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Evaluación Seminario

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Teorías de Géneros y Sexualidades.
Prof. Campagnoli y Prof. D´Uva

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26/06/2015

MORENO, MARIA LUZ


LU: 32814251

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Email: morenomluz@yahoo.com.ar

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La nota periodística “FIFA Verificación de sexo, la última humillación para
las futbolistas” aborda la problemática que sufren las jugadoras de futbol con
respecto a los exámenes de género a las que son sometidas. Esta reglamentación
de la FIFA, pone en vigencia ciertos modelos de control, sosteniendo una división
esencializada en algunas características fisiológicas/culturales que se predican de
los cuerpos. La noticia aborda una perspectiva crítica respecto de estos exámenes
físicos, en especial podemos ver tres dimensiones interesantes a desarrollar: En
primer lugar, como la implementación de políticas de control sobre determinados
rasgos que hacen a lo femenino, y esto no solo tendrá que ver con características
físicas visibles sino que se consideran algunos dosajes hormonales
estandarizados respecto de la testosterona. En segunda instancia, la cuestión que
queda al descubierto es la afirmación de la ventaja física de los hombres
compitiendo con las mujeres. Esta superioridad de lo masculino en tanto descripto
como lo activo, fuerte, etc. Sobre lo femenino como pasividad, emocionalidad,
debilidad, entre otras. Por último, la tendenciosa forma en que la legislación
reproduce el binarismo hombre- mujer como un sistema vigente y biológicamente
determinado.

A partir de estas tres líneas, desarrollaremos un análisis acerca de cómo


existe un el sistema sexo/genero que es aquel conjunto de disposiciones por los
que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad
humana (Rubin, 1998 -1975). Luego abordaremos el argumento de la
superioridad masculina remitiendo al estudio sobre el poder masculino presentado
por Adrienne Rich y su relación a la heterosexualidad como una institución política.
Finalmente, nos dedicamos a la cuestión de industrialización de los sexos, en
tanto remiten a un macro discurso sobre el género, a partir de la función de las
hormonas como drogas políticas siguiendo a P.B. Preciado.

En la nota periodística, se resalta el hecho de que las futbolistas deben


probar que son anatómicamente correspondientes al sexo femenino. Podríamos
considerar que esta forma en la que la FIFA, como institución deportiva
internacional, reglamenta y obliga a las mujeres a realizarse los estudios de

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género corresponde a un modo de instalar ciertas concepciones acerca de la
sexualidad humana. A la vez que resalta una cantidad de dispositivos que se
ponen en función para dar cuenta de cierto estereotipo de la condición de “mujer”
y como estas pruebas funcionan como mecanismos de normalización de los
cuerpos de las jugadoras. Volviendo a la perspectiva de G. Rubin considerar este
condicionamiento que define al sexo como algo naturalizado, inmediato y evidente.
Sin embargo, está esencialización del sexo se pone en duda a partir de
considerar el género como aquella construcción socio- cultural. Lo que nos
permite pensar que las construcciones en torno a lo femenino y lo masculino son
funcionales a las lógicas hegemónicas que funcionan en las instituciones que
transitamos. Es el caso de las futbolistas, encontramos que la regulación de los
sexos aparece enraizada en la construcción de determinados roles sociales,
actitudes y fisiologías que se le atribuyen a lo femenino. Tal que podemos
considerar que la aseveración respecto de la AFA sobre la superioridad física en
los deportes de los hombres, se fundamentaría en el entramado de relaciones
sociales que determinan estas supuestas diferencias.

A partir de esta línea, podemos agregar la propuesta teórica de Adrianne


Rich cuando describe que las instituciones han controlado tradicionalmente a las
mujeres, por medio de la imposición de la maternidad patriarcal, la explotación
económica, la familia nuclear, la heterosexualidad obligatoria, entre otras. (Rich,
1980). El efecto de la reglamentación de los sexos por medio de exámenes de
control, están relacionados con los modos de despliegue del poder masculino.
Para explicitar esto la autora retoma el trabajo Kathleen Gough con su artículo El
origen de la familia, donde describe como el poder masculino se imponen a partir
de una serie de acciones. Particularmente, la idea general que aborda Gough
respecto del mecanismo de la negación e imposición de la sexualidad, la
explotación de las mujeres para el control de sus producto, el control o usuparción
de sus hijos, el confinamiento físico , etc. Estos métodos de imposición del poder
masculino se manifiesta claramente en un control viril sobre la sexualidad de las
mujeres (Rich, 1980, pág. 30). La propuesta de Rich va aún más allá al considerar
que otras formas de sexualidad como la existencia lesbiana, se ven obligadas a

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fingirse heterosexual en términos de atuendo y rol femenino, donde se manifiesta
la exigencia por ser “verdaderas mujeres”. (Rich, 1980, pág. 31). Esto desde las
apreciaciones que toma Rich, nos lleva a preguntarnos mediante Catharine
MacKinnon:

“¿Y si la desigualdad fuera intrínseca a las concepciones


sociales de la sexualidad masculina y femenina, de la masculinidad y
de la feminidad, del erotismo y del atractivo heterosexual?” (Rich,
1980, pág. 32)

Esto renueva la cuestión que nos lleva a preguntarnos sobre cuáles son las
condiciones en las que se presentan estos exámenes de género de la FIFA. Más
aún, debemos considerar que dichas razones por las que se cristalizan ciertas
formas especificas de delimitar sexo y género, aparece dentro de la matriz
heterosexual otorgándole a la femineidad un lugar de subordinación de debe ser
reforzado.

Estos modos de vigilancia sobre la designación sexo/ genero, avanza a nivel


microscópico, el control se realiza también a partir de dosajes hormonales, de las
llamadas hormonas andróginas (la testosterona). En la nota informativa, se hace
hincapié en el aporte de Victoria Ley que afirma que no se puede sostener un
marcador biológico centrado en la estandarización de ciertas hormonas. (Salas,
2015). Desde la perspectiva de P.B. Preciado esta forma de control pone en juego
una micro política de las células, busca puntos de fuga más allá de la
representación de los controles institucionales. La variación de la testosterona en
las jugadoras de futbol, no sería solamente una expresión de determinados
cuerpos en ciertas instancias de rendimiento físico, sino que vislumbraríamos en
ese umbral una forma de piratería de las hormonas. Es decir, las hormonas
femeninas/ masculinas como formas de designación sexo – genero, se verían
frente a un punto de fuga en estos cuerpos de las deportistas. Y a su vez muestra
una clara tendencia, desde estas formas de micro política de establecer ciertas
técnicas de subjetivación y genderización (Preciado, 2008). Respecto de estas
formas de control, el restablecimiento a valores estándares que definen lo

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femenino o lo masculino aparecen implicados. El uso de fármacos específicos
para tratar el hiperandrogenismo en mujeres como corticoides, antiandrogenos y
anticonceptivos no resulta un dato menor. Para la autora las hormonas sexuales
se presentan como drogas de consumo y control institucionalizado por su
potencialidad de transformar el género y la sexualidad. La potencialidad, a partir
de un aumento de la testosterona en las mujeres futbolistas, plantearía la
posibilidad de generar un cambio radical en esos cuerpos que les permitiría tomar
una forma de resistencia a la esencializacion de lo femenino. Pero a la vez se
presenta como una amenaza a esa diferenciación del rendimiento masculino sobre
el femenino. Se señala así también, en la nota periodística, desde el Comité
Olímpico Internacional que concebir una mujer con un nivel de testosterona
normal es insostenible (Salas, 2015). En tanto, los niveles de rendimientos
modificarían los cuerpos de las deportistas, pero porque a la vez se puede señalar
que no existen una estandarización hormonal que de cuenta de lo femenino o
masculino de manera acabada. Es en esas normalizaciones donde vemos como
establece un macro discurso acerca de una concepción binarista del género.

A modo de conclusión podemos señalar que en la obligatoriedad de los estudios


de género regulados por la FIFA subyace un sistema sexo/género que
institucionaliza ciertos modos de concebir lo femenino. Que al mismo tiempo se
fundamenta y refuerza la posición de las mujeres dentro de lógicas de matriz
heterosexual, donde el poder masculino se impone a partir de esta regulación. Por
último, se hace manifiesto que estas formas de control, aparecen de manera fuerte
a partir de micro políticas aplicadas a la especificidad hormonal de dichas
futbolistas. La nota periodística nos propone una manera de empezar a reconocer
las técnicas de subjetivación que se imprimen sobre los cuerpos y nos muestra
aquellos puntos de fuga respecto de estas posiciones cristalizadas sobre lo
femenino y lo masculino. Lo que nos permite preguntarnos si podemos generar
nuevas codificaciones sociales que pongan en tela de juicio esa naturaleza
inmutable que se nos aparece en estas concepciones de sexo / género.

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Trabajos citados
Preciado, P. (2008). Testo Yonqui. Madrid: Espasa.

Rich, A. (1980). Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana. Douda Revusta d´estudis


femenistes , 15-44.

Rubin, G. (1998 -1975). El tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo. En N. M.
(comp), ¿Qué son los estudios de mujeres? (1998 ed., págs. 95-145). Mexico: Fondo Económico de
Cultura.

Salas, J. (2 de junio de 2015). "Verificación del sexo" , la última humillación para los futbolistas. El
País .

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