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TRABAJO:
RESUMEN; PRIMAVERA SILENCIOSA
MATERIA:
ENTOMOLOGIA
INGENIERIA EN AGRONOMIA.
5 SEMESTRE
GRUPO “AD”
ALUMNO:
DOCENTE:
DR. LUIS PATRICIO GUEVARA ACEVEDO
Había una vez una ciudad en el corazón de Norteamérica donde toda existencia
parecía vivir en armonía con lo que la rodeaba. La ciudad estaba enclavada en el
centro de un tablero de ajedrez de prósperas granjas, con campos de cereales y
huertos donde, en primavera, blancas nubes de flores sobresalían por encima de
los verdes campos. En otoño, las encinas, los arces y los abedules, ponían el
incendio de sus colores que flameaban y titilaban a través de un fondo de pinares.
Capítulo 2.
El estroncio 90, liberado en el aire por las explosiones nucleares, llega a la tierra
con la lluvia o cae por sí solo, se aloja en el suelo, se mete en la hierba o en la
cebada o en el trigo que crecen allí y de vez en cuando se introduce en los huesos
del ser humano, donde permanece hasta su muerte. De igual modo, los productos
químicos se diseminan.
Estas invasiones, tanto las producidas naturalmente como las debidas a la ayuda
humana, tienen aspecto de continuar indefinidamente. La cuarentena y las
campañas químicas masivas son sólo maneras carísimas de perder tiempo.
En menos de dos décadas de uso, los plaguicidas sintéticos han sido tan
ampliamente distribuidos a través del mundo animado e inanimado, que se
encuentran virtualmente por todas partes. Se han hallado residuos de esos
productos en la mayoría de los sistemas fluviales importantes e incluso en
corrientes subterráneas que fluyen desconocidas a lo largo de la tierra; en la tierra,
donde pueden haber sido aplicados una docena de años antes; en el cuerpo de
pescados, pájaros, reptiles y animales salvajes y domésticos, hasta el punto de
que los hombres de ciencia que efectúan experimentos animales han encontrado
casi imposible localizar a seres libres de tal contaminación.
En la alquimia normal del cuerpo humano, existe tal disparidad entre causa y
efecto que, por ejemplo, cierta cantidad de yodo, tan pequeña como dos
diezmilésimas de gramo, representa la diferencia entre la salud y la enfermedad.
Como esas pequeñas cantidades de plaguicidas mantienen almacenadas y sólo
se expulsan lentamente, la amenaza de envenenamiento crónico y cambios
degenerativos del hígado y otros órganos es absolutamente real.
químicos en las fábricas... A esto hay que añadirle una nueva forma de ruina: las
pulverizaciones químicas aplicadas a tierras de cultivo, jardines, bosques y
campos.
La delgada capa de mantillo que forma una cubierta de retazos extendida sobre
los continentes, dirige nuestra existencia propia y la de cada uno de los demás
animales de la tierra. Sin mantillo, la vegetación, tal como la conocemos, no podría
crecer, y sin vegetación ningún animal sobreviviría.
El agua, el mantillo y el manto verde de las plantas que cubren la tierra forman el
mundo que abastece la vida animal. Aunque el hombre moderno recuerda rara vez
el hecho, la verdad es que no podría existir sin las plantas que modifican la
energía solar y fabrican los alimentos básicos de los que depende para subsistir.
Los que desean resultados inmediatos, cuesten lo que cuesten, seguirán sin duda
usando los productos químicos contra ese coleóptero. Y lo mismo harán los que
favorecen la moderna orientación de hacer que caigan las cosas en desuso,
porque el control químico necesita frecuentes y costosas repeticiones.
Después de varios años de rociadas con DDT, la ciudad ha sido casi devastada de
petirrojos y estorninos, los vencejos no se han presentado en mi ventana desde
hace dos años, y éste también han desaparecido los cardenales; todo lo que
queda en la vecindad parece que consiste en un par de pichones y quizá una
familia de avegatos.
Los mayores enemigos de los insectos son otros insectos de rapiña, los pájaros y
algunos mamíferos pequeños, pero el DDT mata indistintamente a todos, incluidos
los guardianes o policías particulares de la propia naturaleza.
Las pulverizaciones (media libra de DDT por acre en una solución de aceite)
cayeron y se filtraron a través de los bosques embalsamados y algunas
alcanzaron por fin la tierra y los arroyos y torrentes. Los pilotos, con el
pensamiento puesto en la tarea que les había sido asignada, no se esforzaron en
evitar los ríos o en cerrar las espitas de las mangueras mientras volaban sobre
ellos. Pero como la lluvia del producto era batida por el último soplo de aire, el
resultado habría tenido muy poca diferencia aunque lo hubieran hecho.
Donde quiera que haya grandes bosques, los modernos métodos de eliminación
insectil, amenazan a los peces que habitan en los ríos que se deslizan a la sombra
de los árboles. Las características de la muerte son siempre iguales: el olor a DDT
en los bosques, un velo aceitoso en la superficie del agua y peces muertos junto a
las orillas. Todo el pescado analizado, bien cogido vivo o muerto, tenía
almacenado DDT en los tejidos.
Las pulverizaciones en aéreas han ido ampliándose en tal forma que se han
convertido en lo que un ecólogo británico llamaba recientemente (pasmosa lluvia
de muerte) sobre la superficie de la tierra. Nuestra actitud respecto a los venenos
ha experimentado un sutil cambio.
Pulverizaron asimismo los cuatro acres de los suburbios, empaparon a una ama
de casa que estaba haciendo un esfuerzo desesperado por tapar su jardín antes
de que el rugiente avión lo alcanzara, y cubrieron de insecticida a los niños que
estaban jugando y a los hombres que trabajaban en la estación del ferrocarril. En
Setauket, un hermoso caballo bebió en un pilón del campo que había sido rociado;
diez horas después había muerto.
Una lata de pulverizaciones que contenga DDT, por ejemplo, lleva una etiqueta
muy bonita advirtiendo que su contenido está a presión y puede estallar si se
expone al calor o a la llama. Un insecticida corriente para uso doméstico,
incluyendo las aplicaciones en la cocina, está compuesto de perclóricos. Y no
obstante, el director de farmacología de la Administración de Alimentos y Drogas
ha advertido de que el peligro de vivir en una casa rociada con perclórico es muy
grande. Otros preparados, asimismo con destino al hogar, contienen dieldrín, aún
más tóxico.
Se ha dicho muy poco respecto a los peligros del riego de los jardines con
venenos, o al de los insecticidas empleados en el hogar; las advertencias de las
etiquetas están impresas de un modo tan poco llamativo y en letra tan pequeña,
que poca gente se toma la molestia de leerlas ni de hacerles caso. Una casa
industrial se metió en la empresa de averiguar exactamente cuántos. Sus
investigaciones indicaron que poco más del quince por ciento de la gente que usa
insecticidas en pulverizaciones y vaporizaciones se entera siquiera de las
advertencias que van en los recipientes.
Los nuevos problemas sanitarios que nos rodean son múltiples... creados por la
radiactividad en todas sus formas, nacidos del inacabable torrente de sustancias
químicas de que forman parte los plaguicidas y que actúan sobre nosotros directa
e indirectamente, separada y colectivamente. Su presencia lanza una sombra no
menos siniestra por ser informe y oscura, no menos atemorizadora porque sean
imposibles de predecir los efectos del contacto con los agentes químicos y físicos
que no forman parte de los conocimientos biológicos del hombre.
Es típico que la víctima del mal haya sufrido contacto con alguno de los
insecticidas, sus síntomas han subsistido al tratamiento que incluía la supresión de
todos los insecticidas de su alrededor, y lo que es más significativo, «han vuelto a
recaer cada vez que renovaban el contacto» con los productos dañinos.
Los propios espermatozoides pueden ser afectados fácilmente por la pérdida del
ATP. Los experimentos demuestran que la movilidad del esperma del toro es
disminuida por el dinitrofenol, que se interfiere en el mecanismo de la duplicación
con la consiguiente pérdida de energía. El mismo efecto se encontraría
probablemente por parte de otros productos químicos donde se investigara.
La batalla de las cosas vivas contra el cáncer empezó hace tanto tiempo que su
origen se pierde en la distancia. Pero debió iniciarse en un medio ambiente
natural, en el que cualquier cosa viva que habitara la tierra, estaría sujeta, para
bien o para mal, a influencias que tuvieran origen en el sol y en la tempestad y en
la antigua sustancia de la tierra. Algunos de los elementos de este medio
ambiente, crearon peligros a los que la vida tenía que adaptarse o perecer. La
radiación ultravioleta de la luz solar pudo causar daños. Y lo mismo las
radiaciones de ciertas rocas, o el arsénico desprendido del mantillo o del peñasco
para contaminar alimentos o agua.
El problema que nos preocupa aquí es si alguno de los productos químicos que
estamos usando en nuestros intentos por dominar la naturaleza, tiene un papel
directo o indirecto en las causas del cáncer. Por la evidencia conseguida con los
experimentos animales podemos ver que cinco, o quizás seis de los plaguicidas,
deben ser clasificados como carcinógenos.
Es fácil ver por qué la leucemia debe ser una de las enfermedades más corrientes
resultantes de la exposición a radiaciones o a productos químicos que imitan las
radiaciones. La meta principal de los agentes físicos o químicos de las mutaciones
son las células que sobrellevan la división activa. También incluyen varios tejidos,
pero sobre todo, los relacionados con la producción de la sangre.
Los insectos que antes aparecían sólo en número insignificante, han aumentado
hasta convertirse en plaga. Por su misma naturaleza, los reductores químicos se
auto derrotan, porque han sido imaginados y aplicados sin tener en cuenta los
complejos sistemas biológicos contra los que se lanzaban a ciegas. Los productos
químicos pueden haber tenido éxito en las pruebas contra unos cuantos individuos
de algunas especies, pero no contra colectividades.
Las poblaciones de insectos se mantienen dominadas por algo que los ecólogos
llaman la resistencia del ambiente, y esto ha sido así desde que fue creado el
primer ser viviente. La cantidad válida de alimentación, las condiciones del clima,
la presencia de especies en situación de rivalidad o depredación son básicamente
importantes. El factor más importante para impedir que los insectos anonaden el
mundo es la guerra interna que sostienen entre ellos mismos.
Pero fue el advenimiento del DDT y sus muchos parientes lo que inauguró la
verdadera Era de la Resistencia. No debía haber sorprendido a nadie que tuviera
los más sencillos conocimientos acerca de los insectos o de las poblaciones
dinámicas de animales, que en cosa de pocos años se presentara y definiera
claramente un feo y peligroso problema. Y sin embargo, el conocimiento del hecho
de que los insectos poseen un arma de defensa y contraataque contra la agresión
química, parece haberse borrado poco a poco.
Los medios por los cuales los insectos resisten a los productos químicos,
probablemente varían y aún no se han llegado a comprender completamente.
Algunos de los que desafían el control, se cree que están ayudados por una
ventaja constitucional, pero según parece hay pocas pruebas auténticas de ello.
El que hemos estado siguiendo es de una facilidad que decepciona, una carretera
de primerísimo orden por la que progresamos a gran velocidad, pero a cuyo fin
está el desastre. El otro recorrido el camino menos frecuentado ofrece al final
nuestra única oportunidad para alcanzar una meta que asegure la conservación de
nuestra tierra.