ática, sino al culto n
Pero, por otra parte, la litu rg ia co n trib u y e a d esarro llar la d im en sió n
« litúrgica» de la teo lo g ía 14
En p articular, la te o lo g ía b íb lica p erm ite a la cien c ia litú rg ica
situ ar la celeb ració n en la co rrien te de los hech o s de la h isto ria de la
salvación Pero ju n to a la teo lo g ía b íb lica se sitú a la te o lo g ía p a trís­
tica para ay u d ar a in terp retar los ritos y las fo rm as sacram en tales en
el co n tex to doctrinal, ca te q u ético y m istag ó g ico en el que los S antos
Padres ex plicaron y ce leb raro n la liturgia.

12 Cf Lopf7 Martin 2, 23 60
11 Cf M a r s h i, S , «Teología litúrgica», en NDL, 1948-1967 (B ib l), y RL 80/3
(1993)
14 Cf T r i a c c a , A M , «Le sens theologique de la liturgic ct/ou le sens liturgiquc
de la theologie Esquisse pour une synthcse», en Id-Pisioia, A (dir ), La h tw gie son
sens son sprit sa methocie (Liturgie et theologie) (BELS 27, Roma 1982), 321 338
Posteriormente ha publicado mas estudios en la misma linea
C1 Ciencia litúrgica y formación litúrgica 13

V LA FORMACION LITURGICA

La cien c ia litú rg ica está al serv icio de la form ació n litú rg ica, c o ­
m o se ha in dicado an tes E sta form ación es in d isp en sab le para una
v iv e n cia p ro fu n d a de la litu rg ia Su co n v e n ie n cia ha sido reco rd ad a
u n a y o tra vez. «E l co m etid o m ás u rg en te es el de la fo rm ació n b í­
b lica y litú rg ica del p u eb lo de D ios p asto res y fieles E sta es una
o b ra a largo plazo, la cual d eb e e m p ez ar en los se m in a rio s y casas de
fo rm ació n y co n tin u ar d u ran te to d a la vid a sacerd o tal E sta m ism a
fo rm ació n , a d a p ta d a a su estado, es tam b ién in d isp en sab le para los
laicos, tan to m ás que éstos, en m u ch as reg io n es, están llam ad o s a
asu m ir resp o n sa b ilid ad es cada vez m ayores en la co m u n id ad » ,5.

1. N oción

F orm ación, ed u cació n , instrucción, in iciació n litú rg ica, en la li­


tu rg ia y para la liturgia, son los té rm in o s m ás u su ales p ara d esig n ar
alg o m ás que el m e ro co n o c im ien to te ó rico de la litu rg ia La fo r m a ­
ción litú rg ica es tan to el p ro ceso activ o de esta fo rm ació n co m o el
resu ltad o del proceso, es d ecir, el estad o y el nivel de fo rm ació n
a lca n za d a En to d o caso , la fo rm ació n litú rg ica n u n ca es en ten d id a
tan sólo co m o un co n ju n to de co n o c im ien to s so b re la liturgia, sino
qu e a fe cta ta m b ié n a la esp iritu alid ad de los cre y en te s y a su p artici­
p ació n en la vida litú rg ica de la Iglesia
En este sentido, la form ació n litú rg ica pu ed e d efin irse co m o un
asp ec to esencial de la form ació n cristian a in tegral, situ ad a en tre la
ed u cació n en la fe y la form ació n m oral, y que tien e p o r fin alid ad
in tro d u c ir a los m iem b ro s de la Iglesia en la p articip a ció n co n scie n ­
te, ac tiv a y fructuosa en la liturgia p ara una vida cristian a m ás p len a
( c f G E 2, SC 14, 19, 48)

2. C a ra cterística s

La form ació n litú rg ica ha de ser unitaria, aten d ie n d o tan to al su ­


je to que se form a en la litu rg ia co m o al o b je to m ism o de esta fo rm a­
ció n R especto del sujeto, la form ació n ha de m irar a la to talid ad de
la p erso n a y a su v ida C ad a cre y en te está llam ad o a en c o n trarse co n
D ios en Je su cristo en la acción litúrgica y a e d ific a r el cu erp o de la
Ig lesia R especto del objeto, la form ación litúrgica ha de ce n trarse en

|S J u a n P a b l o II, Carta Apost Vicesimus qumtus annus de 4-XI1-1988 (Typis


Polyglottis Vaticanis 1989).n 15, c f SC 15-19, 115, 129 O T 4 ,8 , 16, 19, P 0 4-5, 13,
14, 18, etc
14 C 1 Ciencia litúrgica y formación litúrgica

el m isterio de C risto ta m b ié n de m a n era g lo bal, au n cu an d o d eb a


d eten erse en alg u n o de sus asp ecto s, segú n la fo rm a grad u al que
tiene la liturgia de p resen tarlo 16
La fo rm ació n ha de ser a d a p ta d a a los d estin a ta rio s, es d ecir,
« co n fo rm e a la ed ad, co n d ició n , gen ero de v id a y g rad o de cu ltu ra
relig io sa» de los fieles (SC 19) La fo rm ació n litú rg ica h a de estar
p resen te en to d o el p ro ceso de la ed u c ac ió n en la fe y de la v id a
cristian a
La fo rm ació n litú rg ica es m ista go gica , es decir, o rien tad a p o r la
m ism a acción litú rg ica h acia la in tro d u cció n ca d a v ez m as p ro fu n d a
y vital en el m isterio que se ce le b ra Se trata de la n o ta esp ec ífica de
la form ación litúrgica, ya que o b ed e ce a la ex p e rie n c ia de la Iglesia
en la iniciación cristian a ,7.

3 O b je tiv o s

La fo rm ació n litúrg ica, co n las características d escritas, d eb e te ­


n er en cu en ta tres objetivo s:
1 O bjetivo g lo b a l, q u e co n siste en la o rien tació n de to d a la fo r­
m ación hacia la vid a de los cre y en tes, de m a n era q u e cad a uno p u e­
da d esarro llar su p ro p ia cap ac id a d y asu m a un d eterm in a d o c o m p o r­
ta m ien to en las ce le b ra cio n e s litú rg icas de acu erd o con su v o cació n
cristian a La fo rm a ció n litú rg ica h a de m ira r a la ed u cació n integral
de los hijos de D ios, pero ha de cu id ar e sp ec ialm en te la d im e n sió n
esp iritu al o v id a en el E sp íritu , sin o lv id a r la d im en sió n social y
co lec tiv a del se n tim ien to relig io so , a n t e l a n ec esid ad de o rien tar las
m a n ifesta cio n es de la p ie d ad p o p u la r ( c f SC 12-13)
2 O bjetivo eclesial, ten ien d o en cu en ta que la gran m e d iad o ra
p ara la rea liza ció n de la v id a cristian a es la Iglesia. La litu rg ia es
acción esen c ialm en te eclesial (cf. SC 26) E n este sentido, la fo rm a­
ción litú rg ica ha de fo m en tar la co n c ie n cia eclesial y de p e rte n en c ia
a una co m u n id ad local que se hace a sam b lea de cu lto en la ce le b ra ­
ción ( c f LG 26, SC 41 -4 2 )
3 O bjetivo sa c r a m e n ta l ex ig id o p o r la natu raleza m ism a de la
litu rg ia en cu a n to ac o n te cim ien to salv ífico que se rea liza en un rég i­
m en de signos Por tan to ha de aten d e r a la d im en sió n co rp o ral, ex ­
p resiva, co m u n ica tiv a , sim b ó lic a y estética de la litu rg ia L os que
to m an parte en ella han de co n o c e r el sig n ificad o de los sig n o s y de
los gestos, y el sen tid o m ism o de la ac ció n ritual co m o m ed io de la

16 Pti r a z z i n i , M , «Formación litúrgica», en NDL, 883-903, aquí 884-885, T e n a ,


P , «La formación litúrgica como responsabilidad pastoral», en Ph 127 (1982) 21-39,
y «Cuadernos Phase»21 (Barcelona 1990), Ph 146(1985), RL 68/5 (1981)
17 De la mistagogia se tratara en el capitulo XXVIII
C1 Ciencia litúrgica y formación litúrgica 15

in te rv en ció n d e D io s e n la v id a de lo s cre y e n te s y co m o e x p re sió n


de la resp u e sta h u m a n a a d ic h a in terv en ció n .

VI LA FORMACION LITURGICA DE LOS PASTORES

La n e c esid ad de p rep a ra ció n de los p asto re s en el cam p o litú rg i­


co p ro v ien e del c o m etid o q u e les c o rresp o n d e co m o ed u c a d o re s de
la p a rticip a ció n de los fieles en la litu rg ia ( c f P O 5) P ara rea liza r
esta ta re a han de esta r ello s m ism o s « im p re g n ad o s to ta lm e n te del
esp íritu y de la fu erza de la liturgia» (S C 14) El C o n cilio V atica­
no II rec o m en d ó v iv a m en te q u e se im p artiese a los alu m n o s de los
se m in a rio s y de las ca sa s de fo rm a ció n de los relig io so s « u n a fo rm a­
ción litú rg ica de la vid a esp iritu al p o r m e d io de una a d e cu a d a in ic ia­
ción que les p erm ita co m p re n d er los sag rad o s rito s y p articip a r en
ellos con to d a el alm a» (S C 17)
E stas d irec trice s se h an co n c reta d o en v a n o s d o cu m en to s, co m o
la R a tio F u n d a m en ta lis In stitu tio m s sa c erd o ta h s de 1970 18 y la In s­
tru cció n so b re la fo r m a c ió n litú rg ica en los S e m in a rio s de 1979 19
Por lo que se refiere a E sp añ a es p rec iso m e n c io n a r el P la n d e F o r­
m a ció n sa c e rd o ta l p a r a los S em in a rio s M a yo re s L a fo r m a c ió n p a ­
ra e l m in isterio p re s b ite r a l, a p ro b a d o el 2 4 -IV -1 9 8 6 p o r la X L IV
A sam b lea P le n a n a de la C o n fere n cia E p isco p al E sp añ o la, ju n to co n
el P la n d e E stu d io s d e l S e m in a rio M a y o r 20
En la ex h o rta ció n ap o stó lic a p o stsin o d al P a sto re s d a b o vobis, de
25-111-1992, el p ap a Juan P ablo II afirma* « P ara la fo rm ació n de
to d o cristian o , y en esp ecial de to d o sacerd o te, es m u y n ec esaria la
ed u c a ció n litúrgica, en el sen tid o p le n o de u n a in serció n vital en el
m isterio p ascu al de Je su cristo m u e rto y resu citad o , p rese n te y o p e­
ran te en los sa cram en to s de la Ig lesia» 21

18 C f supra n 1
19 S C pro Institutione Catholica, D e institutione litúrgica in seminaras (Typis
Polyglottis Vaticanis 1979), trad española, en separata de Vocaciones (Salamanca
1979)
20 En EDICE (Madrid 1986)
21 J u a n P a b l o II, Exhort apost Pastores dabo vobis de 25-111 1992 (Typis Poly­
glottis Vaticanis 1992), n 48 Sobre la formación litúrgica de los presbíteros c f G o n
z a l e z , R , «La vida y la formación litúrgica de los candidatos al sacerdocio», en

Seminarios 39 (1993), 431-449, L a g h i , P , «La formazione permanente del “Prete


presidente” della celebrazione litúrgica», en Not 330 (1994), 29 40, L o p f z M a r t i n , J ,
«El carácter mistagogico de la formación litúrgica de los futuros presbíteros Ante el
Sínodo de 1990», en Salm 37 (1990), 5 32, Id , «La formación litúrgica del presbítero
Notas bibliográficas» en Ph 179 (1990), 417-433, S a r i o r e , D , «Formación litúrgica
de los futuros presbíteros», en NDL, 903-912, y Ph 176 (1990)
PARTE PRIMERA

EL M I S T E R I O E N LA H I S T O R I A
C a p ít u l o II

LA LITURGIA EN LA ECONOMIA DELA SALVACION

Dios, que quiere que todos los hombres se salven y


lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2,4), ha­
biendo hablado antiguamente en muchas ocasiones y de
diferentes maneras a nuestros padres por medio de los
profetas (Heb 1,1), cuando llegó la plenitud de los tiem­
pos envió a su Hijo, el Verbo hecho carne (SC 5).

BIBLIOGRAFIA

B althasar, H. U. v o n , «El misterio pascual», en MS III/2, 143-335;


C asel, O., El misterio del culto cristiano (San Sebastián 1953); C u l l m a n n ,
O., La historia de la salvación (Barcelona 1967); C u v a , A., «Jesucristo»,
en NDL, 1071-1093; L ó p e z M a r t í n 1, 91-200; O ñ a t i b i a , L , La presencia
de la obra redentora en el misterio del culto cristiano (Vitoria 1954); P i s ­
t o / a , A., «Historia de la salvación», en NDL, 998-1015; S o d /, M., Liturgia:

pienezza e momento della storia della salvezza, en D e l l ’O r o , F. (dir.),


Mysterion. Miscellanea S. M arsili (Leumann-Torino 1981), 111-152; S o r -
ci, P., «Misterio pascual», en NDL, 1342-1365; T r i a c c a , A. M . - P i s t o i a , A.
(dir.), Le Christ dans la liturgie (BELS 20, Roma 1981); I d e m (dir.), L ’eco-
nomie de salut dans la liturgie (BELS 25, Roma 1982); VV.AA., «La pre­
sencia del Señor en la comunidad cultual», en Actas Congreso Internacio­
nal de Teología del Vaticano //(B arcelo n a 1972), 281-351; y «Cuadernos
Phase» 5 (Barcelona 1988).

C u a n d o el C o n c ilio V atican o II q u iso referirse a la litu rg ia no lo


hizo sig u ien d o un p la n te a m ie n to esco lá stic o , sino qu e recu rrió al
le n g u aje b íb lico y patrístico . D e m o d o se m ejan te los lib ro s litú rg ico s
p ro m u lg a d o s en el cu rso de la ap lica ció n de la refo rm a de la liturgia,
p ara p re se n ta r los d istin to s sig n o s sacram e n ta les, se sirv en tam b ién
de la te o lo g ía b íb lica y litúrgica. Y el C a tecism o d e la Ig lesia C a tó ­
lica , p u b lic ad o en 1992, em p le a el m ism o p ro ce d im ie n to cu a n d o tra ­
ta de la litu rg ia en general y de ca d a u n o de los sacram e n to s en la
ec o n o m ía de la salvación
L a co m p re n sió n de la litu rg ia es m á s co m p leta y co h e ren te c u a n ­
do se la sitúa en la p e rsp e c tiv a que le es co n n a tu ral, es d ecir, d en tro
de la e c o n o m ía sa lv ífica p ro y e c ta d a y re v e la d a p o r el P ad re, cu m p li­
d a p o r el H ijo y S eñ o r n u estro Je su cristo y llev ad a a cab o p o r el
E sp íritu S anto en la eta p a de la Iglesia, q u e tran sc u rre d esd e P en te­

1 Caí 1076ss y 1210ss.


20 PI El misterio en la historia

costés hasta el reto rn o g lo rio so de C risto Pero el ce n tro de esta ec o ­


nom ía lo ocu p a el m isterio pascual de Je su cristo , q u e a su v ez c o n s­
tituye el n úcleo de toda celeb ració n litú rgica En d ic h o m isterio se
realizó la salv ació n que la Iglesia anuncia y a c tu a liz a en la litu rg ia

I DE CRISTO, DONANTE DEL ESPIRITU, A LA LITURGIA DE LA


IGLESIA

La Iglesia existe y vive co m o efecto de la p rese n cia en ella del


p o d er de la m uerte y resu rrecció n del S eñor El E sp íritu S anto re­
cuerda todo lo que C risto h a realizado y d escu b re el sig n ific ad o sal-
vífico del M isterio pascual, p ero tam bién hace p rese n te y o p era n te
este m isterio e introdu ce a to d o s los h om b res en él La resu rrecció n
de C risto con la d o n ació n del E spíritu está, p o r ta n to , en el o rig en de
la liturgia de la Iglesia y es el m otivo central de cad a un a de sus
celeb racio n es, esp ec ialm en te de la eu caristía (cf. 1 C o r 11,26)

1 C risto resu citad o, fu en te de la salvación

En efecto, en la resu rrecció n la h u m an id ad de C risto , « in stru ­


m ento de n uestra salv ació n » (SC 5), se ha co n v e rtid o p ara to d o s los
hom bres en fuente viva e in ago tab le del E spíritu S an to (cf. Jn 7,37-
38, 19,34, Is 12,3) Los sig n o s de la litu rg ia son a h o ra el n u ev o
ám bito ex tern o e histó rico de la m an ifestació n v isib le del H ijo en ­
c a m ad o del Padre «L o que fue visible dé n uestro R ed en to r ha p asa­
do a sus sacram entos» 2
Se trata de la d o ctrin a de la p resencia de C risto en la acció n
litúrgica, que con fiere a esta toda su efic ac ia sa lv ífica (cf. SC 7)
D esde esta do ctrin a se pu ed e h ablar de C risto co m o sa cram e n to del
en cuentro con D ios, y de los sacram en to s co m o acto s de salv ació n
personal de C risto que se hace p resen te en un acto sim b ó lic o ecle-
sial En d efin itiv a, no ex iste otro ac o n tecim ien to sa lv ifico , o tro n o m ­
bre en el que pod am o s alca n za r la salvación ( c f H ech 4 ,1 2 , R om
10,13) ni «otro sacram en to q u e C risto» ^

1 S a n L i o n , Hom 74,2, en G a r r i d o , M (ed ), San León Magno Homilías sobre el


año litúrgico (BAC 291, Madrid 1969), 307 Una frase analoga de san Ambrosio
«Cara a cara te has mostrado, oh Cristo, te encuentro en tus sacramentos», en Apol
prof David 12,58, en PL 14, 875
' S a n A c j ü s i i n , Ep 187,34, e n PL 38, 845
C2 La liturgia en la economía de la salvación 21

2. La Iglesia, sa c ra m en to de C risto

La g lo rifica ció n fue ta m b ié n el m o m e n to en q u e «del co stad o de


C risto d o rm id o en la cru z nació el sa cram e n to ad m irab le de la Igle­
sia en tera» (S C 5) En efecto , C risto resu c ita d o «en v ió su E sp íritu de
v id a a sus d isc íp u lo s y p o r m ed io de él co n stitu y o a su cu erp o , la
Iglesia, com o sa cram e n to un iversal de salv ació n » (LG 48, c f 1) La
Ig lesia n ació co m o cuerp o de C risto ( c f 1 C o r 12,12-27, etc ) y co ­
m o esp o sa del V erb o e n c a m a d o (c f E f 5,2 5 -3 2 , A p 19,7, etc ), p o r­
ta d o ra del E spíritu del S eñor, «que es el único y el m ism o en la
C a b ez a y en los m ie m b ro s E ste de tal m an era da vida, u nidad y
m o v im ien to a to d o el cu erp o , que los P ad res p u d iero n co m p arar su
fu n ció n a la que realiza el alm a, p rin cip io de vida, en el cu erp o h u ­
m ano» (LG 7, c f 4). El E spíritu va ed ifican d o la Iglesia y la hace
cre cer h asta la m e d id a de C risto (cf. E f 4,4 -1 6 )
La Iglesia es ah o ra el p rim e r sig no sacram en tal p o r m ed io del
cual se hace p resen te en v isib ilid a d h istó ric a el don de la salv ació n
(cf. SC 7) A trav és de ella, C risto sig ue ac tu an d o en el m u n d o y
h ac ie n d o realid ad el acceso de los h o m b res a D ios L a co n d ició n
sacram en tal de la Iglesia se m a n ifiesta no sólo en su actu ació n co ti­
d ian a ante el m und o (cf. G S 4 0), sino de m an era esp ecial a través de
los sa cram en to s y de o tro s sig n o s En to d o s ellos la Ig lesia se auto-
rea liza com o « señal e instru m en to » de la p resen cia de la salv ació n
( c f LG 1) T o d a la Iglesia es ám b ito extern o de esta realid ad en sus
c a n sm a s, funciones y m in iste rio s, pero sob re to d o en aq u e llo s sig ­
n o s que co n stitu y en la fu ente m ism a de d o n d e d im a n a su fu erza y
cu y a efic ac ia sa lv ífica no es su p erad a po r n in g u n a o tra acció n ecle-
sial ( c f SC 7, 10, PO 5) Por eso la p rin cip al m an ifesta ció n de la
Ig lesia se p ro d u ce en la asam b lea litú rg ica ( c f SC 4 1, LG 26)

3 P a scu a -P en teco stés p erm a n en tes

«E l día de P enteco stés, p o r la efu sió n del E spíritu S anto, la Ig le­


sia se m a n ifiesta al m u n d o ( c f SC 6 , LG 2) El don del E spíritu
in au g u ra un tiem p o n u ev o en la “d isp e n sac ió n del m iste rio ” : el tiem ­
p o de la Iglesia, d u ran te el cual C risto m an ifiesta, h ace p resen te y
co m u n ica su o b ra de salv ació n m ed ian te la liturgia de su Iglesia
“ h asta que él v en g a” (1 C o r 11,26). D urante este tiem p o de la Igle­
sia, C risto vive y ac tú a en su Iglesia, y con ella ya de un a m an era
nueva, la p ropia de este tiem p o n u evo A ctú a p o r los sacram en to s,
esto es lo que la T ra d ic ió n co m ú n de O rien te y O ccid en te llam a “ la
ec o n o m ía sa cram e n ta l” , ésta co n siste en la co m u n icació n (o “ dis­
p e n sa c ió n ” ) de los fru to s del m isterio p ascu al de C risto en la cele-
22 P.L El misterio en la historia

b rac ió n de la litu rg ia “ sa c ra m e n ta l” de la Ig lesia» (C a í 1076; cf. 739;


1152).
En to d a ce le b ra ció n se p ro d u ce u na e p ifa n ía del E sp íritu , in v o c a ­
do p o r la o rac ió n de la Ig lesia aso cia d a a la o rac ió n de C risto (cf. Jn
14,16) y en v iad o de n u ev o p o r el P ad re p ara rea liza r la san tifica ció n
de los hom b res. «El E sp íritu S anto fue env iad o el d ía de P en te co stés
p ara que sa n tifica ra c o n tin u am en te a la Iglesia» (L G 4). E sto es lo
qu e la Ig lesia viv e y c e le b ra e fic az m en te c a d a v ez q u e se reú n e en
a sam b lea litúrgica. Si sie m p re es P a scu a , p o rq u e to d o do n y g rac ia
v ien en del P adre en v irtu d de la m u e rte y resu rre cc ió n de C risto con
la d o n ac ió n del E sp íritu S anto, sie m p re es ta m b ién P en te c o sté s, p o r­
qu e el E sp íritu « d ad o r de vid a» es co m u n ica d o p e rm a n en te m e n te a
la Ig lesia y a los fieles en la litu rg ia (cf. Jn 20 ,1 9 -2 3 ; M t 18,19-20).

II. LA ECONOMIA DE LA SALVACION

L a litu rg ia, co n to d o lo q u e la p rec ed e — la co n v e rsió n y la fe—


y con to d o lo q u e la sigue — la v id a m o ral— , es el m o d o actu al de
en trar en la co rrien te h istó ric a de la sa lv ac ió n co m o rea liza ció n del
d esignio del P ad re en favor de los h o m b res 4. L a ec o n o m ía d e la
sa lv a ció n re v e la d a en la S ag rad a E sc ritu ra co m o ec o n o m ía d el m is­
terio (cf. E f 3,9) tien e su c o n tin u ac ió n en la eco n o m ía sa c ra m e n ta l
(cf. C at 1076; 1092). E sto h ac e qu e se d istin g an m o m en to s o tie m ­
p o s su c esiv o s en la rea liza ció n h istó ric a del d esig n io salv ífico del
P ad re (cf. SC 5 - 6 ; L G 2-4).

1. L as eta p a s d e la h isto ria de la sa lvación

L a sa lv ac ió n es u na rea lid ad que fue p rim e ro m isterio esco n d id o


en el P adre, a n u n c ia d o d esp u és p o r los p ro fetas, cu m p lid o en C risto
y dad o a co n o c er p o r la p re d ic a c ió n ap o stó lic a (cf. R om 16,25-27*
E f 3,3-12; 1 T im 3,16):
1. E l a n u n cio y la p re p a ra ció n . Es el tiem p o de la g rad u al
revelación del am or del Padre hacia todos los hom bres y de la elección
de éstos en C risto (cf. R om 8,29-30). L a salv ació n se fue h acien d o
p resen te y se m an ifestó , en lo que llam am o s A n tig u o T estam en to , en
u n a serie de p erso n a s, a c o n te cim ien to s, in stitu cio n es, realid ad es y
signos que p refig u rab an la p le n itu d que h a b ría de alcan zarse en C ris­

4 Cf. D a n i e l o u , J., Historia de la salvación y liturgia (Salamanca 1965); D a r l a p ,


A., «Teología fundamental de la historia de la salvación», en MS 1,47-204; VV.AA.'
«El concepto teológico de historia de la salvación», en Actas Congreso, op. cit.,
463-572; V a g a g g i n i , C., «Historia de la salvación», en NDT 1, 642-665, etc.
C.2. La liturgia en la economía de la salvación 23

to (cf. 1 Pe 1,10-12): « E sta o b ra d e red e n ció n h u m a n a y de g lo rifi­


ca ció n p e rfe c ta de D io s (fu e) p re p a ra d a p o r las m a ra v illa s q u e D ios
h izo en el p u eb lo de la A n tig u a A lia n za » (S C 5). D en tro de la u n i­
d ad in e scin d ib le de los d o s T e sta m e n to s (cf. D V 16-17), la p re d ic a ­
ció n ap o stó lica, los S an to s P ad res y la litu rg ia se h an se rv id o de la
tip o lo g ía p ara d e sta c a r la n o v ed a d de C risto y de los sa cram e n to s de
la Ig lesia a p artir d e las fig u ra s (tip o s) q u e los a n u n c ia b a n 5.
2. L a p le n itu d y e l cum p lim iento . E s el tiem p o en que el an u n ­
cio (la P ala b ra ) se h ac e re a lid a d (ca rn e ) p a ra los q u e creen y lleg an
a ser h ijo s de D ios (cf. Jn 1,12-14). El N u e v o T e sta m e n to se refiere
a la « p le n itu d de los tie m p o s» (cf. G ál 4 ,4 ) co m o ep ifa n ía de la sal­
v ac ió n (cf. 2 T im 1,9-10; T it 2,1 1; 3 ,4 -7 ) y p re se n c ia d efin itiv a del
E m m a n u e l o « D io s-co n -n o so tro s» (M t 1,23; Is 7,14). C risto es, en
e fecto , el d ep o sita rio de esta n u ev a situ ac ió n q u e se m a n ifie sta en
sus p a lab ras y en los sig n o s q u e realiza: «L as p alab ras y accio n es de
Jesú s d u ran te su vid a o cu lta y su m in iste rio p ú b lic o eran y a salvífi-
cas. A n tic ip ab a n y a la fu erza d e su m isterio p ascu a l» (C a t 1115).
El ú ltim o signo que él rea lizó , c u lm in a ció n de to d o s los acto s de
e n tre g a al P adre y de se rv ic io a los h o m b res, fue su p a sió n y m u e rte
en la q u e en tre g ó su E sp íritu a la Ig lesia ( c f Jn 19,30.34; 1 Jn 5,6-8):
« C risto el S eñ o r rea lizó e sta o b ra de red e n ció n h u m a n a y d e g lo rifi­
cació n p erfec ta de D ios... p rin c ip a lm e n te p o r el m isterio p ascu a l de
su b ie n a v e n tu ra d a p asió n , de su re su rre cc ió n de en tre los m u e rto s y
de su g lo rio sa asce n sió n » (S C 5; cf. L G 3). P ero la v ísp e ra d e p a d e ­
ce r Je sú s in stitu y ó el m e m o rial d e su m u e rte y re su rre c c ió n y lo
co nfió a la Iglesia p a ra que lo rea lice h asta su v u elta (cf. SC 47;
1 C o r 11,23-26).
3. La a ctu a liza ció n y la p e rm a n e n cia . En la m u erte del S eñor,
co n la en tre g a del E sp íritu y el n ac im ien to de la Ig lesia, se d a p aso a
la te rc e ra e tap a de la re a liza ció n de la e c o n o m ía salv ífica. Se in icia
el « tie m p o de la Ig lesia» o « tie m p o del E sp íritu S anto», c o n tin u a ­
ció n y resu ltad o , a la vez, d el tie m p o de C risto. L a p re se n c ia d e la
sa lv ac ió n en m ed io de los h o m b res, p ro c la m a d a so le m n e m en te p o r
el m ism o Je sú s en la sin a g o g a de N az aret (cf. Le 4 ,1 4 -2 2 ), no cesa,
p ero se p ro d u ce y se m a n ifiesta d e o tro m odo. E n efecto , se g ú n el
d esig n io d iv in o , la o b ra d e la red e n ció n h a de lleg ar a to d o s lo s h o m ­
b res m e d ian te la fe en el E v an g e lio y la in c o rp o rac ió n p e rso n a l al
m isterio de C risto en los sacram en to s.
E sta es p rec isam en te la m isió n de la Iglesia: « P o r esta razó n ,
co m o C risto fue en v iad o p o r el P adre, él m ism o en v ió ta m b ié n a lo s
A p ó sto les, llenos del E sp íritu Santo, no sólo p ara q ue, al p re d ic a r el
E v an g e lio a to d a criatu ra, an u n c ia ra n q ue el H ijo de D io s, co n su

5 Véanse los ejemplos propuestos en Cat 1094, 1217-1222 y 1541-1543.


24 P.l. El misterio en la historia

m u erte y re su rre cc ió n , nos h a lib erad o del p o d e r de S atan ás y de la


m u erte y nos h a co n d u c id o al rein o del P adre, sino tam b ién p ara qu e
rea liza ran la o b ra de salv ació n que an u n c ia b an m ed ian te el sa c rific io
y los sa cram e n to s en to m o a los cu ales gira to d a la v id a litú rg ica»
(SC 6 ; cf. LG 4; A G 4-5).

1. La litu rg ia , sín tesis de la h isto ria salvífica

Se p ro d u ce , p o r tanto, un m o d o n uevo de intro d u cir a los h o m ­


bres en la c o rrien te de la salv ació n . «C risto ac tú a ah o ra p o r m e d io de
los sa cram en to s, in stitu id o s p o r él p ara co m u n ica r su g racia» (C aí
1084; cf. 1115-1116). «E n los sacram en to s, C risto co n tin ú a “ to c á n ­
d o n o s” p ara sa n am o s» (C at 1504). L a liturgia, en la ú ltim a etap a de
la h isto ria de la salv ació n , h ace q ue « p reg u ste m o s y p articip e m o s en
la litu rg ia ce le ste que se ce le b ra en la ciu d ad santa, Jeru salén , h ac ia
la que nos dirig im o s com o p ereg rin o s» (SC 8 ; cf. LG 5 0 ) 6. D e este
m o do, fu n d ien d o el pasado, el p rese n te y el futuro, la litu rg ia a p a re ­
ce com o m o m e n to sín tesis de to d a la h isto ria salv ífica y co n fig u ra el
tie m p o de la Ig lesia com o la etap a ú ltim a y d efin itiv a de la sa l­
vación 7.

III. LA LITURGIA, OBRA DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPIRITU


SANTO

L a liturgia, en la h isto ria de la salvación, es siem p re do n d iv in o


a la Ig lesia y o b ra de to d a la SS. T rin id ad en la ex iste n cia de los
h o m bres. F rente al culto relig io so , ex p re sió n del deseo del h o m b re
de acercarse a D ios, la litu rg ia cristian a fo rm a parte de la au to m an i-
festación del P adre y de su am o r infinito h ac ia el h o m b re, p o r Je su ­
cristo en el E sp íritu S anto. La d im e n sió n trin itaria de la litu rg ia
c o n stitu y e el p rin cip io te o ló g ic o fun d am en tal de su n atu raleza, y la
p rim e ra ley de to d a celeb ració n .
L a litu rg ia ex p re sa esta rea lid ad d in á m ic a usan d o la fó rm u la p a u ­
lina de 2 C o r 13,13 en los salu d o s y en el com ien zo de la p le g aria
eu carística: « L a g rac ia (cháris) del S eñor Jesucristo , el am o r (agápé)
de D ios y la co m u n ió n (koinónia) del E sp íritu Santo (estén ) con to ­
d o s v osotros». L o m ism o dice el fam oso ax io m a p atrístico : « T o d o
do n vien e del P adre, p o r el H ijo y S eñor nuestro Jesu cristo , en la

6 Véase también Cat \ 137-1139.


7 Cf. M a r s i l i , S., «La teología della liturgia nel Vaticano II», en Anamnesis 1,
85-105,espec. 91-92.
C.2. La liturgia en la economía de la salvación 25

unidad del Espíritu Santo, y en el mismo Espíritu, por Jesucristo


retorna de nuevo al Padre» 8.

1. L a p resen cia y la ob ra d el P ad re

En la liturgia Dios es siempre «el Padre de nuestro Señor Jesu­


cristo que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espiritua­
les en Cristo» (Ef 1,3; 2 Cor 1,3), de manera que la oración litúrgica
se dirige de suyo al Padre, como establecieron los antiguos concilios
norteafricanos 9. Pero el Padre es también el término de toda alaban­
za y de toda acción de gracias. En este sentido, la liturgia es expre­
sión de la «teología», según el uso patrístico y litúrgico de este tér­
mino, es decir, la confesión de las maravillas obradas por Dios Padre
en la historia salvífica y, por consiguiente, en la liturgia y en la vida
de los hombres. «En la liturgia de la Iglesia, Dios Padre es bendeci­
do y adorado como la fuente de todas las bendiciones de la creación
y de la salvación» (Caí 1110; cf. 1079-1083).
La liturgia tiene un carácter teocéntrico, de manera que no sólo
la dimensión antropológica — el hombre creado a imagen de Dios y
restablecido en su dignidad por Jesucristo— , sino también la dimen­
sión cósmica — los cielos y la tierra y todas las criaturas— , están
orientadas a reconocer la absoluta soberanía del Padre y su infinito
amor al hombre y a toda la creación (cf. Jn 3,16; 1 Jn 4,9; Rom
8,15-39). Finalmente, todo será recapitulado en Cristo y presentado
como una oblación al Padre (cf. 1 Cor 8,6; 15,28; Ef 1,10).

2. La p resen cia y la ob ra d el H ijo J esu c risto

La manifestación divina trinitaria en la liturgia alcanza su culmi­


nación en la referencia a la obra del Hijo y Señor nuestro Jesucristo.
El símbolo de la fe, la plegaria eucarística y las grandes fórmulas
eucológicas desarrollan ampliamente la «cristología», es decir, la
presencia entre los hombres de Cristo, revelador del Padre y donante
del Espíritu que nos hace hijos de Dios. La plegaria litúrgica, por

8 Cf. V a g a g g i n i , C., El sentido teológico de la liturgia (BAC 181, Madrid 1959),


184-233.
9 Ut nemo in precibus vel Patrem pro Filio, vel Filium pro Patre nominet: et cum
altari assistitur, semper ad Patrem dirigatur oratio: Can. 21 del Concilio de Hipona,
can. 23 del Concilio de Cartago, en M a n s i , III, 884 y 922; cf. NnuNHtustR, B., «Der
Canon 2 1 des Konzils von Hippo 393 seine Bedeutung und Nachwirkung», en Augus-
tinianum 25 (1985), 105-119.
26 PI El misterio en la historia

tan to, ex p re sa la ce n tralid ad del m isterio de C risto en la litu rg ia, y


h ace m e m o ria de toda su o b ra red en to ra 10
Pero C risto , « sen tad o a la d ere ch a del P ad re» ( c f M e 16,19), es
el M e d iad o r ú n ico en tre D io s y los h o m b res ( c f 1 T im 2,5 , H eb
12,24), el S um o S acerd o te del san tu ario ce le ste ( c f H eb 8 ,1 -2 , etc ),
el in te rceso r p erm a n en te ( c f R om 8,34, 1 Jn 2,1, H eb 7 ,25) S an
P ab lo e x h o rta b a a la co m u n id ad cristian a a ca n ta r a D io s y a d arle
gracias « en el n o m b re del S eñ o r Jesu cristo » y « p o r m e d ia c ió n de él»
(C ol 3 ,1 6 -1 7 , c f E f 5,1 9 -2 0 ) « C risto ora p o r n o so tro s, o ra en n o so ­
tro s y es in v o cad o p o r n o so tro s» 11
C om o S eñ o r y c a b ez a de la Iglesia, C risto p erm a n ec e ju n to a ella
y se h ace p rese n te p rin cip alm e n te en los acto s litú rg ico s de d iv e rso s
m o d o s p ara lle v ar a cabo la o b ra de la sa lv ació n ( c f SC 7) L a p re ­
sen cia de C risto en la litu rg ia es u n a p re se n c ia d in á m ic a y eficaz,
qu e h ace de los acto s litú rg ico s ac o n te cim ien to s de sa lv ac ió n E n la
E u ca ristía esta p re se n c ia es, ad em ás, su stan cial « T al p re se n c ia se
llam a re a l no p o r ex c lu sió n , co m o si las o tras no fu eran re a les, sin o
p o r an to n o m asia» 12 L os m o d o s o grad o s de la p rese n cia del S eñ o r
en la litu rg ia c o n firm a n qu e é s ta es, ante to d o , a c ció n de C risto , el
cual a so cia al ejercic io de su sa ce rd o c io a to d o s los fieles en v irtu d
del b au tism o ( c f SC 14, LG 10-11) 13
El ám b ito ex tern o de esta p re se n c ia es la Ig lesia, co m o se h a
dicho an tes P ero el «ám b ito » interno es el E sp íritu Santo 14, el d o n
qu e el P adre h a en tre g ad o al H ijo en la resu rre cc ió n y qu e éste h a
d erram a d o sobre la Ig lesia ( c f H ech 2,32 33) p ara q u e m o re en ella
y en el c o ra zó n de los fieles co m o en un tem p lo ( c f E f 2 ,1 8 -2 2 , 1
C o r 3,16 -1 7 , 2 C o r 6,16) El E sp íritu S anto asiste siem p re a la Ig le­
sia en la a c c ió n litú rg ic a p a ra q u e in v o q u e a su S e ñ o r ( c f A p
22 ,17 20)

10 Cf L a n n e , E , «La relazione dell’anafora eucaristica alia confessione di fede»,


en Sacra D ottnna 47 (1967), 383-396
11 S a n A g u s t í n , Jn Ps 85, 1, en CCL 39, 1176
12 P a b l o VI, Encíclica Mysterium Fidei de 3-IX-1965, n 22, en AAS 57 (1965),
764, trad españ en G u e r r e r o 1 , 273
13 Sobre los diversos modos de la presencia del Señor en la liturgia c f B e r n a l ,
J M , «La presencia de Cristo en la liturgia», en Not 216/217 (1984) 455-490, B u r k i ,
B , «Le Chnst dans la liturgie, d’apres rarticle7 de la SC», en QL 64 (1983), 196-212,
C u v a , A , Lapresenza di Cristo nella liturgia (Roma 1973), G a l o t , J , «La cnstologia
nella SC», en Not 203 (1983), 305-319, H a e s , P de, «Les presences du Chnst Signeur
Differents modes d’actualisation dans la liturgie», en LumVit 20 (1965), 259 274,
P a r r e , P , «Presence reelle et modes de presence du Chnst», en QL 69 (1988), 163-
184, S a y e s , J A , La presencia real de Cristo en la Eucaristía (BAC 386, Madrid
1976), S c h i l l e b e e c k x , Cristo sacramento del encuentro con Dios (San Sebastian
1969)
14 Cf R a h n e r , K , «La presencia del Señor en la comunidad cultual Síntesis
teológica», en Actas Congreso op c it , 341 -351, aquí 343-344
C2 La liturgia en la economía de la salvación 27

3 L a p resen cia y la o b ra del E spíritu S an to

El E sp íritu S anto es el don de la P ascu a del S eñor, el « don de


D ios» (Jn 4,1 0 , H ech 11,15), p ro m etid o p a ra los tie m p o s m esiam co s
( c f Is 32,15, 44,3, E z 3 6 ,2 6 -2 7 , J1 3 ,1-2 , Z ac 12,10), que el M e d ia­
d o r único del cu lto v erd a d ero h a en tre g ad o a la Ig lesia p ara que esta
realice, a su vez, su m isió n ( c f Jn 2 0 ,2 1 -2 3 ) B ajo la g u ia y el im ­
p u lso del E sp íritu la Ig lesia o ra ( c f R om 8,26 -27 ), ca n ta y ce le b ra al
P ad re ( c f E f 5 ,1 8 -2 0 , C o l 3,1 6 -1 7 ), co n fie sa a Jesú s co m o S eñ o r ( c f
1 C o r 12,3b, F lp 2 ,1 1 ) y lo in v o c a en la esp era de su re to m o (c f
1 C o r 11,26, 16,12, A p 2 2 ,17 20) 15
E n este sentido, la litu rg ia es d o n ació n co n tin u a del E sp íritu S an ­
to p a ra re a liz a r la co m u n ió n en la v id a d iv in a e in ic ia r el re to m o de
to d o s los d o n es h a c ia el que es su fu en te y su te rm in o P o r eso to d a
acción litú rg ica tien e lu g ar «en la u n id a d del E sp íritu S an to » , no solo
co m o « ad o ra ció n a D ios en el E sp íritu y en la v erd ad » ( c f Jn 4 ,23-
24), sino ta m b ié n co m o ex p re sió n de la co m u m o n d e la Ig lesia, qu e
b ro ta del m isterio trin itario y es rea liza d a p o r la p re se n c ia y la a c tu a­
ción del m ism o E sp íritu P or este m o tiv o to d a o ració n litú rg ica es
siem p re o ració n de la Iglesia « co n g re g ad a p o r el E sp íritu S anto» ( c f
OGLH 8 )
El E sp íritu h ab ilita ta m b ié n a los crey en tes p ara rec ib ir la P alab ra
d iv in a y a c o g erla en sus co ra zo n es P o r la acció n del E sp íritu , que
a c o m p a ñ a sie m p re a la P a la b ra ( c f S al 3 3 ,6 ) y v a re c o rd a n d o
(a n a m n esis) y g u ia n d o h ac ia la v erd a d p le n a ( c f Jn 14,15-17 26,
etcetera), «la P alab ra de D ios se co n v ierte en fu n d am e n to de la ac­
ció n litú rg ica y en n o rm a y a y u d a de to d a la v ida» ( c f O L M 9) P or
eso la acció n ritu a l q u e sig u e a la litu rg ia de la P ala b ra se ap o y a en
la p etició n al P adre, p o r m ed io de Je su cristo , de la p rese n cia tra n s­
fo rm a d o ra del E sp íritu S an to sobre los elem e n to s sa cram en tales y
so bre los fieles (ep iclesis)
En sum a, el E sp íritu S anto, co n su acció n in v isib le, h ace qu e los
actos sa cram e n ta les de la Ig lesia rea lice n lo que sig n ifican , c o n d u ­
cien d o la o b ra de C risto a su p le n itu d segú n el d esig n io etern o del
P ad re

15 C f Cat 1 0 9 1 - 1 0 9 3 y 1 0 9 9 - 1 1 0 9 Sobre el Espíritu Santo en la liturgia c f L ó p e z


M , J , «Bibliografía pneumatologica fundamental», en Ph 1 4 9 / 1 5 0 ( 1 9 8 5 ) , 4 5 7
a r t in

4 6 7 , M a g n o l i , C l , «Quarant’anni di letteratura litúrgica attomo al tema pneumatolo-


gico (Note e rassegne)», en ScCatt 1 1 7 ( 1 9 8 9 ) , 7 7 1 0 3 , y «Cuadernos Phase» 3 4
(Barcelona 1 9 9 2 ) , etc
28 PI El misterio en la histona

IV LA LITURGIA, SALVACION EN LA HISTORIA

La se g u n d a etap a de la h isto ria de la sa lv ació n sup u so el m o m e n ­


to en que ésta alca n zo su m a y o r g rad o co m o e p ifa n ía de la p rese n cia
d iv in a en el tie m p o , el p u n to nodal en el q u e co n flu y e n to d a s las
in te rv en cio n es d iv in a s q ue p rep araro n la v en id a de Jesús, y de d o n d e
arran can los n u ev o s sig n o s p o rtad o res de la sa lv ació n T o d a la h isto ­
ria de la sa lv ac ió n está rec ap itu lad a en C risto ( c f E f 1,10)
L a e n c a m a c ió n sig n ific a que D ios se u n ió p ara siem p re a la h is ­
to ria h u m an a y q ue la sa lv ac ió n , au n q u e en su realid ad p len a es m e-
ta h istó n c a y esca to lo g ic a, ha de rea liza rse en el tiem p o C risto en el
tiem p o es la gran señal de que el R eino de D ios h a lleg ad o d efin iti­
v am en te ( c f M e 1,15, Le 4 ,2 1 ) D e C risto b ro ta la luz que ilu m in a y
da sentido a to d a la h isto ria h u m a n a en rela ció n con la ec o n o m ía de
la sa lv ació n El es el S eñ o r de la historia, el P an to c ra to r ( c f A p 1,8,
H eb 13,8)

1 El m isterio p a scu a l, « ep h á p a x » de la sa lvació n

En efecto , la h isto ria h u m an a, co n tem p lad a a la luz de la fe, a p a ­


rece se m b ra d a de ac o n te cim ien to s que, o c u rrid o s un a vez, han su­
pu esto una in te rv en ció n d iv in a d ec isiv a p ara el fu tu ro E stos m o ­
m en to s se llam an, en el len g u aje bíblico, kairoi —tiem p o s o p o rtu n o s
y fav o rab les— y resp o n d en a la ec o n o m ía d iv in a de la salv ació n 16
A hora bien, los kairoi estab lece n una línea de co n tin u id ad a lo largo
de to d a la h isto ria, de m an era q u e su c a rácter salv ífico esta p resen te
en todos los m o m e n to s de la h isto ria de la salv ació n , aun cu an d o
cada uno te n g a su p ro p ia in c id en c ia S urge en to n ce s una caracterís­
tic a de to d o s los kairoi, la de ser irre p etib le s, e p h á p a x — d e u n a vez
p ara siem pre
P ero en tre to d o s los k a u o i sal vi fíeos hay uno qu e está en el c e n ­
tro y es el p ara d ig m a de to d o s los d em as Es el k a iro s de Jesu cristo
y de su m isterio pascual, p len itu d de la histo ria salv ífica E ste kairos
es ta m b ié n ep h a p a x ( c f R om 6 ,1 0 , H eb 7 ,2 7 , 9 ,1 , 9 ,2 8 , 10,2,
1 Pe 3,18)

2 D el a co n tecim ien to a su celeb ración

A hora bien, si los kairoi son irrep etib les y de esta ley no escapa
ta m p o co el m isterio p ascual de Je su cristo , 6de qu é m an era la sa lv a­

16 C f H ahn , H -Ch , «Tiempo (kanos)» en DTNT 4, 267 272


C2 La liturgia en la economía de la salvación 29

ció n c u m p lid a en C risto se p u ed e o fre c e r y a p lica r a ca d a g en eració n


y cad a hom bre que h a v en id o al m u n d o d esp u és d e é l 9 L a p reg u n ta
p o d ría fo rm u larse ta m b ié n así ¿c ó m o ac ce d e el h o m b re a la c o m e n ­
te sa lv ífica de la h isto ria , u n a v ez q u e é sta h a alca n za d o su p len itu d ,
ep hápax, de una vez p ara sie m p re 7
El E sp íritu S anto, re a liz a d o r del ac o n te cim ien to C risto ( c f M t
1,18, L e 1,35) y del m isterio pascu al ( c f H eb 9,14), es ta m b ié n el
que lleva a cabo en los h o m b res la ad o p c ió n filial p o r la cual h em o s
v en id o a ser hijos de D io s ( c f R o m 8 ,15, G ál 4 ,5 -7 ) L o s h o m b res
son sa lv ad o s al ser in tro d u c id o s en la c o m e n te d el am o r d iv in o que
les h ac e h ijo s de D ios y h ere d ero s con C risto E sta es la m isió n de la
Ig le sia en la te rc era eta p a de la h isto ria de la sa lv ac ió n d escrita
an tes
P o r la acción del E sp íritu S an to el a n u n c io del E v an g e lio , el b a u ­
tism o y los d em ás sa cram e n to s, so b re to d o la E ucaristía, se co n v ier­
ten en k a iro í en la v id a de ca d a h o m b re que escu ch a, cree, se co n ­
vierte, es b au tizad o y rec ib e el p erd ó n de los p ec ad o s y el don del
E sp íritu , y p ersev era en la en se ñ a n z a de los A pó sto les, en la e u c aris­
tía, en la co m u n ió n y en la o ració n ( c f H ech 2 ,3 8 .4 1 -4 2 )
Al ephapax, ca ra c te rístic a d e los k a iro í b íb lico s, su ced e ah o ra el
h o sa k is — cad a vez qu e, cu a n ta s v ec es— de las accio n es sa lv ifícas
de la Iglesia, en p articu la r de lo s ac to s litú rg ico s E n efecto , esta
n u ev a cate g o ría c ro n o ló g ica está v in c u lad a an te to d o al ka iro s d e fi­
n itiv o y escato ló g ico de Je su c risto « P u es cu a n ta s v eces (h o sá kís)
co m éis este pan y b eb éis el cáliz, an u n c iá is la m u erte del S eñ o r h asta
que v u elva» (1 C or 11,26) 17 L a m u erte del S eñ o r y su resu rrecció n
co n la d o n ació n del E sp íritu S anto, o cu rrid a de u n a vez p ara siem ­
pre, se h ace actual p ara los q ue ac ep tan la p ro cla m ac ió n del E v an g e­
lio y rea liza n los g esto s y p alab ras en los q ue Jesú s m an d ó p erp e tu ar
su o b la ció n h asta su v en id a, es decir, el rito m em o rial en tre g ad o p o r
el S eñ o r a su Iglesia ( c f SC 47 )
« L a liturgia cristian a no solo rec u erd a los ac o n te cim ien to s que
nos salv aro n , sino q u e los actu a liz a, los h ace p rese n tes El m isterio
pascu al de C risto se ce le b ra , no se rep ite, son las ce le b ra cio n e s las
que se rep iten , en ca d a u n a de ellas tien e lu g a r la efu sió n del E sp íritu
S anto que actualiza el ú nico m isterio » 18

n «Cada vez que celebramos este memorial del sacrificio de Cristo, se realiza la
obra de nuestra redención» Super oblata del dom II durante el año Sobre este texto
c f P i n p l l , J , «I testi liturgia, voci di autorita, nella costituzione SC», en Not 151
(1979), 77 108, espec 87-99
18 Cat 1104, cf 1084 1085
M) PI E l misterio en la historia

3 El memorial

T o d o lo que se h a d ic h o a c erca de la a c tu a liz ació n del a c o n te c i­


m ie n to n o se ría p o sib le sin u n elem e n to q u e estab lece un a p ro fu n d a
rela ció n en tre el ka iro s h istó ric o salv ífico , o cu rrid o u n a so la vez
(ep h á p a x), y su cele b ra ció n cu a n ta s v eces se rea lice ésta (hosákis)
E ste elem e n to es el m e m o r ia l u n a rea lid ad q ue e stab a y a p rese n te en
la A n tig u a A lia n z a y fue esco g id a p o r Je sú s en la in stitu c ió n de la
E u ca ristía E n efecto , allí está el m an d ato « H ac ed esto en co n m e­
m o rac ió n (a n a m n esis) m ía » (1 C o r 11,24-25)
El m e m o rial, en su c o n c ep to p len o , es u n co n m e m o ra ció n real,
no m era m en te ideal o sub jetiva, u n a re p resen ta ció n de lo q ue se
co n m em o ra, u na p r e se n c ia re a l de lo que h a su ced id o h istó ric a m e n ­
te y ah o ra se n o s co m u n ica de u na m an era eficaz 19 L o s fu n d am e n ­
to s del m e m o rial es p rec iso b u sc arlo s en los p asaje s del A n tig u o
T estam e n to que h acen referen c ia a la P ascua ( c f E x 12) y a la in sti­
tu ció n de o tras fiestas de Israel ( c f Lv 23, E st 9,2 8 , etc ) El m e m o ­
rial es u n a acció n sagrada, un rito, e in c lu so un d ía festiv o p ara que
D ios «se ac u erd e» de su p u eb lo y de sus o b ras salv íficas, y en los
q u e el p u eb lo se v u elv e h ac ia su D io s reco rd a n d o estas o b ras
N atu ra lm en te, este a c o rd arse D io s de su p u eb lo es un a n tro p o ­
m o rfism o , p ero rev e la u n a ac ció n salv ífica, o sea, u n a n u e v a p rese n ­
cia o in te rv en ció n eficaz en la v id a de su p u eb lo P o r p arte del h o m ­
b re, el rec u erd o de las o b ras rea liza d as p o r D io s es la resp u e sta de la
fe y la ac ep tac ió n ag ra d ecid a del co razó n
El m e m o rial aparece siem p re en la B ib lia c o m o u n sig n o que
reú n e en sí el p asad o y el p rese n te (fu n c ió n re m e m o ra tiv a y a c tu a li­
zan te) y g ara n tiza la e sp eran z a en el fu tu ro (fu n c ió n p ro fe tic a) A
trav és del m em o rial, D ios y su sa lv ac ió n se h ac en de n u ev o p re se n ­
tes aquí y ahora para n o so tro s L a litu rg ia c ristian a tien e en el m e­
m o rial el g ran signo de la p rese n cia del S eñ o r y d e la ac tu a liz ació n
d e los m isterio s de C risto L a p arte ce n tral de la p le g a ria eu c arística
se llam a p recisam en te an a m n esis p ara e x p re sar que se cu m p le el
m a n d ato in stitu cio n al de Je sú s y se h ac e p rese n te y o p era n te su m is­
terio p a s c u a l 20

19 Cf O n a t i b i a , I , «Recuperación del concepto de “memorial” por la teología


eucanstica contemporánea», en Ph 70 (1972), 335-345, V e l a s c o , J A , «El concepto
de memorial objetivo en el decreto tndentino sobre el Sacrificio de la Misa», en RET
54(1994), 5-48
20 Cf C a s e l , O , Faites ceci en memoire de moi (París 1962), G f s t l i r a , M ,
«Memorial eucanstico rememoración y presencia de Cnsto», en EstT 24 (1990),
37 105, R a m i s , M , Los misterios de pasión como objeto de la anamnesis en los textos
de la misa del Rito Hispánico (Roma 1980), T h u r i a m , M , La eucaristía memorial del
Señor (Salamanca 1967), etc
C a p it u l o III

LA PLENITUD DEL CULTO VERDADERO

En Cristo se realizo plenamente nuestra reconciliación


y se nos dio la plenitud del culto divino (SC 5)

BIBLIOGRAFIA

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«Un culto “en Espíritu y verdad”», en Ph 149/150 (1985), 343-363

El ca p ítu lo p rete n d e a v a n za r en la reflex ió n y el estu d io so b re la


n a tu ra le z a de la litu rg ia, d en tro de la p e rsp e c tiv a de la ec o n o m ía de
la sa lv ac ió n El uso de un len g u aje b íb lic o y p o sitiv o p ara h ab lar de
la litu rg ia y de su im p o rta n cia en la vid a de la Ig lesia h a p erm itid o
re c u p e ra r u n a v isió n de la cele b ra ció n del m isterio cristian o qu e se
h ab ía ido p erd ie n d o a p a rtir de la E dad M edia, en aras de u n a te o lo ­
g ía in te le c tu a h z a d a y a leja d a de la ce le b ra ció n litú rg ica
E n esta rec u p eració n ha h ech o crisis un co n c ep to g en é rico de
cu lto, q ue no p are cía c o in c id ir con la n o cio n que se d escu b ría en el
N u ev o T estam e n to y en la P atrística E n este sen tid o , el C o n cilio
V atica n o II, in sp irá n d o se en u na v ieja p le g aria litú rg ica, afirm ó q u e
en C risto «se n o s dio la p le n itu d del cu lto d iv in o » (S C 5)

I EL CULTO

L a p a la b ra cu lto no g o z a de m u c h a sim p atía cu a n d o se la c o n tra ­


p o ne a o tros asp ecto s de la m isión de la Iglesia 1 E s cierto q ue en la
S ag rad a E scritu ra se h ac en fu ertes crítica s al cu lto m e ra m en te fo r­

1 C f Cox, H , La ciudad secular (Barcelona 1968), M a l d o n a d o , L , Seculariza­


ción de la liturgia (Madrid 1970) P a n n i k a r , R , Culto v secularización (Madrid 1979)
32 P.I. El misterio en la historia

m al. P o r eso es p rec iso v e rific a r el sen tid o de es ta p a la b ra a p lic a d a


al h ech o litú rg ico cristian o .

1. N oción

L a p a la b ra cu lto (del latín, cultus, colere: h o n rar, v en e rar) es,


ciertam en te , d e m asiad o g e n é ric a aun d en tro del len g u aje relig io so .
El cu lto es la e x p re sió n c o n c re ta de la v irtu d de la relig ió n , en cu a n to
m a n ifesta ció n de la rela ció n fu n d am en tal q u e u n e al h o m b re co n
D ios 2. El cu lto co m p re n d e ac to s interno s y ex tern o s en los cu ales se
rea liza la c ita d a relació n. E sta rela ció n n ace del co n o c im ien to de la
co n d ició n cre atu ral del h o m b re resp e cto de D ios, lo sitú a en un a
p o sició n d istin ta de él y lo im p u lsa a rec o n o cer su d ep e n d en c ia m e ­
d ian te ac to s de ad o ra ció n , de o fre cim ien to o de sú p lica de ay u d a,
su scep tib les de ser an a liz ad o s p o r las cien cias de la relig ió n 3.
E ntre los elem e n to s fu n d am e n tales del cu lto se en c u en tra n la a c ­
titu d de su m isió n (subiectio ), la ad o ra ció n (latría), la te n d en c ia h ac ia
D ios (devotio), la d ed ica ció n o en tre g a a él (pietas) en el serv icio
relig io so (o fficiu m ), y las re a c c io n e s e m o cio n a le s ante « lo tre m e n ­
do» y « fa sc in an te» de lo sa g ra d o o n u m in o so d el m isterio .

2. D el cu lto « n a tu ra l» al cu lto « re v ela d o »

En la p e rsp e c tiv a de la rev e lac ió n bíblica, qu e a lca n za su cu lm i­


n ac ió n en Jesu cristo , la o rig in a lid ad del cu lto rev e lad o no co n siste
tan to en las fo rm as cu ltu ales co m o en el co n ten id o m ism o del culto.
M ás aún, el cu lto rev elad o , al a c e p ta r fo rm as y m o d o s de ex p resió n
de otras relig io n es, in c o rp o ra la e x p e rien c ia y asu m e los resu ltad o s
lo g rad o s p o r la h u m a n id ad en su ca m in o de b ú sq u e d a de lo trasc en ­
d ente. En este se n tid o cab e ver, en las relig io n es h istó ric as de la
h u m an id ad , u n a etap a p rev ia al cu lto rev e lad o , es decir, u n a d in á m i­
ca p ro g re siv a que alca n za su cu lm in a ció n en C risto.
1. E l culto en las religion es. En esta p ersp ectiv a, el C o n cilio
V aticano II invitó a d escu b rir en las relig io n es no cristian as «el d es­

2 C f C h a t i l l o n , J., Devotio, e n DSp 3 , 7 0 2 - 7 1 6 , Lopfcz M a r t i n , J , « A d o r a c i ó n » ,


en DTDC, 5-11
1 Cf. E l i a d e , M , Historia de las creencias y de las ideas religiosas, 1-4 (Madnd
1978-1984), L e e u w , G V a n D e r , Fenomenología de la religión (México D F -Buenos
Aires 1964), M a r t i n V f l a s c o , J , Introducción a la fenomenología de la religión
(Madrid 1979), S a h a g u n , J d e , Interpretación del hecho religioso (Salamanca 1982),
W a a l , A d i , Introducción a la antropología religiosa (Estella 1975), W i n d e n g r e n ,
G , Fenomenología de la religión (Madrid 1976), etc
C 3. La plenitud del culto verdadero 33

te llo de aq u e lla V erd ad q u e ilu m in a a to d o s los h o m b res» (N A e 2).


E stas relig io n es, a trav é s de la e x p e rien c ia de D ios (cf. G S 7), o rien ­
tan a los h o m b res que no han co n o c id o a C risto y se esfu e rz an en
v iv ir h o n estam en te de ac u erd o con los p rec ep to s y d o ctrin as, a los
que lleg a tam bién la luz v erd a d era ( c f Jn 1,9) 4. El co n o c im ien to de
las fo rm as de cu lto en las relig io n es es m u y útil p ara p en e trar en el
su strato an tro p o ló g ico de la litu rg ia cristian a.
2. E l culto en e l A n tig u o T estam ento. El co m ien zo d e un cu lto
ca racterístico de Israel y ce n trad o en la ad o ració n del D ios ú n ico
debe situ arse en to m o al E xodo 5. En efecto, el cu lto ap arece lig ad o
a la rev e lac ió n m o sa ic a y fo rm ó p arte del d in a m ism o relig io so de la
lib eració n de E g ip to ( c f Ex 3,12 .1 8 , etc.). L a en trad a en el d esierto
estu v o m o tiv ad a ta m b ié n p o r la n ec esid ad de alejarse de las d iv in i­
d ad es p ag a n as para en c o n trarse con el S eñor. D espués vino el asen ­
ta m ie n to en la tie rra p ro m etid a y la o rg an iz ac ió n del cu lto c a ra c te ri­
zado p o r la p ro h ib ició n de las im ág en es y de cierto s sacrificio s, h as­
ta lleg ar a la ed ificac ió n de un sa n tu ario que hizo de Je ru sa lé n el
cen tro de Israel. P ero la h isto ria de este p u eb lo está llena d e re tro c e ­
sos y caíd as a ca u sa del in flujo de los p u eb lo s vecinos.
D e tie m p o en tiem p o , el S eñ o r p u rifica b a a su pueblo. El d e s tie ­
rro de B ab ilo n ia sig n ificó u n a gran crisis, de m an era que, d esp u és
del re to m o , se p ro d u jo un p ro ce so de cen traliza ció n del cu lto en Je ­
rusalén. En el culto del A n tig u o T estam e n to d estacan alg u n as c a ra c ­
terístic as que p rep a ra n la lleg ad a de la p le n itu d del culto cristian o :
a) La dim en sió n co m u n ita ria del cu lto se m anifestó, an te to d o ,
en la sim b io sis en tre lo social, lo p o lítico y lo religioso. El p u eb lo
te n ía c o n c ie n cia de p erte n ec er al S eñ o r y de ser dep o sitario de una
alian za ( c f Ex 19,5-6; D t 6,4-9; Sal 33,12). Las fiestas, los rito s y
tod o s los acto s de cu lto estab an o rien tad o s a ex p resar el re c o n o c i­
m ien to de la so b eran ía de D ios y el p ro p ó sito del pueblo de v iv ir en
su presencia.
b) La dim en sió n in te rio r no sig n ific ab a la exclusión d e los ri­
tos, p o r ejem p lo las o b la cio n e s y sa crificio s, ni la im p o sib ilid ad de
qu e p u d iesen ser ex p re sió n de un cu lto espiritual. Sin em b arg o , la
n ec esid ad de la p u rez a in te rio r y de la fidelidad a la alianza es u n a

4 C f L o t z , J. B , « E l c ris tia n is m o y las re lig io n e s n o c ris tia n a s en su re la c ió n c o n


la e x p e r ie n c ia re lig io s a » , e n L a i o u r f i i f , R ., Vaticano 11 Balance v p ersp ectiva s
veinticinco años después (1962-19H7) (S a la m a n c a 1 9 8 9 ), 9 0 5 -9 1 9 , R o s s a n o , P., « R e '
lig io n e s n o c ris tia n a s » , en N D L , 1 7 1 4 -1 7 2 1
s C f C h a r y , T h , Les prophétes et le cuite ¿i parto de l'exil (T o u rn a i 1955).
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1 7 1 -2 0 6 , R a d , G v o n , Teología del Antiguo Testamento, 1 (S a la m a n c a 197 2 ), 2 9 - -
5 3 1 , e tc
34 P.I. El misterio en la historia

co n stan te en to d a la E scritura. L os p ro fe tas estab a n rec o rd a n d o co n ­


tin u a m e n te esta ex ig en c ia in e lu d ib le del cu lto (cf. 1 S am 15,22; O s
6 , 6 ; M iq 6 , 8 ; Je r 7,22-23).
El cu lto d eb ía ir a c o m p a ñ ad o de la o fre n d a d e u n e s p íritu g e n e ­
ro so y ju s to (cf. E clo 3 5 ,1 -1 0 ), es decir, de un co ra zó n co n v e rtid o
(cf. Sal 40; 51). D esp u és del ex ilio se ac en tu ó la e s p iritu a liz a c ió n de
la v id a relig io sa (cf. D an 3 ,29-41). El cu lto q ue D io s q u iere, afe cta
ta m b ié n a la ju s tic ia y a la so lid arid ad co n lo s p o b re s y o p rim id o s
(cf. D t 10,12-13; Is 2 9,13; 58 ,6 -1 1 ; A m 5,21-24).
c) L a d im en sió n esca to ló g ica e sta b a ín tim am en te lig ad a a la d i­
m e n sió n co n m em o rativ a. T o d o s los a c o n te c im ie n to s d el p a sa d o eran
la d em o strac ió n de que el S eñ o r c u m p lía siem p re sus p ro m esa s, y el
h ec h o de rec o rd a rlo s en las fiestas o en los rito s co n stitu ía u n a p re n ­
d a de su c esiv o s cu m p lim ien to s. L a le ctu ra de la E scritu ra y la n arra­
ció n de los h ec h o s salv ífico s (cf. Sal 78; 80; 105; 106, etc.) fo rta le­
cía la esp e ra n z a en el D io s lib e rad o r (cf. E x 3 ,7 -1 0 ; 2 0 ,1 ), en un
n u ev o E x o d o (cf. Is 4 3 ,1 6 -2 1 ; 4 8 ,2 0 -2 1 ) y en*una L ey n u ev a, escrita
en el co ra zó n de los h o m b res (cf. Je r 31 ,3 1 -3 4 ; E z 36 ,1 7 -3 2 ).
3. E l cu lto en el N u e vo T esta m e n to . L o s as p ec to s d el cu lto del
A n tig u o T estam e n to , señ ala d o s an tes, tie n en co n tin u id a d real en el
N u e v o 6. E n este sentido fue d ec isiv a la actitu d d e Je sú s an te las
in stitu c io n es cu ltu ales de su p u eb lo (cf. M t 5,17). Y d esp u és d e él la
in te rp re tac ió n de to d a su v id a a la luz de las E scritu ra s p o r la co m u ­
n id a d de los d isc íp u lo s (cf. L e 2 4 ,2 7 .4 4 -4 5 ).
a) El fu n d a m e n to del cu lto y de todas sus ex p re sio n es es ah o ra
la p e rso n a m is m a de Je sú s, «tem p lo » del cu lto v erd ad ero (cf. Jn
2 ,1 9 -22). L a p red ic ac ió n ap o stó lic a an u n c ió la b u e n a n o tic ia de la
salv ació n cu m p lid a en él (cf. H ech 1,4; 2 ,3 3 .3 8 -3 9 ; G ál 3,14). L o s
d o n es de D ios están lig ad o s a la fe y a la co n v e rsió n del co razó n , y
se trad u c en en u na co n d u c ta de v id a a im itac ió n d e la sa n tid a d d iv i­
na: «sed p erfec to s, co m o v u estro P adre ce le stia l es p erfec to » (M t
5,48; cf. 1 Pe 1,15-16). A h o ra bien, esto s d o n es son fru to del sacri­
ficio p ascu a l de Je su cristo que su stitu y ó los sacrificio s in c ap aces de
sa n tifica r (cf. H eb 9,13). El b au tism o (cf. M e 16,16; R om 6 ,4 -1 0 ), la
e u c aristía (cf. 1 C o r 11,23-26; H ech 2 ,4 2 .4 6 ) y los d em ás sa cram e n ­
to s co n tien e n el p o d e r de sa lv ac ió n de este sacrificio.
.b) El cu lto nu ev o sigue sien d o co m u n ita rio y so c ia l, p ero de
m a n era que el p u eb lo co n v o c ad o co m o « sa ce rd o c io real y n ac ió n
santa» (cf. 1 Pe 2,9; A p 1,6; 5,10), es ah o ra u n a fra tern id a d en el

6 Cf. G a r c í a , J. M., «El culto en Jesús y en la Iglesia primitiva», en VV.AA.,


Espiritualidad litúrgica (Madrid 1986), 21-46; H e s s , K . , «Servicio (latreúó, leitour-
géó)», en DTNT 4, 216-219 (Bibl.), S t e n z e l , A , «El servicio divino de la comunidad
reunida en Cristo Culto y liturgia», en MS IV/2, 26-59, etc.
C.3 La plenitud del culto verdadero 35

E sp íritu (cf. H ec h 2 ,4 2 -4 5 ; 4 ,3 2 -3 5 , etc.). L as co m u n id ad e s son lla­


m a d as ig le sia s (cf. H ech 5,11; cf. D t 4 ,1 0 ), ig le sia s d e D io s (H ech
20 ,28; 1 C o r 1,2) y d e C risto (R o m 16,16), q u e in v o c an el n o m b re
de Jesú s (cf. 1 C o r 1,2) y se reú n e n en asam b lea (cf. 1 C o r 11,18.20;
14,28).
c) El cu lto n u ev o es ahora, con m a y o r razón, in tern o y e sp iri­
tu a l, p o rq u e se d e s a rro lla en los cre y en te s b ajo la acció n del E sp íritu
S an to y es, ante todo, cu lto «en el E spíritu S an to y la v erd ad » . El
d iá lo g o de Je sú s con la sa m arita n a (cf. Jn 4 ,7 -2 6 ) co n d e n sa la en se­
ñ an z a del N u ev o T e sta m e n to so b re el culto . L a p re g u n ta sobre el
lu g a r de cu lto (v. 20) fue c o n testad a p o r Jesú s in d ic an d o el m o d o
co m o D ios m ism o q u ie re ser a d o ra d o (v. 21 ), es d ecir, en el te m p lo
n u evo que es el m ism o Jesú s resu citad o (cf. Jn 2,2 1 -2 2 ; A p 2 1 ,2 2 ) 7.
E n resu m e n , el cu lto cristian o se d efin e p o r los acto s in tern o s y
ex tern o s en los q ue el h o m b re cre y en te y la co m u n id ad ex p re san su
v in c u lac ió n ex iste n cia l a C risto y son tran sfo rm ad o s p o r la ac ció n
del E sp íritu p ara h ac er d e la p ro p ia v id a — en la fe y en el am o r— el
cu lto espiritu al grato al P adre 8. La crítica de la se cu larizació n al
cu lto se d iluye en la v in c u lac ió n de éste a la san tid ad o rig in al de
C risto , el V erb o en c am ad o , y a la Ig lesia, sa cram en to de C risto 9.

II. LA LITURGIA

L itu rg ia es la p alab ra m ás u sad a en la ac tu a lid a d p ara referirse a


la fu n ció n sa n tifica d o ra de la Iglesia. Sin em b arg o , la p alab ra litu rg ia
tien e u n a p re h isto ria y h a co n o c id o u n a in teresan te ev o lu ció n en su
u so y significado.

1. L a p ala b ra « litu rg ia »

A n tes de e stu d ia r el co n c ep to es p rec iso co n o c er la e tim o lo g ía y


los se n tid o s que se han d ad o a este térm in o ,0.

7 Cf. P o t t e r i e , I d e i a , «Adorer le Pére dans l’Esprit et la venté (Jn 4,23-24)», en


La vérité dans Saint-Jean, 2 (Roma 1977), 673-706, y B r a u n , F. M, «Le cuite en espnt
et en vérité», en Jean le théologien, 3/2 (Pans 1972) 249-271; L ó p e z M a r u n 1,44-55.
s Véase la voz «culto» en Cath 3, 359-368; en DETM, 158-171; en D TI2,208-223;
en LThK6, 659-667; en NDT 1, 285-298; en SM 2, 92-97, etc , y M a z z a , E., «L’inter-
pretazione del culto nella Chiesa antica», en Associazione Professon Liturgia (dir.),
Celebrare il mistero di Cristo, 1 (Roma 1993), 229-279; S o d i , M., «Cultus-colere nei
documenti del Vaticano II», en D e l l ’ O r o , F (dir.), op cit., 49-63.
9 C f S o d i , M , «Secularización», en NDL, 1892-1908.
10 C f H e s s , J , « S e r v i c i o (latreúó-leitourgéó), c i t . , R o d r í g u e z , F., « E l t é r m i n o
“ l i t u r g i a ’' , s u e t i m o l o g í a y s u u s o » , e n CiTom 97 (1970) 147-163; R o m e o , A., «11
t e r m i n o leitourgia n e l l a g r e c i t á b í b l i c a » , e n VV AA., Miscellanea L C Mohlberg, 2
36 P.I. El misterio en la historia

1. E tim o lo g ía y uso en e l m u n d o g riego. El té rm in o litu rg ia


p ro ce d e del g rieg o clásico , le ito u rg ía (de la raíz lé it — lé ó s-la ó s— :
pu eblo, p o p u lar; y érgon: ob ra) lo m ism o q ue sus co rrela tiv o s lei-
to u rg ein y leitourg ós, y se u sa b a en sen tid o ab so lu to , sin n ec es id ad
de esp ec ifica r el objeto, p ara in d ic ar el o rig en o el d estin o p o p u la r de
una acció n o de una iniciativ a, in d e p en d ie n te m en te del m o d o co m o
se asu m ía ésta. C on el tie m p o la p resta ció n p o p u la r p erd ió su c a rác­
ter libre p ara co n v e rtirse en un serv icio o n ero so en fav o r de la so c ie­
dad. L itu rg ia v in o a d esig n ar un serv icio p ú b lico . C u an d o este se rv i­
cio afe cta b a al ám b ito relig io so , liturgia se refería al cu lto o ficial de
los dioses. E n to d o s los caso s la p alab ra te n ía un v alo r técn ico .
2. U so en la B iblia. El v erb o le ito u rg éó y el su stan tiv o lei­
tou rgía se en c u en tra n 100 y 4 0 0 v eces, resp e ctiv am e n te, en la v e r­
sión de los L X X , para d esig n ar el servicio de los sace rd o te s y lev itas
en el te m p lo . L a u tiliza ció n de leitourg éó -leito u rg ía , trad u c ien d o
u n as veces a sh é ré t (cf. N ú m 16,9) y o tras a a b h á d y a b h ó d á h , d e­
sig n a p rác tica m e n te siem p re el se rvic io c u ltu a l del D ios v erd a d ero ,
realizad o en el san tu ario p o r los d e sce n d ien te s de A aró n y de Leví.
P ara el cu lto p riv a d o y p ara el cu lto de todo el p u eb lo los L X X se
sirven de las p alab ras latreía y d o u lía (ad o ració n y h onor). En los
tex to s g rieg o s solam en te, leito u rg ía tien e el m ism o sen tid o cu ltu al
lev ítico (cf. S ab 18,21; E clo 4 ,14; 7,29 -3 0 ; 2 4,10 , etc.).
E sta te rm in o lo g ía su p o n e y a u n a in te rp re tac ió n , d istin g u ien d o
en tre el se rv ic io de los levitas y el culto que to d o el p u eb lo d eb ía d ar
al S eñor (cf. Ex 19,5; D t 10,12). N o o b stan te, la fu n ció n cu ltu al p er­
te n ec ía a to d o el p u eb lo de Israel, au n q u e era ejercid a de fo rm a o fi­
cial y p ú b lic a p o r los sace rd o te s y levitas.
En el g rieg o b íb lico del N u ev o T estam e n to , leito u rg ía no a p a re ­
ce ja m á s co m o sin ó n im o de cu lto cristian o , salv o en el d isc u tid o
p asaje de H ech 13,2.
L a p a la b ra litu rg ia se u tiliza con los sig u ien te s sen tid o s en el
N u ev o T estam en to :
a) En se n tid o civil de se rv ic io p ú b lic o oneroso, co m o en el
g rieg o clásico (cf. R om 13,6; 15,27; F lp 2,25.30 ; 2 C o r 9,12; H eb
1,7.14).
b) En sen tid o técnico del cu lto sa c erd o ta l y levítico del A n ti­
guo T estam e n to (cf. Le 1,23; H eb 8,2.6; 9,21; 10,11). L a C arta a los
H eb reo s ap lica a C risto, y sólo a él, esta te rm in o lo g ía p ara a c en tu ar
el v alo r del sa ce rd o c io de la N u e v a A lianza.
c) En sentido de culto e sp iritu a l: San P ablo u sa la p alab ra lei­
to urgía p ara referirse tan to al m in iste rio de la ev a n g eliza ció n com o

(Roma 1949), 467-519; S tratm ann , H., Leitourgéó, en TWNT 4, 221-238 y en GLNT
6, 589-636.
C.3. La plenitud del culto verdadero 37

al o b se q u io de la fe de los que h an creíd o p o r su p red ic ac ió n (cf.


R om 15,16; F lp 2,17).
d) E n sentido de culto co m u n ita rio cristia n o : « M ie n tras e s ta ­
b an ce le b ra n d o el cu lto del S eño r (leito u rg o ú n tó n ) y ay u n a n d o dijo
el E sp íritu S an to ...» (cf. H ech 13,2). Es el ú n ico tex to d el N u ev o
T estam e n to en q u e la p alab ra litu rg ia p u ed e to m a rse en sen tid o ritu al
o celeb rativ o . La co m u n id ad estab a reu n id a o ran d o , y la p leg aria
d esem b o c ó en el en v ío m isio n ero de P ablo y de B ern ab é m e d ian te el
g esto de la im p o sició n d e las m an o s (cf. H ech 6 , 6 ).
E sta rese rv a en el uso de la p alab ra litu rg ia p o r el N u ev o T e sta ­
m en to o b ed e ce a su v in c u lac ió n al sa ce rd o c io lev ítico , el cual p erd ió
su raz ó n de ser en la N u e v a A lianza.
3. E vo lu ció n p o s te r io r . En los p rim e ro s escrito res cristian o s,
de o rig en ju d e o c ristia n o , la p a la b ra litu rg ia fue u sad a de n u ev o en el
sen tid o del A n tig u o T estam e n to , p ero a p lic a d a y a al cu lto de la N u e­
v a A lia n za (cf. D id a ch é 15,1 11; 1 Clem . 4 0 ,2.5 ,2).
D esp u és la p alab ra litu rg ia h a ten id o u n a u tilizació n m u y d e s­
igual. E n las Iglesias o rien tale s de le n g u a g rie g a leito u rg ía d esig n a
la ce le b ra ció n eu c arística. En la Ig lesia la tin a litu rg ia fue ig n o rad a,
al c o n tra rio de lo que o cu rrió con o tro s té rm in o s relig io so s de o rig en
g rieg o que fueron latin izad o s. En lu g a r de litu rg ia se u saro n ex p re ­
sio n es co m o m unus, o fficium , m in isteriu m , o p u s, etc. N o o b stan te,
San A g u stín la em p leó p ara referirse al m in iste rio cu ltu al, id e n tifi­
cá n d o la con la tre ía : m in isteriu m vel se rvitiu m religionis, q u a e g ra e -
ce litu rg ia vel la tría d ic itu r 13.
A p a rtir del siglo xv i litu rg ia ap a rece en los títu lo s d e alg u n o s
lib ros d ed ica d o s a la h isto ria y a la ex p lica ció n de los rito s de la
Iglesia. P ero, ju n to a este sig n ificad o , el té rm in o litu rg ia se h izo si­
n ó n im o d e ritu a l y d e c e rem o n ia . E n el le n g u aje e c le siá stic o la p a la ­
b ra litu rg ia em p ez ó a a p a rece r a m e d iad o s del sig lo x ix , cu a n d o el
M o v im ien to litú rg ico la h izo de uso corrien te.

2. D efin ició n de litu rg ia a n tes del V a tica n o II

N o o b stan te, no resu ltó fácil d efin ir el co n cep to de liturgia. En


este sen tid o , la C o n stitu c ió n S a cro sa n ctu m C on ciliu m m arcó un h ito
h istórico.

11 Ruiz B u e n o , D. (ed.), Padres Apostólicos (BAC 65, Madrid 1967), 92.


12 En Ruiz B u e n o , D. (ed.), o p . c i t . , 214-215.
13 S. A g u s t í n , Enarr. in Ps 135, en PL 39, 1757.
38 PI E l misterio en la historia

1 L os p rim e ro s intentos d e d efinición L as d efin icio n e s p ro ­


p u estas desd e los co m ien z o s del M o v im ien to litú rg ico eran de tres
clases, a saber, estéticas, ju ríd ic a s y teológicas 14
a) D efin icio n es estética s S egún estas d efin icio n e s, la litu rg ia
es la « fo rm a e x terio r y se n sib le del culto», es decir, el co n ju n to de
cerem o n ia s y de rito s El o b je to form al de la litu rg ia se b u sc ab a en
los asp ec to s e x tern o s y estético s del se n tim ien to relig io so L a litu r­
gia era la m a n ifesta ció n se n sib le y d e c o rativ a de las v erd a d es d e la
fe Sin em b arg o , esta d e fin ició n es in co m p leta e in su fic ien te d esd e el
p u n to de v ista de la n a tu ra le z a de la liturgia. Por eso la e n c íc lic a
M e d ia to r D ei del p ap a Pío X ll la rechazó de m a n era ex p lícita 15
b) En las d efin ic io n es ju r íd ic a s la liturgia era p rese n tad a co m o
el « culto p ú b lic o de la Iglesia en cuan to reg u la d o p o r su au to rid ad »
P ero en esta d efin ició n se id e n tifica b a la litu rg ia co n el d ere ch o litú r­
g ico y con las rú b ric as que reg u la n el ejercic io del cu lto L a M ed ia -
to r D ei la c o n sid eró ta m b ié n in su fic ien te E n realid ad , la co n fu sió n
p ro ce d ía de u na v isión ig u a lm e n te in c o m p le ta de la Ig lesia, c o n te m ­
p la d a co m o so c ied a d p erfec ta o b lig a d a a d a r a D io s cu lto p ú b lic o
c) L as d efin ic io n es teo ló g ica s coin cid ían en señ alar la litu rg ia
co m o el « cu lto de la Iglesia», pero lim itab an el ca rácter eclesial del
cu lto a la acción de los m in istro s ord en ad o s 16 S in em b arg o , alg u n as
defin icio n es, p artien d o ta m b ié n de la m ism a idea, trataro n d e lleg ar
al n ú cleo de la litu rg ia cristian a, es decir, «al m isterio de C risto y de
la Iglesia en su exp resió n cultual» 17 L a litu rg ia es un m is te n o o
acció n ritual que h ace p rese n te y op eran te la o b ra red e n to ra de C ris­
to en los sím b o lo s cu ltu ales de la Iglesia 18
En esta p e rsp e c tiv a se p ro d u ce la sig u ien te d efin ició n « L a litu r­
gia es el co n ju n to de signos sen sib les, eficaces, de la sa n tifica ció n y
del culto de la Iglesia» 19 Su influjo se ap re cia en el tex to m ism o de
la co n stitu c ió n litú rg ica co n c iliar ( c f SC 7)
3 D efin ició n de la en cíclica « M ed ia to r D el» E n tre las d efi­
n icio n es de la litu rg ia antes del C o n cilio V atican o II, o cu p a un lu g ar
relev an te la q u e ofrece la en c íc lic a M e d ia to r D el El fu n d am e n to de
la litu rg ia es el sa cerd o cio de C risto ( c f M D 4), de m a n era q u e la
Iglesia, fiel al m a n d ato rec ib id o de su fun d ad o r, co n tin ú a en la tie rra

14 Veanse las definiciones recogidas por S c h m i d t , H , op c it , 48-60


15 En G u e r r e r o 1, 630-680 (= MD y numero), aquí MD 38
16 «La liturgia es la obra sacerdotal de la Jerarquía visible», en B e a u d u i n , L , «Essai
de manuel fondamental de liturgie», en QLP 3(1912-13), 56-58
17 Cf C a s e l , O , El misterio del culto cristiano (San Sebastian 1953), 83 y 105ss
18 C f O n a t i b i a , I , La presencia de la obra redentora en el misterio del culto
(Vitoria 1953)
19 V a g a g g i n i , C , El sentido teológico de la liturgia (BAC 181, Madrid 1959), 32
La definición es una síntesis de otra mas amplia, ib , 30
C3 La plenitud del culto verdadero 39

su o ficio sa cerd o tal (cf. M D 5) E n esta p e rsp e c tiv a la en c íc lic a d e­


fine así la litu rg ia « L a sa g ra d a litu rg ia es el cu lto p ú b lic o q u e n u es­
tro R e d e n to r trib u ta al P ad re co m o C a b e z a de la Ig lesia, y el q u e la
so c ied a d de los fieles trib u ta a su fu n d ad o r, y, p o r m e d io d e él, al
etern o P ad re es, d ic ién d o lo b rev e m en te , el co m p leto cu lto d el C u e r­
p o m ístic o de Jesu cristo , es decir, de la C a b e z a y d e su s m ie m b ro s»
(M D 29, c f 32) L a n o ció n es a p re cia b le tam b ién en SC 7
A l m ism o tie m p o , la en c íc lic a situó a C risto en el ce n tro de la
ad o ra ció n y del cu lto de la Iglesia. E x p re sa m en te se afirm a la p re­
se n cia de C risto en to d a acció n litú rg ica (M D 2 6 -2 8 ) Sin em b arg o ,
no se lleg ó a ab o rd a r la relació n en tre esta p re se n c ia y la h isto ria de
la salv ació n , ni en tre los m isterio s del S eñ o r y su c e le b ra ció n ritu al,
au n q u e esto ú ltim o ap a rece in sin u ad o cu a n d o se h ab la d el añ o litúr­
gico ( c f M D 20 5 )

3 E l c o n ce p to d e litu rg ia d el V a tica n o II

L o s d o cu m en to s co n ciliares, esp ec ialm en te la co n stitu ció n Sa-


cro sa n ctu m C o n c ih u m , h ab lan de la litu rg ia co m o un elem e n to esen ­
cial en la v id a de la Iglesia, que d e te rm in a la situ ació n p resen te del
p u eb lo de D ios «C on razón, en to n ces, se c o n sid era la litu rg ia com o
el ejercic io del sa ce rd o c io de Je su cristo En ella, los sig n o s sen sib les
sig n ific an y, ca d a u n o a su m a n era, rea liza n la sa n tifica ció n del h o m ­
b re, y así el C u e rp o m ístic o de C risto, es decir, la C ab eza y sus
m ie m b ro s, ejerce el cu lto p ú b lic o íntegro En co n sec u en cia, toda ce­
le b ració n litúrgica, p o r ser o b ra de C risto sa cerd o te y de su C u erp o ,
qu e es la Iglesia, es ac ció n sa g rad a p o r ex c elen c ia, cu y a eficacia, con
el m ism o títu lo y en el m ism o g rado, no la iguala n in g u n a o tra ac­
ció n de la Ig lesia» (S C 7)
E sta n o ció n e stricta m e n te te o ló g ic a de la liturg ia, sin o lv id ar los
asp ec to s an tro p o ló g ico s, ap a rece en ín tim a d ep e n d en c ia del m isterio
del V erb o e n c a m a d o y de la Iglesia ( c f SC 2, 5, 6 , LG 1, 7, 8 , etc )
L a en c a m a c ió n , en cu a n to p rese n cia efic az de lo d iv in o en la h isto ­
ria, se p ro lo n g a «en los g esto s y p alab ras» (cf. D V 2, 13) de la litur­
gia, que rec ib en su sig n ific ad o de la S ag rad a E scritu ra ( c f SC 24) y
son p ro lo n g ac ió n en la tierra de la h u m a n id ad del H ijo de D ios 20
El C o n c ilio h a q u erid o destacar, p o r u n a parte, la d im en sió n li­
tú rg ic a de la red e n ció n efe ctu a d a p o r C risto en su m u erte y resurre-
ció n, y, p o r otra, la m o d a lid a d sa cram en tal o sim b ó lic o -litú rg ica en
la que se h a de lle v ar a cab o la « o b ra de la salv ació n »

20 Vease Caí 1070, 1103, etc


40 PI El misterio en la historia

A sí p u es, en la noció n d e litu rg ia que o fre ce el V atican o II, d e s­


tacan los sig u ien te s asp ecto s: a) la litu rg ia es o b ra del C risto to tal, de
C risto p rim a ria m e n te , y de la Ig lesia p o r aso cia ció n ; b ) la litu rg ia
tiene co m o fin alid ad la sa n tifica ció n de los h o m b res y el culto al
Padre, de m o d o que el sa ce rd o c io de C risto se realiza en los dos
aspectos; c) la litu rg ia p erte n ec e a tod o el p u eb lo de D ios, que en
virtud del b a u tism o es sa ce rd o c io real con el d ere ch o y el d eb e r de
participar en las accio n es litú rg icas; d ) la litu rg ia, en cu an to co n s ti­
tuida p o r « g esto s y p alab ras» q ue sig n ific an y realizan efic az m en te
la salvación, es e lla m ism a un ac o n te cim ien to en el qu e se m a n ifies­
ta la Iglesia, sa cram e n to del V erb o en c am ad o ; e) la litu rg ia c o n fig u ­
ra y d eterm in a el tie m p o d e la Ig lesia d esd e el p u n to de vista escato -
lógico; f ) p o r to d o esto la litu rg ia es « fu en te y cu m b re de la v id a de
la Iglesia» ( c f SC 10; LG l l ) 21.
En síntesis, la litu rg ia se p u ed e d efin ir co m o la función san tifica-
dora y cultual de la Iglesia, esp o sa y cu erp o sacerd o tal del V erb o
en cam ado, p ara c o n tin u a r en el tiem p o la o b ra de C risto p o r m ed io
de los sig n o s que lo h ac en p rese n te h asta su v e n i d a 22.

IV. «LITURGICO» Y «NO LITURGICO»

Para u na m ás clara co m p re n sió n de la litu rg ia es co n v e n ie n te


tam bién p re c isa r la d ife re n c ia en tre las a cc io n e s litú rg ica s y lo que
se conoce co m o « ejercic io s p ia d o so s» (cf. SC 13) o « p rácticas p ia ­
dosas y s a g ra d a s » 23.

1. A ccio n es litú rg ic a s y eje rcicio s p iad o sos

En efecto, « so n accio n es litú rg icas aq u e llo s acto s sag rad o s qu e,


por institución de Je su cristo o de la Ig lesia y en su n o m b re, son
realizados p o r p erso n a s le g ítim am e n te d esig n ad a s p ara este fin, en
co n form idad co n los libros litú rg ico s ap ro b a d o s p o r la S anta S ede,

21 Cf. M a r s h i , S., «La teología della liturgia nel Vaticano TI» y «La liturgia culto
della Chiesa», en Anamnesis 1,85-105 y 107-136
22 Para ampliar este concepto consúltese la voz «liturgia» de Cath 7,862-902; CFP,
580-594, DE 2, 489-507, DETM, 591-599; DPAC 2, 1279-1280; DSp 9, 873-884,
DTDC, 813-829, DTI 1, 62-83; DVatlI, 1294-1342, L ThK 6, 1083; SM 4, 324-353, y
F e r n a n d e z , P., «Qué es la liturgia en nuestra cultura secular», en CiTom 98 (1971)
377-414; L e G a l l , R , «Pour une conception intégrale de la hturgie», en QL 65 (1984)
181 -202; y «Cuadernos Phase» 29 (Barcelona 1991)
23 CDC, c 839, § 2. Sobre esta cuestión cf. B o u y e r , L , La vie de la hturgie (París
1956), 299-314, L e c l e r c q , J., Etudes de pastorale hturgique (París 1944), 149-173,
M a r s i l i , S., «Liturgia e non liturgia», en Anamnesis 1, 137-156; S c h m i d t , H., op. cit.,
88-98 y 118-129.
C.3. La plenitud del culto verdadero 41

p ara d a r a D ios, a los san to s y a los b ea to s el cu lto q u e les es deb id o ;


las d em ás accio n es sa g ra d as q ue se rea liza n en u na ig le sia o fu era de
ella, co n o sin sa ce rd o te que las p rese n cie o las d irija , se llam an
ejercicio s piad o so s» 24.
A h o ra bien, esta d istin ció n en tre ac cio n es litú rg icas y ejercic io s
p ia d o so s no es n etam e n te ju ríd ic a . L a d ife re n c ia o b ed e ce tam b ién a
fac to re s te o ló g ic o s. El p rim e r fac to r es la rela ció n de la litu rg ia con
el m isterio de la Iglesia. S egún esto, « litú rg ico » es lo q u e p erten ece
al en tero cu erp o eclesial y lo po n e de m a n ifiesto (cf. SC 26). P or eso
son ac cio n es litú rg icas ú n ic am e n te las c e le b ra cio n e s q u e ex p re san el
m isterio de C risto y la n atu ra lez a sa cram en tal de la Ig lesia, esp o sa
del V erb o e n c a m a d o (cf. SC 2; 7; 41; SC 26). T o d o lo d em ás son
acto s de p iedad, co m u n ita rio s o in d iv id u ales 25.
U n seg u n d o fac to r lo co n stitu y e la efic ac ia o b je tiv a d e los acto s
de culto. A cc io n es litú rg icas y e jercic io s p iad o so s se re fieren a los
m ism o s ac o n te cim ien to s salvíficos. A h o ra bien, no to d a s las form as
de p ie d ad son ev o c ac ió n y ac tu a ció n de esto s ac o n te c im ie n to s en el
p lan o de los signos. L os ejercic io s p ia d o so s ev o c an el m isterio de
C risto ú n ic am e n te de m a n era co n te m p la tiv a y afectiv a, es d ecir, su b ­
je tiv a y p sic o ló g ica, m ie n tras que las accio n es litú rg ic a s lo h acen
ac tu a liz an d o ante todo la p rese n cia del ac o n te cim ien to p o r m ed io del
rito 26. L a efic ac ia de los actos litú rg ico s depend e d e la v o lu n tad
in stitu cio n al de C risto y de la Iglesia, y de que se c u m p la n e fe c tiv a ­
m en te las co n d icio n e s n ec esarias p ara su validez. L a e fic a c ia de los
ejercic io s p ia d o so s d ep e n d e tan sólo de las actitu d es p e rso n a le s de
q u ie n es to m an p arte en ellos.

2. D ev o ció n y d ev o cio n es

La n o ció n de ejercic io s p ia d o so s co in cid e con lo q u e se en tien d e


ta m b ié n p o r d ev o c io n e s. « D ev o c io n es es una d en o m in a c ió n co lec ti­
v a de to d o s los e jercic io s de o rac ió n y prácticas re lig io sa s qu e, si
b ien no h an sido in c o rp o rad a s a la liturgia, han a lc a n z a d o cierta e x ­
p resión social y o rg an iz ativ a» 27. A h o ra bien, tanto los a c to s litúrgi-

24 S. C. Rituum, Instruttio de música sacra et sacra liturgia, de 3-IX-1958, en


AAS 50 (1958), 630-663, trad. españ . Commumcantes en santa unión (Sevilla
1958), 6
25 Respecto de «las prácticas religiosas de las Iglesias particulares» (SC 13), que
podrían ser consideradas como acciones litúrgicas, véase la opinión favorable de
M a r s h i , S , art c it , 154-156.
26 Véase cómo señalaba Pablo VI la diferencia entre el Rosario y la liturgia, en la
Exhort. Apost. M anahs tu l tus, n. 48, en AAS 66 (1974) 157, trad. españ. en G u e r r e r o
1,704. ^
27 V e r h e u l , A , op c it,2 1 5 .
42 PI El misterio en la historia

eos co m o las d ev o c io n e s h an de estar in fo rm ad o s p o r u n a a u té n tic a


devoción.
En efecto , la d ev o c ió n (en latín d e v o tio , p alab ra p ró x im a a p ie -
tas) es, según la d efin ició n de S anto T o m ás rec o g id a e x p re sam e n te
p o r la en c íc lic a M e d ia to r D ei de Pío X II, «un acto de la v o lu n ta d del
que se o frece a sí m ism o a D ios p ara serv irlo » (M D 4 6 ) E n este
sentido, la d ev o c ió n , com o ac titu d in te rn a básicq, h ac e m ás fru c tu o ­
sa la p articip a ció n en la liturgia.
C a p i t u l o IV

LA LITURGIA EN LA HISTORIA

La liturgia consta de una parte que es inmutable, por


ser de institución divina, y de otras sujetas a cambio, que
en el decurso del tiem po pueden y aun deben variar
(SC 21)

BIBLIOGRAFIA

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Iglesia en su evolución histórica», en B o r o b i o 1, 49-203, B r a d s h a w , P , La
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Madrid 1955-1956), W e g m a n , H A J , Geschichte der Liturgie im Westen
und Osten (Regensburg 1979)

L a litu rg ia no n ac ió o rg a n iz a d a y co m p leta, sino que se fue fo r­


m an d o y co n fig u ran d o len tam en te L a litu rg ia recib e de los h o m b res
su m u ta b ilid ad y su d iferen c ia ció n en la h isto ria y en la g eo g ra fía ,
aun cu a n d o p erm a n ec e fiel no sólo a su co n ten id o p ro fu n d o , sin o
ta m b ié n a alg u n as estru c tu ras ritu a les d eterm in a d as p or la trad ició n
( c f SC 21) L as m u ta cio n es y los ca m b io s son la d em o stració n de la
v ita lid a d in tern a de la litu rg ia y de su ca p ac id a d p ara e n c am arse en
cada m o m e n to histó rico y aun en ca d a esp acio socio-cultural 1
E n este ca p itu lo se ex p o n en las g ran d e s líneas de la ev o lu ció n
h istó ric a de la litu rg ia y el esp íritu que p resid ió cada etap a fu n d a­
m ental La ex p o sició n co m p re n d e los h ec h o s m ás so b resalien tes (A )
y el ca rá c te r que d istin g u e ca d a atap a (B )

1 C f C para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la inculturacion IV Instruc­


ción para aplicar la constitución «SC» (nn 37-40) (Roma 1994), nn 4, 16, 17,28, etc ,
D1X, G , The Shape o) the Liturgy (Westminster 1945, reimp 1981), J u n g m a n n , J A ,
«Liturgia (Naturaleza e historia)», en SM 4,324-347, M a r i i n e z , G , «Cult and Culture
The Structure o f the Evolution o f Worship», en Worship 64 (1990), 406 433, etc
44 PI El misterio en la historia

I. LOS ORIGENES (SS. I-IV)

C o rresp o n d e , o b v ia m en te, a los o ríg en e s del cristian ism o en el


m ed io am b ien te ju d ío y a la p rim e ra e x p a n sió n en el m u n d o g reco -
rom ano 2.

1. L as p rim era s rea liza cio n es

D u ra n te alg ú n tie m p o lo s p rim e ro s c ristia n o s fre c u e n ta ro n el


te m p lo y o b se rv a ro n la ley, au n q u e te n ían sus p ro p ias ce le b ra cio n e s,
en tre las q u e so b resa lía n el b au tism o y la fr a c c ió n d el p a n « p o r la
casas» (cf. H ech 2 ,4 1 -4 2 .4 6 , etc.). D esa ta d a la p e rse c u c ió n co n tra
los h elen istas, se p ro d u jo la crisis y la d isp ersió n .
L a len g u a litú rg ica era el g rieg o co m ú n , en la q u e se tran sm itía n
las trad icio n e s litú rg icas (cf. 1 C o r 11,23), los m in iste rio s y el d ía
d el Señor. Se u sa b a la v ersió n de los L X X en la p red ic ac ió n y en la
liturgia, según el m o d e lo de la sin ag o g a, p ero en clav e cristian a.
L o s sig lo s u y lu co n o c en lo s co m ie n z o s d el c a te c u m e n a d o , la
co n fig u ració n d efin itiv a del b au tism o y de la e u c a r is tía 3, la P ascu a
an u al y su cin c u e n te n a festiva, y el c o m ien z o del cu lto a los m á rti­
res. L a o rac ió n se re o rg an iz a te n ien d o en c u e n ta las h o ras del d ía y
las v ig ilias n o ctu rn a s. L a p le g aria e u c arística tien e y a fo rm a p ro p ia.
C o n la dom us e c clesia e ap a rece n las p rim e ra s m u e stra s del arte c ris­
tiano.
En el p rim e r te rcio del siglo m se escrib ió en R o m a la T raditio
A p o stó lic a de H ip ólito 4 y en S iria la D id a sc a lia d e los A p ó sto le s,
base de la C o n stitu tio n es A p o sto lo ru m de un siglo d esp u és 5. A esto s
testim o n io s h ay qu e añ a d ir alg u n as o b ras de T ertu lian o y d e san C i­
priano, testig o s de la vid a litúrgica en el norte de A fric a 6.

2 Véase Cat 1096, c f H a h n , F., II servizio litúrgico nel cristianesimo prim itivo
(Brescia 1972), R o d r í g u e z d e l C u e t o , C., «Nacimiento del culto cristiano en el am­
biente judío», en StLeg 16 (1975) 191-208; S c h w e i z e r , E - D i e z M a c h o , A., La Iglesia
prim itiva Medio ambiente, organización y culto (Salamanca 1974), VV.AA , Influen­
te s juives sur le cuite chrétien (Louvain 1981).
3 Cf. S a n J u s t i n o , 1 Apol 61 y 65-67, en Ruiz B u e n o , D (ed.), Padres apologistas
griegos (BAC 116, Madrid 1954), 250-251 y 256-259.
4 Cf. B o t t e , B. (ed.), La Tradition Apostohque de saint Hippolyte (LFQ 39, Muster
i.W . 1963)
5 F u n k , F X (ed.), Didascalia et Constitutiones Apostolorum, 1 (Paderbom 1905).
6 C f S a x e r , V , Vie hturgique et quotidienne á Cartage vers le miheu du III siécle
(Cittádel Vaticano 1969)
C.4 La liturgia en la historia 45

2. E s p ir itu a liz a c ió n d e l c u lto

A la trad ició n litú rg ica p rim itiv a sig u ió una tran sfo rm ac ió n en el
seno de las co m u n id ad e s a p o stó lic as que ha sido v in c u lan te en m u ­
ch o s asp ecto s. L a p rim e ra etap a de la litu rg ia cristian a se caracteriza
ante to d o p o r u n a gran lib ertad en la ap ro p ia ció n y creació n de las
fo rm as cultu ales, y aun en la ad o p ció n de e x p re sio n es q ue resu ltab an
m ás co m p re n sib le s p a ra los co n v e rtid o s p ro ce d en te s d e la g en tilid ad .
L a im p ro v isació n en la p le g aria fue tam b ién una co n stan te, si
b ien d entro de esq u em a s fijos 7. L a p reo cu p ació n p o r la o rto d o x ia en
las fó rm u las litú rg icas es p aten te en la T raditio A p o stó lic a de H ip ó ­
lito 8. Se cree fu n d ad a m en te q u e ex istía u n a u n id a d su stan cial en las
estru c tu ras fo rm ales de los rito s y la o rg an iz ac ió n g lo b al d e la litur-
gia 9.
El cu lto se e sp iritu alizó aún m ás, en d ep e n d en c ia del N u ev o T es­
tam en to , frente al le g alism o ju d ío al p rin cip io y fren te al ritu alism o
p ag a n o d espués. L a litu rg ia su p o e lu d ir ta m b ié n el p elig ro del g n o s­
ticism o con su rec h azo de lo m aterial y corp ó reo . L a litu rg ia fue un
facto r d e eq u ilib rio en tre la o fre n d a in te rio r y los elem e n to s to m a d o s
de la creación p ara efe ctu a rla ,0.

II. EL GRAN DESARROLLO LOCAL (SS. IV-VI)

El ed icto de M ilán del añ o 313, p ro m u lg a d o p o r el em p erad o r


C o n stan tin o , p ro d u jo u n a situ ació n n u ev a en la liturgia. L a etap a que
se co n tem p la llena los sig lo s IV al v í , desd e C o n stan tin o h asta san
G reg o rio M agno 11.

1. C r e c im ie n to e n lib e r ta d

L a p a z co n sta n tin ia n a trajo la p o sib ilid a d de ce le b ra r u n a liturgia


m ás so le m n e y v isto sa en ed ificio s ad ecu ad o s. El d o m in g o fue d e­
clarad o d ía festivo. El añ o litú rg ico se estru c tu ró en fiestas y p erío ­

7 Cf. B o u y e r , L., «L’improvisaron liturgique dans l’Eglise ancienne», en LMD


111 (1972), 7-19
x N 10, en B o i t e , B., op cit., 29
9 Véase el Epitafio de Abercio: c f S o l a n o , J., Textos eucaristicos primitivos, 1
(BAC 88, Madrid 1952), 79-84
10 Cf. J u n c . m a n n , J A., La liturgie des prém iers siécles (Pans 1962), 171-188,
R o r d o r f , W , Liturgie, fo i et vie des prem ien chrétiens Etudes patnstiques (Pans
1986).
11 Cf. K r e t s c h m a r , G., «La liturgie ancienne dans les recherches histonques
actuelles», en LMD 149 ( 1982) 57-90
46 PI El misterio en la historia

dos siguiendo el círcu lo an u al, c o n serv an d o no o b sta n te su u n id ad


g aran tizad a siem pre p o r la cele b ra ció n eu c arística. El san to ral creció
con las co n m em o rac io n e s de los m á rtire s y las p rim e ra s fiestas m a-
rian as d esp u és del C o n cilio de E feso (431).
L a en tra d a m a siva d e co n v erso s del p ag a n ism o o b lig ó a re o rg a ­
n iz ar el ca te cu m e n ad o y a m a n ten e r el rig o rism o en la rec o n ciliac ió n
sacram ental de los p en iten tes. El arte cristian o asu m ió las fo rm as
arq u itectó n ica s y o rn am e n tales de la ép o c a cre an d o la basílica. A p a­
reciero n las in sig n ias p o n tificales, los v estid o s y las sed es de los
m inistros.
En esta ép o c a ap arecen y se co n so lid a n las litu rg ia s lo ca les y se
p ro d u ce un a g ra n cre a tiv id a d lite ra ria , m o tiv ad a tan to p o r la o rg a ­
n ización del año litúrgico co m o p o r la m en talid ad latina, au n q u e no
d eba d escartarse ta m p o co la p reo c u p ació n p o r la o rto d o x ia en la pie-
g a n a 12. La fijación escrita de los textos eu c o ló g ico s se inició en
R o m a con el pap a san D ám aso (366 -3 8 4 ). L as p rim e ra s co m p o sic io ­
nes form aron p eq u e ñ as co lec cio n e s de fo rm u lario s p ara u n a fiesta o
p ara uso de u n a ig lesia, co m o los lib e lli m issa ru m q u e d iero n lu g ar
al llam ado S a cra m e n ta rio V eronense ,3.
Sin em b arg o , las p rim eras sistem a tiz ac io n es del libro litú rg ico
ro m an o se en c u en tra n en el S a cra m e n ta rio G e la s ia n o , d e p o sib le
p ro ced en cia presbiteral l4, y en el S a cra m e n ta rio G reg o ria n o , libro
de la liturgia papal ,5. U n ejem p lar de este últim o fue en v iad o p o r el
p apa A d rian o al em p erad o r C a rlo m ag n o en tre el 785 y 786 y d o tad o
m ás tarde de un su plem ento.

2. L a litu rg ia rom an a clásica

La ép o ca rep rese n ta un m o m e n to de e x p a n sió n y e n riq u e c im ie n ­


to de la liturgia. L a en tra d a en el m u n d o cu ltu ral ro m an o se m a n i­
fiesta ante to d o en la in co rp o ració n a la p le g aria litú rg ica de un estilo
eleg a n te y retó rico , sobrio y p reciso. El v o ca b u la rio es rico en m a ti­
ces y d estac a los asp ec to s sa cram en tal y sacrificial, esp ec ialm en te en
la E u caristía. E sta id ea se a p re c ia ta m b ié n en la c o n v e rsió n p ro g re si­
va de la m esa eu c arística en altar.

12 San Agustín lamentaba la utilización de plegarias compuestas por personas


incompetentes cf. De bapt 6,25, en PL 43, 213-214
13 Cf. M o h l b e r g , L C (ed.), Sacramentarium Veronense (Cod. Bibl Cap Veron
LXXXV[80] (REDFM l,R om a 1956,reimp 1978)
14 Cf M o h l b e r g , L. C (e d ), L ibtr sacramentorum Romanae Aeclesiae ordims
anni circuh (Cod Vat. Reg lat 316/Paris, Bihl Nat 7193) Sacramentarium Gelasia-
num (REDFM 4, Roma 1960, reimp 1968)
15 Cf. D e s h u s s l s , J (ed.), Le sacramentaire Grégonen. Ses principales form es
d ’aprés les plus anciennes manuscrita Edition comparativ, 1-3 (Fnbourg 1971 -1982)
C.4. La liturgia en la historia 47

R om a cu e n ta en to n ce s con u n a litu rg ia local p erfectam ente d efi­


nida. E n ella la litu rg ia estac io n al d ab a una im agen de la Iglesia
co m o com u n id ad itin eran te 16. L o s vestid o s y el cerem onial copiado
de la corte su g ieren la p a rtic ip a c ió n en la litu rg ia celeste, presidida
p o r el P antocrátor.
Las Ig lesia s lo c a le s, a u n q u e ce lo sas de su auto n o m ía litúrgica,
m iran a la litu rg ia ro m a n a co m o la e x p re sió n de la Iglesia que tiene
la p rim a cía de la S ede A p o stó lica 17.

III. EL PREDOMINIO FRANCO-GERMANICO (SS. VI-XI)

L a n u e v a etap a a b a rca desd e el final del pontificad o del p apa san


G re g o rio M a g n o (5 9 0 -6 0 4 ) h asta san G re g o rio V II (1073-1085). Es
el tie m p o del Im perio b izan tin o . En O cc id en te el m onacato desarro­
lló u n a gran labor ev a n g eliza d o ra .

1. R efo rm a s y p ro ceso de h ib rid a ció n

L os libros litú rg ico s ro m an o s, q u e h ab ían alcanzado un elevado


g rad o de o rg an iz ac ió n , em p ezaro n a ex ten d e rse p o r toda la cristian­
d ad llev ad o s p o r m o n je s y p ere g rin o s o so licitad o s expresam ente por
la co rte de A q u isg rán , q u e b u sc a b a la u n ificació n no sólo eclesiásti­
ca, sino ta m b ié n p o lítica 18.
Se p ro d u jo en to n ce s un cu rio so fen ó m en o de fu s ió n de ritos y de
textos ro m an o s y de p ro c e d e n c ia galican a, d and o lugar a los sacra­
m é n ta n o s g ela sia n o s d e l sig lo V I I I 19, co n los leccionarios 20 y anti­
fo narios 21; y a los o rd in e s 22, base del P o n tifica l R om ano G erm áni­

16 Cf. C h a v a s s e , A., La liturgie de la ville de Rome du Vau Vlllsiécle Une liturgie


conditionnéepara l 'orgamsation de la vie «in urbe» et «extra muros» (Roma 1993)
17 Véase el texto de S Ambrosio, De sacramentis, 3,5. en B o t t e , B (ed ) (París
1961), 94
18 Cf J u n g m a n n , J. A., Herencia litúrgica y actualidad pastoral (San Sebastián
1961), 15-89; Ríe h e , P., «Liturgie et culture á Fépoque carolingienne», en LMD 188
(1991) 57-72, V o g e l , C , «Les échanges hturgiques entre Rome et les pays franes
jusqu’á Tépoque de Charlemagne», en Le Chiese nei regm delV Europa occidentale
(Spoleto 1960), 185-295; VV.AA , Culto cristiano, política impenale carolmgia (Todi
1979)
19 Entre los principales libros de esta familia se encuentran el Sacramentarlo de
Gellone (CCL 159 y 159/A, Turhnolti 1981), el Sacramentado de Angoulénie (CCL
159/C, Tumholti 1987); el Sacramentarlo de Saint Gall (LQF 1-2, Münster 1918), el
Sacram entado de Rheineau (Fnbourg 1970), y el Sacramentarlo Triplex (LQF 49,
Münster 1968).
20 De ellos se hablará en el capítulo Vil.
21 Cf. H e r b f r t , R.-J., Antiphonale Missarum sextuplex (Bruxelles 1953, reimp.
1967).
22 cf. A n d r i e u , M., Les ordines romani du Moyen-Age, 1-4 (Louvain 1931-1961).
48 P.I El misterio en la historia

co del siglo x, el p rim ero de los po n tificales m ed iev ales 23. El b au ­


tism o de los p árv u lo s se g en e raliz ó p ro g re siv a m en te , y la p e n ite n c ia
em pezó a celeb rarse de form a p riv ad a 24. L a celeb ració n eu c arística
se llenó de «ap o lo g ías» 25. M ientras tanto, en R o m a la litu rg ia se
m an tu v o casi en suspenso. L os ú n ico s sín to m as d e cre ativ id ad p ro ­
ceden de la in flu e n cia orien tal, com o la intro d u cció n de fiestas m a-
rianas. E ntre los sig lo s ix y x v o lv iero n a R om a los libros litú rg ico s
que h abían salid o de ella, p ero y a m ix tificad o s.
D urante este tiem po el a rte cristia n o en E u ro p a ev o lu cio n ó len­
tam ente desd e los m o d elo s ro m an o y b izan tin o h acia las fo rm as ro ­
m ánicas prim itiv as, in tro d u cien d o elem en to s n u e v o s 26. D u ran te esta
ép o c a tu v iero n lu g a r en O rien te las luchas iconoclastas y la ce le b ra ­
ción del C on cilio de N icea II (a. 78 7) 27.

2. F iso n o m ía d efin itiv a d e la litu rg ia rom an a

La etap a que o cu p a los siglos vi al xi es co n sid erad a co m o un


p erío d o de fijació n y co m p ila ció n , aun cuan d o alg u n as litu rg ias es­
ta b an to d a v ía en p le n a a c tiv id a d cre ad o ra, co m o la litu rg ia h isp á n i­
ca. P ero no se p u ed e d e c ir que fuera un a ép o c a estéril. La em ig ra­
ció n de los libros litúrgicos, con el co n sig u ie n te fen ó m en o de h ib ri­
dación, co n trib u y ó a fijar la fiso n o m ía de la litu rg ia ro m an a p ara
siem pre. M ás aún, la litu rg ia ro m an a, que h asta san G reg o rio M ag n o
era un rito local, em p ezó a co n v e rtirse en la liturg ia p red o m in an te en
to do el O cc id en te latino.
La ap o rta ció n de los p u eb lo s fra n co -g erm án ico s, am ig o s de la
ex u b e ran cia y el d ram a tism o , se ad v ierte no sólo en la d u p licació n
de te x to s y en el au m en to de ritos, insp irad o s en el A n tig u o T esta­
m ento, sino en una n u ev a sensib ilid ad . L as te n d en cias o rig in a d as en
la ca p illa im perial de A q u isg rán son v ig o ro sas y creativ as, y b u scan
la in terio rid ad den tro del realism o 28. Pero carecían de la m en talid ad
sim b ó lic a cu ltiv a d a p o r los S antos P adres. El resu ltad o fue n eg a tiv o

21 C f V o g e l , C . - E l z e , R , Le Pontifical romano-germamque du Xéme siécle, 1-2


(Cittá del Vaticano 1963-1972)
24 Cf. F l o r e z , G., Penitencia y unción de enfermos (BAC «Sapientia Fidel» 2,
Madrid 1993), 121-143.
25 De ellas se hablará en el cap XV.
26 Véase el juicio de N e u n h f u s e r , B ., «Historia de la liturgia», c it , 985; y H e i t z ,
C., Recherches sur les rapports entre architec ture et liturgie á l ’époque carohngienne
(París 1963), P e r n o u d , R -Davy, M., Sources et claifs de Parí romain (Pans 1973)
27 De este concilio se hablará en el cap XIV
28 Un capítulo importante de esta época son los himnos Cf. D r e v e s , G. M - B l u m c ,
C., Analecta hymmca Medu Aevi, 1-55 (Leipzig 1886-1922, reimpr. 1961).
C4 La liturgia en la historia 49

p ara la te o lo g ía de los sacram en to s, sobre todo p ara la eu caristía 29.


E l p u e b lo em p ez ó a alejarse de la litu rg ia y a d irig irse a las d ev o c io ­
n es 30.

IV. LA DECADENCIA BAJOMEDIEVAL (SS. Xl-XIV)

L a n u ev a etap a cu b re los sig lo s x i-x iv y e stá m a rc ad a p o r la o b ra


del p ap a san G re g o rio V il ( t 1085). El P ontificad o alcan zó el m ás
alto p restig io de la ép o c a con Inocen cio III (1 1 9 8 -1 2 1 6 ), cu y as re­
fo rm as afectaron tam b ién a la liturgia M.

1. La litu rg ia « se g ú n el uso de la C u ria ro m an a »

Se p ro d u jo la u n ifica c ió n litú rg ic a en to m o a la litu rg ia ro m an a


y la su p resió n de la litu rg ia h isp án ica. S e in tro d u jo el ju ra m e n to de
fid elid ad al P apa en la o rd en a ció n ep isco p a l y la ce le b ra ció n de las
fiestas de los P apas san to s en to d a la Iglesia.
L os lib ro s litú rg ico s ab re v iad o s p ara uso in tern o de la C u ria R o ­
m ana, el M is a l 32 y el B rev ia rio 33, fueron ad o p tad o s p o r los fran cis­
canos, que los d iero n a c o n o c er p o r toda E uropa 34. Por su parte, el
P o n tific a l d e G uillerm o D u rando ( | 1295), co m p u esto en M ende
(F ran c ia), fue co p iad o p ara n u m e ro sa s Iglesias, sien d o la b ase de los
p o n tific ale s p o ste rio re s 35.

29 Cf. C r i s t i a n i , M , «La controversia eucanstica nella cultura del secolo IX», en


Studi M edioevali 9 (1968), 167-233; N e u n h e u s e r , B , L ’Eucharistie au Moyen-Age et
á l 'époque moderne (Pans 1966)
30 C f G o u g a u d , L , D évotiom et pratiques ascetiques du Moye-Age (Pans 1925),
V a n d e n b r o u c k e , F., La spirituahté du Moyen-Age (Pans 1961).
3' C f D y k m a n s , M., Le térém onial papal déla fin du Moyen-Age á la Renaissance,
1-2 (Bruxelles - Rome 1977-1981), Gy, P.-M., «L’umfication liturgique de POccident
et la liturgie de la Cune Romaine», en RScPhTh 59 (1975) 601-612; (1981) 74-79.
32 Cf. A z b v e d o , E d f (ed.), Vetus Missale Romanum monasticum lateranense
(Romae 1754), y A n d r i e u , M , «Missale Curiae Romanae ou Ordo missahs secundum
consuetudinem Curiae du XlIIéme s.», en Miscellanea EHRLE 2 (Roma 1924), 348-
376 Este Misal fue la base de la edición príncipe impresa en Milán en 1474, antece­
dente del Missale Romanum promulgado por san Pío V en 1570, cf. L ó p e z M a r t i n , J ,
«Misal Romano», en NDL, 1293-1311.
33 Brevianum secundum consuetudinem Romanae Curiae aprobado por Inocen­
cio III.
34 C f Dijk, S J. P. v a n - H a z e l d e n , J., The Origins o j the Modern Román Liturgy.
The Liturgy o f the P apal Court and the Franciscan Order tn the Thirteenth Century
(London 1960).
35 Cf. A n d r i e u , M., Le Pontifical Romam au Moyen-Age, 1-4 (Cittá del Vaticano
1938-1941).
50 P.I. El misterio en la historia

A finales del siglo xn y d u ran te to d o el siglo xm e l m in isterio d e


la p re d ic a c ió n alcan zó u n a g ran p o p u la rid a d , p e ro to ta lm e n te al
m argen de la liturgia y de la m ism a S ag rad a E s c r itu r a 36. P or o tra
p arte se m u ltip lic aro n las m isa s p r iv a d a s , y la co m u n ió n se h izo
cad a vez m e n o s frecuente y b ajo u n a so la esp ec ie, a p esar del au g e
que en el siglo xm cono ció el cu lto al S an tísim o S acra m en to y que
cu lm in ó en la institución de la fiesta d el C orp us C h r is ti37.
El a rte cristia n o que llena esta ép o c a es el g ó tico . C o n tra sta la
g ran d io sid ad de las iglesias con la div isió n de su in te rio r en cap illas
y la m u ltip lic ac ió n de altares y de im ágen es. L a p in tu ra y la escu ltu ­
ra se h ac en m á s narrativas.

2. L a esp iritu alid ad

E ste p e río d o rep rese n ta ta m b ié n p a ra la litu rg ia la tin a el « o to ñ o


de la E dad M edia». L a resta u ració n d e las tra d ic io n e s an tig u as fue
en realid ad la co n so lid a ció n d e la litu rg ia ro m an o -fra n ca. L a litu rg ia,
co n sid erad a co m o u n a ac tiv id ad de los clérig o s en b en eficio de los
fieles, p asiv o s y silenciosos, co n trib u y ó ta m b ié n a c o n fig u rar la so ­
cied a d b ajo m ed iev a l. P or su parte, la re v italiz ac ió n m o n á stic a d e la
litu rg ia re su ltó ta m b ié n co n tra d ic to ria . M ie n tra s C lu n y ap o rta b a,
ju n to con el esp íritu de u n a refo rm a gen eral de la Ig lesia, una m a y o r
so lem n id ad y riq u ez a ex p re siv a, otras ó rd en es co m o el C íster p ro ­
p u g n ab a n la au sterid ad , el rec o g im ie n to y el eq u ilib rio de las an ti­
guas reglas m onásticas 38.
L as ó rd en e s m en d ica n te s d iero n u n a v isió n del m isterio de la
salv ació n m ás ce rcan a a los h o m b res, ce n trad a en la h u m a n id ad del
S alv ad o r y en su v ida terren a. F ue un m o m e n to de fu erte in tim ism o ,
de afe ctiv id ad p sic o ló g ic a y de cre cie n te in d iv id u alism o , m a n ife sta ­
d o s inclu so en el p red o m in io de la g en u fle x ió n y en el silen cio con
q u e se re c ita b a gran p arte d e la ce le b ra ció n eu carística. La p ie d ad
p o p u la r lo llen ab a casi todo 39.

36 Cf. L o n g e r e , J , La prédication médiévale (París 1983).


37 Cf D u m o n e t , E., Le désir de voir l 'Hostie et les origines de la dévotion au Saint
Sacrement (París 1926).
38 Cf. C a n i v e z , J. M., «Le nte cistercien», en EL 63 (1949), 276-311; L e f e v r e , P.,
«La liturgie de Prémontré», ih 62 (1948), 195-229; T i r o t , P., «Un Ordo Missae
monastique: Cluny, Citeaux, la Chartreuse», ib. 95 (1981), 44-120 y 220-251.
39 Cf B e r g e r , B . - D , Le drame hturgique de Páques du X au XIII s. Liturgie et
théátre (París 1976).
C.4. La liturgia en la historia 51

V. LA UNIFORMIDAD LITURGICA (SS. XV-XIX)

C o m p re n d e los sig lo s qu e tran sc u rre n d esd e el final d e la E d ad


M ed ia h asta los c o m ien z o s del M o v im ien to litú rg ico , en tra d o el si­
glo x ix . El eje de to d o el p erío d o lo co n stitu y e el C o n cilio de T ren to
(1 5 4 5 -1 5 6 3 ), co m o c o n sec u en cia de la refo rm a p ro testan te.

1. U n iv ersa liza ció n d e la litu rg ia ro m an a

E n el siglo x v se d esarro lló la d evo tio m o d ern a co n un fuerte


acen to in d iv id u al o rien tad o h ac ia la m e d itació n a fe ctiv a y la im ita­
ció n de C risto. Se d esarro lló al m arg en de la litu rg ia y de las d ev o ­
c io n es p o p u lares, so sp e ch o sa s am b as de m a teria lism o cu ltu al p ara
este m ovim iento. La litu rg ia se tran sfo rm ab a en m e d ita ció n 40.
L a re fo rm a p r o te s ta n te atacó las m isas priv ad as, la co m u n ió n
co n u na sola esp ecie, los sufrag io s p o r los d ifu n to s y el ca rácter
sa crificia l de la M isa. L a litu rg ia qu ed ó red u c id a a la P alabra, al
b au tism o y a la C e n a co n ca rácter p u ram en te co n m em o rativ o 41.
El C o n cilio d e T rento se o cu pó de los sacram en to s, p ero se to c a ­
ron tan sólo los p ro b lem as d o g m ático s y d iscip lin ares 42. L a revisión
de los libros litúrgicos se tuv o que co n fia r al P apa 43. N o o b sta n te se
d ec id ió m a n ten e r el uso de la len g u a latin a en la litu rg ia, au n q u e
in v itan d o a la ca te q u esis litú rg ica d en tro de la m ism a ce le b ra ció n
(cf. D S 1749; 1759).
L a revisió n d e l M isa l y d e l B rev ia rio se realizaro n co n g ran ra p i­
d ez, de m a n era qu e el p ap a san P ío V p ro m u lg a b a en 1568 el B re -
viarium R o m a n u m y en 1570 el M issa le R om anum . A esto s libros
sig u iero n en 1596 el P o n tific a le R o m a n u m , en 1600 el C a erem o n ia -
le E p isc o p o ru m , p ro m u lg a d o s p o r C lem en te V III, y en 1614 el R i-
tu a le R o m a n u m p o r P au lo V 44. L as co n stitu cio n es ap o stó licas de

40 Cf. D e b o n g n i e , P., «Dévotion modeme», en DSp 3, 727-747, H u e r g a , A , «De­


voción moderna», en DE 1, 575-580, etc
41 Cf. B o u y f r , L., Eucaristía (Barcelona 1969), 377-437; C a s s e s e , M., «Prassi
litúrgica nella Chiesa dei secoli xv-xvi c culto divino secondo Martin Lutero», en RL
74 (1987), 563-590, Dix, G., op. cit., 613-734, M e s s n e r , R., Die Messrejorm Martin
Luthers un che Eucharistie der Alten Á>c/ie(Innsbruck-Wien 1989).
42 Se promulgó también un decreto disciplinar: De observando et evitando in
celebratione Missae, en S c h m i d t , H , Introductio in hturgiam occidentalem (Roma
1960), 371-381.
43 Cf. B u g n i n i , A., «La liturgia dei sacramenti al Concilio di Trento», en EL 59
(1945), 39-51; D u v a l , A , Les sacrements au Concile de Trente (París 1985), etc.
44 El Ritual, como libro para uso de los sacerdotes, se conoce desde el s xn con
diversos nombres ordinarium, manuale, sacerdotale, etc En España existían diversos
manuales de carácter local, como el Toledano, el Valentino, el Tarraconense, etc. cf.
VV.AA , Estudios sobre el Ritual, en Liturgia 13 (1958), 129-279
52 Pi El misterio en la historia

p ro m u lg a ció n indican con to d a clarid ad la o b lig ato ried ad , en to d a la


Ig lesia latina, de estos libros restitu id o s a d p r is tin a m sa n cto ru m P a ­
trian rtorm am a c ritum 45.
P ara v elar p o r la u nidad litú rg ica, el p a p a S ix to V creó en 1588
la S ag rad a C o n g reg a ció n de R itos, cu y a ac tiv id ad d u ró h asta 1969.
Son siglos de in m o v ilid ad , au n q u e el S antoral cre ció de form a d es­
m e su ra d a h a sta p re v a le c e r so b re el d o m in g o y los tiem p o s litúrgicos.
En el siglo x v m se p ro d u jero n alg u n o s c o n a to s d e refo rm a co m o el
M isal y el B rev iario de P arís de 1736, el S ínodo d e P istoya de 1786,
y los intentos del p ap a B enedicto X IV en tre 1741 y 1747 46.

2. In ten to s d e ren ovación

La situ ació n de d ec ad e n cia litú rg ica de la etap a p reced en te se


h ab ía co m p lic ad o con la actitu d an tilitú rg ic a de los refo rm ad o res.
N o h ab ía o tra salid a que afirm a r la le g itim id ad de los actos sa cra­
m e n tales y su p rim ir los abusos. L a rev isió n de los lib ro s litú rg ico s se
hizo p o sib lem e n te con u n a e n e rg ía aún m a y o r de lo q u e p reten d ió el
m ism o C o n c ilio de T ren to , de m a n era que los sig lo s sig u ien tes han
sid o c a lific a d o s co m o «el p erío d o de la férre a u n ifo rm id ad y del
ru b ricism o » 47. P ero la liturgia se salvó de la m ás g rav e crisis de su
historia.
La « ép o c a del B arro co » — siglo x v u — sig n ific ó el triu n fo y la
ex altació n de la litu rg ia ca tó lica p o r la v ía de la em o tiv id ad , el re ­
b u sc am ien to del cerem o n ial y la sun tu o sid ad del arte 4S. Las d ev o ­
cio n es p o p u la re s, en esp ecial el cu lto eu c arístico y las p ro cesio n es,
c o n o c ie ro n u n a se g u n d a fase de esp len d o r. P ero faltó n u ev am en te
u na reflex ió n te o ló g ic a m ás allá de la rea firm a ció n de la d o ctrin a
cató lica y del ru b ricism o . N u ev a m en te la e sp iritu alid ad se v o lc ab a
en las p rác tica s p iadosas.
E sta d ic o to m ía te n ía que p ro d u cir ca n sa n cio y d esco n ten to . L a
lleg ad a de la Ilu strac ió n al ca m p o litú rg ico se hizo n o ta r en la p u b li­

45 Const Apost. Quo Primum de promulgación del Missale Romanum, de 19-VIl-


1570, impresa en todos los misales; cf. A l b e r i g o , G , «Dalla uniforrmtá del Concilio
di Trento al pluralismo del Vaticano II», en RL 69 (1982), 604-619; Fruiaz, A.-P ,
Sirleto e la riforma del Messale Romano di san Pío V (Roma 1976).
46 Para estos siglos cf. B urlini, A , «Per una rilettura del Sínodo di Pistoia (1786)»,
en RL 75 (1988) 713-720; L ó p e z G a y , J , La liturgia en la misión del Japón en el s XVI
(Roma 1970), jÚ a r z o l a , I., Pastorale litúrgica del beato Innocenzo XI Sommo Ponte-
fice dal 1676 al 1689 (Rovigo 1972), O l i v e r , A , «José María Tomasi y sus ediciones
litúrgicas», en Ph 155 (1986), 403-419; V ila n o v a , E , «Liturgia cristiana y liturgia de
cristiandad. El conflicto de los ritos chinos», en Ph 174 (1991) 311 -320
47 K l a u s e r , Th , op. c it , 93.
48 C f Jungmann, J A., Herencia litúrgica, op. c it , 110-121.
C4 La liturgia en la historia 53

ca ció n de fu en tes y en los estu d io s de in v e stig a ció n h istó rica. L os


in ten to s de ren o v a ció n del siglo x v m p rete n d ían u n a m a y o r se n cillez
y p articip a ció n co m u n itaria. Sin em b arg o faltab a ta m b ié n un a a d e ­
cu ad a te o lo g ía del cu lto cristian o , de m a n era que la p asto ra l litú rg ica
q u ed a b a re d u c id a a u n a fu n ció n m e ra m en te e d u c ativ a y m o ralizad o -
ra del pueblo. P ero al m e n o s se cap tó la n ec esid ad de u n a acció n
p asto ra l e n c a m in a d a a ac erca r la litu rg ia a los fieles.

VI. EL MOVIMIENTO LITURGICO

N o su ele ser co n sid e ra d o co m o u na etap a en sí. N o o b stan te,


sig n ifica el resu rg im ien to litú rg ico que cu lm in ó en el C o n c ilio V ati­
cano II. En efecto, el siglo x ix rep rese n tó p ara la litu rg ia el c o m ie n ­
zo de una ren o v a ció n , au n q u e m a rc ad a al p rin cip io p o r el ro m an ti­
cism o. L os o ríg en es de este im p u lso re n o v a d o r hay q u e b u sc arlo s en
la resta u ració n m o n á stic a in ic ia d a en S o lesm es p o r el ab a d P ró sp ero
G u éran g e r (1 8 0 5 -1 8 7 5 ), con sus id eales de ro m an izac ió n de la litur­
gia 49. En el siglo x x el M o v im ien to litúrgico ado p tó un estilo to d a­
vía m ás eclesial y p asto ra l, im p u lsad o p o r el M o tu p ro p rio Tra le
so lle c itu d in i de san Pío X 50.
En B é lg ic a d estacó la ac tiv id ad de L. B eau d u in ( t 1960). E n
A le m a n ia el M o v im ie n to se h iz o m á s te o ló g ic o c o n O . C a se l
( t 1948) y R. G uard in i ( t 1968). En A u stria P. P arsch ( | 1954) v o l­
vió a los ideales de B eauduin. En Italia d estac ó el ca rd en al I. S chus-
te r ( t 1957). En F ra n cia se fu n d ó el C en tro de P asto ral L itú rg ica de
París en 1943. E n E sp añ a hubo un fuerte d esp ertar o rien tad o p o r los
m o n a ste rio s de S ilos y de M on tserrat, sobre todo a raíz del C o n g reso
de 1915 51. En 1956 se fundó la Ju n ta N acional de A p o sto lad o litúr­
g ico, su stitu id a en 1961 p o r la C o m isió n E piscop al de L itu rg ia, P as­
toral y A rte S acro 52.
P ero lo m ás sig n ific ativ o de la m en talid ad qu e p resid ía el M o v i­
m ien to litú rg ico fue la fu n d am e n tac ió n te o ló g ic a de la p asto ra l litúr­
g ica, p ara lela m e n te al m o v im ien to b íb lico y a la n u ev a o rien tació n
eclesio ló g ica. Al m ism o tiem p o se co n sid erab a la litu rg ia co m o la

49 C f B r o v e l l i , F , «Stona del movimento litúrgico riel nostro secolo», en EL 99


(1985) 217-238, N e u n h e u s e r , B , «Movimiento litúrgico», en NDL, 1365-1382, Rous
s e a u , O , Histoire du mouvement hturgique (París 1945)

50 AAS 36 (1903-1904), 329-339, trad españ en G u f r r l r o 1, 621-629.


51 Cf. F r a n q u e s a , A , «El Congrés de 1915 i la seva significació histórica», en 11
Congrés Liturgie de Montserrat, 1 (Montserrat 1966), 5-36; S o d i , M., «Montserrat
1915: una lezione di attualitá» RL 75 (1988), 191-212, V a l l i S e r r a , M., «El congreso
litúrgico de Montserrat de 1915 y su aportación pedagógico-htúrgica»- Ph 152 (1986),
125-154
Cf. G o n z á l e z , J. M., «El movimiento litúrgico en España», en NDL, 1383-1388
54 PI El misterio en la historia

did a sc a lia del p u eb lo cristiano, es decir, la m ás efic az fo rm a de « ca­


tcq u esis» so b re todo a trav és de las fiestas y de los sig n o s litú rg i­
co s 53.
El M o v im ien to litú rg ico se vio sosten id o p o r el M a g iste rio y las
m edidas reform adoras de los Papas, desde san Pío X hasta Pío X I I 54.
San P ío X rea lizó u n a refo rm a parcial en el O ficio d iv in o y en el
cale n d ario y P ío X II orien tó d o ctrin alm e n te el M o v im ien to litú rg ico
con las en c íc lic as M ed ia to r D ei (19 4 7 ) 55 y M u sica e sa c ra e d isc ip li­
na (1955) 56. L levó a cabo la restau ració n de la S em an a S an ta en tre
1951 y 1955, au to rizó el uso de las lenguas m o d e rn a s en la m isa y
en los sacram e n to s, y en 1956 d irig ió un im p o rtan te d iscu rso al C o n ­
greso In tern acio n al de L iturgia de A sís 57. P o r ú ltim o , Ju an X X III,
co n v o c ad o y a el C o n cilio V atican o II, pub licó un C ódigo d e R ú b r i­
cas y n u ev a s ed icio n e s típ icas de los libros litúrgicos.

VIL EL CONCILIO VATICANO II Y LA REFORMA LITURGICA


POSTCONCILIAR

El co n c ilio c o n v o c ad o p o r el p ap a Ju an X X III se ab rió el 11 de


o ctu b re de 1962. El p rim e r te m a estu d ia d o fue la liturgia. El esq u e­
m a entró en el au la co n c iliar el 2 2 de o ctu b re de 1962, y fue d isc u ­
tid o h asta el 13 de no v iem b re. U n añ o d espués, el 4 de d ic iem b re de
1963, ex a ctam e n te cu a tro cie n to s años d esp u és d e la clau su ra del
C o n c ilio de T ren to , el p a p a P ab lo V I p ro m u lg a b a la C o n stitu c ió n
S a cro sa n ctu m C o n ciliu m 58.
U n a v ez p ro m u lg a d a la c o n stitu c ió n litú rg ica del V atican o II, P a ­
blo V I decid ió que em pezase su aplicació n cuanto an tes 59. L a refo r­

53 La frase es de Pío XI, en B u g n i n i , A , Documenta pontificia ad instaurationem


hturgicam spectantia (Roma 1953), 70
54 Cf L f c f a , J , Pastoral litúrgica en los documentos pontificios de Pío X a Pío XII
(Barcelona 1959)
55 AAS 39 (1947) 521-595, trad españ en G u e r r e r o 1, 630-680
56 AAS 48 (1956) 5-25, trad españ en Encíclicas y documentos pontificios 1
(Madrid 1960), 1173-1183
57 AAS 48 (1956) 711-725, trad. españ en Junta Nacional de Apostolado Litúrgi­
co, Renovación de la liturgia pastoral en el pontificado de S S Pío XII (Toledo 1957),
315-331
58 Para la historia y el significado del documento véanse las Acta Synodaha Sacro­
san ta Concilu Oecumenici Vaticani II, 1-2 (Typis Polyglottis Vaticanis 1970-1973),
y B u g n i n i , A , La riforma litúrgica (1948-1975) (Roma 1983), 26-59, C para el Culto
Divino, Costituzione litúrgica «Sacrosanctum Concilium» Studi (Roma 1986), M o r
c i l l o , C (dir ), Comentarios a la constitución sobre la sagrada liturgia (BAC 238,

Madrid 1965), S c h m i d t , H , La constitución sobre la sagrada liturgia (Barcelona


1967), etc
59 Mediante el Motu propno Sacram Liturgiam de 25-1-1964, en AAS 56 (1964),
139-144
C4 La liturgia en la historia 55

m a fue em p re n d id a co n a rd o r y con un gran en tu sia sm o , sobre to d o


al p rin cip io . L a ta re a de rev isió n , o rie n ta d a p o r un a am p lia serie de
d o cu m en to s 60, h a co n o cid o tres fases: a) el p aso del latín a las len ­
gu as m o d e rn a s (1 9 6 4 -1 9 6 7 ); b) la p u b lic ac ió n de los lib ro s litú rg i­
cos rev isa d o s « seg ú n los d ec reto s del C o n c ilio V atica n o II» (1 9 6 8 -
1975); y c) la ad a p ta c ió n de los libros litú rg ico s a las circ u n sta n cia s
de las Ig lesias p a r tic u la re s 61. V ein ticin co años d esp u és de in iciad a
la re fo rm a litú rg ica m á s am p lia de to d a la h isto ria , el p ap a Ju a n P a­
blo II la c a lific a b a « co m o el fruto m á s visib le de la o b ra co n c i­
liar» 62.
D en tro de la ad a p ta ció n de la litu rg ia en el ám b ito de las Ig lesias
p articu la re s se p la n tea ca d a v ez con m a y o r in sisten c ia el tem a de la
incu ltu ració n . L a C o n g reg a ció n p ara el C u lto D iv in o y la D iscip lin a
de los S acra m en to s p u b lic ó el 25 de en e ro de 1994 u n a In stru cció n
p ara a p lic a r los a rtíc u lo s 3 7 -4 0 de la C o n stitu c ió n S a cro sa n ctu m
C o n c iliu m , o fre cie n d o los criterio s b á sic o s y el m o d o de p ro c e d e r en
e sta m a teria 63.

60 C f K a c z i n s k i , R , Enchiridion documentorum instauratioms hturgicae, 1-3


(Casale M -Roma 1976ss ), P a r d o , A , Enthiridion Documentación litúrgicaposcon-
cihar (Barcelona 1992)
61 C f B u g n i n i , A , «Situación actual de la reforma litúrgica», en Ph 78 (1973),
495-504 Sobre la reforma litúrgica c f C per íl Culto Divino, Atti del Convegno dei
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nforma litúrgica un bilancio dei bilanci», en RL 61 (1982), 116-136, Z a n o n , G , «I


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62 J u a n P a b i o II, Exhort Apost Vicesimus quintus annus, de4-XII-1988 (Typis
Polyglottis Vaticams 1989), n 12
63 La Liturgia Romana y la inculturación, Typis Polyglottis Vaticams 1994, veanse
Not 338(1994),461-464,340(1994),608-625,345(1995), 161-181, OrH 25/6(1994),
195-198, QL 77/1-2 (1995), Ph 206 (1995), RL 82/4 (1995), etc.
C apítulo V
RITOS Y FAMILIAS LITURGICAS

La santa madre Iglesia concede igual derecho y honor


a todos los ritos legítimamente reconocidos y quiere que
en el futuro se conserven y se fomenten (SC 4).

BIBLIOGRAFIA

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universelle (BELS 7, Roma 1976); VV.AA., «Le famiglie liturgiche», en
Anamnesis 2, 55-128.

En el cap ítu lo anterio r, al tratar de la ép o c a del gran d esarro llo


local de la litu rg ia (sig lo s iv al vi), se se ñ alab a com o h ech o m ás
sig n ific ativ o la c o n so lid a ció n de las litu rg ia s p a rticu la res. L a im p o r­
ta n c ia de este fen ó m e n o es tan g ran d e que req u ie re que se le d ed iq u e
un cap ítu lo . P ero an tes de en tra r en la d escrip ció n de estas litu rg ias
es p rec iso an a liz ar los co n c ep to s de rito litú rg ico y fa m ilia litú rg ic a .

I. RITO LITURGICO PARTICULAR E IGLESIA LOCAL

G e n e ra lm e n te se en tien d e p o r rito litú rg ico el co n ju n to de u so s y


p ec u lia rid ad e s de tipo cele b ra tiv o q u e se ob serv an en una litu rg ia
p articu la r y que la d istin g u en de las d em ás. Sin em bargo, en la fo r­
m ació n del rito se dan tam b ién o tro s facto res co m o la len g u a, la
trad ició n h istó rica, la d em arca ció n te rrito ria l tan to eclesiástica co m o
civ il, la visió n te o ló g ic a, la esp iritu alid ad , etc. S egún esto, rito litú r­
g ic o es ta m b ié n el m o d o de v iv ir la fe cristian a en sentido g lo b al,
incluso de so b rev iv ir en un am b ien te hostil.
El c o n c ep to de rito está u n id o al de Iglesia lo c a l o p articu lar (cf.
C D 11). En este sentid o, el rito es la rea liza ció n de una Iglesia local
con su o b isp o y su p resb iterio d en tro de u nas co o rd en ad as h u m an as,
58 PL El misterio en la historia

so ciales, cu ltu rale s y re lig io sa s esp ec ífica s. T od o esto su p o n e u n a


d eterm in a d a v iv e n cia de la P ala b ra d iv in a c o n ten id a en las E scritu ­
ras, in terp retad a p o r los P adres, d e fin id a p o r sín o d o s y co n cilio s y
ex p resad a en la litu rg ia de ac u erd o con una trad ició n eclesial au tén ­
tica 1.
El rito de u n a Ig lesia se id e n tifica con ella y v ien e a ser su cen tro
v ital, su escu e la te o ló g ic a, su c a te q u esis de la fe y d e la m oral cris­
tian a, el d ep ó sito de su m e m o ria h istó ric a e in c lu so su p rin cip al sig ­
no de identidad co m o p u eb lo o co m o g ru p o étn ico (cf. O E t ss.).
E sta realidad se d a ante todo en las Iglesias orientales, en las que
el rito contribuye decisivam ente a definirlas. En O ccidente el fen ó m e­
no es apreciable en parte en los ritos litúrgicos que han sobrevivido a
la universalización de la L iturgia R om ana, com o el A m brosiano y el
Rito H ispano-M ozárabe. Los dem ás son testim o n io tam bién d e una
tradición litúrgica p a rtic u la r2, pero de m uy corta existencia. El llam a­
do hoy Rito Z aireño no es propiam ente un rito litúrgico, sino el R ito
R om ano con algunas adaptaciones según SC 40.
M o d ern am en te se u tiliza ta m b ié n la ex p re sió n fa m ilia litú rg ica
p ara referirse al c o n ju n to de ritos q u e están « e m p aren ta d o s» en tre sí
p o r el o rigen y las c a ra cterísticas co m u n es. El C o n c ilio V atican o ÍI
d eclaró que la Ig lesia « atrib u y e igual d ere ch o y h o n o r a to d o s los
ritos le g ítim am en te rec o n o cid o s y q u iere que en el fu tu ro se c o n se r­
ven y fom enten p o r to d o s los m e d io s» (S C 4 ) 3.

II. LAS FAMILIAS LITURGICAS ORIENTALES 3 b,s

E n el p ro ceso de fo rm ació n de las fam ilias litú rg icas de O rien te


ju g a ro n un gran p ap el los g ran d e s ce n tro s de irra d ia ció n m isio n era y
litúrgica. El fen ó m e n o de la d iv e rsificac ió n de los rito s se p ro d u ce
p rác tica m e n te d esd e los o ríg en e s de la litu rg ia cristian a , sobre la b a ­
se de la tradición p ro ced en te de la Ig lesia m a d re de Jeru salén (cf.
1 C o r 11,2.16.20; 15,1, etc.), cu n a de to d a s las litu r g ia s 4. El se g u n ­

1 «Rito es el patnmomo litúrgico, teológico, espiritual y disciplinar, distinto por la


cultura y las circunstancias de la historia de los pueblos, que se expresa en el modo de
vivir la fe de cada Iglesia sut iuris>r Codex Canonum Ecclesiarum Onentahum, c 28,
§ 1, en AAS 82(1990), 1033-1363, cf. F e d e r i u , T ,«C oncettodi “rito” e “liturgia” ín
Oriente», en Anamnesis 2, 111-112.
2 Cf. «Riti della Chiesa» (editonale), en Not 311(1992), 365-368.
' C f OE lss.; UR 14-17; Cat 1200-1203
3b,s El Papa Juan Pablo II ha destacado el gran valor de las liturgias orientales en
su Carta Apostólica Oriéntale Lumen, de 2-V-1995, véase Ph 211 (1996).
4 Cf. C o c c h i n i , F., «Jerusalén (Liturgia)», en DPAC 2, 1050-1051, L e c l e r c q , H ,
«Jérusalem (La liturgie)», en DACL 7 (1927), 2374-2392 Lo atestigua en particular el
Diario de Egeria c f A r c e , A , Itinerario de la virgen Egeria (381-384) (BAC 416,
Madrid 1980), B e r m e j o , E , La proclamación de la Escritura en la liturgia d eJerusa-
C5 Ritos y fam ilias litúrgicas 59

do gran centro fue A n tio q u ía. D e ella p artiero n e v a n g eliza d o re s h a­


cia to d o el O rien te: A sia M en o r, A rm en ia, A lejan d ría, E tio p ía, P er-
sia y A rabia. N o o b sta n te , el p restig io de A n tio q u ía p asó m ás tard e
a C o n stan tin o p la, p ero sin qu e se p erd ie se la im p ro n ta litú rg ica an ­
tio q u e n a. L a a n tig u a B izan cio d esp leg ó un in flu jo en o rm e d esd e el
P onto h asta T racia, S iria, P alestina e in clu so el Sinaí y A lejan d ría 5,
en tre los sig lo s vi y xi, m o m e n to en qu e se p ro d u jo la ru p tu ra d e fi­
n itiv a co n R om a. D esd e A le ja n d ría llegó el E ev a n g elio a todo E g ip ­
to, a L ibia, a E tio p ía y al n orte de A frica.
O tro s g ran d es n ú cleo s fu eron C esárea, cap ital de C ap ad o cia 6,
S ele u cia y C tesifo n te, en P ersia, y A rm en ia.
L a d iv isió n m ás c o m ú n d e las litu rg ias de O rien te es la sig u ien te:
a) F a m ilia a n tio q u en a o siria: C o m p re n d e las litu rg ias o rig in a­
rias de la trad ició n p red o m in a n te m e n te an tio q u en a , au n q u e se a p re­
cien o tro s influjos. D en tro de e lla se ag ru p a n , a su v ez, cu a tro g ran ­
d es seccio n es: 1. L as litu rg ias sirio -o cc id en tale s: S irio -A n tio q u e n a
(S irio -C a tó lic a -A n tio q u e n a y S irio -M a la n k ar), Ja co b ita y M aro n ita;
2 . L as litu rg ias sirio -o rien ta le s: A sirio -ca ld ea o N esto ria n a, y M a la­
b ar; 3 . L a L itu rg ia B izan tin a: G rieg a, E sla v a (R u sa, U cran ian a, B ú l­
gara, S erbia, etc.), R u m an a, A lb an esa, M e lq u ita , G eo rg ia n a; 4. L a
L itu rg ia A rm enia.
b) F a m ilia a lejan drin a, con dos seccion es: 1 . La L itu rg ia C o p ­
ia; 2. L a L itu rg ia E tíope.
L as ca racterísticas de ca d a u n a d e estas litu rg ias no son fáciles de
definir. N o o b sta n te se p u ed e n p erfila r sus rasg o s p rin cip ales 7.

1. L itu rg ia S irio -A n tio q u e n a y J a co b ita

P erten e cie n te a la fam ilia sirio -o cc id en tal, se d en o m in a S irio-


A n tio q u e n a p o rq u e co n stitu y e el tro n co p rin cip al de la fam ilia, y
Ja co b ita po r el o bispo de E d esa Jacob o B ar A d dai ( | 578), d esp u és
de la ru p tu ra con C o n stan tin o p la a raíz del C o n c ilio de C a lc ed o n ia
(a. 451) 8. Su o rig en se rem o n ta a un fo nd o q uizás je ro so lim itan o ,
c o m p letad o p o r los d e sarro llo s su b sig u ien te s a las lu ch as cristo ló g i-
cas de los sig lo s v y vi, al m arg en del in flu jo b izan tin o . El R ito

lén Estudio terminológico del «Itneranum Egenae» (Jerusalén 1993), G a r c í a d e l


V a l l e , C., Jerusalén, un siglo de oro de vida litúrgica (Madrid 1968)
5 Cf. F e r n a n d e z S a n g r a d o r , J. J., L os orígenes de la comunidad cristiana de
Alejandría (Salamanca 1994).
6 C f J a n e r a s , S , «San Basilio en la historia de la liturgia», en Ph 120 (1980)
475-492
7 Paia situarlas geográficamente c f L a c k o , M., Atlas hierarchicus Ecclesiarum
Cathohcarum Orientalium (Roma 1972)
8 C f P a s q u a t o , O., «Antioquía (liturgia)», en DPAC 1, 142-144; Voicu, S J ,
«Iglesia Jacobita», en DPAC 2, 1139-1140
60 P.l. E l misterio en la historia

alcan zó su fo rm a clásica en el siglo x n co n el p a tria rc a M ig u el el


G ran d e ( f 1199). Su ce n tro es A n tio q u ía de S iria y su len g u a in icial­
m en te fue el griego; d esp u és de la ru p tu ra, el siríaco o cc id e n tal y
fin alm en te el árabe. L a L itu rg ia S irio -A n tio q u e n a o rto d o x a se fu n d ió
co n la L itu rg ia B iza n tin a en el siglo xm . A este R ito p erte n ec e la
Ig lesia S irio -C ató lica A n tio q u e n a.
La litu rg ia de la P alab ra co m p re n d e seis lectu ras. E n tre sus p le ­
g arias e u c a rístic a s d estac an la A n á fo ra d e los D o ce A p ó sto le s y la
A n á fo ra de S a n tia g o de Je ru sa lé n . El añ o litú rg ico está d iv id id o en
n u ev e p erío d o s, c o m en z an d o y te rm in an d o el d o m in g o de la d ed ica­
ción. L as ca ra c te rístic a s m ás so b resa lie n tes de esta litu rg ia son su
riq u ísim a p n e u m a to lo g ía y la ex tra o rd in aria p ro d u cc ió n p o ética y
e u co ló g ica de sus h im n o s y a n á fo ra s 9.

2. L itu rgia M aro n ita

C o n stitu y e u n a ram a a u tó n o m a de la L itu rg ia Jaco b ita. Su o rig en


se en c u en tra en las co m u n id ad e s m o n á stic as del v alle d e O ro n tes, en
la S iria ce n tral, esp ec ialm en te en el m o n a ste rio de M a r-M aró n , san to
a sceta de p rin c ip io s del sig lo v , de d o n d e v iene el n o m b re del R i­
to ,0. Iglesia fiel a C a lc ed o n ia p ero resisten te a B izan cio , se vio ais­
lada p o r los m u su lm an e s, de m a n era que no tu v o co n o c im ien to del
III C o n cilio de C o n sta n tin o p la co n tra los m o n o te le tas (a. 6 8 0 -6 8 1 ),
h asta que se c o n stitu y ó en p atriarca d o d u ran te el sig lo v n i, te n ien d o
q u e refu g iarse en el L íb ano , en C h ip re y en A lep o .
E n 1215 los m a ro n itas se u n iero n a R om a. Sin em b arg o , p o co
d esp u és se in ició un p ro ceso de latin izació n , acep tad o p ara d istin ­
g u irse de las co m u n id ad e s m o n o fisitas y p ara p o d e r so b rev iv ir. El
p ro ce so c u lm in ó en el S ín od o del M on te L íban o en 1736. N o o b s­
tan te, en 1942 y a se p u so en m a rc h a la recu p eració n de su id en tid ad
litúrgica, a c e le ra d a p o r el C o n c ilio V atican o II. L a len g u a litú rg ica
es el árabe, au n q u e co n serv a te x to s en siríaco. En la eu c aristía u sa la
A n á fo ra d e San P ed ro y u n a ad a p ta ció n del C a n o n R o m a n o .

9 C f H a n g í i I, A - P a h l , I., Prex eutharistica, textus e varus hturgns antiquionbus


selecti (Ynb u r g 1968); M a r t i n , V - S a n c h f z C a r o , J M , La gran oración eucarística
(Madrid 1969); S á n c h e z C a r o , J M., Eucaristía e historia de la salvación Estudio
sobre la plegaria eucarística oriental (BAC 439, Madrid 1983)
10 Cf D i b , P , Eludes sur la liturgie maromte (Pans 1919), H a y e k , M., Liturgie
maronite, histoire et textes euchanstiques (París 1964), M a c o m b e r , W. F., «A Theory
on the Ongins o f the Synan, Maromte and Caldean Rites», en OCP 39 (1973), 235-
242; Voicu, S. J , «Maronitas», en DPAC 2, 1372
C.5 Ritos y jam ilias litúrgicas 61

3. L itu rg ia A sirio -ca ld ea o N esto ria n a

P erte n e c e al gru p o sirio -o rien tal y co n stitu y e u n a de las litu rg ias


m ás a rc aic as y so b rias que m e jo r han c o n se rv a d o sus raíces sem itas,
lejos del influjo del h elen ism o y de B iza n cio n . Su len g u a litú rg ica
es el siríaco .
L os p rim e ro s n ú cleo s de esta litu rg ia se rem o n tan al sig lo n, c o ­
n o cien d o un d esarro llo en tre los sig lo s ni y vil, y m ás tard e un p e río ­
do de p e rse cu c ió n en el C a lifato de B a g d ad , b ajo d o m in a ció n m u su l­
m ana. La p rim e ra co d ificac ió n litú rg ica está lig ad a al k a th o lik o s ’Is-
h ó ’y ab III, h ac ia el 650, rep itién d o se el fen ó m e n o en los siglos xn
y xm . U n id a a R om a d esde el siglo x v i, la co m u n id ad m ás n u m e ro sa
está en Irak — P atria rc ad o de B a b ilo n ia d e los C a ld e o s— , y alg u n as
m in o ría s en Irán, Siria, L íbano, E g ip to y E stad o s U nidos.
E sta litu rg ia po see la co lecció n d e h im n o s de B a rd e sa n es (154-
2 2 2) y la de san Efrén. L a estru c tu ra de la litu rg ia d e la P alab ra
co m p re n d e cu a tro lectu ras, de ellas d o s del A n tig u o T estam en to .
U sa la an á fo ra aram ea de los A p ó sto le s A d d a i y M a ri, y las d e n o m i­
n ad as de T eodoro d e M o p su estia y d e N estorio . El añ o litú rg ico
c o m p re n d e n u ev e tie m p o s: A n u n cia ció n , E p ifan ía in c lu y en d o la p re-
cu aresm a, C u a re sm a , P ascua h asta P en te co stés, A p ó sto les, v eran o , y
D ed icación. En la L itu rg ia de las H o ras c o n serv an el sim b o lism o de
las tres ho ras de oració n diu rn as, la ta rd e, la m a ñ an a y el m ed io d ía.

4. L itu rg ia S irio -M a la b a r

L a an tig u a Iglesia de la India, que se rem ite al ap ó sto l san to T o ­


m ás y fue e v a n g e liz a d a p o r m isio n ero s p ro ce d en te s d e S eleu cia,
c o n se rv a b a su litu rg ia p rim itiv a h asta q ue en el sig lo x v i to m aro n
c o n tacto con los p o rtu g u ese s 12. En los S ín od os de G o a (1 5 8 5 ) y de
D iam p er (1599) se llevó a cabo una m ezcla de ritos y de tex to s lati­
n os trad u c id o s al sirio. N o o b stan te se c o n serv ó la estru c tu ra de la
m isa, con la A n áfo ra de los A p ó sto le s A d d a i y M ari.
En 1653 hubo una escisió n que fo rm ó la Iglesia co n o c id a com o
Ja co b ita M alab ar, au n q u e en 1925 y en 1930 alg u n o s o b isp o s v o lv ie­
ro n a la co m u n ió n co n R om a. Se les llam ó d esd e en to n c e s sirio -m a -
la n k a res para d in tin g u irlo s de sus an tig u o s h erm a n o s los sir io -m a la ­

11 C f T i s s e r a n t , E , «Nestorienne (Eglise)», en DTC 11 (1931), 157-323, espec


314-323 «La liturgie», F i e y , J M ., Jalons pout une histoire de l'Eghse en Iraq
(Louvain 1970)
12 Cf E s b r o e k , M. v a n , «Malabar», en DPAC 2, 1340; T i s s e r a n t , E , «Syro-Ma-
labare (Eglise)», en DTC 14 (1941), 3089-3162, espec. 3155-3161 «Liturgie»; Id ,
Eastern Christiamty in India (London 1957)
62 P.I. El misterio en la historia

bares. E n 1934 el p ap a Pío X I d ec id ió la re sta u ra c ió n del an tig u o


rito sirio -o rien ta l co n ad a p ta cio n e s d e la litu rg ia A sirio -ca ld ea , tra ­
d u cid a a la le n g u a del E sta d o de K erala d esd e 1960. El C o n cilio
V atican o II im p u lsó tam b ién la restau ració n de este R ito 13.

5. L itu rgia B izan tin a

F o rm a un g ru p o p ro p io d en tro de la g ran fa m ilia an tio q u en a ,4.


L o s g ran d e s o b isp o s de C o n sta n tin o p la E u d o x io , san Ju an C risó sto -
m o y N esto rio eran sirio s, co m o ta m b ié n los h im n ó g ra fo s y te ó lo g o s
R o m an o el M elo d e, san A n d ré s de C reta y san Ju a n D am ascen o .
S ig u en esta litu rg ia los P atria rc ad o s E cu m én ic o d e C o n stan tin o p la,
A lejandría, Je ru sa lé n (o rto d o x o g rieg o ), M o scú 15, etc., y n u m ero sas
Ig lesias au to céfalas. P ero es ta m b ié n el rito de Ig lesias en co m u n ió n
co n R om a, co m o el P atriarcad o de los G re c o -M e lq u ita s en Jeru salén ,
el P atriarcad o de A n tio q u ía de los S irios en B e iru t y el P atriarcad o
g re c o -m e lq u ita en El C airo. E stas Ig lesias c e le b ra n su litu rg ia en
siríaco y en árab e, ad em ás del g riego . H ay fíeles c a tó lico s de R ito
B iza n tin o en el sur de Italia, en U cran ia y en o tro s p aíses de E uropa.
L a L itu rg ia B izan tin a alcan zó su fo rm a d efin itiv a entre lo s si­
glos x n i-x v b ajo la d in a stía de los P aleó lo g o s, ú ltim o s em p erad o res
d e B izan cio , p ero se p u ed e re c o n stru ir su fo rm a a n tig u a g rac ias a
alg u n o s co m en ta rio s litú rg ico s y a los d iv e rso s ty p ica d e los sig lo s x
y xi.
C u e n ta con n u m e ro so s lib ro s litú rgico s. L a litu rg ia de la P alabra
co m p re n d ía, en tre los siglos iv al vil, al m e n o s dos lectu ras an tes del
E v an g elio , una siem pre del A n tig u o T estam en to . Se u sa la céleb re
A n á fo ra d e sa n J u a n C risóstom o, qu e p rev a lec e so b re la ca p ad o c ia
d e san B a silio . El ico n o sta sio y la v e n e ració n de lo s ico n o s d efin en
el esp íritu de esta liturgia. El añ o litú rg ico b iz an tin o c o m p re n d e un
ciclo fijo y otro m óvil. El p rim e ro co m ien z a el 1 de se p tie m b re y
tie n e su p rim e ra gran fiesta el 8 de se p tie m b re (N a tiv id ad de M aría),
te rm in an d o el 15 de ag o sto co n la D orm ició n de M aría. El ciclo
m ó vil, ce n trad o en la P ascu a, co m p re n d e la p rec u aresm a , la c u a res­
m a, la sem an a santa y la cin cu e n ten a pascu al l6.

13 Cf P a t h i k u l a n g a r a , V., «The Liturgical Ycar o f the Syro-Malabar Rite», en EL


90(1976) 173-196
14 Cf. G e l s i , D , «Liturgia Bizantina», en DPAC 2 , 1301-1305, P r R i , V , La «gran­
de Chiesa» Bizantina (Brescia 1981), S c h u l z , H -Y., Die ByzantimscheLiturgic (Trier
1980); S o l o v e v , M. M., TheByzantinedivineLiturgy History and Commentary {Was­
hington D.F. 1970)
15 Cf. K u c h a r e k , C , The Byzantine-Slav Liturgie of St. John Chrysostom Its
Origin and the Evolution (Allendale 1971).
16 C f A n d r o n i k o f , C., IIsenso della Pasqua nella liturgia bizantina, 1-2 (Lumann-
Torino).
C.5. Ritos y fam ilias litúrgicas 63

6. L itu r g ia A rm e n ia

L a ú ltim a ram a de la fam ilia an tio q u en a la c o n stitu y e la L itu rg ia


A rm en ia, o rg an iz ad a d u ran te el sig lo v en la reg ió n m o n ta ñ o sa de
A sia M en o r, al su r del C á u ca so , seg ún el m o d e lo de la L itu rg ia
de Je ru sa lé n 17. E sta litu rg ia recib ió influ jo s de o tras, esp ecialm en te
de la B izan tin a, no o b sta n te h ab e rse n e g a d o a ac ep tar el C o n c ilio de
C alced o n ia. E n el siglo xi, d u ran te las C ru za d as, en tró en co n tacto
con la litu rg ia la tin a en la zo n a de C ilicia, in c o rp o ran d o n u m e ro so s
elem en to s. En el siglo x iv , con la inv asió n tu rca, la Ig lesia arm e n ia
v o lvió al m o n o fisism o , h a s ta q ue en el siglo x v u n u m e ro sa s co m u ­
n id ad es se uniero n a R o m a y h o y fo rm an el P atria rc ad o de C ilic ia de
los A rm en io s, con sede en B eirut. L os arm e n io s n o ca tó lico s tie n en
p atriarca d o s en C o n stan tin o p la y en Jerusalén .
E n tre los rasg o s m ás p e c u lia re s se en c u e n tra el ca le n d ario , que
d iv id e el tie m p o en ciclo s de siete se m an a s y rese rv a los d o m in g o s
p ara las fiestas del S eñ o r y de la S an tísim a V irgen . L as fiestas d e los
san to s tien en lugar en d ías fijo s entre sem an a, y los m ié rco le s y v ie r­
nes son siem pre días de ayu no . O tro elem e n to o rig in al es su h im n o -
g rafía, co m p u esta en tre los sig lo s x y xn. U sa la A n á fo ra d e sa n
A ta nasio, y el L ecc io n a rio , de fo n d o je ro so lim ita n o , rev e la el m ás
an tig u o o rd en de lectu ras co n o c id o , con tres lectu ras d el A n tig u o
T estam e n to , m ás el A p ó sto l y el E v an g elio .

7. L itu rg ia C op ta

P erten ece a la fa m ilia aleja n d rin a, au n q u e está lejo s d e m a n ten e r


las estru ctu ras orig in ales 18. Los cop tos, llam ad os así d esp u és de la
in vasión árab e (a. 639), son los cristian o s de E gipto qu e no a c ep ta­
ron el C o n c ilio de C alced o n ia. En el siglo vn el p atriarca B en jam ín
(6 2 6 -6 6 5 ) rem o d eló la litu rg ia sig u ien d o el m o d e lo sirio, co n s e rv a n ­
do tan sólo alg u n as trad icio n e s prim itiv as. U na se g u n d a refu n d ició n
se rea lizó b ajo el p atriarca G abriel 11 (1 1 3 1 -1 1 4 5 ), y u n a tercera y
d efin itiv a en el siglo x v , con el p atriarca G ab riel V.

17 C f B a ro n ia n , Z , «La liturgie de l’Eglise armeruenne dans le cadre des liturgies


des autres rites onentaux», en O rthodoxia 27 (1975) 15-171, C o n y b e a rf, F. C., R iluale
Arm enorum (Oxford 1905), D a y , P D , Eastern C hristian Liturgies, 1 Arm enian,
Coptic, Ethiopian an d S yn an (Dublin 1972), Voicu, S. J., «Armenio (Rito)», en DPAC
1,219-220
,x C f B u r m e s t f r , O H E , The Egyptian or Coptic Church A Detailed Descnp-
tion oh her Liturgie al Services (El Cairo 1967), G a s t ó l e , A - L ec l f r c q , H , «Alexan-
dne (Liturgie)», en DACL 1 (1904), 1182-1204, G l r a r d , V , La liturgie des copies
d'E gipte(Pans 1978), O r l a n d i s , T , «Copto», en DPAC 1,493-497
64 P /. El misterio en la historia

En 1739 una p eq u eñ a p o rció n d e esta Ig lesia co n el o b isp o co p to


de Jerusalén se unió a R om a. E n el siglo x ix el n ú m e ro de fieles
aum entó hasta el punto que el p a p a L eón X III c re ó el P atria rc ad o
copto-católico de A lejan d ría co n sed e en la ca p ita l eg ip cia.
La lengua litúrgica o rig in a ria fue el g rieg o y en esta len g u a se
escribió el E ucologio d e S era p ió n (s. iv) co n su céleb re anáfora.
D espués se introdujo la an tig u a le n g u a de E g ip to y a p a rtir de la
E dad M edia el árabe. L as lectu ras son siem p re cu atro . El O ficio d i­
vino tiene u na am p lia salm od ia. U san la A n á fo ra co p ta d e sa n B a si­
lio, la de san G regorio e l T eólog o (N a cian ce n o ), y la d e sa n Cirilo.
La celebración eu carística es m u y so b ria y se in ic ia co n la litu rg ia
d el incienso (cf. Ex 30,7-9).
El año litúrgico copto e m p ie z a el 29 de ag o sto y co n sta d e trece
m eses, doce de treinta d ías y u n o de cinco, sig u ien d o las estac io n es
típicas del B ajo E gipto, m a rc ad a s p o r las in u n d a c io n e s del N ilo. L os
ayunos m arcan tam bién el ritm o del año. P o r o tra p arte tien e trein ta
y dos fiestas en ho n o r de la S an tísim a V irg en M aría.

8. L itu rgia E tíop e

Las co m u n id ad es cristian a s esta b le c id a s en el an tig u o rein o de


A xum , al sur del S udán, y co n o c id a s d esd e el sig lo iv, d eb iero n de
ser fundadas p o r fieles coptos y sirios p ro ce d en te s de A lejan d ría ,9.
N o o bstante, la liturgia ac u sa in flu en cias b iz a n tin a s y de o tras litu r­
gias. T ras la invasión árabe la Iglesia de E tio p ía q u ed ó aisla d a del
resto de la cristian dad. En el sig lo xm se p ro d u jo u n a restau ració n ,
in troduciéndose ritos in sp ira d o s en el A n tig u o T estam e n to , co m o las
p ro cesiones con el A rca de la A lian za, la circ u n c isió n an tes del b a u ­
tism o y alg u n as fiestas. L a ig le sia es de p la n ta c irc u la r co n un te m ­
plete en el centro.
D urante los sig los x v n y x ix , m isio n ero s c a tó lic o s in ten taro n la­
tin izar la L itu rg ia E tíope. N o o b stan te, en E ritrea ex iste n n ú cleo s
católicos que han co n serv ad o su rito an c estra l. El ca le n d ario es sim i­
lar al copto. E ntre las fiestas del S eñ or d estac an la E p ifan ía del Jo r­
dán, la m u ltip licació n de los p an es y la v en id a de Je sú s a E g ip to . Las
fiestas m arian as tienen tam b ién d istin tas ca te g o ría s.
'E n la ce le b ra ció n eu c arística usan n u m e ro sa s an á fo ra s de p ro c e ­
d encia diferen te, d estac an d o la A n á fo ra d e l Seño r, re e la b o ra c ió n de
la A n á fo ra d e H ipólito , y la A n á fo ra d e sa n E p ifa n io . E x isten ta m ­

19 Cf. a r c o s , D , The Liturgy o f the Ethiopian Church (El Cairo 1959), P a n l i


M
T , «The Judaic Spint o f the Ethiopian Orthodox Church: A Case Study í n
k o w s k i, J
rehgious Acculturation», en Jounal o f Religión in Africa 4 (1972), 178-199, R a n i e r i ,
O , «Etiopía (Liturgia)», en DPAC 1, 795-796.
C5 Ritos y fam ilias litúrgicas 65

bién d o s an á fo ra s m arian as. Su le n g u a litú rg ica es el g h eez, la an ti­


g ua le n g u a de E gipto.

III. LAS FAMILIAS LITURGIAS OCCIDENTALES

E n el siglo iv se in ició ta m b ié n en O cc id en te la d iv e rsificac ió n


de los rito s litú rg ic o s, pero con características pro p ias 20. En efecto ,
ju n to al p re d o m in io de a lg u n a s m e tró p o lis co m o R o m a , M ilán ,
A q u ilea, C a rtag o , S evilla, T o led o , A rlés, etc., se p ro d u jo el fen ó m e­
no de la cre ativ id ad eu c o ló g ic a, su rg id o de la c ristian iza ció n del la­
tín, al que se u nió la o rg an iz ac ió n del añ o litúrgico.
L as litu rg ias o cc id e n ta le s se clasific an de la sig u ien te m an era,
aten d ie n d o a la an tig ü ed a d y a las d ep e n d en c ia s m u tu as: A frican a,
R om ana, A m b ro sian a , H isp á n ica o H isp a n o -M o z árab e , G alica n a y
C elta. E ntre las q ue ap e n as so b rep a saro n el p erío d o de los o ríg en es
se en c u en tra n las de A q u ile a y B en ev e n to , en el n o rte y su r de Italia,
resp e ctiv am e n te 21, y la de B raga, en P o rtugal. E sta últim a, llam ad a
L itu rg ia B racarense, p arece d e riv a r de alg ú n m isal p erte n ec ien te a
la c o n g re g ació n b e n e d ic tin a de C lu n y en el siglo x n 22.

1. L itu rg ia A frica n a

L a litu rg ia la tin a del no rte de A frica, que se b en e fició d e la o b ra


de san C ip ria n o (2 4 9 -2 5 8 ) y de san A g u stín (3 9 6 -4 3 0 ), no so b rev i­
vió a las inv asio n es de v án d a lo s y b e re b e re s que arrasa ro n d esd e el
siglo v las flo recien tes Ig lesias n o rtea fric an a s 23.
D esde el p u n to de v ista litú rg ico e x istía un a p erfecta o rg a n iz a ­
ción, e sp ec ialm en te en la In iciació n cristian a. L a d isc ip lin a p e n ite n ­
cial era m u y rig o rista a cau sa del p ro b lem a de los lapsi, y el m a tri­
m onio c o n tab a y a con la b e n d ició n n u p cial. El O ficio d isp o n ía de
co lectas sálm icas. P ero de to d o esto no han q u ed a d o m ás qu e a lg u ­

20 C f C a t t a n e o , E., II culto cristiano in Occidente (BELS 13, Roma 1978), 113-


183, G y , P M., «Historia de la liturgia en Occidente hasta el Concilio de Trento», en
M a r t i m o r t , 73-90
21 Cf. M a g g i o n i , C , «Le antiche liturgie italiche non romane», en RL 80 (1993),
463-483
22 Cf. V a z , A L , «O Rito Bracarense Pode-se reconstruir e actualizar o antigo rito
de Braga?», en Ora et Labora 19 (1973), 249-266, Id , O Rito Bracarense desde os
orígenes ao Missal de Mateus (Braga 1976), Id., Liturgia Bracarense das primitivas
da lgreja (Braga 1981)
21 Cf C a b r o l , F , «Afrique (Liturgie)», en DACL 1 (1924), 591-657, K i l m a r h n ,
E J , «Early African Legislation conceming Liturgical Prayer», en EL 99 (1985),
105-127, M a r í n i , A , La celebrazione eucarísticapresieduta da san Agostino (Brescia
1989), S a x e r , V , Vie liturgique et quotidienne á Carthage vers le miheu du ///‘ siécle
(Cittá del Vaticano 1969), Id , «Africa», en DPAC 1, 35-37
()(> P.l. El misterio en la historia

nos textos q ue h an so b rev iv id o en o tras litu rg ias co n las q u e se rea li­


zó un n o tab le in tercam b io .

2. L itu rgia R om an a clá sica

C on este n o m b re se d esig n a la ép o c a en q u e esta litu rg ia es to d a ­


v ía un rito local, entre los sig lo s iv y vi, an tes de la em ig ració n de
los libros litú rg ico s ro m an o s p o r to d a E u ro p a 24. A u n q u e la T ra d i­
ción A p o stó lica de H ip ó lito es del p rim e r te rc io del s. m, fue re d a c ­
ta d a en len g u a g rieg a y es an terio r al n a c im ie n to d e las litu rg ias
o ccidentales de len g u a latina. Es m u y p ro b ab le que el in tro d u c to r del
latín en la litu rg ia de R o m a fu era el P ap a esp añ o l san D ám a so (3 6 6 -
384). El C anon R o m a n o , al m en o s en su p arte ce n tral, ex istía y a en
el siglo iv 25.
La liturgia de R o m a tenía un gran prestigio, com o p rueban las car­
tas de los P apas a algunos o bispos sobre tem as litúrgicos 26 y la o b ra
h om ilética y eucológica de san L eón M agno (440-461), san G elasio
(492-496), san V igilio (537-555) y san G regorio M ag n o (590-604).

3. L itu rgia A m b ro sia n a

L a litu rg ia q ue su bsiste con este n o m b re en la d ió c esis d e M ilán


tiene ciertam en te su o rig en en la trad ició n litú rg ica p ro p ia d e la sede
reg ida po r san A m b ro sio ( 3 7 4 -3 9 7 ) 21. En efecto, al santo o b isp o se
le atribuyen an tífo n as, h im n o s y v igilias, y una la u s cerei.
L a h isto ria de la L itu rg ia A m b ro sian a co n o ce tres etapas: la de
los o ríg en e s y el d esarro llo (ss. iv -v u ), la d e co n so lid a ció n (ss. v m -
ix), y la de c o n fig u rac ió n d efin itiv a b ajo la in flu e n cia ro m a n a y ca-
ro lin g ia (s. ix). E ntre sus c a racterísticas están el sistem a de lectu ras,
un a eu c o lo g ía p ro p ia, la estru c tu ra del año litúrg ico , las v aria n tes en

24 De ella se ha tratado en el apartado 2 del capítulo precedente No obstante, cf.


C a tella, A., «La liturgia romana al di qua e al di lá delle Alpi», en RL 80 (1993),
443-462, Roun l a r d , Ph , «Roma (Liturgia)», en DPAC 2, 1909-1911
25 Ajuzgarporel testimonio de san Ambrosio (t 397), en D e sacramentis IV,5,21-
25, 6,26-28, en B o t i e , B. ( e d ) (París 1961), 114-116, cf. B o r e l i a , P , «Lvoluzione
stonca e struttura letterana del Canone della Messa romana», en 11 Canone (Roma
1968), 95-113
26 Las cartas de Sincio a Himeno de Tarragona (a 385), en PL 13, 1134, de
Inocencio I a Decencio de Gubbio (a 416), en R C a b i e (ed ) (Louvam 1973), de san
León (440-461) a los obispos de Sicilia y a los de Campania, en PL 54, 696 y 1209ss,
y de san Vigilio a Profuturo de Braga (a. 538), en PL 84, 829-832.
27 Cf B o r e l l a , P , 11 Rito Amhrosiano (Brescia 1964), P a r e d i , A., Storia del rito
am brouano(M ilano 1990), T r i a c c a , A. M., «Ambrosiana (Liturgia)», en NDL, 53-96;
I d , «Ambrosiana (Liturgia)», en DPAC 1, 92-94.
C5 Ritos y familias litúrgicas 67

ei C anon R o m a n o y alg u n o s ritos. U no d e los d istin tiv o s m ás so b re ­


sa lie n tes es su fuerte cristo ce n trism o a n tia rria n o , que se m a n ifiesta
tam b ién en el cu lto a la S an tísim a V irg en . A h o ra b ien, la actu al L i­
tu rg ia A m b ro sia n a reb a sa am p lia m en te el estad o p rim itiv o . En e fe c­
to, sus lib ro s litú rg ico s fu ero n siste m a tiz a d o s d u ran te el p erío d o ca-
ro lin g io cu a n d o y a no era p o sib le al rito lo cal su straerse al in flu jo de
la litu rg ia ro m an o -fra n ca d o m in a n te (s. i x ) 28. D esp u és del C o n cilio
V aticano II se ha efe ctu ad o u n a am p lia re fo rm a 29.

4. L itu rg ia H isp a n o -M o zá r a b e

C on este n o m b re se co n o c e h oy el rito q ue n ació y se d esarro lló


en la p e n ín su la Ib érica y en la G alia n arb o n e n se, al m ism o tiem p o
q u e los o tro s rito s de O cc id en te 30. Se le h a llam ad o tam b ién h isp á ­
nico p a ra p o n er de reliev e su c o n d ició n latin a, visig ó tico p ara d e s ta ­
car su v in cu lació n a los g ran d es P adres de la Ig lesia esp añ o la, y
m o zá ra b e co m o h o m e n aje a los cristian o s que m a n tu v ie ro n su fe
bajo la d o m in a ció n m u su lm an a.
1. O rig en . L a p rim itiv a L itu rg ia H isp a n o -M o z árab e es c o n ­
te m p o rá n e a de la L itu rg ia R o m an a clásica. Y co m o ésta, h a co n o c i­
do ta m b ié n las etap a s del d esarro llo e u c o ló g ic o , y de la co n so lid a ­
ció n y co d ificac ió n en lib ro s litú rg ico s no co n tam in ad o s. E ntre los
facto res q ue d iero n o rigen al rito se e n c u en tra n el in tercam b io de la
H isp a n ia ro m an a con el n o rte de A frica, q u e p ro d u jo la in c o rp o ra­
ció n a la latinidad cristian a 31, y la ex iste n cia d e un a trad ició n cu ltu ­
ral p ec u lia r, que se une en sim b io sis p erfec ta co n la fe y co n el
te stim o n io de los m á rtires, p rim ero fren te al p ag a n ism o y d esp u és
frente al arrian ism o .
2. D esa rro llo y abo lición . E n el p erío d o de d esarro llo , ju n to a
los n o m b res de Ju sto de U rgel (s. vi), san L eand ro ( t 600), san Isi­
d o ro ( f 636), P edro de L érid a (s. vil), C o n a n cio de P alen cia ( | 638),

2* Cf T r i a c c a , A M., «Per una mighore ambientazione delle fonti liturgiche


ambrosiane sinassico-eucharistiche (Note metodologiche)», en C u v a , A (dir ), «Fons
vivus» Miscellanea litúrgica M S Vismara (Zurich 1971), 161-220; Id , «Libri litur-
gici ambrosiam», en Anamnesis 2, 201 -217 (B ib l)
29 C f B i f f i , I , «La riforma del Messale Ambrosiano Método e nsultati», en Not
126 (1977) 12-28, véanse RL 65/4 (1978), 70/2 (1983), 5cCat 114/2-3 (1986)
30 Cf. B o h a j a r , J - F f r n a n d c z , I , «Hispana, Liturgia», en NDL, 943-966, F e r r e r ,
J M , Curso de liturgia hispano-mozárabe (Toledo 1995), G r o s , M , «Estado actual de
los estudios sobre Liturgia Hispánica», en Ph 93 (1976), 227-241, P i n l l l , J , «Liturgia
Hispánica», en DHEE 2, 1303-1320, Id , «Hispánica (Liturgia)», en DPAC 1, 1047-
1053, R a m i s , G , «La Liturgia Hispano-Mozárabe», en PastL 207/208 (1992), 25-37, y
en Ecclüi 11 (1994) 107-120, 13 (1996), 323-326, VV A A , Estudios sobre la Liturgia
Mozárabe (Toledo 1965), VV AA., Liturgia y música mozárabes (Toledo 1978).
31 El intercambio fue constante en los primeros siglos1cf. L e r e n a , J , «San Agustín
y la antigua liturgia hispánica», en Augustinus 24 (1979) 321-378.
68 P /. E l misterio en la historia

san E u g en io III de T o le d o ( | 657), san Ild efon so ( f 667) y san Ju ­


lián de T o led o ( f 690), san B rau lio de Z arag o z a ( f 651) y san Q u i­
rico de B arcelo n a ( t 6 5 6 ), se d eb e rec o rd a r ta m b ié n la acció n litúr­
g ica de los C o n c ilio s de T o le d o , d estac an d o el III (a. 589), en el que
se p ro d u jo la c o n v e rsió n d e R e cared o , el IV (a. 6 33) y el X (a. 656).
El resu ltad o de to d a esta la b o r cre ad o ra y p asto ral cristalizó en las
rec o p ilac io n e s e fe ctu a d as p o r san Julián 32.
En ese m o m e n to y a se c o n ta b a con u n a serie de p ec u lia rid ad e s
en la cele b ra ció n e u c arística , en los sa cram e n to s, en el añ o litú rg ico ,
en el san to ral y en el O fic io ca te d ra l y en el m o n á stic o , q ue d ife re n ­
ciab an n o ta b le m e n te a la L itu rg ia H isp á n ica de las d em ás.
L a v id a de la L itu rg ia H isp á n ic a fue tran q u ila h asta qu e su rg ió la
h ere jía a d o p c io n ista en E spaña. Félix d e U rgel y E lip an d o d e T o led o
(s. v u i) se h ab ían serv id o de te x to s litú rg ico s h isp á n ic o s p ara ap o y a r
sus doctrin as. E sto o c a sio n ó q ue la so sp e ch a de h etero d o x ia se ex ­
te n d iera a todo el R ito, no o b sta n te la ap ro b a ció n efe ctu a d a p o r el
p apa Juan X ( f 928). F in alm en te, en 1073 el p ap a G reg o rio V II d e­
cretó la ab o lició n del R ito, eje c u ta d a en 1080 p o r el C o n c ilio de
B u rgos p ara los R einos de C a stilla y de L eón 33. P ero y a h ac ía tie m ­
po q ue el R ito H isp án ico esta b a sien d o su stitu id o p o r el R o m an o 34.
3. S u p e r v iv e n c ia y re sta u ra c ió n . N o o b s ta n te , en 1085, el
m ism o P apa, a raíz de la re c o n q u ista de T o le d o , c o n c ed ió a los c ris­
tia n o s m o z árab e s el p riv ile g io de se g u ir u sa n d o la litu rg ia q u e les
h ab ía ay u d a d o a m a n ten e r su fe. P ero p o co a p o co fu ero n d esap a re­
cien d o los m a n u scrito s litú rg icos. C u a n d o en 1495 el card en al C is-
n eros acced e a la S ede P rim ad a, tan sólo se m a n te n ía fiel al an tig u o
rito la p a rro q u ia de S antas Ju sta y R u fina. G racias a él se im p rim ie­
ron el M issa le G oth icu m se c u d u m re g u la m B ea ti Isidori, d ictu m M o ­
zá ra b e s en 1500 y el B rev ia riu m G o th icu m en 1502.
E n 1982 el card en al d e T o le d o don M arcelo G o n zá lez M artín , de
acu erd o co n la S anta S ede y la C o n fe re n c ia E p isco p al E sp añ o la,
creó u n a C o m isió n p ara la rev isió n ex in te g ro del R ito H isp án ico
según los p rin cip io s del C o n c ilio V atican o II (cf. SC 3 - 4 ) 35. El p ri­

32 Cf P in e i i , J , «La Liturgia Hispánica Valor documental de sus textos para la


historia de la teología», en Repertorio de Historia de las Ciencias Eclesiásticas en
España, 2 (Salamanca 1971), 29-68; I d , «Libn liturgia ispanici», en Anamnesis 2,
190-201 (B ib l)
33 Véase la Carta del Papa a los reyes de León, Castilla y Aragón, en J a f f e , P h .
(ed ), Regesta Pontificum Romanorum (Leipzig 1885), nn.4840ss, cf. P e r e z , F., «San
Gregorio VII y la liturgia española», en Liturgia 3 (1948), 101-113 y 323-333 , S a i n t
D e n i s - S a i n t P i t l r , S., The Reception o f the Román Liturgy in Leon-Castile in 1080
(New York 1985)
34 C f J a n i n i , J , «Liturgia Romana», en DHEE 2, 1320-1324.
35 Cf. A l d a z a b a l , J , «II Rito Ispanico-Mozarabico si mette di nuovo in cammino»,
en RL 71 (1984), 591 -596, Ramis, G., «Pervivencia y actualidad del Rito Hispano-Mo-
C5 Ritos y familias litúrgicas 69

m er fru to de los trab a jo s d e esta C o m isió n h a sid o el M issa le H isp a -


n o -M o za ra b icu m ed itad o en 1991 36. U n añ o desp u és, p o r p rim e ra
vez en la h isto ria, el S u ceso r de P ed ro ce le b ra b a la M isa seg ú n el
Rito H isp a n o -M o z árab e , u sa n d o el citad o m i s a l 37.

5. L itu rg ia G a lica n a

C o n este n o m b re se d e sig n a la litu rg ia local u sa d a en el su r de las


G alias y que d esap a re ció en la se g u n d a m itad del sig lo vm 38. L os
p o co s d o cu m en to s que h an so b rev iv id o están y a ro m an izad o s, de
m an era que es m uy d ifícil rastre ar los elem e n to s o rig in a les. L as se­
d es que p u d ie ro n h ab e r llegado a ser las g ara n tes d e los rito s lo cales
co m o A rlés y M arsella, y la reg ió n de P ro v en za, estab a n y a bajo el
d o m in io de los fran co s en el siglo vi. N o o b stan te, el p are n tesc o
en tre las L itu rg ias G alica n a e H isp á n ica es tan n o tab le q ue, g rac ias a
ésta, se p u ed e n a p re c ia r alg u n o s elem e n to s de aq u élla. E n tre las
fu en tes de esta litu rgia se en c u en tran las h o m ilías de F au sto de R ietz
( f 4 8 5 ) y de san C eráreo de A rlés ( f 542), la E xp o sitio b re vis anti-
q u a e litu rg ia e g a llic a n a e del P seu d o -G erm án de P arís (s. vil), y a l­
g u n o s libros litú rg ic o s 39.

6. L itu rg ia C elta

El rito litú rg ico de Irla n d a y de o tras z o n a s de las Islas B ritá n ic as


d e o rig en celta, ap en as su p e ró la fase de g estac ió n (s. vi), d eb ien d o
d a r p aso al R ito R om an o en la ép o c a de los ca ro lin g io s (s. ix) 40. En
los sig lo s vi y vil esta Ig lesia era to d a v ía d em asiad o jo v e n p ara m ar­
ca r u n a h u e lla p ro fu n d a en la q ue se p u d ie se ap re cia r el g en io c u ltu ­
ral celta. P or otra parte la len gu a litú rg ica, d esd e el p rin cip io de la

zárabe», en Not 202 (1983), 282-286, R a m o s , M , «Revisión ex integro de la liturgia


hispano-mozárabe», EL 99 (1985), 507-516; y OrH 25/1-2(1994), Ph 175 (1990)
% Missale Hispano-Mozarabicum (Conferencia Episcopal Española-Arzobispado
de Toledo 1991), c f Not 267 ( 1988), 670-727; PastL 207/208 (1992), Ph 191(1992),
367-380, Salm 39/2 (1992), 269-275, F e r r e r , M., Los santos del nuevo Misal Hispano-
M ozárabe (Toledo 1995).
37 Celebrazione eucarísticapresieduta dal Santo Padre Giovanni Paolo II m Rito
Ispano-Mozarabico (Tipografía Vaticana 1992), c f Not 311 (1992), 404-410
3X C f C a b r o l , F., «Le Liturgie Galhcane», en A i g r a i n , R., Encyclopediepopulaire
desconnaissanceshturgiques (París 1947), 793-800, P i n e l l , J., «Galicana (Liturgia)»,
en DPAC 1,910-914
39 C f P i n e l l , J , «Libn liturgia gallicani», en Anamnesis 2, 185-190.
40 C f G o u g a u d , L , «Celtiques (Liturgies)», en DACL 2, 2969-3032; P i n e l l , J ,
«Céltica (Liturgia)», en DPAC l, 397-398, W a r d , A , «Le liturgie msulari», en RL 80
(1993), 484-497, W a r r f n , F. E , The Liturgy and Ritual o f the Celtic Church (Wood-
bridge-Suffolk 1987)
70 P.I. El misterio en la historia

ev a n g eliza ció n , no era el g aélico , sino el latín. E n tre los p rim e ro s


te stim o n io s de u n a literatu ra c ristia n a irla n d esa se e n c u en tra u n a se­
rie de h im n o s q u e p o n en de m a n ifiesto u n a trad ició n p o ética au tó c­
tona. O tras fu en te s litú rg icas son el A n tifo n a rio d e B angor, co p iad o
en el siglo vn, y el M isa l d e Stow e, de finales del siglo vm .
PARTE SEGUNDA

CE LEBR AC IO N DEL MISTERIO


C a p ít u l o V I

LA C E L E B R A C I O N

Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino


celebraciones de la Iglesia (SC 26).

BIBLIOGRAFIA

A u g e , M., «Celebración», en DTVC, 233-241 (Bibl.); B r o v e l l i , F.


(dir.), La celebrazione cristiana: dimensioni costitutive dell ’azione litúrgi­
ca (Genova 1987); C o s t a , E., «Celebración-Fiesta», en DTI 2, 25-38; D a l -
m a i s , I. H., «Teología de la celebración litúrgica», en M a r t i m o r t , 251-304;

D u c h e s n e a u , C l ., La célébration dans la vie chrétienne (Paris 1975); Ló­


p e z M a r t í n 1, 201-227; M a l d o n a d o , L. - F e r n a n d e z , P., «La celebración
litúrgica: fenomenología y teología de la celebración», en B o r o b i o 1, 205-
258; M a t e o s , J., Cristianos en fiesta (M adrid 1975), 252-337; R u f f i n i ,
«Celebración litúrgica», en NDE, 167-183; S a r t o r e , D. et AA.AA., «Le
dimensioni della celebrazione cristiana», en Associazione Professori Litur­
gia (dir.), Celebrare il mistero di Cristo, 1 (BELS 73, Roma 1993), 337-
480; S o d i , M., «Celebración», en NDL, 333-353.

Se in icia la se g u n d a p arte, d e d ica d a a la c e le b ra ció n d e l m iste rio


o a la liturgia en cu a n to a cción. E n este ca p ítu lo y en lo s sig u ien te s
se estu d ia la « p u esta en escen a» de la litu rg ia, h ac ié n d o se acto sig ­
n ific ativ o , ritual y festiv o d en tro de un lu g a r y de u n tie m p o co n c re­
tos. L a cele b ra ció n es u n a ca te g o ría fu n d am e n tal p ara d e fin ir la litu r­
g ia co m o ac ció n re p re se n ta tiv a y a c tu a liz a d o ra del m isterio de C risto
y de la h isto ria de la salvación.
El C o n cilio V atican o II rec o rd ó que las ac cio n es litú rg icas p e rte ­
n ecen a la Iglesia y tien en co m o su jeto a to d o el p u eb lo san to de
D ios (cf. SC 26). El C atecism o de la Ig lesia C ató lica u tiliza ta m b ié n
esta ca te g o ría en el títu lo de la se g u n d a parte, y d ed ica a este c o n ­
cep to un cap ítu lo !.

I. LA PALABRA «CELEBRACION»

L a ce leb ra ció n tie n e im p o rta n tes co n n o ta c io n e s te o ló g ic as, p ero


se b asa en la d im e n sió n ex p re siv a y festiv a del h o m b re.

1 La celebración sacramental del Misterio pascual, en Cat 1135-1209.


74 P II La celebración del misterio

1 E tim o lo g ía y u so p r im itiv o

C e le b ra r y c e le b ra c ió n p ro ce d en del latín (teleb ra re -c eleb ra tio ),


lo m ism o q ue el ad jetiv o c é le b te (celeber), y desd e el p u n to de vista
e tim o ló g ico sig n ifican lo m ism o que fre c u e n ta re , es d ecir, el acto de
reu n irse v a n a s p erso n a s en un m ism o lu g a r 2. C e le b ra r im p lica siem ­
p re u n a re fe re n c ia a un a c o n te c im ie n to que p ro v o ca un rec u erd o o
un se n tim ien to co m ú n C e le b re es no so lam en te el lu g ar frecu en tad o
p a ra la reu n ió n , sino ta m b ié n el m o m e n to de la reu n ió n , y n atu ra l­
m e n te el h ec h o que la m o tiv a.
E n el le n g u aje c o m ú n la tin o estas p alab ras te m an co m o o bjeto
las fiestas p ag a n as, los ju e g o s del circo y los e sp ec tác u lo s en g en e­
ral, con un e v id en te m a tiz p o p u la r, c o m u n ita rio e, in clu so , relig io so
L a p alab ra ce le b ra r y su s d e riv a d a s se ca rg aro n de ac ep c io n e s h o n o ­
ríficas, p a ra con los d io se s y p ara con los h o m b res que eran v en e ra­
do s — p o r ejem p lo , los h é ro e s de la g u erra o los atletas— , alu d ien d o
ta m b ié n a las m a n ife sta c io n e s ex tern as del h o n o r y de la v en eració n
(b oato, so le m n id a d , etc.).

2 En el latín cr istia n o

E sto s m a tic es p a sa ro n al latín cristian o Sin e m b arg o se p ro d u jo


un en riq u e c im ie n to del le n g u a je co m o resu ltad o d e la sim b io sis en ­
tre la fe y la c u ltu ra latin a. C elebrare, celebratio , etc , ap arecen en
las tra d u c cio n e s la tin as d e la B iblia, en el v o ca b u la rio de los S antos
P adres latinos y en los lib ro s litúrgicos 3.
1. L a s tra d u c c io n e s la tin a s d e la B ib lia d ejan e n tre v e r una
elecció n en el uso de d e te rm in a d o s té rm in o s D e hech o , cu an d o el
verb o ce le b ra re tra d u c e al g rie g o p o ie ó (hacer), tien e se n tid o e x c lu ­
siv am en te cu ltu al y re lig io so y se refiere a d istin to s o b je to s — la
P ascu a y o tras fiestas, a lg u n o s ritos, etc — co m o sig no de u n id ad en
la c o n m e m o ra c ió n d e un ac o n te c im ie n to ( c f E x 12,48, 13,5, D t
16,10-13) C u a n d o tra d u c e a eo rtá zó (h ac er fiesta), alu d e a la p o p u ­
larid ad del feste jo , a la m u c h e d u m b re que se reú n e p ara h o n rar al
S eñor ( c f Ex 12,14, 2 3 ,1 4 , L ev 23,39 41, N ú m 2 9,12, 1 C o r 5,8) 4
La tra d u c c ió n de c a lé ó (co n v o c ar) p o r c e le b ra re in d ica q u e la
reu n ió n tiene su o rig e n en la lla m a d a d iv in a ( c f L ev 2 3 ,2 4 ) E ste uso
es m uy sig n ific ativ o , p o rq u e está rela cio n ad o con la p alab ra ekkle-

2 Cf F o r c f j l f n i , A , Lexicón totius latimtatis (Prato 1839), 520-521, también


D roste B , «Celebrare» in der romischen L itwgiesprache (Munich 1963)
,
3 C f P e l v i , V , «Per una teología della “celebrazione” Fondamenti biblici e patns-
tici», en Asprenas 23 (1976) 411 -424
4 C f M a y e r , R , «Fiesta (eorté)», en DTNT 2, 188-193
C6 La celebración 75

sía, c o n v o c ac ió n del S e ñ o r 5 E n cam b io , el verb o sa b b a tízó (g u ard ar


el sáb ad o ), trad u c id o p o r celebrare, alu d e a la reiterac ió n de la c o n ­
v o c a to ria d iv in a — ca d a se m an a— p ara que el p u eb lo rec u erd e las
ob ras del S eñ o r ( c f L ev 2 3 ,3 2 , 2 C o r 3 6 ,2 1 ) F in alm en te, cu an d o
ce le b ra re trad u c e a ág ó (lle v a r a efecto ), señ ala un ritu al co n creto
— la d ed ica ció n del te m p lo , el sáb ad o , etc — ( c f 2 M ac 2 ,1 2 , 6 ,1 1 )
2 L a P a trístic a latina L os P adres latinos, ad em ás de u sar ce­
leb ra re y ce le b ra tio cu a n d o se refieren a los cu lto s p ag a n o s, te rm i­
nan traslad a n d o este v o ca b u la rio a la litu rg ia cristian a T ertu lian o y
san C ip ria n o fueron los p rim e ro s en h acerlo , pero d estac an d o el as­
pecto de en c u en tro con D ios y de co m u n ió n en la c a n d a d de los que
se reú n en para ce le b ra r 6 San A m b ro sio d a un co n ten id o m ás esp e­
cíficam en te litú rg ico a celebrare, al se ñ ala r co m o o b je to el m a trim o ­
nio cristian o , im agen de la v id a trin ita ria y v iv e n cia de la P ascu a del
S e ñ o r 7. C asiano une ce le b ra re a officiu m rec lam a n d o el sen tid o de
unidad en la co n v o cato ria litú rg ica de los m o n jes 8. S an A g u stín su ­
giere la im itación de aq u ello s que son ce le b ra d o s C risto , los m á rti­
res 9.
En las h o m ilías de san L eó n M a g n o el v erb o c e le b ra re se refiere
siem p re al m isterio p ascual de Je su cristo , p rese n te en las fiestas cris­
tianas ,0. Sin em bargo es frecu en te tam b ién que el v erb o v ay a ac o m ­
p añ ad o de ex p resio n es alu siv a s a las a c titu d es esp iritu ales con qu e
se ha de ce le b ra r — d evotione, g a u d u s, etc — y a la co n d u c ta m oral
q ue d eb e v en ir después — d ig n is c o n v ersa tio m b u s, etc — . F in alm en ­
te, san C ro m a cio de A q u iley a, co n el té rm in o ce le b ra re y un am p lio
ab a n ic o de sinónim os, co n te m p la la ce le b ra ció n co m o la p rese n cia
ren o v a d a de to d a la h isto ria de la sa lv ac ió n , d esd e los sig n o s del
A n tig u o T estam ento h asta las accio n es salv íficas d e C n s to 11

5 Cf C oenen L , «Llamada (kaleo)», en DTNT 3, 9-15


,
6 T e r t u l ia n o Advers Valent 30, en CSEL 47, 206, De oratione 23,4, en CCL 1,
,
272, S C i p r i a n o , De orat dominica 11, en PL 4, 526, Ep 7,7, en PL 4, 242
7 S A m b r o s i o , D epoem t 2,7, en PL 16, 511-512, DeAbraham 1,5, en PL 14,437
H C a s i a n o , D e Caenae instit 3 , e n PL 4 9 , 1 1 4
9 S A g u s t í n , Serm 325,1, en PL 38, 1447, 302,1, en PL 38, 1385, De civit Dei
10,6, en PL 41,284, etc
10 S L e ó n , Serm 63,7, en PL 54, 357, cf P a s c u a l , J A , «El misterio pascual
según san León Magno», en RET 24 (1964) 299-314, Soos, M B d f , Le M ystere
hturgique d apres saint León le Grand (LQF 34, Münster i W 1958)
11 C f T r e t t e l , G , « Celebrare i misten m Cromazio d’Aquileia», en EL 94 (1980),
27-68 y 145-175
7o P.II. La celebración del misterio

3. E n lo s l ib r o s litú r g ic o s

La ac u m u la c ió n de sig n ific ad o s de esto s té rm in o s a lo larg o d e la


h isto ria se h ace aún m a y o r en los libros litú rg ico s 12. El o bjeto d e la
ce le b ra ció n o sc ila en tre los m isterio s del S eñ o r — esp ec ialm en te el
m isterio p a sc u a l— y la m e m o ria de la S an tísim a V irg en y de los
san tos, y las ac titu d es de los fieles. A h o ra bien , en las e d icio n e s
litú rg ic a s de las d istin ta s le n g u as se p u ed e a p re c ia r una esp ec ial
a c en tu ac ió n del asp ec to co m u n ita rio y eclesial (cf. SC 7; 9; 2 6 -2 8 ;
41; L G 26).
En sín tesis, c e le b ra r es hacer, realizar, to m a r p arte en un acto
social y c o m u n ita rio que se in icia en el h ech o de a c u d ir a un m ism o
lug ar p ara feste ja r un ac o n te cim ien to y h o n rar a alg u ien . En el á m ­
b ito re lig io so c ristia n o c e le b ra r es, a d e m á s, d e d ic a r al S eñ o r un
tiem p o d e te rm in a d o y sig n ific ativ o , y d ed ica rse a u n a ac tiv id ad cu l­
tual y a u n a c o n d u c ta co h e ren te de vida, con u n as actitu d es y co n
unos ac to s c o m u n e s a q u ie n es p articip a n en la celeb ració n .

II. APROXIM ACIONES AL CONCEPTO DE CELEBRACION

U n fe n ó m e n o tan rico y co m p lejo co m o la cele b ra ció n in te resa


p o r igual a la a n tro p o lo g ía y a la teo lo g ía.

1. D esd e la a n tr o p o lo g ía

P ara los e s tu d io so s del co m p o rtam ie n to hu m an o , la ce le b ra ció n


es un a c o n te c im ie n to q u e deb e ser c o m p re n d id o en el ám b ito de la
p erso n a y de sus re la c io n e s con los dem ás. En este sen tid o , la ce le­
bració n es un fe n ó m e n o ese n c ia lm e n te so cial y co m u n ita rio , y p u ed e
d efin irse co m o un m e d io de rela ció n y de en cu en tro . L a ce leb ració n
crea una a p e rtu ra y p ro v o c a un ac erca m ie n to so b re la b ase de unos
ideales o de u n o s in te rese s co m u n es 13.
D esde el p u n to de vista religioso, la celebración incide en la vida
de las personas polarizan d o sus sentim ientos y convicciones en to m o
a un d eterm inado v alo r trascen d en te o sagrado, hasta el p u n to de g en e­
rar una m ism a resp u esta expresiva de orden cultual y religioso. La
celebración im p re g n a con su lenguaje todos los elem en to s significati­
vos — d esde el lugar hasta los objetos, los gestos, los sím bolos, el

12 Cf. B l a i s e , A Le vocabulaire latín desprincipaux thémes Hturgiques (Tumhout


1966), etc.
13 Cf. F r a t t a l l o n e , R., «La celebrazione litúrgica: premesse antropologico-teolo-
giche», en EL 92 (1978), 245-260.
m om ento, el am biente, etc.— , y los convierte en transm isores de un
m ensaje cap az de se r recordado y revivido cuantas veces se desee.
L a c e le b ra c ió n , d esd e este m ism o p u n to de vista, es un facto r de
u n ificació n de un g ru p o en o rd en a co m p artir u na m ism a ex p e rien c ia
estética, re lig io sa o p o lítica , o p ara ad o p tar un d eterm in a d o co m p ro ­
m iso. L os c o m p o n e n te s de la ce le b ra ció n ac tú an co m o c a ta liz ad o r
m oral del g ru p o y co m o fac to r « ed u cativ o » de los que lo in teg ran , en
la m e d id a en q u e e x ista u n a v o lu n ta d ca p az de atra er y de o rien tar
hacia un fin d eterm in a d o .
Sin em b arg o , a p esar de este riesg o de u tiliza ció n de la ce le b ra ­
ción con fin es ex trín sec o s, en la esen c ia de lo qu e sig n ific a ce le b ra r
se e n c ie rra ta m b ié n u na realid ad no red u c tib le a co n c ep to s ni a n o r­
m as. E n este sen tid o , c e le b ra r es ta m b ié n a c tu a r m o v id o s p o r un
im pulso p re ló g ic o y en cierto m odo irracional o em o tiv o . C e le b ra r
lleva co n sig o u n a fu erte ca rg a de e sp o n tan e id ad y de so rp resa, aun
en el ca so de la c e le b ra ció n reiterad a o e s tab lecid a p o r la co stu m b re
o p o r las n o rm as del grupo. L a ce le b ra ció n q uiere ser algo vivo, no
ap risio n ad o p o r u na ló g ica fría y d e sen c am a d a. E sto no q u iere d ec ir
que te n g a que ser a n á rq u ic a e iconoclasta. T o d o lo co n tra rio , la c e ­
leb ración es tan to m ás c re ativ a cu an to m ás au tén tica m en te se realiza
y se vive. El tex to y la c e re m o n ia son un m ed io al serv icio d e los
fines de la ce leb ració n .
C e le b ra r es, p o r tan to, sin ó n im o de h ac er fiesta, o sea, ju g a r en el
sen tid o m ás p o sitiv o de este térm in o . P or eso ce le b ra r es u n a a c tiv i­
dad libre, g ratu ita, d esin te re sad a , in-útil, es decir, no u tilizab le con
fines ex trín sec o s, au n q u e llen a de sen tid o y o rien tad a a p o n er en
m o v im ien to las en e rg ías del esp íritu y la cap ac id a d de trasc en d e r lo
in m ediato y o rd in ario p ara ab rirse a la belleza, a la lib ertad y al bien.
C eleb rar es p rese n tim ien to y anticip o de etern id ad ,4.

2. D esd e la teo lo g ía d e la litu rgia

E sto s v alo re s h u m a n o s de la cele b ra ció n se su m an a los e s p e c ífi­


cos de la litu rg ia cristiana.
1. La ce le b ra ció n tiene u na d im en sió n a ctu a liza d o ra de la sal­
vación: « C a ra cterístico de la ce le b ra ció n re lig io sa es qu e la v id a d i­
vina en cierto m odo se co m u n ica a los p articip an tes. N o es un sim ple
recordar, sino u n a p resen cia. L a d iv in id ad está p rese n te en la ce le­

14 C f . G u a r d i n i , R., «La liturgia como juego», en El espíritu de la liturgia (Barce­


lona 1962), 137-157; M a g g i a n i , S., «Per una defmizione del concepto di liturgia: le
categorie de “gratuita” e di “gioco”. La proposta di R. Guardini», en D e l l ’ O r o , F.,
Mysterion. MiscellaneaS. M arsili (Leumann-Torino 1981), 89-114; T h u r i a m , M., «La
liturgia é una festa», en Not 172 (1980), 578-581.
78 P II La celebración del misterio

bración festiva, p ercep tib le o rec o n o cib le a trav é s de su eficacia. L a


lengua griega, tan rica d esde el p u n to de v ista relig io so , d a a este
hecho el nom bre de epija nía o m a n ifestació n (en sen tid o cu ltu al)» 15.
A hora bien, en la celeb ració n no se d a so la m e n te esta m e d iac ió n
o hierofanía que pone al h om b re en c o m u n ica ció n con el m isterio ,
sino que se produce tam b ién u n a p rese n cia efic a z d e la sa lv ació n en
la acción ritual, en la que interv ien e la p le g a ria de la Iglesia. E sta
invoca a su S eñor para que h ag a efic az la acción del m in istro (epí-
clesis). N o hay una m im esis o im itació n m á g ica del h ac er d iv in o ,
sino una palabra inv o cativ a o ind icativ a, q u e ap a rece siem p re d es­
pués de la P alabra p ro clam ad a, y q u e ac o m p a ñ a a un g esto m ín im o
y significativo: el rito 16.
2. D im ensión escatológica. La p resen cia de la acción d iv in a
convierte en acontecim ien to salv ífico la ce le b ra ció n , y hace de ella
un anticipo de la p o sesió n plen a de los d o n es de D io s m ás allá de los
lím ites de este m undo. En este sentido , «en la litu rg ia te rre n a p re g u s­
tam os y participam os en aq u e lla litu rg ia celestial qu e se c e le b ra en
la ciudad santa, Jerusalén , hacia la cual n o s d irig im o s co m o p ere g ri­
nos, donde C risto está sen tad o a la d ere ch a del P adre, co m o m in istro
del santuario y del ta b ern ácu lo v erdad ero; ca n ta m o s un h im n o de
gloria al S eñor con to d o el ejército ce lestial; v en e ran d o la m e m o ria
de los santos, esperam os p articip a r con ello s y ac o m p a ñ arlo s; ag u a r­
d am os al S alvador, nuestro S eñ o r Je su cristo , hasta qu e se m an ifieste
él, nuestra vida, y noso tro s nos m a n ifeste m o s con él» (SC 8) ,7.
Las liturgias orien tales han d estacad o con m a y o r én fasis la co ­
m unión con la Iglesia celeste que se p ro d u ce en la ce le b ració n , de
m anera que el santuario, los v estid o s litú rg ico s y el m ism o ce rem o ­
nial se p resentan com o la v isib ilizació n de la g lo ria celeste. N o o b s­
tante, la liturgia ro m an a p o see elem e n to s su ficien tes p ara h ac er v iv ir
este asp ecto esencial en la ce le b ra ció n l8.

15 C a s f l , O., «La notion dejour de féte», en LMD I (1945), 23-36, aquí 25-26;
también Id , «Hodie», ib 65 (1961), 127-132 Véase N e u n h e u s f r , B., «La celebrazione
litúrgica nella prospettiva di Odo Casel», en RL 57 (1970), 248-256.
16 Cf. F f d e r i c i , T , «Liturgia, creativitá, íntenonzzazione, attuazione», en Not 127
(1977), 73-87; también D u p o n t , V L , «Le dynamisme de l’action liturgique Une
étude de la mystagogie de saint Máxime le Confesseur», en RevSR 65 (1991) 363-388
17 Cf LG 49-50; Cat 1137-1139.
1X Cf A n d r o n i k o f , C., El sentido de la liturgia La relación entre Dios y el hombre
(Valencia 1992), 217-235; A u g e , M., «La comunidad eclesial colocada en la tensión
entre el mundo actual y el mundo futuro», en Claretianum 10(1970), 139-162, B r o v e l
l i , F. (dir.), Escatologia e liturgia Aspetti escatologici del celebrare cristiano (BELS

45, Roma 1988), C a s t e l l a n o , J , «Escatología», en NDL, 659-676; M a g r a s s i , M , «II


clima escatologico della celebrazione primitiva», en RL 53 (1966), 374-393, M a r t i -
n f z , G., La escatología en la liturgia romana antigua (Madrid 1976), R o r d o r f , W.,

«Liturgie et eschatologie», en EL 94 (1980), 385-395, T r i a c c a , A. M - P i s t o i a , A.


(dir ), Eschatologie et liturgie (BELS 35, Roma 1985)
3. D im en sió n co m u n ita ria y e c le s ia l La celeb ració n es acción
de C risto y del p u eb lo de D ios je rá rq u ic a m e n te o rd en ad o , es decir,
de C risto com o c a b ez a y de los m ie m b ro s de su cuerpo. P or este
m o tiv o la ce le b ra ció n es cau sa y m a n ifesta ció n de la Iglesia, y h a de
estar o rd en a d a siem p re a que to d o s to m e n parte en la acció n co m ú n ,
cada u no según su pro pio orden y grado 19.
P or o tra p arte, no se p u ed e o lv id a r la in c id en c ia de la celeb ració n
litú rg ica en la m isió n y en la pasto ral de la Iglesia, e in clu so en la
vida social y p ú b lica 20.
4. E l f i n p rim a rio de la ce le b ra ció n , con todo, no es el de ser
un m e d io p ed a g ó g ic o d estin a d o a h ac er m á s eficaz u n a en se ñ a n z a o
un m en saje. E n efecto , «la ce le b ra ció n litú rg ica es la ac tu alizació n ,
en p alab ras y gestos, de la sa lv ac ió n q ue D ios rea liza en su H ijo
Je su cristo p o r el p o d er del E spíritu S anto. En la ce le b ra ció n se e v o ­
can, p ara que se hagan p resen tes, los ac o n te cim ien to s de la salv a­
ción, esp ec ialm en te el n ac im ien to de C risto , su m u e rte y re su rre c ­
ción, su ascen sió n , el en v ío del E sp íritu so b re los A p ó sto les en P en ­
te co stés. T o d o esto a fin de q u e el p u eb lo cristian o q u e ce le b ra
p u e d a p a rtic ip a r ac tiv a m e n te y rec ib ir sus frutos. El v erb o cele b ra r
trad u c e la ex p resió n b íb lica h a c e r m em o ria » 21.

III. DEFINICION Y ASPECTOS DE LA CELEBRACION

S u m an d o los facto res an tro p o ló g ico s y te o ló g ic o s q u e c o n fig u ­


ran la n atu ra lez a de la ce le b ra ció n , se p u ed e lle g ar a u n a d efin ició n
de este fen ó m en o so cial tan com plejo. Lo p rim ero qu e es p reciso
resa lta r es su ca rácter de ac ció n to ta l, es d ec ir, sig n ific ativ a y ex p re­
siv a ta n to a nivel p erso n a l co m o a niv el co m u n itario . En seg u n d o
lugar, esta acció n es la m an ifesta ció n de u n a p rese n cia sa lv ad o ra
p ara el h o m b re, q ue co m u n ica la sa lv ac ió n p rec isam en te a trav és de
to d o s los elem e n to s que in terv ien en en la celeb ració n . E n te rc er lu­
gar, la ce le b ra ció n afe cta a to d a la e x iste n cia de q u ien es to m a n p arte
en ella, o rien tán d o la h acia una co n d u cta de v id a y co n v irtién d o la en
u n a o fre n d a g rata a D ios.

19 Cf. L ó p e z M a r t i n , J , «La comunidad como clave de la celebración», en Ph 172


(1989), 287-302.
20 Cf. B o r o b i o , D , Dimensión social de la liturgia y los sacramentos (Bilbao
1990); H a m m a n , A„ Vie hturgique et viesociale (París 1968); Pou, R., «Relación vida
litúrgica y acción cristiana en el mundo», en Ph 43 (1968), 49-61; y Conc 62 (1971),
92 (1974); Ph 34 (1966); 58(1970); 77 (1973), 181 (1991), RL 64/3 (1977).
21 C o f f y , R., «La célébration, lieu de l’éducation de la foi», en LMD 140 (1979),
25-40, aquí 30, cf. I d , Una Iglesia que celebra y que ora (Madrid 1976), V i l a n o v a ,
E., «La Iglesia celebra la fe», en Ph 177 (1990), 211-226
80 P.II. La celebración del misterio

El p rim e r asp ecto se refiere a la ce le b ra ció n en su d im en sió n


ritual. C e le b ra r es ac tu ar ritu a lm en te, de m a n era sig n ificativ a, m o v i­
dos p o r un ac o n te cim ien to . En este sentid o, la ce le b ra ció n es la litu r­
g ia en a c c ió n , o sea, el m o m en to en q ue la fu n ció n sa n tifíca d o ra y
cultual de la Iglesia se hace acto en u n lug ar y en un tiem p o c o n c re­
tos. D e sd e este p u n to d e v ista, la c e le b ra c ió n c o m p re n d e cu a tro
co m p o n en tes: el a co n tec im ien to q ue m o tiv a la celeb ració n , la c o m u ­
n idad que se h ac e a sa m b le a ce le b ra n te , la a cció n ritu a l y el clim a
fe s tiv o , que lo llena to d o 22.
El se g u n d o asp ec to se refiere a la ce le b ra ció n en su d im en sió n
m istérica y re sp o n d e a la litu rg ia co m o m iste rio , es decir, co m o p re ­
sencia y a c tu a ció n de D io s en la v id a de su p u eb lo y en la ex iste n cia
p ersonal de los q ue to m a n p arte en la celeb ració n . Se trata del co n ­
tenido de la ce le b ra ció n , la rea lid ad o cu lta y, a la vez, p u esta de
m an ifiesto y co m u n ica d a en la ac ció n ritual.
El te rc er asp ec to alu d e a la ce le b ra ció n en su d im en sió n existen -
cial y no es o tra c o sa q ue la litu rg ia co m o vida. E n efecto , en la
ce le b ra ció n se h ac e sím b o lo y g esto la realid ad co tid ian a de una
ex iste n cia c o n v e rtid a en cu lto al P adre en el E sp íritu y la v erd ad ,
sa n tifica d a p re c isa m e n te en la ce leb ració n . L a litu rg ia es « fu en te y
cim a» de la vid a c ristia n a (cf. LG 11) y de la ac tiv id ad de la Ig lesia
(cf. SC 10).
P o r tanto, la ce le b ra c ió n p u ed e d efin irse co m o el m o m en to ex ­
presivo, sim b ó lico , ritu al y sa cram en tal en el q u e la litu rg ia se hace
acto que ev o c a y h ace p rese n te, m e d ian te p alab ras y g esto s, la sa lv a­
ción rea liza d a p o r D ios en Je su cristo con el p o d e r del E sp íritu Santo.
La ce le b ra ció n en se n tid o estricto es u n a acció n que co rresp o n d e
ante todo a la d im e n sió n ritu a l, e x p re siv a y festiv a de la liturgia.
C o m o se ha in d ic ad o an tes, d eb e n d arse u n o s co m p o n en tes: u n a si­
tuación que m o tiv a la cele b ra ció n , un sujeto ce leb ran te, un o s acto s y
un m arco tan to local co m o cro n o ló g ico . El C a tecism o de la Ig lesia
C a tólica, d esp u és de h a b e r ex p u e sto lo que se refiere a la litu rg ia
com o m isterio (cap. I d e la I S ección , d ed ica d a a la ce le b ra ció n d el
m isterio cristia n o ), p la n te a así las cu e stio n es ac erca de las ce le b ra ­
ciones litú rg icas: « q u ié n celeb ra, có m o celebrar, cu án d o celeb rar,
dó nde celeb rar» (C a t 1135).
L os ca p ítu lo s q u e sig u en v an a d ar resp u e sta a to d as estas p re ­
guntas.

22 Cf. L l o p i s , J., «Celebración litúrgica», en Gran Enciclopedia Rialp 5 (1971),


441-444, aquí 442.
C. 6. La celebración 81

IV. EL MISTERIO DE CRISTO, EN EL CENTRO DE TODA


CELEBRACION

Se trata de u n a c o n sec u en cia de cu a n to se ha d ich o en el cap ítu ­


lo II ac erca de la litu rg ia en la ec o n o m ía de la salv ació n , ap licán d o lo
a la n o ció n de celeb ració n . En efecto , la ce n tralid ad del m isterio de
C risto y de la h isto ria de la sa lv ac ió n en la litu rg ia no sig n ifica que
en ella n o te n g an ca b id a o tro s h ech o s o ac o n te cim ien to s de la v id a
de los h o m b res o de la Iglesia. E jem p lo s de esta p rese n cia son las
ce le b ra cio n e s de los sa cram e n to s y sacram e n ta les que de alg u n a m a ­
n era ja lo n a n la e x iste n c ia h u m a n a, los a n iv ersario s g o zo so s o tristes,
las b e n d ic io n e s de los lu g a re s o los m e d io s de trab ajo , de c o m u n ic a ­
ció n o de tran sp o rte, etc., las jo m a d a s ec le siales y las m ism as fiestas
cristian a s con su in c id en c ia civil y cultural.
L a litu rg ia no sólo d a c a b id a a esto s ac o n te cim ien to s en la c e le ­
bración, sino q ue to m a p ie en ellos p ara o rg a n iz a r alg u n o s elem en to s
de la ac ció n litúrgica, ta les co m o lectu ras, canto s, tex to s eu co ló g i-
cos, ritos, so le m n id a d e x te m a , etc. A h o ra bien, la litu rg ia, al ac o g er
esto s m o tiv o s h u m an o s, so ciales e inclu so ecle siales no d irec tam en te
litú rg ico s, lo h ace sie m p re en rela ció n con el m isterio pascu al de
Je su cristo y en la m e d id a en que to d o s ello s se b en efician de la ac­
ción salu d ab le de d ic h o m isterio o son un testim o n io de su p rese n ­
cia 23.
Se p u ed e d ec ir q ue en el co n ju n to de las ce le b ra cio n e s litú rg icas
ap arece n u na serie de círc u lo s ca d a vez m á s am p lio s en to m o al
m isterio de la sa lv ació n , p ero te n ien d o siem p re co m o n ú cleo el m is­
terio de C risto y de la Iglesia.

23 Cf. L ó p e z M a r t i n 2, 63-99; M a l d o n a d o , L., « L o s signos de los tiempos en el


corazón del culto», en Ph 62 (1971), 211 -214; S e a s o l t z , K., «Motivos y matices de las
celebraciones litúrgicas actuales», en Corte 172 (1982), 197-210; S o t t o c o r n o l a , F.,
«Celebrare Túnico mistero di Cristo nei molti avvenimenti della storia», en RL 64
(1977), 333-346; T e n a , P., «La celebración litúrgica, entre el acontecimiento y los
acontecimientos», en Ph 58 (1970), 371 -383.
C a p it u l o V II

LA PALABRA DE DIOS EN LA CELEBRACION

La importancia de la Sagrada Escritura en la celebra­


ción de la liturgia es maxima En efecto, de ella se to­
man las lecturas que se explican en la homilía y los sal­
mos que se cantan (SC 24)

BIBLIOGRAFIA

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(1984), 73/5 (1986), R ivP L 29/1 (1991)

El p n m e ro de los com ponentes de la celebración es el aconteci­


m iento que da lugar a la acción litúrgica, evocado p or la Palabra de
D ios E n efecto, toda celebración tiene un m otivo que la convoca y
ju stifica En el centro de la celebración cnstiana, se ha dicho tam bién,
se encuentra siem pre el m isterio pascual de Jesucristo Este aconteci­
m iento central y cualquier otro aspecto de la econom ía salvífica se co n ­
vierten en objeto de una celebración litúrgica desde el m o m ento en que
son anunciados, proclam ados y celebrados en la liturgia d e la P alabra
El ca p ítu lo ex p o n e la im p o rta n cia de la le ctu ra-p ro cla m ac ió n de
la P ala b ra d iv in a co m o fu n d am e n to del d iá lo g o en tre D io s y su p u e ­
b lo y u n o de los m o d o s de la p re se n c ia de C risto en la litu rg ia Se
estu d ia n ta m b ié n la e stru c tu ra de la L itu rg ia de la P alab ra y la o rg a­
n iz ació n del L eccio n ario de la P alabra de D ios 1

1 Cuando se habla de la Palabra de Dios, la expresión tiene alguno de estos sigm


ficados el Verbo de Dios, el Hijo preexistente (cf Jn 1,1) que se ha encamado (v 14),
la Promesa hecha a los Padres, el contenido de las Escrituras bajo la inspiración del
Espíritu Santo, la proclamación de estas Escrituras en la comunidad, y, finalmente, el
84 P.II La celebración del misterio

I. LA SAGRADA ESCRITURA EN LA LITURGIA

T odas las litu rg ias de O rien te y O c c id e n te han rese rv a d o un


puesto privilegiado a la S agrada E scritura en tod as las celeb racio n es.
La versión de los LX X fue el p rim er libro litú rg ico de la Ig lesia (cf.
2 T im 3,15-16).

1. F un dam ento

El propio Jesús, que citaba las E scrituras del A n tig u o T e sta m e n ­


to, aplicándolas a su p erso na y a su obra, no so lam en te m an d ó a c u d ir
a la Biblia para enten d er su m en saje (cf. Jn 5,39), sino que, ad em ás,
nos dio ejem plo ejerciend o el m in isterio del lecto r y del h o m ileta en
la sinagoga de N azaret (cf. Le 4 ,1 6-2 1) y ex p lican d o a los d isc íp u ­
los de E m aús «cuanto se refería a él com en zan d o p o r M oisés y si-
guendo por todos los pro fetas» (cf. Le 24 ,27 ), an tes de rea liza r la
«fracción del pan» ( c f Le 24,30). En efecto , d esp u és de la resu rre c­
ción hizo entrega a los discípu los del sen tido últim o de las E scritu ­
ras, al «abrirles la inteligen cia» p ara que las co m p re n d iesen (cf. Le
2 4 ,4 4 -4 5 )2.
H acia el año 155, en R om a, san Ju stin o d ejó esc rita la m ás a n ti­
gu a descripción de la eucaristía do m inical. L a ce le b ra ció n co m en z a­
ba con la L iturgia de la P alabra 3. Es m uy p ro b ab le que, d esd e el
principio, la liturgia cristian a sig u iera la p rác tica sin ag o g al de p ro ­
clam ar la P alabra de D ios en las reu n io n es de o ració n y en p articu la r
en la eucaristía (cf. H ech 2 0,7 -11 ). P or o tra p arte, es fác ilm e n te
com prensible que, cuando em p ezaron a circ u lar p o r las Ig lesias «los
recuerdos de los A póstoles», su lectu ra se añ ad iese a la del A n tig u o
T estam ento. M ás aún, m u ch as de las p ág in as del N u ev o T estam e n to
han sido escritas d espués de h ab er form ado p arte de la tran sm isió n
oral en un contexto litúrgico.
La p roclam ació n de la P alabra es un h echo co n stan te y u n iv ersal
en la historia del culto cristiano , de m an era que no hay rito litú rg ico
qu e no tenga varios leccio nario s, en los que h a d istrib u id o la lectu ra
de la Palabra de D ios de acu erdo con el calen d ario y las n ecesid ad e s
pastorales de la respectiv a Iglesia 4.

libro que contiene la Palabra divina dispuesta para ser leída y proclamada en la cele­
bración.
2 C f G a i d e , G , «Le appanzioni del Risorto secondo il terzo Vangelo (Le 24)», en
PAF 21 (Brescia 1970), 61-86 Numerosos pasajes del N.T. llevan la huella del uso
litúrgico: cf B e g u e r i e , Ph , «La Bible née de la liturgie», en LMD 126 (1976), 108-
116; Jo r n s , K1 -P., «Liturgie, berceau de FEcnture», en LMD 189 (1992) 55-78.
* Véase el texto en I A p o l, 67, en Ruiz B u e n o , D , Padres Apologistas (BAC 116,
Madrid 1954), 258.
4 C f F e d e r i c i , T., «El nuevo Leccionario Romano», en Conc 102 (1975), 199-208,
C7 La Palabra de Dios en la celebración 85

2. S ignificado

T an im portante es este h ec h o que el V atica n o II no d u d ó en re fe ­


rirse a los le cc io n ario s de la P alab ra de D ios co m o los te so ro s b íb li­
cos de la Iglesia, d isp o n ien d o que se ab rie ra n con m a y o r am p litu d
(SC 51; cf. 92). En este sentido, el C o n c ilio afirm ó tam b ién la im ­
portancia m áx im a de la S ag rad a E scritu ra en la ce le b ra ció n de la
liturgia (cf. SC 24).
Esta abundancia obedece a la convicción de la p resencia del Señor
en la Palabra proclam ada. «En efecto, com o enseña el m ism o C o n ci­
lio, en la liturgia D ios h ab la a su pueblo: C risto sigue anunciando el
Evangelio; y el pueblo responde a D ios con cánticos y oraciones» (SC
33). La Iglesia sabe que, cuando abre las E scrituras, encuentra siem pre
en ellas la P alabra divina y la acción del E spíritu, por quien «la voz del
Evangelio resuena viva en la Iglesia» (D V 8; cf. 9; 21).
La Palabra leída y p ro cla m ad a en la litu rg ia es uno de los m o d o s
de la presencia del S eñ o r ju n to a su Iglesia, sobre to d o en la acció n
litúrgica: «está p rese n te en su p alab ra, p u es es él m ism o el q u e h ab la
cuando se lee en la Iglesia la S agrada E scritura» (S C 7 ) 5. E n efecto,
La Palabra e n c a m a d a « resu en a» en to d as la S ag rad as E scritu ras, que
han sido in sp irad as p o r el E spíritu Santo con v istas a C risto , en
quien culm ina la rev e lac ió n d iv in a (cf. D V 11-12; 15-16, etc.).
La m ism a h o m ilía, cu y a m isión es ser «un an u n c io de las m a ra ­
villas de D ios en la h isto ria de la salv ació n , es decir, del m isterio de
Cristo, que está siem pre p rese n te y o b ra en no so tro s, so b re to d o en
las celebraciones litúrgicas» (S C 35,2; cf. 52) 6, g o za tam b ién de una
cierta presencia del S eñor, com o afirm a el p ap a P ablo VI: «(C risto )
está presente en su Iglesia que predica, p u esto qu e el E v an g elio que
ella anuncia es la P alab ra de D ios y so la m e n te se a n u n c ia en el n o m ­
bre, con la autoridad y con la asistencia de C risto ...» 7.

Id , «Estructura de la liturgia de la Palabra en los leccionarios antiguos y en el O rdo


lectionum M issae», en Ph 151 (1986), 55-81
s Cf M a r t i m o r t , A G., «Está presente en su palabra», en Actas del Congreso
Internacional de Teología del Vaticano II (Barcelona 1972), 311 -326, R o g u l t , A M,
«La présence active du Christ dans la Parole de Dieu», en LMD 82 (1965), 8-28;
M a r s i l i , S , «Cristo si fa presente nella sua Parola», en RL 70 (1983), 671 -690
6 Sobre la homilía véanse A l d a z a b a l , J , «Predicación», en CFP, 817-830,
B r o v e l l i , F , «L’omelia Elementi di nflessione nel dibattito recente», en ScCat 117
(1989), 287-329, C. E de Liturgia, Partir el pan de la Palabra Orientaciones sobre
el ministerio de la homilía (Madrid 1983), D l l l a T o r r e , L., «Homilía», en NDL,
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y LMD 82 (1965), Ph 66 (1971), 91 (1976); QL 4 (1977), RL 57/4(1970), etc
7 Encíclica Mystenum fidei, de 3-IX-1965, n. 20, en G u e r r e r o 1, 272, c f W e s t -
K(> PAL La celebración del misterio

II. LA PALABRA DE DIOS EN LA HISTORIA DE LA SALVACION

A l lle g ar la p le n itu d de los tie m p o s (cf. G ál 4 ,4 ), « la P a la b ra se


hizo carn e y h ab itó en tre n o so tro s» (Jn 1,14). H asta ese m o m e n to
D ios « h ab ía h ab lad o a los p ad re s de m u c h o s m o d o s p o r m e d io d e los
p ro fetas, ah o ra nos hab ló en la p erso n a de su H ijo » (H eb 1,1-2). El
P adre m ism o lo p resen tó diciendo: « E ste es m i H ijo am ad o , e sc u ­
ch adle» (M e 9,7 y par.).
El V erb o en c am ad o , C risto Jesús, en señ ó a sus d isc íp u lo s la m a ­
n era de ac erca rse al m isterio de la P ala b ra de D io s, es d ecir, a él
m ism o com o P ala b ra d iv in a su b sisten te, co n su stan c ia l e igual al P a­
dre y al E spíritu Santo. El invitó a le er las E scritu ra s p ara c o n o c erle
a él y el p o d e r d e su resu rre cc ió n (cf. Flp 3,10), y sa b er ir, d esd e él,
h ac ia los tie m p o s de la P ro m e sa, al A n tig u o T estam e n to (cf. Le
2 4 ,2 5 -2 7 .3 2 .4 4 -4 8 ). C risto es el cen tro de las E scritu ra s, de fo rm a
que to d a lectura, m e d itació n , estu d io o p ro cla m ac ió n de la P alab ra,
m á x im e en la cele b ra ció n litú rg ica, h a de g irar en to m o a El. D esd e
C risto se va h asta el A n tig u o T estam e n to , y se v u elv e a C risto en la
co ntin u id ad que rep rese n ta el N u ev o T estam e n to 8.
E n la h isto ria de la sa lv ac ió n , cu m p lim ien to en el tie m p o d el
d esig n io del P ad re (cf. E f 1,9; 3,9-1 1 ), la P ala b ra de D io s creó to d a s
las co sas y dio la v ida a todo cu a n to ex iste (cf. Jn 1,3; C ol 1,16-17:
G én 1,3.6 etc.; Sal 33,6). C o m o luz v erd a d era entró en la h isto ria (cf.
Jn 1,5; 3,19).
Los ac o n te cim ien to s de la v id a del p u eb lo de Israel fu ero n u n a
co n tin u a m a n ifesta ció n de la p rese n cia in v isib le de la S ab id u ría de
D ios, que ib a p rep a ra n d o la lle g ad a de lo s tie m p o s m e siá n ico s. S o ­
lam ente el V erbo, que estab a ju n to a D ios (cf. Jn 1,1-2; P rov 8,22;
Sab 9,9), co n o c ía al P adre (cf. Jn 1,18; M t 11,27) y p o d ía h ac er a los
h o m b res v erd a d ero s h ijo s de D ios si creían en su n o m b re (cf. Jn
1,12-13; 3,5-6).

III. LA IGLESIA BAJO LA PALABRA DE DIOS

D ios se h a co m u n ica d o con los h o m b res p o r m e d io de su P a la ­


bra. Pero la P alab ra d iv in a esp era siem p re una resp u esta. En efecto ,
la P alabra de D ios co n v o c a al p u eb lo (cf. Ex 12; 2 0 ,1 -2 ) y lo c o n sti­
tuye en asam b lea pascual litú rg ica (cf. Ex 12; H ech 1-2), co m o sa­
ce rd o cio real y p u eb lo de su p e rte n e n c ia p ara an u n c ia r a to d o el

phal,G., «La prédication présence du Seigneur», en B o t t f , B. et AA.AA., op. cit.,


145-154.
K Cf. FcDrRici, T., «Parola di Dio e liturgia nella costituzione SC», en Not 161
(1979), 684-722, aquí 709-711.
C. 7. La Palabra de Dios en la celebración 87

m u n d o las o b ras de D ios: « C a lla y escu c h a, Israel. H o y te h as co n ­


v ertid o en el p u eb lo del S eñ o r tu D ios. E scu c h a la v o z del S eñ o r tu
D io s, y p o n en p rác tica los m a n d ato s y p rec ep to s qu e yo te p rescrib o
h o y » (D t 27 ,9 -1 0 ; cf. Sal 95 ,1 .7 -8 ; H eb 3 ,7-11).
C a d a año, el p u eb lo del A n tig u o T estam e n to se reu n ía d elan te
d el A rc a de la A lia n za p ara re n o v a r su ad h esió n y fid elid ad . E l A rca
c o n ten ía las ta b las de la L ey, P alab ra p erm a n e n te del S eñor, y el
vaso del m aná, c o m id a de salvación p ara el p u eb lo (E x 2 5 ,1 0 -1 6 ; D t
10,1-5).
L a m ism a realid ad , tran sfig u rad a p o r C risto , resu e n a en el N uevo
T estam e n to : L a o fren d a de la A lia n za n u ev a y etern a, se llad a con la
S angre del C o rd ero de D ios, se rea liza ta m b ié n en la fid elid ad a la
P alabra: «S i m e am áis, g u ard a d m is m an d am ien to s» (Jn 14,15); «el
qu e m e am a, g u ard a rá m i P alab ra...» (Jn 14,23.24).
El p u eb lo de D ios está llam ad o a e scu c h ar c o n tin u am en te la Pa­
lab ra de D ios ( c f R om 10,8-17; Jn 14,15), y a p re fe rirla p o r en c im a
de c u a lq u ie r otra co sa (cf. Le 10,38-42). P ero, ad em ás, el p u eb lo de
la P ala b ra está ca racteriza d o p o r la m isió n recib id a del S eñ o r de
a n u n c ia r el E v an g e lio a to d a s las g en tes (cf. M t 2 8 ,1 8 -2 0 ), p ara que
to d o s los h o m b res v en g an a fo rm a r p arte de la asam b lea pascu al de
los d isc íp u lo s del S eñ o r ( c f H ech 2,1-1 1). T o d o b au tiza d o y co n fir­
m ad o p o r el E spíritu S anto es se rv id o r de la P alab ra y m e n sajero del
E v an g elio ( c f 1 C o r 9,16).
L a Iglesia no sólo es el pu eb lo de la P ala b ra de D ios, sino que
sabe q u e h a de vivir de esta P alabra. P or esto en la asam b lea ex trao r­
d in a ria del S ínodo de los O b isp o s de 1985 se d en o m in ó a sí m ism a
« Ig lesia b ajo la P alab ra de D ios», qu e « ce le b ra los m isterio s de C ris­
to p ara la sa lv ació n del m u n d o » 9.

IV. LA LITURGIA DE LA PALABRA

El C o n c ilio V atica n o II se p rese n tó co m o u na asam b lea q u e « es­


cu ch ó con d ev o c ió n la P alab ra de D ios y la p ro cla m ó co n valen tía»
(cf. D V 1). A m b as ac titu d es resp o n d en al co m p o rtam ie n to p erm a­
n en te de la Iglesia ante la P ala b ra de D ios d escrita así: « L a Iglesia
h a v en e rad o siem p re las S ag rad as E scritu ras al igual qu e el m ism o
C u e rp o del S eñor, no d ejan d o de to m a r de la m e sa y d e d istrib u ir a
los fieles el pan de vida, ta n to de la P alab ra de D io s co m o del C uer­
p o de C risto , sobre to d o en la litu rg ia» (D V 21).

9 Título de la Relación final, en Sínodo 1985. Documentos (Madrid 1986), 3. La


expresión, inspirada en DV 1, tiene profundas resonancias ecuménicas: cf. T e n a , P.,
Ecclesia sub Verbo Dei, en Ph 151 (1986), 5-8.
88 PAI. La celebración del misterio

1. La litu rgia, lu g a r d e la P a la b ra

En efecto, en la litu rg ia se ad v ierte q u e los d estin a tario s de la


P alab ra d iv in a no son ú n ic am e n te los fíeles aislad o s, sino el p u eb lo
de D ios c o n g re g ad o p o r el E sp íritu S anto, que se h ac e asam b lea de
o ración, m e d ian te la escu c h a de la P alabra. L a litu rg ia es lu g ar p ri­
vilegiado d o n d e la P alab ra de D ios su en a con una p articu la r eficacia.
L a ce rtez a que la Iglesia tie n e de la p rese n cia d e C risto en la
P alabra, la ha llev ad o a no o m itir n u n ca la p ro cla m ac ió n de la E scri­
tu ra (cf. SC 6 ) y a v en e rar con h o n o re s litú rg ico s el L eccio n ario ,
co m o hace co n el C u e rp o del S eñ o r (cf. D V 21). L a p arte de la
ce leb ració n , sobre to d o de la M isa, en la q ue tien en lu g ar las lectu ras
b íb lica s fue d e n o m in ad a p o r el V atica n o II litu rg ia d e la P a la b ra
(SC 56), d ejan d o an tig u as ex p re sio n es co m o m isa d id á c tic a o de los
ca te c ú m e n o s. N o obstan te, el C o n c ilio afirm ó tam b ién que esta litu r­
g ia «está tan ín tim am en te u n id a al rito que c o n stitu y e co n él un solo
acto de culto» (ib.).
La rev a lo riza ció n de la P alab ra en la litu rg ia (cf. SC 24) sig n ifica
rec o n o cer q ue la fu erza de la litu rg ia resid e en la P alab ra de D ios,
alim e n to de la fe (cf. D V 23; P O 4), y en la E u ca ristía , fu en te p u ra
y p ere n n e de la v id a en el E sp íritu q u e co n d u c e a to d a la Ig lesia (D V
21; SC 10; PO 5).

2. E stru ctu ra de la litu rg ia de la P alab ra

L a S ag rad a E scritu ra, p ro c la m a d a en la litu rg ia, ex p o n e el d e sa ­


rro llo de la ec o n o m ía d iv in a cu m p lid a en el E v an g e lio de Jesu cristo
(D V 2; 4; 7). En la E scritura, leíd a y e n ten d id a en su u n id ad fu n d a­
m en tal, es decir, to m a n d o a C risto co m o cen tro y p u n to d e referen c ia
c o n stan te, se m a n ifiesta la salv ació n que D ios h a q u erid o realizar,
p rep a ra d a en el A n tig u o T estam e n to y rea liza d a en la en c am ac ió n y
en la vida, m u erte y resu rre cc ió n de Jesu cristo .
El D ios q ue h ab la y actúa, rev e lán d o se con h ech o s y p alab ras
(D V 2; 14), sigue h ab lan d o a los h o m b res p ara q u e no les falte n u n ­
ca tan to el aviso de los h ech o s, ya rea liza d o s en la v id a y en la
m u erte de C risto (E va n g elio ), com o la ex p lica ció n o ilu stració n de
estos h ech o s en la Iglesia (A póstol) y el rec u erd o de los a c o n te c i­
m ie n to s qu e los p rep a ra ro n o de las p ro fe cía s qu e los an u n c ia ro n
(P rofeta). P o r eso el E v an g elio sig n ific a el c u lm en de la re v e la ­
ción d iv in a y de la p ro cla m ac ió n de las S ag rad a s E scritu ra s (cf.
D V 18) 10.

10 Cf. F e d e r ic i, T., «Estructura», op. cit., 60ss.


C. 7. La Palabra de Dios en la celebración 89

L a le ctu ra litúrgica de la P ala b ra de D ios se realiza siem p re a la


m a n era co m o el propio C risto, los A p ó sto les y los S an to s P ad res
u tiliza ro n las E scrituras, es d ecir, situ an d o en prim er té rm in o el m is­
terio pascu al y explicando, desd e él, tod o s los hechos y p alab ras q u e
lle n an la h isto ria de la salv ació n y co n stitu y en el co n ten id o de las
c e le b ra cio n e s litúrgicas. C om o se ha dich o antes, d esde C risto se v a
h asta el A n tig u o T estam ento, y se vuelv e a C risto en la co n tin u id a d
rep rese n tad a por el N uevo (cf. D V 20). D e este m odo las lectu ras
b íb lica s p o n en de m an ifiesto el desarro llo progresiv o de la h isto ria
de la sa lv ació n que cu lm in a en C risto y se p ro lo n ga en los acto s
litú rg ico s de la Iglesia.

3. P rim acía del E van gelio

A u n q u e toda la B iblia h ab la de C risto (cf. Jn 5,39), son los c u a ­


tro E v an g elio s los que contienen la n arración de los h ec h o s y d e las
p a la b r a s realizados p o r él. E stos hech o s y palabras, y de m o d o p a r­
tic u la r el m isterio pascual, con stitu y en el cen tro de la h isto ria de la
salvación. E n este sentido, C risto glorificado, que está ju n to al P a­
dre, reú n e en sí m ism o el pasado, el p resente y el futuro de la h isto ­
ria h u m a n a e ilum ina con la luz de la P ascua tan to el A n tig u o co m o
el N u ev o T estam ento (cf. D V 14-20), y la celeb ració n de la Ig lesia
en el tiem p o del E spíritu 11.
E sto supone que los hechos y las p alab ras de la vid a h istó ric a de
Jesú s, que sucedieron « para que se cum p lieran las E scritu ras» (L e
2 4 ,4 4 ), tienen que ser co n tinuam ente reco rd ad o s y ac tu alizad o s p ara
que los hom b res tengan acceso a la salvación efectu ad a p o r C risto.
«L a le ctu ra del E vangelio constituye el punto culm in an te de la litu r­
g ia de la P alabra; las dem ás lecturas, que, según el orden trad icio n al,
hacen la tran sició n del A ntiguo al N uev o T estam en to, p rep a ra n a la
asam b lea reunida para esta lectura evangélica» ,2. «L os E v an g elio s
ocupan, con razón, el lugar p reem inente» (D V 18).
P o r eso el E vangelio se p ro c la m a y el resto de la E scritu ra sim ­
p le m en te se lee ,3. El orden lógico del contenido de la h o m ilía d eb e­
ría resp e tar tam bién esta prio rid ad del E vangelio resp ecto de las res­
tan tes lecturas. C ada episodio ev an g élico es el co n ten d ió co n c reto
del h o y litúrgico de la Iglesia, que actualiza el m isterio de la sa lv a­
ción en ca d a celebración, siguiendo el año litúrgico.

11 Cf. F e d e r i c i , T., «Estructuras», op. cit., 68ss.


12 OLM 13.
n Cf.OGMR 89-91; 95; 131.
90 P II. La celebración del misterio

V. EL LECCIONARIO DE LA PALABRA DE DIOS

L a P a la b ra d e D ios es libro que co n tien e la rev e lac ió n d iv in a


p ara ser leída y p ro c la m a d a en la celeb ració n . E n efecto , D io s m is­
m o p resen tó su p alab ra co m o libro p ara los cre y en te s al p ro fe ta E ze-
quiel (cf. Ez 3,1 -1 1 ) y al au to r del A p o ca lip sis (cf. A p 5 , lss). Se
p u ed e decir, a p lica n d o el texto de Jn 1,14, que « la P alab ra se h izo
escritu ra y libro p ara m o rar entre no so tro s» .

1. S ign o d e la P alab ra

E ste libro es, p o r tanto, un sig n o de la p re se n c ia de D io s q u e se


c o m u n ica a los h o m b res m e d ian te su P ala b ra leíd a y p ro clam ad a. En
él está co n ten id o todo cuanto D ios ha q u erid o m a n ifesta r en o rd en a
la salvación. El resto se c o n o c erá cu an d o se p ro d u zc a el « ca ra a
cara» (cf. 1 C o r 13,13), es decir, sin la m e d iac ió n de los signos.
El resp eto y el am o r que la Ig lesia siente p o r la S ag rad a E scritu ra
(cf. D V 21) se ha m a n ifesta d o en los hon o res litú rg ico s qu e ro d ean
la p ro cla m ac ió n del E vangelio. E l lib ro es llev ad o en tre luces, in c e n ­
sado, b esad o , co lo cad o sobre el altar, m ostrad o al p u eb lo , g u ard a d o
en cub iertas — g u ard a s— precio sas, etc. El lugar p ro p io de este libro
es el am bón, desd e el que el m in istro lee y p ro cla m a la P alabra. El
arte ha rese rv a d o tam b ién b ellísim as ilu stracio n es y m in iatu ras p ara
el E vangeliario, q u e debe ser distin to de los otro s libros de la E scri­
tura (cf. O G M R 79) 14.
A h o ra bien, el L eccio n ario es m u ch o m ás qu e un libro, es el
m odo norm al, habitual y propio, según el cual la Iglesia lee en las
E scrituras la P alab ra viv a de D ios sig u ien d o los d iferen tes h ec h o s y
p a la b ra s de salvación cu m p lid o s p o r C risto y o rd en a n d o en to m o a
estos h ech o s y p alab ras los d em ás co n ten id o s de la B iblia. El L ec­
cio n ario ap a rece co m o u na p ru eb a de la interp retació n y p ro fu n d iza-
ción en las E scritu ras que la Iglesia ha hecho en cad a tiem p o y lugar,
g u ia d a siem pre p o r la luz del E spíritu S anto 15.

2. E l leccio n a rio d e la M isa en la h istoria

En los o ríg en es de la liturgia cristian a, las co m u n id ad e s no ten ían


m ás libro litú rg ico que las S agradas E scrituras del A n tig u o T e sta ­

14 Por este motivo en numerosos países, entre ellos España, se han hecho ediciones
artísticas del Evangeliario c f Not 310 (1992), 332-364
15 Véase el documento, de 25-1V -1993, de la P Comisión Bíblica, La interpreta­
ción de la Biblia en la Iglesia (Librería E. Vaticana 1993).
C. 7 La Palabra de Dios en la celebración 91

m entó, en los v o lú m e n es en fo rm a de ro llo o en frag m en to s de p a p i­


ro co sid o s p o r un lado. Se su pone que la lectu ra sería h ec h a em ­
p le an d o el m ism o ritual de la sin ag o g a ju d ía (cf. Le 4 ,1 6 -2 1 ). El
en c arg ad o e n tre g ab a el v o lu m e n al lector, el cual leía el tex to sag ra­
do e m p ez an d o en el p u n to d o n d e h ab ía q u ed ad o in te rru m p id a la lec­
tu ra en la reu n ió n p reced en te. E ste p ro ce d im ie n to se co n o ce co m o
lectu ra co n tinuada , y se p u ed e su p o n e r que se sig u ió tam b ién en la
lectu ra de los E v an g e lio s y de las cartas de los A p ó sto les.
M ás tard e se h ic iero n u nas an o tac io n es en los lib ro s de la E sc ri­
tura, p ara in d ic ar el co m ien z o y el final de cad a lectu ra, así com o el
d ía en que d eb ía to m a rse el p asaje señalado. El p aso sig u ien te fue
co p iar la lista de estas an o tac io n es, p ero o rd en ad as co n fo rm e al c a ­
len dario. E sto supuso y a u n a lab o r de sistem a tiz ac ió n de las lectu ras
b íb licas. La se lec ció n de te x to s y su asig n ac ió n a d eterm in a d o s días,
lo que h oy se d en o m in a le ctu ra tem ática, e m p ez aría a h ac erse a m e­
d id a que ap a recían las fiestas e n el añ o litúrgico.
L os p rim e ro s in d icio s de un o rd en a m ien to fijo de lectu ras se o b ­
tien en an a liz an d o las h o m ilías de san A m b ro sio de M ilán (3 4 0 -3 9 7 ),
de san A g u stín (3 5 4 -4 3 0 ), de san C esáreo de A rlés (4 7 0 -5 4 3 ) y de
otros P ad res 16. L as listas de p eríco p as b íb lica s co n el co m ien zo y el
final de las lectu ras, sig u ien d o el ca len d ario litú rg ico , se llam ab an
ca p itu la ría lectio n u m — las lecturas no ev a n g élica s— ; ca p itu la ría
eva n g elio ru m — los e v a n g elio s— , y co ta tio n e s ep isto la ru m et evan-
g e lio ru m — am b as series de textos 17.
F in alm en te se co p iaro n los tex to s b íb lico s en su in teg rid ad . Son
los le cc io n a rio s p ro p iam en te d ich o s, que ap arece n a p artir d el siglo
vm y h an rec ib id o los m ás d iv e rso s n om bres: Com es, A p o sto lu s,
E p isto la re; E va n g e liu m excerptum , E vangeliare, y C om es E p istu la e
cu m E va n g e liis y L ectio n a riu m . C u an d o a p artir del siglo xi a p a re ­
cen los m isa le s p le n a rio s, en los que se en c o n trab a la to talid ad de
los tex to s n ecesario s p ara la ce le b ra ció n eu c arística , los le cc io n ario s
d ejaro n de ex istir co m o lib ro s in d e p en d ie n te s, au n q u e se co n serv ó la

16 C f C h a v a s s e , A , «Un homiliaire liturgique romain du vic siécle», en RBén 90


(1980), 194-232, D a l m a i s , I -H., «De la prédication patnstique aux lectionnaires dans
la Patristique latine», en LMD 129 (1977), 131-138, G r e g o i r e , R , Homihaires htur-
giques médiévales (Spoleto 1980), P o q u e , S , «Les lectures liturgiques de POctave
pascale á Hippone d’aprés les traités de saint Augustin», en RBen 74 (1964), 217-241 ,
Y a r n o l d , E., «Biblia y liturgia», en DPAC 1, 324-328
17 Cf C h a v a s s e , A , «Les plus anciens types du Lectionaire et de l’Antiphonaire
romain de la messe», en RBén 62 (1952), 1-91; I d ., Les lectionnaires rom aim de la
Messe, 1-2 (Fnbourg 1993), G o d u , G , «Epítres» y «Evangiles», en DACL 5 (1922),
245-344 y 852-923, J u n g m a n n , J A., El sacrificio de la Misa (BAC 68, Madrid 1965),
500-624, K l a u s e r , Th., Das rdmische Capitulare Evangeliorum, 1. Typen (LQF 28,
Münster i W 1935), V o g e l , C , Introduction aux sources de Vhistoire du cuite
chrétien au Moyen-Age (Spoleto 1966), 239-328.
92 P II La celebración del misterio

co stu m b re de u sar el E p isto lario y el E v an g e lia rio p ara la m isa so ­


lem ne. La refo rm a litú rg ica del V atica n o II h a sep arad o n u ev a m e n te
el le cc io n a rio del o rac io n al de la M isa, e in clu so h a rec o m en d a d o la
ed ición del E v an g eliario 18.

3. O rg a n iz a ció n d el leccio n a rio d e la M isa

El le cc io n ario resp o n d e a la n ec esid ad de p ro c la m a r los h ec h o s y


p alab ras de C risto según los E v an g e lio s, y de reo rg an iz ar, en to m o a
él, el resto de las E scrituras. P or ta n to no b a sta la B ib lia co m o tal.
C a d a Iglesia p articu la r h a to m a d o las E scritu ras p ara m ed itar, p ro ­
clam a r y v ivir, seg ú n su p ro p ia se n sib ilid ad esp iritu al e h istó rica, el
m isterio de C risto. P o r eso ca d a Iglesia ha te n id o no uno, sino v ario s
le cc io n ario s a lo largo de su h isto ria , y, en o ca sio n e s, de m a n era
sim u ltá n ea. El co n o c im ien to del le cc io n ario es fu n d am e n tal p ara
co m p re n d er qué c e le b ra y qu é v ive u na Iglesia.
L a refo rm a litú rg ica (cf. SC 35, § 1; 51) ha d ad o lu g ar al m ás
ab u n d an te le cc io n a rio d e la M isa de to d a la h isto ria de la litu rg ia
rom ana, sin c o n ta r los no m e n o s rico s le cc io n ario s de los ritu ales de
los sacram e n to s y el de la litu rg ia de las horas. El actu al o rd en d e
lectu ra s d e la M isa entró en v ig o r el 30 de n o v ie m b re de 1969, ju n ­
ta m en te con el O rdo M issa e l9.
L os p rin cip io s d irec tiv o s de la o rg an iz ac ió n del le cc io n ario son
los siguientes: tres lectu ras en los d o m in g o s y fiestas, p ro fecía, a p ó s­
tol y E v an g elio ; ciclo de tres añ o s p ara el le cc io n ario d o m in ical y
festivo, y de dos añ o s p ara el le ccio n ario ferial del tiem p o d u ran te el
año; in d e p en d e n cia y co m p lem en ta ried ad del le cc io n ario ferial res­
p ecto del do m in ical; p o sib ilid a d de se lec ció n de lectu ras en las m i­
sas ritu a les, del co m ú n de los sa n to s, v o tiv a s, p o r d iv e rsa s n ec e sid a ­
des y de d ifu n to s; c o n serv ac ió n del uso trad icio n a l de alg u n o s libros
de la E scritu ra en d e term in a d o s tie m p o s litú rg ico s; m a y o r p rese n cia
del A n tig u o T estam en to ; rec u p eració n de alg u n o s te x to s ev a n g élico s
lig ados al ca te cu m e n ad o , etc.

18 Cf. supra, n. 14.


19 Missale Romanum ex Decreto Sacrosancti Oecumenici Concilu Vaticam II
insíauratum, auctoritate Pauh PP VI promulgatum Ordo lectionum Missae (Ed.
typica, Typis Polyglottis Vaticams 1969, Ed. typica altera 1981); Missale Romanum
ex Decreto Lectionarium, 1-3 (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1970) Cf.
B u c j N i n i , A , La riforma litúrgica (1948-1975) (Roma 1983), 401-419, F o n t a i n e , G ,
«Commentarium ad “OLM”», en EL 83 (1969), 4 36-451, L e s s i - A r i o s t o , M , «Aspetti
ntuali e pastorali dei praenotanda OLM», en Not 191 (1982), 330-355, T r i a c c a , A
M., «In margine alia seconda edizione del “OLM”», en Not 190 (1982), 243-280,
W i e n e r , C., «Présentation du nouveau Lectionnaire», en LMD 99 (1969), 28-49.
C. 7. La Palabra de Dios en la celebración 93

U n a de las n o v ed a d es q ue ap o rtó la refo rm a litú rg ica d el V a tic a ­


no II en el le cc io n ario de la M isa y de los sa cram e n to s h a sid o el
sa lm o re sp o n so ria l o grad u al. E ste salm o, n o rm alm en te , d eb e ser
ca n ta d o p o r un salm ista, de m a n era que la a sam b lea se u n e p o r m e­
dio de la resp u e sta 20.

20 OLM 19-22, cf. D e i s s , L , «El salmo gradual», en W .A A ., Presentación y


estructura del nuevo Leccionario (Barcelona 1969), 65-93; F a r n e s , P., «El salmo
responsorial», en Ph 134 (1983), 123-145, H e s b e r t , R.-J., «Le graduel, chant respon-
sonal», en EL 95 (1981), 316-350; M a r t i m o r t , A., «Fonction de la psalmodie dans la
liturgie de la parole», en Mirabüe laudis canticum (Roma 1991), 75-96, V e r h e u l , A.,
«Le psaume responsorial dans la liturgie euchanstique», en QL 73 (1992), 232-252.
C a p í t u l o V III
LA ASAMBLEA CELEBRANTE

La principal manifestación de la Iglesia tiene lugar en


la participación plena y activa de todo el pueblo santo de
Dios en las mismas celebraciones litúrgicas (SC 41).

BIBLIOGRAFIA

C o n g a r , Y. M.-J., «Réflexions et recherches actuelles sur l’assemblée


liturgique», en LMD 115 (1973), 7-29; C u v a , A., «Asamblea», en NDL,
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1, 62-104; I d . (dir.), Assemblea santa. M anuale di Pastorale litúrgica (Bo-
logna 1991), 274-332; L ó p e z M a r t í n 1, 229-252; M a r s i l i , S . - B r o v e l l i , F .
(dir.), Ecclesiologia e liturgia (Casale M. 1982); M a r t i m o r t , 114-136; I d .,
La asamblea litúrgica (Salamanca 1965); M a s s i , P., La asamblea del P ue­
blo de Dios (Estella 1968); T r i a c c a , A. M. (dir.), L ’assemblée et les diffé-
rents roles dans Vassemblée (BELS 9, Roma 1977); I d . - P i s t o i a , A. (dir.),
L ’Église dans la liturgie (BELS 18, Roma 1980); V e r h e u l , A., « L ’assem­
blée celebrante et ses Services», en QL 65 (1984), 135-152; y Conc 12
(1966); «Cuadernos Phase» 22 y 54 (Barcelona 1990 y 1994); «Dossiers
CPL» 69 (B arcelona 1996); PastL 224/225 (199 5 ); Ph 144 (1 9 8 4 );
RL 62/4-5 (1975).

E l seg u n d o c o m p o n en te de la ce le b ra ció n es la asam b lea del p u e ­


b lo de D ios reu n id a p ara to m a r parte en la acció n litú rg ica. A h o ra
b ien, la a sam b lea litú rg ica es, en sí m ism a, un sig n o que ex p re sa y
h ace p rese n te a la Ig lesia de C risto. M ás aún, la asam b lea m a n ifiesta
ta m b ié n la p rese n cia del S eñor, q ue p ro m etió estar « d o n d e dos o
m ás se reú n a n en su n o m b re» (M t 18,20).
En el cap ítu lo se estu d ia n p rim e ro alg u n as n o cio n es de te o lo g ía
de la asam b lea, d esp u és se an a liz an las c a racterísticas de ésta y, fi­
n alm en te, el co n c ep to de la p articip a ció n litúrgica.

I. LA IGLESIA, SUJETO DE LA ACCION LITURGICA


El C o n cilio V atica n o II afirm ó que «las ac cio n es litú rg icas no
son ac cio n es p riv ad as, sino c e le b ra cio n e s de la Iglesia, que e s sa c ra ­
m en to d e unidad, es decir, p u eb lo santo co n g re g ad o y o rd en a d o b ajo
la d irec ció n de los obisp o s. P or eso p erte n ec en a to d o el cu erp o de la
Ig lesia, influ y en en él y lo m an ifiestan » (S C 26). La Ig lesia rep re­
se n tad a en las ac cio n es litú rg icas es la c o m u n id ad de los fieles « u n i­
d a p o r la u n id a d del P adre, del H ijo y del E sp íritu S an to » (L G 4),
96 P II La celebración del misterio

que se m u e stra o rg án ic am e n te e stru c tu rad a , es d ecir, p re sid id a p o r


sus p asto re s y d o tad a de ca rism as, m in iste rio s y fu n cio n e s (cf. L G 8 ;
11, etc.). R e u n id a p ara c e le b ra r la litu rg ia, ap a re c e co m o su jeto « in ­
tegral» de los acto s litú rg ico s f
E sta v isió n de la Ig lesia fo rm a p arte de la ec le sio lo g ía litú rg ica
del C oncilio V atican o II (cf. SC 2; 41 4 2 ; L G 26) 2.

1. L a Iglesia, « cu erp o sa c er d o ta l» d e C risto

L a litu rg ia es ejercic io del sa ce rd o c io de C risto , y este sa cerd o cio


se hace v isib le en la Ig lesia y p o r m e d io de la Ig lesia, cu erp o , esp o sa
y sacram ento del V erb o e n c a m a d o 3. E n efecto, la ú n ic a m ed iació n
en la litu rg ia es ciertam en te la m e d iac ió n sacerd o tal d e C risto (cf.
1 T im 2,5), p ero esta m e d iac ió n se ex terio riza y se p ro lo n g a en el
tiem p o a trav és de la co m u n id ad de los b au tizad o s. T o d o s ello s p a r­
tic ip a n d e la d ig n id a d sa ce rd o ta l d e C r is to ,‘sie n d o ésta la raíz del
d erech o y del d e b e r que tie n en de p a rtic ip a r en la litu rg ia ( c f SC
14), aun cu an d o , d en tro del p u eb lo sa ce rd o ta l, C risto h a q u erid o es­
ta r rep rese n tad o , co m o ca b ez a y sa n tifica d o r de to d o el cu erp o , p o r
el sa cerd o cio m inisterial. E ste sa ce rd o c io y el sa ce rd o c io co m ú n de
los fíeles p articip a n del único sa ce rd o c io de C risto y se o rd en a n el
u no al otro, au n q u e su d iferen c ia es esen cial y no sólo de g rad o (cf.
L G 10).
P or tan to , cu a n d o se d ic e que la Ig lesia es el su je to de las a c c io ­
n es litúrgicas, no se alu d e so la m e n te al sa ce rd o c io m in iste ria l, es
decir, a los o b isp o s y p resb ítero s, sino ta m b ié n a los fíeles cristian o s
que form an el pueb lo de D ios (cf. L G 9) y que ejercen el sa cerd o cio
co m ún tan to en los sacram e n to s co m o en la p rá c tic a d e la v id a c ris­
tian a (cf. L G 10-11). L a Iglesia, que se m a n ifiesta en las ac cio n es

1 C f C o n c a r , Y M -J , «La Ecclesia o la comunidad cristiana, sujeto integral de


la acción litúrgica», en Id et AA AA , La liturgia después del Vaticano II (Madrid
1969), 279-338, P i s t o i a , A , «L’assemblea litúrgica come soggetto della celebrazio­
ne», en RL 72 (1985), 428-435, P o t t i e , Ch - L e b r u n , D , «La doctrine de YEcclesia
sujet intégral de la célébration dans les livres hturgiques depuis le Vatican II», en LMD
176(1988), 117-132
2 En efecto, «la liturgia es una epifanía de la Iglesia» J u a n P a b l o II, Carta Apost
Vicesimus quintus annus, de 4-X IM 988 (Typis Polyglottis Vaticams 1988), n 9, cf
C a n a l s , J. M , «La liturgia, “epifanía” de la Iglesia», en Ph 162 (1987), 439-456,
O n a t i b i a , I , «La eclesiología en la SC», en Not 207 (1983), 648-660, R o m a n o , P , «La
principal manifestación de la Iglesia (SC 41)», en L a t o u r f l l e , R (d ir ) , Vaticano II
Balance y perspectivas (Salamanca 1989), 453-467, S a r t o r e , D , «Iglesia y liturgia»,
en NDL, 1039-1051, T o u r n e a u x , A , «L’évéque, Leuchanstie et LEglise lócale dans
LG 26», en ETL 64 (1988), 106-141, etc
3 C f N e u n h e u s e r , B , «La liturgia come culto del corpo di Cristo», en D el l ’ O r o ,
F (dir ), Mysterion Miscellanea S Marsili (Leumann-Tonno 1981), 25-47
C8 La asamblea celebrante 91

litú rgicas, es la esp o sa de C risto , n ac id a de su co stad o (cf. SC 5)


co m o n u ev a E va y cuerp o sacerd o tal (cf. L G 6-7): « R ealm en te, en
u na o b ra tan g rande, p o r la que D ios es p e rfec tam en te g lo rifica d o y
los h o m b res san tificad o s, C risto a so cia sie m p re co n sig o a la Ig lesia,
su esp o sa am ad ísim a, q ue in v o c a a su S eñ o r y p o r él rin d e cu lto al
P ad re» (SC 7; cf. 84).
En esta ín tim a a so cia ció n de la Ig lesia a la acció n sacerd o tal de
C risto ju e g a un pap el esp ec ialísim o el E sp íritu S anto, que h a sido
en tre g ad o a la esp o sa del V erb o co m o « arras de la p ro m esa» (cf. E f
1,13) p ara q u e la asista en la litu rg ia y le c o n c e d a g u sta r el g o zo de
un en c u en tro to d a v ía b ajo el v elo de los sig n o s ( c f A p 2 2 ,1 7 .2 0 ; 1
C o r 13,13). «L a litu rg ia viene a ser la o b ra com ú n del E sp íritu S an to
y de la Iglesia»; «el E sp íritu y la Ig lesia co o p eran en la m a n ife sta ­
ción de C risto y de su o bra de sa lv ació n en la litu rg ia» 4.

2. L a litu rg ia , « d e la Iglesia » y « p a ra la Iglesia »

P or esto s m o tiv o s « to d a ce le b ra ció n litú rg ica» es acció n del C ris­


to total, cab ez a y m ie m b ro s, o sea, « o b ra de C risto sa ce rd o te y de su
cuerpo, que es la Iglesia» (S C 7). «E s to d a la co m u n id a d , e l C u erp o
d e C risto u nido a su ca b e za , q u ien ce le b ra » (C a t 1140; cf. 1097;
1119). «E n la ce le b ra ció n de lo s sacram e n to s, to d a la asam b lea es
“ litu rg o ” , cad a cual según su función, p ero “ en la u n id ad del E sp íri­
tu ” que ac tú a en to d o s» (C at 1144).
En este sentido , la litu rg ia es «de la Iglesia», p o rq u e p erte n ec e al
en tero cu erp o eclesial. P ero esto q u iere d e c ir ta m b ié n qu e la litu rg ia
ex iste a cau sa de la Ig lesia y en fav o r de la m ism a Iglesia. L a litu rg ia
es « p ara la Ig lesia» , p o rq u e los sa cram e n to s — y to d a la v id a litú rg i­
ca— que co n stitu y e n la Iglesia, m a n ifiestan y co m u n ica n a los h o m ­
b res el m isterio de la co m u n ió n del D ios A m or, uno en tres P erso n as
(cf. C at 1118).
D e to d o lo an terio r se ex traen o tras co n sec u en cias. E n efecto , si
las ac cio n es litú rg icas no so n p riv ativ as de los m in istro s o rd en ad o s,
sino acto s de to d a la Iglesia, aq u é llo s no se p u ed e n erig ir en los
d u eñ o s de la liturgia. A n ad ie le está p erm itid o , ni siq u iera al sacer­
dote, ni a g rupo alg u n o , añadir, q u ita r o c a m b ia r alg o p o r p ro p ia
in iciativ a ( c f SC 22). P or otra parte, ha de p referirse, en cu an to sea
p osible, la ce leb ració n co m u n ita ria a la in d iv id u al y casi p riv ad a (cf.

4 Cat 1091 y 1099, c f Cat 1091-1109 Sobre la acción del Espíritu Santo en la
liturgia, c f supra, n 15 del cap II, y O l i a n a , G , «La Chiesa, corpo di Cristo ín crescita
sotto l’azione dello Spinto», en EL 105(1991), 30-58; 107(1993), 136-168, Triacca*
A M , «Presenza e azione dello Spinto Santo nelEassemblea litúrgica», en EL 99
(1985), 349-382, etc
98 P II La celebración del misterio

SC 27), p a ra q u e ca d a cu al d esem p e ñ e to d o y só lo a q u e llo q u e le


co rresp o n d e se g ú n la n a tu ra le z a d e la ac ció n y las n o rm as litú rg icas
(c f SC 28)
En síntesis, el su jeto in teg ral de la ac ció n litú rg ica es sie m p re la
Iglesia, in clu so c u a n d o el m in istro o rd en a d o se en c u en tre so lo , p o r­
que tam b ién aq u í es m in istro del C risto to tal, p o r v o lu n ta d del S eñ o r
y no por d eleg ació n de la c o m u n id a d 5

II LA ASAMBLEA CELEBRANTE

A hora bien, la Ig lesia su b siste y se h ace rea lid ad en las leg ítim as
reu n iones lo cales de los fíeles p resid id o s p o r sus p a s to re s (L G 2 6)
P or esto d ic h as a sam b leas co n stitu y e n , e sp ec ialm en te e n la ce le b ra ­
ción eu carística, la « p rin cip al m a n ifesta ció n » de la Ig lesia de C risto
( c f SC 4 1 ) L as o rac io n es litú rg icas así lo ex p resan , al u sa r o rd in a ­
riam ente el p lu ral b en d e cim o s, ro g am o s, d am o s g racias, etc El su ­
je to o rante es sie m p re el « n o so tro s» ecle sial, es decir, la Ig lesia, que
d ialo g a co n su S eñ o r e in v o c a al P adre

1 La a sa m b lea , sign o sa g ra d o

L a a sam b lea litú rg ica es, p o r tan to , un sig n o sag rad o , u n a e p ifa ­
n ía de la Ig lesia sa c ra m e n to d e sa lv a ció n en m e d io del m u n d o ( c f
LG 1 ,8 , SC 2, 5, 26, G S 40 ) P re fig u ra d a en la a sam b lea cu ltu al de
Israel en el d esierto ( c f E x 19, 24), en la tie rra p ro m e tid a ( c f Jos
24) y d esp u és del ex ilio ( c f N eh 8 , 9), ap a rece en el N u ev o T esta­
m ento in m e d ia tam en te d esp u és de la g lo rifica ció n de Jesú s y de la
efu sión del E sp íritu S anto ( c f H ec h 2 ,4 2 -4 7 , 4 ,3 2 -3 5 , 5 ,1 2 -1 6 , etc )
En su c o n fig u rac ió n inicial d esem p e ñ ó un pap el d ec isiv o la e x p e ­
riencia p ascu al y e u c arística re flejad a en los rela to s de las a p a ricio ­
nes de C risto re su c ita d o ( c f L e 24 y Jn 20), p ero co n el tie m p o fue
ad optando el ro stro pro p io de ca d a lu g ar la asa m b le a de Je ru salen
( c f H ech 1-6), la a sam b lea de A n tio q u ía ( c f H ech 13,1-3), la asam ­
b lea de T ró a d e ( c f H ech 2 0 ,7 -1 1 ), la a sam b lea de C o rrn to (c f 1 C o r
11, 14), etc 6

5 C f C para la Doctrina de la Fe, Carta sobre algunas cuestiones acerca del


ministro de la Eucaristía de 6-V1II 1983, en AAS 75 (1983), 1001-1009, trad españ
en G u e r r e r o 1,31 7 -3 2 1
6 C f C h i r a t , H , La asamblea cristiana en tiempo de los apostóles (Madnd 1968),
L ó p e z M a r t i n , J , «La asamblea litúrgica de Israel al cristianismo», en Nova et Vetera
14 (1982), 205-224, M a e r t e n s , Th , La asamblea cristiana (Marova 1964)
C8 La asamblea celebrante 99

C o m o to d o sig n o sa g rad o , la asa m b le a tie n e un sig n ific ad o y es,


en sí m ism a, un sig n ific an te El sig n ific ad o de la a sam b lea es la
rea lid ad m isterio sa y trasc en d e n te de la Ig lesia, cu e rp o de C risto y
sa cram e n to de un id ad , p re se n c ia en el m u n d o d e la rea lid ad escato-
lo g ica del R em o ( c f L G 1, 48, etc ) C o m o sig n ific an te es un g ru p o
h u m an o , u n a reu n ió n de cre y en te s q ue están ju n to s p ara celeb rar
A h o ra b ien , el ca rá c te r sig n ific ativ o de la asa m b le a litú rg ica le v ien e
d ado no solo p o r las c a racterísticas ec le siales que la d efin en com o
reu n ió n leg itim a, sino ta m b ié n p o r la ac ció n qu e rea liza E sta acció n
h a de ser id e n tifica b le co m o ce le b ra ció n de la Ig lesia de C risto , es
decir, co h e ren te con lo que la Ig lesia h ac e sie m p re y en to d a s p artes
L a sig m fic ativ id a d de la asam b lea, co m o la sacram e n ta lid ad de
la Ig lesia, vien e d ad a ta n to p o r la g rac ia del a c o n te cim ien to de sal­
v ac ió n q u e ac tu a liz a co m o p o r las p alab ras y los g esto s h u m an o s de
la ce le b ra ció n E sto s h an d e ser los q u e C n s to y la Ig lesia h an eleg i­
do y d e term in a d o p ara lle v ar a cabo la sa n tifica ció n de los h o m b res
y el cu lto a D ios En efecto , sólo cu a n d o «se h ace lo q u e hace la
Ig lesia», la a sa m b le a a p a rece en su id e n tid a d d e signo, entre los
h o m b res, de la Iglesia, «señal e in stru m e n to » de C risto co n el p o d er
d el E spíritu 7

2 D im en sio n es de la a sa m b lea co m o sig n o

E n to d o sig n o litú rg ico se d istin g u e n tres d im e n sio n e s q u e ex p re ­


san o tras tan tas referen c ias a su c o n ten id o m isterio so A p lic ad a s a la
a sam b lea son las sig u ien te s a) dim ensión co n m em o ra tiva la a s a m ­
b lea litú rg ica ev o c a y h ace re c o rd a r la co n v o c a to ria d el p u eb lo de
D ios en la A n tig u a A lia n za en la p re se n c ia del S eñor, co m o se h a
d ic h o an tes, b) dim ensión m an ifestativa la a sam b lea h ace p rese n te y
rev e la el m isterio de la co m u n ió n de la Ig lesia y su co n d ició n de
cu erp o y esp o sa de C risto p ara la sa lv ació n de los h o m b res, c) d i­
m ensión p ro fe tic a la a sam b lea es an u n c io y an ticip o d e la reu n ió n
en la Je ru sa le n celeste ( c f SC 8 , LG 50) T o d a ce le b ra ció n litú rg ica
es, p o r tan to , co m u n ió n co n la Ig lesia ce le ste y p articip a ció n , a tra ­
v és del velo de los sig no s, en la alab a n za etern a de D io s y del C o r­
d ero ( c f A p 5,6, etc ) y en la in tercesió n d el S um o S acerd o te y m e ­
d ia d o r ( c f H eb 4 ,1 4 -1 5 , 7,25, 1 Jn 2 ,1 ) 8

7 C f T e n a , P , «Iglesia asamblea, una nueva aportación teológica», en Ph 167


(1988), 415 436, aquí 433
8 C f Cat 1137 1139, Vease supra nn 17-18 del cap VI
100 P.II. La celebración del misterio

3. A sa m b le a litú rg ic a e Ig le sia lo ca l

E n to d a a sam b lea litú rg ica se m a n ifie sta la co m u n id ad eclesial,


com o se h a dicho. N o o b stan te, n in g u n a reu n ió n de fíeles es le g íti­
m a, si no es b ajo el sag rad o m in iste rio del o b isp o (cf. LG 26). D e ahí
q ue la fo rm a p le n a de a sam b lea litú rg ica, co m o sig n o de la Iglesia,
es aq u e lla que se d esarro lla b ajo la p re sid e n c ia del o b isp o , ro d ea d o
de su p resb iterio y m in istro s, ju n to al ú n ic o altar. « P o r eso co n v ien e
q u e to d o s te n g an en g ran a p re cio la v id a litú rg ica d e la d ió c esis en
to m o al obispo, sobre to d o en la Ig lesia C ated ral» (S C 4 1 ) 9.
A h o ra bien, esta fo rm a de asa m b le a litú rg ica d e la Ig lesia p a r­
tic u la r se ex tien d e y se v iv e en ca d a u n a de las c o m u n id ad e s d e los
fíeles que el o b isp o p resid e y g o b ie rn a p o r m e d io de sus p resb ítero s
(cf. L G 28). P o r p eq u e ñ as o p o b res q ue sean, C risto está p rese n te en
ellas dan d o unid ad a la to d a la Ig lesia (cf. L G 26). E ntre las co m u ­
n id a d es cristian a s so b resa le n las p arro q u ias, d istrib u id as lo c alm en te
bajo un p a sto r q ue hace las v ec es del o b isp o , y q u e de alg u n a m a n e ­
ra rep rese n tan a la Ig le sia visib le. D e ahí la n ec esid ad de fo m en tar la
v id a litú rg ica p arro q u ial, sobre to d o el d o m in g o (cf. SC 42).

III. ANTINOMIAS DE LA ASAMBLEA LITURGICA

A l e s ta r c o m p u e sta p o r p e rso n a s con su p ro p ia id e n tid a d , la


asa m b le a ce le b ra n te p re se n ta u n a serie de an tin o m ia s q ue, lejo s de
o b sta cu liza r su p ap el, lo h ac en m ás efe ctiv o y cread o r:
a) La asam b lea es, a la vez, unitaria y diversa, aco g ien d o p o r
igual a to d o s los h o m b res a p e sa r de las d iferen c ia s ex iste n tes en tre
ellos. E n la asa m b le a c ristia n a no h ay d istin ció n de sexo, o rig en ,
cu ltu ra, etc. (cf. G ál 3,28; R o m 10,12), p o rq u e to d o s los m ie m b ro s
son u n a co sa con C risto (cf. 1 C o r 12,12-14). T am p o co p u ed e h ab e r
acep c ió n de p erso n a s (cf. S ant 2 ,1 -4 ), au n q u e la situ ació n de ca d a
u n o sea distinta: ca te cú m e n o s, n iñ o s, p en iten tes, ad u lto s, p ecad o res,
santos, en ferm o s, sanos (cf. 1 C o r 11, 30; 1 Jn 1,8-10).
b) L a a sam b lea es carism á tica y je rá rq u ica , es d ecir, d o ta d a de
c a rism a s y d o n es y estru c tu ra d a en una je ra rq u ía de serv icio y de
ca rid ad (cf. 1 C o r 12,4-11; E f 4,1 1 -1 6 ). E n el p la n o p rác tico esto se
trad u c e en la co o rd in a ció n de los d iv e rso s m in iste rio s y fu n cio n es
d en tro de la ce le b ra ció n (cf. SC 28).

9 Cf. Ceremonial de los Obispos (CELAM-DEL 1991), nn.l 1-14, 18-19, y 42-54;
I., «La eucaristía dominical, presidida por el Obispo en su catedral, centro
O ñ a t ib ia ,
dinámico de la Iglesia local», en Ph 199 (1994), 27-44; T e n a , P., «La catedral en la
Iglesia local», ib. 188 (1992), 95-112.
C.8. La asamblea celebrante 101

c) L a asam b lea es u na co m u n id a d que su p era las ten sio n es en ­


tre el in d iv id u o y el grupo, en tre lo p articu la r y lo q u e es p atrim o n io
co m ún, en tre lo que es so lam en te local y lo que es u n iv ersal, etc. La
a sam b lea in teg ra el y o y el tú en el nosotros, en un h o rizo n te co m u ­
n itario p resid id o p or el m isterio de la salvación l0.
d) L a asam b lea p o la riza y o frece cauces de exp resió n y de co ­
m u n ic ac ió n a los se n tim ien to s de los presentes. L a asam b lea no so­
lam ente es cap az de ce n trar tod o s los sen tim ien to s de un a p erso n a en
to m o a un d eterm in a d o v alo r relig io so o ev an g élico ; tam b ién co n ­
c en tra en él a todo el g ru p o h u m a n o que está co m p artie n d o la m ism a
e x p e rien c ia de fe y de oración.

IV. LA PARTICIPACION LITURGICA

A h o ra se trata de an a liz ar el papel activo de la asam b lea en la


celeb ració n . El V atican o II q u iso que los fíeles no estu v ieran en la
liturgia «co m o ex trañ o s y m u d o s esp ec tad o res» (SC 48), sino com o
m ie m b ro s ac tiv o s y co n scien tes. P or eso es in d isp en sa b le lo g rar u n a
v e rd a d era p articip a ció n activ a, con scien te, p le n a y fructuosa.

1. La p ala b ra « p a rticip a c ió n »

P a rtic ip a c ió n viene del latín tard ío , de p a rtic ip a d o (p a rtem -ca -


p e r e = to m a r parte), y es sin ó n im o de interv en ció n , ad h esió n , a sis­
tencia, etc. La p alab ra se usa hoy en el len g u aje d ep o rtiv o , cu ltu ral,
político, ec o n ó m ic o y tam b ién en el relig io so y eclesiástico . El sus­
ta n tiv o p a r tic ip a d o y el v erb o p a rtic ip a re ap arecen en las o racio n es
litú rg icas in d ic an d o siem p re u na relación, un te n er en co m ú n , o un
estar en co m u n ió n . P artic ip ac ió n vien e a ser, de hech o , relació n , co ­
m u n icació n , identificació n , unión, etc. M.
E n el v o ca b u la rio e u c o ló g ic o la p alab ra p articip a ció n está c a rg a ­
d a de c o n n o tac io n es p ro c e d e n te s ta n to de la B ib lia co m o de la tra d i­
ción v iv a de la Iglesia. N o en vano se h a usad o esta p a la b ra p a ra
referirse a la co m u n ió n eu carística, esp ec ialm en te en las p o sc o m u ­
niones. Por eso lo m ás im p o rta n te no es el térm in o en sí, sin o el
o bjeto h ac ia el cual se d irig e la acción: un sacram en to , un m isterio
del S eñor, la salv ació n , un don de D ios, etc.
En co n sec u en cia, la p a rtic ip a c ió n litú rg ica llev a co n sig o tres a s ­
pectos in separables: a) L a acció n de particip ar, q u e in clu y e u n o s

10 Cf. L ó p e z M a r t í n , J., «La comunidad como clave de la celebración», en Ph 172


(1989), 287-302; M a r s i l i , S., «Unacomunitá, una liturgia», en RL 69 (1982), 593-603.
11 Cf. T r i a c c a , A. M . , «Participación», en NDL, 1546-1573.
102 PAL La celebración del misterio

acto s h u m a n o s (g esto s, rito s) y u n as actitu d es in te rn as, su sc ep tib les


de v aria r en in te n sid a d o en g rad o de m o d alid ad ; b ) el o b jeto de la
p articip a ció n , qu e no es so la m e n te el acto m ism o , ritu al o sa c ra m e n ­
tal (el signo), sino ta m b ié n el a c o n te cim ien to o m isterio qu e se co n ­
m e m o ra y actu aliza; c) las p erso n as q ue particip an : fieles y m in is­
tros, c a d a u no segú n su co n d ició n ec lesial y la n a tu ra le z a de la a c ­
ció n litúrgica.

2. E l co n ce p to

L a p a la b ra « p articip a ció n » h a a c u m u la d o los id e ale s del m o v i­


m ie n to litú rg ico y de la re n o v a c ió n de la litu rg ia p ro m o v id a p o r el
C o n cilio V atica n o II. E n efecto , se trata de u no d e los co n c ep to s
clave 12.
1. A n te c e d e n te s d e e ste co n cep to . E l p re c e d e n te se m á n tic o
m ás ex acto de lo que el C o n cilio V atican o II h a en ten d id o p o r p a rti­
cip ac ió n litú rg ica se en c u en tra en el fam o so m o tu p ro p rio Tra le
s o lle c itu d in i de san P ío X , de 22 de n o v ie m b re de 1903: «E s n e c e s a ­
rio p ro v eer, an tes que a otra cosa, a la sa n tid a d y d ig n id a d del te m ­
p lo, d o n d e los fieles se reú n e n p ara rec ib ir tal E sp íritu de su fu en te
p rim e ra e in d isp en sab e, q ue es la p a rtic ip a c ió n a ctiva en los sa c ro ­
santos m isterio s y en la p le g aria p ú b lic a y so le m n e de la Ig lesia» 13.
P o sterio rm e n te la en c íc lic a M e d ia to r D ei de P ío X II, de 2 0 -X I-
1947 14, p recisó aú n m ás dicho concepto, al h ab lar de la E u caristía.
P ara el P ap a la p articip a ció n d eb e ser, an te todo , interna, es d ecir,
e jercitad a con án im o p iad o so y aten to (cf. M D 122). P ero ta m b ié n
activa, en cu a n to los fieles o fre ce n ju n ta m e n te co n el sa cerd o te que
p resid e y se o frecen ello s m ism o s. El sa cerd o te d eb e in stru ir a los
fieles ac e rc a del d ere ch o y del d e b e r de p a rtic ip a r ac tiv a m e n te en el
sa crificio eu c arístico (M D 128 y 134).
L a en c íc lic a señ ala ta m b ié n los d iv erso s m o d o s de esta p a rtic ip a ­
ción: las resp u e sta s al sacerd o te, los can to s del o rd in ario o el can to
d e las p arte s p ro p ias de la solem n id ad . El cu lm en d e la p articip a ció n
es la co m u n ió n sa cram en tal, p o r la q ue los fieles alca n za n m ás a b u n ­
d an tem e n te el fruto del sa crificio eu c arístico (M D 144-147). N o o b s­
tan te, la p artic ip a c ió n es en te n d id a a n ivel m o ral y esp iritu al, en un
p la n o ante to d o p sic o ló g ic o y afectiv o . Y to d a v ía no se rec o n o ce a

12 Cf. B a r a ú n a , G., «La participación activa, principio inspirador de la constitu­


ción», en La sagrada liturgia renovada p o r el Concilio (Madrid 1965), 225-285; L ó p e z
M a r t í n , J., «La participación de los fíeles según los libros litúrgicos y en la práctica»,
en Ph 144(1984), 487-510.
13 En G u e r r e r o 1,623.
14 Ib., 631-680 (= MD y párrafo).
C. 8. La asamblea celebrante 103

los fieles o tra ca p ac id a d re p rese n tativ a de la Ig lesia en la ce le b ra ció n


q u e la a so cia ció n perso n al de cad a u n o a la acció n del m in istro . E ste
rec o n o cim ien to se p ro d u jo en el V atica n o II.
2. L a p a rtic ip a c ió n se g ú n la « S a cro sa n ctu m C oncilium ». E n
efecto, la co n stitu c ió n , al afirm a r el c a rácter eclesial d e las ac cio n es
litú rg icas (cf. SC 26), ex trae in m e d ia tam en te la co n sec u en cia: « P o r
eso, p e r te n e c e n a to d o e l cu e rp o d e la Ig le sia , in flu y en en él y lo
m an ifiestan » (ib.) 15. Es to d a la asam b lea litú rg ica la que está im p li­
c a d a en la acció n litú rg ica, p ero c a d a uno de los m ie m b ro s in te rv ie­
ne de m o d o d istin to , « seg ú n la d iv e rsid ad de ó rd en es, fu n cio n es y
p articip a ció n ac tu al» (S C 26; cf. 28-29). P o r o tra p arte se ex tien d e la
p artic ip a c ió n de los fieles a to d a ac ció n litú rg ica, situ án d o la en tre los
« p rin cip io s g en e rale s q ue afectan a la re n o v a ció n y al fo m en to de la
sa g ra d a liturgia» (el ca p ítu lo I de la SC). E sto q u ie re d e c ir qu e la
p articip a ció n es fu n d am e n tal en to d a ce le b ra ció n , tal co m o rec lam a
la co n d ició n sacerd o tal del p u eb lo de D ios y la n a tu ra le z a m ism a de
la litu rg ia (cf. SC 14).
El C o n c ilio V atica n o II, au n q u e no dio u n a d efin ició n de p a rtic i­
p a c ió n de los fieles, señaló alg u n as de sus n o tas esen ciales, que p e r­
te n ec en al m odo de e jerce r la a sam b lea su pap el en las ce le b ra c io ­
nes: la p a rticip a ció n ha de ser intern a y e x te rn a , c o n scie n te, activa,
p le n a , fru c tu o sa , a d a p ta d a a la situ a ció n d e los fie le s , co m u n ita ria ,
etcétera 16. Su d eseo fue que los fieles co m p re n d iesen bien los rito s
y las o rac io n es p a ra to m a r p arte en la a c ció n litú rg ica de la m a n e ra
m ás fru c tu o sa p o sib le (cf. SC 48).

3. E x igen cias

Se trata de ex ig en c ias de carácter p asto ral qu e se refieren a a s­


p ecto s ex tern o s de la ce le b ració n , pero qu e están al serv icio del en ­
cu en tro con D ios en Jesucristo.
a) L a p a rtic ip a c ió n es una a c tiv id a d h u m a n a que req u ie re p re ­
se n cia física, id e n tifica ció n en las ac titu d es, u n id a d en los g esto s y
m o v im ien to s, c o in cid e n cia en las p alab ras y en los acto s, es d ecir,
ac ció n co m ún. P ara esto d eb e p ro d u cirse ta m b ié n u n a a p ertu ra p e r ­
sonal, den tro de un c lim a de co m u n ió n , ante el m isterio q u e se ce le­
b ra y ante las co n sec u en cias que h an de d eriv arse p ara la v id a cris­
tiana.
b) L a acción co m ú n pide renuncia a p a rtic u la rism o s de ex p re­
sión p ara ac ep tar los cau ces que o frece la ce le b ració n , ta n to en el

15 Cf. S C 2 ;4 1 ;4 2 ;L G 10-11; 26; P 0 5.


16 Cf. SC 11, 14, 19, 21, 26-30,48, etc.
104 PAL La celebración del misterio

p lan o ritual de actitu d es, g esto s y m o v im ie n to s co m o en el p lan o


fo rm al de la p le g aria, el ca n to y el silencio. L a a c titu d co m u n ita ria
h ace qu e lo ec le sial te n g a u n a p rim a c ía so b re lo in d iv id u al, p ero sin
anularlo. M ás aún, uno y o tro asp ec to h an de in te g rarse m u tu am en te.
D eb e p ro c u ra rse ta m b ié n u n a b u e n a c o m u n ic a c ió n in te rp e rso n a l
p a ra que ca d a p a la b ra y c a d a g esto o sím b o lo sea c o m p re n d id o p o r
to d o s 17.
c) L a p articip a ció n p id e actitu d e s cu ltu a les cristian as, y n o m e­
ram e n te relig io sas. L a raz ó n e stá en la p e c u lia rid a d de la litu rg ia
cristia n a co m o cu lto al P ad re en el E sp íritu y la v erd a d (cf. Jn 4 ,2 3 -
24), de fo rm a q u e no se p ro d u z c a d esfa se o ru p tu ra en tre la ce le b ra­
ció n y la vida, en tre el cu lto ex tern o y la a c titu d interior.

4. M in iste rio s litú rg ico s y p a rticip a ció n

L a p a rtic ip a c ió n litú rg ica d ep e n d e en b u e n a m e d id a de la ex is­


te n cia y de la ac tu a ció n de los d istin to s m in iste rio s en la litu rg ia l8.
L a Ig lesia es, to d a ella, m in iste ria l, es decir, d ife re n c ia d a y estru c tu ­
rad a en m in iste rio s, o ficio s y fu n cio n e s en los q u e se co n c reta n d e­
term in ad o s asp ec to s y ta re a s que, de suyo, co rre sp o n d e n a to d a la
c o m u n id ad eclesial. L os que d esem p e ñ an eso s se rv icio s, lo h ac en en
v irtu d de un ca rism a rec ib id o en el sa cram e n to del o rd en — m in iste ­
rio s o rd en a d o s— , o en v irtu d de la in stitu c ió n de la Ig lesia — m in is­
te rio s in stitu id o s— , o en v irtu d de u n e n c arg o m á s o m e n o s estab le.
E n to d o s los caso s se tra ta de v erd a d eras « d ia co n ía s» o serv icio s
rea liza d o s a im ag en de C risto , « q u e no vino a ser serv id o , sin o a
servir» (M t 20,2 8 ; cf. L e 2 2 ,2 7 ), y en n o m b re y al serv icio de to d a
la Iglesia.
D en tro de la asa m b le a litú rg ica, « ca d a cual, m in istro o sim p le
fiel, al d e se m p e ñ a r su oficio , h a rá to d o y solo aq u e llo q u e le co rre s­
p o n d e p o r la n a tu ra le z a de la a c ció n y las n o rm as litú rg icas» (S C
28), de m a n e ra q u e « ca d a u n o de los m ie m b ro s d e la Ig lesia rec ib e
u n influ jo d iv erso , según la d iv e rsid a d de ó rd en es, fu n cio n es y p a r­
tic ip a ció n actu al» (SC 26). A sí p u es, en la asa m b le a litú rg ica, la p ar­
tic ip a ció n se rea liza y a lca n za los m a y o re s n iv e les cu a n d o se ejercen
tod o s los m inisterio s, tanto los de la p resid e n cia 19, rese rv a d a al m i­

17 C f U r d e i x , J., «Participación litúrgica y técnicas de comunicación», en Ph 68


(1972), 129-139.
18 Cf. B o r o b i o , D., «Comunidad eclesial y ministerios», en Ph 123 (1981), 183-
201; Id., «Participación y ministerios litúrgicos», ib., 144 (1984), 511-528; y Conc 12
(1972); «Cuadernos Phase» 13 y 19 (Barcelona 1990); EL 101/2 (1987); LMD 194
(1993); RivPl 116 (1983); RL 73/3 (1986); Seminarios 95 (1982), etc.
19 Cf. S. N. de Liturgia (dir.), P residir la asamblea (Madrid 1970); Id., El presi-
C.8. La asamblea celebrante 105

n isterio o rd en a d o co m o el del le cto r y el del acó lito . P ero ex isten


ta m b ié n o tro s se rv icio s que c o n stitu y e n un v erd a d ero m in iste rio li­
tú rg ic o (cf. S C 29), al se rv ic io de la asam b lea: ac o g id a, p re p a ra c ió n
del lu g ar y de los o b je to s y v estid o s litú rg ico s, sacristán , co m en ta d o r
o an im ad o r, d ire c to r del ca n to de la asam b lea; al serv icio d e la P ala­
b ra de D io s y de la p le g aria litúrgica: le cto r no in stitu id o , salm ista,
can to res, o rg a n ista y m ú sico s, etc.; al se rv ic io del a ltar y de los
m in iste rio s ord en ad o s: ac ó lito s no in stitu id o s, m a estro d e c e rem o ­
nias, e t c . 20.
Recientem ente se está prestando una atención m ay o r al m inisterio
del O b isp o , que ejerce la g rac ia del su p rem o sa ce rd o c io en la Ig lesia
p a rtic u la r y local y m o d e ra la v id a litú rg ica de ésta (cf. SC 41;
LG 26; e t c . ) 21.

dente de la celebración eucarística. Directorio litúrgico pastoral (Madrid 1988); Secre­


tariados N. de Liturgia de Europa, «Presidencia litúrgica y formación para el ministe­
rio», en Ph 191 (1992), 413-431; y «Cuadernos Phase» 19 (Barcelona 1990); etcétera.
20 Cf. Ceremonial de los Obispos, op. cit., 18-41; OGMR 58-73. De estos ministe­
rios se hablará también en el cap. XVII. Véanse los directorios dedicados a los distintos
ministerios por el S. N. de Liturgia de España publicados a partir de 1984.
21 Además de cuanto se dice antes sobre Asamblea litúrgica e Iglesia local, y en la
nota 9, véase: D e P e r g a m e , J., L'Eucharistie, l'évéque et l ’Eglise durant les trois
prem iers siécles (Paris 1994); P i n c k e r s , G., «La misión litúrgica del obispo diocesa­
no», en Ph 210 (1995), 445-455; T e n a , P., «L’évéque en sa cathédrale», en Not 348
(1995), 384-408.
C a p ít u l o IX
EL CANTO Y LA MUSICA EN LA CELEBRACION

La acción litúrgica adopta una forma más noble cuan­


do se celebran solemnemente, con el canto, los oficios
divinos en los que intervienen los ministros sagrados y
el pueblo participa activamente (SC 113).

BIBLIOGRAFIA

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1985); A l c a l d e , A., Canto y música litúrgica (Madrid 1995); C o s t a , E.,
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Analisi della espressione musicale nella celebrazione litúrgica (BELS 31,
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(Salamanca 1992); G e l i n e a u , J., Canto y música en el culto cristiano (Bar­
celona 1967); M a t h o n , G., «Musique», en Cath 9 (1982), 865-898; R a i -
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torio litúrgico pastoral (Madrid 1992); S t e f a n i , G., La aclamación de todo
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1994); LMD 108(1971); 131 (1977); 145 (1981); Not 340 (1994), 633-647;
PastL 215/216 (1993); Ph 39 (1967); 71 (1972); 120 (1980); 169 (1989);
RL 59/2 (1972); 68/1 (1981); 74/4 (1987); RivPL 171 (1992).

Se inicia el estu d io de la ac ció n litú rg ica, te rc e r co m p o n en te de


la ce leb ració n . E sta ac ció n c o m p re n d e en p rim e r lu g ar la re sp u e sta a
la P alab ra de D ios, en el d iá lo g o q u e se p ro d u ce en tre D io s y su
pu eblo: «D io s h ab la a su pueblo: C risto sig u e an u n c ia n d o el E v an ­
gelio. El p u eb lo resp o n d e a D ios co n cá n tic o s y o rac io n es» (S C 33;
cf. 7). E ste ca p ítu lo está d ed ica d o al p rim e r m o d o de resp u e sta a la
P alab ra de D ios, el canto. Ju n to al ca n to es p rec iso tratar de la m ú si­
ca, que no sólo lo ac o m p a ñ a, sino q ue tien e, ella sola, u n a fu n ció n
en la ce leb ració n .

1. EL CANTO EN LA BIBLIA Y EN LA LITURGIA

El can to es u n a rea lid ad re lig io sa en to d a la B ib lia y, p a rtic u la r­


m ente, en los E van g elio s. El p ro p io S eñ o r ac u d ía a la sin a g o g a se­
gún su co stu m b re (cf. L e 4 ,1 6 ) y allí to m a b a parte en el can to de los
salm os. En la ú ltim a C e n a ca n tó los h im n o s del rito p ascu al (cf. M t
2 6,30).
108 P II La celebración del misterio

1. E s p ir itu a lid a d b íb lic a

El c a n to en la B ib lia está p resid id o p o r el rec o n o cim ien to de la


p rese n cia de D ios en sus o b ras de la creació n y en sus in te rv en cio n es
sa lv íficas en la h isto ria. El ejem p lo m ás a c ab a d o so n los salm o s, que
a b arcan to d a s las fo rm as de ex p re sió n so n o ra, d esd e el g rito y la
ex c la m ac ió n g o z o sa h a sta el cá n tic o a c o m p a ñ ad o de la m ú sica y de
la d an z a (cf. Sal 4 7 ,2 .6 ; 81,2; 98 ,4 .6 , etc.). L a in v itac ió n al ca n to es
fre cu e n te al co m ien z o de la ala b a n z a (cf. Ex 15,21; Is 4 2 ,1 0 ; Sal
105,1), ad q u irien d o p o co a p o co co n n o tac io n es m e siá n ica s y escato -
ló gicas, al a lu d ir al c á n tico n u ev o que to d a la tie rra d eb e en to n ar (cf.
Sal 96,1) cu a n d o se c u m p lan las m a g n ífica s p ro m esa s d el S eñ o r (cf.
Sal 4 2,10; 149,1). E ste cá n tico se ha in iciad o en la v ic to ria de C risto
so b re la m u erte, sien d o ca n ta d o p o r to d o s los red im id o s (cf. A p 5,9-
14; 14,2-3; 15,3-4).
L a Ig lesia p rim itiv a c o n tin u ó la p rác tica sin ag o g al d el can to de
los sa lm o s y de o tro s h im n o s: « L le n ao s del E sp íritu y rec itad en tre
v o so tro s salm os, h im n o s y cá n tic o s inspirados; ca n ta d y ce leb rad al
S eñ o r co n to d o v u estro co razó n , d an d o g rac ias c o n tin u am en te p o r
to d o al que es D ios y P adre, p o r m e d io de n u estro S eñ o r Jesu cristo »
( E f 5 ,18 b -2 0 ; cf. C ol 3,16); « ¿está atrib u lad o alg u n o en tre n o so tro s?
O re. ¿E stá de b u en án im o ? C an te» (S a n t 5,13). En C o rin to ca d a uno
lle v ab a su salm o a la reu n ió n , de fo rm a q ue san P ablo ad v ierte que
«se h ag an p ara ed ificac ió n de to d o s» (1 C o r 14,26) *.

2. T e stim o n io s d e la h istoria

A c o m ien z o s del siglo II los cristian o s se reu n ía n an tes del a m a ­


n ec er « para ca n ta r un h im n o a C risto, co m o a un dio s» 2. En la ép o c a
p atrístic a, los testim o n io s sobre el can to litú rg ico se m u ltip lican . H e
aquí un ejem p lo sig n ificativ o : « C u a n d o siento q u e aq u e llo s te x to s
sag rad o s, ca n tad o s así, co n stitu y e n un estím u lo m ás ferv o ro so y ar­
d ien te de p ie d ad p a ra n u estro esp íritu que si no se can taran . T o d o s
los se n tim ien to s de n u estro esp íritu , en su v aria d a g am a de m atices,
h allan en la v o z y en el can to sus p ro p ias c o rresp o n d e n cia s o m o d o s.
E x citan esto s sen tim ien to s con u n a a fin id ad q u e v o y a ca lific a r de
m isterio sa» 3.

1 C f P a r i s o t , J . , «Chant sacrée», en DB 2/1 (1912), 553-556, P e r r o t , Ch , «Le


chant hymnique chez les juifs et les chretiens au premier siécle», en LMD 161 (1985),
7-31, etc
2 P l i n i o e l J o v e n , Ep X, 96,7, en R o r d o r f , W , Sabato e domemca nella Chiesa
antica( Tormo 1979), 136-137
1 S A g u s t í n , Confes X, 33,49, en C o s g a y a , J . , Ccw/es/0«es'(BACmin. 70, Madrid
C9 El canto y la música en la celebración 109

S in e m b arg o no to d o s los S antos P ad res fuero n u n o s en tu sia stas


del can to en la liturgia. A lg u n o s, co m o S an Ju an C risó sto m o , fu ero n
m u y crítico s, p o r e n ten d e r que la m ú sica e ra un fac to r de d isp ersió n
y un h alag o de los sen tid o s. E n la E dad M e d ia S an to T o m ás se
m u estra un tanto co hibido al d efen d er el can to litú rg ico 4. E stas ac ti­
tu d e s m a n ifiestan que en la Ig lesia siem p re ha ex istid o u n a p re o c u ­
p ac ió n m u y g ran d e p o r el ca rá c te r a u tén tica m en te relig io so y litú rg i­
co del can to y de la m ú sica en el in terio r de las ce leb racio n es.
Los últim os y m ás notables ejem plos son el m otu proprio Tra le
Sollecitudini de San Pío X (2 2 -X I-1 9 0 3 )5, la encíclica M u sica e sa cra e
disciplina de Pío X II (2 5 -X II-1 9 5 5 )6, la instrucción sobre la M úsica
Sagrada de la S agrada C o n g reg a ció n de R ito s (3 -IX -1 9 5 8 ) 7 y la
C onstitución Sacrosanctum C oncilium del V aticano II (4-X II-1963),
que dedica el capítulo V I a la m úsica (cf. SC 1 1 2 -1 2 1 )8. E ste d ocu­
m ento significa la culm inación de todo un m ovim ien to de restauración
del canto gregoriano y de renovación del canto p o p u lar religioso 9.
D esp u é s del V atican o II se p ro d u jo el fen ó m e n o de la p ro life ra ­
ción de u n a m ú sica m u y d ifícil de e n ju ic ia r to d a v ía d esd e el p u n to
de v ista de los criterio s litú rg ico s y p asto ra le s del ca n to y de la m ú ­
sica en la litu rg ia 10. E ntre los d o cu m en to s p o stc o n ciliare s d ed icad o s
a la re n o v a ció n de la litu rg ia h ay que c ita r la In stru cció n M u sica m
Sa cra m de 5-III-1 9 6 7 n , siendo m uy n u m e ro so s los qu e se han o c u ­
p ado del canto y d e la m ú sica de u na m a n e ra pun tu al 12.

1988), 354 C f B a s u r k o , X , El canto cristiano en la tradición prim itiva (Vitoria


1991), Id , «Canto pagano y canto cristiano en Cesáreo de Arlés», en VV AA , Myste-
rium et Mimsterium Miscelánea I Oñatibia (Vitoria 1993), 177-200, V e l a d o , B , «El
canto litúrgico, misterio y función», en PastL 215/216 (1993), 6-29
4 C f STh II-II, q 91 a 2
5 En AAS 36 (1903-1904), 329-339, trad españ en G u e r r e r o 1, 621-629
6 AAS 48 (1956), 5-25; y en Colección de Encíclicas y Documentos Pontificios, 1
(Madrid s d ) , 1173-1183
7 AAS 50 (1958), 630-663, y en Asís, F d e , Commumcantes (Sevilla 1958)
8 En La música en la liturgia Documentos, «Dossiers del CPL» 38 (Barcelona
1988)
9 El Vaticano 11 declaró que el canto gregoriano es el propio de la liturgia romana
(c f SC 116), c f A l t i s e n t , M, El canto gregoriano, un modelo de música religiosa
(Tárrega 1973), B e s c o n d , A J , Le chant grégorien (Pans 1972); J e a n n e t e a u , J , Los
modos gregorianos Historia, análisis, estética (Abadía de Silos 1985), etc
10 C f A l c a r a z , J , «Reflexiones sobre la situación actual de la música en la
liturgia», en Ph 60 (1970), 597-605, G e i i n e a u , J , «La música en la asamblea cristiana
veinte años después del Vaticano II», en ib 144 (1984), 529-539, T e n a , P , «El canto
y la música litúrgica Situación y perspectivas», ib , 182 (1991), 95-110
11 AAS 59 (1967), 300-320, y en La música en la liturgia, op c it , 10-25, véanse
los comentarios en Conc 32 (1968), 283-300, EL 81 (1967), 193-293, Ph 40 (1967),
361-388, VV AA , Música sacra e azione pastorale (Torino-Leumann 1967), y los
recientes de C o l s , D , en OrH 16 (1985), 165-169, y T a u l e , A , en Ph 193 (1993),
69-75
12 Entre éstos cabe señalar la OGMR, el OLM, la OGLH, el Directorio para las
11 0 P.IL La celebración del misterio

II. LA MUSICA LITURGICA

El V aticano II im prim ió un nuev o g iro a la reflex ió n y a la p rá c ­


tica del canto y de la m úsica en la liturgia. El m o v im ien to litú rg ico
de com ienzos de siglo realizó una gran ta re a de ren o v a ció n m u sical
en tom o a la consideración de la m ú sica sa g ra d a « co m o p arte in te­
grante de la liturgia solem ne». La m ú sica d eb ía te n e r las sig u ien te s
cualidades: santidad, bo n d ad de las form as y u n iv e rsalid ad . Sin em ­
bargo, estas ideas, unid as a un co n c ep to de litu rg ia m a rc ad a p o r el
inm ovilism o y la u nifo rm id ad del latín, no p ro sp eraro n . L a m ú sica
sagrada se reducía al canto g reg o rian o y a la p o lifo n ía sacra, de
m anera que la m úsica « m oderna» y el can to p o p u la r estu v iero n ex ­
cluidos de la liturgia hasta los años an terio res al C o n cilio ,3.
La perspectiva cam b ió con la co n stitu ció n S a cro sa n ctu m C o n ci­
lium. A unque todavía se usa la ex p resió n « m ú sica sag rad a» , el C o n ­
cilio propone unas líneas fu n d am en tales que hay que en ten d e r d en tro
del conjunto de to d a la d o ctrin a c o n c ilia r sobre la liturgia. El p u n to
de partida ya no es la m úsica sagrada, sino el m isterio de salv ació n
celebrado por la Iglesia co m o un ac o n te cim ien to v iv o qu e sa n tifica a
los hom bres y contribuye al culto que se d a al P adre. D e ahí que, en
la preocupación por el canto y la m ú sica en la litu rg ia, se situ aran en
prim er térm ino la au ten ticid ad de la ce le b ra ció n y la p articip a ció n de
los fieles. Liturgia y m úsica form an parte de u n a m ism a acció n ex ­
presiva y sim bólica en la que ha de p articip a r to d a la asam b lea, en
función del diálogo entre D ios y su pueblo.
De hecho se ha aband o n ad o po co a po co la ex p resió n « m ú sica
sagrada» y se usan cad a vez m ás las ex p re sio n es m ú sica en la litu r­
gia, m úsica de la liturgia cristia n a , m ú sica litú rg ica y m ú sica ritual.
La últim a expresión es m uy p rec isa y h a sido d efin id a así p o r el
D ocum ento de 1980 de la A so ciac ió n U niversa L aus: « P o r m ú sica
ritual entendem os to d a p ráctica vocal e instrum en tal que, en la ce le­
bración, se distingue tanto de las form as h ab itu ales de la p alab ra
hablada com o de los sonidos o ru id o s o rdinarios» ,4.
A esta definición hay que añ ad irle un asp ecto m u y im p o rtan te, y
que consiste en que la m úsica vocal e instru m en tal h a de estar « ad o r­
nada de las debidas cualidades» p ara la ce le b ra ció n (cf. SC 112), es

Misas con niños de 1973, el Ceremonial de los Obispos de 1984, y la Instrucción sobre
La Liturgia Romana y la Inculturación, de 25-1-1994 (Typis Polyglottis Vaticanis
1994), n.40.
n C f . C o m b e , P., Histoire de la restauration du chant grégorien d a p ré s des
documents inédits (Solesmes 1969); M a n z a n o , M., «El futuro del canto popular reli­
gioso», en Ph 39 (1967), 228-241.
14 U n i v e r s a L a u s , «La música litúrgica hoy», 1.4, en La música en la liturgia, op.
cit., 53; cf. R a i n o l d i , F., «El documento “Universa Laus” en la historia de la música
de iglesia desde Pío X a nuestros días», en PastL 114/115 (1980), 13-23.
C.9. El canto y la música en la celebración 111

decir, h a de ser apta p ara la finalid ad de la liturgia. En efecto , au n ­


qu e el V atican o II no quiso h acer suyo ningún estilo artístic o y ab rió
a la Ig lesia a todas las form as de ex p resió n estética (cf. SC 123),
señ aló ta m b ié n que habían de ser «dignas, eleg an tes y b ellas, sig n o s
y sím b o lo s de las realid ad es celestiales» (SC 122) y, en el caso de
los g én e ro s de m úsica, «que resp o n d an al espíritu de la acció n litúr­
g ica» (S C 116).
P o r esto, es preferible h ab lar de m úsica litú rg ic a , en ten d ien d o
p o r tal la m ú sica que, adem ás de los valo res p ro p io s del arte m u si­
cal, se in tegre en la celeb ració n com o veh ícu lo ex p resiv o y co m u n i­
cativo de los fines propios de la liturgia l5. En este sen tid o cabe in­
te rp re ta r las cualidades que se señ alab an en la m ú sica sag rad a: la
sa n tid a d será la capacidad de in te rp re tar la fuerza del m isterio de
sa lv ac ió n y la respuesta del hom bre; la b o n d a d d e fo r m a s será sen ­
cilla m en te la calidad estética que e lev a el esp íritu ; y la u n iv ersa lid a d
será la expresión de la unid ad en la leg ítim a div ersid ad ,6.

III. FUNCIONES DEL CANTO Y DE LA MUSICA EN LA LITURGIA

L as funciones del can to y de la m ú sica en la litu rg ia se d efin en


p o r sus características, p u estas al serv icio de los fin es de la liturgia.

1. C a racterísticas

E ntre las características an tro p o ló g ica s del can to y de la m ú sica,


d estac an las siguientes:
1. El canto es expresión d el m un d o in te rio r d el h o m b re, es d e­
cir, de sus sentim ientos, viv en cias, d eseo s e ideas. Es un m ed io de
ex p re sió n universal m ás inten so aún q u e la p alab ra, un len g u aje que
e stá p rese n te en todas las ép o cas y cu ltu ras de la h u m an id ad . En el
ca n to los sentim ientos se m a n ifiestan en un estad o m ás p u ro y no se
d ifu m in a n tan rápidam ente. P or otra p arte, el ca n to y la m ú sica en ­
v u elv en al hom bre, lleg an d o a lo m á s h o n d o de la p erso n a y co m ­

15 Cf. J a s c h i n s k i , E., Música sacra oder Musik im Gottesdienst? (Regensburg


1990); D u c h e s n a u , Cl., «Musique sacrée, musique d ’Eglise, musique liturgique: chan-
gement de mentalité», en Not 256 (1987), 1189-1199; F r a t t a l l o n e , R., «Linee teologi-
co-liturgiche sulla música sacra dal Concilio Vaticano II ad’oggi», ib., 1156-1188, etc.
16 Cf. C o s t a , E., «La riflessione posconciliare sul canto e la música nella liturgia»,
en RL 59 (1972), 217-226; K o v a l e v s k y , M., «Le chant de la liturgie chrétienne:
pérennité de ses principes dans la diversité de ses manifestations», en T r i a c c a , A. M.
(dir.), Liturgie de l ’Egliseparticuliére, liturgie de l ’Eglise universelle (BELS 7, Roma
1976), 183-194, etc.
112 P.II. La celebración del misterio

p ro m etien d o las zo n as m ás p ro fu n d a s de la em o tiv id ad y del sen ti­


m iento.
P or este m o tiv o «no ha de se r co n sid erad o el ca n to co m o un
cierto o rn ato que se añade a la o ración, com o algo ex trín sec o , sino
m ás bien com o algo que d im an a de lo p ro fu n d o del esp íritu del q ue
o ra y alab a a D ios, y po n e de m a n ifiesto de un m odo p le n o y p e rfe c ­
to la índole co m u n ita ria del culto cristian o » (O G L H 2 70).
2. E xp resió n p o ética . El paso de la palabra al can to se p ro d u ­
ce, g en e ralm e n te , a trav és de la fu n ció n p o ética del len g u aje. P or
m ed io del canto la p alab ra alca n za u n a fu erza sig n ific ativ a m ay o r,
g an an d o en ex p re siv id a d y en belleza. L a palab ra h ab lad a y el can to
son dos m o d o s d iv erso s de expresión. C u an d o se h abla, de suyo lo
m ás im p o rtan te es lo que se dice, o sea, la co m u n ica ció n d e u n a id ea
o de un concepto. Sin em bargo, el can to no se qu ed a en esta fin ali­
dad p rác tica y, en cierto m odo, u tilitaria. Lo m ism o q u e la p o esía, el
can to co n tien e un m en saje en sí m ism o, es u n a acció n q u e se ju s tifi­
ca p o r sí sola.
3. El canto crea com unidad, es decir, une y refu erza los v ín c u ­
los de un g rupo y es un signo de co m unión. C a n ta r c re a u n a a tm ó s­
fera de sin to n ía, p o r en cim a de in d iv id u alism o s y d ife re n c ia s de
c u a lq u ie r tipo. El qu e can ta sale de su aislam ien to in terio r y se p o n e
en actitu d de co m u n icarse; ren u n cian d o al p ro p io to n o d e v o z y al
p ro p io ritm o, se ac o m o d a al to n o y al ritm o que ex ig e el can to y
co n trib u y e a la u n idad del grupo. L o s S antos P ad res co m p arab a n a
la Iglesia co n un arp a en la que c a d a cu e rd a d a su p ro p io so n id o ,
pero su en a u n a sola m elodía: « m e d ian te la u nió n de las v o ces se
llega a u n a m ás p ro fu n d a unión de co razo n es» 17.
4. A m b ie n te d e fie s ta . L os v alores señalad o s an tes co n v erg en
to d o s en este últim o, es decir, en la fiesta com o a tm ó sfera qu e h a de
en v o lv er to d a la celeb ració n . E n este co n tex to , el can to sirv e p a ra
lib erar se n tim ien to s, n o rm alm en te inhibidos; la d im e n sió n p o ética
c o n trib u y e fu ertem en te a cre ar un clim a ag rad ab le, y los asp ecto s
co m u n ita rio s del ca n to p ro v o ca n ta m b ié n un se n tim ien to g o zo so co ­
m ún. E n la ce le b ra ció n «h ay qu e esfo rza rse en p rim e r lu g ar p o r que
los esp íritu s estén m o v id o s p o r el deseo de la g en u in a o rac ió n de la
Ig lesia y resu lte ag ra d ab le c e le b ra r las alab a n za s d iv in as» (O G L H
279).

17 Instrucción Musicam sacram, cit., n.5.


C.9. El canto y la música en la celebración 113

2. P ap el en la celeb ra ció n

El C o n cilio V atica n o II ha co n trib u id o d ec isiv am e n te a clarifica r


el pap el del ca n to y de la m ú sic a en la ce le b ra ció n h ab lan d o de su
« fu n ció n m in iste ria l» al serv icio de la litu rg ia (cf. SC 112), ex p re ­
sión an á lo g a a la del « n o b le serv icio » del arte (cf. SC 122). E sta
fu n ción está u n id a a la fu n ció n sim bólica o « sa cram en tal» 18.
1. F u n ció n « sa c ra m en ta l» d e l ca n to y d e la m ú sic a . El canto
y la m úsica expresan y realizan las actitudes internas de quienes inte­
g ran la asam b lea. P o r u n a p arte resp o n d e n y d an sa lid a al e x te rio r a
los se n tim ien to s, y p o r o tra ay u d an a in te rio riza rlo s y a co n so lid a rlo s
p ara trad u c irlo s d esp u és en la vida. En este sen tid o co n stitu y e n un
v e rd a d ero sig n o de la acció n del E sp íritu en v iad o a los co ra zo n es de
los fíeles p ara q ue in v o q u e n al P ad re (cf. R om 8 ,1 5 .2 3 .2 6 -2 7 ), y q u e
in sp ira los salm os, las a c la m ac io n es y los h im n o s (cf. E f 5,18-19).
«E l can to y la m ú sic a cu m p len su fun ció n de sig n o s de u n a m a ­
n era tan to m ás sig n ific ativ a cu an to “ m ás estre ch a m e n te estén v in c u ­
lados a la ac ció n litú rg ica” (S C 112), según tres criterio s p rin cip ales:
la b e lle z a ex p re siv a de la o ració n , la p articip a ció n u n án im e de la
asa m b le a en los m o m e n to s p rev isto s y el c a rácter so lem n e de la ce­
leb ración. P articip an así de la fin alid ad de las p alab ras y de las ac­
c io n es litúrgicas: la g lo ria de D ios y la sa n tifica ció n de los fieles»
(C at 1157; cf. 2502).
2. F u n ció n m in isteria l. Si la liturgia en tera es « m in isterial» y
to d o tien e en ella u n a m isió n o u n a fu n ció n de « n o b le serv icio » , el
can to y la m ú sica no son u n a ex cep ció n . E n efecto , co m o los resta n ­
tes sig n o s litú rg ico s, no so la m e n te están al se rv ic io de la ex p resió n
y de la c o m u n ica ció n , sino, ante todo, del m isterio de C risto y de la
Ig lesia en su re a liz a c ió n ritu al. D ich o de o tro m o d o , la razó n de ser
del ca n to y de la m ú sic a en la litu rg ia se en c u en tra en el serv icio a la
acció n litúrgica.
A h o ra bien, esta fu n ció n se co n creta, desd e el p u n to de v ista te o ­
ló g ico, en tres asp e c to s esen ciales: el rev e stim ien to de la P alab ra
d iv in a y de la re sp u e sta del h o m b re, en el diálo g o en tre D io s y su
p u eb lo ; el fa v o re c e r la u n id a d y la c o m u n ió n de la asam b lea, co m o
sig n o de u n a p ro fu n d a sin to n ía esp iritu al, y el co n stitu ir en sí m is­
m o s un rito, co m o se v erá a co n tin u ació n .

18 Cf. L ó pez M a r t í n , J., «Canto y música en la liturgia: punto de vista teológico»,


en G a l in d o , A. (dir.), op. cit., 195-220.
114 P II La celebración del misterio

IV SITUACIONES RITUALES Y FUNCIONALIDAD LITURGICA

En la p e rsp e c tiv a de la « fu n ció n m in iste ria l» , el can to y la m ú si­


ca en la litu rg ia se co n v ierten en un v erd a d ero rito en alg u n o s m o ­
m e n to s de la ce le b ra ció n . E sto q u iere decir que su m isió n no es
ac o m p a ñ ar unos g esto s o u n a acció n , sino c o n stitu ir la m ism a ac ció n
ritual E n la c e le b ra ció n h ay m o m e n to s en los q u e ú n ic am e n te se
can ta o se escu c h a la m ú sic a in stru m en tal 19. H e aquí las p rin cip ale s
situ acio n es ritu ales que crean d eterm in a d o s ca n to s 20,

1. E l h im n o

P or him n o se e n tien d e el can to q ue se e jec u ta p o r to d o s a u n a, y


que se co n v ierte en el sím b o lo de los se n tim ien to s y de los id eales
del g rupo E s el can to p o r ex c e le n c ia Su c a racterística p rin cip al c o n ­
siste en que, en él, p a la b ra y m ú sica tie n en la m ism a im p o rtan cia, y
la p erc ep ció n del m ism o se h ac e de u n a m a n era g lo b al, sin a c en tu ar
m ás un asp ec to q ue el o tro El h im n o , p o r otra parte, p u ed e aso cia rse
p erfec tam en te a u n a ac ció n q u e e x ija m o v im ien to , p o r ejem p lo , un a
pro cesió n . S in em b arg o , la v erd a d era ac ció n en el h im n o co n siste en
el g esto de c a n ta rlo to d o s
En la litu rg ia se p ro d u ce esta situ ació n , p o r ejem p lo , en el G loria
de la m isa y en el h im n o q u e ab re la ce le b ra ció n del O ficio d iv in o
En am b o s ejem p lo s la ev id e n c ia form al y el reliev e d ad o a la fu n ­
ción p o é tic a p id e n co n m a y o r u rg en c ia el canto

2. L a acla m a ció n

L a ac la m ac ió n es u n a e x p re sió n c o lec tiv a co n cisa, in ten sa, c a rg a ­


d a de em o ció n A c la m a r es, a v eces, ap lau d ir o g rita r D e n u ev o la
ac la m ac ió n no c o n siste en p ro n u n c ia r palab ras. E sta s q u ed an en se­
g u n do plan o , lo im p o rta n te es la ex p re sió n em o cio n a l y g estual. El
grito ¡v iv a 1 com o la p a la b ra ¡a le lu y a 1 no sign ifican un co n cepto,
sino la em o ció n , el en tu sia sm o . P or eso las ac la m ac io n es d eb erían
can tarse siem p re
C on g esto s v o ca le s de a c la m ac ió n se p u ed e n e x p re sar la resp u e s­
ta a u n a llam ad a, la in v o c ac ió n , la aleg ría, la ac ció n de g racias, la fe,

w Sobre la música instrumental vease la Instrucción Musicam sacram c it , nn 62-


67, c f A y a r r a , J E , «Los instrumentos musicales en la liturgia», en Ph 169 (1989),
29-43, S t e f a n i , G , «Gli istrumenti e la música», en G e l i n e a u 1, 306-308
20 C f S t e f a n i , G , « E s s a i s u r les C o m m u n ic a tio n s s o n o re s d a n s la litu rg ie » , en PLit
52 (1 9 7 0 ), 9 9 -1 0 6 , 2 3 2 -2 4 2 y 3 1 9 -3 3 6 , I d , « II c a n to » , e n G e lin e a u 1 ,2 8 0 -2 9 8
C9 El canto y la música en la celebración 115

la esp eran z a. E ntre los ejem p lo s de ac la m ac ió n de la litu rg ia se en ­


cu e n tran , ad e m á s de los citad o s, el am én, el d em o s g ra c ia s a D ios,
los sa lu d o s y d iá lo g o s, las in v o c ac io n es y las resp u e sta s a las leta­
nías, etc

3 M ed ita ció n

M e d ita r sig n ific a co n c en tra rse , rec o g erse, in terio rizar. L a situ a­
ción ritu al de m e d ita ció n va en d irec ció n o p u esta a la d el h im n o y la
ac la m ac ió n . E n estas situ ac io n es, la ex p resió n se p ro y e c ta h ac ia fue­
ra, e x te rio riz a n d o se n tim ie n to s y a c titu d e s, en la m e d ita ció n , en
ca m b io , el q ue ca n ta lo h ace p ara sí, ap ro p iá n d o se el m e n saje del
c an to , las p alab ras, los so n id o s, el ritm o , las im ág en es, etc.
L a m ed ita ció n p erm ite co n c en tra rse , ante todo, en el tex to T al es
el caso de la salm odia, qu e es el c a n to -m ed itac ió n de la P alab ra En
ella los elem e n to s m u sica les fo rm an u n a esp ecie de halo, en to m o a
la p alab ra, q ue facilita la ap ro x im ació n e id e n tifica ció n con lo q u e se
e stá ca n ta n d o

4. P ro cla m a ció n lírica

El h im n o , la a c la m ac ió n y la m ed ita ció n coral son ac cio n es c o ­


le ctiv as, m e n sajes que to d a la asam b lea elab o ra p o r sí m ism a com o
sím b o lo s que refu erza n d eterm in a d as a c titu d es y v iv e n cia s E n to d as
estas situ ac io n es, sobre to d o en las dos p rim e ra s, el can to crea co m u ­
n id ad , de m a n era ev id en te , y p o n e de m a n ifiesto la u n id a d del g ru p o
Sin em b arg o , en la a sa m b le a litú rg ica ex isten p ap e le s qu e d eb e n ser
e jercitad o s p o r p erso n as co n c reta s que o sten tan d eterm in a d o s m in is­
te rio s o fu n cio n es
D esd e el p u n to de v ista del can to y de la m ú sica ex iste el m in is­
terio del salm ista, cu y a m isió n es en to n a r los salm o s y, so b re to d o ,
c a n ta r el sa lm o re sp o n so ria l E ste salm o rep rese n ta un ca so de p ro ­
clam ació n lír ic a 21.

V PASTORAL DEL CANTO Y DE LA MUSICA EN LA LITURGIA

El can to es un fac to r p rim o rd ial p a ra lo g rar el ideal de la p a rtic i­


p ac ió n plena, co n scien te y ac tiv a en las ce le b ra cio n e s litú rg ic a s 22

21 C f supra, n 20 del cap V il


22 Sobre la pastoral del canto, ademas del directorio del Secretariado N de Liturgia
citado al principio, pueden consultarse A l l a r y , J et AA A A , Participación en la
P.II. La celebración del misterio

Por co n sig u ie n te es n e c e sa rio co n se g u ir que to d as las accio n es litú r­


gicas se realicen co n can to , co m o la form a m ás n o b le d e celeb ració n .
El ideal es que to d o s los te x to s que p o r sí m ism o s req u ie re n can to ,
se canten efe ctiv a m e n te, e m p lea n d o el g én ero y el tip o de m ú sica
adecuados. P ero en tre la fo rm a so lem n e y m ás p le n a de las ce le b ra ­
ciones litúrgicas, en las q u e se ca n ta to d o lo q ue d eb e se r can tad o , y
la form a m ás sen cilla, en la q ue sólo se can ta alg u n a p arte, p u ed e
hab er vario s g rad o s de p articip a ció n .
«E n la selecció n de las p arte s que se deben c a n ta r se co m en z ará
p o r aq u ellas q u e p o r su n atu ra le z a son de m a y o r im p o rtan cia; en
p rim e r lugar, p o r aq u e lla s q ue d eben ca n ta r el sa ce rd o te o los m in is­
tros con resp u e sta s del p u eb lo ; o el sa ce rd o te ju n to co n el p u eb lo ; se
añadirán d espués, p o co a p o co , las que son p ro p ias sólo del p u eb lo
o sólo del grupo de los can to res» 23.
Al aleg ir y p ro g ra m a r los can to s p ara una ce le b ració n , se d eb e
atender a varios factores: en p rim e r lugar, a la ca lid a d teo ló g ico -li-
tú rg ica de la letra — con p re fe re n c ia los p ro p io s te x to s litú rg ico s u
otros in spirados en la B ib lia o en la litu rg ia— , al v alo r m u sical de la
m elo d ía y a la utilid ad pasto ral; en seg u n d o lugar, al d ía y al tie m p o
litú rgico, p ara d e te rm in a r el g rad o de so le m n iz ac ió n o nivel festivo;
en te rc er lugar, al eq u ilib rio y al ritm o de la ce le b ra ció n , a fin de q u e
no se pro d u zcan d e sp ro p o rcio n es y co n tra ste s en tre u n a p arte y otra;
y, por últim o, a la in te g ració n de to d a la a sam b lea en el can to , in clu ­
so cuando se seleccio n en can to s cu y a ejecu ció n se co n fía a un coro.
Es conven ien te tam bién que los fieles sepan c a n ta r alg u n as p artes de
la M isa y de o tras c e le b ra cio n e s en latín (cf. O G M R 65). P or o tra
parte, cad a una de las ac cio n es litú rg icas req u iere tam b ién q u e se
atienda a sus características p r o p ia s 24.
L a p articip a ció n de la asam b lea en el can to es un d ere ch o y un
deber que no pued e ser su p lan tad o p o r una coral, au n q u e ésta tien e
tam bién su p ro p ia fun ció n en la ce le b ra ció n al se rv ic io de to d a la
asam b lea 25. E s im p o rtan te que la asa m b le a d isp o n g a de to d a la ga-

liturgia por el canto, la aclamación y el silencio (Madrid 1970); R a i n o l d i , F., «Cele­


brare con il canto: ma che cosa cantiamo oggi?», en RL 75 (1988), 503-517; T a u l e ,
A., «Los cantos en las celebraciones litúrgicas. Teoría y praxis», Ph 188 (1992),
113-123; V e l a d o , B., «Teología y pastoral del canto litúrgico. Punto de vista pastoral»,
en G a l i n d o , A. (dir.), op. cit., 220-243.
w Instrucción Musicam sacram, cit., n.7.
24 Cf. A l d a z a b a l , J., «El canto en las exequias», en Ph 182 (1991), 111-123; I d .,
«El canto en Cuaresma y Semana Santa», ib. 187 (1992), 37-48; D u c h e s n e a u , Cl., «Les
chants rituels dans la Messe», en LMD 192 (1992), 25-34; G e l i n e a u , J., et AA.AA.,
«Los cinco cantos del Ordinario», en Ph 30 (1965), 333-384; T a u l e , A., «Los cantos
de la Misa», en Ph 92 81976), 138-143; V e l a d o , B., «El canto en la Liturgia de las
Horas», en PaslL 115/116 (1993), 80-105.
25 Cf. Instrucción Musicam sacram, cit., nn. 19-24; A l v a r e z , T., «La función de los
C.9. El canto y la música en la celebración 117

m a de o fic io s litú rg ico s rela cio n a d o s con el canto y co n la m ú s ic a 26.


P ara u n a b u e n a re a liza ció n m u sica l de la litu rg ia es in d isp en sa b le la
fo rm a ció n ta n to de los p asto re s y resp o n sa b le s de las ce le b ra cio n e s
com o d e los p ro p io s co m p o sito res (cf. SC 115; 1 2 1 ) 21.

coros en las celebraciones», PastL 215/216 (1993), 56-67; C o l s , D., «La schola can­
tonan», en OrH 15 (1984), 332-335.
26 Cf. A l d a z a b a l , « L o s actores del canto litúrgico», en PastL 215/216 (1993),
41-55.
27 Cf. C. para la Educación Católica, Instrucción sobre la formación litúrgica en
los seminarios, de 3-VI-1979, en separata de Vocaciones, n.56.
C a p ít u l o X
LA P L E G A R I A L I T U R G I C A

Cuando la Iglesia ora, canta o actúa, se alimenta la fe


de los asistentes y las mentes se elevan a Dios (SC 33).

BIBLIOGRAFIA

A u g e , M., «Eucología», en NDL, 759-772; B o n a c c o r s o , R. (dir.), La


preghiera, 1-3 (Milano 1967); B r o v e l l i , F., «11 M essale Romano di Paolo
VI. Per una lettura della eucología», en D e l l ’O r o , F. (dir.), II Messale
Romano del Vaticano II, 1 (Leumann-Torino 1984), 17-24; C a n a l s , J. M.,
«Oración litúrgica», en DTVR, 1224-1242; F e r n á n d e z , P., «Teología de la
oración litúrgica», en CiTom 107 (1980) 355-402; G u a r d i n i , R., «La ora­
ción litúrgica», en El espíritu de la liturgia (Barcelona 1962), 57-89; H a m -
m a n , A., La oración (Barcelona 1967); M a r s i l i , S., «Le orazioni della

Messa nel nuovo Messale. Teología e pratica della preghiera litúrgica», en


RL 58 (1971), 70-91; R ig h e t t i 1, 228-248; R o g u e t , A. M., «De generibus
litterariis textuum liturgicorum eorumque interpretadone eorumque usu li­
túrgico», en Not 2 (1966), 106-117; U r t a s u m , C ., Las oraciones del Misal,
escuela de espiritualidad de la Iglesia (Barcelona 1995).

El seg u n d o m o d o de resp u e sta a la P ala b ra de D io s, ju n to al c a n ­


to, tien e lu g ar p o r m e d io de la p le g a ria litúrgica. L a p le g a ria litú rg i­
ca n o es so la m e n te la o rac ió n de cu a n to s to m a n p arte e n .la ce le b ra ­
ción, sino la o rac ió n que la Ig lesia co n sid e ra suy a en la in v o cació n
al S eñ o r y en la alab a n za , la acció n de g racias y la p etició n que
d irig e al P adre, p o r m ed io de Je su cristo , en el E sp íritu Santo.
En este cap ítu lo se trata de la p le g aria litúrgica. Sin em b arg o , en
el ca p ítu lo d ed ica d o a la esp iritu alid ad de la litu rg ia se to carán las
rela cio n e s en tre la p le g aria litú rg ica y la o rac ió n p erso n al.

I. LA PLEGARIA LITURGICA

C u a n d o la Iglesia, reu n id a en el n o m b re de Jesú s p ara c e le b ra r el


m iste rio de salv ació n , se p o n e a o rar con fó rm u las rec ib id as de la
trad ició n cristiana, la p le g a ria tien e u nas c a racterísticas esp ec iale s
que la h ac en so b resa lir en tre todas las form as de o ració n . L a p le g aria
litú rg ica es la oració n de la Iglesia. El C a tecism o d e la Ig lesia C a tó ­
lica rec o n o ce que «en la litu rg ia to d a o rac ió n c ristian a en c u e n tra su
fu ente y su térm in o » (C at 1073).
120 P.II. La celebración del misterio

1. F u n d a m e n to b íb lic o

L a o ració n b íb lic a 1 se ca ra c te riz a p o r el ca rácter b en d icio n al y


an a m n é tic o de la p le g a ria , lo q u e d a lu g a r a u n p re d o m in o de fó rm u ­
las de tip o n arrativ o m á s q u e d escrip tiv o . E ste rasg o tien e su o rig en
en la p ec u lia rid ad de las re la c io n e s qu e D ios h a m a n ten id o co n su
p u eb lo en la h isto ria de la sa lv ac ió n (cf. H eb 1,1). El D io s a q u ien se
dirige Israel, es un D io s c e rc a n o , q u e h a rea liza d o o b ras m a ra v illo ­
sas que p erm a n ec en p a ra sie m p re en la m e m o ria co lec tiv a , n o m en o s
que en el co ra zó n de los g ra n d e s o ran te s de Israel: A b ra h am , M o i­
sés, la m ad re de S am u el, D av id , S alo m ó n , E lias, E ster, etc.
L a B ib lia h a cre ad o ta m b ié n g én e ro s, estru c tu ras y fó rm u las de
o rac ió n q u e h an te n id o c o n tin u id a d en la tra d ic ió n ju d ía ex tra b íb lic a
y q ue h an p asad o ta m b ié n al cristian ism o . E n tre esto s g én e ro s están
la b era ka h , la p le g a ria sa crificia l, la p ro fe sió n de fe, e t c . 2. Pero,
d en tro de la co n tin u id a d e n tre el A n tig u o y el N u ev o T estam e n to , se
pro d u ce la n o v ed a d de la o ra c ió n cristian a , q ue tien e su o rig en en
Jesús y en su m isterio p ascu a l. E n C risto la o rac ió n b íb lica alcan za
su cu lm in a ció n y se nos d a la p le n itu d de la p le g a ria litú rg ica.
In stru id a p o r el S e ñ o r y a s istid a p o r el E sp íritu S an to , la Ig lesia,
desde los co m ien z o s, e m p e z ó a fija r los cá n o n es de la p le g aria cris­
tia n a y de las h o ras d e o ra c ió n 3. B asta an a liz ar las p le g arias que
a p arecen en el N u ev o T e sta m e n to p a ra a d v e rtir có m o la m em o ria y
la b en d ició n siguen e s ta n d o p re se n te s en la p le g a ria co m u n ita ria , p e­
ro te n ien d o co m o ce n tro el m isterio de C risto (cf. H ech 4 ,2 4 -3 1 ; E f
1,3-14; C ol 1,3-20; 1 T im 2 ,1 -8 ; A p 5,8-14).

2. P rim ero s testim o n io s

E n tre las fu en tes m á s a n tig u a s d e la p le g a ria litú rg ica c ristian a se


e n c u en tran la D id a c h é y las O d a s d e Salo m ó n , de in sp iració n ju d e o -
c n stia n a ; las C artas de san Ig n acio d e A n tio q u ía , llen as de alu sio n es
a la oració n litú rg ica; los te stim o n io s de san C lem e n te de R om a, san
Justino (I A pol. 6 6 -6 7 ) y san Ire n eo de L y o n , en el sig lo n; las o ra ­

1 Véanse Cat 2568-2589 y 2592-2597; y G o n z á l e z , A., La oración en la Biblia


(Madrid 1968)
2 Cf. A u d e t , J -P., «Esquisse histonque du genre littéraire de la “benediction”juive
et de l’euchanstie», en RB 65 (1958), 371-399; B o u y e r , L , Eucaristía (Barcelona
1969), 29-102, G i r a u d o , C., La struttura letteraria dellapreghiera eucarística (Roma
1981); H r u b y , K., «La “birkat ha-mazon”», en VV.AA., Mélanges B Botte (Louvain
1972), 205-222, L i g i e r , L , «De la Cena de Jesús a la anáfora de la Iglesia», en
VV AA., El canon romano (Barcelona 1967), 139-200, M a l d o n a d o , L., La plegaria
eucarística (BAC 273, Madrid 1967), 4-151.
3 En el cap XXV se tratará de la oración de Jesús y de la Iglesia primitiva
C. 10. La plegaria litúrgica 121

cio n es de alg u n o s m á rtire s en las A c ta s de su m a rtirio , co m o la de


san P olicarpo de E s m im a ( t 156); y, fin alm en te, la T radición A p o s­
tó lica de H ip ó lito (s. m ), el testim o n io m ás com p leto .
L a te o ría y la p rá c tic a de la o rac ió n c ristia n a fu ero n ta m b ié n o b ­
je to de tratad o s siste m á tic o s, en tre los que d estac an los de san C i­
priano, T ertu lian o , C le m e n te de A lejan d ría y O ríg en es 4.

II. N OTAS DE LA PLEGARIA LITURGICA

S on ca ra c te rístic a s d e la o rac ió n c ristian a que se p o n en d e m a n i­


fiesto de u n a m a n e ra e sp e c ia l en la p le g a ria litúrg ica.

1. D im en sió n trin ita ria

D e ac u erd o co n la p rá c tic a an tiq u ísim a de la Ig lesia, to d a o ració n


d eb e d irig irse al P ad re p o r m e d io de Je su cristo , n u estro S eñ o r, en la
u n idad del E spíritu S an to . D e este m o d o la p le g a ria litú rg ica (b en d i­
ción « asce n d en te » ), c o m o e x p re sió n de la ac o g id a y de la resp u e sta
de los h o m b res a los d o n e s de D io s (b en d ic ió n « d esce n d en te » ), cie­
rra el círc u lo de la b o n d a d d iv in a, que lleg a a n o so tro s p o r Jesu cristo
y en el E spíritu. L a p le g a ria se en m arca así d en tro de la ec o n o m ía de
la salv ació n (cf. E f 3,11; 2 T im 1 ,9 -1 0 )5.
S ig u ien d o el eje m p lo y el m a n d ato de Jesú s, el crey en te, m o v id o
p o r el E sp íritu Santo, in v o c a a D io s co m o P ad re co n afecto filial (cf.
M t 6,9: L e 11,13; R o m 8 ,1 5 -1 6 ). T o d a o ra c ió n se h ac e en el E sp íritu
S anto (cf. E f 6,18; C ol 4,2 ), en el cual el p ro p io C risto se o freció al
P ad re en la cru z (cf. H eb 9,14). S an P ab lo , cu a n d o rec o m ien d a a los
c ristian o s co n v e rtir su v id a en u n a co n stan te acció n de g racias a
D ios P adre, les in v ita a h ac erlo en el n o m b re de Jesu cristo y p o r
m e d iac ió n de él (cf. C ol 3,17; E f 5,20).

2. D im en sió n cr isto ló g ic a

P ero C risto no sólo es el M e d ia d o r sacerd o tal de la p le g a ria y el


in te rceso r co n tin u o an te el P adre (cf. 1 Jn 2,1; H eb 4 ,1 4 -1 6 ). Es
ta m b ié n ob jeto de la o rac ió n y té rm in o de la m ism a. E n las d o xolo-
g ías del N u ev o T estam e n to , C risto ap a rece ju n to al P ad re co m o cen ­
tro de la b en d ició n (cf. R om 16,25-27; E f 3 ,1 4 -2 1 , etc.). D esp u é s de

4 Cf. H a m m a n , A., Oraciones de los prim eros cristianos (Madnd 1956); I d . - S p i d


l ik , T., «Oración», en DPAC 2, 1587-1592, etc
5 C f supra nn 8-9 del cap. II. Véase Cat 1077-1078 y 1083, y 2626-2627
122 P.Il. La celebración del misterio

la lu ch a a n tia rria n a la o rac ió n «al P ad re m e d ian te el H ijo en el E sp í­


ritu S anto» se o rie n ta «al P ad re y al H ijo y al E sp íritu S an to » 6. L a
litu rg ia se d irig e , p o r ta n to , a C risto el S eñ o r, co m o se ñ a la san
A gustín: «él o ra p o r n o so tro s, o ra en n o so tro s y es in vo ca d o p o r
no sotros: o ra p o r n o so tro s co m o sa cerd o te n u estro , o ra en n o so tro s
p o r ser n u estra cab ez a, y es inv o cad o p o r n o so tro s co m o D io s n u e s­
tro» 7.
E n efecto, to d a o rac ió n cristian a se ap o y a en la m iste rio sa u n id a d
qu e se ha estab lecid o en tre el V erb o e n c a m a d o y la Ig lesia, esp o sa
de C risto, q u e h a b la al E sp o so y, ju n ta m e n te co n él, se d irig e al
P adre. El v alo r de la o ració n ec le sial rad ic a en la p re se n c ia en ella
del p ro p io S eñor: « E stá p rese n te cu an d o la Ig lesia su p lica y ca n ta
salm os» (S C 7; cf. M t 18,20; 28,20; Jn 14,13; 1 6 ,2 3 ) 8.

3. D im e n sió n e c le sia l

L a p le g a ria litú rg ica c ristia n a es o ració n ec lesial p o r m u c h o s m o ­


tivos: p o rq u e e x p re sa siem p re el n o so tro s c o m u n ita rio d el p u eb lo de
D ios y del c o n ju n to de los m ie m b ro s q u e fo rm an el cu e rp o d e C risto
(cf. 1 Pe 2 ,9-10; R om 12,4-5; 1 C o r 12,12-13), p o rq u e está fu n d ad a
sobre la p articip a ció n en la m ism a fe y en el m ism o b au tism o (cf. E f
4,4 -6), y p o rq u e es e x p re sió n de la u nidad en la d iv e rsid ad de caris-
m as que se m a n ifiestan p ara bien de to d a la Ig lesia (cf. E f 4 ,7 -1 3 ;
R om 12,3-8; 1 C o r 12,4-11). La p le g aria litú rg ica es siem p re la vo z
de la esp o sa de C risto que in v o ca a su S eñ o r (cf. A p 2 2 ,1 7 .2 0 ) y es
la o ración de C risto, con su cuerpo, al P adre (cf. SC 84) 9.
P or o tra parte, esta p le g a ria ex p re sa ta m b ié n la co m u n ió n con la
Ig lesia del cielo, to m a n d o p arte sim b ó lic a y p ro fé tic am e n te en la
litu rg ia ce le stia l e in v o c an d o la a y u d a e in te rcesió n tan to de la S an ­
tísim a V irg en M aría co m o de to d o s los san to s (cf. SC 8 ; L G 49;
66-67). L a p le g a ria litú rg ica no o lv id a a los fieles d ifu n to s (cf. LG
50), a los q u e en c o m ie n d a sie m p re en las m a n o s d e D io s ,0.

6 C f G e r h a r d s , «Pnére adressée á Dieu ou au Christ? Relecture d’une thése


importante de J. A. Jungmann á la lumiére de la recherche actuelle», en T r i a c c a , A
M (dir.), La liturgie son sens, son spnt, sa méthode (Liturgie et théologie) (BELS 27,
Roma 1982), 101-114, etc
7 S A g u s t í n , Enarr In Ps. 85,1, en CCL 39, 1176 (cf OGLH 7).
8 Cf. SC 83-84, OGLH 6-7 Cf. supra, nn.10-13 del cap II.
9 Así lo indican las expresiones Ecclesia tua, populus tuus, famuh tui, Jldeles
tui, etc., de numerosas oraciones cf. J u n g m a n n , J . A., El sacrificio de la Misa (BAC
65, Madrid 1963), 428.
10 Cf Caí 1137-1139 y 1370-1371.
C 10 La plegaria litúrgica 123

4. D im e n s ió n a n tr o p o ló g ic a

E n el d iá lo g o co n D ios la p le g aria litú rg ica se ab re a to d a la


riq u ez a de v alo re s del ho m b re, de la so c ied a d y de la creació n en tera
(cf. 1 T im 2,1-4). L a ac titu d de la Iglesia, al h ac erse so lid aria «de los
g o zo s y las esp eran zas, las triste za s y las an g u stia s de los h o m b res
de n u estro tiem p o , so b re to d o de los p o b res y de los qu e su fren » (G S
1), e n c u e n tra ad e cu a d a ex p re sió n ta m b ié n en la p leg aria. L a o ració n
de la Ig lesia, p o r ser oració n de C risto, es ta m b ié n o ració n de to d a la
co m u n id ad h u m a n a que él h a q u erid o u n ir a sí (cf. O G L H 3).
L a Ig lesia, cu an d o m e n cio n a las rea lid ad e s h u m a n as en la p le g a ­
ria, p ro y e c ta sobre los h o m b res y so b re el m u n d o la luz y la g rac ia
q u e rec ib e de D io s y, a la vez, en c am in a h ac ia él estas rea lid ad e s a
las que abre a la gratu id ad de los don es de la salv ació n n .

111. SACRAMENTAL1DAD DE LA PLEGARIA LITURGICA

Se trata de la ap lica ció n a la p le g aria litú rg ica d e u n a de las n o tas


esen c iale s de la litu rg ia cristian a. L a p le g a ria litú rg ica es u n v erd a­
d ero sig n o efic az desde el p u n to de v ista salvífico .

1. A ctitu d es in tern as

L o p rim e ro que e x p re sa la p le g aria litú rg ica son las actitu d es in ­


tern as q ue están p rese n tes en to d a o ració n c ristian a y qu e h ac en de
to d a la ex iste n cia de los cre y en te s el culto al P adre en el E sp íritu
S anto y en la v erd a d de Jesú s (cf. Jn 4,23).
L a p rim e ra ac titu d es la ad o ra ció n a D ios, q u e e n g lo b a to d as las
d em ás ac titu d es y tien e ad e cu a d a ex p re sió n e x tern a en g esto s co m o
la p o stració n , etc. ]2. Jun to a ella aparece tam bién la escu ch a y la
ac ep tac ió n de la P alab ra de D ios. E n efecto , la p ro cla m ac ió n y la
co n tem p lac ió n de las o b ras de D ios (cf. D V 2) v a siem p re ac o m p a­
ñ ad a de la o rac ió n m e d ita tiv a (cf. D V 25). El ejem p lo m ás n o tab le
lo co n stitu y e el uso de los salm o s ta n to en la litu rg ia de la P ala b ra
co m o en el O ficio div in o ,3.
L a a lab a n za y la ac ció n de g rac ias están p rese n tes tam b ién en la
p le g aria litúrgica. L as in te rv en cio n es rea liza d as p o r D io s en fav o r de

n Véanse las misas por diversas necesidades: cf. A u g e , M., «Messe e oraziom per
vane necessitá», en D e l l ’ O r o , F. (dir.), II Messale Romano del Vaticano 11, 2 (Leu-
mann-Tonno 1 9 8 1 ) , 3 9 9 - 4 1 8 .
12 Cf. Cat 2 0 9 6 - 2 0 9 8 y 2 6 2 8 , L ó p e z M a r t i n , J., «Adoración», en DTDC, 5 - 1 1 .
13 Cf. OLM 1 9 - 2 2 , OGLH 1 0 0 - 1 0 9 ; Cat 2 5 8 5 - 2 5 8 9
124 PAL La celebración del misterio

su p u eb lo son rec o rd a d as (a n a m n esis) y ce le b ra d as en la litu rg ia su s­


citan d o n u ev a m e n te la b en d ició n y la co n fesió n de fe, y m o tiv an d o
la sú p lica de n u ev as in te rv en cio n es d ivinas. L a p etició n y la in v o c a­
ción (epíclesis) son fruto de la ev o c ac ió n y de la ce le b ra ció n de las
ob ras sa lv ífica s div in as, y este m o v im ien to se trad u c e en la p le g aria
litúrgica.
A rre p e n tim ie n to y o fre n d a de la v o lu n tad . C o n frecu en cia, la
o ració n , an te la b o n d ad d iv in a m a n ifesta d a en sus o b ras, se co n v ierte
en un e x p líc ito re c o n o cim ien to del p ec ad o del h o m b re p ara p ed ir, a
c o n tin u ac ió n , que el S eñ o r rec ib a la o fre n d a del co ra zó n arrep e n tid o
(cf. Sal 5 1 ,1 2 .1 9 ). P or ú ltim o , la in tercesión. Se tra ta d e un a ac titu d
típ ica m en te cristian a , q u e en c u en tra su ejem p lo m á x im o en la p le g a ­
ria sa ce rd o ta l de Jesú s (cf. Jn 17), in tercesió n qu e co n tin ú a en el
cielo (cf. 1 Jn 2,1; H eb 4 ,1 4 -1 6 ). L a Iglesia, p o r eso, no cesa «de
su p licar a C risto , y po r m e d io de él al P adre, p o r la sa lv ació n de
to d o s los h o m b res» (O G L H 6 ). En la p le g a ria litú rg ica están p rese n ­
tes to d as las fo rm as de oració n c ristian a 14.

2. D im en sió n co rp o ra l

L a p le g aria litú rg ica está c o n stitu id a ta m b ié n p o r actitu d es c o r­


p o rales. El h o m b re tien d e a m a n ifesta r ex terio rm en te cu an to ex p e ri­
m e n ta en su interior. E sta m a n ifesta ció n se rea liza p o r m ed io de la
p alab ra, pero ta m b ié n a trav és de g esto s y m o v im ien to s co rp o rales,
tan to de los m in istro s co m o de los fíeles. El g esto litú rg ico se estu ­
d iará m ás adelan te. A h o ra se trata tan sólo de su b ray a r la n ec esid ad
y el v alo r de la in te g ració n del cu e rp o en la p le g a ria litú rg ica, aun
rec o n o cie n d o la so b ried a d co n q u e lo rea liza la litu rg ia ro m an a. N o
o b stante, se trata de un asp ec to en el q u e la litu rg ia está a b ierta a la
ex p resió n corporal q u e reclam e el talan te de alg u n o s p u eb lo s 15.
L as actitu d es co rp o rale s fo m en tan ad em ás la o ració n 16. D esd e
este p u n to de vista, los g esto s de las m an o s d esem p e ñ an un papel
m u y im p ortante: a) las m a n o s le va n ta d a s o ex te n d id a s (en cru z) es
un g esto típ ica m en te sacerd o tal (cf. E x 9,29; 17,11; Sal 28,2; 4 4 ,21;
etcétera), p rac tica d o p o r los p rim e ro s cristian o s (cf. 1 T im 2 ,8), y
que se rela cio n a con la o rac ió n de C risto en la cru z (cf. Le 2 4 ,3 4 .4 6 );

14 Cf. Cat 2625-2649.


15 C. para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la Inculturación. IV Instrucción
para aplicar la constitución «SC» (nn.37-40) (Typis Polyglottis Vaticanis 1994),
nn.41-42.
16 Véanse OGMR 2 0 - 2 1 ; OGLH 2 6 3 - 2 6 5 ; y A l d a z a b a l , J., «El cuerpo también
reza», en OrH 11 ( 1 9 8 0 ) , 1 7 7 - 1 8 0 ; I d . , «La expresión corporal en la oración», ib. 2 1
( 1 9 9 0 ) , 2 8 7 - 2 9 2 ; S a g n e , J. C l . , «Le corps dans la priére», en Cath 1 2 , 2 3 3 9 - 2 3 4 7 .
C. 10. La plegaria litúrgica 125

b) las m a n o s ju n ta s es un gesto de reflex ió n y de co n cen tració n


religiosa.

3. E ficacia

L a p leg aria litú rg ica es una p le g aria eficaz, no so la m e n te en b ase


a la co n fia n za filial del o ran te p ara lo g rar lo q ue pide, co m o c a racte­
rística esen cial de la o ració n (cf. M t 6 ,7 -8 .2 5 -3 2 , etc.). A quí se trata,
ante todo, de la efic ac ia p ro m etid a po r Jesú s a la o ració n rea liza d a
«en su n o m b re» (cf. Jn 14,13-14; 15,7-10.16; 16,23-27). La o ració n
en el no m b re de Je sú s está ligada esp ec ialm en te a la asam b lea de los
d isc íp u lo s reu n id o s p ara o rar (cf. M t 18,19-20; Jn 14,23). Es a esta
o rac ió n a la que el S eñor aso cia su p ro p ia p rese n cia y el do n del
E spíritu Santo (cf. Jn 14,15-17, etc.).
Por tanto, sin resta r efic ac ia de la o rac ió n p erso n a l, rec o m en d a d a
po r Jesú s (cf. M t 6 , 6 ), la p le g aria litúrgica, p o r ser o ració n de C risto
y de la Iglesia, go za de una efic ac ia a la q ue no ig u ala n in g u n a o tra
fo rm a de o rac ió n (cf. SC 7). A esta efic ac ia se la llam a ex o p ere
o p era n tis E cc lesia e 17.

IV. LA EUCOLOGIA Y LOS GRANDES GENEROS


DE LA PLEGARIA LITURGICA

La liturgia ha d esarro llad o una am p lia serie de fo rm as típ icas de


plegaria, desd e el p u n to de vista estru ctu ral y literario. D ejan d o las
o rac io n es b íb licas, co m o el P ad ren u estro , los salm o s y los cá n tic o s
del A n tig u o y del N uevo T estam e n to , así co m o las fó rm u las co m ­
p u estas a base de la E scritura o librem ente, co m o an tífo n as, resp o n ­
sorios, versícu lo s, etc., por p leg aria litú rg ica se en tien d e ah o ra la
eucología.
E u co lo g ía (del griego: eu c h é — p le g aria— y lo g o s — tratad o — )
sig n ific a p ro p iam en te « te o ría de la pleg aria» . Sin em b arg o , la p ala­
bra es usada en un sen tid o m ás am p lio para referirse al co n ju n to de
p le g arias co n ten id a s en un fo rm u lario litú rg ico , en un libro — d e n o ­
m in ad o eu c o lo g io — o, en gen eral, en toda la trad ició n litú rg ica. Este
es el uso m ás frecu en te de la p alab ra y el q u e se u tiliza en relació n
con la liturgia.
La eu c o lo g ía se suele d iv id ir en m a y o r y m en o r, aten d ie n d o a la
ex ten sió n y a la im p o rtan cia de las plegarias. La eu c o lo g ía litú rg ica

17 Cf. V a g a g g in i, C., El sentido teológico de la liturgia (BAC 181, Madrid 1959),


117-123.
126 P II La celebración del misterio

se en c u en tra en los o rd in e s o ritu a les de los sa cram e n to s, co m p re n ­


d ie n d o el M isa l u oracio n al de la M isa 18 y la L itu rg ia d e las H oras.

1. E u co lo g ía m a y o r

Se clasific an co m o e u c o lo g ía m a y o r la p le g aria eu c arística , las


p le g arias de o rd en a ció n del o b isp o , de los p resb ítero s y de los d iá co ­
n o s, de co n sag rac ió n de v írg en e s, la b e n d ició n n u p cial, la p le g aria
d e d ed ica ció n de la ig le sia y del altar, las de b en d ició n de los e le ­
m e n to s sa cram e n ta les (ag u a b au tism a l, óleos, etc.), y las p rin cip ale s
d e b en d ició n de p erso n a s, lu g a re s y o b jeto s para el cu lto y p ara el
serv icio de los hom b res.
L a p le g a ria e u c a rística co n stitu y e el ejem p lo m á s sig n ific ativ o
d e la e u c o lo g ía m a y o r y el m o d e lo m ás c o m p leto de la eu c o lo g ía
cristian a. Se d efin e co m o p le g a ria de acció n de g rac ias y d e sa n tifi­
cació n (O G M R 54), y ha re c ib id o ta m b ié n los n o m b res de a n á fo ra
en tre los o rien tale s, y ca n o n a c tio n is o can o n entre los latinos l9. «E l
se n tid o de esta p le g aria es q u e to d a la c o n g re g ació n de los fieles se
u n a con C risto en la p ro c la m a c ió n de las m ara v illa s de D io s y en la
o fre n d a del sacrificio » (O G M R 54). L a estru c tu ra m ás co m ú n a los
m o d e lo s re p re se n ta tiv o s de las d istin ta s fam ilias litú rg icas, ap recia-
ble en las ac tu a les del M isal R o m an o (cf. O G M R 55), o frece el si­
g u ien te e s q u e m a 20:
— D iá lo g o -P refa cio -A cla m a c ió n .
— Tránsito: « S an to eres e n v erd ad ...» .
— E p íc lesis I: « S an tific a esto s don es con la efu sió n de tu E sp í­
ritu ...».
— In s titu c ió n • «El cual, cu a n d o iba a ser en treg ad o ...» .
(aclam ación. « A n u n c ia m o s tu m uerte...» ).
— A n a m n esis-O b la c ió n : « A sí pues, al ce le b ra r el m em o rial... T e
o fre ce m o s, P adre, el p an de v id a ...» .
— E píclesis II: «T e p ed im o s... que el E spíritu S anto...».

18 El Missale Romanum ex Decreto Sacrosancti Oecumemci Concúu Vaticani II


instauratum auctontate Paub PP VIpromulgatum (Ed typica, Typis Polyglottis Vatica-
ms 1970, Ed typica altera 1975), heredero del promulgado en 1570 por san Pío V,
contiene cerca de dos mil oraciones Para el estudio de sus fuentes consúltese
J o h n s o n , C , «The Sources o f the Román Missal (1975)», en Not 354/356 (1996),
3-180, L o p e z M a r t i n , J , «Bibliografía del Misal Romano», en Ph 163 (1988), 77-92,
y M o f l l e r , E , et A A AA , Corpus orationum, lss (CCL 160ss, Tumholti 1992ss)
19 C f supra, n 2, y G i r a u d o , C , Eucaristía per la Chiesa (Roma-Brescia 1989),
I d , Preghiere eucarislitheper la Chiesa di oggi (Roma-Brescia 1993), M a z z a , E , Le
odíem epregh iere eucaristiche, 1-2 (Bologna 1984), Id , L ’anafora eucarística Studi
sulle origini (Roma 1992), VV AA., Eucharisties d ’Orient et d'Occident, 1-2 (París
1970), etc.
20 Los textos citados pertenecen a la plegaria eucarística II del Misal Romano
C 10 La plegaria litúrgica 127

— Intercesio n es: « A cu érd ate, S eñor...».


— D oxología: « P o r C risto, con él y en él...».
(aclam ación: «A m én»).
D eb a jo de esta estru c tu ra se ad iv in a el m o v im ien to in te rio r de
b en d ició n y de acción de g rac ias al P adre, p o r Je su cristo , en el E sp í­
ritu S anto, que ev o c a la h isto ria de la sa lv ac ió n cu lm in a n te en el
m isterio p a s c u a l21. En la p le g aria eu c arística de la litu rg ia ro m an a
tien e un gran reliev e el p r e fa c io , co m o p arte v aria b le qu e co n trib u y e
a p o n er de reliev e el asp ecto co n creto del m isterio qu e se ce le b ra 22.
L as resta n te s fó rm u las de la eu c o lo g ía m a y o r p o seen u n a estru c­
tu ra y un m o v im ie n to in te rio r m uy p are cid o a los de la p le g aria eu ­
carística.

2. E u co lo g ía m en or

A la eu c o lo g ía m e n o r p erte n ec en las o rac io n es co lecta, sobre las


o fren d as, p o sc o m u n ió n , sobre el pu eb lo , c o n c lu siv as de las h o ras del
o ficio , sálm icas, etc. U n a c a racterística de estas p le g arias es la de
fo rm a r p arte de u n a ac ció n ritual esp ec ífica en el co n ju n to de to d a la
ce leb ració n . A sí la o rac ió n co lec ta cierra los rito s in iciales de la M i­
sa y se ce n tra en la c o m u n id a d ya c o n g re g ad a, m ien tras q u e la o ra­
ción so b re e l p u e b lo , ce n trad a ta m b ié n sobre la co m u n id ad , p e rte n e ­
ce al rito de d esp ed id a. L a o ració n so b re las o fren d a s está al final
del rito de la p rese n tac ió n de los d o n es sobre el altar, y la o ració n
p o sc o m u n ió n sirve p ara clau su rar el rito de la co m u n ió n m ed ian te la
acción de gracias 23. Se p u ed e n in cluir d en tro de la eu c o lo g ía m en o r
las in te n cio n es de la o rac ió n univ ersal o de los fieles, resta b le cid a
p o r el C o n c ilio V atica n o II (c. SC 53) y q u e cu en tan co n im p o rtan tes
te stim o n io s en los libros litú rg ico s del p asad o 24.

21 Sobre los elementos de la plegaria eucarística pueden consultarse B o í t e , B ,


«L’épiclese dans les liturgies synennes orientales», e n SacrEr 6 (1954), 48-72, C a s e l ,
O , Faites ceci en mémoire de moi (París 1962), P i n t u , J , Anamnesis y epiclesis en el
antiguo rito galicano (Lisboa 1974), R a m i s , G , «El memorial cucanstico concepto,
contenido y formulación en los textos de las anaforas», en EL 96 (1982), 189-208,
S h a n e s , N (dir ), Eucaristía y Trinidad (Salamanca 1990), etc
27 Sobre el prefacio c f B r u y l a n t s , P , «Los prefacios del Misal Romano», en
VV AA , El Canon de la Misa (Barcelona 1967), 27-55, M o e l i e r , E , Corpus prefa-
tionum 1-5 (CCL 161-161 D, Tumholti 1980-1981), T r i a c c a , A M , «La strutturazio-
ne eucologica dei prefazi», en EL 86 (1972), 233-279, W a r d , A - J o h n s o n , C , The
Prefaces of the Román M issal A Source Compendium with Concordante and Indices
(Rome 1989)
Cf L o p f z M a r t i n , J , «Bibliografía sobre el MR», art cit, 85-89, J i n c . m \ n n ,
J A , El Sacrificio de la Misa op c it , 416-435, 637-645 y 990-1002, y Ph 44 (1968)
24 C f D e C l e r c k , P , La priere universelle dans les hturgies latines anciennes
Temoignages patristiques et textes liturgiques (LQF 63, Münster W 1977)
128 P.IL La celebración del misterio

D en tro de su b rev e d ad , estas o rac io n es c o m p re n d e n u n o s e le ­


m en to s objetivos, unos ele m e n to s estru ctu ra le s y u n as c a ra c te rísti­
cas d e estilo 25. E stas no son fác ilm e n te p erc ep tib les en la trad u c ció n
de los tex to s litú rg ico s a las le n g u as m o d ern as. L os elem e n to s o b je ­
tivo s n o son o tra co sa q ue lo s co n te n id o s fu n d am e n tales de to d a p le ­
g aria cristian a. L os te x to s e u c o ló g ic o s son fó rm u las de p le g aria que
se inscrib en n e c esariam en te en la d in á m ic a in te g rad o ra del m isterio
de C risto. P o r eso es p o sib le id e n tific a r en ellas, de u n a m a n e ra o de
otra, las p arte s siguientes:
— In vo ca ció n («D ios», « S eñ o r» , referid o s siem p re al Padre).
— A n a m n esis de la o b ra sa lv ífica (p ro p o sició n de relativ o : «que
has qu erid o ...»
— Sú p lica (objeto de la petición: « co n ced e a tu p u eb lo ...» ; a v e­
ces con la ex p re sió n de la finalidad: « p ara que...» ).
— C onclusión (« P o r n u estro S eñ o r Jesu cristo ... A m én»).
Si los elem e n to s o b je tiv o s co n stitu y e n los c o n ten id o s b ásico s de
la p le g aria, los elem e n to s estru ctu ra le s dan fo rm a y co n fig u ran los
co n ten id o s en el co n ju n to , de m a n era que a c a d a elem e n to o b je tiv o
co rresp o n d e u n elem e n to estru c tu ral. L a fin alid ad de los elem e n to s
estru ctu ra le s es dar a la p le g a ria la m a y o r e x p re siv id a d p o sib le. L a
riq u ez a y la v arie d ad de las form as e stru c tu rale s está al serv icio de
la fun ció n que cada tipo de p le g aria d esem p e ñ a en la celeb ració n . D e
h echo, ca d a clase de p le g a ria litú rg ica tie n e su estru c tu ra p ecu liar,
a u n d en tro de las in e v ita b les c o in cid e n cias en tre u n o s tip o s y o tro s,
d ad a la b rev e d ad de estas p le g arias y el n ú m e ro red u c id o de elem e n ­
to s e n ju e g o .

25 C f A r o c e n a , F . , «La eucología a treinta años de la reforma litúrgica», en OrH


25 (1994), 199-208, A u g e , M , «Pnncipi d’interpretazionedei testi liturgia», en Anam­
nesis 1 , 159-179; L ó p e z M a r t i n , J , «La eucología como respuesta a la Palabra de Dios
Una clave hermenéutica imprescindible», en Ph 180 (1990), 457-464; N a k a g a k í , F ,
«Método intégrale Discorso sulla metodología nell’ interpretazione dei testi eucologi-
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liturgia, storia M iscellaneaC Manziana (Brescia 1977), 197-224
C a p ít u l o X I

LA COMUNICACION Y EL LENGUAJE LITURGICO

Los ritos deben resplandecer con una noble sencillez,


ser claros por su brevedad y... no deben precisar muchas
explicaciones (SC 34).

BIBLIOGRAFIA

B e n i t o , A. (dir.), Diccionario de Ciencias y Técnicas de la Comunica­


ción (Madrid 1991); Centre de Recherches du Sacré, La communication par
le geste (París 1970); L e v e r , F., «Comunicación en la eucaristía», en NDL,
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73/1-2 (1992); RL 58/1 (1971); 80/2 (1993), 147-256.

En el p rese n te ca p ítu lo y en los sig u ien te s se estu d ia la c e le b ra ­


ció n en cu an to acció n sig n ific ativ a y ritual (cf. C at 1153). P ara c o m ­
p ren d e r m e jo r el sig n ific ad o de los acto s, g esto s y o b je to s q u e in te­
g ran la ce le b ra ció n , es p rec iso te n e r en cu e n ta alg u n as a p o rta c io n e s
de las cien c ias de la co m u n ica ció n y del lenguaje. L a fin alid ad de
este cap ítu lo es an a liz ar la ce le b ra ció n co m o fen ó m e n o de c o m u n i­
cación h u m a n a y de ex p re sió n sim b ó lic a l . L a ex p o sició n c o m p re n ­
de n o cio n es b ásicas de tipo gen eral, ap lica d as d esp u és a la c e le b ra ­
ció n litúrgica.

I. LA COMUNICACION COMO HECHO SOCIAL

L a co m u n ic a ció n está en el ce n tro de la v id a so cial, y a q u e a fe cta


a casi to d as las facetas y activ id ad e s de la vida. L os c a m b io s q u e
ca racteriza n a la so c ied a d de h oy están re la cio n a d o s con el fe n ó m e ­
no de la co m u n ica ció n .

1 C f F e r n a n d e z , P , «Elementos semiológicos de la liturgia», en Salm 22 (1975),


457-497. Para el campo religioso J a v i e r r e , J M , «Comunicación de las ideas religio­
sas», en DCTC, 243-258, R a n s e y , I. T., II hnguaggio religioso (Bologna 1970), y Conc
42(1969), RL 58/1 (1971)
130 P II La celebración del misterio

1. N o c io n e s

L a c o m u n ica ció n es un p ro c e so q ue llev a co n sig o u n a in te n ció n


d e in te rcam b io de estad o s su b je tiv o s, co m o ideas, se n tim ien to s, a c ­
titu d es de c o n d u c ta , etc , y se sirv e de to d a clase d e m e d io s p a la ­
b ras, sím b o lo s, gesto s, se ñ ale s v isu a le s y ac ú sticas, etc
E tim o ló g ica m e n te, c o m u n ic a c ió n v ien e de c o m m u m c a tio (cu m +
m unus), ac ció n de c o m p a rtir u n o ficio o u n a fun ció n , y en este sen ­
tid o in d ic a te n e r alg o en co m ún. La p a la b ra co m u n ic a c ió n h ace refe­
ren c ia a las re la c io n e s p erso n a les y a la so ciedad . C o m u n ic a r sig n i­
fica h ac er sab er, tra n sm itir un m e n saje
P ara la so cio lo g ía, la co m u n ic a ció n es u n a red de re la c io n e s te ji­
da a base de in fo rm ac io n es, estím u lo s y resp u e sta s q u e estru c tu ran y
co n stitu y en u na s o c ie d a d 2 P ara la psico lo g ía, la co m u n ic a ció n es la
acció n p o r la q ue un ind iv id u o , el c o m u m ca d o r, tran sm ite estím u lo s,
g en e ralm e n te v erb a les, p ara m o d ific a r el co m p o rtam ie n to de o tro s
in d iv id u o s, los rec ep to res 3 E n e s te se n tid o , la c o m u n ic a ció n e s
e sen c ialm en te un fen ó m e n o p sic o lin g u ístic o , p u esto q u e p ro d u c e un
en cu en tro de sig n ificad o s en tre dos o m ás p erso n a s 4 E sto su p o n e la
e x iste n cia de sig n o s o sig n ific an tes rela cio n a d o s co n lo q u e se q u iere
ex p resar, y so b re to d o la ex iste n cia de u nas co n e x io n e s en tre los
sig n o s y las p erso n a s q ue los co n o c en y los usan.
L a co m u n ic a ció n in teresa ta m b ié n a la teolo g ía. L a reflex ió n so ­
b re el m isterio de D ios, en la p ersp e ctiv a de la rev e lac ió n y de la fe,
tie n e en cu e n ta ta m b ié n el h ech o de la co m u n ica ció n de D ios al
h o m b re — la rev e lac ió n — y del h o m b re con D ios — la e x p e rie n c ia
re lig io sa en to d a su a m p litu d — . E n ú ltim a in stan cia, el m iste rio de
D io s es un m isterio de co m u n ica ció n ( c f Jn 1,18) P ero ad e m á s la
Ig lesia es ta m b ié n u n a señal e in stru m e n to de u n ió n y, p o r ta n to , de
co m u n ica ció n ( c f L G 1 ) 5 La litu rg ia no p uede ser ajen a a e sta re a ­
lid ad

2 C f B i n i , L , «Comunicación social», en DETM, 91 98, M o r a g a s , M , Sociología


de la comunicación de masas (Barcelona 1985), S a p f r a s , E , «Efectos de la comuni
cacion social», en DCTC, 425-435 Y, sin embargo, hoy se padece una gran incomu
mcacion c f C a s t i l l a d e l P i n o , C , La incomunicación (Barcelona 1972), P í n u l l , J L ,
«Incomunicación», en DCTC, 739-754
* C f B u c e t a , L - C u e s t a , U , «Psicología de la comunicación», en DCTC, 1168-
1176
4 C f P a l o , G , «Comunicación», en DTI 2, 51-63 Para ampliar c f B a b i n , P , La
era de la comunicación Para un nuevo modo de evangelizar (Santander 1990), C a r r e
r a , J \ , Introducción a los medios de comunicación (Madrid 1990), V a l v u e n a , F ,
La comunicación y sus clases (Zaragoza 1976), W i n k i n , Y , La nueva comunicación
(Barcelona 1987)
5 C f M a r t í n e z , F , «Teología de la comunicación», en DCTC, 1326-1342, Id ,
Teología de la comunicación (BAC 539, Madrid 1994)
C 11 La comumc ación y el lenguaje litúrgico 131

P o r co n sig u ie n te, la co m u n ic a ció n es u n a ac tiv id ad p erso n a l y


co m u n ita ria , q ue p u ed e d efin irse co m o un p ro ce so m e n tal y e m o c io ­
nal de in te racc ió n social, en el que se c o m p arten to d a clase de situ a­
cio n es in teriores.

2 C la ses d e co m u n ica ció n

P ara e stab lece r u n a c lasific ac ió n de la co m u n ica ció n se recu rre a


d iv e rso s criterio s.
Si se atien d e al pap el del e m iso r o co m u m ca d o r, la co m u n ica ció n
p u ed e ser u n ila tera l o re c íp ro c a , según se trate de en v iar un m e n saje
al re c e p to r sin e sp erar resp u e sta , o si ésta se p ro d u ce E n la ce le b ra ­
ció n litú rg ica se dan estas dos clases de c o m u n ica ció n
Si se atien d e al m ed io con el q ue se estab lece la co m u n ica ció n ,
ésta p u ed e ser d irecta o in d irecta E n el p rim e r caso el e m iso r se
co m u n ica de p erso n a a p erso n a con el re c e p to r o el g rupo. E n el
seg u n d o caso se u tiliza un m ed io p ara salv ar la d istan c ia o el tiem p o
L a c e le b ra ció n litú rg ica en tra d en tro de la ca te g o ría de la co m u n ic a ­
ció n d irecta, au n q u e se u tilice n m e d io s té cn ic o s, p ero d en tro siem p re
de un m ism o espacio litúrgico 6
C u a n d o el m en saje es p e r s o n a l y v a d irig id o e x c lu siv am e n te a
u n a p erso n a o a u na co m u n id ad co n o c id a , estaría m o s an te u n a co ­
m u n ic ac ió n p riv a d a C u a n d o la c o m u n ica ció n no tien e u n o s d e s tin a ­
tario s d efin id o s, ni se h a d elim itad o el ám b ito h a c ia el que se d irig e
el m en saje, se la c o n sid era p ú b lic a E n la litu rg ia la co m u n ica ció n
d e b e ría ser siem p re p erso n al en el sentido in d icad o antes, au n q u e se
dirija a u n a co m u n id ad am p lia 7
L a co m u n ica ció n es, fin alm en te, v e rb a l o no ve rb a l, si u tiliza o
n o las p alab ras p ara tra n sm itir el m e n saje L a co m u n ica ció n v erb al
h ab lad a en tra en la ca te g o ría de la c o m u n ica ció n so n o ra , a la que
p erte n ec en ta m b ié n o tras fo rm as co m o la m úsica, el can to y el silen ­
cio L a co m u n ica ció n no ve rb a l es m u y co m p leja, p u esto que se sir­
ve de m e d io s y señ ales tan v a ria d o s com o el g esto , la m irad a, los
ad em an es, etc 8

6 Otra cosa son las retransmisiones por radio o televisión cf Directorio para las
Misas en radio y televisión de 4-I1I 1996 (Madrid 1986), y «Cuadernos Phase» 44
(Barcelona 1993)
7 C f VALBLtNA, F , «Comunicación interpersonal», en DCTC, 258-266 (B ib l),
I d , «Comunicación colectiva», ib , 230 242
8 C f C a f f a r c l , C , «Comunicación no verbal», en DCTC, 266 278, D a v i s , F , «La
comunicación no verbal» (Madrid 1992, 18ed ) , H i n d e , R A (dir ), La comunicazione
non verbale (Barí 1974)
132 P.II. La celebración del m isterio

En esta ú ltim a ca te g o ría de c o m u n ic a c ió n in te rv ie n e n v ario s se n ­


tidos, adem ás de la p ersp ic ac ia , la fa n ta sía y la in tu ició n , de m an era
que puede h ab larse de c o m u n ica ció n m u ltis e n so ria l.

3. Proceso de la co m u n ica ció n

La com unicación c o m p re n d e c in c o e le m e n to s q u e in te rv ien en en


el proceso: el e m iso r, el re c e p to r, la señ a l, el m e n s a je y el có d ig o de
señales.
El em isor o c o m u n ic a d o r es la p e rso n a q u e tra n s m ite un m en saje.
Por este m otivo es el q u e a su m e el co n tro l. E n u n a ce le b ra ció n litú r­
gica intervienen v ario s em iso res: la a s a m b le a m ism a , el p resid en te,
los lectores, el salm ista, el an im ad o r, etc. A u n q u e el m e n saje no p ro ­
ceda del em isor, p o rq u e se e n c u e n tra en el lib ro litú rg ico , el co m u ­
nicador nunca es co m p le ta m e n te n e u tra l, y co n su to n o , actitu d , én ­
fasis, etc., p u ede de h ec h o « co lo re ar» el m e n sa je q u e tran sm ite. En
todo caso, su p apel está c o n d ic io n a d o p o r su s cu a lid a d e s y p o r su
preparación, que p u ed en a u m e n ta r o d is m in u ir la e fic a c ia de la co ­
m unicación.
El r e c e p to r e s el d estin a tario del m e n sa je , y d e b e e sta r en c o n d i­
ciones de poderlo recibir. N o es m e ro su je to p a siv o , p o rq u e p u ed e
actuar sobre el e m iso r y « ex ig irle» m á s c la rid a d . P ara in te rp re tar
correctam ente el m en saje, el re c e p to r tie n e q u e c o n o c e r el có d ig o
que utiliza el e m iso r y o b ed e ce r las « in stru c c io n e s» d ad as p o r éste.
En todo caso el re c e p to r es el e slab ó n m á s im p o rta n te del p ro ceso
com unicativo, p o rq u e si el c o m u n ic a d o r n o a lc a n z a al rec ep to r, es
com o si h ab lara al aire.
La se ñ a l que sirv e de so p o rte al m e n sa je e s el m e d io q u e salv a la
distancia de esp acio o de tie m p o e n tre el e m is o r y el recep to r. La
señal suele ser n atu ra l, co m o la p a la b ra o el g e s to , y tie n e qu e v er
con los sentidos del h o m b re o con su s fa c u lta d e s p síq u ica s. P ero la
señal puede ser tam b ién artific ia l, c o m o p ro lo n g a c ió n d e los sen ­
tidos.
En cuanto al m en sa je o c o n te n id o de la c o m u n ic a c ió n , só lo e x is­
te cuando se en c u en tra e stru c tu ra d o en u n sis te m a de sig n o s que
p erm ite su tran sm isió n co rrec ta y su p o s te rio r re c e p c ió n e in te rp re ta­
ción. Es decir, cu an d o el co n ten id o se tra n s m ite en un le n g u aje co m ­
p artido por el em iso r y el rec ep to r. E n la c o m u n ic a c ió n ve rb a l el
m ensaje lo co n stitu y en n o ta n to las id e as o se n tim ie n to s q u e se ex ­
presan cuanto las p alab ras q u e se p ro n u n c ia n , y en la co m u n ic a ció n
visual o gestual los m o v im ien to s de las m a n o s o d el cu erp o .
F inalm ente, el có d ig o es el sis te m a d e s e ñ a le s e stru c tu ra d a s de
m anera co h eren te y co m p re n sib le p a ra v e rte r en ellas el m e n saje y
C .l l. La comunicación y el lenguaje litúrgico 133

tran sm itirlo . El cód ig o h ac e refe re n c ia ta n to a la co d ifica ció n p or


parte del em iso r com o a la d esco d ifica c ió n p o r p arte del r e c e p to r 9.
La len g u a es uno de los có d ig o s m ás im p o rta n tes que p u ed e u sar el
co m u n ica d o r y que n ec esariam en te ha de ser c o n o c id a p o r el rec ep ­
to r para in te rp re tar el m ensaje. La litu rg ia u tiliza v ario s có d ig o s si­
m u ltán e am e n te, co m o luego se verá.
A u nque no es un elem e n to p ro p io del p ro ceso de la c o m u n ic a ­
ción, co n v ien e te n er en cu en ta ta m b ié n la ex iste n cia de los ru id o s o
p ertu rb ac io n e s que im p id en unas veces la tran sm isió n co rrec ta de un
m e n saje y o tras la recep ció n . Para aten u a r los ru id o s y h acer m ás
e fectiv a la co m u n ica ció n ex iste una té cn ic a llam ad a red u n d a n cia ,
que co n siste en el refu erzo de aq u e llo s elem e n to s qu e p u ed en h ac er
m ás clara y p en e tran te la tran sm isió n del m en saje. P or ejem p lo , las
v aria cio n e s en la in ten sid ad del sonido, el to n o en la voz, las rep e ti­
ciones, la g estic u lac ió n , el ap o y o de la im ag en sobre el tex to y v ice­
v ersa, etc. P ero ex iste ta m b ié n el recu rso a la re tro a lim e n ta ció n o
efecto reto rn o (feed-back) y q ue es un co n tro l de la em isió n del
m en saje, m ien tras se efectú a, de m a n era que cu a lq u ie r v ariació n no
d eseada pro v o ca un reaju ste del pro p io p ro ce so l0. La retro alim e n ta­
ción es p erfec tam en te p o sib le en la ce le b ra ció n litú rg ica, si los m i­
n istro s están aten to s a los fieles y resp etan y estim u lan las in terv en ­
cio n es del p u eb lo q ue la m ism a litu rg ia ha estab lecid o p ara h ac er
m ás viv a su p articip ació n .

II. FUNCIONES DE LA COMUNICACION EN LA LITURGIA

A u n q u e no es fácil an a liz ar la litu rg ia desd e el p u n to de v ista de


la co m u n ica ció n , se d istin g u en en ella alg u n as fu n cio n es co m u n ica­
tivas:
F u n ció n in fo rm a tiva y d id á c tic a , que trata de tran sm itir un a d oc-
trin a o unos v alores, para o rien tar las actitu d es y el co m p o rtam ie n to

»
de los p articip an tes. E ste tipo de co m u n ica ció n se rea liza p rin cip al­
m en te po r m edio de la palabra. Un ejem p lo de esta fu n ció n se p ro ­
duce cu a n d o un rito es ex p lica d o en el cu rso de su d esarro llo p o r
m edio de u na fó rm u la un id a al rito m ism o. E sto se llam a fu n c ió n d e
m eta len g u a je y se p ro d u ce en las m o n ic io n e s y a v eces en las p le g a ­
rias in tro d u c to rias de un rito.
F unción co n a tiva o in citan te en o rd en a rea liza r d eterm in a d o s
actos. P or ejem p lo , las in v itac io n es a o ra r o a rea liza r alg ú n gesto.
De m odo se m ejan te se p u ed e co n sid e ra r la co m u n ica ció n te n d en te a
c re a r a ctitu d e s fav o rab le s ante un d e term in a d o o b je to p sico ló g ico ,

y Cf. NuÑtz, L., «Codificación», en DCTC, 183-193.


10 Cf. L p v f r , F., art. cit., 407-408.
134 P II La celebración del misterio

co m o la a lab a n za y la sú p lic a a D ios, o la ac o g id a y la rec o n ciliació n


de ca ra a los h o m b res
F u n ció n esté tic a , c u a n d o se trata de tra n sm itir u n a em o ció n p o é ­
tica o líric a al se rv ic io del ac o n te cim ien to que se c e le b ra E sta fo rm a
de co m u n ica ció n está re se rv a d a g en e ralm e n te al ca n to y a la m ú sica,
pero no q u ed a re d u c id a ú n ic am e n te al ám b ito de la co m u n ica ció n
son ora L os co lo res, los e lem e n to s o rn am e n tales, la ca lid ad de los
ob jeto s litú rg ico s e in c lu so su v alo r artístic o so n m a n e ra s de ex p re­
sar la im p o rta n cia de u n a fiesta o las ca ra c te rístic a s d e un tiem p o
litúrgico
F u n ció n p e r fo rm a tiv a , cu a n d o se su p eran to d o s los n iv eles a n te ­
rio res de co m u n ica ció n y se d a lu g a r a u n a situ ac ió n real n u ev a, a
un a p re se n c ia o la co m u n ió n con el m isterio E sta fu n ció n co n d u ce
d irec tam en te al m isterio y a la c o m u n ica ció n de la g ra c ia de C risto a
trav és de los sig n o s sa cram e n ta les E n esta fu n ció n d e la c o m u n ic a ­
ció n ju e g a u n g ran p ap el el sim b o lism o

III CODIGOS DE COMUNICACION USADOS


EN LA CELEBRACION LITURGICA

A u n q u e y a se h an m e n cio n a d o , co n v ien e c o n o c e r en su s asp ec to s


esen ciales los p rin cip ale s có d ig o s de co m u n ica ció n u sa d o s p o r la
liturgia.

1. C o m u n ica ció n so n ora

Se p ro d u ce en la tran sm isió n de m e n sajes m e d ian te có d ig o s b a ­


sad os en el sen tid o del o íd o E sta fo rm a de co m u n ica ció n co m p re n d e
la co m u n ica ció n ve rb a l h a b la d a , la c o m u n ica ció n p o r e l c a n to , la
co m u n ica ció n p o r la m ú sica y la co m u n ic a c ió n p o r e l sile n c io 1*.
1 L a com u n ica ció n ve rb a l h a b la d a es la fo rm a m á s n o b le de
co m u n ica ció n h u m a n a y la m ás efic az P o r o tra p arte, la litu rg ia c ris­
tia n a c o n c ed e p rim a cía a la p a la b ra so b re el g esto y el rito ( c f 1 C o r
14, 13- 19) P o r eso d ec ir, p ro c la m a r, confesar, alabar, etc , so n u n a
fo rm a de ac tu a r litú rg icam en te, en d ep e n d en c ia del h e c h o d e la re v e ­
lació n d iv in a p o r m ed io de la p alab ra. E sto h ac e q u e la litu rg ia e x ija
siem p re la le ctu ra p ú b lic a y en v o z alta de los tex to s, so b re to d o
bíblicos.

11 Vease S t e f a n i , G , La aclamación de todo un pueblo La expresión vocal y


musical en la liturgia (Madrid 1967), Id , «La comunicazione órale», en G e l i n e a u 1,
202-211
C 11 La comunicación y el lenguaje litúrgico 135

2 L a co m u n ic a ció n p o r m edio d el ca n to es un a fo rm a de co ­
m u n ic ac ió n so n o ra y verbal que p articip a de to d as las cu a lid a d es de
la co m u n ica ció n verbal h ab lad a, refo rz ad a s p o r las cu a lid a d es del
can to , y de ac u erd o con las d istin ta s situ ac io n es ritu ales qu e este
p ro v o c a D esd e el p u n to de v ista se m io ló g ico , en el can to se p u ed en
an a liz ar los n iv eles de « d en o tac ió n » o sig n ific ad o d irecto del can to
en razó n de su texto, y de « co n n o tac ió n » o sig n ificad o g lo b al en
raz ó n de la m e lo d ía y de las re so n a n cia s que p u ed e p ro v o ca r L a
litu rg ia siem p re ha p ro cu rad o que la m e lo d ía esté al serv icio del te x ­
to y que este sea in telig ib le
3 L a co m u n ica ció n p o r m ed io d e la m ú sica sola tien e p ec u lia­
rid ad e s p ro p ias en la litu rg ia E n efecto, la au d ició n de la m ú sica en
la ce le b ra ció n tien e alg u n as ex ig en cias L a litu rg ia ex clu y e de an te­
m a n o la u tiliza ció n de in stru m e n to s a m o d o de co n cierto , o com o
m ú sica am b ien tal p ara cre ar una atm ó sfera N o o b sta n te se ad m ite la
m ú sic a sola p ara ac o m p a ñ ar un rito o p ara llen ar u n a p au sa, siem p re
que los m ú sico s se in teg ren en la acció n litú rg ica
4 C om u n ica ció n p o r m edio d el silencio A u n q u e p u ed a p a re ­
ce r p ara d ó jico , el silen cio es un v erd a d ero m e d io de p articip a ció n en
la litu rg ia, y en este se n tid o se p u ed e e x a m in a r su fu n ció n ex p resiv a
y co m u n ica tiv a 12 El silencio es parte de la celeb ració n , p o rq u e no
es un vacío, ni un m u tism o n eg ativ o , sino un esp acio esp iritu al p ara
la in te rio riza ció n y la o ració n p erso n al El silen cio en la litu rg ia es
am b ien tal, n ec esario p ara una b u en a p erc ep ció n de la p alab ra, de
co n c en tra ció n p ara d isp o n e rse a un rito, de m e d ita ció n y de p ro lo n ­
g ac ió n de un rito, d esp u és de las lecturas o de la h o m ilía y d esp u és
de la co m u n ió n El silen cio es ta m b ié n un rito cu an d o la asam b lea es
in v itad a a in v o c ar al S eñ o r d u ran te la im p o sició n de m an o s o d es­
pu és de las in te n cio n es de la oració n de los fieles

2 C o m u n ica ció n v isu a l

Se en tien d en p o r co m u n ica ció n visu al aq u e llo s p ro ce so s c o m u n i­


cativ o s que u tilizan có d ig o s que afectan al sen tid o de la v ista E s un a
co m u n ica ció n no verbal En la litu rg ia co n flu y en v a n o s de los có d i­
gos de co m u n ica ció n visual
1 La co m u n ica ció n p o r m edio d e l gesto, no sólo co m o ap o y o
de la palab ra, sino ta m b ié n co m o m o v im ien to co rp o ral ex p resiv o p o r
sí m ism o E n am b o s caso s el gesto tien e un sig n ificad o , ex p resa una

12 C f Instr Musicam sacram de 5-V 1967, n 17, OGMR 23, 32,47, 88, 122, etc ,
OLM 28, 31, etc , OGLH 48, 201 y 202, c f B u s q u e t , P , «El silencio en la celebra­
ción», en Ph 92 (1976) 144-148, y RL 76/4 (1989)
136 P.II. La celebración del misterio

relació n y resa lta u na in ten ció n . P or m e d io del g esto litú rg ico el cre­
y en te ex p re sa sus d isp o sicio n e s in terio res y el m in istro p o n e de m a­
n ifie sto la ac ció n de D ios q ue aco g e, san tifica, b en d ice , etc. N o im ­
p o rta que se trate de g esto s e stereo tip ad o s o que sean siem p re los
m ism os. L a litu rg ia sólo p id e que sean a u tén tico s y q u e se rea lice n
con n atu ra lid a d y verdad.
2. La co m u n ica ció n m ed ia n te e l sim b o lism o y las im á g en es u ti­
liza, en p rim e r lugar, los sím b o lo s en sentido estricto 13, y tam b ién
los ico n o s, las fig u ras, efig ies o re p re se n ta c io n e s p lá stic a s de Je su ­
cristo, la S an tísim a V irg en y los santos, en sí m ism o s o en escen as
de su vida. A esta ca te g o ría de c o m u n ica ció n p e rte n e c e n tam b ién los
elem e n to s fig u ra tiv o s u o rn am e n tales, co m o el v estid o , las in sig n ias,
los o b je to s litú rg ico s, las flo res y o tro s elem e n to s q u e llen an el esp a­
cio de la ce leb ració n .
3. C om u n ica ció n m ed ia n te el e sp a c io . El local de la ce le b ra­
ció n y la d isp o sició n de los d istin to s « lu g ares» — co m o el altar, el
am b ó n , la sede y o tro s— crean ta m b ié n un am b ien te sig n ificativ o .
L a arq u itectu ra , m ás allá del resu ltad o artístico y de la fu n cio n alid ad ,
in te rp re ta el esp ac io y co m u n ica m e n sajes, trad u c ien d o en e stru c tu ­
ras y en o rn am e n tac ió n los v alo re s atrib u id o s a los d iv e rso s asp ecto s
de la ex iste n cia h u m a n a 14.

3. C o m u n ica ció n m ed ia n te otro s sen tid os

E n la litu rg ia h ay o tro s có d ig o s de co m u n ica ció n ad e m á s de los


que se apoyan en los sentid o s del oído y de la vista 15.
P u ed e h ab larse, en efecto , de u n có d ig o táctil: Je sú s to c ó y cu ró
al lep ro so (cf. M t 8,3) y al so rd o m u d o (cf. M e 7,33). T o m ás q u ería
«to car» p ara c re er (cf. Jn 2 0 ,2 5 .2 7 ), p o rq u e to c ar es co m o v er y o ír
(cf. 1 Jn 1,1-3). En la litu rg ia la co m u n ica ció n p o r m ed io del tacto
ap a re c e en n u m e ro so s ritos sa cram e n ta les 16. E s in d u d ab le qu e d eter­
m in a d as p o stu ras c o rp o rale s su p o n e n ta m b ié n un co n tac to co n cu a n ­
to nos rodea; p o r ejem p lo , el esta r de rodillas, el estar p o strad o s y el
c a m in a r e n tra ñ an u n a ce rcan ía a la tierra.

n C f G e l i n e a u 1, 105-135.
14Cf A b r u z z i n i , E , «Arquitectura», en NDL, 1 4 4 - 1 5 5 ; B u s q u e t , P . , «Un ejemplo
de análisis semiológico: el edificio eclesial», en Ph 7 6 ( 1 9 7 3 ) , 3 2 9 - 3 3 9 , H a l l , B. T.,
La dimensión oculta Enfoque antropológico del uso del espacio (Madrid 1 9 7 3 ) ;
VV.AA., Arquitectura como semiótica (Buenos Aires 1 9 7 1 ) .
15 Sobre el papel de los sentidos en la liturgia c f M o n t e r o , P , Animar la celebra­
ción (Madrid 1990).
16 C f A l d a z a b a l , J., «La importancia de tocar», en Gestos y símbolos (Barcelona
1989), 68-72.
C .l 1 La comunicación y el lenguaje litúrgico 137

Y de un có d ig o olfativo: El incien so , sím b o lo de las o rac io n es de


los san to s (cf. A p 5,8; 8,3-4; Sal 141,2, etc.), es un elem e n to co m u ­
n ic ativ o m u ltise n so rial, al m e n o s en las litu rg ias de O rien te, en las
que no sólo se ve y se h uele, sino q u e se oye, p o rq u e el in c en sario
llev a ca m p an itas. E n la litu rg ia ro m an a el in cien so es u sad o en m u ­
chas ce le b ra cio n e s ,7. O tro elem e n to olfativo es el b álsam o con el
qu e se co n fe c c io n a el crism a.

IV. EL LENGUAJE LITURGICO

L a litu rg ia es, p o r tanto, un m e d io de co m u n ica ció n en el q u e se


p o n e de m an ifiesto un le n g u aje m ú ltip le , h ech o d e p alab ras — in c lu i­
da la P alab ra de D io s— , g esto s, sím b o lo s y otro s elem en to s. E x iste
un le n g u a je litú rg ic o , co m o ex iste n el len g u aje p o lítico , el len g u aje
científico, el len g u aje religioso, etc. 18. Es fun d am en tal que el len ­
g u aje litú rg ico sea co m p re n sib le y que to d a ce le b ra ció n litú rg ica sea
u n esp ac io d o n d e se p ro d u zc a u n a v erd a d era co m u n ica ció n en tre to ­
dos los que particip an .

1. D istin ció n en tre len g u a je y len gu a

A h o ra bien, no es lo m ism o len g u a que lenguaje. L a len g u a es un


co n ju n to de sig n o s o rales y de sus e q u iv ale n te s escrito s u sad o s p ara
ex p re sarse, es decir, un m o d e lo co n stan te y gen eral p ara to d o s los
m ie m b ro s de u n a c o lec tiv id a d lingüística. L a len g u a, así co n sid era­
da, es un a realid ad su p rain d iv id u al que d eterm in a el p ro ce so de la
co m u n icació n .
El le n g u a je, en ca m b io , es el p ro ce so de estru c tu rac ió n de las
p a lab ras y de las frases de acu erd o co n un d eterm in a d o estad o de la
c o n c ie n cia p ara m a n ife sta r lo que se desea. El len g u aje a rticu la la
len g u a en función de una cultu ra, una m e n talid ad , u n a filo so fía o
u n a d ete rm in a d a serie de rela cio n e s del h o m b re co n sig o m ism o , con
los d em ás o con el m u n d o q ue le rodea.
A h o ra b ie n , en el ám b ito de un gru p o relig io so , in teg rad o p o r
p erso n a s de la m ás d iv e rsa p ro ce d en cia social y cu ltu ral, la n ec esi­
d ad de co m u n ic a r y co m p a rtir la ex p e rien c ia relig io sa h ace que no
b asten las p alab ras de la lengua, sino que sea n ec esario re c u rrir a
o tro s signos, em o tiv o s y subjetivos. D e este m o d o su rg en el len g u aje

17 Cf. A l d a z a b a l , J., «El incienso», en Gestos y símbolos, op c it , 62-67


,x Sobre el lenguaje litúrgico, además de los títulos citados al principio, c f L e g a r
d i e n , L , «Y a-t-il un langage liturgique?», QL 62 (1981), 145-154, P a r e n t , R , «Le

triple langage de l’acte liturgique», en NRT 96 (1974), 406-413, P i s t o i a , A , «Introdu-


zione critica al dibattito recente sul linguaggio litúrgico», en EL 94 (1980), 3-26.
138 P.II. La celebración del misterio

relig io so y el len g u aje litúrgico, no ce ñ id o s ún icam en te al ám b ito de


la c o m u n ica ció n verbal. El le n g u aje so b rep a sa a la lengua, sobre to ­
do cu a n d o se trata de lle g ar a lo m ás p ro fu n d o de las p erso n a s y a
tod o su ser, com o o cu rre en el ám b ito del lenguaje relig io so .
E n la Iglesia ca tó lica de R ito R o m an o se rec o n o ciero n un total de
3 4 3 lenguas m o d e rn a s entre 1964 y 1978, p ara u sa r en la litu rg ia en
ap licació n de las d isp o sicio n es del C oncilio V aticano II ,9. L a e x is­
te n cia de n u m e ro sa s len g u as litú rg icas rec o n o cid a s es ex p re sió n de
la u n id a d de la Ig lesia en la d iv e rsid ad de p u eb lo s y cu lturas. N o
o b stan te, el latín sig u e sien d o la le n g u a p ro p ia de la litu rg ia ro m an a
(cf. SC 36), en la que se p u b lic an las ed icio n e s típ icas de los lib ro s
litúrgicos, q ue son trad u cid o s d espués 20.

2. C la v es y ca r a cterística s d el len gu aje litú rgico

L a litu rg ia es u n a rea lid ad d in ám ica, te n d en te a ser cau ce de c o ­


m u n ic ac ió n relig io sa de los cre y en te s y aun de to d a la co m u n id ad
qu e se siente co n v o c ad a , in te rp ela d a y ac tiv a en la celeb ració n . P o r
eso el len g u aje litúrgico, su sc ep tib le de an á lisis p o r las cien c ias se-
m io ló g ica s, tien e unas clav e s y un as ca racterísticas.
Se en tien d e p o r cla ves del le n g u aje litú rg ico los d istin to s g én ero s
de ex p re sió n y de co m u n ica ció n q u e estru c tu ran los sig n ificad o s o
c o n ten id o s q u e la litu rg ia q u ie re tran sm itir. L a litu rg ia se sirve: de la
n a rra c ió n o re fe re n c ia a los ac o n te cim ien to s en los que se co n c reta
el cu m p lim ien to del d esig n io d iv in o de salvació n 21; de la m etá fo ra
o im ág en es y co m p arac io n es q ue ay u d a n a c o m p re n d er m ás fác il­
m en te los co n ten id o s de la fe y las v iv e n cia s del m isterio ; de la a le ­
g o r ía , cu an d o la m e tá fo ra se e le v a a estru c tu ra de len g u aje o se c o n ­
v ierte en ca te g o ría ; de la tip o lo g ía tal y co m o fue u sad a p o r el m is­
m o N u ev o T estam e n to y p o r los S an to s P ad res, y del sim b o lism o .
E ntre las ca ra c te rístic a s del le n g u aje litú rg ico so b resalen las si­
g u ien tes: es le n g u aje r e lig io so , es decir, d estin a d o a ev o c ar el m iste ­
rio de sa lv ac ió n y a ex p re sar la ex p e rien c ia de lo inefab le 22; es W-

,g Cf. G i b e r t , J., «Le hnguc nella liturgia dopo ín Concilio Vaticano II», en Not
156/158 (1979), 385-520; H a u s s l i n g , A., «Lengua litúrgica», en SM 4, 353-357,
L l a b r e s , P., «Las lenguas vivas en la liturgia», en Ph 137 (1983), 411-432, M a r t i -
m o r t , A G . , «Langues et livres liturgiques», en Not 220 (1984), 777-786, R o u i l l a r d ,

Ph , «Langues liturgiques», en Cath 7, 897-900.


20 C f CDC, c. 838 Sobre las traducciones litúrgicas cf. G u e r r a , M , Las traduc­
ciones de los textos litúrgicos (Toledo 1990), V e n t u r i , G., «Traducción litúrgica», en
NDL, 1994-2004, VV AA., La traduzione dei hbn liturgia Atti del Congresso Roma
1965 (Librería Vaticana 1966)
21 Cf. M a l d o n a d o , L., «Memoria y narratividad, denominador común de la teolo­
gía litúrgica y de la teología política», Ph 88 (1975), 297-307.
22 C f A l t i s e r i , D . , El problema del lenguaje religioso (Madrid 1976); T o r n o s , A.,
«Causas de la crisis del lenguaje religioso», en Conc 85 (1973), 165-176.
CAI La comunicación y el lenguaje litúrgico 139

b lic o , desd e su m a triz m ism a, qu e es la S agrad a E scritu ra (cf. SC


24) 23; es tra d ic io n a l en cu an to es v ehículo de la trad ició n de la
Ig lesia, y en cu an to a c tu a liz a y h ace re v iv ir el co n ten id o de esa tra ­
dición; es u n iv e r s a l q ue p erm ite in te g rar los p articu la rism o s lo cales
en la e x p re sió n gen eral; es p o é tic o , al o fre c e r b e lle z a y q u ed a r ab ier­
to a la in tu ició n y a la su g e stió n de quien lo percib e; es m ás p e r fo r -
m a tiv o q ue in fo rm ativ o , en cu a n to d isp o n e p ara c a p ta r u n a realid ad
o p a ra rec ib ir u n a ex p e rien c ia, y en cu an to h ace p rese n te el co n ten i­
do lin g ü ístico evo cad o 24; es ritual, en cu a n to form a parte del rito, a
cu yos g esto s y p alab ras co n fie re un sig n ificad o e s p e c ia l25; es in tem ­
p o r a l y trasc en d e n te , de m a n era q ue en la p rác tica se h ace e s tereo ti­
p ad o , so le m n e y o b je tiv o , sin p e rd e r p o r ello ex p re siv id a d y cercan ía
co m u n ica tiv a ; es, fin alm en te , so b rio y sev ero , al serv icio de la v e r­
d ad y de la au ten ticid a d del m isterio 26.
El len g u aje es uno de los facto res m ás im p o rtan tes p ara llev ar a
cabo la incu ltu ració n litú rg ica 27.

23 Cf. C h a u v e t , A., «La dimensión biblique des textes liturgiques», en LMD 189
(1992), 131-147; F a l s i n i , R. (dir.), II jondam ento bíblico del hnguaggio litúrgico
(Milano 1991); H u e r r e , D , «Une liturgie impregnée par l’Ecriture», en LMD 190
(1992), 7-24, etc.
24 C f L a d r i e r e , J , «La performatividad del lenguaje litúrgico», en Conc 82
(1973), 215-229
25 Cf. M a g g i a n i , S., «Lmguaggio ntuale per celebrare», en Commissione E per la
Liturgia (ed.), Celebrare oggi (Roma 1989), 37-68.
26 Cf. G u a r d in i, R , «La severa majestad de la liturgia», en El espíritu de la liturgia
(Barcelona 1962), 159-180.
27 C f C. para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la Inculturación Instrucción
para aplicarla constitución «SC» (nn 37-40) (Roma 1994), n.39.
C a p itu lo X I I

EL S I M B O L I S M O L I T U R G I C O
En la liturgia, mediante signos sensibles, se significa
y se realiza, según el modo propio de cada uno, la santi­
ficación del hombre (SC 7)

BIBLIOGRAFIA

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NPL 129 (1977), RL 55/5 (1968), 66/1 (1979), 67/5 (1980), 73/1 (1983)

La c e le b ra ció n litú rg ica ap a rece co m o un co n ju n to de sig n o s El


sig n o es un m ed io de c o m u n ica ció n y de en c u en tro En la p ersp e cti­
va de la ex p re sió n , los sig n o s d e la liturgia han sid o eleg id o s p ara
c o m u n ic a r el m u n d o in te rio r de q u ie n es to m an p arte en la acción
litú rg ica, y co m o m e d iac io n e s p a ra la e x p e rien c ia relig io sa P ero los
sig n o s litú rg ico s están ante to d o al se rv ic io de la p rese n cia y de la
re a liz a c ió n de u n a sa lv ació n q u e está d estin a d a a los h o m b res en sus
circ u n sta n c ia s h istó ric as y ex iste n cia les El te m a del sim b o lism o li­
tú rg ic o tien e una v ertien te a n tro p o ló g ic a y otra te o ló g ic a A m b o s
asp ec to s son esen c iale s y es p rec iso te n erlo s en cu en ta
En este ca p ítu lo se estu d ia en p rim e r lu g ar el sim b o lism o litú rg i­
co, y d esp u és se an a liz an el rito y el gesto, q ue fo rm an p arte de la
ac ció n ce le b ra tiv a
I. NOCIONES BASICAS

C onviene aclarar el sign ificad o p rec iso de sig n o y de sím b o lo


ante el uso tan frecuente que se hace de estas p alab ras *.

1. El signo

S igno es «una co sa que, ad em ás de la fo rm a p ro p ia qu e im p rim e


en los sentidos, lleva al co n o cim ien to de otra d istin ta en sí» 2. En el
signo se verifican alg u n as de estas con d icio n es: a) ser d istin to del
sig nificado, que está m ás allá del sig n ifican te; b) d ep e n d er de alg u n a
m an era del sign ificad o y, p o r tanto, ser m enos p erfec to qu e éste;
c) g uardar alguna relación de se m ejan za con el sig n ificad o y ser, a la
vez, desem ejante; y d) ser m ás co n o c id o que el sig n ificad o . El v alo r
de un signo d epende p rec isam en te de estas co n d icio n es.
D e la relación en tre el signo y el sig n ific ad o n ace la clasific ac ió n
de los signos en reales y de razón. L os sig n o s son rea les cu a n d o la
relació n es real; p o r ejem p lo , u na relació n de ca u sa a efecto. E n
estos casos el signo co n tien e y ex p re sa el sig n ificad o . L o s sig n o s
reales se dividen, a su vez, en reales n atu rales, cu a n d o la rela ció n
d ep en d e de la n atu ra lez a de a q u e llo que ex p resan ; y en reales libres,
cu an d o la relació n d ep en d e de u n a v o lu n ta d que elig e los sig n o s y
les confiere un sig nificado. L os sig n o s d e ra zón son aq u e llo s en qu e
la relación es to ta lm e n te arb itra ria o co n v en cio n al.
El signo, p o r tanto, tiene un sen tid o m ás am p lio y g en é rico que
otras palab ras que se usan m ás esp ec ífica m en te , co m o señal, icono,
em blem a, síntom a, y n a tu ra lm e n te sím b o lo e im agen, q u e d eb e n
co n sid erarse co m o esp ec ies de signo.

2. El sím b olo

L a p alab ra sím b o lo (del g rieg o : sy m -b á llo , ju n ta r) en tra ñ a la id ea


de reu n ir dos co sas o dos fra g m en to s de u na cosa q ue, u n id o s, p er­
m iten un rec o n o cim ien to . E n este sentido, m e d ian te el sím b o lo se
reco n stru y e u na situación a n te rio r que ha q u ed ad o su sp e n d id a o qu e
se prolonga.

1 C f . B e r n a r d , Gh. A., «Panorama des études symboliques», en Gre 55 (1974),


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2 S a n A g u s t í n , De Doctr. christ. 2,1, en PL 34,35.
C. 12. El simbolismo litúrgico 143

H o y se h ab la g en e ralm e n te de sím b o lo cu an d o se tien e d elan te


un sig n ific an te que rem ite no a un sig n ific ad o p reciso , co m o en el
caso del signo, sin o a otro sig n ific an te que en cierto m o d o se hace
p rese n te, au n q u e no de m o d o total y claro. P o r eso el sím b o lo tiene
u n a fun ció n rep rese n tativ a, al h ac er p rese n te de alg u n a m an era su
sig n ific ad o y al p a rtic ip a r del m ism o.
En todo sím b o lo se ad v ierten los sig u ien te s elem en to s: a) una
re a lid a d sen sib le, es decir, un ser, un ob jeto , un a p alab ra; b ) una
c o rre sp o n d e n c ia o rela ció n de sig n ific ad o o de an a lo g ía con otra rea­
lidad su p e rio r con la que se en tra en co n tac to a trav é s del elem en to
sig n ifican te; y c) la realid ad sig n ificad a con la que se co n tacta está
de tal m a n era p rese n te y u n id a al sig n ifican te, que sin él no p odría
ejerce r su in fluencia. El sim b o lism o es un p ro ce so que h ace p asar de
las co sas v isib les a las in v isib les, y es a la v ez el resu ltad o de este
pro ceso .

II. ORIGEN DEL SIMBOLO

«U n a ce le b ra ció n sa cram en tal está te jid a de sig n o s y de sím b o ­


los. S egún la p ed a g o g ía d iv in a de la salv ació n , su sig n ificació n tiene
su ra íz en la o b ra de la cre ació n y en la cu ltu ra h u m an a, se p erfila en
los a c o n te cim ien to s de la A n tig u a A lia n za y se rev e la en p le n itu d en
la p erso n a y la o bra de C risto » 3.

1. D esd e el p u n to de v ísta p sico ló g ico

El sím bolo no es el p ro d u cto racional. L a m ay o ría de los au to res


rec o n o cen que el o rig en del sim b o lism o se en c u en tra , p o r un a p arte,
en la ca p ac id a d d el h o m b re p ara rela cio n a r las rea lid ad e s v isib les
co n su p ro p io m u n d o in terio r, y p o r o tra en la n ec esid ad de re c u rrir
a las form as se n sib les p ara e x p re sar y rev iv ir ciertas ex p e rien c ias o
situ ac io n es que de otro m o d o no lo g raría rec o n o cer, reh a cer o rep re­
sentar.
E l co m ien z o del p ro ce so sim b o liz ad o r se suele situ ar al final del
p aleo lític o al m en o s, cu a n d o la n atu ra lez a en señ ó al h o m b re a tras­
ce n d er lo in m e d ia to y v isib le (cf. R om 1,20; cf. S ab 13,1; H ech
14,17). El univ erso , la luz, la no ch e, el agua, el v ien to , el fuego, el
árbol, etc., se p rese n tan com o u na h u ella de la g ran d e za y del p o d er
div in o 4. P o r eso los sím b o lo s form an parte del b ag aje h u m an o , cu l­
tural y relig io so de to d a s las ép o cas de la h isto ria , p ero co n referen -

3 Cat 1145.
4 C í.C a t 1147-1148.
144 P II La celebración del misterio

cía sie m p re al m u n d o p síq u ico , es decir, a la fan tasía, lo s su eñ o s, la


in spiración p o ética y la fascin ació n relig io sa 5

2 D esd e el p u n to de v ista religioso

En el ca m p o relig io so el sím b o lo se refiere tan to a las fo rm as


co n cretas co n que se ex p lícita u na d eterm in a d a relig ió n co m o al m o ­
do de c o n o c er y de re p re se n ta r p ro p io s de la ex p e rien c ia relig io sa
L os sím b o lo s relig io so s h acen re feren c ia siem p re a lo sa g ra d o , es
decir, al m isterio com o realid ad trasc en d e n te 6 A h o ra bien, esta re a ­
lidad n ec esita de m e d iac io n e s sen sib le s p ara se r v iv id a y ex p resad a,
d ad a la n atu ra lez a co rp o ral y esp iritu al del h o m b re L as g ran d es re­
ligiones de la h u m a n id ad así lo atestig u an 7
D e este m odo, cu a lq u ie r cosa p u ed e ser to m a d a co m o sím b o lo
Los sím b o lo s en el ám b ito de la relig ió n no so la m e n te están al ser­
v icio del culto, sino que tam b ién co n trib u y en a to d o aq u e llo que el
h o m b re b u sc a y esp era en c o n trar en la relig ió n P o r eso no ex iste
n in g u n a relig ió n sin sím bolos, au n q u e es p reciso rec o n o cer tam b ién
que el sím bolo n u n ca p u ede ex p re sarlo todo 8

111 EL SIMBOLISMO, DE LA BIBLIA A LA LITURGIA

El cristianism o posee tam bién su propio universo sim bólico. A hora


bien, el sim bolism o litúrgico se basa esencialm ente en la Biblia (c f SC
24) y se ha desarrollado dentro de la tradición viva de la Iglesia

1 E l sim b o lism o b íb lico

L a B ib lia p o n e de m a n ifiesto la ex iste n c ia de « la p ed a g o g ía de


los signos» en la h isto ria de la s a lv a c ió n 9, que d a lu g a r a la « ec o n o ­
m ía sa cram e n ta l» en la litu rg ia

5 J u n g , C , El hombre y sus símbolos (Madnd 1967), 21, cf I d , Simbologia del


espíritu (M éxico D F 1964)
6 C f M a r t i n V e l a s c o , J , El hombre ser sacramental (Raíces humanas del simbo
lismo) (Madrid 1988), 39 46
7 C f Cat 1146 y 1149
8 C f L u r k e r , M , El mensaje de los símbolos Mitos culturas y religiones (Barce­
lona 1992), 59-76 Veanse también B e i g b e d e r , O , Léxico de los símbolos (Madnd
1989), C i r l o t , J E , Diccionario de símbolos (Barcelona 1978), C h a m p e a u x , G d e -
S t e r c k x , S , Introducción a los símbolos (Madrid 1989), C h e v a l i e r , J , Diccionario
de los símbolos (Barcelona 1986), E l i a d e , M , Imágenes y símbolos (Madrid 1974),
F r u t i g e r , A , Signos símbolos marcas señales (Barcelona 1981), etc
9 C f L u r k e r , M , Dizionario delle imagini e dei simboh b iblia (Cmi^ello B
1991), también D a n i e l o u , J , Los símbolos cristianos prim itivos (Bilbao 1993)
C 12 El simbolismo litúrgico 145

1 L a «p ed a g o g ía de los sig n o s» en el A T estam ento A un q u e


en la B ib lia ap en as se conoce el térm in o sím bolo ( c f O s 4 ,1 2 , Sab
2 , 9 , 16,6) y, en ca m b io , la p alab ra sig n o y o tras sim ilares se usan
con m u c h a frecu en cia l0, el sim b o lism o es connatu ral al m u n d o se­
m ita A h o ra bien , el len g u aje sim b ó lico del an tig u o O rien te qu e se
en c u en tra en la B ib lia ha su frid o im p o rta n tes d esp laz am ien to s de
sig n ific ad o al serv icio de la fe en el D ios único, cre ad o r de to d o
cu an to ex iste y sa lv ad o r del h o m b re P or m ed io de los signos, D ios
se rela cio n a con su p u eb lo y lo hace ca m in a r en la fid elid ad a la
alian z a
Los signos b íb lico s del A n tig u o T estam e n to se su elen clasific ar
en cu atro g ran d es b lo q u e s los sig n o s d e la creación, que cu lm in an
en el h o m b re, cread o a « im a g en y se m ejan za» de D io s ( c f G én
1,26), los sig n o s a co n tecim ien to , que co n stitu y e n los g ran d es tie m ­
p os de la salv ació n (kairoí), cu y o m o m e n to cu m b re es el éx o d o , los
sig n o s rituales, q u e co m p re n d en las in stitu c io n es litú rg icas y festi­
v as de Israel, y los sig n o s fig u r a s, q ue p o nen de reliev e la m isió n
salv ífica de d eterm in a d o s p erso n a jes h istó ric o s, o de d eterm in a d as
fu n cio n e s en fav o r del p u eb lo
L a p rin cip al ca ra c te rístic a del sim b o lism o b íb lic o es su trasfo n d o
h istó n c o -sa lv ífic o En este sentido, los signos b íb lico s p o n en de m a­
n ifiesto la co n tin u id a d de la p rese n cia sa lv ad o ra de D io s y p o se en un
ca rácter p refig u rativ o , m em o rial y tip o ló g ico E sp ecialm en te los sig ­
n os que tien en c a rá c te r litú rg ico p refig u ran los sacram e n to s de la
N u ev a A lian za 11
2 C o n tin u id a d en el N T estam ento L os sig n o s v etero testa-
m e n ta n o s ap a recen en el N u e v o T estam e n to ap lica d o s a las rela cio ­
n es en tre C risto y la co m u n id ad de sus d isc íp u lo s Je sú s no so la m e n ­
te se sirvió de los sig n o s d e la crea ció n p a ra d ar a co n o c er el R ein o
de D ios, sino q ue dio cu m p lim ien to a cu a n to an u n c ia b an los sig n o s
a c o n tec im ien to y los sig n o s rituales, co n c en trá n d o lo s en su p erso n a
y rea liza n d o cu ra cio n e s p o r m e d io de g esto s sim b ó lic o s que p o n ían
d e m an ifiesto su p o d er de sa lv ació n ( c f M e 7,33 -3 5 , 8 ,2 2 -2 5 , Jn 9,6,
etcétera) 12
A u n q u e el cu lto n u ev o que C risto in au g u ró no está lig ad o a lu g ar
alg u n o (cf. Jn 4 ,2 1 -2 3 ), el m ism o S eñor q u iso p e rp e tu a r su acció n

10 Ochenta veces en el Antiguo Testamento y setenta veces en el Nuevo c f H o f i u s ,


H , «Milagro (sémeion)», en NDTN 3, 89-93
11 C f Cat 1150, veanse B e a u c h a m p , P , «La lecture typologique et le Pentateu-
que», en LMD 190 (1992), 51-73, D a n i e l o u , J , «Sacramentum futuri» Htudes sur les
origines de la typologie biblique (París 1950), Id , Sacramentos y culto según los
SS PP (Madrid 1962), G r e l o t , P , Sentido cristiano del Antiguo Testamento (Bilbao
1967), etc
,2 Cf Cat 1151
146 PAL La celebración del misterio

salvadora por m e d io de ac cio n es sim b ó lic as y ritu a les que instituyó


y confió a la Iglesia. E n tre to d a s estas accio n es destacan el b au tism o
( c f Jn 3,3-5; M e 16,16) y la eu c aristía (cf. M t 2 6 ,2 6 -2 9 y par.).
A lg u n as de las figuras y de los a c o n te cim ien to s sig n ificativ o s del
A n tig u o T estam e n to fuero n ap lica d o s ta m b ié n a la Iglesia (cf. LG
7-8). E sta ap lica ció n se b asa en la u nidad y co n tin u id ad entre el A n­
tig u o y el N uev o T estam en to : «E l A n tig u o T estam en to está patente
en el N uevo, y el N uevo late en el A n tig u o » 13.

2. El sim b o lism o en la litu rgia

L a c o m u n id ad de los d isc íp u lo s de Je sú s ap arece d esde el p rim er


m o m e n to sirv ié n d o se de los sig n o s rec ib id o s d el S eñor ( c f H ech
2 ,4 1 -4 2 ) y de m u c h o s o tros sig n o s (cf. H ech 8,17; 1 T im 4,14; 5,22;
S ant 5,14-15). El sim b o lism o litú rg ico p ro lo n g a la visión b íb lica de
la h isto ria de la sa lv ació n y su ex p re sió n sim b ó lic a y eficaz en la
vida de los hom b res.
Pero el sim b o lism o de la litu rg ia cristian a es fruto ta m b ié n del
in flu jo de otras fo rm as de re p re se n ta r el m u n d o . E n efecto , se apre­
cian tam bién in flu en cias del h elen ism o en los tres p rim ero s siglos,
de la cu ltu ra b iz an tin a al co m ien z o de la E dad M ed ia, y de la m en­
talid ad fra n co -g erm án ica alto y b ajo m ed iev a l en O ccid en te. L a vita­
lidad de la litu rg ia cristian a creó una n u ev a síntesis sim b ó lic a apro­
p iá n d o se de signo s, im á g en e s y sím b o lo s del m ed io cu ltu ral en el
q u e se d esarro lla: « L o s sa cram e n to s de la Ig lesia no an u lan , sino
p u rifican e integ ran to d a la riq u eza de los sig n o s y de los sím bolos
del cosm os y de la vid a social» ,4.
P or otra parte, los sig n o s y sím b o lo s de la litu rg ia son sig n o s de
la f e (cf. SC 59), en cu a n to ex p resan la fe de la Ig lesia qu e actúa
co m o sacram e n to univ ersal de salv ació n , y en cu an to su p o n en y exi­
gen la p re se n c ia de la fe en q u ien es los celebran. La fe es suscitad a
p o r la P ala b ra de D ios y se ap o y a en ella (cf. SC 9), p ero lo s m ism os
sig n o s litú rg ico s alim en tan y n u tren la fe de los p a rtic ip a n te s (cf. SC
24; 33, etc.).

13 S. A g u s t í n , Quaest. in Hept. 2,73, en PL 34, 623; citado en DV 16. Véanse


también Cat 128-130 y 1094; y P. Comisión Bíblica, La interpretación de la Biblia en
la Iglesia (Libreria Ed. Vaticana 1993), 80ss.
14 Cat 1152. Cf. C. para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la Inculturación.
IV Instrucción para aplicar la constitución «SC» (nn.37-40) (Roma 1994), nn.4, 17,
19, etc.
C. 12. El simbolismo litúrgico 147

3. D im e n s io n e s d e l s ig n o litú r g ic o

T o d o sig n o litú rg ico es sig n o re m e m o ra tiv o de los h ech o s y de


las p a la b ra s de C risto , p ero ta m b ié n de los h ec h o s y p alab ras qu e, en
la A n tig u a A lian za, a n u n c ia ro n y p rep a ra ro n la p le n itu d de la salv a­
ción. E l sig n o es ta m b ié n d em o stra tiv o de re a lid ad e s in v isib les p re ­
sentes, la g rac ia sa n tifica n te y el cu lto a D ios. El sig n o tien e una
d im e n sió n p ro fé tic a en cu a n to p r e fig u ra tiv o de la g lo ria q u e un día
ha de m a n ifesta rse y del cu lto que tien e lu g a r en la Je ru sa lé n de los
cielo s (cf. SC 8; LG 51). P o r últim o , en el signo litú rg ico se ad v ierte
ta m b ié n u n a d im en sió n m o ra l, en el se n tid o de q u e la p re se n c ia de la
g rac ia sa n tific a d o ra d isp o n e al h o m b re p a ra tra d u c ir en su v id a lo
q ue c e le b ra co m o p rese n te y e sp era a lca n za r un d ía co m o futuro.

IV. SIGNOS Y SIMBOLOS EN LA LITURGIA

L a litu rg ia cristian a es u na co n stelació n de sig n o s y sím b o lo s 15.


D e to d o s ello s se p u ed e re a liz a r la sig u ien te clasificació n :
— P erso n a s: la asam b lea, los m in istro s q u e la p resid en (o b isp o ,
p resb ítero , diáco n o ).
— A ctitu d es co rp o ra les ,6: de pie, sentad o s, de ro d illas, g en u fle­
xión, p o strac ió n , inclinación.
— G estos d e todos los fie le s : h a c e r la señal de la cruz (cf. M t
28 ,19; 1 C o r 1,18.23), d arse la p az (cf. R o m 16,16; 1 C o r 16,20),
g o lp e arse el p ech o (cf. Le 18,13; M t 2 4,30), ca m in ar, ir en p ro ce sió n
y p ere g rin a r 17, llev ar el pan y el vino al altar, llev ar u n cirio en c en ­
dido en la m ano, d an z ar 18, com ulgar, cantar, aclam ar, o rar en silen ­
cio, ay u n ar, etc.
— G estos y a cc io n es d e los m inistros: le v an ta r los o jo s (cf. M t
14,19; M e 7,34), e x te n d e r las m a n o s (cf. E x 17,11-12; Jn 21 ,1 8 ),
ju n ta rla s, lavárselas (cf. Sal 25,6), lav ar los p ies 19, elev ar, m o strar,

15 Cf.A l d a z á b a l , J., Gestos y símbolos, «Dossiers del CPL» 40 (Barcelona 1989);


L., La chiave p e r la comprensione del simbolismo e dei segni nel sacro
B a r t o ii,
(Trieste 1982); G u a r d i n i , R., Los signos sagrados (Barcelona 1957); U r e c h , E., Dic-
tionnaire des symboles chrétiens (Neuchátel 1972); W e i d i n g e r , G ., Gesti, segni e
simboli nella liturgia (Torino-Leumann 1985).
16 Cf. C i b i e n , C., «Gestos», en NDL, 919-929; L a u r e n t i n , A., Liturgia en cons­
trucción. Los gestos del celebrante (Madrid 1967); L u b i e n s k a , H., La liturgia del gesto
(San Sebastián 1957); M a r t i m o r t , 200-210; N e u n h e u s e r , B., «Gestos litúrgicos», en
DPAC 1, 948-949; R j g h e t t i 1, 329-382.
17 Cf. M o l l , X., «Peregrinaciones», en DE 3, 146-148; Rosso, S t ., «Procesión»,
en NDL, 1639-1648; y RL 79/4(1992).
18 Cf. D e b a r g e , L., «De la danse sacrée á la liturgie dansante», en MélScR 49
(1992), 143-161.
19 Cf. F r a n c o B e a t r j c e , P., La lavanda deipiedi (BELS 28, Roma 1982).
148 P II La celebración del misterio

besar, saludar, trazar la señal de la cru z u o tro s sig n o s (alfa y o m e g a,


etcétera), partir el pan (cf. Le 24,3 0 .3 5 ; H ech 2 ,4 2 ), d ar la paz, so ­
plar (cf. G en 2,7; Jn 20,22), sig n ar (cf. Jn 6,27; H ech 11,26), u n g ir
(cf. M e 6,13; S ant 5,14; 1 Re 10,1), crism ar (cf. H ech 10,38; Le
4 ,18 ), insalivación (cf. Jn 9,6), ab lu ció n e in m e rsió n (cf. R om 6 ,3 ss),
aspersión, im posición de m anos 20, tocar, acom pañar, asistir en la cáte­
dra o en el altar, acoger, entregar objetos, im poner un vestido, etc.
— E lem entos n a tu r a le s 2I: agua, pan, vino, aceite, sal, leche y
m iel, luz, o scuridad, fuego, cirio pascu al, cirio en c en d id o en la m a ­
no, ceniza, perfum es, incienso, flores, ram os.
— O bjetos 22: cru z, ic o n o s e im á g en e s, c a n d e la b ro s, lá m p ara,
E vangeliario, libros litúrgicos, vestid o s litú rg ico s, v estid o b au tism a l,
co lo res litú rg ico s, insig n ias (an illo , b ácu lo , p alio , etc.), v aso s sa g ra ­
dos, cam p an a, m an teles, co rp o rales, palia, hiju ela, co n o p e o , etc.
— Tiem pos: día, noche, horas, vigilia, sem ana, estació n , año, d o ­
m ingo, fiesta, octava, cu aresm a, cin cu en ten a, añ o ju b ila r, etc.
— L ugares: iglesia, puerta, nave, presb iterio , cáted ra, sede, a m ­
bón, altar, bautisterio , fuente bau tism al, lugar p en iten c ia l, c e m e n te ­
rio, etc.
Junto a estos signos, la liturgia se ha se rv id o tam b ién de la m ís­
tica d e los n úm ero s en d ep e n d en c ia de la S ag rad a E scritu ra o de
otras fuentes 2\ A dem ás existen n u m ero sas fig u ra c io n e s y aleg o rías,
co m o las que sirven para id en tificar a los san to s y las p e rso n ific a c io ­
nes, g en e ralm e n te fem eninas, de la Iglesia y de la S in ag o g a, de las
v irtudes teologales, e t c . 24.

V. EL RITO

D entro de los signos litú rg ico s se en c u en tra n las ac cio n es ritu a les
y sim b ó licas que tienen p o r objeto ex p re sar, rev iv ir o ac tu a liz ar el
m isterio salv ífico que m o tiv a una celeb ració n . El h o m b re, p o r m ed io
del rito, «trata de estru c tu rar sus m ás v alio sas ex p e rien c ias p ara p o ­
d er m a n ten erlas en el cen tro de su co n c ie n cia y co n v e rtirlas así en

20 Cf F í a l a , V , «L’imposition des mains comme signe de la commumcation de


FEsprit dans les rites latines», en EL 90 (1976), 385-401, M a g g i a n i , S., «La mano e lo
spinto Per una lettura simbólica della imposizione delle mam», en RL 78 (1991),
391-401.
21 Cf Rosso, Si , «Elementos naturales», en NDL, 635-659, V o g e l , C , «Símbolos
eulturales cristianos alimentos y bebidas», en Conc 152 (1980), 245-250
22 Cf C u v a , A , «Objetos-Vestidos», en NDL, 1446-1466, M a r i i m o r i , 210-218,
R i g h e t t i 1, 532-586
2' Cf. B f i g b e d l r , O , op. cit., 319-341.
24 Cf. P i n e d o , R d e , El simbolismo de la escultura medieval española (Madnd
1930)
fuente de en e rg ía y en luz o rien tad o ra p ara su vida». E sta n ecesid ad ,
prese n te en los m o m e n to s m ás im p o rta n tes de la vida, co m o el n aci­
m iento, el m a trim o n io , la en fe rm e d ad o la m u erte, es co m o «una
seg u n d a n atu ra lez a del h o m b re» que an sia trasc en d e rse a sí m ism o
y, en d efin itiv a, situ arse en el m u n d o q ue le ro d ea y en el u n iv erso ,
p ara d a r se n tid o a su vid a, ab arcan d o y c o m p re n d ie n d o su e x is­
ten cia 25.
A h ora bien, el rito es la «acció n h u m a n a típ ica» del h o m b re reli­
gioso, de m an era q ue los ritos ab a rcan to d a la am p lia zo n a de la
ex p e rien c ia del m isterio. D esd e este pu n to de vista, se su elen señ alar
alg u n as ca racterísticas en el rito: una acción sim b ó lica, realizad a de
ac u erd o con una n o rm a p rev ia , que se rep ite con un a cierta p erio d i­
cidad y que p rete n d e te n e r una efic ac ia so b ren atu ral o h ac er p resen te
una realid ad de o rden s u p e r io r 26.
D entro de los rito s e sp e c ífic a m e n te relig io so s se en cu en tran los
ritos a p o tro p a ico s p ara a le ja r p o d ere s p elig ro so s, los ritos de p u r ifi­
cación, de expiación, de o fre cim ien to y de com un ió n . O tra clasific a­
ción es la siguiente: ritos cíclico s o lig a d o s al cu rso del tiem po; ritos
d e tránsito, que c o n sag ran un paso en la v id a de las p erso n as, y ritos
de crisis, que se rea liza n en c irc u n sta n cia s esp ec iale s p ara afro n tar
una situación p e lig r o s a 21.

VI. CARACTERISTICAS DE LOS RITOS CRISTIANOS

A dem ás de los valores antropológicos inherentes al rito religioso,


los ritos cristianos ponen de m anifiesto la vida del creyente, es decir,
su existencia com o verdadera liturgia o servicio a D ios en los herm a­
nos y en las realidades tem porales (cf. Jn 4,23; Rom 12,2; 1 Pe 2,5).
A hora bien, los ritos cristianos aparecen desde el principio com o actos
de la com unidad eclesial que revive y actualiza los acontecim ientos
salvíficos que se han producido en la vida histórica de Jesús, de m odo
particular su m uerte y resurrección. Por este m otivo la ritualidad cris­
tiana no es una sim ple continuación de la ritualidad ju d ía, pero tam p o ­

2S K f n n l d y , E , «Valor del rito religioso para el equilibrio psicológico», en Conc


62 (1971), 212-218, aquí 212; V e r g o i e , A., «Regards du psychologue sur le symbo-
lisme liturgique», en LMD 91 (1967), 129-151. Para las restantes dimensiones del rito
cf. B o u s q u e t , F , Le rite (París 1981), C a z e n e u v f , J , La sociología del rito (Buenos
Aires 1972), M a g g i a n i , S , «Rito-Ritos», en NDL, 1743-1751, M al d o n a d o , L., «Teo­
ría y praxis de la ritualidad», en Ph 107 (1978), 423-441, Rizzi, A., «Rito», en DTI 4,
204-220, etc
2t Cf. M a r t i n V e l a s c o , J , L o ritual en las religiones (Madrid 1986), 15-33,
también B o u y f r , L , El rito y el hombre Sacralidad natural y liturgia (Barcelona
1967).
27 Véase la descripción de cada tipo en T f r r i n , A N., «Antropología cultural», en
NDL, 111 -136, aquí 127-131, y su aplicación a la liturgia* ib , 132-135
150 P.ll. La celebración del misterio

co señala u n a ruptura total respecto de la ritualidad relig io sa universal.


E sto quiere decir que en los ritos cristianos existe u n a « concentración
cristológica» com o n o rm a y carácter específico 28.
P or o tra parte, los rito s cristian o s e x p re san y rea liza n el m isterio
de la Iglesia co m o «señal e in stru m e n to de la u n ió n ín tim a co n D ios
y de la unid ad de to d o el g é n e ro h u m a n o » (L G 1; cf. SC 2; LG 48).
E n este sentido, la ritu a lid ad de la litu rg ia g ira en to m o a la E u ca ris­
tía y a los sa cram e n to s, q ue co n stitu y e n la Ig lesia y m a n ifiestan y
co m u n ican a los h o m b res el m isterio de la sa lv ac ió n (cf. C a t 1118).

VII. EL GESTO Y LA EXPRESION CORPORAL

L a liturgia, en cu an to m e d io de e x p re sió n y de c o m u n ica ció n


sim bólica, co m p re n d e el g e sto co m o u no de sus elem e n to s m ás im ­
p o rtantes 29. D e h echo, los rito s se c o m p o n en fu n d am e n talm en te de
«gestos y p alab ras» que se apo y an m u tu a m e n te 30. L a im p o rtan cia
del gesto es d eterm in a n te p a ra p o n e r de m an ifiesto la p o te n cia lid a d
sig n ificativ a de los sig n o s y sím b o lo s de la litu rg ia y, en ú ltim a in s­
tancia, de la p rese n cia y la ac ció n de D io s a trav és de ellos.
El fu n d am en to de la g estu alid ad litú rg ica se en c u en tra , en p rim e r
térm ino, en la n atu ra lez a h u m a n a, es decir, en la c o rp o reid a d del
h o m bre, m ed io de rela ció n y de p rese n cia en tre sus se m ejan te s (cf.
GS 1 4 ) 31. E sta realid ad h a sido asu m id a po r C risto en la e n c a m a ­
ció n (cf. H eb 10,5). D e este m o d o su h u m a n id ad se co n v irtió en el
in strum ento de n u estra sa lv ac ió n (cf. SC 5), de m a n era q u e sus m a­
nos, su m irada, su palab ra, su alien to , eran otro s tan to s m o d o s de
co m u n icar la salvación. H oy sigue ac tu an d o ig u a lm e n te en la litu r­
gia, a trav és de los g esto s y p alab ras de sus m in istro s, en los que
actúa la fu erza v iv ificad o ra del E spíritu 32.

28 M a r t i n V e i a s c o , J., L o ritual en las religiones, op. cit., 61 .


29 Cf. supra, n. 16; y J o u s s e , M., L ’antropología del gesto (Roma 1979); T r i a c c a ,
A. M . - P i s t o i a , A. (dir.), Gestes et paroles dans les diverses familles liturgiques (Roma
1978); V f r g o t e , A., «Gestos y acciones simbólicas en la liturgia», en Conc 62 (1971),
198-211.
30 Conocidas son las expresiones: Accedit verbum ad elementum et fit sacramen-
tum (San Agustín, In loan. 80,3); ex verbis et rebus j it quodammodo unum in sacra-
mentum sicut ex form a et materia (Sto. Tomás, STh III, q.60, a.6 ad 2). Cf. L l o p i s , J.,
«Palabra y rito en la constitución SC», en Ph 20 (1964), 156-161; R a m o s , M., «Palabras
y signos en la constitución de liturgia», en Not 212(1984), 202-211; T r a e t s , C., «Rite
et liturgie sacramentelle», en QL 55 (1974), 10-31.
31 Cf. B e r n a r d , M., Le corps (Paris 1976); BOF, G., «Hombre», en NDT 1,
665-691; C h a u v e t , L. M., Símbolo y sacramento, op. cit., 117-162; D u b u c , J., II
linguaggio del corpo nella liturgia (Roma 1989); M o r r i s , D ., L ’uomo e i suoi gesti
(Milano 1977); R o c c h e t t a , C., Hacia una teología del cuerpo (Madrid 1993).
32 Cf. Cat 1076 y 1152.
C. 12. El simbolismo litúrgico 151

P or o tra parte, «las accio n es, g esto s y p o stu ras co rp o rale s» son
un fac to r im p re scin d ib le p ara la p articip a ció n litú rg ica p le n a (cf. SC
30; O G M R 20). M ás aún, la in te g ració n del cuerp o en la o ració n y
del gesto en la litu rg ia son fac to re s de eq u ilib rio in te rio r y ex tern o ,
ad em ás de c o n trib u ir a la ex p re siv id a d , la estética y la fu n cio n a lid a d
de los rito s 33.

33 Cf. H a m e l i n e , J. Y., «Observations sur nos maniéres de célébrer», en LMD 192


(1992), 7-24. De la dimensión corporal de la plegaria se ha hablado en el capítulo X.
C a p ít u l o X III
EL TIEMPO DE LA CELEBRACION

La santa madre Iglesia considera que es su deber cele­


brar la obra de la salvación... en días determinados a lo
largo del año (SC 102).

BIBLIOGRAFIA

B a u d e , M., Théologie du temps. Le temps, comme référence et la visée


du royaume de Dieu (París 1991); B o u r g e o i s , H. et AA.AA., L ’expérience
chrétienne du temps (París 1987); C o o m a r a s w a n y , A. K., El tiempo y la
eternidad (M adrid 1980); C u l l m a n n , O., Cristo y el tiempo (Barcelona
1968); D a r l a p , A., «Tiempo», en CFT 4, 343-351; L ó p e z M a r t í n 2, 251-
293; Pou i R j u s , R., «Cristo y el tiempo», en Ph 50 (1969), 110-122; R o u i l -
l a r d , Ph., «Temps liturgique et temps des hommes», en Not 261 (1988),

245-252; S i m o n i s , E., «Tiempos y lugares sagrados», en SM 6, 638-641;


T r i a c c a , A. M., «Cristo e il tempo. La redenzione come storia», en Litur­
gia 279/280 (1978), 830-850; Id., «Tiempo y liturgia», en NDL, 1967-
1972; Z a d r a , D., II tempo simbólico: la liturgia della vita (Brescia 1985);
y Conc 162 (1981); LMD 65 (1961), 133 (1978); 147 y 148 (1981); Ph 63
(1971); RL 57/2 (1970); 64/1 (1977); ScCatt 101/2 (1982).

L a cele b ra ció n litú rg ica se d esarro lla d en tro del tiem p o , co m o


to d o ac to h u m an o , p ero el « tiem p o de la c e le b ra ció n » es un tiem p o
sig n ificativ o . El h o m b re es el ú n ico ser de la cre ació n qu e no só lo
tie n e co n c ie n cia del tiem p o y del esp acio en q ue se m u ev e, sin o que
ha tratad o ta m b ié n de so m e te rlo s de alg u n a m a n era y d e d arles un
sig n ific ad o , au n q u e sólo sea co m o ex p re sió n de la p ro p ia situ ació n
d e án im o o de las circ u n stan cias. E n to d o caso , el h o m b re n o se
q u e d a in d iferen te ante el « p aso del tiem p o » . El tie m p o es m u ch o
m ás q u e el m arco cro n o ló g ico d o n d e se d e sen v u e lv en los acto s litú r­
gicos.
En este ca p ítu lo se estu d ia el tiem po de la c e le b ra ció n en g en eral,
d esd e el p u n to de v ista de la an tro p o lo g ía, de la fen o m e n o lo g ía reli­
g io sa y de la te o lo g ía litúrgica. M ás ad elan te, en los ca p ítu lo s d ed i­
c a d o s al d o m in g o y al año litúrgico, se estu d ia rá n los tie m p o s de la
litu rg ia en concreto.

1. EL TIEMPO
El tie m p o es u na de las n o cio n es m ás co m p lejas y d ifíc iles de
e x p lic a r que tien e el ho m b re. « ¿Q ué es el tie m p o ? Si n ad ie m e lo
154 P.II. La celebración del misterio

p regunta, sé lo que es; pero si lo q u ie ro e x p lic a r a q u ien m e lo p re­


gunta, en to n ce s no lo sé». E sta frase, atrib u id a a san A g u stín , d eja
co n stan c ia de la d ific u ltad de m a n ife sta r n u e stra c o n c ie n cia su b je ti­
va del tiem po.

1. El tiem p o cósm ico

El tie m p o es u n a m ag n itu d de las co sas en cu a n to a su d u ració n .


El año, el día, las h o ras y c u a lq u ie r o tra d iv isió n del tie m p o re sp o n ­
d en a u n o s cá lc u lo s so b re la b ase de la re v o lu c ió n de la T ie rra alre­
d ed o r del Sol y del g iro que efe ctú a sobre sí m ism a. T o d o esto no es
sino una d im e n sió n , resu ltad o de una o b se rv a ció n . E s el tie m p o m a­
tem ático , y en cu an to b asad o en el m o v im ien to del u n iv e rso se le
llam a tiem p o cósm ico. En el tie m p o co n sid erad o así, to d as las h o ras
son iguales, y no h ay d istin ció n en tre u n o s d ías y otros. A h o ra b ien,
ese tiem p o h o m o g é n eo , m a rc ad o p o r el ritm o y la altern an cia, n o es
m ás que u n a re feren c ia del verd ad ero tiem p o , la d u ració n de las co ­
sas. En el h o m b re h ay u n a au to c o n c ie n c ia refleja del d e v e n ir de su
existen cia, que no co in cid e con la p a u sa m a rc ad a p o r el tie m p o c ó s­
m ico. P ara el h o m b re el tie m p o po see d im e n sio n e s d iferen tes, te ­
nien d o cada in stan te un v alo r d istin to y propio. L o m ism o p u ed e
d ecirse de los días, de los m eses y de las estacio n es. C a d a tiem p o
tien e su p ro p ia im p o rta n cia y refleja una etap a de la ex iste n cia h u ­
m a n a y de la vid a de las cosas.

2. E l tiem p o sa g r a d o

S urge así u n a n oció n n u ev a del tie m p o , o m ejo r, u n a ca ra c te rís­


tic a de d eterm in a d o s tie m p o s en los que o cu rre o v a a o cu rrir algo.
El h o m b re trata en to n ce s de d e lim ita r el «p o d er» del tie m p o y de
traspasar, con el m e n o r riesgo p osible, el um bral qu e le in tro d u ce en
ese tiem p o « d istin to » , llam ad o tiem p o sa g ra d o , frente al tiem p o o r­
dinario K A m bos están dentro del tiem po cósm ico , p ero se tiene la
im presión de que el tiem p o sagrado es un esp acio circ u n scrito , un
p arén tesis en el d ev e n ir de las cosas, un instante su straíd o a la eter­
nidad. El tie m p o sagrad o se co n v ierte en to n ces en un a h ie ro fa n ía . El

1C f. El sentido religioso de la liturgia (Madrid 1964), 541-554);


C a s t r o , C .,
«El tiempo en las religiones», en Ph 184 (1991), 285-296; E l i a d e , M.,
D u c h , L l. ,
Tratado de historia de las religiones (Madrid 1974), 389-410; L é v i - S t r a u s s , C l . , Le
temps du mythe (París 1971); M b i t i , J., Entre Dios y el tiempo. Religiones tradicionales
africanas (Madrid 1990), 21-41; P o l o , T., «El tiempo sagrado en algunas culturas
arcaicas», en RevEsp 178(1986), 133-158.
C. 13. El tiempo de la celebración 155

tiem po sagrado sup o n e u n a in te rp re tac ió n relig io sa del tie m p o có s­


m ico, a p artir del sig n ific ad o m ítico de la ren o v a ció n de la n atu ra le­
za en la prim avera. F ren te a la idea lin e a l q ue tien e el h o m b re m o ­
derno del tiem po, co m o u n p u n to q ue se d esp laz a h ac ia ad e la n te
— el futuro— y desde el que se p u ed e m ira r h ac ia atrás — el p asa­
do— , el ho m b re p rim itiv o te n ía u n a id e a circ u lar y cíclica, de m a n e ­
ra que los acontecim ien to s h istó rico s v o lv ían sobre sí m ism o s 2.

3. El tiem p o h istó ric o -sa lv íiíc o

«U na de las fechas m ás im p o rtan tes de la h isto ria de la relig ió n


es el cam bio de las fiestas n atu ra les israelitas en co n m em o rac ió n de
fechas histó ricas que son ta m b ié n a p a ricio n e s del p o d er, ac cio n es
de Dios. Cuando la antigua fiesta del passah, ligada con los tabúes de
la fiesta lunar y de la prim av era, se tran sfo rm ó en la celeb ració n
de la b o ndad de D ios en la salida de E gipto, em pezó algo to talm en te
nuevo» 3. En efecto, en la h isto ria de Israel se p ro d u jo un cam b io en
la concepción del tiem po sa g ra d o , su p e rán d o se la id ea del tiem p o
com o reto m o cíclico. El D ios de Israel no se m a n ifiesta en la co sm o ­
gonía, com o tam p o co se re v e la en los elem e n to s d esen c ad en a d o s de
la n atu raleza (cf. 1 R e 19,9-14), sino en la h isto ria de su p ueblo. Sus
in te rv en cio n es son « h istó ric a s» , no m ítica s, y h acen h isto ria . El
tiem po resultante no es y a u na h ie ro fan ía có sm ica, sin o u n a te o fa n ía ,
un signo de la acció n p erso n al de D ios en fav o r de su pu eb lo .
En este sentido, el tie m p o b íb lico no es rep e tició n del p asad o ,
sino pro m esa y p ro fe cía de futuro. C ad a a c o n te cim ien to d iv in o sal­
vador del hom bre es irre p etib le y liberador. El tie m p o re su lta ser, a
causa de la interv en ció n de D ios, un tiem p o sa lv ífico o h istó rico -sa l­
vífico. El tiem po ya no es el eró n o s in ex o rab le q u e d ev o ra a los
hom bres, sino el ka iró s, el tiem p o h istó rico carg ad o de ac o n te ci­
m ientos salvíficos. L a h isto ria h u m a n a en la que D ios actú a es in ter­
p retad a p o r el p u eb lo de D ios co m o u n a h isto ria de sa lv ac ió n 4.
M ientras el h o m b re p rim itiv o tratab a de d o m in a r el tiem p o , el h o m ­

2 Cf. E l ia d e , M., El mito del eterno retorno. Arquetipos y repetición (Barcelona


1985).
3 L e e u w , G. v a n d e r , Fenomenología de la religión (México D.F. 1964), 378.
Sobre el tiempo en la Biblia cf. A r o n , R., «Réflexions sur la notion du temps dans la
liturgie juive», en LMD 65 (1961), 12-20; C a z e l l e s , H., «Bible et temps liturgique»,
en LMD 147 (1981), 11 -28; C e c o l i n , R., «Le nuove concezioni del tempo e la Bibbia»,
en RL 77 (1990), 387-413; P id o u x , G., «A propos de la notion biblique du temps», en
RThPh 2 (1952) 120-125; V e r m e y le n , J., «Tiempo e historia en el A.T.», en S elT 95
(1985), 203-211, etc.
4 Cf. H a h n , H. C h ., «Tiempo (kairós)», en DTNT 4, 267-272; y B e r c i a n o , M.,
«Kairós, tiempo salvífico», en RET 34 (1974), 3-33. Véase el apartado 4 del cap. II.
156 P.II. La celebración del misterio

bre b íb lico p ro cu ra v iv ir en la p rese n cia de D ios au n q u e sig u e su jeto


a los ritm o s del tie m p o cósm ico.
El P apa Juan P ablo 11, en la C a rta A p o stó lica T ertio M illen n io
A d v e n ie n te , de 10-X I-1994, afirm a que «en Jesu cristo , V erb o E n car­
n ado, el tie m p o llega a ser u na d im e n sió n de D ios». D e ahí el d eb er
d e sa n tifica rlo (n. 10).

4. El tiem p o litú rg ico

El tiem po litú rg ic o o « tiem p o de la ce le b ra ció n » es la ritu aliza-


ción del tie m p o h istó ric o -salv ífic o , es decir, la cele b ra ció n de los
ac o n te cim ien to s en los que se ha m a n ifestad o la salv ació n de D ios 5.
En este sen tid o , no sólo c o n m em o ra los h ec h o s d el p asad o , sin o que
de alg u n a m an era los h ace presen tes. El tiem p o litú rg ico ad q u iere
e n to n c e s d im e n sio n e s de v e rd a d e ro a c o n te c im ie n to sa lv ífíc o , de
n u ev o ka iró s « fav o rab le al hom b re» (cf. 2 C o r 6,2), qu e p ro lo n g a la
h isto ria de la salvación.
L os tie m p o s litúrgicos de Israel eran ya sig n o s m e m o riale s de
una p rese n cia cada día m ás intensa de D ios en tre los h o m b res, qu e
d esem b o c ó en la « p le n itu d de los tiem p o s» (cf. G ál 4,4; T it 3,4). La
P alabra d iv in a fue d esv ela n d o poco a p o co el sen tid o ú ltim o de los
ac o n te cim ien to s salvíficos. Israel sabía q ue su D ios, in m u tab le en sí
m ism o y p o r en c im a del tiem p o y de la h isto ria, q u iso d esp leg a r en
ella su d esig n io de salvación. N o o b sta n te , en tre el tie m p o litú rg ico
de la A n tig u a A lia n za y la sa lv ació n que se rev eló en C risto ex iste la
m ism a d iferen c ia que entre las figuras y la realidad .

II. LA FIESTA

L a fiesta es el tiem p o m ás c a racterístico de la ce le b ra ció n , y una


de las rea lid ad e s h u m a n as m ás co m p lejas y sig n ificativ as. El estu d io
de la fiesta en las ú ltim as d éc ad a s ha resu ltad o m uy fecu n d o p ara la
liturgia 6.

s Cf. A N D R O N i K o r , C., Ei sentido de la liturgia. La relación entre Dios v el hombre


(Valencia 1992), 57-73; C a s f . l , O., Hodie, en LMD 65 (1961), 127-132; H o u s s i a u , A.,
«La liturgie comme manifestaron du temps de Dieu dans le temps des hommes», en
C l e r c k , P. dí. (dir.), Ritue/s. Mélanges P. Gy (Paris 1990), 327-337, etc.
6 Cf. B r a c c h i , R., «Feriae-festus», en EL 100 (1986), 347-367; C a p r i o i i , A., «La
festa», en RL 67 (1980), 449-464; C a s f .i , O., «La notion de jour de fete», en LMD 1
(1945), 23-36; C o s í a , E., «Celebración-fiesta», en DTI 2, 25-38; D l b u y s i , F., «La
fiesta, signo y anticipación de la comunión definitiva», en Conc 38 (1968), 353-362;
H i l d s , J., «Fctes», en DSp 5, 221-247; I s a m b e r i , F., «Notes de la fete comme célébra-
tion», en LMD 106 (1971), 101-110; M a cí c ü a n i , S., «Fiesta-fiestas», en NDL, 854-882;
C. 13. El tiempo de la celebración 157

1. N oción

L a fiesta p o se e v a lo re s h u m a n o s y re lig io so s q ue h ac en d ifícil su


d efinición 7. La fiesta se d efine p o r lo in ú til o no u tilizab le con fines
ex trínsecos. L o que p rete n d e es m a n ifesta rse a sí m ism a, p o n er en
m o v im ien to la c a p ac id a d festiv a y lú d ica del h o m b re y su ac tiv id ad
e x p re siv a y co n tem p lativ a. Es u n a esp ec ie de ju e g o . L a fiesta es
tam bién u na im ita ció n d e l h a c e r d iv in o , u na ac tiv id ad co m p lac ie n te
com o la de la S ab id u ría que ju e g a en p rese n cia del A ltísim o (cf.
Prov 8,27-31). C e le b ra r u na fiesta es una form a de g lo rifica r al S e­
ñ or y de darle gracias. T am b ién se ha d efin id o la fiesta p o r la a fir­
m a ción d e la vida y del m undo: la aleg ría y el reg o c ijo son ac titu d es
que im p reg n an to d a la ex iste n cia , y u n a fo rm a de e x a lta r la b o n d ad
de las co sas (cf. G én 1,31).
L a fiesta se y u x ta p o n e al tie m p o corrien te. Y, ciertam en te , ex iste
un fuerte co n tra ste en tre la fiesta y la v id a de ca d a día, un ch o q u e
entre la rea lid ad y la utopía, entre los co n v e n c io n a lism o s y la n atu ­
raleza. La fiesta p u ed e p a re c e r un reb ro te el caos in icial, en el que se
lib eran todos los se n tim ien to s y se p erm iten to d o s los ex ceso s. P ero
la fiesta d a lugar a u na d ila ta ció n del esp íritu , reb a san d o la estre ch e z
de la rea lid ad c o tid ia n a y llev an d o al h o m b re a una e x p e rien c ia m ás
am plia. L a fiesta en tra en el ca m p o de la ex a lta ció n de la im a g in a­
ción y de la fantasía.

2. E stru ctu ra h u m a n o -relig io sa

La v arie d ad de fiestas es m u y gran d e, pero to d a s tien en en c o ­


m ún la a tm ó sfe ra que en v u e lv e y ca ra c te riz a su celeb ració n . La fe­
n o m e n o lo g ía señ ala q ue la fiesta no es sino una fo r m a d e v iv ir el
tiem po com o realid ad sim b ó lica y sag rad a 8. De este m odo la fiesta
se vive co m o un don, co m o u na p o sib ilid a d de lib eració n total. En la
fiesta el h o m b re rec u p era su rela ció n con el m isterio .
L a p ro h ib ició n del trab a jo en la fiesta, los rito s d e co m ie n zo d e la
fie s ta y las d iferen tes form as de su b ray a r el co n tra ste co n el tiem p o
co rrien te tratan de ro m p e r co n el p asad o y de a b rir al h o m b re a lo
trascen d en te. P o r eso la ac tiv id ad festiv a p o r ex c e le n c ia es el cu lto a

M a r iin V elasco, J., «Recuperar la fiesta cristiana», en Comm 4/3 (1982) 145-161;
P fr n ig o tto ,A., «Cosa é la fiesta cristiana?», en EL 87 (1973), 75-120; y «Cuadernos
Phase» 27 (Barcelona 1991).
7 Cf. M a i . d o n a d o , L., La religiosidad popular, nostalgia de lo mágico (Madrid
1975), 193-218.
8 M a r t í n V e l a s c o , J., «La fiesta. Estructura y morfología de una manifestación
religiosa», en Ph 63 (1971), 239-255.
158 P.II. La celebración del misterio

D ios, co m o cu lm in a ció n de to d a fiesta. Sin este elem e n to de co m u ­


n ic ac ió n con el m u n d o de lo trasc en d e n te , la fiesta n o a lc a n z a sus
n iv e les m ás p ro fu n d o s.
P or o tra p arte, la fiesta tien e sie m p re un m o tiv o , m ás o m en o s
claro en la m e m o ria co lectiv a. M ás allá de la co stu m b re o del p eso
d e la trad ició n , en el fondo de las fiestas ex iste sie m p re un h ech o , un
m ito, u na le y en d a o un relato ép ico q u e ju s tific a el h a c e r fiesta.

3. N o ta s esp ecífica s d e la fiesta cr istia n a

L a c e le b ra ció n c ristia n a asu m e los v alo re s h u m a n o s y relig io so s


de la fiesta, p ero tiene ta m b ié n asp ec to s p r o p io s 9. E n este sen tid o , la
p rim e ra no ta de la fiesta c ristia n a es la de ser un sig n o d e la p rese n ­
cia del S eñor, el E m m a n u e l (D io s-c o n -n o so tro s: cf. M t 1,23). Es la
p rese n cia p ro m etid a p o r Je sú s a sus d isc íp u lo s p ara d esp u és de la
resu rre cc ió n , cu a n d o el n o vio v u elv e a esta r de n u ev o co n sus a m i­
g o s (cf. M t 9,15). E sta p re se n c ia g en e ra u na a leg ría q u e n ad ie les
p o d rá a rreb a tar (cf. Jn 16,22). O tro a sp ec to p ro p io de las fiestas c ris­
tia n as es su v a lo rp re fig u ra tiv o de la fiesta qu e no tie n e fin, n o co m o
m e ro an u n c io de lo q u e está p o r v en ir, sin o co m o p re n d a y an ticip o ,
y a en este m u n d o , de la a leg ría etern a (cf. SC 8; L G 50).
L a eu c a ristía es el ce n tro y el cu lm en de to d a fie sta c ristia n a y el
p a ra d ig m a de to d a ce le b ra ció n litú rg ica, con esa n o ta p e c u lia r del
cu lto cristian o q ue co n siste en la u n id a d in e scin d ib le en tre la P ala b ra
y el sa cram e n to (cf. SC 56). L a p ro c la m a c ió n de la P ala b ra an u n c ia
el m isterio que se celeb ra, y el g esto sacram e n ta l ac tu a liz a el a c o n ­
tecim ien to salv ad o r en la v id a de los fieles ,0.

III. LOS RITMOS DE LA CELEBRACION

U n a de las c a racterísticas del tie m p o de la c e le b ra c ió n y, en p a r­


tic u la r, de la fiesta, es su d eterm in a ció n en el c a le n d ario . L a litu rg ia
c ristia n a no se su strae a esta ley, au n q u e es c o n sc ie n te d e qu e la
p re se n c ia de la sa lv ació n en la h isto ria no está su jeta a n in g ú n fac to r
de tipo cro n o ló g ico , co m o ta m p o co lo está a los e le m e n to s ex p re si­
v o s o rituales. Sin em b arg o , la m ism a « p e d a g o g ía de los sig n o s» ,
q u e ayuda al h o m b re a p asar de lo v isib le a lo in v isib le , h a e sta b le ­
cid o m o m e n to s y tie m p o s p ara la c e le b ra ció n en b ase a su efic ac ia
sig n ific ativ a y « p ed ag ó g ica» . E sta es la razó n de ser d e los d ife re n ­
tes ritm o s de la c e le b ra ció n litúrgica.

9 Cf. Com. Permanente de la CEE, «Las fiestas del calendario cristiano», de


13-XII-1983, en PastL 127/128 (1982), 3-14.
10 Cf. C a s e l , O., Faites ceci en mémoire de moi (París 1962), 43-44.
C. 13. El tiempo de la celebración 159

1. E l ritm o a n u al

« D u ra n te el cu rso del año, la Ig lesia c o n m e m o ra to d o el m isterio


de C risto» n . El año litú rg ico co in cid e con el año so lar y civil, asu ­
m ie n d o p o r tan to sus d im e n sio n e s có sm ic a y hu m an a. S in em b arg o
p o see sig n ific ad o p ro p io co m o u n id a d sig n ific ativ a del m isterio de
C risto en el tiem p o . D en tro del año se articu la n las fiestas m ó v iles,
q ue caen cad a año en fec h a d iferen te sig u ien d o la o sc ila ció n de la
so lem n id ad de la P asc u a 12, y las fiestas fijas con fech a asig n ad a en
el calen d ario .
El año litú rg ico co m ie n z a en la ac tu a lid a d el d o m in g o I de a d ­
vien to , al m arg e n del año civil que se in a u g u ra el 1 de enero. Sin
em b arg o , en los an tig u o s sa c ra m é n ta n o s ro m an o s, el in icio se p ro ­
d u cía en la so le m n id a d del N ac im ie n to del Señor. E n la litu rg ia b i­
z a n tin a tien e lugar, de h echo, el 8 de se p tie m b re co n la fiesta de la
N ativ id ad de M aría. En los p u eb lo s an tig u o s el añ o d ab a co m ien zo
en la p rim a v era, au n q u e en alg u n o s lo h a c ía en el otoño. En todo
caso, el año es un sím b o lo que en c ie rra to d a la v id a h u m a n a 13.
A este ritm o anual p erte n ec ían las an tig u as T ém p o ra s de la litu r­
g ia ro m an a, que se ñ ala b an el p aso de las estacio n es. E n E sp añ a tie ­
nen lugar el d ía 5 de octu b re, en la p ro x im id a d del co m ien zo del
cu rso e sco la r y de o tras activ id ad e s in te rru m p id as d u ran te el v erano.

2. El ritm o d iario

El seg u n d o gran ritm o c ro n o ló g ico de la litu rg ia cristian a es el


día: « cad a día es sa n tifica d o p o r las c e le b ra cio n e s litú rg icas del p u e­
blo de D ios, p rin cip alm e n te p o r el sa crificio eu c arístico y p o r el O fi­
cio divin o » ,4. El día se m ide según la co stu m b re ro m an a, de m e d ia­
n o ch e a m e d ian o c h e, salvo los d o m in g o s y so le m n id a d es en que la
ce le b ra ció n co m ien z a en la tard e del d ía p rec ed en te, sig u ien d o la
trad ició n ju d ía y d an d o lu g ar a las I vísp eras. C a d a fracció n del día
se llam a h o ra , au n q u e esta p alab ra es usad a p o r la litu rg ia p ara re fe ­
rirse tan sólo a las h o ra s diurnas, d en o m in an d o vig ilia s o n o ctu rn o s
a las h o ra s de la n o ch e , so b re to d o en el O fic io d iv in o (cf. SC
84; 88).

11 NUALC 17; cf. SC 102. Del año litúrgico se tratará en el cap. XV11I.
12 Esta fiesta, ligada al plenilunio de primavera, se celebra no obstante, por decisión
del Concilio de Nicea (a. 325), el domingo siguiente. Esto hace que su celebración
oscile entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
13 Cf. L ó p e z M a r t i n , J . , «El año litúrgico, celebración de la vida», en T r o b a j o , A.
(dir.), La fiesta cristiana (Salamanca 1992), 65-100.
14 NUALC 3.
160 P.II. La celebración del misterio

El cen tro del día lo o cu p a , en ca m b io , el sa crificio eu carístico ,


au n q u e su ce le b ra ció n no te n g a que h ac erse n ec esariam en te en n in ­
g ún m o m e n to esp ecial. T an sólo en m u y p o cas o ca sio n e s el M isal
ind ica cu án d o d eb e te n er lugar la eu caristía: el Ju ev es S anto, la n o ­
che de P ascua, el d ía de N av id a d . E n esto s caso s se trata de p o n er de
relieve el sig n ific ad o que tien e la h o ra de la ce leb ració n .

3. El ritm o sem an al

El te rc er ritm o litú rg ico del tie m p o lo m a rc a el d o m in g o : «en el


p rim e r día de ca d a sem an a, llam ad o d ía del S eñ o r o d o m in g o , la
Iglesia, según u n a trad ició n ap o stó lic a q ue tien e sus o ríg en es en el
m ism o d ía de la re su rre c c ió n de C risto , c e le b ra el m isterio p a s­
cual» 15. L a sem an a es un p erío d o de siete días qu e eq u iv ale a p ro x i­
m a d am e n te a la cu a rta p arte del m e s lunar. Es in d u d a b le su o rig en
rela cio n a d o con las fases de la lu n a en los p ú eb lo s su m erio s e indo-
iranios. D e ellos la to m a ro n los h eb re o s y la rela cio n a ro n co n la
creación. L a se m an a ju d ía se ap o y a en el sa b a t, el d ía de d esca n ­
so a b s o lu to c o n s a g ra d o al S e ñ o r (cf. G én 2,3 ; Ex 2 0 ,1 0 -1 1 ; D t
5,12-15).
E n el cristian ism o , au n q u e al p rin cip io se sig u ió o b se rv a n d o el
sábado, m uy p ro n to el « p rim e r d ía de la sem an a» se co n v irtió en el
d ía festiv o p o r ex celen cia. L a sem ana, del latín h eb d ó m a d a , estab a
v ig en te ta m b ié n en el m u n d o g rec o rro m an o , si b ien rela cio n a d a co n
los plan etas co n o cid o s desd e el siglo m a.C . C ad a d ía llev ab a el
n o m b re de uno de los p la n eta s, in c lu y en d o ta m b ié n al Sol. El día d e l
S o l co in cid ía con el d o m ingo. N o o b stan te, la litu rg ia lla m a al resto
de los d ías « ferias» , del latín fe r ia e — d ías festiv o s— : feria II (lu ­
n es), feria III (m artes), etc.
D en tro de la sem an a la tra d ic ió n litú rg ica dio esp ecial reliev e a
las ferias IV y V I, el m ié rco le s y el v ie rn e s, co m o d ías p en iten c ia les.

IV. EL CALENDARIO LITURGICO

Se d e n o m in a ca len d a rio el sistem a q u e o rg an iz a y d istrib u y e las


d iv isio n es del tiem p o de ac u erd o con un p rin cip io no só lo có sm ic o ,
sino ta m b ié n sig n ificativ o . El cale n d ario , sea del tip o qu e sea, su ele
to m a r co m o base el año sideral, d efin id o p o r el tie m p o q u e ta rd a la
T ierra en dar u n a v u elta co m p leta alre d e d o r del Sol — a ñ o so la r— :
3 56 días, 5 horas, 48 m in u to s y 46 se gundos. N o o b sta n te ex iste

15 NUALC 4. Al domingo se dedica el cap. XIX.


C.13. El tiempo de la celebración 161

ta m b ié n el cale n d ario b asad o en los d o ce ciclo s de la L u n a, qu e dan


lu g a r a los m eses, y cu y a d u rac ió n total es de 3 54 d ías, 8 h o ras y 45
se g u n d o s: año lu n a r 16.
El ca len d a rio litú rg ic o es, p o r tan to , el sistem a q u e c o o rd in a los
tiem p o s de la ce le b ra ció n estab lecid o s p o r la litu rg ia 17. Es u n a e s­
tru ctu ra, a to d as luces o rg an iz ativ a, al se rv ic io de la ce le b ra ció n del
m isterio de C risto y de la o b ra de la re d e n ció n « en el círc u lo del
año» (cf. SC 102-104) ,8. El anteced en te del cale n d ario litú rg ico es
el ca le n d ario b íb lico y ju d ío y, a trav é s de éste, los a n tig u o s ca le n d a ­
rios relig io so s del P ró x im o O rien te ,9. P ero siem p re d en tro de un a
g ran lib ertad (cf. G ál 4,10; C ol 2,16), al serv icio de los fines p ro p io s
de la litu rg ia cristian a y co m o ex p resió n del señ o río de C risto so b re
el tie m p o y la h isto ria ( c f H eb 13,8; A p 1,8.17-18; 2 2 ,1 7 .2 0 ). El
c a le n d a rio c ristia n o se d e sa rro lló co n c a ra c te rís tic a s p ro p ia s, si­
g u ie n d o la ev o lu ció n del año litúrgico, au n q u e co n e ctad o a la m a triz
c ó sm ic a e h istó ric o -salv ífic a de la co n c ep c ió n b íb lica d el tie m p o y
de la fiesta.
Es p rec isam en te esta co n ex ió n , fu n d am e n talm en te an tro p o ló g ica ,
la q u e p erm ite al cale n d ario litú rg ico in te g rar las c e le b ra cio n e s p ro ­
p ia s de la relig io sid a d p o p u la r ju n to al ciclo de los m isterio s del
S eñ o r y a la co n m em o rac ió n de la S an tísim a V irg en y de los san to s
(cf. SC 102-104) 20.
El C o n cilio V atica n o II disp u so la rev isió n del añ o litú rg ico y del
c a le n d ario sobre la b ase de la p rim a cía de los m isterio s d e la re d e n ­
ció n ( c f SC 107) y la su b o rd in ac ió n del S antoral ( c f SC 111). L as
fiestas de los san to s co n stitu y en tam b ién u na p ro cla m ac ió n del m is ­
terio pascu al (cf. SC 104). La rev isió n del c a le n d ario es un ca p ítu lo
p ro p io de la refo rm a litúrgica, n ec esario para la o rg an iz ac ió n del
M isal y de la L itu rg ia de las H o r a s 21. El C a le n d a ñ u m R o m a n u m

'6 La liturgia romana, como toda la sociedad occidental, sigue el calendario esta­
blecido por Julio César el año 45 a.C. — calendariojuliano— , con la reforma realizada
en 1582 por el papa Gregorio XIII — calendario gregoriano—. La mayoría de las
Iglesias orientales siguen todavía el primero
17 C f D e n i s - B o u l e t , N., El calendario cristiano (Andorra 1961), L ó p e z M a r t i n ,
J , «Calendario litúrgico», en NDL, 258-264, O l i v a r , A , «El calendario y el martiro­
logio romanos», en Ph 153(1986), 199-210.
El pnmer calendario litúrgico conocido es el de Fuño Dionisio Filócalo, hacia
el 354 De él se hablará en el cap XXII
,g Cf. C h a r l i e r , J.-P., Jesús en medio de su pueblo, 3 Calendario litúrgico y ritmo
de vida (Bilbao 1993), M a e r t e n s , Th , Fiesta en honor de Yahvé (Madrid 1964),
G o u d o e v e r , J v a n , Fétes et talendriers bibhques (París 1967); V a u x , R d e , Institu­
ciones del Antiguo Testamento (Barcelona 1985)
20 G o n z á l e z , R., «Sentido y valor de las fiestas en el ámbito de la religiosidad
populan), en Nova et Vetera 16(1983), 177-202
21 Para la historia de su elaboración c f B u g n i n i , A , La riforma litúrgica (1948-
1975) (Roma 1983), 302-322; véase también Not 195/196 (1982), 604-612
162 P.II. La celebración del misterio

g e n e ra le , que rig e las c e le b ra c io n e s del año litú rg ico de to d a la litu r­


gia rom ana, fue p ro m u lg ad o en 1969 22. A d em á s ex isten los ca le n d a­
rios de las Ig lesias locales y d e las fam ilias relig io sas, d en o m in ad o s
ca len d a rio s p a r tic u la r e s 23.

22 Aprobado por el papa Pablo VI el 14-II-1969, mediante el motu proprio Mysterii


paschalis, en A AS 61 (1969), 222-226, fue promulgado el 21 -III-1969.
23 Cf. NUALC 49; Instrucción Calendaría particularia, de 24-VI-1970, en AAS
62(1979), 651-663.
C a p í t u l o X IV

EL LUGAR D E LA CELEBRACION

Al construir templos debe procurarse con diligencia


que sean idóneos para seguir las acciones litúrgicas y
lograr la participación activa de los fieles (SC 124).

BIBLIOGRAFIA

F a r n é s , P., El lugar de la celebración, «Dossiers CPL» 14 (Barcelona


1982); Id., Construir y adaptar las iglesias (Barcelona 1989); G e l i n e a u 1,
169-191; Id., «Les lieux de fassem blée célébrante», en LMD 88 (1966),
64-82; G o n z á l e z M o n t e s , A. (dir.), Congreso Internacional «Arte y Fe»
(Salamanca 1995); J o u n e l , P., «Lugares de celebración», en NDL, 1211-
1229; L l a b r é s , P., «De los lugares y tiempos sagrados», en Ph 142 (1984),
331-346; L ó p e z M a r t í n 2, 295-330; M a r t i m o r t , 224-238; P l a z a o l a , J ., El
arte sacro actual (BAC 250, Madrid 1965); Id., Historia y sentido del arte
cristiano (BAC maior, Madrid 1996); R i g h e t t i 1, 382-586; V i s e n t i n , P.
(dir.), Gli spazi della celebrazione rituale (Milano 1984); y «Cuadernos
Phase» 58 y 67 (Barcelona 1995 y 1996): LMD 63 (1960); 70 (1962); 136
(1978); 193 (1993); 197 (1994); Ph 32 (1966); 111 (1979); RL 66/4 (1979);
78/1 (1991); RivPL 32/1 (1994).

El lu g a r de la ce le b ra ció n o esp ac io ce le b ra tiv o es, co m o el tie m ­


po litú rg ico e stu d ia d o en el ca p ítu lo an terio r, o tro co m p o n en te en el
q u e se d esarro lla la ac ció n litúrgica. A u n q u e la litu rg ia tie n e a C risto
co m o tem p lo ú n ico y v erd a d ero (cf. Jn 2 ,1 9 -2 2 ), n ec esita de un lu g ar
p ara qu e se reú n a la asam b lea. E ste lu g ar es ig u a lm e n te sig n ific ativ o
y su p o n e u n a in te rp re tac ió n del esp ac io de ca ra a los qu e h an de
o cu p arlo
El ca p ítu lo , ad e m á s de o cu p a rse de los lu g ares y de los o b je to s
de la ce le b ra ció n , tra ta rá ta m b ié n alg u n as cu e stio n es g en e rale s re la ­
cio n ad a s con el arte litú rg ico y la ico n o g rafía.

I. EL ESPACIO CELEBRATIVO

Se entienden por espacio celebrativo los lugares donde se desarro­


llan las acciones litúrgicas, y tam bién su am bientación o decoración.

1 Cf. supra, n. 14 del cap.XI; y D a l m a i s , I. H., «Le reflet de sa gloire. Architecture


et iconographie chrétiennes», en LMD 114 (1973), 68-84; VV.AA., Espace sacré et
architecture moderne (París 1971); V a r a l d o , G., La chiesa casa del Popolo di D io.
Liturgia e architettura (Torino-Leumann 1974); Z u n z u n e g u i , J. M., La Iglesia casa del
Pueblo de Dios. Liturgia y arquitectura (San Sebastián 1979).
164 P II La celebración del misterio

1 E l e s p a c io s a g r a d o

T oda reu n ió n req u ie re un m a rc o sig n ific ativ o E ste h ec h o h u m a ­


no se verifica tam bién en el ám b ito relig io so L a a rq u ite c tu ra y el
arte han tratad o tam b ién de e x p re sa r y tra d u c ir en su s ele m e n to s y
form as la ex p erien cia del h o m b re en los co n fin es del m isterio A sí
ha nacido la idea del lugar y de los objetos sagrad o s 2
El esp acio no es h o m o g é n eo p a ra el h o m b re relig io so , p o rq u e
ex isten zonas en las que se h a p ro d u c id o o se p ro d u ce u n a h ie ro fa n ía
(E x 3,5) El um b ral que sep ara el esp ac io sa g rad o es, a la v ez, fro n ­
te ra y acceso entre dos m u n d o s qu e se op o n en y, no o b stan te, se
co m u n ican en tre sí El tipo de lu g a r no im p o rta En to d o caso se
m an ifiesta com o «lu g ar terrib le, c a sa de D ios y p u erta del cielo » ( c f
G én 28,17), o bien co m o ce n tro del m u n d o y p u n to de e n c u e n tro
en tre las d iv ersas zo n as có sm ic as El ritu al ex p re sa u n as v ec es el
rec o n o cim ien to y la d elim itac ió n de la sa c ra lid a d del lu g ar, y o tras
veces la co n stitu y e o con fiere

2 El tem p lo en la B iblia

La B iblia refleja co n cep cio n es sem ejan tes 3 A n tes de la c o n s­


tru cció n del tem p lo , los h eb reo s in v o c ab a n el n o m b re del S eñ o r en
d iv erso s lug ares en los que se h a b ía rev e lad o la p re se n c ia d iv in a
D io s se m an ifestó a A b rahan y aseg u ró su asiste n c ia a M o isés y a su
pu eb lo para siem p re ( c f E x 3 ,1 3 -1 5 , 3 3,16) S ig n o y te stim o n io de
esta c e rc a n ía fue el s a n tu a rio p o rtá til del d e sie rto ( c f Ex 2 5 ,8 -
9 40ss), lugar de cita con el S eñ o r ( c f N u m 1,1), h asta q u e el lu g a r
se fijo en Je ru sa le n ( c f 2 S am 6 ,1 2 -1 9 ) A llí q u iso D av id le v a n ta r un
tem plo al S eñor ( c f 7,1-17), o b ra q u e realizó su h ijo S alo m ó n ( c f
1 R e 8,1 ss)
El tem plo se co n v irtió en el centro relig io so , e s p e c ia lm e n te d e s ­
p u és de la refo rm a de Jo sías ( c f 2 R e 2 3 ,4 -2 7 ) P ero los p ro fe tas
d en u n c ia b an el carácter superficial del cu lto y h asta las p rá c tic a s
id o látricas ( c f Is 1,11-17, e t c ), h asta el p u n to d e qu e la g lo ria del
S eñor ab an d o n ó el tem p lo ( c f E z 10,4 18) D esp u és d el e x ilio los

2 C f B o u y e r , L , El rito y el hombre (Barcelona 1967, 149-183), E i i a d e , M , Lo


sagrado y lo profano (Madrid 1967), 26 69, I d , Tratado de historia de las religiones
(Madrid 1981), 370-388, L e e u w , G v a n d e r , Fenomenología de la religión (M éxico
D F 1964), 378-388, W i d e n g r e n , G , Fenomenología de la religión (Madrid 1976),
301-329
3 C f C o n g a r , Y M -J , El misterio del templo (Barcelona 1964), D a n i e l o u , J , Le
signe du temple (París 1942), H a n i , J , El simbolismo del templo cristiano (Barcelona
1983), R o d r í g u e z , A , «El templo», en Nova et Vetera 37 (1994), 21-52, VV AA , II
tempio (Roma 1968), etc
C 14 El lugar de la celebración 165

p ro fe ta s h a b ía n an u n c ia d o y a un n u ev o m o d o d e p re se n c ia d iv in a
( c f Je r 3 1 ,3 1 -3 2 , E z 3 6 ,2 6 -2 7 )
L a p ro m e sa se cu m p lió en la e n c a m a c ió n del E m m a n u e l ( c f M t
1 ,21-23, Jn 1,14) P o r o tra parte, la ac titu d de Je sú s an te el tem p lo
fue no solo de p ro fu n d o resp e to ( c f M t 2 1 ,1 3 ), sino ta m b ié n de crí­
tica an te las co n d u c ta s que lo p ro fa n ab a n ( c f M t 2 1 ,1 2 , Jn 2 ,1 4 -1 5 )
El v aticin o su ru in a ( c f M t 2 4 ,1 -2 ), p ero an u n c ió ta m b ié n el tem p lo
n u ev o ree d ifica d o en la re su rre cc ió n ( c f Jn 2 ,1 8 -2 2 ) L o s d iscíp u lo s
d e Jesú s, au n q u e al p rin cip io ac u d ían al te m p lo ( c f H ech 2 ,4 6 , 3,1),
eran co n scie n tes del final del te m p lo m a terial ( c f 7 ,4 4 -4 9 ) y de q u e
ello s eran las p ie d ra s viv as del te m p lo esp iritu al ( c f 1 C o r 3 ,1 6 -1 7 ,
2 C o r 6,16, 1 Pe 2,4 -5 , etc ) El cu lto n u e v o ( c f Jn 4 ,2 3 ) tien e co m o
m o d e lo la litu rg ia ce le ste ( c f H eb 9 ,1 1 -1 4 , A p 2 1 ,2 2 )

3 E l esp a c io litú rg ico

L o s cristian o s tien en lu g ares d estin a d o s a la ce le b ra ció n Se trata


de un h ec h o sim ila r a lo que o c u m o co n o tras in stitu c io n es litú rg icas
de la A n tig u a A lian za, co m o el sa ce rd o c io y el sa crificio , qu e e x p e­
rim e n taro n u n a tra n sfo rm ac ió n en el cristian ism o
En este sen tid o es a ltam en te sig n ific ativ o que el ed ificio p ara la
ce le b ra ció n no se llam e te m p lo , sin o iglesia (ekklesia ), el m ism o
n o m b re q u e d e sig n a en el N u ev o T estam e n to a las c o m u n id ad e s lo­
cales de los fieles ( c f H ech 13,1, R om 16,5, etc ) El esp ac io litú rg i­
co, sin p e rd e r su c a rácter sig n ific ativ o , se v alo ra p o r su d estin o esta­
b le p a ra las ce le b ra cio n e s litú rg icas

II EL LUGAR DE LA CELEBRACION EN LA HISTORIA

L o s lu g a re s d estin a d o s a la litu rg ia sig n ific an ta m b ié n la p artici­


p ac ió n del cristian ism o en el le n g u aje y en las fo rm as d e e x p re sió n
artístic a de los p u eb lo s y cu ltu ras d o n d e se ha en c am ad o 4

4 Cf G , Arte e liturgia dalle origini al Vaticano II (Milano 1982),


C attaneo,
D , «Luz y color en la arquitectura basilical paleocnstiana», en CiTom 99
It u r g a iz ,
(1972), 367-400, N o r m a n , E , Iglesias y catedrales Historia de las iglesias cristianas
desde sus prim eros tiempos hasta nuestros días (Madrid 1990), Q u a c q u a r e l l i , A , II
luogo di culto e il hnguaggio simbólico nei primi due secoh cristiani en Saggipatris
tici (Barí 1971), 453-483, Z e v i , B , Saber ver la arquitectura Ensayo sobre la inter­
pretación espacial de la arquitectura (Barcelona 1979), etc
166 P II La celebración del misterio

1 C o n f ig u r a c ió n g e n e ra l

L a ig lesia co m o ed ificio d estin a d o a la litu rg ia es el resu ltad o de


u n a trip le h ere n cia la h ere n cia ju d ía , la h e re n c ia h e le n istic o -ro m a n a
y la h ere n cia b iz an tin a
La h eren cia ju d ía se co n d e n sa fu n d a m e n ta lm e n te en la « sa la a l­
ta» de las casas, p ie z a «gran d e, p ro v ista de m e sas y d iv a n es» y lu g ar
de h o n o r d o n d e se d esarro llab a la litu rg ia d o m é stic a, esp ec ialm en te
la cen a p ascu a l ( c f M e 14,15, L e 2 2 ,1 2 , H ech 1,13) El p ap el asig ­
nad o a la P alab ra de D ios, al ca n to de los salm o s y a las p le g arias
h ab ía dad o lu g a r a esp ac io s no m u y g ran d e s pero su ficien te s p ara
u n a asam b lea ín tim a y n u m e ro sa a la v ez ( c f H ech 2 ,4 6 , 5,42)
L a h eren c ia h elen ístico -ro m a n a tie n e su m á x im o e x p o n e n te en
la b asílica, ed ificio civil d o ta d o de u n a am p lia lo n ja ap ta p ara la
co n v iv en c ia social, los trato s m e rc an tiles o el p as eo El cristian ism o
to m ó este m o d e lo arq u itectó n ico d esp u és de la p az d e C o n stan tin o ,
añ a d ién d o le un atrio p o rtic ad o a la en tra d a El co n ju n to rec u erd a la
estru c tu ra de la casa ro m an a
L a h eren c ia b iza n tin a se p ro d u ce a p a rtir de la ig le sia de tip o
basílica!, co n gran d es cú p u las co m o im ag en de la b ó v ed a celeste.
B ajo ellas la litu rg ia de la tierra, im itan d o el ce rem o n ia l de la co rte
im perial, ev o c a la litu rg ia del cielo ( c f A p 4 ,1 -5 , 14, etc ) L a arq u i­
te ctu ra ad o p tó un c a rácter m ás sim b ó lico y te o ló g ic o , p ara in tro d u c ir
a los fieles en el m undo e s p in tu a l5

2 A p o rta cio n es p osterio res

L as ig lesias p o ste rio re s a los sig lo s v y vi p e rm a n e c ie ro n fieles a


la b asílic a ro m a n a y b iz an tin a L a nave, ú nica o cen tral, h a sido
siem pre el elem e n to m as ca racterístico de la ig lesia co m o lu g ar de la
asam b lea, que se o rien ta h ac ia el sa n tu ario p resid id o p o r el altar y,
desd e el siglo xm , p o r el ta b ern ác u lo
L a m ajestad y la seren id ad del a rte rom ánico , ex p re sió n de la
d iv in a m iserico rd ia que se d erram a sobre el h o m b re 6, d iero n p aso al
atre v im ie n to y a la esb eltez del g o tic o El te m p lo g an ó en luz, co m o
si q u isiera elim in a r la se p arac ió n entre el esp acio in te rio r y el ex te­
rio r L as v id rie ra s h isto riad as, las b ó v ed a s co n sus n erv ad u ras, las

5 C f A n d r o n i k o f , C , El sentido de la liturgia La relación entre Dios y el hombre


(Valencia 1992), 75-85 y 163-185, D u p o n t , V L , «Le dynamisme de l ’action liturgi
que Une etude de la “Mystagogie” de saint Máxime le Confesseur», en RevSR 65
(1991)361 387, espec 367-371
6 C f A n d r e o , E , «El arte sacro-romanico un espacio para el Misterio», en La
Nueva Europa 6 (1993), 52 60
C 14 El lugar de la celebración 167

altas co lu m n as, co n v ierten el m e n saje sim b ó lic o de la ép o c a an terio r


en u n a d ia léc tic a de lín e as d in á m ic as y te n sas, en an títe sis co n la
esca la h u m an a, y p ro d u ce n en el q ue m ira u n a se n sació n d e d e seq u i­
lib rio y de lu ch a L a asam b lea, d isp e rsa p o r las cap illas, asiste a u n a
litu rg ia o ficiad a p o r un clero estru c tu rad o en un a co m p lic ad a esca la
d e d ig n id a d es y o ficio s
D e sp u é s d el C oncilio d e Trento, el arte barro co co n v irtió las
ig lesias y los reta b lo s en u na ex a lta ció n de la fe ca tó lica L a ex u b e­
ran c ia de form as, el co n tra ste de co lo res, la m ú sica y las ce rem o n ia s
p ro v o ca b an la em o ció n relig io sa L a litu rg ia im p re sio n ab a al p u eb lo ,
p ero su b sistía la falta de u n id a d del esp ac io ce le b ra tiv o , q u e se llen o
de im ág en es de los santos
E l m o vim ie n to h tu ig ic o im p u lso un tím id o a c erca m ie n to en tre el
arte m o d e rn o y la litu r g ia 7 El C o n cilio V atican o II, en el cap ítu lo
V II de la C o n stitu c ió n sobre la sag rad a liturgia, h izo su y o este in te­
rés, re c o n o cie n d o la d ig n id a d del arte de to d a s las ép o cas, la lib ertad
de estilo s d entro de la ap titu d p ara la ce le b ra ció n , e in sistie n d o en la
n e c esid ad de facilitar la fo rm ació n integral de los artistas ( c f SC
1 2 2 -1 3 0 )8

III EL ARTE, AL SERVICIO DE LA LITURGIA

C o n las d e n o m in ac io n e s de a rte re lig io so y a rte sa c ro h a o c u rri­


do lo m ism o que con la m ú sica p ara el cu lto c r is tia n o 9 La Ig lesia no
se id e n tifica con n in g ú n estilo artístico , sino q ue se m u e stra ab ierta
a a c ep tar to d a s las form as de ex p re sió n estética ( c f SC 123) D e
an tem a n o no ex iste un arte « sa g rad o » , sino q ue ex iste n o b ras de arte
qu e están de ac u erd o con la fe y que se co n sid eran ap tas p ara el cu lto
litú rg ico ( c f SC 122) E n este sentido, lo que an tes se e n ten d ía p o r
ai te sacio, d ecir, el arte cu y a d eterm in a ció n se p ro d u c ía a p artir
de las n o rm as can ó n ic as y litúrgicas, h oy p u ed e llam arse a rte litú r­
g ic o o a rte a l se rvic io d e la liturgia 10

7 Pío XII, en la encíclica Mediator Dei (año 1947), invito a ello, en G u e r r e r o 1,


239-241
H Veanse el mensaje del Concilio Vaticano II a los art'stas y los discursos de
Pablo VI, en P l a t f r o , R P l r e z d e i R i o , J A (ed ), Arte sacro Orientaciones y
normas (Oviedo 1986), 17 41 y O n a t i b i a , I , «Relaciones con los institutos de arte
sacro», en Not 270/271 (1989), 160-168
9 Vease el apartado 2 del capitulo IX
10 C f C h e n is , C , Fondamenti teonci dell arte sacra Magistero post-concihare
(Roma 1991), y B a l t h a s a r , H U v o n , «Revelación y belleza», en Ensavos teológicos
1 (Madrid 1964), 127-166, E v d o k i m o v , P , Teología de la belleza El arte del Icono
(Madrid 1991), G a t t i , V , «Arte», en NDL, 156-165, H e r w e g e n , I , Iglesia arte
misterio (Madrid 1960) R o u e t , A A lt et liturgie (París 1992), y Conc 152 (1980),
LMD 159 (1984), Ph 119(1980), 143(1984)
168 P.II. La celebración del misterio

E ste arte tien e do s ca ra c te rístic a s fu n d am en tales, la estética o


b o n d ad artístic a y la id o n e id ad o fu n cio n a lid a d litúrgica.

1. E stética

L as obras v erd a d eram e n te artístic a s fac ilita n al h o m b re el acceso


a los niv eles m ás p ro fu n d o s del m isterio . « P o r ello , la san ta M ad re
Iglesia ha sido siem p re am ig a de las b ellas artes, h a b u sc ad o c o n s­
ta n tem en te su n o b le m in iste rio e in stru y ó a lo s artistas, so b re to d o ,
p ara que las cosas d estin a d as al cu lto sag rad o fu eran rea lm en te d ig ­
n as, eleg an tes y b ellas» (SC 122).
La intención de la Ig lesia es fa c ilita r el e n c u en tro d el h o m b re con
D ios d en tro de un ám b ito de d ig n id a d y b elleza, co m o ex p re sió n de
la infin ita h erm o su ra de D io s y sig n o de las re a lid ad e s q u e se ce le­
b ran en la liturgia. P or esto el arte cristian o en g en e ral y el arte
litúrgico en co n creto h an b u sc a d o siem p re el eq u ilib rio en tre el m is­
terio y la form a, o en tre la v erd ad y la b elleza, de tal m a n era que la
fo rm a esté siem pre al se rv ic io del m isterio ce le b ra d o y la b e lle z a se
co n v ierta en el ro stro visible de la v erd ad n .
M ás aún, si se tien e en c u e n ta el m isterio d e C risto , ico n o d el
D ios in visible (cf. C ol 1,15, etc.), se en c u en tra n n u ev o s m o tiv o s p ara
d ar al arte toda la im p o rta n cia q ue tien e en la litu rg ia. E n el ro stro
h u m an o de Jesús rev e rb e ra b a la g lo ria de D io s (cf. 2 C o r 4 ,4 -6 ; H eb
1,3), co m o señal de que la e n c a m a c ió n h a alca n za d o a la m a teria ,
tran sfo rm án d o la y lle n án d o la de la en e rg ía del E sp íritu , ca p az de
lle g ar a todo h o m b re (cf. E f 4 ,2 4 ) y a to d a re a lid a d c re ad a (cf. Sab
1,7; R om 8,19-22). En este se n tid o , el arte au tén tico sig n ifica la
tran sfig u ració n de la creación.

2. Id on eid ad

B ajo esta ex p resió n se en tien d e la c o m p e te n c ia de los lu g ares de


la celeb ració n y de to d o s los o b je to s que en tra n en él, p ara se rv ir a
los fines de la liturgia. L os d o cu m en to s de la re fo rm a litú rg ica se ñ a­
lan algunas fu nciones del esp ac io ce leb rativ o ,2:
a) D esde el p unto de v ista de la co m u n ic a ció n en el in terio r de
la asam b lea que celebra, la arq u itectu ra d eb e h a c e r p o sib le la c o n sti­

11 Cf. G u a r d i n i , R., «La severa majestad de la liturgia», en El espíritu de la liturgia


(Barcelona 1962), 159-180.
12 Por ejemplo, OGMR cap.V; y los praenotanda del Ritual de la dedicación de la
iglesia y del altar (Coeditores Litúrgicos 1979) (= RDIA); el Código de Derecho
Canónico de 1984 (= CDC), y el Ceremonial de los Obispos (trad. del CELAM, 1991)
(= CE). También I g u a c e n , D., La Iglesia y su patrimonio cultural (Madrid 1984);
Secretariado N. de Liturgia, Am bientacióny arte en el lugar de la celebración (Madrid
1987).
C. 14. E l lugar de la celebración 169

tu c ió n de la asam b lea, la p a rtic ip a c ió n a c tiv a , la p e rc e p c ió n clara d e


la P ala b ra p ro c la m a d a o can tad a, la v isib ilid a d de los g esto s y d e los
rito s, la ce rcan ía de la p resid e n cia litú rg ica y la m o d e ra ció n y an im a­
ció n de la asa m b le a y el ejercic io d iferen c ia d o de los m in iste rio s y
o ficio s litúrgicos.
b) D esde el p u n to de vista de la rela ció n co n D io s, los lu g ares
litú rg ico s d eb en te n e r estas cu alid ad es: v alid ez p ara co n ju g a r la ac­
ció n y la co n tem p lac ió n ; ex p re siv id a d sim b ó lic a y referen c ia a lo
trasc en d e n te ; sen cillez, n o b le z a y v erd a d en los m ateria les, en la d e­
co ra ció n y en la am b ien tació n .
c) D esde el pu n to de v ista de la d istrib u ció n del esp acio , se
d eb e n te n e r en cu e n ta la o rd en a ció n m u tu a de los d istin to s lu g ares
en el in te rio r de la iglesia; la je ra rq u iz a c ió n de las im á g en e s de C ris­
to, de la S an tísim a V irg en y de los santos; la d isp o sició n a rm o n io sa
de la cruz, los ca n d elab ro s, las flores y los d em ás o b jeto s qu e se
n ec esitan .
Es im p o rtan te ta m b ié n cu id a r el trán sito de la calle a la ig lesia, la
e x iste n cia de zo n a s in te rm ed ia s de en c u en tro y d e silen cio (atrio ,
p ó rtico , clau stro , ja rd ín , etc.), y el asp ec to e x te rio r de la ig le sia en el
co n ju n to u rb an o o rural. El ed ificio ec le sial es ta m b ié n un sig n o de
tra sc e n d e n c ia y u n a c o n fe sió n de la fe cristian a , al estar rem a tad o
p o r la cruz.

IV. LOS LUGARES DE LA CELEBRACION

E n los libros litú rg ico s se en c u en tra n las referen c ias al sig n ific a ­
do y al uso de los p rin cip ale s lu g ares d estin a d o s a la litu rg ia:
L a iglesia es «el ed ificio en el que se reú n e la c o m u n id ad c ristia ­
n a p a ra esc u c h a r la P ala b ra de D ios, p a ra o rar u n id a , p a ra re c ib ir los
sa cram e n to s y c e le b ra r la eu c aristía» , « sig n o p e c u lia r d e la Ig lesia
q u e p ereg rin a en la tie rra e im ag en de la Iglesia celestial» 13. E n tre
to d a s las ig lesias so b resa le la c a te d r a l ce n tro de la v id a litú rg ica de
la d ió c esis 14.
L a n a ve es el lu g ar rese rv a d o a los fíeles p ara q u e p u ed a n p a rti­
cip ar ad ecu ad am en te en la celeb ració n 15. A d em á s ex iste el lu g a r de
los can to res y de los m ú sico s ,6.

n RDIA p. 24; cf. OGMR 253-257; CDC c. 1214-1234. Cf. D u v a l , N., «Edificio
de culto», en DPAC 1, 664-682; G a i l l a r d , J., «Domus Dei», en DSp 3 (1957),
1551-1567, etc.
14 CE 42-44; SC 41; LG 26; cf. supra, n.9 del cap. VIII.
15 OGMR 273.
16 OGMR 274-275.
170 P.II. La celebración del misterio

D entro de la iglesia, el p re sb ite rio es u na z o n a d ife re n c ia d a re s­


p ecto de la nave, cap az p ara el d esarro llo de los rito s 17. E n él se
e n c u en tra el altar. El a lta r cristian o «es, p o r su m ism a n atu ra lez a, la
m e sa p e c u lia r del sa crificio y del co n v ite pascu al: es el ara en la cu al
el sa crificio de la cru z se p e rp e tú a sa cram e n ta lm en te» , un sig n o del
m ism o C risto ,8. El altar es ta m b ié n « h o n o r de los m ártires» . P o r
esto se m a n tie n e la co stu m b re de co lo ca r sus reliq u ias d eb ajo de los
altares; el a ltar ha de ser único y fijo 19.
« L a d ig n id a d de la P ala b ra de D ios ex ig e que en la ig le sia h a y a
un sitio rese rv a d o p ara su an u n cio ... C o n v ien e q u e en g en e ral este
sitio sea un am b ó n estable, no un m u eb le portátil» 20. L a cá ted ra es
« sig n o del m a g iste rio y de la p o te sta d del p a sto r de la Ig lesia p a r­
tic u la r » 21. L a se d e « d eb e sig n ific ar el o ficio de p resid e n te de la
asam b lea y d irec to r de la o r a c ió n » 22.
El T a b ernáculo p ara la re se rv a de la S an tísim a E u ca ristía debe
ser único, sólido, etc., a p o d er ser en u n a ca p illa ad e c u a d a p a ra la
o ración 23. El b a p tisterio es el lu g ar destinado a la ce le b ra ció n del
b au tism o y en el q ue se en c u en tra la fuente b a u tis m a l24. L a se d e
p e n ite n c ia l q u e p u ed e estar c o lo ca d a en u n a z o n a d e term in a d a, fac i­
lita la ce le b ra ció n del sa cram e n to de la P e n ite n c ia co n co n fe sió n y
ab solución in d iv id u a l25.

V. INSIGNIAS, VESTIDOS Y OBJETOS LITURGICOS

L as in sig n ias y los v estid o s de los m in istro s c o n trib u y e n ta m b ié n


a la am b ien tac ió n del esp acio celeb rativ o . Su ap a rició n fue p ro g re si­
v a desd e los p rim e ro s siglos, h asta a lca n za r en el sig lo XII las fo rm as
y los co lo res actuales 26.

17 OGMR 258.
18 RDIA p. 7 6 ; c f . OGMR 2 5 9 - 2 6 5 . Véanse I ñ i g u e z , H., El altar cristiano de los
orígenes a Carlomagno (ss II-IX) (Pamplona ¡978), etc
19 RDIA p. 77, OGMR 266, CDC c.1235-1239.
20 OGMR 272; cf. OLM, 32-34; CE 51. Véase L e g a r d i e n , L , «Importance de
l’ambon dans la liturgie postconcihaire»; en QL 64 (1983), 49-55, etc
21 CE 42 y 47; cf. A r n a u , R., «La cátedra, signo de la plenitud episcopal», en
Anales Valent 33 (1991), 17-48; S a x e r , V , «Cátedra», en DPAC 1, 386-387.
22 OGMR 271 Cf. F a r n e s , P., «Sobre el buen uso del altar, de la sede y del
ambón», en OrH 12 (1981), 35-39.
23 OGMR 276-277, CDC 938, cf. F a r n e s , P., «El lugar de la Reserva eucarística»,
en OrH 15 (1984), 41-48 y 217-222, V a r a l d o , G., «Capella e tabemacolo per l ’ado-
razione e la custodia», en RL 67 (1980), 68-79.
24 RBN, n.40; CE 52. C f F a r n e s , P., «El baptisterio», en OrH 15 (1984), 272-278,
16 (1985), 37-42, 123-129 y 198-204; H e r r e r o , L., «La fuente bautismal», en Nova et
Vetera 36(1993), 165-194, etc
25 Ritual de la Penitencia (Coeditores Litúrgicos 1975), n.12; CDC c.964, etc.
26 OGMR 297-310, CE 56-67; cf. A l d a z a b a l , J., «Pedagogía del vestido» y «Los
C. 14. El lugar de la celebración 171

E n tre los o b je to s litú rg ico s, m e re ce n un h o n o r esp ecial aq u ello s


v aso s d e stin a d o s a c o n te n e r los d o n es eu carístico s, o sea, la p aten a,
el co p ó n , el cáliz y la c u s to d ia 27. L a litu rg ia actu al m an tien e la c o ­
lo cació n de la cru z y de los ca n d e le ro s en to m o al altar (cf. A p 1,12).
P o r re v e re n c ia a la ce le b ra ció n de la e u c aristía se ex tien d e so b re el
altar al m e n o s un m antel. A d em á s se u sa n los co rp o rales, la p alia y
o tro s p a ñ o s p ara c u b rir los v aso s sa g ra d o s y p a ra p u rifica rlo s 28.
A u n q u e n o son o b je to s litú rg ico s sino ele m e n to s d ec o rativ o s, las flo ­
res ju n to al altar d ese m p e ñ a n u n p ap e l sig n ific ativ o de lo s tie m p o s
litú rg ico s y de la so le m n id a d 29.
E ntre los o b jeto s de m a y o r v o lu m en y trad ició n litú rg ica se e n ­
cu en tran el ó rg an o (cf. SC 120) 30 y las ca m p a n as 31.

VI. LAS IMAGENES

L as im á g en e s n o so la m e n te son o b je to s litú rg ico s v in c u lad o s al


lu g a r de la ce le b ra ció n , sin o q u e a lg u n as están in te g rad as en la m is­
m a a c ció n litú rg ica, co m o o cu rre so b re to d o con la cru z en la litu rg ia
ro m an a, o con los ic o n o s en alg u n as litu rg ias o r ie n ta le s 32.
L a ex p o sició n de las im á g en e s a la v en e ració n de los fieles (cf.
SC 125) se ap o y a en la d o ctrin a del C on cilio II de N ice a (a. 787) 33,
q u e esta b le c e la d istin ció n en tre p ro sk y n e in — v e n e ra r— y la treu ein
— ad o ra r— , co m o c o n se c u e n c ia de la fe en el m isterio de la en car-

colores», en Gestos y símbolos («Dossiers del CPL» 40, Barcelona 1989), 34-41 y
49-54, P a s t o r e a u , M , «Ordo colorum Notes sur la naissance des coleurs hturgiques»,
en LMD 176 (1989), 54-66, S a l m ó n , P , Etude sur les insignes du Pontífice dans le
Rite Romain (Roma í 955), etc
27 OGMR 289-296, cf. B u s q u e t , P , «El arte y los objetos sagrados»,en Ph 82
(1974), 373-380, C o c c h i n i , F., «Cáliz», en DPAC 1, 350, etc.
28 C f OGMR 80, 268-270; 287-288; 311-312, CE 125.
29 Cf. CE 48, 236, 252, 299, 824, 873 b, 929, 931 a, 1104, etc
30 C f B e y r o n , G , «L’orgue en perspective histonque», en LMD 193(1993),
141-166, etc.
31 C f L e c l e r c q , H , «Cloche, clochette», en DACL 3 (1914), 1954-1977.
,2 C f D e m e t r i o I, «Teología y espiritualidad del Icono», en Ph 168 (1988), 527-
541, y D o n a d e o , M., El icono, imagen de lo invisible (Madrid 1989), G i r a u d , M. F.,
Aproximaciones a los iconos (Madrid 1990), O u s p e n s k y , L , Théologie de l ’icóne dans
l ’Eghse Ortodoxe (Pans 1980); Q u e n o t , M., El icono, ventana al absoluto (Bilbao
1990), T o r r a C ü i x a r t , L M., « L o s iconos, ventana a la eternidad», en Nova et Vetera
35 (1993), 23-59 (Bibl.); y Vita Monástica 179 (1989), etc.
33 Cf. B o e s p f l u n g , F . - L o s s k y , N., Nicée 11 787-1987 Douze siécles d'images
rehgieuses (Pans 1987), F r a n q u e s a , A , «El Concilio II de Nicea y el icono», en Ph
143 (1984), 417-435; C r o u z e l , H , «Les raisons théologiques du cuite des images selon
Saint Jean Damascéne», en Not 250 (1987), 285-308; D i s t a n t e , D. (dir ), La legitimitá
del culto delle Icone (Barí 1988); L ó p e z M a r t í n , J., «La veneración de las imágenes
en la Iglesia Católica», en Past Ecuménica 1 (1990), 30-48, P e r i , V., «Roma e la cnsi
delFiconoclastia», en Not 255 (1987), 1042-1097, etc
172 P.II. La celebración del misterio

n ación. L a re p re se n ta c ió n de C risto en fo rm a h u m a n a es el re c o n o ­
cim iento de qu e el V erb o de D io s se ha e n c a m a d o rea lm en te y no en
apariencia. E n O cc id en te se elab o ró ta m b ié n u n a reflex ió n te o ló g ic a
sobre las im ágenes. P ara san to T o m á s, el cu lto a las im á g en e s de
C risto , com o el re n d id o a su h u m a n id ad , es un cu lto de « la tría rela­
tiva»; el culto a la V irg en y a los S antos, en sí m ism o s o en sus
im ágenes, y a las reliq u ias, es un cu lto de « d u lía» o v en e ració n y
redunda siem pre en el S e ñ o r 34. E sta d o ctrin a fue asu m id a p o r los
C oncilios de T rento y V atican o I I 35. P o r o tra parte, no se d eb e o lv i­
d ar la im p o rta n cia que las im á g en e s tie n en en el co n tex to de la p ie ­
dad p o p u la r 36.
Se suele d istin g u ir en tre im a g en d e cu lto e im a g en d e devo ció n .
L a im agen d e cu lto es la im a g en rela cio n a d a co n el m isterio , es la
im agen esen c ial, objetiv a, presen cial. L a im a g en de d evoción, en
cam bio, es m ás su b jetiv a, n arrativ a y realista, m á s sen tim e n tal-a fe c-
tiva, ad a p ta d a al g u sto de la ép o ca, su sc ep tib le de m u ltip lic arse au n
d entro de un m ism o espacio de culto 37. E x p re sió n de la d o ctrin a y
de la p rác tica es el R ito d e la b en d ició n d e las im á g en e s q u e se
exponen a la p ú b lic a ve n era ció n d e los fie le s que se en c u e n tra en el
B e n d ic io n a l38.

34 Cf. STh. III, 25, a.2, 3, 5 y 6.


35 Cf. DS 1821-1825; LG 50; 66-67. Véase también Cat 1159-1162 y 1192.
36 Cf. L l a m a s , E . , «Santa Teresa de Jesús y la religiosidad popular», e n RevEsp 4 0
(1981),215-252.
37 G u a r d i n i , K.f La esencia de la obra de arte (Madrid 1960).
38 Promulgado el 3 1-V-1984: Bendicional (Coeditores litúrgicos 1986), cap.33. De
este ritual se hablará más adelante.
PARTE TERCERA

LOS SIGNOS DEL MISTERIO


C a pít u l o X V
LA E U C A R I S T I A
La Iglesia procura con sumo cuidado que los fieles no
asistan a este misterio de fe como espectadores mudos o
extraños, sino que, comprendiéndolo bien, mediante ri­
tos y oraciones, participen consciente, piadosa y activa­
mente en la acción sagrada (SC 48).

BIBLIOGRAFIA

A l d a z á b a l , J., «La celebración de la Eucaristía», en B o r o b i o 2, 251-


301 y 381-436; C a b i é , R., «La Eucaristía», en M a r t i m o r t , 305-558; C u v a ,
A., «Fate questo in memoria di me». Vivere la Messa (Roma 1980); H e r -
m a n s , J., La celebrazione delFEucaristía (Leumann-Torino 1979); G h l i -
n e a u 2, 123-235; J o u n e l , P., La Misa de ayer a hoy (Barcelona 1988);

J u n g m a n n , J. A., El sacrificio de la Misa (BAC 68, Madrid 1963); M a r s i l i ,


S. et AA.AA., Eucaristía. Teología e storia della celebrazione, en Anamne­
sis 3/2 (Casale M. 1983); M e y e r , H. B., Eucharistie. Geschichte, Theolo-
gie, pastorale («Gottesdienst der Kirche» 4 , Regensburg 1989); R i g h e t t i 2,
1-620; V e l a d o , B., Vivamos la santa Misa (BAC pop. 75, Madrid 1986).

Se in icia en este ca p ítu lo el estu d io de los sig n o s d e l m isterio, es


d ecir, el sacrificio eu c arístico , los sacram e n to s y los sa cram en tales,
« en to m o a los cu ales g ira to d a la v id a litú rg ica» (S C 6). La ex p o si­
ción se lim ita a los asp ec to s estricta m e n te litú rg ico s, p ara no in v ad ir
los estu d io s de los resta n te s m a n u ale s de la c o lec ció n d ed icad o s a
esta tem ática.
Se c o m ien z a p o r la E u caristía, « fu en te y cim a de to d a la v id a
cristian a» (L G 11; cf. SC 10; PO 5), a ca u sa de su estre ch ísim a
v in c u lació n con el m isterio p ascu a l de Jesu cristo (cf. SC 47).

I. DE LA «CENA DEL SEÑOR» A LA «EUCARISTIA» (SS. l-III)

L a cele b ra ció n e u c arística de la Ig lesia se rem ite al acto in stitu ­


cio n al de la E u ca ristía en la ú ltim a C e n a de Jesús, « la n o ch e en que
fue en treg ad o » (1 C o r 11,23).
176 P.IIL Los signos del misterio

I. T e stim o n io s d el N u e v o T esta m e n to

La fo rm a p rim itiv a de la c e le b ra ció n eu c arística co n stitu y e to d a ­


v ía un a cu e stió n no resu elta, a p esar de los n u m e ro so s estu d io s qu e
se le han d ed ica d o 1. El p ro b lem a rad ica no sólo en la falta de fu en ­
tes, sino ta m b ié n en la m e to d o lo g ía que se ha v en id o em p lean d o .
E x egetas e h isto ria d o re s de la litu rg ia estu d ia n los m ism o s te x to s,
p ero no se atre v en a reb a sar los lím ites de su p ro p ia esp ecialid ad . N o
o b stan te, es p rec iso in te n ta r re h a c e r el cu ad ro de la ce le b ra ció n p ri­
m itiv a con las c o n c lu sio n es qu e p are cen m ás fiables.
D el co n ju n to de los dato s del N .T . em erg e ciertam en te la e x is­
ten cia, en la c o m u n id ad p rim itiv a, de un rito lla m a d o cen a d e l S e ñ o r
(cf. 1 C o r 11,20) y fr a c c ió n d e l p a n (cf. L e 24,30 .3 5 ; H ech 2 ,4 2 .4 6 ;
e tc é te r a ) 2. E ste rito se rea liza al c a er la tard e (cf. 1 C o r 11,23) en el
cu rso de u n a c e n a o al final de ella, a c o m p a ñ ad o de u n a p le g a ria de
ac ció n de g rac ias (cf. 1 C o r 11,24; y par.). El rito ap a rece co m o alg o
esp ecífico de los cristian o s (cf. H ech 2,46). L a ce le b ració n , p o r o tra
p arte, se rem ite ai m a n d ato ex p lícito de Jesú s (cf. Le 2 2 ,1 9 , 1 C o r
II,2 4 -2 5 ), al q ue san P ablo añ a d e un co m en ta rio (cf. 1 C o r 11,26).
D el m ism o co n ju n to se d ed u c e ta m b ié n la ex iste n cia de u n a e s­
tru ctu ra e stereo tip ad a , a rtic u la d a p o r la su c esió n de cu a tro v erb o s
que ind ican la acció n del que p reside: to m a r (el p an y el cá liz lleno
de v ino), b e n d e c ir-d a r g ra c ia s (con la p le g aria de b en d ició n ), p a r tir
(el pan) y d a r (el p an y el cáliz). O tro s v erb o s se refieren a los
p articip an tes: com er, b e b e r y h a c e r en m em o ria de Jesús. T o d o el
rito sig n ific a a n u n cia r la m u e rte d el S e ñ o r hasta q u e vuelva, co m o
alcan ce de la ac ció n m em o rial. Sin em barg o , no es p o sib le sa b er sí
el rito co m p re n d ía ta m b ié n u n a « n arrac ió n » o lectu ra de las E scritu ­
ras, au n q u e es p ro b ab le (cf. L e 2 4 ,2 7 .3 2 .4 4 -4 5 ; H ech 2 0 ,7.9).
Junto a esto s elem e n to s ritu a les se en c u en tra n las circ u n sta n cia s
del lu g ar (las casas: H ech 2,46; la sala o estan c ia su p erio r: H ech
20,7; 9,3 7 .3 9 ; 1,13; M e 14,15; co n m u c h as lu ces en cen d id as: cf.
H ech 20 ,8 ), del tie m p o (el p rim e r d ía de la sem ana: H ech 20,7; Le
24,13; Jn 20 ,2 6 ), y de la actitu d de los q ue se reu n ía n (la aleg ría

1 Recientemente se ha vuelto a plantear la cuestión por R o u w h o r s t , G. A. M., «La


célébration de l’Eucharistie dans l’Eglise primitive», en QL 74 (1993), 89-112. Cf.
también E s p i n e l , J. L., La Eucaristía del Nuevo Testamento (Salamanca 1980); J e r e ­
m í a s , J . , La última Cena. Palabras de Jesús (Madrid 1980); L é o n - D u f o u r , X., La

fracción del pan. Culto y existencia en el Nuevo Testamento (Madrid 1983); y Conc 40
(1968), etc.
2 C f . B e h m , J., Kláó, en TWNT 3, 726-743; C o p p e n s , J., «Eucharistie», en DBS 2,
1146-1215; M e n o u d , Ph. H., «Les Actes del Apotres et l ’Eucharistie», en RHPhR 33
81953),21-36.
C. / 5. La eucaristía 177

e sca to ló g ic a: H ec h 2,46 ; y la e x p e ctac ió n de la v en id a d el Señor: A p


2 2 ,1 7 .2 0 ).

2. T estim o n io s de los sig lo s II y III

M u y c e rcan a al N u e v o T estam e n to , la D idaché, de o rig en sirio,


se refiere a la eu c a ristía en los cap. IX -X y X IV 3. Ju n to a este te s­
tim o n io h ay que m e n c io n a r las referen c ias de san Ig n acio de A ntio-
q u ía a la ce le b ra ció n e u c arística p resid id a p o r el o b isp o , a c o m p a ñ a­
do de su p resb iterio , co m o ex presió n de la unidad de la Ig lesia 4.
H a c ia el año 112 P lin io el Jo v en in fo rm ab a al em p erad o r T ra ja n o
de u n a « co m id a o rd in aria e in o fen siv a» de los cristian o s «en d ía
d eterm in ad o » 5. A m ed iad o s del siglo n la I A p o lo g ía de san Ju stin o
d escrib e con todo d etalle la celeb ració n eu carística d o m in ical 6. U n
siglo m ás tarde, la T radición A p o stó lica de H ip ó lito m e n cio n a la
cele b ra ció n que sigue a la o rd en a ció n del o b isp o y d a d etalles sobre
la im p o sició n de m a n o s sob re los d o n es, la fracció n del p an y la
d istrib u c ió n , co n el d iá lo g o entre el m in istro y el q u e co m u lg a, a la
v ez que ofrece el tex to de la m ás an tig u a p le g aria e u c arística co n o ­
c id a 7.

II. LA MISA DE LA BASILICA (SS. IV-VII)

A l fo rm a rse las litu rg ias lo cales, co n el co m ien z o d e la c re a tiv i­


d ad e u c o ló g ic a y la o rg a n iz a c ió n del añ o litú rg ico , la e u c a ristía
ad o p tó la estru c tu ra que caracteriza su c e le b ra ció n ta n to en O rien te
co m o en O ccid en te. A fin ales d el sig lo v y a se d es ig n a b a co n el
n o m b re de m issa y m issa ru m so llem n ia 8.

3 R u iz B u e n o , D. (ed.), Padres Apostólicos (BAC 6 5 , Madrid 1 9 6 7 ) , 8 6 - 8 8 y 9 1 ;

cf. M azza , E., «Didaché 1 X - X . Elementi per una interpretazione eucarística», en EL


9 2 ( 1 9 7 8 ) , 3 9 3 - 4 1 9 , etc.
4 AdPhilad. 4; Ad Esmirn. 8, etc. en Ruiz B u e n o , D. (ed.), op. cit., 483 y 493; cf.
P e r l e r , O., «Eucharistie et unité de l’Eglise d’aprés saint Ignace d’Antioche», en
XXXV Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona (1952), 2 (Barcelona 1953),
424-429.
5 El texto se analizará en el cap. XIX.
6 Apol. 1,65-67: véase el texto en R u i z B u e n o , D. (ed.), Padres Apologistas griegos
(s. n) (BAC 116, Madrid 1954), 256-259.
7 B o t t e , B. (ed.), La Tradition Apostolique de Saint Hippolyte (LQF 39, Münster
i. W. 1963); cf. H a n s s e n s , J. M., La liturgie d'Hippolyte (Roma 1959), etc.
8 Cf. J u n g m a n n , J. A., op. cit., 206-208; N o c e n t , A., en Anamnesis 3/2, 189-190.
178 P III Los signos del misterio

1 La liturgia divina en Oriente

L a ce le b ra ció n e u c a rístic a del O rien te se form ó bajo la d irec ció n


p rim e ro de A n tio q u ía y m ás ta rd e de C o n stan tin o p la P o r in flu jo de
san B asilio el G ran d e ( t 37 9 ) se ac en tu ó la dim en sió n co n fesan te de
la d iv in id ad de C risto y se in te n sific ó la co n c ie n cia del h o m b re ante
el « m isterio trem en d o » , d a n d o co m o resu ltad o el ic o n o sta sio q u e se­
p ara al p u eb lo del a ltar
La « d iv in a litu rg ia» c o m ie n z a p ro p iam en te co n la p e q u e ñ a en tra­
d a (m ikrá eíso d o s) de los m in istro s y del E v an g e lia rio S ig u en las
lectu ras del A p ó sto l y del E v an g e lio , la d esp ed id a d e los ca te c ú m e ­
no s y la o rac ió n de los fíeles L a litu rg ia eu c a rístic a se in ic ia con la
en tra d a m a y o r (m eg a lé eíso d o s) o p ro ce sió n de las o fre n d as d esd e la
p ro th e sis — m e sa au x ilia r— h asta el altar, p asan d o p o r las n av es de
la iglesia. S iguen el b eso de p az y el cred o A co n tin u ac ió n se in icia
la p le g aria eu c arística , p ro n u n c ia d a en v oz b aja Al term in o de la
ep íclesis el d iá co n o lee los d íp tico s El P ad ren u e stro v a p rec ed id o de
u n a letan ía d iaco n al y de u na o rac ió n sa ce rd o ta l Se d a la b en d ició n
al p u eb lo y se m u e stran los d o n es co n la m o n ic ió n ta a g ía to is a g ío is
(lo sa n to p a ra los sa n to s) S ig u en la fra cc ió n y el rito del zeón,
ech an d o ag u a ca lie n te en el cá liz La co m u n ió n se d a co n am b as
esp ec ies y, u na v ez te rm in ad a , se tien e la ac ció n d e g rac ias y la
b en dición, a la q u e sigue el rep arto de pan ben d ito 9.

2. La M isa en las litu rg ia s o ccid en ta les

D esp u és de la T raditio A p o stó lic a de H ip ó lito tran sc u rrie ro n casi


tres siglos de p en u m b ra El fra g m en to del C anon R o m a n o d el trata­
do D e S a c ra m e n tis de san A m b ro sio (IV , 5 ,2 1 -2 5 ) ta n só lo d a te sti­
m o n io de la ex iste n cia de la p arte cen tral de este v en e rab le tex to en
el siglo IV. N o o b sta n te se p u ed e re c o n stru ir la estru c tu ra de la M isa
del p erío d o clásico de la litu rg ia ro m an a 10, y e stab lece r ta m b ié n la
de los restan tes rito s o ccid en tales 11
L a celeb ració n co m en z ab a d irec tam en te con las lectu ras 12 Sin
em barg o , en alg u n as liturgias se fo rm aro n unos rito s in tro d u cto rio s,

9 Cí J u n o m a n n , J A , op c it , 53 65, R i g h l t t i 1, 126-133
10 Gracias al Ordo Romanus I, en A n d r i e u , M , Les Ordines Romam du haut
Moyen Age 2 (Louvain 1960), 67-108 c f B o t t e , B - M o h r m a n n , C h r , L Ordinaire
de la messe Texte critique traduction et etudes (Louvain 1953), J u n o m a n n , J A , op
c i t , 90-98
11 C f P in e l l , J , Le liturgie occidental i Corso d introduzione (Roma 1977) Vease
la bibliografía citada en las nn 27-40 del cap V
12 C S A g u s t í n , De civitate Dei 22,8, e n CCL 48, 826
C 15 La eucaristía 179

co m o la en tra d a p ro ce sio n al ro m a n a que cu lm in a b a co n la o ració n


c o lle c ta P o sterio rm e n te se añ a d ie ro n el salu d o al p u eb lo y el G loria
in e x c e lsis D eo 13 L as litu rg ias g alica n a e h isp á n ic a in tro d u jero n un a
o ra c ió n an tes de las le ctu ras (p ra ele g en d u m ) y el trisa g io , tal v ez p o r
in flu jo o rien tal
L as lectu ras era n dos, ep ísto la y E v an g elio , salv o en las v ig ilias
El sa lm o grad u al a c o m p a ñ a b a a la p rim e ra lectura, y el a lelu y a p re­
ce d ía al E v an g e lio , salvo en la C u a re sm a L a litu rg ia h isp á n ic a te n ía
tres le ctu ras (p ro fec ía, ap ó sto l y E v an g e lio ), que te rm in ab a n co n los
la u d e s o ac la m ac ió n al E v an g e lio (co n el a lelu y a en el tie m p o p a s­
cu a l) D esp u é s v e n ía la ho m ilía.
L a p rese n tac ió n de los d o n es era ac o m p a ñ ad a del c a n to « o fe rto ­
rio » (« sac rific io » en la litu rg ia h isp á n ic a). S eg u ían la o rac ió n sobre
las o fre n d a s en el rito ro m an o , y las p rec es, le ctu ra de los d íp tico s y
rito de la p az en el h isp á n ic o L a p le g a ria eu c a rístic a era siem p re la
m is m a en el rito ro m an o , p ero con el p refac io v aria b le E n las litu r­
g ia s h isp á n ic a y g alica n a to d a la p le g aria eu c a rístic a e ra v aria b le
L o s rito s de co m u n ió n te n ían co m o elem e n to co m ú n la fracció n
del p a n y el P ad ren u e stro L a litu rg ia ro m a n a añ a d ía la co n m ix tió n y
el rito de la paz, m ie n tra s la h isp á n ic a in tro d u jo el S ím b o lo — en el
III C o n c ilio de T o led o (a.5 8 9 )— 14, la o ste n sió n co n la m o n ició n
sa n c ta sa n c tis y la b e n d ic ió n de los c o m u lg an tes La co m u n ió n era
ac o m p a ñ a d a de un ca n to , sa lm o v aria b le y an tífo n a en la litu rg ia
ro m a n a y salm o 33 en la h isp á n ic a (a d a cc ed e n te s) U n a v ez co n ­
c lu id a la co m u n ió n , se d e c ía la p o sc o m u n ió n (ro m an a) o la co m p le-
tu n a (h isp án ica ) L a litu rg ia ro m an a in c lu ía ta m b ié n , co m o fó rm u la
de b en d ició n , la o rac ió n sobre el p ueblo.

111 EVOLUCION POSTERIOR (SS VIII-XX)

L a estru c tu ra b á s ic a de la M isa en la litu rg ia ro m an a q u ed ó fijad a


en el siglo v n , cu rio sa m e n te b ajo la fo rm a de la c e le b ra ció n p o n tifi­
c al, de m a n era q u e su b sistió in c lu so , a p artir d el s ix, en la m isa
lla m a d a « p riv ad a » o « le íd a» , es decir, sin can to y rea liza d a p o r el
sa ce rd o te a solas o co n el p u eb lo en ab so lu to silen cio

13 Cf S L e ó n M a g n o , Serm 26 (6 de la Navidad), 1, en G a r r i d o , M (ed ), San


León Magno Homilías sobre el año litúrgico (BAC 291, Madrid 1969), 95 96 Las
invocaciones Kyrie eleison etc , constituyen todavía una cuestión abierta c f J u n g
m a n n , J A , op c it , 373-389

14 C f P i n e l l , J , «Credo y comunión en la estructura de la Misa hispánica según


disposición del III Concilio de Toledo», en VV A A , Concilio III de Toledo XIV
Centenario 589-1989 (Toledo 1991), 333 342 El Credo entro en la Misa romana tan
solo a comienzos del siglo xi
180 PIII. Los signos del misterio

1. La M isa « d ra m á tica » y d ev o cio n a l

La ap a rició n de la m isa « p riv ad a» se d eb ió a un cam b io en la


m en talid ad litúrgica, ap re cia b le ta m b ié n en la in tro d u c ció n de las
a p o lo g ía s 15, en las ex p licacio n es aleg ó ricas de la M isa, en el auge
del culto eu c arístico , en el au m en to de g e n u fle x io n es y o tro s g esto s,
en la rec itac ió n en voz baja del canon, en las p reces al rev estirse, etc.
La ce le b ra ció n se hizo co tid ia n a y se m u ltip lic aro n las m isas p ara
aten d e r las d e m an d a s de los fieles y en su frag io p o r los d ifu n to s.
A u m en tab a n ta m b ié n las m isas v o tiv as y p o r las in te n cio n es m ás
ex trañas. L os abu so s que se d iero n en este ca m p o y la actitu d de los
refo rm ad o res m o v iero n al C o n cilio de T ren to no só lo a ex p o n e r la
d o ctrin a ca tó lica sobre la M isa, sino ta m b ié n a refo rm ar la p rác tica
de su ce le b ra ció n , aun q u e este trab ajo se llevó a cab o en la rev isió n
del M isal p ro m u lg a d o en 1570 po r san P ío V 16.

2. La M isa «d e las rú b ricas»

El O rdo M issa e de aquel M issa le R o m a n u m m an tu v o in alterad o s


los ritos de la M isa d u ran te los cu atro siglos siguien tes. N o o b stan te,
la era «de las rú b ricas» co n o c ió ta m b ié n el interés p o r la ex p lica ció n
de la M isa al p u eb lo y p o r a seg u rar u n o s m o d o s de p articip a ció n
afectiva y devo cio n al 17. P ero se intensificó aún m ás el alejam ien to
del pueblo. La co m u n ió n se d istrib u ía fuera de la M isa o en las m i­
sas rezad as, n u n ca en la M isa solem ne, a cau sa del ay u n o e u c arís­
tico.
C on el M o v im ien to litú rg ico se abrió c a m in o la n ec esid ad de la
p articip a ció n ac tiv a y con scien te. L a resta u ració n del can to g re g o ria ­
no y los d ec reto s de san P ío X sobre la co m u n ió n frecu en te fu ero n
los p rim e ro s pasos. L a d ifu sió n de los m isale s de los fieles p erm itió
seg u ir la cele b ra ció n u n ié n d o se al sa ce rd o te y to m a r p arte en lo que
se d en o m in ab a la « m isa dialo g ad a» . El im p u lso d ecisiv o en esta lí­
n ea se p ro d u jo en la en c íc lic a M e d ia to r D ei de P ío X II (a. 1947).

15 Cf B o r e l l a , P , «Le apollogiae sacerdote negli antichi messali ambrosiani»,


en EL 63 (1949), 27-41, C a b r o l , F., «Apologies», en DACL 1, 2591-2601, etc
,6 Cf. supra n.43-46 del cap IV
17 Cf. L e B r u n , P . , Explication httérale, historique et dogmatique des priéres et
des cérémomes de la Messe, 1-4 (Pans 1716-1726).
C. 15 La eucaristía 181

3. La reforma del «Ordo Missae»

El C o n c ilio V atica n o II, al d eterm in a r: « D eb e rev isa rse el O rd i­


n ario de la M isa de m o d o q ue a p a rezc an con m a y o r clarid ad el sen ­
tid o p ro p io y la m u tu a co n e x ió n de c a d a u n a de las p artes y se faci­
lite la p a rtic ip a c ió n ac tiv a y p ia d o sa de los fieles...» (SC 50; cf. SC
5 1 -56), d ecid ió la m ás am p lia refo rm a del rito de la M isa de to d a la
h isto ria l8. El 3 de abril de 1969, Ju e v es S anto , el p ap a P ab lo VI
p ro m u lg ó el n u ev o O rdo M issa e del M issa le R o m a n u m .
L a rev isió n co n sistió , an te todo, en p ro c u ra r u n a m ás clara d istin ­
ció n en tre la litu rg ia de la P ala b ra y la litu rg ia eu c a rístic a (cf. SC
56), en la rev isió n de los rito s iniciales, de la p rese n tac ió n de los
d o n es y de la co n c lu sió n , en la e lim in a ció n de d o b la jes y en la sim ­
p lific a c ió n de g esto s (cf. SC 50), en la am p lia ció n del L eccio n ario
(cf. SC 51); en la rec u p eració n de la h o m ilía (cf. SC 52), de la o ra­
ció n de los fieles (cf. SC 53), de la co m u n ió n b ajo las dos esp ecies
(cf. SC 55) y de la co n c eleb rac ió n (cf. SC 57-58 ), sin o lv id a r el uso
de las len g u as m o d e rn a s (cf. SC 54) 19.

IV. EL ACTUAL «ORDO MISSAE»

El O rd in ario de la M isa que vio la luz en 1969 ap areció a c o m p a ­


ñ a d o de la O rd en a ció n g e n e r a l d e l M isa l R o m a n o (= O G M R ) 20. E s­
te d o cu m en to , d o ta d o de un p r o e m io y con v aria cio n e s su cesiv as en
las dos e d icio n e s típ ica s del M issa le R o m a n u m p u b lic ad a s en 1970 y
en 1975, resp e ctiv am e n te, co n stitu y e el in stru m e n to m ás im p o rtan te
p a ra an a liz ar la estru c tu ra y los elem e n to s de la actu al ce le b ra ció n
e u c a r ís tic a 21.

18 Cf «De missa normativa», en Not 3 (1967), 371-380, B u g n i n i , A , La riforma


litúrgica (1948-1975) (Roma 1983), 275-299 y 332-388, F r a n q u e s a , A , «La labor del
Consilium en la reforma del Ordo Missae, en Ph 155 (1986), 375-401, Id , «La plegaria
eucarística y las palabras de la Institución en las reuniones del Consihum», en VV AA ,
Mystenum et Ministerium Miscelánea I Oñatibia (Vitoria 1993), 218-234; G r a c i a , J
A., «Formación del Ordo M issae», en Ph 36 (1966), 433-455, L ó p e z M a r t i n , J., «La
celebración actual de la eucaristía: tradición y renovación», en G a l i n d o , A - L ó p e z
M a r t i n , J. (d ir), Eucaristía y Evangehzación hoy (Salamanca 1994), 91 -108, etc
19 Véase el juicio de Juan Pablo II, «Exhortación Apostólica Dominicae Coenae»y
de 24-11-1980, n.8, en G u e r r e r o 1, 306
20 El texto en el Misal, cf. F r a n q u e s a , «Presentación de la nueva ordenación
general del Misal Romano», en Ph 51 (1969), 221-268, M a r t i n P a t i n o , J M et
A A. A A., Nuevas normas de la Misa (BAC minor 9, Madrid 1969).
21 Cf A l d a z a b a l , J., «El ritmo de la eucaristía. Para una evalución del Ordo
Missae», en Ph 92 (1976), 99-130, C o p p e n s , J., «Le nouvel Ordo Missae», en ETL 46
(1970), 392-400; F a r n e s , P., «La celebración eucarística después del Concilio», en Ph
99/100 (1977), 263-275, J o u n e l , P , La Misa ayer y hoy (Barcelona 1988), y EL 83/4-5
(1969), LMD 100(1969); 192 (1992), Ph 165/166 (1988); RL 62/4-5 (1975).
182 P.III. Los signos del misterio

1. L os ritos in icia les

La M isa co m ien za, « re u n id o el p u eb lo » , co n el can to d e en trad a.


E ste canto co n trib u y e a c o n s titu ir la a sam b lea y a u n ir los p e n sa ­
m ientos de to d o s en to m o al m iste rio q ue se ce le b ra (cf. O G M R 25).
T erm in ad o el canto, el sa ce rd o te , con su sa lu d o al p u eb lo co n g re g a­
do, m a n ifiesta la p rese n cia d el S eñ o r (cf. O G M R 28). T ien e lu g ar
tam b ién el acto p e n ite n c ia l22, las in v o c ac io n es y el G loria. L a c o lec­
ta cierra los rito s iniciales ex p re sa n d o la índole de la c e le b ra c ió n y
los m o tiv o s de la litu rg ia del d ía (cf. O G M R 32). L a fin alid ad de
to d o s estos rito s es « h ac er q u e los fíeles reu n id o s c o n stitu y a n un a
co m u n id ad y se d isp o n g a n a o ír co m o co n v ien e la P ala b ra de D io s y
a ce le b ra r d ig n a m en te la E u ca ristía » (O G M R 24).
L a flex ib ilid a d de esta p arte , alg u n o s de cu y o s elem e n to s se o m i­
ten cuan d o p rec ed e u na a c ció n litú rg ica, p erm ite que se rea lice n de
varios m odos.

2. La litu rg ia d e la P alab ra

R e v alo riz ad a co m o co rresp o n d e , c o n trib u y e d ec isiv am e n te a p o ­


n er de m a n ifiesto la co n e x ió n ín tim a en tre la P ala b ra y el sa cram e n ­
to, y entre la d o b le m esa del P an de la v id a (cf. Jn 6; D V 21; PO 18;
e tc é te r a ) 23. L a o rd en ació n y el ritm o de las lecturas, cu y o v értice es
el E vangelio, y de los can to s in te rlec cio n a les, en tre los q u e so b resale
el salm o resp o n so ria l, c o rresp o n d e al d esarro llo de la h isto ria de la
salv ació n que cu lm in a en C risto (cf. O G M R 34-36; O L M 13 y 17).
C o m o «p arte de la m ism a litu rg ia» , la h o m ilía ay u d a a p e n e tra r
en el m isterio de la P ala b ra y a v iv ir el ac o n te cim ien to ce leb rad o
fav o recien d o u n a v erd a d era co m u n ica ció n de la fe (cf. O G M R 4 1-
42; O L M 2 4-27). L a litu rg ia de la P ala b ra cu lm in a co n la p ro fe sió n
de fe, v e rd a d era resp u e sta a la P alab ra de D ios (cf. O G M R 4 3 -4 4 ), y
co n la oració n de los fíeles (cf. SC 53; O G M R 4 5 - 4 7 ) 24.

22 Cf. F P., «El acto penitencial de la Misa», en Ph 165/166 (1988), 235-245;


arn és,

F ra nq uesaA., «El acto penitencial en la Misa», ib., 187 (1992), 63-70, etc.
,
23 Cf. OGMR 8; 9; 33; OLM 10 y 11-30. De la liturgia de la Palabra se ha tratado
en el cap. Vil.
24 Cf. B e l l a v i s t a , J, «La oración de los fíeles», en Ph 165/166 (1988), 261-270; y
RL 74/1 (1987); OrH 23/7-8 (1992).
3. La liturgia del Sacrificio

L a se g u n d a parte de la M isa se rem ite a los g esto s y p alab ras de


Je sú s en la ú ltim a C e n a (cf. O G M R 4 8). L a p rep a ra ció n d e los d o n es
h a rec u p erad o la p ro ce sió n de o fre n d as d e los fieles. El rito co m ­
p ren d e ta m b ié n la in c en sa ció n del altar, la p u rifica ció n d el q u e p re­
sid e y la o rac ió n so b re las o fre n d as, q u e cierra esta p arte (cf. O G M R
49 -5 3 ) 25.
L a p le g a ria eu c arística , « ce n tro y cu lm en de to d a la ce le b ra ció n ,
es u n a o rac ió n de ac ció n de g rac ias y de san tifica ció n » (O G M R 54).
Su rev a lo riza ció n co m o fó rm u la eu c o ló g ic a h a ido ac o m p a ñ ad a del
au m en to de te x to s q u e en riq u e ce n el sig n ific ad o del co n ju n to y au n
de ca d a p arte (cf. O G M R 55) 26. L a p o sib ilid a d de elec ció n de las
p le g arias y de los p re fa c io s resp o n d e a la co n v e n ie n c ia de qu e ap a­
rez can los d istin to s asp ec to s d el m isterio de sa lv ació n (cf. O G M R
3 2 1 -3 2 2 ), y se te n g an en cu e n ta las circ u n sta n cia s de la ce le b ra ció n
o de la a s a m b le a 11.
L a se cu e n cia de los rito s de la co m u n ió n , articu la d o s en to m o al
P ad ren u e stro , el g esto de la p az y la fracció n , es co h e ren te co n la
fin alid ad no sólo de esto s ritos, sin o in cluso de to d a la ce le b ra ció n
eu c arística , que es la p articip a ció n sa cram en tal (cf. O G M R 56). Se
h an m a n ten id o , no o b stan te, elem e n to s sa n cio n a d o s p o r la trad ició n
co m o el em b o lism o del P ad ren u estro , la co n m istió n , la p rep a ra ció n
p erso n al del sacerd o te y la o sten sió n del S acram en to 28. L a c o m u ­
n ió n se ac o m p a ñ a con el ca n to (cf. O G M R 117). L a co m u n ió n b ajo
las d o s esp ec ies ex p re sa u n a esp ecial v in c u lac ió n a C risto p o r p arte
de alg u n o s fieles en algu nas circ u n sta n cia s esp eciales 29. A la c o m u ­

25 Cf. F a r n e s , P., «Las oraciones de la presentación de las ofrendas», en OrH 20


(1989), 41-50; Rainoldi, F., «Riti offertoriali o presentazione dei doni?», en RL 77
(1990), 315-324; R a s m u s s e n , N. K., «Les rites de présentation du pain et du vin», en
LMD 100 (1969), 44-58.
26 Cf. Sobre la plegaria eucarística véase el cap. X.
27 C. para el Culto Divino, carta Eucharistiae participationem, de 27-1V-1973, en
AAS 65 (1973), 340-347; y en PastL 74/75 (1973), 5-14; cf. O ñ a t i b i a , I., «Plegaria
eucarística y participación activa», enPh 88 (1975), 157-170.
28 Sobre el Padrenuestro cf. LMD 85 (1966) y RivPL 16/3 (1978). Sobre el rito de
la paz cf. B i a n c h i , S., Offerte vobispacem, en Not 65 (1971), 273-275; U r d e i x , J., «El
rito de la paz», en Ph 165/166 (1988), 285-289. Sobre todo el conjunto de los ritos cf.
B e r a u d y , R., «Les rites de préparation á la communion», en LMD 100 (1969), 59-71;
V f r h e u l , A., «L’ordonnance de la communion selon le nouvel Ordo M issae», en QL
53(1972), 119-133.
29 Cf. Instrucción Sacramentali communione, de 29-VI-1970, en AAS 62 (1970),
664-666; y en PastL 51/53 (1970), 26-31. Cf. Ph 129 (1982), 220-235; L ó p e z M a r t i n ,
J., «La comunión bajo las dos especies», en Ph 165/166(1988), 296-305; T e n a , P.,«La
comunión bajo las dos especies veinte años después del Vaticano 11», en Not 210
(1984), 37-46.
184 PIII. Los signos del misterio

n ión sig u e un esp ac io de silen cio o el can to de un salm o o h im n o de


acción de g rac ias antes de la o ració n p o sc o m u n ió n .

4. L os ritos d e co n clu sió n

La ce le b ra ció n te rm in a con la d esp ed id a de la asam b lea, p ara que


cad a u no v u elv a a sus q u eh a ce re s (cf. O G M R 57 b). E l rito co m ­
p ren d e el sa lu d o y la b en d ició n sa ce rd o ta l, q ue p u ed e ad o p ta r u n a
fo rm a m á s so lem n e.

V. LA CONCELEBRACION

E ntre las fo rm a s de c e le b ra r la M isa, seg ú n el actu al O rdo M is-


sae, el p rim e r p u esto c o rresp o n d e a la m isa e sta c io n a l del o b isp o
d io cesan o (cf. O G M R 74) 30. Le sigue en im p o rtan cia la m isa que se
c e le b ra « co n la c o m u n id a d p a rro q u ia l... so b re to d o el d o m in g o »
(O G M R 75; cf. 76).
A h o ra bien, el C o n c ilio V atica n o II q u iso ta m b ié n resta b le ce r la
co n c eleb rac ió n eu c a rístic a co m o « ap ro p ia d a m an ifesta ció n d e la u n i­
d ad del sa c e rd o c io , del sa c rific io y de to d o el p u e b lo d e D io s»
(O G M R 153; cf. SC 5 7 ) 31. L a co n c eleb rac ió n es o b lig a to ria en las
o rd en a cio n e s y en la M isa crism al, y es rec o m en d a d a v iv am en te en
la M isa v esp ertin a del Ju e v es S anto, en las m isas de los co n cilio s, de
las co n fe re n cia s ep isco p a les y sínodos, en la b en d ició n del ab ad , en
la M isa co n v e n tu a l, etc. (cf. O G M R 153; C D C , c. 902).

VI. EL CULTO EUCARISTICO

El culto del M isterio eu c aristico es un asp ec to esen cial del cu lto


cristiano. La M isa es ya ex p re sió n de la fe en la p re se n c ia eu c arística
del Señor. N o obstan te, la ad o ra ció n de esta p re se n c ia se p ro lo n g a
m ás allá de la ce le b ra ció n p o r m ed io de u na serie de acto s litú rg ico s
y p ia d o so s c o n sag rad o s p o r la trad ició n , tales co m o la ex p o sició n y

30 Cf. supra, n.9 del cap. VIII.


31 Cf. A u g e , M , «Concelebración eucarística», en NDL, 410-422, F r a n q u e s a , A.,
«La concelebración a los dieciséis años de su restauración», en K a c z y n s k i et AA AA.
(dir.), Liturgia, opera divina e umana Miscellanea Mons A Bugnini (BELS 26, Roma
1982), 291-306, M a d e j a , S , «Analisi del concetto di concelebrazione eucarística nel
Concilio Vaticano II e nella nforma litúrgica posconciliare», en EL 96 (1982), 3-56;
I d . , «Bibliografía sulla concelebrazione eucarística», ib 97 (1983), 262-273; N e u n h e u -
s e r , B et AA.AA , Concelebrazione, dottrina e pastorale (Brescia 1965); S u s t a e t a ,
J. M., «La concelebración eucarística», en Anales Valent 35 (1992), 1-25, T i r o t , P.,
« L a concélébration et latradition de l’Eglise», en EL 101 (1987), 33-59 y 182-214
C 15. La eucaristía 185

la b e n d ic ió n co n el S an tísim o S acra m en to , las p ro ce sio n es eu carísti-


cas, los co n g re so s y la o rac ió n p erso n a l an te el T ab ern ácu lo . E ste
cu lto h a sido o rien tad o p o r la In stru cc ió n E u ch a ristic u m M y ste riu m ,
de 2 7 -V -1 9 6 7 32, y p o r el R itu a l d e la co m u n ió n y d e l C ulto e u c a n s -
tico fu e r a de la M isa 33. E n ello s se ex p o n e n los p rin cip io s te o ló g i­
cos que ju stific a n este cu lto y las o rie n ta c io n e s litú rg icas y p asto ra­
les p ara realizarlo .

VI. LA PASTORAL DE LA EUCARISTIA

L a p asto ra l de la ce le b ra ció n e u c a rístic a h a ex p e rim en tad o u n


g ran av a n ce a p artir del C o n c ilio V atica n o II. L o s esfu e rz o s se h an
e n c am in ad o h a c ia la M isa del d o m in g o , el ca m p o d o n d e lo s p ro g re­
sos h a n sido m ás n o to rio s. L a ta re a d eb e co n tin u ar, p a ra q u e la E u ­
c a ristía o cu p e v erd a d eram e n te el ce n tro de las co m u n id ad e s cristia­
n as e im p re g n e to d a la v id a e sp iritu al de los fíeles. P ara lo g rarlo es
in d isp en sa b le u n a ad e c u a d a ca te q u esis del M isterio eu c arístico , que
co n tem p le tod o s lo s asp ecto s sin e x c lu s ió n 34, y qu e atien d a a la d e­
b id a in ic ia ció n de los n iñ o s y de los jó v e n e s en la ce le b ra ció n d e la
M isa.
A sim ism o esta p asto ra l req u ie re q u e los m in istro s d e la E u ca ris­
tía rea lice n su fu n ció n esm erán d o se en to d o lo qu e p u ed a au m en ta r
el d ec o ro y el asp ec to sa g ra d o de la ce le b ra ció n , p ro cu ran d o p artici­
p a r ello s m ism o s co n la m en te y el co ra zó n , p ara v iv irla co m o el
m o m e n to central de su m in iste rio y a y u d a r a los fíeles en su p ro p ia
p articip a ció n 35. E s m u y im p o rtan te aten d e r a la litu rg ia de la P a la ­
b ra, a la se lecció n de los ca n to s, a la rec itac ió n de la p le g a ria e u c a­
rística, y a la au ten ticid a d y b ellez a de to d o s los elem e n to s n ec e s a ­
rio s p ara la ce leb ració n . El cu lm en de la p a rtic ip a c ió n e u c a rístic a es
la co m u n ió n sa cram en tal (cf. SC 48; 55).

32 En AAS 59 (1967), 565-566, y en Ph 40 (1967), 295-341,


33 La edición típica fue promulgada en 1973, y la oficial española en 1974 Sobre
este culto cf. A l v a r e z , L. F., «“Adoración al Padre en Espíritu y en verdad” (Jn 4,23).
Aspectos teológico-htúrgicos del culto eucarístico fuera de la Misa», en Isidorianum 3
(1993), 131 -147, B e r t a u d , E., «Devotion euchanstique», en DSp 4 (1961), 1621 -1637;
G o n z á l e z , C., Adoración eucarística (Madrid 1990), L ó p e z M a r t i n , J , «Culto euca-
rístico», en NDL 511-518, T e n a , P , «La comunión y el culto eucarístico fuera de la
Misa», en Ph 81 (1974), 173-193, I d ., «La adoración eucarística», ib 135 (1983),
205-218, VV.AA , Memoriale del Signore e sacramento permanente (Leumann-Ton-
no 1967), y «Cuadernos Phase» 23 (Barcelona 1990); RivPL 30/1 (1992)
34 Cf. Instr. Eucharisticum Mysterium, nn.2-3, en AAS 59 (1967), 540-543, Juan
Pablo II, Carta Dominicae Coenae, de 24-11-1980, en AAS 72 (1980), 113-148, trad
españ. en G u e r r e r o 1, 299-316.
35 Cf. C para el Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros,
de 31-1-1994 (Librería Ed Vaticana 1994), n.49.
C a p ít u l o X V I

LOS SACRAMENTOS

Los sacramentos están ordenados a la santificación de


los hombres, a la edificación del cuerpo de Cristo y, en
definitiva, al culto a Dios, pero, como signos, tienen
también un fin instructivo... Es muy importante que los
fieles comprendan fácilmente los signos sacramentales y
reciban con frecuencia los sacramentos instituidos para
alimentar la vida cristiana (SC 59).

BIBLIOGRAFIA

B o r o b i o , D., Sacramentos en comunidad. Comprender, celebrar, vivir


(B ilbao 1984); B u g n i n i , A ., La riforma litúrgica (1948-1975) (Rom a
1983), 565-702; C r o c e , V ., Cristo nel tempo della Chiesa. Teología
d e ll’azione litúrgica, dei sacramenti e dei sacramentan (Leumann-Torino
1992); D a n i é l o u , J., Sacramentos y culto según los SS.PP. (Madrid 1962);
G e l i n e a u , J., Assemblea santa. Manuale di liturgia pastorale (Bologna
1991), 177-271 y 445; J o u n e l , P. et AA.AA., «Los sacramentos», en M a r -
t i m o r t , 559-886; M a r s i l i , S., L o s signos del misterio de Cristo. Teología
litúrgica de los sacramentos (Bilbao 1993); N o c e n t , A. et A.AA., La litur­
gia: i sacramenti. Teología e storia della celebrazione, en Anamnesis 3/1
(Genova 1986); R i g h e t t i 2, 621-1097; S a r t o r e , D. et AA.AA., Nelle vos-
tre assemblee 2 (Brescia 1976); T e n a , P. et AA.AA., Sacramentos, en Bo-
r o b i o 2 (Salam anca 1988); y los números de Ph 156 (1986); RL 75/3
(1988).

El ca p ítu lo co n tin ú a la p re se n tac ió n de los sig n o s d e l m isterio


co n los sacram en to s. L a ex p o sició n se lim ita a los asp ec to s estricta­
m e n te litú rg ico s, es decir, a los elem en to s d in á m ic o s de la ce le b ra ­
ció n de los sa cram e n to s en general y a las lín eas b ásica s d e los res­
p e c tiv o s ritu ales. P ara el estu d io p articu la r de c a d a sa cram en to v éa n ­
se los m a n u ale s de esta co lecció n S a p ien tia F id e i d ed icad o s a la
te o lo g ía sacram en tal K

1 Publicados o en curso de publicación: A r n a u , R., Tratado general de los sacra­


mentos (Madrid 1994); O ñ a t i b i a , I., Bautismo y Confirmación; G e s t e i r a , M., La
Eucaristía; A r n a u , R., Orden y Ministerios; F l ó r e z , G . , Penitencia y Unción de
enfermos (Madrid 1993); I d ., Sacramento del Matrimonio.
188 P.III. Los signos del misterio

I. LOS SACRAMENTOS EN CUANTO CELEBRACIONES

L os g ran d e s sig n o s del m iste rio de la sa lv ac ió n qu e, ju n to con la


E ucaristía, co n stitu y e n el se p ten a rio sa cram en tal de la Iglesia, son
«accio n es de C risto y de su cu e rp o q u e es la Ig lesia» (S C 7; C at
1113-1130).

1. C eleb ra cio n es d e la Iglesia

En efecto, los sa cram e n to s no son ac cio n es p riv ad a s, sin o « c e le ­


b racio n es de la Ig lesia» q u e p erte n ec en a to d o el p u eb lo san to de
D ios, influyen en él y lo m a n ifiestan co m o « sacram e n to de u n id ad »
en favor de todos los h o m b re s (cf. SC 26). La Ig lesia actú a en ello s
com o co m u n id ad sa ce rd o ta l o rg án ic am e n te estru c tu rad a , es decir,
com o asam b lea litú rg ica p re sid id a p o r q u ie n es h an sid o in stitu id o s
p ara ser p asto re s y m in istro s de C risto p o r el sa cram e n to del O rd en
(cf. LG 11). En el seno de esta asam b lea, « ca d a cual, m in istro o fiel,
al d esem p e ñ ar su o ficio , d eb e h a c e r to d o y sólo aq u e llo qu e le co ­
rresp o n d e seg ú n la n a tu ra le z a de la acció n y las n o rm as litú rg icas»
(SC 28).
T odos los o rd in es o ritu a les de sa cram e n to s, al referirse en sus
p ra e n o ta n d a a las fu n cio n e s y m in iste rio s en la ce le b ra ció n , p o n en
siem pre de reliev e, en p rim e r lugar, lo q ue co rresp o n d e al p u eb lo de
D ios y, a co n tin u ac ió n , las c o m p ete n cias de los d iv e rso s m in istro s.
D e este m o d o se in d ica q u e el m in iste rio o rd en a d o está al serv icio
del sacerd o cio com ú n de los fieles y g ara n tiza que es C risto quien
actúa p o r m ed io de su E sp íritu en fav o r de la Ig lesia (cf. C at 1120).
En efecto, p ara que a p a rezc a con m a y o r clarid ad qu e la Ig lesia es
el sujeto integral de la ac ció n litú rg ica, es su m a m e n te co n v e n ie n te
que la ce le b ra ció n de los sa cram en to s, según la n atu ra lez a p ro p ia de
cad a uno, se realice con asiste n cia y p articip a ció n ac tiv a d e los fieles
(cf. SC 2 7 ) 2. E sta p articip a ció n co n trib u y e a que to d a la celeb ració n
p repare m e jo r a los fieles p ara re c ib ir con m ás fru to la g rac ia d iv in a
d isp en sad a en los sa cram en to s (cf. SC 59) 3.
La cele b ra ció n de los sa cram e n to s d eb e d isp o n e rse c u id a d o sa ­
m ente b ajo la re sp o n sa b ilid ad de los m in istro s, o b se rv a n d o las o rien ­
taciones y las n o rm as pasto rales. L a p rep a ra ció n ha de ser p erso n al,
litúrgica y ca te q u ética (cf. SC 9; 35,3). L a efic ac ia d e la ce le b ra ció n

2 Cf. B e l l a v i s t a , J., «La participación de los fieles en los sacramentos a la luz de


la historia», en Ph 3 3 ( 19 6 6 ) , 2 0 1- 2 17 ; L ó p e z M a r t i n , J., «La participación de los fieles
según los libros actuales y en la práctica», Ph 144 (1984), 487-510, etc.
1 Véase la reflexión del Secretariado Nacional de Liturgia, El carácter comunitario
de la celebración, en PastL 189/190 (1989), 3-28
au m e n ta rá si, de ac u erd o co n el resp e ctiv o ritu al, se elig en las lectu ­
ras, las o rac io n es y o tro s elem e n to s q u e m e jo r resp o n d a n a la n e c e ­
sid ad es, a la ed ad , c o n d ició n , g én e ro de vida, cu ltu ra relig io sa y g ra­
do de p rep a ra ció n de q u ie n es v an a re c ib ir los sa cram e n to s (cf. SC
19). E sta elec ció n h a de h ac erse m ira n d o al b ie n co m ú n d e la asam ­
b le a y de a c u erd o con los q ue o fician en la ce le b ra ció n , sin ex c lu ir a
los m ism o s fíeles en la p arte que a ello s m ás d irec tam en te c o rre s­
p o n d e (cf. O G M R 73; 313).
T o d o s los q u e in te rv ien e n en la ce le b ra ció n de los sa cram e n to s
deb en esta r p ro fu n d a m e n te p en e trad o s del esp íritu de la litu rg ia e
in stru id o s p a ra c u m p lir su fu n ció n d eb id a m e n te (cf. SC 29). P ara
q ue to d o se h a g a co n o rd en y la ce le b ra ció n resu lte d ig n a y fru ctu o sa
es in d isp en sa b le qu e se o b se rv e n fielm en te los lib ro s litú rg ico s ap ro ­
b ad o s p o r la au to rid a d co m p ete n te (cf. C D C , c.8 4 6 , § 1). L as lectu ­
ras d eb e n to m a rse de los le cc io n ario s litú rg ico s o ficiale s, de m a n era
que se h ag a p aten te ta m b ié n la d ig n id a d de la P alab ra de D io s (cf.
O L M 32; 37).

2. E lem en to s d in á m ic o s

L a ce le b ra ció n de los sa cram e n to s co m p re n d e la litu rg ia d e la


P a la b ra , para que se p o n g a de m a n ifiesto la ín tim a u n id a d en tre la
P alab ra y el rito (cf. SC 35). M ás aún, las le ctu ras b íb lica s son u n a
« p ro cla m ac ió n de las m a ra v illa s o b rad a s p o r D ios en la h isto ria de la
sa lv ac ió n o m isterio de C risto , q u e está siem p re p rese n te y o b ra en
n o so tro s, p artic u la rm e n te en las ac cio n es litú rg icas» (ib.). C o n esta
fin alid ad se h an se leccio n ad o lecturas o p o rtu n as p a ra cad a sa cra­
m en to 4.
E n este co n tex to , la h o m ilía c o n trib u y e a su sc ita r la fe e ilu m in ar
los c o ra zo n es de q u ie n es v an a rec ib ir los sa cram e n to s (cf. SC 59).
D e la m ism a m a n era los ca n to s p rev isto s p o r la m ism a litu rg ia, es­
p ec ia lm e n te los salm o s, alim e n tan la fe y fav o rec en u n a p a rtic ip a ­
ció n m ás p ro v ec h o sa 5.
L a ce le b ra ció n tien e su ritm o , su tie m p o de acció n y su tiem p o
de co n tem p lac ió n . L a re c o m en d a ció n de q u e alg u n o s sa cram e n to s se
rea lice n en el in te rio r de la ce le b ra ció n e u c arística (cf. SC 71; 78)
ex p re sa la o rien tació n de to d o s los h ac ia la E u ca ristía (cf. PO 5). L a

4 Cf. OGMR 326; 330; OLM 72; 87-88; B o g g i o , G., «Temí del lezionario delle
Messe rituali», en VV.AA., II Messale Romano del Vaticano II, 2 (Leumann-Torino
1981), 334-395; L ó p e z M a r t i n , J., «El Leccionario del Ritual de Ordenes», en Ph 139
(1984), 23-36; R i n a u d o , S., «II Lezionario del rito della Penitenza», en RL 62 (1975),
109-123; T e n a , P., «El Leccionario de la Confirmación», en Ph 69 (1972), 281-287;
etcétera.
5 Cf. Secretariado Nacional de Liturgia, Canto y música en la celebración. Direc­
torio litúrgico pastoral (EDICE 1992), nn. 178-191.
190 PJII Los signos del misterio

aten ció n a los d istin to s tie m p o s del A ño L itú rg ico h ac e p o sib le la


arm o n izació n en tre lo p erso n a l y lo co m u n ita rio , en tre lo p articu la r
o local y lo u n iv e rsa l, y en tre lo su b je tiv o y lo objetiv o . L os ritu ales
deben ap lica rse co n un c riterio de cre ativ id ad sa n a y d e ad a p ta ció n
resp o n sab le a las c irc u n sta n c ia s de q u ie n es rec ib en los sacram en to s.
L a ce le b ra ció n de los sa cram en to s req u ie re que se p reste una
gran aten ció n a los sig n o s y a o tro s ele m e n to s ritu ales. A trav és de
ellos se p o n e de m a n ifiesto q u e los sa cram e n to s son accio n es de
C risto, que, p o r el p o d e r del E sp íritu y el m in iste rio de la Ig lesia,
san tifica a los h o m b res y los ed ifica co m o m ie m b ro s de su cuerpo.
L a m ism a a c ció n litú rg ica revela, m e d ian te el sim b o lism o de los
g estos y de los rito s, las m a ra v illa s q u e D ios re a liz a in v isib lem en te.
Por el m ism o m o tiv o , to d o lo que se u sa en la ce le b ra ció n de los
sacram en to s h a de ser d igno, d ec o ro so y b ello , « sig n o s y sím b o lo s
de las co sas cele stia les» (cf. SC 122-124).
L os elem en to s n a tu ra les q ue se req u ie re n p o r in stitu c ió n d iv in a y
han sido d eterm in a d o s p o r la Ig lesia co m o m a te ria p ara la ce le b ra­
ción v álid a de los sa cram e n to s, d eb e n ser ap to s p ara ex p re sa r la v er­
dad del signo, de m a n era q ue en su p rep a ra ció n y co n serv ac ió n se
han de resp e tar las no rm as litú rg icas y can ó n icas.
D e la m ism a m a n e ra se h a de aten d e r a las c irc u n sta n cia s de
tiem po y de lu g a r p ara c e le b ra r de m a n era e x p re siv a d eterm in a d o s
sacram entos. En efecto, au n q u e to d o s p u ed e n cele b ra rse a cu a lq u ie r
h o ra del d ía o de la noche, so b re to d o en caso de n ec esid ad , en ig u al­
dad de circ u n sta n cia s se h an de p re fe rir los d o m in g o s y los d ías en
que p u ed a h ab e r u n a m a y o r p a rticip a ció n del p ueb lo . L os sa cram e n ­
tos que tie n en alca n ce d io c esa n o , co m o las o rd en acio n es, d eb en ce ­
lebrarse en la cated ral; los dem ás, en la ig le sia p arro q u ial o en o tra
iglesia, salvo los sa cram e n to s de los en ferm o s. P or o tra p arte, la tra ­
dición litú rg ica ha cread o el b au tiste rio , las sed es p en iten c ia les y la
capilla de la R e serv a eu c arística , co m o lug ares ap to s p ara ce le b ra r
d eterm in ad o s sacram en to s. L a b ellez a del lu g ar co n trib u y e tam b ién
a o rien tar las m e n tes h ac ia las rea lid ad e s in v isib les que se o frecen en
los sacram entos.

II. EL «RITUAL DE SACRAMENTOS»

L os lib ro s litú rg ico s d estin a d o s a los sa cram e n to s so n un in stru ­


m ento p asto ral m u y im p o rtan te, no sólo p ara co n o c er lo qu e la Ig le­
sia cree y ex p re sa en su liturgia, sino ta m b ié n p ara c e le b ra r de m a ­
nera a d e cu a d a y p ro v ech o sa 6.

6 Cf. A l d a z a b a l , J., « E l libro litúrgico como pedagogía de la celebración», en Ph


116 (1980), 111-124, M a r t i n P a t i n o , J. M., «Importancia y función pastoral del libro
C. 16. Los sacramentos 191

In sp irán d o se e n e l m o d e lo d el R itu a l R o m a n o de 1614, q u e in ­


clu ía d irec trice s p a sto ra le s d elan te de ca d a o rd o , los ritu a le s o frecen
un o s p ra e n o ta n d a am p lio s e in v itan a las C o n fere n cia s E p isco p ales
a q u e añ a d an sus p ro p ias o rien tacio n es p asto rales. A d em á s, en alg u ­
nos caso s p ro p o n en v ario s tip o s de c e le b ra ció n , n u m e ro so s te x to s de
recam b io y alg u n o s elem en to s op tativ o s 7. P o r o tra p arte, las e d ic io ­
nes típ ica s latin as co n stitu y e n el arq u e tip o de lo q u e d eb e e n c o n trar­
se en el ritu a l p a rtic u la r p rep a ra d o p o r las C o n fe re n c ia s E p isc o ­
p ales 8.
L o s R ituales, ad e m á s, rec o n o cen la e x iste n cia de d iferen tes n iv e ­
les de fe y de v id a cristian a. D e ahí q ue in sistan en la cate q u esis
p resa cram e n ta l y d en las p istas ad ecu ad as. P ero ta m b ié n p erm iten
o rg a n iz a r la ce le b ra ció n de m o d o q u e se te n g an en cu e n ta esto s n i­
veles. E n m u c h o s ca so s se rá n ec esario ta m b ié n p re p a ra r u n a serie de
en c u en tro s, co lo q u io s, inclu so v erd a d eras ce le b racio n es de in icia­
ció n o p rep a ra to rias, so b re to d o cu an d o se tra ta de in tro d u c ir en la
v id a litú rg ica a niñ o s, jó v e n e s, ad u lto s en etap a ca te cu m e n al o de
red e scu b rim ie n to de su fe. N o se p u ed e o lv id a r q u e la litu rg ia m ism a
es ilu m in ac ió n , m istag o g ia, in iciació n viva.
E s n ec esario hoy re c u p e ra r las c a te q u esis m istag ó g icas de los
s a c ra m e n to s 9, co m o las q ue se im partían en la sem an a d e Pascua.
En los SS. P ad res ex istía el c o n v e n cim ie n to p le n o d e q u e la p artici­
p ac ió n e n lo s sa cram e n to s « ab ría» de v e rd a d el e sp íritu d e los fieles
a la co m p re n sió n del m isterio ,0.

litúrgico», en SalTer 60 (1972), 483-502; S i r b o n i , S , «Dal libro litúrgico alia celebra-


zione», en RL 77 (1990), 37-56; S o d i , M., «II libro litúrgico: strumento per la celebra-
zione o per la vita?», ib 72 (1985), 455-468
7 C f Cocol, R., - C o l o m b o , G., «Le condiziom della celebrazione nei sacramenti»,
en RL 75 (1988), 359-404; L ó p e z M a r t i n , J., «El «modelo» de pastoral de los sacra­
mentos en el Vaticano II y en los actuales rituales», en Ph 156 (1986), 479-508, etc
R SC 63 b; CDC, c 826 y 838; C. para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la
Inculturación IV Instrucción para aplicar la constitución «SC» (nn 37-40) (Roma
1994). C f C h u p u n g c o , A. J., «L’adattamento della liturgia dei sacramenti pnncipi e
possibihtá», en Anamnesis 3/1, 365-404, Oñatibia, I., «¿Para cuándo las adaptaciones
profundas?», en Ph 103 (1978), 9-32, etc.
9 Cf. «Relación final» II,B,b,2, en Documentos del Sínodo 1985 (BAC, Madrid
1986), 14.
10 Véase la reflexión de san Ambrosio, en De Mysteriis 1,2, ed. B o t t e , B., Des
Sacrements Des mystéres (París 1961), 156-157. De la catequesis litúrgica y de la
mistagogia se tratará en el cap. XXVIII.
192 PIII. Los signos del misterio

III. LOS RITUALES DE LA INICIACION CRISTIANA

En clara an a lo g ía con las p rim e ra s etap a s de la v id a h u m an a, los


sacram entos que co n sag ran los co m ien z o s (initia) de la v id a de los
hijos de D ios se llam an sa c ra m e n to s de In iciació n (cf. C a t 1275) n .
El C oncilio V atica n o II d e te rm in ó u n a resta u ració n m á s c o m p le ­
ta del catecu m en ad o y u n a re v isió n del b au tism o de los ad u lto s (cf.
SC 64-66) y de los n iñ o s (cf. SC 67), rec o m en d a n d o ta m b ié n las
adaptaciones n ec esarias p a ra los b a u tism o s n u m e ro so s (cf. SC 68) y
qu e el agua b au tism a l se b e n d ije ra en la m ism a cele b ra ció n (cf. SC
70). R especto de la C o n firm a ció n , el gran o b je tiv o q u e se ñ aló fue
«que aparezca m ás c laram e n te la ín tim a rela ció n d e este sa cram e n to
con tod a la In iciació n cristian a » (S C 71).
El libro litúrgico para la entrada de los adultos en la Iglesia es el
R itual de la Iniciación cristiana d e A dultos (= R I C A ) 12. E sta inicia­
ción m antiene hoy la estructura siguiente, d escrita en los pra en o ta n d a :

Etapas Grados Palabra Liturgia

Precatecumenado Simpatizantes Evangelización (Admisión)


Catecumenado Catecúmenos Catequesis Entrada en el C
Celebraciones de la
Palabra
Bendiciones
Iluminación Elegidos Imposición del nombre
Escrutinios
Entregas/Devoluciones
Mistagogia BAUTISMO
CONFIRMACION
EUCARISTIA

L a iniciación de los n iños, h ijo s de p ad re s cristian o s, co m ien z a


co n la celeb ració n del B a u tism o en la fe de la Ig lesia, seg ú n el R itu a l
d e l B autism o d e N iñ o s p u b lic ad o en 1969 ,3. El sacram en to se ce le­
b ra con la co n fia n za en la fu tu ra ed u c ac ió n en la fe de eso s n iñ o s, de

" Cf Cat 1229 y 1233, LG 11, P a b l o VI, Const Apostólica Drnnae consortium
naturae, de 15-VIII-1971, en AAS 63 (1971), 657-664, aquí 657, etc
12 Ordo Imtiatioms Christianae Adultorum (Ed typica, Typis Polyglottis Vatica-
ms 1972), ed oficial española de Coeditores Litúrgicos 1976 C f D u j a r i e r , M , La
iniciación cristiana de los adultos (Bilbao 1986), y EL 88/3 (1974), LMD 132 (1977);
«Quademi di Rivista Litúrgica» NS 8 (Leumann-Tonno 1985), y RL 66/3 (1979)’
Véase la bibliografía de L ó p e z M a r t i n , J , en Ph 171 (1989), 225-240, espec 234-236.
13 Ordo Baptismi parvulorum (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticams 1969), ed.
española de Coeditores Litúrgicos 1970 C f N o c e n t , A , «Bautismo», en NDL, ¡89-
210; R o d r í g u e z d e l C u e t o , C , « Ordo Baptismi parvulorum Un paso importante en la
renovación litúrgica», en StLeg 18 (1977), 9-48, y EL 84/1 (1970), LMD 98 (1969)*
nV 5c5- i 19™ L57 ( 197°)> «Quademi di Rivista Litúrgica» 13 (Leumann-Tonno 1970);
RL 57/3 (1970), RivPL 57 (1970), etc h
C .l6 Los sacramentos 193

m a n e ra q u e la In iciació n c ristian a se co m p leta con la C o n firm a ció n


y la E ucaristía. C u a n d o se trata de n iñ o s lleg ad o s al u so d e la razó n
y que no fueron b au tiza d o s de p árv u lo s, el R IC A p rev é un v erd a d ero
cate cu m e n ad o ad ap tad o a ellos 14. El R itual tien e en cu e n ta tam b ién
la situ ac ió n de los ad u lto s que, b au tiza d o s de p árv u lo s, n o rec ib iero n
in stru c ció n cristian a y d eb en co m p letar la In iciació n 15.
El R itu a l d e la C o n firm a ció n , p u b lic ad o en 1972 16, h a p riv ile ­
g ia d o la ren o v a ció n de las p ro m esa s b au tism a les, la crism ac ió n y
u n a n u ev a fó rm u la alu siv a al d o n del E sp íritu Santo. El sa cram e n to
se c e le b ra en to m o a la ed a d de la d isc re ció n , au n q u e en la m a y o ría
de las C o n fere n cia s E p isc o p ale s se h a o p ta d o p o r u n a ed a d m ás ta r­
d ía 17.

IV. EL RITUAL DE LA PENITENCIA

El sacram e n to de la P en ite n cia o fre ce a los b au tiza d o s p ec ad o res


la m iserico rd ia y el p erd ó n de D ios y la rec o n ciliac ió n co n la Ig lesia,
q u e les in v ita a la c o n v e rsió n (cf. L G 11). El R itu a l d e la P en iten c ia
lú e p u b lic ad o en 1974 ,8.
El C o n c ilio V atican o II d isp u so la rev isió n « del rito y de las
fó rm u las de la P en iten cia, de m a n era que e x p re sase n m ás claram e n te
la n a tu ra le z a y efe cto del sacram e n to » (S C 72; cf. 109; L G 11). El

14 RICA cap V Cf. C E de Liturgia de España, «La Iniciación cristiana de los


niños no bautizados en edad escolar», en PastL 211 (1992), 36-45
15 RICA cap IV C f C a ñ i z a r e s , A , «Panorámica general de los catecumenados
en España», en Ph 94 (1976), 307-320, L l a b r e s , P , «Celebración del neocatecumena-
do a partir del RICA», en Ph 118 (1980), 295-303, Z e v i n i , G , «Experiencias de
Iniciación cristiana de adultos en las comunidades neocatecumenales», en Conc 142
(1979), 240-248, y Actualidad Catequética 74/75 (1975)
16 Ordo Confirmationis (Ed typica, Typís Polyglottis Vaticanis 1971), ed españo­
la de Coeditores Litúrgicos 1976 C f B o r o b i o , D , Confirmar hoy (Bilbao 1979),
B u e n o , E , «La Confirmación Boletín bibliográfico», en TCat 21 (1987), 145-159,
F a l s i n i , R , «Confirmación», en NDL, 423-452, O r i o l , J , «El nuevo ritual de la
Confirmación», en Ph 68 (1972), 169-178, y EL 86/2 (1972), LMD 110(1972), Ph 69
(1972), RL 59/3(1972), etc
17 C f CDC, c891 C f B o u r g e o i s , H , «La place déla confirmation dans fimtiation
chrétienne», en NRT 115 (1993), 516-542, F a r n e s , P , «Nuevas reflexiones en tomo
al significado y a la edad de la Confirmación», en OrH 22 (1991), 219-236, F r a n q u e s a ,
A , «El gran sacramento de la Iniciación», en Ph 177 (1990), 185-209, etc
18 Ordo Paemtentiae {Ed typica, Typis Polyglottis Vaticams 1974), ed española
de Coeditores Litúrgicos 1975 C f G r a c i a , J A , «Historia de la reforma del nuevo
ritual (1963-1973)», en Ph 79/80 (1974), 11-22, S o t t o c o r n o l a , F , «II nuovo Ordo
Paem tentiae», en Not 90 (1974), 63-79, V i s e n t i n , P «Penitencia», en NDL, 1061-
1082, y Comm 11 (1978), EL 89/2-4 (1975), Liturgia 8 (1974), LMD 117(1974), 139
(1979), QL 55/2-3 (1974), «Quademi di Rivista Litúrgica» NS 3 (Leumann-Tonno
1976), Ph 79/80 (1974), 174 (1989), RL 62/1 (1975), 78/5 (1991); RivPL 4/11(1974),
etcétera
194 P.IIL Los signos del misterio

ritu al p ro p o n e tres ritos: re c o n c ilia c ió n de un so lo p en iten te, de v a­


rio s p en iten tes con co n fe sió n y ab so lu c ió n in d iv id u al, y d e varios
p en iten tes co n co n fe sió n y a b so lu ció n g en e ral; a d e m á s d escrib e las
ce le b ra cio n e s p en iten c ia les sin sacram en to . E n tre las lín eas m ás so ­
b resa lie n tes del ritual se en c u en tra n la v in c u lac ió n de la co n v ersió n
a la P ala b ra de D ios, la relació n de la P en ite n cia co n el B a u tism o y
co n la E ucaristía, la m e d iac ió n de la Ig lesia y del m in iste rio sace r­
dotal, las in tervenciones del p en iten te y la e stru c tu ra del sa cram e n ­
to 19. Se han rev a lo ríza d o ta m b ié n los g esto s, esp ec ialm en te la im p o ­
sición de las m an o s, y la fó rm u la ab so lu to ria, sin o lv id a r la sed e
p e n ite n c ia l20.

V. EL RITUAL DE LA UNCION Y DE LA PASTORAL


DE LOS ENFERMOS

El sacram en to de la U n ció n de los en fe rm o s co n fie re la g racia


del E sp íritu S anto al cristian o q ue ex p e rim en ta las d ific u ltad e s in h e­
ren tes a la en fe rm e d ad o a la vejez, e in clu so lo fo rta le ce p ara q u e se
u n a a la p asió n y m uerte de C risto (cf. L G 11). Su cele b ra ció n se
in scribe en la p asto ral de la e n fe rm e d ad y sig n ific a la p re se n c ia de
C risto y de la Ig lesia ju n to al h erm a n o q u e n ec e s ita se r ay u d a d o en
su d eb ilid ad (cf. S ant 5,14-15; M e 6,13). L a U n ció n d e los en ferm o s,
su p e ra d a la v isió n red u c cio n ista q ue la d efin ía co m o E x trem a u n ció n
(cf. SC 73-75), se celebra con el R itu a l d e la U nción y d e la p a s to r a l
d e E nferm os, p u b licad o en 1972 21. L a estru c tu ra de la celeb ració n
de la U n ció n co m p ren d e unos ritos iniciales, con re feren c ia al B au ­
tism o y un acto p en iten cial, la litu rg ia de la P alab ra y el rito sacra­
m ental. E ste se rea liza con la im p o sició n de m a n o s del sacerd o te, la
acción de g rac ias sobre el ó leo y a b en d e cid o o la b en d ició n de éste,
la u n ció n en la frente y en las m a n o s con u na n u ev a fó rm u la, y la

19 Cf. D o n g h i , A , «Le forme celebrative del sacramento Analisi e confronto», en


VV.AA., 11 sacramento della Pemtenza (Milano 1981), 56-81.
20 Cf. A g u i l a r , J M. d e , «Lugar y sede para la celebración del sacramento de la
Penitencia», en Ph 87 (1975), 239-246; F a r n e s , P., «La celebración individual del
sacramento de la Penitencia y sus gestos litúrgicos», en OrH 20 (1989), 279-287, ib
21 (1990), 69-84; G r a n d e z , R., «Las palabras de la absolución», en OrH 8 (1983),
247-252, etc.
21 Ordo Unctioms infirmorum eorum quepastoralis curae (Ed. typica, Typis Poly-
glottis Vaticanis 1972), ed. española de Coeditores Litúrgicos 1979. C f C o l l i n s , M.,
«El ritual romano: atención pastoral y Unción de los enfermos», en Conc 234 (1991),
191-212; L a r r a b e , J. L., «El nuevo ritual de la Unción de los enfermos», en Lumen 22
(1973), 97-112; S N de Liturgia, Los sacramentos de los enfermos (Madrid 1974), y
EL 89/5-6 (1975), «Cuadernos Phase» 3 (Barcelona 1988); LMD 113 (1973); Not 80
(1973); Ph 74 (1972), «Quademi di Rivista Litúrgica» NS 2 (Leumann-Tonno 1975);
RL 61/4 (1974), 80/1 (1993); RivPL 10(1973), etc.
C. 16. Los sacramentos 195

o rac ió n final. C o m o ritos c o n c lu siv o s están la o rac ió n d o m in ica l y la


b en d ició n . El ritual ha p rev isto ta m b ié n la U n ció n d en tro de la M isa
y la p o sib ilid a d de ce le b ra r el sa cram e n to con v ario s en ferm o s.

VI. EL RITUAL DE LAS ORDENACIONES

L a o rd en a ció n se co n fie re p o r la im p o sició n d e las m an o s del


o b isp o y la p le g aria de in v o cació n del E sp íritu S anto. L a o rd en a ció n
im p rim e ta m b ié n un ca rácter sag rad o , de m a n era q u e los o b isp o s,
p resb ítero s y d iá co n o s, cad a uno a su m o d o , q u ed a n c o n fig u rad o s
co n C risto 22.
El C o n c ilio V atican o II d isp u so q ue se rev isa ran los rito s y los
te x to s de las o rd en a cio n e s (cf. SC 76). En 1968 se p u b lic ó el D e
O rd in a tio n e D ia c o n i, P re sb y te ri et E p is c o p i23. L as o rd e n a c io n e s
tie n en la m ism a estru ctu ra: a) rito s intro d u cto rio s: llam ad a y p re ­
se n tac ió n de los eleg id o s, h o m ilía m istag ó g ica, e scru tin io y p ro m e­
sa, le tan ías de los santos; b) rito esencial: im p o sició n d e m an o s, p le ­
g aria d e ord en ació n 24; c) ritos explicativ o s: im p o sició n del vestid o ,
u n ció n , en tre g a de in stru m en to s, beso de p az y rec ep ció n en el o r­
den, y e n tro n izac ió n si el o b isp o es resid en cial.
En 1990 se p u b licó la seg u n d a ed ició n típ ica del ritual de las
o rd e n a c io n e s co n el sig n ific ativ o títu lo D e o rd in a tio n e E p isc o p i,
p re sb y te ro ru m et d ia c o n o ru m 25.
/
i

VII. EL RITUAL DEL MATRIMONIO

El sa cram e n to del M atrim o n io sig n ific a la u n ió n de C risto co n la


Ig lesia y da a los esp o so s la g rac ia de am arse con el a m o r co n qu e
C risto am ó a su Iglesia (cf. E f 5 ,25-32; G S 48).

22 Cf. Observaciones generales previas del ritual De Ordinatione Episcopi, pre s­


byterorum et Diaconorum (Ed typica altera, Typis Polyglottis Vaticanis 1989), n.6.
2' Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1968, ed española Ritual de Ordenes
(Coeditores Litúrgicos 1977) C f Bo 11 e, B , «Le nouveau ntuel d’ordination», en QLP
49 (1968), 273-278, y EL 83/1-2 (1969), LMD 98 (1969), 102 (1970), LJ 19 (1969),
Ph 139 (1984), R L 56/1 (1969), RivPL 33 (1969) Consúltese L ó p e z M a r t i n , J.,
«Ordenación para el ministerio Notas bibliográficas», en Salm 39 (1992), 131-160,
aquí 149-152
24 Cf. G a r c i a M ac i a s , A., El modelo de presbítero según la actual «Prex Ordina-
tionis presbvterorum» (Toledo 1995), F e r r a r o , G , Le preghiere di ordwazione al
diac onato, al presbiterato e all 'episc opato (Napoli 1977), etc
25 Cf. L e s s i - A r i o s t o , M , «Commentanum [De Ordinatione Episcopi ], en Not
283 (1990), 95-115, L ó p e z M a r i i n , J , «La 11 edición típica de los rituales del Orden y
del Matrimonio», en PastL 199/200(1990), 10-23, y LMD 186 (199 \)\P h 186(1991).
196 P III Los signos del misterio

El C oncilio V atica n o II d e te rm in ó la rev isió n del rito d el M a tri­


m o n io y de m an era p a rtic u la r la p le g a ria de b e n d ició n n u p cial, al
tiem p o que in v itab a a las C o n fe re n c ia s E p isc o p ale s a e lab o rar rito s
p ro p io s ( c f SC 77-78) El n u e v o R itu a l d e l M a trim o n io fue p ro m u l­
g ad o en 1 9 6 9 26 E ntre los a sp e c to s m ás sig n ific ativ o s se en cu en tra
la presen tació n del m a trim o n io en su d im e n sió n h tú rg ic o -c ele b ra ti-
va, superando la p e rsp e c tiv a m e ra m e n te ju ríd ic a qu e ro d ea b a la ex ­
p resió n del co n sen tim ien to . L o s b re v e s p ra e n o ta n d a d escrib en y a la
estru c tu ra de la c e le b ra ció n a c o g id a de los co n tra y en te s, litu rg ia de
la P alabra, rito del sa cram e n to — e scru tin io , m a n ifesta ció n del co n ­
sen tim iento, ratific ac ió n p o r el sa c e rd o te , b en d ició n y e n tre g a de los
anillos, bendición y entrega de las arras (en E spaña y otros países)— ,
litu rg ia eucarística, d en tro de la cu a l, a co n tin u ac ió n d el P ad ren u e s­
tro, se tiene la p le g aria de b e n d ic ió n n u p cial, co m u n ió n b ajo las dos
esp ecies y bend ició n so le m n e al final.
En 1989 se ha p u b lic ad o u n a se g u n d a ed ició n típ ic a q u e h a m e ­
jo ra d o el ritual, esp ec ialm en te en los p ra e n o ta n d a , en las referen c ias
p n eu m ato ló g ica s de las p le g a ria s d e b en d ició n n u p cial, y, co m o n o ­
v ed ad principal, el n to de la ce le b ra ció n del m a trim o n io an te un
asisten te laico, etc 27

26 Ordo celebrandi Matrimomum (Typis Polyglottis Vaticams 1969), ed española


de Coeditores Litúrgicos 1970 C f F a r n e s , P , «El Ritual del Matrimonio», en Ph 86
(1975), 93-104, S u s t a e t a , J M , «El nuevo Ritual del Matrimonio», en Ph 51 (1970),
251-266, y EL 93/4-5 (1979), «Quademi di Rivista Litúrgica» NS 4 (Leumann-Tonno
1978), RL 63/4 (1976), RivPL 1 (1969), etc
27 Cf La edición oficial española, aparecida en 1996, veanse A l i a g a , E , «El
Espíritu Santo y el matrimonio cristiano en la nueva edición del RM», en Ph 213
(1996), 233-248, F a r n e s , P , «La nueva edición típica del Ritual del Matrimonio», en
O rH 2 \ (1990), 307-322, L ó p e z M a r t i n , J , «La segunda edición del RM Aspectos
teológicos y pastorales», en Ph 203 (1994), 403-418, R o d r í g u e z , J M , «Nueva edición
del Ritual del Matrimonio», en Ph 187 (1992), 13 26, y Not 287 (1990), PastL 232
(1996), RL 79/5 (1992)
C a p i t u l o X V II

LOS SACRAMENTALES
La santa madre Iglesia instituyo, además, los sacra­
mentales (SC 60) Y, asi, la liturgia de los sacramentos y
sacramentales hace que, en los fieles bien dispuestos, ca­
si todos los acontecimientos de la vida sean santificados
por la gracia divina que emana del misterio pascual de la
pasión, muerte y resurrección de Cristo, de quien reciben
su poder todos los sacramentos y sacramentales (SC 61)

BIBLIOGRAFIA

A b a d , J M - G a r r i d o , M , Iniciación a la liturgia de la Iglesia (Madrid


1988), 607-660, B u g n i n i , A , La riforma litúrgica (1948-1975) (Rom a
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cramentah e le benediziom, en Anamnesis 1 (Genova 1989)

E n tre los sig n o s d e l m iste rio se e n c u en tra n ta m b ié n los sa c ra ­


m en tales 1 L os sacram e n ta les se suelen a g ru p a r d e este m o d o c o n s­
titu tiv o s en rela ció n con las p erso n a s, que e stab lece n a u n a p erso n a
en u n m in iste rio o estad o de vida, c o n stitu tiv o s en rela ció n con las
co sas, qu e d eterm in a n el d estin o o el uso de lu g ares o co sas, b e n d i­
cio n e s in v o c ativ as so b re p erso n a s, so b re lu g a re s, in stru m e n to s del
h o m b re, o b je to s de cu lto y otros; e x o rc ism o s, y e x e q u ia s

I SACRAMENTALES CONSTITUTIVOS EN RELACION


CON LAS PERSONAS

1. La in stitu ció n d e m in isterio s

P o r m e d io del m otu p ro p n o M inisterio, qua ed a m , de 15-V III-


1972, el p ap a P ab lo V I su p rim ió el su b d ia c o n a d o y las cu atro ó rd e­
n es m e n o re s del o stia n a d o , lecto rad o , ex o rc ista d o y aco litad o , esta-

1 C f SC 60-61, Cat 1667-1670, CDC, c 1166


198 P. III. Los signos del misterio

M eciendo, en su lugar, los m in iste rio s del lecto r y del acólito 2. Se


acen tu ó asi la d istin ció n en tre los m in iste rio s o rd en a d o s, que se co n ­
fieren m e d ian te la im p o sició n de las m a n o s, y los d em ás m in isterio s,
in stitu id o s o c o n fia d o s a los fieles laico s de m a n era estab le u o ca­
sional 3.
La in stitu ció n es un a ce le b ra ció n litú rg ica qu e estab lece a un v a ­
rón laico en el serv icio de la P alabra, co m o lecto r, salm ista, ed u c a­
d o r en la fe, an im a d o r de la p le g a ria co m ú n de los fíeles, d irec to r del
can to y resp o n sa b le de la p rep a ra ció n de otro s lecto res; o en el ser­
v icio del altar, co m o ay u d a n te del sa ce rd o te y del d iáco n o , m in istro
ex tra o rd in ario de la C o m u n ió n y de la ex p o sició n del S an tísim o e
in stru c to r del p u eb lo en la p articip a ció n litúrgica. L a in stitu c ió n se
h ace por el o b isp o o por el su p e rio r m a y o r de un in stitu to relig io so ,
o rd in aria m en te d en tro de la M isa, al final de la litu rg ia de la P alabra.
El rito c o m p re n d e la lla m a d a de los c a n d id a to s y, d esp u és d e la h o ­
m ilía, u n a o ració n so b re ello s, a la que sig u e la en tre g a de la B iblia
en la in stitu c ió n del lector, y de la p a te n a con pan y del cáliz co n
v ino en la del acólito.
E ntre los m in iste rio s no in stitu id o s está el m in iste rio e x tra o rd in a ­
rio de la C o m u n ió n , q ue es co n fia d o m e d ian te un sen cillo rito d en tro
o fuera de la M isa 4. Los d em ás m in iste rio s litúrg ico s, d escrito s en la
O rdenación g e n e r a l d e l M isa l R o m a n o n n .6 7 -6 8 , no se co n fie re n en
u n a celeb ració n . A dem ás, en el B e n d ic io n a l se e n c u en tra n un as b e n ­
d ic io n es d e lecto res, ac ó lito s y m in istro s d e la ca rid a d p a ra sig n ific ar
el carácter eclesial de las citad a s ta re as 5.

2 De institutione Lectorum et Acolythorum (Ed. typica, Typis Polyglottis Vaticanis


1972); ed. española: Para instituir lectores y acólitos, admisión de los candidatos al
Diaconado y al Presbiterado {Coeditores Litúrgicos 1974). Cf. M a n z a n a r e s , J., « L o s
nuevos ministerios del lector y del acólito. Comentario al motu proprio Ministerio
quaedam», en REDC 29 (1974), 368-384, etc.
3 Cf. CDC, c.230, distingue, por su parte, entre ministerios estables de lector y de
acólico, ministerios temporales y ministerios extraordinarios. Cf. supra n.14 del cap.
VIH. Además L i g i e r , L., «Ministerios laicales de suplencia. Sus fundamentos en el
Concilio Vaticano II», en L a t o u r e l l e , R. (ed.), Vaticano II. Balance y perspectivas
(Salamanca 1989), 559-569, etc.
4 Cf. Instrucción ¡mmensae caritatis, de 29-1-1973, en AAS 65 (1973), 264-271;
trad. española en PastL 73 (1973), 7-10. El rito en Ritual de la sagrada Comunión y
del Culto eucarístico fuera de la Misa (Coeditores Litúrgicos 1974), 139-142. Cf.
A l d a z a b a l , J., «Laicos que distribuyen la Comunión», en OrH 18 (1987), 110-117,
etcétera.
5 Cf. Bendicional (Coeditores Litúrgicos), cap. V, pp. 177-195.
C. 1 7. Los sacramentales 199

2. La consagración de vírgenes

El C on cilio V atica n o II d isp u so la re v isió n del rito de la c o n sa ­


gración de v írg en e s q ue fo rm a b a p arte del P o n tific a l R o m a n o (cf.
SC 80). L a refo rm a se h izo d esp o jan d o el rito de ad h e ren cias m e d ie­
vales y d ev o lv ién d o lo a su sig n ific ad o p rim itiv o , es d ecir, d estin á n ­
d o lo a to d a s la s m u je re s q u e d e s e e n c o n s a g r a r su v irg in id a d al
S eñor 6.
La ex isten cia de un rito de c o n sa g ra c ió n de la v irg in id a d se c o ­
noce desde el siglo IV, cu an d o el p a p a L ib e rio co n sag ró en la b asílic a
de san P edro a M arcelin a, h e rm a n a de san A m b ro sio , si b ien la d e­
dicación de las v írg en es c ristia n a s al S eñ o r se rem o n ta a los o ríg en es
(cf. 1 C or 7,34). L a litu rg ia de la c o n sag rac ió n , rese rv a d a al o b isp o ,
pone de m a n ifiesto el ap re cio de la Ig lesia p o r la v irg in id a d y p id e la
g racia del E spíritu S anto sobre la m u je r co n sag rad a . A sem ejan za
del rito m atrim o n ial, co m p re n d ía la im p o sició n del v elo y u n a b en ­
d ición an á lo g a a la b en d ició n n u p cial. M ás ta rd e se añ a d ió la en tre g a
del a n illo 7.
En la a c tu a lid a d la co n sag rac ió n de v írg en e s se rea liza al térm in o
de la liturgia de la P ala b ra de la M isa. C o m p re n d e el escru tin io , las
letanías de los santos, la ren o v a ció n del p ro p ó sito d e v irg in id a d o la
p ro fesión relig io sa y la p le g a ria de co n sag rac ió n . A c o n tin u ac ió n se
en tregan el anillo y el velo, a los que p u ed e añ a d irse la L itu rg ia de
las H oras.

3. La b en d ición del ab ad y d e la a b a d esa

E ntre los ritos de la v id a m o n á stic a se en c u en tra , d esd e m u y a n ­


tiguo, la ben d ició n del ab ad 8. El P o n tific a l R o m a n o -G erm á n ico d e­
sarrolló esta b en d ició n im itan d o la o rd en a ció n ep isco p al. P ero d is­
tin guía entre o rd in a tio a b b a tis y c o n se c ra d o abbatis. L a p rim e ra se
d esarro llab a en la cated ral, co m p re n d ía la im p o sició n de la m an o del

6 Ordo consecrationis virginum (Ed. typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1970); ed.
española: Ritual de la Profesión religiosa y Consagración de Vírgenes (Coeditores
Litúrgicos 1979). Cf. O r i o l , J., «El nuevo rito de la consagración de vírgenes», en Ph
63 (1971), 292-296; R a m i s , G., «¿Para qué sirve el Ritual de la consagración de
vírgenes?», en Ph 131 (1982), 385-398; Id., «Consagración de vírgenes y profesión
religiosa», en B o r o b i o 3, 527-548; y EL 95/4-5 (1981); 96/2 (1982) y LMD 110
(1972).
7 Cf. C a l a b u i g , I . - B a r b i e r i , R . , «Virginidad consagrada en la Iglesia», en NDL,
2061-2081; R a m i s , G., La consagración de la mujer en las liturgias occidentales
(Roma 1990), etc.
8 Cf. B a u d o t , J., «Bénédiction d’un abbé et d’une abbesse», en DACL 2(1910),
723-727, etc.
200 P.III Los signos del misterio

o b ispo y no p o d ía co n fe rirse a la ab ad esa. A d em á s se en tre g ab a la


R eg la, en lu g a r del E v an g e lia rio , y el bácu lo . L a re fo rm a litú rg ica
del V atican o II ha sim p lifica d o el ritu a l y h a elim in a d o to d a p o sib le
co nfu sió n co n la o rd en a ció n ep isco p a l 9. L a b en d ició n se ce le b ra en
la M isa, a co n tin u ac ió n de la litu rg ia de la P ala b ra , p u d ie n d o u sarse,
según las n o rm as litú rg icas, la m isa ritual y el le cc io n ario p ro p io .
La b e n d ició n del ab ad o de la ab a d e sa d estac an la fig u ra del su ­
p erio r m o n á stic o en rep rese n tac ió n de C risto y su m isió n d e c o n d u ­
cir a sus h erm a n o s o h erm a n as h a c ia el a m o r de D io s y la v id a ev an ­
gélica, p o n ie n d o esp ecial én fa sis en la L itu rg ia de las H o ras y en la
lectio divina.

4. La p ro fesió n religiosa

El C o n cilio V atica n o II d isp u so ta m b ié n q ue se re d a c ta ra un rito


d e p ro fesió n re lig io sa y de ren o v a ció n de v o to s y qu e la p ro fe sió n se
h iciera d en tro de la M isa (cf. SC 80). H asta ese m o m e n to los in sti­
tu to s de v id a co n sag rad a u tiliz a b a n ritu a les prop io s. L a d eterm in a­
ción co n ciliar y el O rdo p r o fe ssio n is re lig io sa e n o p ro h íb en los ri­
tuales p articu lares 10. N o o bstante, alg u n o s elem e n to s deb en re sp e ­
ta rse sie m p re: la p ro fe sió n p e rp e tu a h a de h a c e rse te rm in a d a la
litu rgia de la P a la b ra y no en el m o m e n to de la co m u n ió n ; la estru c ­
tu ra del rito c o m p re n d e la lla m a d a an tes de la h o m ilía, las letan ías,
el acto de la p ro fe sió n , la p le g a ria de b en d ició n del p ro feso , la en tre­
g a de las in sig n ias y la in c o rp o rac ió n a la co m u n id ad .
Los ritos de la p ro fe sió n re lig io sa se in sp ira n en la p ro fe sió n m o ­
nástica, de la q u e se tie n en las p rim e ra s n o tic ia s en la R eg la d e l
M a estro y en la R eg la d e sa n B en ito (sig lo s v -v i) 11. U n fac to r m u y
sig nificativo de có m o se co n te m p la la v id a re lig io sa d esd e la litu rg ia
es la referen cia a la In iciació n cristian a.

9 Ordo benedictionis Abbatis et Abbatissae (Ed typicae, Typis Polyglottis Vatica-


nis 1970), trad española «Bendición de un Abad o de una Abadesa», en Rituales de
la dedicación de iglesias y de altares y de la bendición de un Abad o una Abadesa
(Coeditores Litúrgicos 1979), 135-167 C f N o c e n t , A , L ’Ordo benedictioms abbatis
et abbatissae, en RL 60 (1973), 321-325, etc
10 Ordo Professionis Religiosae (Ed typica Typis Polyglottis Vaticanis 1970), ed
española Ritual de la Profesión religiosa y Consagración de Vírgenes, cit C f F a r n e s ,
P , «La nueva liturgia de la profesión religiosa», en Ph 60 (1970), 580-587, R a m i s , G.,
«El Ritual de profesión religiosa y consagración de vírgenes (Aproximación teológi­
ca)», en Ph 117 (1980), 199-228, y «Cuadernos Phase» 6 y 36 (Barcelona 1988 y
1992)
11 Cf A u g e , M., «Profesión religiosa», en NDL, 1659-1674, C a n a l s , J. M , «Pro­
fesión religiosa», en DTVR, 1407-1425, etc.
II. SACRAMENTALES CONSTITUTIVOS EN RELACION
CON LAS COSAS

En la actu alid ad , d en tro de esta ca te g o ría se en c u en tra n el rito de


la d ed ica c ió n d e la ig lesia y d e l altar, la b en d ició n d e l a g u a b a u tis­
m a l y la ben d ició n d e los ó le o s. E n el P o n tific a l R o m a n o se e n c o n ­
trab an ta m b ié n la co n sag rac ió n de los vaso s sa g rad o s y la de las
cam p an as.

1. L a d ed ica ció n d e la ig le sia y d el altar

L a d ed ica ció n de la ig le sia co n stitu y e una de las c e le b ra cio n e s


m ás im p o rta n tes de u n a co m u n id ad local, h asta el p u n to q u e in v ad e
to d a la liturgia 12. L a d ed icació n de la ig le sia co m p re n d e la d e d ic a ­
ció n del altar, p ero ésta p u ed e re a liz a rse au n q u e la ig le sia n o se d e­
dique. El C D C de 1983 re c o m ie n d a la d ed ica ció n co n rito so le m n e
de las iglesias, « so b re to d o las ca te d ra le s y p arro q u iales» (c. 1217,
§ 2). A sim ism o d eterm in a que se d ed iq u en los altares fijos, y se d e­
d iq u en o b en d ig an lo s m ó v ile s (c.1 2 3 7 , § 1).
El p rec ed en te de la d ed ica ció n de las ig le sia s h ay q u e b u scarlo
en el A n tig u o T estam e n to , en el que so b resa le n las d ed ica cio n e s su ­
ce siv a s del te m p lo p o r S alo m ó n (cf. 1 R e 8,1-66 ), p o r E sd ras (cf.
E sd 6 ,1 5 -1 8 ) y p o r Ju d a s M acab eo (cf. 1 M ac 4 ,3 6 -5 9 ).
L a d ed ica ció n de las ig lesias en la a n tig ü ed a d co n s istía b á s ic a ­
m en te en la p rim e ra ce le b ra ció n e u c arística , a la qu e se añ a d ió la
co stu m b re de se p u lta r las reliq u ias de los m á rtire s b ajo el altar (cf.
A p 6,9) ,3. C u an d o se tratab a de d ed ica r un lu g ar q u e h ab ía sido un
te m p lo p ag an o , se rea liza b a an tes u n a p u rific a c ió n co n agua. E ste
sen cillo ritual, tra sla d a d o al á re a fra n c o -g e rm á n ic a en el sig lo v m , se
llenó de elem e n to s d ram atizan tes. El ritual fue sim p lifica d o en 1961.
F in alm en te , en el c u rso de la re fo rm a litú rg ica del V atica n o II se
p ro ce d ió a u n a rev isió n a fondo p ara h ac er m ás tran sp a ren te y c o m ­
p ren sib le la ce leb ració n . E n c lara a n a lo g ía co n lo s sa cram e n to s d e la
In iciación, la asp ersió n se h ace al co m ien zo , p rim e ro so b re el p u eb lo
y d esp u és sobre el altar y los m u ro s interiores. Se in a u g u ra la p ro c la ­
m a ció n de la P alab ra y d esp u és de la h o m ilía se p ro ce d e a la co lo c a ­
ció n de las reliq u ias de los m á rtire s o san to s, si las h ay au tén tica s y

12 C f n 7 de los praenotanda del cap II del Ordo dedicatiom s Ecclesiae et Altaris


(Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1977), trad española Rituales de la dedicación
de iglesias y de altares y de la bendición de un abad y de una abadesa, op c it , 26
13 San Ambrosio, en el año 336, dedicó de este modo la iglesia de Milán Ep 22, en
PL 16, 119-126 El papa Vigilio (t 555) informó a Profuturo de Braga de cómo se hacía
la dedicación en Roma, en PL 84, 829-832.
202 P.Ill. Los signos del misterio

notables. Seguidam ente se p ro n u n cia la p le g aria de d ed ica ció n y se


realizan las unciones, la in cen sació n y la p rep a ra ció n del altar p ara
la eucaristía. A su té rm in o se in a u g u ra la ca p illa d el S an tísim o Sa­
cram en to ,4.
L a dedicación del altar es m u y sem ejan te a la d ed ica ció n d e la
iglesia, pero se om iten los rito s rela tiv o s al ed ificio , sien d o d istin ta
la p leg aria de d ed icació n y los te x to s de la m isa p ro p ia. El R itual
co n tien e tam bién los te x to s p ara la co lo ca ció n de la p rim e ra p ie d ra y
p a ra la bendición de u n a iglesia, de u n altar m ó v il y d el cá liz y de la
p atena.

2. L a b endición d el a gu a b au tism a l

P erteneciente al rito del B a u tism o , la p le g a ria de b e n d ició n del


a g u a se encuentra en los ritu a les c o rresp o n d ien te s y en el M isal R o ­
m ano, en el form ulario de la V ig ilia pascu al. L a b en d ició n del ag u a
b au tism al es m e n cio n a d a y a en la T radición A p o stó lic a de H ip ó lito .
L a p leg aria de b en d ició n del ag u a b au tism a l co n tien e u n a an a m n e sis
de las m aravillas efe ctu a d as p o r D ios en la h isto ria d e la salv ació n
« sirviéndose de su c ria tu ra el agua». S igue la ep ícle sis en la que se
p id e la gracia de C risto, p o r el E sp íritu S anto, p ara el n u ev o n aci­
m iento 15.

3. L a b en dición d e los óleos y la co n fecció n d el crism a

El aceite se u sa en v ario s sacram e n to s y en la d ed ica ció n de las


ig lesias y de los altares. L a p rim e ra re fe re n c ia a la b en d ició n del
ó leo se en cu en tra ta m b ié n en la T radición A p o stó lic a , co n u n a fó r­
m u la q u e alude a los en fe rm o s y a la u n ció n de rey es, sace rd o te s y
p ro fetas. P o sterio rm en te rea p arece en las p rin cip ale s fu en tes litú rg i­
cas y en n u m ero so s testim o n io s p atrístico s. Sin em b arg o es d ifícil
p re c isa r el m o m en to en que la b e n d ició n de los ó leo s y la co n sag ra­
ció n del crism a se sitúan en la m a ñ a n a del Ju e v es Santo. N o o b sta n ­
te, el m o tiv o p are ce p ráctico , es decir, co n v istas a la c e le b ra ció n de

14 Cf. B e l l a v i s t a , J., «Dedicación de iglesias», en OrH 18 (1987), 335-338; L a r a ,


A., «La dedicación de iglesias y altares», en B o r o b i o 3, 349-561; Jo u n e l , P., «Dedica­
ción de iglesias y altares», en NDL, 531-548; S a x e r , V., «Dedicación», en DPAC 1,
568-569; y «Cuadernos Phase» 20 (Barcelona 1990); LMD 134 (1978); Not 133/135
(1977); PastL 105/106 (1979); Ph 111 (1979); RL 66/4 (1979), etc.
15 Cf. G i b e r t , J., « L o s formularios de la bendición de agua en el Ordo Baptismi
parvulorum y en el Ordo Initiationis christianae adultorum», en EL 88 (1974), 275-
309; S t o c k , A., «La bendición del agua bautismal en la liturgia romana», en Conc 198
(1985), 205-215; T e n a , P., «La bendición del agua», en B o r o b i o 2, 79-85.
los sa cram e n to s de la In iciació n en la n o ch e de P ascu a, au n q u e el
c a rá c te r festiv o de la ce le b ra ció n rev e la ta m b ié n la in te n ció n de re ­
la cio n a r los sa cram en to s con el M isterio p ascu a l de Jesu cristo 16.
D esp u és del C o n c ilio V atica n o II se p u b lic ó el ritual de la b e n d i­
ció n de los ó leo s y de la co n fe cció n del crism a co m o p arte del P o n ­
tifical R om ano n .

III. BENDICIONES INVOCAT1VAS

L as b e n d icio n e s in v o c ativ as, p ara d istin g u irlas de los sa c ra m e n ­


ta les co n stitu tiv o s, so n ac cio n es litú rg icas q ue sa n tifican las d iv ersas
circ u n sta n c ia s de la v id a (cf. SC 60). Se trata del g ru p o m ás am p lio
de los sacram e n ta les, d en tro del cual o cu p an un lu g a r ca racterístico .
E n cu a n to e stab lecid as p o r la Ig lesia, las b e n d icio n e s son v erd a d ero s
ac to s litú rg ico s.
L a b e n d ició n b íb lic a — eu lo g ía — se d irig e a D io s rec o n o cie n d o
su b o n d a d y las m a ra v illa s q u e o b ra en la creació n y en la h isto ria
sa lv ífica . P ero b e n d ic ió n es ta m b ié n la acció n d iv in a en fav o r de los
h o m b re s ( E f 1,3) ,8. L o s p rim ero s te stim o n io s d e b en d icio n e s sobre
p e rso n a s y alim e n to s a p a rece n en la T ra dició n A p o stó lic a , en el c o n ­
tex to de la cele b ra ció n eu c arística 19. En los sa c ra m é n ta n o s y en los
o rd in e s ro m a n i las b e n d ic io n e s se m u ltip lic an p ara im p lo ra r la a y u ­
d a de D ios en las m ás d iv e rsa s situ acio n es. A lg u n as de las b e n d ic io ­
n es se re se rv a ro n al o b isp o , sien d o rec o g id as en los p o n tific ale s a
p a rtir del siglo x. L as resta n te s c o n tin u aro n en los sa cram en tario s
h asta q u e en el sig lo x v ap a rece n los p rim e ro s m a n u ale s, a n tec ed e n ­
tes del R itu a le R o m a n u m p ro m u lg a d o p o r P aulo V en 1614, que les
d e d ic a un capítulo.
El libro actual p ara las b en d icio n e s 20 d istrib u y e los fo rm u lario s
d e b e n d ic ió n en cin co g ran d e s ap artad o s: 1) b e n d icio n e s d e las per-

]h Cf. M a i e r , P., Die Feier der Missa chrismatis (Regensburg 1990), 33-232;
R o g ues, J., «La préface consécratoire du chréme», LMD 49 (1957), 35-49, etc.
17 Ordo benedicendi olea et conficiendi Crisma (Ed. typica, Typis Polyglottis
Vaticanis 1970); en España está publicado en el Ritual de Ordenes (Coeditores Litúr­
gicos 1977), 205-220. Cf. A r o z t e g u i , F. X., «Consagración del crisma», en OrH 24
(1993), 475-480; S o r c i , P., «L ’olio per Tunzione. Commento alia benedizione
d elfolio», en RL 80 (1993), 54-84, etc.
,K Sobre la bendición bíblica cf. supra n.2 del cap. X.
19 B o t t e , B. (éd.), La Tradition Apostolique desaintH ippolyte (Münster W. 1963),
nn.5-8; 29 y 3 1-32. C f . S o d i , M., «Bendición», en NDL, 210-230; T r i a c c a , A. M.-Pis-
t o i a , A. (dir.), Les bénédictions et les sacramentaux dans la liturgie (BELS 44, Roma

1988), etc.
20 De benedictionibus (ed. typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1984); ed. española:
Bendicional (Coeditores Litúrgicos 1986). Cf. L ó p e z M a r t i n , J., «Las orientaciones
generales del Bendicional», en Ph 157 (1987), 45-57; Id., «Las bendiciones», en
204 P III Los signos del misterio

sonas; 2) b en d icio n e s de las co n stru c cio n es y rela tiv a s a las ac tiv id a­


d es de los cristian o s, 3) b en d icio n e s de los o b je to s litú rg ico s o de
d ev o c ió n d estin a d o s a las ig le sia s, 4) b en d icio n e s de o b je to s p ia d o ­
sos, y 5) b en d icio n e s p ara d iv e rsa s circ u n sta n cia s E n tre lo s asp ec to s
m as d estac ab le s se en c u en tra n el fu n d am e n to trin ita rio y ec le sio lo g i-
co de las b en d icio n es, la e stru c tu ra ce le b ra tiv a y la im p o rta n c ia d ad a
a las d isp o sicio n e s p erso n a les p ara la eficacia de las b e n d icio n e s
P or otra parte, éstas se sitú an en el co n tex to de las re la c io n e s en tre
el cristian o y el m undo, de a c u e rd o con la te o lo g ía de las rea lid ad e s
te rren a s en el C o n cilio V atica n o II

IV LOS EXORCISMOS

E n re a lid a d son b e n d ic io n e s in v o c ativ as con u n a fin a lid a d p ro p ia


en el co n tex to de la fe c ristia n a y de la oración litú rg ica L os ex o r­
c ism o s h an estad o p rese n tes sie m p re en la litu rg ia de la In iciació n
cristiana, tan to en el c a te c u m e n a d o de los a d u lto s 21 co m o en el rito
d el B au tism o de p árv u lo s 22. A d e m á s se han realizad o y p u ed e n re a ­
lizarse so b re los p o seso s, se g ú n las d eterm in a cio n e s del c 1172 del
C D C E n to d o s los caso s la re a lid a d es la m ism a, la Ig lesia, a e je m ­
p lo de C risto ( c f Le 8 ,2 6 -3 9 ) y en su nom bre, lu ch a ta m b ié n co n tra
el M alig n o p ara q u e el c a te c ú m e n o y el fiel que su fre en su v id a el
p eso del m isterio de in iq u id a d (cf. 2 T es 2,7 ) se v ean lib res de él y
se fo rtalezcan con el p o d e r del E sp íritu S anto p ara re sistir al d ia b lo
( c f 1 Pe 5 ,8 - 9 ) 23
S egún la d isc ip lin a ac tu a l d e la Iglesia, el ex o rc ism o so b re los
p o se so s só lo p u e d e se r p ra c tic a d o p o r un sa ce rd o te co n lic en c ia ex ­
p re sa del o b isp o ( c f C D C , c .l 172, § 2) E n la ac tu alid ad ex iste un
ritual a d in terim 24

B o r o b i o 3, 563-573, U r d e i x , J , «El nuevo Bendicional», en OrH 18 (1987), 142 144,


y Conc 198 (1985), RL 73/2 (1986), 81/4(1994), etc
21 Estos exorcismos son de dos clases menores, que imparte el sacerdote o el
diácono o un catequista durante la primera atapa del catecumenado c f Ritual de la
Iniciación cristiana de los Adultos (Coeditores Litúrgicos 1976), nn 109-118, y mayo­
res, que tienen lugar durante los escrutinios en la segunda etapa ib nn 164, 171 y 178
22 Antes de la unción prebautismal c f Ritual del Bautismo de Niños (Coeditores
Litúrgicos 1970), nn 119 y 215
23 C f Cat 550, 1237 y 1673 C f C o r t e s , J B , «Exorcismos y liturgia», en NDL,
8 0 1-825, N a v o n e , J , «Diablo/exorcismo», en NDE, 348-361, S t u d f r , B , «Demonio»,
en DPAC 1, 572-577, V a g a g g i n i , C , El sentido teológico de la liturgia (BAC 181,
Madrid 1959), 328-414, etc
24 C f Not 294/295 (1991), 49 Vease también la Carta de la Congregación para la
Doctrina de la Fe, de 29 IX 1985, en AA S 77 (1985), 1169 1170, c f G y , P -M , «Le
mimstere de l’exorciste vu par un theologien», en LMD 197(1994), 125 135
V LAS EXEQUIAS

El V atican o II q u iso que la ce le b ra ció n de las ex e q u ia s « ex p re sa­


se m ás claram e n te el sen tid o p ascual de la m u erte cristian a y resp o n ­
d iese m e jo r a las circ u n sta n cia s y trad icio n e s de c a d a p aís» (S C 81).
E n cu m p lim ien to de este m a n d ato fue p ro m u lg a d o en 1969 el rito
a c tu a l25

1 S ig n ific a d o

L a e sp eran z a de que los fieles «q u e h an c o m p artid o y a la m u erte


de Je su cristo c o m p artirán tam b ién con él la g lo ria de la re su rre c ­
ción» 26, d a lu g a r a la ce le b ra ció n cristian a de la m u e rte « L a Iglesia,
en las ex e q u ia s de sus hijos, ce le b ra el M isterio p ascu al, p ara qu e
q u ie n es p o r el b au tism o fueron in c o rp o rad o s a C risto , m u e rto y re­
sucitado, pasen ta m b ié n con él a la v id a eterna» 27 A h o ra bien, las
ex e q u ia s y otras fo rm as de o rac ió n litú rg ica y de p ie d ad p ara con los
d ifu n to s c o n s titu y e n ta m b ié n u n m o d o de ay u d a r a q u ie n e s h an
m u e rto , y de co n fia rlo s a la m iserico rd ia del P adre, en el co n tex to de
la co m u n ió n de los santos 28 L as ex eq u ias p o n en tam b ién de relieve
el c a rácter esca to ló g ic o de la v id a cristian a ( c f SC 8, L G 4 8 -5 1 )
L as ex eq u ias tie n en ta m b ié n c a rácter de h o n ras fú n eb res, según
las c o stu m b res de c a d a p u eb lo En este sen tid o , la h isto ria del R itu a l
d e E x e q u ia s h a estad o m a rc ad a p o r estas in flu en cias 29, ad em ás de
co n stitu ir u n o de los libros que p u ed e n a lca n za r u n m a y o r g rad o de
in c u ltu rac ió n y de ad a p ta ció n 30

25 Ordo exequiarum (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1969), ed española


Ritual de Exequias (Coeditores Litúrgicos 1970) C f B r o v e l l i , F , «Exequias», en
NDL, 777-793, F a r n e s , P , «Las exequias según el Ritual de Pablo VI», en Ph 109
(1979), 49-58, L l o p i s , J , «Exequias», en B o r o b i o 2,745-760, y EL 84/2 (1970), LMD
101 (1970), 144 y 145 (1980), OrH 21/1-2 (1990), Ph 109 (1979), RivPL 10/3-4
(1973), 12/4(1975), RL 58/3 (1971), etc
26 M isal Romano Plegaria eucarística II Intercesión p o r el difunto
27 Ritual de Exequias 2 a ed renovada (Coeditores Litúrgicos 1989), Observacio­
nes generales previas n 1, c f Orientaciones del Episcopado español n 8 Sobre esta
edición c f Secretariado N de Liturgia (ed ), Comentarios al Ritual de Exequias
renovado (Coeditores Litúrgicos 1989)
28 C f Ritual de Exequias, op c it , Observaciones generales nn 1 y 13, Orientacio
nes nn 15-17, Cat 958, 1032, 1371 y 1689, c f T e n a , P , «“En las manos de Dios” La
oración de la Iglesia por los difuntos», en Comm 2 (1980), 220-229
29 Cf M a e r t e n s , Th - H e u s c h e n , L , Celebración cristiana de la muerte (Madnd
1974), S a x e r , V , «Difuntos (culto de los)», en DPAC 1, 597-599, T r i a c c a , A M Pis
t o i a , A (d ir), La maladie et la morí du chretien dans la liturgie (BELS 1, Roma
1975), y Conc 32 (1968), LMD 44 (1955), Ph 35 (1966), etc
™ En este sentido c f Di S a n t e , C , «II rito delle esequie tradizioni, adattamenti,
prospettive», en B r o v e l l i , F (dir), Escatologia e liturgia (Roma 1988), 183-200, y
RL 66/2 (1979)
206 P. III. Los signos del misterio

2. C o n ten id o del «R itu al d e E xeq u ias»

El ritual de 1969 ded ica el p rim e r ap a rtad o a los g esto s h u m an o s


que siguen al m o m en to de la m uerte. La edición esp añ o la de 1989
d esarro lla estas su g e re n cia s en seis capítulos.
Las ex e q u ia s p ro p iam en te dich as se d esarro llan sig u ien d o tres
tipos: con tres estacio n es, a saber, en la ca sa del d ifu n to , en la ig lesia
y en el cem en terio ; con dos estacio n es: en la ca p illa del ce m e n terio
y ju n to a la se p u ltu ra o, co m o en el ritual esp añ o l, en la ca sa y en la
iglesia; y con una sola estación: en la casa del difu n to o, co m o en el
ritual esp añ o l, en la iglesia. La ed ició n esp añ o la p ro p o n e ad em ás
v arios esq u em a s, con can to o sin canto, para cada uno de esto s tipos,
su b ray an d o la im p o rta n cia del p rim ero y p ro p o n ien d o tam b ién fo r­
m u lario s b reves, ad a p ta d o s a d iv e rsa s circ u n sta n cia s y en caso s ex ­
trao rdinarios.
En todo caso, las ex e q u ia s co m p re n d en tres m o m e n to s p rin c ip a ­
les: el rec ib im ie n to del c a d áv e r y la ac o g id a a los fam iliares; la ce le­
bración de la P alabra de D ios 31 y, según la o portu n id ad , d e la eu c a­
ristía 32; y el rito de últim a rec o m en d a ció n y desped id a. Un ap artad o
esp ecial, q ue o b ed e ce al m a n d ato co n c iliar del V atica n o 11 (cf. SC
82), lo co n stitu y en las ex eq u ias de p árv u lo s b au tiza d o s o m u erto s
antes de rec ib ir el bau tism o . L os te x to s tien en en cu en ta, an te todo,
la situación de los p ad res 33.

11 Cf. B o n d i o l i , D., II lezionario dei defunti (Brcscia 1973); W i e n e r , C., «Le


lectionnaire des funérailles», en LMD 93 (1968), 87-93.
Ritual de Exequias, op. cit., Orientaciones n.39-40; 42 y 48. Cf. VV.AA.,
«L’eucaristia in suffragio dei defunti», en II Messale Romano del Vaticano II, 2, op.
cit., 465-523.
” Cf. B r a g a , C., «L'Ordo exequiarum per i bambini», en EL 84 (1970), 160-168;
etcétera.
PARTE CUARTA

LA S A N T I F I C A C I O N D E L T I E M P O
1.a SECCION: EL AÑO LITURGICO

C a p ít u l o X V III
EL A Ñ O L I T U R G I C O

En el ciclo del año, (la Iglesia) desarrolla todo el m is­


terio de Cristo, desde la Encamación y el Nacimiento
hasta la Ascensión, el día de Pentecostés y la expectativa
de la feliz esperanza y venida del Señor (SC 102).

BIBLIOGRAFIA

A d a m , A., L ’anno litúrgico, celebrazione del mistero di Cristo (Leu-


mann-Torino 1984); A u g é , M. et AA.AA., L ’anno litúrgico. Storia, teolo­
gía e celebrazione, en Anamnesis 6 (Genova 1988); A u f d e r M a u r , H., Le
celebrazioni nel ritmo del tempo, 1. Fes te del Signore nella settimana e
nelVanno («La liturgia della Chiesa» 5, Leumann-Torino 1990); B e l l a v i s -
t a , J., El año litúrgico (M adrid 1985); B e r g a m i n i , A., Cristo, festa della

Chiesa. L ’anno litúrgico (Roma 1982); B e r n a l , J. M., Iniciación al año


litúrgico (M adrid 1984); C a s t e l l a n o , J., El año litúrgico, memorial de
Cristo y mistagogia de la Iglesia (Barcelona 1994); J o u n e l , P., «El año»,
en M a r t i m o r t , 917-1046; L ó p e z M a r t í n , J ., El año litúrgico. Historia y
teología de los tiempos festivos cristianos (BAC pop. 65, Madrid 1984);
I d ., et AA.AA., «Año litúrgico. Ciclos y fiestas», en B o r o b i o 3, 29-282;
M a r s i l i , S. - B r o v e l l i , F. (dir.), L ’anno litúrgico (Casale M. 1983); R ig -
h e t t i 2, 635-1077; y la voz «año litúrgico» en DE 1, 139-141; DPAC 1,

159-162; DTI 1, 431-444; NDL, 136-144; NDM, 153-182, etc.

C on este cap ítu lo se in icia la IV p arte de este m an u al, d ed ica d a a


la san tifica ció n del tiem p o . E sta sa n tificació n tien e lu g ar en la ce le­
b ra c ió n del año litú rg ico y del d o m in g o (1.a se cc ió n ), y p o r m e d io de
la litu rg ia de las h o ra s (2.a secció n ). El estu d io del año litú rg ico d a
c o m ien z o ta m b ié n al an á lisis de los tie m p o s de la ce le b ra ció n en
co n c reto , en los q u e se e n m a rc a el « sa g rad o recu erd o » qu e la Ig lesia
h ac e del m isterio de la sa lv ac ió n en « a lo largo del añ o » (S C 102).
E n cierto m odo, el ca p ítu lo es co n tin u ac ió n del d ed icad o al « tiem p o
de la ce le b ra ció n » y a sus ritm os. L a ex p o sició n se ce n tra en la L i­
tu rg ia R om ana, au n q u e sin p e rd e r de vista las referen c ias b ásicas y
co m u n es a to d a s las d em ás liturgias.
210 P .IV La santificación del tiempo

I. NATURALEZA DEL AÑO LITURGICO

La co n stitu c ió n S a cro sa n ctu m C on ciliu m d ed icó un ca p ítu lo en ­


tero, el V, al año litúrgico, p ara ex p o n e r las b ases te o ló g ic as d e u n a
ad e cu a d a in te lig e n cia de esta im p o rta n te rea lid ad de la liturgia.

1. El n o m b re

L a p rim e ra referen c ia a lo q ue h oy se en tien d e p o r año litú rg ico ,


co m o unid ad y co n ju n to de las ce le b ra cio n e s festiv as, n o ap a reció
h asta en tra d o el siglo xv i co n la d e n o m in ac ió n « añ o de la Ig lesia»
(K irch en ja h r) '. U n siglo m ás tard e se u sab a el n o m b re d e «año c ris­
tiano» en o b ras d ed ica d as a e x p o n e r las fiestas del S eñ o r y de los
santos. E n los alb o re s del M o v im ien to litú rg ico d o m P ró sp ero G ué-
ran g er u tilizó la ex p resió n a ñ o litú rg ico en su céleb re o b ra 2, h ac ié n ­
d o la desd e en to n ce s fam iliar a tod o s los au tores 3. Pío X II la in c o r­
p o ró al m a g iste rio p o n tific io en la en c íc lic a M e d ia to r D ei de 1947 4,
y así ap a rece en la c o n stitu c ió n S a c ro sa n ctu m C o n ciliu m y en to d o s
los d o cu m en to s de la refo rm a litúrgica.
E stas y o tra s e x p re sio n e s an á lo g a s, co m o « añ o del S eñ o r» o
«días del S eñor» 5, no alu d en p ro p iam en te a la estru c tu ra del año
litúrgico, sino a lo qu e c o n stitu y e su esen cia, el señ o río de C risto
sobre el tiem po. El año litú rg ico es año « cristian o » y añ o « del S e­
ñ or», p o rq u e es de C risto y a él le p erte n ec e; y es añ o «d e la Ig le­
sia», o « ec le siástic o » , p o rq u e la Iglesia lo h ace su y o p ara sa n tifica r
el tie m p o y la ex iste n c ia de los h om bres.
El P apa Ju an P ablo II, al c o n v o c a r el Ju b ileo del añ o 2 0 0 0 y
m o stra r có m o d eb e ser ce le b ra d o , ha d estac ad o en la C a rta A p o stó ­
lica T ertio M ille n n io A d ve n ien te, de 10-X I-1994, el ca rá c te r de « año
de g rac ia del S eñor» q u e tien e todo añ o litú rg ico y, p o r co n sig u ie n te,
el Ju b ileo que ha de c o n m e m o ra r el gran a c o n te cim ien to cen tral de

1 P o m a r j o , G., Postille (Wittenberg 1589), citado por A u f d e r M a u r , H., op. c it ,


311.
2 G u e r a n g e r , P , L 'année hturgique, 1-9 (París 1841-1866); trad. españ. abrevia­
da. El año litúrgico, L5 (Burgos 1954-1956), c f B r o v e l l j , F., «Per uno studio de
“L’année hturgique’' di P Guéranger», en EL 95 (1981), 145-219.
1 C f B a r s o t t i , D ., Misterio cristiano y año litúrgico (Salamanca 1965); Fuco
t e a u x , E , Espiritualidad del año litúrgico (Salamanca 1966), F l o r i s t a n , C , El año
litúrgico (Barcelona 1962); J e a n - N e s m y , C1, Espiritualidad del año litúrgico (Barce­
lona 1965); L o H R , E., El año litúrgico (Madrid 1965), P a r s , P . , El año litúrgico, 1-4
(Barcelona 1960-1962); P a s c h e r , J . , El año litúrgico (BAC 247, Madrid 1965).
4 Pío XII, E n c í c l i c a Mediator Dei, d e 20-XI-1947, e n AAS 39 (1947), 521-595;
t r a d . e s p a ñ . e n G u e r r e r o 1, 631 -680, a q u í n n . 19 1 -206.
5 Cf. Monastére S. André de Clerlande, Jours du Seigneur Ánnée liturgique (Tum-
hout 1988-1991).
C 18. El año litúrgico 211

la h isto ria h u m a n a, la E n c a m a c ió n del H ijo de D ios (cf. C a rta cit.,


n. 10, 14, etc.).

2. El co n ce p to

En el ca p ítu lo X III se estu d ió el tie m p o co m o ám b ito de la a c ­


ció n de D ios en la v id a y en la h isto ria de los h o m b res. A h o ra se
tra ta de p ro fu n d iz a r en el sig n ific a d o del tie m p o litú rg ico según el
ritm o anual, au n q u e lo que se d ic e tie n e ap lica ció n a to d o s los tie m ­
p o s de la ce le b ra ció n .
En efecto , el V atica n o II h a b la de « sa g ra d o rec u erd o en d ías d e ­
te rm in ad o s» , de d e sa rro llo «del m iste rio de C risto en el círcu lo del
añ o » y de c o n m e m o ra c ió n de « lo s m isterio s de la red e n ció n » (cf. SC
102). En las citad a s e x p re sio n e s se p u ed e n rec o n o cer las h u ellas del
p en sam ien to te o ló g ic o de O d o C asel 6.
E n este sen tid o , el añ o litú rg ico es un esp ac io de g racia y de
sa lv ac ió n (cf. 2 C o r 6,2), c o n tin u a c ió n del añ o ju b ila r b íb lico p erp e­
tu a d o p o r Jesú s (cf. L e 4 ,1 9 .2 1 ). P uede d efin irse co m o la ce le b ra­
ción del m isterio d e C risto y de la o b ra de la salv ació n en el esp ac io
del añ o (cf. SC 102). P o r eso es un sig n o q u e rep rese n ta, tan to en
O rie n te co m o en O cc id e n te , la c o n c reció n h istó ric a y d in á m ic a de la
p rese n cia del S eñ o r en la v id a de la Iglesia 7.
P ero el año litú rg ico es ta m b ié n el resu ltad o de la b ú sq u e d a, p o r
parte del p u eb lo de D ios, de un a re sp u e sta al m isterio d e C risto
p o r m ed io de la c o n v e rsió n y de la fe, fruto de un itin erario ro tu rad o
p o r la e x p e rien c ia de la Iglesia a lo largo de los siglos.

II. FORMACION DEL AÑO LITURGICO

L o q u e hoy c o n o c e m o s co m o año litú rg ico no se em p iez a a d e ­


sa rro lla r h asta el sig lo iv x. D u ran te los tres p rim e ro s sig lo s n o ex is­
tió en la Ig lesia o tra ce le b ra ció n m a rc a d a p o r el ritm o del tie m p o que

0 C f C a s e l , O , El misterio del culto (San Sebastián 1955), 151-170; Véase tam­


bién N f u n h e u s e r , B , «L’année liturgique selon Dom Casel», en QLP 38 (1957)
286-298 También M a r s i l i , S., L o s signos del misterio de Cristo (Bilbao 1993), 319-
408, N e u n h e u s e r , B., «II mistero pasquale, “culmen et fons” dell’anno litúrgico», en
RL 62 (1975), 151-174, etc.
7 Sobre el año litúrgico en las liturgias orientales c f B e l l a v i s t a , J , «La celebra­
ción del tiempo en las Iglesias orientales», en Ph 113 (1979), 367-375, C o r b o n , J ,
«L’année liturgique byzantine (Structure et mystagogic)», en POC 38 (1988), 18-30,
F e d f r k i , T , L 'anuo litúrgico nei nti onentah (Roma 1972), S a m i r , S Kh , «L’anné
liturgique copte», en POC 39 (1989), 26-34 Sobre el año litúrgico en las liturgias
occidentales no romanas c f T r i a c c a , A. M., «Teología dell’anno litúrgico nelle litur-
gie occidentali antiche non romane», en Anamnesis 6, 307-366
* Cf. T a l l f y , Th., Le origim d e ll’anno litúrgico (Brescia 1991), V e r h f u l , A,
«L’année liturgique. de l’histoire á la théologie», en QL 74 (1993), 5-16
212 P.IV. La santificación del tiempo

el dom ingo, au n q u e ex isten in d ic io s de u na co n m em o rac ió n an u al de


la Pascua. P ero sólo a p artir de los sig lo s v m -ix , cu a n d o los fo rm u ­
larios de m isas del A d v ien to se sitú an d elan te de la fiesta de N a v i­
d ad y los libros litú rg ico s co m ien z an con el d o m in g o I d e A d v ien to ,
se puede h ab lar y a de una estru c tu ra litú rg ica anual. L a d e n o m in a ­
ción, com o se h a dich o an tes, ap a reció in cluso m ás tarde.
A la form ació n del año litú rg ico c o n trib u y ero n d iv e rso s facto res,
com o la ca p ac id a d festiv a h u m an a, la h u ella del añ o litú rg ico h eb reo
y, sobre todo, la fu erza m ism a del m isterio de la sa lv ació n , que tie n ­
d e a m an ifesta rse p o r tod o s los m ed io s, esp ec ialm en te d esd e el m o ­
m ento en que la Iglesia en c o n tró la p o sib ilid a d de p ro y e c ta r su m e n ­
saje sobre la so cied ad y la cultura. E sto sin o lv id a r las n ec esid ad e s
c a te q u éticas y p asto ra le s de las co m u n id ad es.

1. D e la a n tig u a a la n u ev a P ascu a

En todo este co n ju n to de facto res h istó ric o s y p as to ra le s ju g ó un


p apel d ec isiv o la le ctu ra de las E scritu ras en la ce le b ra ció n e u c a rís­
tica, tal com o aparece en los p rim ero s testim o n io s 9, lectu ra re a liz a ­
d a en clav e tip o ló g ica , p ascu al y sacram e n ta l seg ú n el m o d e lo del
N u evo T estam e n to (cf. Le 2 4 ,2 6 -2 7 .4 4 -4 5 ; H ech 8 3 2 -3 5 , etc.).
1. E l fu n d a m e n to te o ló g ic o . En este sen tid o , el ac o n te cim ien ­
to de la m u erte del S eñor se rev e la no sólo co m o el n ú cleo de la
p red icació n de la Iglesia (cf. H ech 2 ,2 2 -3 6 ) y de la ce le b ra ció n eu ­
carística (cf. 1 C o r 11,23-26), sino ta m b ié n co m o el fu n d am en to del
año litúrgico. E n efecto, la P ascu a de Israel h a b ía a lca n za d o su cu m ­
p lim ien to y cu lm in a ció n en la p asió n y resu rre cc ió n de C risto con la
d o n ació n del E sp íritu S anto (cf. H ech 2,3 2 -3 3 ).
L a P ascu a es u n a fiesta y un rito que n ació co m o m e m o ria l del
p a s o d e l S e ñ o r (cf. E x 12 y D t 16) I0. En efecto , sólo ex iste un a
P ascua, au n q u e se h ab le de cu atro m o m e n to s del ac o n te cim ien to
p ascual: la P asc u a del S eñ o r en el éx o d o de E gipto; la P asc u a litú r­
g ica de Israel m e d ian te el rito anual del co rd ero y de los ázim o s;
la P asc u a d e J e sú s o su in m o la c ió n en la c ru z (cf. 1 C o r 5 ,7 ),
y la P ascua litú rg ica de la Iglesia que ac tu aliza la m u erte de C risto
en la e u c aristía (cf. 1 C o r 11,26), y que se ce le b ra ca d a sem an a e
in clu so a d iario , y en la m á x im a so le m n id a d anual.

9 Cf. S a n J u s t i n o , Apol. 1,67, en Ruiz B u e n o , D. (ed.), Padres Apologistas griegos


(BAC 116, Madrid 1954), 258.
10 Sobre esta fiesta, además de los diccionarios y vocabularios de la Biblia, cf.
G a r m e n d i a , R., La Pascua en el A. T. Estudio de los textos pascuales (Vitoria 1978);
H a a g , H . , De la antigua a la nueva Pascua (Salamanca 1980); H r u b y , K . , «La Páque
juive du temps du Christ á la lumiére des documents de la litterature rabbinique», en
LOS 6 (1961), 81-94; L e D e a u t , R., La nuitpascale (Roma 1963), etc.
P o r ta n to , en la p e rsp e c tiv a de la e c o n o m ía de la salv ació n , sólo
h ay un ac o n te c im ie n to salv ífico (kairós) v erd a d e ra m e n te d ecisiv o , la
P a sc u a de Je sú s co m o « p aso de este m u n d o al P ad re» (Jn 13,1), del
cual la v ie ja P asc u a de los h eb reo s e ra el tipo y la s o m b ra , y la
P asc u a de la Ig lesia el sa c ra m en to q u e h ac e p rese n te la re a lid a d
c u m p lid a en C risto . Se p u e d e h a b la r de c o n tin u id a d , d eriv a ció n ,
cu m p lim ien to (cf. M t 5,17; H eb 11,39), p e rfe c c ió n (cf. H eb 10,14) y
su p eració n (cf. H eb 8,6) de la P ascua an tig u a en la n u ev a n .
2. E l testim o n io histórico. L a c o n m em o rac ió n de la m u erte y
re su rre c c ió n del S eñ o r el d o m in g o es a n te rio r a la ce le b ra ció n anual
d e la P ascu a. D e h ec h o , la p rim e ra n o tic ia c ie rta de esta cele b ra ció n
la p ro p o rc io n a la fa m o sa cu estió n p a s c u a l del sig lo n, referid a p o r
E u se b io d e C e sá re a l2. L as c o m u n id a d e s ju d e o c ris tia n a s de A sia
M e n o r o b se rv a b an un a y u n o el 14 de N isá n , el d ía en q u e los ju d ío s
se d isp o n ía n a c e le b ra r la P ascu a, m ie n tra s q ue las co m u n id ad e s o c­
cid en tales p ro lo n g a b a n el ay u n o h asta e l d o m in g o . E l p ap a V ícto r
( t 203) am en azó con ex c o m u lg a r a las c o m u n id ad e s de A sia M enor,
in te rv in ien d o san Iren eo p ara rec o rd a r q ue u n o s c u a re n ta añ o s an tes
san P o lica rp o de E sm im a h ab ía ido a R o m a p ara tra ta r el m ism o
asu n to con el p ap a A n ice to ( f 156), lle g an d o a m b o s al ac u erd o de
re sp e ta r las resp e ctiv as trad icio n es. E n re a lid a d se tra ta b a de u n a
m ism a c e le b ra ció n en d ías diferen tes.
D e este ep iso d io alg u n o s au to res d ed u c en q u e la p rác tica ju d e o -
cristian a , lla m a d a ta m b ié n c u a rto d ec im a n a, p u ed e se r m á s an tig u a
que la ce le b ra ció n p ascu a l o cc id e n tal en d o m in g o . E n to d o caso , ésta
es a n terio r al p ap a V ícto r, a trib u y én d o se al p a p a S o tero ( | 182), su­
ce so r de A n iceto , la d eterm in a ció n de la ce le b ra ció n an u al d o m in ical
de la P ascua. P o sterio rm e n te el C o n cilio de N ic e a (a. 3 2 5 ) estab leció
p ara to d a s las Ig lesias esta ú ltim a ce leb ració n .

11 «La Ley se ha convertido en Palabra y lo antiguo en nuevo, el mandamiento en


gracia, la figura en realidad, el cordero en Hijo»; Melitón de Sardes, Peri Pascha 7, en
I b á ñ e z , J.- M e n d o z a , F. (ed.), Homilía sobre la Pascua (Pamplona 1975), 147.
12 Eusebio de Cesárea, Hist. Eccl., V, 23-25, en V e l a s c o , A. (ed.), Historia ecle­
siástica (BAC 349, Madrid 1973), 330-337; cf. B o t t e , B., «La question pascale. Páque
du vendredi ou Paques du dimanche?», en LMD 41 (1955), 84-95; C a b i é , R., «A
propos de la question pascale», en EcclOr 11 (1994), 101-106; C a n t a l a m e s s a , R., La
Pasqua della riostra salvezza (Torino 1971), 109-137 y 219-238; C a s e l , O.,L a fé te d e
Páques dans VEglise des Peres (Paris 1963); L e m o i n e , B., «La controverse pascale du
deuxiéme siécle: désacords autour d’une date», en QL 73 (1992), 223-231; Loi, V.,
«Controversia pascual», en DPAC 1,491 -492, etc.
214 P IV La santificación del tiempo

2. D esarrollo p osterio r

P or co n sig u ie n te, la m u erte y la resu rre cc ió n de Jesús co n stitu y e


el a c o n te cim ien to ce leb rad o se m an a lm e n te el d o m in g o y an u alm en te
en la fiesta de P ascua, con un c riterio de « co n cen tració n » resp e cto
del criterio c ro n o ló g ico de « d istrib u c ió n » de los m isterio s de la v id a
de C risto que se afirm aría p o ste rio rm en te 13.
Junto a este n ú cleo inicial de la fiesta de P ascu a se form ó un
laetissim u m sp a tiu m de 50 días. El ú ltim o d ía de este p erío d o c o ­
m en zó a se r co n sid erad o co m o el « sello » de la celeb ració n pascu al y
a co n v e rtirse en un día festivo c a d a v ez m ás autó n o m o , cen trad o en
la co n m em o rac ió n de la A sce n sió n del S eñ o r a los cielo s y en la
venida del E spíritu S anto l4. P o r influjo de H ech 1,3, la A scen sió n
em p ezó a ce le b ra rse tam b ién a los c u a ren ta días de Pascua. E sto
o cu rrió en el siglo iv, en la ép o c a en q ue las Iglesias se in te rcam b ia­
b an las fiestas de N avidad y de E pifanía, in stitu id as p o co antes. P or
o tra p arte, la rec u p eració n de los santos lu g a re s de Jeru salén fav o re­
ció tam b ién u n a cierta « d isp e rsió n » , p rim ero g eo g ráfica y desp u és
cro n o ló g ica, de los d istin to s m o m e n to s de la v id a de C risto, con la
co n sig u ien te ce leb ració n .
A esto s facto res se u n ie ro n el cu lto a los m ártires, los an iv ersa­
rios de la d ed ica ció n de las iglesias, la o rg an iz ac ió n del catecu m en a-
do y de la p en iten c ia , la in stitu ció n de los tie m p o s p en iten ciales co ­
m o las té m p o ras, etc. P oco a p o co se form ó la estru ctu ra del año
litúrgico, que qu ed ó fijada, al m en o s en O cc id en te, con el co m ien zo
de la creació n euco ló g ica.

III. TEOLOGIA DEL AÑO LITURGICO

El añ o litú rg ico celeb ra la o b ra sa lv ad o ra de C risto en el tiem p o ,


p ero es ta m b ié n ex p resió n de la resp u e sta de co n v ersió n y de fe p or
parte de la Iglesia. En este sen tid o , la in ten ció n b ásica y la finalidad
del año litú rg ico es m istag ó g ica y pasto ral. Se trata de h acer presen te
el m isterio de C risto en el tie m p o de los h o m b res p ara rep ro d u cirlo
en sus vidas.

1. P resen cia del S eñ or en sus m isterios

La litu rg ia es el p rin cip al m e d io de la p rese n cia del S eñor en su


Ig lesia (cf. SC 7). P ero C risto no sólo se hace p rese n te con su p o d er

n Cf. CANTALAM bSSA, R., O p. C it., 139-140.


14 De este período y de su evolución se hablará en el capítulo XX.
C 18 El año litúrgico 215

d e sa lv a c ió n en la P ala b ra y en los sa cram en to s, e sp ec ialm en te en la


E u ca ristía , sin o que ta m b ié n lo hace en c a d a uno de los m isterio s
que la Ig lesia ce le b ra en el año litúrgico (cf. SC 102) 15. E sta p resen ­
cia no es m e ra m en te su b je tiv a y lim ita d a a la co n tem p lac ió n reflex i­
v a y a fe c tiv a de los asp ec to s del m isterio de C risto que se van co n ­
m e m o ra n d o , sino que e n tra ñ a u n a cierta efic ac ia sa lv ífica o bjetiva:
«A l c o n m e m o ra r así los m isterio s de la red en ció n , (la Ig lesia) abre
la riq u e z a de las v irtu d e s y de los m é rito s de su S eñor, de m a n era
q u e a q u é llo s se h ac en p rese n tes en cierto m o d o , d u ran te to d o tie m ­
p o , a los fieles p ara q ue los alcan cen y se llenen de la g rac ia de la
sa lv ac ió n » (S C 102).
L as fiestas y los tie m p o s litú rg ico s no son « an iv ersario s» de los
h ec h o s de la v id a h istó ric a de Jesús, sino « p rese n cia in m y ste rio », es
decir, en la acció n ritual y en tod o s los sig n o s litú rg ico s l6. L os h e ­
ch o s y p a la b ra s rea liza d o s p o r C risto en su ex iste n cia te rren a y a no
v u e lv e n a p ro d u cirse , p ero en cu an to accio n es del V erb o en c a m a d o
son a c o n te c im ie n to s sa lv ífico s (kairoí) ac tu a les y eficaces p ara q u ie­
n es los ce le b ra n 17. P o r eso el año litú rg ico no es « u n a rep rese n ta­
ció n fría e inerte de co sas que p erte n ec en a tie m p o s p asad o s, ni un
sim p le y d esn u d o re c u e rd o de u n a edad p retérita, sino m ás b ie n es
C risto m ism o que p e rse v e ra en su Ig lesia y que p ro sig u e aq u el ca m i­
n o de in m e n sa m ise ric o rd ia q ue inició en la vida m o rtal cu an d o p a­
sab a h a c ie n d o el bien, con el fin de que las alm as de los h o m b res se
p o n g a n en c o n tac to con sus m isterio s y p o r ello s en cierto m o d o
v ivan» 18.
A tra v é s de la liturgia, en ten d ie n d o p o r ella no sólo los sa cra­
m e n to s sin o ta m b ié n los tie m p o s litú rg ico s y las fiestas, los fieles
alc a n z a n el p o d e r sa n tific a d o r y los m érito s que se en c ié rran en los
m isterio s de C risto , co m o si los «to caran » (cf. Le 6,19; M e 5 ,28-30).
L o s « d ía s d eterm in a d o s» del año litú rg ico (cf. SC 102; 105) son
sig n o s sa g ra d o s que están in u n d ad o s de la p re se n c ia del Señor. E sta
p re se n c ia es m ás in te n sa en los m o m e n to s de la ce le b ra ció n q ue san ­
tific an el tie m p o , es decir, la eu c aristía y la litu rg ia de las h o ras, p ero
c o lm a y sa n tifica la to ta lid a d del tiem p o festivo.

15 El tema de la presencia del Señor en la liturgia ha sido tratado brevemente en el


capítulo II. Véase también L ó p e z M a r t i n 1, 127-156, espec. 150-153
16 A modo de ejemplo véase la discusión a propósito de la solemnidad del naci­
miento del Señor: G a i l l a r d , J., «Noel, mémoire ou mystére?», en LMD 59 (1959),
37-59; R a f h n , P . , «La féte de Noel, féte de révénement ou féte d’idée9», en T r i a c c a ,
A M . - P i s t o i a , A. (dir.), Le Christ dans la liturgie (BELS 20, Roma 1981), 169-178.
17 Este era el punto de vista de C a s e i , O., op cit. Sobre el debate acerca de esta
doctrina cf. F i l t h a u t , T h ., Teología de los misterios (Bilbao 1 9 6 3 ) .
18 Pío XII, Encíclica Mediator Dei, en G u e r r e r o 1, n.205 En este texto se inspira
SC 102, citado antes.
216 P.IV. La santificación del tiempo

2. Im itación sa cra m en ta l de C risto

L a cele b ra ció n de los m isterio s de la sa lv ac ió n en el añ o litú rg ico


co n d u ce ta m b ié n a la im itació n de C risto. A h o ra b ien, la im itació n
(m ím ésis) no d eb e en ten d erse tan sólo en sen tid o m o ral, co m o re p ro ­
d u cció n de las ac titu d es y sen tim ien to s del H ijo d e D io s (cf. F lp
2,5 -8), sino en el plan o on to ló g ico y sa cram en tal de la asim ilació n y
co n fig u rac ió n del h o m b re a C risto (cf. R om 8,29; F lp 3,10; E f 4 ,24;
etcétera). E sta asim ilació n es un p ro ceso que co m ien z a en los sa cra­
m en to s de la In iciació n cristian a y que va d esa rro llá n d o se m e d ian te
la p en iten c ia y la eu c aristía h asta que llegue la h o ra del trán sito del
cristian o de este m u n d o al P adre, restau rad a y a p le n am e n te en él la
im agen y se m ejan za d iv in a con la que fue cre ad o (cf. G én 1,26-27;
C ol 3,10, etc.) ,9.
A l c e le b ra r los d istin to s aspectos del m isterio de C risto en el añ o
litú rg ico , d esd e la en c am ac ió n y el n ac im ien to h asta la g lo rifica ció n
(cf. SC 102), el cristian o reco n o ce en su p ro p ia ex iste n cia la v id a del
H ijo de D ios q ue le h a h ec h o ren a cer co n él, v iv ir en él, p ad ecer,
m o rir, re su c ita r e in clu so estar sentado con él en los cielo s (cf. R om
6,3-4; 8,17; E f 2,5-6, etc.). C a d a uno de los a c o n te cim ien to s de la
v id a de C risto d esp leg a d o s en el año litúrgico, a la v ez q ue se h acen
p rese n tes y o p era n tes en la v ida de los b au tiza d o s, son el p a ra d ig m a
y la re fe re n c ia de cu an to sucede en aq u ello s q ue h an sido in c o rp o ra­
d o s sa cram e n ta lm en te a C risto y hech o s m ie m b ro s d e su cuerpo.
El año litú rg ico , con su secu en cia de tie m p o s y de fiestas, rev ela
y p erm ite v iv ir esa re a lid a d m ísticam en te: « L a ce le b ra ció n d el añ o
litú rg ico tien e u n a p ec u lia r fuerza y efic ac ia sa cram en tal p ara ali­
m e n tar la v id a cristiana... C on razón, al ce le b ra r el m isterio del N a­
cim ie n to de C risto y su m a n ifestació n al m u n d o , p ed im o s “p o d er
tra n sfo rm a m o s a im agen de aquel que h em o s co n o cid o sem ejan te a
n o so tro s en su h u m a n id a d ” ; y m ie n tra s ren o v a m o s la P a sc u a de
C risto, su p lica m o s a D ios que los que han ren a cid o co n C risto sean
fieles du ran te su v ida a la fe que han recib id o en el sacram en to » 20,

IV. LA PALABRA DE DIOS Y EL AÑO LITURGICO

P ara h ac er p rese n tes y ce rcan o s a los fieles to d o s y c a d a uno de


los ac o n te c im ie n to s salv ífico s de la v id a te rren a del V erb o e n c a m a ­
do, la Ig lesia to m a las E scritu ra s y «va ley en d o cu a n to a él se refie­
re» (cf. SC 6). En esto no hace sino seg u ir el ejem p lo y el m an d ato

19 Cf. L M a r t í n 1,381-423.
ó pez

20 P VI, Motu proprio M ysterii paschalis, de 14-11-1969, n .l, en AAS 61


ablo

(1969), 223-224.
del m ism o Jesú s, q ue rem itía co n tin u a m e n te a las E scritu ra s com o
re fe re n c ia a su p ro p ia p e rso n a y a su o b ra sa lv ífica (cf. Jn 5,39).
D esp u é s de la resu rre cc ió n en señ ó ta m b ié n có m o h a b ía q ue p roceder
« co m en z an d o po r M o isés y sig u ien d o p o r tod o s los p ro fetas» (Le
2 4 ,2 7 .4 4 -4 5 ).
B a jo la g u ía del E sp íritu S anto, q u e tie n e la m isió n de reco rd ar la
e n s e ñ a n z a de Jesú s y c o n d u c ir h a s ta la v e rd a d c o m p le ta (cf. Jn
14,26; 16,13-14), la litu rg ia p e n e tra en el sen tid o de las E scrituras,
d isp o n ien d o la p ro cla m ac ió n de los h ec h o s y p alab ras d el S eñor se­
g ú n lo s d iferen tes ritm o s de la ce le b ra ció n , entre los q u e d estacan
los d o m in g o s, las so le m n id a d es, las fiestas y las m em o rias. U nas
v eces lo h ace sig u ien d o el m é to d o de la lectu ra co n tin u a o sem icon-
tin u a, y o tras siguiendo el m é to d o de la lectu ra te m á tic a , p ero siem ­
p re an u n c ia n d o en la litu rg ia de la P ala b ra los co n ten id o s con creto s
del h o y de la salvación p ara los h o m b res 21.
P o r tanto, el fu n d am e n to de la ce le b ra c ió n d e los m isterio s de
C risto en el año litú rg ico y de su v erific ac ió n en la v id a de los cre­
yen tes se en cu en tra en el L e c c io n a rio d e la M isa, cu y o co m p lem en to
son las lecturas de la L itu rg ia de las H o ra s y su eco las o racio n es y
d em ás te x to s no bíb lico s.

V. LA EUCARISTIA Y EL AÑO LITURGICO

H ay, p o r últim o, u n a p e c u lia r re la c ió n en tre el añ o litú rg ico y la


eu caristía. El año litú rg ico d e sa rro lla en el c írc u lo d el añ o los m is­
m o s m isterio s del S eñ o r q u e se c o n m e m o ra n en la a n a m n esis de la
p le g a ria eucarística. C o m o se h a in d icad o en su lu g ar, lá ev o lu ció n
literaria de esta parte de la cita d a o rac ió n es p a ra le la a la fo rm ació n
del añ o litúrgico. L as m á s an tig u as fó rm u las an a m n é tic as, co m en ­
za n d o p o r 1 C or 11,26, n o m e n c io n a n n ad a m á s q u e la m u erte del
S eñor, incluyendo d e sp u é s «la b ie n a v e n tu ra d a p asió n , la resu rre c­
ció n de entre los m u e rto s y la g lo rio sa asce n sió n a lo s c ie lo s » 22, es
d ecir, el m isterio p ascu a l co m o n ú cleo y c e n tro d e la c o n m em o ra­
c i ó n eucarística. M ás ta rd e , so b re to d o en las a n á fo ra s de la trad ició n
sirio -an tio q u en a y b iz an tin a, la m e n c ió n de los m iste rio s de C risto se
va am pliando hasta a lu d ir in clu so a la ú ltim a v e n id a 23. L a litu rg ia
h ispan o -m o zárab e, p o r su p arte, rea liza la a n a m n e sis en el m o m en to
de la fracción, n o m b ra n d o los m isterio s de C risto al d istrib u ir los
frag m en to s del Pan eu c a ristic o so b re la p a te n a 24.

21 Estos puntos se han tratado en el capítulo VII.


22 Anamnesis del Canon Romano o plegaria eucarística I.
23 Cf. C a s e l , O., Faites ceci en mémoire de moi (París 1962), 7-44.
24 Véase la explicación en los praenotanda del propio M issale Hispano-Mozara-
218 P IV La santificación del tiempo

En la E u caristía, p o r tanto , se co n tien e la to ta lid a d d el m is te n o


d e C risto con su o b ra de la salv ació n , es decir, to d a la « ec o n o m ía del
m isterio» d esp leg a d a y c e le b ra d a en el año litúrg ico .

VI VALOR PASTORAL DEL AÑO LITURGICO

A esta realid ad sacram en tal y m ista g ó g ic a del año litú rg ico se


u n e su v alor co m o itin erario de fe y de fo rm ació n c ristian a p ara to d a
la co m u n id ad cristian a y co m o el m arco e sp iritu al m ás ad e cu a d o
p ara la acción pastoral de la I g le s ia 25
A h o ra bien, el año litú rg ico no se p u ed e c o n fu n d ir co n u n p ro ­
g ram a m ás o m e n o s « p ed a g ó g ic o » L o esp ec ífico del año litú rg ico ,
en cuanto sig n o efic az de la p rese n cia del S eñ o r en el tie m p o de los
h o m b res, es p rec isam en te la ce n tralid ad del m isterio de C risto y de
la ec o n o m ía de la sa lv ació n en los d iv e rso s m o m e n to s de su c e le b ra ­
ción L a m ism a reiterac ió n an u al de to d o el ciclo de los m isterio s de
C risto, a los que se aso cia la m e m o ria de la S an tísim a V irg en y de
los santos, reb a sa el v alo r m era m en te rep e titiv o te n d en te a in c u lca r
u n as v erd ad es de la fe o d e uno s ejem p lo s a im itar. C a d a añ o litú r­
g ico es u n a n u ev a o p o rtu n id a d de g rac ia y de p re se n c ia d el S eñ o r de
la h istoria, el m ism o ayer, h o y y p o r los sig lo s (cf. H eb 13,8), en el
g ran sím bolo de la vid a h u m a n a que es el año 26.

bicum(Conferencia Episcopal Española-Arzobispado de Toledo 1991), nn 124-130, y


en Not 267(1988), 712-714
25 Cf B e l l a v i s t a , J , «La eficacia educativa del año litúrgico», en Ph 127 (1982),
41 -52, D e l l a T o r r e , L , «L’anno litúrgico struttura formativa della communita eccle-
siale e dell’esistenza cristiana», en C a s t e l l a n o , J et A A A A , Corso di Morale 5
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545, y «Cuadernos Phase» 14 (Barcelona 1990), RL 75/4 (1988)
26 Cf L ó p e z M a r t i n , J , «El año litúrgico, celebración de la vida», en T r o b a j o , A ,
La fiesta cristiana (Salamanca 1992), 65-100
C a p itu lo X IX

EL D O M I N G O

La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su


origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, ce­
lebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se
llama con razón día del Señor o domingo (SC 106)

BIBLIOGRAFIA

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417, y Comm 4/3 (1982), «Cuadernos Phase» 1 (Barcelona 1988), LMD 9
(1947), 83 (1965), 124 (1975), Ph 164 (1988), 192 (1992), RivPL 119
(1983), 132 (1985), 165 (1991)

L a ce le b ra c ió n del m iste rio de C risto en el cu rso d el añ o , au n q u e


g ira en to m o a la m á x im a so le m n id a d de la P ascu a, se ap o y a ante
to d o en el ritm o se m an a l m a rc ad o p o r el d o m in g o En efecto , el
d o m in g o es el día q u e re c u e rd a la resu rre cc ió n del S eñ o r y la efu sió n
del E sp íritu S anto, y en el cual la Ig lesia se reú n e p a ra ce le b ra r la
eu c aristía (cf. SC 6 y 106)
E ste ca p ítu lo e stu d ia p rim e ro el o rig en a p o stó lic o y los te stim o ­
n io s m ás a n tig u o s del d o m in g o , y a co n tin u ac ió n la te o lo g ía y la
c e le b ra c ió n del d ía d e l S e ñ o r .

I ORIGEN APOSTOLICO DEL DOMINGO

El C o n c ilio V a tic a n o II atrib u y e el o rig en del d o m in g o a u n a


trad ició n a p o stó lic a (cf. SC 106) Al h ab lar así, e x p re sa u n a co n v ic­
ció n gen eral sin p re ju z g a r u na cu e stió n q ue está to d a v ía ab ierta en
m u c h o s asp ecto s 1

1 C f B a c c h i o c í h i , S , Du Sahhat au Dimanche Une recherche histonque sur les


origines du Dimanche chretien (Pans 1984), L ó p e z M a r t i n , J , «El origen del domin-
220 P.IV. La santificación del tiempo

1. T e stim o n io s b íb licos

L os p asaje s del N u ev o T estam e n to que se refieren al d o m in g o ,


p resu p o n e n d e alg u n a m a n e ra la o b se rv a n cia del día d e l S e ñ o r, p ero
n in g u n o de los lu gares a lu d id o s en ellos se en c u en tra en P alestin a.
1. « C a d a p rim e r día de la sem an a (katá m ían sa b b á to u ), cad a
uno de v o so tro s reserv e en su p o d e r y v ay a ateso ran d o lo q u e lo g rare
ah o rrar» (1 C o r 16,2): San P ablo, al escrib ir a los fieles de C o rin to
entre los añ o s 55 y 56, les re c o m ie n d a p rep a ra r la ap o rta ció n p ara la
co m u n id ad de Je ru sa lé n (cf. G ál 2,10). La im p o rtan cia del p asaje
está en el rec o rd a to rio de la colecta: cada día p rim e r o d e la se m a n a ,
es decir, el d o m in g o . P ara la c o m u n id ad de C orin to , d ich o d ía d eb ía
te n er ya un sig n ific ad o esp ecial.
2. «E l p rim e r d ía de la sem an a (én dé m ía ton sa b b á tó n ), estan ­
do n o so tro s reu n id o s p ara p a rtir el p an ...» (H ech 2 0 ,7 -1 2 ): El p asaje
es m u y dig n o de aten c ió n en to d o s los detalles, p u es el a u to r escrib e
co m o te stig o o cular. E s el añ o 57 o 58. San P ablo, d esp u és d e h ab e r
c e leb rad o los A zim o s (cf. H ech 20 ,6 ), se en c u en tra en T ró ad e. El
ú ltim o d ía de su estan c ia es p rec isam en te p r im e r d ía d e la sem a n a ,
y están to d o s reu n id o s p a ra la eu c aristía (cf. H ech 2 ,4 2 .4 6 ). T o d o
h ace p e n sa r q u e se trata de u n a reu n ió n habitual, en la q u e se d a la
circ u n sta n cia ex tra o rd in a ria de la p rese n cia del A p ó sto l.
3. «Y o Juan... fui arreb a tad o en espíritu el d ía del S eñ o r (en té
k y ria k é ém éra) y oí d etrá s de m í un a gran vo z co m o de tro m p e ta»
(A p 1,9-10).
L a im p o rta n cia de este tex to rad ic a en ser el ú n ico del N u ev o
T estam e n to q u e d e sig n a ría el d ía p r im e r o d e la se m a n a co n el a d je ­
tiv o k y ria k é (señ o ria l), del que sa lió m ás tarde el n o m b re cristian o
del d om ingo. Se trata d el m ism o té rm in o que en 1 C o r 11,20 d esig n a
la C ena d e l Señor.

2. P rim e ro s testim o n io s n o b íb lico s

D entro de los tres p rim e ro s siglos, cuan d o el p r im e r d ía d e la


se m a n a se co n so lid a co m o d ía d e l Señor, aparece u n im p o rta n te b lo ­
q ue de te x to s q u e se refieren de fo rm a ex p lícita al d o m in g o y qu e
am p lía n la z o n a g e o g rá fic a a E g ip to , el norte de A frica y R om a.

go. Estado actual de la cuestión», en Salm 38 (1991), 269-297; M o s n a , C. S., Sioria


della domenica dalle originifino agli inizi del Vsecolo (Roma 1969); R o r d o r f , W., £ /
domingo. Historia del día de descanso y de culto en los prim eros siglos de la Iglesia
(Madrid 1971); I d ., «Origine et signification de la célébration du dimanche dans le
christianisme primitif. Etat actuelle de la recherche», en LMD 148 (1981), 103-122.
C .l 9. El domingo 221

1. « R e u n io s c a d a d ía d o m in ical del S eñ o r (katá kyria kén dé


ky río u ), p artid el pan y d ad gracias...» 2: Se trata de la asam b lea eu ­
ca rístic a d o m in ical y se re g istra la fra cc ió n del pan y la acció n de
g rac ias (cf. D id. 9,1). L a ex p re sió n ka tá ky ria k én d é k y río u , sim ila r
al katá m ían sa b b a tó u de 1 C o r 16,2, in d ica asim ism o u n a co n stan te
y u n a reiterac ió n en la p rác tica de la reu n ió n d o m in ical.
2. «S i los que se h ab ían criad o en el an tig u o ord en de co sas
v in ie ro n a la n o v ed a d de esp eran za, no g u ard a n d o y a el sáb ad o , sino
v iv ie n d o según el d o m in g o (kyriakén), d ía en q u e ta m b ié n am an e ció
n u e stra v id a p o r g racia del S eñor y m érito de su m u e rte...» 3. S an
Ig n ac io , frente a alg u n o s cristian o s de o rig en p ag a n o q u e q u erían
c e le b ra r el sábado, estaría rec o rd a n d o q ue los ju d e o c ristia n o s h ab ían
d ejad o de celebrarlo.
3. « P o r eso ju sta m e n te n o so tro s ce le b ra m o s tam b ién el día o c ­
ta vo (tén ém éran tén ogd ó en ) con reg o cijo , p o r ser el d ía en q u e
Je sú s resu c itó de entre los m u e rto s y, d esp u és de m a n ifesta d o , su b ió
a los cielos» 4: Se trata del p rim e r te stim o n io de la ce le b ra ció n del
d o m in g o en A lejan d ría, entre el 130 y el 138. El au to r de la ep ísto la
co m p arte co n san Ignacio de A n tio q u ía la referen c ia p ascu a l del d ía
d e l S e ñ o r y la p o lé m ic a c o n tra los se g u id o re s del sáb ad o . H ab la ta m ­
b ién de ce le b ra r de m o d o festivo (eis eú p h o syn en ) — ¿ a lu sió n in d i­
rec ta a la eu c aristía?— el dom in g o . El sig n ific ad o p ascu al es ev i­
dente.
4. «El día q u e se llam a d e l S o l se ce le b ra una reu n ió n d e to d o s
los q u e h ab itan en las ciu d ad e s o en los cam pos... Y ce le b ra m o s esta
reu n ió n gen eral el día d e l S o l, por ser el d ía p r im e r o , en q u e D io s,
tran sfo rm an d o las tin ieb la s y la m ateria, h izo el m u n d o , el d ía ta m ­
b ié n en q ue Je su cristo , n u estro S alvador, resu c itó de en tre los m u e r­
tos...» 5. Se tra ta del p rim e r d o cu m en to cristian o q u e d e sc rib e la
asa m b le a dom in ical. El te stim o n io se refiere a R om a h a c ia m e d iad o s
del siglo n, y se co m p leta con la ex p lica ció n de la e u c a ristía y del
b au tism o (Apol. 1,65-66). L a a sam b lea te n ía lugar al am an e ce r, p o r­
q ue el d ía era lab o rab le o, quizás, p o rq u e y a se h ab ía p ro d u c id o el
traslad o de la ce le b ra ció n eu c arística de la tarde del d o m in g o a la
m añana.

2 Didaché 14,1, en Ruiz B u e n o , D., Padres Apostólicos. Texto bilingüe completo


(BAC 65, Madrid 1967), 91. También en R o r d o r f , W., Sabato e domenica nella
Chiesa antica (Torino 1979) (= R o r d o r f ) , 134-135.
3 S a n I g n a c i o d e A n t i o q u í a , Ad Magnesios 9,1-2, e n Ruiz B u e n o , D., op. cit., 464;
y e n R o r d o r f 134-135.
4 Carta del Pseudo-Bemabé (Ep. 15,9), en Ruiz B u e n o , D., op. cit., 803; y en
R o r d o r f 26-29.
5 S a n J u s t i n o , Apol. 1,67, en Ruiz B u e n o , D., Padres Apologistas griegos (BAC
116, Madrid 1954), 258-259; y en R o r d o r f 136-141; cf. L e g a r d i e n , L., «Comment les
chrétiens du IICsiécle passaient-ils le dimanche?», en QL 66 (1985), 38-40.
222 P.IV. La santificación del tiempo

5. «A firm aban (los cristian o s) q ue to d a su falta y todo su erro r


co n sistía en reu n irse h ab itu alm en te un d ía fijo (stato d ie), an tes del
alba, p ara can tar a ltern ativ am en te un h im n o (carm en ) a C risto , co m o
a un dios... R eco n o c ían ta m b ié n el... en c o n trarse p ara to m a r to d o s
ju n to s una com ida, pero o rd in aria e in o fen siv a» 6: Se trata de un
frag m en to de la ca rta que el g o b ern a d o r P lin io d irig ió al e m p erad o r
T rajan o el año 112 p id ié n d o le in stru c cio n e s a c erca de los cristian o s.
E l tex to h ab la de un « d ía fijo» y de u n a reu n ió n hab itu al. L a co m id a
« o rd in aria e in o fen siv a» p o sib le m e n te era la eu c aristía, u n id a to d a­
v ía a la co m id a fra tern a ate stig u a d a en C o rin to (cf. 1 C o r 11,20-34)
y en S iria (D idach é 9-10). P o r o tra parte, p u d o ser en to n ce s cu an d o
la eucaristía, con o sin co m id a fratern a, se traslad ó de la tard e del
d o m in g o a la m a ñ an a, co m o co n sec u en cia del ed icto im p erial que
pro h ib ía las reu n io n es n o ctu rn a s 7.

II. ORIGINALIDAD CRISTIANA DEL DOMINGO

L os te stim o n io s m á s an tig u o s a c erca del d o m in g o , au n q u e n o re ­


su elv en to ta lm e n te el p ro b le m a h istó ric o del o rig en de su ce le b ra­
ción p o r la c o m u n id ad p rim itiv a, co n trib u y en sin em b arg o a c o n so ­
lid a r lo que co n stitu y e la co n v icc ió n co m p a rtid a p o r la in m en sa m a­
y o ría de los qu e h an in v e stig a d o el te m a, es decir, q u e el día d el
S e ñ o r es u n a cre ació n g e n u in am e n te c ristian a qu e se re m o n ta a los
p rim e ro s tie m p o s, y que no d ep e n d e ni del cu lto al sol, ni del m an-
deísm o, ni del sáb ad o ju d ío , ni de los usos de Q u m rán 8. A h o ra bien,
la c a u sa « in m ed iata» de la in stitu c ió n d o m in ical se en c u en tra en las
ap a ricio n e s del S eñor, que co m u n ica a sus d isc íp u lo s el d o n d el E s­
p íritu S an to y les h ac e «v er» q ue h a resu c ita d o (cf. Jn 2 0 ,1 9 -2 9 ; Le
2 4 ,3 6 -4 5 ; H ech 1,2-3). P o r ta n to , en el o rig en d el d o m in g o no está
so la m e n te el ac o n te cim ien to de la resu rre cc ió n , sino ta m b ié n la sin ­
g u la r e x p e rien c ia de los te stig o s q ue D io s d esig n ó , en las m a n ife sta ­
cio n es que v in iero n d esp u és (cf. M e 16,9-14; H ech 10,41-42; 1 C o r
15,5-8).
P o r o tra p arte, según esta m ism a o p in ió n , se tie n d e un p u en te
en tre los h ec h o s ac ae cid o s en Je ru sa lé n en los ú ltim o s d ías de la
e x iste n c ia te rre n a de Jesús, en los en c u en tro s con el R esu citad o y en
los co m ien z o s de la Iglesia, y las c o m u n id ad e s de C o rin to , de T róa-
d e, de A sia M enor, del no rte de A fric a y de R om a, las q ue h an leg a­
d o los p rim e ro s te stim o n io s del d o m in g o d u ran te lo s tres p rim e ro s
siglos. A u n q u e esta co n e x ió n co n P ale stin a no p u e d a d em o strarse

6 Pl i n i o e l J o v e n , Epist. ad Traianum X,96,7), en R o r d o r f 136-137.

7 Cf. R o r d o r f , W., El domingo, op. cit., 248-251.


8 Estas hipótesis en L ó p e z M a r t i n , J., art. cit., 285-292.
C.19. El domingo 223

d esd e el p u n to de v ista d o cu m en ta l, h ay u n a su m a de p ro b ab ilid ad e s


q ue in v itan a to m a r en co n sid erac ió n la h ip ó te sis d el p o sib le o rig en
del d o m in g o en la c o m u n id a d m a d re de Jeru salén : «E l estad o actu al
de n u e s tro s c o n o c im ie n to s no nos h a p e rm itid o d e sc u b rir co n toda
ce rte za el o rig e n d e la o b se rv a n c ia c ristia n a del d o m in g o . L a d isc u ­
sió n del te m a h a e sta b le c id o c laram e n te , sin em b arg o , qu e alg u n o s
a rg u m e n to s p u e d e n ser p rese n tad o s co n ju n tam en te , en a p o y o de qu e
la o b se rv a n c ia c ristia n a del d o m in g o es u n a cre ació n a u tén tica m en te
cristian a , q u e se re m o n ta a los tie m p o s m ás an tig u o s de la co m u n i­
d ad c ristia n a p rim itiv a e inclu so a la in ten ció n m ism a d el S eñ o r re­
su citad o » 9.

III. LOS NOMBRES DEL DOMINGO

U n b u e n p ro c e d im ie n to p ara co n o c er el sig n ific ad o d el d o m in g o


es el de ra stre a r sus n o m b res en la trad ició n cristian a ,0. E sto s n o m ­
b res son:

1. E n re la ció n co n C risto

1. P rim e r día d e la se m a n a es la in d icació n c ro n o ló g ica u n án i­


m e de lo s cu a tro E v an g e lio s, p a ra se ñ a la r el d ía d e la resu rre cc ió n
del S eñ o r (M t 28,1 y p ar.) y de alg u n as a p a ricio n e s (cf. M e 16,9;
etcétera).
L a e x p re sió n día p rim e r o p ro ce d e de la sem an a h eb rea, y d e s ig ­
n a el d ía en que d io p rin cip io la cre ació n de to d a s las co sas (cf. G én
1,3.5). E n este sentido re p re se n ta b a la v ic to ria de la luz sobre las
tin ie b la s (cf. G én 1,2), y la p rim e ra m a n ifesta ció n del p o d e r salv ad o r
de D io s en fav o r de su p u eb lo (cf. Is 4 1 ,2 0 ; 54,8). E n este co n tex to ,
la re su rre c c ió n de Je sú s h a in a u g u ra d o la n u e v a cre ació n (cf. 2 C o r
5,17; G ál 6,15; A p 2 1 , 5 ) 11.

9 R o r d o r f , W., El domingo, op. cit., 233. El autor reafirma esta opinión en LMD
148 (1981), espec. 111-122; cf. L e m m f n s , E., «Le dimanche á la lumiére des appari-
tions pascales», en QL 73 (1992), 177-190; L o p f z M a r t i n , J., art. cit., 295-297.
10 Cf. B o t t e , B., «Las denominaciones del domingo en la tradición cristiana», en
«Cuadernos Phase» 24 (Barcelona 1990), 11-32; D a n i é l o u , J., Sacramentos y culto
según los SS. Padres (Madrid 1962), 259-329; M a r t i m o r t , A.-G., «El domingo», en
Ph 125 (1981), 359-380; R o u i l l a r d , P h , «Los SS.PP.: la significación del domingo»,
QnAsSeñ 1 (1965), 44-54, etc.
11 Cf. C u v a , A., «La celebrazione del mistero pasquale: domenica e Pasqua», en
K a c z i n s k i , R . - J o u n e i , P (dir.), Liturgia opera divina e umana. M iscellanea A. Bugnini
(Roma 1982), 649-669; H i l d , J . , Domingo y vida pascual (Salamanca 1966); M a g r a s -
s i , M., «La domenica, sacramento della Pasqua», en VV.AA., La domenica (Roma

1968), 73-94; T h u r i a n , M., «La domenica, giom o dei quattro memoriali», en Liturgia
245/247 (1977), 659-665.
224 P.IV. La santificación del tiempo

2. D ía «seño rial» o K y ria k é ém éra (de K yrio s) ap arece, a d e ­


m ás de en A p 1,10, en D id a c h é 14,1 y en san Ig n acio de A n tio q u ía
en A d M a g n e sio s 9,1, c o n v e rtid o y a en su stan tiv o . L a ex p re sió n e v o ­
ca el d ía d e l Y ahveh a n u n c ia d o p o r los p ro fe ta s ( c f Is 13,6-9; J1
2 ,1-2) y ap licad o en el N u ev o T e sta m e n to a la P asc u a d e Je sú s (cf.
M t 21,42; H ech 4,11). P ero alu d e, ante todo, al d ía q ue h izo e l S e ñ o r
(Sal 117,24; M al 3,17). E ste se g u n d o sentido está av a la d o p o r el uso
q ue el N u ev o T estam e n to h ace del salm o 117 ap licá n d o lo a la re su ­
rrecció n d e C risto (cf. M t 2 1,42; H ech 4 ,11; 1 Pe 2 ,7-8 ).
C risto, fue ex a lta d o co m o « S e ñ o r y M e sías» (H e ch 2 ,36). El c o n ­
ten id o del títu lo K y rio s no sólo in d ica q ue Je sú s está p o r en c im a de
D av id (cf. Sal 109,1; M t 22 ,4 4 ), sino q ue es el H ijo de D io s en el
sen tid o que esta ex p re sió n tie n e en la fe c ristian a (cf. M t 16,16-17;
R o m 1,4; 1 C o r 12,3). L a in v o c ac ió n «Jesú s S eñ o r» c o n stitu y e la
co n fesió n de la fe b au tism al (cf. H ech 2 ,38; 8,37; 1 C o r 5,4), y la
ac la m ac ió n n u p cial de la Ig lesia (cf. A p 22,1 7 .2 0 ).
3. El d o m in g o es tam bién se ñ o r d e los d ía s, com o sím b o lo del
señ o río de C risto sobre el tiem p o . C risto es «A lfa y O m eg a ... el q ue
es, el que era y el que vien e, el O m n ip o te n te ... el P rim ero y el U lti­
m o, el V iv ien te» (A p 1,8.18.19; cf. 2,8; 2 2,13). «E l san to d ía del
d o m in g o es la c o n m em o rac ió n del S alvador. Es llam ad o d o m in g o
p o r q u e es e l s e ñ o r d e los días. En efecto , an tes de la p asió n del
S eñ o r no e ra lla m a d o d o m in g o , sino p rim e r día. E n él in au g u ró el
S eñ o r las p rim ic ia s de la cre ació n del m u n d o , y en él d io ta m b ié n al
m u n d o las p rim ic ias de la resu rrecció n . P o r ello este d ía es el p rin c i­
pio de to d o bien: p rin cip io de la creació n del m u n d o , p rin cip io de la
resurrecció n , p rin cip io de la sem an a» 12.
4. El d ía d e l S o l no es u n a d en o m in ac ió n orig in al cristian a. Ju s ­
tin o la u tiliz a to m á n d o la de la se m an a p la n eta ria (A p o l 1,67). E sta
c o in cid e n cia p e rm itió a los c ristian o s u tiliz a r el sim b o lism o in sin u a­
do y a en la S ag rad a E scritu ra y de m o d o p articu la r en el C á n tico d e
Z a ca ría s: « N o s v isitará el Sol que vien e de lo alto, p ara ilu m in ar a
los que v iv e n en tin ieb las y en som b ras de m u e rte» (L e 1,78-79; Sal
18,6). L a ex p re sió n alude sin d u d a al tex to de M al 3,2 0 q u e h ab la del
«sol de ju stic ia » , e incluso a Is 9 , ls s (cf. M t 4 ,1 6 ) y a Is 60,1.
5. El d o m in g o fue llam ado tam b ién o ctavo d ía (é ém éra é og-
d ó é y é ém é ra é ogdoás). Se trata de un n o m b re q u e p e rte n e c e p o r
en tero al c a m p o de la sim bólica. Sin em b arg o , la referen c ia n o es

12 Homilía del siglo v, atribuida a Eusebio de Alejandría, Serm. 16, 1, en PG


86,416; y en R o r d o r f 210-211. Véase también Cat 1166 y 2174-2175; y M a g r a s s i ,
M., «La domenica, giomo del Signore e signore dei giomi», en Liturgia 260/261
(1978),116-150.
C.19. E l domingo 225

p u ra m e n te a rtific ia l, c o m o p o n e n d e m a n ifie s to n o p o c o s te s ti­


m o n io s.
El « o ctav o día» tien e sig n ific ad o b a u tism a l y esca to ló g ic o . El
p rim e r se n tid o está en rela ció n co n a lg u n a s refe re n c ia s al n ú m e ro
o ch o en la S ag rad a E scritu ra: las o ch o p e rso n a s q u e se sa lv aro n del
d ilu v io (cf. 1 Pe 3 ,2 0 -2 1 ), y la circ u n c isió n a los o ch o d ías del n a c i­
m ie n to 13. A m b o s signos son fig u ras del bau tism o . El sen tid o e s c a ­
to ló g ic o ap arece co m o un d esarro llo en la reflex ió n p atrístic a so b re
el o cta vo día. E n efecto , a p a rtir del sig n ific a d o d el día sé p tim o co ­
m o p le n itu d de la se m an a , se q u iso v e r en los siete d ía s la im ag en de
este m u n d o y, en co n se c u e n c ia , e n el o c ta v o la im a g en d e lo qu e está
p o r v en ir, es d ecir, la v id a etern a.

2. E n relación con la Ig lesia

1. El d o m in g o es ta m b ié n el día d e la asam blea, sím b o lo de la


Ig lesia del S eñ o r (E k klésía toíi K y río u ), q u e se h ac e v isib le so b re
to d o en la c e le b ra ció n e u c a rístic a (cf. L G 26; SC 4 1 ). L a re fe re n c ia
d el d o m in g o al S e ñ o r y a la Ig le sia re c u e rd a q u e é sta no ex iste
sino en d ep e n d en c ia del q u e es su C a b e z a y E sp o so (cf. E f 5,23;
C ol 1,18).
L as ap a ricio n e s de Je sú s re su c ita d o h a b ía n h e c h o q ue los d isc í­
p u lo s se c o n v irtieran en « h e rm a n o s» (cf. Jn 2 0 ,1 7 ), te n ié n d o lo to d o
en c o m ú n (cf. H ec h 2 ,4 2 -4 7 ; 4 ,3 2 -3 5 , etc.) y re u n ié n d o se «en u n
m ism o lugar» co m o e x p re sió n de la c o m u n ió n en el E sp íritu (cf.
H ech 2,1). L a v id a c o m u n ita ria es u n a d e las señ ales de q u e se ha
fo rm a d o ya la a sa m b le a d e la N u e v a A lia n z a a p a rtir de un p eq u e ñ o
resto (cf. H ech 2 ,3 8 -4 1 ).
N o a c u d ir a la a s a m b le a e ra m u y g ra v e (cf. H eb 10,24-25):
« C u a n d o enseñ es, o rd e n a y p e rsu a d e al p u e b lo a ser fiel en reu n irse
en asam b lea; que n o falte, sin o q u e sea fiel a la reu n ió n de to d o s, a
fin de que nadie sea c a u sa de m e rm a p a ra la Ig lesia al n o asistir, ni
el C u erp o de C risto se v e a m e n g u a d o en u n o de sus m iem b ro s... N o
a n tep o n g á is v u estro s a s u n to s a la P a la b ra de D io s, sin o ab a n d o n ad
to d o en el día del S eñ o r y c o rre d co n d ilig e n c ia a v u estra asam b lea,
p u es aquí está v u e s tra a lab a n za . Si no, ¿q u é ex c u sa ten d rán ante
D ios los que no se re ú n e n el d ía del S e ñ o r p a ra esc u c h a r la p alab ra
de v id a y nutrirse del a lim e n to d iv in o q u e p erm a n ec e e tem a m e n -

13 Véase S. J u s t i n o , Dial. 41,4 y 138,1-2, en Ruiz B u e n o , D., Padres Apologistas,


op. cit., 370 y 542; cf. D a n i é l o u , J . , «El domingo com o octavo día», en «Cuadernos
Phase» 24, op. cit., 33-61.
226 P IV La santificación del tiempo

te?» ,4. L a ce le b ra ció n del d o m in g o es un signo de p erte n en c ia a la


Ig lesia y de id en tid ad cristian a 15.
2. El d ía d e la P a la b ra d e D io s: L a a sa m b le a d o m in ical m a n i­
fiesta ta m b ié n a la c o m u n id ad c ristia n a co m o « Ig le sia de la P ala b ra »
(cf. SC 6; 106; D V 21; P O 4 ) 16. E n la asam b lea d o m in ical, en la
d o ble m e sa de la P ala b ra de D io s y del C u e rp o del S eñor, C risto
m ism o « nos co n g re g a p a ra el b an q u e te p ascu a l de su am o r; co m o
h izo en o tro tiem p o con los d isc íp u lo s, él n o s ex p lic a las E scritu ra s
y parte p ara n o so tro s el pan» 17.
3. El d ía d e la E u ca ristía : L a eu c aristía tien e su m o m e n to p ro ­
p io y p rin cip al en el d o m in g o , y el d o m in g o rec ib e su sig n ific ad o de
la eucaristía. En efecto, si el d o m in g o es el día m e m o rial de la sa lv a­
ción efe ctu a d a en el m isterio p ascu a l, la e u c aristía es el sa crificio
sa cram en tal de d ich o m isterio , al q u e to d o s los fieles se d eb en aso ­
c ia r p erso n a lm e n te o fre cié n d o se ello s m ism o s, ju n ta m e n te con C ris­
to, p o r m in iste rio del sacerd o te (cf. SC 48; L G 11; P O 5) 18. E x iste
u n a co rrela ció n en tre la Iglesia, la eu c aristía y el d o m in g o ,9.
L os m ártire s del d o m in g o co n fe saro n h ab e r ce le b ra d o el d o m in i-
cu m (la eu c aristía), p o rq u e no p o d ía n v iv ir s in e d o m in ic o (el d ía del
S e ñ o r ) 20.

3. E n rela ció n con el h om b re

1. F ie sta d e los cristia n o s: El d o m in g o es « fiesta p rim o rd ial,


q u e d eb e p rese n tarse e in cu lcarse a la p ie d ad de los fieles, d e m o d o
q ue sea ta m b ié n un d ía de aleg ría y de lib e ració n del trab ajo » (SC
106). C on este n o m b re está rela cio n a d o el te m a del p rec ep to d o m i­

14 Didascalia Apostolorum 13, en R o r d o r f 168-169 Véase también Cat 2178-


2179
15 Cf Cat 2182, C E Española, Sentido evangehzador del domingo y de las
fiestas, de 22-V-1992 (Madrid 1992), nn 5, 7 y 28 De la asamblea litúrgica se ha
tratado en el capítulo VIII
16 Véase OLM 7 De este tema se trató en el cap VII
17 Misal Romano, Plegaria eucarística para la Misa p o r diversas necesidades
(antes Plegaria eucarística V con sus cuatro vanantes) después del Santo, c f Le
24,25-35 También Mosso, D , «La liturgia della Parola nella messa domenicale», en
RD71 (1984), 20-32
18 C f B r o v e i l i , F , «La communitá cristiana m domemca celebra l’eucanstia», en
RL 67 (1980), 479-494 y 642-660, L ó p e z M a r t i n , J , «La eucaristía dominical, actua­
lización permanente de la Iniciación cristiana», en S N de Liturgia, La Iniciación
cristiana hoy (Madrid 1989), 281-300, y LMD 130 (1977), Ph 61 (1971), RL 64/1
(1977), RivPL 12/5 (1975)
19 Cf B l a z q u e z , R , «Día del Señor, Cena del Señor, Iglesia del Señor», en La
Iglesia del Vaticano //(Salamanca 1988), 131-173
20 Texto en R o r d o r f 176-177
C 19. E l domingo 227

n ical. L a ce le b ra ció n del d o m in g o c u m p le p le n a m e n te el d eb e r m o ­


ral de d a r a D ios el culto q u e le es d eb id o 21.
El d o m in g o no es un d ía festiv o m ás, sin o la fiesta p r im o r d ia l de
los c ristian o s 22. P o r este m o tiv o no se p e rm itía a y u n a r ni o rar de
ro d illa s el dom in g o : «E n este d ía de fiesta n o se d eb e ay u n ar, y en el
culto no n o s d eb e m o s arro d illa r ni siq u ie ra u na vez» 23; «E l qu e se
aflige el d o m in g o , es reo de p e c a d o » 24.
2. D ía d e aleg ría y d e lib era ció n : E n esta p ersp e ctiv a, el d e s­
ca n so d o m in ica l co n stitu y e un acto de cu lto a D io s (cf. G én 1,31;
Sal 103,1-24). El d o m in g o , ad e m á s, « c o n trib u y e a q u e to d o s d isfru ­
ten del tie m p o de d esca n so y de so la z su ficien te que les p erm ita
cu ltiv a r su v id a fam iliar, cu ltu ral, social y relig io sa (cf. G S 6 7 )» 25.
P or o tra parte, la p a la b ra de Jesús: «el sá b ad o es p ara el h o m b re»
(M e 2 ,2 7 ), in v ita a re c o n o c e r la d im e n sió n lib e rad o ra del cu lto a
D ios (cf. E x 4 ,3 1 ) y la e x ig e n c ia de e x te n d e r a to d o s los h o m b re s la
lib e rtad de los h ijo s de D ios (cf. R om 8,21, etc.), de ac u erd o con la
m isió n de Je sú s (cf. Le 4,1 8 ).

IV. LA CELEBRACION DEL DOMINGO

E l d o m in g o p o se e v a lo re s d e c isiv o s p ara la fe y p ara la v id a de


la Ig lesia, q ue han de rea liza rse en el c o n tex to de los reto s n u ev o s de
la cu ltu ra y de la so cied ad de h oy 26. El asp ec to m ás u rg en te en la
p asto ra l e sp ec ífica del d o m in g o es, sin du d a, el de la ca te q u esis d e
lo q ue sig n ific a el día d e l S e ñ o r 27.

21 C f Cat 2175-2176, c f F l e c h a , J R , «La teología del domingo en san Martín de


Braga», en Archivos Leoneses 59/60 (1976), 341-357, F r a s s e n , G., «L’obligation a la
messe dominicale en Occident», en LMD 83 (1965), 55-70, G o n z á l e z G a l i n d o , A ,
Día del Señor y celebración del Mi sterio eucarístico Investigac ion histónco-teológica
de la misa dominical y su obligatoriedad (Vitoria 1974)
22 Cuanto se ha dicho en el capítulo X I I I sobre la fiesta, tiene aplicación al do­
mingo.
23 T e r t u l i a n o , De corona 3, en PL 2,79, S B a s i l i o , De Spiritu Sancto 27, en
R o r d o r f 188-189, etc
24 Didas calía Apostolorum 21, en R o r d o r f 170-171
25 Ctf/2184, c f 2185-2188 y 2193-2195
26 Cf B e l l a v i s t a , J , «El domingo, valores e interrogantes», en Ph 164 (1988),
107-123, B e n a s s a r , B , «Week-end y domingo», en Ph 61 (1971), 75-82, B i f f i , G , «La
celebración del domingo problemática y orientaciones», en Ph 125 (1981), 381 -395,
R o d r í g u e z d f l C u e t o , C , «El domingo, fiesta para el Señor y para nosotros caminos
de nueva evangelización», en StLeg 33 (1992), 97-135, etc
27 C f A l d a z a b a l , J , El domingo cristiano («Dossiers del CPL» 34, Barcelona
1987), B a s u r k o , X , Para vivir el domingo (Estella 1993), E q l i z a , J , El domingo hoy,
¿vacaciones y/o fie s ta 7 (Pamplona 1986), S N de Liturgia, El domingo hoy D ocu­
mentos episcopales sobre el domingo (Madrid 1985), I d , Día del Señor Antología de
textos, guiones y homilías (Madrid 1992), etc
228 P.IV. La santificación del tiempo

E n el ce n tro de la p asto ral del d o m in g o ha de es ta r la asam b lea


eu carística. U na ce le b ra ció n de la eu c aristía v erd a d eram e n te festiva,
d ig n a y sig n ific ativ a co n fie re al día del S eñor su alm a y su n o ta m ás
relevante 28. L a pastoral del d o m in g o deb erá ev itar la d isp e rsió n de
la co m u n id ad de los fíeles y p ro m o v e r el sen tid o ec le sial y co m u n i­
tario. C u a n d o falta el sa cerd o te u o tra circ u n sta n cia g rav e im p id e la
p articip a ció n en la c e le b ra ció n eu carística, la Ig lesia re c o m ie n d a a
los fíeles q ue to m en p arte en la litu rg ia de la P alab ra, si ésta se ce le­
b ra , o q u e se d e d iq u e n a la o ra c ió n d u ra n te un tie m p o c o n v e ­
niente 29.
P ero la cele b ra ció n del d o m in g o no se red u ce a la eu caristía. El
día d e l S e ñ o r es san tificad o ta m b ié n p o r la L itu rg ia de las H o ras (cf.
SC 100) y p o r otro s acto s litú rg ico s, com o la c e le b ra ció n de los sa­
cra m en to s y sa cram en tales. El d o m in g o es tiem p o ap to p ara la ad o ­
rac ió n eu c arística , la lectura y m e d ita ció n de la P alab ra de D ios, y la
p rá c tic a de ac to s de piedad.
L a ce le b ra ció n del día d e l S e ñ o r req u ie re ta m b ié n qu e el c ristia ­
no sea co n scie n te de que h a resu c ita d o con C risto (cf. C o l 3,1) y de
q ue ha rec ib id o el don del E sp íritu (cf. R om 8,15; 5,5). El d o m in g o
in v ita a co n fig u ra r la p ro p ia e x iste n c ia según el m isterio p ascu al,
rec h aza n d o las « o b ras del p e c a d o » (cf. Jn 8,34; R om 13,12) y d ed i­
c á n d o se a las « o b ras de la luz» (cf. M t 5,16; 1 Pe 2 ,12). La carid ad
fra tern a y la so lid arid ad co n los n e c e sita d o s ha sid o siem p re uno de
los sig n o s m ás p a te n te s de la p a rtic ip a c ió n p ro fu n d a en la co m u n ió n
del E sp íritu q ue b ro ta de la E u c a ristía (cf. H ech 2 ,4 2 -4 7 ; 4 ,3 2 -3 7 ).
L a C o n fe re n c ia E p isco p al E sp añ o la, p re o c u p a d a p o r la situ ac ió n
de d eterio ro del d o m in g o , a d e m á s d e la Instru cció n p asto ral de 1992
c itad a supra, en la n. 15, p u b lic ó un a n u ev a n o ta en 1995 titulada:
« D o m in g o y socied ad » . V éase el te x to y el co m en ta rio en P h 207
(1 995), 2 4 1-248.

28 Instrucción Eucharisticum Mysterium, de 25-V-1967, n.25-27, en AAS 59


(1967), 555-556; cf. SC 41-42; LG 25; PO 5.
29 CDC, c. 1248, § 2; Directorio para las celebraciones dominicales en ausencia
de Presbítero, de 2-V I-1988, en PastL 183/184 (1989), 17-31; cf. L o p f z M a r t i n , J.,
«El directorio sobre las CDAP (comentario)», en REDC 46 (1989), 615-639; P a r e s ,
X., «Las asambleas dominicales en ausencia de presbítero», en Ph 119 (1980), 393-
404; S a r t o r e , D., «Asambleas sin presbítero», en NDL, 181-188; y «Cuadernos Pha-
se» 60 (Barcelona 1995); LMD 130 (1977); etc.
C a p ítu lo XX

EL TRIDUO PASCUAL Y LA CINCUENTENA

La Iglesia cada semana conm emora la resurrección


del Señor, que una vez al año celebra también, junto con
su santa pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua
(SC 102).

BIBLIOGRAFIA

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(Leumann-Torino 1986); B a l t h a s a r , H. U . v o n , «El misterio pascual», en
MS 3/2 (1969), 143-335; C a b i é , R., La Pentecóte. L'évolution de la Cin-
quentaine pascale au cours des cinq prem iers siécles (Toumai 1965); C a ­
s e l , O., La fé te de Páques dans VEglise des Peres (Paris 1963); Centro de
P. L. de París, El misterio pascual (Salamanca 1967); J o u n e l , P., «El ciclo
pascual», en M a r t i m o r t 917-964; L e c l e r c q , H., «Páques», en DACL 13
(1938), 1521-1574; I d ., «Pentecóte», ib. 14 (1939), 259-274; L ó p e z M a r ­
t í n , J ., El don de la Pascua del Señor. Pneumatología de la cincuentena

pascual del M isal Romano (Burgos 1977); M a r t í n e z S a i z , P., El tiempo


pascual en la liturgia hispánica (M adrid 1969); N o c e n t , A., Celebrar a
Jesucristo, 4 (Santander 1979); I d ., «II triduo pasquale. II tempo pasquale»,
en Anamnesis 6, 93-145; R i g h e t t i 1, 785-863; S c i c o l o n e , I. (dir.), La cele­
brazione del Triduo pasquale. Anamnesis e mimesis (Roma 1990); y AsSeñ
42-52 (1966); «Dossier del CPL» 68 (Barcelona 1996); PAF 17-27 (1970-
1973); RL 55/1 (1968).

C on este ca p ítu lo se in ic ia el estu d io de las d istin ta s p arte s del


añ o litúrgico. C a d a u n a se p re se n ta sig u ien d o el o rd en de im p o rta n ­
cia, de ac u erd o con las N o rm a s u n iv ersa les so b re e l a ñ o litú rg ic o y
e l C a len d a rio '. En c a d a ca p ítu lo se an a liz a en p rim er lu g ar la e s­
tru c tu ra del tiem p o , d esp u és se rep a san los d ato s de la h isto ria y , p o r
ú ltim o , se ex p o n e la te o lo g ía y e sp iritu a lid a d de la ce leb ració n .
El p rese n te ca p ítu lo está d ed ica d o tan sólo al T rid u o p ascu a l y a
la cin cu e n ten a , q u ed a n d o p ara el sig u ien te la C u a re sm a , p o r raz o n es
de esp acio . El ciclo p ascu a l in clu y e ta m b ié n este tie m p o , lle n an d o
ca to rce se m an as d esd e el d o m in g o I de C u a re sm a h asta la so le m n i­
dad de P en te co stés, a las qu e h ay q ue a ñ a d ir los d ías d esp u és de
C eniza.

1 En Misal Romano (Coeditores Litúrgicos 1988), 101-112 (= NUALC y artículo).


230 P IV La santificación del tiempo

I ESTRUCTURA DEL TRIDUO Y DE LA CINCUENTENA


PASCUAL

El ce n tro del ciclo p ascual lo o c u p a el T riduo, q u e se p ro lo n g a en


la C in cu e n ten a

1 E l T r id u o

«E l T rid u o de la Pasión y de la R esu rre cc ió n del S eñ o r b rilla


co m o la c u lm in a ció n de todo el año litú rg ico L a p ree m in en c ia que
tiene el d o m in g o en la sem ana, la tien e la so le m n id a d de P ascu a en
el año litú rg ico (S C 106)» (N U A L C 18) «E l T rid u o p ascu al de la
P asión y de la R esu rrecció n del S eñ o r co m ien z a co n la M isa v esp er­
tin a de la C e n a del Señor, tien e su cen tro en la V ig ilia pascu al y
a c ab a con las v ísp era s del d o m in g o de R e su rre cc ió n » (ib 19) La
cele b ra ció n p ascu a l com pren d e, p o r tanto, los d ía s del « trid u o de
C risto cru cificad o , sepultado y resu c ita d o » 2, in icián d o se la celeb ra­
ció n en la ta rd e del ju e v e s santo, seg ú n el m o d o d e co n tar los días
reserv ad o p o r la litu rg ia para los d o m in g o s y so le m n id a d es
P ero si la M isa de la C ena del S eñ o r es el p relu d io , la cu lm in a­
ción es la V ig ilia pascual, «la m ad re de to d a s las san tas v igilias» 3
L a v ig ilia ab re ad e m a s el tiem p o p ascu a l con el re to m o del G loria y
del A le lu y a El d o m in g o de R e su rre cc ió n es, p o r o tra p arte, el p rim er
d ía del tie m p o p ascu a l

2 L a C in c u e n te n a

En efecto, « lo s cin cu en ta días q u e v an d e s d e el d o m in g o de R e­


su rrecció n h asta el d o m in g o de P en te co stés h a n de ser celebrados
co n aleg ría y ex u ltac ió n com o si se tratase d e u n solo y ú nico día
festivo, m ás aú n , co m o un g ra n d o m in g o (S A ta n a sio , E p fe s t 1)
E s to s so n lo s d ía s en q u e p r in c ip a lm e n te se c a n ta el ale lu y a »
(N U A L C n 2 2 ) L a C in cu e n ten a d e sc a n sa s o b re los dom in g o s de
P a scu a ( c f ib 2 3 ) N o o b stan te, se c o n se rv a la fiesta de la A scen ­
sión del S eñ o r a los cu aren ta d ías de P asc u a, a u n q u e se ha previsto
su traslad a d o al d o m in g o V II allí d o n d e n o se a p o sib le celebrarla
co m o fiesta de p rec ep to ( c f ib 25), co m o h a o c u rrid o en E spaña

2 s A g u s t í n , Ep 54,14, en PL 38,215 YS A m b r o s i o «En esto consiste el tnduo


sacro, en el que Cristo padece, reposa en el sepulcro y resucita», en Ep 23,12-13, en
PL 16,1030
3 S A g u s t í n , Serm 219, citado en NUALC 21
C 20 El Triduo pascual y la Cincuentena 231

L os o ch o d ía s de la o c ta v a de P ascu a se eq u ip aran a las so le m n id a­


des del S e ñ o r ( c f ib 24 )
L as ferias del tie m p o p ascu al cu e n ta n con fo rm u lario s p ara la
M isa y p a ra el O fic io L as ferias sig u ien te s a la A scen sió n p o seen un
m a y o r ac en to p n e u m a to ló g ic o ( c f ib 26)

II LOS DATOS DE LA HISTORIA

L a h isto ria de este tie m p o es co m p leja, p ero c o n trib u y e a d e te r­


m in a r el c o n te n id o del T rid u o y de la C in c u e n te n a p ascu a l

1 V ic isititu d e s del T r id u o p ascu a l

El n ú c le o de la ce le b ra ció n anual de la P asc u a h u n d e su s raíces


en la fiesta h e b re a del P e sa h -M a zzo t (P a scu a -A z im o s), cu y o sig n ifi­
cad o se h ac e n o ta r en n u m e ro so s p asaje s del N u e v o T estam e n to ,
esp e c ia lm e n te los referen te s a los ac o n te cim ien to s fin ales d e la v id a
de Je sú s 4 A las p rim e ra s n o ticias de la co n m em o rac ió n anual c ris­
tia n a de la P asc u a p o r las co m u n id ad e s de A sia M en o r el 14 de N i-
sán, h a y q u e a g re g a r las h o m ilías p ascu a les que ex p o n e n el o b jeto de
la c o n m em o rac ió n s
E n cu a n to al rito p ascu a l, los te stim o n io s m e n cio n a n un ay u n o de
d o s o tres d ías q ue te rm in a b a en u n a v ig ilia n o ctu rn a D el d esarro llo
de ésta se co n o c en alg u n o s elem e n to s o rac io n es p o r los ju d ío s y los
p e c ad o res, le ctu ras de los P ro fetas y de los E van g elio s, salm o s, h o ­
m ilía, e u c a ristía y ág a p e D el estu d io c o m p arad o de lo s le cc io n ario s
m á s an tig u o s, se d ed u c e la p re se n c ia co n stan te de G en 1, G én 22, Ex
12-14, D an 3, E z 37, etc , en tre las lectu ras de las d istin ta s tra d ic io ­
nes 6 El b au tism o e stá atestig u ad o a co m ien z o s del siglo m p o r T e r­
tu lian o (D e b a p t 19) y p o r la T radición A p o stó lic a de H ip ó lito El
p rim e r te stim o n io del rito de la luz es u n a h o m ilía de A s te n o el
S o fista en el siglo iv (In P s 5, hom 6) P oco a p o co las c e le b ra c io ­
n es se ex ten d ie ro n a to d o s los días del T rid u o p ascu al, co m o p u ed e
a d v e rtirse y a en el D ia rio d e Viaje de E g eria h acia el año 384 7

4 De esta fiesta se ha hablado ya en el capitulo XVIII


5 C f C a n t a l a m e s s a , R , La Pasqua nella Chiesa antica (Tonno 1978), L e m o i n e ,
B , «La celebration de Paques d’apres les htteratures homiletiques quarto decimane du
deuxieme siecle et pseudo-chrysostomienne du quatrieme», en QL 74 (1993), 17 29
Sobre la controversia pascual c f n 12 del cap XVIII
6 C f L o p f z M a r t i n , J , op c i t , 248 256
7 A r c e , A , (ed ), Itinerario de la virgen Egeria (BAC 416, Madrid 1980), 129-136
y 281 301, c f G a r c í a d e l V a l l e , Jerusalen un siglo de oro de vida litúrgica (Madrid
1968), 213-250, etc
232 P IV La santificación del tiempo

L a litu rg ia ro m an a co m p re n d ía m icia lm e n te la ce le b ra ció n de la


P asió n a la h o ra de n o n a del viernes, la so le m n e v ig ilia p ascu al, con
seis lectu ras en la trad ició n g reg o rian a (cu atro del A .T ) y ca to rce en
la g elasian a (d o ce del A T .), y la m isa del d o m in g o de P asc u a La
litu rg ia b a u tism a l in clu ía la b en d ició n del a g u a y la p ro ce sió n al b a u ­
tisterio El p re g ó n pascu al o laus cerei, co n o c id o en M ilán y en E s­
p añ a desd e el sig lo v, en tró en R o m a en el siglo x i 8
El ju e v e s santo , d ía de la rec o n c ilia c ió n de los p en iten tes y de la
M isa crism al d esd e el siglo v, co n o c ió a p a rtir del sig lo v n u n a m isa
v esp ertin a sin litu rg ia de la P alab ra, c o n m em o rativ a de la traició n de
Ju d as y de la ú ltim a C ena. P o sterio rm e n te esta m isa ad q u irió un m a­
y o r reliev e in c o rp o ran d o en la E d ad M e d ia el la v ato rio de los p ies y
la rese rv a d e la E u ca ristía p a ra la co m u n ió n del sa cerd o te al d ía si­
g u iente 9 En la litu rg ia de las h o ras se in tro d u jero n elem e n to s d ra­
m atizan tes, co m o la o cu ltac ió n de la luz
El año 1951 el p a p a P ío X II inició la rev isió n de la S em a n a S anta
resta u ran d o la V ig ilia p ascu a l y d ev o lv ien d o a las c e le b ra cio n e s del
T rid u o su c a rá c te r m ás au tén tico . E n la m ism a lín e a se situ ó la re fo r­
m a litú rg ica del V atican o II 10.

2. E v o lu ció n d e la C in cu en te n a

El tie m p o p asc u a l cu e n ta c o n el an tec ed e n te del p erío d o que


tran sc u rría en tre la fiesta ju d ía d e P asc u a y la fiesta de las S em an as
o P en teco stés ( c f L ev 2 3 ,1 5 -1 6 ) 11 E n el m arco de esta ú ltim a se
sitú an los ac o n te cim ien to s n a rra d o s en H ec h 2 E n tre los sig lo s II y v
P en teco stés fue un esp ac io u n ita rio e in d iv isib le de cin cu e n ta días
desd e el d o m in g o de P asc u a h a sta la c o n m em o rac ió n c o n ju n ta de la
A sce n sió n del S eñ o r y de la v e n id a del E sp íritu S an to el d ía cin cu en -
tésim o 12. L a o ctav a pascu al, co n o c id a en Jeru salén , en R o m a y en
o tras litu rg ias d esd e m u y an tig u o , fue el tie m p o de la m ista g o g ia de
los iniciad o s en los sa cram e n to s p ascu a les 13.

8 C f P i n e l l , J , «La benediccio del cin pasqual i els seus textos», en Litúrgica 2


(«Scnpta et Documenta» 10, Montserrat 1958), 1-119
9 C f L ó p e z M a r t i n , J , «Jueves Santo Misa vespertina de la Cena del Señor», en
Ph 145(1985), 25-39 (B ib l), etc
10 C f S c h m i d t , H A , Hebdómada sancta, 1-2 (Romae-Friburgi B -Barcinone
1956-57), T e n a , P , «La «recepción» de la Semana Santa reformada», en Ph 145
(1985), 5-14
11 Sobre la fiesta judia de shavuhót o pentékosté c f P o t i n , J , La fete ju tve de la
Pentecóte Etudes des textes hturgiques 1-2 (Pans 1971), y en diccionarios y vocabu­
larios de la Biblia
12 Cf C a b i e , R , op c it , 3-113, etc
13 C f Chavasse, A , «La signification baptismale du caréme et de l’octave pasca-
C 20 El Triduo pascual y la Cincuentena 233

A fin ales del siglo iv se in tro d u jo la fiesta de la A sce n sió n a los


c u a re n ta días de la P ascu a, tal c o m o se la co n o c e en los se rm o n e s de
san L eó n M agno (4 4 0 -4 6 1 ) 14 P en te co stés p asó a ser la so lem n id ad
de la v e n id a del E sp íritu S anto, rec ib ien d o u n a vig ilia, en p ara lelo a
la de P ascu a, y u n a octava. P o r o tra p arte, en los d ías p rev io s a la
A sce n sió n se in tro d u je ro n las « le tan ías m e n o re s» co n su ay u n o co ­
rre sp o n d ie n te, y al final del tie m p o p ascu a l se situ ó la ce le b ra ció n
del ay u n o del m es cu a rto (ju m o )> es d ecir, las té m p o ras d el v eran o
L os d o m in g o s del tie m p o p ascu a l, sa lv o el de la o ctav a de P ascu a,
ap e n as te n ían rele v an c ia, y era n d e n o m in a d o s « d o m in g o s II, III, etc ,
desp u és de P ascu a» , y el d o m in g o sig u ien te a la A sce n sió n , « d o m in ­
go in fra o ctav a de la A sce n sió n » L a u n id a d o rig in a ria d e la C in c u e n ­
te n a h a b ía d esap a re cid o

III TEOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD

L a ce le b ra ció n de to d o el p e río d o o fre ce en la a c tu a lid a d u n a


im a g en de gran u n id a d y c o h e ren cia 15.

1. E l « T r id u o sa n to p a scu a l»

L a ce le b ra ció n del m isterio p ascu a l, a la v ez q u e ev o c a los h e ­


ch o s fin ales de la v id a te rren a de C n s to , rev iv e y a c tu a liz a la p a rti­
cip ac ió n de los b au tiza d o s en el p aso de las tin ieb la s a la lu z
1 L a tard e de la fe r ia V in C oena D o m im in a u g u ra el T rid u o
p ascu al co n la M isa de la C ena d e l S e ñ o r El m o m e n to está m a rc ad o
p o r el rec u erd o de la in stitu c ió n de la E u ca ristía , v erd a d ero « sa c rifi­
cio v esp ertin o » ( c f Sal 141,2). P o r o tra p arte , las p re sc rip c io n e s q u e
p ro h íb en la ce le b ra ció n de la m isa sin el p u e b lo y rec o m ie n d a n v ív a­

le», en LMD 58 (1959), 27-38, W e g m a n n , A J , «La historia de la octava de Pascua»,


en AsSeñ 43 (1964), 9-18, etc
14 Cf C a b r o l , F , Ascensión en DACL 1 (1907), 2934-2943, etc Es preciso
reseñar también una celebración a los 40 días de Pascua, denominada tessarakosté
(cuadragésima), ademas de la mesopentécosté (medio-pentecostes) c f C a b i e , R , op
c it, 181-185
15 C f B e l l a v i s t a , J , «Los temas mayores de la cincuentena pascual», ib 110
(1979), 125-135, L ó p e z M a r t i n , J , «Lineas de pneumatologia litúrgica en la Cincuen­
tena pascual de la actual Liturgia Horarum del Rito Romano», en S c ic o l o n e , 1 (d ir),
Psallendum M iscellanea in onore J Pinell (Roma 1992), 139-165, N o c e n t , A , Cele­
brar a Jesucristo 4 Semana Santa Tiempo pascual (Santander 1979), VV A A
«Triduo pasquale Tempo di Pasqua», en D e l l ’O r o , F (d ir), II M essale Romano del
Vaticano II Orazionale e Lezionario 1 (Leumann-Torino 1984), 305-484, y Ph 145
(1985), RL 61/2 (1974), 62/2 (1975), 77/1 (1990), RivPL 13/2 (1975), 16/2 (1978)
19/1 (1981), etc
234 P.IV. La santificación del tiempo

m ente la concelebración, c o n fie re n u n a no ta de ec le sialid ad eu carís­


tica y de unidad en tre e u c a ristía y sacerdocio. El lav ato rio de los pies
se ha orientado ta m b ié n a la eu c aristía: la an tífo n a U bi ca rita s ac o m ­
paña ahora la p re se n tac ió n de los dones.
Los textos del M isal in sisten en la en treg a de C risto p ara la sal­
vación de los h o m b res 16. Je sú s cu m p le el ritual de la P ascu a ju d ía
(Ex 12,1-8.11-14; Sal 115), o fre cie n d o su C u erp o en lu g ar del an ti­
guo cordero y d erram a n d o su S angre p ara sellar la n u ev a alian za
(1 C or 11,23-26). A l lav ar los p ie s a los discíp u lo s m an ifiesta el
am or «hasta el ex trem o » (Jn 13,1-15). El p refacio y los tex to s p ro ­
p ios en la plegaria e u c arística su b ray a n la id e n tid a d en tre la en treg a
de Jesús y el m em o rial en el q ue « se rea liza la o b ra de n u estra red e n ­
ción» 17. El traslad o solem n e del S acram ento al lu g ar de la reserv a
p ara la com unión del d ía sig u ien te es un signo de co n tin u id a d en tre
el Sacrificio y la ad o ra ció n de la P re sen c ia sacram en tal.
2. El Viernes Santo d e la P a sió n d e l S e ñ o r está p resid id o p or
una liturgia austera y sobria. E l M isal y la litu rg ia de las h o ras p ro ­
ponen de m odo c o n v e rg en te la m u e rte g lo rio sa del C o rd ero p ascu al,
para que los cristian o s re n u e v en en sí m ism o s el p aso de la m u erte a
la vida.
El oficio de lectura se ab re con tres salm o s de sin g u lar ap licació n
cristológica a la P asión: el Sal 2 (cf. H ech 4 ,2 4 -3 0 ), el Sal 21 (cf. M e
15,34; M t 27,39-40) y el Sal 37 (cf. Le 23,49). Sigue el p asaje de
H eb 9,11-28, que m u e stra a C risto co m o P o n tífice d efin itiv o y M e­
diador de la A lianza N ueva. La le ctu ra p atrístic a, de san Ju an C risós-
tom o, com enta la tip o lo g ía del cordero. L os re sp o n so rio s de las lec­
turas son un centón de te x to s b íb lico s del A n tig u o y del N u ev o T es­
tam ento sobre estos m ism o s tem as 18. L os laudes se o rien tan h ac ia el
valor redentor del sa crificio de C risto , q ue su stitu y e las an tig u as v íc­
tim as (Sal 50 y C án tico de H ab 3), y h ac ia la ex altació n de la cru z
(Sal 147). La lectu ra b rev e de esta h o ra y las se ñ ala d as p ara la hora
interm edia se to m a n del IV ca n to del p o e m a del S ierv o (ls 53),
m ientras las antífon as v an d e sg ra n an d o los d istin to s m o m e n to s de la
Pasión. S ignificativos son ta m b ié n los sa lm o s 39, 53 y 87 de d ich a
hora.
El centro del d ía es la c e le b ra ció n de la P asió n a la h o ra de N o n a
(cf. M t 27,45-46). Se trata de u na sin a x is no eu c arística , llam ad a en
otro tiem po m isa de p resa n tifica d o s 19. L a acción litúrgica, en la que

16 Véase la colecta de la Misa


17 Oración sobre las ofrendas.
18 Para los nuevos textos en el proyectado curso bienal del oficio de lectura véase:
L e s s i - A r i o s t o , M., «Liturgia Horarum-Supplementum», en Not 306/307 (1992), 9-
167, aquí 93-94 y 144-145.
19 C f .R lG H E T T I 1,808-812.
C.20. El Triduo pascual y la Cincuentena 235

se u sa el c o lo r rojo , tien e tres m o m en to s: 1.° L a litu rg ia d e la P a la ­


b ra , con la le ctu ra del IV ca n to del p o e m a del S ierv o (Is 52,13-
53,12: 1 lect.), ap licad o a Jesú s q ue « en tre g a su v id a co m o ex p ia­
ción»; el Sal 30 co n las p alab ras de C risto en la cru z (cf. Le 2 3 ,4 6 );
el p asaje del S um o S acerd o te, « ca u sa de sa lv ac ió n p ara los que le
o b ed e ce n » (H eb 4 ,1 4 -1 6 ; 5,7-9: 2 lect.) y la P asió n seg ú n san Ju an
(Jn 18,1-19,42: Ev.). E sta s lectu ras v an seg u id as de la p le g aria u n i­
versal de los fieles, q ue en este día co b ra un reliev e esp ecial. 2.° L a
a d o ra ció n d e la cruz, p re c e d id a de la o ste n sió n al p u eb lo . L a a n tífo ­
na « T u cru z ad o ra m o s» , de o rigen b iz an tin o , y los im p ro p e rio s ev o ­
can el m isterio de la cruz. 3.° La c o m u n ió n , en la qu e se d istrib u y e
el P an eu c arístico co n sag rad o en la tarde p rec ed en te.
A u n q u e esta so le m n e ce le b ra ció n sustituye a las vísp era s, sin
em b arg o , la litu rg ia de las h o ras las tiene. P ara ello to m a el Sal 115
(cf. 1 C o r 10,16; 11,26), el Sal 142 y Flp 2,6-11 y, co m o lectu ra
b rev e, 1 Pe 2,21 -2 4 . D esp u és la Ig lesia e n tra en el silen cio qu e p re ­
cede a la resu rrecció n .
3. E l g ran Sábado. El segu n d o día del T rid u o p ascual no h ay
otra c o n v o c a to ria que el O ficio d iv in o ante el altar d esn u d o , p resid i­
do p o r la cru z 20. El C o n cilio V atican o II rec o m en d ó ta m b ié n que
este d ía estu v ie ra co n sag rad o p o r el ayu n o p ascu a l (cf. SC 110). El
O ficio d iv in o tien e un to n o de m ed ita ció n y de rep o so , esp e c ia lm e n ­
te el o fic io d e lectura (salm o s 4, 15 y 23; H eb 4,1 -1 3 y h o m ilía del
g ran S á b a d o , a lu siv a al d esce n so del S eñ o r al ab ism o : cf. 1 Pe
3 ,1 9 s s ) 21. L os lau des incluyen la m en tacio n es del ju s to (Sal 63 e ls
38) y el an u n c io de la resu rre cc ió n (Sal 150 con A p 1,18 de an tífo ­
na). L a hora in term ed ia h ab la de la luz q ue b rilla en m e d io de las
tin ieb las. Las vísp era s rep iten los salm o s de la m ism a h o ra del V ie r­
nes S anto, p ero con an tífo n as que alu d en a los sig n o s de Jo n ás y del
tem p lo (cf. M t 12,39-40; Jn 2 ,19-21). L os d em ás tex to s se refieren al
b au tism o co m o im ag en de la se p u ltu ra de C risto (cf. R o m 6,3-4). L a
p ie d ad cristian a d ebe te n er ta m b ié n un rec u erd o p ara la S an tísim a
V irg en este d ía 22.
4. L a v ig ilia en la n o ch e sa n ta d e la R esu rrec ció n d e l S e ñ o r
abre el día tercero del T rid u o 23. La V ig ilia p ascual es esen cialm en te

20 Véase la rúbrica del Misal Romano para el sábado santo


21 Los cánticos del oficio de lectura del ciclo bienal en Lessi-Ariosio, M art cit
94 y 145
22 «En el gran Sábado, cuando Cristo yacía en el sepulcro, fortalecida solamente
por la fe y la esperanza, ella sola entre todos los discípulos esperó vigilante la resurrec­
ción del Señor» Misas de la Virgen María (Coeditores Litúrgicos 1987), Orientacio­
nes generales, n 36; c f Noe, V., «Nel ncordo di Colei che nel grande sabbato raccolse
la fede di tutta la Chiesa», en Liturgia 21 (1988), 371-384.
23 Véase la rúbrica del Misal Romano para la vigilia pascual.
236 P IV La santificación del tiempo

u n a am p lia c e le b ra ció n de la P alab ra de D ios q u e te rm in a con la


eu caristía. L os rito s del co m ien zo , el b au tism o y la ren o v a ció n de las
p ro m esa s b au tism a les tienen lugar en este co n tex to v ig ilia r P o r o tra
p arte, es ex tra o rd in a ria la ab u n d a n cia de sím b o lo s en to d a la ce le b ra­
ción. a) el rito d el fu e g o y de la luz ev o ca la resu rre cc ió n de C risto
y la m a rc h a de Israel g uiado p o r la co lu m n a de fu eg o El rito c u lm i­
n a con el e x su lte t pascu al; b) la liturgia d e la P a la b ra d estac a tanto
p o r el n ú m e ro de lectu ras co m o p o r la secu e n cia le ctu ra-sa lm o -o ra -
ción, re c o rrien d o los paso s de la h isto ria de la sa lv ac ió n L as o rac io ­
n es ofrecen la in te rp re tac ió n c ristian a d e los tex to s del A n tig u o T e s­
tam en to 24; c) la liturgia d e la In icia ció n cristia n a in c o rp o ra al m is­
terio p ascual a los ca te cú m e n o s ad u lto s o a algú n p árv u lo . D esp u és
to d a la a sa m b le a ren u e v a los co m p ro m iso s b au tism a les y es ro cia d a
con el agua en m e m o ria del b autism o; d) por últim o se rea liza la
eucaristía, p ro c la m a c ió n de la resu rre cc ió n del S eñ o r en la esp era
de su ú ltim a v en id a (cf. 1 C o r 11,26, 16,22, A p 2 2 ,1 7 .2 0 ).
5. E l «día q ue hizo el S eñ o r» L a liturg ia ro m an a co n v o ca de
n u evo a los fíeles p ara la «m isa del día» 25. El O ficio d iv in o m a rc a
la p au ta tan to del o ficio d o m in ica l de to d o el añ o co m o , e sp e c ia l­
m en te, de la h o ra de la u d es de las so le m n id a d es y fiestas T o d o s los
elem e n to s son p ro p io s, inclu so el esb o zo de o ficio d e lectu ra p ara
los que no asistie ro n a la v igilia. L os la u d es ev o can la n u ev a c re a ­
ción (Sal 62, D an 3 ,57-88 y Sal 149; H ech 10,40-43). L a h o ra in te r­
m edia se basa en el Sal 117 (cf. M t 21,42, H ech 4 ,1 1 )
L a m isa g ira en to m o a la resu rrecció n : H ech 10,34 37,43 (1 .a
lect.), Sal 117, C ol 3,1-4 o b ien 1 C o r 5,6b-8 (2 a lect.), y Jn 2 0 ,1 -9 .
Se can ta tam b ién la se cu e n cia de P ascua, m ie n tras las o rac io n es se
refieren a los sacram e n to s pascu ales. L as II vísp era s d efin e n ta m ­
b ién las co rresp o n d ien te s del d o m in g o de la I se m an a del sa lte rio
co n el Sal 109 ( c f M t 2 2 ,4 1 -4 6 ), el Sal 113 A , y A p 19,1-7 L a
lectura de H eb 10,12-14 se refiere a la g lo ria de C risto , y la a n tífo n a
del M a g n ífic a t ev o c a la ap a rició n de Jn 20,19.

24 Creación (Gen 1,1-2,2 y Sal 103), Abrahan (Gen 22,1-18 y Sal 15), Exodo (Ex
14,15-15,1 y 15,1 -7a 17-18), Profetas (Is 54,5-14 y Sal 29), Is 55,1-11 y 12,2 4-6, Bar
3 9-15 32-4,4 y Sal 18, Ez 36,16-17a 18-28 y Sal 41), Nuevo Testamento (Rom 6,3-
1’l ), Sal 117 y aleluya, Evangelio (Mt 28,1-10 — A— , Me 16,1 -8 — B— , Le 24,1 -12
c f L ó p e z M a r t i n , J , El don de la Pascua op c it , 248-257, para los textos
del Misal c f ib , 216-218 y 226-229
25 Asi lo indica el prefacio pascual í, propio no solo del domingo, sino de toda la
octava Sobre este prefacio c f M e r c i e r , G , «La preface de Paques», en LVC 5 3
(1966), 13-20
C 20 E l Tnduo pascual y la Cincuentena 237

2. L a o cta v a p a sc u a l

El d o m in g o d e re su rre c c ió n se p ro lo n g a en la C in cu e n ten a sim ­


bó lica, el tie m p o del E sp íritu 26. N o o b stan te, los o ch o p rim ero s días
tien en un sen tid o esp e c ia l co m o tie m p o de la m ista g o g ia L a ce le­
b ració n de la o cta va p a s c u a l sig u e fu n d am e n talm en te d o s g ran d e s
líneas, la p rim e ra , d e fin id a p o r los e v a n g elio s y las lectu ras p atrísti­
cas del o ficio d e le ctu ra del lunes, m a rtes y m ié rco le s, se cen tra en
las ap a ricio n e s, in c lu id o el d o m in g o de la o ctav a , la seg u n d a línea
v iene m a rc a d a p o r el re c u e rd o de la In iciació n cristiana* su b ray an
este asp ec to los te x to s de las o rac io n es del M isal, la lectu ra b íb lica
del o fic io d e le c tu ra , to m a d a de la I C arta d e san P e d ro , y las lectu ­
ras p a trístic a s del ju e v e s , v ie rn e s y sáb ad o , de las C a te q u esis m ista-
g ó g icas de Je ru salén 27.
El lu n e s de la o c ta v a se in ic ia la le ctu ra se m ic o n tin u a de H ech o s
d e los A p ó sto le s d e las m isas de las ferias de la C in cu e n ten a , in d e­
p e n d ie n te m e n te d e la se rie d e p rim e ra s lecturas d e los d o m in g o s,
to m a d as del m ism o libro. D u ra n te to d a la sem an a, in c lu id o el d o ­
m in g o de la o ctav a , los sa lm o s de to d as las h o ras son los m ism o s del
d o m in g o de R e su rre cc ió n , ex c ep to en el o ficio de lectu ra en qu e son
p ro p io s ca d a día. L os re sta n te s te x to s son tam b ién pro p io s.

3. L os d o m in g o s d e P a scu a

A p a rtir del d o m in g o II, los d o m in g o s q u e in teg ran la C in c u e n te ­


n a p ascu a l tie n en u n id a d te m á tic a d e fin id a p o r el E v an g e lio y la 1.a
lectu ra.

A ño A A ño B A ño C

Dom II Hch 2,42-47 4,32-35 5,12-16


1 Pe 1,3-9 1 Jn 5,1-6 Ap 1,9-1 la
Jn 20,19-31
Dom III Hech 2,14 22-33 3,13-15 17-19 5,27-32 40-41
1 Pe 1,17-19 1 Jn 2,1-5 Ap 5,11-14
Le 24,13-35 24,35-43 Jn 21,1-19
Dom IV Hech 2,14 36-41 4,8-12 13,14 43 52
1 Pe 2,20-25 1 Jn 3,1-2 Ap 7,9 14-17
Jn 10,1-10 10,11-18 10,27-30
Dom V Hech 6,1-7 9,26-31 14,20-26
1 Pe 2,4-9 l Jn 3,18-24 Ap 21,1-5
Jn 14,1-12 15,1-8 13,31-35

26 Vease la 1 a colecta de la Misa de la vigilia de Pentecostés c f L ó p e z M a r t in , J,


El don de la Pascua, op c i t , 499-501 y 540-548
27 Para el ciclo bienal c f L e s s i - A r io s t o , M , art c it , 95 ss y 146ss
238 PIV. La santificación del tiempo

Año A Año B Año C

Dom VI Hech 8,5-8.14-17 10,25-26.34-35.44-48 15,1-2.22-29


1 Pe 3,15-18 1 Jn 4,7-10 Ap 21,10-14.22-23
Jn 14,15-21 15,9-17 14,23-29
Dom VIL Hech 1,12-14 1,15-17.20-26 7,55-60
1 Pe 4,13-16 1 Jn 4,11-16 Ap 22,12-14.16-20
Jn 17,1-1 la 17,1 Ib -19 17,20-26

En efecto, d om II: don del E sp íritu y v id a de la co m u n id ad ; dom


III: ap a ricio n e s y an u n c io del E v an g e lio ; dom IV: el B uen P astor;
dom V: p artid a de Je sú s y m in isterio s; dom V I: p ro m esa s y m a n ife s­
tacio n es del E sp íritu; dom V II: a u sen c ia-p re sen c ia en la e sp era del
E spíritu. C o m o le ctu ra ap o stó lic a se leen: la I C arta d e sa n P ed ro
(A ), la I C arta d e sa n J u a n (B ) y el A p o c a lip sis (C ), te x to s m u y
aco rd es con el esp íritu del tie m p o pascu al. P o r su p arte, lo s p refac io s
se fijan en la resu rrecció n y en la p rese n cia del S eñ o r en su Ig le ­
sia 28.
El le cc io n ario b íb lico del oficio de lectura o fre ce de fo rm a co n ­
tinua, a p artir del d o m in g o II de P ascu a, la C arta a los C olosenses,
el A p o ca lip sis y las tres C artas d e sa n J u a n . L as lectu ras p atrístic as
su elen referirse al ev a n g elio de la M isa. L as lectu ras b rev e s de la u ­
des, vísp era s y h ora in term ed ia fo rm an u na serie ju n to co n las co ­
rre sp o n d ie n tes a las ferias, que se va rep itien d o cad a sem an a. Las
p reces de las d o s h o ras p rin cip ale s del d ía reflejan la te m ática p ro p ia
del tiem po, son siem p re d istin ta s y están d irig id a s a C risto en su
m ayoría.

4. L a « A sc e n sió n d el S e ñ o r» y el « D o m in g o d e P e n te c o s té s »

A m b as so le m n id a d es tien en el sello p ro p io qu e les h a co n fe rid o


la trad ició n , p ero en la litu rg ia actual se h a a c en tu ad o la d im e n sió n
ec le sio ló g ic a de la p rim e ra y la d im e n sió n p ascu a l y p n eu m ato ló g ica
de la segunda. L as le ctu ras b íb lica s de la m isas arm o n izan en tre sí en
ca d a fiesta, co m p letan d o la te m ática las del o ficio de lectu ra ( E f
4 ,1 -2 4 y san A gu stín en la A scen sió n , y R om 8,5-2 7 y san Ireneo en
P en teco stés). L os salm o s re sp o n so ria le s y los del o ficio d e lectu ra se
u sab an ya en estas fiestas. H e aquí el cuad ro del L ecc io n a rio d e la
M isa:

28 Cf. W a r d , A. -J o h n s o n , C. (ed.), Fontes liturgici. The Sources of the Román


M issal (1975), 2. Prefaces (Rome 1987), 176-221.
C.20. El Triduo pascual y la Cincuentena 239

Año A Año B Año C

Ascens. Hech 1,1-11


E f 1,17-23 4,1-13 Heb 9,24-28; 10,19-23
Mt 28,10-20 Me 16,15-20 Le 24,46-53
Pent. vig. Gén 11; Ex 19; Ez 37; J1 2,28-32 —
Rom 8,22-27
Jn 7,37-39
día Hech 2,1-11
1 Cor 12,3-7.12-13 Gál 5,16-25 Rom 8,8-17 „
Jn 20,19-23 15,26-27;16,12-25 14,15-16.23-2629

5. L a s f e r ia s d e l tie m p o p a s c u a l

A p a rtir del lu n e s de la se m an a II de P ascua las ferias g u ard an


cierta u n id a d b asad a en la le ctu ra se m ic o n tin u a de H ech o s de los
A p ó sto le s, q ue em p ez ó en la o ctava, y de los ca p ítu lo s 3, 6, 12, 13-
17 y 21 d el E va n g e lio se g ú n san J u a n , q ue co m p letan la lectu ra de
este ev a n g elio in ic ia d a en la C uaresm a. E stos ca p ítu lo s se refieren a
los sa c ra m e n to s p asc u a le s y reco g en los d isc u rso s del ad ió s, p ero
in d e p e n d ie n te m e n te de la serie de lectu ras ev a n g élica s d o m in icales.
En el o fic io d e lectura, desd e el lunes de la feria II, se leen el A p o ­
ca lip sis (sem a n as II-V ) y las tres C artas d e sa n J u a n (sem an as VI
y V II). C o m o lectu ras p atrístic as se usa una am p lia se lec ció n de tex ­
tos c e n trad o s en asp ecto s del m isterio p a s c u a l30.
L as c o lec tas de ca d a día son pro p ias, m ie n tras q u e las restan tes
o ra c io n e s se en c u en tra n en los fo rm u lario s d o m in ica les. El O ficio
d iv in o cu e n ta ta m b ié n con series de an tífo n as, lectu ras b rev es, res-
p o n so rio s p ara ca d a día de la se m an a que se van rep itien d o . L as
p rec es de la u d es y de v ísp era s dos series, u n a p ara las se m an as im ­
p a re s y o tra p a ra las pares.

29 La 2.a lectura y el evangelio de los años B y C fueron introducidos ad libitum en


la segunda edición típica del Orden de Lecturas de la Misa en 1981: cf. Not 180/183
(1981), 422-423. Para la misa de la vigilia, celebrada de forma más extensa, el Misal
Romano (ed. española de 1988, pp. 356-359) propone salmos y oraciones para interca­
lar entre las lecturas del Antiguo Testamento.
30 Para las series del oficio de lectura del ciclo bienal cf. L e s s i - A r io s t o , M., art.
cit., 97-113 y 148-165.
C a p ítu lo XXI

LA C U A R E S M A

El tiempo cuaresmal prepara a los fíeles a oír la Pala­


bra de Dios más intensamente y a orar, especialmente
mediante el recuerdo o la preparación del bautismo y la
penitencia, para celebrar el Misterio pascual (SC 109).

BIBLIOGRAFIA

B e r g a m i n i , A., «Cuaresma», en NDL, 497-501; C h a v a s s e , A., «La pre­


paración de la Pascua», en M a r t i m o r t (ed. de 1967), 764-777; M a e r t e n s ,
Th., La cuaresma, catecumenado de nuestro tiempo (Madrid 1964); I d .,
Nueva guia de la asamblea cristiana, 3. De la semana de ceniza al domin­
go de Pascua (Madrid 1970); N o c e n t , A., Contemplar su gloria. Cuaresma
(B arcelona 1966); I d . , Celebrar a Jesucristo, 3. Cuaresma (Santander
1979); I d ., La quaresima, en Anamnesis 6, 147-173; P i e r r e t , R . - F l i c o -
t e a u x , E., «Caréme», en DSp 2 (1953), 136-152; R ig h e t t i 1, 727-802; Riz-

z i n i , P., «Ascoltatelo». La Parola di Dio nelle domeniche di Quaresima


(Bologna 1983); R y a n , V., Cuaresma - Semana Santa (Madrid 1986); V a -
c a n d a r d , E., «Caréme», en DACL 2 (1924), 2139-2158; VV.AA., «Tempo

di Quaresima», en D e l l ’O r o , F. (dir.), II M essale Romano del Vaticano II,


1 (Leumann-Torino 1984), 177-303; y AsSeñ 21-38 (1965-1967); CommLit
2/2 (1976); LMD 31 (1952); PAF 10-16 (1970-1976); RL 60/1 (1973);
RivPL 9/1 (1971); 15/2 (1977).

C o n tin ú a en este ca p ítu lo el estu d io del ciclo p ascu a l, tratan d o


a h o ra de la C u a re sm a , el p erío d o que an tec ed e al T rid u o de C risto
m u e rto , sep u lta d o y resu c ita d o .

I. ESTRUCTURA DE LA CUARESMA

L a C u a re sm a d u ra c u a re n ta d ías, d esd e el d o m in g o I de este


tie m p o h a sta el ju e v e s santo. P ero a esto s d ías h ay que añ a d ir el
m ié rc o le s de ce n iz a y las ferias de este nom bre. C o m en zan d o la
c u e n ta de los cu a re n ta d ía s el citad o m ié rco le s, la C u a re sm a term in a
el d o m in g o de R a m o s, q u e, a su vez, in a u g u ra la S em an a Santa. P ero
en re a lid a d el « tie m p o de la C u a re sm a tra n sc u rre d esd e el m iérco les
de ce n iz a h a sta la m isa de la C e n a del S eñ o r ex c lu siv e» (N U A L C
29). E sta s n o rm as q u ie re n re c o g e r el c a rá c te r p o p u la r del m iérco les
de ce n iz a y co m p a g in a rlo co n el co m ien z o « o ficial» del d o m in g o I
d e C u aresm a. P o r su p arte , los d ías d e la S em a n a S an ta están o rien ­
ta d o s a la c o n m e m o ra c ió n de la P asió n del S eñor, y en la m a ñ an a del
242 P IV La santificación del tiempo

ju e v e s santo tien e lu g a r la M isa crism al (cf. n 3 1 ) . «E l tie m p o de


C u aresm a está o rd en ad o a la preparació n de la c e le b ra ció n de la P a s­
cua» (N U A L C n 27)
Los dom ingos de C u aresm a se denom inan I, II, III, IV y V , pero el
V I lleva por título dom ingo de R am os en la P asión d el S eñ o r L as
ferias de todo el tiem po son independientes de los dom ingos, y su
tem ática g u arda cierta relación con ellos En tiem po de C u aresm a no
se adorna con flores el altar, y la m úsica se perm ite sólo p ara sostener
el canto, a excepción del dom ingo VI y las solem nidades y fiestas 1

II LOS DATOS DE LA HISTORIA

L a C u a re sm a es el resu ltad o de un largo p ro ce so d e se d im e n ta ­


ción de tres itin erario s litú rg ico -sacram en tales la p rep a ra ció n in m e­
d iata de los ca te c ú m e n o s a los sacram entos de In iciació n , la p e n ite n ­
cia p ú b lic a y la p artic ip a c ió n de la com u n id ad cristian a en lo s d o s
an terio res co m o p rep a ra ció n p ara la P ascua L a C u a re sm a o q u a d ra -
g esim a es co n o c id a co n este no m b re desde el siglo iv (san Je ró n im o
y E g e n a ) y h a c e referen c ia al significado del n ú m e ro 4 0 en la B i­
b lia 2
L os p rim e ro s dato s a c erca de una p rep a ra ció n de la P asc u a son
los ya c o n o c id o s — en el ca p ítu lo an terio r— del a y u n o de d o s o tres
días en los sig lo s n y m E n R om a el ayuno se ex te n d ía d u ran te tres
sem anas y a en el siglo iv 3, pero num ero so s te stim o n io s h acen p e n ­
sar en la e x iste n c ia de la cu a ren te n a p en iten c ia l co m o un h e c h o g e­
neral a finales de d ich o siglo o co m ien zo s del sig u ien te Sin em b ar­
go, d e sap a re cid a la in stitu c ió n del ca te cu m e n ad o y su stitu id a la re ­
co n ciliació n p ú b lic a p o r la p e n ite n c ia se creta (s v n ss), la C u a re sm a
quedó co n fig u rad a en el M isal y en el O ficio d iv in o co m o un tie m p o
casi ex c lu siv am e n te p e n iten c ia l y ascé tico L os ev a n g elio s y las o ra ­
ciones de las m isas de los escru tin io s p asaro n a las ferias y éstas
term in aro n p o r c o n ta r con ce le b ra ció n estacio n al to d o s los d ías La
ce n iza se em p ez ó a im p o n e r a to d o s los fieles en el siglo IX, cu an d o
h ab ía d ecaído la p rá c tic a de la p en iten cia p ú b lica 4.

1 Ceremonial de los Obispos (CELAM-DEL 1991), n 252


2 C f D aniel ou, J , «Le symbolisme des quarante jours», en LMD 31 (1952),
19-33
3 S ó c r a t e s , Hist Eccl 5,22, citado por A u f d e r M a u r , H , Le celebraziom nel
ritmo del tempo 1 (Leumann-Tonno 1990), 219 C f también C a l l e w a e r t , C , «La
duree et le charactere du caréme anclen», en SacrEr (Steenbrugis 1940, reimp 1962),
449-603, C h a y a s s e , A , «L’organisation stationale du caréme romaine, avant le VIIIe
siecle Une orgamsation pastorale», en RevSR 56 (1982), 17-32, etc
4 C f R a f f a , V , «Venfica stonca sul rito delle cenen», en VV AA , Mysterium et
Mimstenum M iscellaneal Oñatibia (Vitoria 1993), 320-352
En el siglo vn se a g re g a ro n las té m p o ra s de la p rim av era a la
p rim e ra se m an a de C u a re sm a P ero d esd e el siglo vi d ata tam bién
u n a p re c u a re sm a q u e c o m e n z a b a tres d o m in g o s an tes del I dom ingo
d e C u a re sm a , de difícil in te rp re ta c ió n y no m en o s o sc u ro origen
L o s d o m in g o s se d e n o m in a b a n d e Q u in cu a g é sim a (5 0 d ía s antes de
P ascua, co n tad o s desd e el d o m in g o a n te rio r al I de C u aresm a), S exa ­
g é sim a (6 0 días, a v a n za n d o otro d o m in g o m ás y te rm in an d o la cu en ­
ta el m ié rc o le s de la o c ta v a d e P asc u a), y S ep tu a g ésim a (70 días, a
b ase de in clu ir otro d o m in g o an tes y te rm in a r en el II de P ascua)
E ste p erío d o d esap areció en la refo rm a del C alen d ario en 1969 5 El
d o m in g o V d e C u a re sm a , al q u e d a r d esp o ja d o de la referen c ia a los
escru tin io s, se co n v irtió en D o m in g o d e la P a sió n d e l S eñ o r, dando
lu g a r a q ue esa sem an a tu v ie ra este c a rá c te r ad e m á s de la S em an a
S an ta A esto se añ a d ió la co stu m b re de v e la r las cru ces, las im ág e­
nes y los reta b lo s d esd e el sig lo xi, a u n q u e sólo se h izo oficial en el
sig lo XVII
P or o tra p arte, la d e v o c ió n a la P asió n de C risto y a la V irg en
D o lo ro sa invad ió ta m b ié n las ú ltim a s se m an a s de la C u a re sm a sobre
to d o a p a rtir de la B aja E d ad M e d ia El m o v im ien to litú rg ico im p u l­
só u n a fuerte re n o v a c ió n de este tie m p o o rien tán d o lo h a c ia el m iste ­
rio p ascu al En este sen tid o se e x p re só tam b ién el C o n cilio V atica­
no II ( c f SC 109-110)

III TEOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD

C e le b ra r la C u a re sm a sig n ific a « p e n e tra r p ro fu n d a m en te en el


m isterio de C risto p o r m e d io de las ce le b ra cio n e s an u a le s d el sa cra­
m en to cu aresm al» 6 L a C u a re sm a es un sig n o defin id o fu n d am e n tal­
m en te p o r la g rac ia y la sa lv ac ió n lo g rad as p o r C risto , n u ev o Israel
( c f M t 2,15), y p o r la co n v e rsió n , la fe, el b au tism o y la p en ite n c ia
(c f SC 1 0 9 -1 1 0 )7

5 C f P a s c h e r , J , El año litúrgico (BAC 247, Madrid 1965), 42-61, etc La liturgia


bizantina tiene todavía ante-cuaresma c f A n d r o n ik o f , C , II senso della Pasqua nella
liturgia bizantina 1 (Leumann-Torino \9$6), 86 140
h C f M a r s il i , S , «Quadragesimale sacramentum», en RL 23 (1936), 49 51, Id ,
«Messa di quaresima», ib 29(1942), 13-16
7 C f C a s t e l l a n o , J , «Cuaresma el camino de Jesús hacia la Pascua», en O rH 19
(1988), 57-63, F a r n e s , P , «La Pascua de Israel en el Leccionano cuaresmal», en OrH
17(1986), 42-52, y «Dossiers CPL» 8, 11 y 45 (Barcelona 1980-1991), etc
244 P IV La santificación del tiempo

1. E l « m ié rc o le s d el co m ie n z o d e la C u a r e s m a »

L a actual c e le b ra ció n de este día ha rein terp re tad o el rito de la


cen iza (cf. G én 3,1 9) co m o ex p resió n de la v o lu n ta d de co n v e rsió n
ante la llam ad a de D ios 8. Por eso se ha intro d u cid o u n a n u ev a b e n ­
dición sobre q u ie n e s van a re c ib ir la ce n iza y se h a situ ad o el rito
d espués de la hom ilía. L as lecturas de la m isa in v itan a la au ten tici­
d ad de las o b ras p e n iten c ia les de la C u aresm a: J1 2 ,1 2 -1 8 ; 2 C o r
5 ,20-6,2 y M t 6 ,1 -6 .1 6 -1 8 . L a liturgia de las h o ras c o m p leta esta
p ersp ectiv a, p ro g ra m á tic a para to d a la C u a re sm a , co n el tex to de Is
58,1-12 y de o tro s p ro fe tas, co n un p asaje de la I C arta de san C le­
m en te en el o fic io d e lectura. Los restan tes te x to s p ro p o n en las ac ti­
tud es p ara v iv ir la C uaresm a.
Las ferias q u e siguen al m ié rco le s de ce n iz a se m a n tie n en en la
m ism a línea, con te x to s so b re las o b ras p en iten c ia les. El ju e v e s d e s­
pu és de ce n iz a d a co m ien z o la lectu ra se m ic o n tin u a del L ib ro d el
E xo d o en el o fic io d e lectura.

2. L os d o m in g o s d e C u a r e s m a

C o n stitu y e n el en tra m ad o de to d a la C u a re sm a , esp ec ialm en te el


año A, de m a rc ad o ca rácter b au tism a l. El año B, en cam b io , d esarro ­
lla u na línea c risto ló g ic o -p a scu a l, m ie n tras el año C es m ás p e n ite n ­
cial. A h o ra bien, los d o m in g o s I y II de los tres añ o s tien en un m a­
y o r ac en to cristo ló g ic o , m ie n tras q u e los d o m in g o s III, IV y V lo
tienen ec le sio ló g ic o y s a c r a m e n ta l9. E l D o m in g o de R am o s tiene
fiso n o m ía pro p ia. H e aquí la se rie de le ctu ras d o m in ica les d e la
M isa:

8 Cf A l d a z a b a l , J , «La ceniza», en OrH 15 81984), 49-55; C a b r o l , F., «Cen­


dres», en DACL 2, 2037-2044; P a t e r n a , P., «El miércoles de ceniza y la antropolo­
gía», en Ph 144 (1984), 541 -547.
y C f OLM 67 y 97; cf. R o d r íg u e z d e l C u e t o , C., «Sentido bautismal de la antigua
cuaresma (domingo V de Cuaresma en la liturgia romana de los ss iv-vn)», en StLeg
27 (1986), 195-214, R o s e , A ., «Les grands évangiles baptismaux du caréme romain»,
en QLP 43 (1962), 8-17, S a n c h o A n d r e u , J., «Estructura y contenido teológico del
Leccionario de Cuaresma del Misal Romano», en Nova et Vetera 8 (1979), 173-194.
Por otra parte, dicha estructura es análoga a las de las restantes liturgias occidentales
c f M a r t in P i n d a d o , V., Los sistemas de lecturas de la Cuaresma Hispánica (Salaman-
ca-Madnd 1977); M o l d o v a n , T., Relación entre anáfora y lecturas bíblicas en la
Cuaresma dominical hispánico-mozárabe (Salamanca 1992).
C 21. La Cuaresma 245

AAo A Año B Año C

Dom I Gén 2,7-9;3,l-7 Gén 9,8-15 Dt 26,4-10


Rom 5,12-19 1 Pe 3,18-22 Rom 10,8-13
Mt 4,1-11 Me 1,12-15 Le 4,1-13
Dom II Gén 12,1-4a Gén 22,1-2 9 15-18 Gén 15,5-12.17-18
2 Tim 1,8-10 Rom 8,31-34 Flp 3,17-4,1
Mt 17,1-9 Me 9,1-9 Le 9,28-36
Dom III Ex 17,3-7 Ex 20,1-17 Ex 3,1-8.13-15
Rom 5,1-2 5-8 1 Cor 1,22-25 1 Cor 10,1-6
Jn 4,5-42 Jn 2,13-25 Le 13,1-9
Dom IV 1 Sam 16,1.6-7.10-13 1 Crón 36,14-16.19--23 Jos 5,9-12
E f 5,8-14 E f 2,4-10 2 Cor 5,17-21
Jn 9,1-41 Jn 3,14-21 Le 15,1-3.11-32
Dom V Ez 37,12-42 Je 31,31-34 Is 43,16-21
Rom 8,8-11 Heb 5,7-9 Flp 3,8-14
Jn 11,1-45 Jn 12,20-33 Jn 8,1-11
Dom Ram Mt 21,1-11 Me 11,1-10 Le 19,28-40
ls 50,2-7
Flp 2,6-11
Mt 26,14-27,66 Me 14,1-15,47 Le 22,14-23,56

L as lectu ras del A n tig u o T e sta m e n to se refieren a la h isto ria d e


la salv ació n , te m a m u y p ro p io de la ca te q u esis cu a resm a l. C a d a añ o
h ay u n a serie de te x to s q u e p rese n tan d ia c ró n ic a m e n te las d iv e rsa s
etap as de d ic h a h isto ria , d esd e el p rin cip io h a sta la p ro m e sa d e la
N u e v a A lia n za l0. L as seg u n d as lectu ras, en u n a p e rsp e c tiv a d istin ta
y sin cró n ica, co m p letan el sig n ific ad o de ca d a d o m in g o . L o s tem as
n u clea re s de los d o m in g o s 1 y II de los tres año s so n co in cid e n te s:
C risto, el Siervo, atra v iesa el d esierto co n d u c id o p o r el E sp íritu 11, y
es co n firm a d o co m o en v iad o d el P ad re p a ra c u m p lir la m is ió n d e
salvación. L os ev a n g e lio s resp e ctiv o s se to m a n de los sin ó p tico s.
L os te m as de los d o m in g o s III, IV y V del añ o A se cen tran en
el ag u a viva, en la luz y en la resu rre cc ió n , re sp e ctiv am e n te. E n el
a ñ o B alu d en a o tro s ta n to s sig n o s del m iste rio p ascu al: el te m p lo , la
se rp ie n te de b ro n ce y el g ran o de trig o , to m a d o s d el IV E v an g elio .
L o s te m as de los d o m in g o s 1II-V del a ñ o C fo rm an la serie «d e la
m ise ric o rd ia divin a» : in te rp re tac ió n de u n o s h ec h o s lu c tu o so s, el h i­
jo p ró d ig o y la ad ú ltera. L os te x to s p e rte n e c e n al E v a n g e lio seg ú n
sa n L u c a s, ex c ep to el ú ltim o , to m a d o de san Juan.

10 En los pnmeros siglos se usaba esta forma de exposición narrativa de la historia


de la salvación: S. A g u s t ín , D e catech. rudibus 3,5, en CCL 46, 124, cf. D a n i e l o u ,
J.-Du C h a r l a t , R , La catechesi nei prim i secoh (Leumann-Torino 1979), 223-235
11 Las tentaciones narradas en Mt 4 , 1 - 1 1 y Le 4 , 1 - 1 3 , evangelios del dom I de
Cuaresma de los años A y C, respectivamente, tienen su equivalente en el A.T.: c f Dt
8 , 7 = Mt 4 , 4 ; Dt 6,16 = Mt 4 , 7 , Dt 6 , 1 3 = Mt 4,10. Véanse el prefacio de este domingo
y la lectura patrística de san Agustín.
246 P.IV. La santificación del tiempo

L as co lectas y los p refac io s p ro p io s de los d o m in g o s I y II y de


los d o m in g o s III, IV y V, cu a n d o se leen los ev a n g elio s del añ o A ,
co m p letan el cu ad ro 12. L os tex to s del O ficio se m u e v en en to m o a
asp ecto s g en erales de la C u a re sm a y del m isterio p ascu al de Je su ­
cristo, esp ec ialm en te en el d o m in g o V y en el de R am o s. El o ficio d e
lectura de los d o m in g o s de C u a re sm a p ro p o n e la lecció n qu e co rres­
p o n d e del E xo d o (dom . I, II y III) y del L evític o (dom . IV ), d ad o qu e
esto s libros se leen desd e el co m ien z o de la C u aresm a. El d o m in g o
V c o m ien z a la le ctu ra de la C arta a los H ebreos. L a le ctu ra p a trísti­
ca de los d o m in g o s, en cam b io , tien e en cu e n ta los g ran d es tem as
ev an g élico s d o m in ica les del ciclo A 13. Los d o m in g o s I, II, III y IV
tien en en co m ú n las lecturas b rev es de la u d es, h o ra in te rm ed ia y
vísp era s, así co m o el V y el de R am os.
El d o m in g o de R am os se p ro c la m a el relato de la en tra d a de
Jesú s en Je ru sa lé n en el rito de la b e n d ició n de los ram o s, y la P asió n
del S eñor en la m isa, ca d a año según el resp ectiv o sin ó p tico 14. L as
dem ás lectu ras de la m isa y el salm o h ab lan de la ac titu d d el S iervo,
co m p letán d o se el cu a d ro con la lecció n b íb lica d el o fic io d e lectu ra
(H eb 10,1-18) y la de san A n d rés de C reta 15.

3. L as ferias d e C u aresm a

L as ferias de las cin co se m an as de C u a re sm a , au n d en tro de su


au to n o m ía, co m p letan asp ecto s tem ático s de los d o m in g o s. L os an ti­
g uos fo rm u lario s tan to de lectu ras co m o de o rac io n es h an sid o re ­
fund id o s y en b u e n a p arte ren o v ad o s. Se m a n tie n e la p re se n c ia del
A n tig u o T estam e n to com o p rim e ra le ctu ra y se ha b u sc ad o u n a m a­
y o r u n id ad co n los ev an g elio s. El lunes de la IV se m an a se in ic ia la
le ctu ra del E va n g e lio seg ú n sa n J u a n , sig u ien d o los p asaje s q u e tie ­
n en m ejo r c a b id a en la C u a re sm a y que p relu d ian la P asión.
A l co m ien z o de las sem anas III, IV y V se en c u e n tra u n a m isa de
lib re elecció n , q ue pu ed e em p lea rse en cu a lq u ie r feria, co n las le ctu ­
ras ev a n g élica s de la sam aritan a, del cieg o de n ac im ien to y de re su ­
rrecció n de L áz aro que se leen en el año A.
L a d iv e rsid ad de tem as se p ro d u ce ig u alm en te en el O ficio d iv i­
no, esp ec ialm en te en el L ec cio n a rio patrístico . El o ficio d e lectu ra

12 Cf. W a r d , A .-J o h n s o n , C., The Prefaces o f the Román Missal (Rome 1989),
102-165.
13 Para el leccionario bienal cf. L e s s i - A r io s t o , M., «Liturgia Horarum-Supplemen-
tum», en Not 306/307 (1992), 9-167, aquí 78ss y 130ss.
14 Cf. R a m o s , M., «El domingo de Ramos. El pórtico de la Semana Santa», en Ph
145(1985), 15-23.
15 Para el curso bienal cf. L e s s i - A r io s t o , M., art. cit., 91-92 y 143.
C.21. La Cuaresma 247

p re te n d e m o stra r u n a p a n o rá m ic a de la h isto ria de la salv ació n co n


u n a se lec ció n de E xo d o — q u e c o m ie n z a el m ié rco le s de cen iza y
te rm in a el sábado de la se m a n a III— , L e v ític o y N ú m e ro s — to d a la
se m an a IV , incluido su d o m in g o — y, a p a rtir del d o m in g o V, co n la
C arta a los H eb re o s, q u e in te rp re ta la an tig u a a lian z a a la luz del
m iste rio p ascual y ah o n d a e n el sig n ific a d o salv ífico del sa crificio de
C risto 16. L as lecturas b rev e s de la u d e s, h o ra in term ed ia y vísp era s
co m p re n d en dos se ries, p a ra las se m a n a s I-IV y p ara las sem an as V
y V I, resp e ctiv am e n te, co m o su c ed e co n los d o m in g o s. En las p reces
de la u d e s y de v ísp era s o c u rre lo m ism o que en las ferias d el tiem p o
p ascu al.

4. L as ferias d e la S em a n a S a n ta

L a C u a re sm a tien e c o m o d ía s fin ales las cuatro p rim e ra s ferias


de la S em a n a S anta. E n e fe c to , el lunes, m a rtes y m ié rco le s san to s
p ro lo n g a n de alg u n a m a n e ra el a m b ie n te p rep a scu a l del d o m in g o de
R am o s. L as p rim e ra s le c tu ra s p re se n ta n los ca n to s d el p o em a del
S iervo (Is 4 2,1-7; 4 9 ,1 -6 ; Is 5 0 ,4 -9 a ) y los e v a n g elio s rec o g en ep iso ­
d io s que p relu d ian la P asió n : la u n ció n en B e ta n ia (Jn 12,1-11), el
a n u n c io de la n eg a ció n de P e d ro y de la traició n de Ju d as (Jn 13,21-
3 3 .3 6 -3 8 ) y la rev e lac ió n d e la traició n de éste (M t 2 6 ,1 4 -2 5 ).
El O ficio divino, d u ra n te esto s tres d ías y el m ism o ju e v e s santo
h asta la h ora in te rm ed ia in c lu siv e , co n trib u y e aun m ás a d ar a estos
d ías un carácter de in tro d u c c ió n a la P asió n del S eñor, no o b sta n te la
rep e tició n de te x to s en laudes, h o ra in te rm ed ia y v ísp era s. El o ficio
d e le ctu ra sigue o fre c ie n d o la C a rta a los H eb re o s y añ a d e esp lén ­
d id o s te x to s p atrístic o s, en tre los q u e d esta c a la h o m ilía so b re la
P a sc u a de M elitón de S ard es el ju e v e s santo ,7.
L a M isa crism al de la m a ñ an a del ju e v e s es, en realidad, un p arén­
tesis, si bien ponien do de reliev e que todos los sacram entos bro tan de
la hum anidad vivificada y viv ifican te de C risto, el ung id o del S eñor
( c f Is 61,1-9: 1.a lect.; Sal 89; Le 4,16-21: evang.), que ha hecho p ar­
tícipe de su consagración al p ueblo santo (A p 1,5-9: 2.a lect.). Pablo VI
quiso que esta celebración tuviese un acentuado carácter sacerdotal l8.

16 Para el leccionario bienal cf. L e s s i - A r io s t o , M., art. cit., 78-91 y 130-142.


17 Para el curso bienal del oficio de lectura cf. L e s s i- A r io s t o , M ., art. cit., 92-93
y 143-144.
18 C f Rose, A., «La signification de la Messe chrismale», en QL 69 (1988), 26-66;
Russo, R., El «propio» de la Misa Crism al en el Misal Romano de Pablo VI. Estudio
histórico litúrgico-teológico {Romae 1992); T e n a , P., «La misa crismal. Una aporta­
ción catequética», en Ph 127 (1982), 67-70. Para los textos de la bendición de los óleos,
c f supra, n n .l8 y 19 del cap. XVII. Para el prefacio c f A b a d , J. A., «Fuentes y teología
del prefacio crismal del nuevo Misal Romano», en Teología del sacerdocio 4 (Burgos
1972), 351-363.
C a p í t u l o X X II

ADVIENTO, NAVIDAD Y EPIFANIA

La santa madre Iglesia, en el ciclo del año, desarrolla


todo el misterio de Cristo, desde la encamación y el N a­
cimiento... y la expectativa de la feliz esperanza y venida
del Señor» (SC 102).

BIBLIOGRAFIA

B e r g a m i n i , A., «Adviento», en NDL, 50-53; Id., «Navidad-Epifanía»,


ib., 1405-1409; B o t t e , B. et AA.AA., Noel, Epiphanie, retour du Christ
(«Lex Orandi» 40, París 1966); C a b r o l , F., «L ’avent», en DACL 1 (1925),
3223-3230; J o u n e l , P., «El tiempo de Navidad», en M a r t i m o r t 965-986;
L e m a r i é , J., Navidad y Epifanía (Salamanca 1966); Id., «Noel (la liturgie)»,
en Cath 9 (1982), 2309-2329; M a z z a r e l l o , S., «Epifanía», en DE 1, 692-
694; Id., «Navidad», en DE 2, 679-682; N o c e n t , A., Contemplar su gloría:
Adviento, Navidad, Epifanía (Barcelona 1963); Id., Celebrar a Jesucristo,
1-2 (Santander 1979); «II tempo della manifestazione», en Anamnesis 6,
177-205; R i g h e t t i 1, 6 7 5 -7 2 7 ; R y a n , V ., Adviento-Epifanía (M adrid
1986); VV.AA., «Tempo di Avvento, tempo di Natale», en D e l l ’O r o , F.
(dir.), II M essale Romano del Vaticano II 1 (Leumann-Torino 1984), 37-
175; y AsSeñ 2-14 (1964-1967); «Cuadernos Phase» 66 (Barcelona 1995);
«Dossiers CPL» 67 (Barcelona 1995); LMD 59 (1959); PAF 1-9 (1970-
1973); Ph 48 (1968); RL 59/5 (1972); 71/5 (1984); RivPL 9/6 (1972); 13/6
(1976); 14/6(1977).

El co m p le m e n to d el c ic lo p ascu a l lo co n stitu y e el ciclo n a ta licio


o de la m a n ife sta c ió n del S eñor. A d v ien to , N av id a d y E p ifan ía están
u n id o s e n tre sí p o r e sta referen cia. El c a p ítu lo estu d ia esto s tie m p o s
b ajo la p e rsp e c tiv a c o m ú n de la v en id a o m a n ifesta ció n del Señor.
A h o ra b ie n , la ce le b ra c ió n del A d v ien to tie n e c a rá c te r d e p re p a ­
ració n de la N a v id a d y de la E p ifan ía, de m o d o se m ejan te a lo que
o cu rre co n la C u a re sm a resp e cto de la P asc u a y su cin cu en ten a.

I. ESTRUCTURA DEL CICLO NATALICIO

« D e sp u é s d e la an u a l ev o c ac ió n del M isterio p ascu a l, la Ig lesia


no tie n e n a d a m á s san to q u e la c e le b ra ció n del N ac im ie n to del S eñ o r
y de sus p rin c ip a le s m a n ifesta cio n es» (N U A L C 32). L a so le m n id a d
del 25 de d ic ie m b re o c u p a el cen tro de to d o el ciclo y, a la v ez,
g u ard a u n a esp ec ial rela ció n con la P ascua. L a ce le b ra ció n n atalicia
del S eñ o r se in ic ia co n las I vísp era s de N av id a d y te rm in a el d o m in ­
go d esp u és de la E p ifan ía.
250 P IV La santificación del tiempo

L a c a racterística m as v isib le de este p erio d o es la ac u m u la ció n


de fiestas Las p rin cip ale s son el 25 de d iciem b re y la E p ifan ía, el 6
de enero, pero el d o m in g o sig u ien te a N avidad se ce le b ra la fiesta d e
la S ag rad a F am ilia, el 1 de enero, o ctav a de N av id ad , la so le m n id a d
de S anta M aría M ad re de D ios, y el d o m in g o d esp u és de E p ifan ía la
fiesta del B au tism o del S eñor E n aqu ello s lu gares d o n d e el 6 de
en ero n o es de p rec ep to , la E p ifan ía se traslad a al d o m in g o qu e ca ig a
en tre el 2 y el 8 de en ero ( c f N U A L C 37) P or o tra parte, se m a n tie ­
ne la o ctav a de N av id ad , que incluye, en los días 26, 27 y 28 de
d iciem b re, las fiestas de san E steb an , san Ju an E v an g elista y los san ­
to s In o ce n tes D esp u és del 1 de en ero , las ferias de N av id ad tie n en
m e n o r cate g o ría
L a litu rg ia ro m an a d ed ica a la p re p a ia c ió n de la N av id a d cu atro
se m an a s con su s resp e ctiv o s d o m in g o s El A d v ien to em p iez a en las
I vísp era s del d o m in g o que cae el 30 de n o v ie m b re o en el d ía m ás
ce rcan o a esta fecha, y te rm in a an tes de las I vísp era s de N av id a d
(N U A L C 40 ) A p artir del día 17 de d iciem b re se in te n sific a la p re­
p ara ció n p ara la N av id a d L as ferias son in d e p en d ie n te s de lo s d o ­
m in g o s

II LOS DATOS DE LA HISTORIA

L a h isto ria de to d o este ciclo n o es unifo rm e E n efecto , m ie n tras


los lib ro s litú rg ico s actu ales co m ien z an el d o m in g o I de A d v ien to ,
lo s an tig u o s sa c ra m é n ta n o s lo h acían el día 25 d e d ic iem b re

1 N a v id a d y E p ifa n ía

L as fiestas de N av id ad y E p ifan ía ap a reciero n en el ca le n d ario


cristian o a c o m ien z o s del siglo iv, au n q u e en lugares d iferen tes
1 L a p rim e ra n o ticia h istó rica de la N a v id a d pro ced e del cro ­
n ó g rafo co p iad o p o r F u n o D io n isio F ilo calo el 354, au n q u e se re­
m o n ta al año 336, que co n tien e la d ep o sitio m a rtyru m y la d ep o sitio
e p isco p o ru m de la Ig lesia de R o m a E n ca b ez an d o la p rim e ra lista, el
d ía 25 de d ic iem b re , se lee VIII k a l rnn natu s est C h ristu s in B et-
leh em lu d e a e 1
S in em b arg o , a p esar de las in v e stig acio n es, no se sabe co n c e r­
te z a cual pud o ser el m o tiv o de la elecció n del 25 de d ic iem b re co m o
fec h a de la fiesta del N acim ien to del S eñor L a c o in cid e n cia del 25
de d ic iem b re con la fiesta p ag a n a del N a ta h s (so h s) invicti, e sta b le ­

1 Puede verse el texto en P a s c h e r , J , El año litúrgico (BAC 247, Madrid 1965),


350 352, c f Jo u n e l , P , «Los calendarios», en M a r t im o r t , 1012-1013
C 22 Adviento Navidad y Epifanía 251

cid a el añ o 275 p o r el e m p e ra d o r A u re h a n o en el so lsticio de in v ier­


no, h a h e c h o p e n s a r q u e el cristian ism o h a b ría q u erid o co n tra rrestar
la fiesta p a g a n a p ro p o n ie n d o la ce le b ra ció n del n ac im ien to de C ris­
to, el v e rd a d e ro s o l d e ju s tic ia ( c f M al 4 ,2 , Le 1,78) 2 U n a seg u n d a
h ip ó te sis se b a s a en el cá lc u lo de la fec h a de la m u e rte de C risto ,
según la c re e n c ia a n tig u a de q ue é sta h a b ría te n id o lu g ar el m ism o
d ía en q u e se p ro d u jo la e n c a m a c ió n L a fec h a del 25 de d ic iem b re
se h a b ría fijad o , p o r ta n to , en base al 25 de m arzo , fec h a estim a d a de
la m u erte 3
U na te rc e ra h ip ó te sis se ap o y a en el o b jeto de la fiesta seg ú n las
h o m ilía s p a trístic a s, e sp e c ia lm e n te las de san L eó n M ag n o (440-
4 61), el te stig o sin d u d a m ás cu a lific ad o a c erca d el sen tid o o rig in a­
rio de la N a v id a d en la litu rg ia ro m an a , a u to r p o r o tra p arte del fa­
m o so to m u s a d F la v ia n u m env iad o al C o n c ilio de C a lc ed o n ia 4 L a
ráp id a d ifu sió n d e la fiesta se ex p lica m ás fác ilm e n te p o r la n ec esi­
d ad de a firm a r y d ifu n d ir la fe a u té n tic a en el m isterio de la e n c a m a ­
ció n q u e p o r el afán de c o n tra rre sta r u n a fiesta p a g a n a El C o n cilio
de N ic e a se h a b ía ce le b ra d o el añ o 325 y los co n c ilio s sig u ien tes
tu v ie ro n que h a c e r frente a d iv e rso s erro res cristo lo g ic o s 5 D e h e­
cho, a fin ales del sig lo iv la N a v id a d se c e le b ra b a y a en el n o rte de
A fric a (a 360), en E sp añ a (a 384), en C o n sta n tin o p la (a 380), en A n ­
tio q u ía (el 386), en C a p ad o c ia, etc 6
L a litu rg ia p ap a l de R o m a, a p a rtir d el siglo v , co m p re n d ía tres
esta c io n e s el 25 de d ic iem b re S an ta M a ría la M a y o r — ju n to al p e­

2 Hipótesis apoyada por B o t t e , B , Los orígenes de la Navidad y de la Epifanía


(Madrid 1963), obra escrita en 1932 y que ha influido notoriamente en los estudios
postenores No obstante c f R o l l , S , «Botte Revisited A Tuming Point m the Re­
search on the Ongms o f Chnstmas and Epiphany», en QL 74 (1993), 153-170
3 C f D u c h e s n e , L , Origines du cuite chretien (Pans 1920, la I edición es de 1889),
261, etc , y últimamente T a l l e y , Th J , «Le temps liturgique dans TEglise ancienne
Etat de la recherche», en LMD 147 (1981), 29-60, aquí 39 48 Id , Le origim dell anno
litúrgico (Brescia 1991, trad del ingles de 1986), 93-101, y A m a s s a r i , A , «Alie origim
del Calendario natalizio», en Euntes Docete 45 (1992), 11-16
4 En G a r r i d o , M , San León Magno Homilías sobre el año litúrgico (BAC 291,
Madrid 1969), 69-122 C f A l b e r ic h , E , «El misterio salvifíco de la encamación en el
primer formulario navideño del sacramentarlo leoniano», en RET 25 (1965), 277 317,
C a l l a e w a e r t , C , «S León le Grand et les textes du Leonien», en Sacris Erudin 1
(1948), 36-164, S c h n i t z l e r , Th , «Das Konzil von Chalkedon und die westhche (ro
mische) Liturgie», en G r il l m e ie r , A - B a c h t , H (dir ), D as Konzil von Chalkedon 2
(Wurburg 1951 52), 735 755, etc
5 M a z z a r e l l o , S , «Navidad», art c it , señala como primera causa del origen de la
Navidad la lucha contra el arriamsmo, aunque admite también, como causas «sociolo
gicas y políticas», el sincretismo religioso del culto impenal y el apoyo de Constantino
6 C f M o s s a y , J , «La Noel et l’Epiphame en Cappadoce au IV siecle», en B o t t f ,
B etA A Noel Epiphanie op cit ,211-236, T h e o d o r o u , E , «Saint Jean Chrysostome
et la féte de Noel», ib , 195-210, W i l m a r t , A , «Un sermón de saint Optat pour la fete
de Noél», en RevSR 2 (1922), 271 302, etc
252 P.IV. La santificación del tiempo

seb re— en la m e d ia n oche; S anta A n astasia , al am an e ce r, y S an P e­


dro, entrad o el d ía 7. C on o rigen d iferen te en cu an to a la época, las
tres c e le b ra cio n e s se d ifu n d ie ro n con los libros litú rg ico s ro m an o s.
E n el siglo vi se in tro d u jo la v ig ilia de N av id a d co n ay u n o y u n a
m isa v esp ertin a, y p ro b ab le m en te ta m b ié n la o ctav a el d ía 1 de en e­
ro. L as fiestas de san E steb an , san Ju an E v an g e lista y los In o cen tes
se rem o n tan al m en o s al siglo vi en la litu rg ia ro m an a, au n q u e y a se
ce le b ra b an d esd e el siglo iv en la litu rg ia siria, co n la p articu la rid ad
de in clu ir ta m b ié n las fiestas de san P edro y san Pablo, san Ju an y
S antiago el d ía 27, no te n ien d o la fiesta de los Ino cen tes. L as resta n ­
tes litu rg ias o c c id e n tales siguen a la litu rg ia ro m an a , p ero co n m em o ­
ran d o tam b ién el d ía 27 al apóstol S antiago 8.
2. L a fie s ta d e E pifanía n ac ió en O rien te, p ro b ab le m en te en
E g ip to en círc u lo s h etero d o x o s, en la h ip ó te sis d e qu e fu era d ic h a
fiesta la ce le b ra d a p o r los g n ó stico s b asilid a n o s el 6 de en ero p ara
co n m em o rar el b au tism o de Jesús, según u n a alu sió n de C lem en te
de A lejan d ría ( t 2 1 5 ) 9. Lo cierto es que a fin ales del sig lo iv la
E p ifan ía e sta b a p rese n te no sólo en A sia M e n o r según las h o m ilías
de los P ad res C a p ad o c io s (a.3 7 2 ss), en A n tio q u ía (a.3 8 6 ), en C h ip re
(a .374), en Je ru sa lé n (a.380), sino tam bién en O ccid en te — G alia
(V ien a a.3 6 1 ) y E sp añ a ( a .3 8 0 ) 10.
L a p rim e ra n o tic ia seg u ra de su cele b ra ció n en R o m a son las
hom ilías de san L eón (4 4 0 -4 6 1 ) 11. A h o ra bien, m ien tras en O rien te
la E p ifan ía o sc ila en tre la c o n m em o rac ió n del B a u tism o d el S eñ o r
— E gipto, A n tio q u ía y C o n sta n tin o p la en un seg u n d o tiem p o — y la
fiesta del N a c im ie n to — C ap ad o c ia, A n tio q u ía y C o n stan tin o p la al
p rin cip io , C h ip re, Je ru sa lé n — , en O ccid en te se ce n tra en la ad o ra ­
ción de los M agos. El m o tiv o del ca m b io de co n ten id o en alg u n as
Iglesias de O rien te se deb e a la lle g ad a de la fiesta d el 25 de d ic ie m ­
bre. N o o b sta n te , la s’litu rg ias o cc id e n tales h an co n m em o rad o en la
E p ifan ía las m a n ifesta cio n es del S eñ o r en la ad o ra ció n de los M a­
gos, en el b au tism o de Je sú s y en las b o d as de C a n á ,2, y en alg u n as
Ig lesias ta m b ié n la tra n sfig u rac ió n y la m u ltip lic ac ió n de los p an es.
La fiesta de la E p ifan ía fue eleg id a en la an tig ü ed a d p ara an u n c ia r la

7 Una referencia a las tres misas aparece ya en S. G r e g o r io M a g n o , Hom 8 in


E vang, en PL 76, 1103.
8 Cf. R ig h e t t i 1, 703-715
9 En Stromata 1,146,1, en PG 8, 887
10 Cf. L e m a r i e , J , «Epiphame», en DSp 4 (1960), 863-879, S a x e r , V., «Epifanía»,
en DPAC 1,718-719, etc.
11 En G a r r i d o , M., op. cit., 123-153, c f L a n g , A P , «Anklange an liturgische
Texte ín Epiphamesermonen Leos der Grossen», en SacrEr 10 (1959), 43-126, etc
12 Véase ant. del Magníficat de las II Vísp. de la Epifanía.
C.22. A dviento , Navidad y Epifanía 253

fec h a de la c e le b ra c ió n de la P ascua. E n las Ig lesias o rien tale s era


d ía bautism al y en él se b e n d e c ía n las ag u as 13.
L a fiesta del B a u tism o del S eñor, q ue cierra hoy el ciclo n a v id e ­
ño, h ab ía en tra d o en el c a le n d a rio ro m an o en 1960, p ero se ce le b ra ­
b a el d ía 13 de en ero , a los o ch o d ías de la E pifan ía. N o o b stan te, los
m isale s g alica n o s te n ía n y a e sta fiesta d esd e el sig lo x v iii 14.

2. E l A d v ie n to

El A d v ien to se d e sc o n o c e en R om a an tes del sig lo vn. N av id ad


no te n ía p rep a ra ció n e sp e c ia l e n to n ce s, p u es las T ém p o ra s d e d i­
ciem b re eran to d a v ía in d e p en d ie n te s 15. L as prim eras n o ticias de una
cierta p rep a ra ció n de la N a v id a d p ro ce d en del C o n c ilio de Z arag o z a
(a.380). L os fo rm u lario s de m isas que se e n c u en tra n b ajo el títu lo D e
a d ve n tu D om ini, al final de los sa c ra m é n ta n o s g elasian o s (de o rig en
ro m an o -g alica n o ), p ro b a b le m e n te no te n ían n ad a qu e v er con la p re­
p ara ció n de la N av id a d , sin o co n el rec u erd o de la ú ltim a v en id a de
C risto, co m o su g iere su co lo ca ció n . Sin em b arg o , esta te m ática se
vio atra íd a p o co a p o co p o r el rec u erd o de la e x p e ctac ió n q u e p rec e­
dió a la m a n ifesta ció n h istó ric a del M esías. El R o tu lu s de R av en a,
au n q u e es del sig lo v, se m u e v e y a en esta p ersp e ctiv a. P o r su p arte,
las litu rg ias o rien tale s no h a n te n id o n u n ca u n as ce le b ra cio n e s esp e­
cíficas de A d v ien to .
P or o tra parte, se ad v ie rte n ta m b ié n flu ctu acio n es en cu a n to al
n ú m ero de sem an a s del A d v ien to o rig in ario : seis en u n o s te stim o ­
n io s y cu atro en o tros. El n ú m e ro de cu a tro d o m in g o s q u ed ó fijad o
tan sólo a p artir de los sig lo s vm -ix.

III. TEOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD

S ig u ien d o el c riterio de la im p o rta n cia o b je tiv a de las c e le b ra c io ­


nes, es p reciso c o m e n z a r p o r las m á s im p o rtan tes ,6.

13 C f D a l m a i s , I H., «La sanctification des eaux et la féte de PEpiphame dans la


tradition syro-antiochienne et ses denvées», en T r ia c c a , A M - P is t o ia , A. (d ir), Les
bénédictions et les sacramentaux dans la liturgie (BELS 44, Roma 1988), 59-71.
14 C f L e m a r ie , J , «La Baptéme du Seigneur dans le Jourdain d’aprés les textes
scripturaires en usage dan les Eglises d’Orient et d’Occident», en LMD 59 (1959),
96-98.
1<¡ C f C h a v a s s e , A., «L’avent romam du VICau VIIL siécle», en EL 67 (1953),
297-308 (cf. ib 69 [1955], 21-23); L e m a r ie , J , «Le mystére de l’avent de la Noel
d’aprés \e Rotulus de Ravenne», en Q LP42 (1961), 303-322; R y a n , V., «L’avent Ses
origines et son développement», en QL 67 (1986), 203-213, etc.
16 C f. C a s t e l l a n o , J., «La Navidad: historia y teología», en Ph 174 (1989), 481-
490, G o o s s e n s, A , «Polyvalence accentuée. le cycle de Noel selon Vatican II», en QL
254 P.IV. La santificación del tiempo

1. L a « N a v id a d del S eñ or» y su O cta v a

1. L as I vísp era s del 25 de d iciem b re cantan a la P ala b ra qu e ha


to m a d o carne, u n a v ez cu m p lid o el tie m p o (G ál 4 ,4 -5 ), y qu e sale a
la luz com o el esp o so de su cá m a ra n upcial (ant. M a gn.). La m isa de
la vigilia se ab re con el can to «H o y vais a sa b er q u e el S eñ o r v e n ­
drá» (E x 16,6-7). En ella se p ro c la m a la g en e alo g ía de Jesu cristo
(M t 1,1-25; Is 6 2,1 -5; H ech 1 3,16-17.22-25). L a o rac io n es co n e ctan
el tiem p o de A d v ien to con la N av id ad . El oficio d e lectu ra to m a los
salm os m e siá n ico s 2, 18 A y 4 4 p ara c e le b ra r al e n g e n d rad o del
P adre (cf. H eb 2,5) y esp o so de la Ig lesia (Sal 44 ,3 ). S ig u en la p ro ­
fecía de la raíz de Jesé (Is 11,1-10) y el se rm ó n 1 de la N a v id a d de
san L eón M agno. L os re sp o n so rio s c o m ien z an con la p a la b ra « h o y » ,
p ara in d icar la ac tu a lid a d del ac o n te cim ien to salv ífico 17. L a m isa de
m e d ia n o c h e tien e un claro p ara lelo con la vig ilia p ascu al 18. El e v a n ­
gelio anuncia: «os h a nacid o u n S alv ad o r» (cf. Le 2 ,1 -1 4 ), el d esce n ­
d iente de D av id (Is 9,2-7), Je su cristo , D io s y S alv a d o r n u estro (T it
2 ,1 1 -1 4 ), a q u ien el P ad re dice: « T ú eres m i H ijo, y o te h e en g e n d ra­
do hoy » (S al 2,7). L a señal es la eu c aristía, el n u ev o in te rc a m b io
a d m ira b le 19.
L os lau d es ev o c an la ad o ra ció n de los p asto res, co m o h ac e ta m ­
b ié n la m isa d e la a u ro ra (L e 2,1 5 -2 0 ). E llos rep rese n tan a to d o el
p u eb lo , co m o la h ija de S ió n (Is 62 ,1 1 -1 2 ; Z ac 9,9). L a tercera m isa
se ce n tra en el m isterio de la P ala b ra h e c h a ca rn e (Jn 1,1-18), cu y a
v en id a h a traíd o la sa lv ació n (Is 5 2 ,7 -1 0 ) y es rev e lac ió n del P ad re a
los h o m b res (H eb 1,1-6). L a e n c a m a c ió n , p rin cip io de la acció n re ­
d en to ra del h o m b re, es aún m ás su b lim e q ue la creació n (cf. c o lec­
ta). L as II vísp era s ex a lta n al M esías desd e su n ac im ien to (Sal 109),
qu e h a asu m id o la c o n d ició n h u m a n a desde lo m ás h o n d o (Sal 129),
P rim o g én ito y ca b ez a de la Ig lesia (C ol 1,12-20), la P ala b ra de la
vida q ue se h izo v isib le (1 Jn 1,1-3).
2. L a so le m n id a d de S a n ta M a ría M a d re d e D ios, el d ía 1 de
en ero , p o n e de reliev e cu atro asp ec to s, al m enos: la o ctav a de N a v i­
dad, la circ u n cisió n (cf. L e 2 ,2 1 ), la im p o sició n del n o m b re de Jesú s
(cf. M t 1,21; L e 1,31; 2,2 1 ) y la fiesta de la M a tern id a d d iv in a de

73 (1992), 205-222; W a r d , A. -J o h n s o n , C., «The Sources o f the Román Missal, 1:


Advent-Christmas», en Not 240/242 (1986), 441-478; I d ., The Prejáces ofthe Román
Missal (Rome 1989), 57-101 (Bibl.), etc.
17 Cf. P i n e l l , J., «V hodie festivo negli antifonari latini», en RL 61 (1974), 679-
592.
18 Véase las colectas respectivas: cf. A s h w o r t h , H., «The liturgical Prayers o f St.
Gregory the Great», en Traditio 15 (1959), 107-161, aquí 118-121; C a p e lle , B., «La
main de Saint Grégoire dans le sacramentaire romain», en RBén 49 (1937), 13-28; I d .,
«La préface de Noel. Origine et commentaire», en QLP 18 (1933), 273-283, etc.
19 Cf. H e r z , M., Sacrum commercium (München 1958).
C.22. Adviento, Navidad y Epifanía 255

M a r ía 20. T o d o s esto s te m as ap a rece n en las lectu ras, esp ecialm en te


el d el n o m b re d iv in o (N ú m 6 ,2 2 -2 7 ), y el de M aría se d e d e la S a b i­
du ría (L e 2,16-21 y G ál 4,4 -7 ). L as o rac io n es y el p refac io in sisten
en los b en e ficio s q ue h a d ep a rad o la co lab o rac ió n de M a ría en la
en c am ac ió n . N u m ero so s te x to s re c u e rd a n ta m b ié n la v irg in id a d p er­
p etu a de la M a d re del S eñ o r (cf. ant. 3 de laudes).
L a litu rg ia de las h o ras c o m b in a los te m as cristo ló g ic o s de la
N av id ad , e sp ec ialm en te en las lectu ras b íb lica s co m o H eb 2 ,9 -1 7 y
M iq 5,2-3, con los te m as m a rian o s, en las an tífo n as, resp o n so rio s,
le ctu ra p a trístic a (san A tan a sio ) y en los sa lm o s q u e la litu rg ia ap lica
a M a ría y a la Ig lesia: el Sal 23, el 86, el 98, el 147, el 121, el 126,
e tcé tera, y el cán tico de E f 1,3-10.

2. L a « E p if a n ía d e l S e ñ o r»

L a so le m n id a d c o n serv a su c a rá c te r trad icio n a l d en tro de la litu r­


g ia ro m an a. El ev a n g elio (M t 2 ,1 -1 2 ) y el p ro fe ta (Is 6 0 ,1 -6 ) co n fi­
g u ran el alcan ce te o fá n ico y u n iv e rsa lista de la ce le b ració n . E sta se
ab re con las I vísp era s en las q u e el Sal 134, el cá n tic o de 1 T im 3,16
sob re C risto « m a n ifesta d o en la ca rn e» y la le ctu ra de 2 T im 1,9-10
d estac an la ep ifa n ía de Je su cristo S alvador. L as an tífo n as se h acen
eco de esta m a n ifesta ció n y alu d en a la estre lla co m o sig n o del g ran
R ey. El o ficio d e lectura está v erte b ra d o p o r el Sal 71, m e siá n ico y
alu siv o a los rey es de T arsis, S ab a y A rab ia, al qu e se añ ad en Sal 95
y Sal 96 con su c a rácter u n iv e rsa lista. L a le ctu ra es Is 6 0 ,1 -2 2 , a la
que sig u e un serm ón de san L eón so b re la E pifan ía. L os la u d es a lu ­
den ta m b ié n al ca rácter m isio n ero de la fiesta (cf. Is 5 2 ,7-10).
L a m isa se abre con el tex to de M al 3,1, p ara esb o za r en la c o ­
lecta el co n ten id o d e la so lem n id ad . Al ev a n g e lio y al p ro fe ta ac o m ­
p añ an el Sal 71 y E f 3 ,2 -3 .5 -6 (2.a lect.). El p refac io ce le b ra a C risto ,
« m a n ifesta d o en n u estra carn e m o rtal» . L as resta n te s o rac io n es rec o ­
n o cen en la eu c aristía la p re se n c ia del m isterio . L a h o ra in term ed ia
ha se leccio n ad o los salm os 46, 85 y 97 co m o ex a lta ció n de C risto.
L as 11 vísp era s con el Sal 109, el 111 y A p 15,3-4 g lo rifican tam b ién
al S eñor, ante el que se p o stran to d as las nacio n es. L a lectu ra es T it
3,4-5.

20 Con esta fiesta se ha querido recuperar una hipotética celebración mariana


situada antiguamente en Roma este día: cf. B o t t e , B., «La premiére féte mariale de la
liturgie romaine», en EL 47 (1933), 425-430; G u i l m a r d , J.-M., «Une antique féte
mariale au Ier Janvier dans la ville de Rome?», en EcclOr 11 (1994), 25-67; L e f e v r e ,
P., «A propos de la nouvelle féte mariale du I ianvier», en QL 52 (1971), 36-38; M e o ,
S . - S a r t o r e , D., «Madre de Dios», enN D M , 1173-1 199, aquí 1194-1197.
256 P IV La santificación del tiempo

3. L os d o m in g o s d esp u és de N avid ad y la fiesta


d el B au tism o del S eñ or

1. El d om ingo dentro de la o ctav a de N avidad , fie s ta d e la S a ­


g ra d a F a m ilia 21, recoge en las antífonas, lecturas b rev e s del O ficio ,
en los resp o n so rio s y en las p reces d iv ersas alu sio n e s a la v id a o cu lta
de Jesús, sin o lvidar las virtu d es de la fam ilia cristian a. E n este se n ­
tid o d estacan las lecturas b íb lica ( E f 5,2 1 -6 ,4 ) y ec le siá stic a (u n a
h o m ilía de P ablo V I) del o ficio d e le ctu ra . L a m isa se m u ev e en la
m ism a tem ática. Por u n a parte p rese n ta el a c o n te cim ien to de la p re­
sen cia del H ijo de D ios en el seno de u n a fam ilia h u m a n a, e sp ec ial­
m en te en los evan g elio s (M t 2 ,1 3 -1 5 .1 9 -2 3 : año A ; L e 2 ,2 2 -4 0 : B; y
L e 2,41-52: C ), y po r o tra pro p o n e «el m a ra v illo so ejem p lo de la
S ag rad a F am ilia» (colecta) com o m o d e lo de la Ig lesia y de la in sti­
tu ció n fam iliar. E ste asp ecto lo señ alan las lectu ras d el A n tig u o T es­
ta m en to y del A póstol en los tres ciclo s, ad e m á s de las o racio n es
p resid en ciales.
2. El d om ingo II de N av id a d ce le b ra el N a c im ie n to de Jesús
co n el co lo rid o pascual del día d e l S e ñ o r, y en este sen tid o to d o s los
tex tos, esp ecialm en te las lectu ras O ficio d iv in o , son un can to a C ris­
to, la P ala b ra etern a del Padre, que ha m o rad o en tre los h o m b res. La
m isa se ab re con la alusión al d esce n so de la S ab id u ría d iv in a (S ab
18,14-15; cf. E clo 2 4,1-4.12-16: 1.a lect.; Jn 1,1-18: ev an g .). L a se­
g u n d a lectu ra h ab la igu alm en te de la g lo ria del S eñ o r (cf. E f 1,3-
6 .1 5-18). L as oracio n es tien en ta m b ié n u n co n ten id o sap ien cial ev i­
dente.
3. L a fie s ta d el B autism o d el S e ñ o r en riq u e c e n o tab lem en te el
ciclo n av id eñ o , desde el p unto de v ista c n s to ló g ic o . El ev an g elio se
lee ca d a año según un S in ó p tico (M t 3,1 3 -1 7 ; M e l,6 b - l 1; Le 3,15-
1 6.21-22), m ie n tras las resta n te s le ctu ras h a b la n de la in v estid u ra
m e siá n ica de C risto y de su u n ció n p o r el E sp íritu (Is 4 2 ,1 -4 .6 -7 ;
H ech 10,34-38) 22, tem as que se ev o can ta m b ié n en el p refacio y en
las o rac io n es, si bien estos te x to s h ac en re fe re n c ia al sacram en to del
B autism o. En el O ficio d estacan las le ctu ras b íb lic a s y las an tífo n as,
que g iran en torno a los m ism o s co n ten id o s de la M is a 23. A lg u n o s

21 Esta fiesta había sido introducida en el calendario romano en 1893 por el papa
León XIII, en el domingo III después de Epifanía La reforma del calendario la ha
acercado a la Navidad sobre el antiguo oficio y misa cf. P a s c h e r , J , El año litúrgico
(BAC 247, Madrid 1965), 454-462.
22 El OLM de 1981 ha introducido adhbitum, para el año B ,Is 55,1-11 y 1 Jn5,l-9,
y para el año C, Is 40,1-5 9-11 y Tit 2,11-14, 3,4-7, que tocan, respectivamente, los
temas del agua viva del Espíritu y del bautismo cristiano.
23 Se han vuelto a usar las antífonas Veterem hominem en varias horas: cf. L e m a r i e ,
J., «Les antiennes Veterem hominem du jour de l’octave de l’Epiphame», en EL 72
(1958), 3-38.
C.22. Adviento, Navidad y Epifanía 251

sa lm o s son m u y sig n ific ativ o s, co m o el 28 y el 65. L os resta n te s se


to m a n de la so le m n id a d de la E pifanía. C on esp ecial in terés se ha
e sc o g id o un se rm ó n de san G re g o rio N ac ian c en o en la fie sta de las
lu c es c o m o le c tu ra p atrístic a.

4. L os d ías de la o cta v a y las feria s d e N a v id a d -E p ifa n ía

L as m e m o ria s de san E steb an (26 de d ic iem b re), san Ju a n E v an ­


g e lista (d ía 27 ) y de los san to s In o ce n tes (d ía 28) se co m b in an con
la o c ta v a de N av id a d . L a c e le b ra ció n m ás id e n tifica d a co n ella es,
sin d u d a, la de los In o cen tes, a ca u sa del ep iso d io ev a n g élico de M t
2 ,1 3 -1 8 . P ero san Juan E v an g e lista es ta m b ié n el g ran te stig o de la
e n c a m a c ió n del H ijo de D ios, a p artir del m isterio de la resu rre cc ió n
(cf. Jn 20 ,2 -8 : ev a n g elio ; 1 Jn 1,1-4: 1.a lect.). L as m isas y el O ficio
d iv in o d e la o c ta v a de N av id a d g iran en to m o al m isterio del n ac i­
m ie n to del S eñor, con lectu ras de la I C a rta de san Ju an y los e v a n ­
g elio s de san L ucas y de san Juan, m ás las lectu ras b íb lica s del o ficio
d e le ctu ra — de la C a rta a los C o lo sen se s— y las lectu ras p atrísti­
cas 24.
L as ferias q u e sig u en a la o ctav a de N av id a d se refieren a sig n o s
e p ifá n ic o s to m a d o s del IV E v an g e lio h a sta el 5 de en ero y de los
d em ás e v a n g elista s en tre el 7 y el 12 25. L as o rac io n es se m u ev en en
to m o a la te m á tic a n atalicia , p ero ca d a d ía cu e n ta con u n a seg u n d a
c o le c ta p a ra d esp u és de la E pifanía. E n cu a n to al O ficio d iv in o , a
p a rtir de la II se m an a se u sa y a el sa lte rio co rrien te, au n q u e los re s­
ta n tes te x to s son p ro p io s. L a le ctu ra de la C a rta a los C o lo sen ses
te rm in a el día 5 de enero, y a p artir de ese día se lee la ú ltim a p arte
del p ro fe ta Isaías. L as le ctu ras p a trístic a s se refieren a la E p ifan ía y
al B a u tism o del S eñor.

5. L os d o m in g o s d e A d v ien to

L a Iglesia, al c e le b ra r el A d v ien to u n id o a la N av id ad , es c o n s­
cien te de cu m p lir a la v ez la e sp era del an tig u o Israel en la ex p e cta­
tiv a m esiá n ica , y su p ro p ia esp era de la c o n su m ac ió n de la filiació n
d iv in a co m u n ica d a p o r C risto en su v en id a h istó ric a (cf. R om 8,19;
1 Jn 3 , 2 ) 26. E sta te m ática d escan sa so b re los cuatro d o m in g o s, si­

24 C f F a r n e s , P , «Las lecturas bíblicas del tiempo de Navidad», en OrH 16(1985),


344-350, G o e n a g a , J. A., «Celebración de la Navidad y crónica de los evangelios de
la infancia», en Ph 113 (1979), 397-417
25Cf. OLM 96; T e n a , P, «El Leccionario ferial de Navidad», en Ph 125 (1981),
427-432
26 Véanse NUALC 39 y el prefacio I de Adviento* c f F r a n c e s c o n i , G , «Per una
lettura teologico-liturgica dei prefazi di Avvento-Natale-Epifania del Messale Roma-
258 P.IV. La santificación del tiempo

g u ie n d o las lín e as del L ec cio n a rio de la M isa, q u e d a u n id a d a los


tres ciclo s A , B y C:

Año A Año B Año C

Dom I Is 2,1-5 Is 6 3 ,16-17;64,1.3-8 Jer 33,14-16


Rom 13,11-14 1 Cor 1,3-9 1 Tes 3,12-4,2
Mt 24,37-44 Me 13,33-37 Le 21,25-28.34-36
Dom II Is 11,1-10 Is 40,1-5.9-11 Bar 5,1-9
Rom 15,4-9 1 Pe 3,8-14 Flp 1,4-6 8-11
Mt 3,1-12 Me 1,1-8 Le 3,4-6
Dom III Is 35,1-6.10 Is 61,1-2 10-11 S of 3,14-18
Sant 5,7-10 2 Tes 5,16-24 Flp 4,4-7
Mt 11,2-11 Jn 1,6-8.19-28 Le 3,10-18
Dom IV Is 7,10-14 1 Sam 7,1-5.8.12.14 16 Miq 5,2-5
Rom 1,1-7 Rom 16,25-27 Heb 10,5-10
Mt 1,18-24 Le 1,26-38 Le 1,39-45

E n efecto, estas lecturas h ac en q ue el d o m in g o 1 g ire to d o él en


to m o a la v ig ilan c ia y a p rá c tic a de las o b ras de la luz en la e sp era
esca to ló g ic a de la ú ltim a v e n id a del S e ñ o r 27. L a le ctu ra p atrístic a de
este d o m in g o m e d ita sobre los d o s ad v ien to s de C risto . L a e sp eran z a
es la n o ta d o m in a n te co m o ac titu d fu n d am en tal d e la v id a c ristia ­
n a 28. E l 11 d o m in g o , aun d en tro d e la m ism a tó n ic a esca to ló g ic a,
in tro d u ce los av iso s de Ju an el B autista: « p rep a ra d los ca m in o s del
Señor». Su len g u aje v eh e m e n te, in sp ira d o en Isaías y B aru c (1.a lect.
B y C ), lla m a a la co n v e rsió n y al ca m b io de vida. L a le ctu ra p atrís­
tic a actu a liz a la fig u ra del B a u tista en la p red ic ac ió n de los en v iad o s
de C risto. T an to en este d o m in g o co m o en el a n te rio r las an tífo n as y
las o rac io n es d e la M isa in v itan a salir a n im o so s al en c u en tro d el
S eñ o r que viene.
El d o m in g o III de A d v ien to , d e n o m in ad o G a u d ete (aleg rao s) se­
gú n el co n sejo p au lin o de F lp 4.4-5 (2.a lect. añ o C ), está to d o él
m a rc ad o p o r la aleg ría « p o rq u e el S eñ o r está cerca» (cf. co lecta).
N u ev a m en te el B a u tista refleja las actitu d es del A d v ien to , co m o d es­
ta c a la le ctu ra p a trístic a del O ficio. El d o m in g o IV se sitú a y a en los
aco n te cim ien to s que p rec ed ie ro n al n ac im ien to de Jesús. E s el d o ­

no», RL 59 (1972), 628-648, M a r q u e s S u r i ñ a c h , J , El Misal de Pablo VI Estudio


critico de la eucología de Adviento (Pamplona 1986), etc.
27 Cf. C o n t é , N., Benedetto Colui che viene L 'Eucaristía e l'escatologia (Napoli
1987).
28 C f M a r t í n e z , G., La escatología en la liturgia romana antigua (Madnd 1976);
Ruiz d f l a P e n a , J L., «Tiempo de adviento, tiempo de esperanza», ib 136 (1983),
291-298; T r i a c c a , A. M . - P is t o i a , A. (dir.), Eschatologie et liturgie (BELS 35, Roma
1985), espec. 171 -183 y 331 -357, etc.
C 22 Adviento, Navidad y Epifanía 259

m in g o de las a n u n c ia c io n e s a Jo sé (ev a n g . del añ o A ), a M aría


(ev an g. del añ o B ) y a Isab e l (ev an g . del año C ), el d o m in g o en el
que la fig u ra de M aría, la M u je r (n u e v a E va) y M ad re del S eñor,
co n fie re una nota sin g u lar a to d a la c e le b ra c ió n 29.
L a litu rg ia de las h o ra s de lo s d o m in g o s de A d v ien to co n trib u y e
a p e rfila r la ce le b ra c ió n de la e sp e ra en las dos v en id as de C risto . El
o fic io d e lectu ra sig u e el lib ro de Isaías en u nión co n las ferias. P ara
las d em ás h o ra s se u sa el sa lte rio de las cu a tro se m an as co n an tífo ­
n as, lectu ras b rev es, re sp o n so rio s y p rec es p ro p ias 30.

6. L a s feria s d e A d v ien to

C o n stitu y e n el c o m p le m e n to de lo s d o m in g o s, p ero fo rm an dos


b lo q u e s, h asta el 16 de d ic ie m b re y d esd e el 17 h a sta el 24. En las
ferias h a sta el 16 de d ic ie m b re se lee el lib ro de Isaías co m o p rim e ra
le ctu ra de la M isa, sig u ien d o el m ism o ord en del lib ro , sin ex clu ir
lo s fra g m en to s que se leen ta m b ié n los d o m in g o s. L o s e v a n g elio s de
e sto s días están re la c io n a d o s co n la p rim e ra lectura. S in em b arg o ,
d esd e el ju e v e s de la se g u n d a se m an a, las lectu ras del ev a n g elio se
refieren a Ju an el B a u tista, de m a n era qu e las p rim e ra s lectu ras o
c o n tin ú a n el libro de Isaía s o co n tien e n un te x to rela cio n a d o con el
e v an g elio . E n la ú ltim a se m an a an tes de N a v id a d , se leen en la p ri­
m e ra le ctu ra te x to s p ro fé tic o s rela cio n a d o s con el ev a n g elio , y en
éste, los ac o n te cim ien to s que p rep a ra ro n el n ac im ien to del S e ñ o r 31.
El le cc io n ario p atrístic o del o fic io d e le ctu ra o frece, d u ran te las
ferias h asta el 16 de d ic iem b re , u n a ó p tim a m e d ita ció n so b re la se­
g u n d a v en id a de C risto y sobre las ac titu d es del A d v ien to . A p artir
del d ía 17 co n stitu y e n un c o m en ta rio de los ev a n g e lio s de las m isas.
E n las resta n te s h o ras del O ficio se rep iten c a d a se m an a las series de
le ctu ras brev es, re sp o n so rio s y p rec es, co n u n a g ran a b u n d a n cia de
textos.
U n a c a racterística im p o rta n te de las ferias a p a rtir d el d ía 17 es
el uso de las cé le b re s « an tífo n as de la O » en las V ísp e ra s y en el
alelu y a de la M isa. E stas an tífo n as co n stitu y e n u n a b e llísim a re c re a ­

29 Véanse el prefacio IV del Misal Romano en español (ed de 1988) y las conside­
raciones de Pablo VI en la exhortación Marialis cultus, de 2-11-1974, nn 4-5, en
G u e r r e r o 1, 685-686, también C a s t e l l a n o , J„ «La Virgen María en la espera y en la
manifestación del Señor», en OrH 18 (1987), 362-369; Rosso, S t , «Adviento», en
NDM, 33-64, etc
10 Cf OGLH 157
” Cf OLM 94, F a r n e s , P., «Las lecturas bíblicas en Adviento», en OrH 14 (1983),
325-331, F o n t a i n e , G , «Le lectionnaire de la Messe au temps de l’avent», en Not
66/67 (1971), 304-317 y 364-376; T e n a , P., «El Leccionario ferial de Adviento», en
Ph 1 13 (1979), 387-395
26 0 P.IV. La santificación del tiempo

ción po ética de los títu lo s m e siá n ico s de C r is t o 32. L as o rac io n es de


esto s días, to m a d as en p arte del R ó tu lo d e R a v e n a , p o se en u n a n o ta ­
ble in spiración m a rio ló g ic a 33.
El d ía 24 de d ic iem b re tien e u n a m isa de la m a ñ a n a qu e es to d a
u n a o b ertu ra del m isterio de la N av id ad . In clu so la c o lec ta se d irig e
al p ro p io Jesú s, co n tra lo q u e es h ab itu al en la litu rg ia ro m an a. U n a
y o tra vez los te x to s del O ficio an u n cian : «H o y sab réis que v ien e el
Señor».

32 Cf. K n o b l a c h , Th. J., «The “O” Antiphons», en EL 106 (1992), 177-204.


33 Cf. supra, n.15; y R o s e , A., «Les oraisons du Rotulus de Ravenne», en QL 52
(1971),271-292.
C a p ít u lo X X III

TIEMPO DURANTE EL AÑO, SOLEMNIDADES


Y FIESTAS DEL SEÑOR

El espíritu de los fieles debe orientarse, sobre todo, a


las fiestas del Señor en las que se celebran, a lo largo del
año, los misterios de la salvación. Por tanto, el Propio
del Tiempo debe prevalecer por encima de las fiestas de
los santos, para que se conm em ore de modo debido,
íntegramente, el ciclo de los misterios de la salvación
(SC 108).

BIBLIO GRAFIA

B e l l a v i s t a , J., «Sobre las solemnidades del Señor en el tiempo p er


annum», en Ph 70 (1972), 347-454; C i r e l l i , U., «Solennitá e feste del
Signore», en D e l l ’O r o , F . (dir.), II M essale Romano del Vaticano II, 2
(Leumann-Toríno 1981), 17-58; G a i t á n , J. D., La celebración del Tiempo
Ordinario (Barcelona 1994); L ó p e z M a r t í n , J., «Tiempo Ordinario», en
NDL, 1967-1972; I d ., «Posibilidades pastorales del tiempo “durante el
año”», en Ph 189 (1992), 203-218; N o c e n t , A., Celebrar a Jesucristo, 5-7
(Santander 1979); P a s c h e r , J., El año litúrgico (BAC 247, Madrid 1965),
280-349 y 462-491; R i g h e t t i 1, 862-882; VV.AA., «Tempo Ordinario», en
D e l l ’O r o , F. (dir.), op. cit., 1 (Leumann-Torino 1984), 485-587 y 671-696;
y AssSeign o AsSeñ 16-20, 53-78 y 88 (1960-1967); PAF 28-62 (1971-
1973).

El estu d io de los tie m p o s litú rg ico s se c o m p leta en este ca p ítu lo


con el tiem p o d u ra n te e l año. E ste tie m p o p erte n ec e p o r en tero al
P ro p io del T iem p o , es decir, al sagrad o rec u erd o del m isterio de
C risto en el círc u lo del año (cf. SC 102). E n él se in sertan cu atro
so le m n id a d es del S eñ o r qu e, ju n to con o tras fiestas in c lu id as en el
S an to ral, co m p letan el d esarro llo de los m isterio s del S eñor.

I. ESTRUCTURA DEL TIEMPO «DURANTE EL AÑO»

« A d em á s de los tie m p o s que tie n en c a ra c te rístic a p ro p ia, q u ed an


trein ta y tres o trein ta y cu a tro sem an a s a lo largo del círc u lo del añ o
en las que no se ce le b ra un asp ec to p e c u lia r del m isterio de C risto ,
sin o m ás bien se c o n m e m o ra el m ism o m iste rio de C risto en su p le ­
nitud, p rin cip alm e n te en los d o m in g o s» (N U A L C 43). A este tie m p o
se le h a d e n o m in ad o d e q u o tid ia n o , y tie m p o « d esp u és de la E pifa-
26 2 P.IV. La santificación del tiempo

n ía» y « d esp u és de P en teco stés» y, m o d e rn a m en te, ternpus p e r a n-


rtum o « d u ran te el año» y « tie m p o ord in ario » . C o m ie n z a el lunes
sig u ien te al d o m in g o del B au tism o del S eñ o r y se p ro lo n g a h asta el
m a rtes an terio r al m iérco les de C eniza, re a n u d án d o se el lunes d e s­
p u és del d o m in g o de P enteco stés, p ara te rm in ar an tes de las I v ísp e­
ras del d o m in g o I de A d v ien to (cf. N U A L C 44).
El co m p re n d er trein ta y tres o trein ta y cuatro sem an as d ep e n d e
de la te rm in ac ió n del ciclo de N av id a d -E p ifa n ía. E n efecto , el d o ­
m in g o del B a u tism o del S eñor c o rresp o n d e al p rim e r d o m in g o del
tie m p o « d u ran te el año». L os d em ás d o m in g o s se en u m eran p o r o r­
d en sucesivo h asta el p rin cip io de la C u aresm a. D esp u és de P en te­
co stés, si las se m an as del tie m p o « d u ran te el añ o » son trein ta y cu a­
tro, se c o m ien z a la serie p o r la sem an a qu e sigue a la ú ltim a q u e se
h ay a celeb rad o an tes de la C u a re sm a , pero te n ien d o en cu e n ta que
las so le m n id a d e s de P en te co stés, de la S an tísim a T rin id a d y del
C u erp o y S angre de C risto — don d e se ha traslad a d o a d o m in g o —
su stitu y en a las ce le b ra cio n e s d o m in ica les que co rresp o n d an . C u a n ­
do las sem an as del tiem p o « d u ran te el año» son trein ta y tres, se
o m ite la p rim e ra se m an a que h a b ría de to m a rse d esp u és de P en te­
co stés J.
L os d o m in g o s del tie m p o « d u ran te el año» ced en la ce le b ra ció n
a las so le m n id a d es y a las fiestas del S eñ o r del ca le n d ario u n iv e rsa l,
en caso de o c u rren c ia con ellas (cf. N U A L C 5). N o o b stan te, ex c lu ­
y en en p rin cip io la asig n ac ió n p e rp e tu a de o tra ce le b ra ció n , salv o las
so le m n id a d es de la SS. T rin id ad el d o m in g o d esp u és de P en teco stés,
el C u erp o y la S angre de C risto el d o m in g o sig u ien te a la SS. T rin i­
d ad, y C risto R ey del U n iv erso el ú ltim o d o m in g o « d u ran te el año»
(cf. N U A L C 6-7). El viernes p o ste rio r al d o m in g o II d esp u és de
P en teco stés se ce le b ra la so le m n id a d del S ag rad o C o raz ó n de Jesú s,
y el ju e v e s d esp u és de P en te co stés la fiesta de Je su cristo , su m o y
etern o S acerd o te, del cale n d ario p articu la r de E spaña. T o d as estas
ce le b ra cio n e s del S eñor, al no te n e r fec h a fija, están su jetas a la m o ­
v ilid ad de la P ascua.

II. LOS DATOS DE LA HISTORIA

El tiem p o « d u ran te el año», a p esar de s u estru c tu rac ió n en la


ú ltim a refo rm a litú rg ica, co n stitu y e uno de los elem e n to s m á s arc ai­
co s de la ce le b ra ció n del m isterio de C risto a lo larg o d el año. E ste
tie m p o h a sido u n a « v erd a d era cé lu la del año ec le siástic o » , a n terio r
a la d iv e rsificac ió n de las fiestas y de los ciclo s de lo q u e m á s ta rd e

1 Misal Romano (Coeditores Litúrgicos 1988), 363.


C.23. Tiempo durante el año 263

se llam ó el P ropio del T iem p o 2. E n efecto , seg ú n los m ás an tig u o s


m a n u sc rito s del E p isto la rio y del E v a n g e lia rio ro m an o s de la M isa,
las series de ep ísto la s y de ev a n g elio s q u e o cu p a n los d o m in g o s qu e
sig u en a la E p ifan ía y a P en te co stés se en c u en tra n entre los su strato s
a n terio res al siglo vi, cu a n d o to d a v ía n o se h ab ía in tro d u c id o en R o ­
m a el tie m p o de S ep tu ag ésim a.
En efecto , en los ca p itu la ría del E v a n g e lia rio ro m an o p u ro a p a ­
rec en d ie z d o m in g o s d esp u és de E p ifa n ía y d ie ciséis d esp u és de
P en te co stés. L a serie te n ía u n a gran u n id a d en to m o a la v id a y al
m in iste rio p ú b lic o de Je sú s y a sus p a rá b o la s y m ilag ro s, sig u ien d o
los tres ev a n g elio s sin ó p tico s. En cu a n to a las ep ísto las, seg ú n los
m ás an tig u o s c o m e s, se to m a b an de las c a rtas p au lin as a p a rtir de la
E p ifan ía , y de las ca rtas ca tó lica s d esp u és de P en te co stés — la lectu ­
ra de estas ca rtas e m p e z a b a en el tie m p o p a sc u a l— , co m p letán d o se
la serie con la cartas de san P ablo n u ev a m e n te 3. En los ev a n g elia­
rio s del tip o ro m an o g alica n o (s. v m ), se m e zc lab a n las m isas d o m i­
n ic ale s con las del S an to ral y o fre cía n u n as c u rio sa s d iv isio n es del
p erío d o : desd e P en te co stés h asta los SS. A p ó sto le s (29 -V I); d esp u és
d e los SS. A p ó sto les; d esp u és de san L o re n zo (10-VIII); d esp u és de
san C ip ria n o (1 6 -IX ) o d esp u és de los SS. A n g ele s (san M iguel,
el 29-IX ).
E n los sa cram e n ta rio s este tie m p o e stá m e n o s o rg an iz ad o , a lca n ­
za n d o su estru c tu ra d efin itiv a a p a rtir de los sig lo s v i i i - i x , co n los
fo rm u lario s del S u p le m e n to del S a c ra m e n ta rio G rego ria n o . L as a n ­
tífo n a s y o tros ca n to s de la M isa fu ero n to m a d o s del S a lte rio si­
g u ie n d o un criterio p ro g re siv o . T o d o esto da un a id ea del carácter
ab ierto del tie m p o « d u ran te el año», es d ecir, no ceñ id o a un a te m á ­
tica p re v ia d efin id a p o r u n a id e a d o ctrin al o ascé tica , co m o o cu rrió
co n los tiem p o s de A d v ien to , C u a re sm a y P asc u a 4.

III. TEOLOGIA Y ESPIRITUALIDAD DEL TIEMPO


«DURANTE EL AÑO»

El C o n cilio V atica n o II q u iso re sta u ra r la im p o rta n cia del « ciclo


en tero del m isterio sa lv ífico » p ara q ue el P ro p io del T ie m p o so b re­
saliese d eb id am e n te so b re el S antoral (cf. SC 108). Ju n to a este p rin ­
cipio, el V atican o II p ro p u so tam b ién la rev a lo riza ció n del d o m in g o
c o m o d ía d e l S e ñ o r y n ú c le o y fu n d a m e n to d e l a ñ o litú r g ic o

2 R i g h e t t i 1, 654; cf. B e l l a v i s t a , J., «El tiempo durante el año en la tradición


litúrgica», en Ph 189(1992), 185-201.
3 Cf. G odu, G., «Evangiles», en DACL 5 (1922), 852-923, aquí 919-923.
4 En la liturgia hispánica ocurrió algo semejante: cf. S a n c h o A n d r e u , J., L o s
form ularios de los domingos de Quotidiano en el Rito Hispánico (Valencia 1981).
26 4 P.IV. La santificación del tiempo

(SC 106). Esto es ju sta m e n te lo q ue p rete n d e el tiem p o « d u ran te el


año». A n te los o jo s de los fieles se d esarro llan los ep iso d io s de la
v id a h istó ric a del H ijo de D ios so b re la tierra, ca d a u n a de sus p a la ­
bras, gestos o actos, q ue tien en su rec ap itu lac ió n en la P ascu a (cf.
H ech 2,22-2 4 .3 2 -3 3 ; 10,38, e t c . ) 5.

1. P arad igm a d el añ o litú rg ico

El año litú rg ico es «el sa g ra d o rec u erd o » del M isterio d e C risto


y de la obra de la sa lv ac ió n q ue la Iglesia d esarro lla en el « círcu lo
del año» (cf. SC 102). E l d e sp lie g u e se p ro d u ce d en tro de la u n id ad
sim b ó lica del año, que en c ie rra la re feren c ia al ciclo c o m p leto d e la
v id a hum ana. E sta v isió n del año litú rg ico d esca n sa no p rec isam en te
sobre los tiem pos litúrgicos, sino so b re los d o m in g o s y las so le m n i­
d ad es del Señor, au n q u e ju n to a ellas ex ista n o tro s tie m p o s de p re p a ­
rac ió n y de p ro lo n g ació n .
El tiem po « d u ran te el año», o cu p a n d o m á s de la m itad del círc u ­
lo anual, d esp lie g a «los h ec h o s y p alab ras» de sa lv ació n rea liza d o s
p o r Jesucristo en «el añ o de g ra c ia del S eñor» (cf. L e 4 ,1 9 ), en el
que sigue m an ifestá n d o se co m o eí D io s-co n -n o so tro s (cf. M t 1,23).
P ero a la vez d esarro lla la h isto ria en tera de la sa lv ac ió n , d esd e su
c o m ien zo en la cre ació n h asta su c o n su m ac ió n en la P aru sía. E sta
fin alid ad tiene la 1.a lectura, del A n tig u o y del N u ev o T estam e n to ,
del ciclo bienal de este tiem p o . E l E v an g elio , en ca m b io , se va le­
y en d o en un ciclo único, d istrib u id o de la sig u ien te m an era: M arco s
en las sem anas 1-9; L ucas en las se m an as 10-22; y M ateo en las
sem anas 23-34. O tro ta n to su ced e con la le ctu ra b íb lic a del o ficio d e
lectura de la litu rg ia de las horas, tan to en el ciclo anu al co m o en el
bienal 6.
Sin em bargo, es p reciso te n e r en cu e n ta que la litu rg ia n o ev o c a
el m isterio de C risto y la h isto ria de la salv ació n sig u ien d o u n a ló g i­
ca b asad a en la cro n o lo g ía, sino p ro ce d ien d o a m o d o de círc u lo s
su cesiv o s o cu ad ro s ce n trad o s en « etap a s» o « m o m e n to s» d iferen tes.
E n este sentido no hay in c o n v en ie n te en in te rru m p ir la se cu e n cia de
h ech o s y p a la b ra s de Jesú s al lle g ar el ciclo p ascu al, p ara re a n u d arla
d esp u és de P e n te c o sté s, p o rq u e e n to d o m o m e n to v a o fre c ie n d o
« b loques» ap a ren te m en te d isp e rso s, u n ific ad o s siem p re p o r la refe­
ren cia al entero m isterio de C risto y a la actual etap a de la h isto ria

5 Cf. G a i t a n , J. M., «Sentido litúrgico-espiritual del T.O.», en RevEsp 178 (1986)


111-132; Id., «El T.O.: vivir la tensión del Reino», en Ph 196 (1993), 291-301, etc.
6 Cf. Not 12 (1976), 238-248, 324-333 y 378-388; y Ph 93 (1976), 201-213). La
finalidad de la S. Escritura en el oficio de lectura es «completar las lecturas hechas en
la Misa, ofreciendo así un panorama de toda la historia de la salvación» (OGLH 143;
cf. nn. 144-155).
C.23. Tiempo durante el año 265

de la salv ació n . El c a rá c te r p ascu a l de los d o m in g o s d el tie m p o « d u ­


ran te el año» se p o n e de m a n ifiesto , e n tre otro s sig n o s, p o r el uso del
sa lm o 117 en los lau d es d o m in ic a le s d e los de las se m an as II y IV,
y en la h o ra in te rm ed ia de los d o m in g o s de las sem an a s I y III,
ad e m á s del salm o 109 en las II v ísp e ra s d o m in ica les de las cu atro
sem an as.
P o r o tra parte, la litu rg ia de las h o ra s del tie m p o « d u ran te el año»
se ca ra c te riz a p o r aten e rse an te to d o al S alterio d istrib u id o en las
cu a tro sem an as, no co n tan d o con o tro s te x to s p ro p io s qu e las lectu ­
ras b íb lica s y p atrístic as del o fic io d e lectura, las an tífo n as del B e n e ­
d ic to s y el M a g n ífica t, im p o rta n te p u n to de co n e x ió n co n el E v a n g e ­
lio co rresp o n d ien te , y las c o lec tas de los d o m in g o s q u e se u tiliza n en
L au d e s y V ísperas.

2. Im p o r ta n cia d el L ecc io n a rio de la M isa

C o m o se h a visto en la h isto ria del tie m p o « d u ran te el añ o » , en


la c o n fig u rac ió n de este tie m p o h a ju g a d o sie m p re un p ap el d ec isiv o
el E v an g e lio d o m in ica l, n ú cleo del L e c c io n a rio d e la M isa . E l O L M
actu al ha p erfec cio n a d o y ha h echo aú n m ás co m p leto el d esp lie g u e
de los hec h o s y p a la b r a s de Je sú s en el tie m p o « d u ran te el año»,
sirv ié n d o se de dos p ro c e d im ie n to s de se lec ció n y d istrib u c ió n de los
tex to s. El p rim e ro , tan an tig u o c o m o el h ec h o m ism o de leer las
E scritu ra s en la ce le b ra ció n litú rg ica, es el de la lectu ra c o n tin u a o
se m ico n tin u a (cf. O L M 66, § 3; 6 7 ) 7. E l segu n d o es to ta lm e n te n u e ­
vo y co n siste en h ab e r a sig n ad o b á sic a m e n te , en un ciclo de tres
año s, un ev a n g e lista sin ó p tico a c a d a año: M a teo en el añ o A, M a r ­
cos en el B, y L u ca s en el C 8.
E n esta p ersp e ctiv a se sitú an los ac en to s o m a tic es q u e tie n en los
p rim e ro s d o m in g o s del tie m p o « d u ran te el año», en los q u e «se leen
los c o m ien z o s de la p red ic ac ió n del S eñ o r q ue g u ard a n u n a e stre ch a
rela ció n con el B a u tism o y las p rim e ra s m a n ife sta c io n e s d e C risto »
(O L M 1 0 5 ) 9. Y lo m ism o cabe d ec ir de los ú ltim o s d o m in g o s de la
serie: «al final del añ o litú rg ico se lle g a esp o n tá n e a m e n te al te m a
esca to ló g ic o , p ro p io de los ú ltim o s d o m in g o s, y a q u e los ca p ítu lo s
del E v an g elio que p rec ed en al rela to de la p a sió n tratan este tem a,
co n m á s o m en o s am p litu d » (ib.) 10.

7 Véase la razón dada en OLM 68.


8 El principio se completa con la asignación de algunos capítulos del IV Evangelio
para reforzar el de san Marcos (dom. XVII-XXI del ciclo B).
9 Cf. F a r n e s , P., «Las primeras semanas del T.O.», en OrH 15 (1 9 8 4 ), 5 -1 1 .
10 Cf. G o n z á l e z C o u g i l , R., «Contenido teológico-litúrgico de las últimas semanas
del T.O.», en VV.AA., Mysterium et Ministerium. Miscellanea 1. Oñatibia (Vitoria
1 9 9 3 ), 5 8 -8 1 .
2 66 P IV La santificación del tiempo

El seg u n d o p ro c e d im ie n to alu d id o , de a sig n a r u n ev a n g elista si­


n ó p tic o p a ra ca d a año d en tro del ciclo trien al, a c erca aú n m ás la
ce le b ra ció n de la P ala b ra al ideal de p ro c la m a r el E v an g elio y de
o rg an izar en to m o a él las d em ás lecturas 11. D e este m o d o se facilita
ta m b ié n el m in iste rio de la h o m ilía, sig u ien d o los m a tic es p ro p io s de
cada evan g elista, sus co n ten id o s y su n tm o narrativ o 12.
P or su parte, las o rac io n es de los d o m in g o s no se ciñ en a una
te m ática p re c isa y u n ita ria co m o o cu rre en los o tro s tiem p o s, sino
que rec o g en asp ec to s v ario s de la v id a cristian a y referen c ias a la
e u caristía y a sus frutos para la co m u n id ad , etc. ,3. Sin em b arg o , los
p refac io s d o m in ica les y los p re fa c io s co m u n es p ara el tie m p o « d u ­
ran te el año» ay u d a n a c a p ta r la rela ció n en tre el tie m p o de los h o m ­
b res y la h isto ria de la salv ació n , cu y o ce n tro es el m isterio p ascu al
de Jesu cristo 14.

3. E l va lo r d e «lo co tid ia n o »

El tiem p o « d u ran te el año» es u n a g ran o p o rtu n id a d p a ra in teg rar


las situ ac io n es m á s c o rrien tes d e la v id a de los h o m b re s en el m iste­
rio de C risto. E s lo que alg u n o s au to re s llam an la te o lo g ía d el « tiem ­
p o co tid ia n o » ,5. L a c lav e de la e s p iritu a lid a d d e este tie m p o es
siem pre el m isterio de C risto en el día to m a d o co m o u n id a d b ásica,
sa n tifica d o p o r la ce le b ra ció n e u c arística y p o r la litu rg ia d e las h o ­
ras 16. E l com ien zo de ca d a d ía trae el recu erd o de la n u ev a creació n
in a u g u ra d a en la resu rre cc ió n del S eñor, las h o ras in term ed ias ev o ­
can la v en id a del E sp íritu en P en te co stés (tercia), la cru cifix ió n (sex ­
ta) y la m u e rte de Jesú s (nona). L as V ísp e ra s in v itan a u n irse al
sa crificio v esp ertin o de la cru z co n sag rad o en la ú ltim a C ena. Y , en
el cen tro , la eu c aristía, v erd a d era P ascu a co tid ia n a en la qu e el c ris­
tian o p u ed e u n irse a la ac ció n sa cerd o tal de C risto y p rese n tar su

11 No obstante, la segunda lectura sigue una vía propia cf OLM 107


12 Cf Mosso, D , «La liturgia della parola nella messa domenicale», en RL 71
(1984), 20-32, V e n t u r i , G F , «II Lezionario, catechesi narrativa della Chiesa», ib ,
52-79
n Pese a ello en las ediciones alemana e italiana del Misal Romano se han introdu­
cido colectas alternativas inspiradas en las lecturas c f A l d a z a b a l , J , «Las lecciones
del misal alemán», en Ph 98 (1977), 159-168, C o l o m b o t t i , T , «Le collette altemative
per le ferie del T O », en RL 72 (1985), 535-553
14 Cf W a r d , A -J o h n s o n , C. (ed ), Fontes hturgici The Sources of the Román
M issal (1975), 2 Prefaces (Rome 1987), 222-294
15 C f C a s t e l l a n o , J , El año litúrgico, memorial del Cristo y mistagogia de la
Iglesia (Barcelona 1994), 264-266, F l o r i s t a n , C , «Lo ordinario del tiempo ordina­
rio», en Ph 189 (1992), 253-254
16 Cf. NU ALC 3 C f P i n e l l , J , Las oraciones del Salterio «per annum» en el libro
de la Liturgia de las Horas (Roma 1974)
C 23 Tiempo durante el año 26 7

p ro p ia v id a co m o o fre n d a p ura, g ra ta a D ios y cu lto esp iritu al (cf.


R om 12,1).
E sta n o ta del tie m p o « d u ran te el año» es p rec iso te n erla en c u e n ­
ta in c lu so cu a n d o se c e le b ra n las m e m o rias de la S an tísim a V irg en
M a ría y de los san to s, p o rq u e su b siste to d a v ía u n a m e n talid ad de
qu e estas ce le b ra c io n e s del S antoral son « fiestas» en sen tid o ab so lu ­
to 17. El m o d o c o m o se rec o m ien d a no in te rru m p ir la le ctu ra co n ti­
n u ad a del L ecc io n a rio fe r ia l (cf. O L M 82) y, sobre todo, la co m p o ­
sició n d el O ficio d iv in o q u e se c o m b in a con la feria (cf. O G L H
2 3 5), ilu stra n la p rim a c ía que tie n e la c e le b ra ció n del m isterio de
C risto so b re o tro s asp ecto s.
P or o tra parte, el tie m p o « d u ran te el año» p erm ite aten d e r m e jo r
a las n e c esid ad e s co n c reta s de c a d a c o m u n id ad cristian a q u e p id e n
ce le b ra c io n e s esp ec iale s — entre las q ue d estac an la ce le b ra ció n de
alg u n o s sa c ra m e n to s y sa c ra m e n ta le s— , o m isas p o r d iv e rsa s n e c e ­
sid a d es o p ara g ru p o s p articu la re s. L as fiestas relig io sas p o p u la re s
tie n en m á s ca b id a en este tie m p o , p u d ié n d o se ce le b ra r in c lu so m isas
v o tivas según las n o rm as litú rg icas 18.

IV. CELEBRACIONES DEL SEÑOR MOVILES

L as cu atro so le m n id a d es del S eñ o r del tie m p o « d u ran te el año»


y la fiesta de Je su cristo , su m o y etern o S acerd o te, se c e le b ra n en
fechas v ariab les, en d e p e n d e n c ia de la m o v ilid a d d e la P ascu a.

1. S o lem n id a d de la S a n tísim a T r in id a d

El p rim e r d o m in g o d esp u és de P en te co stés se ce le b ra el m isterio


de D ios P ad re, H ijo y E sp íritu S anto, rev e lad o en la e c o n o m ía de
salv ació n . L a d ev o c ió n a la SS. T rin id a d se in ició e n la E d a d M ed ia,
d ifu n d ié n d o se la fiesta en la ép o c a c a ro lin g ia ,9. El p a p a Ju an X X II
la in tro d u jo en el ca le n d ario ro m an o en 1334, au n q u e só lo alcan zó
u n a d ifu sió n v erd a d eram e n te u n iv e rsa l en 1570 a tra v é s d el M isal
p ro m u lg a d o p o r san Pío V 20.

17 F a r n e s , P , «Las primeras semanas del T O », art c it , 7


18 C f OGMR 326-334
19 Cf Suplemento de Amano del Sacramentarlo Gregoriano, en D e s h u s s e s , J
(ed ), Le Sacramentaire Gregonen (Fnbourg S 1979), nn 1806-1810
20 C f V e l e z d e M e n d i z a b a l , A , «Fiesta de la Trinidad y liturgia», en EstT 1
(1973), 359-411, W e b b , D , «Du Codex Reg lat 316 (le Sacramentaire Gélasien) aux
Missels modemes breve esquisse de l’histoire des Propes de la féte de la Sainte
Tnnité», en T r i a c c a , A M - P i s t o i a , A (dir), Trinité et liturgie (BELS 32, Roma
1984), 395-419
268 P.IV. La santificación del tiempo

L a SS. T rin id ad ap a rece en la litu rg ia co m o un m iste rio n o sólo


de fe y de adoración, sino ta m b ié n de co m u n ió n y de v i d a 21. L as
lectu ras del ciclo A (Jn 3,16-18; Ex 34 ,4 -6 .8 -9 ; 2 C o r 13,11-13) g i­
ran en to m o al N o m b re div in o y al am o r fontal del P ad re m a n ife sta ­
do en el envío del H ijo Jesu cristo . L as del año B (M t 2 8 ,1 6 -2 0 ;
D t 4 ,3 2 -3 4 .3 9 -4 0 ; R om 8,14-17) po n en de reliev e la au to m an ife sta -
ció n de D ios en la ec o n o m ía sa lv ífíca y en el bau tism o . Las del año
C (Jn 16,12-15; P rov 8,22-31; R om 5 ,1-5) alu d en a la S ab id u ría d i­
v in a que se m a n ifiesta en el H ijo y en el E sp íritu S anto.
La litu rg ia de las h o ras o frece ta m b ié n un riq u ísim o co n ju n to de
sa lm o s y de le ctu ras p ro p ia s, en tre los q u e d estac an el Sal 112,
el 147, el cán tico de E f 1,3-10 y R om 11,33-36 (I V ísp .), el Sal 8
y el 32, 1 C or 2,1 -1 6 y el tex to de san A tan asio (O f. de lectura), 1
C o r 12,4-6 (L aúd.), E f 4 ,3 -6 (II V ísp.), etc.

2. S olem n id ad d el C u erp o y d e la S an gre de C risto

E sta fiesta se em p ezó a c e le b ra r en L ie ja en 1246. El p ap a U rb a ­


n o IV la ex ten d ió a la Ig le sia u n iv ersal en 1264, d o tá n d o la d e m isa
y o ficio p ro p io 22. En 1311 y en 1317 fue de nuev o rec o m en d a d a p o r
el C o n c ilio de V ien n e (F ran cia) y p o r el p ap a Ju an X X II re sp e c tiv a ­
m ente. La « co n m em o rac ió n m ás cé le b re y so le m n e del sa cram e n to
m e m o rial de la M isa» (U rb a n o IV ), h a rec ib id o los n o m b res de
« fiesta del S an tísim o C u erp o de n u estro S eñ o r Je su cristo » , « fiesta de
la E u caristía» (S ín o d o de L ieja) y « fiesta del C u erp o de C risto » (M i­
sal de 1570). H oy se d en o m in a « so le m n id a d del C u erp o y de la S an ­
gre de C risto » , h ab ien d o d e sap a re cid o la fiesta de la « P re cio sísim a
S angre» del d ía 1 de ju lio 23. L a p ro cesió n co n el S acra m en to es
re c o m en d a d a p o r el C D C co m o « te stim o n io p ú b lic o de v en e ració n
h ac ia la S an tísim a E u ca ristía » (c.9 4 4 , § 1).
L os textos de la litu rg ia o fre ce n un a sín tesis d e to d o s los asp e c ­
to s del m isterio eu caristico . D o tad a de series de lectu ras p ara ca d a
ciclo del L eccio n ario , en el año A la fiesta d estac a la E u ca ristía c o ­
m o b an q u ete del S eñor, p refig u rad o en el d esierto (D t 8 ,2 -3 .1 4 -1 6 ),
p ara fo rm ar un solo C uerp o (1 C o r 10,16-17) con el P an de la v ida

2’ Cf. L ó p e z M a r t í n , J., «Función didascálica de la lifurgia en el Misterio Trinitario


según el Missale Romanum y el Ordo Paenitentiae», en EstT 12 (1978), 3-52, espec.
14-24.
22 Cf. C a l l a e y , F., «L’origine della festa del Corpus Domini» (Rovigo 1958); G y ,
P. M., «L’office du Corpus Christi et S. Thomas d’Aquin. Etat d’une recherche», en
RScPhTh 64 (1980), 491-507, etc.
23 Cf. N o e , V., «La celebrazione del Sangue di Cristo nella riforma litúrgica post-
conciliare», en Not 232 (1985), 589-601.
(Jn 6,49-50). E n el añ o B a p a rece el te m a de la A lian za sellad a en la
S an gre de C risto (E x 2 4 ,3 -8 ; H eb 9 ,1 1 -1 5 ; M e 14,12 -1 6 .2 2 -2 6 ). Y
en el año C se p o n e de re lie v e el sa crificio m em o rial (G én 14,18-20;
1 C o r 11,23-26; Le 9 ,1 1 -1 7 ). L as o ra c io n e s son las m ism as del an ti­
g uo fo rm u lario , con la cé le b re c o le c ta d irig id a a C risto « que nos
d ejó el m em o rial de su p asió n » . N o o b sta n te , el M isal o frece dos
p refac io s p a ra esco g e r, uno c e n tra d o en C risto S ace rd o te y V íctim a
y o tro en la in stitu c ió n del sa c rific io y del sacram en to .
L a litu rg ia de las h o ra s de la so le m n id a d u tiliza de n u ev o los
cé leb res h im n o s 24 y an tífo n as del an terio r O ficio . E ntre to d as las
an tífo n as d esta c a n las del M a g n ífic a t: O q u a m su a v is est de las 1
V ísp e ra s y O sa c ru m c o n v iv iu m de las II. L as lectu ras b íb lica s son
Ex 2 4 ,1 -1 1 , a la que sig u e u n te x to de san to T o m ás, 1 C o r 10,16-17;
M al 1,11; Sab 16,20; P ro v 9,1 -2 ; H ec h 2 ,4 2 .4 7 y 1 C o r 11,23-25.

3. S o lem n id a d d el S a g ra d o C o ra z ó n d e J esú s

E l cu lto litú rg ico al C o ra z ó n d e C risto el v ie rn e s sig u ien te a la


o ctav a del C o rp u s se in ic ió en el siglo x v n co n san Ju a n E udes
( t 1680) y santa M a rg a rita M a ría A lac o q u e ( | 1690), au n q u e la d e­
v o ció n se re m o n ta a los sig lo s xm y x iv , re c ib ie n d o la p rim e ra a p ro ­
b ac ió n p o n tific ia un sig lo m ás tard e. E n 1856 el p ap a P ío IX e x te n ­
d ió la fiesta a to d a la Iglesia, y en 1928 P ío XI le d io la m á x im a
c a te g o ría litúrgica. L a re fo rm a p o stc o n c ilia r h a ren o v a d o p ro fu n d a­
m e n te sus te x to s so b re la b ase del fo rm u lario de la M isa co m p u esto
p o r m a n d ato de P ío X I 25.
L as le ctu ras del año A se c e n tra n e n la in v itac ió n d e Jesú s: « V e­
n id a m í to d o s los q u e e stáis c a n sa d o s y ag o b iad o s» : M t 11,21-30;
D t 7 ,6-11; 1 Jn 4,7 -1 6 . El añ o B c o n tie n e las lectu ras de la an tig u a
m isa: Jn 19,31-37; O s 11,1-9 con Is 12,2ss co m o salm o resp o n so rial.
E l a ñ o C e v o c a la b ú s q u e d a d e la o v e ja p e r d id a : L e 1 5 ,3 -7 ;
Ez 34,1 1 -1 6 ; R om 5,5-11. D e las d o s co lectas, la p rim e ra es n u ev a y
se in sp ira, co m o el p refac io , en la e sc e n a de la la n zad a, c o m en ta d a
p o r san B u e n av e n tu ra en la le ctu ra p a trístic a del O ficio , m ien tras
q ue la se g u n d a alu d e al te m a del C o raz ó n de C risto « h erid o p o r
n u e stro s p ecad o s» .

24 Sobre el Pange lingua cf. A r o z t e g u i , F. X., «Himno al Sacramento de la Euca­


ristía», en OrH 21 (1990), 169-181.
25 Cf. B u g n in i , A., «Le messe del SS. Cuore di Gesú», en BEA, A. (dir.), Commen-
tationes in Litt. Ene. «Haurietis Aquas», 1 (Roma 1959), 61-94; L e c l e r c q , J., «Les
sources liturgiques de la dévotion au sacré-Coeur», en Vie Spirituelle 104 (1961),
377-393, etc.
270 P.IV. La santificación del tiempo

La liturgia de las h o ras se ce n tra en el am o r de D io s rev e lad o en


C risto ( E f 5 ,25b-27 : I V ísp.), la fuente del ag u a v iv a (R o m 8,28-39:
O f. lect.), la A lia n za n u ev a (Jer 31,33: L audes), la m is e ric o rd ia d iv i­
na ( E f 2,4-7: II V ísp.), etc.

4. S olem n id ad de J esu c risto , R ey d el U n iverso

La fiesta fue in stitu id a p ara el ú ltim o d o m in g o d e o ctu b re p o r el


p ap a Pío X I, en la en c íc lic a Q uas p r im a s , de 11-X I I - 1925 26. En la
actu alid ad tien e un en fo q u e m ás có sm ic o y esca to ló g ic o al final del
añ o litúrgico, e in clu so ap u n tan d o ta m b ié n a los c o n ten id o s del tie m ­
po de A dv ien to (cf. colecta). L as tres series de lectu ras p rese n tan a
C risto com o P asto r de la h u m a n id ad (A : M t 2 5 ,3 1 -4 6 ; E z 3 4 ,1 1 -
12.15-17; 1 C o r 1 5 ,2 0 -2 6 .2 8 ), R ey ete rn o (B : Jn 18,33-37; D an
7,13-14; A p 1,5-8), y R ey d esd e la cru z (C: Le 2 3 ,3 5 -4 3 ; 2 Sam
5,1-3; C ol 1,12-20). El p refacio co m p leta la visió n del rein ad o de
C risto alu d ien d o a sus cualid ad es: « R e in o de la v erd a d y la vida, de
la santidad y la g racia, de la ju stic ia , el a m o r y la paz».
El o ficio d e lectu ra invita a c o n te m p la r la v isió n del H ijo del
ho m b re e n el A p o calip sis (A p 1,4 -6 .1 0 .1 2 -1 8 , etc.), an tes d e p ro p o ­
n er un co m en ta rio de O ríg en es so b re la p etició n ven g a a n o so tro s tu
R eino del P adrenuestro. Los salm o s de esta h o ra son m e siá n ico s y
reales (el 2 y el 71). L as d em ás h o ras se refieren al señ o río de C risto
a p artir del m isterio p ascual (cf. E f 1,20-23; 4 ,1 5 -1 6 ; C ol 1,12-13;
1 6 b -18; 1,19-20; 1 C o r 15,25-28).

5. F iesta de J esu c risto , su m o y etern o S a cer d o te

Fue in tro d u c id a p ara E sp añ a en 1973 y cu e n ta co n te x to s p ro p io s


para la M isa y el O ficio 27. El fo rm u lario de la M isa se ce n tra en el
m isterio de C risto , m e d iad o r y p o n tífic e de la N u e v a A lia n za p o r su
o b lación (L e 2 2 ,1 4 -2 0 ; Is 5 2 ,1 3 -5 3 ,1 2 ; Sal 39; H eb 10,11-18), q ue
ha querido eleg ir y co n sag rar a u nos fieles com o m in istro s y d isp e n ­
sadores de sus m isterio s (cf. c o lec ta y p refac io ). L a litu rg ia de las
h o ras v u elv e u n a y o tra v ez a esto s co n ten id o s, ley en d o H eb 4 ,1 4 -
16; 5,1-10 y un frag m en to de la en c íc lic a M e d ia to r D e i de P ío X II
en el o ficio d e le ctu ra , H eb 10,5-10, H eb 7,26-27 y H eb 10,19-23 en
L audes, T ercia y V ísperas, resp ectiv am en te. T an só lo en S ex ta (cf.
1 Pe 2,4-5) y en N o n a (1 Pe 2,9 -1 0 ) se alude al sacerd o cio del p u e ­
b lo de D ios. L o s salm o s son m e siá n ico s y sa ce rd o ta le s (el 2, 39,
109, 110).

26 En AAS 17 (1925), 593-610 y 655-668.


27 Cf. Decreto de la C. para el Culto Divino de 22-VIII-1973, en Not 89 (1974), 34.
C.23. Tiempo durante el año 271

V. CELEBRACIONES DEL SEÑOR EN DIAS FIJOS

T e n ie n d o en cu e n ta su lo c aliza ció n en días fijos en el ca le n d ario ,


se sitú an en la ó rb ita de los m isterio s de la e n c a m a c ió n o de la g lo ­
rifica ció n de C risto.

1. F ie sta d e la P resen ta ció n d el S eñ or

F ijada en el ca le n d ario ro m an o el d ía 2 de febrero, a los cu a ren ta


d ías del N a v id a d (cf. L e 2,22; L ev 12,6), es co n o c id a p o r E g eria a
fin ales del siglo iv. E n O rien te se la co n o c e co m o fiesta del H ypa-
p a n te (en c u en tro ) entre el S eñ o r y su pueblo. Su ce le b ra ció n en O c ­
cid en te se inició en R o m a en el siglo vi. El p ap a S erg io I ( f 701), de
o rig en sirio, la dotó de u na p ro cesió n , lo m ism o q u e a las o tras fies­
tas m a rian as 28. En los libros litúrgicos latinos se la ha d en o m in ad o
H yp a p a n te seu o cc u rsu s D o m in i y P u rific a d o sa n c ta e M ariae. El
títu lo actu al su b ray a la co n d ició n de fiesta del S eñor, au n q u e sin
p e rd e r la referen c ia m arian a.
El fo rm u lario litú rg ico tien e tex to s n u ev o s, en tre ello s el p refac io
y la le c tu ra d e H eb 2 ,1 4 -1 8 , p a ra refo rz ar el sig n ific ad o d e la o b la ­
ció n d e C risto al P adre. L as otras lectu ras (L e 2 ,2 2 -4 0 ; M al 3,1-4)
d estac an la en trad a del S eñ o r en el te m p lo y su en c u en tro co n los
an c ia n o s que rep rese n tan al an tig u o Israel. M aría ap arece aso c ia d a a
la o b lació n de C risto 29. L a liturgia de las h oras alu d e a la c o n s a g ra ­
ció n de los p rim o g é n ito s (E x 1 3 ,l-3 a .l 1-16), a la luz de C risto (ser­
m ó n de san S ofronio) y a su o b lació n sacerd o tal (H eb 10,5-7 y H eb
4 ,1 5 -1 6 ), etc.

2. S o lem n id a d de la A n u n cia ció n d el S eñ or

S o lem n id ad del S eñ o r con un fuerte acen to m arian o , es lla m a d a


« A n u n cia ció n de la S an tísim a M adre de D ios y siem p re V irg en M a ­
ría» p o r la litu rg ia b iz an tin a, y « A n u n cia ció n de S an ta M aría M ad re
d e n u estro S eñor Jesu cristo » p o r los an tig u o s sacram e n ta r i os ro m a ­
nos. L a fiesta es p o ste rio r a la de N av id a d , y su in ten ció n o rig in a ria
fue sin d u d a la co n m em o rac ió n de la co n c ep c ió n v irg in al de Jesú s
n ueve m eses an tes del N acim ien to 30. L a referen c ia m ás an tig u a de

28 Cf. M e a o l o , G., «Presentación del Señor», en NDM, 1654-1662 (Bibl.), etc.


29 Cf. Pablo VI, Exhort. Apost. Marialis cultus, de 2-II-1974, n.20, en G u e r r e r o
1,691-692.
10 Cf. A n d r o n i k o f , C., Le sens des fétes, 1. Le eyele jixe (Paris 1970), 65-92;
M a g g i o n i , C., Annunziazione. Storia, eucologio, teología litúrgica (Roma 1990); M o ­
r í , E. G., «Anunciación», en NDM, 143-153, etc.
272 P IV La santificación del tiempo

su cele b ra ció n es una h o m ilía de A b ra h án de E feso h a c ia el añ o 530


en C o n stan tin o p la. En Je ru sa lé n es co n o c id a un sig lo m ás tard e p o r
las hom ilías de san S o fro m o , y en R om a p o r la p ro c e sió n estab lecid a
p o r el sapa S ergio (s vil) L a n o tic ia de esta fiesta lleg ó a E sp añ a
d u ran te el X C o n cilio de T o le d o (a 656), pero n o fue in tro d u c id a el
25 de m arzo, sino el 18 de d ic iem b re
El centro de la c e le b ra ció n lo co n stitu y e el relato ev a n g élico de
Le 1,26-38 ( c f Is 7,1 0 -1 4 , Sal 39, H eb 10,5-10) L a rela ció n en tre la
e n c am ac ió n y la red e n ció n es p u e sta de re h e v e p o r la c o lec ta y el
n u evo prefacio L as d em ás o rac io n es alu d en a la Ig lesia y a los sa­
cram en to s L a litu rg ia de las h o ras rec o g e el v aticin io de N atán so ­
b re el hijo de D avid (1 C rón 17,1-15), al que ac o m p a ñ a un fra g m en ­
to de la carta de san L eón M agno a F laviano so b re el m isterio de la
e n c am ac ió n del H ijo de D ios L os re sp o n so n o s y an tífo n as ev o can ,
m ientras tanto, las p alab ras del ángel a M aría

3 F iesta de la T r a n sfig u ra ció n del S eñ or

Se celeb ra el 6 de ago sto , cu a ren ta días antes de la E x altac ió n de


la S anta C ru z A m b as fiestas son co m u n es a O rien te y a O ccid en te.
L a fiesta de la T ra n sfig u ració n p are ce te n e r orig en en la Ig lesia ar­
m en ia en tie m p o s de san G reg o rio Ilu m in a d o r (s iv), au n q u e el te s­
tim onio m as an tig u o p ro ce d e de S iria orien tal (ss v -v i) E n E sp añ a
se celebra d esd e el siglo x, d ifu n d ié n d o se p o r to d o O cc id en te p o r
o b ra de san P edro el V enerable. El 6 de agosto de 1457 el p ap a
C elestino III la in tro d u jo en el cale n d ario ro m an o San Pío X la ele­
vó de categoría litú rg ica 31
La escena del T a b o r no es sólo la m a n ifesta ció n de la d iv in id ad
de Jesús de c a ra a la fu tu ra p asió n , sino ta m b ié n el an u n cio de la
gloriosa v en id a del S eñor al final de los tie m p o s (M t 17,1-9 y p ar ,
D an 7,9-10 13-14, 2 Pe 1,16-19, p refac io ) El O ficio d iv in o ac en tú a
en sus antífonas y salm os p ro p io s (el 83, 96, 98), y esp ec ialm en te en
las lecturas, la g lo ria de C risto P an to c rá to r e Icono del P ad re ( c f Flp
3 ,20-21, 2 C o r 3 ,7 -4 ,6 , e t c )

4 Fiesta de la E xa lta ció n de la S an ta C ru z

E sta fiesta y la an tig u a del día 3 de m ayo, en h o n o r de la S an ta


C ruz, proceden de la litu rg ia de Je ru sa lé n en to m o a la b asílic a cons-

31 Cf A n d r o n i k o f , C , op c it , 225-273, J o u n e l , P , Le cuite des saints dans les


basiliques du Latran et du Vatican au X1L s (Roma 1977), 184-185 y 268-269, etc
ta n tin ia n a del M a r ty n u m (el lu g a r de la c ru z ), d e d ic a d a el añ o
335 32 A p artir del siglo vn la fiesta del 14 de sep tiem b re se ex ten ­
d ió a O rien te y a O cc id en te
El o b je to central de la fiesta es la g lo ria de la C ru z del S eñor,
m a n ifesta ció n del a m o r del P adre, de la o b ed ien c ia filial d e N S
Jesu cristo y de la vid a en el E sp íritu L a C ruz, an u n c ia d a y a en el
sig no le v an tad o p o r M o isés en el d esierto (Jn 3 ,1 3 -1 7 , N u m 2 1 ,4 -9 ,
Flp 2 ,6 -1 1 ), es la an títe sis del árbol del p ara íso (p refacio ) L a litu rg ia
de las h o ras o frece u n a rica se lec ció n de te x to s del N T alu siv o s a la
C ru z del S eñor (1 C o r 1,23-24, G ál 2 ,1 9 -3 ,7 13-14, 6 ,1 4 -1 6 , c f h o ­
m ilía de san A n d rés de C reta) y a la re d e n ció n h u m a n a

5 A n iv ersa rio de la D ed ica ció n d e la B asílica d e L etrán

E s la fiesta de la C a te d ra l de R om a, ca p u t et m a te r o m n iu m E c-
clesiarum , co m o se lee en el fro n tisp ic io de la en tra d a p rin cip al L e ­
v an tad a sobre el lugar de re sid e n c ia de la e sp o sa d e C o n stan tin o , fue
d ed ica d a h acia el año 324 al S alv a d o r y, p o ste rio rm en te , a san Ju an
B a u tista y a san Ju a n E v an g e lista D esd e el siglo xi el an iv ersario se
h a fijad o el 9 de n o v ie m b re y se ce le b ra en el ám b ito de la litu rg ia
ro m an a 33 L os textos, salvo la lectura p atrístic a del O ficio (u n se r­
m ón de san C e sáre o de A rlés), se to m a n del co m ú n de la d ed ica ció n
de u na iglesia.
L a litu rg ia se ce n tra en el sim b o lism o del ed ificio eclesial ( c f
1 C o r 3,1 6 -1 7 , 1 Pe 2,5, etc ) E n tre los textos eu c o ló g ic o s so b resale
el p refac io sobre el m isterio de la Iglesia, esp o sa d e C risto y te m p lo
del E sp íritu El O ficio d iv in o de la d ed ica ció n es e x tra o rd in a ria m e n ­
te rico a ca u sa de los salm o s p ro p io s a lu siv o s a Je ru sa lé n , im ag en de
la Iglesia de C risto , de las lecturas bíb licas, entre las qu e so b resalen
1 Pe 2,1 -1 7 del oficio d e lectura y A p 21,2-3 22 27 de las II V ísp e­
ras, de las lectu ras p atrístic as (a eleg ir) y de los h im n o s latin o s U rbs
le ru sa le m bea ta y A n g u la ris fu n d a m e n tu m

6 F eria m a yor d e p etició n y d e acció n d e gra cia s

E sta ce le b ra ció n , a sig n a d a en E sp añ a al d ía 5 de o ctu b re, se in s­


c rib e en tre las ce le b ra cio n e s del tie m p o « d u ran te el añ o » , au n q u e los
textos litú rg ico s se en c u en tre n en el S a n to r a l34 L a feria m ay o r es

32 Cf A r c e , A (e d ), Itinerario de la virgen Egeria (BAC 416, Madrid 1980),


318-321, F l o l o w , A , La rehque de la Vraie Croix Recherches sur le developpement
d un cuite (Pans 1961), etc
33 Cf J o u n e l, P , Le cuite des saints op c it , 305 307 y 380-381
34 Cf B e l l a v i s t a , J , «Las cuatro Témporas», en OrH 24 (1993), 449-458, G r a c i a ,
J A , «El 5 de octubre en el nuevo calendario nacional», en Ph 70 (1972), 355-362, etc
274 P IV La santificación del tiempo

heredera de las C u atro T é m p o ra s y de las R o g a tiv a s, o rig in a ria s de


R om a y ligadas a las cu atro estac io n es del año 35 Su fin alid ad e ra la
de p ed ir la bend ició n del S eñ o r y darle g racias p o r los fru to s d e la
tierra y del trabajo N o obstan te, su situ ació n en el ca le n d ario litú r­
gico hacía que se im p re g n ase n del co n ten id o del tie m p o litú rg ico en
el que tem an lugar
La feria de p etició n y de acció n de g racias es e x p re sió n d e la
inserción de «lo co tid ian o » en la ce leb ració n del m isterio de C risto
En ella «la Iglesia o ra al S eñ o r p o r las v a n a s n ec es id ad e s de los
hom bres, pero ante to d o p o r los frutos de la tie rra y los trab a jo s, y
para darle gracias p ú b licam en te» 36 O tro tanto p u ed e d ec irse de las
R ogativas, institución ta m b ié n ro m an a, pero de in d u d a b le p eso en
m uchas Iglesias locales C o rresp o n d e a las C o n fere n cia s E p isc o p ale s
determ inar su fecha y el n ú m ero de días de su ce le b ra ció n

35 Hipólito de Roma (s n m) no las conocía aun El origen de estas celebraciones


se atribuye al papa Siricio (284-399) c f J a n i n i , J Siricio y las cuatro Témporas
(Valencia 1958), etc
36 NUALC 45, c f 46-47
C a p it u l o X X fV

LA MEMORIA D E LA SANTISIMA VIRGEN MARIA


Y DE LOS SANTOS

En la celebración de este circulo anual de los míste­


nos de Cristo, la santa Iglesia venera con amor especial
a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen M ana,
unida con lazo indisoluble a la obra salvifica de su Hijo
(SC 103), ademas, la Iglesia introdujo en el circulo anual
el recuerdo de los mártires y de los santos y proclama
el misterio pascual cumplido en ellos (SC 104)

BIBLIOGRAFIA

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229-259, J o u n e l , P , «El culto de los santos» «El culto de M ana», en M a r
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romaine (BELS 36, Roma 1986), L o d i , E , Los santos del Calendario Ro­
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1965), 656-786, P e l o s o , F , Santi e santita dopo il Concilio Vaticano II
(BELS 61, Roma 1991), R i g h e t t i 1, 882-977, S a t o r , D M , Las fiestas de
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Mere de Jesús et la Commumon des Saints dans la liturgie (BELS 37, Ro­
ma 1986), Id (d ir), Saints et saintete dans las hturgies (BELS 40, Roma
1987), y AsSeñ 80, 84, 89, 93 y 95 (1966-1967), «Cuadernos Phase» 37
(1992), EL 101/5-6 (1987), LMD 52 (1957), PAF 63, 64 (1971-1972), Ph
153 (1986), RL 63/3 (1976), 65/3 (1978), 74/1 (1988)

El co n o c im ien to del añ o litú rg ico se c o m p le ta co n el estu d io de


la m e m o ria litú rg ica d e la S an ta M ad re de D io s y d e los san to s
E stas ce le b ra cio n e s tie n en su d ía p ro p io en el cale n d ario , q ue en el
caso de los santos es el de su n atalicio p ara el cielo ( c f N U A L C 56)
El c a le n d ario g en e ral de la litu rg ia ro m a n a co n tien e tan só lo un re­
d u cid o n ú m e ro de san to s L os d em as a p a rece n en lo s ca le n d ario s
p articu la re s y en el M a rtiro lo g io
P ara ce le b ra r a la S an tísim a V irg en y a los san to s, el M isal y la
litu rg ia de las h o ras o fre ce n fo rm u lario s p ro p io s y co m u n es L os

1 C f SC 111, NUALC 49 53, OGMR 316, Instrucción Calendaría particulana


de 24 V I-1970, en AAS 62 (1970), 651-663 Sobre la futura edición del Martirologio
c f Not 272 (1989), 267 268, 276/277 (1989), 529-597, 299/30 (1991), 300-360
27 6 P IV La santificación del tiempo

prim ero s se d istrib u y e n sig u ien d o los m eses del ca le n d ario , m ie n tras
qu e los seg u n d o s están ag ru p a d o s según la an tig u a d istrib u c ió n que
je ra rq u iz a las d iv e rsa s ca te g o ría s de santos: S an ta M a ría V irg en ,
ap óstoles, m ártires, pasto res, d o cto re s de la Iglesia, v írg en es, san to s
varo nes, santas m u jeres, relig io so s, los q ue se han d ed ica d o a un a
activ id ad ca ritativ a, educad o res.

I LOS DATOS DE LA HISTORIA

P rim ero se trata de la m e m o ria litú rg ica de la S an ta M a d re de


D ios y desp u és de la que se h ace de los santos.

1. El cu lto a la S a n tísim a V irg en M aría

La h isto ria del cu lto litúrgico de la S an ta M ad re de D ios tie n e su


p rincipal exp resió n en las fiestas m a rian as 2. C ad a u n a o b ed e ce a un
asp ecto de la p a rticip a ció n de M a ría en el m isterio de C risto , y ju n ­
tas form an un v erd a d ero ciclo e o rto ló g ico co rrela tiv o al de los m is­
terios del S e ñ o r 3
En los p rim e ro s siglos la v e n e ració n de la S an ta M ad re de D ios
estab a u nida a la c o n m em o rac ió n de los m isterio s cen trale s de la
v ida de Jesús, esp ec ialm en te la P ascu a 4. L as p n m e ra s referen cias al
cu lto m a n a n o son una frase de la h o m ilía de san M elitó n de S ardes
so b re la P a scu a (s n), y el in te rro g a to rio b au tism a l y la p le g aria
eu c arística de la T radición A p o stó lic a de H ip ó lito 5
En el siglo iv aparecen las fiestas de N avidad y d e Epifanía, y la
del H ypapante E n todas ellas d estaca la figura de la M ad re del Señor,
aunque no p uede hablarse todavía de fiestas prop iam en te m a ñ an a s
D espués del C oncilio de E feso (a. 431) surgen las fiestas de la V irgen

2 C f A b a d , J A , «El culto de veneración a María», en VV AA , María en los


caminos de la Iglesia (Madrid 1982), 97-134, C a s t e l l a n o , J , «Virgen Mana», en
NDL, 2030-2061, G a s p a r i , S , M ana nella liturgia (Roma 1993), L o p f z M a r t i n , J ,
«El culto manano y la liturgia renovada después del Concilio Vaticano II Doctrina y
vida», en Marianum 143 (1992), 431 -450, L l a b r f s , P , «El culto a Santa Mana, Madre
de Dios», en B o r o b i o 3, 213-236, VV AA , La Virgen M ana en el culto de la Iglesia
(Salamanca 1968), etc
3 C f P a b l o VI, Exhort Apost Mariahs cultus de 2-II-1974, n 2-15, en G u e r r e r o
1, 685-690 (= MC), c f también C a l a b u i g , I M , «Le radici della presenza di Mana
nell’anno litúrgico», en M a r s i l i , S - B r o v e l l i , F (d ir), L anno litúrgico (Casale M
1983), 111-130, C a s t e l l a n o , J , El año litúrgico memorial de Cristo y m istagogia de
la Iglesia (Barcelona 1994), 289-325
4 C f M o n t a g n a , D M , « L a liturgia m an a n a prim itiva», en Marianum 24 (1962),
84-128,
5 Cf Ib a n e z , J - M e n d o z a , F (ed ), Mehton de Sardes Homilía sobre la Pascua
(Pamplona 1975), 185, B o t t e , B (ed ), La Tradition Aposiolique de Saint Hippolyte
(LQF 39, Munster W 1963), nn 4 y 21
C 24 Memoria de la Virgen María y de los Santos 277

en sentido estricto. El prototipo de las p rim eras fiestas m arian as es la


solem nidad del 15 de agosto, el día d e la M a d re de D io s M a ría , com o
la deno m in a el L eccio nario A rm enio de Jerusalén (s. v), aunque la
fiesta se centró m ás tarde en la glorificación de M aría, es decir, en su
dies nata h s 6. P oco después aparecieron la N atividad de M aría el 8 de
septiem bre y la P resen tación en el tem plo, ínicialm ente el 20 de n o ­
viem bre 7. El C oncilio de Efeso influyó sin duda en la creación de la
fiesta de la A nunciación del S eñor el 25 de m arzo, estudiada en el
capítulo anterior. E sta fiesta, ju n to con las del 2 de febrero, 15 de
agosto y 8 de septiem bre, se encuentran y a en R om a en el siglo vn,
siendo dotadas de una procesión po r el p ap a Sergio I ( f 701).
E stas cu a tro fiestas fu ero n las ú n ic as con c a rá c te r g en eral en el
ám b ito de la L itu rg ia R o m an a h a sta en tra d o el sig lo x iv 8. En ese
siglo el C a le n d ario R om an o ad o p tó las fiestas de la V isitació n , el 2
de ju lio , y la In m a c u la d a C o n c ep c ió n de M aría, el 8 d e d iciem b re,
co n o cid a en O rien te co m o la C o n c ep c ió n de san ta A n a 9. P o sterio r­
m en te se in tro d u je ro n las fiestas de la P re sen ta ció n de M a ría (21 de
n o v ie m b re) y la D ed ic ac ió n de S an ta M a ría la M a y o r de R o m a (5 de
agosto) 10. A p a rtir del siglo x v n se p ro d u jo u na n u ev a am p liació n
del ciclo e o rto ió g ic o m a ria n o , co n la in c lu sió n e n e l c a le n d a rio g e­
n eral de fiestas en b u e n a p arte ce le b ra d as y a p o r alg u n as ó rd en es
relig io sas. S anto N o m b re de M aría en 1683, N tra. S ra de la M e r­
ced n , N tra. Sra. de la V ictoria — m ás tarde N tra. Sra. del R osano— ,
N tra Sra. del M o n te C a rm elo en 1726 12, N tra. Sra. de los D o lo res
en el siglo x ix 13, N tra. Sra. de L ou rd es en 1907 14, M a tern id a d d iv i­
na de M a ría en 1931, C o ra z ó n de M a ría en 1944 l5, M a ría R em a en
1954 16, y fin alm en te S anta M a ría M ad re de D io s en 1969.

6 C f L ó p e z M a r t i n , J , «La solemnidad de la Asunción de la Virgen Mana en el


Misal Romano», Eph M anol 35 (1985), 109-141, S a t o r , D , «Asunción», en NDM,
258-289, etc
7 C f G h a r i b , G , «Presentación de la Virgen Mana», en NDM, 1647-1655, M e a o
l o , G , «Natividad de Mana», en NDM, 1464-1470, etc
8 C f C h a v a s s e , A , Le Sacramentaire Gelasien (Toumai 1958), 376-402
9 C f F i o r e s , S d e , «Inmaculada», en NDM, 910-941, P o l c , J , «Visitatio B M V
da seicento anm nell’Occidente litúrgico», en EL 103 (1989), 269-274, S a t o r , D ,
«Visitación», en NDM, 2040-2046, etc
10 C f M e a o l o , G , «Dedicación de Santa Mana la Mayor», en NDM, 564-572
11 C f P i k a z a , X , «Merced Virgen liberadora», en NDM, 1320-1334, etc
12 C f M a c c a , V , «Carmelo», en NDM, 386-391
13 En España había una conmemoración de los Dolores de la Santísima Virgen el
viernes de la actual semana V de Cuaresma C f M a g g i a n i , S , «Dolorosa», en NDL,
633-643, etc
14 C f L a u r e n t i n , R , «Lourdes», en NDM, 1154-1166
15 C f A l o n s o , J M - S a t o r , D , «Inmaculado Corazón de Mana», en DNM, 941-
955
16 Cf S a t o r e t A A A A , «Reina», en NDL, 1712-1731
278 P IV La santificación del tiempo

Sin em b arg o , el c o n ju n to de las fiestas m a rian as n ec e sita b a un


p rin cip io ilu m in ad o r que p u sie ra de reliev e el se n tid o p ro fu n d o que
tiene la fig u ra de la S an ta M ad re de D ios en el añ o litú rg ico . Por eso
la rev isió n del ca le n d a rio d ed icó u n a aten c ió n esp ec ial al ciclo eor-
to lógico de la Stm a. V irg en M a ría l7. El resu ltad o ha sido u n a n u ev a
co n fig u rac ió n de las c e le b ra cio n e s m a rian as m ás co h e ren te con la
im p o rta n cia o b je tiv a d e ca d a una: tres so le m n id a d es (1 d e en ero , 15
de ago sto y 8 de d iciem b re); dos fiestas (8 de sep tie m b re y 31 de
m ayo); cu a tro m e m o rias o b lig a to rias (21 de n o v ie m b re, 15 d e sep ­
tiem b re, 22 de ag o sto y 7 de o ctu b re); cuatro m e m o rias facu ltativ as
(C orazón de M aría, 16 de ju lio , 5 de ago sto y 11 de febrero) 18. E n
E sp aña h ay u n a fiesta m ás el 12 de o ctu b re, N u e stra S eñ o ra del Pi­
lar, y u n a m e m o ria o b lig a to ria el 16 de ju lio , N u e stra S eñ o ra del
M onte C arm elo.
D e este m o d o se d a ta m b ié n u n eq u ilib rio m a y o r en tre las fiestas
co n m em o rativ as de asp ecto s del m isterio de M a ría o de su v id a y las
fiestas alu siv a s a ad v o c ac io n e s m arian as, de tip o m á s d ev o cio n al.
L as p rim e ra s son g en e ralm e n te las m á s an tig u as y las qu e se ce le­
b ran ta m b ié n en O rien te. P or o tra parte, estas fiestas cu en tan casi
siem pre con le ctu ras b íb lica s pro p ias. L as seg u n d as son to d a s p o ste­
rio res a la E d ad M e d ia y, com o se h a ind icad o, alg u n as h an p erte n e­
cid o a los c a le n d a rio s de las ó rd en e s relig io sas. P ara casi to d a s h ay
qu e ac u d ir a le ctu ras b íb lica s del C o m ú n de la V irg en . L as ce le b ra ­
cio n es de m a y o r ra n g o litú rg ico (so lem n id ad e s y fiestas) p erten ecen
al p rim e r grupo.
Las fiestas de M a ría se in se rtan h o y con m ás fac ilid a d en el e s­
p íritu de los tie m p o s litú rgicos. E n este sen tid o p u ed e h ab larse de
u n a n o ta o ac en to m a rio ló g ic o en la co n m em o rac ió n de los m isterio s
de la salv ació n 19. E n esta p ersp e ctiv a se m u ev e la C olecció n d e M i­
sa s de la Virgen M a H a d estin a d a ante to d o a los san tu ario s m aria-
nos 20. Por otra p arte, no hay que o lv id a r «la an tig u a y d isc re ta m e ­

17 Cf. A u g e , M , «Le linee di una rinnovata pietá mariana nella riforma dell’anno
litúrgico», en Marianum 41 (1979), 267-286, etc.
18 Algunas han cambiado de fecha para adecuarlas mejor a algunos datos evangé­
licos la Visitación el 31 de mayo, entre la Anunciación y el Nacimiento de san Juan
Bautista; y María Reina el 22 de agosto, a los ocho días de la Asunción a los cielos.
19 C f M anahs cultus, n.2, en G u e r r e r o 1, 685, C para el Culto Divino, Orienta­
ciones y sugerencias para el año mariano, nn. 1-3, en S N. de Liturgia, Orientaciones
y celebraciones para el año mariano (Coeditores Litúrgicos), 13-15
20 Collectio Missarum de B M V., 1-2 (Librería Ed Vaticana 1987); ed. oficial
española Misas de la Virgen, 1-2 (Coeditores Litúrgicos 1988) Cf. A l d a z a b a l , J ,
«Las nuevas misas marianas. El lenguaje de su eucología», en Ph 159 (1987), 207-236,
L ó p e z M a r t i n , J , «María en la celebración del misterio de Cristo. Los praenotanda de
la Collectio Missarum de B M V », en Marianum 137(1 987), 43-86, etc.
C.24 Memoria de la Virgen María y de los Santos 279

m o ria de S an ta M a ría en el sábado» (cf. M C 9), en el tie m p o « d u ­


ran te el año», cuan d o no h ay una m e m o ria o b lig a to ria 21.

2. L a ven era ció n d e los sa n tos

L as so le m n id ad es, fiestas y m em o rias de los san to s fo rm an en el


año litú rg ico u n a n u ev a co ro n a de ce le b ra cio n e s en to m o al m isterio
de C risto (cf. SC 104; 111; L G 50).
El cu lto litúrgico a los santos co m en zó h istó ric am en te con la v e ­
n era ció n de los m á rtires, u n a form a de cu lto a los d ifu n to s asu m id o
p o r los cristian o s pero rela cio n a d o desd e los p rim e ro s tie m p o s con la
m u erte del S eñor y con la co n fesió n de su se ñ o río p a s c u a l22, com o
a p a rece ya en la m u e rte de E steb an (cf. H ech 6,8-15; 7,5 4 -6 0 ). A
C risto m ism o se le da ya el título de « m á rtir» (cf. A p 1,5) y ju n to a
él ap a rece n los d em ás « te stig o s» (cf. A p 6,9-11; 7 ,9 -1 7 , etc.).
El an iv ersario de la m u e rte y de la se p u ltu ra (d ep o sitio 23) de los
m á rtires era co m o el v erd a d ero n atalicio en la Je ru sa lé n celeste, y
sobre las tu m b a s se escrib ían in v o c ac io n es, co m o los g ra ffiti de la
m e m o ria de los A p ó sto le s en las ca ta cu m b a s de san S eb astián en
R o m a 24, c e le b rá n d o se la e u c a ristía co n c a rá c te r festiv o 25. C a d a
Ig lesia te n ía su lista o ca le n d ario de ce le b ra cio n e s de m ártire s e in­
clu ía los n o m b res de los m ás céleb res en la p le g a ria e u c arística y en
las letanías.
En un a seg u n d a etap a se em p ezó a h o n ra r ta m b ié n co m o « c o n fe ­
so res» a los ascetas, a las v írg en es y a los obisp o s. La ascesis era
co n sid e ra d a co m o u n a esp ec ie de m a rtirio y la v irg in id a d co m o u n a
fo rm a su p e rio r de fid elid ad al S eñor (cf. 1 C o r 34; 2 C o r 11,2). L a
v iu d ez era vista tam b ién co m o u n a fo rm a de ascesis c ristian a (cf.
1 T im 5,5). L os o b isp o s de los p rim ero s siglos, q u e no hab ían co ro ­
n ad o su v id a con el m a rtirio o no h ab ían salid o de en tre los ascetas,
eran in scrito s en u n a lista se m ejan te a la de los m á rtire s p ara ser
rec o rd a d o s en la o rac ió n com ún. U n ejem p lo de estas listas es el
C ron ógrafo F iloca lian o de R o m a del 3 5 4 26. Sin em b arg o , en los

21 C f Rosso, S, «Sábado», en NDM 1742-1756, etc


22 Cf A m o r f , A., «Culto e canonizzazione dei santi neirantichitá cristiana», en
Antomanum 52 (1977), 38-80, D f l e h a y e , H., Origines du cuite des martyrs (Bruxelles
1912, 1933 2 d ed revis.), M o e l l f r , E., «Cuite des défunts et cuite des martyrs», en
QL 64 (1983), 45-48, S a x e r , V., «Martirio, culto de los mártires», en DPAC 2,
1377-1379, etc.
23 Cf. L e c l e r q c , H., “Depositio ”, en DACL 4 (1920), 668-673.
24 Cf. D u v a l , N , «Martirio, Inscripciones», en DPAC 2, 1385-1386, etc
25 Un ejemplo en el Martirio de san Pohcarpo, 18, en Ruiz B u e n o , D (ed ), Padres
Apostólicos (BAC 65, Madrid 1950), 685
26 Cf. supra, n 1 del capítulo XXII.
280 P.IV. La santificación del tiempo

p rim e ro s siglos no está claro el m o d o co m o un p asto r d ifu n to p asab a


de la lista o b itu a ria a la v en e ració n co m o santo en se n tid o estricto .
N o o bstante, la v en e ració n se ap o y a b a tam b ién en la id e n tifica ció n
de los buenos pastores con C risto (cf. Jn 10,11-15; M t 20,26.28, etc.).
En todo caso, el cu lto era de ca rácter local, p ero p o co a p o co la
fam a del santo h ac ía que su cu lto se extendiera. A p a rtir del sig lo iv
el cu lto de los san to s alcan zó un gran d esarro llo a ca u sa de los d es­
cu b rim ien to s y de los traslad o s de sus reliquias. O tro s facto res fu e­
ro n las p ere g rin a cio n es, la d ifu sió n de los libros litú rg ico s y el in flu ­
jo de unas litu rg ias sobre otras. F in alm en te hay q u e se ñ ala r ta m b ié n
la p ro p ag a ció n de las actas de los m ártires, au tén tica s y le g en d arias,
de las p asio n es — m ás ta rd ía s— y de las vid as de san to s, ju n to con
los escrito s p ro p io s o atribuidos. N o faltó ta m p o co u n a reflex ió n te o ­
ló g ica sobre el v alo r del m a rtirio y sobre el re c o n o cim ien to de o tras
fo rm as de santidad.
A p artir de los siglos x y xi los o b isp o s e m p ez aro n a so licitar del
P ap a el rec o n o cim ien to del cu lto de los santos. E n 1171 lo d isp u so
así u n a d ecretal de A lejan d ro III p ara to d a la Ig lesia latina. D esp u és
del C o n cilio de T re n to esta ta re a fue c o n fia d a a la C o n g reg a ció n de
R itos, cre ad a en 1588. E n 1634 se in stitu y ó la b ea tific ac ió n , co m o
e tap a p rev ia a las ca n o n izacio n es. L a b ea tific ac ió n sig n ific a la a u to ­
riza ció n del cu lto d en tro de un te rrito rio co n c reto o de u n a fam ilia
religiosa. E n 1969 el p ap a P ablo V I creó la C o n g reg a ció n p ara las
C ausas de los S a n to s 11. A ctu a lm e n te el p ro ce d im ie n to de las ca n o ­
n iz ac io n es se rig e p o r la co n stitu c ió n ap o stó lic a D ivin u s p e r fe c tio n is
M a g iste r, del p ap a Juan P ablo I I 28.
El resu ltad o de to d o el largo p ro ce so de fo rm ació n del cu lto de
los santos fue la co n v e rsió n de este cu lto en u na rea lid ad en si m is­
m a, llenando el c a le n d ario de co n m em o rac io n e s y de o ficio s d o b les
y añ a d id o s, h a s ta el p u n to de su p la n ta r y d ific u ltar las ce le b ra cio n e s
d o m in ic a le s y de los m isterio s del Señor. S an Pío X en 1911 y
Ju an X X III en 1960 resta b le cie ro n el equilibrio en fav o r del P ropio
d el T ie m p o , c o m o lo h iz o ta m b ié n el C o n c ilio V a tic a n o II en
SC 111, ab o g an d o inclu so p o r la aplicació n de criterio s d e v erd ad era
rep resen tativ id ad y de u n iv e rs a lid a d 29.

27 Cf. E v e n o u , J., «Canonisations, béatifications et confirmations de cuite. Depuis


la création de la Congrégation des Rites (1588) jusqu’au 31 décembre 1985», en Not
234 (1986), 41-47.
2H De fecha 25-Í-1983, en AAS 75 (1983), 341-355; trad españ en Código de
Derecho Canónico. Edición bilingüe comentada (BAC 442, Madrid 1983), 883-888
29 Cf. B r o v e l l i , F , «Culto a los santos», en D T I2,224-229; D u b o i s , J., «Les sainst
du nouveau calendner. Traditionet critique histonque», en LMD 100(1969), 157-178,
P a t e r n a , P . , «El culto a los santos en la renovación litúrgica d e l Vaticano II», en Ph
116(1980), 143-150, etc.
C.24. Memoria de la Virgen M aría y de los Santos 281

II. CELEBRACIONES DE LA SANTISIMA VIRGEN

L a Ig lesia v en e ra la m e m o ria de la S anta M ad re d e D ios, u n ié n ­


d o la a la ce le b ra ció n de la o b ra de la sa lv ació n en el añ o litú rg ico y
re c o n o c ie n d o su « in te rv en ció n en los m isterio s de C risto » (cf. LG
6 5 -66; SC 103). E ste es el sig n ific ad o b ásico de to d a s las ce le b ra cio ­
n es en h o n o r de la S an tísim a V irg en en la liturgia. El an álisis se
o c u p a ú n ic am e n te de las so le m n id a d es y fiestas.

1. S o lem n id a d de la In m a c u la d a C o n cep ció n d e M aría

T ie n e lu g a r el 8 de d ic iem b re , en la p e rsp e ctiv a del A d v ien to (cf.


M C 3-4). L a C o n c ep c ió n in m a cu lad a de M aría, « lle n a de g racia»
(L e 1,26-38: E van g .), d efin id a co m o v erd a d de fe p o r P ío IX el 8-
X I I - 1854, es m e n c io n a d a en las o rac io n es y en el p refacio , in c lu y en ­
do ta m b ié n la p ro y ec ció n ec le sial y esc a to ló g ic a de la fig u ra de la
n u e v a E v a (G én 3 ,9-15.20: 1.a lect.), e le g id a antes de la creació n del
m u n d o ( E f 1,3-6.11-12: 2.a lect.). L a litu rg ia de las h o ras, u tilizan d o
en g ran p arte las an tífo n as del O ficio p rec ed en te, es to d o un can to
ju b ilo s o en h o n o r de M a ría y de C risto el S eñor (cf. R om 5,12-21).
L as d em ás lectu ras alu d en a la elec ció n en C risto de to d o s los fieles
(cf. R o m 8,29.30; E f 1,4; 1,11-12a) y a la Iglesia, san ta e in m a cu lad a
(cf. E f 5 ,2 5 b -2 6 a.2 7 ).

2. S o lem n id a d de la A su n ció n de la V irgen M a ría

E l dies n a ta lis de M a ría p erm ite a la Ig lesia c o n tem p lar en M aría


su ic o n o esca to ló g ic o (cf. M C 6). P ara esta so le m n id a d el M isal
o fre ce u n a m isa de la v ig ilia y u n a m isa del día. El fo rm u lario de la
v ig ilia estab lece u na d elica d a co m p arac ió n en tre M aría en la escen a
de la V isitac ió n y el arc a de la alian z a en el m o m e n to de ser in tro d u ­
cid a en el sa n tu ario (L e 11,27-28; 1 C rón 15,3-4.1 6 -16 ,2 ). M aría, en
la to ta lid a d de su ser, h a sido aso c ia d a a C risto en el m isterio p ascu al
(1 C o r 15,54-57). El p ap a P ío X II d efin ió el d o g m a de la A su n ció n
de M a ría en cu e rp o y a lm a a los cielo s el 1 de n o v ie m b re de 1950.
L a m isa del día ve en M a ría la im ag en de la Ig lesia (A p 11,19;
12 .1-6.10), E sposa de C risto (Sal 44). L a v ic to ria de C risto so b re la
m u e rte es ta m b ié n la v ic to ria de M aría (1 C o r 15,20-26), p o rq u e el
S eñ o r h a h ec h o m a ra v illa s en ella (L e 1,39-56). L as o rac io n es y el
p refac io su b ray an la d im e n sió n ec lesio ló g ica. L a litu rg ia de las h o ­
ras alu d e al p ara lelism o entre la A sce n sió n del S eñ o r y la A su n ció n
de M a ría (I V ísp .), a la p a rtic ip a c ió n de to d o s los fieles en la g lo rifi­
282 P.IV. La santificación del tiempo

cación de C risto ( E f 1,16-2,10; lect. de P ío X II), y a las actitu d es de


alab an za y de g ratitu d (Is 61,10: L au d es y d iv e rsa s an tífo n as), etc.

3. F iesta de la V isita ció n d e la V irgen M aría

S ituada el d ía 31 de m ayo, p erm ite cla u su ra r la ce le b ra ció n de


este m es en la p ie d ad p o p u la r y se p ro y e c ta ta m b ié n so b re la so lici­
tu d de la V irg en M a ría h a c ia los d isc íp u lo s de Je sú s en el clim a de
la C in cu e n ten a pascu al. L a Ig lesia se rec o n o ce en M aría, « p o rtad o ra
de D ios» y llen a del E sp íritu (L e 1,39-56), H ija de S ión qu e se e stre­
m e c e de a le g r ía al s a b e r q u e el S e ñ o r e s tá en m e d io d e e lla
(S o f 3,14-18), y que deb e aten d er am o ro sam en te a cad a uno de los
fieles (R om 12,9-16). L as o rac io n es piden p o d e r p e rc ib ir la p rese n ­
cia del S eñ o r en el S acram en to eu c arístico .
La litu rg ia de las h oras, en sus te x to s p ro p io s, v u elv e u n a y o tra
v ez so b re la a le g ría de la Ig le s ia a n te la p re s e n c ia del A m ad o
(C ant 2,8-14; 8,6-7 y h o m ilía de san B eda: O f. de lectura). L as a n tí­
fonas rep asan el E v an g e lio de la fiesta, y las le ctu ras b rev e s in sisten
en la p rese n cia del S eñ o r (J1 2 ,2 7 -3 ,1 ; S ab 7 ,2 7 -2 8 ) y en la a lab a n za
de M aría (Jdt 14,7; T o b 12,6).

4. F iesta de la N ativ id a d de la S a n tísim a V irg en M a ría

El día 8 de se p tie m b re se c e le b ra el n ac im ien to de M aría, la a u ­


ro ra que p rec ed e a la salida del sol (ant. de entrad a). L a litu rg ia de la
P alab ra ev o c a los o ríg en e s h u m a n o s de Jesú s en la m a tern id a d v irg i­
nal de M a ría (M t 1,1-16.18-23; y sup ero b lata), cu m p lié n d o se los
an u n cio s p ro fé tic o s (M iq 5,2-1). L a se g u n d a lectu ra h ab la de la v o ­
cación de cad a cristian o en C risto. L a litu rg ia de las h o ras se rem o n ­
ta al p ro to ev a n g elio (G én 3,9-20: O f. de lectu ra) p ara re c o rd a r que
po r M aría v ino la salv ació n del m u n d o en C risto (serm ó n de san
A ndrés de C reta: ib.). L as an tífo n as can tan la g lo ria del n ac im ien to
de M aría, m ie n tras las lecturas se refieren a la estirpe del M esías
(Is 11,1-3a; R om 9,4-5) y en salzan a la que es m o rad a d e D io s en tre
los ho m b res (C an t 6,10; Jdt 13,24.25; A p 21,3).

5. F iesta de la N u estra S eñ o ra d el P ilar

C e le b ra d a en E sp añ a y en varios p aíses h isp a n o am erica n o s 30,


alude desde la an tífo n a de e n tra d a a la co lu m n a d e fu eg o q u e g u iab a
a los israelitas en el desierto (S ab 18,3; Ex 13,21-22). L as lectu ras
(L e 11,27-28; 1 C ró n 15,3-4.15-16; 16,1-2; H ech 1,12-14) su b ray an

30 C f . O r tiz G a rc ía , A., «Pilar (Virgen del)», en NDM, 1615-1623, etc.


C.24. Memoria de la Virgen María y de los Santos 283

el sig n ific ad o de la p re se n c ia y de la v en e ra c ió n d e la V irg en M aría


en m e d io del p u eb lo cristian o . Las o ra c io n e s y el p re fa c io alu d en a
la p ro te c c ió n m a tern al de M a ría en esta ad v o c ac ió n .
La litu rg ia de las h o ras u sa b ásic a m e n te los te x to s del C o m ú n de
la S an tísim a V irg en , p ero alu d e ta m b ié n a la co lu m n a (E clo 2 4 ,3 -1 5 ;
E lo g io del P ilar: O f. d e le ctu ra) y d esta c a an te to d o la fu n ció n p ro ­
te c to r a de M a ría d e s d e su s a n tu a r io (2 C ró n 7 ,1 5 -1 6 : a n t. d e
L au d es).

II. CELEBRACIONES DE LOS SANTOS, DE LOS ANGELES


Y DE LOS DIFUNTOS

El estu d io de las ce le b ra cio n e s co n c reta s de lo s sa n to s en el c a ­


le n d ario ro m an o g en e ral se lim ita fo rz o sam en te a las so le m n id a d es.

1. S o lem n id a d de San J o sé

El cu lto de san Jo sé n a c ió en la E d ad M e d ia co m o co n s e c u e n c ia
de la d ev o c ió n a la in fan c ia de Jesús. L a fija ció n de la fec h a es p u ­
ram e n te fortuita. L os g ran d e s p ro p ag a d o re s de la d ev o c ió n al C u sto ­
d io del R e d e n to r fu ero n san B e rn ard o y S an ta T e re sa d e Jesús. El
p a p a G re g o rio X V elev ó la c e le b ra ció n a fie sta de p re c e p to en 1621.
P ío IX en 1870 declaró a san José P atron o de la Ig lesia u n iv e rs a l31.
L o s te x to s de la m isa d estac an la a sc e n d e n c ia d a v íd ic a de san
Jo sé (2 S am 7 ,4 -5 .1 2 -1 4 .1 6 ), la m isió n q u e le fue c o n fia d a y su co n ­
d ic ió n de ju s to (M t 1,16 .1 8-21 .2 4; o b ien L e 2 ,4 1 -5 1 ) y de crey en te
(R om 4 ,1 3 .1 6 -1 8 .2 2 ). L as o rac io n es y el p refac io se refieren a su
e n tre g a so lícita y fiel a M a ría y al H ijo d e D io s, y a la p ro tec ció n
so b re to d a la fam ilia cristian a . L a litu rg ia d e las h o ras e n m arca al
san to en la h isto ria de la salv ació n (H eb 11.1-16: O f. d e lectu ra) y
re p a sa las referen c ias b íb lica s a su p e rso n a y a su m isió n , m ie n tras
p o n e de reliev e la g ra n d e z a de su serv icio (C o l 3 ,2 3 -2 4 ; 2 S am 7,28-
29; P rov 2 ,7-8; S erm ó n de san B e m a rd in o : O f. de lectu ra).

2. S o lem n id a d d el N a cim ien to de S an J u a n B a u tista

Se c e le b ra seis m e ses an tes del N a c im ie n to d e Je su cristo , seg ú n


el d ato de L e 1,36, y tre s m e ses d esp u és de la so le m n id a d de la
A n u n cia ció n (cf. Le 1,56). L a ce le b ra ció n a p a rece y a en el sig lo iv y

11 Cf. F i o r e s , S. d e , «José», en NDM, 988-1011; S t r a m a r e , T., San Giuseppe nella


sacra Scrittura, nella teología e nel culto (Roma 1983), etc.
284 P.IV. La santificación del tiempo

está atestig u ad a en to d o s los lib ro s litú rg ico s o cc id e n tales 32. L a ce­


leb ración c u e n ta co n u na m isa de la vig ilia, en la q u e se lee el an u n ­
cio del ángel a Z ac aría s (L e 1,5-17) y la p ro fe cía re la tiv a a la v o ca­
ción del P re cu rso r (Jer 1,4-10), p ara b en e ficio de los fieles (1 Pe 1,8-
12). L as o rac io n es rec u erd an q u e Juan era la v o z que an u n ció la
lleg ad a del S alvador. L a m isa del d ía se cen tra en el n acim ien to
(Le 1,57-66.80) y en la m isió n de Ju an de cara a Israel (H ech 13,22-
26) y a las n ac io n e s (Is 4 9,1 -6 ). El p refacio p o n e de reliev e la re la ­
ción en tre el B a u tista y el au to r del B au tism o , en tre el p ro fe ta y el
C o rd ero de D ios.
L a litu rg ia de las h o ras p ro p o n e u n a serie de te x to s del A n tig u o
y del N u e v o T estam e n to en los qu e ap a rece la fig u ra del B a u tista
(H ech 13,23-25; M al 3 ,23 -24 ; Is 49,1; 49 ,5 -6 ; 4 9 ,7 ), d estac an d o el
de su v o cació n (Jer 1,4-10.17-19: O f. de lectura), al que ac o m p a ñ a
un serm ó n de san A gu stín .

3. S o lem n id a d de lo s S an to s A p ó sto les P ed ro y P a b lo

L a ce le b ra ció n c o n ju n ta de los A p ó sto le s a cu y o s n o m b res está


u n id a la S ede de R o m a p ro v ien e p o sib lem e n te del cu lto qu e rec ib ie­
ron en las ca ta cu m b a s de san S eb astián , ju n to a la V ía A p ia, d o n d e
estu v iero n sep u lta d o s d u ran te alg ún tiem p o 33. L a Ig lesia celeb ra en
am bos A p ó sto les no sólo la g lo ria de su m artirio , sino ta m b ié n el
m isterio de su v o ca ció n ap o stó lica, u n o h ac ia Israel y el otro h ac ia
los g en tiles (p refacio ). E n efecto, tan to en la m isa de la v ig ilia co m o
en la del d ía se rec u erd a su te stim o n io h asta la san g re (H ech 12,1-
11: 1.a lect. del día; Jn 2 1,1 5 -1 9 : Ev. de la v igilia; 2 T im 4 ,6 -8 .1 7 -
18: 2.a lect. del día) y se ev o c a la m isió n de am b o s (M t 16,13-19:
evang. del día; G ál 1,11-20: 2.a lect. vig ilia), q ue o fre cie ro n la sa lv a­
ció n en el n o m b re de Je sú s (H ech 3,1-10: 1.a lect. v ig ilia). U n o y
o tro son fu n d am e n to de la fe cristian a y m o tiv o de aleg ría p ara to d a
la Iglesia (o racio n es).
L a litu rg ia de las h o ras tien e co m o tex to cu m b re el p asaje del
en cu en tro de P ed ro y de P ablo en Je ru sa lé n (G ál 1,15-2,10: Of. de
lectura), seg u id o del serm ó n de san A g u stín sob re el m artirio de los
d o s apóstoles. L as d em ás le ctu ras, los re sp o n so rio s y las an tífo n as
fo rm an u na e x tra o rd in a ria serie de te x to s n e o testam e n tario s alu siv o s

32 Cf. P a s c h e r , J., op. cit., 600-613; de san Juan Bautista se celebra también el
martirio el 29 de agosto: cf. ib., 613-617.
33 Cf. J o u n e l , P., «La solemnité des apotres Pierre et Paul selon la liturgie réno-
vée», en VV.AA., Mélanges liturgiques offerts au P. B. Botte (Louvain 1972), 245-
258; S a x e r , V. «Pedro Apóstol», en DPAC 2, 1731-1734, etc.
C.24. Memoria de la Virgen María y de los Santos 285

ta n to a las v iv e n cia s m ás p ro fu n d a s de c a d a ap ó sto l, esp ec ialm en te


de san P ab lo , co m o a la m isió n ap o stó lica.

4. S o lem n id a d de S a n tia g o A p ó sto l, P atro n o de E spañ a

La trad ició n c ristian a ha señ alad o E sp añ a co m o el lu g a r de la


p re d ic a c ió n de S a n tia g o , el h ijo de Z e b e d e o y h erm a n o de Ju an
E v a n g e lista (cf. M t 4 ,2 1 ; M e 15,40, etc.), el p rim e ro en b e b e r el
cá liz del S eñ o r (p refacio ; cf. H ech 12,2). H ac ia el añ o 830 el o b isp o
T e o d o m iro de Iria d escu b rió en C o m p o stela su se p u lcro , in ic iá n d o se
d esd e ese m o m e n to las p erg rin ac io n e s q u e tan to au g e tu v ie ro n en la
E d ad M edia. L a fiesta d el 25 de ju lio , se ñ ala d a en el M a rtiro lo g io
R o m an o co m o el d ía de la traslac ió n de las reliq u ias d e S an tiag o de
Je ru sa lé n a E spaña, ap a rece y a en los sa c ra m é n ta n o s del sig lo vm
co m o m e m o ria del a p ó s to l34. La fiesta tien e el m á x im o ran g o litúr­
g ico en to d a la n ac ió n esp añ o la, siend o ad e m á s de p recep to .
La litu rg ia de la M isa y del O ficio co n tem p lan , p o r u na p arte, el
m a rtirio del apó sto l y p o r o tra su p a tro c in io so b re E sp añ a. El E v an ­
g elio e v o c a el ep iso d io del d iálo g o de la m a d re d e los Z eb e d eo s co n
Jesú s (M t 2 0 ,2 0 -2 8 ), m ie n tras las o tras d o s lectu ras se refieren al
m a rtirio de S an tiag o (H e ch 4,33 ; 5 ,1 2 .2 7 -3 3 ; 12,1) y a su sig n ific ad o
(2 C o r 4 ,7 -1 5 ). L as lectu ras b íb lica s del O ficio alu d en a la m isió n
ev a n g eliza d o ra de los A p ó sto le s (1 C o r 4 ,1 5 ; 1,18-2,5) y a la funda-
m e n tac ió n de la Iglesia en ello s ( E f 2,1 9 -2 2 ; 4 ,1 1 -1 3 ). L a h o m ilía
p atrístic a de san Ju an C risó sto m o c o m e n ta el E v an g e lio de la M isa.
L as an tífo n as rec o g en v iejo s tex to s de g lo rifica ció n del P atro n o de
E spaña.

5. S o lem n id a d de T o d o s los S a n to s

E sta fiesta tien e su o rig en en la d ed ica ció n del P an teó n de R o m a


el año 610 a la S an tísim a V irg en y a to d o s los m ártires. L a fijació n
de la fec h a el 1 de n o v ie m b re se p ro d u jo en el sig lo ix, ex te n d ié n d o ­
se p o r to d o O c c id e n te b a jo el p o n tific a d o de G re g o rio IV (8 2 7 -
844) 35. L a so le m n id a d co n m em o ra a la m u c h ed u m b re « q u e nadie
p u ed e c o n ta r» (A p 7 ,2 -4 .9 -1 4 ), a s a m b le a de la Je ru sa lé n celeste
(p refacio), h erm a n o s e in terceso res (co lecta), en los q u e se h icie­

34 Cf. P e r e z d e U r b e l , J., «Orígenes del culto de Santiago en España», en Hispania


Sacra 5 (1952), 1-31, etc.
35 Cf. P a s c h e r , J . , op. cit., 760-771, etc.
286 P.JV. La santificación del tiempo

ro n realid ad las b ie n av e n tu ra n za s (M t 5,1-12) y ah o ra ven a D ios


(1 Jn 3,1-3).
La litu rg ia de las ho ras can ta al solo S anto en tre T o d o s los S a n ­
tos, invitando en antífo n as, lectu ras y resp o n so rio s a c o n tem p lar la
ciu d ad fu tu ra y a im itar a los q ue ya la h ab itan (A p 5 ,1-14; san
B ern ard o ; E f 1,17-18, etc.). Los salm os co n stitu y e n ta m b ié n u n a m e ­
d itació n sobre la g lo ria de la Je ru sa lé n celeste.

6. F iesta d e ios S an tos A rcá n g eles M igu el, G a b rie l y R a fa el

El actual cale n d ario litú rg ico h a reu n id o en un m ism o día, el 29


de sep tiem b re, las fiestas de los S an to s A rcán g eles. T am b ién hay
que te n er en cu e n ta la m em o ria o b lig a to ria de los S an to s A n g eles
C u sto d io s el d ía 2 de octubre. El fu n d am e n to de estas ce le b ra cio n e s
se en c u en tra en las referen c ias de la S ag rad a E scritu ra a cad a u n o de
los arc án g eles y al ángel custo d io . El cu lto a los án g eles co m en zó en
O rien te, p ero m u y p ro n to se ex ten d ió en O ccid en te. E l de san M i­
guel a fin ales del siglo v, con o ca sió n de la d e d ica ció n d el san tu ario
le v an tad o en el M o n te G arg an o en Italia. El de san G ab riel y el de
san R afael d esd e el siglo x , sien d o in tro d u cid o s p o r B e n ed icto X V
en el cale n d ario ro m an o en 1921. L a fiesta del A n g el de la G u ard a,
co m o cele b ra ció n in d ep en d ien te, se co n o c e en E sp añ a en el sig lo x v ,
siendo ex ten d id a a to d a la Iglesia latina en 1670 36.
L as m isas del 29 de se p tie m b re y del 2 de o ctu b re se ap o y an an te
to d o en los te x to s b íb lico s (Jn 1,47-51; D an 7 ,9 -1 0 .1 3 -1 4 y A p 12,7-
12: día 29; M t 18,1-5.10; Ex 2 3 ,2 0 -2 3 : d ía 2 de o ctu b re). El p refac io
y las o rac io n es se fijan en la creació n de los án g eles, o b je to de la
c o m p lac en c ia d iv in a, y en la asiste n c ia y p ro tec ció n so b re los h o m ­
bres. L a litu rg ia de las ho ras rec o g e te x to s b íb lico s alu siv o s a los
á n g eles, desde salm o s pro p io s (el 8, 96, 102 y 137) h a s ta la le ctu ra
de A p 12,1-17 (O f. de lectura) con la h o m ilía de san G re g o rio M ag ­
no sobre el sig n ific ad o de la p a la b ra « án g el» (d ía 2 9) y el serm ó n de
san B ern ard o co m en ta n d o el Sal 90 (d ía 2). Im p o rtan te el cán tico de
las II V ísp e ra s (C ol 1,12-20), que p ro c la m a el señ o río de C risto so­
bre las criaturas: « ce lestes y te rrestre s, visib les e in v isib les, T ro n o s,
D o m in a cio n e s, P rin cip ad o s, P o testad es» .

36 Cf. P a scher , J ., op. cit., 740-760, etc.


C.24. Memoria de la Virgen María y de los Santos 287

7. C o n m em o ra c ió n d e T o d o s lo s F ieles D ifu n to s

E n el S antoral o c u p a un p u esto rele v an te la c e le b ra ció n del d ía 2


de n o v ie m b re en re c u e rd o de to d o s los d ifu n to s. La p ro x im id a d co n
la so le m n id a d de T o d o s los S an to s c o n trib u y e a ilu m in ar el final de
la e x iste n c ia c ristia n a co n la luz e sp eran z ad o ra qu e b ro ta de la P as­
cu a del S eñor. La c o n m e m o ra c ió n del d ía 2 de n o v ie m b re se rem o n ­
ta a u n a d isp o sic ió n de san O d iló n de C lu n y , en el año 998. L a litu r­
g ia ro m a n a in tro d u jo la c o n m em o rac ió n en el siglo x iv . A cau sa de
la a n tig u a práctica, o rig in a ria de E spañ a, de ce le b ra r tres m isas el
d ía 2 de n o v ie m b re, e x ten d id a a to d a la Ig lesia p o r el p ap a B en ed ic­
to X V en 1915, el M isal R o m an o o fre ce tres fo rm u lario s p ara este
día. Sin em b arg o , las le ctu ras han de to m a rse de las q u e tien e el
L ec cio n a rio p ara la litu rg ia exeq uial.
L a litu rg ia de las h o ra s se b asa en el O ficio de D ifu n to s qu e se
e n c u e n tra en el C o m ú n . N o o b stan te c o n tien e u n a le ctu ra p atrística
p ro p ia, to m a d a de san A m b ro sio , qu e co m en ta el tex to de F lp 1,21:
« P ara m í, la v id a es C risto , y u n a g an a n cia el m orir».
2.a SECCION: LA LITURGIA DE LAS HORAS

C a p ít u lo X X V

HISTORIA Y TEOLOGIA DEL OFICIO DIVINO

El Oficio divino, desde la antigua tradición cristiana,


está organizado de tal modo que el curso entero del día
y de la noche está consagrado a la alabanza a Dios (SC
84). La Iglesia, recitando el Oficio divino, alaba a Dios
sin interrupción e intercede por la salvación del mundo
entero (SC 83).

BIBLIOGRAFIA

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1994); C a s s i e n , Mons. et AA.AA., La priére des heures (Paris 1963); C u -
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D e l l ’ O r o , F., Liturgia delle ore. Documenti ujficiali e studi (Leumann-To-
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polo di Dio nelVesperienza storica delTecumene cristiana (Milano 1991);
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del Oficio Divino (Salamanca 1984), 19-137; M a r t i m o r t , A. G., «La ora­
ción de las Horas», en M a r t i m o r t , 1047-1173; P i n e l l , J., Liturgia delle
ore, Anamnesis 5 (Genova 1990); R a f f a , V., La liturgia delle ore. Presen-
tazione storica, teológica e pastorale (Milano 1990); R i g h e t t i 1, 1078-
1172; T a f t , R., La liturgia delle ore in Oriente e in Occidente (Cinisello B.
1988); VV.AA., La preghiera della Chiesa (Bologna 1974); VV.AA., «Li­
turgia de las Horas», en B o r o b i o 3, 283-524; y EL 85/4-6 (1971); LJ 29/1
(1979); LMD 64 (1960); 105 (1971); 135 (1978); RL 64/3 (1975); RivPL 3
(1971); Seminarium 24 (1972).

L a 2.a se cc ió n de esta p arte del m a n u al trata de la sa n tifica ció n


de las h o ras del d ía p o r m e d io del O ficio d ivin o . E ste ca p ítu lo , el
p rim e ro d ed ica d o a la litu rg ia de las horas, estu d ia la n a tu ra le z a y la
fin alid ad de esta acció n litú rg ica, en u n a p e rsp e c tiv a h istó ric a y te o ­
lógica.

1. DEL «BREVIARIO» A LA «LITURGIA DE LAS HORAS»


L a litu rg ia de las h o ras ha rec ib id o v ario s n o m b res en la h isto ria.
El m ás d ifu n d id o h a sido el de B rev ia rio L B rev ia rio sig n ific ab a

1 Breviarium Romanum ex Decreto Sacrosancti Concilii Tridentini restitutum


Summorum Pontificum cura recognitum, 1-4 (Ed. quinta post typicam, Typis Polyglot­
tis Vaticanis 1956).
290 P.IV La santificación del tiempo

reunión en un solo v olum en, p ara fac ilita r el rezo in d iv id u al, de to­
dos los elem e n to s n ec esario s p ara ce le b ra r el O ficio d iv in o co m o
salm os, lectu ras, him nos, etc., rep a rtid o s en d iv e rso s libros. P ero
aquel no m b re en tra ñ ab a u n a m e n talid ad p riv a tiz a d o ra y re d u c c io n is­
ta de la p le g aria eclesial que era p rec iso co rregir.
D espués del V atican o II h an rec u p erad o su sig n ific ad o las e x p re ­
siones O ficio d ivin o y litu rg ia d e las ho ra s 2. « O ficio » q u iere d ecir
servicio cultual y ac ció n litú rg ica, y « d iv in o » in d ica en h o n o r de
quién se rea liza la ce leb ració n , D io s m ism o. E sta ex p re sió n es eq u i­
v alente a la de « o b ra de D io s» (op u s D ei), según la ex p re sió n d e san
B enito: « N ad a se an tep o n g a a la o b ra de D ios» (R eg la 4 3 ,3 ). E l se­
gundo nom bre alu d e a la p le g a ria eclesial d istrib u id a seg ú n las h o ras
del día.
En este sen tid o el O ficio d iv in o es v e rd a d era litu rg ia, ejercic io
del sacerd o cio de Je su cristo p ara la san tifica ció n de lo s h o m b res y el
culto a D ios (cf. SC 7), y, co n sec u en te m en te, ce le b ra c ió n de to d a la
Iglesia, o sea, o ració n de C risto co n su C u erp o eclesial al P ad re (cf.
SC 84). P or este m o tiv o se h a de p re fe rir sie m p re la ce le b ra ció n
com un itaria, co n a siste n cia y p artic ip a c ió n ac tiv a de los fieles, a la
recitació n in d iv id u al y casi p riv a d a (cf. S C 2 6 - 2 7 ) 3.

II. ANTECEDENTES DE LA ORACION DE LAS HORAS

El orig en de la litu rg ia de las ho ras h ay que b u sc arlo en la o ra ­


ción de Jesú s y de las co m u n id ad e s p rim itiv as, q ue o b se rv a b an los
ritm os de la p le g aria ju d ía .

1. La p leg a ria ju d ía en la ép o ca del N u ev o T e sta m e n to

«Jesús n ació en un pueb lo que sabía orar» 4, en el seno de una


fam ilia p ia d o sa que o b se rv a b a co n am o r y fid elid ad los p rec ep to s

2 Ojficium Divinum ex decreto Sacrosancti Oecumemci Concilu Vatwam II instau-


ratum auctoritate Pauli PP VI promulgatum, Liturgia Horarum mxta Ritum Roma­
num, 1-4 (Ed typica, Typis Polyglottis Vaticanis 1971-1972, Ed typica altera 1986-
88). Edición oficial española Oficio Divino reformado por mandato del Concilio
Vaticano II y promulgado por S S el Papa Pablo VI Edición típica aprobada por la
Conferencia Episcopal Española y confirmada p o r la Sagrada Congregación para los
Sacramentos y el Culto Divino, Liturgia de las Horas según el Rito Romano, 1-4
(Coeditores Litúrgicos 1979-1981). En la cabecera del primer volumen se encuentran
la Const Apost. de Pablo VI LaudisCanticum, de 1-X I-1970, y la Ordenación general
de la Liturgia de las Horas (= OGLH)
3 Cf. OGLH 20-32
4 J e r e m í a s , J , Abba El mensaje central del Nuevo Testamento (Salamanca
1981), 75.
C.25. Historia y teología del Oficio divino 291

del S eñ o r (cf. Le 2 ,2 1 .2 2 -2 4 , etc.). E n un m u n d o p o liteísta, que d es­


p re c ia b a la o ració n c o m o ab su rd a e inútil, y que red u jo la relig ió n a
u n c o n ju n to de p rác tica s sa n g rie n ta s y o b sc en a s, Je sú s p articip a b a en
la p le g a ria del p u eb lo in stru id o en la o ració n p o r D io s m ism o a tra­
v és de la rev e lac ió n b íb lica 5.
L a p rá c tic a ju d ía de la p le g aria c o m p re n d ía tres m o m e n to s de
o rac ió n al día: al c a er la tarde, al a m a n e c e r y al m e d io d ía (cf. Sal
54,18; D an 6,10). D e esto s m o m e n to s, do s estab an u n id o s a los sa­
crific io s llam ad o s p erp e tu o s, q ue se o fre c ía n to d o s los d ías en el
T em p lo (cf. N ú m 28,2 -8 ). D e este m o d o el sa crificio e ra sa n tifica d o
p o r la oració n . A l ac o starse y al le v an ta rse se rec itab a el S h em á Yis-
ra e l (E scu c h a, Israel), la p ro fe sió n de fe en el D io s ú n ic o (cf. D t
6 ,4-9; D t 11,13-21 y N ú m 15,37-41). Je sú s m ism o lo rec itab a (cf.
M e 12,29-30). A l m e d io d ía se d ecían las b e n d icio n e s de la Thephil-
lah. E sta p le g aria p erte n e c ía al culto de la sinago g a.
L a litu rg ia ju d ía c o n te n ía ad e m á s una am p lia v arie d ad d e h im ­
n o s, sa lm o s y o rac io n es p ara las fiestas, las p ere g rin a cio n es al T e m ­
p lo y la litu rg ia d o m é stic a, en la que d estac ab a n la b en d ició n al caer
la tard e (lu c e m a rio ) y la acció n de g rac ias de la cena. E n este am ­
b ie n te d e o ra c ió n v iv ió Jesú s, d e m o d o q u e « la a la b a n z a a D io s re­
so n ó en el co ra zó n de C risto co n p a lab ras h u m a n as de ad o ració n ,
p ro p ic ia c ió n e in te rcesió n » (O G L H 3).

2. L a ora ció n de J esú s

« C risto Jesú s, al to m a r la n atu ra lez a h u m a n a, in tro d u jo en éste


ex ilio te rren o aquel h im n o que se can ta p e rp e tu a m e n te en las m o ra­
d as ce le stia les» (O G L H 3; cf. SC 83). L a o ració n de Jesú s en su v id a
te rre n a fue la ex p resió n del co lo q u io etern o del V erb o co n el P adre
en el E sp íritu S anto, y el an u n c io de la m e d iac ió n sacerd o tal que
co n tin ú a ahora en los cielo s 6.
P ero Jesú s en señ ó ta m b ié n có m o se h a de orar, con su te stim o n io
y con en señ a n zas ex p lícitas, en tre las q u e se destacan : a) la p u reza

5 C f supra n 1 del capítulo X. Sobre la piegana judía cf B e n C h o r i n S h , Le


Judaisme enpriére La liturgie de la synagogue (París 1984), H e i n f m a n n , J , L apriere
ju ive Anthologie (Lyon 1984), H r u b y , K., «Les heures de priére dans le Judaisme á
l’époque de Jésus», en C a s s i f n , Mons et AA AA , op. c i t , 59-84, M a n n s , F , La priére
d 'Israel á l ’heure de Jés us (Jerusalem 1986), S a n t e , C. di, La preghiera d'lsraele Alie
ongim della liturgia cristiana (Casale M 1985), y QL 52/2, etc
6 Véanse las síntesis de OGLH 4 y de Cat 2599-2622, c f A r o n , R , Asi rezaba
Jesús de niño (Bilbao 1988), D u p o n t , J., «Jesús y la oración litúrgica», en VV AA , El
Oficio Divino hoy (Barcelona 1969), 27-74, H a m m a n , A., La oración (Barcelona
1967), 68-175, K o u l o m z i n f , N , «La priére du Chnst au Pére», en T r i a c c a , A. M -Pis
t o i a , A. (dir.), Le Christ dans la liturgie (BELS 20, Roma 1981), 131-142, etc.
292 P.IV. La santificación del tiempo

de la in te n ció n (cf. M t 6,5 -6 ; M e 12,38-40); b) la u n ió n de la m en te


co n la voz, p a ra n o ca er en el re p ro c h e te rrib le d e Is 2 9,13 (cf. M t
15,8 y par.); y c) la co n fia n za en el P adre (cf. M t 6 ,7 -8 .2 5 -3 2 ; Le
12,22-30). O tras e n señ a n zas a fe cta n a la n ec esid ad de la o rac ió n (cf.
Le 22,40; 6,28 p ar.), a la o rac ió n en su n o m b re (cf. Jn 14,13-14), a
la o ración de p etició n (cf. M t 5 ,4 4 ;7 ,7 ), a la h u m ild ad (cf. L e 18,9-
14) y a la p erse v e ra n c ia (cf. 11,5-13).
P ero la en señ a n za m á s o rig in a l e im p o rta n te es la q u e se refiere
al co n ten id o m ism o de la o ració n . E ste co n ten id o se co n d e n sa en
u n a palabra: ¡Abba, P adre!, e x p re sió n de la rela ció n filial a títu lo
ún ico en tre el H ijo Je su cristo y el P adre. L a re v e la c ió n de esta re la ­
ció n fue se g u id a de la d o n ac ió n del E sp íritu S anto, q u e h ace p o sib le
la filiació n d iv in a ad o p tiv a y el q ue to d o s los d isc íp u lo s de Jesú s
pued an in v o c ar a D ios. P or eso el P ad ren u e stro es el m o d elo su p re­
m o de la o ració n c ristia n a (cf. Le 11,1-4) 7.
L a D id a c h é , a fin ales del sig lo I, es te stig o de la su stitu ció n del
S h em á po r el P ad ren u e stro en los círc u lo s ju d e o c ristia n o s, ta m b ié n
tres v eces al d ía 8.

3. L a p leg a ria en la Ig lesia p rim itiv a

L os A p ó sto le s, in stru id o s p o r el S eñ o r d esp u és de la resu rre cc ió n


(cf. H ech 1,3), e n señ a ro n ta m b ié n a o ra r y o rg an iz aro n en el E sp íritu
de Jesú s la oració n de las p rim e ra s co m u n id ad e s cristian a s 9. D esde
los p rim e ro s m o m e n to s la « p e rse v e ra n c ia en las o rac io n es» fue una
ca ra c te rístic a d e la c o m u n id a d q u e su rg ió de P en te co stés (cf. H ech
2 ,42 ). A l igual q u e Jesú s, los p rim e ro s cristian o s ac u d ía n al T em p lo
y a la sin a g o g a, au n q u e lu eg o c e le b ra b a n la « fra cc ió n del p an » en
sus casas (cf. H ech 2 ,46-47). O b serv ab a n la co stu m b re de rez ar p ri­
v a d a m e n te o en co m ú n en la esta n c ia p rin cip al, a ciertas h o ras del
d ía y aun de la n o ch e (cf. H ech 12,12; 16,25).
L a o ració n se d irig ía o rd in aria m en te al P ad re celestial. P ero con
el p aso del tie m p o se ac rece n tó en la c o m u n id ad eclesial la co n c ie n ­
cia de q u e Je sú s no sólo es m e d ia d o r y « lu g ar» ú n ico p ara a d o ra r al
P adre en el E sp íritu y la v erd ad (cf. Jn 2 ,19-22; 4 ,2 3 -2 4 ), sin o ta m ­

7 Cf. Cat 2759, 2765-2766, etc.


8 Didaché 8,3, en Ruiz B u e n o , d. (ed.), Padres Apostólicos (BAC 65, Madrid
1967). 85.
9 Véanse OGLG 5 y Cat 2623-2649. También C a s s i e n , Mons., «La priére dans le
N.T.», en Id. et AA.AA., op. cit., 17-42; C h i r a t , H., La asamblea cristiana en tiempo
de los Apóstoles (Madrid 1968); H a m m a n , A., op. cit., 176-436, etc.
C.25. Historia y teología del Oficio divino 293

b ién té rm in o de la o rac ió n cristiana. E je m p lo de esto son las d o x o lo -


gías 10, las b en d icio n e s al P adre por la o b ra rea liza d a en C risto 11, y
los h im n o s cristo ló g ico s 12.

III. LA LITURGIA DE LAS HORAS EN LA HISTORIA

L a h isto ria del O ficio d iv in o sig n ific a la p erse cu c ió n , a lo la rg o


de los siglos, del ideal: «E s necesario o ra r siem p re» (L e 18,1) 13.

1. L os p rim ero s in ten to s d e o rg a n iz a ció n (ss. I-V )

L os p rim e ro s sig lo s cristian o s o fre ce n m u y p o ca in fo rm ació n so ­


b re la o rac ió n a ciertas horas. A p artir del siglo m los te stim o n io s
son ca d a v ez m á s a b u n d a n te s y m e n cio n a n , ju n to a los o ficio s m a tu ­
tin o y v esp ertin o , sin d u d a co m u n ita rio s, las ho ras tercia, sex ta y
non a, « fija s y d eterm in a d as» en rec u erd o de la SS. T rin id a d y en
m e m o ria de los m o m e n to s de la p asió n de C risto y d e alg u n o s aco n ­
te cim ien to s n arrad o s en los H ech o s de los A p ó sto les ,4.
L a e ta p a q u e sig u ió a la p a z de C o n s ta n tin o fa v o re c ió ta m b ié n
el d e s a rro llo del O fic io d iv in o . D o s fu e ro n lo s m o d e lo s q u e se
o rg a n iz a ro n : el m o d e lo e c le s ia l — c a te d ra l y p a r r o q u ia l— y el
m o d e lo m o n á stic o . E l p rim e ro se c e n tra b a so b re to d o en la s c e le ­
b ra c io n e s de la m a ñ a n a y de la ta rd e , es d ec ir, en lo s la u d es y las
v ísp e ra s p re s id id a s p o r el o b isp o o p o r un p re sb íte ro , co n a s is te n ­
cia del c le ro y del p u eb lo . E l se g u n d o e s ta b a m a rc a d o , en ca m b io ,
p o r el d e se o de d e d ic a r el m a y o r tie m p o p o s ib le d e la jo m a d a a la
p le g a ria , sig u ie n d o los c o n s e jo s e v a n g é lic o s y b u sc a n d o el e q u ili­
b rio e n tre la o ra c ió n y el tra b a jo . A sí se in tro d u je ro n , ju n to a la u ­
des y v ísp e ra s y las h o ra s in te rm e d ia s, p rim a , c o m p le ta s y las v i­

10 Cf. B r e c k , J., «Les formules trinitaires dans le N.T.», en T r i a c c a , A. M . - P i s t o i a ,


A. (dir), Trinité et liturgie (BELS 32, Roma 1984), 37-50; F e d e r i c i , T., «Doxología»,
en DTDC, 355-363.
11 Cf. M a i d o n a d o , L., La plegaria eucarística (BAC 273, Madrid 1967), 280-309.
12 Cf. OGLH 43; B o i s m a r d , M. E., Quatre hymnes baptismales dans la l épitre de
Fierre (Paris 1961), etc.
13 Además de los títulos citados al principio, cf. A l d a z a b a l , J., et AA.AA., Litur­
gia de las Horas. Veinte siglos de historia («Dossiers del CPL» 36, Barcelona 1988);
B a u m e r , S., Histoire du Bréviaire, 1-2 (Rome 1905; reimpr. 1967); S a l m ó n , P., L Of­
fice divin. Histoire de la form ation du Bréviaire (Paris 1959); I d ., «La Oración de las
Horas», en M a r t i m o r t , ed. de 1967, 855-955, etc.
14 Cf. P i n e l l , J., «El número sagrado de las horas del Oficio», en VV.AA., Miscel-
lanea litúrgica card G. Lercaro, 2 (Roma 1967), 887-934; R a f f a , V., «L’orario di
preghiera neU’Ufficio divino», en EL 80 (1966), 97-140, etc.
294 P.IV. La santificación del tiempo

g ilia s n o c tu rn a s l5. F in a lm e n te , la o rd e n a c ió n m o n á s iic a c o n fig u ­


ró el O fic io de las ig le sia s l6.

3. D el O ficio co m p leto y so lem n e al O ficio


p rivad o (ss. V I-X V )

En los sig lo s v i - i x el O ficio d iv in o era la o rac ió n de la Ig lesia


local, clero y p ueblo. C u an d o to d a v ía no se h ab ía g en e raliz ad o la
cele b ra ció n d iaria de la eucaristía, las h o ras del O ficio co n stitu ían la
sa n tificació n de los días en tre sem ana. Se p ro d u jo e n to n ce s u n a g ran
creació n de e lem e n to s no b íb lico s del O ficio: an tífo n as, h im n o s, re s­
p o n so rio s y o rac io n es, p ara lela a la que te n ía lu g a r en la M isa y en
los sa cram en to s 17. Sin em bargo, cu a n d o al final de esta ép o ca se
im p u so p o r ley la ce le b ra ció n coral de to d o el O ficio , se in iciaro n los
p rim e ro s sín to m as de la d ecad en cia, an te la d ific u ltad que su p o n ía
p ara el clero d ed ica d o a la cura de alm as. P o r o tra p arte, el O ficio
ro m an o , o rig in a lm en te m uy sobrio, se fue co m p lic an d o ca d a d ía m ás
h asta req u e rir n u m e ro so s libros para su ce leb ració n .
L a so lu ció n p rac tica d a en la ca p illa del p alac io de L etrán, en
R o m a, de u sa r u n a ab rev iació n de los libros litú rg ico s em p lea d o s en
la b asílica, fue im itad a en otros lugares. El B rev ia rio de la C uria
R om ana, a d o p tad o p o r san F ran cisco en 1223, se d ifu n d ió p o r to d a
E u ro p a 18. P ero la v en taja real del libro litúrgico ú nico trajo co n sig o
el in c o n v en ie n te de la in tro d u cció n de la rec itac ió n p riv ad a. L o que
en un p rin cip io fue ex cepción, se conv irtió en norm a. E n el sig lo x v ,
co m o c o n se c u e n c ia de la d evo tio m oderna, se ac en tu ó en la esp iri­
tu a lid a d sa ce rd o ta l la o rien tació n in tim ista y su b jetiv a, ten d en te a
h a c e r de la m ism a M isa y del O ficio el c u m p lim ien to de un a o b lig a­
ció n perso n al. N i siq u iera las ó rd en es y c o n g re g acio n es relig io sas
q u e se fu n d aro n a p a rtir del siglo x v i ten ían y a el O ficio d iv in o co ­
m o oració n co m ú n . P o r o tra parte, la in tro d u c ció n de v ig ilias, o cta­

15 En una semana lo distribuía la Regla de san Benito: cf. C o l o m b a s , G. M . - A r a n


g u re n ,I. (ed.), La Regla de san Benito (BAC 406, Madrid 1993), 320-371; R o u i l l a r d ,
P h ., «Priére et communauté dans la Régle de S. Benoit», en Not 167 (1980), 309-318,
etc.
16 Cf. Luikx, B., «L’influence des moines sur F office paroissial», en LMD 51
(1950), 55-81.
17 Para el Rito Romano cf. D r e v e s , G. M . - B l u m e ,* C. (ed.), Analecta Hymnica
M ediiAevi, 1-55 (New York 1961); H e s b e r t , R. J.. Corpus Antiphonalium Officii, 1-6
(REDFM 7-12, Roma 1963-1979), etc. (
18 El ejemplar más antiguo, conocido como «Breviario de Santa Clara», se titula
así: Incipit ordo et officium breviarii romanae ecclesiae Curiae, quem consuevimus
observare tempore Innocentii tertiipapae et aliorum pontificum, en C h o l a t , A. (ed.),
Le Bréviaire de Sainte Claire (Paris 1904). Cf. A b a t e , G., «II primitivo Breviario
francescano (1224-1227)», en Miscellanea Francescana 60 (1960), 47-240, etc.
C.25. Historia y teología del Oficio divino 295

v as, co n m e m o ra c io n e s y o ficio s do b les y sem id o b le s c o m p lic ó aú n


m ás la ce le b ra ció n del O ficio.

4. In ten to s d e ren o v a ció n (ss. X V I-X X )

Se h a c ía n ec esaria u n a refo rm a del O ficio . P ero fra casaro n v ario s


in tentos. El p rim e ro el del card en al Q u iñ ó n ez , q u e trató d e d ev o lv er
el O fic io a su p u re z a p rim itiv a , y d io lu g a r a un lib ro , im p re so
en 1535 y ad o p tad o p o r P aulo III p ara uso de q u ien es, o b lig a d o s al
rezo del O ficio , no p u d ie ra n a c u d ir a coro. Sin em b arg o , el libro fue
d esau to riz ad o p o r el p ap a P au lo IV en 1558 ,9. O tro in ten to im p o r­
tan te fue llev ad o a cab o p o r los T eatin o s, con el p a tro c in io del p ro ­
p io P apa, pero la m u e rte de éste im p id ió la rea lizació n del trab ajo .
El C o n c ilio de T re n to p ro y ec tó ta m b ié n la refo rm a del B rev iario ,
a u n q u e co rresp o n d ió al p ap a S an P ío V p ro m u lg a r la n u ev a ed ició n
en 1568. P ero de n u ev o el S antoral in v a d ió el ciclo del S eñor, im p i­
d ien d o la u tiliza ció n del S alterio seg ú n la an tig u a o rd en a ció n ro m a ­
na. C asi cu a tro sig lo s d esp u és, en 1911, san Pío X llev ó a cab o una
re fo rm a alig eran d o las ho ras, in tro d u c ien d o ca n to s b íb lico s en lau ­
d es y rec u rrien d o al o ficio m ix to — los salm o s de la feria y el resto
del p ro p io o del C o m ú n de los S an to s— p ara e v ita r la a c u m u la ció n
de oficios. En 1945 se d ifu n d ió u na n u ev a v ersió n latin a del S alterio ,
rea liza d a p o r el P. In stitu to B íblico de R om a.
F in alm en te el C o n c ilio V atica n o II p la n teó u n a refo rm a glo b al de
la litu rg ia de las horas. E ntre sus o b je tiv o s fig u rab an la recu p eració n
de la « v erd a d de las h o ras» en o rden a sa n tifica r el cu rso en tero del
d ía y de la n oche, la a d e cu a ció n de la ce le b ra ció n a la ép o c a actual
y la p articip a ció n de los fieles en el O ficio d iv in o (cf. SC cap. I V ) 20.

IV. TEOLOGÍA Y ESPIRITUALIDAD DE LA LITURGIA


DE LAS HORAS

U no de los asp ecto s m á s p o sitiv o s de la refo rm a p o stc o n c ilia r de


la litu rg ia de las h o ras h a sido la p ro fu n d a b ase te o ló g ic a qu e se h a
p ro p u esto co m o fu n d am e n to de la esp iritu alid ad y de la p asto ra l del
O ficio divino.

19 Cf. R a f f a , V., «Dal Breviario del Quignonez alia Liturgia delle Ore di Pao-
lo VI», en D e l l ’ O r o , F . , op. cit., 2 8 9 - 3 6 3 .
20 Cf. B u g n i n i , A., La riforma litúrgica (1948-1975) (Roma 1 9 8 3 ) , 4 8 2 - 5 6 1 ; Ma
t e o s , J., «La historia del Oficio Divino y su reforma actual», en Ph 3 2 ( 1 9 6 6 ) , 5 - 2 5 ,
etcétera.
296 P.IV. La santificación del tiempo

1. O ración al Padre, p o r J e su c r isto , en el E sp íritu S anto

La liturgia de las horas tie n e u na p rim e ra d im e n sió n trin itaria,


que es a la vez cristológica y p n e u m a to ló g ic a 21. En este sen tid o , la
liturgia de las horas refleja el co lo q u io am o ro so y etern o en tre las
P erso n as divinas (SC 83; O G L H 3).
P or otra parte, si toda la litu rg ia es o b ra de C risto que aso cia a la
Ig lesia en el culto al P adre (cf. SC 7), la litu rg ia de las h o ras p o n e de
m an ifiesto aún m ás esta v in c u lac ió n . A im itació n de su S eñ o r y si­
g u ie n d o su m andato, la Iglesia alab a , d a g racias e in v o ca al P ad re en
el O ficio divino. Es la n o rm a d ad a p o r Jesús: « C u a n d o oréis, decid:
P adre n uestro» (L e 11,2). L a p le g a ria de las ho ras, p o r ser p le g aria
eclesial, cu e n ta con la p rese n cia p ro m e tid a del S eñ o r (cf. SC 7) y se
rea liza «en la com unión del E sp íritu S anto». El E sp íritu S anto « es el
m ism o en C risto, en la to ta lid a d de la Iglesia y en c a d a un o de los
cristianos... N o p u ed e darse, p u es, o ració n cristian a sin la acció n del
E sp íritu Santo, el cual, rea liza n d o la unid ad de la Ig lesia, nos llev a
al P adre p o r m edio del H ijo» (O G L H 8). La a siste n cia del E sp íritu
p ro d u ce en el ho m b re la sy n e rg ía d iv in a p ara g lo rifica r al P ad re y
san tificar las realidades de este m u n d o 22.

2. O ración en n om b re d e la Iglesia

L a liturgia de las h oras es p le g a ria «de la Ig lesia» , que se rea liza


« co n la Iglesia» y «en n o m b re de la Iglesia». E sta ú ltim a ex p resió n
no debe ser en ten d id a lim itá n d o la al m a n d ato ju ríd ic o o d eleg ació n
qu e la Ig lesia d a a ciertas p erso n a s, e sp ec ialm en te o b lig a d as a su
c e le b ra c ió n . A u n q u e e s ta d im e n sió n e x is te (cf. SC 8 4 , 85, 87,
90, etc.), el O ficio d ivino «en el n o m b re de la Ig lesia» im p lica p ri­
m e ra m en te un hech o teo ló g ic o y sacram en tal. En efecto , la litu rg ia
d e las ho ras es de suyo « fu n ció n de to d a la c o m u n id ad » , y a qu e p o r
ella « la o ració n de C risto p e rd u ra sin interru p ció n en la Iglesia»
(O G L H 28).
L a ig n o ran c ia o el o lv id o de esta v erd ad ha p ro d u cid o eq u ív o co s
lam entables. M ientras ha sido g eneral la id e n tifica ció n en tre los co n ­
cep to s de «eclesial» y « ju ríd ico » o en tre litu rg ia y fu n ció n del m in is­
tro, el O ficio d iv in o ap arecía só lo co m o ac ció n ex c lu siv a de los

21 Cf. supra, cap. X.


22 A n d r o n i k o f ,
C., El sentido de la liturgia. La relación entre Dios y el hombre
(Valencia 1992), espec 37-47 Cf. Cat 1091, 1099-1109 y 2670-2672, B e h l e r , G -M.,
«Pner dans FEsprit et pner sans cesse selon le N.T », en LMD 109 (1972), 31-50;
G o e d t , M. d e , «La intercesión del Espíritu en la oración cristiana (Rom 8,26-27)», en
Conc 79(1972), 330-342, etc.
C 25. Historia y teología del Oficio divino 291

m o n je s y de los clérig o s en c arg ad o s ju ríd ic a m e n te p a ra ello. P ero tal


v isió n es red u c tiv a e in c o m p leta. L a Ig le sia es ta m b ié n el p u eb lo
c ristian o , y la litu rg ia es ta m b ié n fu n ció n de la c o m u n id ad . En efe c­
to, to d o b au tiza d o y co n firm a d o po see la c a p a c id a d sacerd o tal p ara
el cu lto al P adre «en el E spíritu S anto y la v erd a d » ( c f Jn 4 ,2 3 ). P or
tanto, h ay litu rg ia de las h o ras en n o m b re de la Ig lesia siem p re que
un g ru p o de fieles se reú n a para o rar sig u ien d o esta fo rm a estab leci­
da, esp ec ialm en te b ajo la p resid e n cia de los p asto res. D e ahí la p re­
feren cia po r la fo rm a co m u n ita ria en la ce le b ra ció n del O ficio d i­
vino 23.
A h o ra bien, «a los m in istro s sa g ra d o s se les co n fía de tal m o d o
la litu rg ia de las h o ras q u e ca d a u no de ello s h a b rá de ce le b ra rla
in c lu so cu an d o n o p articip e el pu eb lo ... p u es la Ig lesia los d eleg a
p ara la litu rg ia de las h o ras de form a que al m e n o s ello s aseg u ren de
m o d o co n stan te el d esem p e ñ o de lo q u e es fu n ció n d e to d a la co m u ­
nidad, y se m a n ten g a en la Ig lesia sin in te rru p c ió n la oració n de
C risto» (O G L H 28) 24.

3. S a n tifica ció n del tiem p o y de la ex iste n c ia

L as rec o m en d a cio n e s del S eñ o r y de los A p ó sto le s in v itan d o a


la o ra c ió n c o n stan te (cf. L e 18,1; 2 1 ,3 6 ; R o m 12,12; C o l 3,2; 1
T es 3,10) están en el o rig en de la liturgia de las ho ras. En este se n ti­
do, la Iglesia, fiel a su m isió n , « no c e sa un m o m e n to en su o ració n
y nos ex h o rta a n o so tro s con estas p alabras: “ O frez ca m o s siem p re a
D ios el sa crificio de a lab a n za po r m e d io de él [Jesú s]” (H eb 13,15).
E lla resp o n d e al m a n d ato de C risto no sólo con la ce le b ra ció n eu c a­
rística, sino ta m b ié n con o tras fo rm as de o ració n , p rin cip alm e n te con
la litu rg ia de las horas, que, co n fo rm e a la a n tig u a trad ició n cristian a,
tien e co m o c a racterística p ro p ia la de se rv ir p ara sa n tifica r el cu rso
en tero del d ía y de la n o ch e » (O G L H 10; cf. SC 84) 25.

23 Cf. SC 84, 99, 100, OGLH 9, 20-27, L e n g f l i n g , E. J , «Les options genérales de


la nouvelle liturgie des heures», en LMD 105 (1971), 7-33, M a r s i l i , S , «Preghiera
comune e preghiera della Chiesa», en RL 62 (1975), 313-322, P o w e r , D , «La oración
en familia o en grupo y el Oficio Divino», en Conc 52 (1970), 259-271, etc.
24 C f OGLH 28-32, C para el Culto Divino, Directorio para el ministerio y la vida
de los presbíteros (Librería Editnce Vaticana 1994), nn 38-42, F a r n e s , P , «Ministerio
pastoral y Liturgia de las Horas», OrH 130 (1983), 271 -284, L o d i , E , «La liturgia delle
ore nella vita sacerdotale», en EL 86 (1972), 6 i -73, L ó p e z M a r t i n , J , op c it , 123-137,
etcétera
25 Entre la celebración eucarística y la liturgia de las horas existe una relación muy
profunda cf. PO 5; OGLH 12, D i e z P r e s a , M., «Relación entre la liturgia de las horas
y la eucaristía», en Vida Religiosa 36 (1974), 67-74; L ó p e z M a r t i n , J . , op cit., 109-
121, etc.
298 P.IV. La santificación del tiempo

S an tificar el tie m p o es d ed ica rlo al serv icio de D io s y de los


h o m bres, y v iv irlo co m o un esp acio de g rac ia y u n a o p o rtu n id a d de
salv ació n (cf. 2 C o r 6,2). E s g lo rifica r al P ad re y a Jesu cristo , so m e ­
tiendo a él to d a s las cosas, p ara que to d a la ex iste n cia q u ed e im p re g ­
n ad a de alab an za, de sú p lica y de acción de g racias, y el cristian o
p u ede h ac er de su v id a u n a o fre n d a santa, ag ra d ab le a D io s y cu lto
espiritual (cf. R om 12,1). P o r eso, la Ig lesia insiste en que la ce le b ra­
ció n del O ficio d iv in o se h ag a «en el tie m p o m ás ap ro x im ad o al
v erdadero tiem p o natural de cada ho ra canónica» (S C 94; O G L H
l l ) 26.
Por otra parte, si la o ració n de las h o ras sa n tifica la ex iste n cia , lo
ha de ser e sp ec ialm en te p ara cu an to s han recib id o «el d eb e r de o rar
p o r su g rey y p o r to d o el p ueblo de D ios» (O G L H 1 7 ) 27.

4. V a lo r p a sto ra l

P ero la o rac ió n in cu m b e ta m b ié n a to d o el p u eb lo d e D io s, que


p articip a de la m isió n p asto ral de la Iglesia. E n este sen tid o , « lo s que
to m an p arte en la litu rg ia de las h o ras co n trib u y en de m o d o m iste­
rio so y p ro fu n d o al cre cim ien to del p u eb lo de D io s (cf. P C 7); y a
qu e las ta re as ap o stó lic as se o rd en a n “a que to d o s, u n a v ez h ec h o s
h ijos de D ios p o r la fe y el b au tism o , se reú n an , alab en a D ios en
m ed io de la Iglesia, p articip e n en el sa crificio y co m an la cen a d el
S eñor” (SC 10)» (O G L H 18).
Por este m o tiv o la litu rg ia de las h o ras p erte n ec e a la esen c ia de
la Iglesia, del m ism o m o d o q u e la e v a n g eliza ció n y lo s sa cram en to s,
y la ac ció n c a rita tiv a y social. L o s que ce le b ra n la litu rg ia de las
h o ras deben sa b er que co lab o ran p le n am e n te a la d ifu sió n del R eino
lo m ism o que cu a n d o se em p eñ a n en o tras tareas p asto ra le s ig u al­
m ente n ec esarias, « p u es sólo el S eñor, sin el cual n ad a p o d em o s
h ac er (Jn 15,5), y a q u ien ac u d im o s con n u estro s ru eg o s, p u ed e d ar
a n u estras ob ras la e fic a c ia y el in c re m en to (SC 85), p ara qu e d iaria­
m e n te s e a m o s e d ific a d o s c o m o m o ra d a de D io s e n el E s p íritu
( E f 2 ,21-22), a la m e d id a de la plen itu d de C risto ( E f 4 ,7), y red o b le­
m os las en e rg ías p ara llev ar la b u en a n u ev a de C risto a los qu e están
fu era (S C 2)» (O G L H 18).

26 Cf. O ñ a t i b i a , I., «Alabar a Dios al compás de las horas», en Ph 130 (1982),


305-324; P inell, J., «La priére et le temps», en L M D 65 (1971), 38-59, etc.
27 Cf. supra, n.24; y F a r n e s , P., «La Liturgia de las Horas en la vida contemplati­
va», en Ph 65 (1971), 455-457; S. N. de Liturgia, El Oficio Divino y su celebración en
las comunidades religiosas (Madrid 1969), etc.
C.25. Historia y teología del Oficio divino 299

5. D im en sió n esca to ló g ica

L a litu rg ia de las h o ras es, p o r últim o, p re g u sta ció n y p a rtic ip a ­


ció n «en la litu rg ia celestial... d onde C risto está sen tad o a la d iestra
de D ios, com o m in istro del san tu ario y del ta b ern ác u lo v erd ad ero
(A p 21,2; C ol 3,1; H eb 8,2)» (SC 8), p ara in te rced e r p o r n o so tro s
(cf. H eb 7,25; 1 Jn 2,1). En C risto se estab lece un v ín cu lo de co m u ­
nión en tre el p u eb lo p ere g rin o , que a so cia a to d a la cre ació n en la
liturgia, y los b ie n av e n tu ra d o s, que to m a n parte en la a lab a n za del
« q u e e s tá s e n ta d o en el tr o n o y d e l C o r d e r o » (A p 5 ,1 3 ; cf.
O G L H 16).
P o r o tra parte, en esta d im e n sió n e sca to ló g ic a de la litu rg ia en
gen eral, y del O ficio d iv in o en particu lar, no hay n in g ú n esca p ism o
ang elista. A l co n trario , la esp eran z a del R ein o , a v iv ad a en la litu rg ia
de las h oras, im p u lsa a los cristian o s en o rden a la tran sfo rm ac ió n
del m u n d o presente: « H asta n o so tro s ha lleg ad o la p le n itu d de los
tie m p o s (cf. 1 C o r 10,11), y la ren o v a ció n del m u n d o está irre v o ca­
b le m en te d ec reta d a y em p iez a a realizarse en cierto m o d o en el siglo
prese n te (LG 48). D e este m odo la fe nos en señ a tam b ién el sen tid o
de n u estra v id a tem p o ral, a fin de que u n id o s con to d as las criatu ras
an h e le m o s la m an ifesta ció n de los hijo s de D ios (R o m 8,15). En la
litu rg ia de las h o ras p ro cla m am o s esta fe, ex p re sam o s y alim e n ta­
m o s esta esp eran za, p articip a m o s en cierto m o d o del g o zo de la p er­
p etu a a lab a n za y del día que no co n o c e o caso » (O G L H 16).
C a p ít u l o XXVI
LA HORAS DEL OFICIO DIVINO

Como el fin del Oficio es la santificación del día, de­


be restablecerse el curso tradicional de las Horas, de mo­
do que, en la medida de lo posible, éstas correspondan al
tiempo natural y, al mismo tiempo, se tengan en cuenta
las condiciones de la vida moderna en que se encuentran
aquellos que se dedican al trabajo apostólico (SC 88).

BIBLIOGRAFIA

B e r n a l , J. M., «La celebración litúrgica de las Horas. Su pedagogía»,


en Ph 130 (1982), 285-304; B r a u l t , l.-M., «La Liturgia delle Ore», en
G e l i n e a u , J., (dir.), Assemblea santa. Manuale di liturgia pastorale (Bo­
logna 1991), 458-477; H a n s s e n s , J. M., Nature et genése de Voffice de
matines (Roma 1952); L ó p e z M a r t í n , J., La oración de las Horas. Histo­
ria, teología y pastoral del Oficio Divino (Salamanca 1984), 141-201; R a f -
f a , V., «Lodi e Vespro: cardine della preghiera oraria ecclesiale», en RL 55
(1968), 488-511; Id., «Liturgia de las Horas», en NDL, 1164-1191; R i g h e t ­
t i 1, 1253-1297; S a r t o r e , D., Introduzione alia liturgia delle ore (Roma
1971); V i s e n t i n , P. et AA.AA., La liturgia delle ore. II nuovo Ufficio Divi­
no (Roma 1971).

El ca p ítu lo se d e d ic a al sig n ific ad o y a la cele b ra ció n de las h o ras


del O ficio d ivino. P ero an tes de an a liz arla s co n v ien e h a c e r alg u n as
o b se rv a c io n e s sobre alg u n o s asp ec to s del O ficio d iv in o en cu an to
c e le b ra ció n , p ara te rm in a r con alg u n as in d ic ac io n e s p asto rales.

I. EL OFICIO DIVINO COMO CELEBRACION

L a litu rg ia de las h o ras es u n a ce le b ra ció n b astan te p e c u lia r en


c u a n to a sus elem e n to s y ca racterísticas.

1. C o m p o n e n te s

E n to d a ac ció n litú rg ic a se d istin g u en el asp ec to in v isib le, q u e no


es o tro q u e la p rese n cia del m isterio de la salv ació n , y el asp ec to
v isib le y sa cram en tal, es d ecir, ex p re siv o y sim b ó lico de m e d iác ió n
al se rv ic io del m isterio. E n la ce le b ra ció n del O ficio d iv in o el p rim e r
asp ec to es la p re se n c ia sa ce rd o ta l de C risto en m ed io de los su y o s,
302 PAV. La santificación del tiempo

que aseg u ra la efic ac ia de la p le g a ria litú rg ica (cf. SC 7; 83-84). El


segundo asp ecto lo co n stitu y e n los sig u ien te s co m p o n en te s:
1. La liturgia de las horas, aun cu an d o sea rec itad a in d iv id u al­
m ente p o r un m in istro de la Iglesia, tien e siem p re co m o su je to in te ­
g r a l a la Iglesia m ism a, rep rese n tad a p o r la a sam b lea o p o r el m in is­
tro. En efecto, «la litu rg ia de las h o ras no es una ac ció n p riv ad a, sino
que p erten ece a to d o el cu erp o de la Iglesia, lo m a n ifiesta e influye
en él (cf. SC 26). Su ce le b ra ció n eclesial alca n za m a y o r es p len d o r, y
p o r lo m ism o es rec o m en d a b le en g rad o sum o, cu a n d o la rea liza u n a
Ig lesia p articu la r con su o bispo, ro d ea d o de su p resb iterio y m in is­
tros... de fo rm a q ue resp o n d a de v eras a la h o ra del d ía y, en lo
po sible, con p a rticip a ció n del p u eb lo » (O G L H 20).
De la m ism a m a n era, la cele b ra ció n del O ficio d iv in o p o r la c o ­
m u n id ad parro q u ial y p o r o tras asam b leas an álo g as p o n e de m a n i­
fiesto «a la Iglesia v isib le co n stitu id a p o r to d o el o rb e» (O G L H 21;
cf. SC 42). L as c o m u n id ad e s re lig io sa s rep rese n tan tam b ién a la
Iglesia o rante (cf. O G L H 24; 26), y los laicos y las fam ilias que
celebran alg u n a p arte de la litu rg ia de las horas, se in se rtan m ás p le ­
nam en te en la Ig lesia (cf. O G L H 2 7-28).
2. L a a cción com ún celebrativa, en el O ficio d ivino, consiste
esen c ialm en te en la p leg aria, con m u y p o co s g esto s. Pero es una
p leg aria m uy v aria d a en cu an to a los g én e ro s (h im n o , salm o d ia, lec­
tura, resp o n so rio s, p reces, acla m ac io n es, etc.) y en cu a n to al ritm o ,
con una c a d en c ia de cantos, p alab ras y silen cio s q ue, de ac u erd o con
la fiesta y el tie m p o litú rg ico , d esp lie g a un d in a m ism o am p lio y
eq u ilib rad o (cf. O G L H 33). En este sentido, el can to del O ficio d iv i­
no no es un m ero elem e n to de ad o rn o ex tern o , sin o q u e refu erza el
ca rácter de alab an za, de sú p lica y de ac ció n de g rac ias de la p leg aria,
al m ism o tiem p o qu e co n trib u y e a d arle un to n o festivo.
El clim a festiv o es tan im p o rtan te co m o la p artic ip a c ió n co m u n i­
taria. El invitato rio , el him n o , las an tífo n as qu e o rien tan en la in te li­
gen cia de los salm o s, las ac la m ac io n es y resp u estas, etc,, c o n trib u ­
y en al esp íritu de oración. L os salm o s, cu an d o no son can tad o s, han
de ser rec itad o s con ritm o, v iv e za y v arie d ad (O G L H 279).
3. El tiem po de ce le b ra ció n de las horas, con su ca rácter sim b ó ­
lico, form a p arte tam b ién de esta p le g a ria cu y a fin alid ad es sa n tifica r
el cu rso entero del día y de la noche. D e ahí el in terés del C o n cilio
V atican o II en rec u p erar la « v erd a d de las h o ras» en la ce le b ra ció n
(cf. SC 88 y 94).
C.26. Las Horas del Oficio divino 303

2. S u p era ció n d e algu n as an tin o m ia s

L a ce le b ra ció n de la litu rg ia de las h o ras tien e tam b ién la p ecu ­


liarid ad d e su p e ra r alg u n as an tin o m ia s no sie m p re fáciles de reso lv e r
en la p rá c tic a en o tras ac cio n es litúrgicas.
a) Iden tificació n entre la p a la b ra y el rito. En la litu rg ia de
las h o ras la acció n ritu al es m ínim a. En ella la p alab ra es recitad a,
can tad a, p ro cla m ad a , escu ch ad a y m ed itad a, según este esq u em a:
salm o d ia, lectu ra de la P alab ra de D ios (y le ctu ra p atrística o hagio-
g ráfica en el O ficio de lectura), oración. En las d em ás ce le b ra cio n e s
la litu rg ia de la P alabra p rec ed e al rito, tan am p lio co m o la p rim e ra
p arte de la acción litú rg ica y fo rm an d o u na u n id a d con ella (cf.
SC 56). E n el O ficio d iv in o no hay otro rito q u e el p ro p io d iá lo g o
en tre D ios y su p u eblo, pero de m a n era que la P alab ra d iv in a se
ofrece al h o m b re no sólo en las lecturas, sino ta m b ié n co m o co m p o ­
n en te p rin cip al de su o rac ió n en los salm os y en los resp o n so rio s.
b) In teg ració n en tre lo p e r s o n a l y lo com u n ita rio . La re c o ­
m e n d ac ió n de la ce le b ra ció n c o m u n ita ria de la litu rg ia de las h o ras
(cf. O G L H 21; 33, etc.), de ac u erd o con su índole eclesial, no sig n i­
fica que se ig n o re o se m in u sv alo re la rec itac ió n in d iv id u al. T an to en
u n a fo rm a co m o en la o tra «se m a n tie n e la e stru c tu ra esen cial de
esta liturgia, que es un co lo q u io en tre D ios y el h o m b re» (O H L H
33). P o r o tra parte, to d a ce le b ra ció n , p ara ser v erd a d ero en c u en tro
co n D ios, ex ig e una ac titu d p ersonal de fe, de e scu c h a co n tem p lativ a
y d e co n v ersió n . E sto se v erific a en el h o rizo n te eclesial de u n a p le­
g aria viv a y abierta, en la que ca d a uno o ra y to d o s oran en el n o m ­
bre de C risto y de la Iglesia, con la asiste n cia del E sp íritu S anto. En
la rec itac ió n a so las esto se v erific a ta m b ié n de m a n era esp ecial
cuan d o el que ora es un m in istro ord en ad o que en ese m o m e n to está
aseg u ran d o la p le g aria co n stan te de la Ig lesia a la q ue está v in c u lad o
(cf. O G L H 28) l.
c) Integración de lo objetivo y lo subjetivo. L a o b jetiv id ad de
la p le g a ria litú rg ica, que d im a n a de la p rese n cia del m isterio de C ris­
to en la liturgia, en m o d o alg u n o p reten d e ag o tar la p ied ad p erso n al
y las te n d en c ias esp iritu ales de ca d a uno o de los g ru p o s ecle siales
(cf. SC 12). N o o b stan te, la litu rg ia es fu en te y cu lm en (cf. SC 10;
L G 11) y referen c ia n ec esaria p ara to d o s los actos de p ied ad (cf. SC
13). L a m ism a o rd en a ció n de la litu rg ia de las h o ras, al se ñ ala r lo
que co n stitu y e la estru c tu ra b ásica de esta form a de o rac ió n qu e se
h a de resp e tar siem pre, ab re a la vez esp acio s a la cre ativ id ad san a y
a la ad ap tació n resp o n sab le (cf. O G L H 2 4 4 - 2 5 2 ) 2.

1 Véanse en el cap. VIII las antinomias de la asamblea litúrgica.


2 Cf. OGLH 19.
304 P IV La santificación del tiempo

II LOS LAUDES Y LAS VISPERAS

En el O ficio d iv in o hay h o ras que d estac an p o r su v alo r eclesial


y p o r su im p o rta n cia p ara la o rac ió n p erso n al S on los L au d es y las
V ísperas, d e n o m in ad a s en la a n tig ü ed a d « h oras estab lecid as» , y c o n ­
sid erad as p o r el C o n cilio V atica n o II co m o «el d o b le q u icio so b re el
q ue g ira to d o el O ficio co tid ia n o » (S C 89, c f O G L H 37 y 40)

1 S im b o lism o

El p ro g re so m o d ern o ha alterad o en b u en a p arte la relació n en tre


el h o m b re y la n atu raleza, en tre el ritm o de la v id a h u m a n a y las
ca d en c ia s n a tu ra le s del u n iv e rso Sin em b arg o , el h o m b re actu al
g u ard a viva su se n sib ilid ad ante la b ellez a del m u n d o v isib le, p u esta
de reliev e p o r la luz del a m an e ce r y p o r la ca íd a de la tard e qu e
ac erca a la o sc u rid a d silen c io sa de la no ch e El len g u aje de la c re a ­
ción, el día que h ab la de luz y calor, de en e rg ía y vida, y la n o ch e
q u e su g ie re frío, sueño y m uerte, sigue siendo in telig ib le p ara el
h o m b re m o d e rn o , se cu la riza d o y casi an alfab eto p a ra el lenguaje
sim b ó lic o El día y la noche, la luz y las tin ieb las, ten d rán siem p re
un sig n ific ad o d ia léc tic o ca p az de co n m o v er p ro fu n d a m en te el c o ra­
zó n h u m an o
P ara los cristian o s, cu y a v isió n del m u n d o se n u tre en g ran m e ­
d id a de la B iblia, este sim b o lism o tien e un a g ran im p o rtan cia La
litu rg ia de los L au d e s y de las V ísp eras se nu tre ab u n d a n te m en te en
esta sim b o lo g ía b ásica 3.

2 L os L au d es com o o ración de la m añ an a

Los L au d es co m o o rac ió n de la m a ñ an a tien en un d o b le sig n ifi­


cad o sa n tifican el d ía en su co m ien z o y h acen m e m o ria g o zo sa de
la resu rre cc ió n del S eñ or
1 «L os laudes m atu tin o s están d irig id o s y o rd en ad o s a san tifi­
ca r la m añ an a, co m o se ve claram e n te en m u ch o s de sus elem en to s
S an B asilio e x p re sa m u y bien este ca rácter m atin al co n las sig u ien ­
tes p alab ras “ A l co m en z ar el día o ram o s para que los p rim e ro s im ­
p u lso s de la m en te y del co ra zó n sean para D io s ni em p leem o s
n u estro cuerp o en el trab a jo an tes de p o n er p o r o b ra lo q u e fue d i­
ch o P o r la m a ñ an a escu c h arás m i voz, p o r la m a ñ an a te ex p o n g o mi

1 C f A g r e l o , S , «Algunos precedentes culturales de la simbologia de la luz», en


Antonianum Al (1972), 96*121, I d , «El tema bíblico de la luz», ib , 353-417, S f a m e n i ,
R , «Luz», en DPAC 2, 1324 1325, etc
C 26 Las Horas del Oficio divino 305

causa, m e acerco y te m iro ” (Sal 5 ,4-5)» (O G L H 38a). En efecto , en


la o ració n de L audes, los fieles, an tes de in ic ia r las activ id ad e s de la
jo m a d a , d ed ica n a D ios to d a s sus tareas, y b u sc an p o te n cia r su ca p a­
cid ad h u m a n a c re ativ a con el im pulso sa n tifíca d o r de la g racia d i­
v in a 4
T o d o lo que es el h o m b re y todo lo que él p ro d u ce h a de estar
d ed icad o al S eñor d u ran te la jo m a d a , de m o d o qu e la g rac ia d iv in a
sea el im p u lso contin u o de la activ id ad h u m a n a 5 El trab ajo ap arece
co m o u n a co lab o rac ió n con el C r e a d o r 6 P or otra p arte, al co m ien zo
del día, cu a n d o el c o ra zó n se aleg ra al p asar de la o sc u rid a d a la luz,
se p ide «q u e n u estro esp íritu y to d a n u estra v id a sean u n a co n tin u a
alab a n za » al S eñor, y q u e « ca d a u n a de n u estra s accio n es este p le n a­
m en te ded icad a» a é l 7
2. L os L audes h acen m e m o ria de la resu rrecció n del C risto, y
lo ce leb ran com o luz del m u n d o « E sta hora, que se tien e con la
p rim e ra luz del día, trae ad e m á s a la m e m o ria el rec u erd o de la resu ­
rrecció n del S eñor Jesú s, que es la luz v erd a d era q ue ilu m in a a to d o s
los h o m b res (Jn 1,9), y el sol de ju s tic ia (M I 4 ,2 ) que n ace de lo alto
(L e 1,78)» (O G L H 38b) L a P ascu a del S eñ o r se co n m em o ra d ia ria­
m e n te en la e u c aristía y en los L audes, la h o ra en q ue C risto p aso de
la o sc u rid a d a la luz, de la m u erte a la vida, v erd a d era e p ifa n ía del
P rim o g én ito de en tre los m u e rto s (C ol 1,15 18, A p 1,5), el E sposo
que sale del tálam o (Sal 18,6) y P rim icia de u n a n u ev a h u m a n id ad
(1 C o r 15,20)
A l co m en z ar el día los L au d es h ac en co n te m p la r a D ios com o
fuente de to d a luz ( c f 1 Jn 1 ,5 ) 8 y la Iglesia p id e ser ilu m in ad a p o r
la luz de la P alab ra d iv in a que es C risto 9 S iendo C risto « D io s de
D ios, luz de luz, D ios v erd a d ero de D ios v erd ad ero » , los L au d es
in v o can ta m b ié n a Je su cristo que ilu m in a a todo h o m b re qu e v ien e a
este m u n d o 10

4 C f Veanse en el salterio de las cuatro semanas de los volúmenes III o IV de la


Liturgia de las Horas las oraciones conclusivas de Laudes (= or Laúd ) del lunes de la
semana II (= II) y del lunes de la semana III (= III)
5 C f or Laúd lunes I, y or Laúd viernes IV
6 C f or Laúd martes III y or Laúd lunes IV
7 Or Laúd sabado II, cf or viernes II y or Laúd martes IV
8 C f or Laúd jueves II y or Laúd sabado IV
9 C f or Laúd jueves I,or Laúd viernes I y or Laúd jueves II, y or Laúd martes
I, or Laúd miércoles III, y or Laúd viernes III
10 C f or Laúd martes II
306 P.IV. La santificación del tiempo

3. L as V ísp er a s com o o ra ció n d el fin a l del día

T res son los g ran d e s te m as q ue la O G L H co n sid era fu n d a m e n ta ­


les en la se g u n d a gran o ración del día: la acció n de g racias, la m e ­
m o ria de la R ed en ció n y la esp eran z a de la vid a eterna.
1. La acción de gracias, cu an d o ya d eclin a el día, se celeb ra
« p o r cu an to se no s ha o to rg ad o en la jo m a d a y p o r cu an to h em o s
lo g rad o re a liz a r con ac ie rto » (O G L H 39a). En efecto , al te rm in ar el
d ía sube a D ios la ofren d a del trab ajo , co n v e rtid o en sa crificio esp i­
ritual n , y se p ide a D ios que co n tin ú e en v ian d o su ay u d a 12, o to rg u e
el p erd ó n p o r los p ecad o s y d efic ien c ia s del d ía tran sc u rrid o 13.
2. La ev o cació n del M isterio pascual: « T am b ién h acem o s m e ­
m o ria de la R e d en c ió n p o r m ed io de la oració n que elev a m o s “ co m o
el in cien so en la p rese n cia del S eñ o r” , y en la cual “el alza r de las
m a n o s” es “o b la ció n v esp e rtin a ” (Sal 140,2). L o cual “p u ed e ap li­
carse ta m b ié n a aquel verd ad ero sacrificio v esp ertin o que el d iv in o
R e d en to r in stitu y ó p rec isam en te en la tard e en q u e ce n ab a co n los
A p ó sto les, in a u g u ra n d o así los sacro san to s m isterio s, y qu e o fre ció
al P ad re en la ta rd e del día su p rem o , que rep rese n ta la cu m b re de los
sig los, alza n d o [en la cruz] sus m an o s p o r la sa lv ació n del m u n d o ”
(C asian o )» (O G L H 39b).
E sta m ism a rela ció n en tre las V ísp eras y el M isterio Pascual a p a ­
rece ex p re sa d a en u na o ració n qu e, am b ien tad a en la escen a de los
d isc íp u lo s de E m aús (L e 2 4 ,1 3 -3 2 ), d isp o n e a los o ran te s en el co n ­
tex to p ascual y eu carístico de la tarde del día de la resu rrecció n ,4.
Por otra p arte, las V ísperas de los v iern es de las cu atro sem an as
ex p resan , con p ro fu n d a in sp iració n b íblica, claras alu sio n e s a la p a ­
sión y m uerte del R edento r 15.
3. S ig n ifica d o e sca to ló g ic o d e las V ísperas: « p ara o rien tam o s
co n la esp e ra n z a h ac ia la luz que no co n o c e ocaso , “ o ram o s y su p li­
cam o s p a ra que la luz reto m e siem p re a no so tro s, p e d im o s q ue v en ­
g a C ris to a o to r g a m o s el d on d e la lu z e te rn a ” (S. C ip ria n o )»
(O G L H 39c). El tem a de la luz es co n tem p lad o al av a n za r las p rim e­
ras so m b ras de la noche. El S eñor, « orig en d e to d a luz» en los L au ­
des, ap a rece co m o «luz sin o caso » en las V ísperas. E s el m o m e n to
de p ed ir al d u eñ o del día y de la n o ch e que nos g u ard e e ilu m in e no
sólo p ara la v id a presente, sino tam bién para la etern a ,6.

11 Cf. oración conclusiva de vísperas (= or. Vísp.) del martes 1 y del lunes II.
12 Cf. or. Vísp. martes III.
13 Cf. or. Vísp. miércoles III y jueves III.
14 Cf. or. Vísp. lunes IV.
15 Cf. or. Vísp. viernes I, II, III y IV.
16 Cf. or. Vísp. miércoles I; or. Vísp. jueves I; or. Vísp. lunes III y or. Vísp.
martes III.
C.26 . Las Horas del Oficio divino 307

E sta m ism a p e rsp e c tiv a esc a to ló g ic a puede ap reciarse ta m b ié n


en o tras o rac io n es que e m p lea n las p alab ras del M a g n ífic a t17.

4. E str u c tu ra de la celeb ra ció n

A m b as ce le b ra cio n e s son casi id én ticas en los elem en to s qu e las


in teg ran y les co n fie re n un d in a m ism o peculiar.
a) L a ce le b ra ció n con la in vocación «D ios m ío, ven en mi a u ­
x ilio » (Sal 69,2), la d o x o lo g ía G loria a l P adre... y la aclam ació n
A le lu y a , salv o en C u a resm a. El h im n o « d a a cada h o ra u n a esp ecie
de co lo rid o p ropio... p ara que el co m ien zo resulte m ás fácil y se cree
un clim a m ás festivo» (O G L H 42; cf. 173). D urante la in tro d u cció n
del O ficio los fieles y quien les p resid e están de pie.
b) En L audes la salm o d ia co m p re n d e un salm o, un cán tico del
A n tig u o T estam e n to y o tro salm o de alabanza; cad a u n o con sus
an tífo n as resp ectiv as. E n V ísp e ra s hay dos salm os y un cán tico to ­
m ad o de las ep ísto la s o del A p o calip sis. E sta o rden ació n resp o n d e a
la a n tig u a trad ició n ro m an a. L a a sam b lea está sentada.
c) L a lectu ra b rev e « está se ñ ala d a de acuerd o con las ca racte­
rístic as del día, del tiem p o y de la fiesta; deb erá leerse co m o una
p ro cla m ac ió n de la P ala b ra de D ios, qu e inculca co n in ten sid ad al­
gún p e n sam ien to sag rad o y que ay u d a a p o n er de reliev e d eterm in a­
das p alab ras a las que p o sib lem e n te no se p resta to d a la aten ció n en
la le ctu ra co n tin u a de la S ag rad a E scritu ra» (O G L H 45). Por otra
p a rte , « h a y lib e rta d p a ra h a c e r u n a le c tu ra b íb lic a m á s ex te n sa
(O G L H 46; cf. 2 4 8 -2 4 9 ; 251). L a le ctu ra pu ed e ir se g u id a de una
h o m ilía (O G L H 47 ), de un silen c io (O G L H 48), y en to d o caso del
resp o n so rio .
d) El cán tico ev an g élico , el B en e d icfu s en L au d es, y el M a g n í­
fi c a t en V ísp eras, «q u e la Ig lesia R o m an a h a e m p lea d o y h a p o p u la­
riza d o a lo largo de los siglos, ex p re san la a lab a n za y acción de
g racias p o r la ob ra de la R ed en ció n » (O G L H 50). A m b o s cánticos
son, en efecto, una sín tesis p rec io sa de la h isto ria de la salvación
c u lm in a d a en C risto. Se can tan de pie, p o rq u e son E v an g elio p ro cla­
m ado. L as an tífo n as del cá n tic o de Z ac aría s y del cá n tico de M aría
tie n en u n a im p o rta n cia y d ig n id a d esp ec iale s y u n en el O ficio divino
co n la fiesta del d ía o el tie m p o litúrgico. E stá n to m a d as m uchas
v eces del E v an g e lio de la M isa.
e) L as p reces so n «tan to las in te rcesio n es qu e se h acen en V ís­
p eras co m o las in v o c ac io n es h ec h as p ara c o n s a g ra r el d ía a D ios en
los L au d es m a tu tin o s» (O G L H 182). S ig n ifica n u n m o m e n to de in­

17 Cf. or. Vísp. lunes I y or. Vísp. miércoles II.


308 P.IV. La santificación del tiempo

tercesión eq u ip arab le al de la o rac ió n de los fieles d e la M isa, au n ­


qu e se hacen de m o d o d istin to (cf. O G L H 180). « E n las p reces que
tienen lugar en las V ísp eras, la ú ltim a in ten ció n es siem p re p o r los
difuntos» (O G L H 183).
f) El P adren u estro , síntesis y cu lm en de to d a oració n cristian a,
según an tig u a trad ició n «se dice so le m n e m en te tres v eces al día: en
la M isa, en los L audes m a tu tin o s y en las V ísp e ra s» (O G L H 195).
g ) La oració n co n clu siv a, p ro p ia — la co lec ta d e la M isa del
día— o to m ad a del cu rso ferial del sa lte rio de las cu a tro sem an as,
c o m p leta las p rec es y ru b ric a to d a la ce le b ra ció n d e la h o ra de L au­
des o de V ísp eras. P or últim o , el m in istro o rd en a d o , si lo hay, b en ­
dice a la asam b lea y la d esp id e, o, en caso co n tra rio , el qu e h a d iri­
g ido la ce le b ra ció n p ro n u n cia u n a fó rm u la in v o c ativ a co m o d esp e­
dida.

III. EL OFICIO DE LECTURA Y LA VIGILIA

L a hora que h o y se d e n o m in a o ficio d e lectu ra rep rese n ta la ú lti­


m a etap a de la p le g aria n o ctu rn a su rg id a en la Ig lesia ap o stó lic a a
ejem p lo de Je sú s (cf. M t 14,23.25; Le 6,12) y d e acu erd o co n su
ex h o rtació n a la v ig ilan c ia (cf. M t 26,4 1 ; Le 2 1 ,3 6 , etc.). E n el O fi­
cio m o n ástico c o m p re n d ía vario s « n o ctu rn o s» o d iv isio n es. G en e ra l­
m ente se iniciab a en p le n a n oche, an tes del can to del g allo , y d u rab a
h asta el alba. P oco a po co el co m ien z o se fue d esp laz an d o a este
m o m en to — m a tu ta , de d o n d e v ien e el n o m b re a d M a tu tin u m o M a i­
tin e s— . El V atican o II co n serv ó este ca rácter v ig iliar en los m o n a s­
terios ( c f SC 89 c). El actual o ficio d e lectu ra « p u ed e rec itarse a
cu a lq u ier hora del día, e inclu so en la n o ch e del d ía p rec ed en te, d es­
p u és de hab erse ce le b ra d o las V ísp e ra s» (O G L H 59).

1. S ign ificad o

El nom bre co rresp o n d e a la realid ad . Es O ficio , es d ecir, ce le b ra ­


ción litúrgica, no m ero ejercic io d ev o cio n al; y de lectu ra, o sea, de
asim ilació n o ran te de la P alab ra de D io s — lectio d iv in a — 18. P or
o tra parte, esta h o ra resp o n d e b ien a la v o lu n ta d d el V atican o II de
fo m en tar el c o n o c im ien to y el a m o r a la E scritu ra (cf. SC 2 4 , 35; 51;
D V 25; P O 13). E n efecto , la b ase de este O ficio so n las lectu ras

18 Cf. B a l l a n o , M., Lectio divina, en DTVR, 927-939; C o l o m b a s , G. M., La


lectura de Dios (Zamora 1980); también: P.C. Bíblica, La interpretación de la Biblia
en la Iglesia (Librería Editnce Vaticana 1993), 114-115.
C 26. Las Horas del Oficio divino 309

bíb lica s, p rec ed id a s de salm o s y a c o m p a ñ ad a s de lectu ras de P ad res


o de o tro s au to re s (cf. O G L H 56).
1. El fu n d am en to de la lectura bíb lica en el O ficio d iv in o y en
p a rtic u la r en esta h o ra es trip le ( c f O G L H 140): a) la trad ició n c ris­
tia n a an tig u a qu e arran c a de la p rác tica ju d ía de la sin ag o g a 19; b) la
le ctu ra es p ro p u e sta p o r la m ism a Iglesia, en o rd en a la celeb ració n
litú rg ica del m isterio de C risto y de la o b ra de la sa lv ació n en el año
litú rg ic o 20; y c) la lectura es ac o m p añ ad a de la o ración. La p ec u lia­
rid ad de la P alab ra de D ios en el O ficio d iv in o , a d iferen c ia de lo
q u e o cu rre en o tras cele b ra cio n e s, es que su p ro cla m ac ió n se realiza
en fo rm a ex c lu siv am e n te dialo g al y o ran te ( c f SC 33).
2. L a lectura p a trístic a o h a g io g rá fica del o ficio d e lectura re s ­
p o n d e p o r u n a p arte a la m ism a trad ició n litú rg ica de la Iglesia, p ero
ta m b ié n al ap re cio p o r la le ctu ra de los S an to s P ad res y de otros
au to res cristian o s ( c f SC 92 b; O G L H 159-160). El an terio r O ficio
d iv in o era b astan te p o b re en este aspecto: p o r ejem p lo , de 650 lectu ­
ras no b íb lica s h ab ía sólo 24 de los P adres griego s. P ero « la fin ali­
d ad de esta lectu ra es, ante todo, la m e d ita ció n de la P alab ra de D io s
tal co m o es en ten d id a p o r la Ig lesia en su trad ició n » (O G L H 163; c f
164). P o r o tra parte, «la le ctu ra de los P adres co n d u ce a los c ristia ­
nos al verd ad ero sentido de los tie m p o s y de las festiv id ad es litú rg i­
cas, les hace ac cesib les las riquezas esp iritu ales de la Iglesia... y p o ­
ne al alcan ce de los p red ic ad o res ejem p lo s insign es» (O G L H 165).
En este sentido , el o ficio d e lectura vien e a ser u n a p articip a ció n
en la p ro fu n d a y lu m in o sa m e d ita ció n q ue los S an to s P adres, bajo la
g u ía del E spíritu, hiciero n de la P alab ra de D ios 21.
E n cu a n to a la le ctu ra h ag io g ráfica, b asad a en la v id a de los sa n ­
to s, la Ig lesia la p ro p o n e en las ce le b ra cio n e s de ésto s p ara qu e los
fieles en c u en tre n ejem p lo y estím u lo en el se g u im ien to de C risto:
« C on el n o m b re de le ctu ra h ag io g rá fica se d esig n a y a el tex to de
alg ú n P ad re o escrito r ecle siástic o que o b ie n h ab la d irec tam en te del
santo c u y a festiv id ad se c e le b ra o qu e p u ed e ap licársele rectam en te,
y a un frag m en to de los escrito s del santo en cuestió n , y a la n arració n
de su v ida» (O G L H 166).
L as lectu ras h a g io g rá fica s están al serv icio del cu lto litú rg ico de
los sa n to s, tal co m o lo en tien d e y v ive la Iglesia ( c f L G 4 9 -51;
SC 8; 104).

19 Como se ha visto en los cap. VII, XV y XIX.


20 De esto se ha hablado en el cap. XVIII.
21 Cf. P.C. Bíblica, op. cit., III,B,2.
310 P.IV. La santificación del tiempo

2. Estructura de la celebración

E ste O ficio se co m p o n e del in v itato rio o ap ertu ra, la salm o d ia,


las lecturas y la co n clu sió n .
a) La ap e rtu ra de la ce le b ra ció n es sim ilar a la de las otras h o ­
ras. P ero si el oficio d e lectu ra se ce le b ra an tes de L au d es, tien e u n a
fo rm a m ás so lem n e, com o c o rresp o n d e al in icio de to d o el O ficio
d el d í a 22.
b) La sa lm o d ia co m p re n d e tan sólo «tres salm o s, o frag m en to s,
cuan d o los sa lm o s que co rresp o n d e n son m á s larg o s» (O G L H 62).
E sto s sa lm o s son y a u n a p rim e ra ap ro x im a c ió n co n tem p lativ a al
m e n saje de la le ctu ra bíblica. S uelen ser salm o s n arrativ o s o m e d ita ­
tivos, de c a rá c te r h istó ric o a veces (cf. O G L H 104-107), de co lo rid o
p en iten c ia l los viern es, o de to n a lid a d p ascu al los d o m in g o s. En las
g ran d es fiestas de P ascu a y de N a v id a d los salm o s eleg id o s están
acred ita d o s p o r el uso litú rg ico trad icio n al.
c) L as lectu ras co n stitu y en el cuerp o central de la celeb ració n .
A n tes de las le ctu ras se dice el verso, que las un e co n la salm o d ia.
L a p rim e ra le ctu ra, la b íb lica , se to m a g en e ralm e n te del P ro p io del
T iem p o (cf. O G L H 248), ex cep to en so le m n id a d es o fiestas de los
santos, en que se to m a del P ro p io de los S an to s o del C o m ú n . A las
lectu ras siguen los resp o n so rio s, se lec cio n a d o s de la S ag rad a E scri­
tura, de fo rm a que dan n u ev a luz p ara la in te lig e n cia de los tex to s
leídos (cf. O G L H 169-170).
d) P ara co n c lu ir el O ficio, se recita el Te D eu m en los d o m in ­
go s fuera de C u aresm a, en fiestas y so le m n id ad es, y en las o ctav as
de N av id ad y P ascua. El O ficio term in a en todo caso con la oració n
p ro p ia del día y co n la a c la m ac ió n « B e n d ig a m o s al Señor: D em o s
g racias a D ios».

3. Las vigilias

S on un o ficio d e lectura p ro lo n g ad o , p ara el co m ien z o de la c e ­


le b ració n del d o m in g o y de las g ran d e s so le m n id a d es co m o P ascu a,
N av id ad , P en te co stés y otras. En el actu al O ficio d iv in o m a n tie n en
el ca rácter de a lab a n za n o ctu rn a de los an tig u o s M a itin e s. S ig u en el
o rd en de la c e le b ra ció n del o fic io d e lectura, h a sta las lectu ras. E n ­
to n c es se añ ad en los cá n tico s b íb lico s y el E v an g elio , seg ú n v ien e
ind icado en apén d ices. D esp u és se tien e la h o m ilía, si co n v ien e, y se
te rm in a con el Te D eum (cf. O G L H 73).

22 Véase el Ordinario de la Liturgia de las Horas en cualquiera de los volúmenes.


C.26 Las Horas del Oficio divino 311

IV. LA HORA INTERMEDIA Y LAS COMPLETAS

L as h o ras tercia, se xta y non a se situ aro n siem p re en tre L audes


y V ísperas. E n efecto, «los cristian o s aco stu m b ra ro n a o rar p o r d e­
v o ció n p riv a d a en d eterm in a d o s m o m e n to s del día, in c lu so en m ed io
del trab a jo , a im itació n de la Ig lesia ap o stó lica. E sta trad ició n , an ­
d an d o el tiem p o , cristalizó de d iv e rsa s m a n eras en c e le b ra cio n e s li­
tú rg icas. T an to en O rien te co m o en O cc id en te, se ha m a n ten id o la
co stu m b re litú rg ica de c e le b ra r tercia, se x ta y nona, p rin cip alm e n te
po rq u e se u n ía a estas h o ras el rec u erd o de los a c o n te cim ien to s de la
P a s ió n del S e ñ o r y d e la p r im e ra p ro p a g a c ió n d el E v a n g e lio »
(O G L H 74-75).
El C o n cilio V atica n o II, no q u erie n d o elim in a rlas, d isp u so que se
m a n tu v ie sen las tres en el O ficio coral, y q ue fu era del co ro se red u ­
je ra n a una, la m ás ac o m o d a d a al m o m e n to del día (cf. SC 89 e). P o r
este m o tiv o se la d e n o m in a ho ra in term ed ia . L os qu e ce leb ran las
tres h o ras d iu rn as tie n en en el O ficio d iv in o los elem e n to s p ro p io s
de ca d a hora, y en cu a n to a los salm os, han de re c u rrir a la sa lm o d ia
co m p le m e n ta ria (cf. O G L H 81).
L a hora In term edia, q u e p ro c u ra la sa n tifica ció n de la jo m a d a
entera, estim u la la esp iritu alid ad del trab ajo , y h ace m e m o ria de los
m o m e n to s p rin cip ale s de la P asió n de C risto, co m o p u ed e ap reciarse
sobre todo en los h im n o s y en las o rac io n es co n c lu siv as del salterio
de las cu a tro sem anas. Su e stru c tu ra es m u y sencilla: ap ertu ra, h im ­
no, sa lm o d ia con tres salm o s o fra g m en to s, lectu ra b rev e, v erso y
o rac ió n co n clu siv a.
L as C om pletas, p o r su parte, « son la ú ltim a o rac ió n del día, que
se h a de h a c e r an tes del d esca n so n o ctu rn o , au n q u e h ay a p asad o ya
la m e d ia n o ch e» (O G L H 84). Su e stru c tu ra es sim ila r a la de las
o tras H oras del O ficio , p ero o fre ce la p o sib ilid a d , p o co d esp u és del
co m ien z o , de rea liza r al final del día un b rev e ex am en de co n c ie n cia
y un brev e acto p en iten cial (cf. O G L H 86). La sa lm o d ia co m p ren d e
un salm o o dos m u y co rto s, y está p erm itid o rec itar to d o s los d ías los
salm o s del d o m in g o (cf. O G L H 88).
La H ora, c o n c eb id a co m o una v erd a d era ce le b ra ció n , in clu y e
u n a b en d ició n final, y te rm in a, d an d o así fin al cu rso d ia rio del O fi­
cio d iv in o , con la an tífo n a a la V irg en M aría (cf. O G L H 92).
C a p ítu lo X X V II

ELEMENTOS DE LA LITURGIA DE LAS HORAS

Adáptese el tesoro secular del venerable Oficio roma­


no, de modo que puedan disfrutar de él más amplia y
fácilmente todos a quienes se les confía (SC 90).

BIBLIOGRAFIA

A l d a z á b a l , J. et AA.AA., La alabanza de las Horas («Dossiers del


CPL» 46, Barcelona 1991); A r o c e n a , F ., Orationes super psalm os e Ritu
Hispano-Mozarabico ad Laudes matutinas et Vesperas p er quattuor hebdó­
madas Psalterii distributae (Toledo 1993); F a r n é s , P., «Algunos aspectos
de la nueva Liturgia de las Horas», en Ph 93 (1976), 175-200; F e r n á n d e z ,
P., «Elementos verbales de la Liturgia de las Horas», en B o r o b i o 3, 449-
512; F r a n q u e s a , A., «Lectura cristiana de los salmos y sentido de las lec­
turas», en Vida Religiosa 36 (1974), 39-54; G i b e r t , J., «La nouvelle distri-
bution du Psautier dans la Liturgia Horarum », en EL 87 (1973), 325-382;
L ó p e z M a r t í n , J., La oración de las Horas. Historiaf teología y pastoral
del Oficio Divino (Salam anca 1984), 203-233; M a r t i m o r t , 1085-1128;
P a s c h e r , J ., «II nuovo ordinamento della salmodia nella liturgia romana
delle ore», en D e l l ’O r o , F. (dir.), Liturgia delle Ore (Leumann-Torino
1972), 161-184; R i g h e t t i 1, 1173-1252; R o s e , A., «La lecture chrétienne
du Psautier dans la liturgie des heures», en EL 86 (1972), 5-30.

E n este ca p ítu lo se e stu d ia n los elem e n to s q ue in teg ran la litu rg ia


de las h o ras, es decir, los salm o s, lecturas, an tífo n as, etc.’, su n a tu ra ­
leza y fu n ció n , y los criterio s a c tu a les de su o rd en am ien to .

I. LOS SALMOS Y LOS CANTICOS

El p rim e r elem e n to co n stitu tiv o del O ficio d iv in o y el m á s sig n i­


ficativ o lo c o n stitu y e n los sa lm o s y los cá n tic o s b íb lico s.

1. Oración de Cristo y de la Iglesia


L os salm os, « co m p o sic io n es p o é tic a s de alab a n za » (O G L H 103),
e lab o rad o s «b ajo la in sp ira ció n del E sp íritu S an to » (O G L H 100),
h an fo rm ad o parte siem p re de la o rac ió n de Israel y de la Ig lesia y
han sido estu d iad o s y c o m en ta d o s p o r la trad ició n cristian a L

1 En esta perspectiva cf. A p a r i c i o , A ., Los salmos, oración de la comunidad


(Madrid 1981); F e d e r ic i, T., Teología e liturgia dei salm i (Rom a 1975); G i b e r t , J.,
«Salm os», en N D L , 1850-1873; R j n a u d o , S., I salmi, preghiera di Cristo e della
314 P.IV. La santificación del tiempo

L as d iv isio n es y los títu lo s de los salm o s en la B ib lia in d ican y a


su utilización litú rg ica en I s r a e l2. L os gén ero s literario s en que fu e­
ron escrito s (cf. O G L H 106) d ejan en tre v er en m u c h o s caso s una
fin alid ad relig io sa y litúrgica. P ero en la p le n itu d de los tie m p o s ha
sido en el corazón y en los labios de C risto d o n d e los salm o s han
ad q u irid o todo su sentido. Jesú s es el su p rem o o ran te de los salm os,
el que h ac e su y o s to d o s los se n tim ien to s que ap a rece n en ello s, y el
p ro tag o n ista de las p ro m esa s que co n tien en . En efecto , los e v a n g e­
lios m uestran a Je sú s o ran d o con los salm o s en 21 p asajes, m ás o
m enos exp lícito s. Je sú s o rab a co n los salm os en la litu rg ia de la
sin ag o g a y en la del te m p lo , y en las co m id as. E sp ec ia lm e n te in tere­
sante es la p rese n cia de los salm o s en los ac o n te cim ien to s de la P as­
cu a 3.
L a Iglesia p rim itiv a siguió el ejem p lo de Jesú s y se sirv ió de los
salm os tanto p ara la o ració n litú rg ica y p riv ad a co m o p ara la p red i­
cación (p o r ejem p lo , H ech 1,20: Sal 68,26 y 108,8). L os A p ó sto le s
rec o m en d a ro n o ra r co n salm o s (cf. R om 15,9-11; E f 5,19, etc.) en
to d a circ u n sta n cia (cf. S ant 5,13). P o r o tra parte, el N u ev o T esta­
m en to rec o n o ció en los salm o s la in sp ira ció n del E sp íritu S an to (cf.
H ech 1,16; 4,2 5 ; H eb 4,7), y los en ten d ió siem p re referid o s a C risto
y a la Iglesia (cf. Le 20,4 2 -4 3 ; 2 4 ,4 4 ) 4.

2. Sentido cristológico

T o d o s los q u e cantan o recitan los salm o s d eb en c o n o c er los d i­


v erso s sentid o s qu e tienen en la S ag rad a E scritu ra (O G L H 102). En
efecto, hay en los salm o s un p rim e r sentido, qu e es el qu e ten ían
p ara qu ien es los c o m p u sie ro n y usaron. A l p aso d e los siglos, los
h ec h o s sa lv ífico s rea lizad o s p o r D ios en fav o r de Israel van am p lia n ­
do ese p rim e r sen tid o co n n u ev as luces, h asta alca n za r la p le n itu d en
C risto (cf. O G L H 101; cf. H eb 8,5; 10,1).

Chiesa (Leumann-Torino 1973); R o s e , A., Les psaumes, voix de Christ et de l ’Eglise


(París 1981); y «Cuadernos Phase» 9 (Barcelona 1989); LMD 135 (1978); QL 71/3-4
(1990); Ph 134 (1983); RL 68/2 (1981); RivPL 18/3 (1980), etc.
2 Cf. K r a u s , H. J., Teología de los salmos (Salamanca 1985); I d ., Los salmos, lss
(Salamanca 1993ss); E n c i s o V i a n a , J., « L o s títulos de los salmos y la historia de la
formación del Salterio», en Est.Bibl. 13 (1954), 135-166, etc.
C f G o u r g e s , M., «Los salmos y Jesús. Jesús y los salmos» («Cuadernos Bíbli­
cos» 25, Estella 1979); V a n d e n b r o u c k e , F., L o s salmos y Cristo (Salamanca 1975);
etcétera.
4 Cf. K.IS1e m a k e r , S., The Psalms Citations in the Epistle to the Hebrews (Amster-
dam 1961); sobre la interpretación de algunos salm os com o el 21, el 109 y el 117:
Duponi, J., Etudes sur les Actes des Apotres (París 1967), 265-269 y 283-307, etc.
C.27. Elementos de la Liturgia de las Horas 315

E n efecto , los salm o s tie n en un sen tid o lite ra l q u e in clu so h o y no


se p u ed e d e sa te n d e r (cf. O G L H 105-107). A h o ra b ien , « q u ien recita
los salm o s en n o m b re de la Iglesia, debe d irig ir su aten ció n al sen ti­
do p le n o de los salm os, en esp ec ial al sen tid o m e siá n ico que m o v ió
a la Ig lesia a serv irse del S alterio» (O G L H 109; c f D V 12). S eg ú n
esto, « ta n to los P ad res co m o la litu rg ia p ro ce d iero n rec tam e n te al o ír
en los salm o s a C risto q u e clam a al P adre o al P adre qu e h ab la con
su H ijo, rec o n o cie n d o in clu so en ellos la voz de la Iglesia, de los
A p ó sto le s o de los m á rtire s» (O G L H 109).
D e este m o d o , «el que recita los sa lm o s en la litu rg ia de las h o ­
ras» h a de se r co n scie n te de q ue « no lo h ac e tan to en n o m b re p ro p io
co m o en n o m b re de to d o el cu e rp o de C risto , e inclu so en n o m b re de
la p e rso n a del m ism o C risto » (O G L H 108).

3. Orar con los salmos

L os cristian o s h allan a veces no p o cas d ific u ltad e s p ara o ra r con


los salm os. L a d ific u ltad p rin cip al rad ic a en la falta de fo rm ació n
b íb lica y litúrgica. P or eso, «es necesario , an te to d o , q ue los fieles
“a d q u ieran u n a in stru cció n b íb lic a m ás rica, p rin cip alm e n te acerca
de los sa lm o s” (S C 90), y que ca d a cual, co n fo rm e a su ca p ac id a d ,
co n sid ere de qué m odo y con qué m éto d o p u ed e o rar rec tam e n te
cu an d o los recita» (O G L H 102).
A v ec es las d ific u ltad e s se p ro d u ce n a ca u sa del co n tra ste en tre
el salm o y el estad o de án im o subjetivo. E sta d ific u ltad se d esv an e ce
cu a n d o el que rec ita o c a n ta los salm os trata de sin to n iza r co n los
se n tim ien to s de aleg ría o de triste za que aflo ran en la p le g aria (cf.
O G L H 108) y de ap re n d er a « g u sta r la salm o d ia, m e d ita r v erso tras
verso, d isp u e sto siem p re el co ra zó n a resp o n d e r a la v o lu n ta d del
E sp íritu que in sp iró al salm ista y sigue a sistie n d o tam b ién a to d o el
que c o n p ie d a d está d isp u e sto a re c ib ir su g ra c ia » (O G L H 104;
cf. 102).

4. Ordenación actual de la salmodia

La d istrib u c ió n y o rd en a ció n del salterio en el O ficio d iv in o h a


co n o c id o v aria cio n e s c o n sid erab les a lo largo de la h istoria. El C o n ­
cilio V atica n o II estim ó la c o n v e n ie n cia de d istrib u ir los salm o s «no
en u n a sem an a, sino en un p erío d o de tiem p o m ás largo» (SC 91). L a
refo rm a litú rg ica o ptó p o r la d istrib u c ió n en cuatro se m an as 5:

5 Para ello se omitieron los salmos imprecatorios (Sal 57; 82; 108; cf. OGLH 130);
316 P.IV. La santificación del tiempo

I SEMANA DEL SALTERIO


Dom. Lun. Mart Miérc. Juev. Vicm Sáb.

1 6 9 bi 17' 174 34' 104'*


OF.LECT. 2 9 ai 9 b2 172 175 342 1042
3 9 a2 11 173 176 343 1043

62 5 23 35 56 50 11819
LAUDES C C C C C C
149 28 32 46 47 99 116'

1171 18 b 118 1 1182 1183 1184 1185


H.INTERM. 1172 71 12 16' 24 1 25 33'
1173 72 13 162 242 27 332

109 10 19 26' 29 40 11814


VISPERAS 113 a 14 20 262 31 45 15
C C C C C C C

90 85 142 301 15 87 4
COMPLETAS 129 133

* En el Tiempo Ordinario se toman los salmos 130 y 1311 2.

11 SEMANA DEL SALTERIO

Dom. Lun. Mart. Miérc. Juev. Viem. Sáb.

103' 3°: 36' 38' 43' 37' 1051*


OF.LECT. 1032 302 362 38 432 372 1052
1033 30 36 51 43 37 105

117 . 41 42 76 79 50 91
LAUDES C C C C C C C
150 18 a 64 96 80 147 8

22 1186 1187 1188 1189 118 10 118"


H.INTERM. 75l 39' 52 54' 55 58 60
75 39 53 54 56 59 63

109 44' 48' 61 7t' 114 112


VISPERAS 442
113 b 48 66 71 120 115
C C C C C C C
COMPLETAS como en la I semana.

* En el Tiempo Ordinario se toma el salmo 135! 2'3.

se redujo el número de salmos de cada hora (cf. OGLH 88); se dividieron en secciones
los más largos, como el Sal 118 y otros 47 (cf. OGLH 124; 132); y se reptieron algunos
(cf. OGLH 126): Cf. B e l l a v i s t a , J., «La actual distribución de los salmos en la
Liturgia de las Horas», en Ph 134 (1983), 147-156; R o s e , A., «La répartition des
psaumes dans le cycle liturgique», en LMD 105 (1971), 66-102, etc.
C.27. Elementos de la Liturgia de las Horas 317

III SEMANA DEL SALTERIO

Dom. Lun. Mart. Miérc. Juev. Viem. Sáb.

144' 49' 67* 88' 884 68' 106'


OF.LECT. 1442 492 67 882 883 682 1062
144 493 67 88 88 68 106

92 83 84 85 86 50 11819
LAUDES C C C C C C C
148 95 66 97 98 99 116

117 ' I I 8 12 118¡3 118'4 11815 2 11 118'6


H.INTERM. 117i 70' 73 69 78 212 33'
117 70 73 74 79 21 33

109 122 124 125 131' 134' 121


VISPERAS 110 123 130 126 131 134 129
C C C C C C C

COMPLETAS como en la 1 semana.

IV SEMANA DEL SALTERIO

Dom. Lun. Mart. Miérc. Juev. Viem. Sáb.

23, 72' 101' 102' 43' 77'* 174**


OF.LECT. 65 72 1012 1022 43 77 7 t
65 723 1013 102 43 77 77

117 89 100 107 142 50 91


LAUDES C c, c, C C C C
150 134 143' 145 146 147 8

22, 118'7 118‘h U 8 '9 11820 11821 11822


H.INTERM. 75 81 87 93' 127 132 44'
75 119 87 93 128 139 44

109 135' 136 138' 143' 144' 140


VISPERAS 111 1352 137 138 143 144 141
C C C C C C C

COMPLETAS como en la 1 semana.

* En el Tiempo Ordinario se toma el salmo 541'2'3.


** En el Tiempo Ordinario se toma el salmo 4 9 1'2'3.

En las cu a tro se m an as ap arece n los cá n tic o s (C ) en los L au d es y


en las V ísp eras (cf. O G L H 136-137) 6. H e aquí su orden:

h Cf. C a b r o l , F., «Cantiques», en DACL 2 (1909), 1975-1994; R o u s s e a u , O., «La


plus ancienne liste des cantiques liturgiques tirés de l’Ecriture», en RechSR 35 (1948),
120-129.
318 P.IV. La santificación del tiempo

C A N T IC O S D E L A N TIG U O T E ST A M E N TO PA R A LAUDES

I semana 11 semana

DOMINGO Dan 3,57-88.56 Dan 3,52-57


LUNES ICrón 29,10-13 Eclo 36,1-7.13-16
MARTES Tob 13,1-10 Is 38,10-14 17-20
MIERCOLES Jdt 16,2-3.15-19 1 Sam 2,1-10
JUEVES Jer 31,10-14 Is 12,1-6
VIERNES Is 45,15-26 Hab 3,2-4 13a. 15-19
SABADO Ex 15,1-4 8-13 Dt 32,1-12

III semana IV semana

DOMINGO Dan 3,57-88 56 Dan 3,52-57


LUNES Is 2,2-5 Is 42,10-16
MARTES Is 26,1-4.7-9 Dan 3,26-29.34-41
MIERCOLES Is 33,13-16 ls 61,10-62,5
JUEVES Is 40,10-17 Is 66,10-14
VIERNES Jer 14,17-21 Tob 13,10-13 15.16b-17
SABADO Sab 9,1-6.9-11 Ez 36,24-28

C A N T IC O S D E L N U EV O T E ST A M E N T O PARA V ISPER A S

DOMINGO Ap 19,1-7 (en Cuaresma, IPe 2,21-25)


LUNES E f 1,3-10
MARTES Ap 4,11; 5,9.10.12
MIERCOLES Col 1,12-20
JUEVES Ap 11,17-18, 12,10b-12a
VIERNES Ap 15,3-4
SABADO Flp 2,6-11

En la o rd en a ció n de los salm o s se han te n id o en cuenta:


a) El carácter de cada h o ra del O ficio. P or ejem p lo , en L au d es
el p rim e r salm o alu d e a la m a ñ an a y el salm o te rc ero es de a lab a n za
(cf. O G L H 4 3 ). E n V ís p e ra s se e m p le a n s a lm o s d e a c c ió n d e
g ra c ia s. En C o m p le ta s se h an e le g id o sa lm o s de c o n fia n z a (cf.
O G L H 88).
b) L a v in c u lació n de alg u n o s días al m isterio p ascu al. A sí, p ara
el d o m in g o , se asig n an los salm o s 23, 109, 113, 117, etc. P ara el
v iern es, ad em ás del salm o 50, se in c lu y e el salm o 21, rez ad o p o r
Jesú s en la cruz, y o tro s salm o s p en iten c ia les (cf. O G L H 129).
c) L as características literarias y te o ló g icas d e los salm os. Se
h an resta u rad o los títulos d e los sa lm o s (cf. O G L H 111), y cad a
C.27 Elementos de la Liturgia de las Horas 319

salm o v a p rec ed id o de u n a brev e frase del N u ev o T estam e n to o de


los S antos P ad res p ara m e jo r p recisar su se n tid o e s p iritu a l7.
d) L a in terp retació n litúrgica de los salm os en las o ra cio n es
sá lm ica s, aú n no p u b lic ad a s en ed ició n o ficial, pero de las que ex is­
ten v arias co leccio n es (O G L H 1 1 2 ) 8.
e) L as an tífo n a s, que precisan el sen tid o de los salm o s, en m ar­
cá n d o lo s en un sen tid o p articu la r según el día litú rg ico o la co n m e­
m oració n ce le b ra d a (O G L H 113-120) 9.
f ) Los div erso s m odos de sa lm o d ia r, en la recitació n o en el
can to , tie n en ta m b ié n n o ta b le im p o rta n cia p ara ay u d a r a e x p re sar la
ín d o le p ro p ia de cad a salm o (O G L H 121-122).

II. LAS LECTURAS BIBLICAS Y SUS RESPONSORIOS

El se g u n d o elem e n to co n stitu tiv o del O ficio d esp u és de los sa l­


m os y cá n tic o s lo fo rm an las lectu ras b íb licas larg as o b rev es, y co n
ellas los resp o n so rio s.

1. Leccionario bíblico del «oficio de lectura»

A u nque en un p rin cip io se p ro y ec tó un L eccio n ario b íb lico b ie ­


nal, d esp u és se o ptó p o r un curso anual (cf. O G L H 145- 146 ) 10. En
líneas gen erales, he aquí los criterio s seguidos: Se p ro cu ró u n a cierta
co rrelació n con el L eccionario de la M isa n , de m an era que el N u e­
vo T estam e n to se lee ca d a año ín te g ram e n te en tre las le ctu ras de la
M isa y las del O ficio; lo que no sucede con el A n tig u o T estam en to ,

7 C f F i s c h f r , B , «Les titres chrétiens des psaumes dans le nouvel Office Divin»,


en LMD 135 (1978), 148-157 Para la redacción de los títulos actuales se han tenido
en cuentan los antiguos recopilados en Sal m o n , P , Les «tituhpsalmorum» des anciens
manuscnts latins (Pans-Cittá del Vaticano 1959)
8 C f A r o c l n a , F., Orationes super psalmos e Ritu Hispano-Mozarabico ad Lau­
des matutinas et Vesperas per quattuor hebdómadas Psalteru distributae (Toleti
1993), C a n a l s , J M., Las colectas de salmos de la serie «Visita nos» Introducción,
edición critica e índices (Salamanca 1978), P in fll, J., Líber orationum psalm ogra-
phus Colectas de salmos del antiguo Rito hispánico (Madrid 1972), etc
9 C f L o d i , E , «L’antifonario della liturgia oraría nei tempi forti», en D f l l ’O r o , F
(dir ), Mystenon Miscellanea S Marsili (Leumann-Torino 1981), 499-523, etc
10 Véanse en Not 68 (1971), 393-408, 119/123 (1976), 238-248, 324-333 y 378-
388. 306/307 (1992), 9-167, Ph 93 (1976), 201-213; cf. F a r n l s , P , «El leccionario
bíblico bienal de la LH», en Ph 125 (1981), 409-425, M a r t i m o r t , A. G , «Le lection-
naire biennal de l’Office de lecture», en Not 302 (1991), 486-509; R o s e , A., «La
répartition des lectures bibhques dans le livre de la Liturgie des Heures», en EL 85
(1971), 281-305, etc.
11 Cf E v e n o u , J , «Les lectures de la Mcsse et de EOffice, complcmentaires ou
concurrentes9», en LMD 135 (1978), 83-97.
320 P / V. La santificación del tiempo

del q ue sólo se lee una se lecció n (cf. O G L H 146). E n la d istrib u ció n


de los libros b íb lico s se han te n id o m u y en cu e n ta los tie m p o s del
año litú rg ico (cf. O G L H 147-152). P ara las so le m n id a d es y fiestas se
h an asig n ad o le ctu ras p ro p ias ( c f O G L H 154). C a d a u n a de las pe-
ríco p a s b íb lica s g u a rd a cierta unidad. P o r este m o tiv o , a v eces, se
o m iten alg u n o s v ersíc u lo s (cf. O G L H 155).

2. Las lecturas breves

L as lectu ras b rev e s son fra g m en to s selecto s de la S ag rad a E scri­


tu ra, en fo rm a de se n ten c ia o de ex h o rta ció n (cf. O G L H 156). E n el
actu al O ficio d iv in o h ay 561 le ctu ras breves. C u a tro series se d istri­
b u y en en las cu a tro sem an as del S alterio, ad e m á s de las p ro p ias de
A d v ien to -N a v id ad , C u a re sm a , P ascua, y las d estin a d as a cad a so ­
le m n id ad y fiesta (O G L H 157; cf. O G L H 4 4-46 ; 79-80; 88; 156-
158) ,2. L as lectu ras brev es son v erd a d eras p ro cla m ac io n e s de la Pa­
lab ra de D ios, q u e p u ed en ir se g u id as de h o m ilía y silen cio . P or o tra
p arte , « h ay lib e rta d p a ra h a c e r u n a le ctu ra b íb lic a m ás ex ten sa»
(O G L H 46; cf. 2 4 8 -2 4 9 , 251).

3. Los responsorios

L os resp o so rio s, qu e en el O ficio d iv in o sig u en a las lectu ras


b íb lica s largas o b rev e s, ay u d a n a la m e d ita ció n o ran te del tex to leí­
do, y d an su in te rp re tac ió n litú rg ica y su clav e cristo ló g ic a. En el
o ficio d e lectu ra los resp o n so rio s qu e siguen a las lectu ras p atrístic as
y las h a g io g rá fica s suelen ser m ás libres. En la h o ra in term ed ia son
u n a ac la m ac ió n b rev e, a m o d o de eco o reso n a n cia in terio r de la
P ala b ra escu c h ad a ( c f O G L H 169-172) 13.

III. LAS LECTURAS PATRISTICAS Y HAGIOGRAFICAS

E ste pu n to viene a ser co n tin u ac ió n del d ed icad o al o ficio de


le ctu ra en el ca p ítu lo anterior.

12 Cf. F a rn e s, P., «Lecturas bíblicas breves y largas», en OrH 1 (1986), 319-324;


Id., «Las lecturas breves», ib. 20 (1989), 349-356.
13 Cf. L e n g e lin g , E. J., «Le letture bibliche e i loro responsori nella nuova LH», en
D e l l ’O r o , F . (dir.), Liturgia delle ore, op. cit., 1 8 5 - 2 1 9 .
C.27. Elementos de la Liturgia de las Horas 321

1. L eccio n a rio p a trístico

A l e lab o rar el actual L ec cio n ario p atrístic o 14, se han ten id o en


cu e n ta los sig u ien te s criterio s p o sitiv o s: p ro c u ra r te x to s de g ran v a­
lo r esp iritu al, en ord en a la v id a cristian a; aten ció n al año litú rg ico ,
c o n a y u d a a v ec es de se rm o n e s y h o m ilía s q u e ac en tú an su d im e n ­
sión sa cram en tal y su e fic ac ia esp iritu al; p rese n tac ió n , ju n to a los
S an to s P adres, de e scrito s de d o cto re s de la Ig lesia y p ág in as del
C o n c ilio V atica n o II y de los Papas; re c o g e r te x to s so b re la o ració n
y el cu lto que ayu d en p a ra la v id a p asto ra l y p ara la e s p iritu alid ad
litú rgica. En sen tid o n eg ativ o : e x c lu ir te x to s q u e p u d ie ra n resu ltar
p ro b le m á tic o s p o r su fo n d o o p o r sus ex p re sio n es, o p o rq u e to c an
c u e stio n es te o ló g ic as o filo só fic as d eb a tid a s, o p o rq u e co n tien e n ale-
g o rism o s ex a g erad o s, an tise m itism o s, etc.
S ig u ien d o los criterio s ex p re sad o s, la le ctu ra p atrístic a, co n fo rm e
a la trad ició n ro m an a, e stá u n id a a la le ctu ra b íb lica p rec ed en te (cf.
O G L H 159). A v eces se o fre ce un d o c u m e n to de alg ú n P ad re de
fo rm a co n tin u ad a d u ran te v ario s días. E n to d o s lo s caso s, u n a frase,
a m o d o de títu lo al inicio de la lectura, fav o rece su co m p re n sió n . El
actual L ec cio n a rio p atrístic o es u n a ex celen te an to lo g ía de tex to s
cristian o s, en la q u e están p re se n te s P ad res y escrito res de to d as las
ép ocas, de O rien te y de O cc id en te, y en la que se to c a un a g ran
v aried ad de te m as l5. A d em á s, el L ec cio n ario p u ed e ser co m p letad o
p o r o tro a d lib itu m c o n u n a m a y o r a b u n d a n c ia d e le c tu ra s (cf.
O G L H 161). Y ex iste ta m b ié n la p o sib ilid a d de que las C o n fe re n ­
c ia s E p is c o p a le s a ñ a d a n o tro s te x to s d e la tr a d ic ió n lo c a l (cf.
O G L H 162). P o r o tra parte, las co m u n id ad e s m o n ásticas cu en tan
ta m b ié n con un L eccio nario p atrístico 16.

2. Leccionario hagiográfíco

El C o n c ilio V atican o II q u iso « d ev o lv er su v erd a d h istó ric a a las


p asio n es o vid as de lo s san to s» en el o fic io d e lectu ra (S C 92 c). La
ta re a no era fácil de realizar, esp ec ialm en te resp e cto de los san to s
an terio res al co m ien z o de los p ro ce so s de c a n o n iz ac ió n (s. xii). P ara

14 Véase el índice en Not 95/96 (1974), 253-276; cf.: A s h w o r t , H., «11 lezionario
patrístico del nuovo Ufficio divino», en D e l l ’O r o , F. (dir.), Liturgia delle ore, op. cit.,
221-227; M a r t i m o r t , A . G., «La lecture patristique dans la Liturgie des Heures», en
M irabile laudis canticum ( B f l s 60, Roma 1991), 161-183, etc.
15 Véase F e r r f i r a , P., Indice dos temas, autores e obras das leituras patrísticas e
eclesiásticas da Liturgia das Horas (Lisboa 1979), etc.
1(1 Leccionario bienal bíblico-patrístico de la Liturgia de las Horas. 3-4 (Zamora
1984). Cf. A s h w o r t h , « A Proposed Monastic Lectionary, References and Themes», en
EL 91 (1977), 74-92, 171-189, 246-270, 382-413,499-514; 92 (1978), 88-110.
322 P.IV. La santificación del tiempo

reso lv e r el p ro b lem a de la falta de d o cu m en ta ció n se o p tó p o r u n a


solución doble: in clu ir una b rev e rese ñ a histó rica, co n d ato s cierto s
referen tes al santo y a su culto, al co m ien zo del o ficio co rresp o n ­
diente; e in tro d u cir la lectu ra h ag io g rá fica , p ro p iam en te tal, en se­
g u ndo lugar l7.
E ste le ccio n ario se ha elab o rad o con arreg lo a los criterio s si­
guientes: d ejar h ab lar al santo m ism o a trav és de sus e scrito s — se h a
hech o en u nos seten ta ca so s— ; e m p le a r b io g rafía s co n tem p o rán e as
o bien in fo rm ad as — en u nos trein ta caso s— ; resp e cto de las A ctas
de los M ártires sólo se han e m p lea d o cuatro de las an tig u as, d o c u ­
m en talm en te ciertas, y en o tros casos, u n o s cu a ren ta , se h an to m a d o
escrito s de P adres q u e h ab lan del m á rtir co n creto o d el m a rtirio en
g eneral; p o r últim o se h an co m p u esto lecturas n u ev as p ara alg u n o s
santos, con bu en as b ases h istóricas.

IV. LOS HIMNOS

L os h im n o s son ca n to s que alab an a D ios, y su elen te rm in ar co n


u na d o xología trin itaria (cf. O G L H 174) ,8. S ituad o s al co m ien zo de
ca d a hora, intro d u cen en la c e le b ra ció n y le dan un co lo rid o p ro p io
(cf. O G L H 42; 58; 62). L os h im n o s son c e rca de 300 en la ed ició n
típ ica latina del actual O ficio d iv in o 19. L a edició n esp añ o la de la
L itu rg ia de las H o ra s los ha co n serv ad o en ap én d ices, p ero ha in c o r­
po rad o 270 him n o s y p o em as in tro d u cto rio s a la o ració n , en len g u a
c a s te lla n a 20. P ara elab o rarlo s se ob serv aro n los sig u ien tes criterio s:
traducir, en v ersio n e s m ás o m en o s libres, him n o s latin o s, rec re án ­
d o lo s a veces; se lec cio n a r te x to s de la an to lo g ía p o ética relig io sa en
c a ste lla n o ; in c o rp o ra r c a n to s re lig io so s de ac ep tac ió n g en e ral; y
cre ar him n o s n u ev o s — cerca de un cen te n ar— , ex p re sam e n te d esti­
n ad o s a la liturgia de las horas.

17 Cf A m o r e , A , «Le letture agiografíche nella Liturgia delle ore», en D e l l ’O r o ,


F (dir.), Liturgia delle Ore, op c it , 229-240, J o u n e l , P., «Les lectures du Sanctoral
dans la LH», en Not 302 (1991), 531 -547
18 Del himno como situación ritual se ha hablado en el cap IX
|y Cf. C o s t e , M , «L’hymne et sa fonction dans l’Offíce», en LMD 143 (1980),
61-78; L e n t i n i , A , «Te decet hymnus» lunario della Liturgia delle ore (Roma 1984);
Ol ivar, A., «El himno en la celebración del Oficio», en Ph 65 (1971), 447-454
20 Cf. Himnos de la Liturgia de las Horas (Coeditores Litúrgicos 1988); V e l a d o
G r a n a , B , «Los himnos castellanos del nuevo Oficio», en PastL 18/120 (1981), 6-45;
Id , «Los himnos de la Liturgia de las Horas en su edición española», en Ph 130 (1982)
325-335, y en LMD 151 (1982), 67-82.
C.27 Elementos de la Liturgia de las Horas 323

V. LAS PRECES Y LAS ORACIONES

S ig u ien d o el co n sejo del A póstol (cf. 1 T im 2 , 1-2 ), la litu rg ia de


las h o ras, de m o d o se m ejan te a co m o se h ace en la M isa (cf. O G L H
180), in c lu y e ta m b ié n d o s se ries de p re c e s. C o n este n o m b re «se
d esig n an tan to las in te rcesio n es que se h acen en V ísp e ra s co m o las
in v o c ac io n es h ec h as p ara co n sa g ra r el día a D ios en los L au d es m a­
tu tin o s» (O G L H 182). El O ficio d iv in o actu al o fre ce ce rca de dos
m il in te n cio n es, q ue m u c h as v eces son p rec io sas p ará frasis d e tex to s
d e la E scritu ra. P ero, ad em ás, c a d a fo rm u lario q u ed a ab ierto a o tras
in te n cio n es p e rso n a les o lo cales ( c f O G L H 188). L as p rec es, que
p erm iten ta n to la ce le b ra ció n c o m u n ita ria co m o la rec itac ió n p o r u n o
solo ( c f O G L H 189; 191), se d istrib u y e n en el salterio de las cu atro
se m an as, así co m o en so le m n id a d es, fiestas, o ficio s co m u n es, y en
to d o s los d ías de A dviento, C u a re sm a y P ascua ( c f O G L H 183) 2I.
E n el sa lterio de las cu a tro sem an as, en los v o lú m e n es III y IV
ta n to de la ed ició n típ ic a la tin a co m o de la ed ició n o ficial esp añ o la,
fig u ra n p ara las ferias del T ie m p o « d u ran te el año» las o rac io n es
co n c lu siv as de L au d e s y de V ísp e ra s, m ás las de las H o ras In term e­
d ias. E stas o rac io n es, to m a d as de las que co n ten ía n los an tig u o s sa­
c ra m é n ta n o s p ara el O ficio o c o m p u estas ex p r o fe s s o p ara rec o g er el
sig n ific ad o de las horas, fo rm a n u na co lec ció n im p o rtan te d e cara a
la esp iritu alid ad de la o ració n de la I g le s ia 22.

21 C f B o l ’r m o n t , C l d e , «Fonction et expression des pnéres d’intercession», en


LMD 105 (1971), 134-149; E v e n o u , J , «Les pnéres d’intercession», ib 143 (1980),
107-123, R a f f a , V., «Le intercessioni di Lodi e di Vespn», en EL 8 6 (1971), 41-60
22 C f D u m a s , A , «Le orazioni del Ufficio feríale nel tempo p er annum», en
D e l l ’O r o , F. (dir.), Liturgia delle ore, op. c it, 251-268, P i n e l l , J , «Le orazioni
composte per EUfficio divino nelfam bito della tradizione eucologica latina», en Not
154 y 155 (1979), 250-265 y 310-340
PARTE QUINTA

VIVENCIA DEL MI S T E R I O
C a p ít u l o X X V I I I

E VANGELIZA ClONf CATEQUESIS Y EXPRESION


LITURGICA DE LA FE

La liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la


Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana to­
da su fuerza (SC 10).

BIBLIOGRAFIA

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AA.AA., La Liturgia después del Vaticano 11 (M adrid 1969), 385-437;
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gia y el depósito de la fe», en M a r t i m o r t , 296-304; L u k k e n , G., «La litur­
gie comme lieu théologique irremplagable», en QL 56 (1975), 97-112; Ko-
c h u p a r a m p i l , X., «The Liturgical Dimensión o f Evangelization», en QL 72

(1991), 218-230; L ó p e z M a r t í n í , 311-346; 2, 335-372; R a m o s , M.,


«Evangelización y liturgia», en NDL, 772-777; S a r t o r e , D., «Catequesis y
liturgia», en NDL, 319-333; T r i a c c a , A. M . - P i s t o i a , A. (dir.), La liturgie
expression de la fo i ( B e l s 16, Roma 1979); y Conc 82 (1973); «Cuadernos
Phase» 8 y 38 (Barcelona 1989 y 1992); LMD 134 (1978); 140 (1979); 178
(1989); Ph 28 (1965); 190 (1992); RL 60/5 (1973); 67/2 (1980); 69/2
(1982); 72/1 (1985); 76/1 (1989); TCat 37/38 (1991).

C on este ca p ítu lo se in icia la ú ltim a p arte de este m a n u al, d e d i­


ca d a a los asp ec to s v iv e n cia le s de la liturgia. El p rim e ro d e esto s
asp ec to s afe c ta a las rela cio n e s en tre la litu rg ia y la fe (cf. SC 59), y
en tre la litu rg ia, la e v a n g eliza ció n y la cate q u esis (cf. SC 9; 33; 35).
U n id o a este te m a está el d e la liturgia co m o lu g a r te o ló g ic o d e la fe
de la Iglesia.

I. EVANGELIZACION Y LITURGIA

L a ev an g eliza ció n , in clu so b ajo el m a tiz de « n u ev a e v a n g e liz a ­


ción» la n za d o po r el p ap a Ju an P ablo II en 1983 \ es un reto p ara la
Ig lesia d e n u estro tiem p o , q u e alca n zó a m p lia reso n a n cia en la te rc e­
ra A sa m b le a gen eral del S ínodo de los O b isp o s d e 1974 y en la

1 J u a n P a b l o II, «Discurso a la Asamblea del CELAM», en Haití el 9-III-1983, en


Ecclesia 2119(1983), 415. No obstante fue en 1979 cuando habló por primera vez de
la nueva evangelización: cf. Peregrinación Apostólica a Polonia (BAC minor 56,
Madrid 1979), 211-212.
32 8 P. V. La vivencia del misterio

ex h o rta ció n a p o stó lic a E v a n g e lii n u n tia n d i de P ab lo V I 2. La litu rg ia


no es in d ife re n te a este reto.

1. P erfiles d e u n a p ro b lem á tica

En efecto, la ev a n g e liz a c ió n ha su citad o n u m e ro so s in terro g an tes


a la liturgia, no sólo en el ám b ito teó rico , sino, so b re to d o , en el
terren o de la p rác tica p a s to r a l3. E stos in terro g an tes han p u esto en
e v id en c ia la n e c e sid a d de un m a y o r a c erca m ie n to en tre la acció n
e v a n g e liz a d o ra y ca te q u ética y la p a sto ra l litú rg ica, p ara su p e ra r
p la n tea m ie n to s u n ila te ra les o ab so rb e n tes de lo q ue es p ro p io de ca­
da una 4.
P o r otra parte, los p ro b le m a s en tre e v a n g eliza ció n y celeb ració n
h ab ían su rg id o an te el c re cie n te p ro c e so de d e sin te g ra ció n de las
lla m a d as « v ie jas c ristian d a d es» . L a p asto ra l se d eb a tía en tre un a
p rác tica sa cram e n ta l te n d en te a aseg u rar, ante tod o , la v alid ez de los
rito s y un n u ev o esfu e rz o m isio n ero de e v a n g eliza ció n de las p e rso ­
n as que, au n q u e b au tiza d as, p o se ía n u nos n iv e les m u y b ajo s de fe y
de vida cristian a y que, n o obstan te, p ed ían los sa cram e n to s 5. E sta
p ro b lem átic a se ag u d izó en los añ o s de la ap lica ció n de la refo rm a
litú rg ica, a ca u sa de u n a serie de fen ó m en o s so c io cu ltu ra le s qu e vi­
n iero n a h ac er m ás difícil la acción p asto ra l de la Ig lesia 6.

2. U n id ad en tre ev a n g eliza c ió n y litu rgia

El ac erca m ie n to en tre e v a n g eliza ció n y litu rg ia se p ro d u ce sobre


la b ase de lo qu e c o n stitu y e la m isió n to tal de la Ig lesia (cf. EN 14)
y de lo que sig n ific a la e v a n g eliza ció n (cf. E V 18). Sin em b arg o , no
es fácil d efin ir ésta 1. E v an g e liz ar es an u n c ia r el n o m b re, la d o ctrina,

2 De 8-XII-1975, en AAS 58 (1976) 5-76; trad españ. en G u e r r e r o 1, 85-120 (=


EN)
3 Cf. F l o r j s t a n , C., «¿Evangeliza la liturgia?», en Ph 190 (1992), 341-349; R a m o s ,
M., «Evangelización y liturgia», en S N. de Liturgia, Evangelización y sacramentos
(Madrid 1975), 179-191.
4 Cf. A l d a z a b a l , J , «Preguntas a la catequesis desde la liturgia», en Ph 118
(1980), 255-266 (Bibl.); M a l d o n a d o , L , «El estilo «catequético» de la celebración»,
ib 172 (1989), 313-316.
5 Cf. M a l d o n a d o , L., «Liturgia eucarística y evangelización», en PastM 2 (1965),
26-46; R o v i r a , J M., « L o s sacramentos, signos de fe», en Ph 28 (1965), 187-199;
S e b a s t i a n , F., «Sacramentos y fe. Un problema de la pastoral española», en Iglesia
Viva 1 (1966), 75-85, etc.
6 Respecto de España c f T e n a , P , «Itinerario del tema “evangelización y sacra­
mento”», en Ph 85 (1975), 6-16; e Hispanoamérica c f C e l a m , «Liturgia y evangeliza-
ción», en Not 98 (1974), 328-330, etc.
7 El documento de trabajo del Sínodo de los Obispos de 1974 recogía hasta cuatro
nociones de evangelización. Véase: La evangelización del mundo contemporáneo.
C 28 Evangelización, catequesis ... 329

la v id a, las p ro m esa s, el R ein o , el m isterio de Jesú s de N az aret H ijo


de D io s, con v istas a una ad h e sió n vital a C risto y a la en tra d a v isi­
b le en la c o m u n id ad eclesial m e d ian te los sig n o s o g esto s sa cram e n ­
tales de la Ig lesia (cf. E N 22-24). El n ú cleo de la e v a n g eliza ció n es
la p ro cla m ac ió n ex p lícita de que «en Jesu cristo , H ijo d e D io s h ech o
h o m b re, m u e rto y resu c ita d o , se ofrece la sa lv ac ió n a to d o s los h o m ­
bres, co m o don de la g rac ia y de la m ise ric o rd ia d e D io s» (E N 27).
E sto rec lam a u n a g ran u n id a d en tre ev a n g eliza ció n y p asto ral de
los sacram en to s: « N u n ca se in sistirá b astan te en el h ec h o de qu e la
ev a n g eliza ció n no se ag o ta co n la p red ic ac ió n y la en señ a n za d e u n a
d o ctrin a... L a ev a n g eliza ció n d e sp lie g a to d a su riq u e z a cu a n d o rea li­
za la un ió n m ás íntim a, o m ejor, u n a in te rco m u n ic ac ió n ja m á s in te­
rru m p id a, en tre la P ala b ra y los sacram en to s. En un cierto sen tid o es
un eq u ív o co o p o n er, co m o se h ace a v eces, la e v a n g eliza ció n a la
sa cram en talizació n » (EN 4 7 ) 8.
El C o n c ilio V atica n o II lo h ab ía in d ic ad o ta m b ié n , al referirse al
an u n c io del E v an g e lio y a la litu rg ia co m o dos m o m e n to s de la m i­
sió n de la Ig lesia (cf. SC 6; 9; PO 4; A G 13-15), y al rec o rd a r que
los sa cram e n to s son « sa cram e n to s de la fe», que « n o só lo la su p o ­
nen, sino q u e la fo rtalecen , la alim e n tan y la e x p re san co n p alab ras
y ac cio n es» (SC 59; cf. 6 0 -6 1 ) 9.

II. CATEQUESIS Y LITURGIA

L a ca te q u esis y la litu rg ia tie n en en c o m ú n el d irig irse a lo s fíe ­


les, y a q ue la cate q u esis es « u n a ed u c ac ió n en la fe de los n iñ o s, de
los jó v e n e s y ad u lto s que c o m p re n d e e sp ec ialm en te u n a e n señ a n za
de la d o ctrin a cristian a , d a d a g en e ralm e n te de m o d o o rg án ic o y sis­
tem ático con m iras a in iciarlo s en la p le n itu d de la v id a cristian a» 10.
En este sentido, la ca te q u esis está u n id a a la ce le b ra ció n y se articu la
co n ella, au n q u e sin c o n fu n d irse con ella (cf. C a t 6).

1. R ela cio n es en tre ca te q u esis y litu rg ia

Pero, adem ás de destinatarios com unes, la catequesis y la liturgia


co m parten la tarea de introducir a los hom bres en el m isterio de la

Documento preparatorio al Sínodo de Obispos (Madrid 1974), c f F l o r i s t a n , C ,


«Evangelización», en CFP, 339-351 (B ib l), espec 339-242
8 Cf. N e u n h e u s e r , B., «Evangelizzazione e celebrazione litúrgica», en P. U, Urba-
niana, L ’annunzio del Vangelo oggi Commento all ’Esort Apost di Paolo V I «Evan-
gelu Nuntiandi» (Roma 1977), 237-253, y N o c e n t , A., «L’annunziodel Vangelo nella
liturgia», i b , 35-55.
9 Véanse también Cat 1153 y 1155
10 Cat 5.
330 P. V. La vivencia del misterio

salvación, ayudándoles a vivir y a exp resar su fe 1'. L a suya no es una


ta re a paralela, sin o conv erg en te. P or una parte, la cateq u esis está
orientada a la exposición de la fe y a la confesión de ésta, que tiene
lugar en la celebración, especialm ente en la eucaristía, cum bre de toda
evangelización (cf. PO 5). P or otra parte, la liturgia significa tam bién
la actualización continuada de la historia personal y com unitaria de la
conversión y de la fe de los fieles, así com o el m edio m ás eficaz de la
incorporación del hom bre al m isterio de Jesucristo l2.
En el d esarro llo de su tarea, la cate q u esis se sirv e de la litu rg ia,
es decir, de los signos, de las p alab ras y de los g esto s d e la c e le b ra­
ción, p ara tra n sm itir la d o ctrin a de la fe y p ara e d u c a r a los d estin a­
tarios en la v id a cristian a. L a ca te q u esis ex p lica ta m b ié n los sig n o s
sa g ra d o s q ue u sa la litu rg ia y co n trib u y e a la in ic ia ció n g rad u al y
p ro g re siv a de los ca n d id a to s a los sa cram e n to s en la celeb ració n
co n scie n te y fructuosa. E sta in ic ia ció n h a sido d ifícil siem p re, p o r­
que los ritos afe cta n a la to ta lid a d del h o m b re y re q u ie re n un co n o ­
c im ien to m ás am p lio que la so la d octrina. L a cate q u esis b u sc a h o y
o fre ce r una fo rm a ció n cristian a m ás integ ral, en el m arco in d isp en ­
sab le de la co m u n id ad e c le s ia l13. E s ju sta m e n te esta v isió n la que
d eb e llev ar a la ca te q u esis a a su m ir p le n am e n te su ta re a en la in ic ia­
ció n en la v id a litú rg ica y sacram en tal.
P ero esto no se rá rea lid ad sin el ap o y o y la c o lab o rac ió n de q u ie ­
n es trab ajan en el ca m p o de la p asto ra l litúrgica. E sto s ú ltim o s h an
de to m a r en m a y o r co n sid erac ió n los asp ec to s d id a scá lic o s de la li­
tu rg ia, y cu id ar al m á x im o la d im e n sió n e x p re siv a y co m u n ica tiv a de
la fe en los signos, en los textos y en los gesto s litú rg ico s I4. E l
C a tecism o d e la Ig lesia C atólica es un p u n to de en c u en tro en tre c a ­
te q u esis y liturgia, so b re to d o desd e el m o m e n to en q u e la d o ctrin a
sobre la cele b ra ció n d e l M iste rio cristia n o (II p arte d el C a tecism o )
o fre ce u n a v isió n p le n a m e n te in te g rad o ra ta n to de lo q u e es la litu r­

11 B r o v e l l i , F. (dir.), Liturgia e catechesi (Roma 1993); M a l d o n a d o , L., «Cele­


brar. Reflexiones para un diálogo entre catequistas y liturgistas», en TCat 26/27 (1988),
463-475; T r i a c c a , A. M., «II rapporto “Liturgia-Catechesi” nella dinámica ecclesiale.
Paralelismo o convergenza?», en Not 238 (1986), 322-346; V e r h e u l , A., «Liturgie et
catéchése», en QL 67 (1986), 252-261, etc.
12 Véanse: C. para el Clero, Directorio Catequístico general, de 1971 (Madrid
1973), nn.l7ss, espec. n.25; J u a n P a b l o II, Exhort. Apost. Catechesi tradendae, de
16-X -1979, nn.20 y 23-24, en G u e r r e r o 2, 130 y 133-134; Comisión E. de Enseñanza
y Catequesis de España, La catequesis de la comunidad (Madrid 1983), nn.44ss, 59ss,
89-90 y 234.
13 Cf. E s t e p a , Mons. J. M., «La comunidad cristiana, origen, meta, ámbito y
agentes de la catequesis», en Actualidad Catequética 92/93 (1979), 231-253.
14 Cf. C o f f y , R., «La celebración, lugar de la educación en la fe», en Ph 118 (1980),
267-280; F e r r i e r e , C., «La célébration: lieu de catéchése?», en PLit 56 (1974), 451-
455; F l o r i s t á n , C., «La liturgia, lugar de educación en la fe», en Conc 194 (1984),
87-99, etc.
C.28. Evangelización, catequesis. 331

gia en cu an to m isterio y ce le b ra ció n , co m o de las rela cio n e s co n la


cateq u esis, esp ec ialm en te la ca teq u e sis m ista g ó g ica 15.

2. L ey es de la ca teq u esis litú rg ica

Se en tien d e aquí p o r c a te q u esis litú rg ica no la m istag o g ia, que


tien e lu g a r p rin cip alm e n te en la m ism a ce le b ra ció n , sin o la ex p lic a ­
ció n p rev ia de los rito s y de los tex to s que h an de u sarse en una
d eterm in a d a acció n litú rgica. L a cate q u esis litú rg ica fo rm a p arte de
la p rep a ra ció n de alg u n o s sa cram en to s y deb e rea lizarse sig u ien d o
los co n ten id o s y las o rien tacio n es de los resp ectiv o s R itu ales ,6. H e
aquí alg u n as leyes que h a de ten er en cu en ta 17:
a) P reem in en cia d e la P ala b ra d e D ios, m a n ifesta d a en la e s­
tru c tu ra de los ritos: p rim e ro la P alabra, luego el rito sacram en tal; en
la in sp ira ció n b íb lic a de las fó rm u las y d em ás texto s; en la referen c ia
co n stan te que se h ace en los p ra e n o ta n d a al d ato b íb lico y p atrístico ;
y en el m o d o com o las rú b ric as articu lan la litu rg ia de la P alab ra y
la litu rg ia del sacram en to . L a ce le b ra ció n no sólo es m e ta de la ca te­
q u esis litú rg ica, sino p u n to de p artid a de la m ism a.
b) In terio riza ció n de la acción litú rg ica o co rresp o n d e n cia e n ­
tre las actitu d es in tern as y los gesto s o accio n es. E n efecto , la ca te­
q u esis litú rg ica se o rien ta h a c ia la p articip a ció n ac tiv a y fru c tu o sa de
los fíeles, pero la p articip a ció n ex tern a está al serv icio de la actitu d
in terio r, de la fe y del deseo de cre cer en ella.
c) In teg ra ció n d el crey en te en la com unida d , y de ésta en la
Iglesia un iv ersal, p ara que el sa cram e n to fo rm e p arte de la v id a de
c a d a in d iv id u o y de ca d a p u eb lo e n riq u e cie n d o su h o rizo n te exis-
tencial.
d) C o n tin u id a d en tre la cateq u esis y la liturgia: la ca teq u esis
litú rg ica d eb e p resta r aten ció n a to d o s los elem e n to s q u e co m p o n en
u n a ce le b ra ció n , y su b ray a r aq u e llo s m ism o s asp ec to s que los R itu a­
les p o n en en p rim e r p lano. P or otra parte, esta c a te q u esis d eb e p ro ­
lo n g a rse de alg u n a m a n e ra en las in te rv en cio n es del c o m en ta d o r o
m o n ito r en la ce le b ra ció n litúrgica.

15 Véanse Cat 1074 y 1075. Sobre la segunda parte del Catecismo cf. L ó p e z
J., «La celebración del misterio cristiano. La II parte del “Catecismo de la
M a r tin ,
Iglesia Católica”», en TCat 43/44 (1992), 391-413, y los estudios citados en la n.6 de
la Introducción a este volumen.
1(1 De la importancia del Ritual se ha hablado ya en el cap. XVI.
17 Sigo a T r j a c c a , A. M., «La liturgia educa alia liturgia?», en RL 58 (1971),
261-275; Id., «Contributo per una catechesi liturgico-sacramentale. In margine al
nuovo Ordo Confirmationis», en RL 60 (1973), 611-632.
332 P. V. La vivencia del misterio

III. LA LITURGIA, EXPRESION DE LA FE

La liturgia, en cu an to cu m b re de la acció n ev a n g e liz a d o ra (cf.


PO 5; SC 10), g u ard a ta m b ié n una ín tim a rela ció n co n la fe. U n a
rela ció n que co m p re n d e vario s aspectos.

1. La litu rgia y la co n fesió n de la fe

Y a se ha in d icad o an tes q ue la ca te q u esis está o rie n ta d a a la co n ­


fesión de la fe, e sp ec ialm en te en la liturgia. A h o ra bien, cu an d o se
afirm a que en la litu rg ia se co n fie sa la fe, o se c e le b ra la fe, no se
alu d e tan sólo a la fe perso n al de q u ie n es to m an p arte en la c e le b ra­
ción, sino a la fe de la Iglesia, p ro c la m a d a y ce le b ra d a co n las p a la ­
bras y los g esto s de la litu rg ia y que h acen suya los qu e la p ro fesan .
L a c e le b ra c ió n litú rg ica, en cu an to m a n ifesta ció n p rin cip al de la
Ig lesia, es el ám b ito n ecesario — au n q u e no el ú n ic o — en el q u e se
co n fie sa la fe. A sí lo ratifica el m in istro del B a u tism o cu an d o d ice
co n to d a la asam blea: « E sta es n u estra fe, ésta es la fe de la Ig lesia
qu e nos g lo riam o s de p ro fe sar en C risto Jesús, S eñ o r n u estro » 18.
«L a Iglesia cree de la m ism a m a n era que ora. C ad a ce le b ra ció n
eu c arística es u n a p ro fe sió n de fe. L a n o rm a de la p le g a ria es n o rm a
de la fe» 19. P ero esto no se p ro d u ce so lam en te en la p le g aria eu c a ­
rística y en el sím b o lo de la fe, c u y a estru c tu ra y co n ten id o s son m u y
sem ejan tes 20, sino tam b ién en las d em ás fórm ulas eu c o ló g ic as y en
los rito s y signos, es decir, en to d o s los elem e n to s de la litu rg ia y en
to d a s las celeb racio n es.

2 . L a litu rgia ex p re sa la fe

La litu rg ia no es so la m e n te ám b ito en el qu e se ce le b ra la fe, sino


que es, ella m ism a, exp resió n de la fe de la Iglesia 2I. S u p erad a una
visión p arcial y su b jetiv a de esta ex p re sió n , q ue su p o n e un red u ccio -
nism o de la ce le b ra ció n litú rg ica a la p ro b le m á tic a d e la ex p e rien c ia

18 Ritual del Bautismo de niños (Coeditores Litúrgicos 1970), 48. Véase también
Ritual de la Confirmación (Coeditores Litúrgicos 1976), 33.
19 Les Évéques de France, 11 est grand le mystére de la foi. Priére et fo i de l ’Eglise
Catholique (Paris 1978), Introd.
20 Cf. L a n n e , E., «La relazione dell’anafora eucarística alia confessione di fede»,
en Sacra Dottrina 47 (1967), 383-396; F e d e r ic i , T., Letture bibliche sulla fed e (Roma
1971), 453-480.
21 Cf. A l e s s i o , L., «La liturgia y la fe», en Not 159 (1979), 578-583; M a l d o n a d o ,
L «Celebración y expresión de la fe», en EstT 19 (1985), 91-105; R a m i s , G., «La
liturgia, expresión de fe», en Ph 114 (1979), 519-523, etc.
C.28. Evangelización, catequesis.. 333

relig io sa, lo q ue se co n stata en la liturgia co m o ex p resió n de la fe es,


an te todo, la relació n en tre el m isterio de la salv ació n — o los m iste­
rio s de la fe— y su ex p re sió n litúrgica. En efecto, los m isterio s de la
fe, en cu a n to a c o n te cim ien to s salv ífico s, son objeto de la fe de la
Ig lesia a d o c trin a d a p o r la rev e lac ió n d iv in a , pero son tam bién el
c o n ten id o de la ce le b ració n .
El fam o so a x io m a lex orandi, lex cred e n d i (la n o rm a de la o ra­
ció n es la n o rm a de la fe), ab re v iac ió n de legem cred e n d i, lex sta tu a t
s u p p lic a n d i (la n o rm a de la p le g aria estab lece la n o rm a de la fe),
tien e un sen tid o am p lio en o rden a m o stra r la ad e cu ació n en tre las
v erd a d es de la fe y su ce le b ra ció n en la litu rg ia, m ás allá del sentido
p rec iso q ue tu v o en el In d icu lu s de g ra tia D ei de P ró sp ero de A qui-
tania, de do n d e p ro ced e 22. En efecto, la litu rg ia refleja siem pre una
d o ctrin a de la fe y un a cierta en señ a n za, au n q u e su fin alid ad no es la
d e instruir. En n u m e ro so s caso s p resu p o n e y sig u e la fe rev e lad a y
en señ a d a p o r la Ig lesia en su m a g iste rio , re a firm á n d o la en la v id a de
los crey en tes. E n o tro s caso s la litu rg ia p rec ed e a la fe p ro p u esta p o r
la Ig lesia, c o n stitu y e n d o un facto r m u y p o d ero so de su ex p licitac ió n ,
p o r ejem p lo en alg u n o s d o g m as m a rian o s 23.
N o o b stan te, no es a la litu rg ia a q u ien co rresp o n d e m a n ife sta r y
p ro p o n e r la d o ctrin a de la fe, sino al M a g isterio de la Ig lesia. P or
o tra p arte, la litu rg ia ex p re sa tam b ién m u c h as veces u n a o p in ió n co ­
m ú n o h istó ric a particu lar. Por este m o tiv o , antes de p rec isar qué es
lo qu e ap arece en el te stim o n io de la litu rg ia con ca rácter v e rd a d e ra ­
m e n te u n iv e rsa l, « sie m p re y en to d a s p arte s» , es n ec esario rea liza r
an á lisis p ac ie n tes y co n tra sta d o s que a y u d e n a d e te rm in a r la fe e
in d iv id u aliza r sus ex p resio n es.

3. L a litu rg ia « lo cu s th e o lo g ic u s» y la teo lo g ía litú rg ica

E ste ap a rtad o es u na co n sec u en cia de los an terio res. Si la litu rg ia


es ám b ito en el q ue se co n fie sa la fe y ella m ism a es e x p re sió n de la
fe de la Iglesia, la litu rg ia es ta m b ié n un lu g a r te o ló g ic o . E sto q u iere
d ec ir que la litu rg ia re p re se n ta ta m b ié n u n a co n sid erac ió n esp ec ífica
d e la fe, no con v istas a la fo rm u lac ió n de la d o ctrin a o a su en señ an -

22 Cf. S c h m i d t , H. A., Introductio in liturgiam occidentalem (Romae 1960), 131-


139. Además D e C l e r k , P,, «Lex orandi-lex credendi. Sens originel et avatarts histo-
riques d’une adage équivoque», en QL 59 (1978), 193-212; D o n g h i , A., «Nella lode la
Chiesa celebra la propria fede. Considerazioni suH’assioma lex orandi - lex credendi»,
en D e l l ’O r o , F. (dir.), Mysterion. Miscellanea S. M arsili (Leumann-Torino 1981)
161-192, etc.
23 Cf. V a g a g g i n i , C., El sentido teológico de la liturgia (BAC 181, Madrid 1959),
3 34 P V La vivencia del misterio

z a , sino con v istas a la ce le b ra ció n D icho de o tra m an era, la litu rg ia


co ntem pla la fe en el plano de la ac tu alizació n ritual en los sig n o s 24.
La te o lo g ía se ha se rv id o de la litu rg ia co m o p ru eb a de u n a d e ­
te rm in ad a d o ctrin a o d e un d ato de fe S in em b arg o , d e lo qu e se
trata es de p o n er de reliev e la co in cid e n cia en tre el o b je to d e la litur­
gia, en cuan to ce le b ra ció n de la fe, y el ob jeto de la teo lo g ía, en
cu an to reflex ió n sobre la fe E ste o b jeto es el m isterio o ac o n te ci­
m ien to salv ífico que se hace efic az m en te actual en un rég im en de
signos En la liturgia h ay tex to s q u e tien en u n a p ro c e d e n c ia h istó ric a
co n c reta y que re sp o n d e n a un m o m e n to sin g u lar d esd e el p u n to de
v ista de la h isto ria del d o g m a y de las co n tro v e rsias te o ló g icas 25. E n
la eucología, co rrec tam en te in te rp re tad a 26, y en el co n ju n to de g e s­
tos, de sím b o lo s y de elem e n to s qu e integ ran u n a acció n ritu al, ex is­
te una v erd a d era te o lo g ía litú rg ica en cu a n to ex p re sió n litú rg ica o
sim b ó lico -ritu al de la d o ctrin a de la fe E n este sen tid o , la te o lo g ía
litú rg ica es e q u ip arab le a la te o lo g ía b íb lica o a la te o lo g ía p a tr ís ti­
ca, en cuanto « lu g a re s te o ló g ic o s» p ara el estu d io y la reflex ió n so ­
bre la do ctrin a de la fe
P or teolo g ía litú rg ic a se en tien d e ta m b ié n la reflex ió n te o ló g ic a
que a rran c a de la p rác tica c e le b ra tiv a , y con ella se ilu stra el co n te­
nido teo ló g ico de la litu rg ia P o r o tra p arte, la te o lo g ía, en relació n
con la liturgia y en cu an to to m a en co n sid erac ió n el m o d o sa cram e n ­
tal de ac tu a liz ació n de los m isterio s de la sa lv ació n en la liturgia,
d esem b o c a en un a h o m o lo g ía y en una doxo log ía , de m an era que
p u ede h ab larse de un verd ad ero « se n tid o litú rgico » de la te o lo g ía 27

IV LA LITURGIA, MISTAGOGIA DE LA FE

El ú ltim o asp ec to de las re la cio n e s en tre la litu rg ia y la fe es el


del en riq u e cim ien to de la fe q u e se p ro d u ce en to d a a c ció n litú rg ica
En efecto, los sa cram en to s, y con ello s to d o s los sig n o s litú rg ico s,
no sólo suponen la fe y la ex p resan m e d ian te p alab ras y g esto s, sino
que « la fortalecen y la alim e n tan » (S C 59) L os sacram e n to s « co n ­

24 M a r s i l i , S , «Liturgia e teología Proposta teorética», en RL 59 (1972), 455^173,


aquí 456 Sobre la liturgia como locus theologicus c f D a l m a i s , I H , «La liturgie
comme lieu theologique», en LMD 78 (1964), 97-106, S t e n z e l , A , «La liturgia como
lugar teológico», en MS 1 (Madrid 1974), 670-685, etc
25 Por ejemplo los textos de Navidad con especial referencia a la obra litúrgica de
san León Magno c f supra n 4 del capitulo XXII
26 C f supra n 19 del cap X
27 C f L ó p e z M a r t i n 1, 347-379, sobre la base de las aportaciones esplendidas de
M a r s i l i , S y de T r i a c c a , A M Vease la bibliografía citada allí y en pp 470 471
Ademas M a g g i a n i , S , «La teología litúrgica di S Marsili come “opera aperta”», en
RL 80 (1993 (1993), 341-357, T r i a c c a , A M , «Teología della liturgia o teología
litúrgica9 Contnbuto di P S Marsili per una chianfícazione», ib , 267-289
C 28 Evangelización, catequesis 335

fieren ciertam en te la gracia, pero ta m b ié n su c e le b ra ció n d isp o n e ó p ­


tim am e n te a los fíeles a rec ib ir la m ism a g rac ia co n fruto, a d ar cu lto
rec tam e n te a D ios ya p ra c tic a r la carid ad » (ib ). E sta fu n ció n n u triti­
v a y e n n q u e c e d o ra de la fe se d e n o m in a m ista g o g ia

1 La m ista g o g ia no es u na « p ed a g o g ía »

L os S antos P adres llam aban m ista g o g ia a la in tro d u c ció n p ro g re­


siv a y grad u al en la vid a litú rg ica de la c o m u n id ad cristian a, en los
sa cram e n to s o m isterio s sag rad o s en los que se rea liza la o b ra de
n u estra sa lv ació n 28 L a m istag o g ia, al co n trario de lo que o cu rre con
la c a te q u esis o rien tad a a los c a te cú m e n o s en sen tid o estricto , se d iri­
ge a los b a u tiza d o s y co n firm a d o s, te n ien d o en c u e n ta que son ya
hijo s de D ios en el H ijo Jesu cristo y están b ajo la acció n ilu m in ad o ra
del E sp íritu S anto P or eso la m istag o g ia se p ro d u ce no d esd e una
e x p e rien c ia m era m en te an tro p o ló g ica , o d esd e u na « p ed a g o g ía » g e­
n éric a de la fe, sino d esd e la sy n erg ía d iv in a o co m u n ica ció n in terio r
de D ios al h o m b re p o r m e d io de la eu c aristía y de los d em ás sacra­
m entos. A trav és de la litu rg ia el E sp íritu S anto tran sm ite al h o m b re
u n a « ex p e rien c ia» v iv a y d istin ta
L a e x p lica ció n de esta ac ció n fo rm a d o ra de la fe qu e se p ro d u ce
en la litu rg ia la c o n stitu y e n las cé le b re s ca teq u e sis m ista g ó g ica s de
la an tig ü ed a d 29. H oy ese m o d e lo está reflejad o en el R itu a l d e la
In icia ció n cristia n a de los A d u lto s 30.

2. D im en sió n m ista g ó g ica de la celeb ra ció n

M istag o g ia q u iere d ecir, p o r ta n to , co n d u c ir a los y a in iciad o s


(m ystai) a v iv ir en teram e n te el don recib id o , el m isterio de sa lv a­

28 Cf F e d e r ic i, T , «La mistagogia della Chiesa Ricerca spirituale», en A n c i l l i , E


(d ir), Mistagogia e direzione spirituale (Milano 1985), 163-245, I d , «La santa mista-
gogia permanente de la Iglesia», en Ph 193 (1993), 9-34, T r i a c c a , A M - P f s t o i a , A
(dir), M ystagogie pensee hturgique d aujourd'hui et liturgie ancienne (BELS 70,
Roma 1993), y LMD 177 (1989)
29 C f D a n i e l o u , J , La catequesis en los prim eros siglos (Madrid 1975), M a z z a ,
E , La mistagogia Una teología della liturgia in época patrística (Roma 1988), O n a
t i b i a , I , «La catequesis litúrgica de los Padres», en Ph 118 (1980), 281-294, S t u d e r ,
B , «Mistagogia», en DPAC 2, 1456, T r i a c c a , A M , «Liturgia e catechesi nei Padn
note metodologiche», en F e l i c i , S (d ir), Valon attuah della catechesi patrística
(Roma 1979), 51-66, etc
30 Edición típica de 1972, ed oficial española, Coeditores Litúrgicos 1976, cf
Congreg per íl Culto Divino, «Riflessiom sul cap IV delFOICA», en Not 85 (1973),
274-278, comentario ib 278-282, G o n z á l e z , R , «La mistagogia en el Ritual de la
Iniciación cristiana de Adultos», en Ph 191 (1992), 3 81 -394
336 P V La vivencia del misterio

ción Su m e ta es la co m u n ió n co n el P adre, en Je su cristo , en la p re ­


sencia del E spíritu Santo, y su tie m p o m ás sig n ific ativ o es la C in ­
cu entena pascual Sin em b arg o , la acció n m istag ó g ica no se e n c ie rra
en este tiem po sim bólico y em b lem ático , sino que se p ro d u ce en
toda celebración, verd ad era e p ifa n ía del E sp íritu que C risto resu c ita­
do regala co n tin u am en te a la Ig lesia E s la m ism a acció n ritual, en
cuanto ev o cació n y rep rese n tac ió n del m isterio salv ífíco , la que c o n ­
duce p ro g re siv a m en te a los fieles al corazó n del a c o n te cim ien to que
se hace p rese n te con su efic ac ia
En la practica, la m istag o g ia v ien e a ser el m o d o p le n o de c e le ­
b rar la liturgia, d ando la p rim a cía a la P ala b ra d iv in a y a la d im e n ­
sión in v isib le y trasc en d e n te de la ac ció n ritual H ay m istag o g ia
cu ando el m in istro d esem p e ñ a su fu n ció n de d isp e n sad o r de los d i­
v inos m isterios, con au tén tico sen tid o de lo sa g rad o cristian o e in tro ­
du ciendo y an im an d o el esp íritu de o ració n y la p articip a ció n in te­
rior ( c f SC 11, PO 5), y cu a n d o h ace una h o m ilía b asad a v e rd a d era­
m ente en la P alabra de D ios c e le b ra d a y cu m p lid a en el sacram en to .
La p le g aria y los gestos de la litu rg ia, u nidos en u n a fu n ció n de
v erd ad era « lin g ü ística ce le b ra tiv a » del m isterio , c o m p letan la m ista-
g o g ia 31

31 C f F e d b r ic i, T , «Estructura de la liturgia de la Palabra en los leccionanos


antiguos y en el Ordo lee tionum Missae», en Ph 151 (1986), 55-81, aquí 76-81, L ó p e z
M a r t i n , J , «El estilo de las celebraciones litúrgicas», en PastL 193/194 (1990), 30-40
C ap itu lo X X I X

ESPIRITUALIDAD LITURGICA, ORACION


Y EJERCICIOS PIADOSOS

La liturgia no abarca toda la vida espiritual El cristia­


no, llamado a orar en común, debe, no obstante, orar al
Padre en secreto (SC 12) Conviene que los ejercicios
piadosos se organicen teniendo en cuenta los tiempos li­
túrgicos para que esten de acuerdo con la sagrada litur­
gia, deriven en cierto modo de ella y conduzcan al pue­
blo a ella (SC 13)

BIBLIOGRAFIA

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( d ir ), Liturgia e spiritualita (Roma 1992), C a s t e l l a n o , J , Oración y litur­
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LMD 109 (1972), 153 (1983), OrH 26/4-5 y 6 (1995), Ph 60 (1970), 89
(1975), 112 (1979), 117 (1980), 197 (1993), RL 61/3 (1974), 63/2 (1970),
73/4 (1986), 65/2 (1978), 77/6 (1990), 75/2 (1988)

L a v id a esp iritu al, lla m a d a ta m b ié n vid a interio r, es la v id a «en


el E sp íritu » , es d ecir, la v id a de los cristian o s rea liza d a co m o u n a
p erm a n en te a sim ilació n al H ijo Je su cristo b ajo la ac ció n del E sp íritu
S anto (R om 8,29) L a litu rg ia está en el o rig en , en el d esarro llo y en
la co n su m ac ió n de esa v id a E n este se n tid o se p u ed e h ab lar de un a
esp iritu alid ad litú rg ica, o b jeto de este ca p ítu lo
A h o ra bien, de la m ism a m a n e ra que «la litu rg ia n o ag o ta to d a la
ac tiv id ad de la Ig lesia» ( c f SC 9), ta m p o co ab a rca to d a la v id a esp i­
ritual ( c f SC 12) P o r este m o tiv o se estu d ia n ta m b ié n en este ca p í­
tu lo las rela cio n e s en tre la o ració n p erso n al y la p articip a ció n litú r­
gica, y la situ ació n de los llam ad o s ejercic io s p ia d o so s del p u eb lo
cristiano.
P V La vivencia del misterio

I LA ESPIRITUALIDAD LITURGICA

L a v id a cristiana, co m o « cu lto en el E spíritu y la v erd ad » ( c f


Jn 4,23, R om 12,1), se verifica en las ce le b ra cio n e s litú rg icas en las
que se co n c reta la litu rg ia co m o « ejercic io del sa ce rd o c io de Je su ­
cristo» para san tificació n del h o m b re y cu lto a D ios ( c f SC 7) 1

1 E sp ir itu a lid a d d e la Iglesia

A h o ra bien, esta e sp iritu alid ad no es u na fo rm a de v id a fac u ltati­


va u o p cio n al, sino b ásica y g en eral, co m ú n a to d o s los d isc íp u lo s de
Je sú s Sin ex c lu ir m od elo s co n creto s, según las d iv ersas escu elas
h istó ricas de esp iritu alid ad , la litu rg ia co n stitu y e u n facto r fu n d a­
m ental de to d as ellas 2 E n este sentido, h ab lar de esp iritu alid ad litúr­
g ic a sig n ific a referirse al su stra to co m ú n de to d a fo rm a d e v id a ca-
n s m á tic a o a p o stó lic a L a e sp iritu alid ad litú rg ica v ie n e a ser, de h e­
cho, la esp iritu alid ad de la Iglesia 3
Se su p era ta m b ié n de este m o d o u n a v isió n su b je tiv a y p s ic o ló ­
g ica de la v id a esp iritu al, y a qu e el m isterio de C risto que se ce le b ra
en las ac cio n es litú rg icas es p re se n ta d o y viv id o en to d a su in teg ri­
d ad y efic ac ia o b je tiv a ( c f SC 7) L os m isterio s d e la sa lv ació n se
p o n en al alca n ce de los fieles no só lo p ara que ésto s los co n tem p len
y traten de im itarlo s en su vida, sino, an te todo, p a ra q u e se b en e fi­
cien de su fuerza red e n to ra ( c f SC 102) L a litu rg ia ce le b ra y ac tu a­
liza el m isterio de C risto co m o m o m e n to ú ltim o y co n stitu tiv o de la
ú ltim a etap a de la h isto ria de la salv ació n , en ín tim a d ep e n d en c ia
con la rev e lac ió n b íb lica L a esp iritu alid ad litú rg ica rep rese n ta, p o r
tanto, lo esp ec ífico cristian o de la v id a in te rio r y la o b je tiv id a d de
un a sa lv ació n a n u n c ia d a p o r la P ala b ra de D io s y cu m p lid a en los
sig n o s sacram e n ta les

1 C f G e l i n e a u , J et AA A , «Liturgie et vie spintuelle», en DSp 9, 923-939,


Obispos de Cataluña, «La liturgia, fuente de la vida espiritual», en Not 311 (1992),
411-418, T e n a , P , «Liturgia y espiritualidad, ¿cuestión actual9», en Ph 62 (1971),
157-166, VV AA , Espiritualidad litúrgica (Madrid 1986), etc
2 C f M a r s i l i , S , op c it , 411-447, también C a s t e l l a n o , J , «Un símbolo de san
Juan de la Cruz la fuente Biblia, liturgia y espiritualidad», en Ph 185 (1991), 389-413,
G o e n a g a , J A , «San Ignacio de Loyola y la liturgia de la Iglesia», en Ph 183 (1991),
217-239, R i v e r a , J - I r a b u r u , J M , Espiritualidad católica (Madrid 1982), etc
3 C f L ó p e z M a r t i n 1, 387 Vease también T r i a c c a , A M , «Per una defmizione
di “spintualita” cristiana daH’ambito litúrgico», en Not 272 (1989), 277-288
C 29 Espiritualidad litúrgica oración 339

2 C a ra c te rístic a s

L as características de la esp iritu alid ad litú rg ica d efin en el estilo


de v id a de q u ie n es la o rien tan de ac u erd o con la p ro p u esta de la
litu rg ia
L a esp iritu alid ad litú rg ica es esen c ialm en te b íb lica , es d ecir, b a ­
sad a en la B ib lia co m o P alab ra de D ios ce le b ra d a y a c tu a liz ad a en
los sig n o s litú rg ico s El L ec cio n a rio de la M isa, el del O ficio d iv in o
y el de los sa cram e n to s y sacram e n ta les o fre ce n los co n ten id o s sal-
v ífic o s co n c reto s p ara la san tifica ció n de los h o m b res y el cu lto a
D io s En este sentido, esta e sp iritu alid ad es tam b ién h istó rica y p ro -
fé tic a , en cu an to llev a a p e n e tra r en el sig n ific ad o salv ífico y escato -
ló g ico de los a c o n te cim ien to s de la h isto ria de la salv ació n , cu m p li­
d a en C risto y p ro lo n g ad a en la ex iste n cia de los b au tiza d o s
L a esp iritu alid ad litú rg ica es cristo c en trica y p a s c u a l d ad o que
la litu rg ia tien e co m o cen tro el m isterio de C risto , cu lm in a ció n y
cu m p lim ien to de la h isto ria de la sa lv ació n «de u n a v ez p ara siem ­
p re» (ephapax) L a litu rg ia an u n cia, ce le b ra y h ace p rese n te «aq u í y
ah o ra» (hosakis) la o b ra de C risto b ajo la ac ció n del E sp íritu d e rra ­
m a d o en la P ascu a A l p ro d u cirse esta ac tu a liz ació n en u n rég im en
de sig n o s sen sib le s y efic ac es, ca d a u no a su m o d o ( c f SC 7), la
litu rg ia g en e ra u n a e sp iritu a lid a d s a c r a m e n ta l de m a n e ra q u e el
cristian o v ive en C risto y C risto vive en él ( c f G ál 2 ,2 0 )
L a e sp iritu alid ad litú rg ica es, p o r últim o , esp iritu alid ad m ista g ó -
g ic a L a litu rg ia v a p ro d u cie n d o u n a in ic ia ció n grad u al, p ro g re siv a y
v ital en el m isterio de C risto en su rep rese n tac ió n y ac tu a liz ació n
litú rg ica En este sentid o , la esp iritu alid ad litú rg ica es p le n am e n te
m ística, sin la red u c ció n , b astan te frecu en te, de ésta a e stad o s p sic o ­
lógicos o su b je tiv o s de co n c ie n cia

II ESPIRITUALIDAD LITURGICA Y ORACION PERSONAL

L a esp iritu alid ad litú rg ica, en cu an to vid a en el E sp íritu sobre la


b ase de la p articip a ció n en la litu rg ia de la Iglesia, sig n ifica p ara
c a d a uno de los fieles la in teg ració n tan to de los elem e n to s o b jetiv o s
de la v id a esp iritu al, que p ro ced en de la trad ició n cristian a, co m o de
los su b je tiv o s, que co n fig u ran la ex p e rie n c ia relig io sa p erso n al L a
v iv e n cia de las ce le b ra cio n e s litú rg icas co m o en c u en tro s con D io s
en Je su cristo p ro d u ce co m o fru to la a rm o n izac ió n d e to d o s los as­
p ec to s de la v id a esp iritu al, de m a n era q u e la v id a in te rio r rea lm en te
p rep a ra , a c o m p a ñ a y p ro lo n g a las actitu d es que se d esarro llan en la
litu rg ia 4

4 Cf B a r o f io , B et AA AA , Liturgia Sogha dell espenenza di D kP (Padova


340 P. V. La vivencia del misterio

1. P ied ad litú rg ica y p ied ad p riv a d a

En la Iglesia han ex istid o sie m p re la litu rg ia y los ac to s de p ie d ad


co m o dos form as le g ítim as de cu lto cu y a d iv e rsid ad e sp ec ífica suele
ex plicarse en base a la n atu ra lez a de ca d a u na de ellas: la litu rg ia es
el culto que p erten ece al en tero cu e rp o de la Iglesia, y los ejercicio s
p iadosos, tod o s los d em ás actos relig io so s c o m u n ita rio s o in d iv id u a­
les 5. A la p rim e ra fo rm a de cu lto se la ha llam ado tam b ién p ie d a d
litúrgica y a la se g u n d a p ie d a d p riv a d a , en g lo b an d o en esta form a lo
qu e hoy se d en o m in a p ie d a d p o p u la r. L a p o lé m ic a ex iste n te en otro
tiem po entre los p artid ario s de una u o tra fo rm a de p ie d ad h a d ad o
p aso al re c o n o cim ien to de que en am b as han de estar p rese n tes, en
cada una a su m odo, tan to el elem e n to o b jetiv o , es d ecir, el m isterio
o la acción de D ios, co m o el elem e n to su b jetiv o , que co n siste en la
actitud del hom bre o recta disp o sició n del alm a 6. P or tanto, am b as
fo rm as de p ied ad están rela cio n a d as entre sí, au n q u e se d istin g u en
realm en te y en la p rác tica no d eb en co n fu n d irse (cf. SC 12-13).

2. N ecesid a d de la o ración p erso n a l

«E l cristian o , llam ad o a o rar en co m ú n , debe, no o b stan te, en tra r


tam b ién en su in terio r p ara o rar al P adre en lo esco n d id o ; m ás aún,
según e n sen a el A póstol, debe o rar sin interrup ció n » (SC 12; cf.
M t 6,6; 1 T es 5 ,1 7 ) 1. La liturgia no sólo no exclu y e la oració n p er­
sonal, sino que invita a los fieles cristian o s a d ed ica rse al co lo q u io
co n el P adre con c o n fia n za filial e in tim id ad , co m o lo h ac ía el S eñ o r
y co m o aparece en la Iglesia p rim itiv a 8. La h isto ria del O ficio d iv i­
no p o n e de m an ifiesto la co m p le m e n ta rie d a d ex iste n te en tre las o ra­
cio n es « estab lecid as» y la o rac ió n p erso n al a la que se d ed icab an los
cristian o s, e sp ec ialm en te los m o n je s (la lectio d ivin a 9).

1982); B e r n a l , J. M., «La celebración litúrgica como experiencia íntima de Dios», en


Ph 114 (1979), 473-493; T r a e t s , C., «La liturgie, recontre de Dieu dans le Christ», en
QL 67 (1986), 214-234, etc.
s Estas nociones han sido ya estudiadas en el apartado 4 del cap. III.
6 Cf. G a r r i d o , M., «Piedad objetiva y subjetiva en la vida espiritual», en Liturgia
17 (1962), 170-180; K o s e r , C., «Piedad litúrgica y pia exercitia, en G . B a r a ú n a (dir.),
La sagrada liturgia renovada p o r el Concilio (Madrid 1965), 313-352, etc.
7 Cf. B a r o f i o , B., «Oración», en DTI 3, 888-679; B o c a s s i n o , R. (dir.), La preghie­
ra, 1-3 (Milano-Roma 1967); H a m m a n , A., La oración (Barcelona 1967); I d ., Compe-
dio sulla preghiera cristiana (Cinisello B . 1989); M a r s i l i ,S., La preghiera (Librería
E. Vaticana 1989); S u d b r a c k , J., «Oración», en SM 5, 1-18, etc.
* Cf. supra, el apartado 2 del cap. XXV.
9 Cf. supra, n. 18 del cap. XXVI.
C.29. Espiritualidad litúrgica, oración... 341

S o lam en te a raíz de la d evo tio m o d ern a se p ro d u jo u n a d isc o n ti­


n u id a d en tre la o rac ió n p erso n a l y la p le g a ria litú rg ica. L a m e d ita ­
ció n se ap a rtó de la m a triz de la P alab ra de D io s y de los tex to s
litú rg ico s p ara d ed ica rse a « co n tem p lar» y a « c o n sid erar afe ctiv a­
m en te» d iv e rso s o b je to s o asp ec to s del m isterio de D ios o de la sal­
vació n al m a rg e n p rác tica m e n te de la ce le b ra ció n , in clu so cu an d o se
asistía a ella ,0. El m o v im ien to litúrgico, p rim e ro , y el C o n cilio V a­
tic an o II, desp u és, situ aro n de n uevo la « m e d ita ció n » en su ju sto
lu g ar co m o escu c h a de la P ala b ra de D ios y p rep a ra ció n o p ro lo n g a ­
ció n de la liturgia. En este sen tid o se m u e v en las rec o m en d a cio n e s
del C oncilio y de n u m e ro so s d o cu m en to s p o stc o n ciliare s , l .
P o r co n sig u ie n te, la o rac ió n p erso n al d eb e ser un estím u lo c o n s­
tan te en la v id a de to d o cristian o q u e q u ie ra h a c e r de su ex iste n cia
un cu lto al P ad re «en el E sp íritu S anto y la v erd ad » , y en tre g arse con
m a y o r in te n sid a d al se rv ic io de los ho m b res. N in g ú n cristian o o ra
solo. Le a c o m p a ñ a sie m p re el E sp íritu S anto (cf. R o m 8 ,1 5 .2 6 -2 7 ).
Su oració n es siem pre u na o rac ió n a dúo y a coro , en la qu e resu e­
na la in v o cació n de la Ig lesia en la ep íclesis co n tin u a a su S eñ o r (cf.
A p 2 ,17.20) ,2.
L a o ració n p erso n a l será siem p re u n a fo rm a fu erte de o ració n
q u e e n c o n trará co n tin u id a d y arm o n ía en la o rac ió n c o m u n ita ria y en
la p le g a ria litúrgica. A l m ism o tiem p o , la litu rg ia, ce le b ra d a con la
d eb id a aten c ió n in te rio r y el cu id ad o de la p a rtic ip a c ió n co n scie n te y
activ a, c o n trib u irá a e n riq u e c e r la v id a esp iritu al de to d o s los fíeles,
p ero esp ec ialm en te de los m in istro s ,3.

III. LA LITURGIA, ESCUELA DE ORACION

L a liturgia, e sp iritu alid ad de la Iglesia, es u n a v erd a d era « escu e la


de o ració n » q ue in tro d u ce y hace p ro g re sa r en la o ració n cristian a,
en la p e rsp e c tiv a de la m ista g o g ia d escrita en el ca p ítu lo an terio r. L a
litu rg ia es, co m o en o tro s asp ec to s, « fu en te y cu lm en » de la v id a
cristiana.

10 Cf. supra, n.40 del cap. IV.


11 Cf. S o d i , M., «L'orazione mentale», en Not 233 (1985), 644-669. Véase también
C a s t e l l a n o , J., «Meditación cristiana y espiritualidad oriental. Anotaciones desde una
perspectiva litúrgica», en Ph 184 (1991), 297-320.
12 Cf. OGLH 8; Cat 2672. De esta asistencia se ha hablado ya en el apartado 4 del
capítulo XXV. Véase también C a s t e l l a n o , J., «La oración cristiana. Cuarta parte del
Catecismo. Una exposición desde la perspectiva litúrgica», en Ph 194 (1993) 137-151.
13 Ci. SC 19; 90; PO 18; J u a n P a b l o II, Exhort. apost. Pastores dabo vobis, de
29-111-1992 (Typis Polyglottis Vaticanis 1992), nn.26y 72; C. para el Clero, Directorio
para la vida y el ministerio de los presbíteros, de 31 -1-1994 (Typis Polyelotis Vaticanis
1994), nn.39 y 48ss.
342 P. V. La vivencia del misterio

A veces no resu lta fácil a rm o n iz a r en la p rá c tic a la o ració n p e r­


sonal y la p le g aria litúrgica ,4. U nas v ec es las d ific u ltad e s están en la
m ism a liturgia, en te n d id a m ás co m o ac ció n y ex p re sió n sim b ó lica
qu e co m o « Ig lesia en o ración» y esp ac io de en c u en tro co n D io s en
Je su cristo . O tras veces las d ific u ltad e s están en la d ic o to m ía en tre
p rác tica s de p ied ad y ce le b ra ció n , y en la a u sen c ia de esp íritu de
o rac ió n o falta de ex p e rien c ia orante.

1. F u n ción m ista g ó g ica y o ración

E n to d o caso, la liturgia, con su c a rá c te r m istéric o y eclesial, es


« escu e la de o ració n » p ara la to ta lid a d de los m ie m b ro s d el p u eb lo de
D ios. E n efecto , de lo que se trata es de ed u c ar en la o ració n a p artir
de la ce le b ra ció n litúrgica, p ara que no existan co m p artim e n to s es­
ta n co s en la esp iritu alid ad , y la o rac ió n p ersonal y la p articip a ció n
litú rg ica fluyan com o un m ism o m o v im ien to del crey en te h ac ia D ios
P adre, p o r Je su cristo , en el E spíritu. E n este sentido, la litu rg ia p o n e
en ju e g o su c a rá c te r m istag ó g ico de in tro d u cció n p ro g re siv a y g ra­
d u al de los fieles en el m iste rio de la rela ció n filial d e los cre­
y en tes 15.
El g esto del e ffetá en el an tig u o rito del B au tism o (cf. M e 7,34)
o el g esto de Je sú s co m u n ica n d o a sus d isc íp u lo s la « in te lig e n cia» de
las E scritu ra s d esp u és de la resu rre cc ió n (cf. Le 2 4,4 5 ; Jn 20 ,2 2 ),
rec u erd an u n a vez m ás la n ec esid ad de la asiste n cia del E sp íritu S an­
to, « m ista g o g o » in te rio r de la o ració n cristian a (cf. 1 C o r 12,3b;
R om 8,26-27). El d esv ela el sentido ú ltim o de la P alab ra de D ios y
c a p ac ita a los crey en tes para ac o g erla con fe y re sp o n d e r a ella en la
o rac ió n y en la v id a (cf. Jn 4,23; R om 12,1).
L a litu rg ia no sólo es lugar p o r a n to n o m asia de la o rac ió n c ristia ­
na, sino ta m b ié n su m o d elo e jem p lar y su re fe re n c ia n ecesaria.

2. M e d io s p ara in tr o d u cir en la oración

P ara cu m p lir su función m istag ó g ica de ca ra a la oració n , la litu r­


g ia se sirve p referen te m e n te de dos m edios:

14 Cf. C a n a l s , J. M., «Oración litúrgica», en DTVC, 1224-1242; F e r n á n d e z , P.,


«Teología de la oración litúrgica», en CiTom 107 (1980), 355-402; G o n z á l e z , L., «De
la oración personal a la oración litúrgica», en S. N. de Liturgia, La oración en las
comunidades cristianas (Madrid 1987), 47-67, etc.
15 Cf. M a r s i l i , S., «La liturgia, mistagogia e culmine della preghiera cristiana», en
RL 65 (1978), 184-191; y H a m e l i n e , D. J.-Y., «A propos de la liturgie “école de
priére”», en LMD 196 (1993), 55-69.
C.29. Espiritualidad litúrgica, oración... 343

a) L a P a la b ra d e D io s en p rim e r lugar, p o rq u e es el fu n d am e n ­
to de to d a acció n litúrgica. L a liturgia n u n ca p ro cla m a la P alab ra en
ab stracto ni al azar, sino que, g u ia d a p o r el E sp íritu , se lec cio n a y
p ro p o n e los d iv e rso s co n ten id o s sa lv ífico s sig u ien d o la ce le b ra ció n
del m isterio de C risto. T o d o cu a n to se d ig a de las ca racterísticas de
la o ració n c ristian a a p a rtir de la p le g a ria litú rg ica, d es ca n sa en este
h echo b ásico que co n v ierte a la a sam b lea ce le b ra n te y a ca d a uno de
los fieles en « o y en tes» de la P alab ra que la ac o g en con fe. N o se
p u ed e o lv id a r que la litu rg ia es co m u n ió n co n el m isterio q ue se
celeb ra, p ero no en g en e ral, sino a p artir de u n as rea lid ad e s de salv a­
ció n co n c reta s q ue son an u n c ia d as p o r la P alab ra de D ios, h ech as
o b jeto de acció n de g rac ias y de sú p lica en la p le g aria litú rg ica y
c o m u n ica d as efic az m en te en los g esto s sa cram en tales.
b) L os ritm o s o tiem p o s d e p le g a ria estab lecid o s p o r la liturgia
sig n ific an u nas c o n stan tes p a ra la o rac ió n del p u eb lo de D ios, en
cu a n to sujeto de la p le g aria eclesial, y p ara la de cu an to s, d en tro de
él, la rea liza n o aseg u ran el c u m p lim ien to del m a n d ato ev a n g élico de
o rar siem pre:
« E s v erd a d eram e n te d esea b le que la L itu rg ia de las H oras p e ­
n etre, an im e y orien te p ro fu n d a m en te to d a la o ració n cristian a, se
co n v ie rta en su ex p re sió n y alim e n te con efic ac ia la v id a esp iritu al
del p u eb lo de D ios... D e h echo, el libro de la L itu rg ia d e las H oras,
d iv id id o en tie m p o s ap ro p ia d o s, está d estin a d o a so sten erla co n ti­
n u am en te y a ayu d arla...» I6.

IV. LOS EJERCICIOS PIADOSOS

Se tra ta de an a liz ar las re la cio n e s en tre la litu rg ia y los ejercicio s


de p ied ad o d ev o c io n e s del p u eb lo cristian o 17. E sto s actos, co m o se
h a in d icad o antes, tien en m u c h o que v er co n lo q ue h o y se llam a
p ie d a d p o p u la r o c a to lic ism o p o p u la r ,8: «A d em ás de la liturgia, la

u’ P a b l o VI, Const. apost. Laudis canticum, en AAS 63 (1971), 531-532. Véase


OGLH, nn.5-9.
17 Cf. supra, apartado 4 del cap. III; además E v e n o u , J., «Liturgie et dévotions»,
en Not 246 (1987), 31-51; G o n z á l e z , R., «Liturgia y ejercicios piadosos», en Ph 161
(1987), 359-374; N e u n h e u s l r , B., «Liturgia e pietá popolare», en Not 260 (1988),
210-217, etc.
18 P a b l o VI, Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, de 8-XII-1975, n.48, en G u e r r e r o
1,101-102. Cf. A i. V A R t z , R., La religión del pueblo. Defensa desús valores (BAC pop.
1, Madrid 1976); S. N. de Liturgia, Liturgia y piedad popular. Directorio litúrgico
pastoral (Madrid 1989); Id., Religiosidad popular (Madrid 1990); T l r r i n , A. N. - C a s ­
t e l l a n o , J.. «Religiosidad popular», en NDL, 1722-1743; VV.AA., Liturgia e religio-
sita popolare (Bologna 1979); y Conc 206 (1986); Comm 9/5 (1987); «Cuadernos
Phase» 39 (Barcelona 1992); LMD 122 (1975); Ph 89 (1975); RivPL 16/2 (1978),
etcétera.
344 P V La vivencia del misterio

vida cristian a se nutre de fo rm as v aria d as de p ie d ad p o p u lar, en ra i­


zadas en las d istin ta s culturas. E sclarec ién d o las a la lu z d e la fe, la
Ig lesia favorece aq u e lla s fo rm as de relig io sid a d p o p u la r qu e ex p re­
san m e jo r un sen tid o ev a n g élico y una sa b id u ría h u m a n a y que e n ri­
quecen la v id a cristian a» ,9. L as rela cio n e s en tre una y o tra fo rm a de
cu lto a lo largo de la h isto ria no han sido siem pre flu id as 20.

1. L egitim id ad

L os p rin cip io s en los que se b asan las re la cio n e s en tre la litu rg ia


y los ejercic io s p ia d o so s ap arece n fo rm u lad o s p o r p rim e ra vez en la
en c íc lic a M e d ia to r D ei, de Pío X I I 21. El d o cu m en to d istin g u ía tres
clases de ejercic io s p iad o so s: a) los actos de p ie d a d p e r so n a l, « que
d isp onen a los fieles a p articip a r en las sag rad as fu n cio n es co n m a­
y o r fruto» (M D 219; cf. 222; 224); b) los ejercicio s co lec tiv o s de
p ie d ad o d ev o cio n es p o p u la re s, q ue «si bien, en rig o r, no p erten ecen
a la sa g rad a liturgia, rev isten p articu la r d ig n id a d e im p o rtan cia... y
g o zan de rep etid as a p ro b a cio n e s y a lab a n za s de la S ede A p o stó lica
y de los o bispos» (M D 225; c f 2 2 6 - 2 2 7 ) 22, y c) aq u e llo s acto s cu y o
v ín cu lo con la litu rg ia es tan estre ch o e íntim o q u e p rác tica m e n te se
identifican con ella (cf. M D 165) 23.
El C ó d ig o de D erech o C a n ó n ic o de 1983 ha m an ten id o el re c o ­
n o cim ien to de esto s m e d io s p o r los cu ales se rea liza en la Ig lesia la
fun ción de santificar, en los cá n o n es 834 y 839. E sto s cá n o n es se
inspiran en SC 7 y 105, y en otros te x to s co n c iliares que h acen refe­
ren cia a la co n trib u ció n de los laicos a la fu n ció n sa n tifica d o ra de la
Ig lesia (cf. LG 10; 34; 38; 41; A A 4; 6; 8).

19 Cat 1679; c f nn. 1674-1675


20 Cf. B e r t a u d , E - R a y e z , A , «Dévotions», en DSp 3 (1957), 747-778, C a t t a n e o ,
E , II culto cristiano in Occidente Note storiche (Roma 1978), 416-471 y 518-538,
H a m m a n , A., «Devoción, devociones», en DPAC 1, 584-586, etc
21 En AAS 39 (1947), 521-595 trad. españ. en G u e r r e r o 1, 630-680 (= MD y
número de margen).
22 Pío XII mencionaba el mes de mayo dedicado a la Virgen María, el mes de junio
al Corazón de Jesús, las novenas y los triduos, el Via Crucis y el Rosario Todos estos
ejercicios «contribuyen con frutos saludables a nuestra participación en el culto litúr­
gico» (MD 226)
21 Entre estos actos Pío XII situaba «las bendiciones con el Santísimo Sacramento,
las solemnes procesiones por los campos y ciudades, especialmente con ocasión de los
Congresos Eucarísticos, y la adoración del Augusto Sacramento» (MD 165, c f 166).
C 29 Espiritualidad litúrgica, oración. 345

2. C o n v e n ien cia

El C o n cilio V atican o II, con rea lism o y eq u ilib rio , q u iso estim u ­
lar la esp iritu alid ad m ás allá de la m ism a v id a litú rg ica (cf. SC 12).
En efecto , h ab lan d o de la v id a esp iritu al de los p resb ítero s, reco rd ó
« lo s m e d io s g en e rale s y p articu la re s, n u ev o s y an tig u o s, qu e el E spí­
ritu S anto n u n ca h a d ejad o de su sc ita r en el p u eb lo de D ios, y que la
Ig lesia rec o m ien d a, e in clu so m a n d a alg u n as veces, p ara la sa n tifica­
ción de sus m iem b ro s» (P O 1 8 ) 24. El C oncilio hizo rec o m en d a cio ­
nes sim ilares a los relig io so s (cf. PC 6), a los se m in aristas (cf. O T 8)
y a los se g lares (cf. LG 34; A A 4).
A h o ra bien, el C o n c ilio estab leció tam b ién : « q u e (lo s ejercicio s
p ia d o s o s ) se a n c o n fo rm e s a las le y e s y n o rm a s de la Ig le sia » .
P ío XII dio ya en la M ed ia to r D ei un do b le criterio p ara en ju iciar
d ich o s ejercicios: « ev itar que se in tro d u z ca en ello s alg o inepto o
in d igno del d ecoro de la ca sa de D ios, o co n trario a la sana p ied ad »
(M D 227); y que «el esp íritu de la sag rad a litu rg ia y sus p recep to s
in flu y an b en é fica m en te sobre ellos» (ib.). U na rec o m en d a ció n a n á ­
lo g a h iz o el V atican o II: « co n v ien e que esto s m ism o s ejercicio s se
o rg an ic en te n ien d o en cu e n ta los tie m p o s litú rg ico s, p ara qu e estén
d e acu erd o con la sa g rad a liturgia, d eriven en cierto m o d o de ella y
co n d u z ca n al p u eb lo a ella, y a que la litu rg ia, p o r su n atu raleza, está
m u y p o r en c im a de ellos» (S C 13). L os ejercic io s p ia d o so s serán
ta n to m á s re c o m e n d a b le s c u a n to m ás re la c io n a d o s e s té n co n la
« fu en te g en u in a del esp íritu cristian o » (SC 14).
P ab lo VI alab a en la M a ria lis cultus « aq u e lla s fo rm as de p ied ad
h ac ia la M ad re de D ios, a p ro b a d as p o r la Ig lesia d en tro d e los lím i­
tes de la d o ctrin a san a y o rto d o x a y que se d esarro llan en arm ó n ica
su b o rd in ac ió n al culto a C risto y g rav itan en to m o a él co m o su
natural y n ec esario p u n to de referen cia» (M C Intr.; cf. LG 66).

3. R en o v a ció n

P ara lo g rar estos ideales es n ec esario re n o v a r alg u n o s ejercic io s


de p ie d ad de acu erd o con la liturgia. H e aquí los criterio s p ara esta
ren o v a ció n que o frece la e x h o rta ció n M a ria lis cu ltu s (M C 2 9 -3 9 ) 25:

24 La referencia a estos medios es una constante del Magisterio eclesiástico' cf.


E squerda, J (ed.), El sacerdocio hoy Documentos del Magisterio eclesiástico (BAC
minor 67, Madrid 1983), J u a n P a b l o II, Exhort apost Pastores dabo vobis, op c i t ,
nn.47-48, C para el Clero, op. c it , n 39.
25 Véanse también las sugerencias que hace C. para el Culto Divino, «Orientacio­
nes para el año manano», en Orientaciones y celebraciones para el Año Mariano
(Coeditores Litúrgicos 1987), 11-62
346 P V La vivencia del misterio

a) O rientació n bíb lica Las p rác tica s de pied ad d eb en llev ar el


sello de la in sp ira ció n en la B ib lia co m o libro fu n d am en tal de la
o ración cristiana, según las rec o m en d a cio n e s del C o n cilio V atica­
no II ( c f D V 25, SC 24, 35) N o se trata so lam en te de que los e jer­
cicio s p ia d o so s se im p reg n en del le n g u aje b íblico , sin o de que re c o ­
ja n los co n ten id o s del m e n saje cristian o ( c f M C 30)
b) La o rien ta ció n litú rg ica supone llev ar a la p rác tica los d e ­
seos de SC 13 ( c f M C 31) ev itan d o do s ac titu d es ex trem as, el d e s­
p rec iar o su p rim ir las p rac tica s p ia d o sas av a la d as p o r la Iglesia, y el
un ir actos litú rg ico s y ejercic io s de p ied ad al m ism o tiem p o
c) L a o rien ta ció n ec u m én ic a co n siste en « ev itar co n cu id ad o
to d a clase de ex a g erac io n e s que p u ed a n in d u c ir a e rro r a los d em ás
c ristia n o s a c e rc a d e la v erd a d era d o ctrin a de la Ig lesia ca tó lica»
(M C 32)
d) O rientació n a n tro p o ló g ica para ten er en cu en ta «las ad q u isi­
cio n es seg u ras y c o m p ro b a d as de las cien cias h u m a n as» p ara que no
se p ro d u z c a n d iv e rg e n c ia s e n tre éstas y la p ie d a d c ris tia n a ( c f
M C 34) L a p ie d ad cristian a está llam ada a fu n d irse con la realid ad
h u m an a p ara tran sfo rm arla y en riq u e ce rla desde d en tro 26

2( C f G o n z á l e z , R , «Interpelación a la liturgia desde la religiosidad popular» en


Studium Legionense 27 (1986), 55-78
C a p itu lo X X X
LA PASTORAL LITURGICA

Los pastores de almas deben fomentar con diligencia


y paciencia la educación litúrgica, asi como la participa­
ción activa de los fieles (SC 19)

BIBLIOGRAFIA

B r a n d o l i n i , L , La pastúrale litúrgica a quindici anm dal Concilio Va­


ticano //(R o m a 1980), C o s t a , E ( d ir ), Liturgia («Enciclopedia di pastora-
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1576-1600, F l o r i s t a n , C , Teología practica Teoría y praxis de la acción
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renovada p or el concilio (Madrid 1965), 461-485, L e c e a , J , Pastoral litúr­
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R a m o s , J , Teología pastoral (BAC, Madrid 1995), 423-445, V i s e n t i n , P ,
Una liturgia p er Tuomo La liturgia pastorale e i suoi compiti (Padova
1989), y «Cuadernos Phase» 41 (Barcelona 1993), Ph 49 (1969), RL 79/1
(1992)

L a v iv e n cia de la litu rg ia req u iere u n a ac ció n p a s to r a l litú rg ic a ,


p ro m o v id a p o r los p asto re s y los resp o n sa b le s de la v id a litú rg ica de
las co m u n id ad e s. E sta ac ció n es co n te m p la d a p o r la te o lo g ía p a s to ­
ra l 1 y p o r la m ism a c ien c ia litú rg ica en relació n co n los d em ás as­
p ecto s de la m isió n de la Iglesia
E n este ca p ítu lo final se estu d ia la p asto ral litú rg ica co n esp ecial
aten ció n a la p a rticip a ció n de los fieles en la litu rg ia Se tratará ta m ­
bién del d erec h o litú rg ic o , al serv icio de la fin alid ad p asto ra l de la
litu rg ia

I LA PASTORAL LITURGICA EN EL CONJUNTO


DE LA PASTORAL DE LA IGLESIA

L a m isió n de la Iglesia, co n tin u ac ió n de la m isió n de C risto ( c f


Jn 20,2 1 , H ech 1,8, SC 6), ap arece reflejad a de este m o d o p o r el
C o n c ilio V atica n o II « L a Ig lesia, p red ic an d o el E v an g e lio , m u ev e a
los o y en tes a la fe y a la co n fe sió n de la fe, los d isp o n e p ara el

1 Sobre teología pastoral tratara el volumen 28 de esta colección de manuales


348 P. V. La vivencia del misterio

b au tism o , los arran c a de la se rv id u m b re del erro r y de la id o la tría y


los in c o rp o ra a C risto , p ara q u e cre zca n h a sta la p le n itu d p o r la ca ri­
dad h ac ia él (L G 17; cf. SC 6)».

1. T rip ie « fu n ció n »

U na le ctu ra aten ta de este tex to p o n e de m a n ifiesto las tres g ra n ­


d es accio n es q u e co n fig u ran la m isió n de la Iglesia: la p red ic ac ió n
del E v an g e lio (p a sto ra l d e la P a la b ra ), el b au tism o y la in c o rp o ra ­
ción a C risto (p a sto ra l de los sa c ra m e n to s), y la p rác tica de la ca ri­
d ad (p a sto ra l d e l servicio ). E sta div isió n , b asad a en C risto « P ro feta,
S acerd o te y R ey», aparece ta m b ié n en la d istin ció n clásica de las
fu n cio n es del m in iste rio o rdenado: el m u n u s d o c e n d i o fu n ció n de
enseñar, el m u n u s sa n c tific a n d i o fu n ció n sa n tifica d o ra y cu ltu al, y
el m u n u s re g en d i o fu n ció n de g u ía del p u eb lo de D io s (cf. L G 25-
27; C D 12-16; PO 4-6). T o d o el p u eb lo de D ios p articip a de estas
tres fu n cio n es de C risto y cu m p le ta m b ié n la p arte q u e le co rresp o n ­
de en la m isió n de to d a la Ig lesia (cf. L G 33-35; A A 2 - 4 ) 2.
M ás rec ien te m e n te se h an p ro p u esto o tras d iv isio n es an álo g as,
que p u ed e n sin tetizarse así: la ev a n g eliza ció n o m isió n (keryg m a ), la
cate q u esis (didasca lia), la litu rg ia (leito u rg ía ), la co m u n ió n eclesial
(ko inonía) y el serv icio (diakonía) 3. L as d o s p rim eras son en g lo b a­
das p o r algún a u to r y llam ad as m artyría. En rea lid ad su b sisten las
tres fu n cio n es an terio res, dad o que la ko in o n ía es fru to tan to d e la
pasto ral de la P ala b ra (ev a n g eliz ac ió n y ca te q u esis) co m o d e la p as­
toral litú rg ica, y co n stitu y e el fu n d am e n to de la p asto ra l del serv icio .

2. U n id ad y rela cion es m u tu as

E n todo caso , la p a s to r a l litú rg ic a , v in c u la d a a la fu n ció n sa n ti­


ficad o ra y cu ltu al de la Iglesia, se d istin g u e b ien en rela ció n co n los
resta n te s asp ecto s de la m isió n eclesial, p ero d en tro siem p re de un a
d in á m ic a u n ita ria m ás am p lia qu e no p u ed e p re sc in d ir de n in g u n o .
E n efecto, la pasto ral de la P alab ra es n ec esaria « p ara q u e los h o m ­
bres p u ed a n lleg ar a la liturgia... llam ad o s a la co n v e rsió n y a la fe»
(SC 9). P or o tra parte, «la litu rg ia m ism a im p u lsa a los fieles a que,
“ sa cia d o s con los sa cram e n to s p a s c u a le s” , sean “ co n c o rd es en la
p ie d a d ” ; ru eg a a D ios que “ co n serv en en su v id a lo q ue recib iero n

2 Cf. J u a n P a b l o II, Exhort postsinodal Christifideles laici, de 30-XII-1988 (Typis


Polyglottis Vaticanis 1988), n 23
3 Cf. F l o r i s t a n , C., Teología práctica op. cit., 223-226
C.30 La pastoral litúrgica 349

en la fe” , y la ren o v a ció n de la a lian z a del S eñ o r con los h o m b res en


la eu c aristía en c ie n d e y a rrastra a los fieles a la ap re m ian te carid ad
de C risto » (SC 10).
La p asto ra l litú rg ic a ha d e te n e r en c u e n ta qu e la litu rg ia es
« cu m b re a la cual tie n d e la ac tiv id ad de la Ig lesia y, al m ism o tie m ­
p o, la fu en te de d o n d e d im a n a to d a su fu erza» (SC 10; cf. SC 11).
Pero, al m ism o tie m p o , h a de e sta r o rie n ta d a a la fo rm ació n de una
a u tén tica co m u n id ad cristian a (cf. PO 6).

II. NATURALEZA Y CARACTERISTICAS DE LA PASTORAL


LITURGICA

L a p a sto ra l litú rg ic a su rg ió co m o te n d en c ia d en tro del m o v i­


m ien to litú rg ico cu a n d o san P ío X rec o rd ó — en 1903— qu e la p ar­
tic ip a ció n de los fieles en la litu rg ia es la fu en te p rim e ra e in d isp en ­
sable del esp íritu cristian o 4. El C o n cilio V atican o II asu m ió este
ideal (cf. SC 14), p ara h a c e r de él el p rin cip al o b je tiv o de la refo rm a
litú rg ica (cf. SC 11; 14; 19; 21, etc.). T e rm in a d a ésta y u n a v ez p ro ­
m u lg a d o s los lib ro s litú rg ico s, su b siste el m ism o o b je tiv o en la tarea
p erm a n en te de co n d u c ir a los fieles h ac ia u na v iv e n cia ca d a d ía m ás
p ro fu n d a de lo que celebran 5.

1. E l co n cep to

El co n c ep to de p asto ral litú rg ica d ep e n d e, en to d o caso , del co n ­


cepto de liturgia y del co n cep to de ce le b ra ció n 6. P or pasto ral litú r­
g ic a se p u ed e en ten d er, en sen tid o am p lio , la acció n « aten ta a to d o
aq u e llo que en la ex iste n cia cristian a y en la ac tiv id ad de la Ig lesia
e m erg e com o ex p resió n ritu a liza d a de la d ig n id a d y fu n ció n sacer­
dotal p ara fav o recerlo e in terpretarlo desd e la fe» 1. En un sentido
m ás co n creto , p asto ral litú rg ica es la ac ció n te n d en te a q u e el p u eb lo
p articip e « ac tiv a y co n scie n tem en te en la ce le b ra ció n del cu lto de

4 C f supra, nn 15-20 del cap I, Junom ann, J A , «La pastoral litúrgica como clave
de la historia de la liturgia», en Herencia litúrgica y actualidad pastoral (San Sebastián
1961), 450-471
5 En esto consiste la «renovación litúrgica», c f J u a n P a b l o II, Carta Apostólica
en elXXVaniversario de la Constitución «Sacrosanctum Concihum» sobre la Sagrada
Liturgia, de4-XII-1988 (Typis Polyglottis Vaticanis 1988), nn lOy 14, también T r i a c
c a , A M , «Riforma litúrgica e nnnovamento litúrgico», en Liturgia 174/175 (1974),
481-484
6 C f S a r t o r e , D , «Concetto di pastorale litúrgica Riflessione epistemológica a
partiré dal dibattito contemporáneo», en RL 79 (1992), 9-24
7 D e l l a T o r r e , L , art cit., 1589
350 P. V. La vivencia del misterio

m odo q ue h alle en la fuente m ism a el v erd a d ero esp íritu cristian o » 8;


y ta m b ié n «la c ien c ia y el arte de c o n v e rtir los sig n o s del cu lto c ris­
tian o en lo m ás co m u n ica tiv o s p o sib le» , p ara fa v o rec er la p artici­
p ació n 9.
N o o b stan te, co m o se h a in sin u ad o , el v erd a d ero co n c ep to de
pastoral litú rg ica d ep e n d e ín tim am en te de la n atu ra lez a de la litu rg ia
en cu an to e x p re sió n sim b ó lic a y ritu al, q ue a c tu a liz a y h ac e p rese n te
la o b ra de la sa lv ac ió n de C risto: « P asto ral litú rg ica es la ac ció n
pasto ral re a liz a d a p o r el p u eb lo de D io s p ara e d ific a r el cu e rp o de
C risto m e d ian te las ac cio n es ec le siales del cu lto cristian o , te n ien d o
en cu en ta la situ ació n real de los h o m b res» 10. L a litu rg ia req u ie re el
ejercicio de u n a p asto ra l y es ella m ism a acció n p asto ral.
E n sum a, la p asto ra l litú rg ica e stá al serv icio de los fin es d e la
liturgia. P o r eso se p u ed e d e c ir ta m b ié n q u e la litu rg ia p erte n ec e al
ser de la Iglesia, m ie n tras q u e la p asto ra l litú rg ica está en el o rd en
del obrar, es decir, en la lín ea de to d o aq u ello que co n trib u y e al
crecim ien to del cu erp o de C risto (cf. SC 11; 42-43; 61) n .

2. Las notas

L a p asto ra l litú rg ica p re se n ta alg u n as características p ro p ias, te ­


nien d o en cu e n ta el p u esto que le c o rresp o n d e en el c o n ju n to de la
m isió n de la Iglesia:
a) N o es d irec tam en te m isio n era, au n q u e d eb a e sta r im p re g n a­
da de un talan te ev a n g elizad o r. E n efecto , la ac ció n ev a n g eliza d o ra
y la acció n p asto ra l litú rg ica no sólo no se opo n en , sin o que se im ­
p lican m u tu a m e n te 12. L a pasto ral litú rg ica está o rien tad a h ac ia los
fieles, p ara in c o rp o rar m ás p le n a m e n te a C risto a los q u e h an creíd o
y alim e n ta r su v id a de fe con los sa cram e n to s (cf. SC 9; 59).
b) L a p asto ra l litú rg ica está o rien tad a a la fo rm ació n integral
del ser cristian o , seg ú n la m e d id a de C risto (cf. E f 4,13; C ol 1,9), en
an a lo g ía con la v id a hu m an a. E n este sen tid o h a de c u id a r e sp ec ial­
m en te los elem e n to s m ás d irec tam en te m istag ó g ico s de la litu rg ia y
p re sta r la d eb id a aten c ió n a la in ic ia ció n litúrgica.

8 R o g u e t , A. M., «La pastoral litúrgica», en M a r t i m o r t (2.ded. de 1967), 267-282,


aquí 268.
9 G e l i n e a u 1, 36-51, aquí 47.
10 F l o r i s t á n , C-, «Pastoral litúrgica», en Teología práctica, op. cit., 479-501
(Bibl.), p. 487.
11 Cf. L l a b r e s , P., «La pastoral litúrgica en el corazón de la misión de la Iglesia»,
en Ph 181 (1991), 11-22; O ñ a t i b i a , I., «Nuevas perspectivas de la pastoral litúrgica»,
en ib. 179 (1990), 375-395; T e n a , P., «La pastoral litúrgica del Vaticano II a nuestros
días», en Ph 178 (1990), 273-288, etc.
12 De esta problemática se ha hablado en el capítulo XXVIII.
C.30. La pastoral litúrgica 351

c) El o b je tiv o in m ed iato de la p asto ra l litú rg ica es la p articip a­


ció n de los fieles. P o r eso h a de p ro c u ra r instruir, e d u c ar y c o n d u c ir
p ro g re siv a m en te y p o r to d o s los m e d io s a los fieles h ac ia e sa p arti­
c ip ació n co n scien te, ac tiv a y fru c tu o sa a la que tien en d ere ch o en
v irtu d de su b au tism o (cf. SC 14; 19). En este sen tid o , la p asto ra l
litú rg ica h a de d irig irse a la to ta lid a d de los fieles, y no so lam en te a
un g ru p o m ás o m en o s selecto.
E n d efin itiv a, la p asto ral litú rg ica es u n a p rax is ec le sial q ue re ­
q u iere ta m b ié n u n o s co n o c im ien to s, un a c ien c ia te ó rica y p ráctica,
b asad a en la te o lo g ía litú rg ica y en la ap o rta ció n d e las cien c ias h u ­
m an as que co n trib u y en a en riq u e ce r la celeb ració n 13.

III. LOS AGENTES Y LOS ORGANISMOS DE LA PASTORAL


LITURGICA

El sujeto de la litu rg ia es siem p re la Iglesia, cu erp o de C risto,


m a n ifesta d a en la a sam b lea celeb ran te (cf. SC 26; 41; 42, etc.) ,4.
P o r este m o tiv o los ac tu a les libros litú rg ico s, en sus p r a e n o ta n d a u
ob se rv a cio n e s gen erales previas, antes de h ab lar de los d iferen tes
m in iste rio s en la ce leb ració n , in clu id o s los que p ro ce d en del o rd en
sagrado, se refieren siem p re al pap el de la co m u n id ad cristian a.

1. Las personas

L a pasto ral litúrgica, co m o se h a dich o antes, afecta de alg u n a


m a n era a to d o s los m ie m b ro s del p u eb lo de D ios, m in istro s y sim ­
p les fieles, a ca d a u no según la d iv e rsid ad de ord en y de o ficio (cf.
SC 28). A h o ra bien, co m o y a se h a in d icad o tam b ién , la p asto ral
litú rg ica es ta re a que co rresp o n d e p rin cip alm e n te a aq u e llo s que, en
v irtu d de la sa g rad a o rd en a ció n , o p o r in stitu ció n o p o r en carg o es­
table u ocasio n al, han sido llam ad o s a d esem p e ñ ar los d iv e rso s m i­
n isterio s y oficio s en la liturgia.
En este sen tid o se p u ed e h ab lar de ag en tes de p asto ral litú rg ica,
co m o se h ab la de ag e n te s de o tros ca m p o s de la m isió n p asto ral.
P ero te n ien d o en cuen ta siem pre el c a rácter de dia ko n ía y de ko in o -
nía que v in c u la tod o serv icio a la to ta lid a d de la Iglesia, su jeto ú lti­
m o de c u a lq u ie r ta re a eclesial. La p astoral litú rg ica co m p ete, en p ri­
m er térm in o , a los m in istro s o rd en ad o s, es decir, a los p asto res, y en
seg u n d o lu g ar a tod o s aq u ello s, laicos y relig io so s, que trab a jan en

13 Cf. Ci e r c ' k , P. d e , «La participación en la liturgia: la aportación de las ciencias


humanas», en Ph 179 (1990), 361-374.
14 Este es el tema del cap. VIII.
352 P. V La vivencia del misterio

este ca m p o co n creto . C o n la p asto ra l litú rg ica co lab o ran ta m b ié n los


c a te q u ista s y to d o s los qu e se d ed ica n a la ed u c ac ió n en la fe, d ad a
la ín tim a rela ció n en tre c a te q u esis y liturgia. L o m ism o p u ed e d ecir­
se de los artistas y de los m ú sico s que p o n en su arte al serv icio de la
litu rg ia (cf. SC 121; 127).

2. Las instituciones y los organismos

L a p asto ra l litú rg ica se d esarro lla ante todo en el ám b ito de la


Ig lesia local y p articu la r, au n q u e a n ivel de la reg u la ció n d e la litu r­
g ia , del e s tu d io , p ro g ra m a c ió n , c o o rd in a c ió n y se rv ic io s ex ista n
o tras in stan c ias u o rg an ism o s. L os In stitu to s S u p erio res de L itu rg ia
y otro s ce n tro s de fo rm a ció n en este cam p o sig n ifican ta m b ié n un a
n o ta b le co n trib u ció n a la p asto ral litú rg ica, e sp ec ialm en te en el ám ­
b ito de la fo rm a ció n de los resp o n sa b le s y de los ag en tes p asto ­
rales ,5.
A h o ra bien, u n a co sa es la acció n p asto ra l litú rg ica y o tra la co m ­
p e te n c ia en la reg u la ció n de los asp ec to s n o rm ativ o s de la liturgia.
E sta fu n ció n , en la litu rg ia ro m an a, co rresp o n d e a la S ede A p o stó li­
c a y, en la m e d id a en que d eterm in a el D erecho , al o b isp o y a las
C o n fere n cia s E p isc o p ale s (cf. SC 22; C D C , c.838). El P apa, la C o n ­
g reg a ció n p ara el C u lto D ivino y la D isc ip lin a de los S acram en to s,
la C o n fere n cia E pisco p al y el o b isp o d io c esa n o no só lo in terv ien en
en la pasto ral litú rg ica m e d ian te ac to s ju ríd ic o s, sin o ta m b ié n ejer­
cien d o un m a g iste rio que o rien ta y se ñ ala ca u ce s p ara el fo m en to y
la ren o v a ció n de la acció n p asto ral en el cam p o de la liturgia.
1. En el seno de las C o n fere n cia s E p isco p ales se en c u en tran las
C o m isio n e s E p isc o p ale s de L itu rg ia , que actúan en n o m b re de to d a
la C o n fere n cia ta n to p ara e je c u ta r d isp o sicio n e s co m o p ara p ro p o n er
ac cio n es con cretas. V in cu lad o s a dich as C o m isio n e s están los S ecre­
ta riad o s o D ep a rtam e n to s de L itu rg ia (cf. SC 44), co m o ó rg an o s eje­
cu tiv o s de las C o m isio n e s y q u e rea liza n ta m b ié n u n a ta re a de co o r­
d in ació n y de a n im ac ió n a niv el de to d o el te rrito rio de la C o n fere n ­
cia E piscopal 16. En alg u n as reg io n es existen, ad em ás, co m isio n es
in te rd io ce san a s de litu rg ia d e p e n d en d ien te s de los o b isp o s de un a
p ro v in cia ec le siástic a o de alg u n as d ió cesis co n u n a le n g u a co m ú n o
con u n a c o n fig u rac ió n so c io p asto ral sim ilar.

15 C f Not 2 1 8 ( 1 9 8 4 ) , 5 3 2 - 5 7 1, y N o e , V , «La función de los Institutos litúrgicos»,


en Ph 1 5 7 ( 1 9 8 7 ) , 1 9 - 3 8 Lo mismo cabe decir de las Asociaciones de Profesores de
Liturgia, centros, publicaciones periódicas, etc c f Not 2 8 6 ( 1 9 9 0 ) , 2 5 0 - 2 8 7
16 En España fue creada en 1 9 6 5 la Comisión Episcopal de Liturgia, ademas del
Secretariado Nacional de Liturgia c f L ó p e z M a r t i n , J , XXV años en el Secretariado
Nacional de Liturgia, en PastL 2 0 1 ( 1 9 9 1 ) 2 7 - 4 0
C 30 La pastoral litúrgica 353

2. A n iv el d io c esa n o la pasto ral litú rg ica es m o d e ra d a p o r el


o b ispo, co m o cu a lq u ie r o tra a c ció n p a s to r a ll7, el cual su ele serv irse
de un d eleg a d o ep isco p a l o d io c esa n o , o de u n a C o m isió n d io c esa n a
de L itu rg ia, M ú sica y A rte S acro (cf. SC 45 -4 6 ). L as ta re as q ue su e­
len d esem p e ñ ar las d eleg a cio n e s y co m isio n e s de p asto ra l litú rg ica
son de fo rm ació n e in fo rm ac ió n , co n su lta y an im ació n , p ro g ra m a ­
ció n y rev isió n , etc. 18.
3. E n la p a rro q u ia , co m o co m u n id ad local (cf. SC 42; L G 26;
C D 30), la acció n p asto ra l litú rg ica co rre sp o n d e al p árro co en p rim e r
lugar y bajo la au to rid ad del o b isp o d io c esa n o ,9. A u n q u e ex istan de
h ech o o tras c o m u n id ad e s m ás red u c id as o con o tras características,
la p arro q u ia sig u e sien d o el esp acio m atriz de la v id a c r is tia n a 20.

3. El equipo de animación litúrgica

En o rd en a u n a m a y o r e fic a c ia p asto ra l, la p a rro q u ia y o tras c o ­


m u n id a d es deb en co n tar co n un eq u ip o litú rg ico o d e a n im a ció n li­
tú rg ica 21. A un q u e no es n o m b rad o ex p re sam e n te , el eq u ip o litú rg i­
co está c o n tem p lad o p o r la litu rg ia actual: «L a p rep a ra ció n efe ctiv a
de ca d a ce le b ra ció n litú rg ica h ág a se con án im o co n c o rd e en tre to d o s
a q u ello s a q u ie n es atañe, ta n to en lo q u e to c a al rito co m o al asp ec to
p asto ra l y m u sica l, b ajo la d irec ció n del re c to r de la Ig lesia, y o íd o
ta m b ién e l p a r e c e r d e los fie le s en lo q ue a ello s d irec tam en te les
atañ e» (O G M R 73; cf. 313).

17 C f CDC, c 381, etc , S C pro Episcopis, Directorium de pastorah ministerio


episcoporum (Typis Polyglottis Vaticanis 1973), n n 75-91, y L l a b r e s , P , «El Obispo
y la Iglesia particular en el Ceremonial de los Obispos», en Ph 162 (1987), 457-468,
S a n c h o , J , «El Obispo, maestro de liturgia según el CaeremonialeEpistoporum», en
VV AA , Cum vobis et pro vobis (Valencia 1991), 349-363, «Cuadernos Phase» 53
(Barcelona 1994)
18 Cf V e l a d o , B , Función y posibilidades de las delegaciones diocesanas de
liturgia, en PastL 107/109 (1979), 17-46, y Not 160 (1979), 655-657, Ph 49 (1969),
2-54
19 C f CDC, c 519, 528, § 2 Lo mismo cabe decir del rector de una iglesia en su
ámbito respectivo c f ib , c 556
20 Cf P a r s , P , La renovación de la parroquia por medio de la liturgia (Bilbao
1957), Secretaría, Congreso «Parroquia evangehzadora» (Madrid 1989), espec
299ss, y F l o r i s t a n , C , Para comprender la parroquia (Estella-Navarra 1994)
21 C f S N de Liturgia, El equipo de animación litúrgica Directorio liturgico-pas-
toral (Madrid 1989), y M o n t e r o , P , Animar la celebración (Madrid 1990)
354 P V. La vivencia del misterio

IV. EL AMBITO ESPECIFICO DE LA PASTORAL LITURGICA

Sin p rete n d er re c o g e r to d as las ac tiv id ad e s y ta re as p ro p ias de la


p astoral litúrgica, en tre las que se en c u en tra n las de tip o g en eral,
com o la cate q u esis y la fo rm ació n litú rg ica, los p rin cip ale s ca m p o s
a los que se d ed ica son los siguientes:

1. La pastoral de los sacramentos y sacramentales 22

1. La In icia ció n cristiana, en p articu la r el ca te cu m e n ad o de los


adultos, el b au tism o de los niños, la co n firm a ció n y la p rim e ra e u c a­
ristía. En este cam p o se m a n ifiesta con to d a su ag u d e za la p ro b lem á­
tica de la fe en rela ció n con la c e le b ra ció n de los sacram en to s: p a ­
dres de los n iñ o s q u e van a ser b au tiza d o s, n iñ o s n o b au tiza d o s en
edad esco lar, la ed a d de la c o n firm a c ió n y la p rep a ra ció n de ésta, la
celeb ració n de las p rim e ra s co m u n io n es, lo s-n eo c atec u m en a d o s de
adultos en p ro ce so de red e scu b rim ie n to o asu n ció n de la f e 23.
2. L a a sa m b lea eucarística, sobre to d o do m in ical y festiv a, p e ­
ro sin o lv id ar a las co m u n id ad es que la celeb ran a diario 24. Ju n to a
esta finalid ad se en c u en tra ta m b ié n la ren o v a ció n del cu lto eu c arísti­
co fuera de la M is a 25.
3. La P en iten c ia co m p ren d e la aten ció n al p ec ad o — p re d ic a ­
ción y m ed io s p ara la co n v e rsió n — , la ce le b ra ció n del sa cram en to
de la rec o n ciliac ió n , las ce le b ra cio n e s p en iten c ia les y los tie m p o s de
p e n ite n c ia 26. U n cap ítu lo im portante de la pasto ral de este sacra­
m ento afecta tam b ién a su relació n con la e u c a r is tía 27.

22 Veanse los cap XVI y XVII No obstante, cf. I n j e s t a , A , «La celebración y la


pastoral de los sacramentos después del concilio», en Ph 100 (1977), 317-338, y Ph
201/202(1994)
21 Cf C E de Liturgia, «La Iniciación cristiana de los niños no bautizados en edad
escolar», en PastL 211 (1992), 36-45, F a r n e s , P , «Nuevas reflexiones en tomo al
significado y a la edad de la Confirmación», en OrH 22 (1991), 219-236, F r a n q u e s a ,
A , El gran sacramento de la Iniciación cristiana Ph 177 (1990) 185-209, S N de
Liturgia, La Iniciación cristiana hoy liturgia y catequesis (Madrid 1989), V e l a , J A ,
Reimciación cristiana Respuesta a un bautismo sociológico (Estella 1986), V e r n e t t e ,
J - B o u r c i E o i s , H , Perspectivas neocatecumenales (Madrid 1980), etc
24 Vease el cap. XV, especialmente el punto 4 También c f V e l a d o , B , Vivamos
la santa Misa (BAC popular 75, Madrid 1986), etc Conc 172 (1982), PastL 97/99
(1978), Ph 183 (1991), etc
25 C f supra, n 33 del cap XV, ademas B a b u r e s , J , «La adoración eucarística», en
OrH 24 (1993) 247-253, Ph 135 (1983), RL 67/1 (1980), etc
26 Cf supra, nn 18 y 20 del cap XVI, y C a n a r d o R a m í r e z , S , Los Obispos
españoles ante el sacramento de la Penitencia (1966-1991) Principales cuestiones
teológicas y pastorales (Salamanca 1993), etc
27 C f B l a n c h e t t e , Cl., Pémtence et eucharistie Dossier d'une question contro-
verse^M ontreal-Pans 1989)
C 30 La pastoral litúrgica 355

4. La p a s to r a l d e l M a trim o n io y de la fa m ilia afecta ante to d o


a la p rep a ra ció n de la ce le b ra c ió n litú rg ica, p ero co n tem p la tam b ién
la esp iritu alid ad con)oigal y fam iliar b asad a en el sacram e n to y los
an iv ersario s del m a trim o n io 28, así co m o la o ració n y la litu rg ia d o ­
m é stica 29.
5. L os sa c ra m en to s de los en ferm o s, y no sólo la U nción, con
las c a ra cterísticas de la p asto ra l sa n ita ria en los g ran d e s h o sp itale s y
la aten ció n a la te rc era e d a d 30.
6. L a celeb ra ció n cristia n a de la m u erte en las ex eq u ias, el an i­
v e rs a rio , las c o n m e m o ra c io n e s y, en g e n e ra l, el c u lto a lo s d i­
fun tos 31.

2. La pastoral de los tiempos litúrgicos

1. El d o m in g o y e l a ñ o litú rg ico req u ie re n u n a aten ció n no só lo


a los asp ec to s c a te q u ético s de su sig n ific ad o , sin o ta m b ié n u n a ac­
ció n e n c a m in a d a a la c e le b ra ció n fru c tu o sa del d ía del S eñor, de las
so le m n id a d es y fiestas y de los d istin to s tie m p o s co n los qu e la Ig le­
sia instru y e a los fieles ( c f SC 105) 32.
2. L a p a s to r a l d e la litu rg ia d e las h o ra s co n siste, ante todo, en
la in c o rp o rac ió n e fe ctiv a de lo s fieles a esta p le g a ria de la Ig lesia,
p ero sin o lv id a r la p rep a ra ció n y la v iv e n c ia p o r p arte de q u ien es la
tie n en c o n fia d a en v irtu d de la o rd en a ció n o de la co n sag rac ió n reli­
g io sa 33.

28 C f supra, nn 26 y 27 del cap XVI, A z n \ r , F , La preparación pastoral para la


celebración del sacramento del Matrimonio en la legislación particular española
postconcihar(Zaragora 1981), B r a n d o l i n i , L , «La pastorale del Matrimonio», en Not
288 (1990), 357-364, y LMD 127 (1976), Ph 86 (1975), RL 55/3 (1968), 64/2 (1977),
70/2 (1983), RivPL 18/5 (1980), etc
29 C f M o s e r , L , Celebraciones litúrgicas en familia (Santander 1972), S a r t o r e ,
D , Familia, en NDL, 826-840, y RL 70/2 (1983), RivPL 18/5 (1980). etc
30 Cf supra, n 21 del cap XVI, O ñ a t i b i a , I , «La unción de los enfermos Condi­
ciones de una renovación sacramental», en Conc 119 (1976) 437-445, «Cuadernos
Phase 16 (Barcelona 1990), etc
31 Cf supra nn 27-35 del cap XVII, R o u i l l a r d , Ph , «Les liturgies de la mort», en
Not 12(1976), 98-114,139-152, y Conc 94 (1974), Ph 57 (1970), 76 (1973), RL 66/2
(1979), etc
32 C f supra, nn 25 y 26 del cap XVIII y nn 26-29 del cap XIX, L ó p e z M a r t i n , J ,
El domingo, fiesta de los cristianos (BAC popular 98, Madrid 1992), 165-214 Páralos
tiempos litúrgicos y la solemnidades y fiestas veanse los capítulos XX-XXIV
33 C f supra, apartado D del punto 4 del cap XXV, B ernal, J M, «La celebración
de la Liturgia de las Horas Su pedagogía», en Ph 130 (1982), 285-304, L ó p e z M a r t i n ,
J , La oración de las Horas Historia, teología y pastoral (Salamanca 1984), 235-245,
etcétera
356 P V La vivencia del misterio

3. La pastoral de los ejercicios piadosos del pueblo cristiano

A fecta a los ac to s de p ie d ad o d ev o c io n e s, de tip o in d iv id u al,


fam iliar o co m u n ita rio , esp ec ialm en te a los q ue han sid o rec o m e n d a ­
dos p o r la Ig lesia ( c f SC 13; 60; 105; 1 1 1 ) 34.

V EL DERECHO LITURGICO, AL SERVICIO DE LA PASTORAL


LITURGICA

L as n o rm as y las o rie n ta c io n e s de los ac tu a les lib ro s litú rg ico s y


las rú b ric as q u e reg u lan el d e sa rro llo d e las ce le b ra cio n e s tien en una
fin alid ad esen c ialm en te pasto ral, al servicio de los fines de la li­
turgia.

1. Noción

P or d ere ch o litú rg ico se en tien d e el co n ju n to de ley es que han de


o b se rv a rse en las c e le b ra c io n e s litú rg icas, o ta m b ié n el co m p lejo
n o rm ativ o q ue reg u la la fu n ció n sa n tifica d o ra y cu ltu al de la Ig le­
sia 35. D entro del derech o general de la Iglesia, las ley es litú rg icas
tie n en u n a fiso n o m ía p articu la r, y a q ue se en c u en tra n en los lib ro s
litú rg ico s, tan to en los p r a e n o ta n d a co m o en las rú b ric as, y en d iv e r­
sos d o cu m en to s de la au to rid ad co m p ete n te 36. El C ó digo d e D e re ­
cho C an ó n ico reco n o ce la e x iste n cia de la n o rm ativ a litú rg ica co n
fu erza de ley, au n q u e no esté rec o g id a en la o rd en a ció n can ó n ica:
«E l C ódigo, o rd in aria m en te, no d eterm in a los rito s q u e han de o b ­
se rv a rse en la ce le b ra ció n d e las ac cio n es litú rg icas; p o r tanto, las
le y e s litú rg ic a s v ig e n te s h a s ta a h o ra c o n s e rv a n su fu erza, sa lv o
cu a n d o a lg u n a d e ellas sea c o n tra ria a los cá n o n es del C ó d ig o »
(C D C , c.2) *7.
L a n o rm a tiv a litú rg ica e x p re sa m u c h as v eces las ex ig en c ias del
d erech o d iv in o , esp ec ialm en te c u a n d o se refiere a la e u c aristía y a

34 Véase el apartado 4 del cap XXIX


35 A Cuva, Derecho litúrgico, en NDL, 548-562, aquí 549, c f Burki, B , «Liturgie
et droit ecclésiastique», en QL 64 (1983), 5-7, CIVIL, R , «La liturgia e le sue leggi»,
en Anamnesis 1, 181-207, M a r t i m o r t , 137-153, R i g h e t t i 1,35-51
36 Véanse las ediciones de K a c z y n s k i , R , Enchiridion documentorum instauratio-
ms hturgicae, 1-3 (Roma 1976ss), P a r d o , A , Enchiridion Documentación litúrgica
posconcihar( Barcelona 1992)
37 Además esta el Libro IV del CDC (c 834-1253) c f M a n z a n a r e s , J , «Principios
informadores del nuevo derecho sacramental», en VV AA , XVIII Semana Española
de Derecho Canónico (Salamanca 1984), 235-252, Id , et AA AA , «Función de san­
tificar», en Nuevo Derecho parroquial (BAC 501, Madrid 1983), 111-571, y ScCatt
112 (1984), Ph 141/142 (1984), RL 71/2 (1984), etc
C 30 La pastoral litúrgica 357

los sacram en to s. L a fid elid ad a las d isp o sicio n e s litú rg icas es re q u e ­


rid a p o r la n atu ra lez a m ism a de su o b jeto , q ue son las ce le b ra cio n e s
de la Iglesia, accio n es que n u n c a son p riv ad a s, sin o qu e p erte n ec en
al en tero cu erp o eclesial (cf. SC 26).

2. A u to rid a d litú rg ica

A u n q u e y a h a sido m e n cio n a d a, co n v ien e p re c isa r d ó n d e rad ic a


la autoridad sobre la litu rg ia de la I g le s ia 38. El C o n cilio V atican o II
estab leció los p rin cip io s, rec o g id o s y sistem a tiz ad o s en el c.838 y en
o tros cá n o n es del C D C , de m a n era que se p u so fin al u n ifo rm ism o
qu e h ab ía reg id o la litu rg ia en los ú ltim o s cu atro sig lo s de la h isto ria
de la Iglesia, y se ab rió el ca m in o a un a leg ítim a v arie d ad d en tro de
la unidad.
L os ca m b io s m ás sig n ific ativ o s se refieren al p ap el del o b isp o
d io c esa n o y al de las C o n fere n cia s E pisco p ales. El o b isp o tien e el
d eb er de m o d erar, p ro m o v e r y c u sto d ia r to d a la v id a litú rg ica de la
Ig lesia q u e le ha sido co n fia d a 39. Las C o n fere n cia s E p isco p ales, se ­
gú n el C D C , c.8 3 8 , § 3, y los ac tu a les libros litú rg ico s tien en co m ­
p eten c ias en las trad u c cio n e s y a d a p ta cio n e s de los rito s, en la p u b li­
ca c ió n de ritu a le s p a rtic u la re s 40 y en la in c u ltu r a c ió n d e la li­
tu rg ia 41.
La S an ta S ede tien e au to rid ad resp e cto de la o rd en a ció n de la
litu rg ia en la Iglesia u n iv e rsa l y, p articu la rm en te , d en tro del R ito
R o m ano, p u b lic an d o las ed icio n e s típ icas de los lib ro s litú rg ico s y
a p ro b a n d o las tra d u c c io n e s en las le n g u a s v e rn á c u la s (cf. C D C ,
c.8 38, § 2; c f SC 36, § 3) y o tro s actos de las C o n fere n cia s E p isc o ­
pales.

38 C f C a s t e l l a n o , J , «Autontá e ruoli ín materia litúrgica», en G o f f i , T - P i a ñ a ,


G (dir ), Liturgia («Corso di Morale» 5, Brescia 1986), 379-406
39 Cf CDC, c 835, § 1, § 4, 387-390, 392, § 2, etc , G y , P M «La responsabilité
des évéques par rapport au droit liturgique», en LMD 112(1972), 9-24, c f supra n 17
40 C f CDC, c 838, § 3, SC 22,2, SC 38, 63b, 77, 110, 119, 120 y 128, ínstr ínter
Oetum enia, de 26-1X-1964, nn 23-31, en AAS 56 (1964), 882-884, c f M a n z a n a r e s ,
J , Liturgia y descentralización en el Concilio Vaticano II (Roma 1970) Sobre la
aplicación concreta c f supra, n 8 del cap XVI
41 C f C para el Culto Divino, La Liturgia Romana y la inculturación IV Instruc­
ción para aplicar debidamente la Constitución conciliar «SC» (nn 37-40) (Typis
Polyglottis Vaticanis 1994), nn 32 y 65-69
358 P V La vivencia del misterio

3. E l esp ír itu d el a ctu al d erech o litú rg ico

L os a c tu a les lib ro s litú rg ico s, de a c u erd o co n las p re sc rip cio n e s


del C o n c ilio V atica n o II, tien en sie m p re en cu e n ta la p articip a ció n
de los fíeles (cf. SC 31). P o r tan to , no b asta con a seg u rar to d o lo que
es n e c e sa rio p ara la v alid ez y la licitu d de los acto s sa cram e n ta les,
sino q u e ha de fav o rec erse la p a rtic ip a c ió n co n scie n te, activ a, in ter­
n a y fru c tu o sa de los fíeles (cf. SC 11; 33; 59). P o r este m o tiv o las
o rien tacio n es g en e rale s —p r a e n o ta n d a — y las rú b ric as de los ac tu a ­
les lib ro s litú rg ico s co n tien e n u n as b u en as d o sis de te o lo g ía , de es­
p iritu a lid a d , de p asto ra l y, en d efin itiv a, de m istag o g ia. T o d o ello sin
m e rm a del c a rá c te r v in c u lan te y o b lig a to rio , esp ec ialm en te cu an d o
se trata de no rm as esen c iale s que afectan a los rito s y a la estru c tu ra
de los sa cram en to s.
Ju n to a esta c a racterística de las n o rm as litú rg icas, se p u ed e a p re­
ciar ta m b ié n la v o lu n ta d de fa v o rec er al m á x im o u n a sa n a c re a tiv i­
d ad y la a d a p ta ció n a los d iv e rso s g ru p o s, reg io n e s y p u e b lo s (cf. SC
38), y aun a las co n d icio n e s de los fíeles, segú n la d iv e rsid ad de
ó rd en es, fu n cio n es y p articip a ció n (cf. SC 26; 34, etc.). A h o ra b ien ,
re a liz a r esta ad a p ta ció n c o rresp o n d e tan sólo a la au to rid ad ec le siás­
tica co m p ete n te (cf. SC 39; 63b, etc.), no a los sim p les m in istro s, de
m a n era que «nadie, au n q u e sea sacerd o te, añada, q u ite o ca m b ie co ­
sa alg u n a p o r in ic ia tiv a p ro p ia en la litu rg ia» (S C 22, § 3; C D C ,
c.8 4 6 , § l ) 42.
N o o bstante, en to d o s los lib ro s litú rg ico s se estab lece n aq u e llo s
elem en to s que se d ejan a la elec ció n y al buen se n tid o p asto ra l de los
m in istro s: form as de re a liz a r un rito, lecturas, can to s u o tro s textos.
G en eralm en te, en u n a m ism a ac ció n litú rg ica, se o fre ce la p o sib ili­
dad de eleg ir en tre v arias fó rm u las — p r o o p p o rtu n ita te, la u d a b ili-
ter, a d libitum , d e m ore, etc.— o de d ec irlo con o tras o sem ejan tes
p alab ras — sic vel sim ilib u s ve rb is— 43. En alg u n as circ u n stan cias la
p o sib ilid ad de ad a p tació n p o r parte del m in istro es m a y o r 44.

42 C f C para el Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros


(Typis Polyglottis Vaticanis 1994), nn 49, 52 y 64
43 Cf. OGMR 313, c f A B , «Glossae Pro opportunitate», en Not 106/107(1975),
196-201.
44 En las misas para grupos particulares* c f Instr. Actio pastorahs, de 15-V-1969,
en AAS 61 (1969), 806-811, y en las misas con niños, c f Directorio para las misas
con niños, de 1-X I-1973* AAS 66 (1974), 30-46.
APENDICE

VOCABULARIO LITURGICO *

A b ad y abadesa (abba, padre) supe­ Ad accedentes: canto de la comunión


rior o supenora del monasterio (cf. en el Rito Hispano-Mozárabe
CE 667 y 694), véase Ritual de la Ad complendum : oración final de la
Bendición del Abad v de la Abade­ Misa en el Sacramentarlo Gregoria­
sa) no y en el Rito Hispano-Mozárabe.
Ablución: gesto de lavar una parte del Addai y Mari: título de una anáfora si-
cuerpo en el Bautismo ro-antioquena (s m)
Absolución: palabras de la fórmula y Admisión, rito de celebración de en­
gesto (imposición de manos) del per­ trada entre los candidatos al diacona-
dón de los pecados en el sacramento do y presbiterado (cf CE 479ss, véa­
de la Penitencia se RO)
Acheropita (a-cheiro-poiété, no hecho Adoración (proskynésis — p o stra ­
a mano), se dice de algunos iconos ción— , latría) acto de culto reserva­
Acetre: recipiente que contiene el agua do a Dios, y uno de los fines del cul­
bendita para la aspersión, se com ­ to a la Eucaristía fuera de la Misa, se
pleta con el aspersorio expresa con el gesto de la genufle­
Aclamación: fórmula exclamativa de xión (c f CE 69)
participación (ej. amén, aleluya, ho­ Adviento (adventos, venida), tiempo
sanna, Gloria a ti, Señor, etc , c f CE litúrgico de preparación de la Navi­
116). dad (c f NUALC 39-42, CE 227ss).
Acólito: ministerio instituido o confia­ Agape (amor), comida fraterna que en­
do, de manera estable o temporal, al marcó o precedió a la Eucaristía en
servicio del altar (cf. CE 28, 808, los prim eros tiem p os (cf. 1 Cor
CDC c 230, Rito de la Institución del 11,17-34)
Acólito, y bendición para los acólitos Agnus Dei (Cordero de Dios) canto de
en el Bendicional). la fracción del Pan (c f OGMR 56 e)
Acróstico: frase compuesta por las pri­ Agua: elemento natural para el Bautis­
meras letras de unas palabras (ej. mo, para recordar este sacramento
Ichthys — pez— en gnego significa: (nto de la aspersión) y para realizar
Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador; numerosos sacramentales, hay un ri­
era un símbolo paleocnstiano). to de bendición del agua en el Bau­
Acta: documento que se levanta en la tismo, y una bendición fuera de este
ordenación del obispo (cf CE 573), sacramento
en la dedicación de una iglesia (cf. Akáthistos (no sentado)* célebre poe­
CE 877), etc ma mariano de la Liturgia Bizantina
Actitudes corporales: gestos litúrgi­ (s v).
cos de los fieles de pie, de rodillas, Alba: túnica o vestido común a todos
sentados, etc. (c f OGMR 20-21): los ministros, de color blanco (c f
véase cap. XII OGMR 298, CE 65)
Acto penitencial: nto inicial de la Mi­ Alegoría: metáfora o figura literaria
sa, como preparación de todos los que añade un significado puramente
presentes (c f OGMR 29), y en las ideal a una realidad; se refiere tam­
Completas (cf. OGLH 86) bién al método de interpretación de

* Para las siglas véanse Siglas y abreviaturas 3. Otras siglas


360 Vocabulario litúrgico

la Biblia y de la liturgia, basado en copal (c f RO, CE 58) y abacial (cf


dicha figura Su abuso da lugar al CE 678), de la vida religiosa (cf CE
alegonsmo 734 y 784)
Aleluya (alabad a Yahveh) aclama­ Aniversario: conmemoración anual de
ción usada en vanos momentos, es­ la dedicación de la iglesia (c f CE
pecialm ente en la procesión deí 45, 878), de la ordenación del obispo
Evangelio, excepto en el tiempo de (c f CE 1167), de la muerte de un di­
Cuaresma funto (c f CE 395), etc
Alocución: hom ilías m istagogicas o Antífona (antiphon voz opuesta) tex­
exhortaciones a los candidatos en la to breve que acompaña a los salmos
celebración de algunos sacramentos y les da sentido litúrgico y modo
y sacramentales musical (cf OGLH 113 120)
Altar: mesa eucarística, que simboliza Antifonario o antifonal libro litúrgico
también el ara del Sacrificio y la pie­ que contiene las antífonas de la Li­
dra angular que es Cristo (cf OGMR turgia de las Horas
2 5 9 ss, CE 9 1 8 ss, R D IA , C D C, Antimensio: paño de lino o seda seme­
c 1235-1237) jante a los corporales, con reliquias
Ambón (anabainein subir) lugar li­ en un extremo, usado en la Liturgia
túrgico para la proclamación de la Bizantina
Palabra de Dios (c f OGMR 272, CE Antipendio (colgar delante) frontal de
51) altar o paño precioso colgado delante
Amen (asi es) aclam ación aramea Año jubilar: año santo de perdón y de
conservada en el N T (c f 2 Cor gracia, inspirado en Lev 25,8-17, que
1,20) y usada para la conclusión de se celebraba cada 50 años desde el
las oraciones por la asamblea año 1300 y que posteriormente se fi
Amito (amicire revestir) lienzo que se jo cada 25, existen otros jubileos ex­
pone sobre el cuello y la espalda bajo traordinarios y de carácter local
el alba (cf OGMR 8 Id, 298, CE 61) Año litúrgico: el sagrado recuerdo que
A náfora (anaphora ofrecim iento) la Iglesia hace del misterio de Cristo
plegaria eucarística oriental en el «circulo anual» (c f SC 102,
Anamnesis (conm em oración, memo­ NUALC 1)
rial) categoría bíblica unida a la Eu­ Apologías: oraciones privadas de los
caristía (cf 1 Cor 11,24-25), parte de ministros introducidas en la Misa du
la plegaria eucarística, a continua­ rante la Edad Media c f cap XV
ción de la institución, que evoca los Apóstol: denominación de la lectura
m isterios de Cristo y contiene la del N uevo Testam ento, antes del
ofrenda del Sacrificio (c f OGMR Evangelio, en numerosas liturgias
55e) Ara: se llamaba asi la piedra del altar
Anástasis (resurrección) lugar del san­ portátil
to sepulcro en Jerusalen Arcano (disciplina del) prohibición de
Animación litúrgica: se denomina asi la Iglesia antigua de hablar de los sa­
la función de preparar las celebracio cramentos y de la liturgia ante los no
nes y procurar, durante su realiza­ cristianos
ción, que los fieles participen viva­ Arras del M atrimonio: 13 monedas
mente, de manera interna y externa, que el esposo entrega a la esposa
es conveniente disponer de un equi­ después de la imposición de los ani­
po de a n im a ció n litú r g ic a ( c f llos, en el rito del Matrimonio (cf
OGMR 313) Ritual del Matrimonio)
Angelus: plegaria manana compuesta Asamblea: comunidad reunida para la
de textos bíblicos (antífonas del Ofi­ liturgia, signo de la presencia del Se­
cio de la Stma Virgen), en memona ñor (cf Mt 18,20) y manifestación
de la Encamación (cf Pablo VI, Ma de la Iglesia (c f SC 41-42) vease
riahs cultus 4 1) cap VIII
Anillo: símbolo de la alianza matrimo­ Aspersión (aspergeré rociar) rito de
nial (c f RM, CE 601), insignia epis­ purificación (c f Sal 50,9) o de re-
Vocabulario litúrgico 361

cuerdo del Bautismo sobre el pueblo, protección divina sobre personas, lu­
o sobre el difunto (exequias), y en gares, objetos, etc (cf Bendicional)
numerosas bendiciones sobre lugares Bendicional: libro litúrgico del Ritual
y objetos (cf Bendicional) Romano (ed típica de 1984), que
Aspersorio: instrumento provisto de contiene las bendiciones
una cabeza hueca y agujereada para Benedictus: canto evangélico de los
la aspersión complemento del ace­ Laudes (c f OGLH 50, Le 1,68 79)
tre Berakah (bendición) genero eucologi
Atril: mueble para sostener el M isal en co procedente de la Biblia y de la h
el altar turgia judia, que tiene continuidad
Ayuno: gesto de abstenerse de tomar en la plegaria eucarística y en otras
alimentos en señal de penitencia, o formulas eucologicas mayores
como participación en la pasión del Beso litúrgico: gesto de veneración del
Señor (c f SC 110, CDC c 1252), o altar, del E vangeliario, etc ( c f
como preparación para recibir la Eu­ OGMR 85, 232), gesto de p a z en di­
caristía (c f CDC c 919) versos ritos a los neófitos en las or­
Azimo: pan no fermentado, para la Eu­ denaciones, en la profesión religiosa,
caristía (c f OGMR 282-283, CDC en la Misa, etc
c 926) Blandones: hachas de cera que porta­
ban encendidas varios m inistros
Báculo: insignia episcopal, símbolo de (blandoneros) que se situaban, junto
la solicitud pastoral (c f RO CE 57, con el turiferario delante del altar
59, 588), y abacial (c f CE 677) durante la plegaria eucarística en las
Baldaquino: dosel apoyado en colum­ Misas solemnes
nas o suspendido del techo que en­ Bolsa de los corporales pieza cuadra
marca y cubre el altar, ya no se usa da de dos hojas revestidas de tela,
sobre la cátedra (c f CE 47) del color litúrgico que corresponda,
Basílica: iglesia mayor caracterizada para guardar el corporal
por su antigüedad, magnificencia o Bonete: birrete de vanas hechuras (de
prerrogativas Se llama también asi cuatro picos el modelo español), que
al modelo de edificio eclesial creado forma parte del habito coral y se
después de la paz de Constantino usaba en el Oficio coral y en las p ro ­
(a 313) cesiones
Bautismo: el primer sacramento de la Breviario: antiguo nombre de la Litur
In ic ia c ió n cristia n a ( c f R IC A , gia de las Horas, que correspondía al
RBN) vease cap XVI libro litúrgico en el que se habían
Bautisterio: lugar litúrgico para la ce­ reunido todos los elementos para la
lebración del Bautismo, donde están celebración del Oficio divino
la fuente bautismal, los oleos y el ci­
rio pascual (c f RICA, RBN, CE C abildo o capitulo catedral o cole­
995) gial colegio de sacerdotes (canóni­
Beatificación: rito por el cual un sier­ gos) al que corresponde celebrar las
vo de Dios es elevado a los altares y fruiciones litúrgicas mas solemnes en
se autoriza su culto publico en cier­ la catedral o en la colegiata ( c f
tos lugares o ámbitos CDC c 503, OGLH 20, 24)
Berna (paso) banco presbiteral que Calendario: tabla o elenco de los me
flanquea la cátedra episcopal, o zona ses, semanas y días litúrgicos de la
a la entrada del iconostasio en la Li celebración del misterio de Cristo y
turgia Bizantina de la memoria de la Stma Virgen y
Bendición (eulogia) acción de alabar a de los Santos (c f NUALC 48ss)
Dios (bendición ascendente), y todo Junto al calendario general del Rito
don del Padre (bendición descenden­ Romano (ed típica de 1969) existen
te c f Ef 1,3 6), rito de despedida del los calendarios particulares de las
pueblo (c f OGMR 57), sacramental Iglesias locales y de los Institutos re­
invocativo de la presencia y de la ligiosos
362 Vocabulario litúrgico

Cáliz: vaso destinado a recibir la San­ Capitula: lectura breve de las horas
gre del Señor durante la Misa (c f del O ficio divino (c f OGLH 156-
OGMR 80, 290ss, CE 984) 158)
Campanas: se empezaron a usar en el Capituhkre-capitulario lis ta de las
s vi para convocar a los fíeles y para lecturas bíblicas, especialmente de
dar diversas señales según las cele­ los Evangelios, antecedente de los
braciones litúrgicas, son bendecidas leccionanos
y llevan inscripciones y dedicatorias, Casulla: vestidura sacerdotal para la
su uso es regulado por la liturgia (cf celebración eucarística, del color li­
CE 37, 300, 349) El campanario co­ túrgico que corresponda (c f OGMR
mo construcción junto a la iglesia 81, 161,298, CE 65, 534)
data del s vm Catecumenado: tiempo de instrucción
Campanilla: se usaba para avisar a los catequetica y de preparación para los
fíeles en algunos momentos de la sacramentos de la Iniciación cristia­
Misa y en otros actos litúrgicos, por na (c f RICA) Por analogía se llama
ej el Viatico también asi a otros periodos de pre­
Cancelas: cerca baja que separa el paración presacramental
presbiterio de la nave central en las Cátedra: asiento reservado al obispo
iglesia antiguas en la asamblea litúrgica, signo del
Candelaria: nombre popular de la fies­ magisterio y de la potestad del pastor
ta de la Presentación del Señor de la Iglesia particular (cf CE 42,
Candelero, candelabros soportes des­ 47)
tinados a sostener los cirios o velas Catedral: iglesia en la que el obispo
junto al altar, o en las procesiones, la tiene situada la cátedra y , por la
liturgia señala el numero de los que «majestad de su construcción, es sig­
se usan en la Misa ordinaria (al me­ no del templo espiritual» (CE 43) y
nos dos) y en la estacional siete (c f «centro de la vida litúrgica de la dió­
OGMR 79, 84, 269), gran soporte cesis» (CE 44)
del cirio pascual Celebración: la liturgia en cuanto ac­
Canon (norma) Romano Plegaria eu- ción, o momento expresivo, simbóli­
canstica I de la Liturgia Romana co y ritual de la evocación y actuali­
Canonización: nto de inscripción de zación del misterio salvifico vease
un beato en el catalogo de los santos cap VI
y declaración de la universalización Celebraciones dom inicales en ausen­
de su culto litúrgico y del día de su cia de presbítero: asambleas domi­
memoria nicales en los lugares donde no se
Cántico: composiciones del Antiguo y puede tener la Misa por falta de
del Nuevo Testamento similares a sacerdote, constan de la liturgia de la
los salmos, usados en Laudes y Vís­ Palabra y pueden comprender tam­
peras (c f OGLH 136-138) y en las bién la comumon sacramental (c f
Vigilias (c f OGLH 73) D irectorio p a ra las celebraciones
Canto: gesto y acción de participación dominicales en ausencia de presbíte­
litúrgica de gran valor religioso y es­ ro, de 1989, CDC c 1248, § 2)
tético, para responder a la Palabra di­ Cem enterio (koiméterion dormitorio)
vina (c f SC 33) y fomentar la unidad lugar de enterramiento de los fíeles,
y la solemnidad de la celebración (cf bendecido como lugar sagrado, hoy
SC 12ss) se debe bendecir al menos la sepultu­
Cantor: salmista o miembro del coro o ra (c f CDC c 1240)
schola cantorum es un verdadero Ceniza: elemento natural, signo de la
ministerio litúrgico (c f SC 29) conversión al comienzo de la Cua­
Capilla: lugar de culto destinado a una resma y recuerdo de la muerte (cf
comunidad particular vease orato­ Bendición de la Ceniza, en el Misal
rio, y espacio para la celebración, Romano, CE 253)
con una cierta autonomía, en el inte­ Ceremonia: nto o acción exterior, for­
rior de una iglesia mal y estereotipada, ejecutada ñor-
Vocabulario litúrgico 363

malmente por los ministros, las cele der, con ciertas condiciones, a los sa­
braciones no son un aparato de cere cramentos de las Iglesias en las que
momas (cf CE 12, 34) estos son validos y acoger a los fíe­
Ceremonial de los Obispos: libro que les de otras confesiones con tal de
describe y regula la liturgia episco­ que profesen la fe católica respecto
pal, referencia de toda celebración li­ del sacramento que quieren recibir
túrgica (ed típica de 1984) (c f CDC c 844)
C erem oniero o M aestro de Ceremo­ Competentes: los que com ienzan el
nias el ministro que prepara y dirige catecumenado propiam ente dicho
las acciones litúrgicas para que trans (cf RICA)
curran con decoro, orden y piedad Com pletas: ultima hora del Oficio di­
(cf OGMR 69, CE 34 36) vino (cf OGLH 84)
Ciclo (Kyklos giro) cada uno de los C óm puto eclesiástico: conjun to de
periodos de tiempo que se vuelve a cálculos necesarios para resolver los
iniciar de nuevo problemas relativos a las divisiones
Cincuentena: vease Pentecostés del tiempo y formar el calendario li
Cíngulo (cingere ceñir) cordon o cin­ turgico
ta para recoger el alba (c f OGMR Comunión: convite eucaristico o rito
298) de participación sacramental en la
Cirio pascual: vela grande de cera que Eucaristía (c f OGMR 56) Puede ha­
representa a Cristo resucitado duran cerse con una sola especie o bajo las
te el tiempo pascual y en la liturgia dos especies (cf OGMR 240ss)
del Bautismo y de las Exequias (c f
Común de los Santos: en los libros li­
pregón de la Vigilia pascual)
túrgicos los formularios para la Misa
Cirios: vease luz
o para la Liturgia de las Horas desti­
Colecta (colhgere reunir) oración
nados a celebrar a los santos que no
presidencial que cierra los ritos de
cuentan con textos propios en el Pro
entrada de la Misa y expresa el senti­
pío de los Santos y agrupados según
do de la celebración (cf OGMR 32),
la clasificación tradicional apostó­
acción de recoger las ofrendas de los
les, mártires, pastores (antes confeso
fieles, reunión de la liturgia estacio­
res pontífices}, vírgenes, etc
nal
Colores litúrgicos: tonalidades diver­ Concelebracion: celebración eucansti-
sas de los vestidos litúrgicos según ca por vanos sacerdotes, expresión
los tiempos del año litúrgico o las de la unidad del sacerdocio, del Sa
celebraciones blanco, rojo, verde, c n ñ c io y del pueblo de Dios (c f
morado, negro y rosa (c f OGMR OGMR I53ss)
307 310) En España se usa el color Concurrencia: cuando en el m ism o
azul en la solemnidad de la Inmacu­ día hubieran de celebrarse las Víspe­
lada ras del Oficio en curso y las I Víspe­
Comentador: el ministro que explica ras del día siguiente, prevalecen las
los ritos e introduce en el sentido de del día que ocupan lugar preferente
las partes de una celebración con una en la tabla de días litúrgicos (c f
monición (c f OGMR 68a, CE 51) NUALC 61)
Comes: índices y pencopas de las lec­ C on fesión (exom ologeo confesar)
turas bíblicas de la Misa proclamación de la fe (c f OGMR
C om m u nicatio in sacris: participa­ 43), y oración de alabanza a Dios y
ción en las celebraciones sacramen­ reconocimiento de los pecados (cf 1
tales por ministros de distintas con Jn 1,9), formula de confesión general
fesiones esta prohibida para los ca (Yo confieso), y acto del penitente en
tolicos (c f CDC 1365), otra cosa son el sacramento de la Penitencia
las celebraciones de la Palabra y de Confesonario: vease sede penitencial
la oración, participación en los sacra­ Confirmación: sacramento de la dona­
mentos de otras confesiones la Igle­ ción del Espíritu Santo a los bautiza­
sia católica permite a sus fieles acce­ dos (c f RC)
364 Vocabulario litúrgico

Conmemoración: recuerdo o memo­ cación de la iglesia y del altar (cf


rial, en la Liturgia de las Horas, CE 274ss).
cuando un O ficio es impedido, se Crismación: gesto de la unción con el
añade al final de Laudes y Vísperas santo Crisma
una antífona y la oración correspon­ Crismeras: vasito o ánfora pequeña
diente (c f OGLH 239b) para guardar los santos óleos y el
Conmistión (commixtio, mezcla) de­ crisma
posición de un fragmento del Pan eu- Crismón: medallón que lleva escrito el
carístico en el cáliz consagrado Po­ monograma de Cristo con las letras
siblemente tuvo origen en el rito del alpha y omega (cf Ap 1,8).
fermentum, fragmento del Pan euca- Cronógrafo: calendario, el más famo­
rístico enviado por el Papa a las igle­ so es el de Fuño Dionisio Filócalo
sias extramuros y que se introducía (a 336), que señala ya la fiesta de
en el cáliz, como signo de comunión. Navidad.
Conopeo (chonopéíon, tienda): velo Cruz: símbolo del sacrificio pascual
que cubre el Sagrario, como signo de del Señor, que preside la celebración
la presencia del Señor (cf. Ritual de de la Eucaristía (cf OGMR 270, CE
la Comunión y del Culto eucaristi- 1011), es adorada el Viernes Santo,
c o) es venerada en la Misa con la incen­
Consagración: en la plegaria eucarísti- sación, etc. Se distinguen' cruz de la
ca, el momento de la institución (cf. iglesia, del altar, procesional, arzo­
OGMR d), dedicación total al Señor bispal, pectoral, etc.
de las vírgenes (c f Ritual de la Con­ Cuarenta lloras: culto eucarístico por
sagración de vírgenes, CE 715ss), se espacio de cuarenta horas, de manera
llamó también así la ordenación y la continua o discontinua en van os
dedicación de la iglesia y del altar días, nacido en el s. xvi y celebrado
Conventual, Misa celebración euca- en los días de Carnaval
rística que forma parte del Oficio co­ Cuaresma: tiempo litúrgico de cuaren­
tidiano de la catedral o de una comu­ ta días (cf. simbolismo bíblico) como
nidad religiosa (c f OGMR 76). p reparación para la Pascua ( c f
Copón: véase píxide NUALC 27-31)
Cuartodecimanos: cristianos que en el
Coro: lugar litúrgico reservado al clero
s ii celebraban la Pascua el mismo
para el O ficio divino; y lugar del
día que los judíos (14 de Nisán)
grupo de cantores o schola canto-
C uatro Tém poras: d ía s de ayun o
rum, el grupo mismo de los cantores;
celebración coral por los miembros coincidiendo con las cuatro estacio­
de un cabildo o de una comunidad nes, establecidos posiblemente por el
religiosa. papa Siricio ( t 398); celebradas hoy,
en España, como jomada de petición
Coronación: imposición de una corona y acción de gracias el día 5 de octu­
a una imagen de la Stma. Virgen (cf.
bre (cf. NUALC 45-47, CE 381-
Ritual de la coronación de una ima­
384)
gen de la Virgen, CE 1033ss).
Culto (colere, honrar): en general son
Corporal o corporales lienzo que se los actos internos y extemos de la re­
extiende sobre el mantel del altar pa­ ligión, el culto cnstiano equivale a la
ra poner sobre él la patena y el cáliz liturgia de la Iglesia de Cristo.
en la Misa (cf. OGMR 49; 80; 100) Curso (cunus, movimiento): sucesión
Credencia: mesita en el presbiterio pa­ armoniosa de sílabas en la métrica
ra colocar lo necesario para la Misa latina de las oraciones e himnos; y
(cf OGMR 80c, CE 129) sene u ordenación de los salmos en
Credo: véase símbolo el Oficio.
Crisma (chrísma, ungüento): mezcla Custodia: vaso para la ostensión de la
de aceite y bálsamo bendecido en la Eucaristía en la exposición, en las
Misa crismal, usado en el Bautismo, procesiones y en la bendición euca­
Confirmación, Ordenaciones y dedi­ r istía s (cf. CE 1104-1105 y 1108).
Vocabulario litúrgico 365

Dalm ática: vestido, a modo de túnica Diurnal: libro que contiene todas las
ancha, propio del diácono (c f 81b); horas (diurnas) del Oficio divino, ex­
la lleva también el obispo bajo la ca­ cepto la de lectura
sulla, en la Misa estacional (c f CE Domingo (dominica dies, día del Se­
56) ñor) véase cap XIX.
Dedicación: rito de destinar al culto di­ Doxología (doxa, gloria) fórmula de
vino la iglesia y el altar (cf. RDIA, alabanza a Dios y a Cristo o a las di­
CE 916ss) vinas Personas, última parte de la
Depositionis dies (día de la sepultura) plegaria eucarística, conclusión de
el aniversario de la muerte o de la se­ los salmos en la Liturgia de las Ho­
pultura de los cristianos, en el caso ras (c f OGLH 123-125) y aclama­
de los mártires y de los santos equi­ ción al com ienzo del O ficio (c f
vale al ches natahs OGLH 41)
Despedida (dimissio)• rito conclusivo, Durante el año, tiempo las 33 o 34
unido a la bendición del pueblo (cf. semanas en las que no se celebra un
OGMR 57) cuando hay un ministro aspecto particular del misterio de
ordenado, en la Iglesia antigua, la sa­ Cristo, sino el misterio en su pleni­
lida de los catecúmenos al término tud (cf. NUALC 43-44)
de la liturgia de la Palabra, véase
Misa E conom ía salvífica (oikonomía, g o ­
Devotio (piedad): se refiere a la actitud bierno): plan de salvación revelado
de la voluntad para con Dios, devo­ por Dios, cumplido en Cristo y reali­
ciones, en plural, equivale a los ejer­ zado en la Iglesia (c f Ef 1,3-14), por
cicios piadosos del pueblo cristiano la liturgia (cf SC 5-7): véase cap II
y a las tendencias espirituales hacia Effetá (ábrete): expresión aramea (cf
un aspecto del misterio de Dios, de Me 7,34) y gesto que pasó a la litur­
Cristo o de los santos. gia bautismal para significar la aper­
Día litúrgico: día natural santificado tura de los oídos y de la boca a la
por la liturgia, que en el caso de los Palabra de Dios (cf. RICA, RBN)
domingos y solemnidades se inicia Eisodos (entrada), rito de comienzo de
en la tarde precedente (cf. NUALC la Misa (pequeña entrada) y de la
3 ). procesión de ofrendas (gran entrada)
Diácono (diakonéó, servir) el grado en la Liturgia Bizantina.
inferior de los ministerios ordenados, Elegidos: candidatos al Bautismo des­
para proclamar el Evangelio, servir pués de la imposición del nombre
al altar, ayudar al presbítero, etc. (c f cristiano (c f RICA); se llama así
RO; OGMR 61, CE 9; 24ss) también a los candidatos a las órde­
Dies natalis (día del nacimiento)- ex­ nes sagradas.
presión tomada por los cristianos pa­ Elevación: gesto de ostensión del Pan
ra referirse al día de la muerte como eucarístico y del Cáliz después de la
entrada en la verdadera vida; equiva­ respectiva consagración, gesto de
le al depositionis dies. ofrenda del Cuerpo y de la Sangre de
Difuntos, Todos los Fieles: conmemo­ Cristo en la doxología de la plegaria
ración del día 2 de noviembre, me­ eucarística.
mento de difuntos intercesión de la Em bolism o (embálló, añadir)- texto
plegaria eucarística breve que se introduce o se añade a
Diócesis: porción del pueblo de Dios una plegaria (ej súplica que sigue al
confiada al obispo (c f CDC c.369), Padrenuestro), se llama también así a
cuya principal manifestación es la la parte central del prefacio.
eucaristía (cf. SC 41, LG 26) Entrada: recibimiento del obispo en la
Dípticos: tablillas en las que se escri­ iglesia (cf CE 79), canto de entrada
bían los nombres de los santos, de véase introito
los difuntos y de los oferentes que Entrega: en la Iniciación cristiana,
eran recordados en la plegaria euca- véase traditio, en las Ordenes, el rito
rística. de imposición de las insignias ponti-
366 Vocabulario litúrgico

fícales y de transmisión del Evange­ presbiterio con la participación del


liario y de otros objetos (cf RO) pueblo (cf CE 119ss), antes se lla­
Eortologia, eortologico (eorte fiesta) maba «Misa pontifical»
relativo a las fiestas o ciclo festivo Estipendio: limosna con ocasión de un
Epacta (epaktos añadido) edad de la acto litúrgico, generalmente la Misa
luna o numero de días que hay desde (c f CDC 945 958)
el ultimo novilunio de un año hasta Estola: banda de tela, del color litúrgi­
el 1 de enero siguiente, sirve para co correspondiente que usan el obis­
calcular el novilunio de cada mes, po y los presbíteros colgada del cue­
especialmente el de marzo, que fija llo, y el diácono cruzada desde el
la fecha de la Pascua No obstante, se hombío izquierdo a la cintura (cf
llama también asi al calendario que OGMR 302, CE 66, 67)
señala las variaciones litúrgicas de Eucaristía (acción de gracias) cele
cada año (calendario litúrgico pasto­ bracion del Memorial del Señor (Mi­
ral) sa) y Sacramento de su Cuerpo y
Ephápax (una sola vez) expresión que Sangre vease cap XV
alude al carácter único e irrepetible Eucologio, eucología (euche plegaria)
del acontecimiento pascual (vease libro de plegarias (ej el Eucologio
cap II) de Serapion, s iv), y ciencia que es­
Epiclesis (epikaleo llamar) petición o tudia las oraciones, o conjunto de
invocación del Espíritu Santo (c f Jn formulas litúrgicas excluidas las lec­
14 16), en la plegaria eucarística (cf turas y otros textos bíblicos
OGMR 55c; y en otras formulas eu Eulogía: vease bendición
cologicas mayores Evangeliario: leccionario que contiene
Epifanía (epiphaneia manifestación) los textos evangélicos de la Misa y
solemnidad del 6 de enero, común a es objeto de diversos honores litúrgi­
Oriente y a Occidente, y conmemo­ cos (cf OLM 36, CE 74, 128), se
ración de los «signos» de Jesucristo usa también en la ordenación del
después de la citada fiesta (primeros obispo y del diácono (c f RO)
domingos del Tiempo «durante el Evangelio (buena noticia) proclama
año») cion litúrgica de los textos evangeli
Epístola (carta) lectura apostólica en eos (c f OGMR 35)
la Misa romana, recibió este nombre Exequias: celeb ración del m isterio
del prodominio de las cartas paulinas pascual de Jesucristo en la muerte de
en dicha lectura un fiel, comprenden vanos ritos, en­
Epistolario: leccionario que contenía tre los que sobresale la Misa exe­
las epístolas existió hasta la reforma quial (c f Ritual de Exequias ed de
litúrgica del Vaticano II y se usaba 1969, OGMR 336)
tan solo en la Misa solemne Exomologesis: vease confesión
Escrutinios: averiguaciones acerca de Exorcismo: rito de la Iniciación cns-
los candidatos a la Iniciación cristia tiana de adultos (vease escrutinio) y
na y ritos de bendición y exorcismo del Bautismo de párvulos, invoca­
(c f RICA) ción de la asistencia divina frente al
Estación (statio parada) asamblea li influjo del Maligno (c f CDC c 1172,
turgica desde una iglesia, donde se § 1) vease cap XVII
hace la reunión (collecta), hasta otra Exorcista: antigua orden menor y mi
(iglesia estacional)y se trata de una nisterio para realizar el exorcismo
practica de la antigua Liturgia Roma­ (c f CDC c 1172, § 2 )
na, que puede practicarse todavía en Expiación: fiesta hebrea de purifica­
la Cuaresma (c f CE 260 261), se ción de los pecados (c f Lev 16,11-
llama también asi la parada en el cur 13), que alcanzo su plenitud en el
so de una procesión (cf CE 392) Sacrificio de Cristo (c f Heb 9 10)
Estacional, Misa celebración eucans Exposición del Santísimo Sacram en­
tica presidida por el obispo, sobre to to: ostensión prolongada o breve del
do en la catedral rodeado de su Pan eucaristico en la custodia o en el
Vocabulario litúrgico 367

copon para la adoración (cf Ritual rio pascual y el incensario (cf Misal
de la Comunión y del Culto eucaris- Romano)
tico CE 1102ss) Fuente bautismal: lugar donde mana
Exsultet (alegrese) primera palabra o donde se contiene el agua bautis
del pregón pascual o laus cerei mal (cf CE 995), tiene bendición es­
Extrema unción: nombre dado en la pecial (cf Bendicional)
Edad Media a la Unción de los En­
ferm os (c f SC 73) G aud ete (alegraos) se denomina asi
al domingo III de Adviento (cf Flp
Facistol: atril grande usado en el coro 4,4) Este domingo se usa el color
para colocar los cantorales, o en el rosa (c f OGMR 308f)
presbiterio para poner el leccionario Gelasiano: sacramentarlo romano con
o entronizar el Evangeliario (c f CE influencias galicanas del s vn, cabe­
336b, 1174) za de fila de los Gelasianos del
Faldistorio: asiento móvil o plegable s VIH (vease cap IV)
Genuflexión: arrodillarse como gesto
Fam ilias litúrgicas: agrupaciones de
de adoración (cf CE 69-71) y de su­
los Ritos litúrgicos de Oriente y de
plica profunda (ej en las oraciones
Occidente por su origen común o afi­
solemnes del Viernes Santo)
nidades rituales vease cap V
Gestos litúrgicos: movimientos corpo­
Feria (fiesta) designa cada uno de los rales de los ministros y de los fíeles
días de la semana, excepto el sabado
de tipo practico o con carácter sim­
y el domingo lunes, feria segunda
bólico, señalados por las rubricas en
etcetera, designa también los días li­
los distintos momentos de una cele­
túrgicos en los que no hay oficio
bración veanse cap XI y XII
propio (c f NUALC 16)
Gloría: himno doxologico y festivo
Fermentum: vease conmistión entre los ritos iniciales de la Misa
Fiesta: tiempo de la celebración (vease (c f OGMR 31)
cap XIII), y días litúrgicos de menor Gloria al Padre: vease doxologia
rango que las solemnidades que se Gradual: salmo después de la epístola
celebran dentro del día natural, salvo cantado o proclam ado desde las
que se trate de fiestas del Señor que «gradas» del ambón actualmente,
caen en domingos durante el año y salm o responsorial después de la
tien en e n to n c e s I V ísp er a s ( c f primera lectura (cf OGMR 36)
NUALC 13) G radúale: libro litúrgico que contiene
Fiestas de guardar o de precepto: los los salmos graduales (Gradúale sim-
días festivos en los que los fíeles tie­ plex ed típica de 1967 y de 1954,
nen obligación de participar en la Gradúale Romanum ed de Soles-
Misa y de abstenerse de trabajos y mes 1974)
actividades que impidan dar culto a G regorianas, misas costumbre piado­
D ios y descansar (c f CDC 1246- sa de celebrar la Misa por un difunto
1248) durante 30 días seguidos
Flores: adornan la iglesia y el altar, y G regoriano, calendario reforma del
la capilla de la Reserva eucarística, calendario efectuada por el papa
no se usan en algunos tiempos litúr­ Gregorio XIII en 1582
gicos (c f CE 48, 252) G regoriano, canto el canto propio de
Fracción del Pan: nombre de la Euca­ la Liturgia Romana (c f SC 116-
ristía en el N T (c f Le 24,35), rito 117)
de preparación de la comumon alusi­ Gregoriano, sacramentarlo sa c ia -
vo a la unidad en Cristo de los que mentano papal, cabeza de fila de los
participan en ella (cf OGMR 56c, sacraméntanos de este nombre, for­
c f 1 Cor 10,16-17) mado en el s vn en Roma (vease
Fuego: elemento natural usado en la cap IV)
Vigilia pascual como símbolo de la Gremial: paño cuadrado que se ciñe
resurrección, de el se enciende el ci­ para el lavatorio de los pies en la Mi­
368 Vocabulario litúrgico

sa de la Cena del Señor, o se coloca Horologio (indicador de las horas) li­


encima de las rodillas del obispo en bro litúrgico bizantino semejante al
las ordenaciones y en la dedicación Diurnal ejercicio piadoso en memo­
de la iglesia y del altar (c f CE 301 ria de la pasión del Señor
535, 902) Hosanna: aclamación del Sanctus y
del domingo de Ramos, procedente
H abito coral: vestido eclesiástico para de los Evangelios (cf Mt 21,9, Me
asistir a las celebraciones en el pres 11,9)
biteno o en el coro, lo usan los obis Hostia (victima) pan ázimo, redondo y
pos y otros prelados, los canónigos y delgado, destinado a la celebración
el clero auxiliar (c f CE 1199 1210) eucarística (vease ázimo) y una vez
vtanse bonete muceta y roquete consagrado
Hagiografica, lectura texto del santo Humeral: paño que cubre los hombros
en el Oficio de lectura (vease cap del ministro que lleva el Santísimo
XXVII) Sacramento o que da la bendición
Hebdomadario (hebdómada semana) con el
encargado de presidir la liturgia du­ Hypapante (encuentro) fiesta de la
rante la semana en el Oficio catedral Presentación del Señor
o conventual
Hijuela: vease palia Icono (imagen) pintura santa del Sal­
Himnario: libro que contiene los him­ vador o de la Stma Virgen o de los
nos del Oficio divino santos, venerada como un signo de la
Himno: canto introductorio de las ho presencia divina (vease cap XIV)
ras del Oficio divino ( c f OGLH Iconografía: estudio de los iconos y de
I73ss), situación ritual en la celebra las imágenes de culto o de devoción
cion (vease cap IX) en la liturgia y en el arte cristiano
Himnodia: medida rítmica de los him­ Iconostasio: retablo pintado con ico­
nos cristianos para uso litúrgico, y nos que separa el santuario y el altar
agrupación de los himnos en las dis­ de la nave en la Liturgia Bizantina
tintas liturgias (ej himnodia siriaca) Iglesia (asamblea) edificio para las ce
Hisopo: vease aspersorio lebraciones litúrgicas, signo de la
Historia de la salvación: vease econo edificación de Dios (cf CE 840, 864,
mía salvifica CDC c 1214)
Homilía: explicación de las lecturas o Illatio: comienzo de la plegaria euca-
de otros textos de la liturgia como nstica hispánica, equivalente al pre­
parte de la acción litúrgica (c f SC facio romano
52, OGMR 41, CDC c 767), corres Imagen: escultura o pintura de Cristo,
ponde tan solo al ministro ordenado de la Stma Virgen o de un santo, cu­
(cf OGMR 42) ya veneración se orienta hacia la per­
Homiliario: colecciones de sermones, sona representada (c f SC 125)
generalmente de los SS Padres, usa Imposición de manos: gesto litúrgico
dos desde la Edad Media en la Litur procedente de la Biblia, que significa
gia de las Horas y en la predicación la transmisión del Espíritu Santo o
Homoforio: banda que lleva el obispo de otro don divino, que se realiza en
alrededor del cuello en la Liturgia la Misa y en varios sacramentos, y
Bizantina y que recuerda al pastor para bendecir solemnemente al pue­
que lleva sobre sus hombros la oveja blo, constituye la materia de las Or­
(cf Le 15,5) denaciones
Hora canónica: cada una de las cele­ Improperios (improperia reproches)
braciones del Oficio divino cantos durante la adoración de la
Hora intermedia: las horas de tercia Cruz el Viernes Santo (c f M isal Ro
sexta y nona que se celebran en el mano)
«intermedio» de Laudes y de Víspe­ Incensación: rito de veneración hacia
ras vease el cap XXVI el Santísimo Sacramento, el altar la
Vocabulario litúrgico 369

Cruz y las imágenes los ministros y K airos: tiempo favorable (cf 2 Cor
el pueblo (cf CE 84 98) 6,2) en el que se manifestó la salva
Incensario: recipiente para las brasas, cion vease cap II
sostenido con cadenillas y provisto Kyriale: libro que contiene los cantos
de tapa, que lleva el turiferario y que invariables de la Misa (ed típica de
sirve para la incensación 1965)
Incienso: resma de olor aromático al
arder en el incensario usado en di­ L aetare (alégrate) denominación del
versos momentos de la Misa y en dom ingo IV de Cuaresma ( c f Is
otras celebraciones y que significa 66,10), se puede usar el color rosa
la oración (cf Sal 140,2, Ap 8,3, CE (cf OGMR 308f)
84ss) Lampara del Santísimo: luz que indi
Inclinación: signo de reverencia, pue­ ca y honra la presencia eucarística en
de ser sencilla y profunda (c f CE el Sagrario (c f CDC c 940)
68) Laudes: oración matinal al comenzar
Inhumación (humus tierra) acto de el día, hora del Oficio divino (cf SC
enterrar un cadáver, el Ritual de Exe 8 9, OGLH 3 7 ss ) vea se el cap
quias preve la ultima estación junto XXVI
al sepulcro en el rito completo Laus cerei: nombre dado en la anti
guedad a la bendición del cirio pas
Iniciación cristiana: proceso de incor­
cual vease exsultet
poración a la Iglesia mediante los sa­
cram entos que consagran los c o ­ Lavabo o lavatorio de las manos ges­
to de preparación personal del sacer
mienzos de la vida cristiana vease
dote en la Misa (cf OGMR 52, 106),
cap XVI
también se realiza después de la un­
Inmersión: forma mas significativa de ción en algunos sacramentos y sacra­
realizar el Bautismo (c f Rom 6,4) mentales
sumergiendo en el agua al bautizado Leccionario: libro signo de la Palabra
(cf RICA, RBN) de Dios que contiene las lecturas de
Insignias: distin tivos episcopales o la Misa y de otras celebraciones y
abaciales y de la consagración reli­ modo de realizar la «lectura liturgi
giosa (cf CE 57, 723) ca» de dicha Palabra en la Iglesia
Institución de m inisterios: antiguas vease los cap VII y XXVII, también
ordenes menores, vease cap XVII se puede decir del conjunto de lectu
Intercesión: suplica en favor de los ras patrísticas y bagiograficas vease
hombres que se hace en la Misa o en cap XXVII
el O ficio divino (vease preces), y Lectio divina: modo de leer y meditar
una parte de la plegaria eucarística la Palabra divina, típicamente mo­
en la que se expresa la comunión y el nástico, pero apto para todos los fie­
ruego por toda la Iglesia, por los vi les vease cap XXVI
vos y por los difuntos (c f OGMR Lector: ministro instituido o encargado
56g) de hacer la lecturas o proclamar el
salmo (c f OGMR 34, 66)
Interrogatorio: preguntas sobre la dis­
Lectura continua y temática: modos
posición de los candidatos en la cele­
de selección y ordenación de las lec­
bración de vanos sacramentos y sa­
turas siguiendo la sucesión del libro
cramentales bíblico o la unidad temática vease
Introito (entrada) canto que abre la cap VII
celebración eucarística (c f OGMR Lectura, Oficio de antiguo oficio de
25-26) Maitines hoy celebración basada en
Invitatorio: invocación y salmo (Sal una mas abundante meditación de la
94, o bien 99, 66 o 23) que abren la Palabra de Dios que puede hacerse a
celebración del O ficio (c f OGLH cualquier hora del día (c f OGLH
34 36, CE 213) 55), y que mantiene, no obstante, el
370 Vocabulario litúrgico

carácter nocturno en la liturgia coral M adrina: vease padrino


(cf SC 88) vease cap XXVI M aestro de ceremonias: vease cere­
Letanías: invocaciones y suplicas bre­ moniero
ves dialogadas entre un cantor y el M agníficat: cántico evangélico de Vís­
pueblo en algunas celebraciones, y peras (c f Le 1,46-55)
en procesiones y otros actos de pie­ M aitines (matuta aurora) vease Lec­
dad tura Oficio de
Letra dominical: cada una de las siete M andatum: rito del lavatorio de los
primeras letras del alfabeto que indi­ pies en la misa vespertina de la Cena
can los días de la semana y permiten del Señor el Jueves Santo (c f M isal
señalar los domingos según la letra Romano)
que corresponde a cada año, los años M anípulo (mampulum pañuelo) anti­
bisiestos tienen dos letras, una hasta gua pieza similar a la estola y del
el 24 de febrero y otra desde ese día mismo color, pero mas pequeña, que
en adelante se fijaba en el antebrazo izquierdo
Letras apostólicas: documento ponti­ M anteles: lienzos que cubren el altar
ficio que se muestra y se lee en la (c f OGMR 269), después de la misa
ordenación episcopal y en la toma de de la Cena del Señor y durante el
posesión en la catedral (cf CE 573, Viernes y Sabado Santos se retiran
1143) M anutergio o cornijal toalla para se­
Libelli: cuadernillos de formularios de carse las manos en el lavabo
misas agrupados por meses o temas, M aranathá (Maraña tha ven, Señor
son el antecedente de los sacramen Jesús, y Maran atha, el Señor vie­
tarios el sacramentarlo Veronense ne) aclamación aramea de la liturgia
es la mas famosa colección de hbel cristiana (cf Ap 22,20, 1 Cor 16,22)
h vease cap IV que refleja el clima de la celebración
Líber sacerdotalis: manual de la cele­ eucanstica primitiva, hoy se usa en
bración de los sacramentos (s xvi) la aclamación después de la consa­
Liber usualis: libro manual que con­ gración
tiene los cantos de la Misa y del Ofi­ Martirologio: libro prom ulgado en
cio divino para uso de los cantores 1584 con la relación completa de los
Liturgia (leiton-ergon obra popular) mártires y de los demas santos en su
culto de la Iglesia (vease cap III) dies natahs siguiendo el calendario,
Liturgia de las Horas: nombre actual de los mas importantes se incluye
del Oficio divino u oración oficial de ademas una breve reseña o elogio
la Iglesia vease cap XXV La ultima edición es de 1922, y des­
Llamada: rito con el que se llaman no- de hace tiem po se trabaja en una
minalmente los religiosos que van a nueva
profesar y los candidatos a la institu­ M atrimonio: sacramento de la alianza
ción de ministerios (c f 755-756, 798 matrimonial vease cap XVI
y 813) vease presentación M edio-Pentecostés: antigua celebra­
Lucernario: bendición de la lampara ción a la mitad de la Cincuentena
en la liturgia judia, antecedente de la pascual, en la que se leía el Evange­
celebración de Vísperas y de la laus lio de Jn 7,14ss
cerei la primera parte de la Vigilia M emoria: el monumento en honor de
pascual un mártir, y la conmemoración litur
Lustral, agua: agua bendecida para la gica, obligatoria o libre, de un santo
purificación o los exorcismos (c f NUALC 14)
Luz, luces símbolo bíblico muy pre­ M emorial: vease anamnesis la cele­
sente en la liturgia bajo múltiples bración de la Misa
u so s lampara cirios encendidos M enologio: colección de vidas de san­
junto al altar (cf OGMR 79, 269) y tos y noticias de las diferentes fiestas
en numerosos ritos (ej Bautismo, del Señor y de la Stma Virgen, orde­
consagración de vírgenes, procesio­ nada por meses, de la Liturgia Bizan­
nes) tina
Vocabulario litúrgico 371

M iércoles de ceniza: primer día de la desplegado en la economía salvifica


Cuaresma vease cap XXI una parte de la cual es la misma h
M inisterios laicales: denominación de turgia vease cap II
los oficios litúrgicos que se confie­ M isterio pascual: la «bienaventurada
ren mediante la institución lectorado Pasión (muerte), resurrección de en­
y acolitado, y que pueden ser confia­ tre los muertos y gloriosa ascensión
dos también de manera estable o del Sefíor a los cielos» con la dona
temporal a los laicos (cf CDC c 230, cion del Espíritu Santo, celebradas
SC 28-29, OGMR 6 8 )), entre ellos en la liturgia c f cap II
están el ministro extraordinario de la Mitra: insignia pontifical del obispo y
comunión, el catequista, el padnno, del abad, que cubre la cabeza en al­
etcetera gunos momentos de la celebración,
M inisterios litúrgicos: nombre genéri­ se le impone al obispo en la ordena­
co de todos los oficios y funciones ción, aludiendo a la corona de gloria
que se ejercen en las celebraciones que recibirá del supremo Pastor (cf
litúrgicas (c f OGMR 58) 1 Pe 5,4)
M inisterios ordenados: denominación M onición (monere exhortar) formula
de los tres ordenes de la Jerarquía que invita a realizar un acto o un
eclesiástica episcopado, presbitera gesto litúrgico (c f OGMR 11, ej ,
do y diaconado, a los que se accede «oremos»), introducción o explica­
por el sacramento del Orden oficios ción breve de algún rito (cf OGMR
y funciones litúrgicas que proceden 68a) vease comentador
d el sa c r a m e n to d el Orden ( c f Myron: el crisma de los orientales
OGMR 59-61) Muceta: especie de capa pequeña, par­
Misa (missae missarum sollem m a) te superior del habito coral
nombre de la celebración eucarística
derivado de la expresión missa alu­
N ártex: vestíbulo inferior de la iglesia
siva a la bendición de despedida del
donde se situaban los catecúmenos y
pueblo o de los catecúmenos, que se
los penitentes públicos
tomo extensivamente por toda la ce­
Nave: parte central de la iglesia desti­
lebración
nada a los fieles (cf OGMR 273)
Misal: en la actualidad el Oracional de
Naveta: recipiente en forma de nave,
la Misa, que contiene todos los tex
en el que se coloca el incienso
tos eucologicos vease eucología no
obstante, desde el siglo xi su verda­ Natividad de María: fiesta del 8 de
dera naturaleza era la de libro plena septiembre, de san Juan Bautista
rio conteniendo también las lecturas solemnidad del 24 de jumo
y los cantos, en la Liturgia Hispánica Navidad (natm tas nacimiento) so
se denominaba M issale mixtum y lemmdad y tiempo del Nacimiento
contenía también los textos del Ofi­ del Señor vease cap XXII
cio Neófito (neophytos recien nacido) el
M istagogia (myeo mystagogeo iniciar nuevo bautizado (cf 1 Pe 2,2), du­
en los misterios) ultima etapa de la rante el tiempo de la mistagogia
Iniciación cristiana en la semana de Neomenia (neomenia luna nueva)
Pascua, marcada por las catequesis fiesta del novilunio (cf Col 2,16)
sobre los sacramentos (mistagogicas) Nocturno: cada una de las tres partes
(c f RICA, CE 374, 429), función en que se dividía el antiguo oficio de
iniciadora, progresiva y permanente Maitines
de la misma liturgia sobre los que Nona: hora intermedia desde las tres
p a r ticip a n en e lla v e a s e cap hasta las seis de la tarde (cf Mt
XXVIII 27,46, Hch 3,1)
M isterio: en la liturgia es el aconteci­ Numero áureo: numero que señala los
miento salvifico que es celebrado en novilunios en el ciclo de 19 años, se
los ritos sacramentales, en sentido obtiene sumando el 1 al año y divi­
global es el designio de salvación diendo el total por 19, el 0 corres
ponde al 19 Pertenece al computo turgia de las Horas en los que se
eclesiástico apagaban progresivamente las quince
Nunc dimittis: cántico evangélico de velas de un gran candelabro triangu­
las Completas (cf Le 2,29-32) lar llamado tenebrario
Nupcial, bendición plegaria de bendi­ O frendas u oblata el pan y el \ mo pa­
ción de los esposos en la celebración ra la Eucaristía, y «otros dones para
del Matrimonio (cf Ritual del Matri­ los pobres o para la Iglesia» (c f
monio) OGMR 49)
Ogdóada (ogdoos octavo) el día octa­
O , antífonas de la serie de antífonas vo nombre escatologico del domin­
de Vísperas y del Aleluya desde el go en la antigüedad vease cap XIX
día 17 hasta el 23 de diciembre in­ Oleos: los tres aceites destinados a la
clusive, que comienzan en latín con unción de los catecúmenos a la Un­
dicha exclamación ción de los enfermos y a la confec­
Obispo (episkopos vigilante) el grado ción del Cusma son bendecidos por
supremo del sacramento del Orden, el obispo en el curso de la Misa cris­
que posee la plenitud del ministerio mal, y deben guardarse en el bautis­
eclesial y la incorporación al Colegio terio (c f CE 274)
Episcopal en la sucesión apostólica Opus Dei: denominación de la Litur­
(cf RO), preside la Iglesia particular gia de las Horas en la Regla bene­
y es el sumo sacerdote de su grey (cf dictina (cap 43)
SC 41, CE 5-10) Oracional: vease Misal
Oblación: ofrecimiento del Cuerpo y Oración de los fieles: plegaria univer­
de la Sangre de Cristo en la plegaria sal con la que concluye la liturgia de
eucarística (cf OGMR 55f) la Palabra (cf OGMR 45-47)
Octava: prolongación de una solemni­ O raciones presidenciales: plegarias
dad durante ocho días, actualmente reservadas al ministro que preside
solo existen las octavas de Pascua y (c f OGMR 10 y 13)
de Navidad (cf NUALC 24 y 35) O raciones sálmicas: plegarias inspira­
Ocurrencia: cuando en un mismo día das en los salmos (c f OGLH 112,
ocurren vanas celebraciones, se cele­ CE 198) vease cap XXVII
bra la Misa y el Oficio de la que ocu­ Oración sobre el pueblo: plegaria de
pa un lugar superior en la tabla de bendición y de despedida del pueblo
los días litúrgicos (cf NUALC 59 y (cf OGMR 57a), actualmente figu­
60), cuando se trata de una solemni­ ran en un apéndice del Ordo Missae
dad que cae en un domingo de Ad­ Oración sobre las ofrendas o super-
viento, Cuaresma o Pascua, se trasla­ oblata plegaria que cierra el rito de
da al lunes siguiente (cf NUALC 5, la presentación de los dones y ante­
modificado en 1990) cede a la plegaria eucarística (c f
Ofertorio: vease oblación de la Victi­ OGMR 53), en otro tiempo se llamo
ma santa, canto (ad offertorium) que secreta porque se recitaba en voz
acom paña a la procesión de las baja
ofrendas (cf OGMR 50), por exten­ Oratorio: lugar destinado temporal
sión, se denominaba asi el nto de la mente al culto divino que, no obstan­
presentación y preparación de los do­ te, debe bendecirse ( c f CE 954,
nes, e incluso todo gesto de ofreci­ CDC c 1226-1229)
miento en el ámbito de la piedad po­ O rden, ordenación: sacramento del
pular Orden y los ritos de la ordenación
Oficio divino: vease cap XXV del obispo, de los presbíteros y de
Oficio de lectura: vease lectura Ofi­ los diáconos (cf RO), antes de la re­
cio de forma litúrgica se distinguía entre
Oficio de tinieblas: desde el s xn has­ ordenes mayores, las referidas y el
ta la reforma de rubricas de 1960, los subdiaconado, y ordenes menores, el
Maitines y Laudes del Jueves, Vier­ ostianado, lectorado, exorcistado y
nes y Sabado Santos de la antigua Li­ acolitado, hoy reducidas a los minis-
teños instituidos del lector y del aco­ de D io s, que llevan los obispos
lito veanse ministerios ordenados y orientales
ministerios laicales Pantocrátor (todopoderoso) represen­
O rdines Romani: libros de los ss vm tación de Cristo majestad en el ábsi­
al x, que describían las ceremonias de de la iglesia o en el tímpano de la
de la Liturgia Romana, reunidos en portada
vanas colecciones vease cap IV Paraliturgia: se denominaban asi las
Ordo: ritual de una celebración por celebraciones no propiamente litúrgi­
ejem plo, O rdo Baptism i Parvulo- cas y las celebraciones de la Palabra
rum Ritual del Bautismo de Niños, (c f SC 35,4)
traducido también por «Ordinario» Parasceve: denominación hebrea de la
indicando los elementos comunes e víspera del sabado, día de la muerte
invariables por ejemplo, Ordo Mis del Señor (cf Mt 27,62, etc ), que la
sae Ordinario de la Misa liturgia em plea para designar el
Organo: el mayor y el mas tradicional Viernes Santo feria VI in Parasceve
de los instrumentos musicales al ser­ Parusía (parousia presencia) retomo
vicio de la liturgia, puede bendecirse de Cristo al final de los tiempos (cf
y su uso esta regulado por las nor­ 1 Ts 2,19)
mas litúrgicas (cf CE 41, 193, 300) Pascha annotinum (año anterior) pri­
Ornam entos: vestidos litúrgicos mer aniversario de la celebración del
Ornato: am bientacion festiva de la Bautismo
iglesia, del altar y del lugar de la Re­ Pascua: c eleb ra c ió n de la Pasión,
serva eucarística ( c f CE 38, 50, Muerte y Resurrección del Señor (cf
299) vease flores CE 227, 295) veanse Misterio pas­
Osculo: vease beso litúrgico cual y Triduo pascual, tiempo pas­
cual que concluye en Pentecostés
vease cap XX
Padrino -madrina el o la garante de la Pasión: relatos de los últimos aconteci­
preparación de un catecúmeno, al mientos de la vida del Señor según
que presenta a la Iglesia, en la actua­ los cuatro Evangelios, leídos el do­
lidad es la persona que asiste a quien mingo de Ramos (cada año según un
va a ser bautizado o confirmado y sinóptico) y el Viernes Santo (según
adquiere un compromiso de tutela en San Juan), semana precedente a la
la educación en la fe (c f RICA, Pascua o Semana Santa (cf NUALC
RBN y RC, CDC c 873-874 y 892- 30-31)
893) Patena: bandeja o platillo que contiene
Palia o hijuela pañitos blancos o de la hostia durante la Misa (cf OGMR
los colores litúrgicos, que se colocan 80, 290ss)
sobre la patena (de forma circular) y Patrono del lugar: santo o titulai de
sobre el cáliz (cuadrada) un territorio al que se extiende su pa-
Palio: banda circular de lana decorada tiocimo, su celebración obliga a to­
con seis cruces negras que se coloca das las iglesias situadas en el, vease
en tomo al cuello, que el Papa otorga tabla de los días litúrgicos en el Mi­
a los arzobispos residenciales (c f CE sal Romano
57 y 1154), se llama también asi al Paz, rito de la: gesto que se intercam­
dosel sujeto por varales para las pro­ bia antes de la comunión, después de
cesiones del Santísimo Sacramento la oración del sacerdote (cf OGMR
Paloma eucarística: recipiente en for­ 56b) vease beso litúrgico
ma de paloma, suspendido del balda­ Pectoral, cruz insignia pontifical so­
quino o de un soporte junto al altar, bre el pecho que llevan los obispos
en el que se guardaba la Eucaristía occidentales y los abades (cf CE 57,
desde el s xi 63)
Panagia (toda santa) titulo bizantino Penitencia, sacramento de la sacra­
de la Stma Virgen, medallón pecto­ mento de la reconciliación y del per-
ral con la imagen de la Santa Madre don de los pecados véase cap XVI
374 Vocabulario litúrgico

Penitenciales, salmos se denominaban la Misa, besándola en primer lugar el


asi los siete salmos siguientes Sal 6, sacerdote
31, 37, 50, 101, 129 y 142, que se Poscomunión: oración conclusiva del
encontraban en la antigua Liturgia de rito de la com unión ( c f OGM R
las Horas juntamente con las leta­ 56k)
nías Posturas: vease actitudes corporales
Pentecostés (Pentekoste quincuagési­ Precedencia de los días litúrgicos: or­
mo) solem nidad que clausura la den que guardan entre si los días h
Cincuentena pascual, y todo el perio­ turgicos de acuerdo con su importan­
do comprendido entre Pascua y di­ cia, según la tabla que se encuentra
cha fiesta en el Misal y en la Liturgia de las
Peregrinación: gesto religioso salien­ Horas vease ocurrencia
do del propio lugar para visitar la ca­ Prefacio (praefari ir delante) primera
tedral o un santuario (c f CE 45, parte de la plegaria eucarística (cf
260) OGMR 55a)
Perícopa (peri kopto corte) fragmen­ Pregón pascual: vease exsultet
to de un capitulo de la Biblia equi­
Presantificados, Misa de en la Litur­
vale a la lectura bíblica señalada
gia Romana, la acción litúrgica del
Persignar: hacer el signo de la cruz Viernes Santo en la que se comulga
signar y santiguar a continuación de la Eucaristía consagrada el día an­
Petición del sacramento ruego de que terior Esta practica es originaria de
se confiera un sacramento o sacra la Liturgia Bizantina, que la observa
mental, que hace un ministro en fa en los días de Cuaresma
vor del candidato o del elegido, en el Presbiterio: parte de la iglesia distinta
curso de la celebración de la nave donde esta el altar (cf
Píxide (pyxis caja) copon o vaso ce­ OGMR 258, CE 50), cuerpo de los
rrado en el que se guarda la Eucaris­ presbíteros de una Iglesia particular
tía (cf OGMR 80, 290ss) con su obispo, que se pone de mani­
Planeta: vestido litúrgico similar a la fiesto en la concelebracion y al que
casulla, pero con la parte delantera se accede en la ordenación (c f CE 1,
mas corta, que se usaba en lugar de 1 1 ,2 1 ,2 7 4 )
la dalmática en Adviento y Cuares­ Presbítero (anciano) el grado del sa
ma, se llama también asi a la casulla cramento del Orden que es participa­
Plegaria eucarística: «oración de ac­ ción en el sacerdocio de Cristo y cu­
ción de gracias y de santificación», ya m isión , com o cooperador del
centro y culmen de la celebración de obispo, es «secundar el ministerio
la Misa (cf OGMR 54 55) episcopal» (c f RO), y preside la
Pluvial, capa (pluviale para la lluvia) asamblea litúrgica haciendo las ve
vestidura litúrgica ancha y redonda, ces de Cristo (c f OGMR 60)
abierta por delante, del color hturgi Presentación del que va a recibir un
co que corresponda, usada en las sacramento, junto a la petición rito
procesiones y en numerosos ritos (cf de preparación de los dones en la
OGMR 303) Misa
Pontífice (pons puente) nombre dado Presidencia: función del ministro o ce
al obispo como sumo sacerdote de su lebrante principal en las acciones li­
grey (cf SC 41, CE 5ss), al Papa se túrgicas (cf OGMR 59 60), corres­
le llama Sumo Pontífice y Romano ponde de suyo al ministerio ordena
Pontífice do de manera que los laicos no
Pontifical Romano: desde el s x, el presiden, sino que dirigen o moderan
libro que contiene las celebraciones una celebración (por ejemplo, cele­
sacramentales reservadas al obispo braciones dominicales en ausencia
Portapa7: placa de metal o de marfil de presbítero), en la concelebracion
con una imagen en relieve que se la presidencia la ejerce uno solo (cf
usaba para dar la pa z a los fieles en OGMR 161, 166, 170)
Vocabulario litúrgico 375

Prima: antigua hora del Oficio divino, Q uincuagésim a, domingo de domin­


entre los Laudes y tercia suprimida go anterior al primero de Cuaresma,
por el Concilio Vaticano II por ser cincuenta días antes de Pascua, den
un doblaje de Laudes (cí SC 89 d) tro del tiempo de Septuagésima
Procesión: traslado ordenado de un lu­
gar sagrado a otro, bajo la presiden­
cia litúrgica, hay procesiones litúrgi­ R ecom endación del alma: «entrega
cas y piadosas, ordinarias y extraor­ de los moribundos a Dios» (c f Ri
dinarias (c f CE 1093ss), ritos de tual de la Unción y de la Pastoral de
entrada en la Misa, del Evangelio los Enfermos)
etc Recomendación y despedida: rito fi­
Profesión religiosa: celebración en la nal de las exequias ante el cadáver
que los religiosos hacen su consagra­ (cf Ritual de Exequias)
ción a Dios (cf Ritual de la Profe R edd itio sym b oli (d e v o lu c ió n del
sion religiosa CE 748ss) Símbolo) celebración previa al Bau
Prom esas bautism ales: renuncias y tismo, en la que los elegidos recita
profesión de fe que antecede al Bau­ ban oficialmente el Símbolo de la fe
tismo, se renuevan en la Confirma­ Refrigerium: costum bre romana de
ción y, cada año, en la Vigilia pas­ hacer una comida junto a la tumba de
cual un difunto, especialmente en su ani­
Propio de los Santos o Santoral parte versario
del M isal y de la Liturgia de las Ho Regina caeli: antífona manana al ter
ras que comprende las celebraciones mino del O ficio divino durante el
que tienen día fijo en el calendario tiempo pascual, se usa en lugar del
se encuentra distribuido por los me­ Angelus en dicho tiempo
ses del año, y dentro de el se encuen­ Reliquias: restos mortales pertenecien­
tran algunas fiestas del Señor, ade­ tes a los santos, objeto de veneración
mas de las celebraciones de la Stma (cf SC 111), se pueden depositar ba­
Virgen y de los Santos veanse cap jo el altar dedicado (cf RD1A)
XXIII y XXIV, vease Común de los Renuncias: la parte de las promesas
Santos bautismales por las que el que va a
Propio del Tiempo: parte del Misal y ser bautizado, o sus padres y padri­
de la Liturgia de las Horas que com­ nos en su nombre, renuncian al dia­
prende el ciclo de los misterios del blo y a sus obras y seducciones (cf
Señor, frente al Propio de los San RICA, RBN, CE 361, 430, 442)
tos se caracteriza también por in Reserva eucarística: gesto de guardar
cluir las celebraciones móviles, ex el Santísimo Sacramento especial­
cepto Navidad y Epifanía, que tienen mente después de un acto de culto a
día fijo, esta organizado por tiempos la Eucaristía, sagrario y capilla don
litúrgicos de se guarda la Eucaristía
Prosfora: vease oblación Responsorio o responso (respuesta)
Prothesis: mesa para la preparación de canto alternativo entre un cantor y el
las ofrendas en la Liturgia Bizantina pueblo al final de las lecturas del
Provisión canónica, con ocasión de Oficio (cf OGLH 169-172) o en el
la celebración litúrgica cuando se salmo responsonal (cf OGMR 36,
conoce la provisión canónica de la 90), se llamaban también asi las pre
Iglesia particular (cf CE 1129) ces que recitaba el sacerdote por los
Pulpito (pulpitum estrado) plataforma difuntos, que incluían textos del Ofi
elevada con antepecho y tornavoz, cío de Difuntos
situada en la nave, en la que se predi Retablo (retro-tabula tabla detras)
caba al pueblo desde el s xi, tablas pintadas con
Purificador: pañito para realizar las imágenes que empezaron a colocarse
purificaciones después de la comu detras del altar hasta alcanzar un
nion (cf OGMR 80, CE 165) gran desarrollo con el arte gotico
376 Vocabulario litúrgico

Reverencia, ^ignos de se llaman asi la textos de las partes invariables del


inclinación la genuflexión y el beso Orao Missae
del altar (c f CE 68-83) Sacramentario: primitivo libro litúrgi­
Rito: acción reiterada y significativa, co del sacerdote, con las oraciones
acción litúrgica compuesta de gestos de la Misa, de los sacramentos y del
y palabras ej rito de entrada vease Oficio divino s Gelasiano Grego
cap XII riano Veronense, etc
Rito litúrgico: peculiaridades que defi­ Sacristán: responsable del secretarium
nen una liturgia particular, por ej Ri­ o sacristía cuida de la preparación
to Hispano-Mozarabe vease cap V de las celebraciones y del ajuar litúr­
Ritual: vease Ordo gico (c f CE 37)
Sacristía y secretarium (apartado) lu
Rogativas: procesiones para pedir a
gar donde se revisten los ministros,
Dios por las necesidades de los hom­
donde se incia la procesión de entra
bres (c f NUALC 45-47, CE 381-
da de la Misa y donde se guarda el
384)
ajuar litúrgico, en la catedral debe­
Rosario: ejercicio piadoso mariano, rían ser dos lugares distintos, el pri­
inspirado en la liturgia, compuesto mero cercano a la entrada de la igle­
esencialmente por la recitación de 10 sia (cf CE 53)
avem arias, precedidas del Padre
Sagrario: tabernáculo o lugar de la re
nuestro y seguidas del Gloria al P a­
serva de la Eucaristía (c f OGMR
dre meditando los misterios de Cris­
276-277, CDC c 938)
to y de la Stma Virgen, Pablo VI lo
Salmista: ministro que canta o procla
llamo «compendio del Evangelio» y
ma el salmo responsonal u otro can
«vastago germinado en la liturgia»,
tico bíblico (cf OGMR 67)
c f Mariahs cultus 42 55
Salmo responsorial: vease gradual
Roquete: parte del habito coral de li­
Salmodia: canto o recitación modulada
no u otro tejido semejante (c f CE
de los salmos, especialmente en la
63, 1199), se distingue de la sobre­
L iturgia de las H oras (c f OGLH
pelliz (cotta pequeña vestidura) por
122 y 278 279)
las mangas largas y estrechas como
Salve Regina: la mas celebre de las an­
el alba (c f CE 65, 192)
tífonas mañanas (s x) con que con­
Rótulo de Ravena: famoso manuscrito
cluye el Oficio divino
que contiene oraciones de prepara­
Sanctus: aclamación que sigue al p re ­
ción para la Navidad de los ss v-vi,
facio (c f OGLH 55b)
vease cap XXII
Santoral: vease Propio de los Santos
Rubricas (ruber rojo) en los libros li­ se denomina también asi el calenda­
túrgicos, texto de las normas que han rio de los santos vease Martirologio
de seguirse en las celebraciones, es­
Santuario: veanse presbiterio e ico­
crito o impreso con tinta roja, en los nostasio lugar de peregrinación (cf
actuales libros contienen también re­
CDC c 1230ss)
ferencias catequeticas y pastorales
Schola cantorum: coro de cantores
para interpretar algunas partes según
Sábado: día séptimo de la semana he­ los diversos géneros del canto y fa­
brea, observado por el Señor (c f Me vorecer la participación de la asam­
1,21, Le 4,16) y por los primeros blea en el canto (c f OGMR 63),
cristianos, sobrepasado por el domin­ ocupa el coro
go vease cap XIX, la liturgia lo ce­ Secuencia (sequentia continuación)
lebra como preparación del día del canto poético después de la segunda
Señor e incluso con una «discreta y lectura en algunas solemnidades (ej
antigua conmemoración de la Stma Pascua, P en tecostés) (c f OGMR
Virgen» (c f NUALC 15) vease cap 40)
XXIV Sede: asiento del ministro que preside
Sacras: las antiguas tres tablas o cua­ la asamblea litúrgica (c f OGMR
dros colocados sobre el altar con los 271)
Vocabulario litúrgico 377

Sede penitencial: asiento para oír las hombre en Jesucristo, bajo la acción
confesiones, en lugar patente y pro­ del Espíritu Santo, la liturgia es si­
visto de rejillas entre el penitente y el nergia del Espíritu y de la Iglesia
confesor que puedan utilizar libre­ Sobre las ofrendas: vease oración so­
mente los fíeles que asi lo deseen (c f bre las ofrendas
CDC c 964, § 2) Sobrepelliz: vease roquete se reviste
Semana: cada periodo de siete días, siempre sobre la sotana (c f CE 65)
marcado por la celebración del do Solemnidad: los días litúrgicos mas
mingo vease cap XIII importantes, cuya celebración co­
Sentencias: frase del N T o de los SS mienza en las I Vísperas, el día pre­
Padres que llevan los salmos, a con­ cedente, y que en algunos casos
tinuación del itulo en el salterio de cuenta con misa de la vigilia (cf
las cuatro semanas de la Liturgia de NUALC 11)
las Horas para indicar el sentido Solideo (solo a Dios) casquete que cu­
cristiano del salmo (c f OGLH 109 y bre la parte posterior de la cabeza,
111) usada por el Papa (de color blanco),
Septuagésima: antiguo tiempo, de tres los cardenales (de color rojo), los
semanas de duración, que precedía a obispos y abades (de color violeta) y
la Cuaresma y que empezaba en el otros clérigos (de color negro), se
dom ingo de este nombre, setenta quita ante el Santísimo Sacramento,
días antes del domingo II de Pascua de ahí el nombre
Sepulcro: se denom ina asi el lugar Sufragios: oraciones y otros actos en
donde se depositan las reliquias bajo favor de los fíeles difuntos
el altar en el rito de la dedicación Superoblata: vease oración sobre las
Sexagésim a, domingo de dos domin­ ofrendas
gos antes del I de Cuaresma, dentro
del tiempo de Septuagésima sesenta
días hasta el miércoles de la octava T ab la de los días litúrgicos: vease
de Pascua precedencia
Sexta: hora intermedia que se celebra Te Deum: himno al final del Oficio de
al medio día (c f Mt 27,45, Hech lectura y de las vigilias (cf OGLH
10,9) 68. 73), se usa también como canto
Shemá: plegaria hebrea recitada tres de acción de gracias
veces al día (cf Dt 6,4-9, etc ) Témporas: vease Cuatro Témporas
Shémoné-esréh: plegaria hebrea de las Tercia: hora intermedia equivalente a
18 bendiciones las nueve de la mañana (c f Hech
Signación: vease signo de la cruz 2,15)
Signo de la cruz o señal de la cruz Tiara: triple corona que usaban los Pa­
gesto de formar la cruz con la mano pas y con la que eran coronados, no
sobre uno m ismo (c f OGMR 28, era una insignia estrictamente litúr­
vease persignar) o sobre una persona gica, fue suprimida por Pablo VI
o cosa (signación) o en el aire para Titular de la iglesia: misterio o advo­
bendecir o invocar la gracia divina cación del Señor o de la Stma Vir­
Simbolism o litúrgico: conjunto de sig­ gen o nombre del Santo en cuyo ho­
nos de la liturgia, y carácter exprcsi nor se ha dedicado la iglesia (c f CE
vo y sacramental de los signos litur 865), se requiere también para la
gicos véase cap XII iglesia que se bendice, aunque no se
Símbolo: formula de profesión de la íc dedique (cf CI 955)
apostólica que se recita o canta en la I ítulo sálmico: breve enunciado al co­
Misa los domingos y solemnidades mienzo de cada salmo en el salterio
(cf OGMR 43-44) de las cuatro semanas de la / iturgia
Sinaxis (synaxis reunión) asttnihha de las Horas para señalar su signifi­
litúrgica cado (el OGIII III)
Sinergia o svnetgia (s\n </ yon iu umi Ir a d o (arrastrado) versículos de un
conjunta) la unión de D i o n y «lc*l salmo que se cantaban o recitaban
378 Vocabulario litúrgico

seguidos, sin antífona ni responso Veronense, sacramentarlo llam ado


rio entre el gradual y el Evangelio antiguamente leoniano (por san León
Traditio (entrega) rito de entrega so­ Magno), es una colección de hbelli
lemne del Símbolo de la j e (traditio missarum que se remontan al s v y
symboh) o del Padienuestro (traditio cuyo manuscrito se encuentra en la
orationis dominicae) a los catecume biblioteca de Verona (Italia) vease
nos, después venia la redditio cap IV
Triduo (tres días) aplicado al santo Verso: aclamación después de la lectu­
«Triduo pascual de Cristo muerto, ra breve de la hora intermedia (cf
sepultado y resucitado» vease cap OGMR 79)
XX Via Crucis (Camino de la Cruz) ejer­
Trisagio (tres veces santo) el triple cicio piadoso inspirado en la liturgia
sanctus («Santo Dios, santo fuerte que va recorriendo, con un desplaza­
santo inmortal »), procedente de las miento hacia las distintas estaciones
liturgias orientales, que se canta en para meditar en los momentos de la
los improperios del Viernes Santo, Pasión del Señor siguiendo ante todo
con sentido ímcialmente cnstologico los relatos evangélicos
y mas tarde trinitario Viático (provisión para el viaje) ulti­
Tropo (desarrollo) texto breve que se ma comunión sacramental del cris
intercala en una aclamación, aprove­ tiano en peligro de muerte (cf RUE
chando una melodía (ej en las invo­ 26, CDC c 921)
caciones de la 3 a forma del acto pe Vigilia (vela) preparación que antece­
mtencial) de a una solemnidad (c f OGLH 70-
Tunicela: vestidura del subdiacono, 72) con elementos litúrgicos propios,
idéntica en la practica a la dalmática entre los que destaca la misa de la
que dejo de usarse al desaparecer el vigilia, la vigilia pascual es la mas
subdiaconado como orden sagrado relevante de todas vease cap XX, el
Tuiiferario (que lleva el fuego) mi­ Ojicio de lectura se puede convertir
nistro que porta el incensario en vigilia en la víspera de solemnida
Typikon (typos ejemplo) libro litúrgi­ des y fiestas (cf OGLH 73) vease
co griego con cei emonias y rubricas cap XXVI
Vinajeras: jarritas que contienen el vi­
U nción de los Enfermos: sacramento no y el agua para la Misa
de la fuerza del Espíritu Santo en la Visita pastoral: presencia del obispo
enfermedad vease cap XVI en las parroquias o comunidades lo­
Urbi et orbi (a la ciudad y al mundo) cales de su diócesis como ministro
expresión usada por los Papas para del Evangelio, pastor y gran sacer
referirse a Roma y al resto del mun­ dote de su grey (cf CE 1177 1184)
do, por ejemplo en las bendiciones Vísperas (tarde) oración del final del
apostólicas día, hora del Oficio divino (cf SC
89 , OGLH 3 9 ss) vease el cap
V elación: rito de imposición del velo XXVI
de la virgen (cf Ritual de la consa
gracion de vírgenes), y antiguamente Z eon, rito del agua hirviendo que se
también de la esposa en la liturgia echa en el cáliz en la Liturgia Bizan­
del Matrimonio tina a continuación de la conmistión
ACABOSE DE IMPRIMIR ESTA SEGUNDA EDICION DEL
VOLUMEN DE «LA LITURGIA DE LA IGLESIA» DE
LA BIBLIOTECA DE AUTORFS CRISTIANOS, EL
DIA 13 DE NOVIEMBRE DE 1996, FESTIVI­
DAD DE SAN LEANDRO, OBISPO, EN
LOS TALLERES DE SOCIEDAD
ANONIMA DE FOTOCOM-
POSICION, TALISIO 9
MADRID

LAUS DEO VIRGIN ¡QUE M ATRI

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