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Sobre La Teoria Relatividadtejeiro PDF
Sobre La Teoria Relatividadtejeiro PDF
2004
ii
Índice general
Introducción VII
I Cinemática relativista 1
4. Cinemática relativista 65
4.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
4.2. Cuadri-vector velocidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
4.3. Cuadri-vector aceleración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
4.3.1. Viaje interestelar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
4.4. Cuadri-vector de onda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
iii
iv ÍNDICE GENERAL
II Dinámica relativista 79
5. Dinámica relativista 81
5.1. Ecuaciones de movimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
5.2. Leyes de conservación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
5.3. Propiedades del c-momentun . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
5.4. Sistema centro de masa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
5.5. Energía umbral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
5.6. Fotones y partículas de masa en reposo cero . . . . . . . . . . 96
7. Tensores 119
7.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
7.2. Definiciones fundamentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
7.2.1. Componentes covariantes . . . . . . . . . . . . . . . . 122
7.2.2. Algebra tensorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
7.2.3. Propiedades de simetría de tensores . . . . . . . . . . 130
7.3. Transformación general de coordenadas . . . . . . . . . . . . 136
7.4. Operadores vectoriales . . . . . . . . . . . 138
8. Electrodinámica 143
8.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
8.2. Ecuaciones de Maxwell . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
8.3. Campo magnético como un efecto relativista . . . . . . . . . . 146
8.4. Ecuaciones de Maxwell covariantes . . . . . . . . . . . . . . . 154
8.5. Transformaciones Gauge . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
9. Bibliografía 169
Prefacio
v
vi PREFACE
Introducción
vii
viii INTRODUCCIÓN
Cinemática relativista
1
Capítulo 1
1.1. Introducción
En este capítulo presentaremos en forma resumida la situación de la
física a comienzos del siglo XX, destacando los hechos más relevantes, que
nos permitan motivar y entender mejor los conceptos y postulados funda-
mentales, sobre los cuales está basada la teoría especial de la relatividad,
formulada en 1905 por el físico alemán Albert Einstein.
En la primera sección revisaremos las leyes y conceptos fundamentales
de la mecánica Newtoniana, dedicando el resto del capítulo a presentar una
breve descripción de algunas de las teorías del éter, con el fín de entender el
problema central que se debatía en la física en la segunda mitad del sigloXIX,
en cuanto a la aparente inconsistencia entre la mecánica Newtoniana y la
recién desarrollada teoría electromagnética.
La teoría de la mecánica formulada por Newton en el siglo XVI y en-
riquecida por la contribución de muchos físicos y matemáticos a lo largo de
los dos siglos siguientes, se constituyó en la teoría fundamental que permitía
entender, explicar y predecir todos los fenómenos físicos conocidos. Fue en
la primera mitad del siglo XIX que aparecieron fenómenos relacionados con
el electromagnetismo y con la luz que comenzaron a complicar la imágen
(explicación) mecánica del mundo. Esta situación se tornó más crítica en la
segunda mitad del siglo con el desarrollo de la teoría de la electrodinámica
de Maxwell, pues su aparente incompatibilidad con la mecánica newtoni-
ana, reflejada no sólo en consideraciones teóricas sino también en resultados
experimentales, hacían pensar que alguna de las dos teorías, la mecánica o la
electrodinámica, debería ser abandonada o revisada, lo cual no era un prob-
lema fácil, pues ambas teorías presentaban una enorme cantidad de pruebas
3
4 CAPÍTULO 1. MODELO MECÁNICO DEL MUNDO
p = mv (1.1)
x = ux t ; y = 0 ; z = 0 (1.3)
con
u = (ux , uy , uz ) = (ux , 0, 0) (1.4)
la velocidad de la partícula.
Consideremos otro sistema de referencia Σ0 , con respecto al cual la
partícula P permanece en reposo en su origen de coordenadas espaciales,
y elijamos los ejes espaciales de Σ0 paralelos a los del sistema de referen-
cia inercial Σ y el origen del tiempo de tal manera los relojes comiencen
a contar el tiempo, t = t0 = 0, cuando los orígenes de los dos sistemas se
cruzan. Entonces, podemos determinar las coordenadas espaciales y el tiem-
po de cualquier evento físico, bien sea con respecto al sistema inercial Σ o
con respecto al sistema de referencia Σ0 . Si llamamos (t, x, y, z) las coorde-
nadas de un evento físico cualquiera, medidas respecto a Σ y (t0 , x0 , y0 , z 0 ) las
correspondientes coordenadas, medidas respecto a Σ0 , podemos encontrar la
6 CAPÍTULO 1. MODELO MECÁNICO DEL MUNDO
relación entre las coordenadas del evento, medidas por los dos sistemas de
referencia Σ0 y Σ. Estas relaciones son llamadas ecuaciones de transforma-
ción de Galileo.
Es fácil encontrar las ecuaciones de transformación de Galileo (Figura
1.1), pues teniendo encuenta que las ecuaciones (1.3) nos dan la posición,
respecto al sistema inercial Σ, del origen de coordenadas del sistema Σ0 ,
entonces, las coordenadas (t0 , x0 , y0 , z 0 ) de cualquier evento medidas por Σ0 ,
están relacionadas con las coordenadas (t, x, y, z) del mismo evento medidas
por Σ, por las ecuaciones:
t0 = t x0 = x − vt y0 = y z0 = z (1.5)
se trabajaron modelos para explicar los fenómenos de la luz, como los desar-
rollados por Hook y Huygens, en donde la luz se consideraba como alguna
forma de onda longitudinal, que se propagaba a través del espacio. Newton
trabajó este modelo por algún tiempo, pero dada la imposibilidad de ex-
plicar la polarización de la luz, desarrolló el modelo corpuscular, capaz de
explicar este efecto y de dar cuenta de otras propiedades conocidas de la luz,
desplazando al modelo ondulatorio de Huygens.
La teoría corpuscular de la luz permaneció vigente hasta comienzos del
siglo XIX, cuando Young y Fresnel explicaron los nuevos fenómenos de in-
terferencia y difracción, con base en la teoría ondulatoria, relegando a la
teoría corpuscular Newtoniana, a un capítulo más de la historia de la físi-
ca. Sin embargo, de la misma manera que el sonido necesita de un medio
para propagarse, se vió la física avocada a postular un medio material para
la propagación de las ondas de luz. Este medio material, que optaron por
llamar éter, debería ser de naturaleza diferente a la materia conocida has-
ta entonces. Es importante anotar, que el éter en la física no era una idea
completamente original, pues ya había sido usado antes para ”explicar” mu-
chos otros fenómenos. Por ejemplo, Newton, sugiere que el éter puede estar
asociado con la gravitación, con los fenómenos eléctricos y magnéticos, con
la propagación del calor etc.. A este respecto, Young aclara, que el éter a
través del cual se propaga la luz no necesariamente es el mismo que el éter
eléctrico, y por esta razón Young propone llamarlo éter lumínico.
Una vez aceptado que la luz es un fenómeno ondulatorio, comenzaron a
desarrollarse teorías y modelos mecánicos del éter, para explicar el mecan-
ismo de propagación de las ondas de luz en este medio. Young y Fresnel
fueron los primeros en encontrar que las ondas de luz deben ser transver-
sales, para poder explicar el fenómeno de polarización. Este hecho exigía,
entonces, un esfuerzo teórico muy grande para comprender el mecanismo
de transmisión de ondas transversales en un medio elástico, dado que és-
to requería que el medio de transmisión, el éter, tuviera un coeficiente de
rigidez muy grande, pues, como lo demostró Poisson, ondas longitudinales
y transversales se podían propagar en un sólido, con
v⊥ = (η/ρ)1/2 (1.10)
lo tanto, un par de fuerzas que tenderá a hacer girar el sistema. Este ex-
perimento, con resultado negativo, fue llevado a cabo por Trouton y Noble,
2
esperando encontrar una fuerza magnética que dependía de la relación vc2 ,
siendo v la velocidad de la tierra. Es de anotar, que el diseño experimen-
tal utilizado para realizar este experimento, permitía medir cantidades del
orden de magnitud de v 2 /c2 ∼ 10−8 .
los caminos AB y AC de los dos haces de luz son iguales. Sea v la velocidad
de la tierra respecto al éter y paralela al brazo AC del interferómetro. Así,
la velocidad del viento del éter respecto al interferómetro, fijo a la tierra,
está en la dirección de CA (ver Figura 1.4), suponiendo que no hay arrastre
parcial del éter. De acuerdo con las teorías del éter, la velocidad de la luz
relativa al laboratorio es c−v, cuando va de A hacia C y c+v cuando regresa
1
de C hacia A, mientras que la velocidad del otro rayo de luz es (c2 − v2 ) 2
en la dirección de A hacia B y de B hacia A.
Entonces, si la longitud de cada uno de los brazos del interferómetro es
L, la diferencia de tiempos de llegada de los dos rayos está dada por:
2Lc 2L
∆t = tACA − tABA = −√
c2
−v 2
c − v2
2
2L 1 1
= ( 2 2
−p ) (1.13)
c 1 − v /c 1 − v2 /c2
v2
∆t ' L (1.15)
c2
Si rotamos el interferómetro 90◦ , el tiempo para recorrer el camino ABA
será ahora mayor que el tiempo para el camino ACA, y la diferencia de
2
tiempos ∆t estará dada por ∆t ' −L vc2 . Por lo tanto, el cambio total en la
2
diferencia de tiempos al rotar el interferómetro es igual a 2L vc2 . Si λ es la
longitud de onda de la luz utilizada, entonces la rotación del interferómetro
da lugar a un corrimiento de n franjas, dado por:
2L v2
n= (1.16)
λ c2
Michelson y Morley utilizaron en su experimento luz de longitud de onda
de 5,9 × 10−7 m y un camino de L = 11m, logrado por múltiples reflexiones.
Tomando para la velocidad de la tierra alrededor del sol 30km/s, se esperaba
un corrimiento de aproximadamente 0,37 franjas, el cual, como ya se ha dicho
no fue observado.
18 CAPÍTULO 1. MODELO MECÁNICO DEL MUNDO
Capítulo 2
Fundamentos de la
relatividad especial
19
20 CAPÍTULO 2. FUNDAMENTOS DE LA RELATIVIDAD ESPECIAL
∇ · E = ρ/ε0 (2.1)
∇·B =0 (2.2)
∂E
∇ × B = µ0 J + µ0 ε0 (2.3)
∂t
∂B
∇×E =− (2.4)
∂t
con µ0 = 4π × 10−7 N w/(amp)2 la permeabilidad magnética del vacío y
ε0 = 8, 854 × 10−12 coulomb2 /N w · m2 la constante dieléctrica del vacío. La
primera ecuación corresponde a la ley de Gauss, y establece que las cargas
son fuente del campo eléctrico, siendo ρ la densidad de carga. La segunda
ecuación afirma que no existen cargas magnéticas aisladas. El primer término
de la tercera ecuación corresponde a la ley de Ampère y significa que las
corrientes eléctricas son fuente del campo magnético, con J la densidad
de corriente, mientras que el último término, conocido como corriente de
desplazamiento de Maxwell, establece que variaciones temporales del campo
eléctrico son también fuente del campo magnético. La última ecuación es la
ley de inducción de Faraday, en la cual variaciones temporales del campo
magnético producen campos eléctricos. Las ecuaciones de campo de Maxwell
se completan con una ecuación de movimiento, la cual establece que la fuerza
sobre una partícula de carga q en presencia de un campo electromagnético
está dada por :
F = q E + qu × B (2.5)
conocida como la fuerza de Lorentz.
Si tomamos la divergencia de la tercera ecuación de Maxwell, haciendo
uso de la ley de Gauss (primera ecuación) y del hecho que la divergencia
del rotacional siempre es cero, obtenemos la ecuación de continuidad para
la carga eléctrica
∂ρ
+∇·J =0 (2.6)
∂t
Integrando en todo el espacio y aplicando el teorema de Gauss, se llega
al principio de conservación de la carga:
Z
d dQ
ρdV = =0 (2.7)
dt dt
Este resultado es independiente del estado de movimienento de la carga
y existe muchísima evidencia experimental que lo corrobora. Por ejemplo,
22 CAPÍTULO 2. FUNDAMENTOS DE LA RELATIVIDAD ESPECIAL
∇ × ∇ × E = ∇(∇ · E) − ∇2 E (2.13)
∂2E
∇2 E − µ0 ε0 =0 (2.14)
∂t2
2.1. POSTULADOS DE LA RELATIVIDAD ESPECIAL 23
Por otra parte, si suponemos que la ley de Coulomb es válida en los dos
sistemas de referencia inerciales Σ y Σ0 , y que la fuerza de Coulomb, entre dos
partículas iguales en reposo relativo, por ejemplo dos electrones o protones,
es la misma en ambos sistemas de referencia inerciales, entonces ε00 = ε0 y
por lo tanto la velocidad de la luz es independiente del sistema de referencia
inercial desde el cual ésta sea medida e independiente del movimiento de las
fuentes.
Si aceptamos ahora, que el postulado de la constancia de la velocidad de
la luz es válido, y las ecuaciones de Maxwell son correctas, entonces ε00 = ε0 y
también µ00 = µ0 . Esto implica que las unidades fundamentales de longitud,
tiempo, masa y carga eléctrica deben ser definidas en la misma forma en
todos los sistemas de referencia inerciales, así como también las constantes
fundamentales de la física: la constante de Planck h = 6, 626 × 10−34 J · s, la
constante de gravitación universal de Newton G = 6, 670 × 10−11 N w · m2 ·
kg −2 y la velocidad de la luz en el vacío c = 2, 998 × 108 m · s−1 .
24 CAPÍTULO 2. FUNDAMENTOS DE LA RELATIVIDAD ESPECIAL
t0 = f1 (t, x, y, z) (2.23)
x0 = f2 (t, x, y, z) (2.24)
y 0 = f3 (t, x, y, z) (2.25)
z 0 = f4 (t, x, y, z) (2.26)
con la condición que las funciones fi séan invertibles, es decir, que se puedan
despejar las coordenadas (t, x, y, z) en función de las coordenadas primadas
(t0 , x0 , y 0 , z 0 ).
y 0 = a22 y (2.31)
Esto implica, por lo tanto que se debe cumplir que a22 = ±1. Por otra
parte, dado que para v → 0 se cumple que y0 → y, entonces
a22 = 1 (2.33)
y0 = y ; z 0 = z (2.34)
−x = γ 0 (−x0 + vt0 ) =⇒
0 0 0
x = γ (x − vt ) (2.38)
ct ≡ x0 ; x ≡ x1 ; y ≡ x2 ; z ≡ x3 (2.44)
32 CAPÍTULO 2. FUNDAMENTOS DE LA RELATIVIDAD ESPECIAL
Λ00 = Λ11 = γ
Λ01 = Λ10 = −βγ (2.47)
Λ 2 = Λ33 = 1
2
µ ¶³
1 v2 v ´
t´ = 1+ + · · · t − x
2 c2 c2
µ 2¶
v
= t+O (2.54)
c2
¡ ¢
en donde O v 2 /c2 representa términos del orden de v 2 /c2 , los cuales son
muy pequeños si v/c << 1 y por lo tanto las ecuaciones de transforma-
ción de Galileo corresponden a una aproximación a vajas velocidades de las
ecuaciones de Lorentz. Un resultado similar se obtiene pata el teorema de
adición de velociades.
Este límite de bajas velocidades juega el papel de un principio de corre-
spondencia, en el sentido de que la “física Newtoniana es una teoría válida”
para describir los fenómenos, cuando las velocidades típicas involucradas en
los procesos bajo consideración son bajas comparadas con la velocidad de
la luz y por lo tanto, las ecuaciones de la relatividad deben reducirse a las
correspondientes relaciones clásicas, en este límite de velocidades bajas. Es
importante aclarar el significado de la frase “validez de la física Newtonianas
para velocidades v << c”. Dado que toda medida experimental de una can-
tidad física, lleva consigo un error experimental, entonces las predicciones
2.3. PROPIEDADES DE LAS TL 37
puede ser positivo, negativo o cero, y en segundo lugar, el último caso cuan-
do ∆S12 2 es cero, corresponde a la expresión matemática del principio de la
c∆t0 = x00 00
2 − x1 (2.66)
propio, obtenemos
∆τ
∆t0 = γ∆τ = p (2.68)
1 − v 2 /c2
el cual nos indica, que para el caso que estamos considerando, el intervalo
espacio-tiempo nos mide directamente (salvo un factor constante c2 ) el in-
tervalo de tiempo propio. Si calculamos este mismo intervalo, ahora en el
sistema de referencia Σ0 (ver ecuación (2.62)), por su invarianza, obviamente
obtenemos el mismo resultado. Esto nos muestra, sin ulteriores cálculos, que
el intervalo de tiempo en Σ0 debe ser mayor que en Σ, pues a c2 ∆t02 le esta-
mos restando una cantidad positiva, que nos da la distancia espacial entre
los dos eventos medidos en el sistema Σ0 .
¿Cuando tiene sentido hablar del intervalo de tiempo propio entre dos
eventos?. Para responder a esta pregunta, consideremos dos eventos físicos
cualesquiera ℘1 y ℘2 y calculemos el intervalo ∆S12 2 entre ellos en algún
sistema de referencia inercial Σ. Sean (x1 , x1 , x1 , x1 ) y (x02 , x12 , x22 , x32 ) las
0 1 2 3
42 CAPÍTULO 2. FUNDAMENTOS DE LA RELATIVIDAD ESPECIAL
Por lo tanto, si este intervalo es mayor que cero, esto significa que siempre
es posible encontrar un sistema de referencia inercial Σ0 , para el cual los dos
eventos ocurren en el mismo punto del espacio, así
2
∆S12 = (x00 00 2 2
2 − x1 ) = c ∆τ
2
(2.71)
pues, dadas las coordenadas de los dos eventos en Σ, basta con considerar
un sistema de referencia Σ0 el cual se mueva con una velocidad v respecto a
Σ dada por
v x1 − x11
β = = 20 (2.72)
c x2 − x01
Para el caso que estamos considerando, la velocidad ν del sistema Σ0
está a lo largo del eje de las x y su dirección depende de la posición relativa
entre los eventos (x12 − x11 > 0 o x12 − x11 < 0) en Σ, y del orden temporal
entre ellos, es decir si x02 − x01 > 0 o x02 − x01 < 0 (ver ecuación (2.72)).
Ahora bien, si el intervalo espacio-tiempo entre los eventos medido en algún
sistema de referencia fuera menor o igual a cero, dada la invarianza de ∆S12 2 ,
es obvio que no existe un sistema de referencia para el cual los dos eventos
ocurran en el mismo punto del espacio, y por lo tanto, en este caso, no tiene
sentido hablar de tiempo propio entre los eventos. Además, para esta última
situación considerada, como lo veremos en seguida, el orden temporal entre
los eventos puede invertirse o ser simultáneos para algunos observadores, lo
que implica físicamente que los dos eventos no pueden estar causalmente
conectados, pues para que un evento fuera causa del otro, se necesitaría
transmir información a una velocidad mayor a la de la luz.
La segunda consecuencia importante de las TL, se relaciona con la con-
tracción de longitudes. Para entender el significado físico de este fenómeno,
definamos primero lo que se entiende por medir la longitud de un cuer-
po. Consideremos el problema de medir la longitud de una varilla rígida.
Supongamos que para un observador inercial Σ la varilla se encuentra en
reposo y elijamos el eje de las x a lo largo de la varilla. Por definición, la
longitud de la varilla está dada por la diferencia de las coordenadas de los
extremos de la varilla:
L0 = x12 − x11 (2.73)
2.4. CONSECUENCIAS DE LAS TL 43
en donde se ha supuesto, sin pérdida de generalidad, que x12 > x11 . Esta
definición es físicamente consistente, puesto que la varilla está en reposo
para el observador Σ. De la misma manera como definimos tiempo propio,
llamemos a L0 , definido en la ecuación (2.73), longitud propia de la varilla.
En términos generales, definimos la longitud propia de un cuerpo cualquiera,
como la longitud del cuerpo medida en el sistema de referencia, en el cual
el cuerpo se encuentra en reposo. El problema surge, cuando el cuerpo al
cual se le quieren medir sus dimensiones, está en movimiento. Consideremos
entonces, otro sistema de referencia Σ0 , el cual se mueve con velocidad v
respecto a Σ y definamos la longitud de la varilla en Σ0 , como la diferencia
de las coordenadas de los extremos de la varilla en un instante dado t0 :
L = x01 01
2 − x1 (2.74)
L0 = γ(x01 0 01 0 01 01
2 + βt ) − γ(x1 + βt ) = γ(x2 − x1 ) (2.75)
de interferencia, pues los caminos ópticos de los dos rayos de luz serían
iguales. El problema con el razonamiento de Fitzgerald y Lorentz es que los
brazos del interferómetro están en reposo respecto a la tierra, y por lo tanto
su longitud medida en la tierra, de acuerdo a la relatividad, es la longitud
propia y no debe aparecer contraída.
Estas dos primeras consecuencias de la teoría de la relatividad, dilat-
ación temporal y contracción de longitudes, a pesar de su caracter bastante
extraño a nuestra intuición clásica, han sido corroboradas en varios exper-
imentos. El primer experimento reportado, fue realizado por Rossi y Hall
(Rossi, B. & Hall, D. B., Phys. Rev., 59,223, 1941) utilizando unas partícu-
las elementales, los muones µ− , descubiertas en los rayos cósmicos. La gran
mayoría de las partículas elementales conocidas son inestables, es decir, que
estas partículas después de haber sido producidas por algún proceso, decaen
expontáneamente en otras partículas al cabo de un cierto tiempo, llamado
tiempo propio o tiempo de vida media de la partícula (este tiempo de vida
es característico de cada clase de partícula). Por ejemplo, si producimos un
muón µ− en reposo en el laboratorio, entonces pasados unos 2, 2 × 10−6 s
la partícula se desintegra en un electrón y en dos neutrinos. Los rayos cós-
micos son haces de partículas, fundamentalmente protones y electrones de
alta energía, los cuales al incidir sobre las capas superiores de la atmósfera
terrestre, producen toda una serie de partículas elementates, entre otras, los
muones, los cuales viajan hacia la tierra con velocidades muy cercanas a la
de la luz: v ≈ 0,994c. Estos muones se producen a una altura del orden de
los 2000m, y se detectan sobre la superficie de la tierra. Clásicamente, se
espera que estos muones se desintegren antes de llegar a la superficie ter-
restre, pues a la velocidad de 0,994c en un tiempo de vida de 2, 2 × 10−6 s
alcanzan a avanzar escasamente unos 656m. Dado que para un observador
ligado a la tierra los dos eventos, se crea el muón y luego se detecta, ocurren
en puntos diferentes del espacio, mientras que para un observador ligado al
muón los dos eventos ocurren en el mismo punto del espacio, y por lo tanto,
el intervalo de tiempo medido por este último observador es un tiempo pro-
pio, entonces, para el observador terrestre, el tiempo entre los eventos debe
estar dilatado en un factor
p
1/ 1 − v 2 /c2 ≈ 9 (2.77)
de acuerdo con la ecuación (2.68). Así, para el observador en reposo con
respecto a la tierra el muón alcanza a sobevivir un tiempo del orden de
t ≈ 2 × 10−5 s antes de desintegrarse y por lo tanto, puede recorrer un
espacio aproximado de d = vt ≈ 6,000m, antes de desintegrarse, lo que
significa que los mesones si pueden alcanzar la superficie terrestre antes de
2.4. CONSECUENCIAS DE LAS TL 45
que ellos decaigan en otras partículas. Dado que la llegada de los muones a
la superficie terrestre es un hecho físico, a esta misma conclusión debe llegar
cualquier otro observador inercial. Por ejemplo, consideremos el observador
ligado a la partícula. Puesto que para él la partícula se encuentra en reposo,
su vida media no se ve dilatada y por lo tanto el muón se desintegra al
cabo de 2, 2 × 10−6 s. Pero ahora, es la tierra la que se mueve hacia él,
con una velocidad de v = 0,994c y la distancia a la superficie tierrestre,
desde
p el lugar donde se producen los muones, se ve contraida en un factor
1 − v 2 /c2 ≈ 0,11 de acuerdo con la ecuación (2.76) y por lo tanto la
superficie de la tierra se encuentra a una distancia de 0, 11×2,000m = 220m,
la cual es lo suficientemente corta para que la superficie de la tierra llegue
hasta el punto en el cual se encuentra el muón, antes que este se desintegre.
Esta aparente asimetría en el análisis de un fenómeno físico, visto por
dos observadores inerciales (en un caso el efecto considerado es la dilata-
ción temporal, mientras que para el otro observador es la contracción de
longitudes), no está en contradicción con el principio de relatividad, pues
este principio lo que establece es la invarianza de las leyes físicas para ob-
servadores inerciales. En efecto, dos observadores pueden medir diferentes
trayectorias, longitudes, intervalos de tiempo, energías cinéticas, etc., pero
las leyes que rigen la dinámica de los sistemas si deben ser las mismas.
Es importante resaltar este aspecto, pues es frecuente caer en aparentes
paradojas cuando se aplica el principio de relatividad. De hecho se han con-
struido muchos ejemplos, llamados en física “gedanken Experimenten”, que
ilustran esta situación y que constituyen un buen ejercicio para comprender
mejor los fenómenos relativistas. Un clásico ejemplo es el de un carro de
longitud propia L0 y un garaje de menor longitud propia d0 con d0 < L0 .
Supongamos que el carro se dirige hacia el garaje con una velocidad v sufi-
ciente, para que su longitud medida porpun observador en reposo con respecto
al garaje sea menor que d0 , esto es L0 1 − v2 /c2 < d0 . Entonces, un obser-
vador en reposo respecto al garage planea atrapar al carro dentro del garaje
y calcula cerrar la puerta de éste, tan pronto la trompa del carro alcance la
pared del fondo. Para el observador que viaja con el carro, es el garaje el que
aparece contraido y por lo tanto, para él es imposible que lo atrapen dentro
del garaje, pues cuando la pared toque la punta del carro, el observador del
garaje no puede cerrar la puerta. Claramente este análisis es contradicto-
rio, pues desde el punto de vista físico si el carro puede ser atrapado por
un observador, este debe ser atrapado por todos, o lo contrario, es decir no
es atrapado por ninguno. La solución a esta aparente paradoja reposa en
el hecho que la simultaneidad no es un concepto absoluto como hemos vis-
to. Cuando el observador ligado al garage cierra la puerta simultáneamente
46 CAPÍTULO 2. FUNDAMENTOS DE LA RELATIVIDAD ESPECIAL
3.1. Introducción
En este capítulo definiremos la estructura causal del espacio-tiempo. En
la primera parte se hará una breve discusión sobre transformaciones linea-
les que dejan invariante la distancia euclideana (rotaciones) con el fin de
motivar la estructura Minkowskiana del espacio-tiempo y el concepto de
cuadri-vector. En la parte final se deducirán las transformaciones de Lorentz
a partir de la invarianza del intervalo espacio-tiempo entre dos eventos y se
discutará la estructura causal del espacio-tiempo.
47
48CAPÍTULO 3. LA ESTRUCTURA CAUSAL DEL ESPACIO-TIEMPO
es decir,
x0 = T x =⇒ x02 = x2 (3.3)
En la ecuación (3.2) se ha definido el símbolo de Kronecker δ ij (o tensor
métrico euclideano) por:
½
0 si i 6= j
δ ij := (3.4)
1 si i = j
TτT = 1 (3.17)
M : = {x = (x0 , x1 , x2 , x3 ) ∈ R4 | x · y :=
producto interno M inkowskiano} (3.23)
x · y := x0 y 0 − x1 y1 − x2 y 2 − x3 y 3 = η µν xµ y ν (3.24)
x, · y , = x · y (3.28)
3
X
(Λ0k )2 − (Λik )2 = 1; k = 1, 2, 3 (3.32)
i=1
η ρσ Λρµ Λσν = 0; µ 6= ν (3.33)
Este sistema de ecuaciones es general y contiene todas las posibles trans-
formaciones entre sistemas de coordenadas que dejan invariante el producto
punto Minkowskiano. Estas transformaciones las podemos dividir en tres
categorías: La primera corresponde a las rotaciones de los ejes espaciales,
dejando la coordenada temporal inmodificada y forman el llamado grupo de
rotaciones. este grupo representa el hecho que el espacio físico es isotrópico.
Claramente una rotación espacial queda determinada por tres parámetros,
por ejemplo los tres ángulos de Euler. La segunda categoría la constituye la
operación de inversión de los ejes espaciales y el temporal. La última cate-
goría, que es la de interés para nosotros, la conforman las transformaciones
puras de Lorentz, que representan el cambio entre sistemas de referencia in-
erciales, manteniendo tanto los ejes espaciales paralelos (no hay rotaciones
espaciales) así como el sentido de los ejes espaciales y el temporal (sin in-
versión de ejes). Este grupo de transformaciones es conocido en la literatura
como las ”boost” de Lorentz ”, las cuales quedan completamente determi-
nadas por tres parámetros, que pueden ser escogidos para que corresponden
a las tres componentes de la velocidad relativa de los sistemas de referencia.
3.3. CUADRI-VECTORES Y EL GRUPO DE LORENTZ 53
en donde
1
γ = γ(v) := q ; (3.41)
v2
1− c2
v
β = β(v) := (3.42)
c
Escribiendo explícitamente el sistema de ecuaciones de transformaciones
de Lorentz,
x,0 = γ(x0 − βx1 ) (3.43)
x,2 = x2 (3.45)
x,3 = x3 (3.46)
vemos la extrecha relación formal con la ecuación (3.13) (rotación de los ejes
x1 y x2 ).
No es dificil ver que podemos interpretar formalmente una transforma-
ción de Lorentz, como una rotación en el plano complejo de los ejes (ict, x) en
un ángulo complejo. Para este fín definamos el parámetro φ por la siguiente
ecuación:
v
tanh φ := β = (3.47)
c
3.4. CONOS DE LUZ Y RELACIONES DE CAUSALIDAD 55
tanh φ = tanh(φ1 + φ2 )
tanh φ1 + tanh φ2
=
1 + tanh φ1 tanh φ2
v1 /c + v2 /c
=
1 + v1 v2 /c2
v
= (3.53)
c
la cual coincide con la ecuación (2.50).
∆S 2 = c2 t2 − x2 − y 2 − z 2 = c2 t02 (3.57)
∆S 2 = c2 t2 − x2 − y 2 − z 2 < 0 (3.61)
3.5. ALGEBRA DE CUADRI-VECTORES 59
∀x, y ∈ M y ∀λ ∈ R =⇒
(x + y)µ = xµ + yµ (3.64)
x · (y + z) = ηµν xµ (y + z)ν
= ηµν xµ (yν + z ν )
= ηµν xµ y ν + η µν xµ z ν
= x·y+x·z (3.67)
(x ± y)2 = x2 + y 2 ± 2xy
3.5. ALGEBRA DE CUADRI-VECTORES 61
x2 = (x0 )2 − | x |2 (3.69)
(x + y) · (x − y) = x2 − y 2 = 0 (3.70)
(x + y)2 = x2 + y2 + 2x · y = 2x · y (3.71)
lo cual significa que las componentes espaciales son paralelas y así propor-
cionales, es decir x = λy. Ahora, de la relación x = λy y remplazándola en
la ecuación (3.73) se obtiene:
0 = xy = x0 y0 − x · y = x0 y0 − λ | x |2 (3.77)
(x + y) · (x − y) = x2 − y 2 (3.80)
xz = 0 ⇒ x0 z 0 = x · z (3.81)
Cinemática relativista
4.1. Introducción
En este capítulo se desarrollará la cinemática relativista como una apli-
cación de los cuadri-vectores. En las dos primeras partes definiremos los
c-vectores velocidad y aceleración y en la última parte introduciremos el c-
vector número de onda, como una consecuencia de la invarianza relativista
del producto punto y se discutirá el efecto Doppler y la aberración de la luz
como una consecuencia de las leyes de transformación de los c-vectores.
65
66 CAPÍTULO 4. CINEMÁTICA RELATIVISTA
d α d 0
Uα = x = (x , x)
dτ dτ
dt d
= (ct, r) = γ(u)(c, u) (4.6)
dτ dt
Entonces
U 2 = η αβ U α U β = γ 2 (u)(c2 − u2 ) = c2 (4.8)
Esta relación indica que todo c-v velocidad es como de tiempo y geométri-
camente representa el c-v tangente a la línea de universo de una partícula
material, generalizando de esta forma los conceptos usuales de curva y su
vector tangente (velocidad). Notemos que el valor de la norma al cuadrado
del c-v velocidad se hubiera podido obtener directamente, sin realizar ningún
cálculo, pues, dado que esta norma es un invariante, siempre podemos es-
coger un sistema de referencia inercial particular, por ejemplo, aquel para
el cual la partícula está momentáneamente en reposo, en donde U α = (c, 0),
y asi directamente se obtiene que U 2 = c2 . Este ejemplo ilustra uno de los
hechos que hacen del cálculo con c-vectores una herramienta muy poderosa
y en general más simple.
Otra propiedad muy importante de los c-vectores es que todos se trans-
forman, por definición, de la misma forma bajo una transformación de
Lorentz, lo cual nos permite obtener de una manera más simple, pero más
general, las leyes de transformación entre sistemas de referencia inerciales
de las variables físicas. Por ejemplo, el teorema de adición de velocidades
68 CAPÍTULO 4. CINEMÁTICA RELATIVISTA
se sigue directamente del hecho que siendo U un c-v, entonces sus com-
ponentes medidas en dos sistemas de referencia Σ y Σ0 están relacionadas
por las ecuaciones de transformación de Lorentz (ecuaciones (3.43), (3.44),
(3.45) y (3.46)):
U ,0 = γ(v)(U 0 − βU 1 ) (4.9)
U ,1 = γ(v)(U 1 − βU 0 ) (4.10)
,2 2
U =U (4.11)
U ,3 = U 3 (4.12)
En donde v es la velocidad del sistema de referencia Σ0 respecto al sis-
tema Σ y β = v/c. Hemos colocado explícitamente el argumento del factor
γ, para distinguirlo del γ asociado a la velocidad física u de la partícula.
Teniendo en cuenta la relación entre las componentes de la c-velocidad y la
velocidad física (ecuación (4.7)), válidas en cualquier sistema de referencia,
la ecuación (4.9) nos da directamente la ley de transformación del factor γ
de la partícula:
vux
γ(u, ) = γ(v)γ(u)(1 − 2 ) (4.13)
c
y teniendo en cuenta esta relación, se obtiene, de las otras tres ecuaciones
(4.10), (4.11) y (4.12), el teorema de adición de velocidades o equivalente-
mente la ley de transformación de las componentes de la velocidad física
entre dos sistemas de referencia inerciales:
entonces
ux − v
ux0 = (4.15)
(1 − vu
c2 )
x
y similarmente
p
uy 1 − v2 /c2
uy0 = (4.16)
(1 − vu
c2
x
)
p
uz 1 − v /c2
2
uz0 = (4.17)
(1 − vu
c2
x
)
dU
A = (A0 , A1 , A2 , A3 ) := (4.19)
dτ
Para encontrarar la relación de las componentes de la c-aceleración con
la aceleración física, i.e., con la derivada de la velocidad respecto al tiempo
a = du/dt medida en un sistema de referencia, basta con utilizar la relación
(4.5) en la ecuación que relaciona las componentes de la c-velocidad con u
(ecuación (4.7)) medidas en algún sistema de referencia Σ:
dU α dt d
Aα = = γ(u)(c, u)
dτ dτ dt
dγ(u) dγ(u)
= γ(u)( , u + γ(u)a) (4.20)
dt dt
70 CAPÍTULO 4. CINEMÁTICA RELATIVISTA
Aα = (0, a) (4.21)
U · A = η αβ U α Aβ = 0 (4.23)
d 2 d
0= U = 2U · U = 2U · A (4.24)
dτ dτ
Podemos proceder de manera similar como se hizo para obtener las leyes
de transformación de las componentes de la velocidad entre sistemas de ref-
erencia inerciales y calcular las ecuaciones de transformación para la acel-
eración, sin embargo, dado que estas expresiones no son de mucha utilidad,
pospondremos la interpretación física de la aceleración para el siguiente capí-
tulo sobre dinámica relativista y nos limitaremos en este punto a dar un
ejemplo sobre la cinemática de un sistema con aceleración propia constante.
U = (U 0 , U ) = (U 0 , Ux , 0, 0) (4.25)
0 0
A = (A , A) = (A , Ax , 0, 0) (4.26)
las cuales satisfacen las siguientes relaciones (usando unidades con c = 1):
U 2 = 1 = (U 0 )2 − Ux2 (4.27)
U · A = 0 = U 0 A0 − Ux Ax (4.28)
A2 = −g 2 = (A0 )2 − A2x (4.29)
En unidades de c = 1, el valor de la aceleración de la gravedad es g '
1al−1 (al ≡ año luz). De la ecuación (4.28) despejamos A0
A0 = Ax Ux /U 0 (4.30)
Ax = gU 0 (4.32)
72 CAPÍTULO 4. CINEMÁTICA RELATIVISTA
A0 = gUx (4.33)
g = C1 g cosh(0) ⇒ C1 = 1 (4.37)
dx
Ux = = sinh(gτ ) (4.38)
dτ
dx0
U0 = = cosh(gτ ) (4.39)
dτ
en donde la segunda ecuación se obtiene de la ecuación (4.27). Integran-
do estas ecuaciones con las condiciones iniciales x = x0 = 0 para τ = 0,
obtenemos la ecuación para la trayectoria o línea de universo de la nave, en
términos del parámetro τ (tiempo propio de la nave):
x0 = g −1 sinh(gτ ) (4.40)
x = g −1 (cosh(gτ ) − 1) (4.41)
En la Figura 4.1 se muestra un gráfico de la línea de universo de la nave, en
el sistema de referencia tierra. En este diagrama la línea de universo de la
4.3. CUADRI-VECTOR ACELERACIÓN 73
U α = (U 0 , U ) = γ(u)(1, u) (4.44)
α
U = (cosh(gτ ), sinh(gτ ), 0, 0) (4.45)
utilizando relojes atómicos (de alta precisión), uno de los cuales permanece
en la tierra y el otro viaja en un avión alrededor de la tierra. Si bien, el
efecto del retardo temporal del reloj viajero es muy pequeño, del orden de
millonésimas de segundo, este tipo de relojes ha permitido hacer estas medi-
das con la suficiente precisión, mostrando este espectacular efecto relativista.
Es de anotar que para el cálculo del retardo temporal en este experimento
terrestre, es necesario tener en cuenta los efectos asociados al campo grav-
itacional, es decir hay que trabajar en el contexto de la teoría general de
la relatividad, sin que se invalide de ninguna manera las predicciones de la
teoría especial de la relatividad.
Una última conclusión que se desprende de este ejemplo, es que los viajes
interestelares son físicamente posibles, pues basta con lograr aceleraciones
suficientes durante un tiempo adecuado, para que un viajero en un tiempo
razonable atraviese nuestra galaxia, o incluso viaje a otras galaxias, pero
definitivamente no pretenda regresar a la tierra, pues en la tierra podrían
haber transcurrido varios millones de años.
ω 0 = γ(v)ω (4.61)
Dinámica relativista
79
Capítulo 5
Dinámica relativista
dx
p := m0 U = m0 (5.1)
dτ
en donde m0 es la masa inercial propia de la partícula, es decir, la masa
inercial medida en el sistema de referencia en reposo de la partícula. m0
también es llamada masa en reposo y U es su cuadri-velocidad. Por defini-
ción, la masa en reposo de una partícula es un invariante relativista que
caracteriza a la partícula, pues si tomamos la norma del c-v momentun,
ecuación (5.1), obtenemos:
p2 = m20 c2 (5.2)
K := mc2 − m0 c2 (5.11)
E0 := m0 c2 (5.12)
dpα dpα
fα = = γ(u)
dτ dt
dm dp dm
= γ(u)(c , ) = γ(u)(c , f) (5.13)
dt dt dt
En la última igualdad hemos definido la cantidad
dp
f= (5.14)
dt
la cual identificamos como la fuerza física que actúa sobre la partícula, pro-
duciendo, de acuerdo con la definión newtoniana de fuerza, un cambio por
unidad de tiempo en el momentum de la partícula. Para sustentar aún más
84 CAPÍTULO 5. DINÁMICA RELATIVISTA
f · U = η αβ f α U β = 0 (5.15)
dW = f · dr (5.17)
1
f α = γ(u)( f · u, f ) (5.19)
c
la cual nos da una interpretación directa de las componentes de la c-fuerza;
la componente temporal representa el trabajo por unidad de tiempo que
realiza la fuerza física f sobre la partícula, mientras que las componentes
espaciales forman el vector fuerza.
una descripción clásica dada por las ecuaciones de Maxwell, las cuales son
ecuaciones relativistas que describen correctamente los fenómenos electro-
magnéticos a nivel macroscópico. La diferencia de la electrodinámica clásica
con la ley de gravitación universal de Newton, la cual también describe
correctamente los fenómenos gravitacionales a escalas macroscópicas, radi-
ca en el hecho que esta última no es una teoría relativista, pues la fuerza
gravitacional Newtoniana es una interacción a distancia e independiente del
tiempo. Esta situación fue precisamente la que condujo a Einstein a buscar
una teoría de la gravitación que estuviera de acuerdo con los principios de
la relatividad y que en el límite de bajas velocidades se redujera a la teoría
Newtoniana de la gravedad, logrando su objetivo en 1915, cuando formuló
la Teoría General de la Relatividad.
Si bien, las aplicaciones fundamentales de la teoría especial de la relativi-
dad de dan en el marco de las partículas elementales y como fue enfatizado
en el parágrafo anterior, para su descripción dinámica se requiere de una
teoría cuántica de campos, es posible como veremos, obtener toda una se-
rie de resultados importantes a partir de la dinámica relativista a partir de
los principios de conservación, sin necesidad de recurrir a una descripción
completa de las interacciones que rigen estos procesos.
Antes de entrar a estudiar las principales consecuencias de los postulados
de la dinámica relativista, a través de fenómenos y procesos físicos, daremos
algunas definiciones y propiedades y unos resultados generales que serán de
utilidad más adelante.
v = v0 (5.36)
90 CAPÍTULO 5. DINÁMICA RELATIVISTA
(V + W )2 = (V 0 + W 0 )2 − W 2 = V 2 + W 2 + 2V 0 W 0 > 0 (5.39)
p
uCM = (5.42)
m̄
A diferencia de la mecánica Newtoniana, el vector centro de masa de un
sistema de partículas relativistas es dependiente del sistema de referencia
inercial, lo cual se puede entender fácilmente si tenemos en cuenta que la
masa inercial de las partículas depende de la velocidad de las mismas. Sin
embargo, este vector centro de masa siempre está en reposo en el sistema
de referencia ΣCM . Para ver esto, definamos para un sistema de referencia
inercial Σ, el vector posición centro de masa del sistema como
P
ri mi
rCM := Pi=1 (5.43)
i=1 mi
entonces
P dri P dmi P
drCM i=1 dt mi + i=1 ri dt i=1 pi
= = = uCM (5.44)
dt m̄ m̄
en donde se han utilizado las definiciones (5.42), (5.43) y (5.44), el hecho
de que m̄ es una constante de movimiento y además que para interacciones
92 CAPÍTULO 5. DINÁMICA RELATIVISTA
P
puntuales (colisión) i=1 ri dmi /dt = 0 entre colisiones. Este resultado sig-
nifica que para cualquier sistema de referencia, el centro de masa del sistema
se mueve con la velocidad del sistema centro de masa, lo que no significa que
el vector posición centro de masa sea el mismo para todos los observadores
inerciales. Por esta razón, es usual definir el centro de masa del sistema como
el vector posición rCM medido en el sistema ΣCM .
Definida la velocidad uCM (ecuación (5.42)), la c-velocidad del centro de
masa está dada por
UCM = γ(uCM )(c, uCM ) (5.45)
entonces, de la definición de c-momentun total (ecuación (5.41)), velocidad
del centro de masa (ecuación (5.42) y la definición de c-velocidad del centro
de masa (ecuación (5.45)), tenemos que
p̄ = p1 + p2 (5.52)
M02 2
EU = m0 γ(v)c2 = m0 c2 + 2M0 c2 + c (5.56)
m0
Esta ecuación es fundamental cuando se diseñan experimentos para bus-
car nuevas partículas. Como ejemplo, tomemos el caso del último de los
quarks buscado por los físicos de altas energías, el quark top τ , el cual fue
detectado en el año de 1995 en el Fermilab (Estados Unidos). Es importante
anotar que el cálculo que vamos a mostrar, es tan solo un estimado de la
mínima energía a partir de la cual podría detectarse el quark, pues en la
reacción donde aparece el quark, también pueden aparecer otras partículas
y por lo tanto, para un cálculo más exacto se debe tener en cuenta estos
efectos adicionales. El quark top se espera que aparezca en una colisión
protón-antiproón (p − p̄) y supongamos para simplificar, que después de la
colisión permanece el par (p − p̄) y el quark τ . Las predicciones teóricas de
5.5. ENERGÍA UMBRAL 95
la existencia del quark τ , así como su posible masa, dependen del modelo
teórico utilizado, pues por ejemplo, tomando los modelos más aceptados en
julio de 1994 (tomados del Particle Physics Booklet, July 1994, American
Institute of Physics) la masa predicha para el quark oscilaba entre 62Gev/c2 ,
pasando por 131Gev/c2 y 174Gev/c2 , hasta el valor más alto de 169Gev/c2 ,
calculado a partir del modelo estandar electro-débil. Tomando para la masa
del protón m0 = 0,94Gev/c2 , que es la misma masa del antiprotón, obten-
emos de la ecuación (5.56) la energía umbral en el sistema laboratorio para
la creación del quark top
EU = 32557Gev (5.57)
asumiendo una masa para el quark top de 174Gev/c2 . Es importante anotar
que esta energía umbral calculada, corresponde a la energía con la que deben
incidir, por ejemplo los protones sobre los antiprotones estacionarios, para
que esta reacción pueda ocurrir. En la práctica, las energías alcanzadas hasta
el presente en los grandes aceleradores están en el orden de los cientos de
Gev. Sin embargo, en la mayoría de los aceleradores los experimentos se
realizan en el sistema centro de masa directamente, pues tanto los protones
como los antiprotones (o electrones) son acelerados a las mismas energías
en un anillo, viajando en direcciones opuestas y por lo tanto la energía a
la cual ellos son acelerados debe ser del orden de la energía umbral en el
sistema centro de masa, que para nuestro caso corresponde a energías del
orden de la masa en reposo de la partícula que se quiere encontrar, estos es
a energías del orden de los 200Gev. Para ilustrar esta situación, calculemos
la energía disponible en un experimento de dispersión de protones contra
protones (o antiprotones) en dos casos: En el primer caso, los protones son
acelerados hasta alcanzar una energía de 100GeV y chocan contra un blanco
de protones en reposo (por ejemplo un gas de hidrógeno a baja temperatura,
para el cual podemos despreciar la energía cinética típica de las partículas
del gas). En un segundo experimento, los protones son acelerados a energías
del orden de 50GeV , se divide el rayo en dos partes y se hacen chocar los dos
haces de protones frontalmente. Sean p y q los c-momentos iniciales de los
protones y sea ECM la energía del sistema en el centro de masa. De acuerdo
a las ecuaciones (5.47) y (5.48) la cantidad
(p + q)2 = m2CM c2 = ECM
2
/c2 (5.58)
es un invariante, la cual puede ser evaluada en cualquier sistema de refe-
rencia. Para el primer caso, protones chocando con un blanco estacionario
p = (E1 /c, p1 ) y q = (mp0 c, 0), tenemos
2
ECM = 2m2p0 c4 + 2E1 mp0 c2 ' 2E1 mp0 c2 (5.59)
96 CAPÍTULO 5. DINÁMICA RELATIVISTA
cual se puede modelar por una cavidad cerrada, en la cual se encuentra ra-
diación electromanética en equilibrio térmico a una temperatura T dada.
Esta radiación a su vez, está en equilibrio termodinámico con el material
que conforma la cavidad que está emitiendo y absorviendo continuamente
radiación electromagnética. Contrario a la situación clásica, para la cual se
espera que un oscilador pueda absorber o emitir energía en cualquier can-
tidad, Planck postuló que cada oscilador podía enmitir o absorber energía
únicamente en valores discretos, múltiplos de una cantidad fundamental
E = hν (5.62)
de luz y por lo tanto no existe ningún observador inercial para el cual estas
partículas estén en reposo. La ecuación (5.65) nos da la relación entre el
momentun físico y la energía total de las partículas de masa en reposo nula.
El fotón, que es la partícula asociada al campo electromagnético, es un caso
particular de partícula de masa en reposo nula.
Consideremos ahora el c-vector de onda
k = (ω/c, k) (5.66)
definido en el capítulo anterior (sección (4.4)), que nos representa una onda
electromagnética plana de frecuencia ω y número de onda k y postulemos,
de acuerdo a Einstein, que esta onda transporta su energía y momentun en
quantos o fotones, cuyo c-vector momentun está dado por:
p1 · p2 = cm01 E2 (5.71)
Aplicaciones de la dinámica
relativista
6.1. Introducción
En este capítulo daremos algunos ejemplos de procesos dinámicos, los
cuales ilustran los fenómenos y aplicaciones más importantes de la teoría
especial de la relatividad y más específicamente, de los postulados de con-
servación de la energía y el momentun. Restringiremos nuestra discusión a
procesos de colisión entre partículas puntuales, i.e., consideraremos única-
mente interacciones de contacto, sin entrar en los detalles de las interac-
ciones (fuerzas) que rigen estos procesos. Como se mencionó al comienzo del
capítulo anterior, de las cuatro interacciones fundamentales que determinan
la dinámica de todos los procesos conocidos, solamente la interacción elec-
tromagnética admite una descripción clásica relativista. Dejaremos para el
capítulo sobre electrodinámica, el problema de formular las ecuaciones de
movimiento de partículas cargadas en campos electromagnéticos.
101
102 CAPÍTULO 6. APLICACIONES DE LA DINÁMICA RELATIVISTA
por ejemplo, el artículo original: Compton A.H., 1923, Phys. Rev. 22,409).
pe = (me0 c, 0) (6.2)
6.2. COLISIONES ELÁSTICAS 103
Sean
p0γ = (Eγ0 /c, p0γ ) y p0e = (me c, p0e ) (6.3)
los correspondientes c-momentos del fotón y del electrón después de la col-
isión. Sin pérdida de generalidad, supongamos que el plano en el cual se
realiza la colisión es el x − z y sea θ el ángulo que forma la dirección de
dispersión del fotón con respecto al eje z y ϕ el ángulo respecto al eje z de
dispersión del electrón. Entonces de la conservación del c-momentun total
del sistema, tenemos
pγ + pe = p0γ + p0e (6.4)
que puedan ocurrir en una colisión entre partículas. Algunos de estos prin-
cipios de conservación son de validez general, tal como la conservación de
la carga eléctrica, mientras que otros, como la conservación del número bar-
iónico o la paridad, solamente se cumplen para unas interacciones pero no
para otras. Por ejemplo, la interacción electromagnética conserva la paridad,
pero la interacción bébil no la conserva.
partícula final r
2Eγ
M00 = M0 1+ (6.21)
M0 c2
Escribiendo explícitamente en componentes la ecuación de conservación
del c-momentun
M0 c2 + Eγ = M 0 c2
(6.22)
Eγ /c = M 0 v
podemos calcular la masa relativista y la velocidad de la partícula final:
Eγ
M 0 = M0 + (6.23)
c
v
β= Eγ
(6.24)
c= M0 c2 +Eγ
Las partículas con estructura interna, como los átomos, moléculas y nú-
cleos, poseen niveles de energía internos Ei con i = 0, 1, 2, ..., (en donde
el nivel E0 se le llama estado base o fundamental del sistema) y por lo
tanto el proceso de absorción de fotones por este tipo de partículas es se-
lectivo, esto es, la partícula solo puede absorber fotones de ciertos valores
de energía que cumplan con la condición que Ej − Ek ' Eγ , estrictamente
Eγ > Ej − Ek , pues parte de la energía del fotón incidente debe gastarse
en la energía cinética final del átomo (lo cual se deduce de las ecuaciones
(6.23) y (6.24)). En un átomo por ejemplo, la diferencia típica entre niveles
de energía está en el rango de los electronvoltios. Puesto que la masa propia
de los átomos oscila entre 1GeV /c2 (para el átomo de hidrógeno) hasta los
cientos de gigaelectronvoltios (para átomos pesados), la fracción Eγ /M0 c2 es
del orden de 10−8 , calculada para el caso de un átomo de hidrógeno, mien-
tras que la diferencia entre niveles de energía es inferior a 13,6eV (valor que
corresponde a la energía de ionización del átomo de hidrógeno).
De la ecuación (6.21) vemos que la masa propia del átomo exitado (que
ha absorbido el fotón) es tan solo una fracción del orden de 10−8 mayor que
la masa del átomo inicial. Por otra parte, la velocidad del átomo exitado
está dada por la ecuación (6.24)), obteniendose
v = 10−8 c (6.25)
en donde para estos cálculos, hemos asumido un valor típico de 10eV para
la energía Eγ del fotón incidente.
Es de anotar que si incide un fotón sobre un átomo con una energía
mayor a la de ionización, el fotón puede ser capturado por el átomo, o más
6.3. COLISIONES INELÁSTICAS 111
exactamente por un electrón del átomo, el cual se desprende del sistema con
una energía cinética igual al exceso de energía del fotón sobre la energía de
ionización. Este proceso, diferente al que estamos considerando, es la base del
efecto fotoeléctrico el cual, como yá se ha mencionado anteriormente, jugó
un papel fundamental en el desarrollo de la mecánica cuántica. Si llamamos
ϕ la energía de ligadura del electrón al átomo, o a la estructura de átomos
para el caso de un sólido (llamada también función trabajo del material), y
Eγ = hν a la energía del fotón incidente, entonces si este fotón es absorbido
por el sólido, el electrón se puede desprender del material, con una energía
cinética dada por
Ke = hν − ϕ (6.26)
La energía cinética de los electrones desprendidos, llamados fotoelec-
trones, se puede medir utilizando un contravoltaje. La ecuación (6.26) pre-
senta dos características importantes probadas experimentalmente, las cuales
no pueden ser explicadas con un modelo ondulatorio de la luz: La primera
característica es la relación líneal entre la frecuencia de la luz incidente, sin
importar cual sea la intensidad de ella (la intensidad de la luz, en el modelo
ondulatorio es proporcional al cuadrado de la amplitud de los campos elec-
tromagnéticos, mientras que en el modelo corpuscular de la luz, la intensidad
es proporcional a la densidad de fotones). La segunda característica impor-
tante, es la existencia de una frecuencia umbral ν 0 , por debajo de la cual no
hay corriente de fotoelectrones, la cual se obtiene cuando Ke = 0 = hν 0 − ϕ
y que depende del material, pues la función trabajo ϕ es una propiedad del
material, más no de la radiación electromagnética incidente.
llega finalmente a
Eγ0
Eγ = Eγ0 (1 − ) (6.29)
2M0 c2
Para ganar una idea de las magnitudes de las variables físicas involu-
cradas, tomemos de nuevo el caso del átomo de hidrógeno y supongamos
que Eγ0 ' 10eV y M0 c2 ' 1GeV , entonces la energía del fotón emitido será
una fracción del orden de 10−12 veces menor, que la frecuencia de un fotón
emitido sin retroceso. Como se discutió anteriormente, el efecto del retroceso
causa una disminución en la frecuencia del fotón emitido con respecto a la
frecuencia de la transición y la fración en la cual cambia esta frecuencia, es
inversamente proporcional a la masa del átomo (ver ecuación (6.29)). Si el
átomo emisor está ligado a una estructura, por ejemplo a una red de átomos
como en un sólido, entonces la masa efectiva que absorbe el momentun de
retroceso será ahora del orden de 1023 veces la masa del átomo emisor y la
energía del fotón emitido, prácticamente coincide con la energía propia de
la correspondiente transición entre niveles de energía del átomo. Este efec-
to de emisión sin retroceso fue descubierto por Möβbauer, quien recibió el
premio nobel en 1961 y este efecto es actualmente una fuente de muchas
aplicaciones en física atómica, estado sólido y física nuclear.
U = (U 0 , U ) = (U 0 , Ux , 0, 0) (6.30)
es la c-velocidad del cohete, el cual se mueve a lo largo del eje x y
prad = (Erad /c, prad ) (6.31)
el c-momentun de la radiación. Por conservación de la energía, el cambio en
la energía del cohete es igual al cambio en la energía radiada, entonces
d(M U 0 ) = −dErad /c (6.32)
Como la energía radiada es en forma de fotones, se debe tener que:
dErad = cdprad (6.33)
y por conservación del momentun tenemos:
dprad = d(M Ux ) (6.34)
Entonces, de estas relaciones obtenemos la ecuación:
dM U 0 = −d(M Ux ) (6.35)
la cual se puede escribir en la forma:
dM d(U 0 + Ux )
=− (6.36)
M U 0 + Ux
Integrando esta ecuación y teniendo en cuenta las expresiones para U 0 y
Ux (ecuación (4.38)) se llega, finalmente a la expresión para la masa propia
del cohete, en función del tiempo propio τ :
Esto significa que la gran mayoria de la masa de la nave (109 ) debe ser
gastada como combustible.
6.5. CREACIÓN Y ANIQUILACIÓN DE PARTÍCULAS 115
por lo tanto, para que Eπ séa mínimo se requiere que la energía del barión
Λ0 sea mínima y para esto basta tomar EΛ = mΛ0 c2 , entonces
Electrodinámica relativista
117
Capítulo 7
Tensores
7.1. Introducción
Uno de los elementos fundamentales de toda teoría física lo constituye el
modelo matemático adecuado para describir las variables físicas y las leyes
que rigen su comportamiento. En el capítulo 3 se definieron los conceptos
de cuadri-vector y de invariante relativista, el primero como una cantidad
con cuatro componentes que bajo una transformación de Lorentz, sus com-
ponentes se transforman de acuerdo a una ley definida (ecuación (3.29)) y
el segundo como una cantidad invariante bajo una TL, es decir una canti-
dad que toma el mismo valor numérico en todos los sistemas de referencia
inerciales, el cual llamaremos en lo sucesivo escalar de Lorentz. Para muchos
de los fenómenos físicos conocidos estos objetos matemáticos, escalares y c-
vectores, son suficientes para definir las variables que permiten describir los
procesos físicos. Sin embargo, existe toda una serie de variables dinámicas,
tales como por ejemplo el momento de inercia de un sólido rígido, las cuales
requieren para su descripción otros objetos matemáticos llamados tensores.
El objetivo fundamental del presente capítulo es introducir el concepto de
tensor y dar las herramientas fundamentales del álgebra y del cálculo ten-
sorial.
Existen varios caminos posibles para definir el concepto de tensor, por
ejemplo, la aproximación algebráica, la cual es una extensión del álgebra
lineal y de los espacios vectoriales. Otro camino más cercano a sus aplica-
ciones físicas, es a través de la definición de un tensor por sus propiedades
de transformación bajo un cambio de coordenadas. Este será el camino que
seguiremos en este capítulo.
Es importante anotar en este punto, que las variedades diferenciales con-
119
120 CAPÍTULO 7. TENSORES
tal que el producto punto Minkowskiano queda invariante bajo esta trans-
formación de coordenadas.
Definición8.2 Un escalar de Lorentz es una cantidad (en general una
función de las coordenadas) que es invariante bajo transformaciones de
Lorentz.
Ejemplos de escalares de Lorentz son: la masa propia de una partícula, el
intervalo de tiempo propio entre dos eventos, la norma de todo cuadri-vector,
el producto interno de cuadri-vectores, etc.
Definición 8.3 Un cuadri-vector (c-v) V es una cantidad cuyas com-
ponentes, que denotaremos por V µ , µ = 0, 1, 2, 3, medidas por el observador
inercial Σ, se transforman bajo una transformación de Lorentz de las co-
ordenadas (ecuación (7.1)), de la misma manera que las coordenadas, es
7.2. DEFINICIONES FUNDAMENTALES 121
decir:
V 0µ = Λµν V ν (7.2)
0µ
donde V denota las componentes del cuadri-vector V medidas en el sis-
tema de referencia Σ0 . A las cantidades V µ se le llaman las componentes
contravariantes del cuadri-vector V. Esta denominación de las componentes
contravariantes será justificada más adelante.
Ejemplos de c-v contravariantes son: el c-v posición x, cuyas componentes
son las coordenadas de un evento físico, las diferenciales de coordenadas dxµ ,
la c-velocidad U µ , la c-aceleración Aµ , el c-momentum pµ , la c-fuerza f µ ,
etc.
Las componentes de un c-v V µ y V 0µ relacionadas por una transforma-
ción de Lorentz, representan el mismo objeto matemático ”medido” en dos
sistemas de referencia inerciales Σ y Σ0 respectivamente. Asi V es el c-v y
V µ son las componentes de V en el sistema Σ y V 0µ sus componentes en el
sistema Σ0 .
Definición 8.4 Un tensor T de segundo orden dos veces contravariante,
es un conjunto de 16 componentes T µν ; µ, ν = 0, 1, 2, 3 medidas en un sistema
de referencia Σ, tales que bajo una transformación de Lorentz (ecuación
(7.1)) sus componentes se transforman como:
ds2 = η µν dx0µ dx0ν = η µν Λµα Λνβ dxα dxβ = η αβ dxα dxβ (7.8)
η αβ η βσ = δ ασ (7.11)
7.2. DEFINICIONES FUNDAMENTALES 123
V µ = η µν Vν (7.19)
Tα β = η βµ T αµ ; Tα β
= η µα T µβ (7.21)
η βµ Λν µ
= η βµ η νγ η µδ Λγδ = η νγ δ δβ Λγδ = η νγ Λγβ (7.23)
7.2. DEFINICIONES FUNDAMENTALES 125
Qνδ11δν22...δ
...ν r
s
:= (T + S)νδ11δν22...δ
...ν r
s
:= Tδν11δν22...δ
...ν r
s
+ Sδν11δν22...δ
...ν r
s
(7.26)
Pδν11δν22...δ
...ν r
s
:= (λT )νδ11δν22...δ
...ν r
s
:= λTδν11δν22...δ
...ν r
s
(7.27)
Qαβ = T αβ + S αβ (7.29)
Q0αβ = T 0α 0α
β +Sβ
µ µ ν
= Λαν Λβ T νµ + Λαν Λβ Sµ
µ
= Λαν Λβ (T νµ + S νµ )
µ
= Λαν Λβ Qαβ (7.30)
lo cual implica que las cantidades Qαβ se transforman como las componentes
de un tensor del tipo Π11 , como se quería probar. Un procedimiento similar
se puede hacer para el producto de un escalar por un tensor.
¡r¢nEste resultado muestra que el conjunto de todos los tensores del tipo
s forman un espacio vectorial.
Definición 8.8 Producto tensorial: Dados dos tensores T ∈ Πrs y S ∈
Πpq , definimos el producto tensorial como:
ν ν ...ν ν ...ν ν 1 ν 2 ...ν r ν ν ...ν
Wδ11δ22...δsrδs+1
r+1 r+p r+1 r+2 r+p
...δ s+q := Tδ 1 δ 2 ...δ s Sδ s+1 δ s+2 ...δ s+q (7.31)
¡r+p¢
el cual es un tensor de Πr+p r+p
s+q s+q , es decir W ∈ Πs+q .
Esta operación no tiene su correspondiente en el cálculo vectorial ordi-
nario y representa lo que en álgebra matricial se llama un producto direc-
to. Como en el caso anterior, hay que probar que esta operación está bien
definida y para este fin consideremos el caso particular del producto de dos
c-vectores, uno covariante y el otro contravariante. Sea T ∈ Π10 y llamem-
os sus componentes T µ , y S ∈ Π01 con componentes Sµ . Entonces, de la
definición 8.8 el producto está dado por
W µν = T µ Sν (7.32)
W 0µ ν = T 0µ Sν0 (7.34)
0λβ σβ
Tγ0 β = Tγλ = Λλσ Λβη Λγµ Λλϑ Tµϑ
σβ
= δ ϑσ Λβη Λγµ Tµϑ = Λβη Λγµ Tµσ
ση
entonces
en donde hemos denotado por η 0µν a las componentes del tensor métrico
medidas en el sistema de referencia Σ0 , las cuales están relacionadas con sus
componentes en el sistema Σ por:
V · V = η µν V µ V ν = η µν Vµ Vµ = δ µν V ν Vµ = V µ Vµ (7.44)
T αβ = T βα (7.47)
y antisimétrico si
T αβ = −T βα (7.48)
Esta definición es válida también, para las componentes covariantes de un
tensor de segundo rango y puede ser generalizada a cualquier par de índices
de un tensor de rango n ≥ 2. Por ejemplo, para un tensor R de cuarto rango
del tipo Π04 , simétrico en su primera y tercera componente y antisimétrico
en la segunda y cuarta componente, se tiene que
(1, 2, 3); (1, 3, 2); (2, 1, 3); (2, 3, 1); (3, 1, 2); (3, 2, 1) (7.58)
Por ejemplo, el arreglo (3, 2, 1) se puede obtener a partir del primer arreglo
(1, 2, 3) permutando los números 1 y 3:
Pni ↔ni+1 (n1 , n2 , ..., ni , ni+1 , ..., nr ) = (n1 , n2 , ..., ni+1 , ni , ..., nr ) (7.63)
7.2. DEFINICIONES FUNDAMENTALES 133
P3↔1 P2↔1 P2↔3 P1↔3 P1↔2 (1, 2, 3) = P3↔1 P2↔1 P2↔3 P1↔3 (2, 1, 3)
= P3↔1 P2↔1 P2↔3 (2, 3, 1)
= P3↔1 P2↔1 (3, 2, 1)
= P3↔1 (3, 2, 1)
= (1, 3, 2) (7.66)
Este ejemplo muestra que no hay una única forma de obtener una per-
mutación dada por transposiciones sucesivas. Sin embargo, el número definido
por: ½
Nσ +1 si Nσ es par
(−1) = (7.67)
−1 si Nσ es impar
sí es independiente de las transposiciones realizadas para obtener la per-
mutación dada. Este número es llamado el signo de la permutación, siendo
Nσ igual al número de las transposiciones realizadas. Esto significa que si
una permutación dada se factoriza en un número par (impar) de transposi-
ciones, entonces, cualquier otra factorización de la misma permutación, con-
tendrá también un número par (impar) de transposiciones. Una permutación
se llama par(impar) si el signo es +1(−1). Así en nuestro ejemplo anteri-
or, la permutación Pσ (1, 2, 3) = (1, 3, 2) se puede escribir en términos de
transposiciones, como Pσ = P2↔3 , en cuyo caso Nσ = 1 y el signo de la
permutación es (−1)Nσ = −1, o también se puede factorizar en la forma
Pσ = P3↔1 P2↔1 P2↔3 P1↔3 P1↔2 , con Nσ = 5 y por lo tanto el mismo signo
de la permutación (−1)5 = −1.
134 CAPÍTULO 7. TENSORES
1X
T [α1 ···αr ] := (−1)Nσ T Pσ (α1 ···αr ) (7.69)
r!
Pσ
n2 − n n(n + 1)
+n= (7.73)
2 2
n2 − n n(n − 1)
= (7.74)
2 2
pues en este caso las componentes con índices repetidos son cero. En el caso
de vectores tridimensionales cartesianos n = 3, y por lo tanto el número de
componentes independientes de un tensor antisimétrico de segundo rango
es tres. Así, podemos identificar a las tres componentes independientes que
surgen de la operación definida en la ecuación (7.72), a su vez con las com-
ponentes de un nuevo vector, el cual se conoce como el producto cruz del
cálculo vectorial usual. Notemos que esta identificación no es posible para
otras dimensiones del espacio, pues por ejemplo, en cuatro dimensiones el
número de componentes independientes de un tensor antisimétrico de se-
gundo rango es de seis y por lo tanto estas componentes no pueden ser
identificadas con las componentes de nigún c-vector.
Para finalizar esta sección consideraremos un ejemplo especial de un
tensor de cuarto rango completamente antisimétrico, el cual jugará un papel
importante en el capítulo octavo sobre las ecuaciones de Maxwell. Definamos
el tensor εαβγδ , llamado tensor de Levi-Civita, por la ecuación:
+1 si αβγδ es permutación par de 0123
εαβγδ := −1 si αβγδ es permutación impar de 0123 (7.75)
0 en los demás casos
xβ = xβ (x0ν ) (7.79)
x0µ = Λµ α xα (7.80)
xβ = Λν β x0ν (7.81)
7.3. TRANSFORMACIÓN GENERAL DE COORDENADAS 137
∂x0µ ν
dx0µ = dx (7.82)
∂xν
∂xµ 0ν
dxµ = dx (7.83)
∂x0ν
Estas ecuaciones definen la ley de transformación (y su inversa) para las
componentes de cualquier vector en los dos sistemas de referencia:
∂x0µ ν
V 0µ = V (7.84)
∂xν
∂xµ 0ν
Vµ = V (7.85)
∂x0ν
En el caso particular de transformaciones lineales (ecuaciones (7.80) y
(7.81)), la ley de transformación para las componentes de un vector toma la
forma:
V 0µ = Λµ ν V ν (7.86)
V µ = Λνµ V 0ν (7.87)
la cual se obtiene del caso general si hacemos la siguiente identificación:
∂x0µ
Λµ ν = (7.88)
∂xν
∂xµ
Λνµ = (7.89)
∂x0ν
Finalmente, puesto que las transformaciones de coordenadas deben ser
invertibles se debe cumplir que
∂x0µ ∂xα
= δ µν (7.90)
∂xα ∂x0ν
Esta relación se obtiene directamente, si aplicamos la regla de la cadena para
las derivadas a la transformación idéntica x0µ (xα (x0ν )) ≡ x0µ , la cual para
138 CAPÍTULO 7. TENSORES
f : R3 7−→ R (7.93)
Si consideramos ahora una función vectorial F (x, y, z), es decir una fun-
ción de valor vectorial y variable vectorial:
F : R3 7−→ R3 (7.95)
∂2 ∂2 ∂2
∇2 = ∇ · ∇ = + + (7.98)
∂x2 ∂y 2 ∂z 2
conocida como el operador Laplaciano.
140 CAPÍTULO 7. TENSORES
ecuación de continuidad:
∂ Ψ0 ˜ =0
∂ν Ψν = 0 ⇐⇒ + ∇Ψ (7.104)
∂x0
¤Ψ = 0 (7.107)
∂Ax ∂Ay
∂[1 A2] = −
∂y ∂x
∂Az ∂Ax
∂[3 A1] = − (7.109)
∂x ∂z
∂Ay ∂Az
∂[2 A3] = −
∂z ∂y
Electrodinámica
8.1. Introducción
En el segundo capítulo sobre los fundamentos de la teoría especial de
la relatividad, vimos como las ecuaciones de Maxwell no permanecían in-
variantes bajo transformaciones de Galileo, indicando que si se aceptan las
leyes de la electrodinámica, entonces ellas son válidas únicamente en un
sistema de referencia privilegiado y por lo tanto, a través de experimentos
electromagnéticos se podría determinar el movimiento absoluto. Los resul-
tados negativos de estos experimentos planteaban una inconsistencia entre
los principios de la mecánica Newtoniana y las leyes del electromagnetismo,
las cuales condujeron a muchos teóricos de la época, a desarrollar elabo-
radas teorias que permitieran coexistir, sin aparente contradicción, a estos
dos grandes pilares de la física del siglo XIX.
La relatividad especial, basada sobre los potulados de la constancia de
la velocidad de la luz en el vacío y el principio de relatividad, es una teoría
independiente de los fenómenos eléctricos y mecánicos y por esta razón con-
stituye uno de los pilares fundamentales de la física. En efecto podemos
partir por ejemplo, de la validez de la ley de Coulomb para la fuerza entre
dos partículas cargadas en reposo respecto a algún observador inercial (o
equivalentemente, del campo eléctrico producido por una carga en reposo)
y del carácter invariante de la carga eléctrica y encontrar, utilizando los
principios de la dinámica relativista, la necesidad de introducir un campo
dependiente de la velocidad de la partícula que lo produce, conocido como el
campo magnético. Continuando con este procedimiento, más algunas hipóte-
sis de origen experimental, tales como la conservación de la carga, se pueden
encontrar las leyes de la electrodinámica que rigen el comportamiento de los
143
144 CAPÍTULO 8. ELECTRODINÁMICA
∇ · E = 4πρ (8.1)
∇·B =0 (8.2)
1 ∂ E 4π
∇×B = + J (8.3)
c ∂t c
1 ∂B
∇×E =− (8.4)
c ∂t
las cuales nos determinan los campos eléctrico E y magnético B en térmi-
nos de sus fuentes (cargas y corrientes), con ρ la densidad volumétrica de
carga y J la densidad de corriente eléctrica. La primera de estas ecuaciones
es conocida como la ley de Gauss y establece que las cargas eléctricas son
fuente del campo eléctrico, mientras que la tercera ecuación, la correspondi-
ente ley de Gauss para el campo magnético, nos dice que no existen fuentes
para el campo magnético, es decir, que en la naturaleza no existen cargas
8.2. ECUACIONES DE MAXWELL 145
dado por:
∇ · E = 4πρ (8.7)
∇×E =0 (8.8)
describe las leyes de la electrostática. La primera ecuación, la ley de Gauss,
describe que la única fuente del campo eléctrico son las cargas (estacionar-
ias), mientras que la segunda ecuación nos dice que el campo producido por
estas cargas es conservativo. Estas dos ecuaciones son equivalentes a la ley
de Coulomb. El segundo conjunto de ecuaciones
4π
∇×B = J (8.9)
c
∇·B =0 (8.10)
constituido por la ley de Ampere (con densidad de corriente estacionaria J,
i.e. ∇ · J = 0) y la ley de Gauss para el campo magnético, describen las leyes
de la magnetostática y muestran que la única fuente del campo magnético
también son las cargas eléctricas, pero ahora en movimiento (corrientes). Si
bien sabemos que el origen de los campos electrostáticos y magnetostáticos
son las cargas, los conjuntos de ecuaciones (8.7), (8.8) y (8.9), (8.10) para los
campos E y B no establecen ninguna relación entre estos campos, es decir, si
bien E y B tienen en últimas las mismas fuentes por origen, son conceptual
y fenomenológicamente diferentes. Veremos en la siguiente sección, como
la relatividad especial nos permite establecer una relación entre el campo
magnético y el eléctrico, aún en el caso particular de campos independientes
del tiempo.
f 1 = γ(−v)(f 01 + βf 00 ) (8.18)
f 2 = f 02 (8.19)
f 3 = f 03 (8.20)
siendo −v la velocidad de Σ respecto a Σ0 , β = v/c y γ(−v) = γ(v). Teniendo
en cuenta la ecuación (8.16) y recordando la forma como el factor γ(u0 ) se
transforma (ver ecuación (4.13)), las ecuaciones de transformación para las
componentes de la fuerza física f están dadas por:
v 0
fx0 + c2
f · u0
fx = 0 (8.21)
1 + vuc2
x
f0
fy = ³ y ´ (8.22)
vu0x
γ(v) 1 + c2
f0
fz = ³ z ´ (8.23)
vu0x
γ(v) 1 + c2
0 q1 q2
fy12 = γ(v) fy12 = γ(v) (8.27)
y02
0
fz12 = fz12 =0 (8.28)
para la carga q2 , y
0 q1 q3
fx13 = fx13 = (8.29)
x02
0
fy13 = fy13 =0 (8.30)
0
fz13 = fz13 =0 (8.31)
8.3. CAMPO MAGNÉTICO COMO UN EFECTO RELATIVISTA 151
γ(v)r
f = q1 q2 (8.34)
(γ 2 (v)x2
+ y 2 + z 2 )3/2
u
u0y = ¡ y vux
¢ (8.40)
γ(v) 1 − c2
u
u0z = ¡ z vux
¢ (8.41)
γ(v) 1 − c2
8.3. CAMPO MAGNÉTICO COMO UN EFECTO RELATIVISTA 153
γ(v)q1 q2 y ³ vux ´
fy12 = 1 − (8.43)
(γ 2 (v)x2 + y2 + z 2 )3/2 c2
γ(v)q1 q2 z ³ vux ´
fz12 = 2 1 − (8.44)
(γ (v)x2 + y 2 + z 2 )3/2 c2
Sabemos que la fuerza de Coulomb sobre una carga de prueba es indepen-
diente del estado de movimiento de dicha carga de prueba. Sin embargo,
comparando la ecuación (8.32) con las ecuaciones (8.42), (8.43) y (8.44)
para la fuerza sobre la carga de prueba q2 , la primera cuando q2 está en
reposo y la segunda cuando está en movimiento, vemos que en el segundo
caso aparecen unos términos extras a la fuerza eléctrica (de Coulomb). Para
ver esto de una manera más directa, notemos que la fuerza sobre la carga
de prueba q2 (ecuaciones (8.42), (8.43) y (8.44)) la podemos escribir en la
forma:
(elec) (mag) u
f12 = f12 + f12 ; = q2 E + q2 × B (8.45)
c
en donde E es el campo eléctrico producido por la carga q1 dado por
(ecuación (8.35)):
q1 γ(v)r
E= 2 (8.46)
(γ (v)x2 + y 2 + z 2 )3/2
siendo u la velocidad de la carga de prueba q2 y definimos el campo mag-
nético B producido por la carga q1 , como:
1 γ(v)q1 r
B : = v× 2
c (γ (v)x2 + y 2 + z 2 )3/2
1
= v×E (8.47)
c
siendo v la velocidad de la carga q1 . Teniendo en cuenta que la velocidad de
la carga q1 , en el caso considerado está dada por v = (v, 0, 0), es fácil ver por
un cálculo directo, que la expresión general dada por la ecuación (8.45) se
reduce a la expresión para fuerza, encontrada en las ecuaciones (8.42), (8.43)
y (8.44). En la ecuación (8.45) se dividió explícitamente la fuerza que actua
sobre la carga de prueba en dos términos: El primero corresponde a la fuerza
Coulombiana que actua sobre la carga q2 , la cual es independiente del estado
154 CAPÍTULO 8. ELECTRODINÁMICA
∂µ J µ = 0 (8.48)
J ν := (J 0 , J 1 , J 2 , J 3 ) = (cρ, J) (8.49)
J 00 = γ(v)(J 0 − βJ 1 ) (8.51)
J 01 = γ(v)(J 1 − βJ 0 (8.52)
02 2
J =J (8.53)
J 03 = J 3 (8.54)
en donde hemos utilizado las ecuaciones (2.46) p para los elementos de la trans-
µ
formación de Lorentz Λ ν , siendo γ(v) = 1/ 1 − β 2 y β = v/c. Remplazan-
do las componentes J 0ν y J ν en términos de las densidades de carga (J 0 = cρ
y J 00 = cρ0 ) y de corriente ( j i = J ≡ (Jx , Jy , Jz ) y j 0i = J 0 ≡ (Jx0 , Jy0 , Jz 0 ))
obtenemos las relaciones:
v
ρ0 = γ(v)(ρ − 2 Jx ) (8.55)
c
Jx0 = γ(v)(Jx − vρ) (8.56)
Jy0 = Jy (8.57)
Jz0 = Jz (8.58)
En las ecuaciones de Maxwell escritas en la forma tradicional (ecuaciones
(8.1) a la (8.4)) los campos eléctricos E y magnéticos B son vectores carte-
sianos usuales y por lo tanto no corresponden a ninguna cantidad relativista,
es decir a un escalar de Lorentz, o a un c-vector, o a un tensor. Por otra parte,
para describir los campos electromagnéticos producidos por alguna distribu-
ción de cargas y corrientes, es necesario conocer seis cantidades independi-
entes, esto es, las tres componentes del campo eléctrico y las tres del campo
magnético. Esta situación nos conduce a postular, que el objeto matemático
(relativista) adecuado para describir al campo electromagnético, es un tensor
de segundo orden antisimétrico, pues por lo discutido en el capítulo anteri-
or (sección 8.2.3), este tensor posee solo seis componentes independientes.
Estos argumentos nos motivan a definir el tensor campo electromagnético
F medido por un observador inercial Σ, como un tensor de segundo rango
antisimétrico cuyas componente contravariantes están definidas por:
F 12 = −F 21 = Bz F 23 = −F 32 = Bx F 31 = −F 13 = By
F 01 = −F 10 = Ex F 02 = −F 20 = Ey F 03 = −F 30 = Ez (8.59)
F αα = 0 ∀α = 0, 1, 2, 3
156 CAPÍTULO 8. ELECTRODINÁMICA
E = (Ex , Ey , Ez ) (8.66)
8.4. ECUACIONES DE MAXWELL COVARIANTES 157
B = (Bx , By , Bz ) (8.67)
Un cálculo similar se puede hacer para las demás componentes, pero por
brevedad, aquí solo presentaremos los téminos no nulos que surgen en la
transformación:
0 02
Ey0 = F = Λ0α Λ2β F αβ = Λ00 Λ22 F 02 + Λ01 Λ22 F 12
= γ(Ey − βBz ) (8.71)
0 03
Ez0 = F = Λ0α Λ3β F αβ = Λ00 Λ33 F 03 + Λ01 Λ33 F 13
= γ(Ez + βBy ) (8.72)
0 23
Bx0 = F = Λ2α Λ3β F αβ = Λ22 Λ33 F 23
= Bx (8.73)
0 31
By0 = F = Λ3α Λ1β F αβ = Λ33 Λ10 F 30 + Λ33 Λ11 F 31
= γ(By + βEz ) (8.74)
158 CAPÍTULO 8. ELECTRODINÁMICA
0 12
Bz0 = F = Λ1α Λ2β F αβ = Λ10 Λ22 F 02 + Λ11 Λ22 F 12
= γ(Bz − βEy ) (8.75)
Fγδ = η αγ η βδ F αβ (8.77)
las cuales nos representa las componentes covariantes del tensor campo elec-
tromagnético. Para recordar más fácilmente la relación entre las compo-
nentes contravariantes del tensor F, definidas en la ecuación (8.59) y su
relación con las componentes covariantes, definidas en la ecuación (8.77), es
útil escribir estas componentes en forma matricial:
00
F F 01 F 02 F 03
10
αβ F F 11 F 12 F 13
(F ) =
F 20 F 21 F 22 F 23
30
F F 31 F 32 F 33
0 E x Ey E z
−Ex 0 Bz −By
= (8.78)
−Ey −Bz 0 Bx
−Ez By −Bx 0
dpα q dxγ q α dx
γ
fα = = ηβγ F βα = Fγ (8.84)
dτ c dτ c dτ
160 CAPÍTULO 8. ELECTRODINÁMICA
f = q E + qu × B (8.94)
Notemos que el factor de Lorentz γ(u) se cancela. La componente tem-
poral de la c-fuerza, corresponde al hecho de que solo el campo eléctrico
realiza trabajo sobre las partículas, una situación que está contemplada en
la expresión para la fuerza de Lorentz, puesto que la fuerza debida al campo
magnético es de la forma qu × B y por lo tanto:
q
f · u = (q E + u × B) · u = E · u (8.95)
c
Resumiendo, las leyes de la electrodinámica (que incluyen las ecuaciones
de Maxwell, la ecuación de continuidad y la fuerza de Lorentz) escritas en
forma relativista covariante son:
∂α F αβ = −4πJ β (8.96)
q1 x0 q1 y0 q1 z 0
0 03 03 03
q1 x0 r r r
0αβ − r 03 0 0 0
(F ) = 0 (8.101)
− qr103y 0 0 0
q1 z0
− r03 0 0 0
Aplicando las ecuaciones de transformación para las componentes del
tensor F 0µν (ecuación (8.62)), pero teniendo en cuenta que ahora estamos
transformando del sistema Σ0 al Σ:
F µν = Λµα Λνβ F 0αβ (8.102)
en donde los elementos de la transformación de Lorentz Λµα están dados por
las ecuaciones (8.63), (8.64) y (8.65), cambiando β = v/c por −β, y teniendo
en cuenta que γ(−v) = γ(v).
Consideremos primero los término F 0i , i = 1, 2, 3 que corresponden a las
componentes del campo eléctrico medido en Σ. Entonces, como Λ02 = Λ03 = 0
y Λiβ = 0 para β 6= 0 y β 6= i y teniendo en cuenta que F 0ij = 0, i, j = 1, 2, 3
(no hay campo magnético en Σ0 ), tenemos que los términos no nulos de la
ecuación (8.102) son:
F 0i = Λ0α Λiβ F 0αβ
= Λ00 Λiβ F 00β + Λ01 Λiβ F 01β
= Λ00 Λii F 00i + Λ01 Λi0 F 010 (8.103)
Notemos que en el primer término de la última igualdad no hay suma
sobre el índice i, pues está repetido tres veces. Esto surgió del hecho que
Λij = 0 si i 6= j; i, j = 1, 2, 3. Remplazando explícitamente los diferentes
términos, tenemos que las componentes del campo eléctrico medidas por el
observador Σ están dadas por:
Ex = γ 2 (v)Ex0 − β 2 γ 2 (v)Ex0 = Ex0 (8.104)
8.5. TRANSFORMACIONES GAUGE 163
Ey = γ(v)Ey0 (8.105)
Ez = γ(v)Ez0 (8.106)
Notemos que en el instante t = 0 medido en Σ, la carga está en el origen
y la relación entre las coordenadas del punto donde estamos observando el
campo eléctrico es (x0 , y0 , z 0 ) = (γ(v)x, y, z) en ese instante. Entonces, si ex-
presamos el campo eléctrico medido por Σ en términos de las coordenadas
de Σ, obtenemos el resultado ya encontrado en la sección anterior, ecuación
(8.35). Calculemos ahora las componentes del campo magnético en el sis-
tema de referencia Σ. Procediendo de forma similar, escribamos primero las
componentes no nulas de la ecuación (8.102) que corresponden al campo
magnético, notando que i 6= j; i, j = 1, 2, 3 y no hay suma sobre tres índices
repetidos:
F ij = Λiα Λjβ F 0αβ
= Λi0 Λjj F 00j + Λii Λj0 F 0i0 (8.107)
Remplazando, tenemos que las componentes del campo magnético son:
Bx = F 23 = 0 (8.108)
By = F 31 = −βγ(v)Ez0 (8.109)
12
Bz = F = βγ(v)Ey0 (8.110)
Este resultado lo podemos escribir en forma condensada como:
1
B = v×E (8.111)
c
en completo acuerdo con el resultado obtenido en la sección anterior, ecuación
(8.47), teniendo en cuenta las ecuaciones (8.104), (8.105) y (8.106) y que la
velocidad está dada por:
v = (v, 0, 0) (8.112)
Teorema 9.2: Sea F una función vectorial tal que su divergencia es cero,
i.e., ∇ · F = 0 , entonces la función F se puede escribir como el rotacional
de una función vectorial Υ(r), esto es:
F = ∇ × Υ(r) (8.114)
Apliquemos estos dos resultados del cálculo vectorial a los campos eléctrico
y magnético. La tercera ecuación de Maxwell (8.3) establece que
∇·B =0 (8.115)
∂A
∇ × (E + )=0 (8.117)
∂t
esto significa, de acuerdo con el Teorema 9.2, que la función vectorial
E + ∂ A/∂t la podemos escribir como el gradiente de una función escalar Φ,
es decir
∂A
E+ = −∇Φ (8.118)
∂t
en donde Φ es el potencial escalar. El signo menos en la ecuación anterior
permite interpretar directamente al potencial Φ, para el caso de campos
independientes del tiempo, como el trabajo por unidad de carga realizado
por el campo eléctrico, llamado potencial electrostático, el cual es un campo
conservativo.
Estos dos teoremas del cálculo vectorial, corresponden a casos particu-
lares de un teorema más general de tensores:
Teorema 9.3: Sean Tαβ las componentes covariantes de un tensor de
segundo rango antisimétrico, tal que
Aµ := (Φ, A) (8.123)
∂α F αβ = −4πJ β (8.124)
Aµ õ = Aµ + ∂µ Λ (8.126)
nos conduce a:
∂ Ãδ ∂ Ãγ
F̃γδ = γ
−
∂x ∂xδ
∂ ∂
= γ
(Aδ + ∂δ Λ) − δ (Aγ + ∂γ Λ)
∂x ∂x
∂ ∂ ∂2Λ ∂2Λ
= A δ − Aγ + −
∂xγ ∂xδ ∂xγ ∂xδ ∂xδ ∂xγ
∂ ∂
= Aδ − δ Aγ = Fγδ (8.127)
∂xγ ∂x
lo cual significa que la función Fγδ permanece invariante bajo la transfor-
mación (8.126) y así también los campos electromagnéticos E y B. A la
transformación (8.126) se le llama una transformación “gauge”. Este tipo
de transformaciones juega un papel fundamental en la teoría cuántica de
campos y en las llamadas teorias de unificación de las interacciones funda-
mentales de la naturaleza.
Para finalizar este capítulo, veamos como esta característica de la teoría
electromagnética (cuando se formulan las ecuaciones de Maxwell en términos
del c-potencial), de permanecer los campos físicos E y B invariantes bajo
una transformación gauge, nos permite simplicar las ecuaciones que rigen el
comportamiento del c-potencial Aµ .
Dado que el c-potencial Aµ no está definido de manera única, entonces,
podemos imponer sobre él una condición o ecuación de ligadura, llamada
la elección de un gauge particular, la cual por lo establecido anteriormente,
no cambia la física, es decir no cambian los campos E y B. Así, podemos
escoger la función arbitraria Λ en la ecuación (8.126), de tal manera que el
potencial c-vectorial Aµ cumpla con la ecuación:
∂ µ Aµ = 0 (8.128)
Bibliografía
169
170 CAPÍTULO 9. BIBLIOGRAFÍA